El Arco de Jano de Roma se levantó en honor al emperador Constancio II

Imagen del Arco de Giano, objeto de la investigación / Universidad de Córdoba.

Pese a que en la Ciudad Eterna puede parecer que todos los monumentos y edificios están datados y documentados, la realidad es bien distinta. Aún pueden encontrarse edificaciones que, aún teniendo gran presencia en la ciudad, son unas grandes desconocidas, ya que se han mantenido al margen durante años de los estudios sobre la antigüedad romana.

La investigación desarrollada por el profesor titular de Arqueología de la Universidad de Córdoba, Ángel Ventura (izquierda), en colaboración con los investigadores del Instituto de Arqueología del CSIC de Mérida, Pedro Mateos y Antonio Pizzo ha permitido desvelar las respuestas a tres preguntas históricas básicas: quién, cuándo y por qué se puso en pie el conocido comúnmente como “Arco di Giano”, ubicado junto a la iglesia romana de San Giorgio al Velabro.

Un exhaustivo análisis de la estructura arquitectónica, un examen de la epigrafía y la exploración arqueológica en el área del monumento han llevado a este equipo científico a afirmar que este arco monumental cuadrifronte –de cuatro caras– fue construido bajo la dirección del senador de Roma Memmio Vitrasio Orfito a mediados del siglo IV para conmemorar el triunfo del emperador Constancio II tras vencer a Magnencio, asesino de su hermano.


Este trabajo de investigación, publicado recientemente en la revista Journal of Roman Studies, ha permitido desmentir la creencia de que el arco se situaba en una plaza para afirmar que se ubicaba entre dos calles, una que se dirigía hacia el Foro Boario y el Palatino y otra al Circo Máximo y el Foro Romano. Así, el monumento está justo en la vía triunfal por donde desfilaban los generales o emperadores de la época para celebrar sus victorias.

El estudio contiene un análisis topográfico realizado en colaboración con la Universidad de La Sapienza en Roma, lo que ha permitido generar la planimetría completa del monumento con aplicación de las últimas novedades tecnológicas en esta materia. Gracias a ellos, se ha concluido que el monumento se construyó a base de distintos añadidos.


Según explica Ángel Ventura, en los siglos III y IV a la ciudad de Roma llegaba poco mármol, lo que provocó que este arco se levantara con material de expolio de otros edificios que estaban en ruinas. Así, en esta edificación se han encontrado piezas procedentes, por ejemplo, del templo de Venus y Roma, muy cercano al Coliseo Romano y que sufrió un incendió a finales del S.III.

La clave para conocer el motivo por el que se construyó el arco y aquilatar la cronología del mismo ha sido el estudio de las inscripciones repartidas por el arco, destacando la dedicatoria con que cuenta el ático del monumento. En esta última, señala Ventura, especialista en la materia, se hace referencia a Constancio II indicando que “visitó solo una vez Roma, en la primavera del 357 y fue entonces cuando se celebró su triunfo por haber vencido a los enemigos del Estado, igualando así las proezas de su padre Constatino el Grande”.

Esta investigación tiene una trascendencia añadida, puesto que ha contribuido a que se emprenda, por parte de las autoridades culturales de Roma, la restauración del arco. El estudio publicado en Journal Roman Studies está aportando información para estos trabajos que permitirán sacar al monumento de la situación de decadencia en la que encontraba hasta el momento.


Fuente: SINC| 2 de agosto de 2017

Un análisis de ADN antiguo esclarece los orígenes de Minoicos y Micénicos


Fresco de la bailarina en el Palacio minoico de Knossos. EUROPA PRESS

Minoicos y Micénicos, primeras culturas de Grecia, eran genéticamente similares y descendían de granjeros del Neolítico que emigraron desde Anatolia miles de años antes de la Edad del Bronce. Un análisis de ADN antiguo ha revelado además que los griegos modernos, a su vez, son en gran parte descendientes de los micénicos, según el estudio. El descubrimiento de las civilizaciones minoica y micénica en la isla de Creta y en Grecia continental a finales del siglo XIX dio a luz a la arqueología moderna y abrió una ventana directa a la Edad de Bronce europea. Este período de la historia había sido antes vislumbrado sólo a través de la épica de Homero, la Ilíada y la Odisea.

La civilización minoica floreció en Creta a partir del III milenio antes de nuestra era. Y fue asombrosamente avanzada artística y tecnológicamente. Los minoicos eran también el primer pueblo alfabetizado de Europa. La civilización micénica se desarrolló en Grecia continental en el II milenio antes de Cristo. Compartió muchas características culturales con los minoicos. Utilizaron la escritura lineal B, una forma temprana del griego. Los orígenes de los pueblos minoicos y micénicos, sin embargo, han desconcertado a los arqueólogos desde hace más de 100 años. Se cree que derivan de diferentes poblaciones ancestrales. Un nuevo análisis de ADN minoico y micénico bien conservado ahora proporciona muchas respuestas e ideas.

Un equipo internacional de investigadores de la Universidad de Washington, la Escuela de Medicina de Harvard y el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, junto con arqueólogos y otros colaboradores en Grecia y Turquía, informan sobre los primeros datos de secuencias de ADN del genoma en habitantes de la Edad del Bronce de la Grecia continental, Creta, y el suroeste de Anatolia.

El investigador de la UW Medicine George Stamatoyannopoulos (izquierda), profesor de ciencias del genoma y de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en Seattle, es el autor principal en el documento que describe los nuevos hallazgos, publicados en la revista Nature. Los investigadores analizaron el ADN del diente de los restos de 19 individuos antiguos que podrían ser definitivamente identificados por evidencia arqueológica como minoicos de Creta, micénicos de Grecia continental y personas que vivían en el suroeste de Anatolia.
Las muestras de ADN fueron recogidas por Stamatoyannopoulos y sus colaboradores arqueólogos, y fueron inicialmente analizadas en su laboratorio. Posteriormente, Stamatoyannopoulos comenzó a colaborar con Johannes Krause del Instituto Max Planck, quien llevó a cabo la secuenciación genómica de ADN completa utilizando técnicas desarrolladas en su laboratorio, y David Reich, de la Escuela de Medicina de Harvard, que trabajó con Iosif Lazaridis en la colación y análisis genético estadístico de los datos.

La Puerta de los Leones era la entrada principal a la ciudadela de la Edad del Bronce de Micenas, el centro de la civilización micénica.
Compararon los genomas Minoico y Micénico entre sí y con otros 330 genomas antiguos y más de 2.600 genomas de seres humanos de hoy en día de todo el mundo. Los resultados del estudio muestran que los minoicos y los micénicos eran genéticamente muy similares, pero no idénticos, y que los griegos modernos descienden de estas poblaciones. Los minoicos y micénicos descendieron principalmente de los primeros agricultores del Neolítico, probablemente migrando miles de años antes de la Edad de Bronce de Anatolia, en lo que hoy es Turquía moderna.
“Minoicos, micénicos y griegos modernos también tenía cierta ascendencia en relación con los pueblos antiguos del Cáucaso, Armenia e Irán. Este hallazgo sugiere que alguna migración adicional del Este ocurrió en el Egeo y el suroeste de Anatolia después de la época de los primeros agricultores”, dijo Lazaridis (derecha).

Aunque tanto minoicos como micénicos poseían orígenes genéticos ‘granjeros’ y ‘orientales’, los micénicos trazaron un componente menor adicional de su ascendencia con los antiguos habitantes de Europa del Este y Eurasia septentrional. Este tipo de la antigua ascendencia eurasiática del norte es una de las tres poblaciones ancestrales de los europeos actuales, y también se encuentra en los griegos modernos.

Una pasión por la historia inspiró a Stamatoyannopoulos a iniciar este proyecto: “Durante más de 100 años, han circulado muchas teorías muy disputadas sobre el origen de los habitantes de la Edad del Bronce, la Grecia clásica y moderna, incluida la llamada “Venida de los Griegos”.
En el siglo XIX floreció la teoría del historiador alemán Jakob P. Fallmerayer, quien popularizó la creencia de que los descendientes de los antiguos griegos habían desaparecido en los primeros tiempos medievales, y a finales del siglo XX, floreció la famosa hipótesis de Black Athena, del profesor anglosajón Martin Bernal, sobre los orígenes afroasiáticos de la civilización griega clásica.

Una tablilla de arcilla que data de 1450-1375 a.C. inscrita con Lineal B.

Si bien el nuevo estudio no resuelve todas las cuestiones pendientes, proporciona respuestas clave. Es importante destacar que los resultados refutan la teoría ampliamente extendida de que los micénicos eran una población extranjera en el Egeo y no estaban relacionados con los minoicos.
Los resultados también disipan la teoría de que los griegos modernos no descienden de los micénicos y posteriormente de las antiguas poblaciones griegas. A grandes rasgos, el nuevo estudio muestra que hubo continuidad genética en el mar Egeo desde la época de los primeros granjeros y hasta los tiempos modernos, pero no aislamiento.

Fuente: elindependiente.com | 3 de agosto de 2017

Artículo relacionado:
* The Greeks really do have near-mythical origins, ancient DNA reveals (02/0/2017), (Science)

La "pequeña Pompeya" que está saliendo a la luz cerca de Lyon, en el sur de Francia

Uno de los mosaicos encontrados en Sainte-Colombe (Archeodunum)

Bordeando las orillas del río Ródano, en Sainte-Colombe, en los suburbios de la comuna de Vienne (sur de Francia), una excavación arqueológica ha dado con un hallazgo “excepcional”. Una “pequeña Pompeya” de hace 2.000 años, con sus lujosas mansiones, sus grandes espacios públicos y sus espectaculares mosaicos. Y todo en perfecto estado de conservación... gracias al fuego.
El espacio estudiado es una parcela de casi 7.000 metros cuadrados donde estaba previsto construir cuatro edificios de viviendas. Los investigadores de la empresa Archeodunum realizaron las prospecciones preventivas y lo primero que encontraron fue un área pública con una fuente monumental rodeada de pórticos sostenidos por hasta tres filas de columnas que formarían parte de un gymnasium (un centro de estudios) de unos 1.350 m2.


Los descubrimientos abarcan 300 años de historia, desde mediados del siglo I hasta el IV después de Cristo. El gymnasium, que estuvo activo de principios del siglo II hasta el siglo IV, habría sustituido a una serie de tiendas (tabernae) dedicadas a la producción artesanal (metalurgia, alimentación...) y que rodeaban una gran plaza con un estaque ornamental. Un almacén completaba estas instalaciones.
”Este es probablemente el descubrimiento más excepcional de época romana realizado en los últimos 40 o 50 años. Tenemos una oportunidad increíble”, ha explicado a la agencia AFP Benjamin Clément, director de la excavación. Sainte Colombe es conocido por sus restos arqueológicos desde el siglo XIX, cuando se encontraron varios mosaicos que indicaban la presencia de ricas casas pertenecientes a la colonia romana de Vienne.

Los restos de época romana descubiertos en Sainte-Colombe (Archeodunum)

Los vestigios están en un buen estado de conservación porque “una serie de incendios provocaron que los residentes huyeran del lugar dejando todo en su sitio. Es una pequeña Pompeya”, añade Clément. El fuego hizo derrumbar el primer piso, el techo y la terraza de una suntuosa domus rodeada de unos 70 metros cuadrados de jardines que data de la segunda mitad del siglo I. Se preservaron los muebles e incluso las plantas.

También se ha hallado una habitación de unos 16 m2 en otra mansión con una impresionante decoración: un mosaico cuyo medallón central representa a Talía, musa de la comedia, junto a Pan, el dios de la fertilidad y la sexualidad masculina. Y un espacioso edificio público -construido sobre un antiguo mercado- con una fuente decorada con una estatua de Hércules. Los arqueólogos también han descubierto una necrópolis de la Edad Media que incluye unas cuarenta sepulturas de la última etapa de ocupación del sitio.


El municipio de Vienne, ubicado a unos 30 kilómetros al sur de Lyon, a orillas del Ródano, el río más caudaloso de Francia, fue un cruce de caminos en época romana. Los arquitectos de la Vía Agrippa, construida a finales del siglo I a.C., aprovecharon el trayecto del río para desarrollar el eje sur, que iba de Arles a Lyon, la capital de la Galia, pasando por Avignon, Montélimar o Valence. "¡Era la autopista A-7 de la antigüedad!", dice Clément, comparándola con la moderna "autopista del sol" que conecta a Lyon con Marsella.


Fuentes: lavanguardia.com | BBC Mundo | 2 de agosto de 2017

La Universidad de Valladolid lidera una investigación sobre el origen del Achelense en África oriental

Investigadores trabajando en el yacimiento FLK West./Fernando Diez Martín et al.

Un equipo arqueológico de la Universidad de Valladolid ha desarrollado nueva metodología de análisis para estudiar las primeras herramientas fabricadas por el Homo ergaster. Esta nueva técnica de estudio ha sido aplicada en el yacimiento FLK West (Frida Leakey Korongo West), localizado en la garganta del Olduvai (Tanzania). Los resultados han sido publicados en la prestigiosa revista científica PLOS ONE.

Hace 1,7 millones de años, en Olduvai existía un gran lago alimentado por ríos estacionales. Allí convivían tres especies de homínidos, Homo ergaster, Homo habilis y Paranthropus boisei. Solo la primera era capaz de fabricar herramientas achelenses, lo que les otorgó una mayor capacidad de adaptación a la sabana, al aprovechar mejor sus recursos con esta floreciente industria lítica.
En el yacimiento de FLK West, localizado en el tramo bajo de unos de los principales cursos fluviales que desembocaba en el salobre lago, se han hallado decenas de objetos tallados por el Homo ergaster.

ORÍGENES

"Hasta ahora se sabía muy poco sobre los mecanismos tecno-económicos que habían desencadenado el origen del Achelense, entendido como la aparición de una panoplia de herramientas de piedra grandes y pesadas", explica Policarpo Sánchez, primer firmante del estudio.

El equipo de investigación de la Universidad de Valladolid ha contribuido a ampliar el conocimiento de los procesos de fabricación y uso de las primeras herramientas achelenses.

Varios de los hallazgos realizados en el yacimiento FLK West. Imagen cedida por Fernando Diez Martín et al.

Se han estudiado 84 utensilios, un porcentaje significativo del total de los primeros útiles achelenses. Los arqueólogos únicamente han encontrado unos pocos centenares de grandes utensilios correspondientes a este momento germinal del Achelense hace 1,7 millones de años. La mayor parte de los restos arqueológicos encontrados en FLK West están depositados en la estación española Emiliano Aguirre, en Tanzania, aunque algunas pocas se han trasladado a la UVA para su restauración y posterior estudio.

El equipo investigador se encuentra actualmente en una nueva campaña arqueológica en FLK West. Esta publicación es el resultado de los trabajos arqueológicos que un equipo de investigadores del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UVA, encabezado por el profesor Fernando Díez Martín, está llevando a cabo ininterrumpidamente desde 2012 en el yacimiento achelense de FLK West, en Olduvai (Tanzania).

Estas labores de excavación e investigación se enmarcan dentro del proyecto I+D Los primeros humanos y su evolución del Olduvayense al Achelense: Un proyecto paleoantropológico en la garganta de Olduvai, Tanzania, coordinado por el profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Manuel Domínguez Rodrigo, y en el que participan otros centros nacionales (Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, Instituto de Evolución en África y Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana) e internacionales (Universidad de Dar es Salaam, Tanzania; Universidad de Calgary, Canadá; Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos).

Fernando Diez (d), profesor de Prehistoria, y Policarpo Sánchez (i), doctor en Prehistoria, ambos de la Universidad de Valladolid, posan con el bifaz encontrado en Olduvai (Tanzania), que les ha servido, junto con el trabajo realizado con un equipo de investigadores de Reino Unido, Tanzania y Estados Unidos, para datar con exactitud el inicio del Achelense.

EL USO Y LA FORMA

De los 84 objetos estudiados, cuatro son bifaces, uno concretamente cumple todos los estándares clásicos. El bifaz es una piedra tallada con dos filos que convergen en un extremo apuntado. "Podemos afirmar que se trata de la herramienta más exigente a nivel técnico y formal", explica Sánchez.

Junto a la descripción de los objetos líticos, el equipo investigador ha tratado de responder a la pregunta sobre cómo pudieron ser utilizadas estas herramientas y si su uso condicionó su forma o viceversa. El equipo científico ha divido los objetos en tres grandes grupos en función de cómo pudieron ser empleados: los que apoyan el filo sobre la materia a transformar, como los actuales cuchillos; los que dejan caer el filo para trocear por golpeo, como un hacha; y aquellos que emplean ambas acciones.

Ubicación y detalles de excavación del yacimiento FLKW.

EL ACHELENSE
El Achelense es el fenómeno tecnológico de más éxito adaptativo dentro de la evolución del ser humano, pues pervive en el registro arqueológico durante más de 1,5 millones de años, desde hace 1,7 millones de años a 200.000 años del tiempo actual. Se expande por África y Eurasia, conforme los continentes son colonizados, y diferentes especies de homínidos lo desarrollan.

El origen del Achelense alumbra la aparición de un comportamiento complejo, asociado a nuevas y avanzadas competencias cognitivas, comunicativas, sociales y económicas. Las primeras evidencias de este trascendental cambio tecnológico, datadas hace 1,7 millones de años, han sido encontradas en tres yacimientos del Este de África: FLK West, en Olduvai (Tanzania), Kokiselei 4 (Kenia) y Konso Gardula A6-1 (Etiopia). De estos tres yacimientos, el tanzano ha proporcionado las evidencias más sólidas, abundantes y mejor contextualizadas que hacen de este yacimiento un lugar excepcional para conocer el origen del Achelense.

Fuente: 20minutos.es | 2 de agosto de 2017

Neandertales y animales alternaron en la utilización del Abrigo del Molino (Segovia)

Dos arqueólogos, trabajando ayer en el Abrigo del Molino. / Guillermo Herrero

Sorpresas en el Abrigo del Molino para acabar la campaña 2017. Los hallazgos, esta misma semana, de restos óseos de un lobo y de un asta de ciervo —en ambos casos, en un nivel de cerca de 45.000 años de antigüedad— abren una nueva perspectiva para el yacimiento situado en la ribera del río Eresma, aguas abajo del santuario de la Fuencisla.

En la campaña que mañana viernes finaliza, los arqueólogos se han centrado en excavar el nivel más antiguo de ocupación neandertal en el Abrigo del Molino, un estrato que “no se parece en nada” a los anteriores, como reconocía ayer David Álvarez.

A diferencia de los pasados veranos, en los que investigadores se toparon con niveles donde aparecían numerosos restos de industria lítica, este año han tenido que trabajar en un estrato con menor actividad pero que ha proporcionado una gran variedad de fauna. Así, se han descubierto huesos de uro o bisonte, caballo, ciervo o, la gran novedad, lobo.

“Lo excepcional de este lobo—explica Álvarez— es que ha conservado una buena parte de sus huesos, y en conexión anatómica”. El codirector de las excavaciones sostiene que “dicho animal no está relacionado con la ocupación neandertal” del Abrigo del Molino. La posición en la que aparece el animal, así como el hecho de que sus extremidades se encuentren enteras da pie a pensar que murió de forma natural, no por una acción de caza de los neandertales. El cánido entró en el Abrigo del Molino y murió, quedando allí sus restos durante 45.000 años.

Ver vídeo en este enlace.

Para Álvarez, el descubrimiento de dicho lobo constata que "En el primer momento de ocupación neandertal del Abrigo del Molino se entremezclan evidencias de actividad humana con la presencia de animales que estaban por el entorno”. En ese sentido, subraya que en esa etapa inicial de utilización del yacimiento por los neandertales, esos grupos humanos "lo usaron de una forma muy esporádica y muy puntual”. “Estaban en el Abrigo del Molino muy poco tiempo; debían cazar animales de su entorno y llevaban luego allí algunas partes anatómicas de las piezas cobradas, para su procesado, en uno o dos días; después se iban”, relata el arqueólogo. Tras una de esas marchas de los neandertales, cuando el Abrigo del Molino estaba vacío, debió entrar el lobo cuyos restos ahora han visto la luz...

Otro dato habla de la efímera presencia neandertal en el nivel más antiguo del yacimiento: el descubrimiento de un asta de ciervo. No se trata del asta de un animal cazado, sino de uno caído como consecuencia del desmogue, cuando la especie muda los cuernos. “Por alguna razón, los neandertales lo recogieron en el campo y lo transportaron al Abrigo del Molino”, dice Álvarez. Posiblemente, la pronta marcha de los neandertales del lugar motivó el olvido de esa pieza...

El hallazgo del lobo y del asta de ciervo han dado a los arqueólogos “una visión diferente” del yacimiento, con nuevos datos que permitirán una reconstrucción ambiental del entorno más acertada. En vísperas del cierre de la campaña, Álvarez presentaba ayer un "balance muy fructífero” de la misma, ya que “hemos conseguido llegar al nivel más antiguo, que era uno de los objetivos” y, además, “ya podemos poner fecha a la finalización de la excavación del yacimiento, que será el próximo año”.

Fuente: eladelantado.com | 2 de agosto de 2017

Arqueólogos descubren en Angkor Thom (Camboya) una estatua de "guardián" del siglo XII-XII

Foto: Se trata del descubrimiento más significativo en Angkor desde el hallazgo de dos budas en 2011, anunció el martes Long Kosal, portavoz del sitio.

Arqueólogos camboyanos del instituto Southeast Asian Studies de Singapur, han encontrado una estatua de 1,9 metros de altura y 200 kilogramos de peso, que estaba a sólo 40 cm de la superficie en unas excavaciones en el complejo monumental de Angkor, en el noroeste de Camboya, según informó la prensa local.

La escultura de arenisca, a la que le faltan los brazos y parte de las piernas, fue hallada el sábado pasado y era un «guardián» en el hospital construido en la entrada norte de Angkor Thom, la ciudad amurallada del rey Jayavarman VII (1125-1218 d.C.).


«Nos sorprendimos mucho con el hallazgo», dijo Im Sokrithy, un arqueólogo con la Autoridad Apsara, la organización gubernamental que gestiona el complejo monumental, según el diario Cambodia Daily. «El reinado de Jayavarman VII fue extraordinario en términos de programas sociales. El hospital consistía en edificios de madera y una capilla construida con piedras», agregó el arqueólogo y jefe de la excavación.



Im Sokrithy agregó que sería un golpe de buena suerte encontrar alguna estatua de Buda, ya que la mayoría se destruyó bajo Jayavarman VII en un intento de restaurar la religión hinduista.




Angkor, situado en Siem Reap, es el mayor complejo arqueológico del Sudeste de Asia, con decenas de templos construidos entre los siglos IX y XIV, y el principal reclamo turístico del país. En 2016, el conjunto recibió 2,2 millones de visitantes y recaudó 62,5 millones de dólares.

Fuentes: EFE | ABC | AFP, 2 de agosto de 2017

La «conspiración del harén»: magia negra y adulterio para asesinar al viejo faraón Ramsés III

Foto: Ramsés III

En el Antiguo Egipto, la figura del faraón era la de una deidad que caminaba sobre la Tierra. De él decían los papiros que «el terror que inspira abate a los bárbaros en sus países». Los súbditos le veían como el hijo de Ra (dios del Sol), como el señor del universo y como el heredero del creador. Su figura rezumaba poder ancestral y estaba rodeada además de la protección mágica de las divinidades. Por eso, atentar contra su vida significaba algo más que pensar en matar a un hombre. Era poner en peligro el equilibrio cósmico y cargar directamente contra la estabilidad del Estado. Tal era el temor que suscitaba a nivel esotérico el regicidio, que las leyes apenas contemplaban el castigo por llevarlo a cabo, pues la sola mención del asesinato era casi un tabú.

Bajorrelieve de Ramsés III
Por eso, el plan que urdió una de las grandes esposas de Ramsés III (Tiya -también llamada Tiyi, Tiye, Teya, Tiy y otros tantos nombres más-) para asesinarle no fue comparable a los magnicidios de los políticos actuales. Implicó algo más para las mujeres, funcionarios y guardias que lo urdieron en las profundidades del harén real. Para ellos significó retar a los mismos dioses. A aquellos que dominaban el destino del país a través de un faraón que, desde el año 1184 a. C. (atendiendo a las fuentes, pues también se habla de 1185 a.C.), regía sus destinos con mano de hierro.

Pero toda la parafernalia militar y divina forjada durante siglos alrededor del máximo líder del Antiguo Egipto no impidió que «la conspiración del harén» (también conocida como la «conjura» o el «complot») se transformara en realidad. Por descontado, tampoco evitó que el ya anciano líder luciese en sus últimos momentos un tajo en la garganta que acabó con su días sobre la Tierra. Al menos, según se desveló en una investigación científica realizada en 2012. Un descubrimiento al que hace referencia el autor Javier Arries en su obra «Magia en el Antiguo Egipto» (editado por «Luciérnaga»). Anteriormente, se dudaba de su fallecimiento en la trama. De hecho, la versión más extendida era que había sobrevivido a la misma.
Cierto es que el asesinato fue perpetrado, pero la victoria no salió barata a los conspiradores. La mayoría fueron atrapados, juzgados y condenados a morir de múltiples y crueles formas que incluyeron desde el suicidio público, hasta la calcinación. Por si fuera poco, el complot fue castigado mediante uno de los peores tormentos de la época: la «Damnatio memoriae». Una pena que eliminaba cualquier referencia que se hubiera hecho hasta entonces del acusado en tablillas, textos o inscripciones. ¿El objetivo? Que su existencia cayera en el absoluto olvido.

Precisamente uno de los que tuvo que ver como sus vivencias quedaban difuminadas entre las arenas del desierto fue el hijo de Tiya. Un príncipe segundón que sabía que su única posibilidad de reinar pasaba por acabar con la vida de su padre y evitar que el trono recayera sobre Ramsés IV, primogénito de la otra gran esposa del monarca. En los textos, él pasó a la posteridad con un nombre que, según se cree, le fue impuesto para que su identidad real no fuese recordada una vez muerto. El apelativo no fue otro que Pentaur (también Pentauret, Pentawere o Pentaure), cuyo significado literal vendría a ser «Él, el de la Grande».

Los buenos años

Ramsés III, cuyo cuello padeció las consecuencias de estar seguido por una corte llena de envidias, fue el último de los grandes faraones del Antiguo Egipto. Segundo de la XX Dinastía, su reinado se extendió durante nada menos que unas 30 primaveras desde que sentara sus reales en el trono. Cifra más que considerable si se compara con el escaso número de años que duraron en la poltrona los diferentes monarcas de su estirpe.

En principio, su máxima fue la regeneración y la seguridad de sus súbditos. «Se esforzó por devolver a su país toda la gloria que había ido perdiendo paulatinamente desde los tiempos del gran Ramsés II, casi cien años atrás», señala el escritor Antonio Cabanas (izquierda) en su obra «Los secretos de Osiris». No lo tuvo fácil, pues heredó un país en el que solo era cuestión de tiempo que se sucediera una guerra civil y en el que -hasta hacía bien poco- reinaba la anarquía.

Por suerte para él, su formación le hizo estar preparado para cualquier dificultad y le permitió afrontar los conflictos latentes y venideros. «Su educación había sido forjada en el más puro estilo castrense, lo cual le dio una determinación que le resultó de gran ayuda para los difíciles tiempos en los que tuvo que gobernar, ya que hubo de enfrentarse a las graves amenazas que acecharon a su país», añade Cabanas. Al frente de sus ejércitos el monarca terminó de raíz con los denominados «Pueblos del Oeste» y los «Pueblos del mar». Dos civilizaciones que, a partir del quinto año de su reinado, perturbaron las fronteras del Antiguo Egipto tras aniquilar a grandes imperios como el de los hititas. Otro tanto pasó con las tribus libias en la 11ª primavera desde que se sentó en el trono.

Ramsés III también trajo tiempos de bonanza en la política y en la religión, a pesar de lo dificultoso que resultaba dirigir un país en el que algunos cultos exigían dinero y un poder preponderante. «Las hazañas [militares] hacen que sea considerado como un gran caudillo, pero durante los […] años que reinó, el faraón también intentó mantener cohesionado el país en una especie de malabarismo político del que era plenamente consciente», añade Cabanas en su obra. Su faceta arquitectónica tampoco es despreciable, pues bajo su mando se construyó uno de los populares «Templos de un millón de años» para honrar a Amón.

El anciano

Pero no todo fue jolgorio en la vida de Ramsés III. Ya entrado en la vejez, el faraón dio rienda suelta a la mala costumbre de gobernar por las bravas a su pueblo. Este factor, unido a la crisis económica que atravesaba entonces Egipto, provocó que tuviese que hacer frente a la primera movilización de trabajadores de la historia. El movimiento fue encabezado por los obreros de Deir-el-Medina y quedó recogido en el conocido popularmente como «Papiro de la huelga». En dichas jornadas el pueblo clamaba por comida mientras aquel «dios sobre la Tierra» se ponía las botas a diario.
A las dificultades sociales de Ramsés III se sumó también su precario estado de salud. Septuagenario como era en sus últimos días (cuando la esperanza de vida rondaba los 30 años, según desveló en 2013 el proyecto de investigación Qubbet el-Hawa) el faraón sufría problemas severos del corazón, así como dolores constantes que le atacaban cuando hacía esfuerzos o -simplemente- cuando andaba demasiado.

Cercado por los aprietos con el pueblo, y lleno de achaques, el anciano dedicó sus últimos años de vida a dos cosas. La primera de ellas fue el alcohol. Así lo afirma el egiptólogo Zahi Hawass en el documental «Ramses, mummy Kings mistery»: «Ramsés III siempre estaba ebrio». La segunda fue la que le llevaría a la tumba. Y es que, se dejó cautivar por las bondades que podía ofrecerle el harén real y las mujeres que había en su interior. En palabras de este experto, cometió el error de elegir a dos grandes esposas a la vez (en toda su vida llegó a tener cuatro), cuando lo habitual era seleccionar únicamente a una (de cuyo vientre nacería el sucesor del monarca).

Ramsés III- ABC

«La gran esposa del rey era un título que denotaba a la principal de las esposas del faraón, aquella que se comportaba como su complemento femenino en ceremonias y aparecía junto a él en la iconografía. Sin ella, la función de mantener el orden del faraón quedaba coja. Además era, teóricamente, la predestinada a dotar de un heredero al trono, lo que no siempre sucedía», explica el doctor en historia José Miguel Parra en su libro «La vida cotidiana en el Antiguo Egipto». Ramsés III ofreció este título a dos mujeres: Tyti (su mano derecha a todos los efectos) y Tiya (la segunda en discordia).

La primera era la madre del futuro Ramsés IV, destinado a sentarse en la poltrona. Su competidora, por el contrario, había dado a luz a Pentaur... Y estaba más que comida por los celos sabedora de que su pequeño quedaría relegado a un puesto menor en la corte.

Solo era cuestión de tiempo, por tanto, que las tensiones y las conjuras afloraran de la mano de Tiya en el harén real. Un lugar que albergaba desde multitud de mujeres enviadas por gobernantes extranjeros para sellar una alianza con el faraón, hasta las más queridas por el mandamás. «Los llamados “harenes” reales eran instituciones para princesas y en general para las mujeres del entorno del soberano construidos en diferentes puntos del territorio y que generalmente funcionaban alrededor de una reina. También existía un tipo de harén “itinerante”, destinado a acompañar al rey», afirma el teólogo e historiador Sharif Bujanda Viloria (izquierda) en «The harem conspiracy».
La egiptóloga Susan Redford (derecha) es de la misma opinión en el mencionado documental «Ramses, mummy Kings mistery»: «Tenía muchas mujeres donde elegir, pero en el fondo había un círculo de favoritas y esposas. Y como esas mujeres tenían acceso directo al faraón, tenían una influencia política real. Todas esperaban que su hijo heredara el poder, así que los celos estaban por todas partes. La atmósfera en el harén era explosiva».

Magia negra

Tiya, desde la seguridad que le ofrecían las paredes del harén real (donde no podían acceder los guardias del faraón) fue forjando poco a poco su complot para acabar con Ramsés III. El primer paso fue hacerse con el apoyo de varias de las damas que pasaban las horas allí. Y no le resultó difícil. «Las mujeres del harén no estaban aisladas, sabían perfectamente lo que sucedía en el exterior. Enseguida tuvieron claro que los excesos del faraón estaban desangrando al país», explica la historiadora Bettany Hughes (izquierda) en el mencionado largometraje documental. El lugar, en el fondo, no era solo un campo de juegos sexuales para el monarca. En él residían damas de gran importancia política con multitud de contactos.

Posteriormente, la conspiradora se acercó a todo aquel con suficiente poder como para ser útil en el complot. Así lo desvela Javier Arries en su obra «Magia en el antiguo Egipto. Maldiciones, amuletos y exorcismos»: «Entre sus aliadas estaban seis de las esposas de los Hombres de las Puertas del Harén, los oficiales que guardaban el harén real, a los que aquellas terminaron convenciendo para que se sumaran a la conspiración». Posteriormente también se confabularon criados, mayordomos y hasta oficiales. Todos se coordinaban enviando mensajes ocultos en vasijas o cualquier tipo de útil, mientras el rey no se percataba de nada.

La egiptóloga Christiane Desroches (izquierda) recopila en su obra «La mujer en tiempos de los faraones» los nombres de varios conspiradores. Según esta experta (y tal y como señala Arries) la cabeza del complot contaba con «seis seguidores fieles» que se encargaron de hacer las veces de «agentes de enlace» y de reclutar al resto de enemigos del faraón. Entre ellos, destacan los nombres de los chambelanes Pluka e Imeri; del mayordomo Paibakkamen; o del gran chambelán Mesedsure. También hace referencia a una mujer llamada Uauat, la cual «empujaba a su hermano Binemauset a cometer traición» incitando a los enemigos del faraón a rebelarse contra él y alzarse en contra de su poder. No le faltaban apoyos a Tiya, pues llegó a tener la ayuda de Paiis, todo un popular comandante del ejército.

Sin embargo, los líderes del complot sabían que no podían acabar con el faraón mediante una simple y mundana conjura. Como deidad en la Tierra que era, debían contar con cierta ayuda extra para asesinarle. En palabras de Arries, este soporte sobrenatural lo dio un tal Hui, un «oficial de alto rango» que consiguió robar un libro de hechizos de la biblioteca privada de Ramsés III. Con él, aprendió a elaborar unas escalofriantes figuras con la forma de sus enemigos. Aquellas estatuillas eran la base de la magia negra del Antiguo Egipto, y su uso era relativamente sencillo: tan solo había que escribir sobre ellas un «motivo criminal» (la desgracia que se buscaba que le sucediese al contrario) y, posteriormente, romperlas en mil pedazos.

Ramsés III tuvo que hacer frente a la primera huelga de la historia

Con la ayuda de este libro, Hui creó decenas de estatuillas con múltiples finalidades. Estas pretendían desde dejar fuera de combate a los guardias del faraón, hasta engatusarles con conjuros de amor.
Bettany Hughes es partidaria de esta idea y señala lo útil que les parecía a los conjurados: «Para los antiguos egipcios la magia no era una fantasía, era un hecho. La usaban en todo momento, en todos los aspectos de su vida ¿Cómo matas a un Dios viviente? ¿Cómo superas su magia? Los conspiradores debían atacar ese aura para acabar con él».

Y lo mismo destaca Cabanas: «En el complot se hizo uso de la magia negra, y durante las pesquisas realizadas por la policía se encontraron estatuillas de cera de este faraón atravesadas por varios alfileres, así como fórmulas mágicas destinadas a menoscabar el poder que, como rey, le habían conferido los dioses, para hacerle de este modo más vulnerable a los encantamientos».

Degollado

El plan de los conspiradores era acabar con la vida de Ramsés III en la llamada «Fiesta de la sed» o «Fiesta de la renovación real». Una celebración antiquísima que se sucedía para conmemorar los 30 años de reinado de los faraones y cuyo objetivo era renovar la energía vital del monarca. Durante la misma, las estatuas de los dioses y los objetos sagrados eran sacados a la calle para participar en el júbilo y el deleite del momento.

«Como muestra de fortaleza física, el faraón (al menos simbólicamente) marchaba alrededor de las murallas o cazaba algún animal peligroso, un león o un hipopótamo. Disparaba flechas en las cuatro direcciones cardinales y erigía un pilar o pilar de estabilidad que remitía a la columna vertebral del dios Osiris», añade -en este caso- Bujanda. Las cifras oscilan atendiendo a los historiadores, pero se baraja que Ramsés III llegó a esta festividad sumando aproximadamente unas setenta primaveras a sus espaldas. Algo que le convertía en un verdadero anciano.

Ramsés III, imagen de su tumba- KV11

Hasta hace poco (apenas tres años) la mayoría de historiadores coincidían en que Ramsés III había sobrevivido a esta conspiración. Aunque también afirmaban que había muerto poco después. Sin embargo, en 2012 una investigación del «British Medical Journal» logró demostrar que el faraón había caído víctima de un cuchillo de los usurpadores del trono.
Así quedó claro en le informe de la investigación: «La TC reveló una seria herida en la garganta […] directamente bajo la laringe. La lesión fue de aproximadamente 70 mm de ancho y se extiende hasta los huesos […] seccionando todas las áreas de tejido blando en el lado anterior del cuello. La tráquea fue claramente escindida […] De acuerdo con ello, todos los órganos en esta región (tráquea, esófago y arterias) fueron cercenados. La extensión y profundidad de la herida indica que pudo haber causado la muerte inmediata de Ramsés III». A su vez, los expertos también desvelaron que los embalsamadores ubicaron en su cuello un amuleto de curación destinado a sanar esta herida letal en el otro mundo.

El papiro de la traición

En principio se creía que el propio Ramsés III fue quien descubrió la conjura y ordenó atrapar a los traidores. Nada más lejos de la realidad. Los nuevos datos vertidos en 2012 establecieron que lo más probable es que Ramsés IV fuese el que «cazó» a los conspiradores después de descubrir la trama.

En palabras de Arries, el complot fue sacado a la luz del cálido sol egipcio cuando uno de los traidores fue atrapado robando un libro de magia de una biblioteca. Fuera como fuese, el verdadero sucesor se percató de lo que sucedía y creó un tribunal específico para juzgar a los culpables y hacer que todo el peso de la ley cayera sobre ellos. Ese proceso quedó registrado en «Papiro judicial de Turín». Una de las pocas fuentes de la época que, a día de hoy, nos hablan del «complot del harén».

Papiro 'Conspiración del Harén'

El evento no tuvo parangón. Los acusados fueron juzgados por un tribunal formado por 12 jueces en el que se incluyeron dos chambelanes extranjeros. Medida mediante la que se buscaba ser más ecuánime con aquellos conspiradores que no eran egipcios. «El procedimiento parece haber sido muy simple: los acusados, hombres y mujeres, agrupados según los crímenes que se les imputaban, eran introducidos ante el tribunal y declaraban su estado civil. A continuación, se leían las acusaciones que había contra ellos», añade Desroches.

Para desgracia de Ramsés IV, el proceso no fue todo lo ejemplar que se buscaba. Y es que, a la postre se descubrió que algunas de las acusadas habían intentado (y logrado) atraer a varios jueces a su causa invitándoles a orgías y fiestas. Desroches los cifra en un total de 5.

Momia de Ramsés III- ABC

No hubo perdón para nadie, como determina Arries en «Magia en el Antiguo Egipto» y «Objetos malditos: Guía de juguetes del mal y lugares condenados» (su otro gran libro sobre Egipto): «Al acabar el juicio 28 de los acusados fueron condenados a muerte; otros seis fueron obligados a suicidarse en público, y cuatro más, incluido el príncipe que los instigadores querían ver en el trono, fueron condenados a suicidarse en privado». Se desconoce cuál fue el destino de la creadora del complot, aunque lo más probable es que fuese también ajusticiada. Gay Robins, en «Las mujeres en el Antiguo Egipto», así lo afirma: «Nada en el documento se refiere al proceso de Tiyi o de las demás mujeres del palacio, ni cuál fue su castigo».

La muerte de Ramsés III supuso la partida hacia el otro mundo del último de los grandes faraones. Con la poltrona se hizo Ramsés IV, de 40 años de edad. Tuvo suerte, pues antes que él habían fallecido varios de sus hermanos, también aspirantes al trono y con derechos mayores a los suyos. No obstante, apenas se mantuvo en el trono seis años. Aunque eso, como se suele decir, es otra historia.

Tres preguntas a Javier Arries


1-¿Cómo aprendieron los conjurados a usar las figuras de cera?
Según consta en el papiro que narra el desarrollo de los juicios contra los conjurados que conspiraron contra la vida de Ramsés III, instigados por la reina Tiyi que quería acabar con la vida de su marido para poner en el trono a su hijo, uno de ellos, un oficial de alto rango había robado un libro de la biblioteca real. Se trataba de un libro de magia cuya lectura le proporcionó las fórmulas para construir figuras de cera para, con ayuda de la magia, someter a los hombres, debilitar a los guardias reales, acabar con la vida del rey.
2-¿Hasta qué punto era importante la magia en el complot?
Los conjurados que intentaban asesinar a Ramsés III confiaban tanto en la magia como en sus cuchillos. La prueba de que la creencia firme de que esto pudiera ser así, de que la magia podía incluso acabar con la vida del faraón nos la proporciona el papiro Rollin cuando afirma: “El gran criminal, Hui, que fue portaestandarte de infantería, hizo hechizos para obstaculizar y aterrorizar; y también hizo figuras de cera, de dioses, y de ciertas personas… Cometió grandes crímenes merecedores de la muerte. Grandes abominaciones de la tierra fueron las cosas que hizo. Se le hizo saber que sus crímenes eran merecedores de muerte”. Y así fue.
3-¿Hui fue condenado?
El hechicero, Hui, fue condenado a quitarse la vida. Los crímenes “mágicos” cometidos por Hui fueron juzgados como el resto. Es decir, se le dio tanta importancia al uso maléfico que había hecho de la magia de las efigies que fue juzgado con la misma dureza que el resto de conjurados, que, a la postre, y como han demostrado las tomografías que se realizaron sobre la momia de Ramsés III, tuvieron éxito en su empresa. Los asesinos de Ramsés III, ayudados según ellos creían, por la magia criminal del oficial Hui, se abalanzaron sobre él y le degollaron como demuestra una horrible hendidura que cruza el cuello de la momia de oreja a oreja.

«Magia en el Antiguo Egipto»

Título completo: «Magia en el Antiguo Egipto. Maldiciones, amuletos y exorcismos».
Editorial: Luciérnaga.
Autor: Javier Arries.
Páginas: 352.
Sinopsis: Tras más de tres décadas de investigación acerca de todo lo relacionado con el pensamiento mágico desde una perspectiva histórica y antropológica, Javier Arries nos traslada en esta obra al mundo de la magia en el Antiguo Egipto, revelándonos la teoría, la práctica y los procedimientos de la magia egipcia, y su presencia en el mundo moderno después de más de 5000 años.

En esta obra el autor nos sitúa en el entorno geográfico e histórico de Egipto, se adentra en los mitos de la creación egipcios y describe el mundo según estos, especialmente el mundo invisible, habitado por una caterva de seres de pesadilla, genios, demonios, espíritus de difuntos que aterrorizan a los vivos durante el sueño y traen todo tipo de desgracias y enfermedades. También nos da a conocer algunas historias y cuentos en los que intervienen magos, los secretos de la magia talismánica, de la magia maléfica, de la magia egipcia aplicada a la salud y de las artes adivinatorias.
Finalmente, nos muestra como todo este bagaje mágico dio lugar en el periodo heleno y de la dominación romana a un auténtico crisol de procedimientos mágicos en los que se mezclaban elementos egipcios, griegos, judíos y persas.

Fuente: ABC.es | 1 de agosto de 2017