Sobre Inciensos, Trances y (algunas diosas). Una perspectiva etnobotánica

Por Carlos González Wagner

(Publicado originalmente en: ILU. Revista de Ciencias de las Religiones,2010, 15, 91-103)

1. ALGUNOS INCIENSOS Y SUS COMPONENTES.

Del incienso se ha dicho que “sus aromas estimulan la mente de forma incosnciente mediante la imitación de las feromonas sexuales”1. En la Antigüedad algunos inciensos estaban preparados para ejercer un efecto determinado sobre el espíritu. Era creencia extendida entre los filosofos y hombres de ciencia que algunos inciensos poseían propiedades perturbadoras del ánimo y la mente. Tal parece haber sido el caso del kyphi, un compuesto psicoactivo que se utilizaba en ritos y ceremonias y que es mencionado en los papiros egipcios de magia de época helenística y romana. Es citado por Dioscórides2 y Plutarco3 (De Isis et Os.) nos habla de él con más detalle:
“El Kyphi es perfume cuya mezcla está compuesta de diez y seis especies de substancias: miel, vino, pasas, juncia, resina, mirra, palo-rosa, seseli; se le añade lentisco, brea, junco oloroso, romaza, y, además de todo eso, enebro gigante y enano (porque ya sabéis que hay dos especies), cardamomo y cálamo. Estos diversos ingredientes no se mezclan al azar, sino, de acuerdo con fórmulas indicadas en los libros santos, que se leen a aquellos que preparan este perfume a medida que mezclan las substancias que lo componen. En cuanto al número diez y seis, parece haber sido adoptado a propósito, puesto que es el cuadrado y el único entre todos cuya figura, al tener todos sus lados iguales, ofrece un perímetro igual a su área, aunque esta propiedad desde luego no importa al efecto esperado. Pero, como la mayor parte de esas substancias mezcladas tienen virtud aromática, de ellas se desprende un soplo suave y salutífero. Bajo sus influencias, el estado del aire cambia, y el cuerpo, suave y agradablemente bañado por sus emanaciones, se deja caer en el sueño adquiriendo disposición evocadora. Las aflicciones y vehemencias producidas por las inquietudes cotidianas se debilitan como lazos que se aflojan, disipándose sin la ayuda de la embriaguez para recibir ensueños, se pulen y bruñen como un espejo. El efecto obtenido es tan purificador como el que alcanzaban, pulsando la lira, los pitagóricos antes entregarse al sueño, apaciguando y encauzando de este modo el elemento instintivo y apasionado de su alma”.
Resulta claro que el ingrediente psicoactivo del kyphi no es otro que el aceite de los enebros, pincipalmente el Juniperus oxycedrus, que contiene una esencia similar al tanacetol, de gran potencial estimulante y psicoactivo. El tanacenol, tambien denominado thujol, es el principal componente del aceite del cedro blanco del norte (Thuja occidentalis) y del cedro rojo (Thuja plicata) y se encuentra también en el crisantemo vulgar (Tanacetum vulgare) o atanasia. Cualquier repertorio de farmacología botánica nos dirá que también se le conoce como thujol, thuyol, absinthol, thuyone, tanacetol, y tanacetona, por lo que forma parte de los aceites esenciales del ajenjo o artemisia y la sabina albar (Juniperus thurifera)4, y resulta un potente alucinógeno.
Antes que nada, es necesario señalar que la denominación de "cedro" se aplicaba a una cierta variedad de árboles. Uno de ellos es el denominado en los textos cuneiformes erin-bad, cedro blanco o Junniperus Oxycedrus, tambien conocido como junipero, enebro albar o enebro de la nieve. Muchos de los inciensos elaborados en el Próximo Oriente y utilizados en celebraciones extáticas o rituales de adivinación, contenían, entre sus ingredientes, este aceite de cedro5. Su uso estaba muy desarrollado en la farmacopea mesopotámica6 y formaba parte de los inciensos que inspiraban los oráculos de los sacerdotes baru en Babilonia y de los inciensos utilizados por los cananeos y otros pueblos del Próximo Oriente Antiguo7. En este sentido, las palabras de K. Nielsen resultan muy ilustrativas: “The fragance of incense works like a drug which ensures the favorable disposition of the gods towards man. It make them give positive oracles, it makes them forgive sins. The fragance of incense purifies the mind of the gods as well as the mind of the man. It is the perfect medium for establishing communication between the divine and human sphere.”8
Se decía, además, que algunos de estos árboles eran sagrados. Tal sucedía con los cedros de la Montaña, morada de los dioses, cuyo protector era Humbaba. En muchos mitos y leyendas de diferentes culturas, la montaña sagrada alberga en su cumbre un espacio propicio para la estancia de los dioses mientras que a sus pies se abre el oscuro mundo subterráneo poblado por seres monstruosos. Ya que el monstruoso Humbaba había sido engendrado en la Montaña, por el Sol, cabría preguntarse que clase de criatura era. Al parecer, su esencia era divina motivo por el cual ni los propios dioses podían hacerle frente. Pero un nacimiento en un montaña como consecuencia de la acción del sol puede estar evocando también su primitiva naturaleza botánica.
En la versión sumeria del poema, Gilgamesh goza de la ayuda que le proporciona Utu en forma de "los Siete que brillan en el Cielo", lo que indica su naturaleza estelar, encargados de guiarle en su viaje. Se trata, en definitiva de las Pléyades que han de orientarle hasta alcanzar el Bosque de los Cedros, cuya localización resulta insegura9, aunque suele admitirse que se encontraba en las montañas del Líbano. Pero, ¿porqué eran sagrados estos árboles?. En el Libro de los Salmos10 aún se los denomina "divinos cedros" o "cedros de un dios". El aceite esencial de los cedros del Libáno era uno de los ingredientes fundamentales en las técnicas de momificación egipcias. Y en dosis elevadas resulta neurotóxico. “The Cedar of Lebanon is cited numerous times in religion and mythology. In addition to its significant role in the Epic of Gilgamesh, the Cedar of Lebanon is regarded as a world tree in several mythological passages”11. Según la mitología sumeria, Inanna, que en los himnos procedentes de Nipur es llamada “Señora del EDIN”, adquiere el conocimiento después de comer de uno de esos cedros. Así que el cedro es también el árbol del conocimiento.
Asimismo, el ajenjo o artemisia (Artemisia absinthium), al que Dioscórides compara con la divina ambrosía12, fue ampliamente usado en los inciensos y en las pócimas (kispu) que se utilizaban en algunas ordalias. Su uso ritual no sólo está documentada en Mesopotamia desde tiempos sumerios y luego entre los babilonios y los asirios, sino también en Palestina e incluso entre los hebreos13. Contiene muchos aceites esenciales entre los que destaca la presencia de thujone14, muy similar al tanacetol, y ha sido muy utilizada en la farmacopea antigua, gozando luego de mucho aprecio en la medicina popular15 Esta era también la planta sammu ilu que aparece en los textos acadios de magia y brujería16, y que usada en muy pequeñas dosis produce parálisis sensorial, perdida de visión y de memoria, y alucinaciones terroríficas, mientras que en dosis más altas resulta un potente veneno que puede causar la muerte.
Según estudios recientes realizados por investigadores de la John Hopkins University y de la Universidad de Jerusalem, la resina de Boswellia, uno de los ingredientes comunes del más famoso y difundido de todos los inciensos (frankincense), es psicoactiva y causa una serie de efectos sobre el cerebro como son aliviar la ansiedad y la depresión, facilitando la exaltación espiritual.17. Parece, por otro lado, que parte de la oposición de los profetas de Yavé a los inciensos utilizados en los cultos cananeos de los "lugares altos" puede proceder de su adversión hacia sus efectos narcóticos18.
2. MITO, HISTORIA Y ECOLOGÍA.
La documentación literaria más antigua procede del mismo Poema de Gilgamesh. Este, tras la muerte de Enkidu quiere llegar a los confines del mundo, donde reside Utanapishtim, conocedor del secreto de la inmortalidad. Ante la insistencia de Gilgamesh, Siduri-Sabitu, divinidad marítima sumeria, que según otra tradición mesopotámica era la protectora del Arbol de la Vida19, lo cual sugiere ciertas conotaciones botánicas y farmacológicas, y era tambián la divinidad dispensadora del Vino de la Vida Eterna y la protectora del Jardín de los Dioses20, le indica el camino, no recorrido por ningún mortal, para llegar hasta Utanapishtim "el lejano". Pero debe encontrar primero al barquero Urshanabi, que según ella, se encuentra en el bosque:
"cortando ramas de cedro de pequeño tamaño"21
para que le ayude a atravesar las "Aguas de la Muerte" y poder alcanzar su objetivo.
El propio autor de la traducción del poema22 se pregunta acerca del sentido de esta recogida de ramas. La clave está, sin embargo, en la naturaleza de tal tipo de cedro. Puesto que el viaje de Gilgamesh le lleva a los confines orientales del mundo, podemos descartar el cedro del Líbano, árbol sagrado que poblaba la Montaña de los Dioses, en cuyo bosque Gilgamesh y Enkidu derrotaron y dieron muerte a su monstruoso protector, Humbaba. En efecto, este tipo de cedro, cuyo aceite esencial23 puede resultar neurotóxico en dosis elevadas, se daba sobre todo en los bosques de montaña de Libano, Turquía y Siria, siendo su ambiente ecológico óptimo entre los los 1300 y 1800 metros de altitud24.
Pero Gilgamesh se encuentra a orillas del mar, por lo que los cedros cuyas pequeñas ramas recoge el barquero han de ser de otro tipo. Es mucho más probable que se trate del cedro blanco o junípero, una especie de muy amplia difusión por toda la región mediterránea y que a menudo se encuentra en bajas altitudes próximas al nivel del mar. Por el contrario, empieza a escasear a los 1000 metros de altura. Como se ha visto, los aceites esenciales del cedro blanco son muy similares al tanacetol, un potente neurotóxico capaz de producir en el sujeto un estado visionario y alucinatorio.
Cuando le encuentra, Utanapishtin explica a Gilgamesh, que una vez terminado el Diluvio y después que el cuervo que había soltado ya no volvió, señal inequívoca de que había encontrado tierra:
"Entonces, lo dispersé todo a los cuatro vientos.
e hice un banquete para los dioses,
poniendo los manjares
en la cima de la montaña.
Coloqué a cada lado
siete vasos rituales,
y más atrás en el quema-perfumes
cimbo(pogon), cedro y mirto"25.
Como vemos, el cedro forma parte del incienso y también la planta que el traductor del texto da como"cimbopogon", al parecer denominación erudita de una planta que podría ser cálamo o caña aromática (acorus calamus), cuyo rizoma contiene asarona, un éter fenólico cristalino, que se encuentra en aceites esenciales de plantas como la artemisa vulgar y que a dosis elevadas produce alucinaciones26, y b-asarona, susceptible de ser convertida en trimetilanfetamina, una sustancia con una potencia psicoactiva 10 veces superior a la de la mescalina27. Tras esto, no es raro que Utanapishtim tuviera una visión del propio dios Enlil subiendo a su barco para concederle la inmortalidad. Según J. Botteró28 estos versos parecen proceder de algún ritual o inspirarse en él. De ser cierto, estaríamos ante uno de los testimonios de la existencia de antiguos rituales sumerios en los que se empleaban plantas de efectos psicoactivos.
3. ARTEMIS Y LAS PLANTAS MÁGICAS.
Muy significativamente, el Juniperus oxycedrus, que en la antigua Grecia era también denominado kedros, cedro, se asociaba a la diosa Artemis, que recibía entre sus múltiples epítetos el de Kedreatis, "Señora del cedro", así como el de Orthia, "La elevada". En su templo de Orkómenos había una imagen de culto que la representaba sentada sobre el árbol29. En la cumbre del monte Lykone, en la Arcadia, densamente poblado de cipreses, árboles sagrados de Artemis y Apolo y que contienen una esencia psicoactiva similar a la del junípero o el tejo, había un santuario de Artemis Orthia. Era frecuente encontrar bosquecillos de cipreses junto a los templos de la diosa. Según una tradición el mismo Apolo había nacido en el sagrado bosque de cipreses de Ortigia, en Licia30.
La diosa aparece también asociada a el ajenjo o artemisia, otra planta psicoactiva que curiosamente crece de una manera profusa en el monte Taygetos, en la Arcadia, su lugar de caza fovorito, y que desempañaba un papel importante en los ritos mágicos de Hécate. "The Greek identification of the worwood patroness with Artemis, whose festival was in the spring, suggests the babylonian moth Aiaru, Iyyar, the time of Istar`s return. The Greek associations, then, point to original Astarte connections"31.
Fue el centauro Queirón quién dio el nombre de la diosa a la planta que había encontrado Artemis, la hermana del profético Apolo, que pasó a llamarse artemisia. Queirón, que pertenecía a una progenie distinta a la del resto de los centauros y era hermanastro de Zeus había nacido inmortal. Residía habitualmente en una cueva del monte Pelión en Tesalia, un lugar famoso en la Antigüedad por su abundancia en todo tipo de plantas medicinales y mágicas muchas de las cuales aún se dan en la actualidad32. Su propia madre ostenta una identidad botánica, ya que Filira, significa "árbol del tilo", que en la Antiguëdad era un árbol medicinal por excelencia. por lo que se sospecha que fue ella quién le proporcionó su conocimiento de las artes curativas y de las plantas medicinales33, que luego trasmitiría al propio Asclepio.
En un conocido conjunto de papiros griegos sobre magia34, podemos encontrar la presencia de diversas plantas psicoactivas como el beleño y una variedad de vicia, sativa o tal vez ervilia, que resulta venenosa, pero que en pequeñas dosis produce alteraciones de la consciencia, en fórmulas en las que están asociadas con sus efectos pero cuyo uso no produciría ninguno de ellos35. En estos textos, el kyphi, de cuyas propiedades sobre la mente ya hemos hablado, es mencionado varias veces en su uso como incienso. Además, en al menos tres ocasiones36 se realizan fumigaciones de artemisia, cuyos vapores son inhalados y en otra37 el opio forma parte de otro incienso. En otra ocasión38, la artemisia o ajenjo es mencionada, junto con otras plantas tóxicas, como un ingrediente en una fórmula de conjuro para todo fin mágico, de la que también forma parte el kyphi:
"Ofrenda de la práctica: cuatro dracmas de incienso, cuatro dracmas de mirra, una hoja de laurel, unas dos onzas de pimienta blanca, una dracma de gomorresina de bálsamo africano, una dracma de semilla de asfódelo, de amono, de azafrán, unas dos dracmas de trementina de teberinto, una dracma de artemisa, planta de katanánke, kyfi hierático, el cerebro completo de un carnero negro. Mézclalo con vino blanco mendesio y con miel y has con ello una pasta".
El asfodelo (Asphodelus albus) tiene propiedades tóxicas debido a que contiene asfodelina39. La fermentación de sus tubérculos produce alcohol. Los griegos lo plantaban sobre las tumbas y se decía que cubría las praderas de los Campos Elíseos y la antesala del Hades. La planta llamada, katanánke, palabra que en griego significa "conmoción", se ha identificado con un tipo de arveja, y también con la llamada "hierba de Cupido" (catananche caerulea), de la que en la Antigüedad se decía que era estimulante y afrodisiaca y formaba parte de muchos filtros de amor.
En un vaticinio a través de un medium que ha entrado en estado de trance y se ha desplomado, podemos leer como la artemisia es considerada una planta sagrada40:
"Tú siéntate sobre los adobes y pregúntale; y te expondrá la verdad minuciosamente. Tienes que coronarlo con una guirnalda de artemisa amarilla, a él y también a tí. El dios se complace también con esta planta".
Otras veces, la artemisia aparece ritualmente asociada a sueños inducidos para que se aparezca en ellos la divinidad, lo que nos recuerda una visión de Elio Aristídes41, retórico de la segunda sofística y seguidor de Asclepio, que permaneció en el asklepeión de Esmirna, uno de los tres principales centros de culto al dios, diecisiete años como paciente y devoto, famoso también por la facilidad con que entraba en trance para asombro de sus contemporáneos:
"Era artemisia, clara de una cierta manera. Tan clara cuanto era posible, apenas como incontables otras cosas tenían claramente la presencia del dios. Era como si se tuviera la impresión de tocarlo y se percibiera que él mismo había venido en persona, como estar entre el sueño y el despertar.. y prestando oidos atentos oír algunas cosas tan en un sueño, otras como en un trance de despertar...".
4. TRANCES, VISIONES Y ORÁCULOS DE ASTARTÉ.
El repertorio iconográfico sobre plantas “mágicas” o “sagradas” es amplio y controvertido, pero una profunda revisión de la inconografía antigua, a la luz de nuestros conocimientos recientes de etnobotánica, es un trabajo que está aún por hacer. Aún así, algunos casos resultan claros. Tal es, la asociación de la adormidera con las divinidades de la fertilidad, como Afrodita o Demeter42.
Por otra parte, en la tradición y la iconografía se asocia a Astarté con árboles como el junípero, el ciprés y el pino, además de la flor del loto y la adormidera. La diosa se vincula también en la iconografía al loto egipcio, al igual que la sumeria Inanna, la acadia Ishtar, la fenicia Anat y las egipcias Isis, Hathor y Nut, tal y como advierte J. A. McDonald43, para quién es la planta representada abundantemente como el "Arbol de la Vida", otro símbolo de Astarté.
El loto (Nymphaea lotus) era considerada por los antiguos egipcios una planta sagrada que simbolizaba la inmortalidad y la resurrección. Durante mucho tiempo, primero los botánicos y luego los egiptólogos han ignorado sus propiedades farmacológicas, señaladas sin embargo en el Papiro Ebers, pero lo cierto es que contiene potentes alcaloides narcóticos, nympherina, nuciferina, nupharidina y alfa-nupharidina, tanto en las flores como en los rizomas, que no son disolubles en agua sino en alcohol. Dioscórides44 habla de sus efectos narcóticos como inductor de sueños. Los alcaloides del loto pueden llegar a tener propiedades psicoactivas para inducir alucinaciones o un tipo de sueño muy vívido45. De hecho se trata de una cuestión de dosis.
La asociación del vino y del loto es particularmente frecuente en Egipto durante el Imperio Nuevo. La iconografía nos muestra las jarras de vino rodeadas de sus flores. En ocasiones la flor de loto se halla suspendida encima del recipiente y otras veces se encuentra en el cuello de este. Otras veces las escenas de banquetes muestran como jóvenes sirvientas mezclan el contenido de pequeñas jarritas en recipientes para beber mucho más grandes. Como ha sido observado46, esto podría ser un indicio de que los antiguos egipcios elaboraban un licor de propiedades narcóticas con los alcaloides del loto.
Astarté, a menudo identificada con Anat la hermana y consorte de Baal, era la diosa cananeo-fenicia de la fecundidad y el amor, pero también de la justicia y el derecho, y ocupaba un lugar de privilegio en el panteón común. Su nombre, una forma femenina de un teónimo que designa una divinidad estelar, se documenta desde el tercer milenio a. C. en Ebla y Mari, por lo que la podemos considerar como una gran diosa semítico/occidental47. Se la relacionaba muy estrechamente con la estrella de la mañana, esto es: Venus, y como otras grandes divinidades oriantales recibía el epíteto de "Reina de los Cielos". Como advierte J. H. Stuckey48: "Like Sumerian Inanna, she embodies change. To enter into her realm is to undergo transformation, whether by dying on the battlefield, being born, falling in love, engaging in sexual activity, or leaving the ordinary and, through ritual, entering sacred time and space".
Curiosamente, la utilización de inciensos capaces de provocar visiones en el transcurso de sus rituales había sido ya observado por alguno de los grandes orientalistas de la segunda mitad del siglo XIX, aunque luego el tema no volviera a ser muy tratado. Citando a J.P. Brown, autor del famoso The Dervishes or Oriental Spiritualism, publicado en Londres en 1868, Godbey dice: "Brown reminds us that the incense used in the worship of the paphian Venus and Syrian Astarte soothed the votary upon his temple couch and files him with visions of granted desires"49. La Venus o Afrodita de Pafos, ciudad chipriota, no es sino una representación local de la misma Astarté, venerada en un recinto del que los textos antiguos destacan su "altar fragante" y el "olor dulce de su templo", en clara relación a la utilización de inciensos y perfumes50.
Los oráculos de Astarté estaban asociados, por un lado, a su culto en cuevas, en las que la presencia de thymiateria está sugirindo la utilización de inciensos y esencias olorosas, y por otro, desde època cananea con los rituales y danzas extáticas que acompañaban a la prostitución sagrada51 como parte de los cultos de fertilidad. Los klbm, hieródulos de la diosa eran poseídos por ella y bajo la exaltación religiosa proferían sus vaticinios al igual que las sirvientas de Astarté52.
El pino, por otro lado, se asocia con la muerte de dioses como Attis o Adonis. En el mito, Astarté aparece vinculada precisamente a está ultima divinidad, durante cuyas celebraciones anuales se practicaban también rituales y trances extáticos. El fenicio Adón, un epíteo divino del Baal de Biblos, luego conocido por los griegos como Adonis, dios-espíritu de la vegetación nacido de un árbol y muerto mientras cazaba un jabalí. Astarté, diosa de la fecundidad y el amor, baja, como Inanna/Ishtar, al mundo subterráneo para buscarle y llevarle de nuevo entre los vivos, según un esquema muy difundido en los misterios de las religiones agrarias del mundo antiguo. Adonis, resucitado en la primavera, moría con el estío, y era lamentado por la diosa, que lo hacía revivir después del invierno. Era venerado en toda Fenicia, celebrándose en el verano fiestas con largas procesiones en su honor, pero particularmente en la ciudad de Biblos. También era venerado en Pafos, Chipre, en cuyo santuario de Astarté/Afrodita se celebraban según Luciano53 ritos sercretos en su honor.
Según la versión oriental del mito, había sido gestado de forma incestuosa por Esmirna, enamorada de su propio padre, a la que los dioses luego convertirán en el árbol de la mirra, del cual terminó naciendo Adonis. Según una tradición griega, la madre de Esmirna habría sido Oritya que se hallaba ausente celebrando los misterios de Demeter. Como ha sido señalado: "El nombre de Oritya es un epíteto que claramente se aplica a una mujer que experimenta el éxtasis en una montaña"54. Así que la abuela de Adonis había experimentado un trance extático que otras versiones describen como un rapto por Boreas, el viento del Norte, mientras jugaba con su amiga Farmakeia, literalmente "el uso de las drogas".
De acuerdo con otra tradición55, el nieto de Oritya, originalmente una jacíntide, no habría sido Adonis, sino Eumolpo, que fue el primer hierofante de Eleusis, así que para los antiguos griegos había cierta conexión entre estos últimos misterios y los de Adonis que se aprecia mejor en aquellas versiones del mito griego que hacen a Perséfone enamorarse de Adonis. Tambien resulta significativo que en otros relatos se relacione a Adonis con Orfeo, cuyos vínculos con el chamanismo ya habían sido observadas por Eliade56, ya que habría sido la madre de este último, Calíope, la que resolvió finalmente que cada una de las diosas, Perséfone y Afrodita, pasarán con Adonis la mitad del año. Ante el fallo, Afrodita actuó vengatívamente e incitó a las mujeres tracias a que mataran a Orfeo. Así que, aunque el Adonis griego resulte muy diferente del Adon oriental, como claramente ha demostrado S. Ribichini57 terminó siendo conectado, en la reinterpretación helénica del mito y la figura, con una serie de tradiciones vinculadas a cultos y rituales extáticos en los que intervenían plantas de propiedades psicoactivas.
También Hefaistos, el consorte de la hermosa Afrodita, aparece asociado en el mito con la magia chamánica, las plantas de carácter mágico y los trances de éxtasis, a través de Dionisos, mediante el cual se produce la reconciliación con el Olimpo, y de su hijos, Erictonio, el hombre/serpiente, y Egipto58. Por cierto, que se decía que Dionisos había nacido de un rayo59, la misma forma en que se creía nacían los hongos. Tras este primer nacimiento, Zeus cobijó a Dionisos en su muslo, de igual forma que uno de los Upanishads védicos más antiguos recoge que los dioses tomaron a Soma y lo pusieron dentro del muslo de Indra, el supremo dios celeste. Agni, el dios de la iluminación mística y el fuego sagrado, que era también identificado con Soma, nació igualmente de un relámpago que Indra lanzó hacia la tierra. Por lo demás, Hefaistos es el herrero arquetípico. además de divinidad del fuego, y en todas partes herreros y chamanes han estado siempre estrechamente relacionados ya que, como señala también Eliade60: “el oficio de herrero viene, por su importancia, inmediatmente después de la vocación del chamám... su poder sobre el fuego, y especialmente la magia de los metales, les ha conseguido en todas partes a los herreros la reputación que tienen de temibles hechiceros.”
Como ha señalado W. Burkert61 el incienso ocupaba un papel preeminente en los rituales de Adonis, que se celebraban de noche en los tejados de las casas en los que las mujeres danzaban y bebían en su honor. También había largas procesiones en las que mediante gritos, lamentos y apariencia desaliñada expresaban su dolor por la muerte del dios. Respecto a su famosos "jardines", la costumbre de sembrar plantas de corta duración en vasos o potes parece haber sido griega. En Oriente hay constancia de la existencia de jardines reales, como el mencionado en una inscripción de Laodicea, al norte de Siria. Otro tanto ocurría en Palmira y Belén. M. Detienne62 establece una clara relación con el mundo vegetal de las especias, que yo creo que habría que llevar, más bien, hacia los perfumes e inciensos. Al fin y al cabo, jardines situados en los recintos de los templos, en los que se cultivaban árboles y plantas sagradas que intervenían en el culto, los conocemos tanto en Oriente como en Egipto. Excavaciones arqueológicas han sacado a la luz en Emar (Siria) dos templos gemelos de Baal y Astarté datados en el siglo XIII a. C. que muestras vestigios de lo que podría haber sido una zona ajardinada63
5. TANIT Y UN ÚLTIMO INTERROGANTE.
Por su parte, la diosa Tanit, de origen oriental aunque durante mucho tiempo se creyó que era una divinidad exclusivamente africana, y considerada a veces como una de las manifestaciones de Astarté, alcanzó una gran popularidad en las colonias occidentales, particularmente en Cartago. Aunque no debemos confundir a Tanit con Astarté, lo cierto es que compartía con ella algunos rasgos, como el de protectora de la fertilidad y la fecundidad, debido a su carácter de divinidad ctónica, el de tributársele culto en cuevas y ser portadora de oráculos, entre otros. De hecho la función profética parce haber constituido uno de los atributos esenciales de la diosa punica, y así se conserva aún en el Africa romana bajo la advocación de Juno Caelestis64.
Pero, ¿había en este caso, alguna relación entre cuevas, oráculos e inciensos?. Parece muy probable, como se desprende al menos de los testimonios arqueológicos encontrados en la cueva de Es Culleram, en Ibiza, un lugar dedicado al culto a Tanit en el que se han hallado un buen número de lo que los arqueólogos denominan "quemaperfumes" o pebeteros, unos objetos, normalmente de terracota, en forma de cabeza femenina rematada por una cazoleta. Muchos de ellos han aparecido también en otros lugares del Mediterráneo vinculados con el culto a la diosa.
Lo que ya no parece tan claro es que fueran perfumes lo que se quemara en tales objetos. Puesto que la cazoleta, a veces en forma de kalathos sobre la que se depositan carbones o brasas, suele tener algunos orificios en su base a fin de facilitar la combustión, no podía contener ningún perfume líquido o aceite oloroso. En cualquier caso, se trataría de esencias o sustancias sólidas, como gomas o resinas. ¿Y por que no algún tipo de incienso psicoactivo?. Dado que este, sobre todo el elaborado con cedro o junípero, aparece bien relacionado con la tradición profética y oracular del Próximo Oriente Antiguo, de donde procedían precisamente los fenicios, no sería extraño imaginar que hayan podido ejercer en los oráculos de Astarté y en aquellos otros de Tanit una función similar.
1 D. M. Stoddart, El mono perfumado. Biología y cultura del olor humano, Madrid, 1994, p. 261.
2 De mat. med., I, 23.
3 De Isis et Os., 80, 29.
4 M. Albert-Puleo, “Mythobotany, Pharmacology and Chemistry of thujone-containing plants and derivates”, Economic Botany, 32 (1978), pp. 65-74.
5A. E. Godbey, "Incense and Poison ordeals in the Ancient Orient", The American Journal of Semitic Languages and Literatures, 46, 4 (1930) pp. 217-238.
6 G. Contenau, "Drogues de Canaan, d`Amurru et jardins botaniques", Mélanges Syriens offerts a René Dussaud, vol. 1, Paris, 1939, p. 12.
7 A. E. Godbey, "Incense… (cit. n. 5), pp. 236 s; cfr: A. Goetze, “An old Prayer of the Divination Priest”, JCS, 22 (1968-9), p. 26.
8 K. Nielsen, Incense in Ancient Israel, Leiden, 1986, p. 30
9 T. Bilic, "A Note on the Celestial Orientation: Was Gilgamesh guided to the Cedar Forest by the Pleyades?"; VAMZ, 3. s, XL (2007) pp. 11-14
10 80, 10.
11 R. Masri,”The Cedars of the Lebanon: Culture, History and Ecology”: http://almashriq.hiof.no/lebanon/300/360/363/363.7/transcript.html#s1
12 De mat. Med., III, 129.
13 A. E. Godbey, loc. cit., (n. 5), pp. 225 ss.
14 S. Nin et al., “Quantitative determination of some essential oil components of selected Artemisia absinthium plants”, Journal of essential oil research, 7, 3 (1995), pp. 271.277.
15 J. OTT, Pharmakotheon. Drogas enteógenas, sus fuentes vegetales, Barcelona, 2000, pp. 385 ss.
16 A. E. Godbey, loc. cit., (n. 5) p. 230.
17 A. Moussaieff et al., “Incensole acetate, an incense component, elicits psychoactivity by activating TRPV3 channels in the brain”, The FASEB Journal, 22 (2008,) pp. 3024-3034.
18 A. E. Godbey, loc. cit., (n. 5), pp. 219 s.
19 W. F. Albrigth, "The Goddess of Life and Wisdom", The American Journal of Semitic Languages and Literatures, 36, 4 (1920), pp. 258-294
20 R. S. Kluger, The Archetypal significance of Gilgamesh: a modern ancient hero, Einsiedeln, 1991pp. 171 ss.
21 X, 29.
22J. Bottero, La epopeya de Gilgamesh. El gran hombre que no quería morir, Madrid, 1998, p. 201, n. 223.
23 K. H. C. Baser, B. Demirçakmak, “The essential oil of taurus cedar (Cedrus libani A. rich): Recent results”, Chemistry of Natural Compounds, 31, 1 (1995) pp. 16-20.
24 G. Laws, “The Cedar of Lebanon”, Garden History, 4, 1 (1976), pp. 54-56; W.R. Chaney, M. Basbus, “The cedars of Lebanon witnesses of history”, Economic Botany, 32, 2 (1978), pp. 118-123.
25 XI, 155 s.
26 J. Ott, op. cit (n. 15) p. 359.
27 R. A. Miller, El uso mágico y ritual de las hierbas, Santa Fe, 1995, p. 60
28 Op cit. (n. 11), p. 228, n. 278.
29 Pausanias, 8, 13, 1 ss
30Estrabón, XIV, 1, 20.
31 Godbey, loc. cit. (n. 5) p. 227 s.
32 D. E. Brussel, "Medicinal Plants of Mt. Pelion, Greece", Economic Botany, 58, 1 (2005), pp. 174-202
33 G. Guillaume-Coirier, "Chiron Phillyride", Kernos, 8 (1995) pp. 133-122, especialmente p. 120
34 J.L. Calvo Martínez y Mª D. Sánchez Romero (eds), Textos de magia en papiros griegos, Madrid, 1987, XXXVI, 320-332.
35 J. Scarborough, “The Pharmacology of Sacred Plants, Herbs and Roots”, Magika Hiera: Ancient Greek Magic and Religion (C. Faraone and D. Obbink, eds.), New York, 1991, p. 158.
36 IV 1275-1322, 2622-2707, 2891-2942
37 IV, 1830
38 IV, 11, 1305 ss
39 V. Salvatore, “Tipo e attività dei principali fitoestratti di Aspodelus microcarpus Salzm & Viv. (Liliaceae) e specie congeneri: potenziale essenza mediterranea per la floricoltura e la fitofarmaceutica”, Il Naturalista Campano, 33 (2007), pp. 4 s.
40 IV, 6, 914 ss
41 Discursos sagrados, II, 31-2.
42 Carlos G. Wagner, “Psicoactivos, misticismo y religión en el mundo antiguo”, Gerión, 2 (1984) pp. 42 ss.
43 , J. A., McDonald “Botanical determination of the Middle Eastern tree of life”, 
Economic Botany, 56, 2 (2002) pp. 127.
44 De mat. med., III, 142.
45W. A., Emboden, “The Sacred Journey in Dynastic Egypt: Shamanistic Trance in the Context of the Narcotic Water Lily and the Mandrake”, Journal of Psychoactive Drugs, 2 (1989) pp. 61-75.
46 W. B., Harer, "Pharmacological and Biological Properties of the Egyptian Lotus", Journal of the American Research Center in Egypt, 22 (1985) pp. 49-54.
47A. L. Perlman, Asherah and Astarte in the Old Testament and Ugaritic Literature, Berkeley, 1978, Graduate Theological Union, Ph.D. dissertation; C. Bonnet, Astarte. Dossier documentaire et perspectives historiques. Contributi alla Storia della Religione Fenicio-Punica - CSRFP 2, Roma, 1996 (Consiglio Nazionale della Ricerche).
48 J. H. Stuckey, "The Great Goddesses of the Levant", JSSEA, 30 (2003) p. 145.
49 E.A. Godbey, loc. cit. (n. 5) p. 220.
50 Aeneid I, 416-17.
51 S. Ribichini, "Al servizio di Astrate. Ierpdulia e prostituzione sacra nei culti fenici e punici", II Congreso Internacional del mundo púnico, Cartagena, 2000, pp. 55-68.
52 J. G. Frazer, Adonis, Attis, Osiris: Studies in the History of Oriental religion, Chicago, 2003, pp. 70 ss; cfr: R. Dussaud, La Religion des Phéniciens, Paris, 1949, p. 283.
53 De dea syria, 6
54 R. Gordon Wasson, A. Hoffman y C.A.P: Ruck, El camino a Elusis, Mexico, 1980, p. 141 ss
55 Apolodoro, III, 15, 2.
56 M. Eliade, El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, Mexico, 1960, pp. 304-8.
57 Adonis. Aspetti «Orientali» di un mito greco, Roma 1981
58C. G Wagner, loc. cit. (42) pp. 51 ss.
59 Apolodoro, III, 4, 3
60 M. Eliade, op. cit. (n. 53) pp. 361 s.
61 W. Burkert, Structure and History in Greek Mythology and Ritual, Berkeley, 1979, p. 106.
62 Los jardines de Adonis, Madrid, 1983 (Akal).
63 D. Beyer, “Jardins sacrés d'Emar au Bronze Récent”, Ktema, 15 (1990) pp. 123-131 
64 G.-C. Picard, “Pertinax et les prophètes de Caelestis”, Revue d`Histoire des Religions, 155, 1 (1959) pp. 41-62.

Descubren un inusual panel de arte rupestre con representaciones de arácnidos en Egipto

Un equipo de arqueólogos ha descubierto un panel que contiene el único ejemplo conocido de arte rupestre con arañas en Egipto y, al parecer, en todo el Viejo Mundo.
El panel de roca, ahora en dos piezas, fue hallado en la pared oeste de un wadi de arenisca poco profundo (un valle) en el Oasis de Kharga, situado en el desierto occidental de Egipto, alrdedor de 175 kilometros al oeste de Luxor. Mirando hacia el este, e iluminado por el sol de la mañana, el panel es un hallazgo "muy inusual", dijo Salima Ikram (izquierda) egiptóloga y profesora en la Universidad Americana de El Cairo, la cual co-dirige el Proyecto de Investigación del Oasis Norte de Kharga.

La identificación de las criaturas como arañas es provisional y la datación de las mismas, incierta, dijo Ikram a LiveScience en un correo electrónico. Aun así, con base a otra actividad arqueológica en la zona, el arte rupestre detectado puede datarse aproximadamente en el 4000 a.C., o antes, por lo que se situaría en tiempos prehistóricos, antes de que Egipto fuera unificado, señala Ikram, quien detalla el hallazgo en la edición más reciente de la revista Sahara.

El panel principal muestra lo que parecen ser unas cuantas arañas, con una "estrella" que está posiblemente representando una red o malla al lado de una araña en el extremo izquierdo (abajo). También hay dibujos en forma de peine, los cuales son más enigmáticos; Ikram dijo que podrían ser insectos que están atrapados por las arañas, plantas o incluso hilos de seda tejidos por las arañas.

Un pedazo de roca que parece haberse desprendido del panel principal muestra criaturas dibujadas en un estilo diferente, con sus miembros no flexionados, sino con una apariencia recta (abajo). Esto podría ser un intento de representar a un opilione, un insecto que se parece a una araña.

El descubrimiento deja a los arqueólogos con un misterio. ¿Por qué las gentes del Oasis de Kharga crearon arte rupestre representando arañas, especialmente cuando no se conocen otros ejemplos similares en Egipto o, al parecer, en todo el Viejo Mundo?

¿Por qué arañas?
Hay pocas evidencias de que los antiguos egipcios tuvieran un gran interés en representar arañas. Los únicos jeroglíficos de arañas que Ikram conoce son raros ejemplos en "textos religiosos que se ocupan del ritual llamado 'Apertura de la Boca', un rito que se realizaba en una momia o en una estatua para restaurar sus sentidos y poder usarlos en el Más Allá".

El secreto para resolver el misterio puede descansar en el propio desierto occidental. Ikram consultó con Hisham El-Hennawy, un aracnólogo quien relata que arañas llamadas Argiope lobata, y que viven en tanto el desierto occidental y oriental egipcio, pudieron haber atraído el interés de los pueblos antiguos. Estas arañas se pueden encontrar "en la sombra y sobreviven en medio de su telaraña bajo el ardiente sol del mediodía", escribe Ikram.
La idea de las arañas bañándose bajo sol pudo haber tenido una significación religiosa para los antiguos pueblos de la zona. "Esta significación habría combinado la fuerza del sol y la capacidad de esta criatura solar para sobrevivir con éxito al calor, y de este modo ser digna de reverencia o lealtad totémica", escribe ella en el artículo de Sahara.
Además, algunas arañas en Egipto son conocidos por morder a la gente y ser un peligro, algo que pudo haber despertado interés en la antigüedad, y, por lo tanto, la representación de estos insectos, dice Ikram. También es posible que las arañas fueran más frecuentes en este oasis en el pasado, y, en consecuencia, la investigación medioambiental que su equipo está llevando a cabo en la zona puede arrojar luz sobre ello. Otra posibilidad es que quien dibujó estas representaciones no tenía una razón especial en mente, sino que sólo sintió, por el motivo que fuera, la necesidad de dibujar arañas. Las arañas son de interés para varias culturas alrededor del mundo, subraya ella.

Ikram señala que las arañas juegan un papel en las mitologías de varias culturas alrededor del mundo, incluyendo el griego, el acadio, y (en el Nuevo Mundo) el Cherokee. Esta imagen muestra la representación de una araña que se obtuvo en Isla de Fain, Tennessee.
Cualesquiera que fueran las razones para la creación de este arte rupestre de arañas, los antiguos pueblos del oasis dejaron algo único detrás de ellos: la forma de un horripilante insecto. "Estas imágenes son dignas de mención si, de hecho, son arácnidos, ya que serían las únicas representaciones de estas criaturas en el arte rupestre del Viejo Mundo", escribe Ikram.

Fuente: Live Science | Owen Jarus

¿Cómo era la vida de los Soldados de la Antigua Roma?

¿Es cierto que no podían casarse? ¿Eran altos o bajos? A diferencia de la gran mayoría de los romanos, los militares tenían comida, alojamiento, un buen sueldo y puede que nunca entraran en combate.

Vivir en la Antigua Roma no era fácil. Pese a la imagen que ofrecen las películas con la capital engalanada, los templos de mármol resplandeciente, los ricachones reclinados sobre los triclinum mientras comían de la mano de esclavas -que al tiempo les abanicaban-, las carreras de cuádrigas, los combates de gladiadores... La realidad era muy diferente. La mayor parte del pueblo no tenía trabajo ni nada que llevarse a la boca. Se calcula que durante el Imperio la población sería de entre 50 y 60 millones de habitantes. Pues bien, de esos, sólo unos 500 serían ricos, lo que se dice ricos.

Eran los senadores y caballeros, más forrados los primeros que los segundos. Te encontrabas a uno de estos cada 96,5 kilómetros cuadrados (sí, hay quien ha calculado esto). En torno al 65% de la población vivía al día, al límite de la subsistencia. En comparación, la actual Haití alcanza el 80% en esta triste estadística. A la vista de todo ello, muchas familias vieron una salida que hoy costaría entender: el ejército. Roma fue un imperio basado en un poderío militar sin igual en la Europa de aquellos tiempos. Las legiones dominaron buena parte del continente y del norte de África con mano de hierro durante varios siglos. Una máquina de guerra.

Virgilio plasmó en la Eneida el destino de la “ciudad de Marte”, el dios de la guerra: “No pongo a sus dominios límite en el espacio ni en el tiempo. Les he dado un imperio sin fronteras”.¿Cómo era aquel ejército?¿Qué ofrecía?¿A qué edad se podía entrar?¿Qué privilegios tenían los soldados? Bien pagados La primera gran ventaja que tenían era un sueldo garantizado, lo que muy, muy pocos podían decir en la Antigüedad. Un buen sueldo además. Ganaban al día un denario, lo mismo que un buen trabajador civil con la ventaja de que el militar trabajaba todo el año mientras que un artesano, por ejemplo, podía estar con frecuencia en paro. Cierto que no disponían de todo ese dinero -el ejército, por ejemplo, se quedaba con una parte que se iba acumulando y se les entregaba cuando se licenciaban-, pero tenían dos o tres ases al día -10 ases son un denario; la gente corriente hablaba en ases, no en denarios- para gastarlo a su gusto. Por ese dinero se podía comprar un pedazo de pan, vino o queso.

Unos dos ases también era lo que cobraban las prostitutas, muy abundantes en aquella época y otro de esos oficios con sueldo casi ‘garantizado’. A esto se le unían complementos de viaje si eran trasladados, dinero para los clavos de las botas si tenían que realizar una marcha larga, obsequios del emperador, primas cuando se licenciaban, se repartían el botín en caso de que una ciudad cayera tras un asedio -no si se rendía. Con algo tenían que motivarles- ... Aunque los ascensos tenían más que ver con los sobornos y el estatus que con el mérito, alcanzar el grado de centurión era poco menos que un chollo: cobraban 15 veces más que un soldado raso. Legalmente tenían además unas cuantas ventajas. Estaban exentos de muchos impuestos; podían hacer sus testamentos sin tener en cuenta los deseos de sus padres, que tampoco podían meter mano a sus ingresos; en caso de delito grave, no podían ser torturados ni condenados a las minas -en realidad, una condena a muerte poco disimulada- ni ejecutados como un criminal común. 25 años de servicio.

Hasta cobraban impuestos a las prostitutas


Para entrar en la milicia una condición indispensable era ser ciudadano romano. Los esclavos lo tenían completamente prohibido. Incluso los mercaderes de este oscuro negocio también. Los que habían sido liberados -libertos- solo podían acceder a algunos cuerpos auxiliares. Las limitaciones van más allá. Para algunos puestos se admitieron durante mucho tiempo únicamente a ‘italianos’, caso de la guardia de Roma -curiosamente, la guardia de corps del emperador estaba compuesta por germanos o bátavos-.

También exigían el conocimiento del latín, único idioma oficial admitido pese a la diversidad de pueblos que componían el territorio romano. Si se sabía leer, escribir y contar, tanto mejor, ya que la burocracia interna necesitaba de ellos. Otro requisito era la altura. Nadie por debajo de 1,65 metros. Según parece, el soldado romano no destacaba precisamente por su imponente físico. De hecho, eran motivo de risa para los enemigos, según cuenta Julio César en ‘Los comentarios a la guerra de las Galias’: “Nuestra baja estatura es motivo de desprecio para los galos, que son de elevada estatura”. Lo habitual era acceder hacia los 20 años y el servicio no duraba ni nueve meses ni dos años, sino 20-25 años.

Resulta chocante pero no es excepcional: en la Rusia del siglo XVIII ser reclutado suponía este mismo período de tiempo y se consideraba una sentencia de muerte. Una vez superado el periodo de prueba de cuatro meses, prestaban juramento y recibían una identificación que les distinguía como militares, bien un trozo de metal colgado de una cuerda alrededor del cuello, bien una especie de tatuaje. No se podían casar Puede parecer contradictorio, pero el principal peligro de servir en el ejército en Roma no era la guerra. Bien pudiera pasar que nunca entrasen en combate si les tocaba en una zona ‘tranquila’. El hecho es que caían más por enfermedades que por heridas en una batalla. Además, hay que tener en cuenta que la vida civil era de por sí peligrosa. La violencia y la muerte estaba presentes siempre. Los dueños de esclavos podían pegarles casi tanto como quisieran. En una sociedad tan machista, las mujeres también eran objeto de agresiones.

La mortalidad infantil era elevadísima. No era infrecuente el abandono de niños o su venta como esclavos sexuales. Y los robos no era raro que quedaran impunes. Son de esas cosas en las que uno no cae pero en Roma no existía una policía como tal. Eran los propios soldados quienes hacían algunas de estas tareas. Los responsables municipales también tenían vigilantes armados, pero nada que se pudiera llamar policía. Si te robaban, lo más seguro era buscarte la vida porque recurrir a la justicia era muy caro y generalmente poco efectivo. Otra desventaja es que en teoría no se podían casar. De hecho, si lo estaban antes de alistarse, el matrimonio quedaba en ‘suspenso’ hasta que se licenciase. En la práctica parece que no se hacía mucho caso de esta prohibición.

También vivían sometidos a una muy dura disciplina y podían ser trasladados en cualquier momento. Y, claro, el peligro era muy real si el destino estaba en la frontera del Danubio o el Rhin. Al fin y al cabo, la guerra es la guerra. La legión es la unidad más conocida del ejército romano. Formada por unos 5.000 hombres encuadrados en 10 cohortes de tres manípulos o seis centurias cada una (salvo la primera y más prestigiosa, que tenía cinco centurias pero el doble de hombres) se nombraban un número y un nombre, por ejemplo I Minervia o II Augusta.

Se alojaban en campamentos perfectamente organizados que ocupaban entre 17 y 28 hectáreas. En realidad eran pueblos con barracones, termas -normalmente fuera del mismo-, almacenes, hospital -la atención médica era bastante mejor que la que pudiera recibir un civil normal-, talleres... En los alrededores se organizaban una especie de asentamientos llamados ‘canabae’ con tabernas, prostíbulos y demás entretenimientos. Tenían además cazadores para obtener presas en tiempos de guerra y carniceros que compraban la carne cuando las cosas estaban tranquilas. Y centinelas con perros para vigilar los alrededores. La alimentación era sin duda mejor que la del común de la gente: cereales (normalmente trigo; la cebada, más como castigo), pescado, marisco, legumbres, judías, lentejas y vino. La hora de la retirada Las burlas de los enemigos sobre la estatura de los romanos es de suponer que se acababan en cuanto empezaba el combate.

El duro entrenamiento al que se sometían y la férrea organización dieron a la legión una ventaja que duró varios siglos. Normalmente era un veterano ilustre reenganchado al ejército el que se encargaba de la preparación, que incluia gimnasia, duras marchas y hasta natación. Solían ejercitarse con sus armaduras, que tenían que costearse ellos mismos. Por cierto, no hay que pensar que todos los soldados llevaban la famosa coraza con los abdominales y el pecho marcados. Ésta era más de los oficiales. En plena batalla, en el caos que debía organizarse con el ruido de cientos de hombres entrechocando sus armas y gritando, el soldado hacía caso de las órdenes de su centurión y de las señales sonoras que se hacían con tres tipos de instrumentos según lo que se quisiera transmitir. Visualmente debían seguir la enseña que correspondía a su manípulo.

La formación solía ser de cinco hombres en el frente y unas 10 filas detrás, un grupo compacto con el que arrasaron a casi todos sus enemigos. Más o menos la mitad de los soldados sobrevivía a esos 20-25 años de servicio. Llegaba la hora de licenciarse. En ese momento recibían la parte de su salario que el ejército les guardaba y recibían una gratificación económica, sustituta de las tierras que se les entregaban en los primeros tiempos. Un centurión tendría una capacidad económica similar a las de las elites de las ciudades y podía ocupar puestos municipales de relevancia. El soldado raso tendría el nivel suficiente para vivir cómodamente. Tenían entonces unos 40-45 años y algunos, no demasiados tampoco, por delante para vivir la vida. Seguramente frecuentarían las termas, una costumbre muy romana y mucho menos saludable de lo que parece a primera vista. Lo de bañarse es muy higiénico, pero parece ser que no cambiaban el agua con demasiada frecuencia. O sea, que de relajante y saludable spa tenían más bien poco.
Fuente: www.elcorreo.com / www.historiayarqueologia.com

Hallan una momia egipcia en un cubo de basura en París

Una momia egipcia rescatada de la basura protagoniza estos días la última campaña para recaudar fondos de la Fundación del Patrimonio Nacional francés. Conocida como la momia Ta-Iset de Rueil-Malmaison, por el hecho de haber sido descubierta en 2001 en dicho suburbio parisino, se trata de una antigüedad que los expertos datan entre los siglos I y III antes de Cristo y que precisa ser restaurada de urgencia.

¿Cómo fue a parar a la escombrera? ¿Quiénes han sido sus propietarios durante los últimos años y por qué se deshicieron de ella? ¿Quién la trajo a Francia y cuándo? Son algunos de los misterios que rodean la venerable mortaja de lo que aparentemente es una niña de 5 años que habría nacido entre la época de Ptolomeo y la llegada de los romanos a orillas del Nilo.
Según los habitantes de Rueil-Malmaison (en el departamento de Hauts-de-Seine, al oeste de la capital gala), la historia de su momia es digna de las más fantásticas leyendas egipcias. Al parecer, una mujer desconocida llegó en 2001 al Cuartel Guynemer, enfrente del cual hay contenedores para el reciclaje, y preguntó a los presentes dónde podía tirar un voluminoso paquete alargado. «¿Es un muerto?», bromeó alguien. «No, es una momia», explicó la anónima ciudadana.

Para los agentes de Protección Civil, que ya entonces ocupaban esta antigua sede de la guardia suiza, aquello supuso «un auténtico engorro», como bien recuerda Jean-Louis Parichon, presente aquel día y hoy adjunto al jefe del servicio. «Enseguida nos dimos cuenta de que era un objeto extraordinario. Algunos pensaron que podría ser de verdad un cadáver y dudamos en llamar a la Gendarmería. Otros se preguntaban si era una falsificación. Hubo incluso quien sugirió ponerla a la venta en eBay... Al final, decidimos entregarla al Museo de Historia Local», explica Parichon.

Una restauración de 15.000 euros

Durante meses, los eruditos del Museo del Louvre analizaron el hallazgo para determinar que era auténtico. En el pequeño ataúd de madera clara, la radiografía reveló un cuerpo entero de 92,5 centímetros de altura, envuelto en vendas y con el esqueleto bien conservado. Algunas inscripciones funerarias permitieron a los egiptólogos incluso darle un nombre a esta niña que debía de pertenecer a la clase media: Ta-Iset, que en el idioma de los faraones significa La de Isis, en honor a la diosa protectora de la mitología egipcia.
Según las especulaciones de los historiadores, este tesoro podría haber sido traído de Egipto por el General Noël Varin-Bey: un oficial de Napoleón Bonaparte que luego serviría durante dos décadas al servicio del virrey de Egipto, Mehmet Ali, llegando a fundar en Gizeh una escuela de caballería. De vuelta al Hexágono en 1857, el veterano militar se había instalado en Rueil-Malmaison trayendo consigo a Ta-Iset como recuerdo de su larga estancia en aquel país. Luego sus herederos, no sabiendo qué hacer con tan excéntrico souvenir, se habrían deshecho de él.

«Llamada a filántropos: ¿quiere usted contribuir a restaurar una auténtica momia egipcia?», pregunta la web de Patrimonio Nacional. En el site, se explica que los gastos de reparación de tan curiosa antigüedad ascienden a 15.450 euros, de los cuales el municipio correrá con 5.000 euros y la región de Ile-de-France con otros 4.000. El resto habrá de cubrirse con suscripción popular y con dinero de la Fundación, que se ha comprometido a aportar el capital que falte siempre que la iniciativa ciudadana cubra al menos un 5% del coste total presupuestado.

«Esta es la primera vez que abrimos una suscripción para una momia. No tengo duda de que va a ser un éxito dada la historia tan curiosa del objeto», señala Mary Tozer, gerente de proyectos de Patrimonio Nacional. La restauración consistirá en consolidar el cartón y reforzar los textiles del vendaje, además de una limpieza general, y correrá a cargo del Centro de Investigación y Restauración de los Museos de Francia (C2RMF) con sede en Versalles.

Para cuando se complete a finales de 2014, el Museo de Rueil-Malmaison ya tiene preparada una sala especial con todos los requisitos para la óptima conservación de la antigüedad. «Las momias son frágiles y necesitan unas condiciones de almacenamiento óptimas: humedad del 50%, temperatura de entre 18 y 20 grados», comenta a AFP Marie Aude-Picaud, la directora de la institución. Arrancada de su tierra natal hace más de 3.000 años, Ta-Iset podrá entonces descansar en paz. La única diferencia es que dormirá a orillas del Sena, en vez de al borde del Nilo.

Vía: www.elmundo.es

Profesora de Historia Antigua de la UNED afirma que no existieron los "Pueblos del Mar"

Por Georgeos Díaz-Montexano

La célebre Dra. Ana Máría Vázquez Hoys, profesora titular de Historia Antigua en la UNED, ofrece -generosamente- unas lecciones de Historia en un Grupo de facebook, donde sostiene que los "Pueblos del Mar" de los textos egipcios no existieron, que es una invención, que no aparece la palabra 'mar' escrita por ninguna parte junto a los mismos, y que, de hecho, los egipcios ni siquiera tenían una palabra para 'mar'... ¡Asombroso! Veamos sus afirmaciones:

"Tutankhamón.Ed.Laberinto.tbién escrito por mi en el que entre otras cosas hablo de Los pueblos( fantasma) del Mar...porque NO EXISTIERON..." ... "También está todo explicado en mi manual de Historia de Grecia de ed.Sanz y Torres...Hace tiempo q Alejandra Nibbi negó la ecistencia de dichos pueblos..una mala lectura del término que egipcio en Medinet Habu...porque los egipcios NUNCA usaron el término MAR...Carpe diem." ... Los pueblos del mar no pueden figurar en un relieve donde los jeroglificos no tienen la palabra "mar"....Es una mala traduccion.Alejandra Nibbi propone que eran "del delta"...Todo lo demas es pura INVENCION..."

Con todos mis respetos hacia la Dra. Ana Vázquez Hoys, pero la palabra usada por los egipcios como genérico de 'mar', sí aparece mencionada y como epíteto de varios de los pueblos englobados como "pueblos del mar" como los Ekuesh, los Sherdana, los Tursha, los Weshesh y los Shekelesh llevan el epítieto de 'pA-yma' o 'pA-ywma', o sea, "del mar" (Lit.  "de el-mar"), en los relieves del Templo de Ramsés III de Medinat Habu y en otros lugares y hasta en papiros. Esta palabra, ym (yam), ciertamente fue tomada a partir de pueblos semitas, donde ya significaba 'mar', y así tenemos que el dios del mar recibía el mismo nombre, Ym (Yam), en tales poblaciones semíticas.
Por otra parte, los egipcios sí tenían palabras para designar al 'mar'; al menos desde los tiempos de las Pirámides. Es que es de mero sentido común, que si los egipcios se hallaban entre dos mares (Mar Rojo y Mediterráneo) y se sabe que navegaron por alta mar (al menos por el Mar Rojo en dirección al país de Punt) que ellos tuvieran aunque sea una voz para referirse al mar. Y de hecho así fue, tenían no una sino cuatro: wAD-wr (El Gran Azul verdoso o Verdiazul), genérico para mar y océano desde los tiempos de las pirámides hasta finales del Imperio Medio, que después de los Hicsos (Hyksso-Minoicos), siguió usándose de modo alternado con nuevas voces como pA-ym o ym, 'mar', de origen semita, y las denominaciones egipcias, Sn-wr, "El Gran Anillo, Círculo o Circuito" (Océano que lo rodea todo y muy probablemente Océano occidental o Atlántico) y pXr-wr, "El Gran Rodeo o la Gran Espiral", 'Océano del Sur' (Mar Rojo, Golfo Pérsico e Índico occidental).
En los mismos textos egipcios vemos como algunos de los "Pueblos del Mar" son descritos unas veces con la forma semítica ym, 'mar', y otras con la forma tradicional egipcia, usada desde los tiempos de las pirámides como un genérico para referirse al mar y al océano, wAD-wr (Uadyur), con lo que se demuestra que ambas voces significan justo lo mismo, 'mar'.
Todo lo anterior está más que suficientemente documentado con numerosas inscripciones y ejemplos, perfectamente coherentes en su contexto, además de por inscripciones bilingües. Insisto, no sé cómo alguien puede siquiera pensar que una civilización como la egipcia, situada entre dos mares (Mediterráneo y Mar Rojo) no iba a tener ni siquiera una palabra para 'mar'.
Si la profesora titular de Historia Antigua en la UNED, escritora de varios libros sobre tal materia, lo desea, puedo mostrarle cuántos registros (son numerosos) hay de términos para 'mar' y hasta para designar el 'Océano' mismo.
En fin, que no se trata de ningún invento. En todo caso, de cierto desconocimiento en materia de textos jeroglíficos de la persona que la Dra. Vázquez Hoys ha usado como fuente: la Dra. Alessandra Nibbi, que de hecho, en 1972 publicó una obra (The Sea Peoples and Egypt) donde defendía estas mismas ideas, pero que no se sostienen de ningún modo. Ella no tuvo en cuenta ciertas referencias y testimonios epigráficos que refutan sus especulaciones, dio muestras de cierto desconocimiento en materia de lengua y escritura egipcia y, peor aún, cometió serios errores como afirmar que los egipcios no tenían ningún término para referirse al mar antes de los hicsos, y que después de estos solo usaron la voz ym (Mar) o la expresión pA-ym (El Mar), supuestamente aportada por ellos mismos, cuando lo cierto es que siguieron usando las demás formas conocidas ya desde los tiempos de las pirámides, como wAD-wr, y otras que surgieron a partir de las Dinastías XVIII y XIX, como Sn-wr, "el Gran Circuito o Anillo", usado para denominar al Océano que rodea todo o pXr-wr, "el Gran Rodeo" o la "Gran Espiral", nombre dado al océano por la parte del Mar Rojo hasta el Golfo Pérsico.
En cuanto a la forma más antigua, wAD-wr, "el Gran Verdiazul o Azul verdoso", nombre usado desde los tiempos de la pirámides como un genérico de mar y del océano, a partir del Imperio Nuevo comienza a usarse como término preferente para referirse al Mar Mediterráneo. En el gran lexicón de lengua egipcia, Thesaurus Linguae Aegyptiae (TLA), se recogen 86 testimonios del uso del término wAD-wr como genérico para 'mar', desde los tiempos de las pirámides hasta los tiempos ptolemaicos, es decir, durante casi toda la historia literaria del Antiguo Egipto.
En los Textos de los Ataúdes y Sarcófagos del Imperio Medio la misma voz wAD-wr, "el Gran Azul verdoso", es usado como genérico de mar y océano, para describir a un remoto mar occidental de aguas frías, y tan vasto e inconmensurable, que se dice en tales textos (TAS 466) que sus dimensiones (largo y ancho) no eran conocidas ni siquiera por el mismo Osiris. La Dra. Nibbi nada dice de estas importantes referencias que refutan por completo sus especulaciones. Doy por sentado -actuando de buena fe- que fue porque no las conocería, y no por querer ocultar evidencia contraria.
He revisado todos los registros conocidos (publicados) del término wAD-wr, y no existe nada contradictorio que realmente obligue a pensar que era una denominación exclusiva par el Nilo como tan obsesivamente han sostenido Nibbi y Vandersleyen. Su uso generalizado era para denominar al Océano, un sinónimo del Nun, pero como el nombre físico o geográfico -épico y metafórico- del gran Océano que rodea todo el mundo y que abarca todas las aguas: saladas y dulces, incluidas las del Nilo, por supuesto, y también las aguas de todos los lagos. Mientras que el Nun era el nombre sagrado, divino y mágico-religioso, del mismo Océano, pero en el otro plano, en una dimensión más celestial que terrestre.
El wAD-wr es la fuente de agua primordial de la que emanan todas las aguas. Por eso se aplica en casi todos los casos y contextos. Así pues, el wAD-wr es el océano que rodea el mundo por todas partes, y por tanto, es el Mar Rojo, es el Mar Mediterráneo, y es el Mar Occidental (Atlántico), y es el Nilo y el gran lago del Fayum. Y de ahí que en las fuentes griegas se dijera que los egipcios consideraban al Nilo como el mismo Okeanos (Océano) o como una emanación de este.
Así que todos tienen razón, tanto los que durante siglo y medio han traducido wAD-wr -en determinados contextos muy claros y precisos- como mar, como los que creen que debe referirse al Nilo o a una laguna en el Fayum, en otros contextos.
No hay ningún problema. No hay ningún enigma. No hay siquiera contradicción. Sencillamente, el wAD-wr es la gran masa acuática, "Gran Azul verde o Verde Azul (una gama de colores del Azul a verde)", el gran océano primigenio del que emanan todos los ríos, mares y lagos.
Lo que no entiendo es cómo todo lo anterior -que pude fácilmente verificar revisando los usos y sus contextos- no ha sido advertido por los egiptólogos que desde la publicación de Nibbi en la década de los 70 y la de Vandersleyen a finales de los 90, se desgastan en absurdas discusiones.
Sólo como adelanto, y porque siempre me gusta sustentar mis argumentos con evidencias o pruebas indiciarias, cuando menos, os dejo algunas de las evidencias -en este caso- donde se mencionan a dos de tales pueblos como "Pueblos del Mar" usándose la forma de origen semita, ym, 'mar'.
Ejemplos de inscripciones donde se menciona el 'mar' junto a "Pueblos del Mar" y en el Templo de Medinat Habu de Ramsés III, donde también se menciona el mar y el océano.
Ejemplos de inscripciones donde se menciona el 'mar' junto a "Pueblos del Mar" y en el Templo de Medinat Habu de Ramsés III, donde también se menciona el mar y el océano.
Tumba de Rej-mi-ra, hallada en Tebas, de la Dinastía XVIII (tiempos de Tutmosis II). Se representaron a unos pueblos extranjeros con el aspecto de los Minoicos o Egeos, y justo encima de estos se les identifica como procedentes del páis de Kefti, que parece haber sido la misma Creta, y de "las islas del medio del mar, el Gran Azul verdoso (wAD-wr)".
Minoicos o Egeos del páis de Kefti (¿Creta?) de la tumba de Rej-mi-Ra (Dinastía XVIII).
Minoicos o Egeos del páis de Kefti (¿Creta?) de la tumba de Rej-mi-Ra (Dinastía XVIII).
Comienzo de la inscripción escrita en la tumba de Rej-mi-Ra (Dinastía XVIII), encima de los extranjeros tipo Minoicos o Egeos que provienen de Kefti y de las islas en medio del mar,
Comienzo de la inscripción escrita en la tumba de Rej-mi-Ra (Dinastía XVIII), encima de los extranjeros tipo Minoicos o Egeos que provienen de Kefti y de las islas en medio del mar,
Los mismos extranjeros tipo isleños mediterráneos aparecen en las tumbas de User-Amon, Men-Jeper-Ra-Seneb y Amen-em-Hab con el mismo texto que los identifica como provenientes de todas las "islas del medio (del corazón) del mar (el Gran Azul verdoso o wAD-wr)", del mismo mar del que algunos textos dicen que son algunos de los pueblos del mar, que a partir de la Dinastía XVIII comenzó a ser usado, preferentemente como epiteto del Mediterráneo, aunque también se usó como epíteto del Mar Rojo, por ser, precisamente, el Gran Azul verdoso o Gran Verdiazul, el nombre dado a todo el Océano que rodea el mundo.
En una inscripción conocida como "El Decreto de Abydos de Seti" hallado en Nauri, entre Sesebi y la tercera Catarata, se describe la majestuosidad del Templo de Abydos de Seti I, y al referirse a su lago sagrado, situado frente al mismo templo, y compararse la grandeza del mismo con la del wAD-wr, se muestra un claro uso del nombre de esta gran superficie acuática del wAD-wr (Gran Azul-Verdoso) para referirse al océano, pues se dice que su circunferencia o circuito (se usa la palabra Sn.w: 'anillo', 'círculo', 'circuito', 'circunferencia') no se conoce cuando se mira, o sea, hasta donde alcanza la vista. Veamos el pasaje:
Transcripción: "...Si [m]-[bbAHb] =s mi wAD-wr nn rx =tw Sn.w =fm gmH. ntf bAq mi inm xsbD Hr.i-ib =f m Twf Hr iz.y.(Pl.) zSn.(Pl.) HrbaH m Xr.t-hrw..."
Traducción"...El lago en frente suyo (del templo sagrado de Abydos) es como el Océano (Gran Azul-Verdoso) que no se conoce su circunferencia cuando se mira. Es claro como el color del lapislázuli y su centro consiste de plantas de papiro, de cañas y de loto con abundancia suficiente para las necesidades diarias..." (Traducción de Georgeos Díaz-Monexano, 2013).
Queda más que claro que no se refiere al mismo río Nilo sino al Océano, pues se trata de una gran masa acuática de forma anular o circular, no lineal alargada, como una cuerda o serpentiforme, como es siempre un río. Por tanto, en este contexto, wAD-wr (Gran Azul-Verdoso) es el Océano que rodea la tierra entera, el mismo que también era llamado, desde los tiempos de las Pirámides como Sn.w-wr, es decir, el "Gran Circuito, Círculo o Anillo". Así vemos en los Textos de las Pirámides (TP, 628-629), donde leemos: “…estás completo y (eres) grande en tu nombre de mar (wAD-wr); mira, eres grande y redondo en tu nombre de Océano (Sn-wr: Gran Circuito); mira, eres circular y redondo, como el círculo que rodea las Islas del Egeo (HA.w-nbw.t), mira eres redondo y grande como el Océano Occidental (Sn-aA-sk: Lit. "Gran Circuito del Ocaso")...".
Como se ha visto también, el color del sagrado lago del Templo de Abydos de Seti, que se compara con el Océano (Gran Azul-Verdoso) es como el lapislázuli claro, o sea, azul claro, lo que demuestra también lo que ya había sido advertido por otros filólogos y egiptólogos (especialmente por Lesko) de que el color wAD, en realidad representa una gama de colores que va desde el azul (como el lapislázuli) hasta el verde, aunque generalmente un color intermedio, Azul-Verde, similar al turquesa. Mientras que en los mapas de las regiones paradisíacas del Occidente -realizados desde el Imperio Medio- vemos que el color predominante con el que se identifica el wAD-wr es azul o azul con algo de verde, pero predominando el azul, es decir, que en la mayoría de los casos se aprecia mucho más azul que verde, como en los mares y océanos.
Una de las evidencias epigráficas más recientes que refuta la obsoleta hipótesis -convertida en dogma por autoras/es, como la Dra. Vázquez Hoys- de que los egipcios no tenían ninguna palabra para denominar al mar, antes de las invasiones de los Hicsos, y que wAD-wr (Gran Azul-Verde o Verdiazul) era solo el nombre del río Nilo, en especial de su delta, fue reortada en 1994.(1)
El hallazgo se produjo en un asentamiento costero de la ribera occidental del Mar Rojo, casi en línea recta (hacia el Este) de la antigua ciudad de Gbty (Coptos). Un asentamiento con posible astillero que sirvió como punto de partida para una expedición hacia las Minas de Punt. En el mismo sitio arqueológico fue hallada una una estela con una inscripción donde se acredita el uso de la forma wAD-wr para designar al mismo Mar Rojo, por tanto, otra evidencia de que dicha voz era un genérico para cualquier gran (wr) extensión acuática, cuya coloración se pudiera describir dentro de la gama de colores que va desde el azul al verde, especialmente el Verdiazul o Azul verdoso (wAd). Por tanto, se podía usar lo mismo para referirse al Nilo que a cualquiera de los mares y al océano mismo, como de hecho se constata en los Textos de los Ataúdes y Sarcófagos como epíteto del mismo Océano Primordial, Nu o Nun.
Transliteración de la Estela de Ameny, hallada junto al Mar Rojo.
Transliteración de la Estela de Ameny, hallada junto al Mar Rojo
Transliteración de la Estela de Ameny, hallada junto al Mar Rojo
Traducción: " [ ... ] El Rey del Alto y Bajo Egipto Jeper-ka-ra, que viva por siempre jamás. Su Majestad ordenó al noble príncipe [ ... ] visir [ ... ] responsable de seis cortes superiores, Inityfiker, construir esta flota en los astilleros de Coptos para alcanzar las Minas de Punt, con el fin de lograr (un viaje) de ida y vuelta en paz (sano y salvo), y proporcionar todo el equipo necesario para el trabajo, de manera que sea eficiente y más completo que cualquier cosa hecha antes en este país. Y  (él) actuó en la forma más eficaz, de acuerdo con lo ordenado por la Majestad del Palacio. Así pues, el heraldo Ameny, hijo de Mentuhotep, estaba en la costa (2) del Gran Azul-Verde (mar), ocupado construyendo estos barcos en compañía del Gran Consejo de Ta-Ur de la Cabeza del Sur que estaban con él. Las personas que se encontraban en la costa del Gran Azul-Verde (mar), formando la tropa que acompaña al Heraldo son: 50 como escoltas del Señor (Vida, Prosperidad y Salud); 1 mayordomo del Gran Consejo; 500 de la tripulación del Señor (Vida, Prosperidad y Salud); 5 escribas del Gran Consejo y 3.200 personas de la ciudad (¿de Coptos?)." (3)
REFERENCIAS
1. C. Obsomer, Sésostris I er , p. 712-713 ; D. Farout, «La carrière du wḥmw Ameny et l’organisation des expéditions au ouadi Hammamat au Moyen Empire», Bulletin de l’Institut français d’Archéologie orientale 94, 1994, p. 144 ; Id., «Des expéditions en mer Rouge au début de la XII e dynastie», Égypte Afrique et Orient 41, 2006, p. 44-45.
2. jdb (idb), s puede traducir lo mismo costa que orilla o ribera.
3. Traducción de Georgeos Díaz-Montexano, 2013.
Capturas de pantalla tomadas hoy mismo:
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