El triunfal regreso a Egipto del sarcófago dorado del sacerdote Nedjemankh

El sarcófago dorado de Nedjemankh en el Museo Nacional de las Civilizaciones de El Cairo - AFP.

El sarcófago del sacerdote Nedjemankh, que data del 150 al 50 a.C., ha sido recibido en El Cairo con todos los honores, donde a partir de ahora se expondrá en una caja de vidrio en el Museo Nacional de la Civilización Egipcia.

«Estoy contento de que hayamos recuperado esta pieza», ha afirmado a AFP durante la presentación a la prensa el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, Mostafa Waziri, que después ha precisado que la someterán a trabajos de restauración y conservación.

Realizada a medida de Nedjemankh, el sacerdote del dios con cabeza de carnero Heryshef, la imponente tumba dorada, de casi 1,80 de longitud, ha pasado por Dubai, Alemania y París. Allí, un comerciante de arte, cuya identidad no se reveló, lo vendió al Metropolitan de Nueva York por 3,5 millones de euros.

Detalle del sarcófago - AFP

Sin embargo, una investigación conjunta de las autoridades de EE. UU., Egipto, Alemania y Francia concluía que la pieza había sido robada en Egipto durante las revueltas contra el presidente Hosni Mubarak en 2011.
En ese momento, en febrero de este año, el sarcófago era la pieza estrella de una exposición en el museo neoyorquino, que se vio obligada a clausurar de forma anticipada.

Según el fiscal de Manhattan, Cyrus Vance, a quien el Metropolitan le había entregado el sarcófago, se encontraba entre cientos de objetos robados por la misma organización criminal. Mostafa Waziri ha avalado ahora su autenticidad, ha aseverado que la investigación continúa y que el departamento de repatriación de objetos egipcios antiguos ha recuperado «varios miles de objetos» en los últimos dos años.

Fuente: abc.es| 1 de octubre de 2019

Las armas de proyectil dieron a los humanos modernos una ventaja competitiva sobre los neandertales

Recreación de uso de de un arco y flechas de la cultura Uluzziana. Crédito: S. Ricci

Un equipo de investigadores japoneses e italianos ha encontrado en Europa pruebas de armas proyectiles que datan de hace 45.000 - 40.000 años, más de 20.000 años anterior a lo que se pensaba al respecto. El estudio, publicado en Nature Ecology & Evolution, indica que las tecnologías de lanzas y arco con flechas permitieron a los humanos modernos cazar con más éxito que los neandertales, proporcionándoles una ventaja competitiva. Este descubrimiento ofrece una visión importante para comprender las razones del reemplazo de los neandertales por los humanos modernos.

Aparentemente, los neandertales y los humanos modernos coexistieron en Europa durante al menos 5.000 años. Sin embargo, se sabe poco sobre por qué los humanos modernos pudieron aumentar el tamaño de su población después de migrar a Europa y ocupar con éxito nuevos territorios, mientras que los neandertales autóctonos se extinguieron hace unos 40.000 años.

El equipo de investigación, ha estado coordinado por los arqueólogos Katsuhiro Sano (izquierda), del Centro de Estudios del Nordeste Asiático de la Universidad de Tohoku, y Adriana Moroni (derecha), del Departamento de Medio Ambiente, Ciencias de la Tierra y Físicas de la Universidad de Siena, y el paleoantropólogo Stefano Benazzi , del Departamento de Patrimonio Cultural de la Universidad de Bolonia).

Se estudiaron 146 piezas con dorsos en forma de media luna (también conocidas como lunados o segmentos) pertenecientes a la cultura Uluzziana de la Grotta del Cavallo (sur de Italia), la primera cultura del Paleolítico superior desarrollada por humanos modernos en Europa.
Una pieza con dorso en forma de media luna con una fractura de impacto hallada en la Grotta del Cavallo. La fractura por impacto demuestra que este pequeño artefacto de piedra se utilizó como arma de caza. Crédito: K. Sano.

"Se han observado piezas con dorsos similares en África Oriental, aunque no hay evidencia arqueológica que indique una ruta de las mismas desde África Oriental hacia Europa. Para comprender mejor las diferencias de la cultura Uluzziana de las tradiciones líticas anteriores, así como la importancia de su surgimiento en Europa, es crucial identificar la función de las piezas con dorso en forma de media luna", dice Adriana Moroni.

Vista de la entrada a la Grotta del Cavallo

Tales piezas se analizaron macroscópica y microscópicamente utilizando un microscopio digital Hirox y los resultados se compararon con los patrones de uso y desgaste en muestras experimentales. A través de este análisis, se encontraron fracturas de impacto y rastros lineales microscópicos en numerosas piezas, lo que demuestra que se usaron como armas de caza.
Residuos en una de las piezas halladas en la Grotta del Cavallo. Crédito: C. Stani.

"El diagnóstico de las fracturas de impacto mostró patrones similares en muestras experimentales realizadas mediante un propulsor y un arco, pero fueron significativamente diferentes en aquellas muestras realizadas mediante lanzamiento o empuje", dijo Katsuhiro Sano. "Los humanos modernos que migraron a Europa se equiparon con armas proyectiles, tales como dardos, lanzas-flechas o flechas y arcos, lo cual supuso un mayor recompensa energética en su estrategia de caza y ofreció a los humanos modernos una ventaja sustancial sobre los neandertales", concluye Sano.

Además, la espectromicroscopía infrarroja transformada de Fourier (FTIR) de los residuos en varias piezas demuestra que las mismas se manipularon utilizando un adhesivo complejo, el cual incluía ocre, goma vegetal y cera de abejas, lo cual permitía asegurar el enmangamiento de las puntas líticas. "La comparación con análisis de espectroscopía FTIR de varios depósitos rojos y muestras de suelo recuperadas en la Grotta del Cavallo descartaron contaminantes orgánicos del entorno del yacimiento y confirmó la presencia de ocre como una mezcla de silicato y óxido de hierro", dijo Chiaramaria Stani (izquierda) de Elettra-Sincrotrone Trieste.

"Como la estrategia de caza avanzada está directamente relacionada con una ventaja competitiva, este estudio ofrece información importante para comprender las razones que llevaron al reemplazo de los neandertales por los humanos modernos", dijo Stefano Benazzi (derecha), investigador principal del proyecto ERC n. 724046: SUCCESS, un proyecto destinado a comprender cuándo llegaron los humanos modernos al sur de Europa y los procesos bioculturales que favorecieron su adaptación exitosa y la causa final de la extinción de los neandertales.

Fuente: Universidad de Tohoku | 29 de septiembre de 2019

Los extintos denisovanos les dieron a los humanos modernos un impulso de inmunidad

Los hallazgos del Garvan Institute of Medical Research muestran que los humanos modernos adquirieron una variante genética de los denisovanos que aumentó sus reacciones inmunes, lo que indica la adaptación del sistema inmune a un entorno cambiante.

El innovador estudio, publicado en Nature Immunology , es el primero en demostrar una única variante de secuencia de ADN de una especie humana extinta que cambia la actividad del sistema inmune humano moderno.

Los denisovanos, una especie humana extinta relacionada con los neandertales, se cruzaron con los humanos modernos hace unos 50.000 años durante las migraciones de los humanos modernos de África a lo que ahora es Papúa Nueva Guinea y Australia. Hoy, hasta el 5% del genoma de las personas indígenas de Papúa Nueva Guinea se deriva de los denisovanos.
El estudio del Instituto Garvan revela que los humanos modernos adquirieron una variante genética de los denisovanos que aumenta un rango de reacciones inmunes y respuestas inflamatorias, incluidas reacciones que protegen a los humanos de los microbios que causan enfermedades.
"Nuestro estudio indica que la variante del gen denisovano aumenta la respuesta inflamatoria en humanos", dice el coautor principal, el profesor asociado Shane Gray, quien dirige el Laboratorio de Inmunología de Trasplantes en Garvan.

"Investigaciones anteriores han encontrado colecciones de variantes genéticas de especies humanas extintas que parecen haber proporcionado una ventaja a los humanos que viven a grandes altitudes o para resistir a los virus, pero no han sido capaces de determinar cuáles de ellas fueron realmente funcionales", agrega. "Este estudio es el primero en identificar una única variante funcional y sugiere que también tuvo un beneficio evolutivo en el sistema inmunitario humano".


Los investigadores Chris Goodnow, Shane Gray y Nathan Zammit, autores, entre otros, del trabajo publicado en 'Nature Immunology'.

Descubriendo un interruptor inmune

Las versiones dañinas de un gen llamado TNFAIP3 se han asociado durante mucho tiempo con la inmunidad hiperactiva en condiciones autoinmunes, que incluyen enfermedades inflamatorias del intestino, artritis, esclerosis múltiple, lupus, psoriasis y diabetes tipo 1. El gen TNFAIP3 codifica una proteína llamada A20 que ayuda a "enfriar" el sistema inmunitario al reducir las reacciones inmunes a moléculas y microbios extraños.

Como parte de una colaboración entre el Garvan Institute of Medical Research, el Sydney Children's Hospital, Randwick, el Children's Hospital en Westmead y el Clinical Immunogenomics Research Consortium of Australasia (CIRCA), los investigadores analizaron los genomas de familias en las que un niño presentaba una grave enfermedad e inusual condición autoinmune o inflamatoria.
"Cuatro familias separadas tenían la misma variante de ADN en el gen TNFAIP3 , cambiando un aminoácido en la proteína A20 de una isoleucina a una leucina (I207L)", dice el profesor Chris Goodnow, director ejecutivo del Garvan Institut y coautor principal del estudio. "Sin embargo, la presencia de esta variante en familiares sanos indicó que no era suficiente para causar la enfermedad inflamatoria por sí sola".

Los investigadores extrajeron células inmunes de las muestras de sangre de las familias y descubrieron que, en el cultivo celular, producían una respuesta inflamatoria más fuerte que las células inmunes de otros individuos.
Mapa en el que se muestra la frecuencia de la variante del gen TNFAIP3 procedente de los denisovanos en las poblaciones humanas modernas de las islas del sudeste asiático y Oceanía. Se observa que es común al este de la Línea Wallace. Fuente: Owen Siggs / Flinders University's College of Medicine and Public H...

Rastreando la inmunidad

Utilizando conjuntos de datos disponibles a través del Proyecto de Diversidad del Genoma de Simons, el Proyecto de Diversidad del Genoma de Indonesia, la Universidad de Massey y el Instituto Telethon Kids, que incluye datos de secuencia del genoma en cientos de poblaciones humanas diversas, el coautor principal y el investigador principal de la Universidad de Flinders, el Dr. Owen Siggs (izquierda) investigó la distribución mundial de la variante genética TNFAIP3.

La variante I207L llevada por las familias de Sydney (Australia) estaba ausente en la mayoría de las poblaciones, pero común en las poblaciones indígenas al este de la Línea Wallace, una trinchera oceánica profunda que pasa entre Bali y Lombok y separa la fauna asiática al oeste de la fauna australiana al este. La variante I207L era común en personas de toda Oceanía, incluidas las personas con ascendencia indígena australiana, melanesia, maorí y polinesia.
"El hecho de que esta versión rara del gen se enriqueció en estas poblaciones y mostraba firmas genéticas de selección positiva, significa que casi con certeza fue beneficiosa para la salud humana", dice el profesor Shane Gray.

El equipo también descubrió la variante I207L en la secuencia del genoma de una especie humana extinta, extraída del hueso de un dedo de una niña denisovana de hace 50.000 años, hallado dentro de la cueva Denisova, en las montañas de Altai, en Siberia. "Poder hacer esta conexión fue extremadamente emocionante", dice el Dr. Siggs.

La variante I207L estaba presente en dos copias de la niña denisovana, pero ausente en los restos de neandertales de la misma cueva, lo que indica que la variante del gen que mejora la inmunidad surgió después de la divergencia de los linajes denisovano y neandertal hace unos 400.000 años.

Marcar el sistema inmune

Para investigar los efectos de la variante del gen denisovano en el sistema inmune, el coautor, el Dr. Nathan Zammit, replicó la variante I207L en un modelo de ratón. "Cuando se expuso a una cepa patógena del virus Coxsackie, un virus que se aisló originalmente de un caso mortal de infección infantil, los ratones con la variante genética denisovana tuvieron reacciones inmunes más fuertes y resistieron mejor la infección que los ratones sin el gen denisovano", explica el Dr. Zammit.
"Nuestro estudio indica que la variante genética denisovana, y otras similares, actúan en un dial de 'control de temperatura' en el sistema inmune, aumentando la temperatura para cambiar la forma en que respondemos a los diferentes microbios", dice el profesor Goodnow.

"Anteriormente se pensaba que la proteína A20, que activa un gen que es central para el sistema inmune, es binaria, ya sea que esté encendida o apagada", agrega el profesor asociado Gray. "Hemos encontrado que, de hecho, nos sintoniza como individuos con el principio óptimo de Ricitos de Oro', es decir, en justo medio, donde las reacciones inmunes no son ni demasiado calientes ni demasiado frías, y eso abre el campo de par en par".

Fuentes: garvan.org.au |interestingengineering.com | 19 de septiembre de 2019

Descubren por casualidad el templo del faraón Ptolomeo IV en el Alto Egipto

Unas obras de saneamiento en la orilla oeste del río Nilo en el Alto Egipto (Kom Shaqao, Sohag) han dejado al descubierto los restos del templo de Ptolomeo IV, el cuarto faraón de la Dinastía Ptolemaica, que gobernó desde 222 hasta 205 a. C.

Hijo de Ptolomeo III y Berenice II, el comienzo de su reinado coincide con el inicio del declive del imperio. Ptolomeo IV Filopátor está considerado por los historiadores griegos como un gobernante débil que fue manipulado por los funcionarios alejandrinos, a pesar de la gran victoria en la Batalla de Rafia.

Tras el fortuito hallazgo, se han paralizado los trabajos para permitir a los arqueólogos realizar su labor. De este modo, han desenterrado la esquina suroeste del templo y los restos del muro que se dirigía del norte al sur, con varios pisos de piedra caliza.

El secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, Mostafa Waziri ha afirmado en un comunicado que, después, los trabajos se centraron en el sur, donde las ruinas descubiertas presentaban inscripciones del antiguo dios egipcio Habi, acompañado de muchos animales diferentes, y restos de textos que contienen el nombre de Ptolomeo IV.

También se ha encontrado otro muro en dirección oeste, cubierto con losas de piedra caliza.
Kom Shaqao es la capital de la décima región de Egipto, se encuentra al oeste de la ciudad de Tama y antes era conocida como Wagit. De hecho, la mención más antigua aparece en la Cuarta Dinastía, en el templo de Hathor.

Fuente: abc.es | 2 de octubre de 2019

Las simulaciones por computadora muestran que los ancestros humanos habrían tenido más facilidad para dar a luz que las mujeres modernas

Un trío de investigadores de la Universidad de Boston y el Dartmouth College descubrió que uno de nuestros ancestros antiguos probablemente tuvo más facilidad para dar a luz que los humanos modernos. En su artículo publicado en PLOS ONE, Natalie Laudicina, Frankee Rodriguez y Jeremy DeSilva describen cómo crearon modelos informáticos en 3D de algunos de nuestros ancestros antiguos y los compararon con humanos y chimpancés modernos, e informan de lo que encontraron.

Para muchas mujeres el parto es un proceso largo, doloroso y difícil. Investigaciones anteriores han sugerido que la razón por la que el parto es mucho más difícil en humanos, en comparación con los simios u otros animales, es porque hemos evolucionado para caminar erguidos y porque nuestros bebés tienen cabezas muy grandes.

El mayor tamaño del cerebro y del cráneo es una de las claves que explica por qué los nacimientos de los humanos modernos son más dolorosos.

A medida que los humanos desarrollaron una marcha erguida, nuestras pelvis cambiaron de una manera que hizo que el canal del parto estrechara. Durante el parto, un bebé humano moderno debe girar en el útero varias veces cuando los músculos pélvicos lo empujan a través del canal del parto.
En marcado contraste, los chimpancés dan a luz en poco tiempo y parecen experimentar muy poco dolor. En este nuevo estudio, los investigadores se preguntaron sobre la experiencia del nacimiento en uno de nuestros antepasados, el Australopithecus sediba, un homínido que vivió hace aproximadamente 1.95 millones de años.

En el caso de 'Australopithecus sediba', que vivió hace 1,9 millones de años, la cabeza del bebé tenía mucho más espacio.

Para averiguarlo, crearon una representación tridimensional de una pelvis del Australopithecus sediba utilizando imágenes de varios fósiles. Mientras lo hacían, también crearon representaciones en 3D del Australopithecus afarensis y del Homo erectus. Y, a fin de disponer de una comparación adicional, también crearon imágenes en 3-D de un humano moderno y una pelvis de chimpancé. Para estudiar el grado de dificultad de dar a luz, los investigadores también agregaron objetos del tamaño de un cráneo humano a las imágenes tridimensionales, ya que normalmente se asentaban en el canal de parto.

Los investigadores informan que el tamaño del canal de parto del Australopithecus sediba era bastante grande en comparación con el tamaño del cráneo del bebé que necesitaría pasar a través del mismo. Sugieren que esto indica que, en comparación con las mujeres modernas, al Austrlopithecus sediba le habría resultado mucho más fácil dar a luz.
Los investigadores también señalan que, contrariamente a la creencia popular, la evolución del canal de parto no fue un camino claramente definido de grande a pequeño: investigaciones previas han demostrado que un ancestro anterior, Lucy, (Australopithecus afarensis) probablemente tuvo un parto difícil.

Fuente: phys.org | 20 de septiembre de 2019

Un modelo metapoblacional ayudaría a explicar mejor el origen panafricano de la especie humana

Mapa mundial con el área terrestre redimensionada para representar la diversidad genética humana moderna, mientras que el color representa la ascendencia neandertal más la proveniente de los denisovanos. Como puede verse, las contribuciones de otras poblaciones al acervo genético del 'Homo sapiens' son pequeñas y están distribuidas de manera desigual. África es proporcionalmente más grande porque aquí se encuentra la mayor diversidad genética humana, y, por lo tanto, las raíces de la humanidad. © James Cheshire / Mark G. Thomas.

Un grupo de científicos ha concluido que la evolución de la especie humana es resultado de cambios dinámicos en la conectividad o del flujo genético entre poblaciones primitivas aisladas y dispersas por África y adopta así un modelo metapoblacional para explicar un origen panafricano del ser humano.
Así, el hombre moderno evolucionó en África y muchos grupos humanos en todo el continente contribuyeron a este proceso, lo que supone dejar atrás la teoría del proceso evolutivo lineal, según los científicos, encabezados por la arqueóloga Eleanor Scerri (izquierda), líder del grupo de investigación de evolución panafricana en el Instituto Max Planck de Ciencias de la Historia de la Humanidad.
"Un modelo metapoblacional nos ayuda a hallar una vía para aceptar las evidencias paleontológicas, arqueológicas y genéticas de un origen africano y un flujo genético limitado de metapoblaciones no africanas, como los neandertales, sin necesidad de caer en debates excesivamente polémicos y restrictivos", señala Scerri.

Según el estudio publicado en la revista Nature Ecology and Evolution, cualquier modelo que explica la evolución humana tendría que argumentar satisfactoriamente los patrones de variación en los componentes de los datos genéticos, morfológicos y culturales y ser coherente respecto a los cambios climáticos que han determinado nuestras ecologías durante la mayor parte del último millón de años.
Según el genetista Lounès Chikhi (derecha), del laboratorio de Evolución y Diversidad Biológica del CNRS de la Universidad de Toulouse y principal investigador del Instituto Gulbenkian de Ciencias en Lisboa: "Un modelo estructural metapoblacional lo puede hacer sin negar ninguna de las más recientes evidencias, y no obliga a hallar una región mítica del origen del hombre, ni fechar eventos de inflexión cuyo significado no está nada claro", subraya.

"En lugar de una serie de divisiones de población que se ramifican en un árbol ancestral, los cambios en la conectividad entre diferentes poblaciones a lo largo del tiempo parecen una suposición más razonable, y ayudan explicar varios patrones de diversidad genómica no explicados por los modelos alternativos actuales. Las metapoblaciones son el tipo de modelo que cabría esperar si las personas se estuvieran moviendo y mezclando durante largos períodos y amplias áreas geográficas. Hoy no podemos identificar objetivamente esta área geográfica solo a partir de datos genéticos", argumenta Chikhi.

"La genética de los humanos contemporáneos está muy clara. La mayor diversidad genética la encontramos en los africanos", explica el genetista Mark Thomas (izquierda), del University College de Londres.
"Los datos genéticos disponibles no confirman la vieja teoría de que descendemos de poblaciones regionales dispersas a lo largo del Viejo Mundo en los últimos millones de años", agrega.

"Es cierto que los humanos modernos no africanos tienen alguna herencia de los neandertales, algunos una notable herencia de los recientemente descubiertos denisovanos y posiblemente otros la tengan de antiguos grupos homínidos todavía no descubiertos", señala.

"Pero nada de esto cambia el hecho de que más del 90 % de los orígenes de cada persona en el mundo se encuentra en África en los últimos 100.000 años", añade.
No obstante, la confirmación de que la especie humana proviene de África plantea la pregunta razonable sobre la "región concreta de origen", para la cual no hay respuesta si se toman en consideración los patrones genéticos, la información extraída de fósiles y herramientas antiguas y el conocimiento que se tiene de los entornos ancestrales, advierte Thomas.

Por eso, agrega: "Tenemos que comenzar a pensar de manera diferente. Esto significa diferentes modelos, y argumentamos en el trabajo de investigación actual que los modelos estructurales de población son el camino a seguir".

Diferentes modelos de historia de la población. T0 y T1 representan segmentos de tiempo en el presente y el pasado, respectivamente. a) Una metapoblación, que incluye fisión de la población, fusión, flujo genético y extinción local. b) Un modelo de árbol, que incluye solo la fisión y extinción de la población. © Claudiu Pantiru / Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana.

“Si observamos los datos disponibles a través de la lente de los cambios en la conectividad, el registro fósil comienza a tener mucho más sentido. Necesitamos tal flexibilidad para poder dar sentido al pasado, o nos perderemos en un malestar de especies nombradas cada vez mayor, con trayectorias fallidas y árboles de población que nunca existieron", continúa el profesor Thomas. "La ciencia siempre favorece la explicación más simple y se está volviendo cada vez más difícil apegarse a viejas narraciones cuando tienen que volverse demasiado complicadas para mantenerse relevantes".

La interpretación de los datos disponibles cambia si se parte de las metapoblaciones, es decir, de los cambios dinámicos de conectividad entre diferentes poblaciones a lo largo del tiempo, que permitirían explicar diversos patrones de diversidad del genoma que otros modelos no aclaran.
"La gente como nosotros comenzó a aparecer en algún momento entre 500.000 y 300.000 años atrás. Esto supone algo así como 8.000 generaciones, un periodo muy largo para los hombres primitivos, para desplazarse y explorar un gran espacio. Sus movimientos, patrones de mezcla e intercambios genéticos son lo que nos dieron origen", recuerda Scerri.

Fuentes: lavanguardia.com | Max Planck Institute | 23 de septiembre de 2019