Aparece la lápida de una niña en el campamento romano de Ciadella, en Sobrado (La Coruña)

Vista general del importante asentamiento militar romano de Ciadella, en el municipio coruñés de Sobrado dos Monxes. A la derecha, detalle de la estela funeraria hallada.

El equipo de arqueólogos que trabaja en el campamento romano de Ciadella (Sobrado) realizó un hallazgo excepcional durante las excavaciones de la via principalis la calle más importante de este asentamiento militar, cuya ocupación inicial se remonta al siglo I d.C.

Es una estela epigráfica (o lápida) que originalmente estaba en pie, clavada en el suelo. A la espera de una lectura definitiva, la inscripción que conserva, de bastante calidad, revela que fue instalada por un hombre en memoria de su hija, una niña que falleció a la edad de nueve años, un mes y nueve días. La pieza puede estar fechada en época tardorromana, aunque fue reutilizada como parte de un muro en la citada via principalis .

Este vestigio no solo nos permite conocer los nombres de las personas que vivieron en Ciadella hace más de 1.500 años, lo que "es algo así como ponerle rostro a la historia", sino también porque es muy raro indicar la edad del fallecido en años, meses y días.

La campaña desarrollada en el campamento romano de Ciadella (puesta en marcha por la Xunta, y ejecutada por la empresa Terra Arqueos, comenzó el 2 de noviembre e incluye nueve meses de trabajo) da continuidad a las acciones ya impulsadas en los últimos años y que, en su conjuntos, suman una inversión de 600.000 euros.

El equipo de arqueólogos y restauradores intenta "valorar este asentamiento militar y difundir su importancia entre la ciudadanía". El área de intervención suma un total de 2.565 metros cuadrados en los que se encuentra el llamado principia, un edificio de unos 1.200 metros cuadrados que servía de sede y espacio medular del fuerte romano, y la via principalis, arteria viaria del campamento que conectaba las cuatro puertas del fuerte.

La Xunta de Galicia está realizando obras en los municipios de Cabana, Xinzo, Samos, Campo Lameiro, Lalín y Sober, donde recientemente ha comenzado una nueva intervención en el yacimiento romano de Proendos, en el que salieron a la luz importantes restos de los siglos I y V d. C.. Además, este año se han impulsado actuaciones en Pantón, Corcubión, Vilagarcía y Val do Dubra, entre otros.

Fuente: lavozdegalicia.es | de diciembre de 2021

El hallazgo de más pinturas rupestres “refuerza” el interés por el Parque Cultural del Río Vero (Huesca)

Una de las pinturas encontradas por el equipo dirigido por Paloma Lanau. Álex Puyó.

La localización de doce nuevos abrigos con pinturas rupestres de arte esquemático en zonas de acceso muy difícil en Tozal de Mallata y uno de arte levantino en Fornocal aumenta el interés por el Parque Cultural del Río Vero (Huesca), que cumple 20 años desde la declaración oficial de este territorio en 2001 por iniciativa del Gobierno de Aragón. Así lo aseguran expertos y especialistas en arte rupestre, que coinciden en que este hallazgo “refuerza” y “enriquece” el interés de Tozal de Mallata, tal y como apuntan Paloma Lanau, la arqueóloga que ha dirigido la prospección, y Nieves Juste, gerente del Parque Cultural del Río Vero.

El hallazgo se ha hecho público en el IV Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés celebrado en la Biblioteca María Moliner de Zaragoza y dedicado a la grausina Pilar Utrilla, catedrática emérita de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza, muy buena conocedora del arte rupestre en el Parque Cultural desde los inicios con Vicente Baldellou (fallecido) con quien trabajó.

Las pinturas localizadas en el término municipal de Colungo se deben a la tenacidad y trabajo del equipo formado por Paloma Lanau, arqueóloga y doctora en arte prehistórico esquemático; Manuel Bea, profesor de la Universidad de Zaragoza, doctor en Prehistoria y especialista en arte rupestre; el espeleólogo Mario Gisbert y el licenciado en Historia y escalador Álex Puyó. Y es que, los abrigos donde se han hallado las pinturas son de muy difícil acceso y para llegar a ellos ha sido necesario escalar y utilizar cuerdas para asegurarse.

Paloma Lanau accede a uno de los abrigos con pinturas. Álex Puyó.

Los trabajos de prospección, iniciados tras obtener el pertinente permiso de la Dirección General de Patrimonio del Gobierno aragonés, se han realizado durante el último año.

Paloma Lanau destaca la riqueza de abrigos con arte rupestre en la zona del río Vero y recuerda los trabajos realizados que han sacado a la luz las pinturas. “Nos dimos cuenta de que muchos abrigos que son bastante inaccesibles no habían sido visitados porque no se puede llegar andando, sino que hay que poner cuerdas para descolgarse o poner pasamanos”, relata Paloma Lanau.

La especialista afirma que la importancia de las pinturas es variable de unas a otras: “Unas presentan motivos bien definidos y otras son simples manchas y trazos, que también contabilizamos y estudiamos”. Añade que además de las pinturas han hallado “restos de arnales (para la recolección de miel) y cubetas excavadas en el suelo de los abrigos, que nos hablan de que son sitios de bastante difícil acceso, pero que en diferentes momentos de la historia han sido utilizados, no sabemos exactamente con qué funcionalidad”. No obstante, son abrigos “no aptos” para habitar, tanto por la gran dificultad para llegar a ellos como por sus reducidas dimensiones o el hecho de que algunos tengan el suelo inclinado y no se conserva sedimento en el suelo.

Lanau avanza que en la conocida como Cueva de La Mezquita (situada en Tozal de Mallata) “hemos encontrado más pinturas, cerámica prehistórica y alguna pequeña estructura, de la que por el momento tampoco conocemos su funcionalidad”.

Tanto Paloma Lanau como Nieves Juste recuerdan los trabajos y prospecciones realizadas desde tiempo atrás. En este aspecto, Juste señala que “las investigaciones y trabajos nunca han parado y continuarán porque pueden salir más sorpresas y buena prueba son los resultados de las investigaciones que aportan Paloma Lanau y su equipo”. De la misma opinión es la arqueóloga que ha dirigido esta última investigación, que dice que “sin duda” hay más pinturas por descubrir, algo que considera “esperanzador”.

Paloma Lanau Hernáez en la presentación de los hallazgos en el

IV Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés.

En sesenta abrigos

Hasta ahora se han realizado investigaciones en 60 abrigos naturales. “Los resultados más recientes enriquecen el Parque con este conjunto porque es muy importante y tiene más intensidad de la prevista. La concentración de pinturas aporta motivos diferenciales y un territorio muy agreste de acceso muy difícil. Los resultados se conocen en este Congreso pero las tareas previas llevan años de trabajo y requiere de mucha constancia. Son abrigos donde caben una o dos personas y no de pie, pero aportan nuevas noticias”, destaca Nieves Juste (izquierda).

Al mismo tiempo, indica que “el uso de nuevas tecnologías favorece mucho los trabajos de investigación en el ámbito del Parque Cultural, pero puede haber otros espacios. Vicente Baldellou, que descubrió las primeras pinturas, me decía que en arqueología siempre habrá sorpresas y el tiempo le ha dado la razón”. Respecto al conjunto localizado, subraya que “la concentración es muy importante, la mayoría son de arte esquemático y ahora el Gobierno de Aragón tomará las decisiones porque son de su competencia”.

En la misma línea, “creo que es un gran hallazgo en un pareja singular e inaccesible. Las investigaciones nunca se paran, llevan su tiempo y aumentará el interés por el Parque Cultural”.

Por su parte, el presidente del Patronato del Parque Cultural del Río Vero, Mariano Altemir, recuerda “los inicios de Vicente Baldellou, que ha sido una figura relevante por la inquietud que tuvo y por el interés que despertó entre buenos colaboradores como Pilar Utrilla, la cual ha dedicado su vida a la labor investigadora". En el espacio dedicado a Baldellou, en Alquézar, “compartió con su familia las inquietudes”. El también alcalde de Alquézar sostiene que "el Parque aporta riqueza, cultura e interés que se suma a las culturas que habitaron en el entorno natural del río Vero”.

En la localidad de Colungo donde está el Centro de Interpretación del Arte Rupestre y en cuyo municipio se localizan los abrigos más importantes entre ellos la Cueva Fuente del Trucho (Paleolítico Superior), el alcalde Fernando Abadía comparte la satisfacción por este hallazgo de prestigio que aumenta el interés por la zona.

Grabado rupestre de la cueva de la Fuente del Trucho, Asque- Colungo- Archivo del Gobierno de Aragón.

Gran atractivo con miles de visitantes

Quince localidades de las comarcas de Somontano y Sobrarbe forman parte del Parque Cultural del Río Vero, espacio natural protegido que contiene uno de los conjuntos más importantes del arte rupestre en España, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco y que forma parte del Itinerario Europeo Caminos de Arte Rupestre Prehistórico. Está gestionado por un consejo rector y el patronato lo preside Mariano Altemir, alcalde de Alquézar, quien señala que “este hallazgo rúbrica la conmemoración de 20 años del Parque Cultural, que está entre los activos importantes del territorio gracias al arte rupestre que genera muchas actividades y atrae miles de visitantes”.

Fuente: Diario del Alto Aragón

Una familia de hace 5.700 años: el árbol genealógico más antiguo revela adopciones, hijastros y poligamia

Los miembros de la familia estaban enterrados en Hazleton North, en Inglaterra, un largo mojón del Neolítico temprano que contiene dos cámaras opuestas en forma de "L". Reich et al.

Un equipo internacional de arqueólogos y genetistas, con importante participación española, ha reconstruido el árbol genealógico más antiguo hasta la fecha, correspondiente a una familia que vivió hace unos 5.700 años, y ha revelado numerosos detalles sobre su parentesco y organización social, entre ellos la existencia de adopciones, hijastros o prácticas polígamas.

Los investigadores han analizado el ADN de 35 personas enterradas en una de las tumbas neolíticas mejor conservadas del Reino Unido, en Gloucestershire (Reino Unido), que han arrojado nuevos conocimientos sobre las normas de parentesco que regían en aquella sociedad, y hoy publican sus conclusiones en la revista Nature.

Todos los individuos fueron enterrados en Hazleton North, un largo mojón del Neolítico temprano que contiene dos cámaras opuestas en forma de "L", y los científicos han comprobado, contrastando los análisis arqueológicos con los datos extraídos del ADN, que 27 de las personas pertenecían a la misma familia y que la mayoría descendían de cuatro mujeres que habían tenido hijos con el mismo hombre.

Recreación de la tumba neolítica de Hazleton North. Museum Corinium.

El monumento funerario, un montículo gigante de piedras, se encontraba en tierras de cultivo y fue vaciado por los arqueólogos hace cuatro décadas para evitar que fuera arrasado por los arados. En el siglo XIX, algunas de sus grandes rocas sirvieron para construir caminos y levantar muros en las fincas de la región. Ya no queda nada. El sepulcro estaba organizado en torno al hombre fundador y a las cuatro mujeres con las que tuvo hijos. No había hijas adultas, lo que sugiere que los cadáveres de ellas se depositaron en otras tumbas, quizá junto a los hombres de otros grupos. En Gran Bretaña se han encontrado unos 300 túmulos alargados similares.

En la investigación han participado arqueólogos de las universidades de Newcastle, York, Exeter y Lancashire (Reino Unido) y genetistas de las universidades del País Vasco, Viena y Harvard, que han concluido también, por la organización de los cuerpos en la tumba, que el parentesco no biológico -las adopciones- podría ser tan importante como el biológico para esta comunidad neolítica.

Foto: Restos esqueléticos situados en la entrada norte vista desde el oeste.

ANÁLISIS DE ADN

Los investigadores han analizado el ADN que lograron extraer de huesos y dientes de 35 de las personas enterradas -cuyos restos se conservan en el Corinium Museum de Costwold (Reino Unido)- y sus hallazgos revelan por primera vez con tanto detalle cómo se estructuraban las familias prehistóricas.

El investigador de la Universidad del País Vasco Iñigo Olalde (izquierda), genetista principal del estudio y uno de los primeros firmantes del trabajo, ha señalado que "se trata del árbol genealógico más antiguo jamás reconstruido" y ha precisado que "la descripción ha sido posible gracias a la 'excelente' conservación del ADN en la tumba y a la utilización de las últimas tecnologías de recuperación y análisis del ADN antiguo".

En declaraciones a EFE, Olalde ha observado que muchos de los patrones sociales son conocidos por los antropólogos que estudian las sociedades actuales, y ha apuntado que "la clave está en que al tratarse de la primera gran familia biológica recuperada en la prehistoria, es la primera vez que podemos investigar de manera directa y a mucha resolución estos detalles en sociedades tan antiguas".

"Hasta ahora sólo podíamos investigarlo de manera indirecta a partir de los datos arqueológicos", ha señalado el investigador, y ha detallado como ejemplo que, "si se encontraba un enterramiento con un hombre y dos mujeres, los investigadores hipotetizaban que se trataba de un hombre y sus dos parejas reproductivas. No sabemos si esto era poligamia o era monogamia seriada: si el hombre se reproducía con las cuatro mujeres a la vez o si cada vez que moría una mujer empezaba con otra”, explica Olalde.

Otra evidencia; respecto a la exogamia femenina (que las hijas abandonen la familia para unirse a otras comunidades), ya había indicios de que ocurría en el Neolítico, porque analizando isótopos se veía que las mujeres tendían a ser más móviles que los hombres, dado que la geología del lugar donde habían crecido no coincidía con el lugar donde morían, "pero está es la primera vez que lo vemos de manera directa en una familia".

Fuente: Universidades de Newcastle y del País Vasco. JORGE MORENO ARANDA / EL PAÍS.

Olalde destaca que el monumento estaba dividido en dos cámaras y que cada una de ellas estaba reservada a dos de las primeras mujeres y a su descendencia. “Estas mujeres también eran importantes, porque después de varias generaciones todavía se recordaba de cuál descendías y se te enterraba en un lado o en otro dependiendo de eso”.

Los resultados muestran que la gran familia de Hazleton North era descendiente de los migrantes de Europa continental que llegaron apenas un siglo antes a la isla de Gran Bretaña, introduciendo la ganadería, el cultivo de cereales y la construcción de monumentos megalíticos. “No descienden de los grupos de cazadores y recolectores que ya existían en Gran Bretaña”, recalca Olalde, que sitúa el probable origen de la estirpe en lo que hoy es Francia.

El análisis evidencia que las mujeres que tenían hijos con los hombres del clan también los tenían con otros individuos ajenos al grupo. Los investigadores han encontrado en el sepulcro tres supuestos hijastros, quizá fruto de relaciones anteriores de ellas y adoptados por la familia de Hazleton North, según hipotetizan los autores del estudio. Olalde recuerda que “en aquella época era muy fácil morir”. Su estudio de los huesos muestra fracturas, abscesos dentales, artritis, inflamación de las articulaciones por infecciones bacterianas y signos de déficit nutricional. “Hay indicios de un montón de enfermedades. Tuvieron una vida totalmente mísera para nuestros estándares. Es posible que sus parejas se muriesen y tuvieran otras después”, plantea Olalde.

Por otro lado, no se han podido encontrar los lazos familiares de ocho de las 35 personas analizadas, aunque no descartan que sea por falta de muestras. “No se preservó el esqueleto entero del hombre fundador, solo se encontró un diente suelto”, explica el genetista español. Por ejemplo, hay tres mujeres que probablemente fueron las esposas de algunos de los hombres del clan, pero no se ha encontrado descendencia que confirme que eran parejas reproductivas. Quizá tuvieron hijas y estas fueron depositadas en el sepulcro de sus nuevas familias.

El arqueólogo Chris Fowler (derecha), de la Universidad de Newcastle y primer autor de la publicación, ha destacado la trascendencia de los hallazgos en la tumba de Hazleton North, y ha asegurado que la disposición arquitectónica de ésta y de otras tumbas neolíticas revela cómo funcionaba el parentesco en esos enterramientos.

En el mismo sentido, el investigador David Reich (izquierda), de la Universidad de Harvard y cuyo laboratorio ha dirigido la generación de ADN antiguo, ha destacado que las modernas tecnologías van a permitir analizar la huella genética con una resolución tan alta como para abordar cuestiones trascendentales para los arqueólogos.

Y Ron Pinhasi (derecha), de la Universidad de Viena, ha constatado que "era difícil imaginar hace pocos años que se llegarían a conocer con este nivel de detalle las estructuras de parentesco del Neolítico".

Iñigo Olalde ha destacado la trascendencia de conocer cómo se organizaban socialmente aquellos grupos para desvelar sus patrones de movilidad, sus relaciones con otros grupos o el manejo del ganado y ha subrayado que las nuevas tecnologías permiten secuenciar genomas completos de humanos antiguos y van a permitir conocer aspectos todavía desconocidos cuando se apliquen a áreas de conocimiento del pasado en las que todavía no se están utilizando.

"Gracias al ADN antiguo podemos arrojar nuevas evidencias sobre preguntas y detalles que los arqueólogos llevan haciéndose desde hace mucho tiempo, porque el ADN es la única tecnología que nos informa sobre las relaciones biológicas entre individuos", ha manifestado el investigador de la Univer sidad del País Vasco.

Uno de los huesos de Hazleton North incluidos en el análisis. REICH ET AL.

El genetista mexicano Federico Sánchez Quinto (izquierda), encabezó en 2019 un estudio genético de los restos de 24 personas hallados en cinco sepulcros megalíticos europeos, desvelando un puñado de conexiones familiares. El investigador explica que antes se pensaba que las primeras sociedades jerárquicas patriarcales y la desigualdad social surgieron en Europa y Asia occidental durante la Edad de Bronce. “Este nuevo trabajo y el nuestro sugieren que las sociedades jerárquicas patriarcales pudieron haber estado presentes desde el Neolítico en Eurasia occidental, unos 1.000 o 1.500 años antes de lo esperado anteriormente”, detalla Sánchez Quinto, del Instituto Nacional de Medicina Genómica de México.

“Las dimensiones y la majestuosa arquitectura de las tumbas megalíticas del Neolítico —túmulos alargados, dólmenes, sepulturas de corredor—, y los artefactos de valor encontrados en ellas, sugieren que los individuos enterrados bajo esta tradición funeraria pertenecían a un grupo social selecto”, añade el genetista mexicano. A su juicio, los nuevos resultados, sumados a los que obtuvo su equipo en 2019, apuntan a que “tumbas megalíticas en Irlanda, Inglaterra y Suecia pudieron haber sido el sitio de descanso de sociedades jerárquicas patriarcales”.

La química Tamsin O’Connell (derecha), jefa del Departamento de Arqueología de la Universidad de Cambridge, valora la “solidez” del nuevo estudio, pero echa de menos una mayor reflexión sobre las implicaciones de estos resultados más allá de la familia de Hazleton North. O’Connell reveló hace 15 años la dieta muy rica en carne de estas personas mediante el análisis de los compuestos químicos de sus huesos. En el lugar se encontraron restos de vacas, cerdos, ovejas y ciervos. “Estaban bien alimentados y mostraban niveles de enfermedad y estrés parecidos a los de otras poblaciones similares”, afirma.

La investigadora de Cambridge pone en duda la hipótesis de que los hombres del clan adoptasen hijos ajenos. “Otra explicación podría ser el desorden de las relaciones humanas”, apunta O’Connell. Algunos estudios modernos calculan que entre el 2% y el 4% de las personas son hijos de un padre que no es el que creen, según destaca la química. “Esto también pudo ocurrir en el pasado”, advierte. El propio Iñigo Olalde reconoce que los supuestos hijos adoptados del clan de Hazleton North pudieron ser fruto de infidelidades. “Es una opción, pero creemos que no es así porque vemos tres casos, por eso postulamos que aquellos hombres eran conscientes de que eran hijos de otros hombres”, argumenta Olalde.

O’Connell es más escéptica sobre la dimensión de la revolución del ADN antiguo. “Los genetistas que trabajan en estudios arqueológicos a menudo tienen dificultades para reconocer que sus resultados son otra línea de datos más en un conjunto complejo de pruebas con múltiples capas. No ofrecen la única respuesta”, opina. "Es la primera vez que se aplica el análisis del ADN antiguo a una gran familia de la prehistoria. El desembarco de la genética acaba de empezar".

La investigación ha sido financiada, entre otros, por el Ministerio de Ciencia e Innovación español, la Fundación Vasca de la Ciencia (Ikerbasque), los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, varias fundaciones, institutos médicos y donaciones privadas.

Fuentes: elmundo.es | elpais.com | 22 de diciembre de 2021

Hallan las primeras evidencias de consumo social de cerveza en una ciudad israelí de hace 7.000 años

Investigadores israelíes dicen que han descubierto las primeras evidencias de consumo social de cerveza dentro de las comunidades del antiguo Medio Oriente, después de encontrar restos de granos de cereales utilizados para producir alcohol en una ciudad de hace 7.000 años.

Se sabe que la cerveza se usó en la antigüedad con fines ceremoniales y religiosos, pero este hallazgo es la primera indicación de consumo social en la zona del Levante antes de la aparición generalizada del alcohol en la Edad del Bronce (alrededor del 3300 a. C.).

En el estudio, publicado en Journal of Anthropological Archaeology, arqueólogos de la Universidad de Haifa muestran que encontraron residuos de almidón de granos de trigo y cebada en cerámicas antiguas en Tel Tsaf, ubicada en el valle central por el que discurre el río Jordán. La ciudad se remonta a la época calcolítica, alrededor del año 5.000 a. C.

Foto: Silos hallados en Tel Tsaf, Israel.

Analizado bajo un microscopio, el almidón hallado mostró signos de un proceso de fermentación, lo que apunta a su uso en la producción de alcohol.

El profesor Danny Rosenberg (izquierda), de la Universidad de Haifa, dijo que "las evidencias de producción de cerveza se unen a las evidencias que hemos descubierto anteriormente de la prosperidad de Tel Tsaf, expresada en su acumulación de productos agrícolas, y particularmente de cereales, en grandes cantidades".

Añadió: "Podemos imaginar a la comunidad en desarrollo de Tel Tsaf organizando eventos a gran escala en los que se consumían grandes cantidades de comida y cerveza en un contexto social, y no solo en un contexto ceremonial".

Un estudio anterior publicado en 2018, en el que también participó Rosenberg, encontró evidencias de producción de cerveza en un cementerio natufiense ubicado en el Monte Carmelo, de hace unos 13.000 años. Pero en ese caso, la cerveza solo aparentemente se usó como parte de los rituales de entierro.

Una vista del sitio arqueológico de Tel Tsaf en el Valle del Jordán. Cortesía: Universidad de Haifa

Rosenberg dijo que más allá de los hallazgos de 2018 y 2021, había pocas evidencias de consumo de cerveza en la región del Levante antes de la Edad del Bronce.

Tel Tsaf es particularmente interesante, señala Rosenberg, ya que es una de las pocas comunidades conocidas en la región desde la era del Calcolítico, un período de transición de las sociedades agrícolas que vivían en comunidades pequeñas hacia la constitución de ciudades más grandes.

Los residuos bajo el microscopio muestran la fermentación de granos de cereales antiguos. Cortesía: Universidad de Haifa

Rosemberg hace hincapié en que "la producción y consumo de cerveza probablemente fue continuo desde el período natufiense, pero que es difícil obtener pruebas de ello debido a la descomposición de los elementos orgánicos a lo largo del tiempo".

"Por el momento se desconoce si la cerveza, cuyos restos encontramos en Tel Tsaf, se produjo de forma regular o específicamente para eventos sociales importantes".

“Esperamos que en un futuro cercano, cuando podamos aislar más evidencias de la producción de cerveza en este enclave arqueológico y en otros sitios, podamos comprender mejor el papel del alcohol en las sociedades antiguas, y particularmente en aquellas que, como en Tel Tsaf, estaban en la cúspide de cambios significativos en su estructura social a medida que se volvía cada vez más compleja".

Fuente: timesofisrael.com | 21 de diciembre de 2021

En busca de la plata de Hispania con la que los romanos acuñaron sus monedas

Denario romano, la moneda de plata romana estándar. Crédito: Imágenes cedidas por Jean Milot.

El denario fue por excelencia la unidad de plata romana y una de las monedas de mayor trascendencia de la historia. Buena muestra de ello lo otorga el origen de la palabra dinero, que deriva del latín denarius. Estas acuñaciones, que tenían un valor de diez ases de bronce, como indica su propio nombre, se crearon durante la Segunda Guerra Púnica para financiar a las legiones. Las primeras piezas frecuentaron un mismo diseño, una cabeza de la diosa Roma con casco en el anverso y, o bien una imagen de los gemelos divinos Cástor y Pólux (los Dioscuros) a caballo, o bien la de una figura divina en una carroza, en el reverso.

El primer romano vivo que apareció en un denario fue el siete veces cónsul Cayo Mario, a finales del siglo II a.C. También infringieron el tabú de no representar a personas del presente los acuñadores de Julio César, que en el año 44 a.C., en plena guerra civil contra Pompeyo, lo representaron como dictador perpetuo. La moneda de plata, un producto de lujo cuya acuñación ordinaria se inició en el siglo VII a.C., en Anatolia, constituye una de las principales fuentes históricas para conocer el desarrollo de la antigua Roma.

Sin embargo, la procedencia de la plata utilizada para producir estas piezas, es decir, la ubicación de las minas, es una tarea que está resultando ardua para los investigadores. Se sabe que la península ibérica, hasta el siglo II d.C., fue la mayor fuente argentífera tanto para la Antigua Roma como para Cartago, la otra gran potencia Mediterránea de la época. Estrabón, de hecho, aseguraba que "en ninguna otra parte del mundo se ha encontrado hasta hoy ni oro, ni plata, ni cobre, ni hierro en tal cantidad y calidad como en Iberia". Pero resulta más difícil determinar los depósitos exactos de los que se extrajo el mineral con el que se obtiene este elemento químico.

A esa incógnita pretende responder un nuevo estudio publicado en la revista Geology en el que se evalúan las fuentes de plata de las diferentes provincias mineras de Hispania para determinar las ubicaciones de las que se pudo haber extraído la plata para acuñar denarii. Los depósitos analizados se encuentran sobre todo en la zona meridional peninsular, como las Cordilleras Béticas o el sur de Portugal, pero también en el Sistema Central, la Cordillera Litoral catalana o la Cuenca Vasco-Cantábrica.

Muestras de galena ibérica. Crédito: Imágenes cedidas por Jean Milot.

Dos calidades

Esos yacimientos contienen galena, que es el principal mineral del plomo y del que se obtiene la plata tras ser fundida y purificada —la plata para la acuñación de monedas puede alcanzar una pureza superior al 95%—. Para descubrir las fuentes originales del material de los denarios, el equipo de investigadores de la Universidad de Lyon y la Sociedad Española de Historia de la Arqueología analizó las composiciones de plata y plomo de un total de 47 muestras de galena obtenidas de los depósitos peninsulares para comparar los resultados con las firmas químicas de las piezas romanas, datadas principalmente entre los siglos III y II a.C., con algunas excepciones de principios del I a.C.

Los estudios químicos en el laboratorio desvelaron dos tipos claramente diferenciados: una galena pobre en plata que habría sido explotada para obtener plomo y de menor importancia económica, y otra rica en plata que probablemente fue una fuente para los denarios romanos. Estos niveles de composición solo se identificaron en seis muestras minerales procedentes de la Cordillera Penibética, el distrito minero Linares-La Carolina, el del Valle de La Alcudia-Los Pedroches, la zona de Ossa-Morena y el sur de Portugal.

Ejemplos de denarios. Arriba: c. 157 a. C. República romana; c. 73 Vespasiano; c. 161 Marco Aurelio; c. 194 Septimio Severo. Abajo: c. 199 Caracalla; c. 200 Julia Domna; c. 219 Heliogábalo; c. 236 Maximino el Tracio.

En resumen y según estos resultados, los depósitos del sur de la península ibérica se ajustan mejor a los patrones argentíferos de las monedas romanas. Los investigadores consideran que en estos yacimientos se extrajeron los minerales con los que Roma reflejó su poder económico. "El control de las fuentes de plata era un tema de gran importancia geopolítica y la identificación de estas minas puede ayudar a los arqueólogos a reconstruir los flujos antiguos de metales preciosos y responder a importantes preguntas históricas", explica Jean Milot, investigador de la Universidad de Lyon y autor principal del artículo científico.

No obstante, los especialistas dejan la puerta abierta a futuras investigaciones sobre la materia: "Este trabajo debe extenderse a la región rica en plata en la que se inventó la acuñación en los siglos VII-VI a.C., Grecia y Asia Menor (la Turquía actual). El método que describimos aquí nos permitirá conocer las zonas de mineral perdidas que suministraron plata a los imperios del Mediterráneo oriental desde la Edad del Bronce hasta el colapso de los reinos helenísticos".

Fuente: elespanol.com | 21 de diciembre de 2021

Hallan en Cesarea Marítima (Israel) un anillo de oro de la época del Imperio Romano con una alegoría de Jesucristo tallada

Anillo de oro que lleva una piedra verde grabada con la figura del Buen Pastor, una de las primeras expresiones para referirse a Jesús, ha sido exhibido en el laboratorio de la Autoridad de Antigüedades de Israel en Jerusalén. HMAD GHARABLI, AFP A TRAVÉS DE GETTY IMAGES.

Israel dio a conocer este miércoles centenares de objetos arqueológicos encontrados en excavaciones submarinas en el Mediterráneo, entre los que se incluye un anillo de oro que permaneció bajo el agua durante 1.700 años y que tiene grabada la imagen del Buen Pastor, alegoría de Jesucristo.

Estos objetos han sido descubiertos durante los últimos meses frente a las costas de Cesarea Marítima, ubicada entre las ciudades de Tel Aviv y Haifa, donde dos barcos se hundieron hace 1.700 y 600 años, respectivamente, informó la Autoridad de Antigüedades Israelí (AIA).

Los pecios de los buques y sus cargamentos se encontraban dispersos en el fondo del mar a tan solo cuatro metros de profundidad. Según los especialistas de la Unidad de Arqueología Marina de la AAI, las naves probablemente estaban ancladas cerca de la costa cuando empezó una tormenta y se las llevó a alta mar.

En las excavaciones submarinas fue descubierto un anillo octogonal de oro, con una gema verde engarzada y grabada con la imagen de un joven pastor con túnica, con un carnero u oveja en sus hombros.

De acuerdo a Helena Sokolov, responsable de conservación de piezas de la AIA, la imagen del Buen Pastor, que representa a Jesucristo como un guía de su pueblo, es muy poco frecuente en un anillo aunque está muy extendida en el arte cristiano. La alhaja, en virtud de su pequeño tamaño, habría pertenecido a una mujer, según Sokolov.

Su descubrimiento frente a las costas de Cesarea Marítima tiene sentido, puesto que esta ciudad fue la capital local del Imperio Romano en el siglo III y su puerto era clave por entonces, indicó Sokolov a la AFP.

"En aquella época, el cristianismo vivía aún sus inicios, pero era muy evidente que se estaba desarrollando, sobre todo en ciudades mixtas como Cesarea Marítima", añadió la experta.

Monedas y el anillo de oro hallado con el símbolo del Buen Pastor en el laboratorio de la Autoridad de Antigüedades de Israel en Jerusalén. AFP.

La Autoridad de Antigüedades también recuperó centenares de monedas de plata y bronce que datan de la época romana, y otros cientos del siglo XIV, precisamente de la época mameluca (sultanato medieval en la región). Además se halló una figurilla de águila, símbolo del poder militar romano, hecha de bronce; una estatuilla de un pantomimo romano con una máscara cómica; numerosas campanitas de bronce que se utilizaban para alejar a los malos espíritus; y vasijas de cerámica.

Figuras y campanitas halladas en la misma excavación. Foto: Ministerio de Antigüedades de Israel.

Fuentes: eluniversal.com.mx | actualdad.rt.com | rpp.pe| 22 de diciembre de 2021

Encuentran objetos egipcios de la época de Nefertiti y mesopotámicos en Chipre

Arqueólogos de la Universidad de Gotemburgo han concluido la excavación de dos tumbas en la ciudad de la Edad del Bronce de Hala Sultan Tekke, en Chipre. Los hallazgos incluyen más de 150 esqueletos humanos y cerca de 500 objetos, incluidas joyas de oro, piedras preciosas y cerámicas de alrededor del 1350 a. C.

Joyas de loto egipcias con incrustaciones de piedras (hacia 1350 a. C.). Foto: Peter Fischer, Teresa Bürge

Desde 2010, La Expedición Söderberg ha tenido varias rondas de excavaciones en Chipre. En 2018, los arqueólogos descubrieron dos tumbas en forma de cámaras subterráneas con una gran cantidad de esqueletos humanos. La gestión de los hallazgos requirió un trabajo muy delicado durante cuatro años, ya que los huesos eran extremadamente frágiles después de más de 3.000 años en el suelo salado.

Además de los esqueletos de 155 personas, el equipo también encontró 500 objetos. Los esqueletos y los objetos funerarios rituales estaban en capas uno encima del otro, lo que demuestra que las tumbas se utilizaron durante varias generaciones.

“Los hallazgos indican que se trata de tumbas familiares de la élite gobernante de la ciudad. Por ejemplo, encontramos el esqueleto de un niño de cinco años con un collar de oro, pendientes de oro y una tiara de oro. Probablemente era hijo de una familia rica y poderosa”, dijo el profesor Peter Fischer (izquierda), líder de las excavaciones.

Los hallazgos incluyen joyas y otros objetos hechos de oro, plata, bronce, marfil y piedras preciosas y vasijas ricamente decoradas de muchas culturas.

Uno de los esqueletos pertenecía a un niño de cinco años enterrado con muchas joyas de oro, incluida esta tiara. Foto: Peter Fischer, Teresa Bürge

“También encontramos un toro de cerámica. El cuerpo de este toro hueco tiene dos aberturas: una en el lomo para llenarlo con un líquido, probablemente vino, y otra en la nariz para beber. Aparentemente, tenían fiestas en la cámara para honrar a sus muertos".

El mismo niño de cinco años también tenía este collar. Foto: Peter Fischer, Teresa Bürge

Un mensaje de miles de años

Un hallazgo particularmente importante es un sello en forma de cilindro hecho de hematita, con una inscripción cuneiforme de Mesopotamia (actual Irak), que los arqueólogos pudieron descifrar.

Cilindro hecho con un mineral llamado hematita, con una inscripción cuneiforme de Mesopotamia. Peter Fischer / Teresa Bürge

“El texto consta de tres líneas y menciona tres nombres. Uno es Amurru, un dios adorado en Mesopotamia. Los otros dos son reyes históricos, padre e hijo, a quienes recientemente logramos rastrear en otros textos sobre tablillas de arcilla del mismo período, es decir, del siglo XVIII antes de Cristo. Actualmente estamos tratando de determinar por qué el sello terminó en Chipre a más de 1000 kilómetros de donde se hizo".

Entre los hallazgos se encuentran cornalina de la India, lapislázuli de Afganistán y ámbar de todo el mar Báltico, lo que demuestra que la ciudad tuvo un papel central en el comercio durante la Edad del Bronce. Las joyas de oro, junto con los escarabeos (amuletos en forma de escarabajo con jeroglíficos) y los restos de peces importados del valle del Nilo, cuentan la historia del comercio intensivo con Egipto.

Gran vasija con pinturas de carros de guerra de Grecia (ca. 1350 a. C.). Las vasijas de cerámica, en particular las importadas de Grecia y Creta, están decoradas con escenas de carros tirados por caballos, individuos que llevan espadas, animales y flores. Foto: Peter Fischer, Teresa Bürge

Red comercial de amplio alcance

Al comparar estos hallazgos con otros similares de Egipto, los arqueólogos también pudieron fechar las joyas.

“Las comparaciones muestran que la mayoría de los objetos son de la época de Nefertiti y su esposo Akenatón, alrededor de 1350 a. C. Como un colgante de oro o una flor de loto con incrustaciones de piedras preciosas. Nefertiti usó joyas similares".

Cerámica de importación micénica. 1350 a.C.

En cuanto a las cerámicas también son importantes. “La forma en que las cerámicas cambiaron en apariencia y material con el tiempo nos permite fecharlas y estudiar las conexiones que estas personas tenían con el mundo circundante. Lo que más me fascina es la amplia red de contactos que tenían hace 3.400 años”.

El siguiente paso será el análisis de ADN de los esqueletos. “Esto revelará cómo se relacionaban los diferentes individuos entre sí y si hay inmigrantes de otras culturas, lo cual no es improbable considerando las vastas redes comerciales que tenían”, dice Peter Fischer.

En las tumbas, los arqueólogos encontraron figurillas de diosas con caras de pájaros. Es probable que se trate de una diosa con cabeza de pájaro que sostiene a un niño que es mitad pájaro y mitad humano. Foto: Peter Fischer, Teresa Bürge

Fuente: University of Gothenburg

Denisovanos u 'Homo sapiens': ¿quiénes fueron los primeros en establecerse permanentemente en la meseta tibetana?

Una vista de la meseta tibetana donde se realizó la investigación.

La meseta tibetana ha sido considerada durante mucho tiempo como uno de los últimos lugares en ser poblado por los seres humanos en su migración alrededor del mundo. Un nuevo artículo de dos investigadoras de la Universidad de California, Davis (UC Davis), destaca que nuestros primos extintos, los denisovanos, alcanzaron el "techo del mundo" hace unos 160.000 años, 120.000 años antes que las estimaciones anteriores realizadas sobre nuestra especie, e incluso contribuyeron a nuestra adaptación a la altura.

El artículo, que se publicó este mes en la revista Trends in Ecology & Evolution, sugiere que una mirada cruzada a las evidencias arqueológicas y genéticas proporciona pistas esenciales para reconstruir la historia del poblamiento de esta región asiática.

Los denisovanos fueron homínidos arcaicos que alguna vez se dispersaron por Asia. Después de varios casos de cruzamiento con los primeros humanos modernos (Homo sapiens) que llegaron al lugar, una de sus hibridaciones benefició la supervivencia y el asentamiento de los tibetanos en grandes altitudes.

Esas conclusiones se encuentran entre los hallazgos que llevaron a Peiqi Zhang (izquierda), una estudiante de doctorado de la UC Davis que participó en las excavaciones de un enclave arqueológico por encima de los 4.600 metros en el Tíbet, y Xinjun Zhang (derecha), una investigadora postdoctoral en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) que estudia a los denisovanos y el ADN de otros humanos, a hacerse la siguiente pregunta: ¿qué sabemos sobre cómo y cuándo se pobló la región del Tíbet?

Las dos investigadoras (que no tienen lazos familiares, a pesar de la semejanza de su apellido) llevaron a cabo una revisión de las evidencias de dispersión y asentamiento del Homo sapiens en la meseta tibetana, e integraron los descubrimientos arqueológicos y genéticos conocidos hasta el momento. "Antes de nuestro artículo, faltaba una revisión integral que uniera ambos campos, especialmente con el mismo énfasis", dijo Peiqi Zhang.

Cuatro periodos de ocupación

Los datos arqueológicas sugieren cuatro períodos principales de ocupación, los cuales comienzan con los denisovanos hace unos 160.000 años y le siguen tres períodos de humanos modernos, los cuales llegaron a partir de hace unos 40.000 años, y luego hace 16.000 años y hace 8.000 años.

"Según las evidencias arqueológicas, sabemos que hay brechas entre estos períodos de ocupación", dijo Peiqi Zhang. "Pero el trabajo arqueológico en la meseta tibetana es muy limitado. Todavía existe la posibilidad de una ocupación humana continua desde finales de la Edad de Hielo, si bien no hemos encontrado suficientes datos para confirmarlo".

Los denisovanos fueron identificados por primera vez en 2010, según el ADN extraído del hueso del dedo de una niña encontrado en las cuevas de Denísova, en las montañas de Altai, Siberia. Su ADN portaba un haplotipo muy similar al gen Endotelial Pas1 (EPAS1), que en las poblaciones vivas se sabe que mejora el transporte de oxígeno en la sangre. La mayoría de los tibetanos modernos portan una alta frecuencia del gen EPAS1.

Mandíbula hallada en Siahe, Tíbet. D. ZHANG, LANZHOU UNIVERSITY.

En 2019, una mandíbula parcial hallada en una cueva de la meseta tibetana se identificó, en un principio, como perteneciente a un denisovano, pero no se pudo determinar si la misma portaba el mismo gen referenciado. "No sabemos si los denisovanos se estaban adaptando a la hipoxia de la meseta tibetana en ese momento", declara Peiqi Zhang. "Se sabe poco sobre la biología y su comportamiento en la meseta tibetana".

"Los estudios genéticos muestran que los asiáticos y los oceánicos de Australia, Nueva Zelanda, Melanesia, Micronesia y Polinesia, heredaron diferentes cantidades de ADN denisovano", añade Xinjun Zhang. "Ello podría significar que este mestizaje ocurrió con asiáticos ancestrales antes de la subdivisión de las poblaciones locales que vemos hoy en día".

Y tal circunstancia debió de suceder más de una vez. "A partir de los estudios genéticos podemos detectar que todos los asiáticos orientales, incluidos los tibetanos, se cruzaron con dos grupos de denisovanos distintos, siendo uno de estos eventos exclusivo de los asiáticos orientales y el otro compartido con otros asiáticos del sur", precisa Xinjun Zhang. "Y, dado que todos los asiáticos orientales muestran los mismos patrones, tenemos razones para creer que el evento de mestizaje (el que es exclusivo de estos asiáticos orientales) ocurrió en algún lugar de las tierras bajas en lugar de en la meseta, propiamente dicha".

Debido a los genes transmitidos por los denisovanos, este granjero tibetano no experimenta ninguna incomodidad a las alturas. stveak / Adobe Stock.

Zhang y Zhang proponen dos modelos de ocupación humana de la meseta tibetana como un marco de investigación que puede ser probado por futuros descubrimientos:

  • Asentamientos intermitentes, antes de establecerse en la meseta de modo permanente, sobre el final de la Edad del Hielo, hace unos 9.000 años.
  • Una ocupación continua que comenzó hace entre 40.000 y 30.000 años.

En cualquiera de los dos modelos, los denovisanos podrían haber transmitido el haplotipo EPAS1 a los humanos modernos hace unos 48.000 a 46.000 años.

"La pregunta principal es si ellos se habían establecido allí de modo permanente, lo que significaría que se habían adaptado biológicamente a la hipoxia", dice Nicolas Zwyns (izquierda), profesor asociado de antropología de UC Davis y autor supervisor del artículo. "¿O simplemente llegaron allí por accidente y luego se retiraron a las tierras bajas, o bien acabaron desapareciendo?"

No está claro cuándo se extinguieron los denisovanos, pero algunos estudios sugieren que pudo haber sido hace 20.000 años. "Aunque no sabemos si se adaptaron a la gran altitud, la transmisión de algunos de sus genes a nosotros cambió las reglas del juego miles de años después permitiendo que nuestra especie se adaptara a la hipoxia", concluye Zwyns. "Eso para mí es una historia fantástica".

Fuente: phys.org | 7 de diciembre de 2021

Los primeros pobladores de Europa ya se alimentaban de carne animal y su dieta incluía desde hipopótamos hasta tortugas

Vista de la «majestuosas» defensas de Mammuthus meridionales encontradas en Fuente Nueva 3 (Imagen: ProyectORCE).

Las investigaciones lideradas por la Universidad de Granada en el yacimiento prehistórico de Fuente Nueva 3 (Orce, Granada) han demostrado que los primeros pobladores de Europa ya explotaban recursos cárnicos para su alimentación. Hace aproximadamente 1,2 millones de años, la dieta de estas poblaciones incluía desde carne de hipopótamos hasta tortugas.

Esta investigación se enmarca en el Proyecto Orce, dirigido por el profesor del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, Juan Manuel Jiménez Arenas, y ha sido encabezada por el investigador de la Universidad Complutense de Madrid, José Yravedra (izquierda).

Para alcanzar estas novedosas conclusiones, los investigadores han estudiado las marcas de corte encontradas en la superficie de los huesos y restos hallados en el yacimiento de Fuente Nueva 3. Uno de los elementos más originales que aporta este trabajo es la demostración de que los pobladores eran capaces de llegar pronto a los cadáveres de los animales y consumir sus partes más nutritivas antes de que lo hiciera la competencia, en este caso los carnívoros. Esto quiere decir que o bien llegaban a los recursos antes que otros animales o directamente competían contra ellos o los ahuyentaban para hacerse con el alimento, lo que supondría enfrentarse a tigres dientes de sable, hienas gigantes y perros salvajes parecidos a los licaones actuales.

Una marca de corte sobre un fémur de hipopótamo. Incluye la reconstrucción virtual 3D de dicha marca» (Yravedra et al., 2021)

El trabajo tafonómico ha resultado elemental en la investigación. Se trata de un análisis que permite interpretar cómo se forman los conjuntos fósiles y comprender qué agentes intervinieron en la acumulación. El investigador José Yravedra explica que, si hay estrías de descarnación infligidas con filos cortantes de piedra sobre un tipo de carne, “sabemos que los humanos fueron activos sobre ese animal”. “La metodología es muy compleja pero se basa en la observación de todas y cada una de las alteraciones que presentan los huesos y en la comparación con especies actuales que, por razones obvias, conocemos mejor, y también con otros yacimientos”, detalla Yravedra.

¿Cómo conseguían la carne?

Una de las grandes cuestiones que plantean los investigadores tiene que ver con la metodología a través de la cual estos pobladores conseguían la carne. Jiménez Arenas plantea que “si carroñaban, como parece ser la tónica general, ¿los recursos animales se cazaban o se recolectaban? Nosotros creemos que el carroñeo es una forma de recolección”.

Varias marcas de corte del nivel 5 de FN3 en el nivel 3 de tamaño del animal, pelvis del nivel 5 del tamaño del animal y un fragmento indeterminado del nivel 5.

Solo la continuidad en la investigación permitirá seguir despejando incógnitas, porque las estrategias de obtención de los recursos están relacionadas con las capacidades cognitivas de los antepasados. “No es lo mismo cazar que ser un carroñero pasivo que se conforma con los despojos dejados por otros consumidores”, puntualiza, Yravedra, el investigador principal de este trabajo.

A futuro, el Proyecto Orce también tiene la intención de implementar un programa de investigación basado en la inteligencia artificial que permita conocer con mayor detalle las especies que mordieron los huesos presentes en Fuente Nueva 3, además de ver la relación que hay entre la industria lítica tallada y las marcas de corte.

Este artículo ha sido posible gracias a la financiación de la Junta de Andalucía y de la Fundación Palarq y a la colaboración de investigadores e investigadoras de la Universidad Complutense de Madrid, Universidad de Sevilla, Universidad de Salamanca, IPHES-Tarragona, Universidad de Helsinki (Finlandia), Museo Primeros Pobladores de Europa ‘Josep Gibert’ (Orce, Granada), Museo Arqueológico Provincial de Granada y Universidad de Granada.

Referencia bibliográfica:

José Yravedra, José Antonio Solano, Lloyd A. Courtenay, Juha Saarinen, Gonzalo Linares-Matás, Carmen Luzón, Alexia Serrano-Ramos, Darío Herranz-Rodrigo, José Miguel Cámara, Auxiliadora Ruiz, Stefania Titton, Juan José Rodríguez-Alba, Clara Mielgo, Hugues-Alexandre Blain, Jordi Agustí, Christian Sánchez-Bandera, Eva Montilla, Isidro Toro-Moyano, Mikael Fortelius, Oriol Oms, Deborah Barsky, Juan Manuel Jiménez-Arenas (2021) “Use of meat resources in the Early Pleistocene assemblages from Fuente Nueva 3 (Orce, Granada, Spain)”. Archaeological and Anthropological Sciences 13, 213. https://doi.org/10.1007/s12520-021-01461-7

Fuente: Universidad de Granada | 16 de diciembre de 2021