El hombre de Cromañón tenía la cara llena de nódulos benignos

El primer ejemplar descubierto del hombre de Cromañón tenía la cara llena de nódulos benignos debido a una enfermedad genética, según un equipo de investigadores franceses.

Hallado en 1868 en una cueva de Les Eyzies de Tayac, en el suroeste de Francia, el primer esqueleto de cromañón es el de un Homo Sapiens varón de unos 28.000 años de antigüedad.

Con ocasión del 150º aniversario de su descubrimiento, el fósil, cuyo cráneo se conserva en el Museo del Hombre en París, ha sido reexaminado por el forense y antropólogo Philippe Charlier (izquierda) de la Universidad de Versalles-Saint-Quentin-en-Yvelines (UVSQ), y otros investigadores como el paleoantropólogo Antoine Balzeau.

A raíz de esos estudios, "hemos hecho una propuesta de diagnóstico: padecía una neurofibromatosis de tipo 1", explicó Charlier a la AFP.

Esa enfermedad genética provoca el desarrollo de tumores benignos de los nervios periféricos, tanto superficiales como profundos (neurofibromas), así como la aparición de manchas en la piel.

La investigación fue publicada este viernes en la revista médica The Lancet.

El equipo de expertos hizo un examen antropológico y médico sobre el hombre de Cromañón realizándole un micro-escáner en el Museo Nacional de Historia Natural. Luego compararon los datos extraídos con los de distintos registros anatómicos y patológicos en Francia, lo cual les permitió hacer su diagnóstico.
Detalle frontal de la erosión ósea en el examen de micro TC; la barra es 0,5 cm.

El cráneo del hombre de Cromañón "presenta una lesión al nivel de la frente que corresponde a la presencia de un neurofibroma que habría desgastado el hueso", indicó Charlier.

"Su conducto auditivo interno izquierdo también resultó dañado, presumiblemente por un tumor que engordó", añadió.

Con esa propuesta de diagnóstico, "hemos realizado una reconstrucción realista de la cara de ese hombre de edad mediana, teniendo en cuenta su patología", explicó.

Y su rostro apareció lleno de neurofibromas: un gran nódulo en la frente, otros más pequeños en las cejas y algunos cerca de la nariz y de los labios. "Tenía en todas partes", dijo Charlier.

Fuente: diariouno.com.ar | 30 de marzo de 2018

Mujeres expertas en alfarería extendieron la Cerámica Cordada por el Báltico hace 5000 años

Cerámica Cordada recuperada en el sur de Finlandia. Crédito: Elisabeth Holmqvist-Sipilä

La alfarería floreció durante la Cultura de la Cerámica Cordada de finales del periodo Neolítico en la región del Mar Báltico. ¿Fueron solo los nuevos conocimientos técnicos de la misma los que llegaron a la zona? ¿O se produjo una inmigración de artesanos que dominaban esas nuevas técnicas? ¿Son bienes importados los objetos arqueológicos de este tipo y época encontrados en Finlandia, o fueron hechos a partir de arcilla finlandesa por artesanos locales que habían aprendido la nueva tecnología? Estas son las preguntas que han intentando responder los autores de un estudio reciente que está considerado como el más detallado de su tipo llevado a cabo hasta la fecha en los países nórdicos.

El equipo de Elisabeth Holmqvist-Sipilä (izquierda), del laboratorio arqueológico de la Universidad de Helsinki, en Finlandia, cartografió las rutas de llegada de la alfarería y las comunidades que representan el complejo de la Cultura de la Cerámica Cordada (hacia los años 2900-2300 antes de Cristo) a los países nórdicos mediante la identificación de las áreas donde se fabricaba. La Cerámica Cordada era muy diferente de la cerámica anterior de la Edad de Piedra. Representaba una nueva tecnología y estilo, y, como nueva innovación, utilizaba cerámica triturada (o cerámica rota) mezclada con la arcilla.

Finlandia, Estonia y Suecia, tenían al menos cinco áreas de fabricación diferentes para la Cerámica Cordada, los cuales se dedicaban al comercio activo de la misma en el Mar Báltico hace aproximadamente 5000 años. Häme, en el sur de Finlandia, tenía un centro de fabricación de cerámica que puede describirse como cuasi industrial en términos neolíticos, y diseminó sus productos a lo largo de la costa finlandesa y hacia Estonia.

Influencias orientales de moda en Suecia

Tradicionalmente, los arqueólogos suecos han venido suponiendo que la alfarería de la Cultura de la Cerámica Cordada llegó a Suecia desde el sur. Sin embargo, ahora parece claro que las influencias orientales estaban particularmente de moda durante el Neolítico, y que tanto la alfarería como las personas que pertenecían a la cultura que la fabricaba llegaron primero al este de Suecia desde Finlandia y Estonia. Tal circunstancia no fue un suceso unidireccional y único: hubo muchos contactos activos en todas direcciones a lo largo y ancho de la región del Mar Báltico durante el periodo, lo cual resulta evidente por el hecho de que la alfarería que se hacía en Suecia con el paso del tiempo acabó apareciendo en Finlandia y Estonia.

Micrografía de cerámica triturada mezclada con la masa de arcilla de una olla de Cerámica Cordada. Crédito: Elisabeth Holmqvist-Sipila

Artesanas expertas

En las sociedades tradicionales eran normalmente las mujeres las que se encargaban de la artesanía alfarera y también era común para ellas cambiar de lugar de residencia cuando formaban pareja con un hombre y fundaban con él una nueva familia. Los análisis de sepulturas de la Cultura de la Cerámica Cordada muestran que las mujeres tenían una mayor probabilidad de recibir objetos de alfarería como regalos fúnebres, y los análisis de restos mortales de personas de aquellos tiempos enterradas en cementerios europeos indican que las mujeres también tenían mayor posibilidad de cambiar de lugar de residencia en algún momento de su vida.

Es probable que los primeros artesanos de la Cultura de la Cerámica Cordada que llegaron a las costas suecas o a las finlandesas en el Báltico fueran mujeres que aprendieron su oficio en su lugar de nacimiento. Habrían empezado a usar la arcilla disponible en su nuevo hogar, pero la mezclaron con trozos triturados de cerámica que habían traído con ellas. Quizás esta fue la forma de darle continuidad en su nuevo lugar de residencia a la tradición alfarera que habían aprendido en su tierra natal, manteniendo así en sus vidas cotidianas una conexión simbólica con sus familias y los miembros de sus anteriores comunidades.

El nuevo estudio establece que las artesanas cualificadas llegaron a Suecia particularmente desde Estonia y Finlandia, dado que tanto el origen geoquímico como los vínculos culturales de la alfarería importada indican una conexión con la región. Las similitudes culturales a su vez vinculan las primeras comunidades de la Cultura de la Cerámica Cordada en Finlandia y Estonia con la parte oriental del Golfo de Finlandia.

Mapa de la red de intercambio de cerámica del Neolítico en la región del Mar Báltico. Crédito: Elisabeth Holmqvist-Sipilä.

Los fenómenos internacionales de la Edad de Piedra están inscritos en la cerámica

La red de intercambio comercial también sugiere que incluso durante la Edad de Piedra, el Mar Báltico fue menos un obstáculo y más una conexión entre comunidades, uniendo Finlandia a una cultura europea más amplia.

El estudio examinó la cerámica de 24 sitios arqueológicos en Finlandia, Estonia y Suecia. El objetivo era determinar la composición geoquímica y el origen geológico de la Cerámica Cordada, es decir, de dónde provenía la arcilla. El proyecto implicó la cooperación internacional e interdisciplinaria entre un grupo de arqueólogos de Finlandia, Suecia y Estonia, y un grupo de Físicos expertos en materiales.

"Los fenómenos prehistóricos internacionales pueden ser evidentes en los objetos cotidianos, como la vajilla y los viejos fragmentos de cerámica triturados en la arcilla con la que fueron hechos", dice Holmqvist-Sipilä. "La cerámica era tan importante para su propietario que se transportaba en los largos viajes. Ahora, miles de años después, cuando la mayoría de las cosas se han convertido en polvo, son estos objetos los que cuentan la historia de las rutas tomadas por las gentes y sus pertenencias".

Fuentes: Noticias de la Ciencia | PHYS ORG | 28 de marzo de 2018

Descubren veinte nuevos grabados paleolíticos en el Yacimiento del Côa portugués

Fotografía facilitada por la Fundación Còa Parque, de una de las rocas descubiertas donde están representadas dos cabras bajo la técnica del "piqueteado", datas en la época del Paleolítico Superior. Veinte nuevos grabados del Paleolítico Superior fueron hallados en los últimos días en el Yacimiento Arqueológico portugués del Côa, que desde 1998 es Patrimonio de la Humanidad junto con el español de Siega Verde. EFE

Veinte nuevos grabados del Paleolítico Superior fueron hallados en los últimos días en el Yacimiento Arqueológico portugués del Côa, que desde 1998 es Patrimonio de la Humanidad junto con el español de Siega Verde.

El arqueólogo portugués Mário Reis aseguró hoy a Efe que se trata de grabados sobre piedras de pizarra, todos en la margen izquierda del río Côa (cuenca del río Duero próxima a la frontera con España), donde están representados diferentes animales y que tienen una antigüedad aproximada de 20.000 años.

Foto: Grabados rupestres de Foz Côa

Según Reis, los nuevos grabados descubiertos responden a "representaciones de cabras, ciervos y uros".

El Yacimiento Arqueológico del Côa, situado en la comarca lusa de Vila Nova de Foz Côa, limítrofe con la zona española del Parque Natural Arribes del Duero, tiene una extensión de 20.000 hectáreas y 200 kilómetros cuadrados.
Un yacimiento similar y próximo al portugués, el de Siega Verde, situado en la provincia española de Salamanca, fue declarado Patrimonio Mundial como extensión del Côa en 2010, ya que tiene grabados similares y de la misma época.

Paraje de Siega Verde

Según señaló Reis, los nuevos grabados localizados están en el término municipal portugués de Quinta da Barca Sul, uno de los enclaves en los que ya estaban identificados otros grabados.
Uno de los paneles descubiertos que más ha sorprendido a los arqueólogos fue creado bajo la técnica del "piqueteado" (incisión sobre la roca) sobre una roca de pizarra en la que se aprecian algunas cabras.

Según el presidente de la Fundación Côa Parque, Bruno Navarro, en este yacimiento, que fue descubierto en 1994, están identificadas un total de 1.293 rocas de pizarra con grabados paleolíticos.
En la parte española de Siega Verde hay identificados un total de 690 grabados. EFE

Fuentes: lavanguardia.com | zap.aeiou.pt | 29 de marzo de 2018

María Martinón: “Debemos desterrar la idea de que un fósil lleva a reescribir la prehistoria”

A finales de 2017 la paleoantropóloga María Martinón Torres (Ourense, 1974) tomaba posesión como nueva directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana. Su antecesor, Alfredo González Torres, declaraba un año antes la evidente brecha de género que existía en esta institución, ya que tan solo el 22% del personal investigador eran mujeres. Martinón es miembro del Equipo de Investigación de Atapuerca desde 1998 y ha participado en varios proyectos internacionales sobre la dentición en homínidos. En la actualidad analiza las piezas dentales del homínido más antiguo de Europa.

Pertenece a una familia vinculada a la ciencia en diferentes ámbitos, desde la salud a la arqueología, ¿qué le hizo decantarse por la paleoantropología?
Probablemente crecer en un ambiente en el que había pasión por las dos disciplinas que se hermanan en la paleoantropología, la medicina y la historia. Al fin y al cabo la paleoantropología es la reconstrucción de la historia del ser humano, y cómo su cuerpo ha respondido a las diferentes presiones ambientales. Ahora sabemos que hasta la enfermedad se puede leer como la historia de la evolución y la “maladaptación” del ser humano. Las enfermedades infecciosas, por ejemplo, son la otra cara de la moneda de una especie muy abundante, muy social y que vive en comunidad, a veces hacinada, favoreciendo el contagio y la propagación de los patógenos. Cada vez está más claro que la medicina y la biología evolutiva están íntimamente ligadas.

Es la actual directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana. ¿Cuál es su perspectiva de la situación de las mujeres en la ciencia y sobre todo en los altos cargos en España?
Tengo una lectura positiva y esperanzadora. Creo que las cosas están cambiando y quiero interpretar mi propia situación, humildemente, como signo de ello.

¿Cree que en España es suficientemente conocido el trabajo que se realiza en Atapuerca y la relevancia científica que tienen los hallazgos de sus yacimientos?
La verdad es que en el caso particular de Atapuerca es muy estimulante descubrir el nivel de conocimiento e interés popular general sobre los hallazgos y su significado. Mi percepción es que el trabajo que se realiza en Atapuerca es conocido y querido por la gente y en esa situación, quizá insólita en otros países, ha tenido mucho que ver el esfuerzo que se ha dedicado a la divulgación del trabajo científico que se hacía en estos yacimientos. Creo que además, en general, el periodismo científico en España es de primera categoría.

Acaba de publicar un estudio en Science sobre la dispersión del Homo sapiens por el planeta hace entre 200.000 y 175.000. ¿Puede una mandíbula o un solo hueso reescribir la prehistoria?
Debemos desterrar la idea de que un fósil o un hallazgo nos llevan a reescribir la prehistoria. Más bien la refuerzan y la definen. La reconstrucción de nuestros orígenes es como un gran edificio en continua reforma. Alguna vez, las menos, habrá que derribar una estancia, pero en la mayoría de los casos lo que hacemos es ampliarlas y abrirles ventanales que nos dan una mejor visión panorámica.

¿Cómo debemos interpretar entonces los descubrimientos sobre la evolución humana?
Teníamos visiones parciales de la historia y con cada hallazgo lo que hacemos es enriquecer nuestro alcance y comprensión, inaugurar una habitación con vistas. El estudio del maxilar humano hallado en Israel y publicado en Science nos permite adelantar la fecha de la presencia de humanos modernos fuera del continente africano al menos unos 60.000 años. No reescribe la historia pero si tiene una implicación significativa en la interpretación, por ejemplo, de los motivos por los que una especie es capaz de adentrarse en nuevo territorio. ¿Por qué migramos antes: competencia con otros humanos, necesidad de más recursos, simple explosión demográfica o curiosidad por conocer otro lugar?

Estos estudios siempre levantan polémica, ya que las dataciones y los diferentes grupos de investigación en ocasiones rebaten los resultados. ¿Por qué la paleontología está sujeta a una amplia interpretación partiendo de las dataciones y las muestras fósiles?
La ciencia construye hipótesis con las evidencias disponibles. No trabaja con verdades, sino que busca la explicación más coherente de la realidad con los datos de los que dispone. Esa explicación tiene que someterse a comprobación el resto de su vida, pero no solo en paleontología, sino en cualquier ámbito científico. Es cierto que en el caso de esta disciplina, al tratar de explicar fenómenos y episodios del pasado, nuestras evidencias, como por ejemplo los fósiles, son mucho más escasas. Así pueden existir vacíos mayores que cubrir. Pero eso, por otra parte, ha agudizado nuestro ingenio, potenciando la innovación metodológica y tecnológica que nos permita afinar o maximizar la información que se puede obtener.

¿Ocurre lo mismo con las pinturas rupestres, como las que se acaban de datar en varias cuevas españolas y que han revelado que las pintaron los neandertales?
En ese caso particular, lo que ha sucedido es que las técnicas de datación y de toma de muestras son cada vez mejores, más precisas, y ahora podemos hacer cosas que antes no podíamos como, por ejemplo, datar pinturas rupestres de esta manera tan sofisticada. No es por lo tanto que antes hubiéramos hecho las cosas mal, sino que ahora hacemos cosas que antes no podíamos.
Antes teníamos un ‘intervalo’ de tiempo para esas pinturas y ahora se ha podido afinar hacia atrás, en el tiempo, su antigüedad. Las coloca que un tiempo en el que, que sepamos, no había humanos modernos en Europa. La explicación lógica es que sus autores han sido los neandertales. Si el día de mañana encontramos humanos modernos en la península ibérica de 80.000 años, por ejemplo, tendríamos que reconsiderar la autoría de esas pinturas de nuevo. ¿Significa eso que las dataciones de las pinturas rupestres estaban mal o que nuestra interpretación de la evidencia disponible estaba mal hecha? Evidentemente no. No creo que esta revisión sea síntoma de precariedad, sino más bien de salud científica.

En este trabajo se han aplicado técnicas de microtomografía y en otro estudio reciente aplican esta misma tecnología para conocer el sexo de los fósiles de miles de años. ¿La tecnología en su campo evoluciona a la par de los avances científicos o existen nuevos retos para el análisis de los fósiles?
La necesidad de ‘exprimir’ la información que puede proporcionar los fósiles y hacerlo de una forma no destructiva ha promovido avances e innovaciones tecnológicas particularmente en el análisis de imagen. Estas han supuesto una revolución en nuestro campo. Pero lo fascinante es que nuestra especialización en este ámbito nos ha permitido proporcionar aplicaciones, por ejemplo, al campo forense.
Utilizando técnicas que son casi de rutina en la paleoantropología, como la microtomografía, hemos desarrollado una aproximación metodológica que permite estimar el sexo de un individuo a partir de las proporciones de sus tejidos dentales. Esto es particularmente útil para la identificación del sexo de víctimas, por ejemplo, en catástrofes en las que los cuerpos están incompletos y quemados. Es un bonito ejemplo de lo absurdo de diferenciar entre ciencias básicas y aplicadas. Las aplicaciones son consecuencias secundarias al avance en el conocimiento, y dirigir la investigación solo a la obtención de ‘aplicaciones’ convertiría la ciencia en un producto de supermercado.

¿En qué está trabajando en estos momentos?
En el estudio dental de la especie Homo antecessor. Existen una serie de piezas dentales que todavía no han sido publicadas y que arrojarán información, creo que muy interesante, sobre el homínido más antiguo que existe en toda Europa.

Fuente: SINC | 30 de marzo de 2018

Revelan en Italia el misterio de la mujer del Medievo que 'dio a luz' en el ataúd

Restos óseos de la mujer y del feto / Pasini et al. / World Neurosurgery

Los esqueletos fueron descubiertos en la ciudad italiana de Imola en el año 2010

Durante las excavaciones en la pequeña ciudad italiana de Imola (provincia de Bolonia) los arqueólogos encontraron en el 2010 los huesos de un feto humano en la tumba de una mujer muerta entre los siglos VII y VIII. La distribución de los huesos y un orificio en la calavera de la madre les hicieron sospechar que se trataba de un insólito parto posterior al entierro.

Los estudios detallados de ambos esqueletos y la distribución de sus fragmentos confirmaron la sospecha y ofrecieron una explicación. Los científicos plasmaron sus principales conclusiones en un artículo publicado este lunes en la revista Science Alert.

Restos óseos de la mujer y del feto (detalle) / Pasini et al. / World Neurosurgery

Para el momento del hallazgo la cabeza y el cuerpo del feto se encontraban entre las caderas de la madre, mientras que las piernas estaban en el área pélvica, como sucede durante el parto natural. A partir del desarrollo de cada hueso, los científicos pudieron determinar la edad del feto, que correspondía aproximadamente a la 38ª semana de embarazo.

El artículo destaca que la mujer, que tenía entre 25 y 35 años cuando murió, estaba a punto de dar a luz de forma normal, puesto que el embarazo dura normalmente 40 semanas.

Evidencias de haberse practicado una trepanación en el cráneo de la mujer / Pasini et al. / World Neurosurgery

Además, fue sometido a estudio el cráneo de la mujer, agujereado en su parte superior, por encima de la frente.

Desde el principio el orificio estuvo asociado con la causa de la muerte, pero los expertos lo atribuyeron finalmente a un primitivo tratamiento médico contra la subida súbita de la presión arterial (eclampsia): una enfermedad bastante típica entre las embarazadas y potencialmente mortal. Llegaron a esta conclusión debido a la recuperación parcial del tejido óseo, algo que indica que la mujer estuvo con vida durante al menos una semana después del presunto procedimiento.

Tumba y restos óseos de la mujer y del feto / Pasini et al. / World Neurosurgery

Según ha podido saber Historia y Arqueología, la escena es consistente con el fenómeno de 'parto del ataúd', sostienen los científicos. Se trata de una situación conocida también como 'extrusión fetal post-mortem', cuando el feto, ya sin vida, es expulsado del cuerpo materno por la presión de los gases fruto de la descomposición.

Fuente: RT

El mercado de Sant Antoni ocultaba un rico catálogo de los ritos funerarios romanos

Entierro infantil en una ánfora. / EMILIANO HINOJO

La necrópolis excavada muestra casi todos los formatos de cremación o exhumación del imperio. Destacan los restos de piras funerarias y de las camas decoradas en que se incineraba al difunto
La cuenta atrás para la reapertura del mercado de Sant Antoni se acerca al final. Además del edificio comercial, los visitantes podrán contemplar los muros de unos de los baluartes de las murallas de Barcelona. Pero no aún los hallazgos arqueológicos más relevantes que han aparecido durante años de trabajos: un tramo de la Via Augusta y de la necrópolis romana que se extendía a ambos lados. El pasado 19 de marzo, sin embargo, en el Muhba se avanzaron los resultados de los estudios realizados sobre el yacimiento, en el que han aparecido muestras de cada una de las variedades de rituales funerarios de los primeros habitantes de la Barcelona romana: recintos de cremación, tumbas, urnas, cupas, restos de piras y lechos funerarios…

Así que el mercado de Sant Antoni escondía en su subsuelo las pompas fúnebres de Barcino. En minúsculas y en un sentido amplio (no, no había entonces ningún Sancho de Ávila) pero también en un sentido literal: ‘pompa funebris’ era la procesión que llevaba el cuerpo del finado desde su casa hasta el lugar de cremación o inhumación, y esas pompas circularian en aquel tiempo, con trompas sonando y plañideras gimiendo, por las actuales calles de la Boqueria, Hospital y Sant Antoni Abad hasta llegar a los 50 metros de Via Augusta que aparecieron bajo el mercado.

Excavaciones en la necrópolis romana de Sant Antoni, en el 2014. / JOSEP GARCÍA
Representación exhaustiva
Carme Miró, jefa del Servei Arqueològic de Barcelona, y el arqueólogo Emiliano Hinojo, responsable de la excavación de Sant Antoni, destacan que todos los distintos formatos de rito funerario están representados en la necrópolis de Sant Antoni. Y también su antigüedad y que corresponda a una época muy acotada, no a una acumulación de sepulturas difícil de interpretar. “Son los enterramientos de la primera o segunda generación de habitantes de Barcino, de mediados del siglo I después de Cristo a mediados del siglo II. Y tanto la vía como el canal que la atraviesa son del momento fundacional”, apunta Hinojo.

En la necrópolis se han encontrado miles de fragmentos que permiten reconstruir los rituales fúnebres de los primeros barceloneses y hasta cierto punto la estructura de aquellas ciudades de los muertos que debían instalarse obligatoriamente fuera del recinto amurallado y sagrado de la ciudad, el ‘pomerium’, tanto por motivos higiénicos como religiosos. El alma del muerto debía quedar lejos, pero su recuerdo, a mano. A lo largo de los caminos, para visitarlos periódicamente y para que los viajeros pudieran ir leyendo los epitafios (aquí solo han aparecido letras sueltas) que los rememoraban. “Y esta era la vía principal de entrada por tierra a Barcino. Digamos que era una zona sepulcral de ‘alto stánding'”, valora Miró.

Los arqueólogos han identificado tanto restos de la forma de rito funerario más habitual, la cremación, como de inhumación. Han aparecido recintos de incineración: parcelas acotadas por un murete en el que se situaba el cuerpo del finado sobre una gran pira. “Tenemos casos en que sencillamente las cenizas se cubrían con tierra, y hemos encontrado los restos de la leña quemada, de los huesos y del lecho funerario en el mismo lugar de la pira; en otros casos se recogían las cenizas y se conservaban en urnas, en una cupa [una tumba parecida a un medio tonel] o incluso en un agujero en el suelo”, explica Hinojosa.

Habitantes con posibles
En otros casos se levantaban mausoleos para contenerlas, con imágenes del difunto: en Barcelona fueron desmantelados para construir a toda prisa la muralla del siglo III pero en Sant Antoni se ha encontrado también un resto de esta práctica, un realista retrato funerario de un niño labrado en el apreciado y caro mármol de Paros. “Para que alguien se hiciese traer este material para labrarlo in situ tenía que tener posibles: Barcino era una ciudad poblada por una élite acomodada”, recuerda Miró.

El hallazgo más espectacular es el de los restos de ocho lechos funerarios, un objeto del que ya apareció un ejemplar en Drassanes pero que solo muy excepcionalmente ha sido hallado fuera de Italia, así como otros elementos que recuerdan los ritos de paso de la vida a la muerte. Tras velar al muerto en su casa sobre una cama elaborada específicamente para ello y con los pies hacia la puerta (con ritos como poner monedas en sus ojos para pagar al barquero Caronte, llamar al difunto por su nombre para asegurarse que no respondía y lavar y ungir el cuerpo), era llevado en procesión al lugar donde era quemado o enterrado y se efectuaba una libación en su honor, que se repetía periódicamente. En Sant Antoni han aparecido frasquitos de cristal que contenían ungüentos que se vertían en la tumba o que, según algunas fuentes discutidas, guardaban las lágrimas de las plañideras que acompañaban al difunto.

Puzzle endiablado
Volviendo a los lechos mortuorios: se han hallado fragmentos de hueso y espigas de hierro que permiten reconstruir ocho. “Es un conjunto muy importante por su diversidad de tipologías”, se felicita Hinojosa. Su conservacion es rara y el puzzle recompuesto por la restauradora Isabel Pellejero, endiablado: poco quedaba de ellos tras colocar a difunto y lecho sobre la pira y prenderle fuego, alcanzando temperaturas de 800 a 900 grados. Un buen lecho debía ser de madera, con patas con un ánima de hierro y decoración esculpida en marfil (o de hueso, como es el caso de Barcino). Entre los ocho de Sant Antoni los hay lisos, uno decorado con motivos militares, otros con decoraciones relacionadas con el muy enológico dios Baco (sátiros, putti, ménades bailando) y uno más con motivos especialmente interesantes y aún en estudio.

Entre las inhumaciones, se cuentan cuatro cadáveres de adulto, en fosas cubiertas por tejas, el entierro más económico: llama la atención que uno de ellos esté boca abajo. Un rito que suponía una precaución adicional para asegurarse de que un dfunto infame por un motivo u otro no volviera al mundo de los vivos. “No es habitual, puede corresponder a alguien que ha muerto por una enfermedad infecciosa, o que merecía un castigo”, dice Hinojosa.

Entierro infantil en una ánfora. / EMILIANO HINOJO

No personas
Los 10 enterramientos infantiles testimonian también el trato que recibían los niños menores de 40 días, de quienes no se consideraba que fueran aún personas. No se les incineraba, y sus pequeños esqueletos han aparecido cubiertos por tejas o dentro de ánforas. Aunque alguna consideración merecían: han aparecido como ajuar funerario un biberón de arcilla, un amuleto del dios Bes y lo que parece la cabeza de una muñeca de terracota. “Tenían un área específica, porque aún no pertenecían a la sociedad”, expica el arqueólogo.

Fuente: El Periódico

Descubren una caverna con fragmentos prehispánicos durante la limpieza de un cenote en México

Equipo de investigación dentro del cenote de Xlacah, en la Zona Arqueológica de Dzibilchaltún, en Yucatán, México. / inah.gob.mx

En el lugar se registraron asentamientos humanos entre los años 250 y 950 d.C.

En una labor rutinaria de limpieza en el cenote Xlacah, en la zona arqueológica de Dzibilchaltún, en Yucatán (México), un grupo de buzos hizo un sorprendente hallazgo: una caverna con fragmentos de edificios prehispánicos y restos óseos de humanos y grandes animales.
En México se conoce como cenote a las depresiones geológicas o cuevas inundadas. En la zona arqueológica de Dzibilchaltún está el de Xlacah, ubicado en una superficie abierta, de 100 metros de largo y con una profundidad que va de un metro a 45, según el portal En Yucatan.

Buzos certificados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México. / inah.gob.mx

Durante el aseo y conservación de este lugar, una cuadrilla de buzos especializados halló una caverna lateral pequeña donde había "piedras careadas" que posiblemente formaban parte de la mampostería de edificios prehispánicos, fragmentos de materiales de cerámica y restos óseos de humanos y grandes animales, recoge la página del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, que lleva a cabo la investigación.

Fragmentos de edificaciones prehispánicas. / inah.gob.mx

¿Qué hallaron?

Además de los restos de edificaciones, según ha podido saber Historia y Arqueología, se encontraron vestigios de algunas ollas, cuencos y utensilios. Los huesos que estaban en el lugar eran de humanos y de ganado.

Restos óseos hallados en el interior del cenote. / inah.gob.mx

En 2017 se realizaron tomografías eléctricas y sondeos electromagnéticos en el subsuelo de este lugar. En este estudio se halló que posiblemente el cenote fue transformado desde tiempos prehispánicos para adaptarlo a la vida humana.

La investigación arrojó que hubo varias adecuaciones: una de ellas en el periodo clásico Maya, entre el año 250 y 950 d.C., cuando en el sitio había una población de unas 15.000 personas; otra en el Posclásico, entre el año 1.000 y 1600 d.C; una más el siglo XIX y otra en la actualidad, debido a que la zona arqueológica ha sido abierta a los visitantes.


Equipo de buzos realiza labores de limpieza. / inah.gob.mx

Descubren 29 huellas humanas, de 13.000 años de antigüedad, frente a la costa canadiense

Fotografía de una de las huellas encontradas (izquierda) y una versión mejorada digitalmente (derecha). Imagen: Duncan McClaren.

Hace aproximadamente 13.000 años, dos adultos y un niño pisaron con sus pies descalzos arcilla húmeda cerca de la orilla del agua en una isla de Columbia Británica, Canadá, dejando huellas que aún existen en la actualidad.

Descubiertas recientemente por un equipo de antropólogos son las huellas humanas conocidas más antiguas de América del Norte, según un nuevo estudio, y proporcionan más evidencia de que los humanos estaban prosperando en la costa del Pacífico de Canadá al final de la última Edad de Hielo, dijo el investigador principal, Duncan McLaren (izquierda), antropólogo del Instituto Hakai y de la Universidad de Victoria, en Canadá.

Las huellas, 29 en total, estaban tan bien conservadas que McLaren y sus colegas pudieron asignar tamaños modernos de calzado de EE.UU a los individuos prehistóricos: un tamaño 8 de hombre o de mujer joven; un tamaño 1 de niño/a (o el tamaño 3 de una mujer); y un tamaño 8 de mujer o un tamaño 7 de hombre.
Los investigadores hicieron este notable descubrimiento en la isla Calvert, ubicada frente a la costa occidental de Columbia Británica, a unos 100 kilómetros al norte de la isla de Vancouver.

Al final de la última Edad de Hielo (hace aproximadamente 11.700 años), la capa de hielo de la Cordillera de América del Norte finalizaba a lo largo de la costa del Pacífico, dejando "refugios" o áreas sin hielo donde las plantas y los animales podían sobrevivir. La isla Calvert estaba directamente en uno de esos refugios, lo que provocó que los investigadores modernos cavaran allí en busca de artefactos. Sin embargo, las excavaciones en tales refugios no siempre son fáciles, ya que hoy en día gran parte de la región está cubierta de una densa selva tropical templada, escriben los investigadores en el estudio.

Además, la geografía allí fue diferente al final de la última Edad de Hielo, pues una gran parte del agua de la Tierra estaba congelada en enormes glaciares. Esto explica por qué los niveles del mar fueron hasta 3 metros más bajos hace entre 14.000 y 10.000 años en la isla Calvert que lo que ocurre hoy en día, recuerda McLaren.

Plano con la situación de las huellas halladas. Imagen: Duncan McClaren / PLoS One

La primera huella

"Estábamos estudiando esta línea de costa, por debajo de la playa, en la zona intermareal, cuando se descubrió la primera huella", dijo McLaren a Live Science.

Esto sucedió en 2014, cuando el equipo -que incluía a miembros de la Primera Nación Heiltsuk y de la Primera Nación Wuikinuxv- desenterró una huella humana a unos 60 centímetros por debajo de la superficie de la playa. Dos piezas de madera antigua halladas junto a la huella datan entre 13.300 y 13.000 años atrás, según los análisis de radiocarbono realizados.

Alentados por ello, los investigadores regresaron a la isla durante las temporadas de excavación de 2015 y 2016, descubriendo finalmente 28 huellas humanas más del mismo período.
Normalmente, las huellas duran solo un momento, pero en este caso "quedaron impresionadas en una arcilla húmeda que, seguidamente, se endureció y luego se llenó de arena, probablemente arrastrada desde la playa", declara McLaren.

Los investigadores del estudio Daryl Fedje (izquierda) y Duncan McLaren (derecha) excavando en la isla Calvert, en busca de vestigios humanos. Crédito: Grant Callegari / Instituto Hakai

No eran de un oso

Las 29 huellas tienen marcas claras del arco plantar, los dedos y el talón, por lo que los científicos están "seguros de que las dejaron pies humanos", escriben en el estudio. Pero dado que Columbia Británica es hogar de osos, y las patas traseras de los osos pardos y osos grizzly pueden dejar huellas similares a las de un ser humano, tuvieron que hacerse la pregunta: ¿Son estas huellas de oso?
Un análisis exhaustivo reveló que "no", que no eran huellas de oso, dijeron los investigadores.
"Las huellas excavadas en la isla Calvert tienen un arco plantar claramente definido, carecen de las características marcas de las garras, no son triangulares en su forma general ..., carecen de un tercer dedo largo, y en general son más estrechas que las de un oso", declaran los investigadores en el estudio. Además, no pudieron encontrar ninguna huella de oso en la zona.

De hecho, "en general, no existen huellas de ningún tipo en el área que fue excavada", escriben.

Huella número 22 que muestra el borde de desplazamiento de sedimentos alrededor del extremo distal del pie.

Navegación prehistórica

La isla de Calvert era todavía una isla durante la última Edad de Hielo, lo que indica que las personas prehistóricas debieron usar embarcaciones para llegar a ella, afirma McLaren. Es posible que "las huellas fueran dejadas por un grupo de personas que se bajaron de unas embarcaciones y se movieran hacia un área de actividad central más seca, hacia el norte o el noroeste".
Además, aparte de estas huellas, el equipo no ha podido encontrar ninguna otra evidencia de ocupación humana en el área inmediata.

Fotografía aérea realizada con un dron que muestra la ubicación de la unidad de excavación donde se encontraron las huellas.

El sitio documentado más antiguo de personas prehistóricas a lo largo de la costa oeste de América del Norte es Manis Mastodon, en la Península Olímpica del estado de Washington. En Manis Mastodon, los investigadores encontraron una punta de hueso alojada en una costilla de un mastodonte que data de hace unos 13.800 años. El sitio más antiguo conocido de seres humanos en Canadá es más reciente: un grupo de artefactos -incluida un arma de piedra- encontrado en la cueva Charlie Lake, en Columbia Británica, data de hace unos 12.500 años, dijeron los investigadores.

El nuevo hallazgo es "alentador para futuros investigadores que podrían emplear métodos similares para identificar sitios arqueológicos a lo largo de la costa del Pacífico", dijo Kevin Hatala (izquierda), profesor asistente de Biología en la Universidad Chatham, en Pittsburgh, el cual no participó en el estudio.

"En última instancia, los datos parecen mostrar evidencia indiscutible de la presencia humana en la costa del Pacífico de Canadá", dijo Hatala a Live Science. "Esto es importante porque los sitios arqueológicos de esta época y lugar han sido bastante raros".

El estudio fue publicado en online en la revista PLOS ONE.
Fuente: Live Science | 28 de marzo de 2018

Revelan nuevos aspectos sobre el famoso esqueleto neandertal La Ferrassie 1

Foto del descubrimiento de La Ferrassie 1 en 1909. © Collections M.N.P. Les Eyzies

Un equipo internacional, liderado por el investigador Ikerbasque Dr. Asier Gómez-Olivencia, que trabaja en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), ha obtenido nueva información sobre el esqueleto casi completo del neandertal adulto masculino La Ferrassie 1, descubierto en 1909. Estos nuevos resultados han sido publicados en la prestigiosa revista Journal of Human Evolution.

En este trabajo, el equipo presenta: 1) nuevos fósiles incluyendo todos los huesecillos del oído (martillo, yunque y estribo); 2) nuevas patologías que no habían sido detectadas en trabajos previos, incluyendo una variante congénita en el atlas (primera vértebra cervical) y una fractura de la clavícula; y 3) nueva información tafonómica que es coherente con la hipótesis de que este individuo fue enterrado de manera intencional.


Cortes del TAC (1) junto con las reconstrucciones virtuales de los tres huesecillos del oído (2,3). a) Martillo; b) yunque; y c) Estribo. (Figura: Antoine Balzeau. y Asier Gómez-Olivencia)

En este estudio se han utilizado tomografías computerizadas para poder encontrar nuevos restos y poder caracterizar mejor las lesiones patológicas, lo que apoya el uso que se le puede dar a este tipos de técnicas en las investigaciones de paleontología humana.

El abrigo rocoso de La Ferrassie está localizado en la base de una colina de caliza en Savignac de Miremont, a 5 km al norte de Le Bugue, en Dordoña (Francia). El 17 de septiembre de 1909, un esqueleto neandertal adulto masculino fue descubierto y nombrado como La Ferrassie 1 (LF1), en lo que el director de la excavación Denis Peyrony consideró una fosa funeraria en un nivel que ha sido datado entre 54.000 y 40.000 años. Este esqueleto es uno de los individuos neandertales más importantes, tanto por su excepcional estado de conservación como por el papel que ha jugado históricamente en la interpretación de la anatomía y comportamiento de los neandertales.

Foto: esqueleto del neandertal La Ferrasie 1.

El uso de nuevas tecnologías y técnicas científicas ha permitido al equipo liderado por Gómez-Olivencia:

1.- Identificar nuevos restos fósiles pertenecientes a este esqueleto, incluyendo los tres huesecillos del oído que se encontraban en el hueso temporal derecho, tres fragmentos de vértebra y dos fragmentos de costilla. Los huesecillos del oído están completos y nos ayudan a comprender mejor la variabilidad de los neandertales en esta región anatómica.

2.- Identificar nuevas lesiones patológicas, incluyendo una fractura de la clavícula sin desplazamiento del hueso, mayor degeneración artrósica en la columna vertebral y una ligera escoliosis, y una variante congénita de la primera vértebra cervical que no tendría consecuencias clínicas. Estas anomalías se sumarían a otras anomalías descritas previamente como son una fractura del trocánter mayor del fémur derecho y la evidencia de una afección sistémica de origen pulmonar debida a una infección o un carcinoma, que pudo haber sido la causa de la muerte de este individuo.

3.- Confirmar que no hay alteraciones superficiales en los huesos del esqueleto de La Ferrrassie 1, y que la manera en que los huesos aparecen rotos es típico de huesos que han perdido el colágeno. El estudio tafonómico del individuo neandertal LF1 es coherente con la hipótesis de que su cuerpo fue enterrado poco después de su muerte, por lo que ningún carnívoro atacó el cadáver. Durante la putrefacción, los huesos perdieron el colágeno y se rompieron in situ por el peso del sedimento. Estos datos son coherentes con la hipótesis de un enterramiento intencional de este esqueleto, tal y como ha sido propuesto por estudios anteriores.

4.- El uso de nuevas tecnologías ha sido vital en este estudio. Se han usado tomografías computerizadas (tanto de resolución normal como de alta resolución) y radiografías que han permitido: 1) identificar y extraer virtualmente los huesecillos del oído que estaban dentro del hueso temporal derecho; 2) visualizar las lesiones patológicas presentes en el esqueleto de LF1; y 3) cuantificar la orientación de la rotura de los huesos en aquellos huesos que esta información no se podía cuantificar directamente por estar reconstruidos.

Foto: modelo de neandertal basado en el esqueleto de La Ferrassie 1 realizado por Élisabeth Daynès. Musée National de Préhistoire, Les Eyzies, Francia.

La Ferrassie 1 era un neandertal masculino de más de 50 años de edad que sufrió varias lesiones a lo largo de su vida, probablemente en relación con su estilo de vida cazador-recolector. En el momento de su muerte sufría problemas relacionados con una enfermedad pulmonar. Poco después de su fallecimiento fue enterrado por otros miembros de su grupo en lo que hoy conocemos como Abrigo Rocoso de La Ferrassie, un lugar que los neandertales usaron como campamento de manera reiterada durante miles de años.

Fuente: Universidad del País Vasco | 22 de febrero de 2018

Descubren en Vizcaya una pieza de madera utilizada por neandertales hace 90.000 años

Foto: Universidad de Burgos

Un grupo internacional de arqueólogos ha encontrado una herramienta de madera de tejo creada por neandertales hace 90.000 años en el yacimiento de Aranbaltza, en Vizcaya. Se trata de una punta de quince centímetros perfectamente conservada que, probablemente, fue utilizada para excavar, si bien los especialistas no descartan que también hiciera las labores de lanza.

El hallazgo, que ha sido publicado hoy por la revista científica Plos One, ha sido realizado por expertos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), el Institut National de Recherches Archéologiques Préventives (Francia), la Universidad del País Vasco, la Autónoma de Barcelona, la Universidad de Burgos y la de Cantabria.

Según ha explicado a Efe el director de las excavaciones, el arqueólogo del CENIEH, Joseba Ríos-Garaizar (izquierda), la sorpresa surgió cuando, en una de las últimas campañas, se practicaron unos sondeos «para verificar la potencia estratigráfica del yacimiento», en los que se alcanzaron niveles «de limos y arenas saturados en agua» de una edad cercana a los 90.000 años.

En estas catas aparecieron distintos objetos de «industria lítica», pero «también algunos restos de madera bien conservados», algo totalmente «excepcional» pues, como comenta Ríos-Garaizar, «la conservación de restos de madera en yacimientos arqueológicos antiguos es muy, muy compleja» porque se trata de un material orgánico que se degrada y desaparece muy rápidamente.

Coincidencia milagrosa

«Se tienen que producir una serie de coincidencias muy afortunadas, casi milagrosas, para que la madera se conserve» y una de ellas es un «contexto saturado de agua», donde la ausencia de oxígeno impide o retrasa extraordinariamente la putrefacción de la madera, relata el experto del CENIEH.

Izquierda: fotografía que muestra la herramienta inmediatamente después de su recuperación. Derecha: aspecto real del fragmento después de los esfuerzos de preservación.

Una circunstancia «tan rara» que, además de Aranbaltza, solo existen otros cinco yacimientos en Europa en los que se han encontrado restos de objetos de madera asociados a neandertales o preneandertales, dos de ellos en Alemania (Schöningen, Lehringen), uno en Inglaterra (Clacton on Sea), otro en Italia (Poggeti Vechi) y el quinto también en España: el Abric Romaní de Capellades (Barcelona).

En concreto, las catas de Aranbaltza sacaron a la luz dos piezas de madera, una de ellas la citada punta confeccionada por los neandertales con una técnica «relativamente compleja» que los científicos han podido analizar en detalle y que, como describe Ríos-Garaizar, «implica coger una rama, partirla por la mitad longitudinalmente y, con ayuda de un utensilio lítico, ir raspándola hasta agudizarla, al tiempo que es tratada con fuego para endurecerla o facilitar su trabajo».

Más sobre Aranbaltza

El proyecto arqueológico de Aranbaltza se inició en 2013 con el objetivo de investigar las formas de vida de los últimos neandertales, responsables de la cultura Chatelperroniense, en el occidente de Europa. Las excavaciones, aún en curso, han revelado distintas ocupaciones de grupos de neandertales entre 100-44.000 años, siendo por ello Aranbaltza un lugar excepcional para investigar la variabilidad de las formas de vida de estos grupos humanos.

En el yacimiento quedan grandes extensiones por excavar del tipo de sedimentos encontrados, por lo que las expectativas de cara a futuras campañas son muy altas.

Fuente: abc.es  | burgosconecta.es | 28 de marzo de 2018

Extraordinaria innovación española para conservar los frescos de Pompeya

Ruinas de la ciudad de Pompeya, desaparecida bajo el Vesubio en el año 79 d.C. EFE / Francisco Moreno

Investigadores españoles han patentado un biocida natural que impide la aparición de microorganismos y plantas que dañan los murales del yacimiento arqueológico de Pompeya, y que ayudará a la conservación de la antigua ciudad romana


El grupo de investigación IBeA, Ikerkuntza eta Berrikuntza Analitikoa (Investigación e Innovación Analítica), de la UPV/EHU, que colabora en la conservación del patrimonio artístico de Pompeya, ha analizado con equipos portátiles de última generación los materiales utilizados en la construcción de las casas pompeyanas, así como los pigmentos utilizados en sus murales.
El trabajo se ha traducido en soluciones prácticas como este biocida recientemente patentado o la búsqueda de un mortero de restauración resistente al degradado biológico, según ha informado la UPV/EHU.

Una investigadora finlandesa coincidió con los investigadores vascos en un congreso y se interesó por las técnicas de análisis portátiles no invasivas de las que disponían.
Le parecieron adecuadas para investigar el yacimiento de Pompeya, donde desarrollaba su labor, y comenzaron a colaborar, lo que se tradujo en una primera visita a la ciudad sepultada por una erupción volcánica del Vesubio en el año 79 d.C.

Desde entonces el grupo IBeA acude cada año a realizar estudios de campo al mundialmente conocido yacimiento arqueológico, que completan en el laboratorio.
Esta investigación continuará, al menos, tres años más gracias al nuevo convenio suscrito entre la Universidad de País Vasco y el Parque Arqueológico de Pompeya.


En estos diez años, los investigadores de la UPV/EHU han propuesto soluciones al deterioro del yacimiento y han analizado los pigmentos de los frescos para sacar a la luz su aspecto original.

Frescos de la Villa de los misterios, en el yacimiento arqueológico de Pompeya. EFE / Cesare Abbate

“Hemos utilizado un espectrómetro portátil basado en fluorescencia de rayos X para identificar los murales de Pompeya pintados en un ocre rojo original (hematita) frente a los que actualmente se observan como rojos pero que fueron pintados en amarillo (ocre amarillo)”, ha señalado Maite Maguregui, una de las investigadoras.

Este pigmento amarillo se transformó en rojo debido al impacto del material volcánico a altas temperaturas proveniente de la erupción que destruyó Pompeya.
En el ámbito de la conservación, han conseguido determinar varias causas del deterioro de los morteros romanos de las paredes de las casas pompeyanas, y el trabajo para los próximos años será proponer soluciones.

Así, van a probar un biocida patentado por el grupo de investigación y creado con aceites esenciales de plantas presentes en el propio yacimiento.
Si funciona como esperan, su aplicación mejoraría y abarataría notablemente las labores de conservación del complejo, al evitar que vegetales y microorganimos colonicen los muros.

Otro de sus objetivos es desarrollar un mortero de restauración basado en la formulación original romana compatible con el original.

El grupo IBeA está integrado por nueve personas, en su mayoría personal docente e investigador de química.

Vía: EFE Futuro

Exhiben por primera vez un manuscrito del mar Muerto con la historia de Noé en primera persona

La primera exhibición pública de uno los documentos de los Rollos del mar Muerto en el Museo de Israel, en Jerusalén, el 20 de marzo de 2018. Oded Balilty / AP

Este documento data del siglo I a.C. y es la única copia existente de un texto judío que narra historias del primer libro de la Biblia

 Se trata del denominado 'Génesis Apócrifo', la única copia existente de un texto judío antiguo que narra historias del primer libro de la Biblia. Este manuscrito, que forma parte de los Rollos de Qumrán, data del siglo I a.C. y fue uno de los primeros siete rollos del mar Muerto que fueron encontrados en unas cuevas de Cisjordania en los años 1940 y 1950.El Museo de Israel (Jerusalén) empezó el pasado 20 de marzo a exhibir por primera vez un fragmento de los enigmáticos manuscritos del mar Muerto que fueron descubiertos hace 70 años, informa Associated Press.

El documento, que se mostrará al público durante tres meses, está escrito en arameo y describe las vidas de Noé, Abraham, Enoc y Lamec, personajes del libro de Génesis, y lo más importante, los pasajes no están narrados en tercera persona, sino que es el mismo Noé quien cuenta la historia.

Un fragmento de los Rollos del mar Muerto, exhibido dentro del Santuario del Libro en el Museo de Israel. Ronen Zvulun / Reuters

"De alguna manera, lo que tenemos son historias paralelas que no se presentan en la Biblia hebrea, donde los patriarcas se presentan de formas diferentes a las que tenemos hoy en el Pentateuco (el conjunto de los cinco primeros libros de la Biblia)", explicó el conservador Adolfo Roitman, director del Santuario del Libro del Museo de Israel.

El fragmento del pergamino que se exhibe, según ha podido saber la redacción de Historia y Arqueología, cuenta la historia del Arca de Noé, posándose en los picos del monte Ararat después de la legendaria inundación. Noé cuenta cómo "expió por toda la tierra en su totalidad" al ofrecer varios sacrificios de animales, agregó Roitman.

"Hoy tenemos la oportunidad de verlo (el manuscrito) por unos meses y luego volverá a las bodegasy no volverá a ver la luz por docenas de años", dijo por su parte el director del museo, Ido Bruno.

El MNAR acoge una muestra de Latova sobre fotografía arqueológica española

Después de su éxito en el Museo Arqueológico Regional de Madrid y en el Museo Arqueológico Nacional, el Museo Nacional de Arte Romano presenta la exposición 'José Latova. Cuarenta años de fotografía arqueológica española'.

Autorretrato con la Dama de Elche

Esta muestra temporal comisariada por Enrique Baquedano y Agustín de la Casa, y coordinada desde el MNAR por Agustín Velázquez y Nova Barrero, expone una cuidada selección de fotografías tomadas por José Latova Fernández-Luna. Un nombre que aparece asociado a los proyectos arqueológicos más relevantes de nuestro país en la última generación de investigaciones.

La muestra ofrece un recorrido por cuatro décadas de arqueología española a través de fotografías. Reflexiona sobre el papel que ocupa la fotografía arqueológica en España como uno de los medios más eficaces de documentación de los últimos cuarenta años.

La exposición podrá visitarse en el horario habitual del Museo hasta el próximo 3 de junio. Se ha instalado en la cripta, por lo que el recorrido expositivo diseñado permite al visitante conocer otros espacios como son las diferentes crujías de la cripta, habitualmente no accesibles para el público.
Esta muestra perfila un recorrido que abarca la carrera profesional de Latova a través de más de 100 fotografías y tres audiovisuales. Se destaca la importancia de la documentación gráfica en la investigación histórica, desde los primeros pasos de la prospección arqueológica hasta la catalogación, restauración y exposición del patrimonio.

La cripta del MNAR acoge la exposición de fotografías de Latova. :: J.M. ROMERO

Relato expositivo

El relato expositivo se ha estructurado en diferentes bloques temáticos. Comienza el recorrido por la figura del propio Latova como fotógrafo del Ministerio de Cultura a partir de los años de la transición española. Años en los que se inicia una política de documentación de nuestro patrimonio en la cual Latova fue figura principal.

Continúa el discurso con el punto documentando las excavaciones, ya que toda excavación arqueológica implica un proceso destructivo. Entiende que es parte esencial de la propia actividad dejar constancia del proceso.


José Latova en la Tumba de Hery, Djehuty (Luxor, Egipto).

Las piezas en los museos arqueológicos es el tercer punto. Estos espacios son los receptores del patrimonio arqueológico y asumen la responsabilidad de su conservación.

Excavando en Egipto plasma la presencia de los arqueólogos españoles en Egipto. Se remonta a la colaboración de nuestro país en la campaña de la UNESCO, iniciada en 1960, para salvaguardar los restos arqueológicos egipcios y nubios que iban a ser destruidos con la creación de la presa de Asuán.

Documentando el arte rupestre es otro de los puntos interesantes. A Latova se le despertó muy temprano el espíritu aventurero y el interés por la espeleología. Desde sus primeros pasos en la profesión, manifestó su pasión por las cuevas y por el arte rupestre.

A pesar de que la arqueología en Extremadura siempre ocupó un destacado lugar a nivel nacional, o incluso internacional, su reconocimiento por parte del gran público ha llegado de la mano de los programas de difusión realizados, a partir de los años ochenta, por numerosos investigadores. En ellos ha tenido una gran importancia la documentación gráfica a cargo de profesionales como Latova.


Desde su puesto en la Subdirección General de Arqueología, Latova ha sido el responsable de documentar los yacimientos considerados de referencia en la arqueología extremeña: Nertóbriga Concordia Iulia, Regina, Seria Fama Iulia, Cancho Roano, La Alcazaba de Badajoz San Roque, Medellín,...etc. Y por supuesto Mérida, de la que ha documentado una parte de las colecciones del Museo y monumentos emblemáticos.

Las muestras retrospectivas de las intervenciones realizadas por la Dirección General de Bellas Artes en los yacimientos de la Provincia de Badajoz, en coincidencia con otras a nivel nacional, fuera mayoritariamente ilustrada con sus fotografías.

Fuente: hoy.es | 26 de marzo de 2018

Más allá de las piedras: definición de la arqueología prehistórica de la India

La última década ha sido memorable en términos de nuestra comprensión de la evolución humana y del poblamiento del mundo. Junto con los nuevos descubrimientos arqueológicos, los rápidos avances científicos en genética de las poblaciones y la secuenciación de ADN antiguo, se están llenando muchos de los espacios en blanco y se están convirtiendo lo que una vez fueron hipótesis en teorías basadas en hechos. Por ejemplo, ahora sabemos que todas las poblaciones humanas modernas fuera de África provienen de una pequeña subsección de la población africana que se mudó a Eurasia hace unos 70.000 años. También sabemos que las evidencias más tempranas sobre los humanos modernos, los Homo sapiens, se remontan a 300.000 años atrás, antes de lo que se pensaba. Hemos descubierto que los Homo sapiens se cruzaron con sus primos genéticos, los Neandertales y los Denisovanos, y que la mayoría de nosotros llevamos algunos de sus genes.

¿Qué hay de la India?

En medio de todo esto, ¿cuánto ha mejorado nuestra comprensión del poblamiento de la India, ya fuera por homínidos tempranos o por los humanos modernos? El libro que responde a estas preguntas se titula "Beyond Stones and More Stones: Defining Indian Prehistoric Archaeology" ("Más allá de las piedras y más piedras: definición de la arqueología prehistórica en la India) y es una colección de 11 artículos de 18 expertos de todo el mundo en campos como la arqueología, la antropología y la genética. Está editado por el profesor Ravi Korisettar (izquierda), bien conocido por su papel en la excavación de Jwalapuram, en el valle Jurreru de Andhra Pradesh. Esa excavación llevó al descubrimiento de herramientas de piedra por debajo y por encima de capas de ceniza volcánica depositadas por la erupción del volcán Toba hace 74.000 años a.C. La erupción volcánica, que ocurrió en la isla indonesia de Sumatra, habría tenido un impacto muy fuerte sobre la vida desde el este de Asia hasta África, y ahora se ha convertido en un marcador arqueológico.

Como se señala en el libro, el mayor desafío para tratar de comprender la prehistoria de la India es la escasa disponibilidad de fósiles. Por lo tanto, gran parte de nuestra comprensión se basa en el descubrimiento, análisis e interpretación, de herramientas líticas y de las áreas de asentamientos. Esto causa un problema porque las herramientas de piedra fueron hechas por homínidos como el Homo erectus y por los humanos modernos como el Homo sapiens, y durante gran parte de la prehistoria no es fácil distinguir qué herramientas fueron fabricadas por cada uno de ellos.

Excavaciones en Jwalapuram con estratos indicados: (a) Fosa 3. muestra cenizas de la erupción del volcán Toba. (b) Trinchera 3, se revela el lecho de capas de ceniza; (c) Trinchera 3B (d) Fosa 23, estrato de cenizas en A (las escalas son ambas de 50 cm).

Las primeras herramientas de piedra encontradas en el subcontinente indio, y datadas con seguridad, van desde hace aproximadamente 1,5 millones de años (Attirampakkam, en Tamil Nadu) hasta 1,2 millones de años (Isampur en Karnataka), dice Korisettar en el capítulo inicial del libro. Estas herramientas podrían ser probablemente trabajo del Homo erectus, el cual evolucionó en África hace unos dos millones de años y luego se extendió rápidamente por el mundo.

En la India, hay una profusión de herramientas líticas, especialmente en el período que va desde hace 800.000 a 200.000 años, e indican que los humanos arcaicos prefirieron lugares como Siwaliks, en la cuenca Vindhyan, en el centro de la India, las zonas boscosas de Chhota Nagpur y las cuencas de Bhima, Kaladgi, Cuddapah y Kortallayar en el sur de la India, todas ellas con abundante suministro de materias primas para hacer herramientas de piedra, fuentes de agua confiables y fácil disponibilidad de animales y plantas.

Para cuando el Homo sapiens salió de África, en lo que podría llamarse el episodio Out of Africa 2 (Fuera de África 2), los descendientes de Out of Africa 1 ya se habían dividido en varias familias: Neandertales, Denisovanos y Homo floresiensis, por nombrar los conocidos. Ha habido cierto debate sobre cuándo los humanos modernos salieron de África. La genética dice que todos los humanos modernos fuera de África tienen su origen en una migración única desde África hace unos 70.000 años, pero la arqueología basada en fósiles sugiere que hubo múltiples incursiones anteriores del Homo sapiens en Asia desde 180.000 a 120.000 años atrás. Sin embargo, estas dos teorías no necesariamente están en conflicto: los primeros Homo sapiens que se mudaron de África pueden haberse extinguido sin dejar un linaje genético. Y los que tuvieron éxito en dejar suficiente descendencia para poblar el resto del mundo pudieron haberlo hecho hace unos 70.000 años.

La evidencia más antigua de fósiles de Homo sapiens en el sur de Asia no se encuentra en la India, sino en las cuevas de Fa Hien, en Sri Lanka, datadas en hace 38.000 años. En la India, el fósil más antiguo data de hace entre 12.000 y 20.000 años y proviene de Jwalapuram: son fragmentos de un cráneo y un diente (derecha).

Un capítulo en coautoría de los arqueólogos Michael Haslam y Korisettar, y el genetista Stephen Oppenheimer, argumenta que una dispersión exitosa en el sur de Asia pudo haber ocurrido hace unos 65.000-60.000 años, y estos primeros pobladores pudieron haber utilizado las vías costeras y ribereñas para "alcanzar diferentes partes del subcontinente en diferentes momentos".

Hallazgo moderno

En Jwalapuram, los autores observan la primera aparición de microcuchillas líticas de hace unos 38.000 años y su persistencia a partir de ese momento (las microcuchillas a menudo se usaron para fabricar herramientas compuestas, tales como cuchillos con mango de madera o hueso). Estas herramientas están estrechamente asociadas con los humanos modernos, y los autores dicen que podrían haber migrado a esta zona hace entre 40.000-35.000 años. ¿Conocieron a los primeros habitantes cuando llegaron? Hubiera sido infinitamente interesante saberlo, pero no hay respuesta por ahora.

Izquierda: Núcleos de microcuchillas. Derecha: microcuchillas.

Puede que este libro no sea fácil de leer para cualquier persona sin un interés permanente en la arqueología, pero para otros es un tesoro debido a las muchas gemas que contiene: tal como el capítulo del antropólogo Sheela Athreya, que trata sobre la relación de las poblaciones tribales modernas con los primeros habitantes del sur de Asia; o el capítulo de Sushama G. Deo y S.N. Rajaguru, los cuales tratan la cuestión de si puede haber asentamientos paleolíticos sumergidos en la plataforma continental. Algunos capítulos son muy técnicos, como los que se refieren a la cronología de las rocas volcánicas del Toba, o los cambios del monzón en el subcontinente indio en los últimos 200.000 años, todos ellos muy útiles. Este libro se detiene antes de la transición al Neolítico y los comienzos de la agricultura en el sur de Asia, pero eso es solo porque estos apartados se han reservado para el Volumen 2.

Fuente: thehindu.com | 24 de marzo de 2018

Las herramientas líticas halladas en Bilaspur vinculan las culturas de Sivalik

Guijarros-herramientas

Investigadores del Servicio de Antropología de la India (AnSI) han descubierto varios artefactos achelenses (datados aproximadamente entre 1.500.000 y 150.000 años atrás) junto con herramientas Soanian contemporáneas en un sitio inexplorado en Ghumarwin, en el distrito de Bilaspur, en Himachal Pradesh. El lugar está cerca del yacimientos donde científicos del siglo XIX descubrieron restos fósiles del Sivapithecus, el último ancestro común de los orangutanes y los humanos.
El descubrimiento de herramientas de piedra pertenecientes a la cultura Achelense en una región conocida por tener pruebas abundantes del período Soanian, presenta la posibilidad de una continuidad de las dos culturas de la edad de piedra en esa zona.

"Esta es la primera vez que el AnSI ha encontrado una gran cantidad de artefactos achelenses junto con herramientas del periodo Soanian en el mismo sitio. Hemos hallado hachas de mano bifaciales, junto con cuchillas y raspadores, que son claramente pertenecientes a la cultura achelense. Al mismo tiempo, se han encontrado herramientas como varios tipos de guijarros, discoidales, raspadores, núcleos, numerosos tipos de lascas, y fragmentos de núcleos angulares del período cultural Soanian", dijo Worrel Kumar Bain (izquierda), uno de los investigadores involucrados en el descubrimiento.

Corredor del río

Los yacimientos achelenses más antiguos en India son los de Attirampakkam, en Tamil Nadu, que datan de hace 1,5 millones de años, mientras que evaluaciones recientes del Paleolítico surasiático sugieren que la mayoría de los conjuntos de herramientas Soanian son más jóvenes que el achelense evidenciado en la región de Sivalik.

Según los expertos, las culturas del periodo Soanian datan alrededor de 600.000 años atrás.
El Sr. Bain dijo que se habían recogido las herramientas a un nivel superficial, mientras que algunas estaban en condiciones estratificadas. Determinados artefactos también muestran fuertes rodaduras debido a la actividad del río, mientras que otros están en condición original y muestran una rodadura mínima, lo que sugiere que los artefactos provenían de localidades cercanas y se depositaron a través de los ríos.
"El actual descubrimiento de artefactos achelenses en el sitio inexplorado de Ghumarwin indica que el río Sutlej y sus afluentes han sido un corredor prehistórico para el hombre achelense peninsular en la región de Sivalik", dijo el investigador, y agregó que se requieren más estudios para encontrar la amalgama de estas dos culturas prehistóricas (Soanian y Achelense) en Himachal Pradesh.

Mapa del Subcontinente Indio que muestra sitios importantes de la cultura Soanian.

Aparte de las cien herramientas líticas halladas, la exploración también obtuvo restos petrificados de varios grupos de vertebrados e invertebrados. "Además de los vertebrados, también se han recuperado unos pocos invertebrados, principalmente gastrópodos de agua dulce. Un hallazgo interesante durante la exploración lo constituye un tubérculo fosilizado de un árbol", dijo Harshawardhana, investigador principal del proyecto y jefe de la oficina, North Western Regional Center of AnSI.

Los restos petrificados están siendo examinados por expertos y ayudarán a recrear el ambiente ecológico de la zona hace millones de años. "La presencia de gasterópodos [una gran clase taxonómica dentro del phylum Mollusca] sugiere la presencia de cambios de dirección de las llanuras aluviales", dijo el Dr. Harshawardhana.

Sitios bajo amenaza

Según el Dr. Harshawardhana, la extensión entre Bilaspur y Ghumarwin, que contienen respuestas a cómo nuestros antepasados sobrevivieron hace millones de años en la región de Sivalik, está bajo amenaza debido al desarrollo de carreteras y puentes, y también la agricultura.
"Estamos ignorando el valioso patrimonio de restos fósiles que los lugareños están vendiendo a un precio muy bajo. Existe la necesidad de documentar el patrimonio biocultural de las localidades y preservar estos sitios", dijo el antropólogo.

Al describir la región como una mina de oro para antropólogos, arqueólogos y geólogos, dijo que los antropólogos están preparando una propuesta para la conservación de la región que también involucrará a la administración del distrito.

Fuente: thehindu.com| 19 de marzo de 2018