Arqueólogos del MARQ hallan un cráneo completo de hace 5.000 años en Pedreguer (Alicante)

El emplazamiento arqueológico de la Cova del Randero de Pedreguer (Alicante) ha dejado nuevos e interesantes hallazgos en la última campaña de excavaciones del MARQ. La culminación ha sido el descubrimiento de un cráneo completo de hace 5.000 años (en la imagen).

Los trabajos de esta última temporada concluyeron el 8 de septiembre. Se han centrado en excavar los niveles correspondientes a los últimos usos de la cueva, como lugar de hábitat y cobijo de ganado por grupos neolíticos, en el espacio de la cavidad denominado como “Sala Interior”. El proyecto, dirigido por el equipo arqueológico del MARQ formado por Jorge A. Soler, Consuelo Roca de Togores, Olga Gómez y Elisa Domènech, cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de Pedreguer y en él participan una veintena de profesionales y estudiantes de las universidades de León, Pamplona, Valencia y Alicante.

La exploración como recinto funerario de esta zona, localizada en la Galería que desde la Sala Interior penetra hacia el fondo de la cavidad y datada por C14 en la primera mitad del III milenio a.C.- c.2700 a.C.-, se inició en la campaña de 2016. Se trata de un sector totalmente colmatado de sedimento que ha sido parcialmente excavado este año, y allí se localizó lo que se ha considerado como el hallazgo más relevante de esta temporada, un cráneo completo que se conservaba guardando una disposición vertical, es decir, calzada la base craneal en el sedimento y orientada su cara hacia el techo de la caverna.

Interior de la Cova del Randero.

Además de restos humanos, en la Galería se han podido documentar también fragmentos de vasos cerámicos, colgantes realizados en conchas perforadas y puntas de flecha realizadas en sílex, materiales correspondientes a los ajuares y ofrendas que acompañaban a los difuntos.

Este tipo de rituales funerarios son característicos del Neolítico Final-Calcolítico, periodo en el que se utilizaban cavidades como nichos para depositar a los personajes relevantes de la comunidad. Una vez completado el espacio para cadáveres, aquellos que ya se habían esqueletizado eran reubicados por sus descendientes para dejar sitio a nuevos fallecidos. Sin embargo, los cráneos recibían un tratamiento ritual especial, como se ha podido constatar en la Cova del Randero.

A partir de ahora comienzan los trabajos de laboratorio, estudios antropológicos y paleopatológicos, realizados por las especialistas del MARQ para profundizar en las características de los objetos encontrados.

En 2015 el hallazgo de un gran vaso neolítico de unos 6.000 años de antigüedad (derecha) fue un aliciente para continuar los trabajos de campo y de laboratorio, que van aportando, campaña tras campaña, una valiosísima información para el conocimiento de las actividades y modos de vida de estas primeras sociedades agricultoras y ganaderas de la provincia de Alicante.

Fuente: alicantepress.com | 21 de septiembre de 2017

Arqueólogos descubren en Creta dos extraordinarias tumbas minoicas bien conservadas

Foto: Algunos de los objetos encontrados.

Arqueólogos que trabajan en el yacimiento de Petrás, cerca de la ciudad cretense de Sitia, han hallado dos tumbas en muy buen estado de conservación que datan de los periodos minoico antiguo y medio, anunció hoy el Ministerio de Cultura griego. Las tumbas forman parte de un cementerio que pertenecía a un palacio del periodo minoico medio o protopalacial (2.000-1.700 a.C.), del que se han excavado en total 21 sepulturas.

Foto: Desenterrando huesos y herramientas - Courtesy Petras Excavations Facebook

En las dos últimas tumbas descubierta se han hallado sellos de marfil, joyas de oro y de piedras semipreciosas de una belleza excepcional, así como vasos de piedra y pequeñas estatuas de barro cocido con decoración de la era minoica media. La responsable de la excavación es Metaxia Tsipopulu, directora emérita del Ministerio de Cultura, que coordina un equipo de 26 arqueólogos procedentes de nueve países.

Foto: Vista del enclave protopalacial de Petrás, Sitia.

Hasta ahora han sido halladas y estudiadas 17 tumbas monumentales -la más espaciosa tiene 125 metros cuadrados- y además una tallada en una roca, dos cavadas en hoyos y dos amplios espacios para ceremonias.

En el cementerio han sido descubiertos a lo largo de los últimos años un gran número de joyas de oro y de plata, varias herramientas de cobre, más de 200 vasos de piedra, 65 sellos de marfil y dos anillos para sellar, además de un número importante de pequeñas estatuas de barro para uso ceremonial.


Además se han encontrado restos humanos que dan informaciones valiosas sobre la anatomía de los hombres del periodo minoico. El sitio arqueológico de Petrás está situado al lado de Sitia, en Creta oriental. Fue construido en una colina alta de 40 metros en el periodo minoico antiguo (2.800-1.800 a.C.), aunque hay indicios de que el lugar había sido habitado a partir del último periodo neolítico (3.500 a.C.).

El yacimiento de Petrás está cerca de la ciudad cretense de Sitia (EFE).

El palacio de Petrás fue habitado sin interrupción hasta 1.450 a.C. cuando fue destruido junto a los demás palacios del periodo minoico, según creen los expertos.La colina fue de nuevo habitada por espacio de un siglo en el periodo pospalacial. La primera excavación en este lugar se hizo en el año 1900 y estuvo a cargo del arqueólogo británico Robert Carr Bosanquett. A partir de 1985 se hicieron excavaciones arqueológicas sistemáticas, todas dirigidas por Metaxia Tsipopulu.
Fuentes: lavanguardia.com | enet.gr | 20 de septiembre de 2017

Así crecía el cerebro de un niño neandertal

Antonio Rosas posa junto a los restos del niño neandertal ANDRÉS DÍAZ / CSIC

Cada vez sabemos más sobre cómo eran los neandertales. Vivieron en Europa hace entre 250.000 y 40.000 años, pero, a diferencia de nuestra especie, no lograron sobrevivir y se extinguieron. Sin embargo, durante milenios el Homo neanderthalensis convivió con el Homo sapiens, mantuvieron relaciones sexuales y tuvieron descendencia, de modo que los humanos hemos heredado parte de sus genes.
El hallazgo de herramientas y restos fósiles neandertales, y la mejora de las tecnologías para analizarlos, está permitiendo a los científicos averiguar aspectos sobre su desarrollo cultural y su fisiología, y compararlos con los de los humanos. Así, el estudio del material genético ha permitido determinar que los genomas de los europeos y asiáticos que viven en la actualidad tienen entre un 1% y un 3% de ADN neandertal, fruto de la hibridación. Esta semana nos llega un nuevo estudio comparativo entre ambas especies de homínidos.

En este trabajo, publicado en la revista Science y liderado por investigadores españoles, se han analizado fósiles de neandertales hallados en la cueva asturiana de El Sidrón, en concreto, los pertenecientes a un niño que vivió hace 49.000 años. En este yacimiento del norte de España se han encontrado más de 2.500 restos pertenecientes a siete adultos y seis individuos jóvenes, todos de la misma familia (lo saben por el análisis del ADN mitocondrial). Ahora, el patrón de crecimiento del esqueleto de uno de estos niños (conocido como El Sidrón J1) ha sido comparado con el de los Homo sapiens.

Durante las campañas de excavación realizadas entre 2009 y 2011 se encontraron 138 restos fósiles pertenecientes a este pequeño, que al morir tenía 7,69 años. Su edad ha podido determinarse con semejante exactitud gracias a la histología dental: «Los dientes crecen en ciclos circadianos, es decir, todos los días crece un poco el diente, y esto deja su huella. Con un microscopio o con las técnicas adecuadas se pueden contar esas huellas y así determinar con gran precisión la edad», explica a este diario Antonio Rosas (izquierda), investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y autor principal del estudio.

Un cerebro más grande

El asunto del crecimiento de los neandertales, recuerda Rosas, había suscitado un debate científico: «Se decía que crecían antes que los Homo sapiens, pero hemos demostrado que realmente compartimos un mismo patrón de crecimiento con algunas diferencias. Las más importantes son la maduración de la columna vertebral y el crecimiento del cerebro», detalla el científico.

Ese patrón de crecimiento que compartimos, explica, probablemente ha sido heredado de un antepasado común. Ese ancestro compartido de neandertales y sapiens pudo haber sido el Homo antecessor, una especie que vivió hace entre 1,2 millones de años y 800.000 años.

Foto: Reconstrucción de un niño neandertal a partir de los restos hallados en Roc de Marsal, Francia.

«Las vértebras terminaban de crecer más tarde en los neandertales, con un desfase de unos dos años», señala. Así, el niño analizado tendría un desarrollo vertebral equivalente al de un humano moderno de algo más de cinco años. «Probablemente esas modulaciones de la columna vertebral están en relación con la forma del tórax de los neandertales, que era más ancho que el nuestro», apunta.

El cerebro de los neandertales era, además, de mayor tamaño que el del Homo sapiens y, según Rosas, «posiblemente ese periodo más largo de su crecimiento explica que sea más grande que el nuestro, pues la energía metabólica que supone mantener un cerebro grande se reparte en el tiempo. Es como pagar un crédito en cinco años en lugar de en dos años», compara.
Aunque por los análisis de ADN no pudieron determinar el sexo de este individuo, han llegado a la conclusión de que «se trataba de un varón por el tamaño de los caninos y la robustez de la mandíbula», dice Rosas. También han podido estimar que era diestro, medía 1,11 metros de altura y pesaba 26 kilogramos: «Pensamos que era un aprendiz y comenzaba a hacer tareas propias de los adultos».

El estudio del esqueleto no ha mostrado indicios de que padeciera alguna patología, aunque Rosas admite que desconocen la causa de su muerte a tan temprana edad. «En los huesos hay marcas de cortes, posiblemente hechas por otros neandertales» tras su muerte.

Un adulto de esta especie de homínido, señala, podía llegar a vivir entre 40 y 50 años, aunque había una mortalidad grande entre adultos jóvenes, es decir, los que tenían en torno a los 20 años. Por ello, no descarta que el niño de El Sidrón tuviera una muerte traumática.

Los trabajos de excavación en la cueva de El Sidrón ya han concluido y los restos de la familia neandertal descubierta allí se encuentran en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, en Madrid, donde están siendo estudiados.

UNA SOCIEDAD MÁS AVANZADA DE LO QUE SE CREÍA

Durante muchos años, nuestros primos los neandertales fueron considerados una especie de homínido inferior, con un escaso grado de desarrollo. Pero los hallazgos realizados recientemente han mostrado que se trataba, en realidad de una sociedad bastante avanzada. Así lo reflejan sus herramientas o, en el caso de la cueva asturiana de El Sidrón, el análisis de sus dientes, que ha revelado que para paliar el dolor usaban antibióticos naturales como el hongo Penicillium, manzanilla o plantas con propiedades analgésicas como la corteza de álamo.

«Sabemos que se automedicaban y, aunque no eran vegetarianos, la base de su dieta eran los vegetales y las setas», dice Antonio Rosas. Los paleontólogos creen que cazaban animales como el ciervo, la cabra montés o el rebeco. «También sabemos que usaban fuego y respiraban mucho humo», añade.

«El Sidrón es un yacimiento muy peculiar porque lo normal es que haya muchos restos de animales, de industria lítica y herramientas, y que no haya restos humanos. Sin embargo, en la cueva de Asturias aparecen sólo restos neandertales», explica Rosas.

El paleoantropólogo estadounidense Erik Trinkaus (izquierda), de la Universidad Washington en San Luis (EE UU), aplaude el nuevo estudio, en el que no ha participado. “Es un trabajo muy bonito en un importante fósil neandertal, que refuerza lo que ya debería ser obvio desde hace tiempo: que las tasas y patrones de crecimiento neandertal rara vez difieren de las de los humanos modernos”, apunta.

Fuentes: elmundo.es | elpais.com | 21 de septiembre de 2017

Un nuevo modelo apoya la idea más polémica de cómo funciona la evolución

El nuevo modelo plantea una especiación rápida y puntual, sin fósiles de transición - Fotolia

Hace ya más de cuarenta años, en 1972, el paleontólogo Stephen Jay Gould y su colega Niles Eldredge propusieron una idea revolucionaria (Teoría del equilibrio puntuado) sobre el modo en que funciona la evolución. Y al hacerlo provocaron un incendio de enormes proporciones entre defensores y detractores de la teoría propuesta por Darwin y Wallace más de un siglo antes.

Ahora, un nuevo trabajo, llevado a cabo por Michael Landis (izquierda) y Joshua Schraiber (derecha), de la Temple University, en Pennsylvania, ha reavivado ese fuego, añadiéndole mucha más leña.

Lo que Gould y Eldredge trataban de hacer a principios de los setenta era explicar uno de los puntos más controvertidos de las teorías evolutivas: la falta de “fósiles de transición”. De hecho, apenas existen ejemplos en el registro fósil de criaturas que representen una fase intermedia entre las antiguas especies y las modernas en las que evolucionaron. Para los dos investigadores, sin embargo, esa ausencia de fósiles intermedios no era más que una ilusión.

De hecho, propusieron que la evolución no es un proceso gradual y marcado por la lenta acumulación de características nuevas. Y afirmaron que “la historia de la evolución no es la de un majestuoso despliegue, sino una historia de equilibrio homeostático, roto solo en raras ocasiones por rápidos y episódicos eventos de especiación”.

En otras palabras, los cambios evolutivos no se producen de forma lenta y gradual a lo largo del tiempo, sino que suceden muy rápidamente y en momentos muy determinados.
La idea, que Gould y Eldredge llamaron “Teoría del equilibrio puntual” se sustentaba en dos principios importantes. El primero era que, una vez que una especie había evolucionado, está tendía a permanecer igual a sí misma hasta el momento de su extinción. El segundo afirmaba que cuando parte de una especie quedaba aislada del resto y se veía, por lo tanto, sometida a una presión selectiva diferente, entonces podía evolucionar hacia algo nuevo muy rápidamente.

Este gráfico describe las diferencias entre el gradualismo y la teoría del equilibrio puntual: en la primera, las especies sufren cambios de forma lenta y continua; mientras que en la segunda, se encuentran estables por un largo período hasta que se producen cambios abruptamente.

La teoría suscitó numerosas críticas y fue rotundamente negada por otros prominentes científicos, como Richard Dawkins (izquierda), o filósofos como Daniel Dennett (derecha), con el que Gould se cruzó más de un insulto. Gould murió en 2002 y Dennett tiene ya 75 años, pero el debate está aún muy lejos de haberse apaciguado.

Y en este contexto es en el que Landis y Schrainer acaban de publicar su trabajo, en el que refuerzan la idea de una especiación rápida frente a un proceso lento y gradual. El simple título de su trabajo “La evolución puntual modeló la diversidad de los vertebrados modernos”, es más que suficiente para hacerse una idea de cuál es su postura en este asunto.

Saltos de cien generaciones

Para llegar a sus conclusiones, los investigadores construyeron un modelo matemático basado en la distribución de probabilidad aleatoria y alimentado con conjuntos de datos derivados de las características morfológicas de 50 clados (grupos de animales relacionados genéticamente), entre ellos mamíferos, reptiles, aves, peces y anfibios. Y los resultados encajan mucho mejor con un modelo de desarrollo puntual, con largos periodos de inactividad (de cerca de 10 millones de años) entre dos “saltos” evolutivos de no más de unas 100 generaciones de duración.

Todos los datos utilizados en el estudio se refieren a especies modernas. Landis y Schraiber sugieren que en un próximo trabajo, que integrará sus resultados con la investigación paleontológica evolutiva iniciada por Gould y Eldredge, arrojará pruebas más detalladas sobre el modo en que se relacionan los rápidos episodios de evolución y especiación.

Por ahora, ni Dawkins ni Dennett han opinado aún sobre el trabajo, aunque la comunidad científica cree que sus comentarios serán memorables.

Fuentes: ABC.es | comosmagazine.com| 27 de junio de 2017

Un grupo de arqueólogos amateurs desentierran un mosaico en Inglaterra de época romana

Un grupo de arqueólogos, desenterrando el mosaico (Boxford Parish)

El grupo de arqueólogos aficionados -55 personas en total- son parte de un proyecto que excava cerca de Boxford, en el sur de Inglaterra. Y además del trabajo, también tuvieron que lidiar con el tiempo, ya que solo tenían dos semanas de plazo para realizar la investigación.

Sus edades van de los nueve a los 80 años y el grupo incluye desde un carnicero hasta un constructor que destinan parte de sus vacaciones a trabajar en medio del campo. Pero la recompensa ha valido la pena en agosto, cuando levantando una capa de tierra se encontraron con unos pequeños pedazos de tejas de color rojo que brillaban a la luz del sol.


Era probablemente la primera vez en más de 1.500 años que esos trozos de barro estaban a la cista de nadie. Y debajo escondía mucho más. El mosaico que emergió es parte de una villa romana que estaba en funcionamiento alrededor del 380 después de Cristo, hacia el final de la dominación romana de Inglaterra.

El hallazgo es uno de los más importantes de su tipo en Gran Bretaña en más de medio siglo. El descubrimiento sorpresa llegó a la conclusión de un proyecto que se extendió a lo largo de tres años. ”Me quedé en silencio, estupefacta”, aseguró Joy Appleton, quien dirige el proyecto de Boxford.


Los expertos dicen que el mosaico representa a Belerofonte, un héroe de la mitología griega que fue enviado para matar a la quimera, un monstruo que tenía la cabeza de un león, el torso de una cabra y la cola de una serpiente.


Fuentes: lavanguardia.com | telegraph.co.uk | 19 de septiembre de 2016

El hombre no habría aparecido en África, sino en Eurasia, según un nuevo estudio

El Homo Sapiens es una especie de primate perteneciente a la familia de los homínidos. Se consideran Homo sapiens de forma indiscutible a los que poseen tanto las características anatómica de las poblaciones humanas actuales como lo que se define como «comportamiento moderno».

Un reciente artículo publicado por el profesor Úlfur Árnason (izquierda) neurólogo de la Universidad de Lund, en Suecia, sitúa al último antepasado común del Homo sapiens sapiens y de los Neandertales en algún lugar de Eurasia. Árnason argumenta que los antepasados ​​de las poblaciones africanas KhoeSan y Mbuti formaron el primer éxodo de Homo sapiens sapiens desde Asia hasta África y Europa.

Hasta el día de hoy o comúnmente se sostiene que los miembros originales de la especie Homo sapiens vivieron en alguna parte en África y que el Homo sapiens sapiens evolucionó en dicho continente.

La gran parte de los científicos creen que únicamente la datación exacta de la aparición de nuestra subespecie sigue sin resolverse. Sin embargo, el valiente profesor Árnason dice que no hay que ir tan rápido. Su investigación sugiere que el origen de la subespecie Homo sapiens sapiens es un asunto eurasiático.

La investigación científica sostiene que los Neandertales y los humanos modernos se separaron, genéticamente, en algún momento hace más de 500.000 años. Árnason argumenta que esta datación, junto con lo que se conoce sobre el espacio geográfico ocupado por los Neandertales, sitúa a la primera de nuestras propias subespecies en algún lugar de Eurasia.

"La presencia exclusiva de los Neandertales en Europa y Asia, y su ausencia en África, restringe su origen a Eurasia. En consecuencia, el origen de su grupo hermano Homo sapiens sapiens, debe situarse en el mismo continente, es decir, en Eurasia (hipótesis de Askur/Embla, Árnason, 2016), de acuerdo con el LCA (Last Common Ancestor / último antepasado común), que entiende que el LCA de dos grupos hermanos no pueden separarse ni en el tiempo ni en el espacio".

Podemos resumir la primera parte del argumento en el hecho de que no se sabe cuándo los Neandertales han estado en África, sugiriéndose que su emergencia ocurrió en Eurasia. Ahora bien, si los Neandertales emergieron en Eurasia entonces el grupo ancestral del que divergieron, esto es, los Homo Sapiens arcaicos, también deberían haber vivido allí. Es un argumento lógico y con mérito considerable. En este sentido, hay que tener en cuenta que el Homo erectus, el mejor candidato para el antepasado inmediato del Homo sapiens, ya se había extendido a través de gran parte del planeta hace 1,8 millones de años.

Hay evidencias notorias y crecientes que apuntan a que los primeros seres humanos ancestrales de ambas subespecies ya estaban presentes en Eurasia antes de la división que dio origen a Neandertales, Denisovanos y Sapiens (Homo sapiens sapiens), y que los seres humanos casi idénticos a los de las poblaciones vivientes habían surgido en el Este de Asia mucho antes de que aparecieran en el registro fósil africano. Los fósiles de seres humanos aparentemente modernos han sido anunciados por arqueólogos que trabajan en varias excavaciones chinas, con dataciones asociadas que van desde 80.000 a 178.000 años de antigüedad.

El profesor Árnason señala que los datos que emanan del estudio de 2016, The Simons Genome Diversity Project, considerado como una encuesta genética de referencia, sugieren que hace 200.000 años las poblaciones de humanos modernos ya estaban divergiendo en nuevos grupos genéticos. Esta increíble realización apoya un modelo en el que africanos y no africanos comenzaron a separarse, en términos genéticos, cerca de la datación asociada con los primeros fósiles aceptados como humanos modernos (los fósiles de Omo, Etiopía, de 195.000 años de antigüedad).

Es difícil entender por qué dos poblaciones de la misma región habrían simplemente dejado de mezclarse durante decenas de miles de años. Normalmente tales rupturas limpias sólo se observan después de eventos de migración. Árnason también señala que la divergencia más profunda sólo se observa cuando se contrastan los genomas del pueblo Khoesan y los no africanos.

"El estudio de Mallick et al. (2016) muestra que la población ancestral de Homo sapiens sapiens había comenzado a desarrollar subestructuras genéticas hace unos 200.000 años, una antigüedad que es compatible con las estimaciones comúnmente aceptadas de la divergencia basal de los Homo sapiens sapiens existentes. Por otra parte, el análisis demostró que la divergencia basal entre los Homo sapiens sapiens existentes se reduce entre los no africanos (tal como se representa en un genoma francés) y los africanos (representados por los pueblos KhoeSan y Mbuti)".

El Simons Genome Project presentó, además, evidencias de otras divergencias del Homo sapiens sapiens que involucraban a los Yoruba, una población de África occidental habitualmente postulada como descendientes vivos de la población responsable de fundar todos los linajes no africanos.

Figura 2. Filogenias de fuera de África, a la izquierda, y fuera de Eurasia, a la derecha. Crédito de la imagen: Úlfur Árnason

Dos modelos competidores pueden extrapolarse a partir de los datos disponibles, como se muestra en los árboles de filogenias 'a' y 'b' mostrados en el cuadro de arriba.

El árbol 'a' representa a los primeros Homo sapiens emergentes en África con las tres subespecies conocidas, Neandertales, Denisovanos y Homo sapiens, surgiendo consecuentemente en el continente en algún momento antes de hace 500.000 años. Neandertales y Denisovanos emigraron de África inmediatamente después de que divergieran de los sapiens, no dejando restos fósiles y ninguna firma genética.

Cientos de miles de años después de que otros humanos dejaran África, los antepasados ​​de los Khoisan y Mbuti se alejaron de los antepasados ​​de los Yoruba, hace cerca de 200.000 años. Estas poblaciones africanas permanecieron separadas en el mismo continente hasta que miembros de la población ancestral de los Yoruba emigraron fuera del continente y colonizaron el planeta hace 70.000 años.

El modelo de árbol 'b' sostiene que los antepasados ​​arcaicos del Homo sapiens habían alcanzado Eurasia antes de la divergencia de Neandertales, Denisovanos y Homo sapiens. Neandertales y Denisovanos consecuentemente permanecieron en Eurasia y nunca se encontraron con humanos de origen africano.

Alrededor de 200.000 años atrás, un grupo de Homo sapiens sapiens se separó de la población eurasiática y emigró a África, convirtiéndose en los antepasados ​​de los KhoeSan y los Mbuti. Cerca de 70.000 años atrás un segundo evento migratorio llevó a los antepasados ​​de los Yoruba a África.

Fig. 3. Una visión simplificada de las migraciones de la población Homo sapiens sapiens. El área sombreada significa un área asiática (eurasiática) indefinida a partir de la cual se dispersaron los Homo sapiens sapiens. Los trazos rojos muestran las rutas potenciales de las poblaciones KhoeSan, Mbuti y Yoruba, fuera del rango de Homo sapiens neanderthalensis. KhoeSan y Mbuti pudieron haber divergido antes de su migración hacia África. Las líneas rojas unidas por flechas entre Mbuti y Yoruba marcan un posible intercambio genético. Los trazos en verde representan el origen asiático común de los australianos indígenas, papúes-nuevos guineanos y los andamaneses (Mallick et al., 2016). El enclave de Altai muestra la localización de la contribución genética de Homo sapiens sapiens en los Homo sapiens neanderthalensis (Kuhlwilm et al., 2016,) y la cueva de Daoxian represneta la localización de los hallazgos paleontológicos de Homo sapiens sapiens descritos por Liu et al. (2015). Crédito de la imagen: Úlfur Árnason.

"El apoyo a una divergencia africana entre Homo sapiens neanderthalensis (Hsn) y Homo sapiens sapiens (Hss) es hipotético, considerando la ausencia de hallazgos paleontológicos o arqueológicos de Hsn en África. Los problemas genético-moleculares relacionados con la hipótesis 'Out of Africa' (OOAH, Fuera de África) son de naturaleza similar, ya que estos resultados han sido interpretados de acuerdo con la preconcepción de una divergencia basal de Hss en África, una suposición que automáticamente sigue la colocación hipotética de la divergencia Hsn / Hss en ese continente".


Tabla 1: Las estimaciones (Mallick et al., 2016) muestran los momentos en que el 25%, 50% y 75% de los linajes de cada par de poblaciones se agruparon en una población ancestral común. En el contexto de la filogenia OOEH (Out of Africa) mostrada en la Fig. 2b, las estimaciones son consistentes con una dispersión temprana de los KhoeSan / Mbuti hacia África seguida por una migración correspondiente de los antepasados ​​de Yoruba. Las cifras relacionadas con los KhoeSan/Yoruba y Mbuti/Yoruba sugieren el intercambio genético (probablemente en Asia) entre Yoruba y Mbuti a una escala que excedió la de los Yoruba y KhoeSan. Crédito de la imagen: Úlfur Árnason

La información en la Tabla 1 sugiere fuertemente que hubo una reducción significativa, en el período inicial, de cruzamientos entre no africanos y KhoeSan en comparación con la de los no africanos y los antepasados ​​de los Mbuti. El mismo patrón de divergencia se puede ver en los datos estimados de cruzamientos entre Yoruba/KhoeSan y Yoruba/Mbuti. Cuando colocamos esta información en el contexto correcto, ello sugiere que los antepasados ​​de KhoeSan y Mbuti se separaron mucho antes de la datación estimada, 131.000 años atrás, 50% de la marca de coalescencia. La disparidad entre las dataciones estimadas para el KhoeSan y Mbuti puede indicar dos rutas de migración separadas tomadas desde Asia hacia África en tiempos algo diferentes.

"Las estimaciones de la Tabla 1 muestran consistencia entre las estimaciones más profundas (datación estimada con el 75% de coalescencia) relacionadas con la divergencia entre los no africanos (francés) y los KhoeSan (173.000 años atrás), y los no africanos y los Mbuti (171.000 años atrás). Este acuerdo se ha borrado en la próxima marca (50% de coalescencia), ya que muestra una estimación no africana / KhoeSan de 131.000 años atrás y una estimación no africana / Mbuti de 112.000 años atrás".

Para ilustrar mejor las dos rutas que favorecieron el éxodo hacia África, el mapa (Fig. 3) muestra a los KhoeSan tomando una ruta meridional a través de los estrechos de Bab el Mandeb, y a los Mbuti y Yoruba tomando la ruta del Sinaí. Los KhoeSan y Mbuti pudieron haber tomado la misma o diferentes rutas hacia África, pero esto no se conoce.

Los fósiles de los primeros seres humanos modernos hallados en China se ajustan fácilmente con la hipótesis de 'Fuera de Eurasia y Hacia África', explicada por la existencia de una presencia continua de Homo sapiens sapiens en Asia sin necesidad de una población hipotética procedente de África que más tarde se extinguió. Este modelo 'Fuera de Eurasia' también incluye fácilmente las pruebas de que los Neandertales y los Homo sapiens se cruzaron hace más de 220.000 años en Europa, y hace 130.000 años en Siberia, un aspecto actualmente problemático para la teoría 'Fuera de África" (Out of Africa).

Fuente: ancientnews.net | 16 de septiembre de 2017