El arquero Iqer y la curiosidad de la I+D

La I+D es un proceso que se retroalimenta: cuanto más se invierte en él, más resultados se obtienen. De hecho, se trata de una premisa estratégica que ha de aceptarse también a nivel corporativo, asimilando sus cuatro componentes básicos: meticulosidad, perspectiva, curiosidad y paciencia.

POR JOSÉ MIGUEL PARRA, EGIPTÓLOGO
MIEMBRO DEL EQUIPO DEL PROYECTO DJEHUTY
CONFERENCIANTE DE THINKING HEADS JOSEMIGUEL.PARRAORTIZ@THINKINGHEADS.COM

El ejemplo perfecto, mil veces repetido, es el de Alexander Fleming, descubridor de la penicilina. Mientras estudiaba unos cultivos bacterianos comprobó que el crecimiento de algunas de sus cepas quedaba interrumpido sin que a primera vista hubiera motivos aparentes. Un investigador más apresurado o menos cuidadoso se habría limitado a sospechar alguna contaminación y a tirar a la basura las placas inservibles. Él sin embargo, decidió averiguar qué inhibía el crecimiento de las bacterias, comprobando que sólo sucedía cuando los cultivos se habían contaminado con el hongo Penicillium. El resto es historia...

Este tipo de comportamiento investigador no se aplica sólo a las ciencias, sino también a las humanidades y las empresas. Como en el caso de Fleming, los resultados pueden ser espectaculares, aunque no necesariamente salven millones de vidas. Este año he tenido la suerte de participar en un descubrimiento que satisfacía todas las premisas de una investigación bien hecha: el hallazgo de un arquero egipcio de 4.000 años de antigüedad. Éste tuvo lugar en la orilla occidental de Luxor, donde el equipo de egiptólogos españoles dirigidos por José Manuel Galán (CSIC), excava, restaura y publica las tumbas de Djehuty y Hery.

Decididos a conocer por completo la tumba de Djehuty, nos centramos en la excavación total del patio que la precede, un elemento arquitectónico que prácticamente nunca antes había sido estudiado in extenso; es decir, nos "salimos de la caja" para poder ver las cosas en perspectiva. A nivel empresarial sería el equivalente a realizar un estudio desde una vertiente nueva, no probada; porque cuando un problema se observa desde otro punto de vista se aprecian aspectos que conducen a su solución. En nuestro caso, comprobamos que una mitad del patio estaba excavada en la roca y la otra era un relleno que eliminaba la pendiente de la ladera donde está excavada la tumba. En el relleno encontramos una mesa de ofrendas de cerámica. Era un objeto que cabría esperar, si bien, estaba situado en una posición extraña. Si a Fleming fueron las bacterias muertas, a nosotros fue este sencillo objeto el que nos picó la curiosidad; gracias a la cual apenas un metro detrás encontramos un hueco por el que entrevimos lo que parecía otro ataúd.

Se trata de un enterramiento intacto, incluido el cuerpo momificado de su dueño, Iqer, como nos contaron las inscripciones que se llamaba. Toda una mina de información que nos exigió gran meticulosidad al excavarla. Las cinco flechas, los tres bastones de mando y los dos arcos del ajuar funerario confirmaron nuestra primera impresión: Iqer había sido un personaje relevante de la XI dinastía. No obstante, nos queda la duda de si estábamos ante un guerrero o sencillamente ante alguien que siguió la moda de enterrarse con armas, nacida de las no lejanas batallas que condujeron a la reunificación del país.

Se trata de un trabajo a largo plazo, como lo son todos los I+D, ya se trate de arqueología o del mundo empresarial, pero muy remunerador. Por eso, con paciencia, el año que viene radiografiaremos el cuerpo y comprobaremos si los brazos de Iqer presentan las típicas malformaciones de los arqueros. Según sea la respuesta se plantearán nuevas hipótesis y el ciclo de la investigación comenzará de nuevo.

En definitiva, Iqer se presenta como una aplicación de los cuatro ingredientes de la innovación: meticulosidad, paciencia, perspectiva y sobre todo, curiosidad. Elementos que, aplicados a cualquier tipo de investigación suelen obtener siempre magníficos resultados.

Vía: Las Provincias, 20.04.08

Descubren en Egipto monedas de oro de la época del emperador romano Valente

El Consejo Supremo de Antigüedades indicó que las dos monedas tienen la efigie del gobernante, quien reinó del 368 al 374 d.C. en ese país.

El Cairo. Un equipo de arqueólogos egipcios descubrió dos monedas de oro que datan del reinado del emperador romano Valente (del 368 al 374 d.C.), anunció este domingo el Consejo Supremo de Antigüedades.

"Es la primera vez que descubrimos monedas de oro que se remontan a la época en la que este emperador reinó en Egipto. Otras piezas similares sí habían sido encontradas en la región" (en Siria y en Líbano), aseguró en un comunicado el jefe del equipo de arqueólogos que halló las monedas, Zahi Hawas.

Las dos monedas fueron encontradas cerca del monasterio de Santa Caterina, en la península del Sinaí. Ambas tienen la efigie del emperador por las dos caras: en una de ellas está representada la cara de Valente con una corona de laurel y en la otra, el emperador está vestido de militar, reveló Tarek al Nagar, director de la sección de Arqueología del Consejo Supremo de Antigüedades.

Vía: Afp. 13/04/2008 14:22

Descubren reliquias en tumba de Seti I

Un equipo de arqueólogos egipcios ha descubierto en la tumba del faraón Seti I en el Valle de los Reyes en Luxor, sur de Egipto, el cartucho del rey y una estatuilla funeraria, anunció hoy el ministro de Cultura egipcio, Faruk Hosni.

En un comunicado, Hosni explicó que los dos objetos fueron encontrados en el corredor de la tumba de Seti I (1294-1279 a. C.) en el complejo monumental del Valle de los Reyes, donde están enterrados algunos de los principales faraones egipcios.

La estatuilla es un figura "ushabti" de cuarcita, que se colocaban por centenares en las tumbas de los faraones para ayudarles en los trabajos manuales en su vida después de la muerte.

El cartucho consiste en un medallón de forma ovalada con el jeroglífico del faraón, que permitía identificar al rey enterrado en la tumba.

El secretario general del Consejo de Antigüedades Egipcias, Zahi Hawas explicó que el descubrimiento ha sido efectuado por la primera misión arqueológica egipcia en el Valle de los Reyes, tras dos siglos de monopolio extranjero.

Hawas añadió que también han hallado en la cámara funeraria dos vasijas de arcilla y fragmentos de las pinturas que adornaban las paredes de la tumba.

Durante el proceso de limpieza de la cámara, los arqueólogos egipcios descubrieron, además, que su pasillo mide 136 metros y no 100, tal y como el descubridor de la tumba, el italiano Giovanni Battista Bazoni (1778-1823), señaló en su día.

Vía: EL CAIRO, Egipto(EFE), 10 de abril de 2008

Arqueólogos egipcios descubren vestigios de distintas épocas en el lecho del Nilo

Capiteles cristianos, ánforas grecorromanas y otras piezas que se hundieron en el río constituyen los restos encontrados.

Expertos egipcios han descubierto recientemente un conjunto de piezas arqueológicas que datan de las épocas faraónica, grecorromana y copta en el lecho del río Nilo, en el sur de Egipto, según informaron los responsables del Consejo Supremo de Antigüedades (CSA).




El hallazgo de restos arqueológicos, procedentes de distintas épocas, se llevó a cabo a unos cuarenta metros de profundidad, frente a la ciudad monumental de Asuan, a unos 960 kilómetros al sur de El Cairo, precisó en un comunicado el secretario general del CSA, el egiptólogo Zahi Hawas.

Las antigüedades fueron encontradas tras intensas labores de búsqueda de vestigios arqueológicos en una área del río ubicada entre la isla Elefantina y el hotel Old Cataract, precisó Hawas.

Entre las piezas mas importantes figura la parte delantera de un templo dedicado a la divinidad faraónica de Janum, representada en forma de carnero; y trozos de roca con inscripciones que datan de la dinastía XXVI, que gobernó Egipto entre los años 664-525 a.C.).

Piezas hundidas en el Nilo

Asimismo, los arqueólogos hallaron un conjunto de capiteles que datan de la época cristiana copta, que prosperó en Egipto entre los siglos y I y VII, y que probablemente hayan formado parte de una iglesia que fue inundada por las aguas del Nilo.

En la misma área, los arqueólogos descubrieron dos columnas de granito de 7 y 27 metros de largo, además de ánforas y vasijas de la época grecorromana (30.a C.-328 a.C.).

El máximo responsable del CSA destacó que las piezas halladas son una pequeña parte de los obeliscos, estatuas y columnas y otras piezas que se hundieron en el Nilo cuando eran transportadas en embarcaciones durante las sucesivas dinastías faraónicas.

Esas antigüedades eran trasladadas desde las canteras de Asuan - donde eran esculpidas - por el río a la ciudad monumental de Luxor, 700 kilómetros al sur de el Cairo, para erigir templos faraónicos.

También esas piezas eran transportados a la meseta de Giza, en la capital egipcia para usarlas en la construcción de las pirámides.

Vía: Estrella Digital/EFE, Cairo/Madrid, 6 de abril de 2008

El brillo de los edificios de la antigua cultura Maya

Estudiando diminutos fragmentos de pintura provenientes de la ciudad maya de Copan, Rosemary Goodall ha encontrado evidencias de mica, la cual pudo haber hecho brillar a los edificios cuando la luz del Sol incidía directamente en ellos.
Al parecer, la mica fue aplicada encima de la pintura roja de las máscaras de estuco sobre las esquinas del bien preservado templo de Rosalila en Copan, el cual se halló enterrado bajo otra pirámide.El Templo de Rosalila pudo haber sido una de las más altas edificaciones de su tiempo en el valle, erigido por los gobernantes mayas para exhibir su poder e impresionar a sus súbditos.Empleando una novedosa técnica de análisis para examinar diminutas muestras de pintura, Goodall halló dos nuevos pigmentos en este famoso yacimiento arqueológico y lugar turístico, emplazado en América Central, concretamente en Honduras. Descubrió un pigmento verde y un pigmento de mica que pudo haber ejercido el efecto de una capa de lustre. "Estoy segura de que cuando el Sol la golpeaba, toda la pintura destellaba. Debió tener una apariencia muy impresionante", comenta Goodall.
Rosemary Goodall. (Foto: Queensland U.)El área de Copan fue habitada por primera vez en el 1600 a.C., pero no fue sino hasta el apogeo cultural de esta civilización, entre el 400 y el 800 d.C. que se construyó el magnífico Templo de Rosalila. Un gran misterio rodea a los mayas, pues desaparecieron casi completamente alrededor del 900 d.C.Goodall empleó una técnica de análisis de espectroscopia infrarroja, llamada imaginología espectral FTIR-ATR, la cual nunca antes había sido usada en estudios arqueológicos. Empleando esta técnica y la espectroscopia Raman, la investigadora encontró la "firma" de cada mineral en las muestras de pintura de tan sólo milímetros de diámetro.El Templo de Rosalila tiene más de 15 capas de pintura y estuco. Conocer la composición mineral de los pigmentos permite averiguar qué colores se emplearon en cada capa. Goodall también encontró que el estuco cambió a lo largo del tiempo. Devino más refinado y cambió en color de gris a blanco.Rosalila es un exquisito ejemplo de las edificaciones de Copan, que fueron pintadas de rojo y blanco, con hermosas máscaras y entalladuras pintadas en numerosos colores.