Halladas unas 50 momias en el valle de los Reyes de Egipto

Los restos de unas 50 momias, incluidas algunas de recién nacidos al parecer pertenecientes a la decimoctava dinastía faraónica, han sido hallados en el valle de los Reyes, en Luxor (Egipto), ha anunciado el ministro de Antigüedades, Mohamed Ibrahim.
Una misión arqueológica de la Universidad de Basilea (Suiza) ha encontrado en la zona de Luxor, en el sur de Egipto, una gran tumba con restos de unas cincuenta momias que datarían del Imperio Nuevo faraónico (1539-1075 a.C.), según ha informado el ministro egipcio de Antigüedades, Mohamed Ibrahim, en un comunicado.Los arqueólogos han descubierto el mausoleo durante las tareas de excavación que realiza en la necrópolis del Valle de los Reyes, situado en la ribera oeste del río Nilo.
Entre las momias, figuran algunas de miembros de la familia real pertenecientes a los faraones Tutmosis IV y Amenofis III, de la dinastía XVIII (1569-1315 a.C).

Varias princesas se encuentran en la tumba

El ministro egipcio ha explicado que la inspección preliminar de los grabados jeroglíficos en las vasijas halladas dentro de la tumba revelan la identidad de más de treinta difuntos, entre ellos varias princesas, cuyos nombres salen a la luz por primera vez.
Entre estas últimas destacan las llamadas "Ta Um Wag As" y "Nefronebu", además de otras cuatro princesas y varias mujeres extranjeras. Además, en el lugar se descubrieron vestigios de sarcófagos de madera y máscaras de tela y yeso que representan el rostro del difunto.
Por su parte, el director de Egiptología del ministerio, Ali Al Asgar, ha revelado que este descubrimiento aún requiere de mayores estudios y que espera que los resultados de los exámenes efectuados en fragmentos de utensilios funerarios hallados en la tumba revelen la identidad detallada de las momias.

Palacio real de la dinastía XVIII

Asimismo, darán a conocer más aspectos de la estructura del palacio real de la dinastía XVIII, la naturaleza de la vida diaria y las costumbres que se cumplían en la sepultura de la gente durante esa época.
Por su parte, la jefa de los expertos suizos, Alina Palin, ha explicado que entre los restos de las momias figuran unas de niños recién nacidos, que están bien embalsamadas.
Los vestigios de los sarcófagos de madera y las máscaras indican que la tumba fue usada, después de la realeza, por miembros de las familias de los sacerdotes, indicó la arqueóloga, quien aseguró que las primeras inspecciones revelan que el lugar fue saqueado en varias ocasiones en épocas pasadas.

Vía: www.historiayarqueologia.com

Los falsos mitos del ejercicio físico

¿Sudar adelgaza? ¿Hacer abdominales reduce la tripa?... Conoce lo que no debes esperar cuando practiques deporte

Con la llegada del buen tiempo, muchas personas comienzan a practicar algún tipo de deporte ya sea al aire libre o en un gimnasio. Pero antes de empezar, conviene conocer cuáles son esas creencias tan extendidas sobre la actividad física que no son ciertas. De esta forma, conocerás qué rendimento puedes obtener de tus ejercicios y tu esfuerzo. El Servicio de Promoción de la Salud de Sanitas (SPS) echa por tierra en su web algunos de esos mitos:
 
1. Sudar adelgaza. Perdemos líquido, pero no perdemos calorías, y puesto que nuestro cuerpo es 70% líquido perdemos peso en el momento. Pero como nuestro cuerpo crea sensación de sed, recupera todo el líquido y minerales perdidos y en consecuencia el peso perdido. Esto quiere decir, que envolverse en plástico o salir a las dos de la tarde a hacer deporte en pleno sol de agosto no ayuda a perder peso sino que es un riesgo de sufrir de deshidratación y/o un golpe de calor, ambos emergencias médicas.
 
2. El atletismo es el ejercicio más completo. Es la natación, la cual trabaja más de dos tercios de todos los músculos del cuerpo y fortalece el sistema cardio-pulmonar.
 
3. Los abdominales eliminan la grasa de la tripa. Es un ejercicio que quema calorías y, por tanto, reduce la grasa corporal a nivel global, no localmente. Crece el músculo.
 
4. Evitar agua durante el ejercicio porque produce flato. Se produce por la falta de oxígeno y fatiga de los músculos respiratorios. No se debe dejar de beber agua mientras entrenamos porque nuestro cuerpo lo necesita para estar hidratado, reponer minerales y funcionar correctamente.
 
5. Realizar ejercicio en ayunas. Se utilizan las pocas reservas de hidratos de carbono de las que disponemos del día anterior robamos energía del sistema nervioso central y se corre el riesgo de sufrir hipoglucemia y/o un síncope entre otros.
 
6. Andar después de comer. Durante la digestión ésta roba mucha cantidad de sangre y esto disminuye el riego sanguíneo del resto del cuerpo. Por otro lado dificultará al sistema digestivo absorber los nutrientes porque debilitamos su función. Espera al menos una hora.
(El Servicio de Promoción de la Salud de Sanitas (SPS) está formado por 90 profesionales sanitarios (médicos, enfermeras, nutricionistas, psicólogas, matronas) que asesoran sobre diversos problemas de salud).

Pompeya, la primera capital del sexo

El comercio sexual no se limitaba en Pompeya al célebre lupanar. La prostitución era moneda común en tiendas y tabernas, pero el sexo era una realidad omnipresente en la ciudad del Vesubio, una realidad que los romanos vivían sin complejos [aquí puedes ver una galería de imágenes del arte erótico de la ciudad romana]. Al excavar bajo las cenizas no solo podemos recomponer las imponentes bibliotecas de sus villas, sino que también rescatamos su manera de entender la vida y el tumultuoso universo de las relaciones íntimas.
Y para muestra un botón: hay una ínsula en Pompeya que investigan arqueólogos e historiadores españoles, dirigidos por José María Luzón. No es una cervantina Barataria, sino una manzana de casas, en un barrio de gente acomodada: La ínsula VII-6. En el dintel de una de las grandes casas, la 28, según nos cuenta la estudiosa de los grafitos pompeyanos, Macarena Calderón, figura el nombre de su dueño, un tal Secundus. Pues en el interior, en una de las paredes, hay un grafiti que dice: «Secundus felator rarus». La traducción más correcta sería: «Secundus es un chupador poco frecuente». ¿Elogio? ¿Venganza?
La ínsula VII-6 es el lugar en el que José María Luzón ha dirigido proyectos tan vanguardistas como el de la Casa de la Diana Arcaizante, todo un alarde arqueológico y tecnológico que ha servido para reconstruir la vida en esta importante casa pompeyana. A pocos metros de allí alguien escribió en un muro «Restituta casta», es decir un elogio a la castidad de una matrona llamada Restituta que vivía en las inmediaciones. ¿Por qué? Para diferenciarla, seguramente, de otra Restituta muy popular en el barrio, la meretriz de guardia.
También allí mismo hay un grafiti que podría compararse con el inocente «tonto el que lo lea» que todos conocemos. Solo que en Pompeya incluso el «tonto el que lo lea» más común era una pintada de cargado carácter sexual. Se dice así: «Et quiscripit felat», «el que escribió la chupa».
La ciudad, verdadera cápsula de tiempo, se abre en cada muro a las historias que los arqueólogos de medio mundo no han dejado de estudiar desde tiempos de Carlos III. Se cuenta que el mejor alcalde (y arqueólogo) de la época mandó parar una excavación cuando descubrieron que la maravillosa escultura de un fauno que habían encontrado terminaba más abajo en una impúdica coyunda con una cabra vieja.

Una visita al Lupanar

Sea como fuere, tal y como demuestra el libro de Mary Beard «Pompeya. Historia y leyenda de una ciudad romana» (Crítica), la mujer era mucho más visible en Roma (compraba, cenaba con hombres, disponía de su fortuna) que en otras civilizaciones. Pero era un mundo de hombres en el que el estatus, el poder y la buena suerte se expresaban a través del miembro viril. Por eso hay falos dibujados, esculpidos y tallados sobre los dinteles, en los hornos de pan, tallados en la calzada, y miembros con campanillas que sonaban al abrirse la puerta o agitarse el viento. Incluso penes con alas. Este último icono, el ave pene es, para Mary Beard, mezcla de chiste y de celebración impúdica.
La mujer era visible y sostenía, como ciudadana, la administración de la casa y la crianza de los hijos. Pero no controlaba su vida ni su sexualidad, máxime si era esclava. La fidelidad a la esposa no era muy apreciada por los romanos, ni siquiera era ejemplar, una virtud digna de admiración. Aunque el acoso sexual a los hijos y mujeres de miembros de la clase alta sí estaba mal vista, la tensión sexual a menudo se liberaba gracias a la disponibilidad de esclavas y esclavos que los miembros eminentes de la sociedad mantenían accesible. Los pobres, eso sí, que no podían permitirse la sumisión de sus esclavos, recurrían a la prostitución.

La fidelidad poco valorada

A cambio de esa falta de valoración de la fidelidad, había pocos ciudadanos romanos de la época que no sintieran cierta angustia ante la cuestión de la comprobada paternidad de sus propios hijos. Lo que resultaba aberrante, incluso podía destruir una carrera política, era la mera extensión del rumor sobre la participación de un varón en el papel pasivo de una relación homosexual. No era poco frecuente la relación entre varones, pero solo resultaba reprobable quien «cambiaba de rol» en aquella sociedad que comenzó a llamar virtud a una cualidad pública cuya etimología procede de vir (raíz de viril).
Hay muchos detalles interesantes sobre la imagen de los sexos. Para empezar, los hombres que se prostituían eran considerados mujeres en la lógica romana. Las prostitutas debían llevar toga viril para diferenciarse de las mujeres respetables. Sin embargo muchas eran forzadas por rufianes a desempeñar el llamado oficio más antiguo del mundo. Incluso el teatro ha dejado constancia, como recuerda Mary Beard, de los peligros del amor con meretrices. Ningún padre podía soportar la idea del matrimonio de su hijo con una ramera, pero las comedias están llenas de casos en los que, al final, ese amor triunfaba porque se llegaba a descubrir la honrada, si no noble, cuna de la pobre muchacha explotada y salvada por el afecto de un ciudadano sensible.

Frontera desdibujada

Detrás de estos alardes sentimentales se esconde un matiz revelador: no era tan claro el meridiano que separaba la respetabilidad y la prostitución. Pero también es cierto que se vislumbra la existencia de afecto incluso en las relaciones de explotación. En el cadáver de una mujer hallado entre las ruinas se encontró una pulsera de oro muy costosa, con la inscripción «Del amo para su esclava»
Volviendo a las pintadas, no se limitan a los muros del Lupanar. Tabernas, tiendas y soluciones habitacionales con acceso directo a la calle eran escenarios habituales del comercio sexual que ha dejado registro arqueológico. Muchas habitaciones, incluso en casas respetables, albergaban pinturas de motivo erótico, como la Casa de los Vetios. Pero, a veces, en la fachada hay un grafito que ofrecía los servicios de Eutíquide por dos ases (precio más que popular).

Las pintadas del Lupanar

En el célebre Lupanar, las pintadas con más explícitas y se concentran en los primeros cubículos, que serían empleados como salitas de espera para los clientes. «Aquí f... yo». Pero había de todo. Un cliente puso en el Lupanar una cita de Virgilio. Muchos están firmados con el nombre, lo cual indica que no había problema social por reconocer esa actividad. Otro puso incluso su profesión, «vendedor de ungüentos». Y hablan de dinero, mucho más que los dos ases de Eutíquide: un hombre consigna que ha «echado un buen polvo por un denario», que equivale a 16 ases. Los dos ases parecen más un insulto que otra cosa. Pero el Lupanar era un lugar bastante siniestro.
Nos hemos dejado engañar, en opinión de Mary Beard, por los intentos de los romanos de hacernos creer que todo estaba muy establecido y diferenciado. La verdad es que las prostitutas eran de muy diversa condición: camareras, taberneras, floristas, porqueras y tejedoras, y en ocaciones el coito con los clientes podía considerarse parte del trato o del negocio que regentaban o en el que estaban empleadas. El sexo a cambio de dinero estaba tan repartido como la comida, la bebida o la vivienda, concluye la estudiosa en el fascinante libro publicado por Crítica. Y este es solo uno de sus capítulos. En él se puede entrar de lleno en todos los aspectos de la vida pompeyana.
 

Un Arte diferente en el Antiguo Egipto

A diferencia de otras civilizaciones antiguas, los egipcios no solían representar sus  costumbres o prácticas amorosas en sus manifestaciones artísticas. Así, no encontraremos en Egipto nada parecido a los explícitos relieves hindúes, ni nada por el estilo en los relieves de la antigua Grecia o Roma.

La explicación de esto estaría en el mito fundacional de la religión Egipcia Según la Teología Heliopolitana en el principio el mundo era un caos acuático en el cual existía Atum (aquel que existe por sí mismo) En este caos emergió una elevación de tierra, que conocemos como Colina Primigenia o Piedra Ben-Ben, donde Atum se posó por propia voluntad.  Allí Atum con su propia esencia creó una pareja de dioses. Así fue la creación según Autum

(...) Yo soy el que me uní con mi mano cerrada, y me uní conmigo mismo en un abrazo con mi sombra; derramé todo mi ser en mi propia boca, y escupí a Shu y a la humedad como tefnut.

Shu sería el dios del aire y del vacío aéreo, y Tefnut sería la diosa de la humedad. De la unión de estos dos dioses nacieron Nut (diosa del cielo) y Geb (dios de la tierra). Al contrario que en otras culturas el elemento masculino de esta cosmogonía es la Tierra, y el femenino el Cielo. El dios Shu (Aire) mantiene separados a Nut y a Geb impidiendo su unión.
En algunas representaciones, el dios Geb, que normalmente aparece como un hombre recostado en la tierra, aparece con un gran miembro tratando de alcanzar a su diosa Nut, si bien Shu cumple su función separadora.

Esto permanece así durante los 36 decanatos (360 días). En cambio durante los cinco días epagómenos (los que faltan para completar los 365 días del año) Shu se distrae y la pareja puede engendrar. De esta unión nacen dos parejas de gemelos, Osiris y Set e Isis y Neftis.
Estos dioses completarían la Enéada Heliopolitana. Vemos entonces que el origen de la creación se basa en un acto de unión.
Por lo tanto su tratamiento sería exclusividad de los dioses, y del Faraón, su heredero. De ahí que halla tantas representaciones itifálicas  de los mismos. Las mismas tendrían entonces un carácter mucho más religioso que de otra cosa, vinculado a rituales de la fertilidad, y de la vida toda. También explicaría el tratamiento encriptado de muchas imágenes bajo signos o actitudes preestablecidas, con la intención de dotar a todo lo vinculado a un carácter más acorde a lo divino-sagrado que a lo mundano.
A  nivel popular entonces, las representaciones de escenas muy fuertes, son casi inexistentes. Salvo algunos Ostracas (Trozos de piedras calizas dibujadas) con representaciones subidas de tono, algunos dibujos en cuevas y poco más.

El documento más importante es el llamado Papiro de Turín. Fue hallado en el siglo XIX, en la localidad de Deir-el-Medina (frente a Tebas), y pertenece al período del Faraón Ramsés (1150 ac). Recién se dio a conocer en 1973. Dicho Papiro mide 2,6mt de largo x 0,25mt de alto. Está impreso en ambas caras y consta de 12 viñetas en total. En una de sus caras hay representaciones satíricas, en las cuales diversos animales aparecen en actitudes humanas.
La otra cara tiene imágenes más fuertes, que podrían representar simplemente una representación de imaginería popular.  Si bien este papiro se encontró bastante deteriorado, se pudo hacer una reconstrucción total del mismo.

Leonardo Da Vinci y las Pirámides de Egipto

La Metrología Histórica. 
La Metrología Histórica es la ciencia que estudia la historia de las medidas. Antiguamente se medía en codos, pies, palmos, etc. Pero el gran problema en Metrología Histórica es que hay miles de medidas diferentes. Es un caos tan grande que el historiador Gaetano de Sanctis llegó a decir: "La Metrología no es una ciencia: es una pesadilla".
Así que en cierto modo se trataba de un puzzle: teníamos muchas de las piezas pero no sabíamos cómo encajarlas. Hasta ahora.

El modelo de Leonardo Da Vinci.
La clave está en el modelo propuesto por Leonardo Da Vinci: el Hombre de Vitruvio. Contra lo que suele decirse Leonardo no empleó la proporción áurea sino una cuadrícula basada en una "regla" con medidas que está bajo el cuadrado. El cuadrado mide 18 x 18 cm de modo que tenemos las siguientes medidas: Hombre = 180, Codo = 45, Pie = 25'71, Palmo = 22'5, Palma = 7'5, Dedo = 1'8, Otras. Este modelo de 1'80 m en cuadrícula era tan sencillo que, para poner orden en el puzzle, decidimos aplicarlo y seguir su rastro.
Y como era la base de su sistema métrico se encuentra por todas partes. Aparece en Roma, Grecia, Fenicios, Egipto, Sumer, el Valle del Indo... y ayuda a resolver el puzzle.

Las Pirámides.
Partiendo de este modelo pueden rebatirse con facilidad distintos análisis de las Pirámides de Egipto como por ejemplo el modelo propuesto por Miquel Pérez-Sánchez para la Gran Pirámide. En dichos análisis se suele partir de la unidad de medida llamada "Codo Real Egipcio", aproximadamente 52'5 cm. Asimismo, para expresar la pendiente de las Pirámides, suele emplearse el Seked. Pero como ambos puntos de partida son erróneos las propuestas que derivan de ellos necesariamente también lo son.

 El sistema métrico egipcio se basa en el Hombre de 1'80 m en cuadrícula. En ese Hombre, el codo mide 45 cm. Por lo tanto los llamados "Codos Reales Egipcios" de 52'5 cm no pueden ser codos y de hecho no lo son. Se trata de "reglas" que recogen el modelo humano de 1'80 m en su totalidad. En cuanto al Seked (medida de la pendiente de las Pirámides) suele ejemplificarse con un triángulo, afirmando que la altura corresponde al "Codo Real Egipcio" (7 palmas) y la base a 5'5 palmas.
El problema es que dicha interpretación es incorrecta: la altura no es un "Codo Real" (7 palmas). En definitiva, los análisis de las Pirámides que se basan en dichos puntos de partida son erróneos. Sin embargo, podemos demostrar que empleando el sistema métrico egipcio (el Hombre de 1'80 m en cuadrícula) el análisis de las Pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos es bastante sencillo.

Para terminar.
Tras dos años de investigación (y seis artículos registrados en el Registro de Propiedad Intelectual) somos conscientes de que es imposible continuar este trabajo de manera individual. Por eso queremos solicitar desde aquí la colaboración de todos aquéllos especialistas interesados en este tema. Muchas gracias.
Luis Castaño. Teléfono de contacto: 654-64.20.87. Mail de contacto: luiscastano.1@hotmail.com

Fuente: www.europapress.es

¿Cuántas calorías se gastan en las relaciones sexuales?

El tema se presta a bromas, lo sé, es lógico… que si “la dieta del cucurucho” o que si la del “pollo y pan” son buenas para adelgazar; seguro que algún comentarista avispado se anima a explicar el fundamento (humorístico) de este tipo de planteamientos adelgazantes dentro de los comentarios.

Pero la cuestión en sí misma no es tontería o, mejor dicho, no es una cuestión que aunque sea claramente recreativa deba pasarse por alto. De hecho, un rumor más o menos extendido afirma que en cada contacto sexual “medio” se gastan entre 100 y 300 kcal… pero va y resulta que este es un dato sobre el que no se conocían, hasta la fecha, fuentes documentadas fiables. ¿Estará en lo cierto esta perla del conocimiento popular? Así pues, hay quien, recientemente, se lo ha tomado en serio y se ha propuesto estudiar el gasto energético derivado de la actividad sexual. Y lo ha hecho en las condiciones más normales posibles. Me explico. Hasta la fecha, la mayor parte de los estudios sobre los cambios fisiológicos acontecidos durante las relaciones sexuales se han llevado a cabo en condiciones de laboratorio (supongo que para regocijo de los investigadores) y, en ellos las variables más frecuentemente observadas eran los cambios en la frecuencia cardiaca, el consumo de oxígeno, la tensión arterial, y poco más. Estudios realizados hace ya unos cuantos años, como digo en condiciones de laboratorio, con un instrumental relativamente aparatoso que, salvo para algún fetichista extravagante, resultaba poco facilitador sexualmente hablando.

En contraposición a esta metodología, este estudio, Energy expenditure during sexual activity in young healthy couples (Gasto energético de la actividad sexual en parejas jóvenes y sanas) ha valorado, más que los cambios fisiológicos, las calorías invertidas en cada… en cada contacto amoroso. Y lo ha hecho respetando la intimidad de los sujetos en estudio mientras estos se dedicaban a lo suyo en sus propias casas y mediante la utilización de acelerómetros (una tecnología que hasta hace unos pocos años no estaba disponible). Además, y no poco importante, los investigadores compararon mediante cuestionario las sensaciones post… post actividad sexual de los sujetos en estudio con las de ellos mismos tras una sesión de media hora de trote suave en un tapiz rodante (diferencias en la sensación del gasto invertido en una y otra actividad, satisfacción tras la realización de uno y otro gasto, etcétera.)

Las conclusiones del estudio

Pues bien, el gasto calórico medio de esos encuentros sexuales quedó cifrado en ¿nada más y nada menos… tan solo…? 85 kcal. pero con diferencias significativas entre varones y mujeres, los primeros, al menos en este estudio se esforzaban más y por lo tanto gastaban más. Nada como para tirarse de los pelos, pero ellos gastaron más que ellas: 101 kcal. frente a 69.

Otra de las conclusiones, afortunadamente, fue que la mayor parte de los participantes del estudio encontraron más gratificante la realización de ejercicio mediante la práctica sexual que mediante el trote en el tapiz rodante. De hecho ninguno de los participantes (21 hombres y 21 mujeres) encontró la carrera continua en el tapiz más gratificante que la práctica de sexo. Ahora bien, uno de ellos y dos de ellas afirmaron que las experiencias sexuales fueron tan gratificantes como la obtenida en el tapiz rodante.
Hay dos datos que me parecen muy interesantes a la hora de valorar el gasto energético y de comparar sexo vs actividad física como tal. Por un lado, tener en cuenta que el tiempo dedicado a una y otra actividad son, en el estudio bastante comparables. Me refiero a que la duración media de los encuentros sexuales fue de 24,7 minutos (desde los prolegómenos y hasta el orgasmo de al menos uno de ellos) y; por el otro, el gasto calórico  medio de esa actividad física de 30 minutos en el tapiz rodante…  245 kcal.

Así pues, si estás ante la disyuntiva de qué actividad física hacer a la hora de adelgazar, que si echar una carrerita o echar… lo otro, y solo dispones de media hora… no hay duda alguna de qué actividad te va a resultar más eficaz; ahora bien, tampoco parece haber muchas dudas sobre cuál te va a resultar más placentera. En cualquier caso, mi sugerencia es que consideres que no son actividades excluyentes, y que tengas en cuenta que si bien en una es obligado la participación de otra persona, ambos también saldréis beneficiados de practicar la otra actividad en pareja.

Os vuelvo a dejar en este enlace la posibilidad de echarle un ojo a este interesante estudio para que paséis un rato destripando sus resultados y conclusiones. Unos resultados que han sido obtenidos con esa duración media  de cada encuentro sexual (unos 25 minutos), algo con lo que no coinciden otros estudios que cifran la duración de los encuentros amorosos en tan solo 6 minutos, tal y como se puso de relieve en esta entrada del muy recomendable blog “Comer o no comer“.

Antes de despedirme, déjame que te sugiera que vosotros mismos podéis, si queréis, calcular el gasto energético invertido en vuestros encuentros sexuales (y compararlo con la práctica deportiva) de forma muy sencilla. Basta con tener un pulsómetro que mida vuestro gasto calórico. Ahora bien, habréis de saber que los datos en este caso no derivarán del uso de un acelerómetro (como en el estudio mencionado) sino de vuestra frecuencia cardiaca (recuerda personalizar tus parámetros –sexo, edad, peso, talla- en el pulsómetro antes de empezar).

Ala, tenéis los comentarios a vuestra disposición para compartir, si queréis, vuestras experencias…

Según los faraones, los funcionaros deben estar bien pagados

El antiguo Egipto no solo levantó pirámides de piedra, también creó pirámides funcionariales con condiciones laborales que 4.000 años después firmaría más de un sindicato 

Si nos preguntamos qué oficios son los más antiguos es fácil que nos vengan a la mente aquellos cazadores, agricultores o sacerdotes del inicio de los tiempos. Ya en épocas históricas aparecen en nuestro imaginario alfareros, comerciantes o constructores, ¿pero quién se aventuraría a pensar en los funcionarios? Seguro que hay profesiones más antiguas, pero la clase funcionarial puede presumir de solera con más de 4.500 años a sus espaldas.

Los tiempos han cambiado y seguramente los funcionarios de ahora poco tengan en común con aquellos que nacieron a la par del Imperio Antiguo, en las épocas más pretéritas del Egipto de los faraones, el primer Estado territorial de la historia. No es gratuito que mencionemos esta característica de su organización, ya que resultó crucial para que apareciese la clase funcionarial. El antiguo Egipto, a diferencia de imperios contemporáneos, como el de los hititas o babilonios, no vivió de los tributos de los vencidos. La monarquía egipcia no explotó, sino que administró. ¿Y quiénes fueron los encargados de tan tamaña tarea? Sí, los funcionarios.

El Imperio Antiguo no solo construyó pirámides de piedra, moradas eternas para sus faraones, sino que también levantó pirámides funcionariales para una distribución racional de los impuestos y las riquezas. Es decir, inventó el escalafón. La importancia de estos trabajadores del Estado no pasó desapercibida para los monarcas. La prueba de ello la encontramos en las Enseñanzas para Merikare, un texto que podría considerarse un testamento político de un soberano, cuyo nombre se ha perdido, a su hijo Merikare, el último faraón de la Dinastía X (2050 a C). Y entre los consejos que el padre transmite a su heredero figura uno que con toda seguridad los funcionarios del siglo XXI desearían que siguiera vigente cuatro milenios después, sobre todo en un momento de sueldos congelados y pagas dobles inciertas: deben estar bien remunerados. Aunque seguro que no acabarían de estar de acuerdo con las razones esgrimidas: para evitar las corrupciones y poder exigirles honradez.

[...] Quien es rico en su casa no es parcial (es imparcial)... Los pobres no hablan de acuerdo con la verdad, pues no la usa correctamente quien dice: “¡Ah, si fuese mío!”, sino que es parcial para con todo aquel que le paga [...]

Otra de las virtudes del primer sistema funcionarial de la historia es que cualquier buen profesional podía ir subiendo peldaños del escalafón hasta llegar a los puestos de máxima confianza del faraón, aunque su origen fuese humilde. El padre de Merikare también se hace eco de esta cuestión:

[...] No distingas entre el hijo de un hombre (bien-nacido) y un plebeyo. Toma al hombre según sus habilidades; todas las artes prosperarán. [...]

Un ejemplo documentado de funcionario que prosperó gracias a sus habilidades lo encontramos en el último gran visir del Imperio Antiguo, Uni. Él mismo cuenta en su autobiografía, esculpida en su tumba, que procedía de una familia humilde, empezó desarrollando cargos modestos hasta llegar a ser presidente de la corte de justicia y visir, lo que vendría a equivaler a primer ministro.
Pero nada perdura eternamente y eso los egipcios lo saben muy bien. El predecesor de Merikare también le aconsejó: “Sé hábil en palabras y tú serás fuerte... es una espada para el rey la lengua. La palabra es más poderosa que cualquier arma”, elevados consejos que acabaron sucumbiendo frente a los belicosos tebanos que derrotaron a Merikare. La nueva dinastía XI daría inicio al Imperio Medio poniendo fin a las dinastías heracleopolitanas (IX y X), marcadas por un gran sentido de la justicia como concepto universal e igualitario. Los reyes de Tebas, además, omitieron los nombres de estos faraones de las listas reales. Ya se sabe, quien gana la guerra, escribe la historia. Y para ello, no faltaban funcionarios... aunque también ellos notarían altibajos en su organización  y profesionalidad en el transcurso de las diferentes dinastías. La larga historia del antiguo Egipto dio para mucho... incluso en sus últimos coletazos.

Cuando César visitó Egipto no solo se fue de crucero por el Nilo con Cleopatra, la última reina, sino que tomó buena nota de diferentes aspectos que le sorprendieron de la avanzada civilización egipcia. Uno de ellos fue, sin duda, el sistema de funcionariado, que se acabó aplicando en Roma, pasando de la pura explotación a la administración e implantando un cuerpo de trabajadores del Estado para organizar el vasto imperio que justo nacía y del que somos herederos, con funcionarios incluidos, pero sin las enseñanzas que sirvieron a Merikare para su gloria y pesar.

Vía: http://www.lavanguardia.com