Los últimos 'Homo erectus' sobrevivieron hasta hace 108.000 años en Java (Indonesia)

Excavaciones en Ngandong durante el año 2010. RUSSELL L. CIOCHON UNIV. OF IOWA

Las orillas del río Solo, en la isla indonesia de Java, guardaron durante milenios los fósiles de los últimos Homo erectus conocidos, los más recientes y evolucionados de la primera especie homínida en caminar totalmente erguida. Pero, tras el hallazgo de estos importantes restos, que se produjo entre 1931 y 1933, aún ha habido que esperar otros casi 90 años para determinar en qué tiempo vivieron.
Las últimas tecnologías, unidas a un interesante cambio de método, han permitido al fin resolver el enigma: los Homo erectus sobrevivieron hasta hace entre 108.000 y 117.000 años en la región de Ngandong (Java Central). Las malas condiciones tanto del terreno como de los huesos habían impedido hasta ahora una datación fiable, la cual se ha logrado tras excavar de nuevo para acceder al yacimiento original y estudiar minuciosamente el entorno.

Réplicas de los 12 cráneos hallados en Ngandong. Crédito: Russell L Ciochon / Universidad de Iowa

La población de Homo erectus a la que pertenecen los restos -12 calaveras y dos espinillas- sobrevivió gracias a encontrar refugio en el entorno del río Solo. La zona se mantuvo relativamente seca en medio de un cambio climático, que transformó en bosques húmedos y cálidos los paisajes más abiertos en los que vivía esta especie, llegada a la isla de Java hace 1,7 millones de años.
Los Homo erectus de Ngandong son importantes no sólo porque sean los últimos ejemplares conocidos de su especie, sino también porque son los más avanzados anatómicamente: sus cerebros eran más grandes y sus frentes, más amplias, todo lo cual indica que, en algún momento, se produjo un importante cambio evolutivo.

"La gran pregunta es: ¿este cambio evolutivo sucedió de manera aislada o fue el resultado directo de una mezcla con otra especie humana?", plantea a EL MUNDO Kira Westaway (izquierda), una de las principales autoras del estudio, que publica esta semana la revista Nature. La datación exacta de los fósiles, explica esta investigadora, ayudará a responder esta cuestión, pues sitúa a los últimos y más modernos Homo erectus en un marco temporal concreto, en el que quizá pudieron mezclarse con algunas especies, pero no con otras.

"En estos momentos, no existen pruebas de el 'Homo erectus' y los humanos modernos coincidieran, pero había humanos modernos en África al mismo tiempo que los 'Homo erectus' de Ngandong habitaban en Java", concreta Westaway, investigadora de la Universidad Macquarie de Sídney.

A la isla indonesia, sin embargo, no llegaron los humanos modernos hasta hace 36.000 años, lo que "elimina cualquier posibilidad de que los humanos (actuales) sean descendientes directos del 'Homo erectus'".

"Realmente, la sincronización lo es todo en esta historia humana", resume Westaway. Los últimos Homo erectus, de hecho, vivieron aproximadamente al mismo tiempo que los Homo floresiensis -conocidos como hobbits- de Indonesia y el recién descubierto Homo luzonensis de las Filipinas, y con ambos compartía algunos rasgos anatómicos.

Las tres especies, señala Russell Ciochon (izquierda), investigador de la Universidad de Iowa y otro de los autores del estudio, "representan tres trayectorias evolutivas distintas de los Homo en las islas del sudeste asiático, y todas ellas acabaron extinguiéndose".
Anteriores estudios habían arrojado dataciones extremas y contradictorias sobre el tiempo en que vivieron los Homo erectus de Ngandong: algunos daban fechas demasiado recientes -hace entre 53.000 y 27.000 años- mientras que otros arrojaban un periodo mucho más lejano -hace entre 147.000 y 500.000 años-. "Tras muchos esfuerzos poco convincentes de datar el yacimiento, sabíamos que necesitábamos intentar un enfoque diferente", explica Westaway.

LA CLAVE, ESCUDRIÑAR EL PAISAJE

"La clave de este enfoque ha sido ser capaces de datar los sedimentos enterrados. En vez de centrarnos sólo en los fósiles, en sí mismos, hemos acudido a su lugar en el paisaje". Es decir, los científicos han considerado a los huesos como parte de un puzle más amplio, para ver cómo encajaban en un ambiente cambiante cuyos vestigios se han analizado en distintos niveles de sedimentos.

Lecho óseo en el yacimiento de Ngandong. RUSSELL L. CIOCHON

Para ello, tuvieron que datar distintos niveles de depósitos de sedimentos e ir acotando, por arriba y por abajo, las fechas a las que debían pertenecer los fósiles. "Haciendo esto, podíamos ver que una fecha más temprana o más antigua no era posible para Ngandong", añade Westaway, quien también indica que contaron con las últimas tecnologías de datación por luminiscencia estimulada por infrarrojos (IRSL), la cual no estaba aún disponible cuando comenzó la investigación, en el año 2008.

Por último, los científicos excavaron de nuevo el sitio original, lo que les proporcionó la confirmación definitiva: "Encontrar el lecho óseo original fue crucial para este estudio. De ese modo, no podía haber confusión ni duda sobre si el material que datamos estaba directamente asociado al descubrimiento original de los 'Homo erectus'", concluye Yan Rizal (izquierda), del Instituto de Tecnología de Bandung.

Los fósiles de los homínidos muestran que éstos debieron morir al mismo tiempo que la fauna que los rodeaba, lo que indica que se debió producir un gran evento catastrófico que "barrió a esta población estresada y en declive", narra Westaway. "Por el momento, no sabemos en qué consistió este evento".


Fuente: elmundo.es | 18 de diciembre de 2019

Los últimos supervivientes de la especie humana más longeva

Uno de los cráneos de 'Homo erectus' encontrados en la isla de Java MUSEO DE HISTORIA NATURAL DE LONDRES


Después de casi dos millones de años de existencia, los Homo erectus, la que probablemente sea la especie humana más longeva (los Homo sapiens llevamos sobre la Tierra 300.000 años como mucho), estaban pasando dificultades. El último grupo conocido de estos homínidos lo encontró un equipo holandés en los años 30 del siglo XX, en la isla indonesia de Java, cerca de la localidad de Ngandong. En una terraza que se eleva veinte metros sobre el río Solo, W. F. F. Opeernoorth y sus colegas encontraron doce tapas del cráneo y dos tibias de un tipo avanzado de Homo erectus, con una capacidad cerebral mayor que la de otros de sus parientes. Ninguno de ellos tenía la base del cráneo y se especuló con que se hubiese arrancado, en un ancestral caso de canibalismo, para extirpar el cerebro.

El misterio no se ha resuelto, pero hoy, al menos, un grupo internacional de científicos publica en la revista Nature un trabajo que encuadra el momento en el que murieron aquellos “últimos erectus”. La dificultad de datación de los fósiles y las deficiencias de las técnicas paleontológicas de hace casi un siglo dejaban espacio a una incertidumbre excesiva sobre la edad de los restos. Los erectus de Ngandong podían haber muerto hace tan poco como 25.000 años y tanto como 600.000. La reconstrucción del yacimiento original y su datación con la última tecnología, liderada por Rusell Ciochon, de la Universidad de Iowa (EE UU) y Kira Westaway, de la Universidad Macquarie en Sidney (Australia), sitúa los últimos días de los humanos del río Solo en un periodo entre hace 117.000 y 108.000 años.

Las nuevas fechas confirman que los Homo erectus vivieron durante casi un millón y medio de años en la isla de Java, en una región del planeta que, según apunta José María Bermúdez de Castro (izquierda), codirector de los yacimientos de Atapuerca, “se convirtió en un laboratorio para la evolución humana”. Las islas de Indonesia, donde también se encuentra Flores, el hogar de esos homínidos bajitos que se compararon con los hobbits, permanecían conectadas al continente cuando bajaba el nivel del mar. Después, cuando subía, aquellos grupos humanos quedaban aislados y tomaban caminos evolutivos propios, incrementando su capacidad craneana, como los humanos de Solo, o disminuyendo su tamaño, como hacen muchos animales cuando viven en islas e hicieron los Homo floresiensis o los Homo luzonensis, otra especie de humanos pequeños que vivieron en la isla de Luzón, en Filipinas.

En la época en la que aquellos últimos Homo erectus conocidos vivían en la isla de Java, en la misma región del mundo convivían, probablemente, seis especies humanas distintas. Los erectus eran el “pueblo originario”, indonesios desde hacía millón y medio de años, y junto a ellos se encontraban los que probablemente sean versiones suyas reducidas, luzonensis y floresiensis. En el continente, los neandertales y sus parientes asiáticos cercanos, los denisovanos, tenían hijos entre ellos y también junto a los Homo sapiens, los últimos humanos en llegar y los únicos que sobreviven hoy.

Según cuenta Antonio Rosas (derecha) director del Grupo de Paleoantropología en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, la confirmación de que había Homo erectus en una época tan tardía puede acercarnos aún más a esta especie, no solo como ancestro evolutivo. “La paleogenética nos ha enseñado sobre las hibridaciones entre neandertales y sapiens, entre denisovanos y sapiens o neandertales y denisovanos, pero en esos análisis genéticos, a veces aparece un componente genético de una especie arcaica desconocida, concretamente en análisis de restos encontrados en Papúa Nueva Guinea”, recuerda Rosas. “Estas nuevas dataciones de Homo erectus dan más crédito a la suposición que hacíamos muchos de que esa tendría que ser la especie que aparecía en los análisis”, afirma.

En el sudeste asiático, los restos más antiguos de nuestra especie tienen unos 60.000 años, pero los nuevos descubrimientos en los yacimientos de la región no hacen descartable que ya hubiesen llegado cuando aún existían los erectus. En este caso, como en gran número de extinciones de grandes animales y de especies humanas, los sapiens aparecen en las listas de principales sospechosos. Pudieron reproducirse con ellas antes de aniquilarlas.

Un estudio publicado en Nature en 2016 señalaba la sugerente coincidencia de que la extinción del hobbit de Flores coincidía con la llegada de nuestra especie a la isla. En el caso de los neandertales, Bermúdez de Castro señala que las últimas teorías plantean que la dureza del último periodo glacial había dejado tocados a aquellos humanos, con los que convivimos hasta hace menos de 40.000 años. “Es posible que los neandertales se autodestruyeran y que los sapiens que salieron de África en aquella época se encontrasen una especie debilitada desde el punto de vista genético. Los análisis paleogenéticos nos dicen que tenían una uniformidad genética que es letal para una especie”, afirma el investigador del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH). En cualquier caso, Bermúdez de Castro considera que “nosotros somos responsables de estar solos ahora mismo en el planeta”.

Rosas coincide en que es innegable que después de decenas de miles de años en las que coincidieron sobre el planeta varias especies humanas, hace unos 50.000, los sapiens se quedan solos. “Yo me resisto a esa idea de la evolución lineal en la que pasamos de una especie inferior a otra superior con los Homo sapiens en la cúspide y la pervivencia de los Homo erectus mientras había sapiens sobre la Tierra contradice ese esquema”, apunta el investigador del CSIC. “Sin embargo, el hecho es que algo sucede, porque ahora solo estamos nosotros, y es algo que yo atribuyo a nuestra capacidad para sobrevivir y, sobre todo, para dejar más descendientes, y es una capacidad que atribuyo en última instancia a unas relaciones sociales que se establecen a partir de capacidades cognitivas nuevas”, concluye Rosas.

El tiempo en que seis especies humanas compartieron la Tierra


Homo erectus

Los descubrió en la isla de Java Eugène Dubois en 1891. Aunque también se han encontrado fósiles similares en África, es una especie principalmente asiática. Sobrevivieron durante casi dos millones de años, manejaban herramientas de piedra y, probablemente, dominaron el fuego. Podían alcanzar una estatura de 1,80 metros.

Homo neanderthalensis

Eran los habitantes de Europa antes de que llegasen desde África los humanos modernos. Eran una especie de gran inteligencia, a la que se atribuyen expresiones artísticas y una sofisticada capacidad simbólica. Los análisis genéticos han demostrado que copularon y tuvieron descendencia con los Homo sapiens.

Denisovano

Es una especie que se conoce principalmente por los análisis genéticos de sus restos, encontrados en 2010 en la cueva siberiana de Denisova. No hay cráneos que permitan intuir su aspecto, pero su genoma indica que eran próximos a los neandertales, con los que hibridaron.

Homo floresiensis

Se encontraron en la isla indonesia de Flores en 2004. Entonces, se inició un debate sobre si se trataba de una especie humana enana, pero normal, o un especimen enfermo. La primera es ahora la hipótesis más aceptada y se especula con que sea un Homo erectus reducido.

Homo luzonensis
Presentada en abril de este año, es la última especie humana descubierta. Aunque la evidencia fósil aún es limitada, se estima que aquellos individuos eran, como Homo floresiensis, humanos bajitos, una característica física fruto de su evolución dentro de una isla.

Homo sapiens

Algunas clasificaciones sitúan la aparición de la especie 300.000 años atrás, pero la gran revolución de estos homínidos se produjo hace unos 50.000 años. Entonces conquistaron el mundo y en poco tiempo se convirtieron en la única especie humana superviviente.

Fuentes: elpais.com | 18 de diciembre de 2019

Hallan en Grecia dos tumbas principescas de la Edad del Bronce con numerosos objetos valiosos

Las paredes de estas tumbas griegas de la Edad del Bronce estaban forradas con oro (University of Cincinnati)

Tenían forma de colmena y en su interior olía a tierra y lujo. Hace 3.500 años, en plena Edad del Bronce, dos personas fueron enterradas en Pilos (Grecia). El tesoro que les acompañó al otro mundo era abundante en joyas y otros artefactos. Y las paredes de las tumbas estaban totalmente forradas de oro.
Vista aérea del sitio que muestra la tumba Tholos IV, a la izquierda, encontrada (junto al Palacio de Néstor) por el arqueólogo Carl Blegen en 1939 en relación con Tholos VI y Tholos VII (University of Cincinnati).

Los arqueólogos de la Universidad de Cincinnati hallaron las sepulturas, llamadas Tholos VI y VII, en 2018 mientras excavaban los alrededores del enterramiento del Griffin Warrior, un guerrero micénico descubierto en 2015 y que tenía a su lado una placa de marfil adornada con un grifo, una bestia mítica con el cuerpo de un león y la cabeza y las alas de un águila.

La entrada de piedra a la tumba llamada Tholos IV cerca del antiguo Palacio de Néstor, ambos descubiertos por el difunto arqueólogo de UC Classics, Carl Blegen, en 1939. Foto / UC Classics.

Los resultados de la investigación se hicieron públicos este martes y los expertos Jack L. Davis y Sharon R. Stocker (izquierda) explicaron que ambas tumbas principescas tenían vistas al Mar Mediterráneo y contenían gran cantidad de objetos que podrían ayudar a los historiadores a llenar los vacíos en el conocimiento de la civilización griega primitiva.

El equipo de arqueólogos pasó más de 18 meses excavando y documentando el hallazgo, sorprendidos porque estas sepulturas familiares estaban llenas de copos de pan de oro que una vez empapelaron las paredes. ”Al igual que con la tumba del Griffin Warrior, al final de la primera semana sabíamos que teníamos algo que era realmente importante”, afirma Stocker en un comunicado.

Un mapa del sitio muestra las tumbas familiares en relación con la sepultura del 'Griffin Warrior' y el Palacio de Néstor (University of Cincinnati).

”Pronto nos quedó claro que había vuelto a caer un rayo”, dijo Davis. Los artefactos encontrados cuentan historias sobre la vida a lo largo del Mediterráneo hace 3.500 años, añadió. Un anillo de oro, por ejemplo, representaba dos toros flanqueados por gavillas (conjunto de ramas atadas por su centro) de grano, identificados como cebada por un paleobotánico consultado durante los estudios.

Anillo de oro en el que se representa dos toros flanqueados por gavillas. Foto UC Classics / Ministerio de cultura de Grecia

”Es una escena interesante de cría de animales: ganado mezclado con producción de granos. Es la base de la agricultura“, recordó Jack Davis. “Hasta donde sabemos, es la única representación del grano en el arte de la civilización cretense o minoica”.

En la tumba del Griffin Warrior había un esqueleto muy bien conservado junto a más de 3.000 objetos, incluidos cuatro anillos de oro macizo, copas de plata, piedras preciosas, armaduras peines de marfil y una espada bronce con el mango de marfil y oro, entre otras armas. Entre estos objetos de valor incalculable también se encontraba una gema tallada.

Gema hallada en la tumba del 'Griffin Warrior' representa un combate mortal con exquisito detalle. Una obra maestra de la Edad de Bronce.

Esta obra muestra una feroz batalla cuerpo a cuerpo entre tres soldados que pone luz sobre las leyendas más habituales de los orígenes de la civilización griega, además de reescribir toda la historia del arte de la antigua Grecia. El nivel de detalle de este dibujo no se habían visto hasta artefactos del período clásico, hechos unos 1.000 años después.

La identidad del Griffin Warrior es motivo de especulación. Stocker dijo que la combinación de armadura, armas y joyas, encontradas en su tumba indican fuertemente que tenía autoridad militar y religiosa, probablemente como un rey, denominado en los últimos tiempos micénicos como anax.
Del mismo modo, las tumbas principescas pintan una imagen de la riqueza y el estado acumulados, dijo. Contenían ámbar del Báltico, amatista de Egipto, cornalina importada y mucho oro. Las tumbas se asientan en el lugar donde el Palacio de Néstor se levantaría y caería en ruinas

Los arqueólogos encontraron un colgante de oro con la imagen de Hathor, una diosa egipcia que protegía a los muertos (University of Cincinnati).

"Creo que estos eran individuos probablemente muy sofisticados para su tiempo", dijo Davis. “Han salido de un lugar en la historia donde había pocos artículos de lujo y bienes importados. Y de repente, en el momento del hallazgo de las primeras tumbas tholos, aparecen artículos de lujo en Grecia".

“Toda esta explosión de riqueza indica que la gente está compitiendo por el poder. Son años de formación, los cuales darán lugar a la era clásica de Grecia", añade.

En una de las dos tumbas había un sello hecho de coralina con dos criaturas mitológicas, llamadas genios, con vasijas e incienso sobre un altar. Sobre los genios hay una estrella de 16 puntas. La misma estrella de 16 puntas también aparece en un artefacto de bronce y oro en la tumba. University of Cincinnati.

"Es raro este sello. No hay muchas estrellas de 16 puntas en la iconografía micénica. El hecho de que tengamos dos objetos con 16 puntos en dos medios diferentes (ágata y oro) es notable", dijo Stocker.



Descubren en Israel un muro, erigido hace 7.000 años, contra el aumento del nivel del mar

Vista submarina del muro del asentamiento Tel Hreiz. PLOS ONE / E. Galili y J. McCarthy

Hace unos 7.000 años, un pueblo en la costa del Carmelo (Israel) construyó un muro para protegerse del aumento del nivel del mar causado por la fusión de los glaciares, según ha descubierto una investigación conjunta de académicos israelíes y australianos.

Investigadores de la Unversidad de Haifa, la Universidad de Flinders, en Australia, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Autoridad de Antigüedades de Israel, descubrieron los restos de la estructura de defensa más antigua contra el surgimiento de los mares hasta ahora conocido en la historia humana.

Una reconstrucción del pueblo de Tel Hreiz y el muro que tenía que protegerles de la subida del mar (Plos ONE)

Sin embargo, el esfuerzo de los habitantes de Tel Hreiz finalmente fracasó y su aldea quedó sumergida, tal como se explica en un estudio publicado el miércoles en PLOS ONE.
Tel Hreiz se remonta al periodo Neolítico, el cual comenzó hace unos 10.000 años y representa la etapa final de la evolución cultural entre las personas prehistóricas, que comenzaron a residir en asentamientos permanentes. Originalmente, el pueblo fue construido a una altura de unos 3 metros sobre el nivel del mar.

"Estamos hablando de una comunidad agrícola de 20 o 30 familias o 100/150 personas", dijo a The Jerusalem Post el arqueólogo marino y coautor del artículo, Ehud Galili (izquierda), del Instituto Zinman de Arqueología de la Universidad de Haifa. "Eran gentes que cultivaban trigo, criaban ganado vacuno y porcino y practicaban la pesca".
Galili explicó que la opción de vivir en la costa ofrecía ventajas, tal como explotar los recursos marinos y terrestres, pero también desventajas, específicamente la necesidad de adaptarse a un entorno desafiante, ya que,“Durante el periodo Neolítico, las poblaciones mediterráneas habrían experimentado un aumento del nivel del mar de 4 a 7 milímetros por año o aproximadamente 12-21 centímetros durante toda la vida (hasta 70 centímetros en 100 años). Este aumento del nivel del mar significa que la frecuencia de las tormentas destructivas que dañaban la aldea habría aumentado significativamente“.

“De hecho, las tormentas de invierno causaron más y más daños. La comunidad de Tel Hreiz demostró ser lo suficientemente resistente como para unirse, evaluar la situación, concebir un plan para afrontar el problema y llevarlo a cabo”, agregó.

Un mapa que muestra la ubicación del muro de defensa en Tel Hreiz. (Crédito de la foto: FLINDERS UNIVERSITY)


El muro de contención tenía unos 100 metros de largo con una altura de hasta 3 metros sobre el nivel del mar, y estaba construido con rocas que pesaban alrededor de una tonelada cada una, lo que requería un equipo de personas para moverlas. Para otras estructuras, los aldeanos usaron piedras más pequeñas.

"El muro funcionó durante algunos años, tal vez de 10 a 30, pero finalmente no fue suficiente y Tel Hreiz fue inundado y abandonado. La duración de la vida del pueblo fue de unos 200 años, dijo Galili.

"No hay estructuras similares de esta magnitud construidas en ninguna de las otras aldeas sumergidas en la región, lo que hace que el enclave de Tel Hreiz sea un ejemplo único, una evidencia visible de una respuesta humana al aumento del nivel del mar en el periodo Neolítico", dice Jonathan Benjamin (izquierda), de la Universidad de Flinders, agregando que el descubrimiento fue posible después de que procesos naturales dejaron al descubierto nuevas áreas del sitio, revelando restos arquitectónicos, artísticos, faunísticos y humanos, hasta ahora desconocidos y que estaban bien conservados. Hoy Tel Hreiz se encuentra a una profundidad entre 0 y 4 metros debajo de las olas, y se extendía unos 100 metros hacia mar adentro.

Fotografías de hallazgos del asentamiento de Tel Hreiz. (ab) exposición de elementos construidos en piedra en aguas poco profundas. (c) postes de madera excavados en el fondo marino. (d) hacha bifacial. (e) cuenco de piedra in situ hecho de arenisca. (f) piedra de basalto in situ (escala = 20 cm); (g) restos óseos. (h) presunta tumba construida con piedra vista desde el este (escala = 20 cm). (i) asta de gamo mesopotámico (Dama dama mesopotámica). (Todas las fotografías de E. Galili con la excepción de la Fig. 3G de V. Eshed).

Los investigadores advirtieron que el destino de Tel Hreiz es una advertencia para los humanos actuales. Explicaron que la posición y situación de Tel Hreiz son comparables a las de la moderna Yakarta, la capital de Indonesia, con una población de más de 10 millones de personas.
“El aumento actual del nivel del mar ya ha causado la erosión costera de las tierras bajas en todo el mundo. Dado el tamaño de las poblaciones costeras y los asentamientos existentes, la magnitud de los desplazamientos futuros que se prevén de poblaciones difiere considerablemente del impacto que tuvo en las personas durante el período Neolítico”, advierte Benjamin.

“Llevamos 50 años estudiando Tel Hreiz. En total, hay 14 sitios sumergidos en Israel. Cuanto más lejos se encuentran de la costa, más antiguos son", explica Galili. "Después de cada tormenta, volvemos a ver qué material nuevo ha quedado expuesto".


(a) modelado isométrico del muro de contención de Tel Hreiz basado en una fotografía aérea del sitio y su interior (b) sección transversal esquemática del sitio hoy, y (c) durante el período Neolítico (J. McCarthy, E. Galili, y J. Benjamin).

La excavación arqueológica y los estudios se llevaron a cabo en nombre de la Autoridad de Antigüedades de Israel entre 1989 y 2017, como parte de la gestión del patrimonio cultural subacuático, y en nombre de la Universidad de Haifa de 1983-1988, y de 2017-2019. El proyecto se llevó a cabo con el apoyo de la Fundación Honor Frost, y os hallazgos se conservan en las instalaciones de almacenamiento de la Autoridad de Antigüedades de Israel en Cesarea y Beit Shemesh.

Fuente: jpost.com | lavanguardia.com | 18 de diciembre de 2019

Merit Ptah, médica en el antiguo Egipto e icono feminista en la actualidad, ahora se considera un mito

Foto: Una representación de Merit Ptah, venerada como la primera doctora, pero ahora descrita como un caso de identidad equivocada en un nuevo estudio. WIKIPEDIA COMMONS

En las últimas décadas, el nombre de la médica del antiguo Egipto Merit Ptah, que supuestamente vivió hace casi 5.000 años y aparece en varias representaciones de la época, se ha convertido en símbolo de las mujeres en ciencia, tecnología, matemáticas e ingeniería. Es la primera mujer conocida por su nombre en la historia de estos campos de estudio. Sin embargo, hay un pequeño problema: probablemente no existió. O por lo menos no como se la describe.

Una nueva investigación, publicada en el Journal of the history of medicine and allied sciences, ha rastreado la leyenda de Merit Ptah hasta sus orígenes y ha descubierto que muchos de los detalles se mezclaron en los años 80. El personaje salió a relucir por primera vez en 1938. De hecho, según el historiador médico Jakub Kwiecinski (izquierda), de la Universidad de Colorado, toda la leyenda de esta antigua médica está casi completamente equivocada.

"Merit Ptah estaba en todas partes. En publicaciones sobre mujeres en la ciencia, en juegos de ordenador, en libros de historia, incluso hay un cráter en Venus que lleva su nombre", señala Kwiecinski. "Y, sin embargo, con todas estas menciones, no había pruebas de que ella realmente existiera. Pronto se hizo evidente que no había habido una antigua médica egipcia llamada Merit Ptah", destaca el investigador en una publicación de la Universidad de Colorado.

Profundizando en el registro histórico, Kwiecinski descubrió un caso de identidad equivocada que cobró vida propia, alimentado por aquellos ansiosos de una historia inspiradora.
La leyenda de Merit Ptah, un nombre que significa "amada del dios Ptah", comenzó gracia a la doctora canadiense de principios del siglo XX Kate Campbell Hurd-Mead (derecha). En 1938, publicó un libro titulado 'Una historia de la mujer en la medicina: desde los primeros tiempos hasta el comienzo del siglo XIX'. En la página 16 de la publicación, Campbell describió a una antigua doctora egipcia.

"La primera doctora del 'antiguo reino' en la quinta dinastía, o alrededor de 2730 a. C., ejerció durante el reinado de Neferirika-ra. Su hijo era un sumo sacerdote en cuya tumba hay una inscripción que describe a su madre como el 'Médico jefe'", relata Campbell.

"En una tumba del Valle de los Reyes está la imagen de una mujer llamada Merit Ptah, la madre de un sumo sacerdote, a la que llama 'Médico Jefe', aunque ni su vestuario ni su porte indican su profesión médica o su importancia", reflexiona.
Además del hecho de que el Valle de los Reyes no se usó para enterrar hasta más de 1.000 años después, desde 1539 a. C. hasta 1075 a. C., actualmente no hay registros de ninguna médica llamada Merit Ptah en el Reino del antiguo Egipto.

"Merit Ptah como nombre existía en el Antiguo Reino, pero no aparece en ninguna de las listas recopiladas de antiguos curanderos egipcios, ni siquiera como uno de los casos 'legendarios' o 'controvertidos'. También está ausente de la lista de mujeres administradoras del Reino Antiguo. No hay tumbas del Reino Antiguo presentes en el Valle de los Reyes, donde la historia ubica al hijo de Merit Ptah, y solo existen unas pocas tumbas en el área más grande, la necrópolis de Theban ", destaca el investigador.

El visir Ramose y su esposa Merit-Ptah. - STZEMAN/WIKIPEDIA

La verdadera "heroína feminista"

Sin embargo, eso no significa que no hubiese doctoras registradas en el antiguo Egipto. De hecho, de ahí viene la confusión. Hay una médico del Imperio Antiguo, que parece coincidir muy de cerca con los detalles que relata la escritora. De hecho, su historia es casi exactamente igual, aunque con un nombre distinto.

Se llamaba Peseshet, y la conocemos porque la describen en la tumba de Akhethotep: su hijo, un oficial real y supervisor de sacerdotes, que vivió durante la Quinta Dinastía alrededor de 2400 a. C. y fue enterrado en una tumba elaborada en la necrópolis de Saqqara.

Foto: representación d Peseshet.

Una puerta falsa (un elemento decorativo de la época) describía tanto a la madre como al padre de Akhethotep. Su padre era un funcionario real llamado Ptahhotep, que significa "Paz del dios Ptah". Su madre era Peseshet y fue nombrada "Supervisora ​​de mujeres médicas". Peseshet y Merit Ptah eran del mismo período de tiempo y ambas fueron mencionadas en las tumbas de sus hijos que eran altos funcionarios sacerdotales.

Este descubrimiento fue descrito en varios libros, y uno de ellos llegó a la biblioteca privada de Hurd-Mead. Kwiecinski cree que Hurd-Mead confundió a Merit Ptah, esposa del visir Ramosé, que vivió alrededor de 1350 a. C. y fue enterrado en el Valle de los Reyes, con Peseseth.

La historia de Merit Ptah se extendió por todas partes, impulsada por una variedad de fuerzas. Kwiecinski dijo que un factor fue la percepción popular del antiguo Egipto como una tierra casi de cuento de hadas "fuera del tiempo y el espacio" perfectamente adecuada para la creación de historias legendarias.

La historia se extendió a través de círculos de historiadores aficionados, creando una especie de cámara de eco similar a la forma en que circulan hoy las noticias falsas.

"Finalmente, se asoció con una cuestión de igualdad de derechos extremadamente emotiva, partidista, pero también profundamente personal", dijo. "En conjunto, esto creó una tormenta perfecta que impulsó la historia del Merit Ptah a ser contada una y otra vez".

Sin embargo, Kwiecinski dijo que la parte más sorprendente de la historia no es el error, sino la determinación de generaciones de mujeres historiadoras de recuperar la historia olvidada de las sanadoras, lo que demuestra que la ciencia y la medicina nunca han sido exclusivamente de hombres.
"Aunque Merit Ptah no sea un auténtico personaje egipcio antiguo, es un símbolo real del esfuerzo colectivo para introducir a las mujeres en la historia", relata Kwiecinski. "Ella es una verdadera heroína para la lucha feminista moderna", sentencia.

Fuentes: elconfidencial.com | University of colorado | 20 de diciembre de 2019

Un ‘chicle’ de hace 6.000 años conserva el ADN de la chica que lo mascaba

El 'chicle' procede de la cocción de la corteza de abedul. THEIS JENSEN

Esta resina de abedul ha permitido identificar las bacterias orales y lo que había comido antes de masticarla

Una especie de chicle de hace casi 6.000 años aún conserva la marca de los dientes de quien lo mascaba. De ahí, un grupo de investigadores ha podido obtener ADN humano, pero también el de las bacterias que tenía en la boca. Es más, lograron identificar un virus que portaba y hasta lo que había comido antes de masticar esta goma de mascar milenaria. La chica (pues han podido determinar su sexo gracias a la genética) era morena de cabello y piel y de ojos claros. Los investigadores la llaman Lola.

La idea de obtener ADN antiguo era casi imposible hasta hace poco y, menos aún, si no era de algún hueso o diente debido al deterioro del material orgánico con el paso del tiempo. Pero el avance de las técnicas de lectura y secuenciación está permitiendo a los científicos localizar, como los forenses actuales, información genética humana registrada en cosas u objetos que estuvieron en contacto íntimo con alguien. ¿Y qué hay más íntimo que meterse un objeto en la boca y masticarlo?

Es lo que han comprobado con una extraña piedra hallada en el yacimiento arqueológico de Syltholm, en el sur de Dinamarca. Enterrado bajo una capa de lodo que ha ayudado a su preservación, los arqueólogos identificaron un grumo de brea o alquitrán de abedul de entre 5.858 y 5.660 años de antigüedad. Ya en el Paleolítico, los antiguos humanos usaban esta resina obtenida de la quema de la corteza de este árbol. Por su presencia en las juntas de armas y herramientas, debían de usarlo como adhesivo. En varias de estas piedras negras halladas en el norte de Europa se han encontrado marcas de dentadura, por lo que debían de mascarlo para ablandarlo.

Recreación artística de Lola, como han llamado a la chica que mascaba el chicle. Sus rasgos, o fenotipo, se han deducido de la secuenciación de su genoma. TOM BJÖRKLUND

El análisis de esas muescas ha permitido ver que contenían mucha información genética. En una investigación publicada en Nature Communications, los científicos que estudiaron esta goma de mascar hallaron suficiente cantidad de ADN humano como para secuenciar el genoma completo del individuo. De su lectura, concluyen que la persona que masticaba la resina de abedul debió ser una mujer y, por su perfil genético, tendría la tez y el cabello oscuros, mientras que los ojos serían claros.

"La brea de abedul se usaba sobre todo en la manufactura de herramientas de piedra, pero también la podrían haber utilizado para aliviar el dolor de muelas, ya que tiene propiedades antisépticas y antibacterianas", comenta el profesor de la Universidad de Copenhague y coautor del estudio, Hannes Schroeder.

En el genoma secuenciado no encontraron la mutación que permite a la mayor parte de los humanos modernos beber leche animal sin indigestarse. Tal mutación apareció hace unos 10.000 años y debió propagarse de forma paulatina desde entonces. Toda esta información permite a los autores del estudio identificar a la chica como miembro de algún grupo de cazadores-recolectores que aún no había entrado en la nueva era del Neolítico europeo traído por nuevos pobladores desde el este y sureste del continente. Pero el chicle aún tenía mucho más que contar.

"También obtuvimos ADN de microbios bucales y varios patógenos humanos de importancia", comenta Schroeder. En el microbioma oral encontraron bacterias comensales, beneficiosas, como la Neisseria subflava, pero también perjudiciales, como la Porphyromonas gingivalis y la Treponema denticola, lo que indica que la mujer tenía una seria periodontitis, lo que reforzaría el uso del chicle como calmante. Además, el análisis de las muescas también permitió identificar el rastro del virus de Epstein-Barr, que ataca a las células de las glándulas salivales. Por último, los investigadores también hallaron genes que no eran ni humanos ni bacterianos: unos eran origen animal, los del un ánade real (un pato) y otros de procedencia vegetal, de avellanas en concreto. Debió ser la comida que tomó la chica poco antes de mascar el chicle de abedul.

Vista parcial de las excavaciones del sitio de Lolland, en Dinamarca. El barro ha permitido conservar armas, utensilios y hasta chicles en perfecto estado. MUSEO LOLLAND-FALSTER

Este chicle de hace 6.000 años no es el primero que han encontrado en esta zona del planeta. En 2007, una investigadora británica halló en Finlandia una muestra de esta resina de abedul con marcas de dientes humanos, pero entonces no había la tecnología para analizar la presencia de ADN humano. Lo encontraron un grupo de investigadores suecos en tres piezas, cuyo rastro genético pertenecía a dos hombres y una mujer, en un yacimiento de Huseby-Klev, en la costa oeste de Suecia, resultados publicados en abril pasado.

Tal concentración de chicles con muescas humanas no le parece extraordinaria a la investigadora de la Universidad de Uppsala (Suecia) y principal autora del descubrimiento de la primavera pasada Natalija Kashuba: "Hasta ahora se han dado a conocer un total de 4 muestras de ADN, nuestro trabajo con tres muestras de chicle (y 3 individuos) y esta de Dinamarca. Creo que simplemente ha habido tanto un interés por parte de la comunidad arqueológica como la disponibilidad de laboratorios de ADN antiguo para realizar el análisis de estas gomas de mascar prehistóricas. Ha sido una combinación de muestras bien conservadas, curiosidad científica y, claro, algo de suerte".

Autor: MIGUEL ÁNGEL CRIADO
Vía: EL PAÍS

Arqueólogos subacuáticos encuentran en México anclas que podrían pertenecer a barcos del conquistador Hernán Cortés

El hallazgo se hizo en las costas de Veracruz, en el mismo lugar donde el español fundó la Villa Rica, el segundo ayuntamiento español de América continental

Un equipo de arqueólogos subacuáticos descubrieron dos anclas de hierro en las costas de Veracruz, México, en el lugar donde el conquistador español Hernán Cortés posiblemente hundió sus barcos hace 500 años.

El hallazgo se realizó en las aguas del litoral veracruzano de la Villa Rica, que hace medio milenio fue escenario de uno de los encuentros culturales más importantes de la historia, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México a través de un comunicado.

"Se localizaron dos anclas de hierro, cuyas características las vinculan al siglo XVI", señaló el INAH.

Ambos objetos, además, se suman a una primera ancla descubierta en 2018, cuyo estudio en laboratorio ha probado que la madera de su cepo pertenece a un árbol de la cornisa cantábrica de España, que estuvo vivo en la segunda mitad del siglo XV.

"No está claro si las tres anclas pertenecen a un mismo momento histórico, pero su alineación al suroeste coincide con la lógica de la Villa Rica como un puerto que protege a los barcos de los vientos del norte y el noroeste", explicó Roberto Junco, titular de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH.

Hasta ahora, el equipo internacional de expertos encargados de la exploración coincide en que Cortés barrenó sus naves para impedir que los miembros disidentes de su ejército regresaran a Cuba y se vieran forzados a marchar tierra adentro con rumbo a México-Tenochtitlan.

"La Conquista de México fue un evento seminal en la historia humana, y estos naufragios, si podemos encontrarlos, serán símbolos de la colisión cultural que llevó a lo que hoy es Occidente, geopolítica y socialmente hablando", refirió el doctor Frederick Hanselmann, investigador de la Universidad de Miami, otro de los arqueólogos involucrados en el hallazgo.

Después de 1519 y hasta entrado el siglo XIX, la Villa Rica de la Veracruz fue el segundo ayuntamiento español de América continental y se convirtió en un puerto muy activo para la navegación.

Las anclas encontradas estaban ubicadas entre 10 y 15 metros de profundidad, y a un promedio de 1 y 1,5 metros bajo del sedimento marino. Ambas poseen un buen estado de conservación, gracias al mismo sedimento que las resguardó por cinco siglos.

Vía: Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México
Imagen: Jonathan Kingston