Buscando la primera descendencia entre neandertales y sapiens


Un cráneo humano hallado en Israel demuestra que ambas especies vivían a apenas 40 kilómetros y compartieron la misma zona durante milenios.

La evolución humana es como una película censurada: alguien parece haber cortado los mejores trozos. En uno de ellos, nuestra especie tiene hijos con otra. Se trataba de los neandertales y, decenas de miles de años después, seguimos sin conocer todos los detalles de lo que pasó.

Ahora, un nuevo fósil hallado en la cueva de Manot, al norte de en Israel, permite rescatar unos cuantos fotogramas perdidos de esa película que cuenta quiénes somos. Se trata de la parte superior de un cráneo y las imágenes que se desprenden de su estudio muestran que ambas especies vivieron como cazadores nómadas muy cerca los unos de los otros posiblemente durante milenios. Aunque el fósil no aporta datos concluyentes, sus descubridores creen que este enclave bien pudo ser el escenario del cruce entre ambas especies e incluso especulan con que aquel individuo era uno de los primeros hijos entre sapiens y neandertales.
“Lo más excitante de este hallazgo es que se trata del primero y único humano moderno datado entre 60.000 y 50.000 años que se encuentra fuera de África”, explica a Materia el antropólogo Israel Hershkovitz (izquierda), coautor del hallazgo. “Este es justo el tiempo en el que los modelos genéticos y arqueológicos dicen que surgieron los humanos modernos, los primeros antepasados de todas las poblaciones vivas actuales”, resalta. También es el periodo en el que, según los análisis genéticos, los sapiens africanos tuvieron hijos con los neandertales.
La cueva de Manot está a apenas 40 kilómetros de la cueva de Amud y a 54 kilómetros de la de Kebara, ambas habitadas por los neandertales en aquella época, resalta Hershkovitz. La calavera de Manot tiene unos 55.000 años con lo que “probablemente coincidieron en esta zona durante miles de años”, comenta el investigador.

A partir de aquí, la película vuelve a cortarse. Hace 50.000 años, los neandertales de la zona desaparecen mientras los sapiens llegados de África seguían allí. Unos 5.000 años después estos comenzaron a moverse hacia Europa mientras la otra especie se precipitaba hacia la extinción completa, sin que se conozcan las causas.
¿Es este el cráneo de uno de los primeros híbridos neandertales y sapiens? Es una posibilidad, según el estudio firmado por Hershkovitz en Nature junto a otros 23 investigadores de Israel, EE UU, Alemania y Austria. La calavera presenta una morfología muy parecida a la de los africanos actuales y también a la de restos fósiles de humanos modernos encontrados posteriormente en Europa. Esto refuerza la teoría de que ese individuo era descendiente de una oleada sapiens que salió del continente africano hace unos 70.000 años para asentarse por todo el mundo. El hecho de que sea más evolucionado que otros sapiens más primitivos hallados hace unos 100.000 años en la misma zona refuerza la teoría.



Fotos: Un aspecto de la Cueva de Manon y lugar donde fue hallada la calavera.
 
Guerras y ADN
Sin embargo, los investigadores advierten de que es imposible saber si estamos ante uno de los primeros hijos entre ambas especies analizando solo la forma del cráneo. La única forma de asegurarlo es analizando su ADN, algo que ya se han propuesto hacer, aunque no será tarea fácil debido a que el clima de esta zona bien ha podido destrozar todo el material genético. Los autores del estudio albergan algo de esperanza porque la entrada principal a la cueva quedó bloqueada hace 30.000 años y desde entonces ha sido como una “cápsula del tiempo” no perturbada por la presencia humana.
El genetista español Carles Lalueza-Fox ofrece una opinión independiente del hallazgo. Este humano “podría ser un representante de la población que saliendo de África se hibridó con los neandertales, pero no un descendiente de dicho acontecimiento, ya que no muestra señales evidentes de neandertal”, opina.

Ahora, el problema del ADN amenaza con mantener la otra parte de esta y otras secuencias jugosas en negro durante mucho tiempo, según el experto. “Es una lastima que las condiciones térmicas de Oriente próximo no favorezcan la conservación del material genético porque hay diversos acontecimientos evolutivos en nuestra especie, como la salida de África, la hibridación con neandertales y el surgimiento de la agricultura que tienen lugar en esta zona geográfica”, explica Lalueza-Fox. Tampoco ayuda que las guerras estén devastando otros escenarios claves de la evolución humana como Siria o Irak.

Fuente: EL PAIS.com

Resuelto el misterio de Tikal, una de las mayores capitales del Imperio Maya

Tikal fue uno de los núcleos urbanos más importantes del reino Maya, pero hasta ahora los científicos no han sabido cómo lograron subsistir sus habitantes en un ambiente de bosque tropical. Según un nuevo estudio, la clave estuvo en practicar formas intensivas de agricultura, como el riego, la construcción de terrazas y el cultivo de quema y roza, junto con técnicas agroforestales y de conservación de agua cuidadosamente controladas.

Prácticas eficientes en el uso del suelo permitieron sostener a lo largo de varios siglos a la población de la importante ciudad maya de Tikal, asentada en un bosque tropical de la actual Guatemala, según un estudio publicado recientemente por científicos de Estados Unidos, México y Guatemala en la revista científica PNAS.

El surgimiento de sociedades complejas y el uso sostenible de la tierra asociado a los centros urbanos ha sido un foco de investigación para antropólogos, geógrafos y ecólogos. Tikal se considera una de las principales organizaciones políticas del antiguo reino Maya y, sin embargo, cómo la ciudad fue capaz de mantener a su población sustancial en medio de un ambiente de bosque tropical ha sido un tema de debate no resuelto entre los investigadores durante décadas.

Tikal se considera una de las principales organizaciones políticas del antiguo reino Maya
Los investigadores encabezados por David L. Lentz presentan en este trabajo una evaluación cuantitativa de las estrategias de agricultura, agroforestería y manejo de agua que utilizaron los habitantes de esta ciudad maya. Tal y como detallan, “los habitantes de Tikal practicaron formas intensivas de agricultura, incluyendo el riego, la construcción de terrazas y el cultivo de quema y roza, junto con técnicas agroforestales y de conservación de agua cuidadosamente controladas”.

Así, la evidencia empírica sugiere que estos mayas optimizaron el paisaje para proporcionar el sustento a una población relativamente grande en una comunidad urbana preindustrial.

De la sequía al abandono

Esta optimización de la productividad del paisaje, sin embargo, supuso un alto coste, un ambiente menos resistente que se basó en una confianza completa en la precipitación anual. A partir del uso de depósitos minerales recopilados en cuevas de la región, los investigadores han podido deducir que se produjeron episodios persistentes de bajas precipitaciones durante la segunda mitad del siglo noveno, lo que coincide “sorprendentemente” con el levantamiento del último monumento de la ciudad, en el año 869, y su abandono final.

Estos mayas manejaron cuidadosamente el terreno, pero supeditaron por completo su existencia a las precipitaciones
De este modo, a pesar del cuidadoso manejo del terreno, esta población maya “pudo haber exacerbado las condiciones de sequía a través de actividades de tala de bosques”, según los autores.

Los resultados de la investigación también revelan que la zona productiva circundante a Tikal no tenía la capacidad de resistencia para soportar las sequías del siglo noveno. Así, la estrategia de gestión de recursos utilizada cesó para proporcionar una alimentación adecuada, combustible y agua potable a la población del periodo Clásico Tardío de cara a los períodos prolongados de sequía. Como resultado, se produjo un desorden social y el abandono.

Como detallan los investigadores, “estos resultados ofrecen perspectivas esenciales para abordar la cuestión de por qué algunas ciudades prosperan mientras que otras se reducen”.

Referencia bibliográfica

Lentz, D. L., Dunning, N. P., Scarborough, V. L., Magee, K. S., Thompson, K. M., Weaver, E., Carr, C., Terry, R. E., Islebe, G., Tankersley, K. B., Grazioso Sierra, L., Jones, J. G, Buttles, P., Valdez, F., y Ramos Hernandez, C. E. (2014). “Forests, fields, and the edge of sustainability at the ancient Maya city of Tikal”. PNAS. www.pnas.org/cgi/doi/10.1073/pnas.1408631111

Zona geográfica: Latinoamérica
Fuente: DiCYT

De como Hernán Cortes y 400 soldados acabaron con el Imperio Azteca

En medio de un tumulto de profecías que advertían al Emperador Moctezuma II de la llegada de «hombres blancos y barbudos procedentes de Oriente» con la intención de conquistar el Imperio azteca, los malos augurios se materializaron con el desembarco de Hernán Cortés, 518 infantes, 16 jinetes y 13 arcabuceros en la costa mejicana en 1519. El conquistador extremeño –tras varios meses de batallas contra tribus menores en su camino hacia la capital azteca– tomó una decisión radical, destruir las naves, que delató sus intenciones: o ricos, o no volverían a Cuba.

Desde el principio de la expedición, un grupo de los españoles –los llamados velazqueños por su lealtad al gobernador de Cuba Diego de Velázquez– defendía regresar cuanto antes y no internarse más en una tierra que se consideraba dominada por el imperio más poderoso y grande de Norteamérica. «Propuso Cortés ir a México. Y para que le siguiesen todos, aunque no quisiesen, acordó quebrar los navíos, cosa recia y peligrosa y de gran pérdida», narra el cronista López de Gómara sobre la decisión de Cortés. El 8 de noviembre de 1519 iniciaron el viaje definitivo hacia Tenochtitlán los 400 españoles supervivientes, acompañados de 15 caballos y siete cañones, que pasarían a la historia como los principales responsables del derrumbe del estado mexica.

400 españoles contra cientos de miles
A simple vista, podría pensarse que Cortés se creía un moderno Leónidas –el Rey espartano que frenó por unos días al imperio persa en las Termopilas acompañado de solo 300 hombres– y que tenía planeado, como el historiador mexicano Carlos Pereira describió sobre el aspecto de la expedición, «inmolarse voluntariamente al espantoso Huichilobos (la principal deidad de los mexicas )». Pero las apariencias suelen engañar, el extremeño no estaba improvisando: conocía muy bien sus ventajas y había tomado nota de las debilidades de su gigantesco enemigo.

Los guerreros tlaxcaltecas se incorporaron a las tropas españolas

El Imperio azteca era la formación política más poderosa del continente que, según las estimaciones, estaba poblada por 15 millones de almas y controlado desde la ciudad-estado de Tenochtitlan, que floreció en el siglo XIV. Usando la superioridad militar de sus guerreros, los aztecas y sus aliados establecieron un sistema de dominio a través del pago de tributos sobre numerosos pueblos, especialmente en el centro de México, la región de Guerrero y la costa del golfo de México, así como algunas zonas de Oaxaca. Hernán Cortés no tardó en darse cuenta de que el odio de los pueblos dominados podía ser usado en beneficio español. En su camino hacia Tenochtitlán, los conquistadores lograron el apoyo de los nativos totonacas de la ciudad de Cempoala, que de este modo se liberaban de la opresión azteca. Y tras imponerse militarmente a otro pueblo nativo, los tlaxcaltecas, los españoles lograron incorporar a sus tropas a miles de guerreros de esta etnia.

El plan de Cortés para vencer a un ejército que le superaba desproporcionadamente en número, por tanto, se cimentó en incorporar a sus huestes soldados locales. Así, junto a los 400 españoles formaban 1.300 guerreros y 1.000 porteadores indios, que se abrieron camino a la fuerza hasta la capital. Con las alianzas del extremeño, se puede decir que la conquista de México se convirtió, de algún modo, en una guerra de liberación de los pueblos mexicanos frente al dominio azteca.
Además del odio común contra el terror sembrado por los aztecas, el conquistador extremeño percibió otro síntoma de debilidad en el sistema imperial y lo explotó hasta sus últimas consecuencias. Moctezuma II –considerado un gran monarca debido a su reforma de la administración central y del sistema tributario– se dejó seducir, como las serpientes, por Hernán Cortés y fue claudicando ante sus palabras, en muchos casos con veladas amenazas, hasta terminar cautivo en su propio palacio. La figura del extremeño ha sido demonizada posteriormente por este doble juego político con el cándido emperador, pero cabe recordar, así lo hacen las crónicas de Bernal Díazdel Castillo y de López de Gómara, la difícil situación en la que se encontraban los hispánicos. Estaban en una exagerada inferioridad numérica, lejos de cualquier base donde refugiarse y tratando con un pueblo que seguía practicando los sacrificios humanos.

A pesar del malestar creciente por las acciones de los conquistadores españoles, Moctezuma dirigió a petición de Cortés un discurso conciliador frente a su pueblo donde se reconoció como vasallo de Carlos I y pidió rendir obediencia a los extranjeros. No en vano, cuando los invasores planeaban su salida de la ciudad llegó la noticia de que el gobernador Diego Velázquez, desconociendo que Carlos I había dado su beneplácito personal a la empresa, confiscó en la isla de Cuba los bienes del extremeño y organizó un ejército que constaba de 19 embarcaciones, 1.400 hombres, 80 caballos, y veinte piezas de artillería con la misión de capturar a Cortés. El caudillo español se vio obligado a salir de la ciudad, junto a 80 hombres, para enfrentarse al grupo enviado por Velázquez.

Moctezuma se dirigió a su pueblo que le respondío con piedras

Tras un ataque sorpresa, Cortés se impuso a sus compatriotas, que también le superaban en número por mucho, y pudo regresar meses después con algunos refuerzos a Tenochtitlán, donde encontró una ciudad sublevada contra los españoles, quienes ante los rumores de conspiración habían ordenado la muerte de algunos notables aztecas que le parecieron sospechosos. Durante unos días, los europeos intentaron utilizar a Moctezuma para calmar los ánimos, pero fue en vano. Díaz del Castillo relata que Moctezuma subió a uno de los muros del palacio para hablar con su gente y tranquilizarlos; sin embargo, la multitud enardecida comenzó a arrojar piedras, una de las cuales hirió al líder azteca de gravedad durante su discurso. El emperador falleció tres días después a causa de la herida e, invocando la amistad que había entablado con Cortés, le pidió que favoreciese a su hijo de nombre Chimalpopoca tras su muerte.
En la llamada Noche Triste, el 30 de junio de 1520, Cortés y sus hombres se vieron obligados a huir desordenadamente de la ciudad, acosados por los aztecas, que les provocaron centenares de bajas. No obstante, pocos días después se libró la batalla de Otumba, donde los españoles dieron cuenta de la superioridad militar de las técnicas europeas.

«Ellos no traen armas ni las conocen»
Si hay que señalar cuáles fueron las principales causas del éxito de la empresa de Cortés, a su capacidad de aprovechar las divisiones entre los pueblos de la región y de explotar el carácter dubitativo de Moctezuma hay que añadir la impresión que causaron las armas y las tácticas europeas sobre los aztecas. «Ellos no traen armas ni las conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo, y se cortaban con ignorancia. No tienen algún hierro», escribió Cristóbal Colón sobre los nativos que encontró en su primer viaje. Tampoco los habitantes de la región mexicana conocían el hierro y, además, sus armas estaban adaptadas a una forma de hacer la guerra que se mostró contraproducente en la lucha contra los europeos. Como en sus guerras tribales, los aztecas buscaron inmovilizar o herir, sin matar, a los españoles con armas fabricadas con huesos o de madera tratada para posteriormente trasladarlos a sus ciudades, donde celebraban con los capturados sacrificios humanos en honor a los dioses o los esclavizaban.

La forma de hacer la guerra en Occidente –matar en vez de apresar– y sus avances tecnológicos –el hierro (en su máxima forma, el acero), la pólvora y el uso de caballos– suplieron la clara desventaja numérica de los españoles y sus aliados. En la batalla de Otumba, Hernán Cortés, 400 supervivientes de la huida de Tenochtitlán y 1.000 de aliados de Tlaxacala se impusieron a 100.000 soldados aztecas seleccionados de entre su élite militar. Los historiadores militares destacan dos claves de la victoria hispánica: la actuación de la caballería ligera dirigida por Cortés, empleando tácticas desconocidas por los mexicas, y que la muerte de un general se consideraba el fin del combate en Mesoamérica.
Según la narración del cronista Díaz del Castillo, tras invocar a Santiago los jinetes españoles se abrieron paso entre sus contrincantes y Cortés derribó a Matlatzincatzin, el líder militar azteca, y el capitán Salamanca lo mató con su lanza, apoderándose del tocado de plumas y el estandarte de guerra de los mexicas. El ejército mexica rompió filas al no tener un mando y comenzó la retirada. Tras la contienda, el extremeño preparó su regreso a Tenochtitlán y a finales de abril de 1521 comenzó el asedio final a la capital, donde fueron determinantes los cañones de pólvora para someter a una ciudad de más de 100.000 habitante.

400 españoles y un millar de tlaxcaltecas se impusieron a 100.000 aztecas

Sobre el uso de la pólvora, antes de su primera visita a la capital azteca, Cortés ordenó una demostración del funcionamiento de los arcabuces frente a los emisarios de Moctezuma para que dieran fe del potencial de las armas europeas. Lo cual extendió el miedo entre la población, a quienes el simple estruendo de los arcabuces les causaba espanto. Aun así, como prueba de que su impacto fue más psicológico que tangible, los cañones y arcabuces de los soldados españoles de nada sirvieron en la Noche Triste –la mayor derrota de la Monarquía hispánica en sus primeros 50 años de conquista– ni fueron claves en la batalla de Otumba.

A raíz del asedio final de Tenochtitlán, el desgaste provocado entre los sitiados por las enfermedades llegadas del Viejo Mundo supuso el golpe de gracia para los restos de la estructura imperial. Ciertas enfermedades epidémicas desconocidas hasta entonces en el continente americano, la viruela, el sarampión, las fiebres tifoideas, el tifus y la gripe, diezmaron a la población y abrieron la puerta a la conquista de toda Mesoamérica.

Fuente: www.abc.es

Así es el pariente lejano del monstruo del Lago Ness

Al parecer, al legendario monstruo del Lago Ness escocés le ha salido un competidor real. Un equipo de paleontólogos liderado por la Universidad de Edimburgo (Escocia) ha descubierto en la isla escocesa de Skye, los fragmentos fósiles de una nueva especie de reptil marino de la era Jurásica. Estas nuevas criaturas, similares a delfines gigantes, habrían vivido en los mares cálidos y poco profundos de Escocia hace unos 170 millones de años. El hallazgo ha sido publicado en la revista Scottish Journal of Geology.

Los científicos investigaron fragmentos fósiles de dientes, vértebras, cráneos e incluso un hueso de la aleta superior que habían sido desenterrados en esta isla escocesa a lo largo de los últimos 50 años. El análisis de estos fragmentos ha revelado que este tipo de reptil habría medido unos 14 metros de largo y se encontraba muy cerca de la parte superior de la cadena alimenticia en la época del Jurásico, esto es, un depredador de tamaño considerable que se alimentaba tanto de otros reptiles más pequeños como de peces.

“Durante la época de los dinosaurios, en las aguas de Escocia merodeaban grandes reptiles del tamaño de una lancha motora. Sus fósiles son muy raros, y sólo ahora, por primera vez, hemos encontrado una nueva especie únicamente escocesa”, explica Steve Brusatte, coautor del estudio.

La nueva especie ha sido bautizada como Dearcmhara shawcrossi en honor al aficionado a la paleontología Brian Shawcross, quien recuperó los fósiles de esta criatura en 1959. Y, según los expertos, “Esto no es sólo un descubrimiento muy especial, sino que también marca el comienzo de una nueva e importante colaboración que involucra a algunos de los paleontólogos más eminentes de Escocia... Ya estamos trabajando en nuevos hallazgos adicionales”, apunta Nick Fraser, de los Museos Nacionales de Escocia. Por lo que no habría de extrañarnos obtener nuevos descubrimientos en un futuro próximo.