Hallado en Gijón un mensaje grabado en una botella hace 1.600 años

Izquierda: Vidrio localizado en la villa romana de Veranes (Gijón). Derecha: Botella completa del mismo tipo (Isings 103) de la colección del Museo del Louvre. / Arveiller-Dulong y Nenna [nota 22], pág. 335, nº 948, lámina 73

Un pequeño vidrio, al que hasta ahora apenas se le había dado importancia, ha resultado ser el fragmento de una botella -que contenía un mensaje hedonista- destinada a la aristocracia de hace 1.600 años.

La pieza fue localizada en la villa romana de Veranes (Gijón), excavada desde 1997 por Carmen Fernández Ochoa, catedrática emérita de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y Fernando Gil Sendino, de la Fundación UAM.

El vidrio, destinado al propietario de la villa, acaba de ser datado y puesto en valor gracias al pormenorizado análisis realizado por el profesor de Arqueología de la UAM, Javier Salido Domínguez (izquierda), y por la arqueóloga Belén Madariaga, miembros del Equipo Arqueológico Veranes.

Los autores demuestran que quien grabó la botella pretendía enviar al señor de Veranes “un deseo hedonista de deleite y disfrute de la vida”. Y esta conclusión es fruto del mensaje escrito en su cuerpo: “Bebe y vive muchos años, buen hombre”.


Foto: Villa romana de Veranes (Gijón, Asturias).

Según el trabajo, publicado en la revista Journal of Glass Studies, hasta la fecha no se había documentado una inscripción que reuniese en una sola inscripción grabada las siguientes tres expresiones de buen deseo: dos en latín (Mvltis Annis; Homo Bone) y una tercera en griego (Pie Zeses), que están perfectamente constatadas de manera separada en recipientes vítreos similares. Eso les permite pensar que han dado con el mensaje que un día llevó grabado la botella.

Buena muestra de la excepcionalidad de la pieza, aseguran los autores, es “la escasez de piezas de este tipo halladas en territorio de la antigua Hispania. Además, las laboriosas técnicas de trabajo convertían estos recipientes en objetos únicos y en ocasiones personalizados, lo que los distinguen de otras producciones seriadas como los contenedores soplados en molde, lo que hace de ellos objetos raros y exclusivos solo accesibles a una élite económica y social”.

Sin impurezas

El vidrio procede de una unidad estratigráfica que contiene materiales fechados en el siglo V d. C. (varios ejemplares de terra sigillata hispánica tardía y una moneda datada en el año 383 d. C.). Según Javier Salido Domínguez, se trata de un fragmento en vidrio incoloro, de 4 cm de alto por 3 cm de ancho y un grosor de pared de 0,33 a 0,125 cm, sin impurezas, pero con presencia de algunas pequeñas burbujas. Este análisis se ha podido realizar gracias al SECYR (Servicio de Conservación, Restauración y Estudios Científicos del Patrimonio Arqueológico) de la UAM.


"Corresponde a una pieza soplada al aire libre y la cualidad que la distingue es precisamente la inscripción grabada que recorre horizontalmente su superficie. Tanto el perfil del fragmento, como la disposición de la inscripción y las líneas que la delimitan, inducen a pensar que correspondería a la parte superior de una botella de cuerpo globular", agrega el profesor de la UAM.

Estas piezas se fabricaban mediante soplado con caña al aire para definir el cuerpo y mediante el modelado del cuello y del borde, mientras el vidrio permanecía aún maleable. Por otro lado, la procedencia del vidrio, hallado en el interior de la logia abierta al sur, permite pensar en un uso doméstico, quizá como servicio de mesa o para la conservación de productos cosméticos, como se ha documentado en piezas similares.

Sin embargo, su excepcionalidad, la riqueza de su grabado y el alto valor de su producción hace inclinar la balanza hacia el convencimiento de que se trata de un presente realizado al propietario de la villa o hacienda romana.

Fuente: agenciasinc.es | 11 de febrero de 2019

Anulada la valoración de seis millones de euros por la expropiación de la villa romana de Noheda (Cuenca)

Detalle del mosaico de la villa romana de Noheda, en la provincia de Cuenca

El Tribunal Superior de Justicia de Castilla-la Mancha ha anulado la valoración de seis millones de euros que realizó una comisión sobre la expropiación del yacimiento arqueológico de la Villa Romana de Noheda. El auto anula esta valoración al entender que no es conforme a derecho, y da la razón al recurso que había interpuesto el Ayuntamiento de Villar de Domingo García.

El consistorio entiende que en el proceso de expropiación solo se debe valorar el terreno donde se encontraba y no el yacimiento en sí, dada su condición de inexpropiable. La parcela estaba declarada como terreno rústico.

El alto tribunal alude a una alteración del objeto del procedimiento expropiatorio, y la confusión de los miembros de la comisión de valoración. Contra la sentencia cabe interponer recurso ante el Tribunal Supremo.

Otro de los mosaicos descubiertos en la villa romana de Noheda.

En Villar de Domingo García, la noticia de esta sentencia se ha recibido con satisfacción, al ver respaldados sus argumentos. El alcalde, Javier Parrilla, ha indicado que la ley dice con claridad que lo que se expropia es el terreno, no el hallazgo arqueológico.

Parrilla ha explicado que decidieron presentar un recurso contra esta valoración, y ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con el propietario, cuyas pretensiones consideraban “inasumibles”.

Precisamente el dueño de la parcela, José Luis Lledó, ha mostrado su contrariedad por la sentencia, aunque todavía no han decidido si recurrirán ante el Supremo. Considera que el terreno y el bien están “unidos”.

Fuente:cadenaser.com | 08 de febrero de 2019

Coleccionistas del Pleistoceno

Cantos rodados de colores recuperados en el yacimiento de Qesem (Israel). Fuente: Journal of Lithic Studies.

El yacimiento de Qesem se encuentra a pocos kilómetros de Tel Aviv. La Dra. Martinón y quién escribe estas líneas tuvimos ocasión de conocer este yacimiento de Israel, por invitación expresa de sus directores Ran Barkai y Avi Gopher. El yacimiento de Qesem se salvó por casualidad. Parte de él fue destruido por la construcción de una autovía. Pero quedó un área sustancial, que ha sido explorada en los últimos años. Escribí sobre este yacimiento en un post publicado el día 2 de febrero de 2016 en este mismo blog, en el que se describen algunas de sus características.

Nos interesaba mucho conocer este yacimiento y los dientes fósiles que se habían recuperado durante varios años, porque el registro arqueológico muestra signos evidentes de avances tecnológicos impropios de la cronología de Qesem. La horquilla de dataciones obtenidas en este lugar se mueve entre 200.000 y 400.000 años. La industria lítica es muy particular (yabudriense) y recuerda a la que fabricaron los miembros arcaicos de Homo sapiens. Las evidencias del dominio del fuego por parte quienes ocuparon el yacimiento de Qesem son abrumadoras. El yacimiento se excava con cierta facilidad, porque buena parte de los sedimentos están formados por las cenizas generadas durante la combustión continuada de madera.

Por todo ello, diferentes publicaciones apostaron por la presencia de Homo sapiens en Qesem. Esta hipótesis fue propuesta por un grupo de especialistas en 2015 en una revista especializada. Cuando vimos las imágenes de los dientes en esa revista, María Martinón y yo mismo reconocimos la morfología característica de los dientes de la Sima de los Huesos de Atapuerca y de los Neandertales. Algo no cuadraba. Confirmamos nuestras impresiones estudiando los fósiles originales en Tel Aviv. Sin embargo, el registro arqueológico sugería una cultura muy avanzada.

En mi opinión, la respuesta a esta aparente contradicción reside en la situación geográfica del Corredor Levantino, que se encuentra en la confluencia de caminos entre África y Eurasia. Este Corredor fue un punto de encuentro de culturas diversas, que se enriquecieron mutuamente. El intercambio de información habría llevado a la innovación de formas originales de tallar la piedra, y quién sabe a cuantos avances tecnológicos en la forma de trabajar la madera. Las poblaciones contemporáneas de regiones extremas de Eurasia, por el contrario, permanecieron estancadas, como lo demuestra el registro arqueológico.

Un artículo recientemente publicado en Journal of Lithic Studies por Ella Assaf (Universidad de Tel Aviv) presenta datos sorprendentes para el yacimiento de Qesem. Puesto que se trata de una revista muy poco conocida en el ámbito de la arqueología, no hubiera tenido oportunidad de leer el artículo de no ser porque me lo enviaron los propios directores del yacimiento. Leí el resumen, que enseguida despertó mi curiosidad. Ella Assaf ha recuperado de varios niveles del yacimiento hasta setenta cantos de cuarcita redondeadas, con una gama variable de colores y posiblemente recogidos en arroyos cercanos al yacimiento.

La primera hipótesis que se plantea es la acumulación intencionada de materia prima para fabricar herramientas. Pero su tamaño es demasiado reducido. El diámetro de estas piedras no llega a cinco centímetros de diámetro y su peso nunca excede los 70 gramos (ver figura adjunta). La mayoría no rebasa los 40 gramos. También se puede postular que los cantos se habrían recolectado para utilizarse como percutores o retocadores de los filos de las herramientas. Pero esta hipótesis también se puede descartar, tanto por el tamaño de los cantos como por el hecho de nunca fueron utilizados. Las observaciones realizadas bajo microscopio lo demuestran con claridad. Tampoco pudieron ser utilizados como ornamentos. Pesan demasiado para ello.

Puesto que las piedras fueron llevadas de manera intencionada al campamento, el motivo tuvo que estar relacionado con su estética ¿Es que hubo coleccionistas de piedras en el Pleistoceno Medio? Pues todo parece indicar que así fue. Si las piedras no tenían ninguna utilidad aparente, está claro que aquellos humanos tuvieron la sensibilidad de recoger objetos que les producían un beneficio emocional. Del mismo modo que nosotros coleccionamos objetos sin utilidad práctica, los humanos de hace 200.000 años también pudieron hacerlo. En mi modesta opinión, aquellos humanos no pertenecieron a nuestra especie. ¿Cómo hemos llegado a converger diferentes especies humanas en hábitos tan singulares, que siempre habíamos tenido como exclusivos de Homo sapiens? Una vez más se ratifica que no somos únicos en casi nada, excepto en que en las últimas décadas de nuestra evolución hemos tenido ocasión de conseguir un progreso tecnológico impresionante. Ese progreso nos hace parecer distintos. Pero es solo apariencia. La higiene y una cuidada vestimenta hacen milagros.

Fuente: quo.es | 7 febrero de 2019

El ámbar que todos codiciaban en la Península Ibérica durante la Prehistoria

Pieza de ámbar. (Foto: IGME)

Codiciamos lo que necesitamos para vivir, pero sobre todo lo que nos confiere prestigio. Poseer ámbar, o resina fósil, sin duda no es imprescindible para la vida, pero ya en la Europa de la Prehistoria era un producto clave en el trueque, en las redes de intercambio, debido a sus fascinantes propiedades y la facilidad con la que se convertía en objetos ornamentales.

Gracias a la reciente investigación liderada por Mercedes Murillo-Barroso (izquierda), de la Universidad de Granada (España), en la que ha colaborado el investigador Enrique Peñalver (derecha), del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), que ha sido publicada en la prestigiosa revista PlosOne, ya podemos decir sin temor a equivocarnos que "La llegada del ámbar siciliano a la península ibérica ocurrió al menos en el IV milenio antes de Cristo y que, probablemente, se integró en redes de intercambio mediterráneas más amplias que se intensificaron durante el III milenio a.C.”.

Una afirmación a la que los citados investigadores, junto a Primitiva Bueno, Rosa Barroso, Rodrigo de Balbín y Marcos Martinón-Torres, de las Universidades de Alcalá de Henares y Cambridge, han llegado tras varios años de investigación.

“Presentamos nuevos análisis estandarizados de espectroscopia de infrarrojos de 22 muestras arqueológicas y geológicas de un gran número de contextos en toda Iberia, así como una revisión a gran escala de todos los datos previos disponibles”, asegura Mercedes Murillo-Barroso.

“Siempre se ha creído que el ámbar en la península era extremadamente raro en sus depósitos geológicos, y nada más lejos de la realidad. Gracias a más de dos décadas de investigación del ámbar español del periodo Cretácico disponíamos en el Museo Geominero (IGME) de muestras variadas, aunque ninguna de Portugal, para hacer los análisis comparativos”, indica Enrique Peñalver.

Por otra parte, “todas las muestras arqueológicas analizadas, con una edad atribuible entre 4.000 y 1.000 años a.C., se hallaron vinculadas a contextos funerarios, como el del Dolmen de Montelirio en Valencina de la Concepción, Sevilla, en donde se encontraron 19 mujeres enterradas”, señala Murillo-Barroso.

Ejemplo de uno de los vestidos de ámbar y cuentas de concha Hallado en el dolmen de Montelirio (Sevilla).

Para reconstruir lo que sucedía durante la Prehistoria no contamos con la valiosa ayuda de documentos históricos que nos permitan conocer con gran detalle actividades tan importantes como el transporte de materiales y su intercambio y debemos hacerlo a partir de otras evidencias, a veces muy sutiles.

“Los arqueólogos y los paleontólogos/geólogos estamos colaborando estrechamente para determinar de dónde procedía el ámbar que se encuentra en los enterramientos prehistóricos, pues si su origen es muy lejano entonces no hay duda de que los humanos lo transportaron de un lugar a otro, y eso lo podemos saber ya que los análisis realizados con el uso de rayos de luz infrarroja nos proporcionan una especie de huella dactilar de las piezas y objetos de ámbar”, según Peñalver.
Gracias a gran cantidad de datos y a este tipo de análisis, integrados con otros cuerpos de información arqueológica, "el estudio confirma que en el norte de Iberia los humanos del Paleolítico hasta la Edad del Bronce encontraban ámbar en las rocas cerca de sus asentamientos o poblaciones y lo aprovechaban para elaborar objetos de adorno”, comenta Murillo-Barroso.

Ubicación de hallazgos geológicos (puntos) y arqueológicos (estrella) de ámbar.
CAD: depresión central asturiana; BC: cuenca vasco-cántabra; MB: Cuenca del Maestrazgo. Muestras geológicas analizadas de: a) Ajo; b) Comillas; c) Cuchía; d) Puente 'El Arrudo'; e) Alloz; f) Zubielki; g) El Caleyu; h) Sant Just; i) La Hoya y j) Navalperal. Objetos arqueológicos analizados de: 1. La Velilla; 2. Valencina de la Concepción; 3. Los Millares; 4. Llano de la Sabina (97 y 99); 5. Llano de la Teja 18; 6. Valle de las Higueras; 7. Cueva artificial de Sao Paulo y 8. Quinta do Marcelo. Otros sitios arqueológicos: (8) La Garma A; (9) Cueva de los Cuarenta; (10) Chousa Nova; (11) Dolmen de Mamoa V de Chã de Arcas; (12) Dolmen de Alberite; (13) Campo de hockey; (14) Los Lagos I; (15) Larrarte; (16) Trikuaizti I; (17) Pedra Cabana; (18) Cabaña del Moro de Colomera; (19) Muricecs; (20) Herrerías II; (21) Palacio III; (22) Moreirinha y (23) Senhora da Guia.

Una de las evidencias sutiles es que el ámbar siciliano, también llamado simetita, aparece en Iberia con una distribución concentrada en el sur, de forma similar a como ocurre con objetos elaborados con marfil, lo que sugiere a los investigadores que ambos materiales llegaron siguiendo los mismos o parecidos canales, a través del norte de África.

Como resultado de este estudio puede confirmarse que el ámbar siciliano ya llegaba a la península al menos desde el 4° milenio a.C., nada menos que dos milenios antes de que empezase a llegar el ámbar báltico, también llamado succinita. En el área del Báltico se encuentra el que quizá es el mejor ámbar del mundo para su uso en joyería, de hecho fue muy codiciado por la Roma clásica y actualmente sostiene toda una industria, por ejemplo en Polonia. Ahora sabemos que empezó a llegar a Iberia al menos desde el último cuarto del IImilenio a.C., sustituyendo progresivamente al ámbar siciliano.

“La llegada del ámbar báltico debió formar parte de redes de intercambio mediterráneas más amplias, junto a materiales como el hierro, la plata y la cerámica, y no necesariamente como resultado del comercio directo con el Norte”, según indica Martinón-Torres de la Universidad de Cambridge.

Algunos de los objetos ámbar analizados: a) Perla del Dolmen de La Pastora (Valencina de la Concepción); b) Perlas grabadas de ámbar de Los Millares 7 (VII); c) Perla de Los Millares 12; d) Objetos de ámbar de Los Millares 63 (III); e) Cuenta de ámbar de Llano de la Sabina 99; f) Talón del Valle de las Higueras 1; g) Talón del Valle de las Higueras 3; h) Cuenta de Sao Paulo ; i) Cuenta de Sao Paulo ; j) Cuenta de Quinta do Marcelo.

Mercedes Murillo-Barroso incide en que otra de las contribuciones de la investigación es que, gracias a los análisis realizados tanto del núcleo de ámbar vítreo como de las superficies externas alteradas de objetos hechos de ámbar siciliano, se ha podido establecer cómo son las características de los espectros de infrarrojos para este ámbar aunque esté deteriorado. Esto amplía el análisis a muestras que anteriormente solían ser descartadas, lo cual es relevante si se tiene en cuenta que el ámbar en contextos prehistóricos es muy escaso.

De esta manera se llenan importantes vacíos del conocimiento, ya que todo ello, junto con la información publicada anteriormente por los autores, supone la revisión más completa hasta la fecha para la Prehistoria de Iberia sobre la obtención y uso de ámbar de los depósitos geológicos locales, y también sobre el intercambio para proveerse de ámbar foráneo.

No obstante, los investigadores destacan que quedan otras importantes cuestiones abiertas, como la posible presencia de ámbar en contextos arqueológicos del norte de África desde el V al III milenio a.C. y su caracterización, sobre todo si se tiene en cuenta la posible participación de esta región en la red mediterránea de intercambio.

Peñalver apunta que “actualmente, no se conocen depósitos geológicos de ámbar en la región, a excepción de una localidad con ámbar en Túnez aún no confirmada, por lo que la exploración debería ser doble, tanto de ámbar geológico como de ámbar de la Prehistoria. Este será sin duda un trabajo a muy largo plazo, teniendo en cuenta que incluso en Europa estas exploraciones se encuentran en una etapa incipiente”.

Fuente: noticiasdelaciencia.com | 7 de septiembre de 2018

La endogamia influyó en la extinción de los neandertales

Anomalías óseas de los neandertales de El Sidrón (Asturias) relacionadas con la endogamia. Grupo de Paleoantropología MNCN-CSIC

La desaparición de la faz de la Tierra de los neandertales, esa especie humana a todas luces inteligente y sofisticada que habitó Europa durante 300.000 años, es uno de los mayores misterios de la evolución humana. ¿Fue la presión del hombre anatómicamente moderno lo que acabó con ellos? ¿Acaso no fueron capaces de adaptarse a cambios en el clima? Probablemente las causas de la extinción sean varias, pero un grupo de investigadores del CSIC ha encontrado nuevas pruebas de que la endogamia, la unión de personas de ascendencia común o naturales de un pequeño espacio geográfico, pudo ser un factor decisivo.

Los científicos, que han publicado sus resultados en la revista Scientific Reports, han detectado 17 anomalías congénitas en esqueletos de trece neandertales recuperados de la cueva de El Sidrón, en Piñola (Asturias), todos ellos miembros de una misma familia. Estas singularidades han aparecido en la nariz, la mandíbula, las costillas, el pie y la muñeca, entre otras partes del cuerpo.

Las peculiaridades físicas eran compartidas por varios miembros del grupo, compuesto por siete adultos (cuatro mujeres y tres hombres), tres adolescentes y tres niños. Por ejemplo, al menos cuatro tenían una en el cierre del arco anterior o posterior de las vértebras cervicales. También son destacables las encontradas en el escafoides, uno de los huesos de la muñeca. Además, los investigadores no descartan que estas y otras singularidades se repitieran en más individuos del grupo asturiano, ya que en algunos casos los restos recuperados son pequeños.

«La malformación del pie pudo haber causado cierta cojera o un andar peculiar y algunas anomalías forman parte de un síndrome más general o están relacionadas con deficiencias inmunitarias, pero en sí mismas no son necesariamente patológicas. La clave es su señal genética», explica Antonio Rosas (izquierda), investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales y coautor del estudio.

Pocos y aislados

Según el paleoantropólogo, esos hallazgos indican unos niveles de endogamia elevados, mantenidos en el tiempo y que además aumentaron entre los últimos grupos sobrevivientes.
«Los neandertales vivían en grupos pequeños y separados geográficamente entre sí, por lo que estaban prácticamente aislados», señala. Como resultado, empezaron a cruzarse entre los miembros de una misma familia y, con el paso del tiempo, el grupo se fue reduciendo aún más, lo que al final pudo llevar a una importante disminución de la variabilidad biológica neandertal.

La información obtenida de los neandertales de El Sidrón concuerda con los estudios genéticos de los restos fósiles de otros neandertales europeos, como los de la cueva croata de Vindija y los de Altai, en Siberia. En ambos casos se produjo la endogamia. En Altai, además, hubo consaguinidad, descendencia entre hermanastros.

Huesos con anomalías congénitas dentro del grupo familiar de El Sidrón. Maxilar (A), primera vértebra cervical (B , C), segunda vértebra cervical (D), duodécima vértebra torácica (E), duodécima costilla hipoplásica o costilla lumbar (F), escafoides central y bipartito (G), rótula tripartita (H), coalición no ósea navicular-cuboides (I), anomalía del pie izquierdo (J). Grupo de Paleoantropología MNCN-CSIC.

Entonces, ¿fueron estas uniones las que acabaron con los neandertales hace 40.000 años? Rosas cree que la endogamia pudo ser un factor importante, pero no el único. Como explica, también hay que considerar el deterioro de los ecosistemas ocupados por el avance de la glaciación, «que fragmentó las poblaciones y las dejó cada vez más aisladas, lo que a su vez favoreció la endogamia».
A esta circunstancia se suma la baja tasa reproductiva de los neandertales y unas capacidades culturales determinadas. Al final, la irrupción del Homo sapiens pudo poner la «puntilla» a un declive que ya venía de atrás.

"Lo que estamos viendo es que el proceso de pérdida de variabilidad y de endogamia viene de muy atrás. Podemos afirmar que la extinción de los neandertales no se debió exclusivamente a la presencia de los cromañones, sino que se trata de un proceso evolutivo que viene de muy atrás", comenta Rosas.

Recreación de los trece neandertales de El Sidrón - Universidad de Oviedo.

Los trece de El Sidrón

Les llaman los trece de El Sidrón y son miembros de una misma familia neandertal. Sus fósiles, entre los que destacan cuatro mandíbulas, tres maxilares, multitud de dientes y fragmentos craneales, han revelado a los investigadores importantes aspectos sobre cómo vivían estas comunidades humanas prehistóricas. Una de las más impactantes es que practicaban el canibalismo, pero también se ha podido saber que dividían algunos trabajos por sexos, conocían el uso medicinal de determinadas plantas (camomila), que su dieta incluía setas, piñones y musgo o que su cerebro infantil crecía más lentamente. Análisis genéticos de estos individuos también han ayudado a conocer que neandertales y sapiens se hibridaron hace más de 100.000 años y que los humanos modernos tenemos entre un 1% y un 4% de ADN neandertal.

Fuentes: abc.es | elmundo.es | 8 de febrero de 2019

Los íberos decoraban el marfil con estaño y ámbar

Foto: Mangos de marfil estudiados: 1, El Cigarralejo (Mula, Murcia); 2, Necrópolis Coimbra del Barranco Ancho (Jumilla, Murcia); 3, Asentamiento Coimbra del Baranco Ancho (Jumilla, Murcia); 4, La Serreta (Alcoi-Cocentaina-Penàguila, Alicante); 5, Turó del Montgròs (El Brull, Barcelona); 6, Piezas de hueso de la tumba 70 de Coimbra del Barranco Ancho (Jumilla, Murcia).

El análisis con fluorescencia de rayos X de cinco mangos de cuchillo de marfil ibéricos procedentes de dos yacimientos murcianos, uno valenciano y otro catalán, ha puesto de manifiesto que en su decoración también se usaban materiales de valor como el estaño y el ámbar. Según Consuelo Mata, profesora del Departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua de la Universidad de Valencia (UV), (España), y directora de la investigación, es la primera vez que en el Mediterráneo occidental se descubre el uso de estos materiales valiosos en un objeto.

La profesora destaca el elevado nivel técnico de la artesanía en cuanto al diseño de las decoraciones de los mangos. A pesar de que, inicialmente, el equipo investigador pensó que las incrustaciones estaban hechas con algún tipo de piedra, el análisis con rayos X e infrarrojos detectó la presencia de estaño y ámbar en estos mangos de hace 2.400 años. La primera técnica usada, la fluorescencia de rayos X, es una técnica no destructiva que consiste en proyectar estos rayos sobre el material que se quiere analizar. Con los infrarrojos se detectó la presencia de ámbar y con RX se detectó el estaño. En este caso, los dispositivos han sido portátiles (PXRF), lo que ha permitido no mover o desplazar las muestras.

Según indica Mata, “Hasta el momento, en el mundo íbero y en general en el área del Mediterráneo occidental se desconocía el uso de tres materiales con tanto valor en un único objeto”. Los mangos estaban decorados con ámbar adherido con estaño. En palabras de la experta, el estaño actuaría como una especie de Super Glue.

Este trabajo se enmarca dentro de un proyecto pionero en la exploración de objetos de la cultura material del pueblo íbero, formados por materias duros de origen animal como huesos, coquillas, cuernos o marfil. La profesora Consuelo Mata, del Departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua de la Universidad de Valencia lidera el estudio.

De izquierda a derecha: Lucía Soria, Consuelo Mata, Agustín Pastor, Gianni Gallello y Marta Blasco (foto: equipo de investigación).

La investigación, publicada en la revista Archaeological and Anthropological Sciences, ha sido realizada conjuntamente por Gianni Gallello, coordinador de la unidad de investigación multidisciplinaria ArchaeChemis; Agustín Pastor, del Departamento de Química Analítica de la UV; Marta Blasco y Eva Collado, del Departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua de la UV; y Lucía Soria, del Departamento de Historia y Área de Prehistoria de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Marta Blasco señala que, posiblemente, los objetos pertenecieron a las élites de la cultura ibérica y que tal vez el ámbar fue empleado por su valor y su belleza. “Para adherirlo al marfil, se empleó estaño fundido, que actuó como adhesivo y que, además, resaltaría el color del ámbar. Desgraciadamente, por el estado de conservación de los mangos en la actualidad, estos aspectos no se pueden apreciar en todo su esplendor.”

A raíz de este descubrimiento, surgen una serie de interrogantes que hay que resolver, como conocer el modo de circulación de las materias primas y su procedencia, averiguar si las piezas fueron importaciones mediterráneas o si, por el contrario, los artesanos íberos fabricaron las obras de artesanía. En cuanto al marfil, Lucía Soria, reconocida especialista en cultura material ibérica precisa que “es una materia prima exótica que proviene de fuera de la Península”.

Mapa: El ámbar era tan apreciado por los pueblos prehistóricos en toda Europa que se establecieron vastas rutas comerciales hacia el año 4.000 a.C.

Respecto del ámbar, Soria indica que no se ha podido matizar su procedencia exacta, pero que se tiene constancia de la existencia de yacimientos de este material localizados en diferentes puntos europeos y de la península. El estaño, por su parte, es una materia prima habitual en el ámbito del pueblo íbero. “En cualquier caso, debemos destacar la presencia conjunta de estas tres materias primas en una misma pieza que, según podemos afirmar, no estaría al alcance de cualquiera”.
Así las cosas, Soria enfatiza la importancia de este descubrimiento en relación a los estudios de la cultura material ibérica, ya que evidencia su papel en el intercambio de materiales de valor, el nivel de desarrollo de la artesanía, su poder adquisitivo y, por supuesto, el gusto artístico de las élites íberas.

Este proyecto de investigación, pionero en el estudio de objetos realizados en materias duras de origen animal en la Península Ibérica, ha sido financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y por la Generalitat Valenciana.

Fuente: Universidad de Valencia | 8 de febrero de 2019