Los mayas también fueron experimentados navegantes

Los mayas no solo fueron grandes astrónomos, arquitectos y artistas. Nuevas interpretaciones arqueológicas revelan que también fueron avezados navegantes, especialmente en la última etapa de su cultura.

Es así como recorrieron las costas entre Honduras y Tabasco, México, llevando su comercio, principalmente alimentos y objetos de arte, por toda su zona de influencia. Pudieron haber cubierto fácilmente hasta 300 km costeando, aunque seguramente los viajes eran más cortos, explica a "El Mercurio" la arqueóloga mexicana Daniela Fabila, quien desarrolla su tesis sobre este tema en el Programa de Doctorado en Estudios Mesoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México, Unam.

Dos exploradores de National Geographic -el geólogo Andrés Ruzo y el arqueólogo Fabio Amador-, siguieron estas rutas a principio de este año, desarrollando una investigación científica de avanzada con el apoyo de los arqueólogos del lugar. El resultado de la expedición se tradujo en el documental "Misterios del Inframundo: Quintana Roo", que se presenta el domingo 23 de septiembre en el canal Natgeo o en su aplicación.


Foto: Andrés Ruzo (izquierda) y Fabio Amador en un momento del trabajo de investigación sobre la cultura de navegación de los mayas.

"Tratamos de cubrir todo por mar, tierra y hasta aire a través de drones. Fue muy espectacular", cuenta Ruzo a "El Mercurio".
Uno de los hallazgos más interesantes que ha salido a la luz recientemente es la condición de puerto "internacional", de la ciudad costera de Tulum, que se encuentra próxima a Cancún y otros centros de recreación actuales en la costa de la península de Yucatán.

Clave allí era el edificio conocido como 'El Castillo'. La costa de Yucatán está rodeada por el segundo arrecife de coral más grande del mundo, lo que significa un importante obstáculo para la navegación, pero justamente frente a Tulum había un corte en el arrecife que permitía la entrada y salida de embarcaciones. Además, por su altura mayor respecto de otras estructuras, 'El Castillo' hacía las veces de un faro. Ruzo y Amador llegaron allí en una réplica de embarcación maya tal como lo hacían los antiguos navegantes de la región.




"Muchas veces había visto por fotos Tulum, pero es muy distinto hacerlo desde el mar y ver que donde se distingue la torre del edificio se abre una especie de camino en el mar hasta la costa", resalta Ruzo. Como geólogo su apuesta es que se trataría de una fractura natural, pero Amador no descarta que pueda haber sido construida artificialmente por los mayas.
Canales interiores

Este desarrollo marítimo se dio principalmente entre el año 800 y 900, en lo que se conoce como periodo posclásico. "Es un proceso paulatino de conquista del mar", dice Carlos González, arqueólogo del Museo Regional de Atacama.

"No había ríos interiores en gran parte del área maya así que la navegación de cabotaje fue importantísima para realizar comercio de algodón, sal, miel de abeja, obsidiana, telas, alimento y personas", detalla Fabila.



En cuanto a sus embarcaciones, había de distintos tipos, parecidas a canoas. "Las más avanzadas tenían la popa y la proa más altas que el nivel de la nave, lo que les daba más estabilidad", indica González.

Las rutas acuáticas no se limitaban al mar. También había canales interiores. Han sido poco estudiados, pero existieron definitivamente y sobre todo en la Península de Yucatán. Muchos de los canales artificiales servían para unir sitios costeros con sitios que se encontraban tierra adentro.
En otros sectores donde había ríos, practicaron la navegación fluvial como en el caso del Usumacinta, el Grijalva y La Pasión, todos en la zona mesoamericana.

Fuentes: economiaynegocios.cl | culturacolectiva.com | 10 de septiembre de 2018

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¿Los mayas también fueron grandes navegantes?


El geólogo Andrés Ruzo (izquierda) y el arqueólogo Fabio Amador lideraron las expediciones para conocer las rutas marítimas de los mayas en Quintana Roo (México). Foto: National Geographic.

La antigua civilización maya es reconocida por grandes aportes al conocimiento y el desarrollo de la humanidad. En los libros de historia se destacan sus habilidades astronómicas, sus capacidades arquitectónicas y de ingeniería y sus desarrollos en materia política y cultural.

Pero una faceta de los mayas que generalmente pasa desapercibida es su experticia como unos de los navegantes más hábiles del continente americano, razón por la cual aún persisten dudas sobre su gran ruta marítima, que corre a lo largo del segundo arrecife más extenso del mundo y hoy va desde los territorios de Honduras hasta Tabasco (México).

¿Qué tan antigua es la gran ruta marítima maya y por qué es tan importante? ¿Qué tan lejos fueron capaces de llegar mar adentro? ¿Qué obras de ingeniería naval se conservan aún? ¿Cómo hicieron los mayas para construir canales que van desde el mar hasta tierra adentro para seguir su ruta de navegación?

Estas son algunas de las preguntas que intentará desvelar Misterios del inframundo: Quintana Roo, un documental que NatGeo y retrata la búsqueda de evidencias sobre la gran ingeniería naval de la civilización maya.

Para esta misión se utilizó tecnología de última generación en arqueología como el láser LiDAR (Light Detection and Ranging, por sus siglas en inglés), usado para recrear y relevar en 3D copias exactas de templos; drones subacuáticos para obtener imágenes de alta resolución de fondos marítimos; un sonar de barrido lateral que envía una onda que refleja el fondo y, cuando existe un objeto, emite una sombra, y magnetómetros subacuáticos para encontrar objetos metálicos a gran profundidad.

EL TIEMPO habló con el geólogo y explorador Andrés Ruzo, quien, junto con el arqueólogo Fabio Amador, lideró las expediciones para conocer las rutas marítimas de los mayas en Quintana Roo (México).


¿En qué consistió esta expedición?
En el programa colaboramos con los administradores locales de cada sitio, arqueólogos principalmente; yo, con mi conocimiento geológico y Fabio Amador, con su conocimiento arqueológico, y traemos esas herramientas tecnológicas nuevas, a las que, a veces, otros investigadores no tienen acceso por falta de fondos. En este episodio, la meta va a ser investigar y explorar la gran ruta maya. Conocemos a esta cultura como grandes constructores e ingenieros, pero no como maestros navegantes. Cuando los españoles hicieron contacto con los mayas, estos describen embarcaciones grandes, hasta con velas, pero no tenemos ninguna evidencia más que esas anécdotas. Así que eso es lo que va a hacer este programa, investigar a los mayas como grandes navegantes.

¿Cuál fue el hallazgo más llamativo al respecto?
Para mí, algo muy significativo fue Sinanché, un punto de conexión entre la selva y la ruta marítima que le permitía a la familia real controlar todo y tener influencia sobre casi toda la ruta. También encontramos un punto arqueológico nuevo cuando colaborábamos con los arqueólogos de minas: el banco Chinchorro, pero no pudimos bajar para hacer la exploración en persona porque, lamentablemente, las condiciones del mar estaban muy fuertes; pero, igual, tenemos el registro de ese punto, fue una cosa muy interesante.


¿Cómo eran las dinámicas de navegación de esta civilización? ¿Qué tipo de embarcaciones y materiales utilizaban? ¿Tenían jerarquías de mando?
Hay historiadores y entusiastas que hacen algo que es la gran travesía maya y han reconstruido las embarcaciones a su estilo. Eran canoas hechas de un solo tronco que fueron talladas y usaban remos de madera. Los cronistas mencionan canoas y embarcaciones más grandes con velas, pero, lamentablemente, de eso todavía no hay evidencia más allá de esos cuentos, así que seguimos explorando.

¿En qué se parecían o se diferenciaban los mayas de otras culturas antiguas que eran navegantes, como los fenicios?
No sé mucho de ese tema, pero una cosa que me llamó la atención de la gran travesía maya que hicimos y exploramos en Quintana Roo era que los mayas geoformaron las zonas donde ellos vivían. Por ejemplo, construyeron un laberinto de canales por pantanos, lagunas y manglares donde, incluso, existen monumentos arqueológicos bien grandes, como ‘castillos’. Esa conexión con el mundo monumental maya fue muy interesante. Ellos eran navegantes costeros y siempre buscaban un punto que pudieran ver: una bandera, un fuego, algún monumento para poder seguir la travesía.

¿Personalmente, qué fue lo que más le impactó?
Ver que esta es una ruta viva; pensaba que iba a encontrar un sitio histórico preservado y ya, pero me llamó la atención ver que los descendientes de los mayas siguen manteniendo los mismos canales, caminos y rutas que sus antepasados. En ciertos lugares de Quintana Roo están las carreteras modernas, y a unos pasos puedes encontrar los ‘caminos blancos’, que eran los caminos mayas. Por ahí iban de Honduras hasta Tabasco, y esas rutas de comercio siguen siendo usadas; eso me pareció fantástico.

¿Qué legado le dejaron los mayas al mundo en cuanto a la navegación?
Es una pregunta difícil. Sí fueron navegantes, pero más por ser comerciantes. Gracias a esta ruta maya, cuando los españoles llegaron ya había un mundo interconectado, del Pacífico hasta el Caribe o hasta el golfo de México, en el caso de Tabasco.

Fuente: eltiempo.com | 23 de agosto de 2018

Erupciones volcánicas pudieron haber ayudado a la extinción del Homo floresiensis

Recreación artística de un Homo floresiensis. NATURE.

Decenas de miles de años atrás, existía una especie humana menuda en una pequeña isla de Indonesia. Con una altura alrededor de 1,10 metros, se cree que el Homo floresiensis vivió en la isla de Flores hace entre 190.000 y 50.000 años.

Los científicos descubrieron esta extraña especie, apodada Hobbit debido a su pequeña estatura, en 2003, cuando sus restos esqueléticos se encontraron en la cueva de Liang Bua de la isla de Flores. Desde entonces, su existencia ha estado sometida a un gran examen y debate. ¿Era una especie distinta o simplemente eran un grupo de humanos inusualmente pequeños? ¿Cómo llegó a Flores? ¿Y por qué desapareció?

En respuesta a esto último, un equipo internacional de científicos cree ahora que el Homo floresiensis pudo haber sido aniquilado, al menos en parte, por los efectos de erupciones volcánicas.

La cueva de Liang Bua donde los restos del Homo floresiensis fueron descubiertos por primera vez por un equipo de científicos internacionales. REUTERS.

En su trabajo de investigación, publicado en Journal of Human Evolution, los investigadores subrayan que llevaron a cabo una amplia observación de la composición de la fauna y otros artefactos que se encontraron en la isla de Flores, lo que incluyó miles de huesos de animales y herramientas de piedra de hace 190.000 años.

Esto les permitió construir una imagen de lo que estaba sucediendo en la isla en términos de qué tipos de especies animales y humanos vivían allí y lo abundantes que eran. Los investigadores descubrieron que había producido un "cambio importante" en la paleoecología y el comportamiento posterior de los hobbits.

En particular, observaron que una gran erupción volcánica que tuvo lugar hace unos 50.000 años coincidió con la desaparición del Homo floresiensis y otras tres especies grandes que se encontraban en Flores: cigüeñas gigantes, buitres y elefantes enanos. Hace 46.000 años estas criaturas ya no estaban presentes en la isla.

El equipo dijo que sucesivas erupciones volcánicas probablemente tuvieron una "gran influencia" sobre cómo el Homo floresiensis respondió al clima imperante en Flores, lo cual bien pudo haber jugado un papel en la extinción de la especie.

Potencialmente, las erupciones alteraron el ecosistema, haciendo imposible que el Homo floresiensis pudiera sobrevivir.

Los investigadores subrayan que los elefantes enanos, que tenían una masa corporal de aproximadamente 570 kilogramos y eran del tamaño aproximado de una vaca pequeña, probablemente formaban parte importante de la dieta del Homo floresiensis. Si estos elefantes desaparecieron como resultado de erupciones volcánicas, ello pudo haber causado un efecto dominó en el resto del ecosistema.


Sin embargo, las erupciones volcánicas pueden haber sido solo parte de la historia.
El equipo también muestra cómo hubo un cambio en el tipo de herramientas de piedras que se crearon hace unos 50.000 años. En lugar de usar piedra volcánica, se observa una preferencia por el sílex, la piedra de elección entre los humanos modernos.

En tal sentido, podría haber sucedido que los humanos modernos hubiesen llegado al mismo tiempo que se producían las erupciones volcánicas y exterminaran al Homo floresiensis directamente, o bien diezmaran la fauna más grande de la isla, incluidos los elefantes enanos y las cigüeñas gigantes, dejando a los nativos de la isla con pocas posibilidades de sobrevivir.
"El cambio climático, el vulcanismo y la llegada de humanos modernos, son todas explicaciones razonables posibles (pero no mutuamente excluyentes) para esta co-desaparición observada, por lo que se necesita investigar más en la cueva de Liang Bua y en otras partes de la isla de Flores antes de que se puedan hacer afirmaciones definitivas sobre estos hechos", escribe el equipo de investigadores.

Fuente: newsweek.com | 11 de septiembre de 2018

El Museo de la Evolución Humana (Burgos) presenta la exposición ’40 años de excavaciones en la Sierra de Atapuerca’

La directora de Políticas Culturales de la Junta de Castilla y León, Mar Sancho, ha presentado hoy la exposición ’40 años de excavaciones en la Sierra de Atapuerca’, realizada por el Museo de la Evolución Humana en colaboración con la Fundación Atapuerca. La exposición fotográfica recorre la evolución de las investigaciones en los Yacimientos arqueológicos de la Sierra de Atapuerca desde 1978 hasta nuestros días, contando la historia de su equipo de investigación, sus principales descubrimientos y su interés por acercarlos al gran público.

La muestra, que se podrá visitar en la planta 2 del Museo hasta el próximo verano con entrada gratuita, se divide en tres partes: ‘El inicio del proyecto de investigación. Emiliano Aguirre’ (1978-1990); La consolidación del equipo de investigación’ (1991-2000) y la ‘Internacionalización y socialización del proyecto Atapuerca’ (2001-2018). Está compuesta por 275 fotografías impresas y otras 400 reunidas en cuatro vídeos. El visitante podrá contemplar 40 años de historias, vivencias y compromiso con la ciencia y conocer cómo han ido cambiando las técnicas y métodos en los trabajos de campo y laboratorio en los yacimientos a lo largo de este periodo.
A la presentación también han asistido los tres codirectores de los Yacimientos de Atapuerca, Eudald Carbonell, José María Bermúdez de Castro y Juan Luis Arsuaga, así como Enrique Saiz, director general de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, y Antonio Miguel Méndez Pozo, presidente de la Fundación Atapuerca.


En la exposición también se muestra el apoyo institucional a la protección de los yacimientos, a las campañas de excavación, a las investigaciones y a la divulgación de sus resultados, soporte que ha posibilitado que la Sierra de Atapuerca sea un referente mundial y que sus yacimientos y centros asociados reciban anualmente a un gran número de visitantes, contribuyendo a su formación y al desarrollo socio económico de la zona.

El inicio del proyecto de investigación

El descubrimiento, en 1976, de restos fósiles de homínidos del Pleistoceno Medio, procedentes de las excavaciones que Trinidad de Torres realizó en la Sima de los Huesos, hizo que Emiliano Aguirre planificase la creación de un proyecto de estudio de la Evolución Humana en Europa.
En 1978 se iniciaron las excavaciones en los yacimientos de Trinchera y en 1984 el inicio de las excavaciones sistemáticas en este yacimiento. Los hallazgos se incrementaron progresivamente a partir de esta fecha, con la aparición de industria lítica, restos óseos de faunas extinguidas y nuevos fósiles humanos.


Los resultados se plasmaron en diferentes publicaciones, entre las que destaca la monografía ‘El Hombre Fósil de Ibeas y el Pleistoceno de la Sierra de Atapuerca’, que fijó las bases fundamentales del conocimiento de estos yacimientos en los diferentes campos de investigación del primer poblamiento en Europa y marcó el camino que tomaría el Equipo de Investigación de Atapuerca en su trayectoria durante las siguientes décadas.

Otra de las facetas más importantes de este proyecto fue la divulgación, realizando Jornadas de Puertas Abiertas dirigidas a la gente del entorno y de Burgos ciudad. Este trabajo se complementó con la constante vigilancia y defensa de estas cavidades, así como la realización de las necesarias labores de gestión que permitieron, en 1987, su incoación como Bien de Interés Cultural (BIC) y, en 1991, su declaración definitiva como Zona Arqueológica, culminándose 18 años de trámites y gestiones ante la administración estatal y la Junta de Castilla y León.


La consolidación del equipo de investigación

La jubilación de Emiliano Aguirre dio paso a la codirección de Eudald Carbonell, José Mª Bermúdez de Castro y Juan Luis Arsuaga, iniciándose una etapa de descubrimientos espectaculares que representará el definitivo despegue de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca. Además, su incorporación en 1991 al Patrimonio Histórico Español como Bien de Interés Cultural con la categoría de Sitio Arqueológico, permitió una mayor inversión en protección e investigación por parte de la Junta de Castilla y León.

La Sima de los Huesos proporcionó, en 1992, tres cráneos humanos, uno de ellos el mejor conservado del mundo que sería portada en ‘Nature’ (1993), confirmándose la acumulación intencionada de restos de 28 individuos que vivieron durante el Pleistoceno medio. La importancia de los descubrimientos se reflejó en numerosos artículos científicos y en la Exposición “Los primeros Europeos”, de 1993, organizada entre el MNCN de Madrid y el MHN de Londres, que tuvo una itinerancia internacional. Ese mismo año, se inauguró el Aula Arqueológica Emiliano Aguirre en Ibeas de Juarros, la primera muestra museística en el entorno de los yacimientos.


En 1994 aparecieron restos humanos en el nivel de TD6 de Gran Dolina, por debajo del evento Matuyama con más de 780.000 años de antigüedad, convirtiéndose en los más antiguos del continente europeo. Esta nueva especie bautizada como Homo antecessor representa a un grupo de homínidos anterior al linaje de los neandertales y de los humanos anatómicamente modernos.

En 1997 el Equipo de Investigación de Atapuerca recibió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, al que se unió el Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades. Se comenzó la excavación de la Cueva del Mirador y se iniciaron las prospecciones arqueológicas para buscar yacimientos al aire libre en el entorno a la Sierra de Atapuerca. Se creó la Fundación Atapuerca como apoyo a la financiación de la investigación, dotando de una serie de becas jóvenes investigadores, pero también apostando por la labor de difusión y divulgación de los yacimientos. A finales de año 2000 los yacimientos fueron declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO.

La directora general de Políticas Culturales de la Junta de Castilla y León, Mar Sancho (i) acompañada por el delegado de la Junta en Burgos, Baudilio Fernánndez (2i) y por los tres coodirectores de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga (c), José María Bermúdez de Castro (d), y Eudald Carbonell (2d) en la exposición ‘40 años de excavaciones en la Sierra de Atapuerca’ . EFE

Internacionalización y socialización del proyecto

La declaración de los yacimientos como Patrimonio Mundial supuso una mayor repercusión internacional de la Sierra de Atapuerca que incidió tanto en los centros de investigación vinculados al proyecto de investigación como en las infraestructuras asociadas a su protección y divulgación. Durante estos años en la Sima del Elefante deparó en 2007 fósiles humanos (Homo sp.) con una cronología de 1,2 millones de años que representan el poblamiento más antiguo de Europa.
Dentro del complejo kárstico Cueva Mayor-Cueva del Silo, en la Sima de los Huesos, se ha seguido incrementando la mayor colección de fósiles humanos del Pleistoceno medio, logrando secuenciar a partir de 2014 el ADN de esta población de preneandertales (430.000 años). A lo largo de los últimos años se han intensificado la prospección de las cavidades de la Sierra, incluyendo la aplicación de técnicas geofísicas como la tomografía eléctrica o el georradar, propiciando el descubrimiento de nuevos yacimientos como Cueva Fantasma, en donde se descubrió en 2016 un parietal humano neandertal.


Con el siglo XXI los yacimientos de Atapuerca han estado presentes en numerosas exposiciones: ‘Atapuerca un millón de años’ en el Museo de Burgos (2000-2001), ‘The First Europeans. Treasures from the hills of Atapuerca’ en el Museo de Historia Natural de Nueva York (2003), ‘Atapuerca y la Evolución Humana’ en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid (2005-2006), ‘Atapuerca. Sur les traces des premiers européens’ en el Museo del Hombre de París (2009). Todas estas itinerancias expositivas culminaron en 2010 con la inauguración en Burgos Museo de la Evolución Humana (MEH). Por su parte las infraestructuras levantadas alrededor de los yacimientos en el Territorio Sierra de Atapuerca sufrieron una profunda renovación con la puesta en marcha unos años después del Centro de Arqueología Experimental de Atapuerca (CAREX) y el Centro de Acceso a los Yacimientos (CAYAC) en Ibeas de Juarros.

La internacionalización del Proyecto Atapuerca alcanzó su máximo desarrollo en 2014 con la celebración en Burgos del XVII Congreso Internacional de la Unión Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas (UISPP). Este congreso sitúo a Burgos como la capital de la ‘Prehistoria Mundial’ reuniendo a más de 3.000 científicos de todas las partes del planeta.


Fuente: dicyt.es | 11 de septiembre de 2018

Descubren cientos de monedas de oro del Imperio Romano escondidas en Italia

Cerca de 300 monedas de oro de la última época del Imperio Romano han sido encontradas en el interior de un ánfora (había además una barra de oro y otros dos objetos por desentrañar), escondidas en el subsuelo de un teatro de la ciudad italiana de Como.


"Para mí, este es un caso más que excepcional, es uno de los descubrimientos que marcan la historia", explicó hoy el ministro de Cultura, Alberto Bonisoli, en la rueda de prensa de presentación de estas monedas, celebrada en Milán.

Las monedas, que datan del siglo V, fueron descubiertas el pasado miércoles en el interior de una ánfora (bajo el Teatro Cressoni, de la ciudad de Como, informó el Ministerio de Cultura de Italia. Estaban enterradas en un lugar muy próximo al espacio en el que se ubicaba el foro de la antigua ciudad de Novum Comum, fundada en el siglo I a.C por orden del emperador Julio César.

Las antiguas monedas encontradas en Como con motivo de la conferencia de prensa celebrada en la sede de la Superintendencia de Milán por el Ministro de Patrimonio Cultural, Alberto Bonisoli (en la foto). Fotografía Ansa.

“Son el emperador Honorio, Valentiniano III, Leone Primo, Artemio y Lidio Severo”, explicó Grazia Facchinetti, que está analizando los hallazgos. “Por el momento parece que no hay monedas que daten de un período posterior a 474 después de Cristo, pero es demasiado pronto para sacar conclusiones”.

El Teatro Cressoni fue inaugurado en 1807, transformado en cine a principios del siglo XX, cerró en 1997 y actualmente va a ser demolido para levantar en ese espacio una nueva construcción. Este tesoro fue encontrado en el curso de esos trabajos y las monedas fueron enviadas de inmediato al Ministerio de Cultura italiano para que expertos en restauración las examinaran.


Los arqueólogos están analizando desde entonces y con todo detalle el valor de estas piezas que, según medios italianos, podría ascender a varios millones de euros. "No sabemos todavía exactamente la importancia histórica y cultural del descubrimiento", dijo Bonisoli.

Las autoridades han suspendido la obra y van a excavar más profundamente para descartar que existan otros objetos de valor. El ministro italiano aseguró que una vez concluyan los exámenes de estas monedas, la ciudad de Como es el mejor lugar para que sean expuestas al público: "En mi opinión, si los hallazgos se encontraron en un lugar, pertenecen a aquellos que viven en este lugar", subrayó (EFE).


Fuentes: dw.com | nationalgeographic.it| 10 de septiembre de 2018

Aparecen nuevas evidencias que contradicen los mitos de la Isla de Pascua

Una imagen de los moái en la Isla de Pascua - Reuters

Una reciente investigación arqueológica en las canteras de moáis de la Isla de Pascua ha hallado resultados reveladores sobre la forma de vida que llevaban los isleños antes de la llegada de los europeos, y arroja una nueva visión que podría suponer la respuesta al colapso de esta civilización. El estudio muestra nuevas evidencias que contradicen los mitos de la cultura popular acerca de la población rapanui, según ha informado la revista Live Science.

La literatura científica popular ha expuesto teorías muy diversas sobre el colapso de la población de Isla de Pascua. «Colapso», un libro publicado por Jared Diamond en 2005, revela una «escalofriante» versión de lo sucedido en los siglos posteriores a la colonización de la isla por los europeos: la rivalidad entre los clanes llevó a los rapanui a construir cientos de moái –estatuas de gran tamaño talladas en piedra volcánica, construidas sin la ayuda de ruedas o animales grandes, que en ocasiones eran adornadas con sombreros o moños llamados «pukao»–. La competencia feroz entre los clanes y el crecimiento de la población causaron una sobreexplotación de los recursos, conduciendo a los rapanuis a la desesperación, en algunos casos incluso al canibalismo, y los europeos que llegaron en el siglo XVIII se encontraron con una sociedad en camino de desaparición.

Pero los arqueólogos discrepan tras analizar las antiguas canteras, las herramientas y los recursos de la isla. El estudio publicado por la revista Pacific Archaeology ha realizado un análisis geoquímico y radiométrico de los restos arqueológicos de la cantera moái en Isla de Pascua que han revelado la procedencia, el tiempo prehistórico del que datan y el uso de recursos que fueron utilizados.

Dale Fedrick Simpson (izquierda), profesor adjunto de Antropología en la Universidad de DuPage (Illinois, Estados Unidos), se propuso investigar el origen de las herramientas de piedra de basalto que se utilizaban en el tallado de los moai. Simpson y sus colegas buscaron unir las firmas geoquímicas de un conjunto de 21 picos de basalto y azuelas (o "toki") con canteras de basalto en la isla, y se quedaron «asombrados al descubrir que las piedras provenían de un complejo de canteras a pesar de haber otros lugares en la isla para obtenerlos».
Investigaciones previas demostraron que ningún clan poseía los recursos necesarios dentro de su territorio para realizar estos gigantescos monumentos y que existían diferentes canteras para cada tipo de piedra. «Cada cantera es como un dedo y cada piedra que extraigas de ella tendrá una huella digital», ha explicado Simpson.

La mayoría de los moái provienen de una única cantera, y los pukao de un complejo de piedra roja. «Este patrón continuo de uso máximo de fuentes mínimas sugiere una forma de colaboración entre clanes», recalcó Simpson, sugiriendo que esta forma de actuar «va en contra del modelo de colapso expuesto por Diamond, donde todo lo que hacían era competir para construir estatuas más grandes».

La coautora del estudio Jo Anne Van Tilburg (derecha), arqueóloga de la UCLA y directora del Easter Island Statue Project, dijo que "los resultados respaldan una visión de la especialización artesanal basada en el intercambio de información, pero no podemos saber en esta etapa si la interacción fue de colaboración". En un comunicado, Van Tilburg sugirió que "es posible que la extracción de las herramientas de piedra también haya sido coercitiva de alguna manera" y que el estudio "alienta llevar a cabo un mayor mapeo de la obtención de piedras".

Carl Lipo (izquierda), profesor de Antropología de la Universidad de Binghamton, en Nueva York, no participó en el estudio, pero expresó que «aunque los resultados no sean sorprendentes, son importantes debido al grado de malentendidos y suposiciones que las personas tienen sobre la isla; la evidencia contradice de manera dramática los cuentos que la mayoría de la gente ha escuchado». La falta de evidencias sobre el control de los recursos o la distribución jerárquica de los mismos ha conducido a una nueva narrativa sobre la sociedad rapanui previa a la colonización: la isla no estaba dominada por grandes cacicazgos, sino que estaba formada por comunidades que compartían sus recursos sin guerras prehistóricas.
Simpson subraya que todavía hay miles de personas rapanui vivas hoy en día. Otras investigaciones arqueológicas han sugerido que los niveles de población en la isla alcanzaron su punto máximo alrededor de la época del primer contacto europeo, en 1722, y luego entraron en un marcado declive en el siglo siguiente. En otro estudio que publicó a principios de este año en el Journal of Archaeological Science: Reports, Simpson argumenta que los impactos de la colonización, que incluyeron enfermedades, violencia y trabajo forzado, "probablemente jugaron como grandes catalizadores del cambio cultural Rapanui".

Fuentes: abc.es | LiveScience | 15 de agosto de 2018

Nuevos datos sobre la agricultura temprana en América del Sur

(a) Localidades de sitios costeros del Holoceno Medio y Tardío mencionadas en el estudio. La estrella roja indica la ubicación geográfica de los sitios costeros del Holoceno medio (Forte, Corondó, ambos en la región de Saquarema) con posible evidencia de producción de alimentos. (b) Ubicaciones de Morro do Ouro (MO) y Río Comprido (RC) en Joinville.

Investigadores de la Universidad de São Paulo (Brasil), la Universidad de York (Reino Unido), la Universidad de la Región de Joinville (Brasil), el Naturhistorisches Museum (Austria) y del Museo Arqueológico Sambaqui (Brasil) han hallado que los humanos ya cultivaban plantas en una franja costera de Brasil hace aproximadamente 4.800 años.

A partir de dientes y huesos de humanos que vivieron en ese momento, encontrados en un yacimiento al sur del país, el equipo apunta que comían una dieta rica en carbohidratos, lo que sugiere que podían haber cultivado plantas como el ñame o la batata. Esta zona, conocida como Bosque Atlántico, no se había considerado anteriormente como parte de la historia de la primera agricultura en el continente, según la información de la Universidad de York recogida por DiCYT.

El autor principal del estudio, André Colonese, del Departamento de Arqueología de la Universidad de York, apunta que "el descubrimiento puede colocar al Bosque Atlántico en el mapa del cultivo temprano de plantas en las Américas". "La costa del Bosque Atlántico ha sido en gran medida periférica en esa narración histórica, a pesar de que su biodiversidad vegetal es única y el registro arqueológico de la ocupación humana denso”.

El nuevo estudio indica que las poblaciones permanentes de esta zona subsistieron en una economía mixta, en la que probablemente se incluía el cultivo de plantas a lo largo de esta estrecha franja costera. Los resultados apoyan la teoría emergente de que la producción de alimentos en el Bosque Atlántico emergió al mismo tiempo que en la Amazonia y la Cuenca de La Plata.


Dioscorea bulbifera o batata/Vengolis

Otras evidencias, como las herramientas de piedra para el procesamiento de plantas y restos vegetales presentes en el sarro dental de estos individuos, también confirmaron indirectamente el consumo regular de recursos vegetales. Tal nivel de dependencia de estas plantas probablemente requería algún tipo de gestión para garantizar rendimientos a largo plazo y predecibles, según el equipo de investigación.

"No está claro, sin embargo, si las plantas domesticadas formaban parte de su menú, y en qué medida estas personas ejercieron algunas presiones selectivas sobre los recursos vegetales. Lo que está claro es que nuestra comprensión de la naturaleza, el tiempo y el lugar donde se produjo el cultivo de plantas en América del Sur está en continuo desarrollo y el Bosque Atlántico tiene mucho que aportar en este debate”, añade Colonese.

Fuente: dicyt.com | 10 de septiembre de 2018