León saca a la luz 900 pinturas rupestres inéditas

El Bierzo es ‘la cueva del tesoro’ del arte rupestre leonés. El arqueólogo Feliciano Cadierno lleva años embarcado en la tarea de localizar e inventariar la gran pinacoteca prehistórica, básicamente, en esta comarca. No quiere hablar de «descubrimientos», por si aparece alguien que reclama haber visto «primero» alguna de estas pinturas esquemáticas del Neolítico y de la Edad del Bronce. En los ocho años que lleva ‘peinando’ enclaves como Villafranca, Vega de Espinareda, Fabero, Toreno, Candín y Peña Piñera, aunque también Castrocontrigo o los Ancares ha registrado más de 900 pinturas.

Son figuras esquemáticas, algunas representan a hombres y animales o figuras solares; pero las hay realmente extrañas, como un antropomorfo con cuernos; o realizadas con una técnica «muy inusual», como la que representa a un ídolo oculado, realizado con 120 puntos, al estilo de los pintores puntillistas del siglo XIX —pero 7.000 años antes—.

Cuando Cadierno inició la búsqueda, únicamente había 351 pinturas catalogadas. Muchas de ellas solo se ven con un programa de ordenador, de ahí que los aficionados a garabatear en cuevas y abrigos rocosos hayan daño algunas sin saberlo. Cadierno, que actualmente trabaja de profesor en Londres, emplea el verano y las vacaciones en rastrear el legado prehistórico de la provincia. Afirma que «en Babia tiene que haber pinturas rupestres» y también en otros enclaves del Bierzo y Ancares. «Las posibilidades son infinitas, pero se necesita tiempo y dinero».


Su propósito es que el inventario de estas pinturas prehistóricas sirva para protegerlas. Lamenta que el arte rupestre es la hermanastra del patrimonio. «Ni siquiera la Universidad de León tiene un departamento que investigue». A ello añade el desinterés de las instituciones. «No dan dinero y no se investiga y no se investiga porque no hay dinero». Él trabaja sin subvenciones, aunque este verano llevó a cabo una excavación en el castro Peña Piñera, con una inversión de 6.000 euros, cofinanciados por el Instituto Leonés de Cultura y el Ayuntamiento de Vega de Espinareda, que ha arrojado interesantes resultados. Se trata del mayor castro de León, con 14 hectáreas, que pudo ser el último reducto de los astures en las guerras cántabras.

El castro de Peña Piñera ocupa una extensión de 14 hectáreas. CADIERMO Y SASTRE

Cadierno ha encontrado dos colaboradores excepcionales, José Anglés y Miguel Ángel González, que también han localizado numerosas pinturas y revisan las que están en peligro, como cuando se produjo el año pasado un devastador incendio en el valle de Fornela.

Según Cadierno, algunas pinturas rupestres del Bierzo, Peña Piñera, Librán y San Pedro Mallo tendrían una finalidad precisa: un enorme calendario lunar y solar en plena naturaleza.


Fuente: diariodeleon.es | 2 de diciembre de 2019

El ADN confirma la hipótesis de la autodomesticación del ser humano

Un nuevo estudio, publicado en Science Advances, propone que el gen BAZ1B regula la apariencia del rostro humano moderno al incidir en las células de la cresta neural, las cuales están implicadas en el desarrollo de los tejidos. Por eso, podría haber influido en los cambios faciales que se han producido a lo largo de la evolución humana.

Estos resultados apoyan por primera vez de manera experimental la teoría de la autodomesticación humana, una hipótesis la cual explicaba que los primeros humanos seleccionaban a las parejas que estaban dispuestas a comportarse en beneficio de la sociedad, dando lugar a unos humanos modernos menos agresivos que los de sus ancestros, con rasgos faciales esbeltos y más adecuados para comunicarse de manera no verbal.

La idea de la autodomesticación data del siglo XIX. Se cree que los rasgos anatómicos y de conducta cognitiva de los humanos modernos, como la docilidad o una fisonomía grácil, pueden venir de un proceso evolutivo que poseería semejanzas significativas con la domesticación de los animales.
Los científicos llevaban tiempo buscando evidencias para esta hipótesis debido a las incertidumbres que todavía había acerca de sus mecanismos subyacentes y los desafíos que planteaba para probarlos experimentalmente.
"Ya se han propuesto hipótesis sobre un déficit leve de las células de la cresta neural como factor subyacente a la domesticación animal. ¿Es posible que durante la evolución los humanos modernos desarrollaran una cognición más prosocial en comparación con otros humanos ya extinguidos como resultado de los cambios que afectan a las células de la cresta neural?", plantea Alejandro Andirkó (izquierda), doctorando en el departamento de Filología Catalana y Lingüística General de la Universidad de Barcelona que ha participado en el estudio.

Caras diferentes a los neandertales
Para realizar el estudio, los expertos buscaron si en ciertos trastornos del desarrollo humano neurológico, como el síndrome de Williams, había circuitos reguladores que diesen forma a la cara humana. Los pacientes de este trastorno poco frecuente tienden a tener rasgos faciales más pequeños y a actuar de una manera particularmente amistosa.

Para ello, Matteo Zanella (derecha), coautor del trabajo, estudió el gen BAZ1B en células madre de pacientes con genes duplicados o eliminados en la región Williams-Beuren 7q11.23, que afecta al comportamiento humano y a la función de las células de la cresta neural. Tras percatarse de que el gen actúa como regulador de los rasgos faciales humanos, los investigadores examinaron genotipos de un denisovano y dos neandertales para estudiar cómo el gen influyó en las diferencias entre los humanos modernos y arcaicos.

"Queríamos saber si las redes genéticas de las células de la cresta neural se veían afectadas en la evolución humana comparándolas con las de los genomas neandertales", explica Cedric Boeckx (izquierda), profesor ICREA de la Sección de Lingüística General del departamento de Filología Catalana y Lingüística General de la UB y autor principal.

Los resultados muestran que BAZ1B afecta a un gran número de genes que acumulan mutaciones de alta frecuencia en las poblaciones de humanos modernos y que no se encuentran en los genomas arcaicos de los que disponemos.
"Esto significa que la red genética de BAZ1B es una razón importante por la que nuestra cara es distinta comparada con la de otros antepasados ya extinguidos, como los neandertales", dice Boeckx.


En particular, los humanos modernos tenían mutaciones casi fijas en las regiones reguladoras de los genes dependientes de la dosis de BAZ1B en comparación con los humanos arcaicos, y los autores proponen que la expresión génica alterada condujo a cambios en las características faciales impulsados por la variabilidad de las células de la cresta neural.
Este estudio abre la puerta para estudiar el papel de las células de la cresta neural en la prosocialidad y otros campos cognitivos, pero también es el primer ejemplo de un campo potencial para estudiar afirmaciones evolutivas.

Fuentes: agenciasinc.es | phys.org | 4 de diciembre de 2019

El comercio de madera a larga distancia fue la base de la construcción del Imperio Romano

Algunas de las tablas de roble en los cimientos del pórtico de los jardines de Via Sannio, Roma. Crédito: Bernabei en al., 2019

Dos docenas de vigas de roble, excavadas en el centro de Roma, han dado a los arqueólogos e historiadores pistas sobre el comercio de las maderas procedentes de varias partes del imperio y usadas en la construcción, los astilleros y como leña, según un artículo de este miércoles en PLoS ONE.

Mauro Bernabei (izquierda), del Consejo Nacional de Investigación de Italia, y sus colegas analizaron las vigas extraídas durante la construcción del tren subterráneo (Metro) de Roma entre 2014 y 2016.
Los maderos formaban parte de un pórtico en los jardines de Via Sannio, en lo que otrora fue una propiedad rica y muy decorada. El sitio arqueológico se encuentra entre la antigua muralla Aureliana y la Línea C del tren subterráneo de Roma, cerca de la basílica de San Juan de Letrán.
El artículo indica que todos las vigas y postes estaban bien conservados ya que estaban saturados de agua. En su mayoría, las vigas miden 3,60 metros y la más corta mide 1,15 metros. Los postes redondeados miden de 60 a 65 centímetros de largo con un diámetro de 3,5 a 8 centímetros.


"Una cuestión importante para nuestra comprensión de la historia romana es cómo estaba estructurada la economía del Imperio, y cómo estaba organizado y se logró el comercio de larga distancia dentro de las provincias y entre ellas", señala el artículo.

"Además, todavía no se ha aclarado si los maderos grandes para la construcción usados en Italia provinieron de los extensos bosques en regiones templadas al norte de los Alpes y fueron transportados a la región mediterránea, escasamente arbolada, en el sur", agrega.

El equipo de Barnebai recurrió a la dendocronología, la ciencia que data los anillos de crecimiento de los árboles y analiza los patrones espaciales y temporales de procesos físicos, biológicos y culturales, y llegó a la conclusión de que los robles fueron talados entre los años 40 y 60 d.C. en las montañas del Jura en el nordeste de Francia.


Sección esquemática de los cimientos del pórtico lateral suroriental.

"Es muy probable que los maderos hayan sido transportados a la Ciudad Eterna por los ríos Saona y Ródano y luego a través del mar Mediterráneo", apunta el estudio.
"Esta rara evidencia dendrocronológica de la capital del Imperio Romano da nuevo ímpetu al debate sobre la probabilidad de transportar maderas sobre largas distancias dentro de las provincias romanas y entre ellas", añade.

Los autores citaron a Plinio el Viejo (23/24-79 d.C.): “Mille praetera sunt usus earum, sine quis vita degi non possit”, (La madera tiene mil usos y, sin ella, la vida sería imposible), como ratificación del valor que la madera tenía para los romanos.
"La madera era importante para cualquier aspecto de la vida cotidiana desde la construcción de edificios a la calefacción, y desde la construcción de barcos a la metalurgia", han agregado. "En latín, la distinción entre la madera para quemar (lignum) y la madera para construcción (materia) es indicio al respecto".

En español la distinción se ha perpetuado, de manera que una cosa es la leña para el fuego y otra la madera para la construcción.

Mapa de las provincias romanas en las actuales Francia y Alemania, con la probable procedencia de las muestras de roble halladas en el Metro de Roma. Se indican algunas ciudades romanas importantes (Colonia Agrippina = Colonia; Augusta Treverorum = Trier; Divodurum = Metz; Dorocortorum = Reims; Augustobona = Troyes; Lugdunum = Lyon; Arelate = Arles; Aquae Sextiae = Aix-en-Provence y Massilia = Marsella) , así como las regiones de donde provienen las cronologías de referencia y también los ríos (Saona y Ródano) que conducen al Mar Mediterráneo. Mapa obtenido de https://mapswire.com/europe/.

La demanda de madera para la construcción, los astilleros y las máquinas de guerra durante el imperio romano fueron inmensas, lo cual llevó al agotamiento rápido de los bosques en torno a la capital y en buena parte de los montes Apeninos.

A medida que el imperio se expandió la tala continuó en otras regiones y para los tiempos de Plinio, en el primer siglo de la era cristiana, algunos de los bosques de Argelia ricos en alerce africano (Tetraclinis articulata), una madera muy apreciada por los romanos, ya estaban casi agotados y comenzó la tala en Marruecos.

Ya en las primeras décadas del siglo siguiente, el emperador Adriano creó un bosque imperial y marcó su perímetro con piedras inscritas para preservar el cedro del Líbano. EFE.

Fuentes: lavanguardia.com | phys.org | 4 de diciembre de 2019

Descubren restos de antiguos guerreros germánicos y urnas de cremación en la ciudad de Kostrzyn, en el este de Polonia

Umbos, puntas de lanza, partes de una daga y otras reliquias encontradas por el equipo de excavación. Crédito: Museo de la Fortaleza de Kostrzyn

Los arqueólogos del Museo de la Fortaleza de Kostrzyn han realizado un descubrimiento increíble cerca de la ciudad de Kostrzyn, en el este de Polonia. El equipo de arqueología ha sacado a la luz recientemente un enorme tesoro de artefactos enterrados en un antiguo cementerio. Se han encontrado urnas de cremación de 2.000 años de antigüedad y 12 fosas funerarias que datan del siglo I a.C.
Excavaciones arqueológicas en medio de un bosque. Foto: Dariusz de Lorm / Tempelburg

El equipo de arqueólogos dijo que el antiguo cementerio probablemente había sido utilizado por tribus germánicas locales que solían enterrar a sus guerreros, mujeres y niños.
El arqueólogo principal del hallazgo, Krzysztof Socha, del museo Kostrzyn dijo que el descubrimiento ha demostrado que los habitantes tribales locales tenían una variedad de diversas prácticas funerarias.

El arqueólogo Krzysztof Socha muestra parte de los hallazgos.

"La naturaleza reveló un secreto de casi 2.000 años de antigüedad... En noviembre de 2018 realizamos una investigación arqueológica y descubrimos un cementerio que estuvo en funcionamiento desde mediados del siglo I hasta comienzos del siglo III d.C. Creemos que el cementerio fue utilizado por las tribus germánicas establecidas en la cuenca del Elba; el rito de depositar armas en las tumbas fue tomado de los vándalos de la cultura Przeworsk", explica Krzysztof Socha.

"Aquí, las influencias de los godos y de los vándalos chocaron con las influencias de las tribus procedentes del Elba", comenta el arqueólogo polaco, quien cree que en el sitio esconde "un enorme cementerio de los primeros siglos de nuestra era".


Una urna con restos cremados de 2.000 años de antigüedad. Crédito: Museo de la Fortaleza de Kostrzyn

Mencionó también que algunos de los muertos habían sido cremados y sus restos colocados en urnas de cerámica o directamente en fosas, mientras que hay otros individuos que fueron enterrados sin cremación. En la mayoría de los casos, tanto hombres como mujeres estaban acompañados de broches metálicos utilizados para mantener sus prendas juntas. Estos objetos no era de origen local, por lo que se deduce que fueron importados de otras partes de Europa. Añadió que fue, sin embargo, el descubrimiento de las fosas con esqueletos el hecho más sorprendente.

Restos de una hebilla con adornos. Foto: Dariusz de Lorm / Tempelburg


"La esvástica es un símbolo religioso presente en muchas culturas y religiones del mundo. La esvástica como símbolo del sol o del fuego ha sido conocida durante mucho tiempo, especialmente en el Extremo Oriente. Era un símbolo que representaba a las diosas y, por tanto, a la fertilidad", explica el arqueólogo Krzysztof Socha. Foto: Krzysztof Socha / Kostrzyn Fortress Museum

Cabe mencionar que los arqueólogos emplearon a un veterinario local en la ciudad de Dębno para mantener intactas las urnas descubiertas y se utilizó tecnología de rayos X para descubrir detalles sobre las urnas sin causar ningún defecto o grieta en las mismas. El resultado reveló que una de estas urnas contenía los huesos cremados de un antiguo guerrero.

Por su parte, el arqueólogo Robert Grochowski (izquierda), agregó: "Hemos encontrado capas de tumbas completamente vírgenes. Puedo decir que hay fácilmente alrededor de 80.000 esqueletos.Sé que es una cantidad enorme, pero esto es lo que dicen nuestras pruebas. Tenemos un gran problema ahora".

Fuentes: ibtimes.sg | moz.de | nationalgeographic.com | thesun.co.uk | 2 de diciembre de 2019

Descubren una nueva Venus paleolítica, de unos 23.000 años de antigüedad, en Francia

"Venus de Renancourt", hallada en la actual temporada de excavaciones de 2019

El yacimiento prehistórico de Renancourt, en Amiens, es conocido desde hace mucho tiempo, y es uno de los pocos testigos del Paleolítico superior temprano (35.000 - 15.000) en el norte de Francia. Descubierto en 2011 durante una inspección del Inrap, el yacimiento de Amiens-Renancourt 1 ha sido objeto de excavaciones planificadas desde 2014. Durante la campaña del actual año se ha descubierto una excepcional “Venus", perteneciente a la cultura Gravetiense, de hace unos 23.000 años.

UN CAMPAMENTO DE CAZADORES PALEOLÍTICOS.

Cerca de la confluencia de los valles de Selle y Somme, en un distrito al suroeste de Amiens, el yacimiento está sellado con limos eólicos (loess) que cubren el final de la última Edad del Hielo (hace entre 40.000 y 10.000 años). Este entorno se caracteriza por una concentración de restos muy bien conservados a una profundidad de 4 metros por debajo del suelo actual.
Ha sido datado, mediante el carbono 14, con una antigüedad de unos 23.000 años (21.000 años antes de nuestra era), y se inscribe en una fase reciente de la mencionada cultura Gravetiense, la cual se desarrolló en Europa hace entre 28.000 y 22.000 años.

Yacimiento de Amiens-Renancourt / Foto: INRAP


La diversidad y la abundancia de restos iluminan las diversas actividades practicadas en este campamento de caza. Entre los muchos pedernales hallados, las puntas de proyectil se destinaban a la captura de animales, mientras que las grandes lascas se transformaban en herramientas: cuchillos, raspadores, etc. El consumo de carne de caballo está atestiguado por la gran cantidad de restos óseos encontrados. Los adornos también están presentes, incluidas arandelas de yeso muy originales. En pleno periodo glaciar, este campamento de cazadores gravetienses habría sido ocupado durante algunas semanas, principalmente durante el final de la hermosa estación de otoño.

"Venus de Renancourt" halla en la temporada de excavaciones de 2014.

LA "VENUS DE RENANCOURT"

La campaña de 2019 ha proporcionado esta excepcional estatuilla, la cual corona una notable serie de otras quince estatuillas gravetienses halladas, la primera de las cuales fue descubierta en 2014. Tallada en yeso, y de 4 centímetros de altura, esta "Venus" tiene forma esteatopigia, es decir, el volumen de las nalgas, los muslos y los senos se han elaborado de forma hipertrofiada. Los brazos están solo esbozados y la cara representada sin rasgos. Tal escultura encaja perfectamente en el canon estético de tradición gravetiense, entre las que se incluyen la “Venus de Lespugue” (Alto Garona), la “Venus de Willendorf” (Austria) o la “Venus de Laussel” (Dordoña), esta última en bajorrelieve.

De izquierda a derecha: Venus de Willendorf, Venus de Laussel, Dama de Brassempouy, Venus de Lespugue.

La "Venus de Renancourt” lleva también un curioso "peinado" realizado mediante finas incisiones en cuadrícula, lo que no es muy diferente de las observadas en la “Venus de Willendorf”, y, especialmente, en la “Dama de Brassempouy” (Landas).

Semejantes “Venus” son muy conocidas por unas cuantas docenas de ejemplares descubiertas desde los Pirineos hasta Siberia. En Francia han aparecido quince de las mismas, especialmente en la zona suroeste (Aquitania, Pirineos). La última que apareció en un contexto estratigráfico fue descubierta en 1959 en Tursac (Dordoña). Hoy, el yacimiento de Amiens-Renancourt 1 duplica la cantidad de estas obras de arte gravetienses descubiertas en Francia. Los arqueólogos están considerando la existencia de un taller orientado a esta producción, dado que tales esculturas van acompañadas de varios miles de trozos de yeso, los cuales parecen ser desechos de fabricación de otras estatuillas. Por lo demás, la función o el significado de tales figurillas paleolíticas continúa en discusión.


Fuentes: inrap.fr | antet.hypotheses.org | 4 de diciembre de 2019

La peste de Justiniano no causó las muertes masivas que se han pensado hasta ahora

Residentes de Turne (ahora Bélgica) entierran a los muertos de una plaga de peste. Pierart dou Tielt

Los investigadores no han encontrado evidencia de muertes masivas durante la peste de Justiniano, que a principios de la Edad Media se desató en el Mediterráneo, algunas regiones de Europa y Medio Oriente. Según la investigación publicada en PNAS, probablemente, en ciertas áreas (por ejemplo, en Constantinopla), muchas personas realmente murieron a causa de la peste, pero no ocurrió lo mismo en otras regiones.

Lo que (se supone) sabíamos

La Peste de Justiniano (541-750 años), la primera de las pandemias registradas causadas por el bacilo de la peste (Yersinia pestis), comenzó en Egipto y se extendió al Mediterráneo Oriental, Europa y Medio Oriente.

Según estimaciones actuales, durante el primer brote de la enfermedad en 541-544, murieron alrededor de 25 millones de personas (alrededor del 13% de la población mundial en ese momento). Pero en total durante la pandemia hubo, según diversas fuentes, brotes de 14-18 años, durante los cuales murieron alrededor de 50 millones de personas (aproximadamente una cuarta parte de la población mundial).

Sabemos de la peste de Justiniano por la evidencia del historiador bizantino Procopio de Cesarea (alrededor de 500 después de 565), que estuvo en Constantinopla en 542, así como por varias descripciones hechas por contemporáneos o historiadores posteriores. En los últimos años, ha surgido evidencia genética de la presencia de la peste en Europa en ese momento.

La nueva investigación

Sin embargo, ahora un equipo de investigación dirigido por Lee Mordechai (izquierda), de la Universidad Hebrea de Jerusalén, cree que las descripciones de la epidemia por parte de contemporáneos y cepas antiguas de peste aún no son evidencia confiable de las cuantiosas muertes que devastaron el Mediterráneo, parte de Europa y Medio Oriente.

Los científicos decidieron encontrar evidencia directa del impacto de la pandemia en la demografía y la economía. Para esto, analizaron textos e inscripciones escritas durante la pandemia, que podrían mostrar si hubo o no un declive económico en las regiones afectadas. Los investigadores evaluaron si su producción de monedas y el uso de la tierra disminuyeron. Además, los científicos analizaron una vez más la evidencia genética y arqueológica que ayudaría a evaluar la escala de la epidemia.

Algo no cuadra

Después de analizar fuentes históricas, los autores no encontraron evidencia convincente de muertes masivas durante la pandemia. Su inicio en 541-542 fue documentado a fondo por los contemporáneos, pero hay muy poca evidencia de brotes posteriores de la enfermedad y se desconoce cuántas personas murieron a causa de la peste en este momento.

Al revisar la literatura del siglo VI, los autores encontraron el trabajo de 120 personas que escribieron en griego y 107 que escribieron en latín. De ellas, 38 fuentes hablaron de la peste, y solo una quinta parte mencionó al menos un síntoma (por ejemplo, bubones) por el cual la peste podría ser diagnosticada.

Además, incluso en las fuentes que hablaron de la enfermedad, le dieron poca atención. Incluso Procopio de Cesarea, quien describió en detalle el brote de la enfermedad en Constantinopla (indicó el curso de la enfermedad y describió en detalle sus síntomas), asignó a su mención menos del 1% del texto.

La evidencia económico social

Los científicos estudiaron papiros de los siglos VI-VIII buscando menciones de la plaga en Egipto (el lugar donde comenzó la pandemia en 541) y signos de deterioro económico causado por la pandemia, pero no encontraron evidencias. El número de papiros con textos sobre la peste disminuyó, y no hay menciones de que la agricultura hubiese caído en decadencia y la gente comenzara a pagar menos impuestos.

Los autores también analizaron los documentos de la rica familia romana de Apion que vivía en Egipto en esa época. El archivo de esta familia describió más completamente la organización económica de las propiedades ricas en el territorio del Imperio Bizantino en los siglos V-VII. Al final resultó que, entre 540 y 580, el ingreso familiar creció un 30%, lo que difícilmente podría haber sucedido si una cuarta parte de la población egipcia hubiera muerto a causa de la peste.


Abstracción gráfica de los principales resultados de la investigación. Elizabeth Herzfeldt-Kamprath / SESYNC

Después de que comenzó la pandemia, no hubo menos impresiones de sellos en productos de arcilla e inscripciones dedicatorias o monumentales en edificios, estatuas o lápidas. Sin embargo, otros eventos se reflejaron en su número. Por ejemplo, después de la conquista de Siria por los persas en 610, el número de inscripciones en su territorio disminuyó drásticamente.

Los autores señalan que después de 543 los romanos comenzaron a hacer muchas menos inscripciones. Pero esto podría deberse no a la plaga, sino al hecho de que la ciudad fue conquistada y saqueada por los godos. Después de que comenzó la pandemia, el número de monedas nuevas no disminuyó.

En particular, en la ciudad de Berit (ahora Beirut), el dinero se emitió en las mismas cantidades en los años 540. Después de que los persas capturaron una de las ciudades más grandes del imperio de Antioquía el Grande, que estaba en la provincia de Siria, dejaron de acuñar monedas en ella, pero el dinero de otras regiones del imperio apareció en la ciudad. Esto sugiere que las monedas se siguieron acuñando en otras partes del imperio.

Evidencia biológica

Además, la disminución de la agricultura como resultado de epidemias o guerras puede evaluarse analizando los restos de polen antiguo en los sedimentos de los lagos. Si las personas cultivan la tierra, los arqueólogos encontrarán en los sedimentos cercanos correspondientes a un siglo en particular, una gran cantidad de polen de las plantas de cereales.

Pero, si por otro lado, se abandonan los campos, las malas hierbas comienzan a crecer y con ellas regresan los árboles. Los pinos se encuentran entre los primeros en crecer en el Mediterráneo, por lo que tiene sentido rastrear el polen de pino.

Los investigadores analizaron los datos palinológicos disponibles de los territorios de la Grecia moderna, Turquía y Bulgaria, donde hubo brotes de peste, y vieron que en los siglos VI-VIII la cantidad de polen de las plantas de cereales no disminuyó bruscamente, y la cantidad de polen de coníferas no aumentaron bruscamente.

Las tendencias generales en estas regiones no cambiaron después de 540. Por ejemplo, en el norte de Grecia, la agricultura en el siglo VI estaba en declive debido a las constantes guerras e invasiones de las tribus bárbaras, por lo que el polen de cereales en las capas correspondientes se estaba reduciendo.

Después de 540, su número continuó disminuyendo gradualmente, no hubo fluctuaciones bruscas. Al mismo tiempo, después del inicio de la segunda pandemia de la peste, a mediados del siglo XIV, en muchas regiones de Europa, la agricultura cayó en declive y esto se notó por un cambio brusco en la cantidad de polen de diferentes plantas.

La Peste de Azot. Nicolas Poussin, 1631

Distintas cepas de Yersinia pestis

Los autores creen que el hecho de que los genetistas lograran aislar los genomas del bacilo de la peste de los restos de los muertos durante la peste de Justiniano no significa que hubieran ocurrido muertes masivas durante la epidemia.

Hasta ahora, los científicos han descubierto que las cepas bacterianas que infectaron a los humanos en los siglos VI y VIII desaparecieron y, durante la segunda pandemia, aparecieron otras líneas de Yersinia pestis. Esto puede indicar que las antiguas líneas de patógenos aún no se han encontrado, o que no existieron por mucho tiempo, no se extendieron demasiado y no sobrevivieron en el proceso de evolución.

En contraste, las cepas de bacilos de la peste que infectan a los humanos en los siglos XIV a XVIII fueron parientes cercanos (presumiblemente ancestros) de los patógenos que estuvieron presentes durante la pandemia de los siglos XIX y mediados del siglo XX, o que ahora se encuentran en algunas regiones del planeta.

Los resultados

Finalmente, los científicos analizaron el número de entierros múltiples en Gran Bretaña, donde ocurrieron brotes de la peste de Justiniano en 544, 653 y 684. Descubrieron que el número de entierros múltiples comenzó a aumentar gradualmente desde finales del siglo IV, cuando todavía era una colonia romana, y creció hasta finales del siglo VI. Pero los científicos no vieron un fuerte aumento en los años 540 y, por lo tanto, decidieron que la tendencia estaba más bien asociada con un cambio en las prácticas rituales.

Los autores concluyen que luego analizar varios datos y realizar un estudio interdisciplinario, no se encontraron evidencias de muertes masivas en todas las regiones afectadas por la peste. En algunas regiones, por ejemplo, en Constantinopla, muchas personas podrían haber muerto a causa de la enfermedad, pero en otras regiones del Mediterráneo y Oriente Medio, la situación parecía ser diferente.

Según sus hallazgos, los autores creen que las numerosas muertes por la peste fueron la excepción y no la regla. La investigación adicional en regiones específicas ayudará a comprender cómo la peste de Justiniano afectó la demografía local y la economía.

Hace unos años, los arqueólogos estimaron la mortalidad de los británicos durante la pandemia de peste medieval utilizando fragmentos de arcilla. Resultó que en la mayoría de las aldeas medievales del este, el número de fragmentos después de la pandemia comenzó a reducirse a la mitad, y en algunos, en un 70%.

Fuentes: nmas1.org | smithsonianmag.com | eurekalert.com | 3 de diciembre de 2019