Hallan en Sudáfrica los primeros artefactos de la cultura humana moderna

Una de las grandes paradojas de la paleontología es el llamado Gran Salto, o aparición repentina en Europa, hace unos 40.000 años, de los instrumentos avanzados propios de la creatividad humana moderna. Pero los últimos datos revelan que ese Gran Salto ya había ocurrido en África 4.000 años antes. Un grupo de arqueólogos encabezados por Francesco d’Erico, de la Universidad de Burdeos, acaba de descubrir estas evidencias en la cueva de la Frontera (Border Cave), un yacimiento de extraordinaria riqueza situado en el límite entre Suazilandia y la provincia surafricana de Zululandia, en el sudeste del continente. Los artefactos pertenecen a la cultura San, uno de los grupos de bosquimanos que, según todas las evidencias, inventaron la moderna cultura de los cazadores-recolectores que enseguida se propagó por el mundo.
Las huellas arqueológicas de instrumentos sofisticados y de la primera cultura simbólica de que se tiene noticia ya habían aparecido en este y otros yacimientos sudafricanos —en particular la cueva Blombos, en el puro extremo meridional del continente— en estratos datados hace 75.000 años. Sin embargo, esa cultura relativamente avanzada no debió establecerse con firmeza, pues desapareció 15.000 años después sin dejar rastro aparente.

Este grupo fue el primero, si no en domesticar abejas, sí en utilizar su cera

Los artefactos de la cultura San hallados en la cueva de la Frontera, por el contrario, abarcan un periodo extenso de tiempo y un abanico mucho más amplio de tecnologías. Incluyen ornamentos corporales hechos de conchas y cuentas, huesos con muescas, bastones de madera para excavar, punzones de hueso y puntas de flecha del mismo material. Los resultados se presentan este martes en PNAS.
Los San también fueron los primeros, si no en domesticar a las abejas, al menos sí en utilizar la cera de las colmenas para sus propósitos industriales, según proponen los autores. La cueva de la Frontera contiene restos analizables de una pócima hecha con huevo, cera de abeja y resina de euphorbia, un material francamente pegajoso que los primitivos bosquimanos, posiblemente, utilizaban para adherir las herramientas a su mango. El primer pegamento de la historia, datado en 40.000 años.
El artefacto más reciente, que data de hace 24.000 años, es un aplicador de veneno que aún conserva restos tóxicos derivados de semillas de ricino. Nuestros ancestros no se andaban con tonterías a la hora de cazar.

El artefacto más reciente,
que data de hace 24.000 años,
es un aplicador de veneno

Los resultados añaden fuerza a otras evidencias genómicas obtenidas el año pasado, y a los análisis lingüísticos que se han ido acumulando en los últimos años. También según estas líneas de investigación, nuestros primeros ancestros eran bosquimanos del sur de África, como los San, y se comunicaban en khoisán, el lenguaje-clic que probablemente fue lengua ancestral de la humanidad, donde las consonantes eran chasquidos como el que aún usamos para indicar fastidio, y como el sonido de un beso.
Los San y otros bosquimanos del sur revelan una variedad genética interna mucho mayor que cualquier otra población humana actual. Y la explicación más simple es que toda la humanidad actual proviene de aquellos primitivos habitantes del sur de África —no de Etiopía, como se pensaba anteriormente—, y que los actuales hablantes de lenguajes clic son los herederos en línea directa de nuestros primeros padres.

www.elpais.com

La leyenda de la Torre de los Siete Suelos de la Alhambra.




El rey  Boabdil, antes de abandonar Granada rumbo al exilio, ordenó esconder todos sus tesoros en una torre de la Alhambra. Un soldado fue empujado al interior de la torre, junto al , las joyas y los demás objetos de valor, con la misión de protegerlos. Cerraron la puerta a su espalda, y después un mago de la corte realizó un poderoso encantamiento. Mediante el mismo el contenido de la torre quedaba oculto para siempre a la rapiña de los cristianos, y el soldado, de forma indirecta, condenado a permanecer allí prisionero probablemente hasta el fin del mundo.



Como al rey esto le pareció un castigo demasiado cruel, se establecieron ciertas condiciones que tal vez permitan al soldado conseguir algún día su libertad. Cada tres años puede salir durante breves instantes al exterior. Ha de encontrar entonces a alguien que pague su rescate, el cual consiste en tres monedas prestadas, pensadas y dobladas (es decir, el rescatador tiene que pedírselas a un amigo, hacerle pensar que son para él, y cada una debe valer el doble que la anterior). Si las consigue, tiene derecho a llevarse una pequeña parte del tesoro como . Pero hasta el día de hoy eso no ha sucedido, y el soldado sigue prisionero entre aquellas cuatro paredes, consumiéndose poco a poco, tal vez perdiendo la cordura lentamente…
De esta leyenda existen pequeñas variantes. En esencia, me he atenido a lo que se extrae de " Los tesoreos de la Alhambra relato del costumbristaSerafín EstébanesCalderón publicado por primera vez en 1832. Este narra cómo un estudiante se encuentra con el soldado mientras pasea por las cercanías de La Alhambra . Aunque consigue las tres monedas, el soldado no obtiene la libertad (ni el estudiante parte del tesoro) porque una de ellas lleva la efigie de los Reyes Católicos. Por si alguien tiene curiosidad, la torre que Estébanez Calderón escoge como escenario del encantamiento es la conocida actualmente como Torre de Los Picos.

Según otra versión, también protagonizada por un estudiante, la condición para rescatar al soldado consiste en ir acompañado por una joven cristiana y por un sacerdote en ayuno, quien ha de portar una cesta llena de manjares sin intentar comer ninguno durante el camino. Washinton Irvin escribió también un relato sobre el tesoro encantado, titulado "El legado del Moro" al que sitúa en un subterráneo al cual se accede a través de la Torre de los Siete Suelos. Aquí no hay solo un soldado encantado, sino dos, pero permanecen inmóviles junto al tesoro y no juegan ningún papel en la narración.

Imagen: Wikipedia.

Si brillantes científicos creían en fenómenos paranormales ¿por qué nosotros no?

Se supone que los científicos deben mantener una actitud seria, se supone que no deben creer en fenómenos paranormales (también llamados “psi”). Una encuesta en 1991 entre los miembros de la Academia Nacional de Ciencias reveló que sólo el 4% creía en la Percepción Extrasensorial, aunque un 10% pensó que era un tema de estudio interesante. ¿Será que en verdad no creen o que, por defender una reputación seria, se afirman escépticos?

A lo largo de la historia, han existido notables científicos que sí creían en fenómenos que no podían ser explicados. Por ejemplo, Jung creía en la sincronicidad, que consiste en dos o más eventos que parecen coincidencias, pero que tienen una conexión  acausal subyacente. Según Jung, la ciencia convencional no los puede explicar, pues pertenecen tanto a planos mentales como físicos.

Freud también creía en fenómenos como la telepatía. El sueño, según él, creaba condiciones favorables para enviar y recibir mensajes. Creía además que se podía comunicar con su hija, Anna, y un colega, Sandor Ferenczi, telepáticamente, sin embargo, disuadió a éste de reportar las experiencias. Su interés lo expresó más en una esfera privada que en la pública. Con el tiempo, sin embargo, se inclinó a desestimar fenómenos paranormales, de ahí que se distanciara, entre otras cosas, de Carl Jung.
El premio Nobel, Wolfgang Pauli también creía en la sincronicidad, pensaba que eran producto de los hilos con los que se entreteje la Naturaleza. Creía también en postular un orden cósmico en el que los objetos materiales estén sujetos a sus imágenes internas.

Otro físico, Freeman Dyson afirmaba que los fenómenos paranormales existían pero que yacían fuera de los límites de la ciencia y que nadie había podido estudiarlos porque generalmente ocurren bajo condiciones de gran emoción y estrés, lo que los hace incompatibles con procedimientos científicos.
Brian Josephson, premio Nobel en 1973, afirma que la telepatía existe y que la física cuántica puede ayudarnos a entender sus propiedades básicas.

Podemos nombrar a muchos otros científicos que han abierto su mente a psi. Quedémonos con estas palabras de Alan Turing: “La idea de que nuestros cuerpos se mueven de acuerdo a las leyes de la física, junto con otras aún no descubiertas, pero de alguna forma similares, sería un primer paso para creer”. Después de todo, ¿por qué no abrirse al hecho de que existen muchísimos aspectos de la vida que la ciencia aún no ha descubierto?

El Yeti es sometido a pruebas de ADN

Un equipo de científicos analizará restos orgánicos que podrían pertenecer al supuesto habitante de las nieves

 Madrid. (Reuters/EP).- Un equipo de la Universidad de Oxford y de la Universidad de Lausana ha recurrido a pruebas genéticas de ADN para probar la existencia del monstruo conocido como el Yeti.
Para lograrlo, los expertos han recogido restos orgánicos que podrían pertenecer a la criatura, en lugares en los que algunos excursionistas han asegurado haberlo visto.

Según ha indicado uno de los autores, Bryan Sykes, la idea de este trabajo surgió a raíz de "los numerosos informes engañosos y excéntricos que existían" acerca del fenómeno del Yeti. "Decidimos dar al caso un enfoque sistemático y utilizar los últimos avances en las pruebas genéticas", ha indicado.
De este modo, se han realizado "nuevas pruebas" sobre las pruebas ya existentes de anteriores avistamiento, con resultados más fiables debido al avance de las técnicas.

Además, se ha recogido nuevos restos orgánicos, como pelos, de algunas zonas en las que, según testigos, habita la criatura. "Las pruebas hasta ahora por lo general han concluido que los supuestos restos del Yeti eran realmente humanos. Pero eso podría haber sido el resultado de la contaminación de pruebas y nunca se ha vuelto a hacer una revisión de datos", ha explicado Sykes.

Desde que en 1951 una expedición al Everest regresó con fotografías de huellas gigantes en la nieve, se ha especulado acerca de las criaturas gigantes del Himalaya, desconocidas para la ciencia.
Desde entonces ha habido informes de testigos presenciales que dicen haberlo visto en el Himalaya, en Estados Unidos (donde le conocen como 'Bigfoot' o 'Sasquatch'), en las montañas del Cáucaso (en donde le llaman 'Almasty') y en Sumatra ('Orang pendek').

Descubren en Turquía una colosal estatua de la Edad del Bronce

Un equipo internacional de arqueólogos ha desenterrado una colosal escultura humana en el yacimiento de Tayinta, en el sureste de Turquía. La figura formaba parte de la puerta monumental que daba acceso al reino de Neo-Hitiya entre los años 1.000 y 738 a.C. La parte superior de la pieza, la cabeza y el torso, ha aparecido intacta, por lo que los investigadores creen que la figura completa pudo haber medido hasta 4 metros.

Para Tim Harrison, director del Proyecto Arqueológico Tayinat y profesor de Arqueología del Cercano Oriente en la Universidad de Toronto, esta escultura «ofrece una idea viva del carácter innovador y la sofisticación de las culturas de la Edad de Hierro que surgieron en el Mediterráneo oriental tras la caída de las grandes potencias imperiales de la Edad de Bronce al final del segundo milenio antes de Cristo».


La cabeza y el torso de la figura humana, intacta hasta justo por encima de su cintura, se encuentran aproximadamente a 1,5 metros de altura, lo que sugiere una longitud total de 3,5 a 4 metros. El rostro de la figura es barbudo, con ojos muy bien conservados con incrustaciones de piedra blancas y negras. Su cabello ha sido peinado en una complicada serie de rizos alineados en filas lineales. Ambos brazos se extienden hacia delante desde el codo, cada uno con dos brazaletes decorados con cabezas de león. La mano derecha de la figura sostiene una lanza, y en su izquierda hay trigo. Un pectoral en forma de media luna adorna su pecho. Una larga inscripción jeroglífica luvita, tallada en altorrelieve en la espalda, registra las campañas y los logros de Suppiluliuma, probablemente el mismo rey que se enfrentó al ataque del asirio Salmanasar III en el año 858 antes de Cristo.

Junto a la figura humana hay una segunda escultura, base de una gran columna semicircular de aproximadamente un metro de altura y 90 centímetros de diámetro. Un toro alado está tallado en la parte frontal de la columna, flanqueado por una esfinge a su izquierda. El lado derecho de la columna es plana y sin decoración, un indicio de que originalmente se encontraba contra la pared.

La presencia de colosales estatuas humanas, a menudo con leones o esfinges, forma parte de una tradición de la Edad de Bronce hitita. Los reyes eran los guardianes divinos de las ciudades.

Vía: www.abc.es

Carnívoros que vivieron en Madrid hace 9 millones de años

Una trampa de la naturaleza ha permitido conservar en muy buen estado la extraordinaria fauna que hace nueve millones de años vivió en el territorio que hoy ocupa Madrid. El tesoro que encierra el Cerro de los Batallones, considerado el mayor yacimiento de carnívoros del mundo, va saliendo a la luz poco a poco, campaña a campaña.

Las excavaciones de este año concluyen este lunes, 30 de julio, tras cuatro semanas de trabajo. Uno de los principales hallazgos de esta temporada ha sido una pieza dental (el primer molar inferior o carnicero) que confirma que en esta zona vivió el 'abuelo' del oso panda rojo ('Ailurus fulgens'). Se trata de un animal de tamaño mediano y dieta vegetariana, que actualmente sólo se encuentra en el Himalaya.
Los investigadores ya habían hallado en anteriores campañas algunos huesos del esqueleto de este pariente madrileño del panda rojo, pero la pieza dental encontrada en la campaña de 2012 les ha proporcionado mucha más información (la dentición equivale al carné de identidad del animal). El descubrimiento servirá para completar la rama evolutiva de 'Ailuridae', una familia muy rara en el registro fósil de la que, sin embargo, ya se habían encontrado ancestros con 15 millones de años de antigüedad en otros yacimientos de Madrid (en la Estación Imperial y en Príncipe Pío), como explicó Jorge Morales Romero, director de las excavaciones y paleontólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), durante la visita que realizamos al Cerro de los Batallones.
Junto a esta pieza dental se ha hallado una cabeza de rinoceronte y decenas de piezas, que se unen a los miles de fósiles desenterrados desde 1991, cuando se descubrió este yacimiento por casualidad, durante los trabajos de extracción de sepiolita de la empresa minera Tolsa. Las excavaciones, financiadas por la Comunidad de Madrid desde el año 2000, están lideradas por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
A lo largo de estos años se han encontrado restos de mastodontes, rinocerontes, tigres con dientes de sable, hienas primitivas, jirafas con cuatro cuernos, tortugas gigantes… Animales de todo tipo, pero sobre todo carnívoros, quedaron atrapados en un sistema de cavidades naturales que actuó como una trampa para los animales.

Trampas naturales

El conjunto del Cerro de los Batallones comprende nueve sitios de interés paleontológico. De los 10 hoyos que se encontraron (y que han sido numerados del uno al 10) sólo uno de ellos no tenía fósiles de animales. Según explica Jorge Morales, es que la erosión haya destruido muchas otras cavidades. Sin embargo, el registro de estos nueve yacimientos, que la Comunidad de Madrid declaró Bien de Interés Cultural en 2001, "han convertido al Cerro de los Batallones en un centro de documentación paleontológica excepcional a nivel mundial", asegura.
Hay varias razones que hacen que estos yacimientos sean singulares: "Se originaron como consecuencia de un proceso geológico llamado 'piping' o tunelación, que consiste en la formación de cavidades en sedimentos de tipo detrítico. La otra razón es que funcionaron como trampas de los vertebrados que vivían en el entorno hace nueve millones de años. En general las partes inferiores de las cavidades atraían a los carnívoros, que eran más ágiles y tenían facilidad para entrar. En estos hoyos se formaron también lagos efímeros, con mucho barro, en donde los animales que iban a beber quedaban atrapados, sobre todo los de gran tamaño, como rinocerontes, jirafas o mastodontes", continúa.
Y así fue como se acumularon estos fósiles durante un periodo que pudo durar entre 100.000 y 500.000 años, explica Morales mientras varios estudiantes de paleontología sacan un rinoceronte de Batallones 10.

Tigres con dientes de sable

Otra de las particularidades de este yacimiento, según el investigador del CSIC, es la gran acumulación de jirafas, algo muy poco frecuente. "Iban a beber y quedaban atrapadas en los hoyos, como otros herbívoros". Pero lo más sorprendente es que se hayan hallado tantos carnívoros.
El paleontólogo Juan Abella subraya que "lo habitual en un yacimiento convencional es encontrar entre el 10 y el 15% de carnívoros, que es lo que hay en un ecosistema actual. En 'Batallones 3' [una de los nueve cavidades en las que se han hallado fósiles], sin embargo, el 99% de los animales eran carnívoros, lo que nos indica que pudieron quedar atrapados. La carne atraía más carne", explica delante de una tortuga gigante y del fósil semienterrado de un gran félido, parecido a un tigre con dientes de sable.
Estos animales son, sin duda, las estrellas de la amplia colección de fósiles. En el Cerro de Batallones vivían los temidos félidos con dientes de sable 'Promegantereon' y 'Machairodus' (dos géneros distintos), que se extinguieron hace unos 11.000 años.
Manuel Salesa, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales, es el encargado de estudiar los dientes de sable hallados en el yacimiento: "Estos félidos inmovilizaban a la presa, mordían con sus afilados dientes y cortaban los vasos sanguíneos y la tráquea. El animal se desmayaba porque perdía el riego sanguíneo y moría de forma inmediata. Era un método más eficaz que el de los actuales félidos, pues este sistema les evitaba tener que mantener inmovilizada a la presa durante varios minutos", explica mientras sostiene una espectacular mandíbula fosilizada.

Similitudes con la sabana africana

La fauna que pobló esta zona hace nueve millones de años recuerda a la que en la actualidad habita en la sabana africana. Jorge Morales señala la dificultad de encontrar un paralelismo del ecosistema en el que vivieron estos animales con un paisaje actual, ya que han pasado nueve millones de años, aunque sí ve algunas similitudes con la sabana: "Por clima y vegetación sería parecido, aunque la asociación de carnívoros y herbívoros sería un poco diferente. Sí tendríamos grandes herbívoros (elefantes, jirafas, rinocerontes), como en la sabana, y sobre todo encontraríamos unas asociaciones de carnívoros muy variadas, con muchísimos depredadores de todo tipo. En este aspecto sí que hay una clara analogía con el funcionamiento de las sabanas actuales", asegura.
Algunos de los fósiles encontrados se exhiben en el Museo Arqueológico Regional, en Alcalá de Henares, pero la mayor parte de ellos está siendo investigada en el MNCN. Aunque el yacimiento no está abierto al público, la Comunidad de Madrid planea construir un centro de interpretación para visitantes, según explicó Javier Hernández, viceconsejero de Cultura y Deportes, durante su visita al yacimiento la pasada semana. Hasta ahora, la Comunidad ha invertido unos 500.000 euros en las excavaciones del Cerro de los Batallones.

Vía: www.elmundo.es

Las mujeres son vistas como objetos

Un estudio científico confirma el tópico: el cerebro humano percibe el cuerpo de la mujer «troceado», como un conjunto de partes, al igual que miramos un coche o una casa

Cuando se nos muestra un mosaico compuesto de cientos de fotos más pequeñas, se necesita poner en marcha dos funciones mentales distintas, una para percibir la imagen completa y otra para distinguir las pequeñas que la componen. Resulta que este proceso también está en juego a la hora de observar el físico de una persona. Según una investigación de la universidad estadounidenses de Nebraska-Lincoln no miramos igual a ambos sexos. Los hombres son percibidos en conjunto, mientras que el cerebro ve a las mujeres «troceadas», como un conjunto de partes del cuerpo, de la misma forma en que observamos los objetos. Los investigadores creen que sus conclusiones pueden dar pistas de por qué las mujeres son tratadas tantas veces como meros objetos sexuales.

La investigación, publicada en el European Journal of Social Psychology, recoge en una serie de experimentos en los que un grupo de voluntarios procesaron las imágenes de hombres y mujeres de maneras muy diferentes. Cuando se les presentaron imágenes masculinas, los voluntarios tendieron a confiar más en los procesos cognitivos globales, el método mental en el que se percibe a una persona como un todo. Mientras tanto, las imágenes de las mujeres eran más a menudo objeto del procesamiento cognitivo local, o la percepción de algo como un conjunto de sus diversas partes.
«Ese procesamiento local es el que utilizamos cuando pensamos en objetos: casas, coches, etc. Sin embargo, el procesamiento global debería impedir que esto suceda cuando se trata de personas», dice Sarah Gervais, profesora de psicología y responsable del estudio. «No rompemos a la gente en partes, excepto cuando se trata de mujeres, lo que es realmente sorprendente. Las mujeres se perciben de la misma manera que los objetos».

Partes sexuales

En el estudio, a los participantes se les presentó al azar docenas de imágenes de hombres y mujeres completamente vestidos, de aspecto común. Cada persona aparecía desde la cabeza hasta las rodillas, de pie, con los ojos mirando a cámara. Tras una breve pausa, los participantes miraban unas nuevas imágenes en su pantalla: Una estaba sin modificar y contenía la imagen original, mientras que la otra era una versión ligeramente modificada de la imagen original, que comprende una parte sexual del cuerpo. Después, los participantes indicaban rápidamente cuál de las dos imágenes habían visto con anterioridad.
Los resultados fueron consistentes: las partes sexuales del cuerpo de la mujer eran más fáciles de reconocer cuando se presentaban en forma aislada que cuando se presentaban en el contexto de todo el cuerpo. Sin embargo, las partes sexuales del cuerpo de los hombres se reconocían mejor cuando se presentaban en el contexto de todo el cuerpo.

«Siempre escuchamos que las mujeres son reducidas a sus partes sexuales del cuerpo, hay ejemplos en los medios de comunicación continuamente. Esta investigación da un paso más allá y considera que esta percepción afecta a las mujeres a diario», dice Gervais.

Los investigadores también consideran notable que el sexo de los participantes que realizaron las observaciones no tuviera ningún efecto en el resultado. Tanto los varones como las mujeres observaron las imágenes masculinas de forma «global» y las femeninas, de forma «local».
Gervais cree que esto puede ocurrir porque los hombres pueden estar interesados en potenciales parejas, mientras que las mujeres pueden hacerlo como una comparación con ellas mismas. «Lo que sí sabemos es que ambos lo hacen», subraya. Aunque así sea, el estudio no justifica a aquellos incapaces de mirar a una mujer a los ojos.

www.abc.es