Mostrando entradas con la etiqueta Paleontologia. Mostrar todas las entradas

Hallan en China el cráneo de un 'Homo erectus' de hace un millón de años

Fósil de un cráneo humano de un millón de años de antigüedad correspondiente a un 'Homo erectus'. Es el más completo y mejor conservado de los hallados en el interior de Eurasia hasta el momento. Fue descubierto en el enclave Xuetang Liangzi, cerca de la ciudad de Shiyan, provincia central de Hubei.

En la mañana del 28 de septiembre, la Administración Estatal del Patrimonio Cultural de China realizó una conferencia de prensa sobre el importante proyecto "Arqueología de China" en Beijing, en la que informó sobre la excavación y descubrimiento de un fósil de cráneo, denominado Nº 3 u "Hombre de Yunxian", en el enclave de Xuetang Liangzi, en la ciudad de Shiyan, provincia central de Hubei. Se considera que este fósil craneal pertenece a un Homo erectus de hace 1 millón años, y es el más completo y mejor conservado de los descubiertos en el interior de Eurasia hasta el momento, por lo que constituye una “evidencia importante para entender la aparición y evolución de los seres humanos en el este de Asia”.

El enclave de Xuetang Liangzi está ubicado en la aldea de Miduosi, cerca de la ciudad de Shiyan. Es un sitio natural en el que se han hallado restos de homínidos de Pleistoceno medio. En 1989 y 1990 se desenterraron dos fósiles de cráneos humanos, los cuales datan de hace 1,1 millones de años a 800.000.

¿Por qué este enclave ha proporcionado tan importantes logros arqueológicos en más de 30 años?

"A los humanos antiguos les gustaba vivir en la confluencia o en la curva de los grandes ríos. Este lugar tenía un clima adecuado en su momento, y se podría describirse como un tesoro geomántico para la vida humana antigua", dijo Zhu Hengfu, adjunto a la dirección del Museo de la Ciudad de Shiyan, el cual agrega: "La mayoría de las grandes ciudades del mundo están ubicadas a lo largo de las orillas de los ríos, los cuales no solo contribuyen a la supervivencia de la vida, sino que también afectan el desarrollo de las sociedades humanas a través de la integridad del entorno natural".

Yacimiento arqueológico de Xuetang Liangzi, cerca de la ciudad de Shiyan, provincia central de Hubei.

En 1989, Wang Zhenghua, del Museo de Yunxian, y Qu Shengming, del Museo de Yunxi, llevaron a cabo trabajos de excavación en Yunxian porque habían oído que se habían encontrado muchos huesos de antiguos mamíferos alrededor de la desembocadura del río Quyuan. Al desenterrar una "protuberancia de piedra" en un campo de trigo pudieron ver un hueso fósil fracturado y algunos fragmentos de piezas dentales. Expertos chinos y franceses determinaron que tales restos pertenecían a un Homo erectus tardío, de hace 1 millón de años, a través de tecnología avanzada de escaneo de cráneos.

En mayo de 1990, Li Tianyuan, un experto del Instituto de Arqueología de Hubei, y otros, excavaron un antiguo fósil de cráneo humano completo en una capa de grava a 3,3 metros del sitio donde se halló el anterior fósil de cráneo humano. Los expertos llamaron a los dos cráneos fósiles "Hombre de Yunxian".

Cráneo Nº 1 del "Hombre Yunxian"

El nuevo cráneo hallado es posible que tenga la misma antigüedad que los dos primeros fósiles craneales descubiertos

Lu Chengqiu, líder del equipo de excavación e investigador asociado del Instituto Provincial de Reliquias Culturales y Arqueología de Hubei, dijo a un reportero de Jimu News que esta es la séptima excavación arqueológica que se lleva a cabo en el enclave donde se hallaron los dos restos craneales descritos.

Lu Chengqiu informó que el área de excavación que se lleva a cabo actualmente es de 203 metros cuadrados y está situada a 30 metros de donde se hallaron los dos restos craneales anteriores. En la mañana del 18 de mayo de 2022, el equipo arqueológico encontró el cráneo Nº 3 enterrado en una capa de suelo arenoso con cierta concreción de calcio, junto con una gran cantidad de restos fósiles de animales. La observación in situ comprobó que el cráneo estaba completamente conservado, que el arco cigomático estaba en perfecto estado y no había deformaciones evidentes. El fósil craneal tenía expuesta solo la parte superior y parte del arco de la ceja. La zona inferior aún se encontraba enterrada en la capa de suelo original, y la parte derecha estaba parcialmente incrustada en el terreno. El estudio preliminar del yacimiento y de los restos de fauna asociada al mismo, así como las características técnicas de las herramientas líticas halladas, determina que son similares a las que se encontraron junto con los dos fósiles craneales anteriormente sacados a la luz. No obstante, dicho juicio preliminar requiere ser confirmado mediante una datación científica.

Cráneo Nº 2 del "Hombre Yunxian".

La cuenca del río Han es un corredor natural por el que ha discurrido la evolución humana

Fang Qin, director del Instituto Provincial de Reliquias Culturales y Arqueología de Hubei, reveló en una entrevista con Jimu News que también se han desenterrado más de 200 fósiles humanos, herramientas de piedra, y restos fósiles de animales antiguos, entre los cuales cabe identificar a elefantes, tigres de dientes de sable, rinocerontes, tapires, vacas, ciervos, monos, jabalíes, lechones, hienas, etc. “Estos ricos fósiles de animales y herramientas de piedra son muy raros y proporcionan materiales preciosos para el estudio de los seres humanos antiguos y sus métodos de supervivencia en aquellos tiempos. Llevar a cabo investigaciones que estén relacionadas con los homínidos antiguos proporciona un material de campo muy raro".

"La comunidad arqueológica cree que el fósil del cráneo Nº 3 del "Hombre de Yunxian" es un nuevo descubrimiento arqueológico muy importante para mi país y para la comunidad académica internacional, pues demuestra que el origen de los humanos orientales tiene una larga historia y que la cultura de los antiguos hombres de China es extensa y profunda. Hay que destacar, que, en comparación con los cráneos Nº 1 y Nº 2 del "Hombre de Yunxian", que fueron desenterrados hace más de 30 años y han sido severamente aplastados y deformados, el cráneo Nº 3 está bien conservado y su forma es básicamente normal, por lo que la información que puede proporcionar es más realista".

Restos óseos hallados en el yacimiento de Xuetang Liangzi.

Los tres fósiles craneales hallados dibujan, pues, una imagen vívida de la supervivencia y evolución de los homínidos que vivieron aquí en el pasado, lo que también hace que el enclave de Hubei se convierta, con el nuevo hallazgo, en una zona arqueológica de atención central en el mundo.

Fang Qin concluyó a Jimu News: "Existen también hay otros yacimientos humanos antiguos como el sitio del hombre primitivo de Meipu, el sitio de Bailongdong y el sitio de Huanglongdong, así como muchos yacimientos de fósiles paleolíticos alrededor del sitio de Xuetangliangzi. Este rico conjunto de emplazamientos arqueológicos es único en el país y raro en el resto del mundo. Ello demuestra que el área de la cuenca del río Han, con Yunyang como núcleo, es sumamente importante para el estudio del origen, la evolución y el desarrollo de los humanos antiguos, y puede decirse que ha constituido un especial corredor natural en el transcurso de la evolución humana. Tenemos la intención de convertir esta área en un centro de investigación de los orígenes humanos".

Fuentes: news.cnhubei.com | spanish.peopledaily.com.cn | 29 de septiembre de 2022

¿Cuándo surgieron las variaciones genéticas que nos hacen humanos?

El estudio del genoma de nuestros parientes evolutivos más cercanos, los neandertales y los denisovanos, ha abierto nuevas vías de investigación para comprender mejor nuestra historia evolutiva. Un estudio ha estimado cuándo surgieron algunas de las variantes genéticas que caracterizan a nuestra especie a partir del análisis de mutaciones que son muy frecuentes en las poblaciones humanas modernas, pero no en estas otras especies de humanos arcaicos.

Los resultados del estudio, publicado en Scientific Reports, con el título «Temporal mapping of derived high-frequency variants supports the mosaic nature of the evolution of Homo sapiens» El mapa temporal derivado variantes de alta frecuencia respalda la naturaleza en mosaico de la evolución del Homo sapiens») muestran dos momentos en los que se concentran las mutaciones: uno de hace alrededor de 40.000 años, asociado al crecimiento de la población de Homo sapiens y su salida de África, y otro más antiguo, de hace más de 100.000 años, relacionado con la etapa en la que más tipos de Homo sapiens había en África.

«La comprensión de la historia profunda de nuestra especie es cada vez más completa. Aun así, es difícil determinar cuándo surgieron las variantes genéticas que nos distinguen de otras especies humanas. En este estudio hemos colocado variantes específicas de nuestra especie en una línea cronológica. Así, hemos descubierto de qué manera se concentran estas variantes en el tiempo, lo que ha reflejado eventos como el punto de divergencia del Homo sapiens respecto a otras especies humanas hace cerca de 100.000 años», explica Alejandro Andirkó (izquierda), primer autor de este estudio, que ha surgido de su tesis doctoral en la Universidad de Barcelona (UB).

En la investigación, que ha sido liderada por Cedric Boeckx, miembro del Instituto de Sistemas Complejos (UBICS) de la UB, también han participado el investigador de la misma Universidad, Juan Moriano, los expertos de la Universidad de Milán y del Instituto Europeo de Oncología, Alessandro Vitriolo y Giuseppe Testa, y el investigador de la Universidad de Viena, Martin Kuhlwilm.

Los resultados de la investigación también muestran diferencias entre periodos evolutivos. En concreto, han constatado el predominio de variaciones genéticas relacionadas con la conducta y la estructura anatómica facial —características clave en la diferenciación de nuestra especie respecto al resto de las humanas— hace más de 300.000 años, una datación que coincide con la evidencia fósil y arqueológica disponible.

«Hemos descubierto conjuntos de variantes genéticas que afectarían a la evolución de la cara y que hemos datado entre los 500.000 y los 300.000 años, justo el período anterior a la datación de los fósiles más tempranos de nuestra especie, como los descubiertos en el yacimiento arqueológico de Jebel Irhoud, en Marruecos», destaca Alejandro Andirkó.

Los investigadores también han analizado las variantes relacionadas con el cerebro, al que consideran el órgano que mejor puede ayudar a explicar las características clave del rico repertorio de comportamientos asociados con el Homo sapiens. En concreto, han datado variantes que se han relacionado con el volumen cerebral del cerebelo, el cuerpo calloso y otras estructuras en estudios médicos con humanos actuales. «Hemos descubierto que los tejidos cerebrales tienen un perfil de expresión genómica particular en distintos momentos de nuestra historia; es decir, ciertos genes relacionados con el desarrollo neuronal se expresaban más en ciertos momentos», resalta el investigador.

Estos resultados se complementan con una idea que es dominante en la antropología evolutiva hoy en día: que la historia de las especies humanas no es lineal, sino que distintas ramas de nuestro árbol evolutivo convivieron y muchas veces se cruzaron. «La amplitud del rango de diversidad de humanos en el pasado ha sorprendido a los antropólogos. Incluso dentro de los 'Homo sapiens' existen fósiles, como los que he comentado antes de Jebel Irhoud, que, debido a sus rasgos, se llegó a pensar que pertenecían a otra especie. Por eso decimos que el ser humano ha vivido una evolución en mosaico», detalla Andirkó.

«Nuestros resultados ofrecen una imagen de cómo cambió nuestra genética que se ajusta a esa idea, ya que no hemos encontrado evidencia de cambios evolutivos que dependieran de una mutación clave o de un puñado de ellas», subraya el investigador.

Comparación de cráneos de distintas especies tempranas de Homo. CRÉDITOS: CHRIS STRINGER, NATURAL HISTORY MUSEUM, UNITED KINGDOM / WIKIMEDIA COMMONS.

Aplicación de técnicas de aprendizaje automático

La metodología para llevar a cabo este estudio se ha basado en un método de estimación genealógica de edad de variantes (genealogical estimation of variant age) desarrollado por investigadores de la Universidad de Oxford. A partir de esta estimación, se ha aplicado una herramienta de aprendizaje automático para predecir qué genes han cambiado más en ciertos períodos y en qué tejidos estos genes pueden haber tenido un impacto mayor. En concreto, han utilizado ExPecto, una herramienta de aprendizaje profundo que usa una red convolucional —un tipo de modelo computacional— para predecir niveles de expresión de un gen y su función desde una secuencia de ADN.

«Como no existen datos sobre la expresión genómica de variantes en el pasado, esta herramienta es una aproximación a un problema que no se había podido responder hasta ahora. Aunque la predicción por aprendizaje automático es cada vez más común en el mundo clínico, que sepamos, no se había intentado usar para predecir las consecuencias de cambios genómicos a lo largo del tiempo», subraya Andirkó.

La importancia de la fase perinatal en el desarrollo del cerebro de nuestra especie

En un estudio previo, el mismo equipo de la UB, junto con el investigador Raül Gómez Buisán, también había utilizado la información genómica de los humanos arcaicos. Se trata de una investigación en la que analizaron los desiertos genómicos, regiones del genoma de nuestra especie donde no hay fragmentos genéticos de neandertales o denisovanos, y que, además, han sido sometidas a presión positiva en nuestra especie, es decir, que han acumulado más mutaciones de lo esperado por evolución neutral. Los investigadores estudiaron la expresión de genes —qué proteínas codifican para llevar a cabo diferentes funciones— hallados en estas regiones desérticas a lo largo del desarrollo del cerebro, desde fases prenatales hasta la etapa adulta, y cubriendo dieciséis estructuras cerebrales. Los resultados mostraron diferencias en la expresión génica del cerebelo, el cuerpo estriado y el tálamo. «Estos resultados ponen el foco en la relevancia de estructuras del cerebro más allá de la neocorteza, la cual ha sido tradicionalmente predominante en la investigación de la evolución del cerebro humano», explica Juan Moriano.

Además, las diferencias más notorias entre estructuras cerebrales se encontraron en las etapas prenatales. «Estas conclusiones suman nuevas evidencias a la hipótesis de una trayectoria del desarrollo del cerebro específico de nuestra especie que tiene lugar en etapas perinatales —el período que comprende desde la semana 22 de gestación hasta las primeras cuatro semanas de vida neonatal—, lo que daría lugar a una forma más globular de la cabeza en los humanos modernos, en contraste con la forma más alargada en neandertales», concluye Juan Moriano.

Fuente: Universidad de Barcelona | 18 de julio de 2022

El hallazgo en Nuevo México de restos de mamuts cazados está entre las mejores evidencias de humanos en América del Norte anterior a la cultura Clovis

Restos de dos mamuts descubiertos en Nuevo México muestran que los humanos pudieron haber vivido en América del Norte mucho antes de lo que se ha venido pensando. Crédito: NPS.

Hace unos 37.000 años, una madre mamut y su cría encontraron su fin a manos de los seres humanos.

Los huesos del sitio donde ocurrió la matanza registran cómo los humanos elaboraron, a partir de los huesos largos, cuchillas desechables para desollar sus cadáveres y quemar su grasa. Pero un detalle clave distingue a este sitio de otros de esta época. Está en Nuevo México, un lugar donde la mayoría de evidencias arqueológicas no sitúan a los humanos hasta decenas de miles de años después.

Sin embargo, un estudio recientemente publicado en Frontiers in Ecology and Evolution y dirigido por científicos de la Universidad de Texas, en Austin, ha encontrado que el lugar ofrece algunas de las pruebas más concluyentes de que los humanos se establecieron en América del Norte mucho antes de lo que se pensaba convencionalmente.

Los investigadores encontraron una gran cantidad de evidencias que rara vez se hallan en un solo lugar. Entre las mismas hay fósiles con fracturas por fuerza contundente, cuchillos de escamas de hueso con bordes desgastados y signos de fuego controlado. Y gracias al análisis mediante datación por carbono-14 del colágeno extraído de los huesos de mamut, se ha podido establecer la antigüedad del lugar entre 38.900 y 36.250 años, lo que lo convierte en uno de los sitios más antiguos por el que discurrieron los humanos en América del Norte.

Primer plano de la pila de huesos sacados a la luz durante la excavación. Esta mezcla aleatoria de costillas, huesos craneales rotos, un molar, fragmentos de huesos y adoquines de piedra es un montón de restos de los mamuts masacrados. Se han conservado debajo del cráneo y los colmillos de un mamut adulto. Crédito: Timothy Rowe / Universidad de Texas en Austin.

"Lo que tenemos es increíble", dijo el autor principal Timothy Rowe (izquierda), paleontólogo y profesor de la Escuela de Geociencias de la Universidad de Texas Jackson. "No es un sitio carismático con un hermoso esqueleto de lado. Está todo destrozado. Pero esa es la historia".

Rowe no suele investigar mamuts ni humanos. No obstante, se involucró en el trabajo de investigación porque los huesos aparecieron en su patio trasero, literalmente. Un vecino vio en 2013 un colmillo desgastado en la ladera de una colina en la propiedad de Rowe, en Nuevo México. Cuando Rowe fue a comprobarlo, encontró un cráneo de mamut aplastado y otros huesos que parecían haber sido rotos de modo deliberado. Era un lugar de carnicería. Pero los presuntos sitios en los que pudo haber humanos tempranos están envueltos en la incertidumbre, dado que es notoriamente difícil determinar qué fue moldeado por la naturaleza en comparación con las manos humanas.

"Esta incertidumbre ha llevado a un debate en la comunidad antropológica sobre cuándo llegaron los humanos por primera vez a América del Norte. La cultura Clovis, que data de hace 16.000 años, dejó herramientas de piedra talladas. Pero en enclaves más antiguos, donde las herramientas de piedra están ausentes, la evidencia de humanos presentes se vuelve más subjetiva", dice el profesor retirado de la Universidad Estatal de Texas, Mike B. Collins (derecha), quien no participó en la elaboración del artículo, pero que sí ha supervisado la investigación arqueológica en Gault, un conocido yacimiento cerca de Austin con abundante restos de la cultura Clovis y artefactos anteriores a esta.

Aunque el gigantesco lugar hallado carece de herramientas de piedra claramente asociadas a humanos, Rowe y sus coautores pudieron aportar una serie de pruebas de apoyo en favor de ello al someter muestras encontradas a análisis científicos desarrollados en el laboratorio.

El sitio de excavación contiene principalmente huesos rotos de las costillas y la columna vertebral de los mamuts. El fósil más destacado es una porción del cráneo del mamut adulto. Crédito: Timothy Rowe / Universidad de Texas en Austin.

Entre otros hallazgos, las tomografías computarizadas de rayos X de alta resolución obtenidas en la Universidad de Texas revelaron escamas de hueso con redes de fracturas microscópicas similares a las de los huesos de vaca recién cortados, así como heridas punzantes bien ubicadas que habrían ayudado a drenar la grasa de las costillas y huesos vertebrales de los animales.

"Realmente solo hay un par de formas eficientes de despellejar a un gato, por así decirlo", afirma Rowe. "Los patrones de descuartizamiento son bastante característicos".

Además, el análisis químico del sedimento que rodeaba los huesos mostró que las partículas existentes de quemaduras provenían de un fuego sostenido y controlado, no de un rayo o un incendio forestal. El material hallado también contenía huesos pulverizados y restos quemados de pequeños animales, en su mayoría peces (aunque el sitio está a más de 60 metros del río más cercano), pero también aves, roedores y lagartijas.

Marcas de descuartizamiento en costillas de mamut. La costilla superior muestra una fractura por impacto de fuerza contundente; la costilla central muestra una herida punzante, probablemente hecha con una herramienta; la costilla inferior muestra marcas de corte. Crédito: Timothy Rowe et al. / La Universidad de Texas en Austin.

Con base en la evidencia genética de las poblaciones indígenas de América del Sur y Central, así como de artefactos hallados en otros sitios arqueológicos, algunos científicos han propuesto que América del Norte tuvo al menos dos poblaciones fundadoras: la llamada Clovis y una sociedad anterior a a esta con un linaje genético diferente.

Los investigadores sugieren que el yacimiento hallado en Nuevo México, con su antigüedad y herramientas de hueso (en lugar de una tecnología de piedra elaborada), puede respaldar la teoría anterior. Collins dijo que el estudio se suma a un creciente cuerpo de evidencias de sociedades anteriores a la cultura Clovis en América del Norte, al tiempo que proporciona un conjunto de procedimientos de análisis que pueden ayudar a otros a encontrar evidencias que de otro modo se podrían pasar por r alto.

"Tim ha realizado un trabajo excelente y minucioso que representa una investigación de vanguardia", sostien Collins. "Ha forjando un camino del que otros pueden aprender y seguir".

Fuente: Universidad de Texas, Austin | 1 de agosto de 2022

Muere Yves Coppens, uno de los descubridores de la homínida 'Lucy'

El paleontólogo francés Yves Coppens - INÉS BAUCELLS

El paleontólogo francés Yves Coppens, uno de los descubridores de la célebre australopiteca 'Lucy', murió este pasado miércoles a los 87 años tras una larga enfermedad. Los restos fósiles de Lucy, los más famosos del mundo, fueron recuperados en el desierto de Afar, en Etiopía, durante una expedición internacional. Pertenecían a una hembra de unos 20 años de Australopithecus afarensis que ya caminaba erguida hace más de tres millones de años. Este hallazgo supuso un antes y un después en el conocimiento de la evolución humana y arrojó luz sobre cuándo y cómo comenzamos a caminar sobre dos piernas.

El 'cazador de fósiles' inició sus expediciones en los años 60, en Argelia y Chad. En 1967 descubrió el fósil de un homínido de 2,6 millones de años en el valle del río Omo, en Etiopía.

Pero fue en 1974 cuando su carrera quedó marcada para siempre al desenterrar a 'Lucy' junto su amigo geólogo Maurice Taieb y el paleoantropólogo estadounidense Donald Johanson.

De abuela a prima

Las búsquedas en Afar permitieron exhumar 52 fragmentos óseos -el fósil de homínido más completo jamás hallado hasta entonces-. Los científicos lo apodaron 'Lucy', en referencia a una canción de los Beatles que solían escuchar mientras trabajaban, 'Lucy in the Sky with Diamonds'. Por ser bípeda, esta pequeña homínida de un metro de altura y 27 kilos de peso fue considerada durante largo tiempo como la 'abuela de la humanidad', algo que Johanson sigue pensando. Pero para Coppens y otros paleontólogos, se trata más bien de una 'prima lejana' de nuestra especie.

Coppens, que se presentaba como uno de los 'papás' de Lucy, realizó otras expediciones en Filipinas, Indonesia, Siberia, China y Mongolia. Fue codescubridor de seis homínidos. Sin embargo, su nombre ha estado inconfundiblemente ligado al de 'Lucy'. «Para los jóvenes, Lucy fue como una amiga cercana; hizo que la gente conectara con la prehistoria (...) El caso es que 'Lucy' se convirtió en todo un símbolo», reconocía en una entrevista concedida a ABC durante una visita a Barcelona en 2018.

Esqueleto y reconstrucción de 'Lucy'.

Respuesta al cambio climático

En la misma entrevista, Coppens explicaba que lo que hoy conocemos como género Homo apareció «como una suerte de respuesta al cambio climático». Cuando el clima pasó de húmedo a muy seco los prehumanos, Lucy por ejemplo, cambiaron en tres aspectos. «Cambiaron la respiración y bajó la laringe, que es donde se instala el lenguaje articulado; los dientes empezaron a ser diferentes porque había menos vegetales y el homo se hizo omnívoro, empezó a comer carne; y el cerebro empezó a recibir más sangre. Así, si la humanidad empezó a pensar más y mejor fue para adaptarse», explicaba.

Coppens nació el 9 de agosto de 1934 en Vannes (noroeste de Francia). Su padre era físico nuclear, pero el niño encuentra rápidamente su propia vocación. «A los 6 o 7 años ya me fascinaban las cosas antiguas», contaba en el mismo encuentro con ABC.

«Yves Coppens nosha dejado. Mi tristeza es inmensa», informó el miércoles su editora, Odile Jacob, en la red social Twitter. «Pierdo a un amigo que me confió toda su obra. Francia pierde a uno de sus grandes hombres», añadió.

Fuente: abc.es | 23 de junio de 2022

¿El canibalismo propició la extinción de los neandertales?

Ilustración de una escena caníbal en la Prehistoria realizada por Arturo Asensio Moruno en el Museo Arqueológico Nacional.

Si hay un pecado que, a nuestros ojos modernos y puramente occidentales parece imperdonable, ese es el canibalismo. Una práctica tabú. Tanto es así que cuando escuchamos extrañas historias sobre individuos que han tenido que probar la carne humana (el ejemplo más famoso es el del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya que sirvió de inspiración para la película Viven) nos producen un morboso interés, pese al sensacionalismo terrible en el que se ven envueltas. Recientemente, la historia del actor Armie Hammer, con supuestas tendencias caníbales según sus propios mensajes, también se ha hecho muy famosa.

Quizá porque está fuera de toda humanidad corromper la carne del prójimo. Por supuesto, las razones del canibalismo son muy diferentes y la necesidad parece excusable, mientras que el ritual no lo es. Sea como fuere, y aunque hay muchas leyendas al respecto, razón por la cual en algunas ocasiones resulta difícil distinguir entre la realidad y el mito (Cristobal Colón regresó a Europa contando historias increíbles sobre esta práctica), es una práctica que ha acompañado al ser humano desde que pisó la Tierra. Es difícil enorgullecerse de ello, pero es así: se ha demostrado que el Homo antecessor lo practicaba, siendo la referencia sobre canibalismo más antigua de nuestro continente.

Una de las cuestiones que más ha preocupado a los arqueólogos es por qué nuestra especie logró sobrevivir mientras que los neandertales, nuestros parientes cercanos, no lo lograron. En los primeros momentos de su estudio, con ignorancia y soberbia, solíamos representarlos como seres brutos y completamente cavernícolas, en el sentido literal de la palabra, mucho menos avanzados que el Homo sapiens. Hoy en día, gracias a las nuevas investigaciones, sabemos que esto no se correspondía con la realidad: enterraban a sus muertos, tenían herramientas y, quizá, hacían las cosas que a nosotros nos señalan como seres superiores. Es decir, probablemente hablaban y tal vez representaban la realidad mediante pinturas. Pero también practicaban el canibalismo, según los signos hallados en zonas como Krapina, en Croacia, en 1899.

Fragmentos de hueso de Gough's Cave en Inglaterra. Las pruebas de este yacimiento que data del Paleolítico Superior sugieren que las personas que lo habitaban practicaban canibalismo y quizá empleaban calaveras humanas para propósitos rituales. FOTOGRAFÍA DE DEREK ADAMS, NATURAL HISTORY MUSEUM.

Por qué desaparecieron ellos y nosotros no

¿Tuvo algo que ver el canibalismo en la desaparición de nuestros parientes los neandertales? Un reciente artículo publicado en Psychology Today se centra en ello con la idea de encontrar respuestas. Algunos antropólogos señalan que no hubo competencia directa entre Homo sapiens y neandertales, sino más bien que los primeros fueron más astutos a la hora de hacerse con los recursos pertinentes para sobrevivir. Los antropólogos españoles Jordi Augustí y Xavier Rubio-Campillo (2016) realizaron un experimento virtual para estudiar los factores subyacentes a la extinción de los neandertales. En su modelo experimental, incluyeron la ubicación del grupo con un rango de hogar definitivo (donde se recolectan los recursos), el tamaño del grupo, el canibalismo (para eliminar la competencia y obtener recursos adicionales) y la posibilidad de que un grupo se fracturará en dos (fisión).

Desde el punto de vista de la teoría de juegos, el canibalismo parece ser una forma óptima de obtener recursos. Es importante, no obstante, distinguir entre dos tipos de canibalismo: endocanibalismo y exocanibalismo. Con el primero, el grupo se come a sus propios miembros. Puede darse por razones puramente funcionales, es decir, cuando el grupo está hambriento y tiene que sobrevivir. También se puede practicar por razones religiosas o simbólicas tras la muerte de alguien del grupo y, por tanto, no sería un asesinato. El exocanibalismo, sin embargo, implica comerse a miembros de otros grupos.

Augustí y Rubio-Campillo descubrieron que, cuando los recursos eran abundantes, ninguna de estas prácticas era necesaria para sobrevivir. Pero cuando los recursos son escasos puede ser una medida óptima. Los grupos que favorecían el exocanibalismo podían prevenir su propia extinción. Sin embargo, en el modelo virtual final añadieron humanos anatómicamente modernos y no caníbales. Al final de la simulación, los que se dedicaban al exocanibalismo se habían extinguido, lo que les hizo concluir que aunque los individuos pudieran beneficiarse de la práctica, la especie en conjunto no. (Es importante señalar que el modelo asumió que los neandertales practicaban el canibalismo solo con otros grupos de neandertales).

La antropóloga de California Hélène Rougier (2016) y sus colegas analizaron 99 restos neandertales de una cueva en Goyet, Bélgica, que datan de hace unos 45.000 a 40.000 años. Su análisis mostró evidencias muy claras de canibalismo, junto a huesos de animales. No es una casualidad, otras revisiones han descubierto lo mismo. La cuestión entonces es por qué los neandertales se comían a otros 'colegas' si es que los animales parecían suficientes y abundantes. La conclusión es que quizá lo hicieran para obtener recursos o reducir la competencia, pues parece poco probable que comenzase en cada grupo de manera aislada o que se tratase de una tradición transmitida de generación en generación.

Una última teoría se adentra en algo más: la importancia del olfato. Al parecer, no tenían un sentido tan evolucionado como el nuestro, por lo que es posible que tuvieran una menor capacidad para diferenciar olores (particularmente el olor a carne humana quemada, que los bomberos describen como horrible). La extinción de nuestros 'primos' sigue siendo un misterio, pero esto podría ser una señal de la importancia que tiene el olfato en la evolución humana y si podremos ser reemplazados en el futuro por otros humanos más avanzados que nosotros, según las decisiones que tomemos en busca de nuestra propia supervivencia.

Fuente: elconfidencial.com | 2 de enero de 2022

El ‘Homo sapiens’ más antiguo del este de África vivió hace unos 230.000 años

Reconstrucción de los restos 'Omo I' hallados en Etiopía.

En 1987, Rebecca Cann, Mark Stoneking y Allan Wilson publicaron en la revista Nature un estudio sobre el ADN mitocondrial que indicaba que la población ancestral del Homo sapiens actual probablemente procedía de África oriental.

Además de las pruebas indirectas, esto se explica porque los fósiles de los primeros Homo sapiens más convincentes (es decir, Omo I u Omo Kibish y los homínidos de Herto), también se han encontrado en esta región.

Sin embargo, estudios recientes, tanto en genética como en paleoantropología, han empezado a cuestionar este punto de vista. De esta forma, el consenso emergente en cuanto a la localización del origen de nuestra especie se inclina hacia procesos evolutivos más complejos, que incluyen la mezcla entre diferentes poblaciones, procedentes de distintas regiones de África, por ejemplo, las poblaciones del sur y del este del continente.

El fósil del Omo I, descubierto por el paleoantropólogo keniano Richard Leakey (derecha, recientemente fallecido), posee las principales características morfológicas específicas del Homo sapiens –es decir, una bóveda craneal alta y globular, un mentón en la mandíbula–, lo que convierte al espécimen en un miembro incuestionable de nuestra especie.

Un equipo de científicos, liderados por la Universidad de Cambridge (Reino Unido), ha datado una enorme erupción volcánica en Etiopía que revela ahora que este individuo vivió mucho antes de lo que se pensaba.

“Antes de este estudio, se creía que estos fósiles podían tener una antigüedad de 198.000 años. Las nuevas estimaciones son de más de 200.000 años y posiblemente más de 230.000, con lo que se retrasa la primera aparición incuestionable de un miembro de nuestra especie en el registro fósil”, apunta Aurélien Mounier (izquierda), científico del Museo del Hombre de París y coautor del estudio que publica la revista Nature.

Omo I se encontró bajo una capa de ceniza muy gruesa que es demasiado fina como para obtener datos mediante técnicas de datación directa. “La única manera que había era analizar su composición química para obtener su huella dactilar y luego tratar de correlacionarla con otras capas de ceniza de la región e, idealmente, con el volcán que produjo la erupción. Algo muy complejo, porque Etiopía alberga numerosos volcanes. Cada erupción tiene una huella química única”, apunta Celine Vidal (derecha), autora principal del trabajo e investigadora de la Universidad de Cambridge.

Una colosal erupción fue la clave

Hasta el presente, varios estudios que habían intentado esta datación anteriormente, habían sugerido algunas correlaciones, pero había mucha incertidumbre. Lo que ha logrado este equipo ahora, al estudiar las grandes erupciones que se produjeron en Etiopía durante el periodo de tiempo considerado (hace entre 300.000 y 60.000 años), es identificar una que fue colosal, la del volcán Shala hace 233.000 años, localizado a 400 kilómetros de la región donde se halló Omo I.

El equipo toma muestras de los depósitos de ceniza que limitan la edad del fósil más antiguo de Homo Sapiens en la formación Omo Kibish. / Alan Deino 2018.

La localización de las excavaciones es muy importante. El yacimiento del que hablábamos al principio del artículo, denominado Omo I, se encuentra en la formación geológica Omo Kibish, creada por el río Omo, que cruza el sudeste de Etiopía. Si miramos un mapa físico de la región, observaremos que nos encontramos dentro del Gran Valle del Rift de África Oriental. Este valle es una enorme fractura geológica que comenzó a formarse durante los últimos 30 millones de años cuando, debido a las corrientes de magma del interior del planeta, empezaron a separarse las placas continentales africana y somalí. Toda esta actividad tectónica da como resultado una zona con alta concentración de terremotos y volcanes, y son estos últimos, los volcanes, los que tienen una cualidad muy importante: sus erupciones poseen una firma química única.

Los investigadores recogieron muestras de roca de los depósitos volcánicos y las molieron hasta un tamaño submilimétrico. “Una vez que se ha triturado la roca, se liberan los minerales de su interior, y entonces se puede datar e identificar la firma química del vidrio volcánico que mantiene unidos a los minerales”, explica Vidal.

La huella de esta erupción resultó ser idéntica a la de la ceniza encontrada sobre el fósil Omo I, en la formación Omo Kibish. Esto implica que los fósiles son más antiguos que 233.000 años.

Imagen de satélite de los Lagos Shala FOTO: NASA. Este volcán entró en erupción hace más de 230 000 años, formando lo que hoy conocemos como los Lagos Shala, los más profundos del Valle del Rift de Etiopía. Actualmente, los manantiales de aguas sulfurosas que expulsan aguas termales recuerdan que la actividad volcánica no ha cesado, pero sí que se encuentra mucho más calmada que cuando envió las cenizas hacia la región de Omo Kibish. Esta actividad residual no supuso un impedimento para el equipo de la Dra. Vidal, que se acercó a la zona para tomar muestras de las rocas y sedimentos de alrededor del antiguo volcán para poder datarlos y confirmar su antigüedad.

El valle que revela el pasado de la evolución humana

Esta región de Etiopía es una zona de gran actividad volcánica y una rica fuente de restos humanos primitivos y artefactos como herramientas de piedra.

“Como paleoantropólogo que trabaja en África oriental, veo lo mucho que me baso en los logros y el legado de Leakey para llevar a cabo mis propias investigaciones. África oriental sigue proporcionando numerosos fósiles extremadamente importantes. Pero no son tanto los fósiles en sí, como las particularidades de esta zona lo que la hacen importante, ya que los restos se conservan mejor que en otras regiones y, en concreto, el Valle del Rift ofrece una oportunidad única al dejar al descubierto sedimentos más antiguos y hacerlos más fácilmente accesibles a los arqueólogos”, reflexiona Mounier.

Este estudio es especialmente importante porque apoya la hipótesis de las investigaciones genéticas que señalan que la divergencia de genes de las primeras poblaciones de Homo sapiens podría haber ocurrido hace unos 300.000 años.

"Hay muchas otras capas de ceniza que estamos tratando de correlacionar con las erupciones del Rift etíope y con los depósitos de ceniza de otras formaciones sedimentarias. Con el tiempo, esperamos acotar mejor la edad de otros fósiles de la región", afirma Vidal.

Para lograr su objetivo los científicos dataron las capas de ceniza volcánica donde quedó enterrado "Omo I", una zona del valle del Rift (foto) de gran actividad volcánica y rica en restos de los primeros humanos.

En busca de la edad tope de nuestra especie

Los investigadores afirman que, aunque este estudio muestra una nueva edad mínima para el Homo sapiens en el este de África, es posible que nuevos hallazgos y estudios amplíen la edad aún más atrás en el tiempo.

“Solo podemos datar a la humanidad basándonos en los fósiles que tenemos, así que es imposible decir que esta es la antigüedad definitiva de nuestra especie. El estudio de la evolución humana está siempre en movimiento: los límites y las líneas de tiempo cambian a medida que mejora nuestra comprensión. Pero estos fósiles muestran lo resistentes que son los humanos: que sobrevivimos, prosperamos y emigramos en una zona tan propensa a los desastres naturales", continúa la investigadora.

“Nuestro enfoque forense proporciona una nueva antigüedad mínima para el 'Homo sapiens' en el este de África, pero el reto sigue siendo aportar un límite, una antigüedad máxima, para su aparición”, concluye la coautora Christine Lane (izquierda), directora del Laboratorio de Tefra de la Universidad de Cambridge.

Habilidades cognitivas

Probablemente no sea una coincidencia que nuestros primeros ancestros vivieran en un valle geológicamente activo: "Recogía lluvia en los lagos, ofrecía agua dulce y atraía animales, y servía como un corredor de migración natural que se extendía miles de kilómetros», describe Clive Oppenheimer (derecha), director del proyecto que fecha la erupciones volcánicas. Al mismo tiempo, los volcanes proporcionaron «materiales fantásticos para fabricar herramientas de piedra y, de vez en cuando, teníamos que desarrollar nuestras habilidades cognitivas cuando las grandes erupciones transformaban el paisaje".

El equipo de investigación tomando muestras de los sustratos en Kibish. Céline Vidal.

Al paleoantropólogo y codirector de los yacimientos de Atapuerca, Bermúdez de Castro (izquierda), no le ha sorprendido que esta nueva datación retrase la formación del yacimiento de Etiopía: "Hace 230.000 años nuestra especie, conformada casi como la conocemos hoy en día, salvando matices de una mayor robustez en los rasgos faciales y craneales, se paseaba ya por África. De esa misma antigüedad es el cráneo de Florisbad, en Sudáfrica, asignado por su descubridor, Thomas Dreyer, a 'Homo helmei', pero en la actualidad incluido en 'Homo sapiens'. Así que podemos seguir afirmando que los primeros homininos con un aspecto inequívocamente como el nuestro se encuentran en África hace entre 300.000 y 200.000 años, un dato esperable que no cambia nada más que la datación de ese yacimiento", sostiene.

El paleontólogo español, sin relación con el estudio de Nature, recuerda que "las dataciones de los yacimientos, aunque son meritorias, no son una verdad absoluta ni deben darse nunca como un asunto zanjado, dado que las técnicas mejoran y siempre se encuentran nuevos métodos de datación, que deben ser empleados en todos los yacimientos".

Desde su punto de vista, "con esta evaluación continua nos podemos ir acercando a la realidad del tiempo en el que se depositaron los sedimentos y los fósiles. Si se realiza una batería de dataciones con diferentes métodos en cualquier yacimiento se obtiene un rango de edades, con un valor mínimo y un valor máximo. Cuando hay otros elementos a considerar en el yacimiento, como la fauna, el paleomagnetismo, etc., se puede debatir entonces cual podría ser la cronología más probable".

Fuentes: agenciasinc.es | larazon.es | elmundo.es | 12 de enero de 2022

Richard Leakey, el paleoantropólogo que descubrió un esqueleto casi completo de 'Homo erectus' en 1984

Richard Leakey muestra una vasija "Nderit" reensamblada en una foto de 2016 tomada en la Estación de Investigación Turkwel del Instituto de la Cuenca de Turkana, en el lado oeste del lago Turkana de Kenia. Este intrincado estilo de cerámica en forma de cesta es un sello distintivo de los primeros pastores de África oriental. Vasijas similares encontradas en otros lugares del noroeste de Kenia tienen una antigüedad aproximada de 5.000 años. FOTOGRAFÍA DE DAVE SCHACHT, NAT GEO IMAGE COLLECTION.

El explorador de National Geographic, Richard Leakey, paleoantropólogo y conservacionista que se basó en los legendarios descubrimientos de su familia para dar forma a nuestra comprensión de los orígenes humanos, murió el pasado 2 de enero a la edad de 77 años. Además de sus contribuciones científicas, Leakey también ayudó a salvar a los elefantes de África y a luchar contra la corrupción gubernamental en su Kenia natal.

Leakey, un auténtico Indiana Jones de espíritu aventurero, consiguió esquivar la muerte en numerosas ocasiones -una fractura de cráneo en su infancia, fallos renales y hepáticos que requirieron trasplantes, palizas en público y un accidente de avión- antes de fallecer en su casa de las afueras de Nairobi. No se ha facilitado la causa de la muerte.

"Era Richard Leakey, un hombre de acción", dijo la biógrafa de la familia, Virginia Morell. "No podía quedarse quieto. Siempre tenía que estar haciendo algo".

En esta imagen de 1972, Richard Leakey (centro) y su ayudante de campo Bernard Ngeneo (derecha) empaquetan fragmentos de un cráneo de homínido encontrado en los sedimentos de la orilla oriental del lago Turkana de Kenia. FOTOGRAFÍA DE ROBERT I.M. CAMPBELL, NAT GEO IMAGE COLLECTION.

El segundo de los tres hijos de los famosos cazadores de fósiles Louis y Mary Leakey, primero rechazó, y luego adoptó, el trabajo de su vida. Más tarde se dedicó a la conservación y a la política "para ser visto como alguien separado de los logros de sus padres", dijo Morell. "Quería tener los suyos propios". Se hizo famoso por sus diversos intereses: En 1994, Leakey ganó la Medalla Hubbard, el más alto honor de la National Geographic Society, "por proteger la vida salvaje de la Tierra e iluminar los orígenes de la humanidad".

Nacido Richard Erskine Frere Leakey en Nairobi (Kenia) el 19 de diciembre de 1944, nieto de misioneros ingleses, Leakey creció escarbando en la tierra de la garganta de Olduvai, en África oriental, junto a sus padres cazadores de fósiles. Tenía sólo seis años cuando encontró su primer fósil, la mandíbula de un cerdo gigante extinguido.

A pesar de su educación práctica, Leakey no tardó en desarrollar su característica vena rebelde, abandonando la escuela a los 16 años para iniciar un negocio basado en la captura de animales salvajes cuyos esqueletos luego vendía a universidades y museos. El joven empresario pronto obtuvo su licencia de piloto y comenzó a dirigir safaris fotográficos aéreos para turistas.

En esta imagen de 1969, Richard Leakey (izquierda) y su padre Louis Leakey examinan el cráneo fósil de un antiguo mono recuperado en el yacimiento de Koobi Fora, en el lago Turkana. FOTOGRAFÍA DE GORDAN GAHAN, NAT GEO IMAGE COLLECTION.

Poco a poco, Leakey volvió a sus raíces de cazador de fósiles, aunque en su propio terreno. En 1967, volando entre el valle del Omo en Etiopía y Nairobi, miró hacia abajo y vio una gran zona de roca sedimentaria a orillas del lago Turkana. Leakey tuvo una corazonada sobre la cuenca que había debajo, y durante los 20 años siguientes, con la financiación de la National Geographic Society, él y su "Pandilla de los Homínidos" de cazadores de fósiles kenianos demostraron que esa corazonada era correcta. Su tesoro de artefactos llegó a rivalizar con los descubrimientos de sus padres, e incluso a superarlos.

"Hizo de África Oriental el campo de juego central para el estudio de la evolución humana", dijo Lawrence Martin, director del Instituto de la Cuenca del Turkana, que Leakey cofundó en el lago Turkana en colaboración con la Universidad Stony Brook de Nueva York (Estados Unidos). "Por suerte, buena fortuna, buena organización y mucho trabajo, dio con un lugar que resultó ser la veta madre".

Un joven Richard Leakey raspa hábilmente la roca del hueso de la pata de un caballo fósil en la excavación de sus padres en la garganta de Olduvai, Tanzania. El colmillo de un hipopótamo extinto se encuentra en el primer plano de la izquierda. FOTOGRAFÍA DE ROBERT SISSION, NAT GEO IMAGE COLLECTION.

Las excavaciones de Leakey desenterraron herramientas de la Edad de Piedra de hace 1,9 millones de años y restos de los primeros seres humanos. El descubrimiento más famoso de su equipo se produjo en 1984 en Nariokotome, en Kenia, cuando sacaron a la luz el esqueleto casi completo de un Homo erectus, u Homo ergaster, joven que murió hace 1,6 millones de años. "Turkana Boy" (derecha) sigue siendo el esqueleto humano primitivo más completo jamás encontrado y fue objeto de un especial de National Geographic en 2012, "Bones of Turkana".

"Empezamos a darnos cuenta con cierta claridad de que habíamos hecho un descubrimiento extraordinario", dijo Leakey.

A los 25 años, de vuelta al negocio familiar, Leakey fue nombrado director del Museo Nacional de Kenia y trabajó durante las tres décadas siguientes para transformarlo en una institución de investigación de categoría mundial. Orgulloso de ser keniano, insistió en que los tesoros del país se quedaran en él, una política que "molestó a muchos científicos mayores que estaban acostumbrados a venir a Kenia y hacer lo que querían bajo el régimen colonial", dijo Morell.

En 1970, Leakey se casó con la zoóloga Meave Epps, quien, junto con su hija Louise, continuaría en el negocio familiar de la caza de fósiles mucho después de que él cambiara de rumbo. Ellas, junto con otra hija, Samira, y Anna, una hija del primer matrimonio de Leakey, le sobreviven (Meave Leakey es Exploradora General de la National Geographic Society y recibió la Medalla Hubbard de la Sociedad en 2016).

En esta imagen de archivo, Richard Leakey y Meave Epps examinan fósiles en una ladera rocosa cerca de la orilla noreste del lago Turkana mientras intentan reconstruir un homínido primitivo. FOTOGRAFÍA DE BIANCA LAVIES.

Richard Leakey comenzó una nueva carrera en 1989 cuando el presidente de Kenia, Daniel arap Moi, lo nombró para dirigir lo que se convertiría en el Servicio de Vida Silvestre de Kenia (KWS). Apasionado de la conservación, pronto organizó una enorme hoguera con 12 toneladas de marfil confiscado en el Parque Nacional de Nairobi. El espectáculo -y las controvertidas órdenes del Presidente Moi de que los guardabosques dispararan a los cazadores furtivos en cuanto los vieran- ayudó a salvar las poblaciones de elefantes y rinocerontes de Kenia y llevó, durante un tiempo, a la prohibición de todo comercio de marfil. También hizo que la comunidad internacional enviara cientos de millones de dólares a Kenia para la conservación de la fauna.

Nada de esto fue posible sin ganarse algún que otro enemigo político. En 1993, aunque él lo sospechaba y nunca pudo demostrar que fuera un sabotaje, el avión de Leakey se estrelló tras experimentar un repentino fallo en el equipo. Le amputaron las dos piernas por debajo de las rodillas.

En medio de acusaciones de corrupción en el KWS por motivos políticos, Leakey no tardó en dimitir y decidió formar su propio partido de oposición, Safina. Después de esperar dos años para el reconocimiento oficial y de soportar la constante vigilancia del gobierno, las amenazas de muerte e incluso una flagelación pública por parte de los partidarios de Moi, fue elegido para el parlamento en 1997.

Richard Leakey, junto al que fuera presidente de Kenia, Daniel arap Moi, antes de incinerar toneladas de marfil incautado. SIEGFRIED MODOLA / REUTERS

Leakey, que en una ocasión comentó que "la presión probablemente me conviene", soportaría más altibajos políticos antes de dejar el Gobierno en 2001. En 2015, el presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, nombró a Leakey presidente de la junta directiva del KWS, cargo que ocupó durante tres años.

"En nombre del pueblo de Kenia, de mi familia y en el mío propio, envío mis más sentidas condolencias y pésame a la familia, los amigos y los asociados del doctor Richard Leakey durante este difícil período de duelo", dijo Kenyatta en un comunicado. "Que Dios Todopoderoso conceda al alma del Dr. Richard Leakey el descanso eterno".

En los últimos años de Leakey, además de trabajar con el Instituto de la Cuenca del Turkana, cofundó WildlifeDirect para salvar especies en peligro de extinción en el Parque Nacional de Virunga, en la República Democrática del Congo, y desempeñó un papel clave en Transparencia Internacional, una organización mundial dedicada a la lucha contra la corrupción. Aunque continuó como conferenciante público, pasó más tiempo en su granja cerca de Nairobi, donde cuidaba sus viñedos y producía vinos Pinot Noir y Chardonnay.

"Su legado es enorme en muchos campos, no sólo en el de los estudios sobre la evolución humana", dijo Morell. "Era una fuerza a tener en cuenta".

Fuente: nationalgeographic.es | 3 de enero de 2022

La «Pompeya prehistórica» de La Garma (Cantabria), premio Nacional de Arqueología y Paleontología

Caballo del periodo Magdaleniense en la cueva de La Garma - ABC

Más de 76.000 objetos recogidos, una docena de huellas dactilares, rastros de pies de niños de 6 y 7 años, estructuras de piedra perfectamente conservadas, una espátula de hueso con una representación en relieve de una cabra montés, una falange de animal con el grabado de un toro silvestre...

Hace 16.500 años el tiempo se detuvo en La Garma en el municipio de Ribamontán al Monte, Cantabria, y se abrió una privilegiada ventana a la prehistoria y a la época Magdaleniense. Una suerte de «Pompeya prehistórica» y cántabra, en palabras del arqueólogo Luis Monreal Agustí (izquierda), que brinda posibilidades inéditas para el estudio de las viviendas, los espacios rituales y la vida cotidiana de los cazadores del último periodo glacial.

Ahí emergió, por ejemplo, el conjunto de arte rupestre más importante descubierto en Cantabria después de la Segunda Guerra Mundial. También en La Garma se han identificado una decena de cabañas utilizadas como viviendas y espacios rituales y se ha documentado el uso de piel de león de cavernas, un felino que se extinguió al final de la última glaciación. «Es un yacimiento único, una cápsula del tiempo que se detuvo hace 16.000 años gracias a un desprendimiento de tierra que selló una zona de 800 metros cuadrados», subraya Monreal, director general de la Fundación Aga Khan y portavoz del jurado del premio Nacional de Arqueología y Paleontología.

El galardón, impulsado por la Fundación Palarq y que se estrenó en 2018 reconociendo con 80.000 euros el estudio de la hecatombe tartésica del yacimiento de Casas del Turuñuelo (Badaj... ha querido premiar en su segunda edición el proyecto del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria para la exploración de ese campamento paleolítico en La Garma. Un trabajo liderado por los doctores Pablo Arias Cabal y Roberto Ontañón Peredo, quienes recogerán el premio el 24 de noviembre en el Museo Nacional de Arqueología en Madrid.

«La gran diferencia de La Garma es que en cualquier otra cueva aparecen los restos como en un basurero, y aquí está todo perfectamente colocado, como fueron dejados en el Paleolítico. Le da un alcance a la información que de otro modo no tendría», destaca Germán Delibes (izquierda), catedrático de Prehistoria de la Universidad de Valladolid.

«Es precisamente esa suerte de congelación en el tiempo la que ha permitido a los investigadores trasladar 'literalmente' el laboratorio a la cueva para «analizar en detalle las gentes del Paleolítico, localizar espacios rituales, reconstruir los procesos técnicos y las relaciones sociales». El resultado es que, sin necesidad de practicar excavaciones, se pueden observar los restos de las actividades de los cazadores tal como los dejaron sus últimos habitantes hace miles de años.

Ubicada en una zona en la que se han identificado 13 yacimientos arqueológicos que cubren desde el Paleolítico inferior hasta la Edad Media, el proyecto premiado se centra en la Galería de la Baja Garma, donde un desprendimiento en la entrada original transformó la cueva en una «especie de burbuja» de 800 metros cuadrados en la que se han conservado los vestigios de un asentamiento prehistórico y varias estructuras de piedra. Entre los hallazgos destacan, según la Fundación Palarq, una de las más relevantes colecciones de arte mueble de Europa, con más de treinta objetos de primer orden.

El jurado del premio durante la presentación del ganador del II Premio Nacional de Arqueología y Paleontología que concede la fundación Palarq.

Antes de anunciar el fallo, el presidente de la Fundación Palarq, Antonio Gallardo Ballart, ha subrayado la importancia de labor que desempeña la entidad y ha reclamado mayor implicación pública en asuntos arqueológicos y paleontológicos. «Sin entrar en muchos detalles, nuestro presupuesto es superior al del ministerio de Cultura para estos temas, lo que quiere decir que en este país no se hace lo suficiente. Falta dinero y falta también gente involucrada», dijo.

Contorno de cabeza de una cabra recortada del periodo Magdaleniense. La Garma - ABC

También ha incidido en la dificultad que ha tenido el jurado para escoger entre los candidatos debido a la elevada calidad de todos los proyectos presentados. Monreal ha definido los cinco criterios que ha seguido el jurado a la hora de tomar su decisión: la contribución del proyecto en el avance de la investigación en su ámbito, la originalidad de los enfoques y métodos utilizados, el potencial educativo y de comunicación del mismo (un elemento esencial para la Fundación Palarq), la importancia en términos absolutos del yacimiento o yacimientos que forman el proyecto y el modo en que el proyecto escogido puede contribuir a subrayar la excelencia que la Fundación quiere premiar en este campo de la investigación. Tras desglosar estos criterios, Luis Monreal ha anunciado el proyecto ganador del II Premio Nacional de Arqueología y Paleontología Fundación Palarq, que ha sido, por unanimidad, "La montaña del tiempo. Exploración de un campamento paleolítico en La Garma", dirigido por Pablo Arias Cabal y Roberto Ontañón Peredo.

Fuentes: abc.es | nationalgeographic.com.es| 7 de octubre de 2021

Recuperan en el permafrost de Siberia dos cachorros de león de las cavernas

Un cachorro-hembra de león cavernario llamado Sparta, que se encontró preservado en el permafrost de Siberia. Los leones de las cavernas se han extinguido desde hace miles de años. Fotografía: Reuters.

Los científicos han recuperado, en el permafrost de Siberia, restos de dos cachorros de león cavernario, sorprendentemente bien conservados. Los cachorros de león fósiles se encontraron muy cerca uno del otro, pero no pertenecen a la misma camada, ya que sus edades de radiocarbono difieren: la hembra (llamada 'Sparta') fue fechada en 27.962 ± 109 años BP y el macho (llamado 'Boris') fue fechada en 43.448 ± 389 años BP. Los cachorros de león tienen edades individuales similares, de 1 a 2 meses.

La hembra, llamada Sparta, fue encontrada en el río Semyuelyakh en la región rusa de Yakutia en 2018 y un segundo cachorro de león llamado Boris fue encontrado el año anterior, según un estudio publicado en la revista Quaternary.

Fueron los recolectores de colmillos de mamut quienes encontraron a los dos cachorros de uno a dos meses. Otros dos cachorros de león llamados Uyan y Dina también se han encontrado en la región en los últimos años.

Boris, un cachorro-macho de león cavernario vivió y murió unos 15.000 años antes el cachorro Sparta. Fotografía: Reuters.

Los leones de las cavernas se hayan extinguidos desde hace miles de años.

Valery Plotnikov, uno de los autores del estudio, dijo en la capital regional, Yakutsk, que Esparta estaba tan bien conservada que todavía tenía su pelaje, órganos internos y esqueleto.

“El hallazgo en sí es único; no hubo ningún otro hallazgo de este tipo en Yakutia”, dijo.

“Quizás, esperamos, algunas partes desintegradas de la leche materna permanezcan intactas. Porque si tenemos eso, podemos entender cuál era la dieta de su madre”, dijo.

Aspecto de las momias congeladas de los cachorros de león de las cavernas: (a) Sparta hembra; (b) Boris macho. Fotos de cabezas de los cachorros de león de lado: (c) Sparta; (d) Boris; (e) Momia Sparta vista desde arriba; (f) mancha marrón oscuro en la cola de Sparta.

Hallazgos similares en la vasta región siberiana de Rusia han aparecido con creciente regularidad. El cambio climático está calentando el Ártico a un ritmo más rápido que el resto del mundo y ha descongelado el suelo en algunas áreas atrapadas durante mucho tiempo en el permafrost.

Fuente: theguardian.com | 13 de agosto de 2021

La extinción de megafauna y de homínidos pudo ser debida a cambios en la vegetación tropical

Reconstrucción artística de una sabana del Pleistoceno medio en el sudeste asiático. En primer plano se representan el 'Homo erectus', el stegodon, las hienas y los rinocerontes asiáticos. Puede verse un búfalo de agua en el borde de un bosque ribereño en el fondo. (Foto: Peter Schouten).

En un artículo publicado en la revista Nature, unos científicos del Departamento de Arqueología del MPI-SHH de Alemania y del Centro Australiano de Investigación para la Evolución Humana de la Universidad de Griffith han descubierto que la pérdida de praderas tropicales fue decisiva para la extinción de muchas de las megafaunas de la región, y probablemente también de los humanos antiguos.

"El sudeste asiático suele pasarse por alto en los debates mundiales sobre las extinciones de la megafauna", dice el profesor adjunto Julien Louys (izquierda), que dirigió el estudio, "pero en realidad una vez tuvo una comunidad de mamíferos mucho más rica y llena de animales gigantes que ahora están todos extintos".

Observando registros de isótopos estables en dientes de los mamíferos modernos y fósiles, los investigadores pudieron reconstruir si los animales del pasado comían predominantemente pastos u hojas tropicales, así como las condiciones climáticas en la época en que vivían. "Este tipo de análisis nos proporciona instantáneas únicas e incomparables de las dietas de estas especies y de los entornos en los que se movían", dice el Dr. Patrick Roberts (derecha), del MPI-SHH, el otro coautor de este estudio.

Los investigadores compilaron estos datos de isótopos para yacimientos fósiles que abarcan el Pleistoceno, los últimos 2,6 millones de años, y también agregaron más de 250 nuevas mediciones de mamíferos modernos del sudeste asiático que representan especies que nunca antes habían sido estudiadas de esta manera.

Mostraron que las selvas tropicales dominaban la zona desde la actual Myanmar hasta Indonesia durante la primera parte del Pleistoceno, pero empezaron a dar paso a más entornos de pastizales. Estos llegaron a su punto máximo hace alrededor de un millón de años, apoyando a ricas comunidades de megafauna de pastoreo como el stegodon, con forma de elefante, que a su vez permitió que nuestros parientes homínidos más cercanos prosperaran. Pero mientras que este drástico cambio en los ecosistemas fue una bendición para algunas especies, también llevó a la extinción de otros animales, como el simio más grande que jamás haya vagado por el planeta: el Gigantopithecus.

Colección de cráneos de mamíferos de especies endémicas del sudeste asiático. Crédito: Julien Louys.

Sin embargo, como sabemos hoy en día, este cambio no fue permanente. Las copas de los árboles tropicales comenzaron a regresar hace unos 100.000 años, junto con la clásica fauna de estos bosques tropicales, que son las estrellas ecológicas de la región hoy en día.

Se encontró que la pérdida de muchas de las antiguas megafaunas del sudeste asiático estaba correlacionada con la pérdida de estos ambientes de sabana. Asimismo, las antiguas especies humanas que se encontraban en la región, como el Homo erectus, fueron incapaces de adaptarse a la reexpansión de los bosques.

"Solo nuestra especie, 'Homo sapiens', es la que parece haber tenido las habilidades necesarias para explotar y prosperar con éxito en los entornos de la selva tropical", dice Roberts. "Todas las demás especies de homínidos fueron aparentemente incapaces de adaptarse a estos ambientes dinámicos y extremos".

Selva tropical moderna en el sudeste asiático. Crédito: Julien Louys.

Irónicamente, ahora es la megafauna de la selva tropical la que está en mayor riesgo de extinción, estando en peligro crítico muchas de las últimas especies que quedan en toda la región como resultado de las actividades del único homínido sobreviviente en esta parte tropical del mundo.

"En lugar de beneficiarse de la expansión de las selvas tropicales en los últimos miles de años, los mamíferos del sudeste asiático están bajo una amenaza sin precedentes por las acciones de los humanos", dice Louys. "Al apoderarse de vastas extensiones de selva tropical a través de la expansión urbana, la deforestación y la caza excesiva, corremos el riesgo de perder parte de la última megafauna que aún camina por la Tierra".

Fuentes: noticiasdelaciencia.com | phys.org | Max Planck Institute | 9 de octubre de 2020