El día en que los egipcios dejaron de escribir jeroglíficos

Acceso porticado al templo dedicado a la diosa Isis, File, Aswan, Egipto.

El año 392 d.C. el emperador Teodosio decretó el cierre de todos los templos egipcios. El Imperio Romano de Oriente era oficialmente cristiano desde el Edicto de Tesalónica de 380 d.C. y las persecuciones de paganos estaban a la orden del día: se destruían sus templos y se les privaba de fondos para mantener sus cultos.

Se creaban leyes contra ellos: en 346 Constancio ya había prohibido el acceso a los templos, y pocos años después la idolatría se castigaba con la pena más severa. Se confiscaban las propiedades y se prohibían los matrimonios mixtos. En 388 se llegaron a proscribir las discusiones religiosas.

No obstante Egipto quedaba lejos, y aunque para finales del siglo IV era esencialmente cristiano, todavía quedaba quien mantenía la antigua religión de los faraones. Concretamente los blemios, un pueblo nómada originario de la Baja Nubia (entre la primera y la segunda catarata y las costas del Mar Rojo) cuya antigüedad se remontaba al II milenio a.C.

Isla de File en 1906 / foto Marques and Fiorillo en Wikimedia Commons

Desde el reino de Meroë los blemios habían acosado constantemente a los romanos forzándoles a firmar tratados de paz, aunque siguen realizando incursiones periódicamente. La táctica funciona y para el último cuarto del siglo IV fundan su propio reino en los antiguos territorios meroíticos de la Baja Nubia.

Desde su bastión se atreven a seguir acosando al invasor, y para 374 asaltan la Península del Sinaí, forzando al imperio a concederles el mantenimiento y la gestión de todos los templos paganos egipcios, religión que siguen manteniendo.

En el año 394 d.C. controlan una extensión de territorio que incluye Berenice, Elefantina, File, Faras y Talmis, convirtiendo esta última en su capital y conservándola al menos hasta el siglo siguiente.
Ante la situación los emperadores bizantinos no tienen más remedio que levantar la mano y mantener los templos abiertos, a pesar del edicto de Teodosio, ya que los blemios bajan regularmente desde las colinas del Mar Rojo para rendir culto a Isis.

Los templos de File en la actualidad / foto Zakaria Rabea en Wikimedia Commons

Lo hacen en File, la isla del Nilo (a unos 11 kilómetros al sur de Asuán) que alcanzó fama en la Antigüedad por los numerosos templos erigidos en época helenística y romana dedicados a la diosa. Un lugar sagrado donde el acceso solo está permitido a los sacerdotes y altos funcionarios, pero que se ha convertido en la frontera del imperio con los blemios, una zona libre donde todavía hay libertad de culto.

Si buscan hoy la isla en los mapas no la encontrarán, quedó sumergida bajo las aguas tras la construcción de la presa de Asuán en 1970, aunque los templos fueron desmontados piedra por piedra y vueltos a reconstruir en el islote de Agilkia.

Una mañana un escriba llamado Esmet-Akhom, probablemente un blemio, se encuentra frente al muro norte de la puerta de Adriano, junto al templo de Isis levantado por Ptolomeo Filadelfo en File, donde está la pequeña capilla de Mandulis. Empieza a tallar una inscripción, de manera apresurada dada su tosquedad, en jeroglíficos y demótico (la escritura demótica era una forma abreviada de escritura hierática, que a su vez era una grafía abreviada de la jeroglífica).

La inscripción de Esmet-Akhom / foto A.Parrot en Wikimedia Commons

Quizá el sofocante calor u otra urgencia menos agradable le obliga a escribir rápido su oración sobre la piedra. En la parte superior de la inscripción escribe con jeroglíficos:
Ante Mandulis, hijo de Horus, por la mano de Esmet-Akhom, hijo de Esmet, segundo profeta de Isis, para siempre. Palabras pronunciadas por Mandulis, señor del abatón, gran diós.
Y en la inferior, en demótico:
Yo Esmet-Akhom, escriba del archivo de Isis, hijo de Esmet-Panekhate, segundo profeta de Isis, cuya madre es Eswe-Ra, he grabado esta figura de Mandulis para la eternidad, porque es amable conmigo. Hoy, en el día del aniversario de Osiris, en su fiesta del año 110 (era de Diocleciano).
Mandulis, a quien va dirigido el texto, es el nombre griego del dios Meruel, la personificación de la juventud solar en la mitología egipcia que era adorado principalmente por los blemios. Y abatón es un término griego que significa lugar inaccesible. Se refiere a los 14 lugares donde se creía que habían sido enterradas partes del cuerpo de Osiris. El más documentado de los abatón estaba en la isla de Biga, muy cerca de File.

Parte superior de la inscripción (jeroglíficos) / foto A. Parrot, Mickey Mystique en Wikimedia Commons

En aquel momento a Esmet-Akhom ni siquiera se le pasó por la cabeza, cómo iba a pensarlo, pero su inscripción fue la última jamás escrita con jeroglíficos. Ninguna otra inscripción ni documento posterior ha sido encontrado. Pero quizá intuía algo y por eso nos dejó su nombre, para que pudiéramos recordarle, y la fecha de aquel día: el aniversario de Osiris en el año 110 de la era de Diocleciano, o lo que es lo mismo el 24 de agosto del año 394 d.C.

Nada más se sabe de Esmet-Akhom. Probablemente fue el último de los egipcios que supo escribir jeroglíficos, el último testimonio de una escritura que duró más de tres mil años. Por lo menos así es como hoy se le recuerda, sin perjuicio de que en el futuro algún sorprendente descubrimiento arqueológico nos diga lo contrario.

Parte inferior de la inscripción (demótica) / foto A. Parrot, Mickey Mystique en Wikimedia Commons

En cuanto a los blemios, fueron los últimos paganos fieles a la religión egipcia. Aun seguirían adorando a Isis y a Mandulis casi dos siglos más hasta que los dioses abandonaron Egipto, cuando el emperador Justiniano mandó cerrar definitivamente los templos en el año 537, encarcelando a los sacerdotes y trasladando las estatuas sagradas a Constantinopla.

Fuente: labrujulaverde.com | 19 de junio de 2018

El Templo de Diana en Mérida se hace visitable y con realidad virtual

Templo de Diana en Mérida


Mérida amplia su apuesta por la historia y el turismo de la ciudad con el Centro de Interpretación del Templo de Diana/Palacio de los Corbos, que estará abierto al público a partir de mañana para aquellos ciudadanos que quieran visitarlo y conocer -gracias a un sistema de realidad virtual- cómo era el edificio. El centro cuenta en varias salas con panelerías interpretativas, imágenes alegóricas, audiovisuales, y piezas originales y replicas relacionadas con patrimonio del mundo romano que guarda en este monumento.

Con la inauguración del Centro de Interpretación del Templo de Diana culminan las labores de conservación y museografía que han hecho posible la adecuación para la visita del templo romano mejor conservado de España. Serán grupos de 25 personas, todos los días de la semana en horarios de mañana (10:30 y 12:00 horas) y tarde (17:00, 18:00 y 19:00 horas), los que podrán disfrutar de la visita a este emblemático monumento situado en el corazón del antiguo foro de la colonia de Augusta Emerita.

La conversión de este edificio en centro de interpretación, realizada gracias a la aportación de varias anualidades del Proyecto Mecenas y elegido mediante votación, completa la actuación arquitectónica anterior financiada por la Junta de Extremadura y dirigida por el arquitecto Rubén Cabecera.
El alcalde Antonio Rodríguez Osuna ha destacado que el Ayuntamiento ha puesto en marcha en el edificio con su presupuesto un sistema pionero en España de realidad aumentada virtual, que permitirá a los visitantes disfrutar de una recreación del edificio para conocer cómo se cree que era en la época romana.

Templo Diana, recreación de cómo era

Romano y uso posterior como palacio

El Centro de Interpretación del Templo de Diana estructura su discurso a través de las dos plantas del edificio, abordando su importancia en época romana y sus posteriores usos.
El recorrido se articula, tal y como ha planteado la responsable museográfica del mismo, Lourdes Román, en una sala de acogida con algunas reproducciones, panelerías interpretativas e imágenes alegóricas. Desde esa sala inicial, se accede a la siguiente sala en la que se exponen varias piezas arqueológicas vinculadas al templo y al Foro y una proyección conceptual que habla de los ritos y cómo entendían los romanos la religión como presentación del propio templo de Diana.
En la primera planta, estructurada en diversos ámbitos expositivos y jalonada con diferentes recursos (piezas originales, audiovisuales, paneles, reproducciones, etc.), se aborda el templo en época romana y su configuración dentro del Foro. Se explica también la historia del templo en épocas posteriores.

Autoridades en el Centro de Interpretación del Templo de Diana

El templo perduró a lo largo de los siglos y a ello contribuyó de manera fundamental su conversión en casa palaciega del Señor de los Corbos en pleno Renacimiento (s. XVI). Como vivienda particular se mantuvo en uso hasta 1972, cuando el conjunto monumental fue adquirido por el Estado español, siendo objeto de excavaciones y restauraciones que le han dado el aspecto actual que todos conocemos hoy.

La apertura del centro de interpretación aumentará la oferta turística de la ciudad de Mérida, y de la región, incorporando un nuevo recinto al circuito de visita y contribuirá a dotar de vida una de nuestras plazas más frecuentadas por emeritenses y visitantes. Este fue también objetivo principal del proyecto de Adecuación Arquitectónica y Urbanística que, según el proyecto de José María Sánchez, promovió la Junta de Extremadura y el Consorcio, inaugurado en febrero del 2011 para el disfrute de los ciudadanos y ciudadanas.

Fuente: eldiario.es | 17 de junio de 2018

Los sepulcros de transi

El “transi”´ (de tránsito, una de cuyas acepciones es deceso o muerte) es una forma especial de escultura funeraria que llegaría a ser muy popular en el norte de Europa a principios del siglo XV. Estos monumentos funerarios son usuales en Gran Bretaña, pero también se los puede ver en algunas iglesias italianas; Andrea Bregno esculpió alguno de ellos, incluidos los del cardenal Alano en San Prassede; otros ejemplos son los del cardenal d’Acquasparta, en Santa María de Araceli, o la tumba del obispo Gonsalvi (1298). En este tipo de representaciones de bulto redondo, que procedían de fórmulas escultóricas anteriores, como los “yacentes” (gissants) se figuraban los honores y bienes terrenales del fallecido junto con su cuerpo en descomposición. Esta forma de concebir la tumba, desprovista de sus elementos más macabros, continuaría en uso hasta bien entrado el siglo XVII. Esta paulatina transformación o estilización se hizo patente en la tumba de Francisco I en la Abadía Real de Saint Denis, a las afueras de Paris: “las efigies del rey y la reina siguen representados como cadáveres desnudos, recién fallecidos, aunque sus cuerpos reposan sobre urnas de influencia romana, de marcado carácter ornamental.”


El origen de esta peculiar forma de escultura funeraria se establece con la célebre efigie de la tumba del Cardenal Jean de LaGrange ( muerto en 1402) en Avignon; en ella se fijaron las primeras líneas del estilo del transi, que fue el final, en arquitectura monumental, de la representación habitual del fallecido en vida. El término transi puede ser aplicado también a un monumento que muestra únicamente el cadáver, sin efigie alguna de la persona viva.

 La cuestión de por qué esta forma tan singular de ornamentación funeraria fue desarrollada es bien compleja y las intenciones de sus creadores incomprensibles a duras penas para nosotros, poco acostumbrados como decíamos a la presencia de la muerte en nuestros hogares o en nuestro entorno social próximo. La gente que concibió el transi convivía a diario con plagas, el fantasma de la pestilencia y la enfermedad, con el horror del infierno. Para el hombre del medievo, la muerte era casi más real, física y presente que la propia vida. Se ha intentado probar en este sentido la influencia de las epidemias de peste sobre la visión de la muerte en la Edad Media y el primer Renacimiento, al margen de las raíces judeocristianas de la Europa medieval, que por sí solas constituírían una buena explicación. Estas formas extremas de la representación de la mortalidad en toda su crudeza servirían, seguramente, como recordatorio de la fugacidad de la existencia humana, una expresión sublime y tremenda del memento mori que prevenía a muchos, del pecado y la vida licenciosa. Eran asímismo una advertencia de que, independientemente de lo alto que fuera el estatus de una persona, cuán rica o poderosa fuese ésta, no había escape posible de la muerte, ni –desde una perspectiva cristiana– escape del alma a la balanza del Juicio Eterno.

En estas tumbas quedaban reflejadas las ideas de contricción y humildad, constituyendo un índice terrible que señalaba a los vivos el camino hacia una conducta ejemplar. En algunos casos, el transi o escultura funeraria aparecía vinculada a los símbolos tradicionales de la Resurrección (Francois de la Sarra). En estos casos la representación clásica del individuo particular yacente en la tumba, se ha sustituido por la figura genérica de un cadáver que simbólicamente se asocia con la Resurrección –en el sentido de que el hueso es el ”núcleo duro” y, por ende, incorruptible o diamantino, en sentido figurado, frente a la carne, asociada desde la perspectiva cristiana al pecado y a la desintegración.
Sin embargo, este tipo de monumentos, con un exigente programa escultórico, era muy costoso y sólo podría hacerse para personajes de la más alta nobleza, generalmente reyes, obispos o abades, porque se necesitaba una fortuna para costear los gastos de la tumba y además había que ser suficientemente poderoso para asegurarse un lugar en la catedral o la iglesia a la que se destinaría el sepulcro. Algunos de los transi eran tumbas dobles, para el rey y la reina (lo cual, curiosamente, nos remite de nuevo a algunos aspectos del simbolismo alquímico)

Anteriormente a la aparición de este tipo de monumento funerario de gran verismo, el esqueleto –o, más ampliamente, el cadáver– se había considerado ligado a la idea de renovación y resurrección desde, al menos, tres ámbitos diferentes: como parte del lenguaje alquímico –donde se vincula con la nigredo, fase de putrefacción y desde un punto de vista bíblico, donde el cráneo y los huesos figuraban al tumba de Adán por un lado o la Resurrección de Cristo por otro.


En el primer orden de cosas, muchos alquimistas creían que la meta primera de la Gran Obra era la regeneración espiritual del hombre; las imágenes de la tumba y la putrefacción se vinculan con esta idea general y enlazan con el simbolismo cristiano de la semilla sembrada en corrupción –el cadáver, la materia prima– y que resucita en gloria –el cuerpo sublimado–. Diversos autores herméticos subrayaban la imperiosa necesidad de la muerte y descomposición del cuerpo (metafóricamente, los ingredientes alquímicos) como preludio de la resurrección. Esta fase era llamada “nigredo” o también “Viejo Adán” y eran usualmente representados por un cadáver humano.

Por otro lado, bajo la perspectiva cristiana, las parábolas del grano de trigo que cae en tierra (12,24) evocan este simbolismo del que hablamos: Dice San Pablo: ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano, de trigo, por ejemplo o alguna otra semilla. Y Dios le da un cuerpo a su voluntad: a cada semilla un cuerpo peculiar (1 Co 15,35-38). Dice también: Se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual ” (15,44). En su forma más extendida, el transi duplicaba la figura del difunto, en un retrato personal y un cadáver; desde la óptica cristiana, esta duplicidad podría equipararse al concepto bíblico del Viejo y el Nuevo Adán –Cristo– que libera al primero, esto es al ser humano, del yugo del sufrimiento y la muerte.


Estas extraordinarias obras de arte, aunque gozaron de popularidad hace siglos, se han ido perdiendo y cada vez son más raras, aunque se conservan algunos ejemplares espectaculares, especialmente en Gran Bretaña. Un ejemplo atípico pero excepcional de este tipo de monumento es el transi de René de Châlon en la Iglesia de Saint Peter in Bar-le-Duc, atribuido a Ligier Richier of Lorraine.
En épocas recientes se han datado otros muchos ejemplos, cuyo origen se fija entre 1420 y 1480. Se estima en unos ciento cincuenta ejemplares más o menos bien conservados en Reino Unido y el resto de Europa; verdaderos hitos que podrían jalonar un fabuloso peregrinaje por el viejo mundo, una ocasión increíble para meditar largamente sobre el propósito –de haber alguno– de nuestra breve existencia.

Fuente: http://www.viajesconmitia.com/2011/12/08/transi/

El yacimiento prehistórico Castillejo del Bonete (Ciudad Real), vinculado a una religión solar

Foto: Yacimiento funerario del Castillejo de Bonete

Castillejo del Bonete, el yacimiento prehistórico de Terrinches (Ciudad Real) declarado Bien de Interés Cultural (BIC), fue un centro ceremonial vinculado a una religión solar donde el orto del solsticio de invierno parece que tuvo un especial protagonismo. Tanto su ubicación como las alineaciones definidas por sus muros refuerzan su simbolismo astronómico y la importancia de los elementos astrales en el mundo funerario, ritual y religioso de la Prehistoria reciente de La Mancha.

Según explica el Ayuntamiento de esta localidad, esta es la principal conclusión de las últimas investigaciones interdisciplinares de carácter arqueastronómico de los doctores Luis Benítez de Lugo (izquierda), arqueólogo y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, y César Esteban López (derecha), astrofísico y profesor de la Universidad de La Laguna, publicados por la revista SPAL, Revista de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sev..., tras superar un proceso de revisión.

El punto más relevante del estudio de los dos investigadores es la verificación de que el centro ceremonial de Castillejo del Bonete muestra un marcador del amanecer del solsticio de invierno en la montaña más peculiar de su horizonte (la giennense Peña del Cambrón), así como alineaciones con este y otros eventos solares singulares, tales como el equinoccio y el solsticio de verano.

Fotografía obtenida desde el arranque de la zona rectilínea del Corredor 1 y mirando hacia el horizonte suroeste. El círculo representa la posición aproximada y el tamaño del disco solar durante su ocaso en el solsticio de invierno del 2000 a.C. Podemos ver que la parte final del corredor ya no se encuentra alineada con este evento astronómico, torciéndose para enlazar con el Túmulo 2.

Los marcadores y las orientaciones hacia el amanecer del solsticio de invierno pueden también estar presentes en otros sitios contemporáneos cercanos, como son la necrópolis del Cerro Ortega en Villanueva de la Fuente y la Motilla del Azuer en Daimiel, pero Castillejo del Bonete constituye la primera evidencia de un marcador solar en un túmulo prehistórico de la Península Ibérica, lo que indica que su ubicación fue cuidadosamente elegida y que su construcción refleja su simbolismo astronómico.

Foto: Yacimiento de Motilla del Azuer, en Daimiel.

Para poner en valor estas investigaciones, así como para dar a conocer que el yacimiento ha sido declarado por la Viceconsejería de Cultura como visitable, el Ayuntamiento de Terrinches ha organizado para los días 21 y 22 de junio -coincidiendo con el solsticio de verano- unas jornadas en las que participarán estos dos investigadores y en las que también se podrán realizar visitas guiadas a distintos recursos patrimoniales del municipio, entre otras actividades.

Fuente: eldiario.es | 16 de junio de 2018

La zona arqueológica de Miróbriga, en Portugal, revela nuevos hallazgos

Zona arqueológica de Miróbriga.

Localizadas sobre un promontorio situado justo al norte de la ciudad de Santiago do Cacém, en la región del Alentejo, Portugal, la zona arqueológica de Miróbriga revela nuevos hallazgos.
Se trata de cerámica utilitaria como ollas, sartenes, cazuelas, fragmentos de huesos de animales como el cerdo, metales, así como una mascarilla teatral de bronce, utilizada para decorar, que van de los siglos I al V u VII, aseguró José Carlos Cuaresma, coordinador de los trabajos de exploración y excavación. Durante un recorrido por las ruinas que pertenecieron al Imperio Romano, un antiguo asentamiento lusitano (alrededor del siglo V a.C.), el arqueólogo por la Universidad Nueva Lisboa comentó que se trata de objetos de época de lo que fue un mercado central, vestigios de algunas casas de comerciantes y artesanos, casas de hospedaje con restos de pinturas e importantes termas. Estas últimas están en excelente estado de conservación y se encuentran divididas en dos conjuntos, uno más suntuoso, con restos de mosaicos, mármol y columnas labradas, y otro mucho más pequeño y humilde.


“Ya sabíamos que tenía un área comercial muy extensa, con varias tiendas que llamamos tabernas, y son estas casas individuales. Del otro lado aparece un mercado, un edificio cuadrangular y la mitad de ese mercado, tiene un patio central que ha colapsado un poco. Ahora excavamos los tejumbres o tabernas, son más de 10, ya habíamos empezado con el mercado. En este momento excavamos la (taberna) número uno y el próximo año la número dos”.

Reveló que con los objetos encontrados, se busca, por un lado, "definir la cronología y tipología arquitectónica del área comercial; por otra parte, recibir la tramitación cronológica y percibir qué tipo de colección de materiales es la más típica de un área comercial". El sitio arqueológico, clasificado de interés público desde 1940 y como Patrimonio Arquitectónico de Portugal desde 1982, fue a decir de Cuaresma, el primer mercado que tuvo Portugal.


En torno a la zona de termales, ambos conjuntos son visitables, las saunas, las piscinas de agua fría, las salas calientes, los reteles públicos (latrina), las calderas y se puede observar el sistema hipogeo de distribución de agua caliente (hipocausto), que consistía en estrechas galerías sobre arcos de ladrillo. Reveló que, en la actualidad, se desconoce cuántas hectáreas abarca el sitio arqueológico, toda vez que es una ciudad sin murallas, lo que impide el conocimiento efectivo.
Asimismo, dio a conocer que este lugar posee un edificio muy interesante el cual se encuentra extramuros; se trata del magnífico hipódromo o circo, "y con ello estimamos que esta ciudad sea mucho mayor".

Fuente: 20minutos.es | 16 de junio de 2018

La exposición "Galaicos, un pueblo entre dos mundos" llegará a Madrid y Barcelona

La presidenta de la Diputación, Carmela Silva (foto), dio a conocer la exposición itinerante "Galaicos, un pueblo entre dos mundos", un "programa estrella que nos va a convertir en una referencia en todo lo que tiene que ver con el patrimonio histórico y cultural". La muestra, que arrancará este año y se extenderá hasta el año 2020, trasladará hasta museos de Madrid, Valencia y Barcelona una representación de la cultura galaica desde la Edad de Bronce hasta la Antigüedad tardía.

Según informó Silva, a través de la exposición "queremos dar a conocer el rico patrimonio arqueológico y cultural de la provincia de Pontevedra, mostrar los cambios y las continuidades que se producen durante un largo período de más de 2.000 años de la historia de Galicia, ofrecer las claves de interpretación de los yacimientos excavados en los últimos años, divulgar en espacios museísticos y culturales los trazos básicos de nuestra prehistoria, difundir nuestra arqueología y estimular la visita a la provincia en el marco de ofertas de turismo cultural y arqueológico".
Silva destacó el carácter científico del proyecto, para comprender la dinámica socioeconómica de la provincia en la antigüedad y su divulgación en foros y centros universitarios; la vertiente turística del mismo, ya que permite ampliar la oferta, desestacionalizar la demanda y captar nuevos turistas potenciales y revalorizar el turismo de calidad; y, finalmente, su carácter socioeconómico, ya que estamos recuperando los espacios patrimoniales como espacios sociales, creando puestos de trabajo relacionados con el turismo y la cultura.

La exposición itinerante "Galaicos, un pueblo entre dos mundos" también responde "a que estamos en el Año Europeo del Patrimonio y la propia Unión Europea está animando a las administraciones a promover proyectos y actuaciones como esta exposición". En este contexto, y tal y como explicó Silva, "aprobamos el pliego, por valor de 320.000 euros, para la producción, montaje y desmontaje, transporte, almacenamiento, guardia y custodia, mantenimiento y cierre de la exposición 'Galaicos, un pueblo entre dos mundos'".

La exposición, dotada de entre 60 y 70 piezas y con recursos de carácter didáctico y audiovisuales, arrancará la finales de este año en Madrid, en el Museo Arqueológico Nacional, y desde allí partirá, entre lo 2019 y 2020, al Museo de Prehistoria de Valencia, al Museo Nacional d´Arqueología de Catalunya y al Museo de Pontevedra. En cada una de estas ciudades, la Diputación de Pontevedra mantendrá la muestra entre 4 y 6 meses.

Fuente: farodevigo.es | 10 de junio de 2018