Los neandertales caminaban más erguidos y tenían mayor capacidad pulmonar que los 'Homo sapiens'

Comparativa de la caja torácica del Homo neanderthalensis (izquierda), el Homo sapiens y la superposición de ambos. La reconstrucción virtual muestra cómo las costillas del Homo neanderthalensis se adhieren a la columna vertebral hacia adentro, forzando una postura aún más vertical que en los humanos modernos / Nature Communications.

Un equipo internacional de científicos, liderado entre otros por el investigador de la Universidad del País Vasco, Asier Gómez-Olivencia (izquierda), ha reconstruido en 3D el tórax de un neandertal y el resultado dista mucho de la imagen estereotipada del cavernícola con pecho en forma de barril: los neandertales caminaban más erguidos y tenían una mecánica de respiración sorprendentemente distinta a la de los Homo sapiens. El trabajo, que se publica en Nature Communications, ha contado con la colaboración de la investigadora del Ono Academic College de Tel Aviv (Israel), Ella Been (derecha).

Para crear el modelo virtual, los investigadores utilizaron tomografías computerizadas de los huesos del esqueleto neandertal Kebara 2, los restos de un varón joven apodado 'Moisés' que murió hace unos 60.000 años y que fue descubierto en 1983 en el yacimiento israelí de Kebara (Monte Carmelo).
Aunque nunca se encontró el cráneo (probablemente fue retirado como parte de un ritual funerario), el esqueleto conservaba todas las vértebras y costillas, además de otras regiones anatómicas frágiles como la pelvis o el hueso hioides, lo que le convirtió en el esqueleto con el tórax más completo del registro fósil neandertal.

Fotografía de un molde del esqueleto neandertal de Kebara 2 tal y como fue encontrado. Autor: J. Trueba/Madrid Scientific Films.

En 2017, este mismo equipo de científicos hizo una reconstrucción virtual de la columna vertebral de Kebara 2, lo que supuso el primer paso para actualizar las teorías de la biomecánica neandertal. Ahora, casi dos años después, han reconstruido el tórax de este individuo, la cavidad que alberga el corazón y los pulmones.

«Determinar la forma del tórax es clave para entender cómo se movían los neandertales en su entorno porque nos da información sobre su respiración y equilibrio», explica Gómez-Olivencia.
Desde que en 1856 aparecieron las primeras costillas de esta especie humana, el debate sobre la forma de su tórax ha sido constante y variable. «Por eso Kebara 2 es tan importante: es el que tiene las costillas y las vértebras más completas y el que puede desvelarnos todas las diferencias morfológicas del tórax entre los neandertales y nuestra especie, el hombre moderno», detalla a Efe el paleontólogo español de la UPV/EHU.

Ver vídeo en este enlace.

Los neandertales habitaron Europa Occidental y Asia Central durante más de 200.000 años en periodos de glaciares e interglaciares y, durante ese tiempo, neandertales y sapiens no solo compartieron espacios comunes, sino que tal y como han demostrado diversos estudios de ADN, también llegaron a cruzarse.

«Los neandertales están estrechamente relacionados con nosotros, con complejas habilidades culturales muy parecidas a las de los humanos modernos, pero su forma física es distinta a la nuestra en aspectos importantes. Entenderlas nos permitirá entender mejor nuestro propio camino evolutivo», sostiene Patricia Kramer, antropóloga de la Universidad de Washington y coautora del trabajo.


Para recrear el modelo tridimensional del tórax de Kebara 2, los investigadores escanearon una a una todas las vértebras y las costillas del esqueleto y luego las ensamblaron en 3D. A continuación, compararon las imágenes de los huesos de neandertal con escáneres médicos de hombres modernos actuales. La reconstrucción, unida al estudio previo de la columna vertebral, «permitió ver que las diferencias entre el tórax humano moderno y el neandertal son sorprendentes», subraya Gómez-Olivencia.

El modelo mostró que su columna vertebral era del mismo tamaño, pero más estable y erguida que la del sapiens, lo cual «fue toda una sorpresa, y que el tórax neandertal es más ancho en la parte inferior que el de los humanos modernos», destaca el investigador. «Este individuo nos dice que los neandertales respiraban de una manera distinta. Tenían los mismos mecanismos que nosotros, pero los usaban de manera distinta: ellos dependían más del diafragma para respirar y menos de la caja torácica, tenían mayor capacidad pulmonar».

Estos resultados, además, «son coherentes con estudios previos publicados por Markus Bastir y Daniel García-Martínez (coautores de este estudio e investigadores del grupo de Paleoantropología del Museo Nacional de Ciencias Naturales) que señalaban que los neandertales tenían una capacidad pulmonar un 20% superior a la nuestra», subraya.

El estudio es la culminación de 15 años de investigación sobre el tórax neandertal, pero «todavía queda mucho por hacer», advierte el paleontólogo español.

El siguiente reto es determinar si en el tórax neandertal era distinto según el sexo (bimorfismo sexual), tal como ocurre en el hombre moderno, y reconstruir el punto de unión entre el brazo y el tórax neandertal para ver cómo se articula mecánica y morfológicamente con el resto del cuerpo, concluye.

Fuentes: burgosconecta.es |University of Washintong | pressdigital.es| 30 de octubre de 2018

El Museo Arqueológico de Linares (Jaén) acoge los últimos trabajos en Cástulo con la exposición 'Solo cenizas: cuatro tumbas perdidas'

'Solo cenizas: cuatro tumbas perdidas' es el título de la exposición que acoge el Museo Arqueológico de Linares (Jaén) para presentar los últimos trabajos arqueológicos que se han llevado a cabo en el conjunto arqueológico de Cástulo y los resultados obtenidos. La delegada del Gobierno, Ana Cobo, acompañada por la delegada territorial de Cultura, Turismo y Deporte, Pilar Salazar, y por el comisario de la muestra, Marcelo Castro, ha visitado este martes esta exposición que se podrá ver hasta el 30 de noviembre con la recreación de cuatro tumbas y sus ajuares.

Cobo ha explicado que la erosión provocada por las lluvias dejó al descubierto distintos vestigios de interés arqueológico en la pared de una profunda cárcava, que se había abierto en los últimos años junto a la vía del ferrocarril, "lo que llevó a la Consejería de Cultura a poner en marcha una excavación arqueológica por el procedimiento de urgencia para salvar el inminente peligro de pérdida de los bienes arqueológicos afectados", según ha informado la Junta en una nota.
"Esos trabajos, que se han desarrollado durante el pasado mes de agosto, nos han permitido documentar la presencia de cinco tumbas de época romana, y la recuperación exhaustiva de aquellas cuatro que estaban en una situación crítica para su conservación y que hoy se muestran", ha añadido Cobo.

Estas tumbas, en su día, formaron parte de una necrópolis romana --datada en torno a mediados del siglo I d.C.-- más extensa que hasta ahora era desconocida, ya que los anteriores hallazgos sólo pusieron de manifiesto el uso funerario de este lugar durante época ibérica.

La intervención ha permitido reconocer la continuidad del uso funerario en este sector de Higuerones-Casablanca desde época ibérica a la romanización, e incrementa la diversidad de las prácticas funerarias durante la Antigüedad conocidas en la zona arqueológica de Cástulo.
Además, ha posibilitado realizar trabajos de consolidación en esta zona, para evitar, en la medida de lo posible, los riesgos de la erosión y reponer a su estado original la superficie del terreno.
Esta exposición, que estará abierta hasta el 30 de noviembre con posibilidades de ampliación hasta diciembre, cuenta con una recreación de las cuatro tumbas y sus ajuares --a escala 1:2-- además de dos paneles explicativos de los trabajos realizados así como de los hallazgos descubiertos.

Fuente: lavanguardia.com | 30 de octubre de 2018

Los primeros homíninos encontraron una Arabia verde al salir de África

Duna de arena en el desierto de Nefud, Arabia Saudita. Crédito: Proyecto Palaeodeserts (Klint Janulis)

Todos venimos del continente africano. En aquel continente fue donde aparecieron hace cerca de tres millones de años los primeros representantes del genero Homo –el paraguas que engloba la gran diversidad de especies a las que hoy en día llamamos humanas y de las que, en la actualidad, solo quedamos nosotros como únicos representantes–. Una de aquellas especies, el Homo sapiens, emergió hace unos 300.000 años y se expandió desde su cuna africana al resto del planeta viajando, probablemente, hacia los territorios de oriente medio. Pero, ¿cómo lo hizo? Dependiendo del tiempo en el que se realizara aquel viaje primigenio, las condiciones del periplo habrían sido muy diferentes.
Un estudio publicado ayer por científicos del Instituto Max Planck de Historia Humana en la revista Nature Ecology and Evolution sugiere que las primeras dispersiones de los seres humanos fuera del continente africano fueron muy anteriores a lo que hasta ahora se pensaba. Y, de hecho, la realidad es que se produjeron en un momento histórico en el que las condiciones de la ecología propiciaron la migración, sin necesidad de que se produjeran especializaciones o adaptaciones demasiado exigentes entre los individuos migrantes.


El estudio se basa en el hallazgo de herramientas de piedra y marcas de corte en fósiles animales localizados en el yacimiento de Ti's al Ghadah (en lo que actualmente es Arabia Saudí) que arrojan pruebas concluyentes de la presencia de homininos al menos 100.000 años antes de lo que se había datado hasta ahora. Lo más curioso del descubrimiento es que los análisis de isótopos de la fauna fósil asociada demuestran un predominio de la vegetación propia de terrenos verdes y praderas con niveles de aridez muy similares a los que se dan en la sabana del este de África, la misma de la que procedían los ancestros viajeros del hombre. Dicho de otro modo, el hábitat con el que se encontraron aquellos primeros migrantes en su primer destino fuera de casa fue muy similar al de su hogar natal.
Este dato es de vital importancia para entender cómo se produjo la expansión de los homininos lejos del continente africano. Para que uno de estos viajes tenga lugar, pueden suceder dos escenarios. Por un lado, bien podría haberse producido una necesidad imperiosa de desplazamiento, una búsqueda crítica de nuevos lares donde expandir la especie. En ese supuesto, los individuos más adaptados tienen más posibilidades de sobrevivir en entornos difíciles. Si la dispersión se produce en un momento histórico en el que el terreno ocupado es un desierto inhóspito (como lo es en estos momentos buena parte de los territorios de Oriente Medio) la adaptación es clave.

Foto: Excavaciones en Ti's al Ghadah.

Por otro lado, en un segundo escenario, la migración se podría producir como una consecuencia más de la expansión natural de la especie. Los individuos viajarían sin problemas entre terrenos y hábitats de características similares, por lo que la adaptación al medio no resultaría, al final, de tanta importancia.

Los trabajos que ahora se han presentado podrían avalar esta teoría. Los abuelos de nuestra especie salieron de África por un corredor que les recordaba a su hogar original y lo hicieron mucho antes de lo que se creía hasta ahora.
Es cierto que desde hace tiempo se conoce la capacidad impresionante de los ancestros de Homo sapiens para adaptarse a entornos hostiles. A lo largo de milenios de evolución hemos habitado desiertos y bosques tropicales, ambientes de alta montaña y estepas, zonas templadas y polares.

Foto: Arqueólogos recuperando restos fósiles en Ti's al Ghadah.

Por el contrario, otras especies de homínido han demostrado menor capacidad de adaptación. Antes que los Homo sapiens, otros especímenes Homo más antiguos salieron de África. Hace dos millones de años el Homo erectus recorrió el corredor levantino para ocupar el este de Asía hasta la actual China. Más tarde (quizás hace unos 500.000 años), el Homo heilderbergensis se expandió por Europa y probablemente fue el origen de especies nativas europeas como neandertales y denisovanos.
Pero muchas de estas especies han demostrado una parca capacidad de adaptación a ambientes extremos. Las migraciones de los neandertales, por ejemplo, parecen estar asociadas al uso de suelos de pradera y de bosque alrededor de lagos o ríos lo que limita su expansión.

Para comprender mejor esta relación entre migraciones y adaptabilidad es necesario demostrar cuán capaces fueron nuestros ancestros de adentrarse en terrenos a priori inhóspitos. En este sentido, los estudios paleontológicos en tierras áridas tienen una importancia capital. Los nuevos datos ahora presentados se refieren a uno de los yacimientos más importantes de la península Arábiga y de hecho suponen la única colección datada del Pleistoceno medio en esta parte del mundo. Incluye animales como elefantes, jaguares y aves junto a herramientas de piedra fabricadas por humanos.

Foto: Ejemplos restos fósiles de Oryx sp. hallados en Ti's al Ghadah

Precisamente son estas herramientas las que otorgan especial valor a este descubrimiento. Se trata de piezas de piedra que fueron utilizadas para descarnar huesos lo que confirma que junto a aquellos animales viajaban seres humanos hace entre 300.000 y 500.000 años. Eso convierte a los restos de Ti´s al Ghadah en la primera evidencia de presencia humana en la Península Arábiga lo que confirma que ya por aquel entones nuestros ancestros exploraban terrenos verdes en busca de animales de los que alimentarse.

Es evidente que aquellos viajeros primitivos tenían ya ciertas capacidades culturales desarrolladas que les permitían seguir a los animales, encontrar un refugio y fabricar herramientas para conseguir la extracción de alimento. Pero quizás no necesitaron de grandes adaptaciones físicas para ello porque, en realidad, no cambiaron de hábitat sustancialmente. No se especializaron para sobrevivir en un entorno árido con una flora y una fauna muy diferentes. Siguieron viviendo como vivían pero ampliando su radio de acción.

En realidad, el viaje fuera de África de aquellos humanos no fue muy diferente del que experimentaron otros mamíferos que rastrearon lares lejanos en busca de hábitats más cómodos. De hecho, no se descarta que quizás los animales y los humanos se ayudaron mutuamente en su dispersión.

Fuentes: larazón.es | sciencedaily.com |arstechnica.com | 30 de octubre de 2018

Así eran las joyas prehistóricas de un poblado granadino de hace unos 7.000 años

Adornos cónicos del Neolítico medio encontradas en Granada. / Claudia Pau et al.

Durante el Neolítico, las poblaciones ya manejaban la piedra, y diseñaban y fabricaban joyas de diversos materiales, como las que se han encontrado en un poblado de Andalucía oriental, en el paraje de las Peñas de los Gitanos situado a 1.050 metros sobre el mar. Esta área fue habitada desde la prehistoria hasta la Edad Media.

El poblado de Los Castillejos forma parte de un conjunto arqueológico más amplio y fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 1996 e incluye cuevas, abrigos, poblados y necrópolis entre las que destaca la necrópolis megalítica.

En el yacimiento, un equipo de científicos halló entre los años 1991 y 1994 varios objetos de adorno personal. Ahora los arqueólogos Claudia Pau y Juan A. Cámara Serrano, de la Universidad de Granada, han podido identificar seis categorías diferentes de adornos: colgantes, cuentas, elementos anulares y cónicos, alfileres y elementos dentados.


Algunos de los elementos dentados hallados en el yacimiento del poblado de Los Castillejos en Granada. / Claudia Pau et al.

En el estudio, publicado en la revista Arqueología, los expertos determinaron el uso y la antigüedad de cada una de las joyas en función de su morfología y los materiales empleados.
Según los científicos, varios tipos de objetos son recurrentes a lo largo del tiempo. “Aparecen en las fases más antiguas y desaparecen y vuelven a encontrarse en las fases más recientes, mientras que otras joyas caracterizan solo algunos periodos culturales”, señala a Sinc Claudia Pau.
Es el caso de los diseños fabricados con conchas. “Los elementos anulares en piedra caracterizan el sexto milenio antes de cristo, mientras que los brazaletes en concha son más recientes”, apunta la experta.

Cuentas de concha entera, discoidales, cilíndricas y bitroncocónicas

Así, los brazaletes en concha aparecen por primera vez en el Neolítico Medio (inicios del V Milenio A.C.) y continúan en todo el Neolítico reciente (hasta el último tercio del IV Milenio A.C.). El estudio recalca que esta distribución cronológica de los brazaletes de concha puede tener importantes implicaciones para la datación de las primeras fases de utilización de contextos megalíticos donde estos brazaletes suelen ser frecuentes.

“Por ello, podemos proponer que muchos sepulcros megalíticosestuvieron en uso por lo menos desde el Neolítico final. Además, hay tipologías que están presentes solo en los niveles más recientes, como las cuentas bitroncocónicas (con formas en plano circular)”, aclaran los autores.
Los arqueólogos apreciaron además un cambio en la forma de los colgantes rectangulares; “desde formas muy irregulares en las etapas más antiguas se pasará a formas subrectangulares con los ángulos redondeados y finalmente a formas más rectas en los ejemplares más recientes”.
“Las formas y las trazas de uso permiten señalar que las cuentas, los colgantes y algunos elementos anulares se utilizarían para confeccionar adornos complejos como collares y pulseras, o para decorar la cabeza o las vestimentas, mientras que otros elementos anulares se utilizarían como adornos para las muñecas, los antebrazos o los tobillos”, concluyen.

Fuente:SINC | 29 de octubre de 2018

Una nueva investigación hace retroceder los orígenes del chocolate

El chocolate proviene del árbol del cacao - Fotolia

La vida sin chocolate sería algo más triste e insípida. Consumido a diario por millones de personas en todo el mundo por su sabor, sus efectos beneficiosos para la salud (tiene reconocidas propiedades antioxidantes y anti-inflamatorias) y sus cualidades vigorizantes, este dulce ha gustado siempre tanto que en el siglo XVII incluso se discutía si tomarlo era pecado.

El botánico Linneo lo denominó con acierto «la comida de los dioses», pero sus orígenes nunca han estado del todo claros. Hasta ahora, se creía que la planta del cacao, de donde procede el chocolate, fue cultivada por primera vez hace unos 3.900 años en América Central, como parecían indicar los restos arqueológicos encontrados. Sin embargo, un equipo internacional de investigadores sugiere que, en realidad, la domesticación del cacao ocurrió un 1.500 años antes y algo más abajo en el mapa, en lo que ahora es Ecuador.

En la actualidad, la diversidad más alta del árbol de cacao (Theobroma cacao) y otras especies relacionadas se encuentra en la América del Sur ecuatorial, donde este alimento es importante para los grupos indígenas que aún habitan la zona. Esto llevó a los científicos a buscar evidencias del origen de la planta en el yacimiento arqueológico de Santa Ana-La Florida, en Palanda, Ecuador, que se ubica en la cabecera del río Chinchipe. Se trata del sitio más antiguo conocido de la cultura Mayo-Chinchipe, ocupado desde al menos 5.450 años atrás.
Según explican los investigadores en la revista «Nature Ecology & Evolution», la presencia de granos de almidón específicos del árbol de cacao dentro de recipientes de cerámica de residuos de teobromina, un alcaloide amargo que se encuentra en el árbol del cacao pero no en sus parientes silvestres, así como el hallazgo de fragmentos de ADN antiguo con secuencias exclusivas del árbol del cacao, no dejaron lugar a dudas.

«Las gentes de los tramos superiores de la cuenca del Amazonas, que se extienden hasta las estribaciones de los Andes en el sureste de Ecuador, ya estaban cosechando y consumiendo cacao 1.500 años antes de lo que se creía», asegura Michael Blake (izquierda), coautor del estudio y profesor en el departamento de antropología de la Universidad de la Columbia Británica.

El cacao que cultivaban era un pariente cercano del tipo que más tarde se usaría en México. Lo consumían como una bebida, una costumbre que era muy popular y que probablemente se propagó más tarde hacia el norte a través del comercio de bienes, por lo que ahora es Colombia y finalmente Panamá y otras partes de América Central y el sur de México.

En fiestas y rituales

El cacao se convirtió en un cultivo de gran importancia cultural en la Mesoamérica precolombina, una región histórica y área cultural en América del Norte que se extiende desde el centro de México hasta Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y el norte de Costa Rica. Los granos de cacao se utilizaban como moneda y para hacer las bebidas consumidas durante fiestas y rituales.
«Por primera vez, tres líneas independientes de evidencia arqueológica han documentado la presencia de cacao antiguo en las Américas: granos de almidón, biomarcadores químicos y secuencias de ADN antiguas», señala Sonia Zarrillo (derecha), autora principal del estudio y profesora de la también canadiense Universidad de Calgary. «Estos tres métodos se combinan para identificar definitivamente una planta que, por lo demás, es notoriamente difícil de rastrear en el registro arqueológico porque las semillas y otras partes se degradan rápidamente en ambientes tropicales húmedos y cálidos».

Dicen los historiadores que Cristóbal Colón ya vio una almendra de cacao durante su cuarto viaje al continente, pero no fue hasta la conquista del imperio azteca, emprendida por Hernán Cortés, que el chocolate se dio a conocer entre los europeos. Nos acompaña desde entonces con gran éxito, pese a que las producciones actuales están repletas de calorías.


«Hoy todos confiamos, en una u otra medida, en los alimentos que fueron creados por los pueblos indígenas de las Américas y uno de los favoritos en todo el mundo es el chocolate», reconoce Blake. A su juicio, el descubrimiento de los orígenes de los alimentos de los que dependemos hoy es importante porque nos ayuda a comprender las «complejas historias de quiénes somos».

Fuente: abc.es | 29 de octubre de 2018

El sorprendente origen de los misteriosos símbolos de los pictos

El monumento Craw Stone, situado en Aberdeenshire, Escocia.

Los Pictos siempre han sido considerados un pueblo misterioso. Esta confederación de tribus habitó el norte y centro de Escocia desde los tiempos del Imperio Romano hasta el siglo X. Pero, aún así, dejaron pocas evidencias de su vida, más allá de sus icónicas piedras talladas que contienen un lenguaje de símbolos que aún hoy no ha podido ser descifrado.

La piedra de Dunfallandy contiene varios símbolos pictos (Noble et al. / Antiquity).

Una investigación liderada por la Universidad de Aberdeen ha conseguido rastrear el origen de estas representaciones hasta un momento situado entre los siglos III y IV después de Cristo, mucho antes de lo que se creía hasta el momento. Los arqueólogos sometieron varios objetos hallados en excavaciones recientes a un análisis con radiocarbono para conseguir una cronología mucho más acurada que las antiguas técnicas histórico-artísticas.
Sus hallazgos, publicados en la revista Antiquity, defienden la idea de que los símbolos son realmente un guión que probablemente representa un grupo de nombres de miembros de los Pictos y que se desarrolló exactamente en la misma época que otros tipos de escritura europeos, como la escritura de Ogham de la antigua Irlanda o el estilo rúnico desarrollado en Escandinavia.

Entre los principales símbolos de los pictos aparecen bestias extrañas, águilas, salmones, espejos, peines o cañas misteriosas. Al igual que los jeroglíficos egipcios, este tipo de escritura era una forma de lenguaje asociado con la genealogía de familias importantes. Estas combinaciones de nombre permitieron, aparentemente, reclamar la propiedad sobre la tierra.

La influencia del Imperio Romano en el desarrollo del lenguaje escrito de los pueblos indígenas situados en sus fronteras ha sido clara desde hace mucho tiempo. Los pictos hablaban una lengua celta británica que continua siendo un misterio en gran parte. Pero los emparejamientos recurrentes dentro de los símbolos dan a entender que están optimizados para escribir nombres de personas.

Algunos símbolos pictos, por ahora indescifrables (Noble et al. / Antiquity)

Los análisis de los expertos se basan en los restos recuperados de la excavación de un fuerte picto situado en la columna de rocas de Dunnicaer, al sur de Stonehaven (Aberdeenshire). En este espacio descubierto en 2015 se han encontrado tallas no elaboradas, generalmente de tamaño más pequeño en comparación con los monumentos de piedra hallados durante el siglo XIX.

Sitio arqueólogico de Dunnicaer, donde se descubrieron piedras con símbolos de los pictos en el siglo XIX, Escocia, Reino Unido. abdn.ac.uk.

Los estudios revelaron que las piedras probablemente provenían de la muralla del fuerte y la datación del sitio demostró que el asentamiento estaba en su apogeo entre los siglos III y IV después de Cristo. Otros objetos, como un hueso de buey que apareció en la isla de Orkney, indican que este lenguaje quizás se usaba en la periferia de la tierra de los Pictos en el siglo V.

El modelado bayesiano, que permite refinar la datación por radiocarbono, ha determinado que el asentamiento picto de Rhynie, también en Aberdeenshire y donde se encontró el famoso Rhynie Man (derecha), contiene un fuerte con piedras que contienen estos símbolos y que está dentro de una serie de murallas y empalizadas que datan de entre finales del siglo IV y principios del siglo VI.

Investigaciones recientes han revelado que la plata romana llegó en forma de regalos y sobornos diplomáticos, influyendo en la economía y la sociedad de los Pictos, lo que acabó transformando su lenguaje. Los autores señalan que estos símbolos son probablemente el resultado de la exposición a la escritura latina, pero también una interpretación indígena independiente de los mismos.

”En las últimas décadas ha crecido el consenso acerca de que los símbolos de estas piedras son una forma temprana del lenguaje. Nuestras excavaciones recientes y la datación de los objetos encontrados proporciona por primera vez una cronología mucho más segura. Establecer un momento en el tiempo nos ayuda a reescribir la historia de estas tradiciones simbólicas del norte de Europa”, explica Gordon Noble (izquierda), jefe de arqueología de la Universidad de Aberdeen.

Estas antiguas tribus de granjeros “no adaptaron un guión alfabético, pero desarrollaron su propio guión de símbolos”. “Las piedras con lenguaje picto son la forma de comunicación más común y monumental que sobrevive del norte de Gran Bretaña, pero su origen ha sido poco comprendido en comparación con otras formas de escritura alfabética”, apuntan.

“El modelado bayesiano ha revolucionado el mundo de la datación por radiocarbono, ayudando a desarrollar marcos cronológicos más refinados”, explica Derek Hamilton, del Scottish Universities Environmental Research Centre (SUERC).

Fuente: lavanguardia.com | 26 de octubre de 2018

Tras 6 años cerrado, el Museo Nacional de Siria reabre sus puertas

Después de más de seis años de estar cerrado y ser vaciado mientras la guerra civil siria invadía la capital, el Museo Nacional de Siria reabrió sus puertas el domingo y funcionarios sirios, arqueólogos extranjeros y expertos en restauración asistieron a la ceremonia de reinauguración.

La reapertura del importante museo fue celebrada como un regreso a la vida normal por parte de las autoridades sirias, que están ansiosas de sacar provecho de las victorias de las fuerzas armadas del país contra los grupos armados, quienes recientemente bombardearon Damasco y amenazaron con atacar la sede del gobierno, ubicada a unos kilómetros del palacio presidencial.

Funcionarios sirios y expertos arqueológicos locales y extranjeros asisten a la ceremonia de inauguración de la reapertura del Museo Nacional en Damasco. EFE.

A medida que las fuerzas armadas sirias tenían más avances militares -y con el respaldo de los aliados Rusia e Irán- las tropas comenzaron a retomar el control de los reductos de los rebeldes ubicados a las afueras de Damasco, expulsaron a los grupos armados hacia el norte y comenzaron a restablecer la calma.
“La reinauguración del museo es un mensaje genuino de que Siria sigue aquí y que su patrimonio no se verá afectado por el terrorismo”, comentó Mohamed al-Ahmad, ministro de Cultura, a los reporteros y asistentes a la ceremonia. “Hoy, Damasco se ha recuperado”.



Entre las antigüedades que se expondrán están los murales del siglo II de la ciudad de Dura Europos, en el este de Siria, textiles del centro de Palmira y estatuas de la diosa griega de la Victoria, provenientes del sur del país de Medio Oriente.
El conflicto en Siria, que comenzó a principios de 2011, ha sido nocivo para el valioso patrimonio del país.


Las autoridades cerraron los museos y resguardaron más de 300.000 artefactos, pero algunos sitios quedaron destruidos o dañados por los ataques del grupo Estado Islámico y otros fueron saqueados.
Más de 9.000 artefactos fueron restaurados y recuperados desde que comenzó la guerra, dijo Mahmoud Hammoud, jefe de la Dirección General de Antigüedades y Museos del país, y agregó que el museo necesita una renovación y fondos. Apuntó que cientos de miles de artefactos y esculturas importantes fueron contrabandeados en el extranjero durante la crisis.



Fuente: elnuevoherald.com | elnuevodiario.com | 28 de octubre de 2018

El misterio de los ‘textos invisibles’ fenicios que llevaron la escritura a la península Ibérica hace más de 2.800 años

A la izquierda, una pieza hallada por Diego Ruiz Mata en el yacimiento de doña Blanca, en Cádiz, de los siglos VIII-VII antes de Cristo, con las primeras cuatro letras del alfabeto fenicio. A la derecha, una de las bulas fenicias del siglo VIII antes de Cristo halladas en el Teatro Cómico de Cádiz.

Como en las novelas de misterio, a veces ocurre en la arqueología que las claves del enigma estaban ahí mismo, delante de los ojos; solo había que fijarse un poco más, mirar de otra manera. Por ejemplo, pasó así cuando el epigrafista José Ángel Zamora (izquierda) se dio cuenta, estudiando inscripciones en escritura fenicia en grafitos (pequeños trozos de cerámica) de hace unos 2.800 años hallados en la Península Ibérica, que sus autores tenían, por fuerza, que haber aprendido a escribir en papiros, aunque de estos no quede ni rastro; la forma de trazar las letras (el ductus), más veloz y natural, les delataba.

Eso deshizo el nudo que le permitió sostener que los primeros fenicios que se asentaron en el sur de la península en torno al siglo IX antes de Cristo “escribían y escribían mucho”, aunque no queden muchos restos que lo atestigüen, reforzando la idea de que fue aquella primera gran civilización comerciante y viajera del Mediterráneo antiguo la que introdujo la escritura que poco después los lugareños readaptaron para sus propias lenguas. Y lo hicieron con un sistema que duró más de 700 años —en versión tartésica, ibérica y celtibérica—, llegando a convivir con el latín de los romanos, aunque este acabó imponiéndose, sepultando los otros en las brumas de las que hoy los especialistas los siguen intentando rescatar.

Expertos como Zamora, responsable del área de Historia Antigua de la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma, que esta semana explicaba su trabajo a este diario durante el IX Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos celebrado en Mérida y clausurado el pasado viernes. Hablaba también del proyecto en el que está inmerso para estudiar todas las inscripciones fenicias en la Península Ibérica y Baleares, estudio que se integra en un gran banco de datos general de toda la epigrafía que produjo aquel gran pueblo errante en todos los puntos del mapa que habitó, es decir, por todo el Mediterráneo.

Estela tartésica procedente de Mesas do Castelinho, Portugal. A. GUERRA

“A diferencia de los griegos y los romanos, casi todo lo que escribían los fenicios se pierde, pues lo hacían sobre soportes perecederos” y vencidos e integrados en la civilización romana (en occidente, tras las guerras púnicas) “no tenían a nadie que copiase sus textos, salvo algún raro pasaje”, explica el especialista, que ha trabajado con inscripciones desde Cádiz a Líbano o Chipre. Así que el resto de lo que se conoce es a través de la epigrafía, unos testimonios que, en todo caso, han sido suficientes para descifrar el alfabeto fenicio, ya en el siglo XVIII, y a partir de ahí también la lengua, aunque no todos sus textos se comprenden bien.

Por eso, para seguir avanzando, es tan importante encontrar más epígrafes, esos escritos que pueden aparecer en materiales duraderos como piedras, cerámicas o metales; entre los que hay piezas monumentales u objetos preciosos, pero también a veces platos o vasos más humildes en los que alguien escribió breves textos (por ejemplo su nombre) o trozos sueltos de esos materiales que se utilizaron en lugar de los papiros o las pieles para hacer apuntes, bien porque estaban más a mano, bien porque eran más baratos.

Imágenes de algunas de las bulas fenicias halladas en el solar del Teatro Cómico de Cádiz.

Sin embargo, en el caso de la Península Ibérica, lo que vino a confirmar la teoría del papiro fueron cinco bulas fenicias (sellos de arcilla para cerrar documentos a modo de lacre) del siglo VIII antes de Cristo halladas por los arqueólogos José María Gener y Juan Miguel Pajuelo en el Teatro Cómico de Cádiz. Probablemente, el propietario de los documentos decidió quemarlos, pero las bulas resistieron al fuego. “Y esto demuestra que existían estos “textos invisibles” fenicios; y explica cómo pudieron los pueblos locales, en contacto con ellos, desarrollar una escritura propia”, explica Zamora.

Desde entonces —todos esos descubrimientos se sucedieron durante la primera década del siglo XXI— está comúnmente aceptado que los fenicios introdujeron la escritura en la Península Ibérica cuando asentaron en ella, hace unos 2.900 años, las colonias que hicieron florecer económicamente, de la mano del comercio, las culturas indígenas.

Con ellos se convirtió Tartesos en una rica civilización extendida por todo el suroeste de Hispania. Un pueblo que, antes de desaparecer abrupta y misteriosamente a mitad del primer milenio antes de Cristo, alumbró la primera escritura autóctona. La representación gráfica que crearon para su lengua estaba hecha claramente a partir del alfabeto fenicio, pero desde el principio con personalidad propia y unos resultados, de nuevo, misteriosos.

No solo porque enseguida la incorporaron principalmente a las expresiones públicas como las lápidas funerarias como un elemento de prestigio, sino porque en lugar de un sistema alfabético como era el fenicio y los que se estaban incorporando en el resto del Mediterráneo (cada letra corresponde más o menos a un sonido o fonema) eligieron uno semisilábico (mezclado con caracteres que representan sílabas de consonante más vocal). "Es una verdadera excepción sin explicación clara, pasa de unos pueblos a otros pese a ser de lenguas muy diferentes: de los tartesios a los iberos, de los iberos a los celtas…”, señala por teléfono el catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza, Francisco Beltrán (izquierda), especialista en lenguas paleohispánicas.

Beltrán se refiere a las distintas escrituras que fueron naciendo de la misma raíz en la Hispania prerromana, desde el tartésico —desaparecido hacia el siglo IV antes de Cristo—, hasta la versión ibérica en la variante meridional (en Andalucía oriental y el sur del País valenciano) y la levantina o nororiental (al norte del País Valenciano hasta el sur de Francia). Y, a partir de la variante levantina, la última transformación se produjo, en torno a mediados del siglo II antes de Cristo, con el idioma celtíbérico en la zona que va desde Burgos a Teruel, abarcando Cuenca, Zaragoza y Soria. “La suya era una escritura tan parecida a la ibérica que, a veces, si no aparece un determinado signo característico, no sabemos si es una u otra”, señala Beltrán.

Inscripción celtibérica en bronce, una tésera de hospitalidad conocida como tésera Froehner, custodiada en el Cabinet des Médailles de Paris. F. BELTRÁN LLORIS

Esto coincide con la llegada del imperio Romano a Hispania. Y paradójicamente, lo que a la larga tendría como consecuencia la desaparición de estas formas de escritura paleohispánica entre mediados del siglo I antes de Cristo y comienzos de nuestra era, en un principio significó una explosión del uso de esas antiguas escrituras. Desde el ámbito privado, se volvió a usar de nuevo en espacios públicos —como monumentos, piedras funerarias o monedas—, y escribían tanto hombres como mujeres. Además, se produjo una extensión geográfica, pues de esa época ya se han encontrado inscripciones lejos de la costa, en el interior de Cataluña, Valencia y en el este de Aragón.

El experto explica que los problemas para entender y rescatar del olvido estas lenguas —que solo se entienden todavía parcialmente— son similares a los del fenicio. Esto es, que la mayor parte de lo que escribieron se ha perdido, pues lo hacían en papiro, tablillas enceradas, pieles, cortezas… “La escritura era común, habitual sobre soportes que no se han conservado. En algunos casos, se han perdido las tablillas, pero conservamos el punzón de bronce con el que se escribía en ellas”, señala Beltrán. Así pues, ante la evidencia de esos textos invisibles, habrá que seguir buscando y revisando epigrafías para avanzar en su conocimiento.

Fuente: elpais.com | 28 de octubre de 2018

Los enterramientos humanos más antiguos de la capital del imperio inca

Una de las sepulturas halladas en Marcavalle, ubicada dentro de la ciudad de Cusco (Perú). EFE.

Antes de la presencia de los incas, hubo otros asentamientos humanos que poblaron el valle del Cusco. Uno de ellos, los de la cultura Marcavalle.

Según el investigador estadounidense John H. Rowe, estudioso de la civilización andina prehispánica, estos pobladores vivieron en el año 1400 antes de Cristo. Se convirtió en uno de los primeros grupos sedentarios que utilizaban el estilo de cerámica denominada Marcavalle.
Para saber más de los antiguos cusqueños, un par de años atrás empezó una investigación multidisciplinaria en la Zona Arqueológica de Marcavalle, gracias a un convenio de cooperación entre la Corte Superior de Justicia de Cusco y la Dirección Desconcentrada de Cultura.

La investigación está dando importantes frutos para la arqueología e historia. El equipo de investigadores descubrió dos entierros humanos de 3.000 años de antigüedad.
El primer entierro corresponde a una persona menor de 20 años, estaba rodeado de una estructura de piedras, cuya osamenta se halló flexionada y con modificaciones cefálicas. Asociado al cráneo se registró una lámina circular de oro con una perforación, que sería un bien ornamental habitual en ese tipo de entierros.

El segundo entierro muestra una osamenta completa de un individuo joven, echado en posición extendida lateral, a pocos metros del primer esqueleto. Como parte de ese contexto, se encontró materiales culturales, incluyendo piezas de obsidiana.
"Estos hallazgos corresponden a la época Formativa, es decir, aproximadamente mil años antes de Cristo (a.C), lo cual confirma que Marcavalle contiene los primeros enterramientos humanos registrados en el valle del Cusco, siendo su primer asentamiento”, refirió la arqueóloga Luz Marina Monrroy Quiñones, directora del proyecto de investigación.

Detalle de una de las sepulturas halladas en Marcavalle, ubicada dentro de la ciudad de Cusco (Perú). EFE.

OFRENDA ANTIGUA

En las cinco unidades de excavación que hay en Marcavalle, donde actualmente funciona el Centro de Rehabilitación Juvenil, los investigadores también hallaron el entierro de un camélido sudamericano. Se trataría de una ofrenda en pozo circular, la más antigua hallada en el Cusco.
También se encuentra evidencias de un posible taller lítico donde había artefactos de piedra y molienda en proceso de trabajo, segmentos de arquitectura compuestos por recintos, muros de piedra y restos de una plataforma.

En las unidades de excavación se evidenciaron igualmente fragmentos de cerámica decorada, pintada y con incisiones que muestran rostros humanos y aplicaciones en asas de vasijas, instrumentos de hueso, restos carbonizados de productos agrícolas, morteros de piedra y piezas metálicas de uso doméstico.

Fragmentos de cerámica decorada.

HALLAZGOS ANTERIORES

No son los únicos hallazgos en el marco de la investigación. En agosto del año pasado también encontraron, en la unidad de investigación 01, un muro construido con piedra y barro, de forma circular y aproximadamente 7 metros de diámetro, de la cultura Marcavalle. Ese recinto habría sido utilizado como vivienda y dentro de ella los primeros habitantes que ocuparon el valle de Cusco habrían realizado actividades rituales.

En el interior de la construcción se descubrió gran cantidad de fragmentos de cerámica Marcavalle, como cuellos de vasijas decorados, puntas de proyectil de obsidiana, herramientas de piedra como martillos y morteros, cuentas de piedra y de hueso.

Había además agujas, punzones y espátulas hechas de hueso de animales, figurillas de uso ceremonial, restos óseos de canes y camélidos sudamericanos, restos de semillas y fragmentos de productos agrícolas como maíz, frijoles, chonta y otros; ofrendas de barro, restos de cocina y fogones.

PROYECTO EN FASE FINAL

El proyecto de investigación arqueológica de Marcavalle está programado hasta fines del presente año. Los investigadores continúan el trabajo de acuerdo al convenio de cooperación interinstitucional suscrito con la Corte Superior de Justica de Cusco.

Fuente: larepubica.pe | 25 de octubre de 2018

Exposición ‘La ostentación del poder. Metalurgia en la Prehistoria y la Protohistoria’ en Valdepeñas, Ciudad Real

La delegada de la Junta, Carmen Olmedo, asistió este viernes pasado a la inauguración de la exposición temporal “La ostentación del poder. Metalurgia en la Prehistoria y la Protohistoria”, centrada en la importancia que tuvo el metal en las sociedades humanas que ocuparon el territorio que actualmente conforma nuestra Comunidad Autónoma.

Olmedo que estuvo acompañada por el alcalde de Valdepeñas, Jesús Martín, destacó que la exposición pretende desechar la idea de que Castilla-La Mancha era un “erial y zona de paso” demostrando que “en esta tierra había riqueza y habitantes que decidían acogerse a esos avances tecnológicos como era el tratamiento del metal”.

En este sentido, la delegada de la Junta señaló que exposiciones como la inaugurada en Valdepeñas forma parte del proyecto cultural del Gobierno de García-Page para que "la cultura y el patrimonio estén al alcance de todos y democratizar la posibilidad de que todos los ciudadanos vivan donde vivan tengan la posibilidad de disfrutar de nuestro patrimonio” señaló al considerar primordial “saber de dónde venimos para saber lo que somos actualmente y de lo que podemos llegar a ser”.



La muestra, que se puede visitar hasta el 9 de diciembre en el Museo Municipal de Valdepeñas, comenzó su andadura en 2016 en el Museo de Ciudad Real, donde fue comisariada por los arqueólogos Honorio Javier Álvarez y Manuel Molina.

Precisamente, la delegada de la Junta ha querido agradecer al Ayuntamiento de Valdepeñas y al equipo humano del Museo Municipal, el trabajo realizado en la preparación de la exposición. Se trata de una exposición que reúne 262 piezas procedentes de diferentes museos de la región, entre los que se encuentran los de Ciudad Real, el ‘Cerro de las Cabezas’ de Valdepeñas y Guadalajara.


Dividida en ocho módulos, la muestra hace hincapié en los importantes cambios de orden social que trajo consigo la metalurgia: desde las dificultades inherentes a la extracción y la manipulación del mineral, que significó que al principio sólo pudiese ser accesible a las élites; hasta la generalización de su uso con la irrupción de la metalurgia del hierro, observándose, no obstante, una clara distinción de los grupos sociales en función del acceso al mismo.

La muestra destaca por un discurso didáctico en el que se combinan espacios que reconstruyen hornos de las edades del Bronce y del Hierro, talleres de orfebrería ibérica, de acuñación de moneda o una herrería; junto una magnífica selección de objetos de cobre, bronce, hierro, oro, plata y plomo, que van desde el Calcolítico hasta finales del mundo ibérico. Todo ello ilustrado por una serie de audiovisuales.


La Edad del Bronce está representada, entre otros, por yacimientos emblemáticos de Ciudad Real como La Encantada o Los Dornajos en Cuenca, así como moldes de fundición de la Loma del Lomo de Cogolludo (Guadalajara).

Particular interés tiene el apartado dedicado a la orfebrería donde destacan las piezas de talleres de orfebre de la provincia de Ciudad Real.

Fuente: eldigital.es | 27 de octubre de 2018

Aparecen termas, edificios y calles del siglo III y IV en la villa romana de Los Mondragones (Granada)

Los trabajos de excavación que se vienen realizando desde el pasado 3 de septiembre en el yacimiento arqueológico situado en los suelos del antiguo complejo militar de Mondragones, en pleno centro de Granada, contratados por la Consejería de Fomento y Vivienda, están confirmando la existencia de restos de termas, edificios civiles y callejero datados entre los siglos III y IV de la era actual, que “se encuentran en excelente estado de conservación”, según el arqueólogo director de la campaña, Ángel Rodríguez.

La excavación, que se halla al 50% de ejecución, se inició con la retirada de casi un metro de tierra vegetal con medios mecánicos y a partir de ese punto, se viene excavando manualmente un área de 1.142 metros cuadrados por parte de un equipo formado por dos arqueólogos y dos restauradores.


Los casi dos meses transcurridos desde el inicio de los trabajos han deparado ya importantes resultados, confirmando la existencia de una calle o calzada de 3,5 metros de anchura, en torno a la cual se levantaban los edificios de este asentamiento romano.

Lo hallado permite afirmar que la villa estaba organizada en terrazas. En la central hay dos edificios, uno de los cuales es el balneum o termas. Este edificio está siendo excavado en estos momentos, pero ya se ha podido determinar que está completo. Las termas tienen una planta de 200 metros y en ella se han descubierto ya dos hornos y toda la infraestructura de calefacción, todo ello “en un estado de conservación excelente, a pesar de que el prolongado uso que tuvo el edificio, a lo largo de 3 o 4 siglos, obligó a realizar varias reformas” que se constatan en la excavación.
Las termas fueron construidas entre los siglos III y IV d.C. pero se mantuvieron en uso hasta el siglo VII. El segundo edificio ha sido delimitado, pero todavía no está excavado, por lo que no hay detalles más allá de que disponía de tres estancias.


El equipo que realiza el trabajo tiene previsto excavar en los próximos tres meses todas las dependencias del complejo termal e identificar todos los espacios del mismo: vestuarios, sala fría y templada, sauna –si la hubo– y la palestra, espacio en el que se ejercitaban los usuarios. Asimismo, está previsto terminar de descubrir la red de abastecimiento de agua de que disponían las termas, conectada al río Beiro.

Los trabajos, que fueron adjudicados por la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA) el pasado mes de julio a la empresa Gespad Al-Andalus, con un presupuesto de 131.294 euros y un plazo de ejecución de 4 meses, se acometen después de que en 2016 se realizara una campaña de catas en los suelos de Mondragones, para determinar la presencia de restos arqueológicos de interés en dicho ámbito.


De los 13 sondeos realizados entre agosto y octubre de 2016, los que se hicieron en los suelos residenciales resultaron negativos, mientras que las cuatro catas hechas en la parcela destinada a espacio público determinaron la presencia de los restos de las termas, varios edificios y la trama urbana, restos que ahora están siendo descubiertos.

Fuente: granadadigital.es | 26 de octubre de 2018

Arqueólogos descubren una sala ceremonial del faraón Ramses II en Egipto

En dicha sala se encontraba un asiento que perteneció al faraón y que servía como trono, situado en una elevación especial (AP).

La estructura se usaba probablemente en festejos y eventos públicos

El Ministerio de Antigüedades de Egipto dio a conocer el hallazgo de una sala ceremonial perteneciente al faraón Ramsés II, la cual fue descubierta en el barrio capitalino de Matariya, al oriente de El Cairo.

Los arqueólogos encargados del hallazgo, encontraron además una pared de ladrillo, vasijas de barro y lápidas de piedra con jeroglíficos.

En dicha sala se encontraba un asiento que perteneció al faraón y que servía como trono, situado en una elevación especial.

Al respecto, el egiptólogo Mamdouh al Damaty señaló a AP que la construcción se encuentra en un estado perfecto, por lo que constituye un hallazgo muy importante.

El especialista agregó que la estructura se usaba probablemente en festejos y eventos públicos, y se remonta a la 19na Dinastía.

Cabe señalar que Ramsés II gobernó en Egipto hace más de 3,000 años, entre 1279 y 1213 antes de Cristo.

A él se le atribuye haber extendido el imperio egipcio hasta los actuales Siria y Sudán, por lo cual también se le denominó “Ramsés el Grande”.

Se considera que el famoso faraón vivió unos 90 años, 66 de ellos al frente del país y dejó más de 100 hijos de unas 60 mujeres.

La revolución Neolítica llega al Museo Arqueológico Regional de Madrid con los hallazgos en La Draga (Gerona)

El Museo Arqueológico Regional de Madrid presenta la exposición 'La revolución Neolítica. La Draga, el poblado de los prodigios', una muestra que presenta los hallazgos del yacimiento neolítico de La Draga (Bañolas, Gerona), permitiendo ahondar en las causas y efectos del descubrimiento de la agricultura y la ganadería, ha informado la Comunidad en un comunicado.

El viceconsejero de Cultura, Turismo y Deportes, Álvaro Ballarín, junto con el director del Museo de Arqueología de Cataluña, Jusèp Boya, y el director de Museo Arqueológico Regional, Enrique Baquedano, ha participado en la inauguración de esta exposición, comisariada por Antoni Palomo, conservador del Museo de Arqueología de Cataluña.

Durante su intervención, Ballarín ha destacado que la muestra "constituye una oportunidad única de profundizar en este yacimiento mediante objetos originales, el apoyo de audiovisuales y las extraordinarias ilustraciones de Albert Álvarez Marsal, que recrean la vida y el entorno de sus habitantes".



Esta muestra, que inicia su programa de itinerancia fuera de Cataluña, reúne por primera vez más de doscientas piezas arqueológicas del Museo Aqueológico de Bañolas, incluyendo una colección de piezas de madera y materia orgánica única.

La selección de piezas incluye elementos estructurales de las cabañas, colgantes caracolillos, brazaletes de mármol, restos de comida y cerámicas de cocina, herramientas líticas y utensilios de madera, destacando un arco de tejo y los cráneos-trofeo de varios animales.


UN YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO ÚNICO

La Draga es el único yacimiento arqueológico lacustre de la Península Ibérica y uno de los más antiguos e importantes del Mediterráneo occidental. Permite ejemplificar a través del extraordinario patrimonio conservado, en parte bajo el agua, una etapa capital de nuestra historia: los inicios de la agricultura y la ganadería, una verdadera revolución en la historia de la humanidad.

Asistimos a la primera gran transformación del medio mediante la domesticación de plantas y animales y la aplicación de tecnologías que cambiaron radicalmente el entorno.


Hace unos 7.400 años un grupo de agricultores y ganaderos prehistóricos se asientan al borde del lago de Bañolas, convirtiéndose en el poblado neolítico más importante en Cataluña y donde se produjo una verdadera revolución.

La exposición se articula en cuatro ámbitos que profundizan en diferentes aspectos del poblado. Por un lado, La emoción muestra el impacto que generó el descubrimiento del asiento del poblado de La Draga en 1990 y presenta a los arqueólogos protagonistas de la investigación. Se expone una herramienta de madera -una hoz- de más de 7.000 años, que se ha convertido en uno de sus símbolos (derecha).

Análisis presenta una colección singular de piezas arqueológicas originales, representativas del yacimiento: la fauna (salvaje y doméstica), los restos vegetales (silvestres y cultivados), los restos de alimentos, los objetos de la vida cotidiana, los utensilios de uso práctico, los adornos y los elementos conectados con la esfera social o las creencias.


En el ámbito Interpretación, la exposición reconstruye el panorama de lo que sucedió en La Draga durante aproximadamente 4.000 años gracias a la enorme cantidad de datos obtenidos y procesados por un amplio equipo científico multidisciplinar.

Por último, la exposición incluye una recreación del poblado mediante una cuidada escenografía con el ambiente de La Draga a través de ilustraciones que recrean el asentamiento en que se localiza el yacimiento.



Además, la muestra se complementa con ocho audiovisuales que recogen el trabajo del equipo arqueológico sobre el terreno y aportan la visión de especialistas como Ferrán Adrià o Eulàlia Subirà sobre temas transversales.

La exposición ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Bañolas, el Museo Arqueológico Comarcal de Bañolas, la Universitad Autónoma de Barcelona y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Institución Milà i Fontanals y con el apoyo de RecerCaixa, un programa impulsado por la Obra Social "la Caixa", el Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial (IIIA-CSIC) y la Diputación de Gerona.


Fuentes: lavanguardia.com | dream-alcala.com| 25 de octubre de 2018