LA SITUACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA EN ASTURIAS ES DE REGRESIÓN ABSOLUTA


El enigma del gran guerrero griego que fue enterrado en Málaga en tiempos de los fenicios

Casco griego del guerrero enterrado en el siglo IV a.C. y hallado en 2012

Una de las estrellas del Museo del Palacio de la Aduana es el ajuar hallado en el centro de la ciudad en 2012

Por Jesús García Calero

¿Qué hacía un guerrero griego en la ciudad fenicia de Malaka? En 2012 apareció una tumba durante una excavación de control previo a unas obras en la calle Jinetes, en pleno centro de la ciudad. Es del siglo IV a. C. y se calcula que estaba extramuros de la ciudad fenicia, sobre un promontorio.

Aquel resultó ser un yacimiento único,una vez explorado, porque fue excavado y construido con sillares perfectamente trabajados -nada habitual en las tumbas fenicias- y es hoy una pieza central en el relato del nuevo museo.

Era un soldado griego o un fenicio que adquirió esas armas. Sea cual fuera el caso, aquel hombre de mediana edad cuyos restos estaban en la tumba debió ser muy importante para merecer tal enterramiento. El museo incorpora con este y otros muchos elementos los frutos de las excavaciones e investigaciones de los últimos años en la zona.

Pero Málaga y su nuevo museo muestran al menos otras dos tumbas únicas de la época. Una es extremadamente rara: una tumba pozo, un caso sin comparación en el mundo fenicio, que tiene en el centro el delicado alabastrón que portaba las cenizas. Para encontrar la otra es necesario aventurarse en la planta baja del museo, porque se muestra en el almacén visitable (digno de verse, pues está lleno de muestras de las distintas colecciones, eso sí, dispuestas en orden de almacén). La planta de esta tumba parece de la que se llama de «piel de toro», pero aún se está investigando. Fue excavada por la malagueña Nerea Arqueología y demuestra que bajo el asfalto permanece nuestra historia.

Fuente: ABC

Arqueólogos descubren los restos de la batalla en la que los romanos tomaron la ciudad de Jerusalén

La zona fue descubierta durante unas excavaciones para llevar a cabo la construcción de un edificio. EFE / Y. Shwartz

Israel anunció el descubrimiento de restos de la batalla en la que los romanos tomaron la ciudad de Jerusalén, tras asaltar la conocida como tercera muralla que rodeaba la ciudad santa, en el año 70 d.C.
La Autoridad de Antigüedades de Israel presentó lo que describió como "impresionante y fascinante evidencia del campo de batalla y la ruptura de la tercera muralla que rodeaba Jerusalén", descubierta en 2015 durante unas excavaciones para llevar a cabo la construcción de un edificio en lo que hoy es el centro de la parte oeste de la ciudad.


La excavación arqueológica alumbró los restos de una torre que formaba parte de la muralla durante la época denominada por el judaísmo del Segundo Templo (entre los años 530 a.C. y 70 d.C), cuya fachada occidental muestra "marcas de los proyectiles que los romanos dispararon desde sus catapultas a la guardia judía que defendía la muralla", asegura ese organismo en un comunicado.
"Es un testimonio fascinante del bombardeo intensivo del ejército romano, encabezado por Tito en su camino para conquistar la ciudad y destruir el Segundo Templo (judío)", explican en la nota los directores de la excavación, Rina Avner y Kfir Arbib.



"El bombardeo tenía como objetivo atacar a los centinelas que guardaban la ciudad y ofrecer protección para que las fuerzas romanas pudieran acercarse a las murallas con arietes para romper sus defensas", detallan los arqueólogos.

Según el historiador romano de origen judío Flavio Josefo, la muralla se diseñó para proteger un nuevo barrio de la ciudad que se había desarrollado fuera de la ciudadela amurallada, al norte de las dos barreras que existían y fue comenzada por Agripa I, que suspendió su construcción para mostrar lealtad al emperador Claudio, lo que impidió que se acabase hasta dos décadas más tarde.
El reciente hallazgo en sus muros será presentado la próxima semana en la conferencia "Nuevos estudios de arqueología de Jerusalén y su religión" en la Universidad Hebrea de Jerusalén.


Fuentes: informador.com.mx | Live Science | National Geographic | 20 de octubre de 2016

EL MITO DE TROYA DESVELADO POR SCHLIEMANN

Hasta finales del siglo XVIII, para la mayoría  de los estudiosos, Troya, la ciudad cantada por Homero, era un fantasma,una fascinante imagen de poesía, nacida de la mente de uno o varios artistas, mas no una ciudad real, hecha de piedra y madera.

Por otra parte, las descripciones referentes a Troya, en la "Ilíada", son con frecuencias ambiguas y convencionales, lo que contribuyó no poco a desorientar a los investigadores.


La tradición narra que la guerra de Troya fue suscitada por el rapto de Helena, mujer de Menelao, rey de Esparta, seducida por el príncipe troyano Paris. Negáronse los troyanos a devolver a Helena y los griegos, mandados por Agamenón, pusieron sitio a Troya para recobrar a la esposa de su rey y vengar la ofensa.

Muchos de los lectores de la "Ilíada" probablemente no sospechaban que la leyenda tiene un concreto significado realista. Helena fue tan sólo heroína de la epopeya. En varias localidades de Grecia, y sobre todo en Esparta, Argos y Rodas, se le tributaba culto divino relacionándola con la vegetación. Para los citados pueblos era sagrado el plátano, y una planta, especie de enredadera,  llevaba un nombre semejante al suyo: elénion.

Así resulta que la historia de Helena es una "historia sacra". Para comprenderla es necesario remontarse al más antiguo mundo religioso mediterráneo, dominado por un "eterno femenino", el de la figura de la Gran Diosa, relacionada con la fuerza de la Naturaleza, con la fertilidad y con los problemas de la reproducción. Una diosa que impone su amor al varón al cual ha sometido. En el abrazo de la diosa se encuentra la garantía de la perenne renovación de las fuerzas de la Naturaleza y de la continuidad del ciclo vital constituido por la vida, la muerte y la resurrección.

La antigua y sagrada leyenda de la diosa la transformó Homero, en sólo una aventura galante, si bien no faltan en la "Ilíada" algunas explícitas alusiones sobre la "divinidad" de Helena, cuyo encanto parece más que humano.


Un elemento de la leyenda lo constituye el rapto que se acerca aún más al originario fondo religioso.Recuérdese que en la doctrina de Eleusis está comprendida la sacra historia de la doncella divina Kore, hija de Demetrio, raptada en el Más Allá del Hades y destinada, desde aquel momento, a vivir la mitad del año sobre la tierra y la otra mitad en los dos Infiernos.

Helena, lo mismo que Kore, es una mujer raptada (no sólo por Paris, ya que la tradición mitológica narra también la raptó Teseo). El rapto significa "descender a los Infiernos"; una muerte que sufre para poder renacer. Dicho concepto, un tanto obscuro, puede comprenderse se se recuerda que en la sociedad primitiva, los adolescentes eran sometidos a ceremonias de "iniciación", consistentes en un ritual de muerte y resurrección.

De las imágenes venturosas y dramáticas de la "Iliada" surge aún una realidad más misteriosa y remota. En los héroes griegos que han abandonado sus casas para acudir a combatir bajo las murallas de Troya, indignados por el rapto de Helena, revive la sagrada leyenda de los adolescentes que ritualmente luchaban y descendían a los Infiernos para sufrir una especie de rapto y adquirir la fuerza vital de la fertilidad. Ante ellos se elevaban, temibles y horrendas, las murallas de Troya, urbe "sagrada" y "obscura": Troya es la ciudad infernal cuya destrucción presupone la recuperación de la diosa raptada.


El último acto de la tragedia de Troya -el expediente que determinó la caducidad de la ciudad- es el célebre Caballo de madera en cuyo interior se ocultaron astutamente los griegos para poder penetrar hasta el corazón de la ciudad sitiada. Y el Caballo, en la tradición mitológica griega, es un símbolo del pasaje de los Infiernos de Hades. Dentro de un caballo, es decir, ocultos dentro del animal que conduce al reino de los muertos, se introducen los heroicos luchadores en la ciudad infernal.

La última noche de Troya y el incendio infernal de la ciudad son, por tanto, imágenes simbólicas de una aventura ocurrida más allá de los confines humanos, que la tradición poética identificó con el recuerdo de una empresa real, llevada a cabo por los príncipes micénicos en la costa asiática, en la colina de Hissarlik, hoy perteneciente a Turquía.

Los arqueólogos transformaron el mito en realidad. Hoy sabemos que la "Iliada" tiene razón. Troya ha existido. Las excavaciones efectuadas han demostrado la existencia de la ciudad, ampliamente fortificada, con numerosas avenidas y lujosos palacios, que constituyen un gran Emporio en los siglos XII y XIII a.C.

Un día de 1822 nació en Mecklemburgo, en el norte de Alemania, uno de los más extraordinarios descubridores de mundos antiguos que haya dado la humanidad: Enrique Schliemann.

Enrique era hijo de un pastor pobre, si bien bastante culto, quien a diario contaba al chiquillo extrañas y apasionantes historias o le leía largos pasajes de los poemas de Homero. Ello hizo que desde su mas temprana juventud, Schliemann estuviera poseído de la idea de Troya y de su redescubrimiento. Cuenta en su biografía.

"Cuando mi padre, siendo yo un muchacho de ocho años, me regaló por las Navidades de 1829 el libro del doctor Georg Ludwig Jerrers "Historia Universal para niños" y hallé en el volumen un grabado de Troya en llamas y mostrando al fugitivo Eneas, que lleva sobre la espalda a su padre Aquinses y de la mano al pequeño Asanio, no pude menos de gritar, lleno de alegría: "¡Padre, te has equivocado! ¡Jerrers tiene que haber visto Troya; de lo contrario no podía grabar esto aquí!" "Hijo mío -me contestó-, esto no es más que una imagen inventada."
"Pero mi pregunta de si la antigua Troya tuvo en un tiempo murallas tan poderosas como las representadas en el dibujo, fue contestada en sentido afirmativo. "Padre -respondí-, si unas murallas como ésas han existido efectivamente no pueden haber quedado derruidas del todo; bien pueden haberlas ocultado el polvo y las ruinas de los siglos."

El joven Enrique no podía resignarse a la idea de que todo aquel mundo descrito por Homero, antes tan vivo y hermoso, hubiera desaparecido sin dejar ningún rastro. Y con acento que hizo reír a su padre, afirmó seguro:

-Padre, cuando sea mayor hallaré Troya y el tesoro del rey Príamo. Te lo prometo.
Lo más asombroso es que Schliemann cumplió su promesa. Su vida es un magnífico ejemplo de cómo una persona aún de origen modesto puede, por amor al trabajo y al estudio, realizar los más audaces proyectos.

En 1832, a los diez años de edad, el pequeño Enrique ofreció a su padre una descripción latina que hizo sobre la guerra troyana. Cuatro años más tarde, terminaba su instrucción escolar, entró de aprendiz en una tienda de ultramarinos de la pequeña ciudad de Fürstenberg, donde tenía que trabajar desde las cinco de la mañana hasta las once de la noche, todos los días del año. Fregando y barriendo el suelo de la tienda y vendiendo arenques, sal, aguardiente y escabeche, pasó otros cinco años y medio, en el transcurso de los cuales olvidó cuanto aprendiera de las historias que su padre le había contado.

Cierto día. trabó conocimiento con un descarriado y borracho mozo de molino, quien por la tarde le recitaba en tono poético versos de la "Iliada" de Homero, que el joven Schliemann escuchaba embobado:
Luego escribiría:
" Desde aquel instante no cesé de pedir a Dios que en su misericordia me otorgase la dicha de poder aprender algún día la lengua griega".

Pues bien: tal gracia le fue concedida. Un día acometió la labor de aprender griego...Pero antes devoró el inglés, francés, holandés, español, portugués y ruso. Había ideado un sistema personal de aprendizaje para dominar un idioma en seis semanas.

En 1841, al levantar en la tienda un pesado barril se causó una lesión en el pecho. "La hemoptisis puede curarse viviendo en clima cálido", le dijeron. Esto, y el ansia de ver nuevos horizontes y descubrir nuevas cosas le llevaron al puerto de Hamburgo, donde embarcó como grumete en el "Dorothea" rumbo a Venezuela. Mas la nave no llegó a cruzar el mar del Norte, pues a la altura de Texel naufragó a causa de una tempestad, y Schliemann, con sus pulmones enfermos, pasó nueve horas en un bote abierto. Lo curioso de este desagraciado caso es que los demás náufragos lo perdieron todo: solamente el mísero cofre de Enrique se pudo rescatar intacto de entre las enfurecidas olas.

Schliemann llegó a Amsterdam, Holanda, donde consiguió un empleo de escribiente. A partir de ahora la vida del joven alemán se parece a una novela accidentada, increíble  En unas semanas aprendió ruso y poco después fue nombrado corresponsal en la casa B. H. Schröder y Cía. Y en 1846, cuando contaba solo veinticuatro años de edad, fue enviado a San Petersburgo como representante de la Casa de Amsterdam. Un año más tarde, fundaba en aquella ciudad rusa su primer negocio propio, que sería el punto de partida de otros grandes negocios.

Al verse rico, Schliemann sintió el deseo de viajar, conocer otros países... y acrecentar su fortuna. Con la excusa de verse con su hermano Luis, emigrado en América, emprendió un viaje a California. Allí le dieron la noticia de su muerte. Se hallaba aún en California cuando el 4 de julio de 1850 esta provincia se convirtió en Estado, por lo que Enrique recibió automáticamente la ciudadanía americana, lo mismo que el resto de los habitantes.

 En 1852, ya de regreso en Moscú, Schliemann era extraordinariamente rico. Trafica con grandes cantidades de índigo y maderas tintóreas, algodón y té. No obstante, en sus horas de ensueño no desaparece ni por un momento de su imaginación el velado cuadro de Troya. Pero su hora no ha llegado todavía.


Sorprende observar que Schliemann siempre olfateó inequívocamente lo que le reservaba el porvenir. En octubre de 1854 compró una gran partida de índigo en una subasta efectuada en Amsterdam. Temiendo alguna desgracia, hizo que su mercancía se almacenara aparte. Aquella misma noche ardieron los almacenes generales. Sus mercancías fueron las únicas que se salvaron del desastre.

A partir de 1856 Schliemann comienza a estudiar griego. Primero aprendió el antiguo, después el moderno. ¡ Y los dos en seis meses! Poco después leía a todos los clásicos de alguna importancia al tiempo que "refrescaba" su latín y viajaba por Egipto, Siria, Asia Menor, las Cícladas y Atenas, donde cayó enfermo.Aquí se enteró de que un colega había hecho bancarrota, lo que puso la situación económica de Schliemann en peligro.

Tras muchos meses de sinsabores y disgustos, logró salvar su inmensa fortuna. Y por si fuera poco, su ciudadanía americana le permitió ganar varios millones con la importación de algodón. Cansado de todo aquello, en 1863 liquidó de una vez su negocio y abandonó Rusia para siempre.
Schliemann comenzó un nuevo gran viaje, visitando, entre 1864 y 1868, Cartago, Egipto, la India, China y el Japón. Luego, pasando por California y Centroamérica, llegó a París en la primavera del 1866 y estudió aquí dos años de arqueología.

Al verse ya definitivamente armado, se dirigió a Itaca, veía Roma, Nápoles y Corfú. En la isla de Itaca excavó por primera vez en el Monte Etos. Lo hizo, por cierto, en el lugar en que suponía estuviera el olivo en torno al cual Ulises -según dice Homero- construyó su dormitorio. Ello motivó que los eruditos consideraran como un fantaseador "a aquel aprendiz de arqueólogo".

Conviene recordar que Homero era para Schliemann el Apocalipsis, la Biblia; tomaba al pie de la letra lo que decía el poeta griego, y por ello sentíase dispuesto a dejar caer sobre su personas las risas irónicas de todos. Daba la impresión de que estuviera como beobo. Se pasaba el día recitando versos de la "Odisea" y de la "Iliada" y lloraba emocionado cuando describía el encuentro entre Ulises y Penélope.


Los resultados de sus primeras excavaciones no tuvieron importancia. Poco después Schliemann visitó Micenas, y lanzó allí enseguida el debate de la decisiva cuestión de si Pausanidas no quiso decir que las tumbas de Agamenón y Atreo se hallasen dentro de la muralla de la fortaleza y no dentro del más amplio recinto de los muros de la ciudad.

Micenas, sin embargo, no consiguió en principio detener a Schliemann. Inmediatamente se puso en viaje hacia Constantinopla, y el mismo día de su llegada a la ciudad turca emprendió el regreso a los Dardanelos. Este lugar le atraía como un imán...

Con el texto de la "Iliada" en la mano, Schliemann exploró aquellos terrenos, tratando de reconocer por su aspecto el paisaje descrito por Homero tres mil años antes. Aquella investigación le parecía un juego detectivesco. Solía decir:

-En esta clase de descubrimientos creo más en la intuición que en la lógica científica.
Según la relación de Homero, el rey Príamo presenció los principales lances de la guerra de Troya desde las torres de la ciudad. Esto hizo que, al recordarlo, Schliemann fijara su atención en una colina llamada Hissarlik, de sólo unos treinta metros de altura, pero cuya posición era la más adecuada para situar una ciudad desde la que se habría podido dominar toda la llanura circundante.

Obsesionado con su idea, comenzó a planear sus excavaciones para desenterrar Troya... si es que realmente existía. Por aquel entonces, se enamoró de una bellísima  griega llamada Sofía Engastromenos, con la que contrajo matrimonio en 1869. Poco más tarde, tras la gestiones para obtener de Turquía  el permiso correspondiente, en 1870 Schliemann pudo comenzar las excavaciones en la colina de Hissarlik, contratando ochenta obreros.

Impaciente y febril, Enrique Schliemann presenciaba los trabajos. Pronto las azadas, los picos y las palas empezaron a exhumar las bases de un muro, vasos, armas, enseres domésticos  restos y ruinas que evidenciaban a una ciudad, y que al entusiasta arqueólogo le parecieron que pertenecían a la nueva Ilión.
-No puede ser Troya todavía -exclamaba Schliemann-. Sigamos excavando.

Sin embargo, la empresa no era fácil ni cómoda. De los pantanos cercanos se levantó una nube de mosquitos que llevaron la fiebre a los trabajadores. Esto obligó a Schliemann a suspender el trabajo temporalmente.

Por otra parte, muchos sabios se mostraban hostiles a Schliemann al que trataban de intruso y de loco al saber que éste se empeñaba en descubrir Troya, la ciudad cantada por Homero.

Reanudadas las excavaciones con un ímpetu mayor, nuevos hallazgos de murallas, restos de alfarería y tesoros confirmaron a Schliemann en su sensacional descubrimiento. Después de encontrar los cimientos de siete ciudades, una bajo la otra, en la colina Hissarlik, en la antepenúltima  capa descubrió señales de incendio y destrucción. Fue entonces cuando Schliemann estremeció al mundo científico con esta noticia sensacional:

-¡ He hallado la ciudad de Troya!

Ante aquellas declaraciones algunos de los incrédulos sabios comenzaron, por fin, a tomar en serio las afirmaciones de aquel arqueólogo aficionado que se llamaba Schliemann. Y al efectuar las investigaciones pertinentes, no dudaron en aceptar que aquel mundo desenterrado "parecía ser la desaparecida ciudad de Troya".

Luego, el notable y tenaz Schliemann puso al descubierto dos ciudades más. La última correspondía a la época prehistórica y yacía en el fondo de aquellas capas. Cada una de las nueve ciudades surgía en el mismo sitio varios siglos después de la destrucción de la anterior. Los constructores de cada ciudad habían nivelado las ruinas de la ciudad precedente y utilizaron las mismas piedras para las nuevas murallas y casas.


De este modo, súbitamente, la leyenda de los héroes homéricos, el largo asedio, la destrucción final de Troya, emergía del mito para adquirir una desconcertante realidad histórica. Si bien es cierto que Schliemann sufrió un error en su primera identificación de los estratos "homéricos" de Troya, las excavaciones e investigaciones realizadas hasta la fecha en Hissarlik y en todo el litoral mediterráneo, atestiguan, sin lugar a dudas, que realmente existió en la historia una guerra de Troya. Es decir, que hacia el año 1260 a.C. (o poco antes) una coalición de griegos combatió contra los troyanos y sus aliados, consiguiendo, al fin, destruir la ciudad.

Loa arqueólogos de la actualidad han rectificado, no obstante, la opinión de Schliemann reconociendo los restos de Troya "homérica" en el llamando estrato VII (partiendo siempre desde abajo).


Se cuenta que el día antes de suspender los trabajos en la colina donde acababa de hallar la ciudad de Troya, Schliemann, acompañado de su esposa Sofía, fue a recorrer, por última vez, el lugar de las excavaciones. Y en ese momento dieron con un insólito hallazgo: era una pesada y gran vasija de cobre repleta de joyas de oro. Para no tentar la codicia de los obreros, Schliemann los despidió del trabajo con una excusa y luego, con su mujer, se dispuso a ver el tesoro hallado. Ante sus atónitos ojos aparecieron dos diademas deslumbrantes, sesenta pendientes, seis brazaletes, dos copas de oro, un ceñidor... e innumerables piezas más.

-¡Es el tesoro del rey Príamo! -exclamó Schliemann, estupefacto.

Actualmente se sabe que aquel fabuloso tesoro, aquellas joyas no fueron precisamente del rey Príamo evocado por Homero, sino de algún rey mil años más antiguo, lo que no disminuye el mérito de Schliemann.

Burlando al gobierno turco, que quería incautarse de aquellas riquezas halladas en su territorio, Schliemann las puso a buen recaudo en Grecia, y de allí las remitió la Museo de Berlín, indemnizando, en cambio, a la Sublime Puerta con su fortuna.

Cuando luego todo el mundo felicitaba a Schliemann por su descubrimiento, este denegaba enérgicamente ante las felicitaciones de ensalzadores eruditos. Y con corazón palpitante y vivo sentimiento de triunfo, decía:

-No es mérito mío. Todo consistió en Homero; no se necesitaba sino leer, creer... y luego cavar.

Pasó el tiempo, y allá por el año 1876 el ya célebre Schliemann se propuso excavar en Micenas, la que Homero llamó "ciudad dorada". Uno de sus propósitos era descubrir la tumba de Agamenón, el hermano de Menelao, esposo de Helena de Troya. Y como Schliemann era hombre de ambición, pronto inició sus trabajos de excavación en las cercanías de las ruinas de Micenas.


Y lo hizo con la misma fe que en Troya, diciéndose que si el mundo de Príamo pudo ser sacado a luz, ¿por qué no también es de su gran protagonista Agamenón de Micenas?

Al poco tiempo de iniciados los trabajos en Micenas, Schliemann logró resultados sorprendentes. Después de descubrir el "ágora" de la ciudad fueron apareciendo armas, cerámicas, frisos artísticos y otros varios objetos muy bien conservados. Ya muy cerca de la Puerta de los Leones se realizó el hallazgo que dejó sin aliento al mundo: quince cadáveres, que en cinco tumbas excavadas en las galerías rocosas, y adornados magníficamente yacían aún exactamente como fueron colocados hace más de tres mil años.

Sobre los rostros de los hombres se encontraron máscaras de oro que imitaban los rasgos de los fallecidos;placas del mismo metal, ricamente adornadas con volutas, cubrían el pecho. Las vestiduras de las mujeres aparecían igualmente cubiertas de oro. En una tumba donde había tres enterradas, se hallaron setecientas placas de oro magníficamente dibujadas, largas como un dedo y que a guisa de escamas debían haber adornado los vestidos de las regias damas. Éstas, además, habían llevado brazaletes y pendientes de oro y magníficas diademas, adornando asimismo todo ello del modo más diverso. En sus cabellos se veían grandes alfileres con botones de cristal de roca; rodeando el cuello multitud de gemas sobre las que estaban grabadas muchas y notables representaciones de animales y escenas de la vida de los dominadores.


Durante 1884 y 1885 excavó, ayudado por Dörpfeld, las ruinas de la fortaleza de Tirinto Esta tercera gran excavación de Schliemann no produjo oro; pero, en cambio, dio como fruto un castillo: el de Tirinto, que éste sí era un verdadero palacio homérico.

Los descubrimientos que allí realizó se cuentan entre sus mejores trabajos: sólo entonces pudo completarse en sus rasgos esenciales el cuadro de la cultura micénica. Y con lo que un decenio después descubriría en Creta el arqueólogo Evans, se tuvo la imagen completa de una cultura prehistórica que dominó antaño las riberas mediterráneas.

Y aunque posteriormente se han conseguido hallazgos en la Tróada y en numerosos lugares helénicos, éstos no hicieron más que reforzar la convicción de que el descubrimiento de una época completa y del más alto valor cultural, sólo a Enrique Schliemann había que agradecérselo.


Tan inmensos fueron sus hallazgos, tan incalculables los tesoros que descubrió, que pudo escribir y afirmar: "Todos los museos del mundo, conjuntamente, no poseen ni la quinta parte de lo que aquí tengo".

Durante algún tiempo estuvo indeciso Schliemann sin saber qué hacer con sus ricas colecciones. Pensó en donarlas al morir a Grecia, a Francia, a Inglaterra, a Rusia... Si bien, por un inexplicable azar del destino, guiado por la hábil mano del médico Virchow, sus incalculables colecciones pasaron al Museo de Prehistoria de Berlín.

Lo más terrible fue que en 1940, durante la segunda Guerra mundial, un bombardeo dispersó en parte el tesoro de Schliemann, desapareciendo muchísimos de aquellos únicos e insustituibles objetos de arte. La toma de Berlín por los soviéticos propició la desaparición del tesoro de Príamo que, posteriormente apareció en los fondos del Museo de Pushkin en Moscú, donde fue llevado como botín de guerra.


Enrique Schliemann falleció durante las navidades de 1890, hallándose en Nápoles con su esposa Sofía y sus hijos, Andrómaca y Agamenón. Sufrió un ataque de parálisis y murió poco después, a los sesenta y ocho años.



Por Juan Antonio Cerpa Niño

El descubrimiento de una escultura desvela que en Baelo Claudia no todo era austeridad

Fragmentos de la escultura hallada en Baelo Claudia. / GARCÍA CORDERO


Baelo Claudia fue mucho más que una inmensa fábrica de garum, la salsa a base de vísceras fermentadas de pescado muy apreciada por los patricios romanos y famosa en todo el imperio. El hallazgo de importantes fragmentos de una escultura —el pasado viernes en el conjunto arqueológico ubicado a orillas de la playa de Bolonia, en Tarifa (Cádiz)— ha demostrado que el enclave tenía también construcciones imperiales de cierto nivel. El consejero de Cultura y Deporte, Luciano Alonso, presentó este martes en Baelo Claudia la última escultura hallada en las excavaciones que actualmente se realizan al sur de la puerta oeste de la ciudad hispanorromana.

Se trata de una estatua de mármol masculina, probablemente del siglo I, que presenta un magnífico estado de conservación. “Es una talla de gran importancia, hace 12 años que no se encuentra una semejante, a pesar de las continuas excavaciones que se vienen realizando en la zona”, precisó Alonso.
Según Ángel Muñoz Vicente (izquierda) director del conjunto arqueológico, “el hallazgo demuestra que en Baelo Claudia los edificios no eran austeros e impersonales”, algo que se creía hasta el momento, debido principalmente a su carácter industrial. La pieza podría representar a un emperador divinizado de la época del alto imperio y demuestra que en Baelo las construcciones también estaban decoradas y personalizadas con esculturas.

Foto: El profesor Bernal muestra al consejero de Cultura la estatua hallada en Baelo Claudia.

Las excavaciones que han permitido este importante hallazgo, forman parte del proyecto Economía marítima y actividades haliéuticas en Baelo Claudia, dirigido por los profesores de la Universidad de Cádiz, Darío Bernal Casasola y Alicia Arévalo González, y que cuenta con el asesoramiento de la Consejería de Cultura. Según ambos expertos, “esta es una de las estatuas más importantes que se han encontrado en el conjunto hasta la fecha”. La obra se suma a otras seis encontradas en anteriores campañas.

Es una escultura en mármol a tamaño natural a la que le falta la cabeza, una pierna completa, la mitad de otra, un brazo completo y el antebrazo del otro. Además, se ha localizado un pie y, probablemente, el resto de la estatua se encuentre en las proximidades bajo las capas de rellenos arqueológicos que colmatan la piscina en la que fue encontrada a más de un metro de profundidad”, explicó Muñoz. Durante la excavación también se han encontrado restos de un mosaico.

El contexto del hallazgo es una zona extramuros de la ciudad, en su sector oeste, junto a la playa de Bolonia, donde afloraban unas líneas de muros que, probablemente, ya fueron de manera parcial documentadas por los investigadores franceses de principios del siglo pasado Pierre Paris y George Bonsor.

Foto: Excavaciones en Baelo Claudia.

“Estas estructuras fueron recientemente interpretadas como un posible faro e, incluso, una torre para el avistamiento de túnidos, de ahí que se incluyeran en este proyecto general de investigación”, aseguró el director del conjunto. Según Muñoz, las excavaciones del pasado año, así como las prospecciones geofísicas de 2010, pusieron de manifiesto un edificio de considerables dimensiones que integraba una posible cisterna. “Este año, con la ampliación de los trabajos, se ha logrado corroborar que no se trataba de una cisterna, sino de una gran piscina o un frigidarium de unas posibles termas”, concluyó. Una vez finalizada la fase de estudio, la pieza podrá verse en el museo del complejo arqueológico.

Fuente: EL PAIS | Antonio Jesús Mora Caballero | 24 de julio de 2012

El ADN de habitantes de Melanesia y Papúa Nueva Guinea contiene indicios de una especie humana extinta desconocida

Foto: Hombres de Melanesia. © Flickr/ Australian Department of Foreign Affairs and Trade

Durante una reunión anual de la Sociedad Americana de Genética Humana (ASHG, por sus siglas en inglés), Ryan Bohlender (izquierda), un genetista de la Universidad de Texas, en EEUU, declaró que los genomas de los melanesios difieren de los ya conocidos neandertales o denisovanos.

Según el equipo científico dirigido por Bohlender, la mezcla de los humanos modernos con estas especies no es toda la historia, puesto que las consecuencias de los contactos de nuestros primeros antepasados —que llegaron de África hace 100.000 y 60.000 años— con los denisovanos todavía no han sido suficientemente investigados.

"Estamos perdiéndonos una población, o estamos entendiendo mal algo acerca de sus relaciones", declaró el científico.

Esta misteriosa relación probablemente es una tercera rama del árbol genealógico de homínidos que produjeron neandertales y denisovanos, un primo lejano extinto de los neandertales. Mientras que los neandertales están bien representados en el registro fósil, la única evidencia de la existencia del hombre denisovano son un hueso de un dedo y un par de dientes encontrados en una cueva de Siberia en el 2008.

Bohlender no es el primero en sugerir que restos de parientes humanos arcaicos pueden haber sido conservados en el ADN humano, a pesar de que no se hayan encontrado restos fósiles que lo demuestren. En 2012, otro grupo de investigadores sugirió que algunas poblaciones de África portan herencia de ADN de una especie de homínido extinto.

Foto: Poblado en Papúa Nueva Guinea.

De acuerdo con el estudio, las variantes genéticas que los descendientes de europeos heredaron de los neandertales están asociadas con varios problemas de salud, como ataques al corazón o el virus del papiloma humano (VPH). Al mismo tiempo, los europeos y los asiáticos llevan una cantidad similar —el 2,8%— de ADN neandertal. Pero en lo que respecta al ADN denisovano, los melanesios modernos llevan un 3% de este ADN, en comparación con la ausencia del ADN melanesio en los europeos y solo un 0,1% para los asiáticos modernos.

"Bohlender y sus colegas llegaron a la conclusión de que un tercer grupo de homínidos pudo haber coexistido con los antepasados de los melanesios", según comentaron los genetistas a Science News. "La historia humana es mucho más complicada de lo que pensábamos que era", declaró el propio Bohlender.

Otro grupo de investigadores, dirigido por Eske Willerslev (derecha), genetista evolutivo en el Museo de Historia Natural de Dinamarca, en Copenhague, recientemente llegó a una conclusión similar. El grupo de Willersley examinó el ADN de 83 aborígenes australianos y 25 nativos de las tierras altas de Papúa Nueva Guinea. En su estudio -publicado en la revista Nature- encontraron ADN denisovano entre los voluntarios analizados. Sin embargo, su ADN es genéticamente distinto de los denisovanos y puede ser debido a algún homínido extinguido. "¿Quién es este grupo es algo que no sabemos", dice Willerslev. Podría pertenecer al Homo erectus o a otro homínido extinto como el llamado Hobbit.

Sin embargo, podría ser otra rama de los denisovanos, el único problema es que los científicos no son capaces de confirmar esto debido a la insuficiencia de las pruebas concretas, comentó el genético Mattias Jakobsson (izquierda), de la Universidad de Upsala (Suecia). Agregó que la posible diversidad genética de los denisovanos podría conducir a diferencias entre los pueblos modernos, pero si no eran genéticamente diversos, podríamos tener otro antepasado extinto.

"Los humanos modernos y los humanos arcaicos se reunieron en numerosas ocasiones y tuvieron muchos hijos", concluyó.

Fuente: mundo.sputniknews.com | sciencenews.org | 30 de octubre de 2016

La instalación de una pasarela en Sangusín (Salamanca) permite descubrir un miliario olvidado

El nuevo miliario, en el suelo.

Las obras de instalación de una pasarela en la Vía de la Plata sobre el río Sangusín (Salamanca) han permitido descubrir un nuevo miliario romano, del que se desconocía su existencia o, al menos, su localización exacta.

Así lo han confirmado fuentes de la Junta de Castilla y León, que es la administración promotora del proyecto de devolución y recuperación de hitos en la Vía de la Plata. Fue la empresa responsable de las obras de instalación de la pasarela la que, excavando para montar dicha estructura, localizó el miliario, aún sin colocar de forma oficial. Sin embargo, la Delegación Territorial de la Junta ha confirmado que se reubicará en esa zona, donde ya existe un hito que marca la división de los términos municipales de Peromingo, Valverde de Valdelacasa y Valdefuentes de Sangusín y que regresó a su ubicación desde los Nuevos Ministerios de Madrid en el año 2006.

El delegado de la Junta junto a uno de los miliarios repuestos.

Según las mismas fuentes, este miliario se ubicará en el entorno, aunque no hay fecha concreta para ello. Esta iniciativa supondría la séptima fase de las desarrolladas por el Ejecutivo autonómico para devolver los antiguos miliarios romanos a sus lugares originales. La última acción de este tipo tuvo lugar en enero de 2015 con la devolución de tres ejemplares localizados en el molino de los Maquilones de Montemayor del Río, que se reubicaron en término de Puerto de Béjar, en el entorno del puente de la Malena tras una inversión de 10.000 euros. En concreto, dos de ellos se instalaron en la milla 133, mientras que el tercero, de una altura de 2,10 metros, se colocó en la milla 134. En total, la Junta ha conseguido recuperar 31 hitos.

Sin embargo, el descubrimiento realizado en Peromingo ha reabierto el plan de recuperación de miliarios, ya que dicho hito no figura en el catálogo de piezas desaparecidas elaborado por el Gobierno regional porque, en todo el entorno del valle del Sangusín, sólo recoge la desaparición del miliario 14, ubicado en la milla 138 en el término de La Calzada de Béjar.

Fuente: lagacetadesalamanca.es | 25 de octubre de 2016

Los problemas obstétricos de las australopitecas


El tamaño del cerebro de los recién nacidos y las dimensiones del canal de parto están íntimamente ligadas. La mayoría de las madres de hoy en día saben perfectamente las dificultades que ha supuesto dar a luz a sus hijos. El tamaño del cerebro y la anchura de los hombros de los recién nacidos están muy ajustados a las dimensiones del canal del parto. El hecho de ser bípedos nos ha llevado a esta situación. Las sociedades más avanzadas cuentan con la inestimable ayuda de las matronas y de la tecnología. Pero no todas las poblaciones disponen de hospitales equipados y el parto puede llegar a ser un evento fatal para muchas madres y sus recién nacidos a pesar de que las madres reciban ayuda de mujeres expertas. Pero, ¿qué sucedía en el pasado?, ¿qué sabemos de los australopitecos o de los miembros más antiguos del género Homo?

La lógica nos induce a pensar que el parto pudo ser mucho más sencillo en todas las especies de la genealogía humana, desde los ardipitecos hasta los neandertales, pasando por los australopitecos o los miembros de Homo erectus. Todos estos homininos (excepto los neandertales) tuvieron un cerebro más pequeño que el nuestro.

Puesto que existe una relación bien conocida entre el tamaño de los neonatos y el de los adultos, no es complicado averiguar el tamaño de la cabeza de los recién nacidos en las especies del pasado. En 2008 los investigadores Jeremy de Silva y Julie Lesnik publicaron sus estimaciones empleando datos de numerosas especies de primates catarrinos (entre los que nos encontramos). Ahora sabemos que tamaño podría tener el cerebro de los recién nacidos de todas las especies de homininos solo con saber el tamaño del cerebro de los adultos. Si disponemos de buenos datos sobre las pelvis de esas especies podremos hacernos una idea razonable tanto de las dificultades como de la modalidad del parto de los neonatos.

En los primates cuadrúpedos (como los simios antropoideos), el parto es muy holgado y los fetos orientan sus cerebros de manera sagital antes de comenzar su viaje a través del canal del parto. En estos primates la cabeza no tiene que girar en ese viaje, como podemos ver en la figura que acompaña al texto. La bipedestación ha modificado de manera drástica la morfología de la pelvis. Por ejemplo, la dimensión sagital del canal del parto se ha reducido de manera significativa. Es por ello que entramos en el canal del parto con la cabeza orientada de manera transversal (de perfil, para entendernos). Tras un giro de la cabeza y una verdadera contorsión de los hombros, podemos salir por el último tramo del canal de parto con la cara mirando hacia abajo. Todo lo contrario a lo que sucede en los simios antropoideos, que pueden mirar a su madre justo al salir del anillo óseo de la pelvis.
Los expertos en estas cuestiones han tratado de reproducir tanto la dificultad como la modalidad del parto (con o sin rotación de la cabeza) en nuestros ancestros. La última investigación ha sido publicada hace pocas semanas por un equipo liderado por Alexander G. Claxton (Universidad de Boston). Los autores implicados en este trabajo han conseguido reconstruir de manera virtual la pelvis Sts 65, asignada a Australopithecus africanus. La tecnología ha permitido este pequeño “milagro científico”, impensable hace tan solo una decena de años. La morfología de Sts 65, que conserva parte del íleon y el pubis, sugiere que perteneció a una hembra. Este es un hecho afortunado, porque todos conocemos las diferencias entre machos y hembras en la forma del hueso coxal. Como bien podemos suponer, estas diferencias tienen que ver con la maternidad.

Todos los homininos son bípedos y, en consecuencia, la pelvis adoptó una forma diferente a la de los simios antropoideos desde los inicios de nuestra genealogía. Por descontado, el tamaño de la pelvis en los pequeños australopitecos era mucho menor que en Homo sapiens. Todos los elementos del esqueleto de estos homininos tenían un tamaño proporcional al tamaño de sus cuerpos. En términos relativos, la pelvis era algo más ancha que la nuestra debido a la expansión lateral de hueso ilíaco. Pero cuando se miden las dimensiones del canal del parto en los australopitecos no se aprecia ninguna desproporción significativa con respecto al canal del parto de Homo sapiens. La cabeza de los recién nacidos de las especies del género Australopithecus (unos 180 centímetros cúbicos) era obviamente mucho más pequeña que la de nuestros hijos (unos 380 centímetros cúbicos). Pero las dimensiones del canal del parto de los australopitecos también era más pequeñas. En consecuencia, las conclusiones de Claxton y sus colaboradores no difieren de las obtenidas por otros expertos. Parece una contradicción a la lógica, pero los australopitecos habrían tenido las mismas dificultades que nosotros para dar a luz a sus crías. Y así ha podido ser durante toda la genealogía humana, desde sus inicios hace unos seis millones de años. En todas las especies anteriores a la nuestra, la cabeza del feto pudo orientarse de manera transversal, con la consiguiente rotación a medida que se movía por el canal del parto.



Imagen esquemática del parto en chimpancés, Australopithecus afarensis y Homo sapiens. En este dibujo pueden verse los tres tramos del canal del parte, que en nuestra especie tienen dimensiones diferentes. Es por ello que la modalidad del parto en Homo sapiens incluye una rotación en la orientación de la cabeza del feto.

Los expertos en el estudio del tamaño corporal siempre han hipotetizado que el aumento del tamaño del cuerpo pudo estar relacionado con el estilo de vida de los cazadores recolectores, enfrentados a mil peligros. Para Claxton y sus colaboradores, el tamaño corporal (y en consecuencia el de la pelvis y el canal del parto) pudo ser una consecuencia secundaria del aumento del tamaño del cerebro. Cuanto mayor era el tamaño del cerebro de los recién nacidos, mayor habría de ser el canal del parto. La selección natural habría favorecido la presencia de cerebros cada más grandes y más complejos en el género Homo y el resto del cuerpo habría seguido las directrices impuestas por este aspecto tan sumamente importante de nuestra historia evolutiva.

Longevidad: ¿cuánto podemos llegar a vivir?

La posibilidad de vivir muchos años ha sido siempre una idea obsesiva durante la historia reciente. Y tan solo en los últimos cien años hemos sido capaces de prolongar nuestra vida de una manera significativa. Los científicos Xiao Dong, Brandon Milholland y Jan Vijg (Departamento de Genética del “Albert Einstein College of Medicine” de Nueva York) publicaron hace pocas semanas un artículo sobre este asunto en la revista Nature. Aunque el tema es muy recurrente en la literatura científica, estos investigadores han analizado los datos demográficos de los últimos 26 años para conocer la posible evolución de la máxima longevidad de nuestra especie.

La pregunta que todos nos hacemos es cuánto pueden llegar a influir la tecnología y una dieta saludable y adecuada en la prolongación de la vida ¿Existe un límite que no podemos pasar?, ¿podríamos llegar a vivir 150, o quizá 200 años si las condiciones son óptimas? Por descontado, no son pocos los que están convencidos de que esta longevidad es posible, y aún llegan mucho más lejos. Pero Dong y sus colegas no están de acuerdo. Sus investigaciones en el ámbito de la demografía revelan que desde 1990 la humanidad se ha estancando, tomando como referencia un estudio publicado ese año por varios colegas (Olshansky y otros, Science, 250). Aunque de vez en cuando tengamos noticias de personas concretas capaces de vivir algo más allá de los 120 años, lo cierto es que desde hace más de dos décadas nos hemos quedado en longevidades que raramente superan un siglo de existencia.

Aunque Dong y sus colegas están de acuerdo en admitir que muy probablemente no existe un determinismo genético específico en Homo sapiens para la longevidad máxima, es muy posible que otros factores puedan limitar el tiempo que podemos vivir. Esos factores (quizá docenas de ellos) estarían regulados genéticamente y serían determinantes indirectos de la longevidad de una especie.
Aparte de este debate científico tan apasionante, estamos dejando a un lado un hecho fundamental. El “objetivo” de cualquier especie es perpetuarse. Muchas especies tienen vidas muy cortas, que terminan en el momento en el que han conseguido dejar sus genes para la siguiente generación. En nuestro caso, sabemos que la fertilidad tiene un límite bien marcado. La probabilidad de que un óvulo llegue a ser fecundado se incrementa en la mujer a partir de una determinada edad. Esa probabilidad llega a ser máxima, para luego ir declinando y finalmente desaparecer. Y esto último sucede, por supuesto, mucho antes de alcanzar las edades tan avanzadas a las que se suele llegar en las sociedades desarrolladas. Aunque una mujer pueda ser madre a los 62 años mediante fecundación in vitro (noticia reciente), la tecnología no invalida lo que sucede de manera natural.

La vida post-menopaúsica es una característica que se ha desarrollado en nuestra especie. Gracias a ello, las mujeres (y los hombres) con posibilidades de cuidar de sus nietos están ahora apoyando la capacidades reproductoras de sus hijas. Si es este el caso, la selección natural habría favorecido el tiempo que transcurre entre el cese de la fertilidad y el fallecimiento. Pero también vimos que no hay buenos datos para defender la “teoría de la abuela” en las poblaciones del Pleistoceno.

Pienso que la prolongación de nuestra vida está directamente relacionada con el estilo de vida de las sociedades más desarrolladas. Podemos disfrutar de un tiempo extra gracias a los progresos científicos, que nos ayudan a conseguir una mayor longevidad aunque nuestra vida útil como individuos reproductores haya cesado. Daremos la bienvenida a ese tiempo añadido, sea cual fuere, deseando que nuestra calidad de vida durante ese período sea cuando menos aceptable. Como bien dice la investigadora María Blasco (directora del CNIO), “si nos tenemos que morir, procuremos morirnos sanos”.

Arqueólogos descubren en Egipto dos tumbas con restos de momias

Imagen de la exposición 'Ancient lives, new discoveries' del British Museum. (BRITISH MUSEUM)

- Un grupo de arqueólogos egipcios, perteneciente al Ministerio de Antigüedades, ha hallado dos tumbas en el oeste de la provincia de Asuán.

- Las tumbas, cavadas en la roca, se encuentran en mal estado y corresponderían al Periodo Tardío faraónico.

- Carecen de dibujos, escrituras y contienen restos de momias y sarcófagos.

Según informaba este viernes en un comunicado el Ministerio egipcio de Antigüedades, un grupo de arqueólogos egipcios ha descubierto dos tumbas en el oeste de la provincia meridional de Asuán que pertenecerían al Periodo Tardío faraónico (724-343 a.C.).

Esta ciudad se sitúa al sur de Egipto, en la primera catarata del Nilo, a casi mil kilómetros de El Cairo.

Los arqueólogos que forman parte de la Escuela de Excavaciones, perteneciente al Ministerio, descubrieron ambas fosas en unas rocas ubicadas en Al Agajan, en la citada provincia.

Entrada de la tumba.

El director general del Departamento de Antigüedades en Asuán, Nasr Salama, dijo que las dos tumbas, cavadas en roca, están en mal estado y carecen totalmente de dibujos y escrituras, pero contienen restos de momias y sarcófagos.

Delante de cada nicho hay escaleras que conducen a una pequeña cámara funeraria de forma cuadrada, según explicó Salama.

El Ministerio señaló además que el ministro de Antigüedades, Jaled al Anani, se trasladará mañana a la zona de excavaciones en Asuán para homenajear a los arqueólogos que han realizado este descubrimiento.

Arqueólogos israelíes descubren un misterioso papiro que recoge la referencia más antigua en hebreo de Jerusalén

El papiro formó parte de una serie de documentos utilizados para registrar el pago de impuestos.

Un grupo de arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel ha publicado un fragmento de un papiro que data del siglo VII a.C., y que, según los expertos, supone la primera referencia no bíblica a Jerusalén en hebreo.

El papiro, de 2,5 centímetros de ancho y once de largo, ha sido presentado este miércoles durante una rueda de prensa, tan sólo unas semanas después de que la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) emitiera una resolución que rechaza los vínculos establecidos entre la ciudad y el judaísmo.

El texto hallado sugiere que éste formó parte de una serie de documentos utilizados para registrar el pago de impuestos y la transferencia de bienes a varios almacenes de Jerusalén. "De la criada del rey, de Naarat, jarras de vino, a Jerusalén", indica el papiro, según los arqueólogos.
La Autoridad de Antigüedades de Israel ha señalado que los investigadores han recuperado el documento, descrito como "el primer hallazgo de una fuente extra-bíblica que menciona Jerusalén en hebreo", después de que éste fuera extraído por varios 'caza tesoros' de la cueva en la que se encontraba.


CONTRA LA RESOLUCIÓN DE LA UNESCO

Para el Gobierno de Israel, el papiro supone una contundente respuesta a la resolución de la UNESCO, calificada de hostil por las autoridades. "UNESCO, hemos encontrado un papiro de hace 2.700 años que hace mención a Jerusalén en hebreo", ha afirmado Ofir Gedelman, el portavoz del primer ministro, Benjamin Netanyahu.

Por su parte, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Emmanuel Nahshon, ha indicado que la votación llevada a cabo por el Comité de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en París constituye "una basura".

La resolución hace hincapié en el hecho de que el lugar sagrado del Monte del Templo, conocido por los musulmanes como la Explanada de las Mezquitas, supone sólo un "lugar de culto para los musulmanes". Por otra parte, las autoridades israelíes desaprobaron hace varias semanas la resolución de la UNESCO que condena la restricción del acceso de los musulmanes a la zona por parte de Israel.

El Gobierno israelí considera Jerusalén como la capital del Estado de Israel, una posición que no ha sido reconocida a nivel internacional. Los palestinos reclaman Jersualén Este como la capital del Estado independiente de Palestina, que también incluiría Cisjordania y la Franja de Gaza.
"El descubrimiento de este papiro, que muestra el nombre de nuestra capital, supone una clara prueba de que Jerusalén era y será siempre la capital eterna del pueblo judío", ha manifestado el ministro de Cultura, Miri Regev.

El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, ha acusado a Israel de llevar a cabo una campaña arqueológica "de premisas y hechos distorsionados" para intentar justificar su reivindicación de la ciudad sagrada.

Descubren cinco extraordinarios mosaicos de la época del rey Abgar V en Turquía. La leyenda cristiana


Antiguos mosaicos extraordinarios, que se cree se remontan al siglo I a.C., se han descubierto en la provincia suroriental de Sanliurfa en Turquía, según las autoridades municipales.
Los arqueólogos han descubierto cinco mosaicos de época del rey Abgar V (4 a.C -7 d.C.), el quinto rey del reino de Osroena (132 a.C. al 244 d.C.), que representan elegantes dibujos e inscripciones siríacas, como parte de un proyecto titulado "Las afueras del Castillo". Los mosaicos se mostrarán en museos después de completar su restauración.


Dentro del alcance del proyecto llevado a cabo en un área de unos 45.000 metros cuadrados en Sanliurfa, cerca de 80 tumbas han sido restauradas hasta ahora, mientras que las carreteras se han construido, tomándose las medidas medioambientales necesarias para preservar los hallazgos. Estas restauraciones han jugado un papel importante para ayudar a convertir la provincia suroriental en un centro de atracción.

Se cree que Abgar V fue uno de los primeros reyes cristianos de la historia, después de haber sido convertido a la fe por el apóstol Tadeo de Edesa, uno de los setenta y dos discípulos enviados a difundir el cristianismo.


Osroena (Osrhoene, Osrohene, Malkuṯā d-Bēt Ōsrā Īnē), también conocida como Edesa, su capital (hoy día Sanliurfa), es una región de la actual Turquía, fronteriza con Siria, situada al este de la gran curva occidental del río Éufrates. Era uno de los muchos reinos que se originaron después de la caída del Imperio seléucida. Osroena fue conquistada en 114 por los romanos y quedó como un Estado satélite semiautónomo hasta que en 214 fue declarada provincia del Imperio romano. País de cultura aramea. En Osroena tuvo lugar la "Leyenda de Abgar". Fuente: Wikipedia

Abgaro V de Edesa

Abgar o Abgaro V de Edesa (4 a.C. hasta 7 d.C. y del año 13 hasta 50 d.C.) fue un gobernante histórico del reino de Osroene, que tuvo su capital en Edesa, situada aproximadamente en la región siria que fue llamada anteriormente Aram-Naharaim en el Antiguo Testamento.

Foto: Abgaro V en un billete armenio de 100.000 Drams.

Leyenda del rey Abgaro

En la tradición cristiana, la historia del rey Abgaro de Edesa es una narración temprana sobre un milagroso icono, instalado en el corazón de la región donde la tradición iconoclasta desaprobaba fuertemente las imágenes en general, pero la leyenda de este icono las legitimaba al conectarlo directamente con Jesús.

Foto: Fresco ubicado en la iglesia varega San Gevorg mostrando al rey Abgaro con la imagen de Cristo.

La leyenda cuenta que Abgaro, rey de Edesa, padecía una enfermedad incurable, y oyó la fama de los poderes y milagros de Jesús, por lo que decidió escribirle, reconociendo su divinidad, clamando por su ayuda, y ofreciéndole asilo en su propia residencia; la tradición declara que Jesús le contestó la carta declinando la invitación, pero prometiéndole que después de su ascensión, le enviaría uno de sus discípulos dotado con su poder.

Foto: Icono del siglo X, que representa a Abgaro V con el mandylion.

Eusebio, obispo de Cesarea, historiador de la Iglesia del siglo IV, registra una tradición, en su Historia Eclesiástica, I, xiii, ca 325, relativa a correspondencia intercambiada entre Abgaro de Edesa y Jesús. Eusebio estaba convencido que las cartas originales, escritas en idioma siriaco, fueron guardadas en los archivos de Edesa. Eusebio declara también que a su debido tiempo, Aday o uno de los 72 discípulos, llamado Tadeo de Edesa, fue enviado por Tomás el Apóstol en 29. Eusebio copia las dos cartas en el texto de su historia.

La correspondencia consistió en la carta de Abgaro y la respuesta dictada por Jesús. Posteriormente la leyenda se fue ampliando y se comenzó a mencionar un retrato de Jesús pintado en vida. Este retrato, supuestamente pintado por el archivista de la corte, Hanán, durante su visita a Jesús, se menciona por primera vez en el texto siriaco llamado la "Doctrina de Aday" (el nombre Addaei o Addaeus es una variante de Thaddaeus o Thaddeus), de la segunda mitad del siglo IV. Aquí se dice que la respuesta de Jesús no fue dada por escrito sino verbalmente y que el suceso tuvo lugar en 32. Esta Enseñanza de Aday es también el testimonio más temprano de una imagen de Cristo pintada en vida, venerada por el achacoso rey Abgaro V en uno de sus palacios. Las versiones griegas de la leyenda se encuentran en las "Actas de Tadeo".

El historiador Eusebio guarda una tradición (H. E., I, xii), en la que él mismo cree con firmeza, respecto a una correspondencia que tomó lugar entre Jesús y el soberano local en Edesa. Tres documentos se relacionan con ésta correspondencia: la carta de Abgar a Jesús; la respuesta de Jesús; un cuadro de Jesús, como era Él en vida. Ésta leyenda gozó de gran popularidad, tanto en el oriente como en el occidente, durante la Edad Media: la carta de Jesús era copiada en pergamino, mármol y metal, y era usada como talismán o amuleto. En la época de Eusebio, se pensaba que las cartas originales, escritas en sirio, estaban guardadas en los archivos de Edesa. En nuestros días, poseemos no sólo un texto sirio, sino también una traducción en armenio, dos versiones griegas independientes, más cortas que la siria, y varias inscripciones en piedra, todas ellas discutidas en dos artículos en el “Dictionnaire d’archéologie chrétienne et de liturgies” cols. 88 sq. y 1807 sq. Las únicas dos obras a consultar referentes a éste problema literario son la “Historia Eclesiástica” de Eusebio, y la “Enseñanza de Adai,” la cual afirma pertenecer a la época apostólica. La leyenda, de acuerdo a éstas dos obras, se desarrolla de la siguiente manera: Abgar, rey de Edesa, quien sufre de una enfermedad incurable, ha oído la fama del poder y los milagros de Jesús y le escribe, rogándole que llegue y lo cure. Jesús no acepta, pero promete enviar un mensajero, dotado de Su poder, llamado Tadeo (o Adai), uno de los setenta y dos discípulos. Las cartas de Jesús y del rey de Edesa varían en la versión que da Eusebio y la de la “Enseñanza de Adai.” La siguiente está tomada de la “Enseñanza de Adai,” ya que es menos accesible que la Historia de Eusebio:

Abgar Ouchama a Jesús, el Buen Doctor Quien ha aparecido en el territorio de Jerusalén, saludos:

He oído de Vos, y de Vuestra sanación; que Vos no usáis medicinas o raíces, sino por Vuestra palabra abrís (los ojos) de los ciegos, hacéis que los paralíticos caminen, limpiáis a los leprosos, hacéis que los sordos oigan; cómo por Vuestra palabra (también) curáis espíritus (enfermos) y aquellos atormentados por demonios lunáticos, y cómo, de nuevo, resucitáis los muertos a la vida. Y, al darme cuenta de las maravillas que Vos hacéis, me he dado cuenta de que (de dos cosas, una): o habéis venido del cielo, o si no, sois el Hijo de Dios, quien hace que sucedan todas éstas cosas. También me doy cuenta de que los judíos murmuran en contra Vuestra, y Os persiguen, que buscan crucificaros y destruiros. Poseo únicamente una pequeña ciudad, pero es bella, y lo suficientemente grande para que nosotros dos vivamos en paz.

Cuando Jesús recibió la carta, en la casa del sumo sacerdote de los judíos, le dijo a Hanán, el secretario:

Id, y decid a vuestro amo, quien os envió a Mí: ‘Feliz seáis, vos que habéis creído en Mí, sin haberme visto, porque está escrito de mí que quienes me vean no creerán en Mí, y que aquellos que no me vean creerán en Mí. En cuanto a lo que habéis escrito, que debería ir a vos, (he aquí, que) todo a lo que fui enviado aquí está terminado, y subo de nuevo a Mi Padre Quien me envió, y cuando haya ascendido a Él os enviaré a uno de Mis discípulos, quien sanará todos vuestros sufrimientos, y (os) dará la salud de nuevo, y convertirá a todos aquellos con vos a la vida eterna. Y vuestra ciudad será bendecida por siempre, y el enemigo nunca prevalecerá sobre ella.

De acuerdo a Eusebio, no fue Hanán quien escribió la respuesta, sino el mismo Jesús.

Ha surgido una curiosa evolución legendaria de ésta imaginaria ocurrencia. Se ha discutido seriamente la naturaleza de la enfermedad de Abgar, al crédito de la imaginación de varios escritores, sosteniendo que era gota, otros que era lepra, los primeros diciendo que había durado siete años, los últimos descubriendo que el enfermo había contraído su enfermedad durante una visita a Persia. Otros historiadores, nuevamente, sostienen que la carta fue escrita en pergamino, aunque algunos favorecen al papiro. El pasaje crucial en la carta de Jesús, sin embargo, es el que promete a la ciudad de Edesa la victoria sobre todo enemigo. Le dio al pueblecito una popularidad que desapareció el día en que cayó en manos de conquistadores. Fue una inesperada conmoción para aquellos que creían en la leyenda; estaban más dispuestos a atribuir la caída de la ciudad a la ira de Dios en contra sus habitantes, que a admitir el fracaso de una protección en la que en ese tiempo se confiaba no menos que en el pasado.

Foto: Mandylion en la iglesia de San Silvestre en Roma

Desde entonces, el hecho al que aludía la correspondencia ha, por mucho tiempo, dejado de tener valor histórico alguno. En dos lugares, el texto está tomado del Evangelio, lo cual de por sí es suficiente para refutar la autenticidad de la carta. Por otra parte, las citas son hechas no de los Evangelios auténticos, sino de la famosa concordancia de Taciano, compilada en el siglo II, y conocida como el “Diatesarón”, fijando así la fecha de la leyenda en aproximadamente la mitad del siglo III. Además, sin embargo, de la importancia que obtuvo en el ciclo apócrifo, la correspondencia del Rey Abgar también ganó un lugar en la liturgia. El decreto De libris non recipiendis, del pseudo-Gelasio, coloca la carta entre los escritos apócrifos, lo cual puede, posiblemente, ser una alusión al hecho de que haya sido interpolada entre las lecciones oficialmente autorizadas de la liturgia. Las liturgias sirias conmemoran la correspondencia de Abgar durante la Cuaresma. La liturgia celta parece haber concedido importancia a la leyenda; el “Liber Hymnorum”, un manuscrito conservado en el Trinity College de Dublín (E. 4, 2), da dos oraciones sobre las líneas de la carta a Abgar. Tampoco es completamente cierto que esta carta, seguida de varias oraciones, pueda haber conformado un oficio litúrgico menor en ciertas iglesias.

Fuente: Mandylion en la iglesia de San Bartolomeo de los armenios en Genoa, Italia.

El relato dado por Adai contiene un detalle al que se puede hacer referencia aquí brevemente. Hanán, quien escribió lo que Jesús le dictó, era archivero en Edesa y pintor del rey Abgar. Se le había encargado pintar un retrato de Jesús, tarea que llevó a cabo, trayendo de regreso consigo una pintura que llegó a ser objeto de veneración general, pero de la que, después de un tiempo, se dijo que había sido pintada por el mismo Jesús. Al igual que la carta, el retrato estaba destinado a ser el núcleo de una legendaria transformación; el “Santo Rostro de Edesa” era principalmente famoso en el mundo bizantino. Debe ser aquí suficiente una indicación mínima de éste hecho, sin embargo, ya que la leyenda del retrato de Edesa forma parte del extremadamente difícil y oscuro tema de la iconografía de Cristo, y de las pinturas de origen milagroso llamadas imágenes aquiropoetas "αχειροποίητα" (“hechos sin manos”).

Fuentes: Daily Sabah | Wikipedia, 27 de octubre de 2016

Abren la tumba de Jesucristo por primera vez en siglos

Científicos retiran el revestimiento de mármol de la tumba de Jesús (Dusan Vranic / AP)

En la cámara más recóndita del sitio que se cree es la tumba de Jesús, un equipo de restauración retiró una capa de mármol por primera vez en siglos en un intento por llegar a la superficie de piedra original donde el cuerpo de Jesús fue depositado.

Muchos historiadores sostienen que la caverna original, identificada un par de siglos después de la muerte de Jesús como su tumba, fue destruida hace años. Pero un arqueólogo que acompaña al equipo de restauración dijo que las pruebas de radar de sondeo terrestre determinaron que las paredes de la caverna en realidad están erguidas --con una altura de 1,8 metros y conectadas a roca firme-- detrás de los paneles de mármol de la cámara en el centro de la Iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén.


Religiosos franciscanos Y Ortodoxos Griegos, en la iglesia del Santo Sepulcro (AFP)

"Lo que se descubrio es extraordinario" , declaro Fredrik Hiebert (izquierda), arqueólogo de National Geographic. Los trabajos forman parte de un proyecto de renovación histórica para reforzar y preservar el edículo, la cámara que aloja la cueva donde la tradición dice que el cuerpo de Jesús fue depositado y donde resucitó. Es la atracción principal de una de las iglesias más viejas del Cristianismo y uno de sus santuarios más importantes.


“Por lo general yo paso mi tiempo en la tumba de Tutankamón --afirmó Hiebert en referencia al sitio donde está sepultado el faraón egipcio--, pero esto es más importante”. National Geographic se asoció con restauradores expertos griegos para documentar las tareas.

La iglesia del Santo Sepulcro es un edificio del siglo XII que descansa sobre restos del siglo IV en la Ciudad Vieja de Jerusalén. La tumba estuvo cubierta por un revestimiento de mármol al menos desde 1555 y probablemente desde siglos antes. National Geographic se asoció con restauradores expertos griegos para filmar los trabajos en curso en el que está considerado el lugar más sagrado para la Cristiandad.

“El revestimiento de mármol de la tumba ha sido retirado, y nos sorprendió por la cantidad de material de relleno debajo de ella -dijo Hiebert-. Será un análisis científico largo, pero finalmente seremos capaces de ver la superficie de la roca original en la que, según la tradición, se colocó el cuerpo de Cristo”.



El frente de la tumba de Jesús (AFP)

Según la tradición cristiana, el cuerpo de Jesucristo fue colocado en un nicho excavado en la ladera de una cueva de piedra caliza después de su crucifixión por los romanos en el año 30 o 33. La creencia cristiana dice que Cristo resucitó después de la muerte, y que las mujeres que vinieron a ungir su cuerpo tres días después del entierro informaron de que no había restos presentes.

El edículo fue restaurado por última vez en 1810 después de un incendio, y requería una restauración después de años de exposición a la humedad y al humo de las velas. Una enorme jaula de hierro construida en torno al edículo por las autoridades británicas en 1947 como soporte aún se mantiene, pero no es suficiente.


La exposición del nicho está dando a los investigadores una oportunidad sin precedentes para estudiar la roca original, lo que puede ayudar a comprender mejor no sólo la forma de la cámara de la tumba, sino también la evolución del punto focal de veneración desde que fue identificado por primera vez por Helena, madre del emperador romano Constantino, en el año 326.

Unas velas marcan el lugar donde descansaba la cabeza de Jesús. flickr.com

“Estamos en el momento crítico para la rehabilitación del edículo”, estimó la investigadora griega Antonia Moropoulou, que dirige el equipo de restauradores de la Universidad Técnica Nacional de Atenas. “Las técnicas que estamos usando para documentar este monumento único permitirán al mundo estudiar nuestros hallazgos como si ellos mismos estuvieran en la tumba de Cristo”, afirmó.

Fuente: clarin.com | 28 de octubre de 2016