¿Existió la figura histórica de Moisés?

Captura de la película «Exodus: Dioses y Reyes», con Christian Bale en el papel de Moisés

La Biblia mezcla mitos y hechos para relatar, en muchos casos, situaciones históricas que realmente ocurrieron. Un documento imprescindible sobre la Edad Antigua, donde es difícil separar los hechos mitológicos de la realidad. La película «Exodus: Dioses y Reyes», que Ridley Scott estrena esta semana, se sostiene en el personaje bíblico de Moisés para narrar un drama épico que muestra la faceta más guerrera del profeta.

Mucho se ha hablado sobre la polémica elección de un actor anglosajón para interpretar a un personaje de Oriente Próximo o sobre si esta nueva revisión de la narración bíblica puede ser excesivamente bélica, pero en realidad poco se sabe sobre la existencia del auténtico Moisés como para entretenerse en la superficie. Los historiadores destacan que no existen documentos en la época donde la Biblia sitúa a Moisés -el Egipto del siglo XIV antes de Cristo- que aporten pruebas de su existencia y todas las referencias sobre el personaje datan de muchos siglos después de su muerte. Algunas teorías han sostenido incluso que Moisés no era de origen hebreo, sino un príncipe del rey de Egipto que abandonó su tierra cuando las reformas monoteístas de Akenatón fueron rechazadas violentamente.

No en vano, algunos de los elementos biográficos de Moisés, interpretado por Christian Bale en la cinta, proceden de leyendas clásicas anteriores a la tradición hebrea. Así, según la historia narrada por la Biblia, el nacimiento de Moisés coincidió con una orden del faraón para que todo varón hebreo recién nacido fuese ahogado en el Nilo. Una medida que nunca se dio en la historia de Egipto, y menos en el periodo de Seti I, un rey con fama de compasivo. El miedo a que los egipcios capturaran a su bebé llevó a la madre a esconder a su hijo en una cesta y enviarlo río abajo para salvarlo. La cesta con el bebé tuvo la suerte de llegar a la zona donde la hija del faraón se estaba bañando, la cual adoptó a Moisés como un miembro más de la realeza. Un episodio similar al que Sargón de Acad, un importante rey de Mesopotamia, sufrió en su infancia cuando su madre le arrojó al río en una cesta, o al mito griego de Edipo, el hijo del rey de Tebas que fue entregado por sus padres a un pastor para evitar la predicción del Oráculo de que «cuando fuera adulto el vástago daría muerte a su progenitor».

Un Moisés de sangre egipcia

Pero incluso hay quienes han llegado a cuestionar que Moisés fuera de origen hebreo. El primero en hacerlo fue Manetón, un historiador egipcio de procedencia griega, que ya en el siglo III a. C. defendió que el profeta no era judío, sino un sacerdote egipcio próximo al poder y seguidor de las ideas monoteístas del faraón Akenatón. Según el relato de Manetón, durante una rebelión de 80.000 leprosos que trabajaban bajo duras condiciones en las canteras del este del Nilo, a finales del reinado de Amenhotep III, los enfermos nombraron como su caudillo al mencionado sacerdote, llamado Osarseph, y juraron obedecerle en todo. «Lo primero que éste hizo fue promulgar una ley en el sentido que no debían adorar a más de un dios». El monoteísmo, un elemento fundamental de la religión judía, confluye con un intento en Egipto de imponer el culto a un único dios, Atón.

Osarseph, educado supuestamente en la casa del faraón como hijo adoptivo de una princesa de Egipto, envió una embajada a los Reyes Pastores (los hicsos) que habían sido expulsados de Egipto a la ciudad de Jerusalén y les pidió que apoyaran su causa contra el faraón. Cuando los solimitanos (habitantes de Jerusalén) se unieron a los leprosos, Osarseph cambió su nombre por Moises y ayudó a los hebreos a conquistar las tierras de Siria. Unos acontecimientos históricos que explicarían la conquista de tierras que vivió el pueblo judío en ese periodo. También cabe mencionar como vínculo con la versión de Manetón que, según el texto bíblico, Moisés exhibía como un prodigio voluntario una mano con lepra como signo de identidad con los impuros.

La historiografía que no considera a Moisés hebreo fue recogida a principios del siglo XX por el célebre Sigmund Freud, siempre atento a la fascinación del hombre por los mitos. En su libro «Moisés y la Religión Monoteísta», Freud comienza recordando que «Mosés» significa «hijo» en egipcio para defender que el profeta hebreo pudo ser Turth-Moses, hijo primogénito del faraón Amenhotep III, que fue privado de reinar por algún presagio negativo, como pudo haber sido contraer la lepra de joven. Según su hipótesis, Turth-Moses sería un fiel seguidor de la religión monoteísta que había impuesto su hermano Akenatón.

El violento rechazo del monoteísmo a la muerte de Akenatón provocó un éxodo poblacional encabezado por Tuth-Moses. Como gobernador de la provincia limítrofe de Gozen, donde se habían asentado tribus semíticas, Moses habría convencido al grupo de hebreos y a los últimos seguidores de Atón para que viajaran hacia una comunidad monoteísta ya establecida anteriormente en Canaán, también partidarios de Akenatón. En consecuencia, Freud señala que «Moisés transmitió a los judíos su propia religión, la religión de Atón».

No obstante, la crítica que desmonta parcialmente la hipótesis de Freud se centra en que la religión de Akenatón no era realmente monoteísta, puesto que admitía la existencia de otros dioses y Atón era una divinidad solar, condición de la que carece Yahvé.

La tradición bíblica, sin embargo, emplaza la existencia de Moisés y del Éxodo en el reinado de Ramsés II, el antagonista en la película de «Exodus: Dioses y reyes». Así, las tribus semitas de carácter nómada se desplazaron a Egipto donde fueron esclavizadas pocos siglos antes del periodo del faraón Ramsés II, interpretado en la producción por Joel Edgerton, quien utilizó a los hebreos para levantar la ciudad de Rameses. Hacia el 1.250 a.C., según las fechas que permiten vislumbrar las escrituras sagradas, el faraón habría liberado a este grupo de la población. No en vano, ni Ramsés -que vivió casi cien años- ni su sucesor, Merenptah -también considerado el «faraón del éxodo»- murieron de forma violente y mucho menos ahogados en el Mar Rojo.

La expulsión de los hicsos: ¿El Éxodo?

Si bien es complicado encontrar un personaje histórico que cumpla con las características del Moisés bíblico, si es más sencillo hallar un proceso parecido al Éxodo pero que no tuvo lugar en el reinado de Ramsés II ni en el de Merenptah. Así, para muchos autores el Éxodo al que se refiere la Biblia fue la expulsión de los hicsos, que según esta teoría tendrían origen semítico, en 1550 (los mismos Reyes Pastores expulsados a los que se refiere Manetón cuando habla de la rebelión de los leprosos). Este grupo de personajes barbudos de túnicas coloridas, como son literalmente descritos los nómadas hebreos en la Biblia, migraron a Egipto a causa de las sequías y no tardaron en ser identificados por las autoridades como una grave amenaza debido a sus más avanzadas tácticas militares.

Asentados profundamente en Avaris, que por su cercanía con la ciudad de Rameses pudo ser confundida en la Biblia, los hicsos fueron expulsados por Ahmosis en 1550 de esta región y otros puntos del imperio. La estela de este faraón fue hallada en 1947 y menciona tormentas y plagas durante su convulso reinado. Un faraón cuyo nombre, paradójicamente, se podría traducir como «el hermano de Moisés», aunque no se puede descartar que solo sea una coincidencia lingüística. Durante su enfrentamiento contra los hicsos, Ahmosis luchó contra los semitas que estaban asentados en Egipto, los cuales se consideraban cautivos, y los persiguió hasta los confines del imperio.

Tras la expulsión de los hicsos, Ahmosis reinaría otros 25 años más hasta 1526 a.C, siendo sucedido por su hijo Amenofis. Así y todo, tampoco esta teoría cuenta con el respaldo general de la comunidad de historiadores, donde muchos niegan el origen semítico de los hicsos y siguen considerando un enigma su procedencia.

Fuente: www.abc.es

Francia devolverá a Egipto 239 piezas arqueológicas

Expertos del Museo del Louvre confirmaron la autenticidad de las piezas extraídas ilegalmente.
El jefe del Departamento de Arqueología Recuperada, Ali Ahmed, citado en el escrito, dijo que las antigüedades que devolverán las autoridades galas datan de diferentes épocas faraónicas.


Francia devolverá a Egipto en los próximos días 239 piezas arqueológicas que fueron sacadas de contrabando del país, informó el ministro de Antigüedades egipcio, Mamduh al Damati.

Las autoridades de Arqueología han recuperado cientos de piezas en los últimos años, en el marco de una intensa campaña internacional, que incluye una estricta vigilancia de las ofertas de las casas de subastas, para impedir la venta de antigüedades egipcias robadas y sacadas de contrabando.

El ministro explicó que los expertos del Museo del Louvre confirmaron la autenticidad de esas 239 piezas, de las 302 que fueron extraídas ilegalmente de Egipto.

Las autoridades egipcias han solicitado también la devolución de otras 63 piezas, cuya autenticidad no ha sido verificada, para ser examinadas en el país. Asimismo, la nota destacó que la recuperación de esas antigüedades se enmarca en los esfuerzos del Ministerio para lograr la devolución de todas las piezas sacadas de contrabando.

Al Damati adelantó que su Gobierno proyecta suscribir un acuerdo con Francia para poner fin a este tipo de contrabando. Por su parte, el jefe del Departamento de Arqueología Recuperada, Ali Ahmed, citado en el escrito, dijo que las antigüedades que devolverán las autoridades galas datan de diferentes épocas faraónicas.

Entre ellas figuran estatuillas de madera pintada que representan a marinos y que formaban parte de una barca funeraria, así como un trozo de piedra caliza que muestra la presentación de ofrendas al dios Osiris y la diosa Isis.

Además, será devuelto un conjunto de amuletos y estatuillas "ushabti" (arriba), que se colocaban por centenares en las tumbas de los faraones para ayudarles en los trabajos manuales en su vida después de la muerte.

Entre las múltiples piezas también hay vasijas de roca y cerámica, y varias monedas de las épocas grecorromana, bizantina e islámica.

Las autoridades de Arqueología han recuperado cientos de piezas en los últimos años, en el marco de una intensa campaña internacional, que incluye una estricta vigilancia de las ofertas de las casas de subastas, para impedir la venta de antigüedades egipcias robadas y sacadas de contrabando.

Los tesoros de Rodas salen a la luz

El Museo del Louvre presenta la primera muestra del mundo dedicada exclusivamente a Rodas, con piezas fechadas entre la Edad del Bronce y el período arcaico tardío

La isla griega de Rodas, en la que se erigió el Coloso de Rodas, una de las siete maravillas del mundo antiguo, y en la que se instalaron los caballeros de San Juan de Jerusalén, fue un importante enclave comercial entre el mar Egeo y el este. Sin embargo, sus restos arqueológicos continúan siendo prácticamente desconocidos para el público en general. La exposición Rodas, una isla griega en las puertas de Oriente, en el Museo del Louvre hasta el 10 de febrero de 2015, reúne unas piezas artísticas que reflejan la influencia orientalizante de la cultura griega entre los siglos XV y V a.C., es decir, antes de la fundación de Rodas en el año 408 o 407 a.C. Esta muestra, la primera del mundo dedicada exclusivamente a Rodas, explora tres temas principales: la historia de las excavaciones arqueológicas, realizadas ininterrumpidamente desde 1859 por franceses, ingleses, daneses, italianos y griegos; la diversidad cultural de la isla, propiciada por el comercio; y el carácter orientalizante del arte rodio, visible en sus piezas más espectaculares, elaboradas en oro, plata y loza.

Centauros, esfinges y grifones

El sitio arqueológico de Cámiros fue localizado en 1859 por Auguste Salzmann, un arqueólogo francés, y Alfred Biliotti, vicecónsul británico en Rodas. Entre los dos hallaron suntuosas piezas de oro y plata y los primeros rastros de la cultura micénica, diez años antes de las primeras excavaciones de Schliemann en Micenas. En la muestra se puede contemplar una pequeña placa de electro, una aleación de oro y plata, descubierta en Cámiros y que sirvió de inspiración a Gustave Flaubert para describir uno de los vestidos de su novela Salambó. Las excavaciones danesas en Lindos sacaron a la luz dos depósitos votivos que contenían estatuillas chipriotas de piedra caliza, piezas de marfil del Egeo oriental y de Egipto, conchas del mar Rojo con grabados exóticos, piezas de bronce y loza y esculturas korai de mármol. Las excavaciones italianas, desarrolladas entre 1912 y 1945, y las griegas, desde 1947 hasta la actualidad, también han revelado algunos de los tesoros más valiosos de la isla, piezas elaboradas en oro y plata por los diestros artesanos de Rodas. En la muestra se pueden admirar imágenes orientalizantes, como la Señora de los Animales, además de centauros, esfinges, grifones y las mujeres-abeja de inspiración cretense.
Fuente: http://www.nationalgeographic.com.es

Animales y Extraterrestres en el corazón del desierto del Sahara

Pinturas de los llamados 'Cabezas redondas', que han dado pie a la interpretación 'extraterrestre' de Tassili. PN TASSILI

La meseta de Tassili, en el extremo suroriental de Argelia, se encuentran las huellas de un vergel norteafricano hoy desaparecido.

Djanet es un paréntesis. Ya desde las alturas, cuando el avión se aproxima, al escueto aeropuerto de Tiska, se puede ver el manchón verde que contrasta, de manera brutal, con un paisaje dominados por los negros, amarillos y ocres. La palabra oasis adquiere aquí su expresión más genuina. Enclaustrada en una grieta pedregosa, la pequeña ciudad se asienta en una de las escasas puertas de salida del agua que, en esta parte del mundo, es muy esquiva. En determinados lugares del inmenso Sahara, el líquido se acerca más de lo habitual a la superficie y es justo ahí donde los hombres se hicieron más sedentarios. Como otras ciudades del sur argelino, Djanet fue un punto clave de las rutas caravaneras que buscaban los verdores del África subsahariana. Hasta acá llegaban los camellos cargados de marfil, maderas preciosas, oro o especias. También por estas rutas controladas por los enigmáticos Tuaregs, llegaban miles de esclavos raptados en las tierras del sur.

Hoy, la pequeña Djanet es la puerta de entrada para explorar los secretos de Tassili N’Ajjer y la región de los hombres azules, como se conoce en el desierto a los Tuaregs por sus túnicas de color azul, que, en su mayoría, han dejado su vida nómada. La industria petrolera y el turismo son sus principales actividades. Sin duda alguna, son los mejores guías de la zona combinando, a la perfección, conocimiento del terreno y de las tradiciones ancestrales del lugar. Por eso, la mejor manera de conocer este lugar único es a través de viajes organizados por empresas turísticas especializadas. Estos viajes, que recorren el lugar en caravanas 4x4 y acampan en pleno desierto, no sólo son la forma más segura para acercarse al objetivo ( Viajar Ahora desaconseja hacer el viaje por cuenta propia). También es una magnífica oportunidad para escuchar las viejas historias del desierto; una noche bajo las miles de estrellas de un cielo limpio es una de las mejores experiencias que hemos tenido la suerte de vivir.

Formaciones rocosas en la meseta de Tassili n'Ajjer, en el sur de Argelia. PN TASSILI

Y la recompensa es Tassili. El  Parque Nacional de Tassili N’Ajjer ocupa una superficie de 72.000 kilómetros cuadrados al sureste de Argelia. Esta meseta montañosa está muy cerca de la frontera Libia y desde época prehistórica fue un lugar importante para el desarrollo de las culturas locales. En lenguaje bereber, Tassili n’Ajjer significa ‘ la meseta de los ríos’, un nombre que le viene al pelo ya que en este lugar se concentran las mayores reservas de agua de la región. Reminiscencias de una época en la que el desierto no era como ahora lo conocemos. La arenisca regala un paisaje que, a base de agua y viento, ha creado formas caprichosas. Esta meseta, que en su parte más alta supera los 2.100 metros sobre el nivel del mar, es un auténtico laberinto de canales, arcos y recovecos que, por su carácter poroso, ha mantenido pozas, pequeños lagos y corrientes.

El viajero sube a la mesa de piedra y entra en otro mundo. Un lugar dominado por los caprichos de una geología que, aquí, se convirtió en escultor surrealista En las grietas, donde aún pueden verse pequeños riachuelos y lagunas, crecen los mirtos y los cipreses como últimos testigos de tiempos mejores. Porque por estas tierra corrieron antílopes, jirafas o leones; hubo ríos cuajados de cocodrilos e hipopótamos. Las piedras así lo dicen. Por eso vienen hasta aquí cientos de miles de personas al año. Para oír hablar a las piedras sobre aquella edad de abundancia que hoy, debido a los rigores del desierto, se ha refugiado en las grietas más profundas.

Los hombres y mujeres que vivieron aquí hace unos 8.000 años lo hicieron en un verdadero paraíso de prados verdes y bosques. Eran tiempos en los que los últimos efectos de la última era glacial (terminada hace unos 10.000 años) se dejaban sentir en el norte de África, que aún disfrutaba de un clima más húmedo que el actual. A lo largo de toda la Meseta de Tassili se localizan más de 15.000 estaciones de grabados y pinturas rupestres. En ellas pueden verse animales propios de la Sabana africana. Y a los humanos que convivieron con ellos, sus dioses, sus símbolos, sus mitos… La mayoría de las agencias ofrecen la posibilidad de hacer rutas a pie de cuatro o cinco días que pasan por las estaciones más representativas. Incluidas las de los Cabezas Redondas, que algunos han identificado como el testimonio de la visita de ‘extraterrestres’.

Pinturas rupestres con escenas de caza en Tassili n'Ajjer, Argelia. PN TASSILI

Estas estaciones, que muestran a personas que parecen llevar trajes espaciales o de buzo son objeto de la polémica doctrinal. Quizás la más famosa sea el denominado Gran Dios Marciano, una figura descomunal que viste lo que parece un traje espacial con escafandra. Lamentablemente, esta pintura emblemática del misterio de Tassili está en un gravísimo estado de deterioro debido a visitantes desaprensivos. Para algunos son una prueba de la visita de gentes de otros mundos; para la mayoría de los estudiosos, sólo representaciones de mitos o dioses.

El registro pictórico y escultórico de Tassili abarca más de 5.000 años. Por eso no es de extrañar ver las típicas representaciones de caza o bailes del Neolítico con líneas de escritura líbico bereber, como la que también se puede ver en otras partes del norte de África e, incluso, en las Islas Canarias, o gentes con carros y caballos que hacen pensar en incursiones egipcias, fenicias o romanas. Hay quien dice que esta zona fue el germen de la civilización egipcia. Lo que está claro es que a través de las pinturas y grabados uno puede ver la evolución de la cultura del lugar; de la caza a las primeras muestras de agricultura; y de ahí a la domesticación de los animales. Un catálogo alucinante que se completa con numerosos yacimientos arqueológicos conservados gracias al desierto. Es irónico; pero lo que acabó con aquella forma de sociedad ha sido lo que, al final, ha acabado por conservar sus restos.

Cómo llegar: Viajar en solitario a Tassili es peligroso. La entrada al parque Nacional, lugar donde se encuentran las pinturas y grabados, requiere de la asistencia de un guía autorizado y es necesaria una infraestructura importante para que la visita sea segura. Nosotros tuvimos la oportunidad de hacer el viaje con los amigos de la Agencia Banoa. Otras empresas de viajes especializadas en expediciones aventureras llevan a Tassili. Entre los viajeros, la  agencia Tuareg Viatges tiene muy buenas críticas. El aeropuerto de Tiska tiene varias conexiones diarias con Argel.

Fuente: http://www.eldiario.es/canariasahora/viajarahora

Arqueólogos hallan el bloque de piedra antiguo más grande hasta la fecha

Que no te confunda la imagen, no hablamos de ese gran bloque que ves ahí. Algo escondido pero al costado derecho del mismo se encuentran la gran piedra que hace referencia el titular: la más antigua y grande de la que se tenga registro, bautizada como Hajjar al-Hibla (Piedra de la Mujer Embarazada).
En el año 27 a. C., el Imperio Romano se encontraba en un momento floreciente y el Líbano era una de las zonas más prósperas del mundo. En este país es precisamente donde los arqueólogos han encontrado este enorme bloque.

Fue un grupo de arqueólogos del Instituto Arqueológico Alemán, quienes intentando dar con técnicas de minería y transportes de megalitos, en una zona de Baalbek (Líbano), lograron este hallazgo donde antiguamente se encontraba la Heliópolis de Egipto donde se levantó el Templo de Júpiter, que utilizó piedras similares de 20 metros.
El Instituto publicó una foto de la enorme roca, que no es la que aparece a la izquierda de la imagen, sino la que no está totalmente excavada y sale a la derecha. Esta mide unos 20 metros de largo, 6 metros de ancho y unos 5,5 metros de altura.

Según informa el sitio io9, el Hajjar al-Hibla mide 19,6 metros de largo, 6 metros de ancho y tiene al menos 5,5 metros de altura, con un peso estimado de unas 1.650 toneladas. Su edad es del 27 a. C.
Los arqueólogos concluyeron que debido a la forma de la piedra y su nivel de suavidad, el bloque iba a ser transportado sin cortarse, por lo que se puede hablar del mayor bloque de piedra conocido desde la antigüedad.

Baalbek no es solo un lugar de interés para los arqueólogos, sino también para los defensores de la hipótesis de los 'antiguos astronautas'. Estos sostienen que la terraza de Baalbek, sobre la que se emplazaba un gran templo, era una base de lanzamiento y pista de aterrizaje de extraterrestres.
Futuras excavaciones y estudios lograrán determinar concretamente sus dimensiones y la razón de porqué no habría sido concluida.

La faceta más desconocida de la arqueología

Un ejemplar de la Revista de Arqueología 'Gárgoris'

Las II Jornadas de Arqueología del Bajo Guadalquivir se celebran desde mañana en el Palacio Ducal de Medina Sidona. Manuel J. Parodi coordina este ecuentro en el que concurrirán numerosos profesionales del sector y que se celebrará bajo el título Arqueología, Cara B, pues pretende sacar a la luz la cara más desconocida de la arqueología.

De dónde venimos y cómo somos ahora, desde la profundización de nuestra propias raíces son algunas de las claves de este seminario que viene cargado "de información y de formación", dijo en el acto de presentación Manuel J. Parodi, que agradeció a la asociación Luis de Eguilaz y a la Fundación Casa Medina Sidonia la puesta en marcha del mismo.

En esta ocasión el seminario se dedica al bimilenario de la muerte de Augusto, "un personaje importantísimo en la historia de la Bética".

Entre los aspectos menos conocidos que se van a tratar desde la excavación de una casa con vecinos dentro, en una cueva o bajo el agua , o cómo se realiza una recreación virtual de un yacimiento. También se abordará la restauración arqueológica, la arqueologia en los proyectos de cooperación internacional, la relación entre arqueología y obra civil, o la arqueología y joyería. Es decir, "la realidad del trabajo arqueológico más allá de Tadeo o Indiana Jones. No son unas jornadas tradicionales, de lo que se trata es de dar a conocer las tripas de la arqueología", añadió el coordinador del encuentro.

El catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cádiz José Ramos será el encargado de pronunciar la ponencia inaugural con una charla sobre la Investigación, conservación y sociabilización del conocimiento del Patrimonio Arqueológico. Junto a él disertarán de toda esta temática los arqueólogos Jesús Rodríguez Mellado, Mercedes Gallardo, el propio , Pablo Garrido, Jacobo Vázquez, Javier Verdugo y Pilar Ruiz, así como los profesores Manuel Parodi, Ana María Fernández, así como Esperanza Serra o la restauradora María Luisa Millán.

Durante estos dos días también se presentará el libro de Actas de las I Jornadas de Arqueología del bajo Guadalquivir, o del núimero 6 de la Revista de Historia y Arqueología del Bajo Guadalquivir, Gárgoris.

Fuente: http://www.diariodecadiz.es