GROTESCA COMPARSA EN LAS CALLES DE GIJÓN


Un retrasado carnaval recorrio las calles gijonesas; la mojiganga de Cantoblanco adornó  los principales paseos de la ciudad a orillas del mar Cantábrico. Los afamados bufones de la U.A.M. organizaron una gran parodia  y aquí tienen vds una detallada información.


La mascarada fue organizada con el apoyo de la Fundación Princesa de Asturias hoy en dia en manos del Opus Dei. Con gran jolgorio  la población gijonesa asistio al desfile de los gañanes que lucieron refulgentes  unos uniformes romanos  de chanza y pandereta. La farsa vivio momentos brillantes  como cuando alguno de ellos patinó espetando contra el suelo.




El Museo del Prado y la Obra Social "la Caixa" presentan “Los objetos hablan” en Sevilla

La Inmaculada Concepción. Bartolomé Esteban Murillo. Óleo sobre lienzo, 91 x 70 cm. Hacia 1665. Madrid, Museo Nacional del Prado.

El Museo del Prado llega al Museo de Bellas Artes de Sevilla de la mano de la Obra Social “la Caixa” y la Fundación Cajasol para presentar una muestra que, en esta ocasión, plantea un diálogo entre sus visitantes y los objetos representados en las obras expuestas.

“Los objetos hablan” reúne una selección de 58 pinturas y objetos de las principales escuelas representadas en el Prado entre los siglos XVI y XX de autores como Sofonisba Anguissola, Ribera, Goya, Vicente López, Raimundo de Madrazo y Sorolla, y entre los que se encuentran importantes pintores sevillanos como Velázquez, Murillo, Esquivel, García Romero y López, y Jiménez Aranda, sin olvidar a Francisco de Zurbarán, que desarrolló la mayor parte de su carrera en la capital andaluza. Además, por primera vez en el contexto de esta muestra ya que no ha podido ser contemplada en las sedes anteriores, el público sevillano podrá disfrutar de Hércules y la hidra de Lerna, una obra de Juan Bautista Martínez del Mazo que se incorpora a esta sede.

Cada una de las piezas revela la importancia de un objeto para entender qué quiere transmitir el artista o bien su valor identificativo con el personaje representado: desde su estrato social, la iconografía de dioses y santos hasta la transformación del objeto como pieza de coleccionismo.

26 de octubre de 2016.- Esta mañana se han presentado en Museo de Bellas Artes de Sevilla la exposición “Los objetos hablan. Colecciones del Museo del Prado” en presencia de Rosa Aguilar, consejera de cultura de la Junta de Andalucía; Valme Muñoz, directora del Museo de Bellas Artes de Sevilla; Elisa Durán, directora general adjunta de la Fundación Bancaria “La Caixa”; Rafael Chueca, director corporativo del Área de Territorio y Centros de la Fundación Bancaria “La Caixa”; Rafael Herrador, director territorial de CaixaBank en Andalucía; Antonio Pulido, presidente de la Fundación Cajasol; Miguel Zugaza, director del Museo del Prado; y Fernando Pérez, comisario de la exposición y jefe de Contenidos Didácticos del Área de Educación, Museo Nacional del Prado.

El Museo Nacional del Prado y la Obra Social "la Caixa" firmaron un acuerdo de colaboración en 2011 por el que la entidad financiera se convirtió en benefactora de la pinacoteca. El acuerdo incluía la organización conjunta de exposiciones en toda España para acercar al público parte del rico legado artístico que custodia esa casi bicentenaria institución que es el Museo del Prado. Desde entonces, el Museo del Prado y la Obra Social ”la Caixa” han presentado conjuntamente diversas exposiciones: “Rubens, Brueghel, Lorena. El paisaje nórdico en el Prado” en las ciudades de Zaragoza,
Valencia, Sevilla y Palma; y “Goya. Luces y sombras” y “La belleza cautiva. Pequeños tesoros del Museo Prado” en CaixaForum Barcelona.

La muestra que ahora presentan en Sevilla llega después de su exhibición en los centros CaixaForum de Zaragoza, Lleida, Girona y Tarragona; la Casa de Iberoamérica en Cádiz; el Espacio Cultural Fundación CajaCanarias en Santa Cruz de Tenerife; el Palacio Municipal de Exposiciones Kiosco Alfonso en A Coruña; y el Centre del Carme en Valencia.

La exposición es consecuencia del programa educativo «El arte de educar» que ha permitido, desde su puesta en marcha en 2009, que más de 278.00 niños y niñas en edad escolar hayan beneficiado de este proyecto educativo. También ha inspirado “Los objetos hablan”, una novedosa serie de exposiciones de orientación didáctica con una mirada transversal sobre las colecciones del Museo del Prado.

Compuesta exclusivamente por obras del Museo del Prado, “Los objetos hablan” ofrece a sus visitantes la posibilidad de disfrutar de una cuidada selección de pinturas y también de objetos de artes decorativas, piezas de primer orden que tradicionalmente han quedado relegadas o ensombrecidas por las creaciones y los nombres de los principales pintores y escultores europeos de los siglos XVI al XX.

Las obras seleccionadas, que van desde un San Jerónimo realizado en el taller de Jan Massys hacia 1530-40 hasta la figura de una mujer en la playa pintada por Cecilio Pla en la segunda década del siglo XX, plantean una visión sobre los objetos que acompañan a hombres y mujeres en su vida cotidiana o en momentos de especial significación, aquellos con los que quisieron o pidieron ser retratados. Desentrañar qué información nos dan los objetos sobre esos personajes, su época o su contexto geográfico, o qué significado oculto puede tener alguno de ellos es el principal cometido de esta muestra.

Hombres y mujeres pueden reconocerse a través de ciertos objetos que les han acompañado a lo largo de los tiempos –a la hora de alimentarse, de vestirse, de desarrollar un trabajo o, simplemente, disfrutar de su ocio–, ya que esos objetos son depósitos de la memoria, tanto individual como colectiva. Nos informan sobre costumbres y creencias, y también sobre las circunstancias históricas y sociales del momento en que fueron utilizados. Pero al mismo tiempo sugieren ideas, permiten establecer relaciones entre conceptos muy diversos, despiertan en quienes los contemplan todo tipo de sentimientos e invitan a soñar, a imaginar y a evocar otros lugares o momentos.

Bodegón. Tomás Hiepes. Óleo sobre lienzo, 102 x 157 cm. 1668. Madrid, Museo Nacional del Prado.

Los cuadros del Museo del Prado –los bodegones, por ejemplo– muestran una gran cantidad de elementos simbólicos, que contribuyen a enriquecer el aspecto formal que ofrecen y nos permiten un acercamiento al mensaje que el artista o su mecenas o cliente quisieron transmitir. Pero también hay en ellos numerosos detalles escondidos que nos obligan a recorrer una y otra vez la superficie pictórica para aprehender su esencia y su valor.

Los objetos hablan, y además –y esa es la clave– nos invitan a dialogar. Ese es el objetivo de la exposición: plantear un diálogo entre sus visitantes y los objetos del Museo del Prado, tanto los «reales» o tridimensionales como los representados en la cuidada selección de pinturas que forman parte de ella.

ÁMBITOS DE LA EXPOSICIÓN

La clave está en el objeto

¿Qué es lo más importante en un retrato?, ¿qué atrae nuestra atención?

Indudablemente, el espectador debe fijarse en la persona retratada, en su rostro, su mirada, su indumentaria, su peinado…; pero también en los objetos que lleva consigo o que aparecen a su lado.

El charlatán sacamuelas. Theodoor Rombouts. Óleo sobre lienzo, 118 x 223 cm. 1620 – 1625. Madrid, Museo Nacional del Prado.

En ocasiones, los objetos de los cuadros se convierten en auténticos protagonistas de la composición y en elementos clave para reconocer la escena representada; y esa función desempeña el instrumental quirúrgico que ha desplegado sobre la mesa el charlatán sacamuelas pintado por Theodoor Rombouts, que además lleva colgado al cuello un largo collar de muelas para demostrar el éxito de intervenciones anteriores a la que está realizando. En esa misma línea, la paleta y los pinceles con los que se autorretrata Carlos María Esquivel nos ayudan a reconocer en él a un pintor. En esos objetos está la clave de todo.

Los objetos nos retratan

Los objetos que nos rodean definen quiénes y cómo somos, es decir, nos retratan. Los trajes y vestidos que llevan los personajes de los cuadros que integran esta exposición sirven para indicar su estatus. En el caso de los retratos femeninos son particularmente importantes las joyas y los accesorios que lucen las retratadas, como la reina Isabel de Borbón, esposa del rey Felipe IV, que con el gesto de la mano derecha lleva la mirada del espectador hacia el rico joyel y el collar de perlas que adornan su vestido en el espléndido retrato que le hizo Frans Pourbus.

Vendedores de frutas. Jerónimo Jacinto Espinosa. Óleo sobre lienzo, 79,5 x 123 cm. h. 1650. Madrid, Museo Nacional del Prado.

Por otro lado, los alimentos que muestran los ricos bodegones de cocina y de mesa hablan de costumbres gastronómicas y del contexto socioeconómico de la época en que fueron pintados estos cuadros, pero también del poder adquisitivo de quienes los encargaron.

Un mensaje escondido

Muchos cuadros encierran un mensaje oculto o simplemente ofrecen una información que el espectador no es capaz de percibir en un primer momento. En ocasiones, los objetos que acompañan a los protagonistas de algunas pinturas tienen un valor simbólico como las flores que san Diego de Alcalá esconde en el hábito (que hacen referencia al milagro del santo, que convirtió panes en rosas).

El cardenal don Luis María de Borbón y Vallabriga. Francisco de Goya y Lucientes. Óleo sobre lienzo, 214 x 136 cm. Después de 1800. Madrid, Museo Nacional del Prado.

Asimismo, los objetos con los que han sido representados diversos personajes pueden servir para vincularlos a sus familiares o amigos ausentes (el camafeo que muestra la infanta Isabel Clara Eugenia), para resaltar la dignidad del retratado (el Toisón de Oro que luce el rey Felipe II) o bien para indicar su profesión o actividad (libros, armas, adornos, etc.). Otros, como la carta que una joven acaba de recibir con motivo de su cumpleaños en el cuadro de Raimundo Madrazo, nos invitan a imaginar qué puede poner en ella y quién se la habrá enviado.

El coleccionismo. De objeto de uso a objeto artístico

Desde tiempos remotos el hombre ha sentido la necesidad de acumular objetos y, es más, de mostrarlos a otras personas para dejar patente su estatus social y su nivel adquisitivo.

El pintor Ignacio León y Escosura, que a finales del siglo XIX compaginó la creación artística con su actividad como coleccionista y anticuario, nos muestra su estudio en París para dejar constancia de su interés por todo tipo de obras pictóricas, objetos decorativos, armas, libros y muebles.

Puede decirse que la belleza de los objetos reside en la mente de quien los contempla. Por esa razón muchos objetos pueden perder en un momento determinado su carácter utilitario para convertirse en piezas de colección, ya sea por su propia historia, por su valor artístico o por su poder de evocación. Así ocurre, por ejemplo, con la escribanía de plata que usaba el director del Museo del Prado o con los sombreros que llevaban sus celadores, que hoy forman parte de las colecciones artísticas del Museo y están presentes en esta muestra.

Arqueólogos sacan a la luz una mezquita rural única en el yacimiento granadino de Lanteira

Restos de la mezquita rural hallada en Pago del Jarafí. PABLO ROMERO

El edificio, del que solo se conserva parte de su planta, es anterior al siglo XII

Los trabajos de excavación en el yacimiento arqueológico el Pago del Jarafí, en Lanteira (Granada), han sacado a la luz los restos de una mezquita rural única en España, según el profesor del departamento de Historia Medieval de la Universidad de Granada, José María Martín Civantos. "Se trata de la primera mezquita rural de barrio de la que se tiene conocimiento", ha señalado el docente, quien coordina el proyecto Memola. "Calculamos que es anterior al siglo XII", explica.

La planta de esta mezquita, de la que se conserva una superficie de 7,5 metros por cuatro, se ha descubierto durante la tercera campaña de excavaciones en el yacimiento granadino. Frente a otras mezquitas rurales halladas en Murcia o en Antequera (Málaga), Martín Civantos destaca la "estructura humilde" de la descubierta en Granada. "La de Antequera, por ejemplo, es una mezquita rural monumental y esta es de barriada. Hecha con mampostería, con una fabricación más cuidada que la de las viviendas cercanas, construida por los propios campesinos y enlucida con mortero de cal", señala el investigador. "Es un edificio pequeñito, con capacidad para una veintena de personas, lo que nos puede hacer una idea de las dimensiones de la barriada", apunta.

Los trabajos realizados en la zona han permitido, según Martín Civantos, documentar una cronología de ocupación desde mediados del siglo VI hasta finales del XII. "La mezquita fue levantada en una zona que fue ocupada por los árabes y bereberes en el siglo VIII tras expulsar a los visigodos. Sabemos que la mezquita es anterior al XII, pero aún debemos investigar si pudo ser construida cuando llegaron los árabes a la zona", expone el profesor. En estos terrenos se han hallado restos de viviendas, un cementerio cristiano y otro islámico, un horno para fundir metales, otro de cerámica, silos para el almacenaje de cereales... "Estos descubrimientos nos aporta una mejor comprensión de la transición de la época visigoda a la andalusí, de cómo se fue transformando el paisaje y la forma de producción con las acequias y el regadío", añade.

Trabajo en la mezquita rural descubierta. P. R.

Esta tercera intervención en la zona arrancó el 29 de agosto y ha contado con la participación de unos 70 voluntarios procedentes de diferentes puntos de España y de países como Italia, Inglaterra y Marruecos. En ella han participado instituciones como la Universidad de Granada, la empresa Arqueoandalusí y el CSIC- Escuela Española de Arqueología en Roma, con la colaboración del Ayuntamiento de Lanteira. Los primeros trabajos de excavación comenzaron en el 2014 y, ante los resultados obtenidos durante estos tres años, se espera poder continuar en el 2017, según informa la Universidad de Granada.

Fuente: El País

EL SANTO DOMINGUITO


«Querido niño, si quieres salir de aquí tienes que pisar ese Cristo»

Dominguito fue víctima del odio de los judíos, que en aquella época eran muchos y muy poderosos en la capital aragonesa y tenían, según escribía Alfonso X el Sabio, la tradición de crucificar a niños durante el Viernes Santo para recoger su sangre. Han pasado a la historia los nombres de algunas de estas supuestas víctimas precoces, como Simón de Livolés, el Niño de la Guardia o Ricardo de Norwick.
El miércoles 31 de agosto de 1250, pasaba Dominguito del Val por las estrechas calles del barrio judío de Zaragoza, cuando, de repente, Mosé Albayucet, un usurero judío según cuentan las antiguas versiones, se abalanzó sobre él y le raptó para llevarle a casa de uno de los rabinos principales de la ciudad. Allí le dijeron: «Querido niño, no queremos hacerte mal ningún, pero si quieres salir de aquí tienes que pisar ese Cristo». «Eso nunca. Es mi Dios. No, no y mil veces no», respondió con firmeza Dominguito.
«Acabemos pronto», apremiaron los judíos mientras acercaban una escalera, un martillo y unos clavos para crucificar al niño, además de colocarle una corona de zarzas sobre su rubia cabellera, para que el parecido con Jesús fuera mayor. Una vez muerto, le cortaron las venas para recoger su sangre, y cortaron sus manos y su cabeza, que fueron arrojadas al río Ebro.
http://www.abc.es/sociedad/20140418/abci-jesus-crucificados-semana-santa-201403261701_8.html

EL IMPERIO CORRUPTO


El historiador Suetonio, uno de los principales detractores del emperador Tiberio (gobernó del 14 al 37 d.C.), desmenuza en su Historia y vida de los Césares la barbarie del dueño de Roma, según su versión: “Puesto que una costumbre antigua prohibía estrangular a las vírgenes, ordenaba al verdugo que las violara primero y luego las ahorcara”.

Para asegurarse el poder del imperio, Tiberio no dio a conocer la muerte de su predecesor, Augusto, hasta después de haberse asegurado de la del jovenAgripa, que era el hijo adoptivo de Augusto y su probable sucesor en el trono. Respecto a su físico, Suetonio relata que el emperador “tenía la mano izquierda más robusta y ágil que la otra, y tan fuertes las articulaciones, que traspasaba con el dedo una manzana, y de un capirote hería la cabeza de un niño y hasta la de un joven”.

Entre otras invenciones atroces, siempre según Suetonio, durante las cenas Tiberio había imaginado hacer beber a algunos convidados, a fuerza de pérfidas instancias, gran cantidad de vino y en seguida les hacía ligar el miembro viril para que sufriesen a la vez el dolor de la ligadura y la ardiente necesidad de orinar.

Tácito, otro historiador nada halagador sobre la figura del emperador Tiberio, dice de él en sus Anales que temía extraordinariamente a los truenos y portaba sobre su cabeza una corona de laurel “porque creía que le podía abrigar de la desgracia”.

¿Aberraciones sexuales en Capri?

Pocos días después de su llegada a su retiro en Capri, un pescador se le acercó con un barbo grande tras escalar el tajo que rodeaba la isla. El emperador, asustado, le hizo frotar la cara con su pescado. En medio de aquel suplicio, el pescador se felicitó de no haberle presentado también una langosta grande que había capturado; Tiberio mandó traerla e hizo que le desgarrasen la cara con ella.

Las críticas de Suetonio se ceban con Tiberio. El historiador asegura que el sucesor de Augusto saciaba su apetito sexual con grupos elegidos de muchachas y de jóvenes disolutos que habían inventado monstruosos placeres, formando entre sí triple cadena, y entrelazados de tal manera que se prostituían en su presencia.

Su obscenidad era tal que, según Suetonio, había enseñado a niños de tierna edad, a los que llamaba pececillos, a que jugasen entre sus piernas en el baño, excitándole con la lengua y los dientes. También ofrecía sus partes a niños grandecitos, “pero en lactancia aún”.

http://aquellos-locos-romanos.blogspot.com.es/2010/09/la-depravacion-de-tiberio-realidad-o_23.html

El hombre del Paleolítico extinguió al león de las cavernas por su piel

Los habitantes del Paleolítico Superior puede que hayan sido los causantes de la desaparición de uno de los felinos más grandes de la historia: el León de las Cavernas, según un reciente estudio publicado por la revista PLos One y escrito por Marián Cueto de la Universidad de Cantabria.
Esta subespecie de león habitaba zonas euroasiáticas y desapareció hace unos 14.000 años. El origen exacto de su extinción aun es un misterio. No obstante, se conocen evidencias arqueológicas de que en la edad de piedra el Homo sapiens ya cazaba otros carnívoros. Para llegar a la conclusión de su estudio, Cueto y su equipo analizaron nueve huesos de las zarpas de uno de estos animales que se encontraban fosilizados en la cueva de La Garma, en Cantabria.

La investigadora Marián Cueto trabajando en el lugar del hallazgo. Cueto et al.

Los leones tienen cinco garras en las patas delanteras y cuatro en las traseras, así que lo normal habría sido encontrar 18 garras, pero el equipo solo ha encontrado nueve. ¿Por qué? "Creemos que tenemos las garras de delante, y nos faltaría una falange", detalla Cueto. "Incluso hoy, cuando ves una alfombra con piel de león las garras solo van en las patas delanteras porque las de atrás quedarían al revés". Es decir, los habitantes de aquellas cuevas conocían la técnica que se sigue utilizando para sacar la piel de un felino y desechar las garras traseras. "Aquellos hombres cazaban leones y no creemos que fuera una caza aislada, porque el conocimiento para separar estas falanges nos dice que ya lo habían hecho antes", incide la investigadora.

El hallazgo es especialmente interesante porque hay pocos restos de leones en esta época, el Paleolítico Superior, de hecho estos son los restos del "último león consumido en el sur de Europa" del que se tiene constancia. Además, insiste Cueto, "en este yacimiento los restos no es necesario excavarlos, la entrada original se colapsó justo después de esta ocupación y se detuvieron todos los procesos sedimentarios que hace que se vayan cubriendo. Nada más entrar vemos restos de huesos, conchas, instrumentos líticos.... Y allí encontramos los huesos de león, como si estuviéramos viendo una foto del pasado”.


Foto: Garras de león de las cavernas encontradas en la cueva de La Garma

Cuando los científicos examinaron los huesos encontraron que la mayoría mostraban signos de haber sido alterados con herramientas de piedra. Las muescas eran similares a las que quedan en la actualidad cuando los cazadores modernos utilizan sus herramientas para despellejar sus presas desde las garras y así poder mantener unido todo el pelaje. De esta forma, Cueto alude en su artículo a que posiblemente los restos encontrados pertenecían a una sola piel de un león que se encontraba cubriendo el suelo de la cueva a modo de alfombra.

Es importante señalar que el complejo kárstico de La Garma se ha asociado a ritos y ceremonias humanas, por lo tanto, quizá los leones de las cavernas fueran animales simbólicos para los seres humanos de aquella época. A pesar de que no son pruebas definitivas que aseguren el motivo de su extinción sí que nos sugieren que las cacerías puedan haber sido uno de los factores determinantes.
"No podemos decir que los humanos extinguieron estos leones, es un factor más", precisa Cueto. "Ambas especies convivían en un espacio reducido y los dos comían las mismas presas; ciervos, uros... Y utilizaban las mismas cavidades y se cazaban unos a otros". Durante el Paleolítico Superior se ha visto que la población humana aumenta y la de leones disminuye, lo que hace pensar que la presión humana fue cada vez más fuerte y acabó con la extinción. "Se extinguieron los linces, las hienas, los leones... En definitiva los que vivían de la carne", concluye Cueto. "En cambio, los osos, que no solo comen carne y consumen otros alimentos, sobrevivieron sin ningún problema y no vivieron ninguna extinción".


Cueva de la Garma (Cantabria)

Fuentes: El Mundo.es | Voz Populi.com | 26 de octubre de 2016