El dolmen de Guadalperal (Cáceres) esconde un menhir con un posible mapa milenario del río Tajo

Comparación de la inscripción del menhir, el Tajo antes de la construcción del pantano y el estado actual del río.


El dolmen de Guadalperal, en Peraleda de la Mata (Cáceres), que ha emergido a la superficie en el embalse de Valdecañas a causa de la sequía y se ha convertido en el Stonehenge español, puede que esconda un secreto de una relevancia histórica incalculable. Si el monumento megalítico, erigido hace unos 4.000-5.000 años por los habitantes locales, ya constituye de por sí un tesoro patrimonial, uno de sus menhires milenarios presenta un grabado alargado y ondulado que se podría corresponder con el dibujo del paso del río Tajo por la zona.

Esa es la hipótesis que defiende Ángel Castaño (izquierda), presidente de la Asociación Cultural Raíces de Peraleda, después de analizar los datos recopilados por el prehistoriador y sacerdote alemán Hugo Obermaier durante las excavaciones que dirigió en el yacimiento entre 1925 y 1927. Tres décadas después, el dolmen quedó sumergido como resultado del pantano que ordenó construir el dictador Francisco Franco. Castaño ha cotejado un boceto del menhir y su inscripción realizado por el equipo arqueológico alemán con un mapa del Tajo antes de que se edificase el embalse. Y el parecido es considerable, más que una simple coincidencia.

"Estoy bastante convencido de que se trata de un mapa del río Tajo a su paso por la zona", explica el filólogo a EL ESPAÑOL a falta de que el hallazgo sea confirmado por los expertos. "Es como el trazado que hace a mano alguien que conoce perfectamente las curvas del río, que coinciden bastante bien, aunque lógicamente no son perfectas las proporciones y medidas. El único tramo que no encaja es el central, pero es que esa zona era la del vado de Alarza y el río se abría [antes del embalse], así que su curso pudo haber cambiado con el paso de los siglos. De ser cierto, sería uno de los mapas más antiguos del mundo".

El dolmen de Guadalperal fue saqueado en época romana. Rubén Ortega Martín

El menhir-estatua en cuestión, una piedra de unos dos metros en la que fueron talladas cazoletas y lo que parecen ser figuras de serpientes que servirían para proteger de forma simbólica los tesoros allí guardados, es el que se encuentra a la entrada de la cámara del dolmen —un enterramiento colectivo formado por unos 140 pedruscos que estuvo recubierto por un túmulo de tierra y grava—. Es el único que conserva actualmente las marcas de las inscripciones, aunque son bastante difíciles de apreciar por culpa de la erosión provocada por el agua. Por suerte se preservan los dibujos de Obermaier, que fueron publicados en 1960 por Georg y Vera Leisner, un matrimonio alemán de arqueólogos.
"La idea me vino porque el dolmen se encuentra justo en un punto donde el río sale del cañón y hace una enorme curva muy cerrada, y esa línea del menhir precisamente empieza con una curva muy cerrada, lo demás ya fue ir comprobando", relata Ángel Castaño. Su creencia se fundamenta, asimismo, en la posible función sagrada y de protección del comercio y del paso del afluente que habría representado el dolmen para sus contemporáneos. De ahí que lo hubiesen tallado en la piedra.
Planta del dolmen de Guadalperal y dibujos del menhir y sus inscripciones talladas. EL ESPAÑOL

De momento, la interpretación de Castaño es solo una intuición, una hipótesis verosímil o una misteriosa coincidencia, pero sin duda se revela en otro motivo más para que las instituciones muevan ficha y envíen a un grupo de expertos a excavar y analizar el yacimiento antes de que vuelva a quedar bajo el agua, que según los cálculos podría ser en torno a un mes. Numerosos medios internacionales ya se han hecho eco del redescubrimiento y de su sobrenombre de Stonehenge español.

Carrera contrarreloj

El dolmen, bautizado hace años por los habitantes de Peraleda de la Mata como el tesoro de Guadalperal, ha emergido a la superficie en su totalidad por un desembalse inusitado de las aguas del pantano de Valdecañas hacia Portugal. Ante esta oportunidad única, Castaño y su asociación han reclamado desde el primer minuto a la Junta de Extremadura que se movilice para rescatar el monumento megalítico. De hecho, han abierto una petición en Change.org para salvar el tesoro patrimonial.
El menhir del supuesto mapa está muy erosionado y los grabados se perciben malamente. Alejandro Rufo

La consejera de Cultura, Nuria Flores, se desplazó este jueves hasta el yacimiento para conocer de primera mano el enterramiento colectivo de la Edad del Bronce. Según las fuentes consultadas por este periódico, la puesta en valor del yacimiento le correspondería al Gobierno central y no al autonómico al estar localizado en la Cuenca Hidrográfica del Tajo, de titularidad estatal, tal y como se desprende de la Ley de Patrimonio Histórico.

La versión ofrecida por la Junta es que "la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes está en conversaciones con la Administración Central para abordar la situación”, sin dar más detalles sobre lo que tienen pensado defender. Desde el Ministerio de Cultura tampoco se ha podido precisar por el momento si las actuaciones se llevarán a cabo desde la propia cartera de José Guirao o si bien recaerán en Patrimonio Nacional, dependiente de Presidencia del Gobierno. La semana que viene, no obstante, están previstas las primeras conversaciones entre la Junta y el Gobierno.

El tiempo corre, mientras tanto, en contra del dolmen de Guadalperal, que en pocas semanas podría verse anegado nuevamente por el agua. Ángel Castaño ya ha conseguido situar al yacimiento en el mapa de todo el mundo, y quien sabe si haber descubierto uno de los más antiguos elaborados por el ser humano. "No soy ni más ni menos optimista. Todo depende de si se logra que Madrid abra una vía superurgente y se movieran en cuestión de días, y eso no lo veo yo nada fácil", concluye el redescubridor del monumento prehistórico.

El monumento megalítico de Guadalperal está visible en su totalidad a causa de la sequía. Rubén Ortega Martín

Fuente: elespañol.com | 24 de agosto de 2019

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


La nueva amenaza al Dolmen de Guadalperal

Los vecinos de Peraleda de la Mata (Cáceres), que hace dos semanas descubrieron que la sequía había dejado al descubierto el Dolmen de Guadalperal y pidieron el rescate de este monumento megalítico del pantano de Valdecañas, vuelven ahora a dar la voz de alarma ante la «avalancha de visitantes que no para de aumentar».

La asociación cultural Raíces de Peraleda ha solicitado a las autoridades que organicen de algún modo «este caos» y se protejan las piedras. «No hay vigilancia in situ y nadie puede controlar lo que hacen las decenas de personas que suele haber en el lugar», denuncian. Hasta el momento, la mayor parte de los desperfectos de los que les han avisado -«menhires pequeños tirados encima de la muralla o caídos al suelo»- se encontraban así antes de su primera visita, «pero parece haber algún otro de reciente aparición y sin vigilancia nadie puede evitar que puedan producirse más».

El monumento funerario, descubierto en 1925 por el sacerdote y arqueólogo alemán Hugo Obermaier, está formado por 140 piedras y data de entre el III y el II milenio a.C. En su menhir central, han descubierto que uno de sus grabados representa el curso del río Tajo a su paso por la zona. «Es probablemente el mapa físico más antiguo del mundo (hay algunos más antiguos pero no muestran elementos comprobables, sino rutas, poblados o cosas así, y de modo muy esquemático, no realista, éste sí)», afirma Ángel Castaño, presidente de Raíces de Peraleda.

Ante las «muestras claras de degradación» del Dolmen de Guadalperal a causa del agua, que ha deteriorado las piedras, erosionando su superficie y agrietándolas, los vecinos lanzaron la voz de alarma para que fuera rescatado «antes de que las aguas lo cubran de nuevo», algo que prevén que ocurra a mediados de septiembre. «Si no se actúa con urgencia habremos perdido esta oportunidad única», aseguraban desde la asociación, que ya ha recogido más de 17.000 firmas de apoyo en Change.org.

Imagen del yacimiento megalítico del pantano de Valdecañas en Cáceres (twitter de RUTAS ARAÑUELAS)

La alerta pronto saltó a los medios de comunicación y la noticia se hizo tan viral que atrajo a multitud de curiosos. Tantos, que ahora Peraleda de la Mata está desbordado. El dolmen se encuentra en el término municipal de El Gordo, pero se accede por este pueblo, «demasiado pequeño para poder manejar una situación así», explican sus vecinos en una nota.

A Raíces de Peraleda le preocupa la seguridad de los visitantes, «pues sin información ni control se meten y saltan por donde les parece, creando serios confictos con los dueños de las fincas privadas que, con toda justicia, están indignados y se ven en ocasiones gravemente perjudicados».
Además, el fuerte calor «está también provocando numerosos percances por agotamiento y golpes de calor», continúan, ya que es necesario andar unas dos horas a pleno sol (y otras dos de vuelta) por la abrupta orilla del pantano hasta llegar allí y mucha gente no va preparada ni equipada para ello.
La asociación ha notificado la situación a las autoridades competentes para que «se hagan cargo inmediatamente de organizar este caos antes de que tengamos que lamentar víctimas humanas, físicas o patrimoniales».

Hasta que se haga algo al respecto, desde Raíces de Peraleda desaconsejan «totalmente» las visitas al dolmen «por motivos de seguridad».

En los últimos días, el nivel del pantano está subiendo rápidamente. «Es ya muy probable que sea demasiado tarde para su rescate», se lamenta la asociación, que insiste en salvar el dolmen antes de que el agua y el tiempo acabe por destruir el monumento. «Las piedras no aguantarán varias décadas más», sostiene.

También se acorta el plazo para contemplarlo antes de que lo engullan por completo las aguas. De ahí el clamor «que las visitas se organicen de algún modo seguro para todos».

Fuente: abc.es | 2 de septiembre de 2019

La Pompeya del Paleolítico: dos científicos españoles mecen la Cuna de la Humanidad

Un posible huesecillo de 'Homo habilis', prueba de la riqueza del yacimiento. (Foto: Antonio Pérez Henares)

Allá donde las inmensas llanuras, que hoy llamamos del Serengeti, y que se extienden por Tanzania y Kenia, van a dar con la cadena de volcanes que entonces presidía el gigantesco Gorongoro, en un territorio de lluvias aún muy copiosas, cruzadas por abundosos aunque someros ríos y pespunteadas por anillos de lagos, en lo que ahora se conocen como las gargantas de Olduvai, habitaron hace unos dos millones de años los primeros seres a los que la ciencia ha considerado acreedores de enmarcarse en el género Homo.

Unos más antiguos, que existieron desde esos más de 2 millones de años hasta hace 1,6, pequeños, entre 1,20 -1,30 de estatura, de 600 cm3 de cerebro, bípedos aunque todavía con capacidades arborícolas fueron los autores de la primera industria lítica, el Modo 1, rudimentario, piedras de gran dureza a las que se rompía para utilizar sus filos y a los que por ello se bautizó como Homo habilis.
Otros ya algo más cercanos hace un 1,9 millones de años y que sobrevivieron hasta al menos hace 1,3 millones, cuya capacidad craneal alcanzó los 900 y hasta rondaba los 1000 cm3, ya plenamente bípedos y adaptados para la marcha y la carrera, de buena estatura, hasta más de 1,70, con una industria lítica más desarrollada con la que fabricaban hachas, las famosas bifaces, lascas para corte, hendedores y picos, que son conocidos como Homo erectus o ergaster y que realizaron la impresionante y trascendental hazaña de salir del continente africano y extenderse por buena parte del mundo, hasta los más lejanos confines de Asia y también por nuestra Europa.

No estaban solos, antes y hasta con ellos, por allí anduvieron otros parientes, aunque no del género Homo, como los australopitecos, la famosa Lucy, con mas de 3,5 millones de años, descubierta en Etiopía, en territorio de los afar, y cuyas huellas y huesos han aparecido por aquellas colinas y también alguno que se creyó que tenía mas que ver incluso con la "familia" y que coexistió con los homínidos, aunque luego se destapó como más alejado y exclusivamente herbívoro, el Paranthropus boisei o 'Robusto', por sus potentes quijadas para romper nueces y triturar semillas. Australopitecos y Parantropos, ya podían caminar sobre dos patas, habían abandonado el árbol pero volvían a él con mucha frecuencia y su capacidad craneal oscilaba entre los 450 cm3 de los primeros a los 530 de los segundos.

Gargantas de Olduvai, Tanzania. (Foto: Antonio Pérez Henares)

Pero ¿qué sucedió allí para que desde hace casi ya un siglo, desde 1930 en que Louis Leakey descubriera aquellas primeras herramientas de piedra, se tenga aquel lugar como referente trascendental y depositario de los secretos para descifrar la evolución humana? La respuesta está en los volcanes. Hace 1,74 millones de año, una brutal erupción tuvo lugar. El gigantesco Gorongoro colapsó y se desplomó sobre sí mismo, dando lugar al ahora maravilloso cráter, icono y santuario de fauna africana, y la tremenda nube de cenizas cayó como una gruesa y letal alfombra sobre el territorio colindante, tapando y sellando el territorio colindante. Mató a todo lo que no pudo escapar de su abrazo, pero el tiempo lo preservó para siempre. Intacto lo mantuvo para que ahora podamos conocerlo. Como muchísimo tiempo después iba hacer un día, ya muy cercano a nosotros, el Vesubio con la ciudad romana de Pompeya, cuando ya los 'jóvenes' sapiens, nuestra especie, llevaba aproximadamente unos 200.000 años dominando la tierra.

Los ríos allí, aunque menos caudalosos y sometidos a estiajes, siguieron fluyendo cientos y cientos de miles de años, y al acercarse a los volcanes escarbaron en el paisaje donde se formaron poderosas fallas y profundas gargantas. Rompieron en estos lugares la costra de cenizas petrificadas y los fósiles comenzaron a surgir y a hacerse visibles. Fue cuando los Leakey los encontraron, la historia del género humano comenzó a desvelarse y Olduvai, así conocida por la dura y espinosa planta que señorea el lugar, se convirtió en el lugar donde buscar el "santo grial" de la paleoantropología.

El prestigio de España

El que dos españoles sean ahora los directores de las excavaciones da prueba significativa del prestigio mundial y el reconocimiento que nuestra ciencia en este campo. Tiene que ver en ello, desde luego, el impacto de los yacimientos de Atapuerca, pero también el resto de los equipos que trabajan sobre nuestro impresionante e inigualable patrimonio prehistórico al que se suma el hecho de que fuera en el sur de la península ibérica el lugar donde la "otra" especie humana que en el mundo ha sido, los neandertales, se extinguiera hace tan solo unos 28.000.

En el caso concreto de Olduvai, la figura de Manuel Domínguez-Rodrigo, que recientemente ha conseguido la cátedra de Prehistoria en la Universidad de Alcalá de Henares tras haber sido profesor en la Complutense y en Harvard, con enorme prestigio internacional y en particular en Tanzania donde lleva ya cuatro lustros trabajando, es la que ha posibilitado en gran medida esta situación. Ha excavado en multitud de lugares, desde el lago Natrón hasta el Manjara, en las condiciones más inauditas, duras y peligrosas, logrando importantes hallazgos y tiene una reputación ganada a pulso tanto en los niveles más altos del Gobierno como en las 'bomas' más apartadas de los masái.

Enrique Baquedano y Manuel Domínguez-Rodrigo en Olduvai. (Foto: Antonio Pérez Henares)

Durante cinco años estuvo embarcado también en una apasionante aventura que a punto estuvo, en más de una ocasión, de costarle el pellejo. Quería ver, comprobar, datar y archivar para la ciencia las marcas de los colmillos de los carnívoros en sus presas y luego contrastar estas con las que aparecen en los fósiles. En ese empeño, en soledad y con un Susuki-Santana seguía a las manadas de felinos y dormía en él y en su cercanía para no perderlos y llegar hasta su presa cuando las fieras la abandonaban para extraer los datos y documentarlo todo para su estudio y registro. En tales tareas hubo de enfrentarse a situaciones límites como con la leona aficionada a subirse y aposentarse en el capo de su coche, con sus fauces separadas por tan solo un cristal, empañado por su respiración, o aquella otra a la que no vio entre las hierbas pensando que toda la familia ya se había retirado del cadáver y, cuando estaba en cuclillas, fue "avisado" con un cavernoso gruñido de que estaba apenas a tres metros de un viejo macho de cuya presencia no se percató y que iba apenas unos pasos delante suyo cuando caminaban ambos hacia la misma carroña.

Salió con vida, con bien y con provecho, y hoy su registro es de continuo utilizado por los científicos de todo el mundo. Pero él buscaba también conocer, además de quién había sido el autor ancestral de las marcas —si león, leopardo o hiena—, también si habían sido previas o posteriores a la marca de la herramienta de piedra del homínido. Porque aquello le daría la clave y le acercaría a lo que ahora persigue y ya toca, junto a su amigo Enrique Baquedano, codirector del proyecto: saber si aquellos 'Homos' de Olduvai -y en qué medida, el habilis y el ergaster-, eran carroñeros o carnívoros. Y les adelanto que ambos lo tienen cada vez más claro. Cazadores ante todo, mucho más que carroñeros, y también, por supuesto, recolectores. Desde luego, y en grado impactante y temible, los ergaster, pero parece que igualmente, aunque menor medida, los habilis. Las presas de estos eran más pequeñas, con el listón puesto en los 100 kilos, pero los ergaster fueron avanzando hacia capturas cada vez de mayor tamaño hasta alcanzar presas de 300 kilos, para terminar dando un salto definitivo y acabar depredando incluso a los grandes herbívoros, incluido el elefante.

Cazar en tiempos remotos

Y ello a pesar de carecer del fuego y de no haber llegado a elaborar puntas de piedra para sus lanzas. ¿Dónde y cómo cazaban entonces? Pues donde más afluencia y seguridad de animales había, en las cercanías de los ríos y cauces fluviales, en los abrevaderos y sus pasos hacia ellos. Utilizando la emboscada o la trampa excavada en la tierra, subiéndose a los árboles para así ser mas difícilmente captable por el fino olfato de sus presas y haciéndolo en hordas numerosas, mucho más de lo que se pensaba, que acorralaban y herían hasta conseguir abatirlas con sus varas puntiagudas de la más dura madera y sus piedras. Según sus estudios y constataciones trasladaban luego sus capturas, o al menos las partes más transportables, a campamentos ribereños donde todo el clan las descuartizaba y las consumía. Son precisamente lugares de reunión de los homínidos los que ahora, y ello he podido comprobarlo con mis propios ojos, están poniendo al descubierto y donde la cantidad de fósiles que de continuo afloran resulta verdaderamente impresionante.

Ello está siendo la gran aportación española a Olduvai, amén de haber sufragado un Museo que se ha abierto recientemente y donde se exponen los descubrimientos allí realizados en el último siglo. Haber vuelto a dar con la veta buena, con el estrato de terreno que se creía ya agotado y perdido, justo por debajo, bajo esa capa de cenizas de la gran erupción volcánica. En suma, encontrar de nuevo el tesoro sellado, esa Pompeya Primigenia de la Humanidad que puede contarnos toda nuestra historia sobre cómo era la vida y fue la evolución de nuestros ancestros. El artífice de ello ha sido un joven y ya avezado geólogo, David Uribelarrea del Val que ha encontrado ya en varios lugares el filón y donde Manuel Domínguez y Enrique Baquedano han logrado dar y situar varios campamentos de despiece y consumo de los homínidos, donde los fósiles aparecen en cantidades inauditas y han estado perfectamente preservados "in situ", algo esencial para su datación y estudio.

Dos masáis observan en Olduvai un panel de los yacimientos puesto por los españoles. (Foto: Antonio Pérez Henares)

"Los leones se comen a los blancos"

Los territorios del Gorongoro y la cadena volcánica que lo escoltan, las fallas y gargantas de Olduvai junto con las inmensas planicies del Serengeti, tanto por el lado tanzano como por el keniata son en buena medida territorios masái. Y ahí siguen ellos con sus rebaños, pastores neolíticos, en sus bomas de espinos, sangrando a sus vacas para alimentarse de ellas, con sus lanzas, sus mantas tan características (aunque en eso han cambiado, pues antes vestían cueros), sus orejas horadadas, las mujeres con abalorios y pulseras que ellas mismas fabrican, aunque las cuentas sean chinas, y los hombres con sus machetes enfundados en cueros rojos, aunque los puñales sean de marca brasileña. Pero masáis siempre.

Los cuales aparecen desde la nada y caminan hacia la otra nada, apareciendo y desapareciendo con su paso tan característico e incansable por las inmensas llanuras del Serengeti o por las gargantas de Olduvai bajo la cadena de volcanes donde un día estalló el Gorongoro, a donde bajan con sus burros a recoger agua que extraen de pozos en la arena. Conmueven especialmente los niños, que cuidan los ganados cuando apenas levantan cinco palmos del suelo y puede que acaben de cumplir esos años.

Bomas, las construcciones tradicionales de Kenia


Niños tan niños que inspiran compasión. Pero que crecen valientes y orgullosos. En una de sus expediciones Manuel Domínguez observó que una leona seguía muy de cerca a un rebaño guardado por uno de estos niños que no llegaba a los diez años. Se acercó con su Suzuki y le invito a subir para que se protegiera del felino. El niño masái se negó con una risa.
"No te preocupes —le dijo en swahili, lengua que Manuel habla perfectamente—, los leones solo se comen a los blancos".

Y, ciertamente, los leones suelen guardarse muy mucho de atacar rebaños masai. Saben que los masai tienen lanzas y que siempre han cazado leones, aunque ahora lo tengan prohibido.
Neolíticos, pero con móvil. Se lo vi usar primero a una mujer que iba con su hijo y hablando con él mientras arreaba a unas vacas cerca de donde excavábamos. Luego comprobé que lo llevaban casi todos. Y una escena se me quedo grabada. Un atardecer observe que un guerrero con su hijo ya crecido, de unos 12 años, se dirigían al panel que el equipo español ha puesto en un yacimiento donde vienen recreaciones de los homínidos y de la fauna que entonces habitaba aquel espacio. Llegados al lugar, ambos lo contemplaron con mucho detenimiento, el padre le hizo una foto y luego le dio el móvil a su hijo y posó ante el cuadro para que el muchacho lo retratara. Es la primera vez en mi vida, desde luego, que he visto a un masái haciendo turismo como un japonés cualquiera.

Fuente: elconfidencial.com | 31 de agosto de 2019

El Hombre de Kocabas en el MEH

El Museo de la Evolluación (MEH) acoge hasta entre sus exposiciones de junio-septimebre las réplicas del conocido cráneo de Kocabas, atribuidos a un Homo erectus encontrados en 2002 en Turquía.

En concreto, el único fósil de homínino conocido en Turquía fue hallado en la cantera de la cuenca de Denizli Basin, en la península de Anatolia. Los datos que ofrece este cráneo a través de métodos de datación que se le han realizado es que se le supone una antigüedad de entre 1,6 y 1,2 millones de años, por lo tanto el resto de Homo descubiero hasta el momento el Turquía.


Por este motivo, el estudio de este fósil lo enmarca dentro de la especia Homo erectus. En el espacio dedicado al Hombre de Kocabas -en la planta 0 del MEH- se puede desde el fósil tal y como fue encontrado hasta la reconstrucción final del cráneo añadiendo la parte desaparecida de la escama del frontal.

Fuente: burgosconecta.es | 27 de agosto de 2019

Hacen obras en su casa y encuentran un mausoleo funerario romano de hace dos milenios INTACTO

Profesionales del Servicio de Arqueología de Carmona en el mausoleo funerario hallado. AYUNTAMIENTO CARMONA

El descubrimiento de un mausoleo funerario subterráneo de la época romana en la localidad sevillana de Carmona ha conseguido sorprender incluso a los profesionales del Servicio Arqueológico.
En Carmona, que conserva un importante legado patrimonial, hacía 35 años que no se producía un hallazgo arqueológico así. Se trata de un mausoleo «intacto», explica el arqueólogo municipal, Juan Manuel Román.

Un pozo de acceso y una cámara funeraria son los principales descubrimientos, a los que acompañan recipientes como vasijas, platos y vasos de vidrio y cerámica, de los que el arqueólogo insiste, «aunque son pocos, su valor es altísimo». Todo parece apuntar, dada la calidad de los objetos encontrados, a que el mauseoleo funerario pertenecería a una familia de alto poder adquisitivo.



Gracias al aviso de la familia que estaba realizando obras en su vivienda unifamiliar del municipio, el equipo de arqueólogos tuvo constancia del yacimiento. Sin embargo, los técnicos realizan un seguimiento arqueológico y este tesoro arquitectónico habría visto la luz tarde o temprano. La colaboración plena que esta familia está prestando al equipo municipal, no obstante, detalla Román, «no suele ser común».

Juan Manuel Román trabaja junto a Jacobo Vázquez y Adrián Santos, compañeros de profesión, en el equipo encargado de analizar el yacimiento. Explican cómo la noticia del yacimiento les coincidió precisamente con la nueva edición del curso de verano sobre arqueología que estaban impartiendo estos días en la sede que tiene la universidad Pablo de Olavide en el municipio de Carmona: «Ha sido una casualidad, para los alumnos del curso esto está siendo una oportunidad única».

SIN VISITAS TURÍSTICAS

Concluida la intervención, detalla Román, la tumba quedará incluida dentro de la vivienda en la que la familia en cuestión estaba realizando obras, pero no estará abierta al turismo. A ella podrán realizar visitas ocasionales los arqueólogos u otros profesionales que puntualmente necesiten realizar estudios.

Juan Manuel Román explica que al menos tres de las seis urnas funerarias que componen este mausoleo cuentan con serigrafías que podrían revelar los nombres de los difuntos.

El arqueólogo detalla que este mausoleo no conserva monumentos funerarios (piezas visibles de alto valor en la superficie) porque normalmente se suelen reutilizar esos materiales. Así, en el municipio de la capital andaluza lo que se conserva es la parte subterránea de la construcción.

La Delegación en Sevilla de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, por su parte, ya anunció ayer que autorizaba con «carácter provisional la actividad arqueológica urgente del columbario romano».

Fuente: elmundo.es | 29 de agosto de 2019

El hallazgo de herramientas adelanta la llegada del ser humano a América

Estos son algunos de los fragmentos de piedra tallados para la caza y la pesca que se han encontrado en el yacimiento de Cooper's Ferry. / Loren Davis, Oregon State University, et al

Hasta hace poco, las hipótesis más aceptadas sobre la llegada del ser humano al continente americano apoyaban la idea de que un corredor libre de hielo entre Siberia y Alaska permitió que las personas pudieran migrar hacia el sur. Pero hasta hace unos 12.600 años estuvo impracticable y existen evidencias anteriores a esa fecha de la presencia humana.

En el yacimiento llamado Cooper’s Ferry, en el estado de Idaho, al noroeste de EE UU, un equipo de científicos, liderado por la Universidad del Estado de Oregón, ha hallado restos de utensilios y láminas de piedra que datan de unos 16.000 años y que pudieron haber sido utilizados en el procesamiento de alimentos. Junto a las herramientas, se han descubierto también restos fósiles de caballos extintos y otros pequeños mamíferos.

Lo sorprendente de este descubrimiento no es solo su antigüedad –que precede a la cultura Clovis, los indígenas que se creían pudieron ser los primeros habitantes de América–, sino su similitud con la forma de los artefactos de piedra más antiguos hallados en la isla japonesa de Hokkaido.

“Sugerimos que los primeros estadounidenses pudieron haber llegado a Norteamérica a través de una migración costera que comenzó en lo que ahora es Japón antes de hace unos 16.000 años”, declara a Sinc Loren G. Davis (izquierda), director del Pacific Slope Archaeological Laboratory de la universidad estadounidense y primer autor del estudio que publica Science.

Según los investigadores, los antepasados ​​de los primeros estadounidenses vinieron del noreste de Asia. En concreto los pueblos que llegaron al yacimiento pudieron haberse originado en las islas japonesas. “Ahora se está colaborando con investigadores japoneses para hacer más comparaciones de artefactos de Japón, Rusia y Cooper's Ferry”, detalla Davis.

Así pudo ser el entorno del yacimiento Cooper's Ferry hace unos 16.000 años. / Loren Davs et al

Travesía por el río Columbia

El estudio aclara de este modo el momento y la ruta por la que llegaron los primeros humanos a América, pero plantea una hipótesis contraria al modelo tradicional. La localización y antigüedad del yacimiento Cooper’s Ferry, donde se han encontrado evidencias de vida doméstica hace 16.000 años, conserva la clave para explicar esta migración.

Cooper’s Ferry, conocido por la tribu Nez Perce, se encuentra en la cuenca superior del río Columbia, que nace al suroeste de Canadá y desemboca en el océano Pacífico. Hace 16.000 años, cuando el lugar estaba habitado, no había posibilidad alguna de llegar a través de Siberia y Alaska por una ruta terrestre desde las capas de hielo del norte.

“El río Columbia pudo proporcionar a los primeros estadounidenses su primera ruta [desde el océano Pacífico] hacia las tierras interiores al sur de las capas de hielo continentales que cubrían la mayor parte de Canadá en ese momento”, subraya Davis.

Para el investigador, la migración por el río Columbia es consistente con la migración costera y la forma de vida de caza y pesca. “Las embarcaciones también pudieron ser apropiadas para este viaje”, añade.

Vista desde el yacimiento Cooper's Ferry en el estado de Idaho, al noroeste de EE UU. / Loren Davis, Oregon State University

Los paleoindios clovis no fueron los primeros

Las fechas de los artefactos, de unos de 16.000 años de antigüedad, desafían también la vieja teoría de que los indígenas de la cultura Clovis realizaron la primera migración a las Américas, a través de la abertura de la capa de hielo desde Siberia hasta América del Norte.

“Tradicionalmente, los arqueólogos pensaban que los paleoindios clovis se mudaron a América hace unos 13.250 años y que la mayoría de los pueblos nativos eran descendientes de esta migración inicial”, indica el investigador, que empezó en los años 90 a excavar en este yacimiento estadounidense.

No obstante, en las últimas décadas del siglo XX, los científicos comenzaron a encontrar evidencias de que los humanos ya estaban en el continente americano antes de que aparecieran los pueblos Clovis. “Esto sugiere que la antigüedad de la ocupación humana fue diferente y más profunda de lo que tradicionalmente se pensaba”, revela a Sinc.

“Ahora tenemos evidencia de que hubo personas en Idaho antes de que se abriera ese corredor”, apunta. Esto también confirma que los primeros pueblos se mudaron al sur de las capas de hielo continentales a lo largo de la costa del Pacífico.

En los próximos meses o años, el grupo de investigación mostrará los resultados de dataciones de otros artefactos hallados en Cooper’s Ferry. Tenemos 10 años de artilugios excavados y muestras para analizar”, concluye Davis.

Excavaciones en el yacimiento en 2018. / Loren Davis, Oregon State University

Fuentes: agenciasinc.es | National Geographic| 29 de agosto de 2019

Descubren en Turquía un sistema postal de 2.500 años de antigüedad

Imagen del yacimiento Oluz - IHA Photo

Antes de que Filípides tuviera que correr desde Maratón hasta Atenas para anunciar la victoria griega sobre los persas, en el 490 a.C., el vasto Imperio persa ya utilizaba grandes redes de comunicación. Estas facilitaban los mensajes entre los diferentes puntos de su vasto territorio, que abarcaba desde Egipto y Grecia, hasta algunas regiones de Asia central, uno de los más extensos de la historia.

Şevket Dönmez (izquierda), líder de las investigaciones en el yacimiento arqueológico Oluz Höyük en Toklucak, Turquía, y profesor del Departamento de Arqueología de la Universidad de Estambul, el estudio se centra en la capa del periodo correspondiente a la época persa. «Se ha descubierto durante las excavaciones una monumental carretera que lleva a un santuario, el cual está conectado con un salón repleto de pilares», señaló el arqueólogo en el portal Daily Sabah History.

Este, según Dönmez, sería un templo de fuego característico de la religión zoroastrista, lo cual podría indicar que esta reemplazó a la religión panteísta y politeísta griega. Este hallazgo indicaría que el zoroastrismo estuvo presente en esta región, un hecho que se desconocía hasta el momento. Pero en lo que de verdad se centraron las excavaciones es en el salón de los pilares, el cual se cree que era una oficina postal.

«Los persas fueron la primera civilización que trajo el sistema postal a Anatolia», explicó Dönmez. «Tuvieron un Imperio que abarcaba grandes zonas, desde Grecia hasta Asia central y Egipto, todo ellos administrado por gobernadores. Estos tenían que asegurarse de que las noticias que enviaban desde la capital a la periferia eran correctas. Para ello, establecieron diversos sistemas de carreteras dentro de sus frontera», añadió.

Foto: Vista aérea del yacimiento / foto Yilmaz Selim Erdal.

Estas oficinas postales estaban compuestas por caballos bien descansados para que las comunicaciones fueran rápidas y mensajeros que llevaban los mensajes a través de todo el Imperio, es decir, lo que conocemos ahora mismo como el correo.
Las investigaciones terminarán en septiembre. En ellas, con un total de diez yacimientos, han participado un total de cinco académicos de diferentes universidades; tres arqueólogos, y quince restauradores.

Fuente: abc.es | 28 de agosto de 2019