Descubren pinturas rupestres en la Peña de la Torga de Villafranca (El Bierzo, León)

Santiago Castelao, en una de las visitas a la cueva, señala una de las pinturas. DL -

La lista del patrimonio arqueológico conocido del Bierzo se amplía. En una pequeña cueva escondida y de muy difícil acceso, situada en la zona de la Peña de la Torga, en el municipio de Villafranca del Bierzo, León, acaban de ser descubiertas unas pinturas rupestres sin catalogar. Se trata de unos signos primitivos de color rojizo, que bien podrían tener miles de años y fecharse en la época de la Prehistoria.

La persona que realizó este hallazgo se llama Santiago Castelao, un villafranquino estudioso de la naturaleza, trotamundos de la montaña y amante multidisciplinar de los árboles, la pintura o la fotografía.

Los signos y la pigmentación es primitiva y se conserva bien. DL

Castelao contaba a este periódico que hay que mantener la máxima prudencia con este hallazgo y él ha tratado de ser riguroso en el trámite. Así, ayer mismo registró un escrito oficial con destino al área de Medio Ambiente, Patrimonio y Cultura de la Junta, para que sus técnicos estudien lo que aparece en esta pequeña concavidad, situada no muy lejos del yacimiento aurífero de La Leitosa y en las inmediaciones del canal de agua que procede de Burbia y que los romanos excavaron para explotar el oro.
En principio, cree que las pinturas tienen su importancia histórica. De hecho, Castelao cita a Casimiro Martinferre, un berciano que ha escrito un libro titulado «Manuscrito de los brujos. Pinturas rupestres de la provincia de León», quien visitó la cueva de la Peña de la Torga y estima que son relevantes.

A partir de ahora, una vez que la Administración autonómica tiene constancia de este descubrimiento, el siguiente paso podría ser la visita del arqueólogo de la Junta al lugar para estudiar estas manifestaciones ancestrales y catalogar su valor real. Se sabe que los romanos que trabajaron La Laitosa o Las Médulas eran respetuosos con los símbolos antiguos que aparecían en las calicatas, y éstos de la Peña de la Torga podría ser un ejemplo.
Las pinturas presentan una buena conservación, pero se encuentran en un lugar húmedo. En función del agua de la cueva se ven más claras o difuminadas.

Fuente: diariodeleon.es | 24 de enero de 2018

Carmen Aranegui desmonta el mito de que Sagunt fue una colonia griega

Aranegui, al entrar en la sala junto al alcalde. Daniel Tortajada

La catedrática de Arqueología de la Universitat de València, Carmen Aranegui, desmontó el mito de que Sagunt era una colonia griega y apuntó que «la creencia se mantuvo para justificar la Guerra Púnica», afirmó.

Ésta fue una de las afirmaciones más llamativas que Aranegui realizó durante su ponencia «El Comerç d´Arse», en el centro cultural Mario Monreal de Sagunt dentro del ciclo de conferencias «La Ciutat Ibèrica», en el marco de la candidatura de Sagunt a Patrimonio de la Humanidad.

En su intervención, la catedrática explicó que «el comercio propició un cambio cultural de forma mucho más efectiva que la colonización» y que «los lugares con puerto son lugares donde hay tráfico de gente de sitios muy distintos, como fue el caso de Arse», argumento que utilizó para reforzar su teoría sobre el mito romano, que pidió no seguir alimentando.

«Éste era un puerto abierto y no hay base documental de su origen colonial. Se navegaba desde el mes de marzo hasta el mes de septiembre, y por lo tanto había veces que las tripulaciones de los comerciantes hibernaban en un determinado lugar. Por lo tanto, allí se establecían una serie de convivencias que daban lugar a cambios culturales», expuso Aranegui.

Tras esta explicación matizó que «los edetanos de Arse forjaron su historia mirando al mar», ya que el mar fue en la antigüedad la principal via de comunicación, añadió.

La conferencia de Aranegui, que estuvo coorganizada por el Centro Arqueológico Saguntino y el Ayuntamiento de Sagunt, como el resto del ciclo de ponencias, se centró en dar a conocer cómo era el comercio en Arse durante la época íbera, un comercio que vino marcado por un enclave importante: el Grau Vell (izquierda), «el puerto documentado más antiguo del litoral valenciano», dijo.
Según los estudios realizados, fue un puerto con un comercio de larga distancia y de distintas mercancías, desde cereal, vino, aceite, a manufacturas y metales, apuntó la catedrática.
«Esto demuestra que Arse también fue un importante centro productor que incentivaría todas las posibilidades de producción que le permitía la tierra». En definitiva, un centro de distribución al que llegaban y del que salía mercancía.

Los restos arqueológicos encontrados en el Grau Vell demuestran la participación del puerto en un tráfico internacional, como «bienes que proceden de Grecia, Cartago, Roma o Ibiza», además de la la existencia de envases para almacenar.

Epigrafía mercantil

Aranegui insistió en que el Grau Vell «no fue un puerto menor», y justificó su aseveración en varios puntos. Uno de ellos en la epigrafía íbera, con un claro carácter mercantil. A esto suma la existencia de un torreón (torre de vigilancia), «importante y bien construido», que no tenían todos los puertos, o la conservación de estructuras en tierra firmes como las construcciones que datan del 500 A.C. en las que el 50% del material encontrado era de importación, aseguró.
La excavaciones subacuáticas también corroboran la importancia del Grau Vell, dada la detección de naufragios, que ponen de manifiesto la presencia de grandes buques, lo que descarta que fuera un fondeadero.

Precisamente en este punto, la catedrática tuvo unas palabras de recuerdo para el cronista Bru i Vidal del que dijo que «gracias a él se clarificaron muchas cuestiones del puerto de Sagunt» que, en un principio, algunos estudiosos situaban en Almenara.

Fuente: levante-emv.com | 19 de enero de 2018

El colgante de oro fenicio hallado en la playa de La Isla se muestra durante un mes en el Museo Arqueológico de Murcia

El colgante de oro fenicio hallado el pasado mes de septiembre por los alumnos del curso de arqueología subacuática de la Universidad de Murcia es protagonista estos días en el Museo Arqueológico de la capital de la Región. La pieza, encontrada junto a la playa de La Isla, fue fechada en el siglo VI antes de Cristo. Este hallazgo es "la pieza del mes" en el citado museo.
La arqueóloga municipal, María Martínez, y los directores del curso, José Lajara y Juan Pinedo, ofrecieron la semana pasada una conferencia, en el museo ubicado en la Avenida Alfonso X de Murcia, para detallar la importancia del hallazgo. La pieza será expuesta durante 30 días para volver posteriormente al Museo de Mazarrón Factoría Romana de Salazones donde será expuesto de forma permanente junto a otros restos arqueológicos hallados en los cursos subacuáticos realizados por la UMU.

Este hallazgo, realizado en la Isla de Adentro en el entorno de la playa de la Isla, hace pensar a los estudiosos que Mazarrón no sólo fue un lugar de paso para comerciantes que llegaban atraídos por la riqueza mineral, sino que además podríamos estar ante la presencia de un complejo portuario este punto del Mediterráneo. "Se trata de un salto cualitativo pues a las piezas ya habituales como ánforas, platos y vasijas, que hablan del comercio marítimo, se suma ahora este hallazgo que hace ver que estaríamos ante un asentamiento con residencia de aristócratas de la época", señaló Pinedo, quien indicó que la pieza hallada era propia del ajuar de personas acaudaladas.
Durante el pasado mes de septiembre, 14 alumnos procedentes de Estados Unidos, Francia, Alemania, Brasil y de diferentes puntos de la geografía nacional se congregaron en Mazarrón para asistir a un curso que incide en la nomenclatura "Mazarrón Fenicio" como referente mundial para los estudiosos de esta civilización, a raíz de los hallazgos de los barcos fenicios en el entorno de la playa de la Isla.

Los cursos de arqueología subacuática que se están llevando a cabo en Mazarrón son posibles gracias a la colaboración de la Concejalía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Mazarrón, del Centro de Estudios del Próximo Oriente y la Antigüedad Tardía de la Universidad de Murcia (CEPOAT), de la Federación de Actividades Subacuáticas de la Región de Murcia, Fundación Cajamurica, del Club de Buceo Calypso, del centro de buceo Hispania, ArqueoMar, Nido Robotics, Casco Antiguo y la Universidad Politécnica de Cartagena, así como del IMAS y los clubes de regatas de Mazarrón y el Puerto Deportivo.

Fuente: murcia.com | 22 de jun

Tras las huellas del coliseo de Barcino

La piedra en forma de anillo que se pensaba formaba parte de la estructura del velarium del circo romano (Xavi Casinos)

Todavía queda mucho por desenterrar y descubrir de la Barcelona romana. Una de las grandes incógnitas es saber dónde estaba el coliseo, donde tenían lugar los espectáculos deportivos y de lucha. Una extraña piedra en forma de anillo en una fachada de la calle de la Volta del Remei hizo pensar durante décadas que se había erigido en este lugar, entre las actuales calles de la Boqueria i Ferran, aunque investigaciones más recientes lo descartan y apuestan por otros lugares.

La curiosa piedra está incrustada en lo alto del edificio que se asienta sobre el arco que da nombre a la pequeña calle, desde donde es visible. En el siglo XVII, algunos estudiosos sugerían que la piedra sería un resto del circo romano, en concreto, una de las piezas que habrían sostenido los postes del velarium, un gran toldo que cubría parte de la arena del anfiteatro.

Además de la piedra, la existencia de una plaza llamada de las Arenas frente a lo que hoy es la iglesia de Sant Jaume hacía pensar también que era un recuerdo del antiguo circo. La plaza desapareció con la apertura de la calle Ferran.

Antigua puerta que se creía que era del establo donde guardaban la fieras (Xavi Casinos)

El folclorista Joan Amades recoge asimismo la creencia que una pequeña puerta de medio punto actualmente tapiada bajo el arco de Volta del Remei habría sido la entrada del establo donde se guardaban las fieras utilizadas en los espectáculos. Si bien es cierto que sus dimensiones son inferiores a las de la altura de una persona, es también improbable que tuviera el citado uso.

Hoy, los historiadores descartan del todo que el anfiteatro romano se encontrara en este lugar y apuestan por una ubicación fuera de la muralla. Lo que sí parece cierto es que la antigua Barcino tuvo un coliseo, a raíz de las evidencias arqueológicas de que existió una intensa actividad de este tipo en la ciudad. De hecho, en la Barcelona romana vivió un verdadero campeón, Lucio Minicio Quadronio Vero, quien llegó a ser cónsul y está documentado que se proclamó vencedor de la carrera de carros en la Olimpiada del año 129 después de Jesucristo.

La piedra en la calle Volta del Remei (Xavi Casinos)

Actualmente existen diversas teorías. Una sitúa el coliseo donde hoy se levanta la basílica de Santa Maria del Mar, y la segunda donde se halla la iglesia del Pi. Ambas se sustentan, básicamente, en el trazado elíptico de algunas calles que rodean ambos templos. Los muros del anfiteatro se habrían aprovechado con posterioridad para levantar nuevos edificios, como ocurrió por ejemplo con las murallas. Así, parte de la forma del circo habría llegado hasta nuestro días en un proceso que se define como de fosilización urbana.

En el caso de Santa Maria del Mar, se añade la circunstancia de que antiguamente se la conocía como Santa Maria de les Arenes, lo que podría ser de nuevo un recuerdo del antiguo circo, y la hipótesis de que la actual calle de la Argenteria habría sido originariamente un camino de acceso al coliseo desde la puerta romana que se alzaba en lo que hoy es la plaza del Àngel. Por lo que se refiere al Pi, estudios basados en excavaciones bajo la iglesia indican que se habrían identificado lo que podrían ser estructuras empleadas en un edificio del tipo de un anfiteatro.

Imagen de la calle la Volta del Remei (Xavi Casinos)

Fuente: lavanguardia.com | 21 de enero de 2017

Exposición 'Vinum Vita Est' en el Museo Provincial de Ciudad Real

El lema In vino veritas trascribe de forma singular la expresión griega: En el vino la revelación (la aleceia), la verdad como desvelamiento de algo que existe previamente. Alétheia es el concepto filosófico que se refiere a la sinceridad de los hechos y la realidad.

A partir de la colonización fenicia, comenzó a cultivarse la vid y el olivo en nuestro país y a desarrollarse la producción de los productos derivados de estos cultivos, la vid y el aceite, y junto a ello las industrias próximas, especialmente la alfarería para la fabricación de recipientes para su almacenamiento y trasporte.

Inicialmente eran las familias pudientes las que tenían acceso a estos productos reservados para ceremonias o celebraciones importantes. Según los arqueólogos, a partir del siglo IV antes de Cristo se extiende el cultivo de la vid y la producción del vino que, llega así a muchos lugares y niveles sociales. Sin embargo, había vinos como los griegos o los italianos que eran considerados de especial calidad y por tanto de precios mucho más elevados.
En el Museo de Ciudad Real se presenta una interesante exposición bajo el título Vinum vita est que presenta diferentes piezas de yacimientos arqueológicos de Castilla-La Mancha y nos habla de la historia del vino en nuestra región.

La exposición comienza por la presentación de unas excelentes piezas griegas: una pátera ática de El Toril (El Salobral), una crátera cerámica ática del siglo V antes de Cristo conservada en el Museo de Albacete o una copa tipo Cástulo del yacimiento del Cerro de las Cabezas (Valdepeñas). Cerámicas de colores negros con la elegancia y el cuidado de diseño de una cultura elaborada. El griego sigue teniendo la belleza de sus objetos y su lenguaje y la palabra crátera es una de esas palabras de sonoridad llena de armonía. Una crátera (del griego κράτηρ) es una vasija grande en la que se mezclaba el vino con el agua para luego servirlo en las copas.

El vino de los íberos y los fenicios

Según los historiadores griegos, los íberos tomaban el vino al modo bárbaro, es decir, puro, sin mezclar con agua, al contrario que los griegos que llegaban a rebajarlo hasta un 75 %. La copa en la que se bebía era también importante y por ello los vasos griegos daban una solemnidad y categoría al consumo del vino en las fiestas y celebraciones rituales. El vino era un alimento esencial para los guerreros que podían beberlo en los días que duraba la batalla para tener las fuerzas y energías necesarias.

Los fenicios pudieron traer nuevas técnicas y tal vez nuevas variedades que vendrían a unirse a las ya existentes. Con el tiempo éstas fueron extendiéndose por toda la península. Pero ya en época ibera el cultivo de la vid y la producción del vino estaban presentes en la Península Ibérica. Un excelente ejemplo de ello nos lo ofrecen los estudios del yacimiento del Cerro de las Cabezas de Valdepeñas. Yacimiento con diferentes ánforas para el trasporte del vino y con la constancia de la vitis vinífera en la zona. Es decir, el cultivo de la vid para la obtención del vino está documentado en este espacio en época ibera.

Las piezas de época ibérica tienen nuevos diseños y tratamientos decorativos, pero están llenos de belleza en esa sencillez de la arcilla con decoraciones de colores armónicos y de una austeridad máxima. La tinajilla del cerro de las Nieves de Pedro Muñoz es del siglo IV antes de Cristo, la crátera ibérica del opidium de Alarcos, en Ciudad Real, es una pieza de calidad singular como lo es también la pieza de cerámica del siglo IV antes de Cristo para la mezcla de líquidos.

El vino de los romanos. In vino veritas

Las obras de los escritores romanos como Catón, Columela, Horacio, Paladio, Plinio, Varrón y Virgilio nos hablan del papel del vino en la cultura romana y de sus costumbres. Para los romanos el vino griego fue el más apreciado, teniendo las variedades locales precios mucho más bajos. El siglo II a. C. empezó la producción de vino romano de calidad y el desarrollo de los viñedos. Hay cosechas que se recuerdan como especialmente buenas como la del 121 a. C., cosecha opimia, nombre que toma del cónsul de la época, Lucio Opimio. Plinio el Viejo habla de los primeros crus de Roma y en Sicilia estaba la primera finca viticultora de mamertinum. En esta época se estima que Roma consumía cerca de 1,8 millones de hectolitros de vino al año, aproximadamente medio litro diario por cada hombre, mujer y niño.

Los vinos españoles llegaban con frecuencia a Roma. El poeta Marcial describió un vino muy apreciado conocido como Ceretanum y originario de Ceret (la actual Jerez de la Frontera). ​ El comercio del vino español llegó más lejos a través del imperio romano que el vino italiano, habiéndose encontrado ánforas de España en Aquitania, Bretaña, el valle del Loira, Normandía, Britania y la frontera germana. El historiador Estrabón señaló en su Geografía que los viñedos de la Bética eran famosos por su belleza. El escritor agrícola romano Columela fue un nativo de Cádiz influido por la viticultura de la región.

El lema In vino veritas trascribe de forma singular la expresión griega: En el vino la revelación (la aleceia), la verdad como desvelamiento de algo que existe previamente. Alétheia es el concepto filosófico que se refiere a la sinceridad de los hechos y la realidad. Literalmente la palabra significa aquello que no está oculto, aquello que es evidente, lo que es verdadero. También hace referencia al des-ocultamiento del ser. El vino nos ayuda a manifestarnos en la realidad que somos a descubrir la verdad de las personas dice la expresión griega.

Vinum vita est

Uno de los centros vinícolas más importantes del mundo romano fue la ciudad de Pompeya con una vasta extensión de viñedos, y servía como importante centro comercial con las provincias romanas extranjeras. Era la fuente principal de vino para la ciudad de Roma. Se han encontrado ánforas estampadas con los sellos de mercaderes pompeyanos por todo el imperio romano. A medida que Roma extendía su poder por el mundo aumentaba el comercio del vino aumentó. Y sus potentados disponían en sus casas de espacios para el almacenamiento de este preciado líquido como ocurre en la casa de Materno en Carranque. Recientemente se están documentando en Carranque espacios para la elaboración del vino. Los visigodos continuarán apreciando el vino y la uva como lo prueban algunos de los materiales aparecidos en las excavaciones de la Vega Baja de Toledo o el sillar visigodo de Oreto decorado con racimos de uvas.

Petronio cuenta la celebración que el liberto Trimalción, hizo en su casa. Para impresionar a sus invitados les ofreció un falerno opimiano de cien años en ánforas de cristal. Y cuando lo probaron gritó Vinum vita est para inaugurar el banquete. Este es el lema que ha escogido la exposición que ahora se presenta en el Museo de Ciudad Real.

Un recorrido que muestra una selección de piezas arqueológicas de yacimientos importantes de Castilla-La Mancha que nos ayudan a seguir la presencia del vino y sus usos sociales en este territorio en épocas remotas. Probablemente sería bueno que este rastro estuviera presente en un catálogo y en las redes sociales, en la red de redes. Cuando uno busca vino en la época ibérica o romana parece que Iberia se reducía a la Tarraconense o a la Bética con un desierto en el resto del territorio. Una buena web de la exposición y los materiales presentados sería una buena aportación a la cultura del vino en Castilla-La Mancha presente en esta excelente exposición.

Fuente: lanzadigital.com| 19 de enero de 2018

Hace 9.000 años que nadie veía el rostro de esta muchacha de Tesalia (Grecia)

Tenía entre 15 y 18 y (o un máximo de 25), pómulos prominentes, frente alta y un hoyuelo en la barbilla. Y medía 1,57 metros. Se llama Avgí -o así la han bautizado los arqueólogos-. Significa Aurora, y le han puesto ese nombre porque vivió en el amanecer nuestra civilización, hace 9.000 años. Desde entonces nadie había vuelto a contemplar el rostro de esta muchacha, pero la tecnología forense asociada a unos restos arqueológicos lo ha hecho posible.

Vivió en Tesalia, en el centro de Grecia, al final del periodo Mesolítico. Un equipo de científicos griegos y suecos ha sido capaz, gracias a las más punteras tecnologías forenses, de recrear con todo detalle el aspecto y la expresión de Avgí. El resultado de la investigación fue presentado ayer en el Museo de la Acrópolis de Atenas.


El cráneo de Avgí fue excavado en 1993, en la cueva Theopetra, un yacimiento que guarda pruebas de ocupación humana desde la friolera de hace 130.000 años. Está cerca de la ciudad de Trikala. «Ella vivió durante lo que se ha considerado la "aurora" de la civilización actual», declaró Nina Kyparissi-Apostolika, directora de las excavaciones en la cueva Theopetra, que tienen como objetivo entender mejor la historia y cultura griega, especialmente la mesolítica.

Aparte de su edad y altura, los estudios forenses han revelado que pudo padecer anemia o tal vez escorbuto y tenía pequeñas alteraciones óseas debidas a inflamaciones. Sus huesos se han datado en el 8070 antes de Cristo. Ese es justo el momento en el que los cazadores recolectores comenzaron a cultivar la tierra.

En su día, los restos de Avgí fueron la primera confirmación de la existencia actividad humana del Mesolítico en Tesalia. Se trata del periodo de la prehistoria que forma la transición entre el Paleolítico y el Neolítico, también denominado la Edad Media de la Piedra.

La presentación de los resultados de la investigación en el Museo de la Acrópolis de Atenas

Los expertos, bajo la dirección del Profesor de Ortodoncia, Manolis Papagrigorakis, de la Universidad de Atenas han relatado que no se conocen otros detalles sobre su vida y muerte. El rango de edades manejado se debe a que en el caso de Aurora los restos de su esqueleto indican que tenía 15 años mientras que sus dientes muestran que podría tener hasta 18 años. Y aunque los indicios médicos son aún preliminares, la anemia y falta de vitaminas parecen una hipótesis firme.
En el equipo que estudió los restos de esta chica trabajó, además de este dentista y arqueólogos, un ortopeda, un neurólogo, un radiólogo y un patólogo, con la colaboración de un laboratorio sueco especializado en reconstrucciones humanas que ya había colaborado con expertos griegos en la reconstrucción de la cabeza de Myrtis, una niña de 11 años que falleció de fiebres tifoideas cerca de la Acrópolis en el s.V a.C (alrededor del 430 a.C.). Myrtis fué presentada a la comunidad científica en Atenas durante el 2010. En el equipo sueco destaca Oscar Nilsson, un arqueólogo y escultor especializado en este tipo de reconstrucciones detalladas y basadas en los restos obtenidos y muchos estudios.

Rostro de Myrtis, de 11 años, que murió de tifus en Atenas en el siglo V a.C. FOTOGRAFÍA DE OSCAR NILSSON.

"Avgi tiene características y funciones únicas, no especialmente femeninas. Myrtis era todavía un niña y no difería en absoluto en las características que encontramos a nuestro alrededor hoy en día", dice Nilsson. "Después de haber reconstruido muchas mujeres y hombres de la Edad de Piedra, creo que algunas características faciales parecen haber desaparecido o 'suavizado' con el tiempo. En general, nos vemos hoy menos masculinos, tanto hombres como mujeres".

Fuentes: ABC.es | National Geographic | 20 de enero de 2018