La verdadera función de los verracos, las extrañas esculturas celtas únicas de la Península

Los Toros de Guisando. Luis Berrocal


Ni las crónicas romanas, ni las visigodas, ni las islámicas sobre la Península Ibérica repararon en unas extrañas esculturas de granito que representaban toros, cerdos o jabalíes y abundaban al oeste de la Meseta. Hubo que esperar hasta finales de la Edad Media para que un texto —el Fuero de Salamanca, redactado en torno al siglo XIII— hiciese referencia a una de estas figuras conocidas como verracos.

En dicha compilación de leyes, la talla de un toro de piedra, situada en el puente romano que salva el cauce del río Tormes a su paso por la ciudad salmantina, adquirió una función de carácter jurídico, de enclave delimitador. Si algún ladrón o delincuente lograba alcanzar aquel punto, sus perseguidores deberían abandonar la persecución bajo pena de pagar un maravedí de multa en caso de no hacerlo, a menos que fueran autoridades del concejo.

El problema es que esa competencia modernista del verraco no se correspondía en absoluto con su significado original. La génesis de estas esculturas —hay unas 400 documentadas en España y 20 más en Portugal—, talladas principalmente en la Segunda Edad del Hierro y halladas en la zona de la Meseta noroccidental, entre las cuencas del Duero y el Tajo, se circunscribe al pueblo celta de los vetones, quienes habrían adoptado esta tradición escultórica de los íberos del sureste peninsular, bien relacionados con los griegos y fenicios y que labraron imágenes de animales mitológicos en caliza y areniscas. No obstante, se trata de una cultura que se siguió desarrollando en época romana hasta el siglo II.

Al carecer prácticamente de contexto histórico y originario —muchas de las figuras han aparecido en espacios posteriores, como los famosos Toros de Guisando, que dan nombre al tratado que nombró a Isabel la Católica heredera al trono de Castilla— y elaborarse a lo largo de seis siglos, el estudio de los verracos ha sido uno de los grandes quebraderos de cabeza de historiadores y arqueólogos. Sobre todo la dificultad de dar respuesta a la pregunta de con qué misión crearon los celtas, y luego los romanos, estas figuras.

Verraco del puente romano de Salamanca. Luis Berrocal

Precisamente eso es lo que ha tratado de analizar durante seis años un proyecto de investigación de la Universidad Autónoma de Madrid dirigido por Luis Berrocal-Rangel y Gregorio Manglano, del Departamento de Prehistoria y Arqueología; y Rosario García-Giménez, del de Química y Geoquímica. Los resultados sobre lo que los expertos califican como "un 'unicum' del mundo celta porque no hay nada igual fuera de las fronteras de España y Portugal" —de hecho, reclaman a las autoridades una protección legal específica para evitar su destrucción y su reconocimiento como bienes Patrimonio de la Humanidad— son muy valiosos y aclaratorios.

Tres funciones protectoras

Teniendo en cuenta las interpretaciones previas que habían clasificado a los verracos en tres grupos según sus localizaciones, esta investigación se encaminó a abrir puertas hacia un análisis multidisciplinar para comprender los contextos hasta entonces desconocidos. "La primera aproximación fue de naturaleza morfoestuctural, con la que logramos identificar tres formas de tallar los verracos relacionadas con tres funciones", explica Luis Berrocal.

El primer grupo se caracterizaba por su mayor tamaño y realismo: eran fundamentalmente toros —en aquella época sus medidas reales eran sensiblemente inferiores a las actuales— y habían sido tallados en el lugar con mazas de canteros o cinceles.

Las esculturas de la segunda categoría, de envergadura media y formas más sencillas, representaban a jabalíes o suidos en actitud de ataque —el cerdo era un animal sagrado para los celtas— y algunos ya presentaban la peculiaridad de haber sido esculpidos en talleres distantes;
Los verracos de tercer tipo eran muy pequeños, contaban con inscripciones romanas y fueron labrados con instrumentos característicos de la romanización.

Y del mismo modo que sucede con su forma, las funciones de estos animales de piedra también son diferentes: los del grupo A se habrían tallado como protección del ganado y los recursos naturales de la zona; los del B como defensa de la comunidad y de sus valores étnicos —estos comienzan a aparecer a finales del siglo III a.C., en una época de conflictividad social muy fuerte por la amenaza de las guerras cartaginesas—; y los de clase C estarían destinados a un uso individual, a proteger las almas de los muertos.

Verraco hallado en Ávila y tallado en torno a los siglos IV-II a.C. Miguel Ángel Otero.

Utilizando doce variables estadísticas, los expertos analizaron un total de 158 verracos. Gracias a un programa informático de la Universidad de Oslo, pudieron confirmar tres agrupamientos de las esculturas según su tipología morfoestructural. "La sorpresa fue mayúscula cuando vimos que los verracos de Guisando, de gran tamaño, no pertenecían a la serie A sino a la B", revela Berrocal. Entonces, para una mejor comprensión simbólica y funcional de este misterioso y característico arte, recurrieron a otra disciplina: la geoquímica.

Rosario García-Giménez, especialista de la UAM en dicho campo, condujo distintos análisis mineralógicos que identificaron varias clases de feldespato en los granitos utilizados para la elaboración de las figuras. Al mismo tiempo, se realizaron campañas de prospección de materiales en bruto en las inmediaciones del hábitat de los verracos, que llegarían a ser distribuidos a decenas de kilómetros de distancia, para tratar de establecer las canteras a las que recurrieron los artesanos celtas y sus sucesores romanos. Se han relacionado 84 verracos con 34 canteras.

Lo que sucedió en el castro de las Merchanas, situado en el municipio de las Lumbreras (Salamanca), ejemplifica a la perfección los rendimientos de esta metodología. Desde el siglo XIX, dos verracos, uno en actitud hierática con una base reconstruida de cemento, y otro en posición de ataque, ocupaban sendas plazas del pueblo. Durante las excavaciones en el oppidum se descubrió una peana que los trabajos de geoquímica relacionaron con la primera escultura. "Al restaurarla, el verraco cambió a posición de ataque como su compañero. Eran gemelos. Probablemente estuvieran situados a la entrada del poblado para protegerlo", expone Rosario García-Giménez.

"Gracias a la estadística pudimos confirmar que los tres tipos de verracos corresponden a distintas finalidades, desde los más naturalistas hasta los romanos", concluye Luis Berrocal. "Unos estaban destinados a la defensa de los recursos naturales, otros a la del 'oppidum' y otros a las almas de los difuntos, pero todos tenían la misma función: la de proteger". Misterio resuelto.

Fuente: elespanol.com | 20 de enero de 2020

Encuentran en Salamanca los mayores restos de un lavadero romano de oro en la península ibérica

Una de las piezas que formaban el lavadero romano de oro | CASAMAR


La Sierra de Camaces a pocos kilómetros de Ciudad Rodrigo conserva los restos de un lavadero romano de oro que ahora han salido a la luz gracias a la labor arqueológica realizada por el investigador mirobrigense José Luis Francisco sobre la explotación de yacimientos auríferos en la época romana en la comarca mirobrigense.

El estudio se centra en el descubrimiento de una serie de piezas que pertenecieron a un centro de tratamiento aurífero junto a una estructura que pudiera ser parte de un depósito para suministrar el agua necesaria al lavadero.

"La importancia de este hallazgo reside en que el yacimiento hallado en la Sierra de Camaces supera las dimensiones de los conservados en el yacimiento portugués de Jales, con unas medidas de 1,10x0,50x0,45 centímetros, lo que los convierte en los más grandes de la península ibérica”, destaca el arqueólogo José Luis Francisco.

Otro de los aspectos destacados de los restos romanos encontrados en la Sierra de Camaces está en el granito utilizado para su construcción, “que conlleva una planificación inicial, lo que da muestras de la magnitud que debieron representar las minas localizadas en esta sierra mirobrigense, con materiales procedentes de la cantera de Villa del Rey a kilómetros de distancia, la misma de donde se extrajo el granito para la Catedral de Ciudad Rodrigo”, afirma el investigador.

El lavadero romano se encuentra en una zona en la que existen según el estudio “una serie de cuevas, galerías y cortas a cielo abierto de donde pudo salir el mineral aurífero, algunos de estos lugares con importantes acumulaciones de murias de cuarzo visibles”.

La importancia que tiene este hallazgo de la Sierra de Camaces no sólo se manifiesta en el propio lavadero, sino que puede ayudar a comprender el poblamiento y auge de Ciudad Rodrigo a partir del primer siglo de nuestra Era y reescribir la historia local para ese periodo, ofreciendo explicaciones más sencillas sobre el territorio y la existencia de alguna villae romana en las cercanías, como la de Saelices el Chico, qué pudo pertenecer en palabras de José Luis Francisco, a algún procurador “Metallorum”.

Fuente: lagacetadesalamanca.es | 30 de diciembre de 2019

El ídolo de Pachacamac del antiguo Perú fue pintado simbólicamente

El ídolo de Pachacámac en el Museo de sitio arqueológico de la zona. ROMMEL ANGELES FALCON

Pachacámac, o “creador de la Tierra”, fue un dios capaz de predecir el futuro, venerado por el Imperio inca en los Andes (Perú). El amarillo, el rojo y el blanco son al menos tres colores con los que, entre el siglo VIII y IX, la civilización wari pintó una estatua de madera resistente de más de dos metros como símbolo de culto de este ídolo. La policromía identificada sobre este icono de la arqueología peruana constituye hoy el único ejemplo identificado con tal variedad de colores, según cuenta el estudio que se publica en la revista científica PLOS ONE.

En el pasado, varios investigadores pensaron que la figura tenía un solo color y que estaba hecha de la misma madera (Pouteria lucuma) que el resto de las obras del santuario arqueológico de Pachacámac, antiguo centro de devoción de 450 hectáreas ubicado a 30 kilómetros de Lima en la costa pacífica. La figura idolatrada desde hace más de 800 años sigue sin embargo unos patrones que se diferencian de los demás objetos.

Para empezar, esta estatua tendría que haber desaparecido durante la conquista de Hernando Pizarro en 1533. Los españoles negaron su importancia, compararon el oráculo sagrado con el diablo y quisieron destruir el vestigio. Marcela Sepúlveda (izquierda), investigadora en el laboratorio de arqueología molecular y estructural de la Universidad de La Sorbona (LAMS) y principal autora del proyecto, explica que "los conquistadores no entendían que se pudiese venerar un trozo de madera sucio en una sala oscura”. La científica indica que no se puede saber realmente lo qué ocurrió. “Lo que está claro es que este objeto fue preservado e idolatrado durante 800 años, lo que constituye un hecho increíble hoy confirmado”, añade.

¿Es realmente el Ídolo de Pachacámac? Los debates persisten y nuevas hipótesis se dibujan. En 1938, entre los escombros del Templo Pintado, una figura de madera tallada con motivos iconográficos asimilados a la divinidad fue hallada e inmediatamente identificada como este ídolo que se creía desaparecido.

Trazos inéditos de policromía

Rastros de pintura en el ídolo de Pachacamac (excepto el blanco, que se indica en gris, los otros, rojo y amarillo, están representados por sus propios colores).

La nueva investigación ha descubierto que este ídolo presenta características novedosas e inesperadas. Lo que fue inicialmente interpretado como sangre ha resultado corresponder a restos de pintura que siguen ahí. “Es increíble. Podemos decir que es el único caso de policromía sobre madera en un objeto sagrado de tal relevancia y de los descubiertos hasta ahora”, prosigue Sepúlveda. “Esta práctica polícroma fue más común en otros soportes como murales, metales o tejidos. Es escasamente conocido en iconos como estos”, asevera.

La datación por radiocarbono también es un avance para el estudio del patrimonio peruano y ha permitido confirmar las hipótesis sobre su antigüedad. Para ello, y a fin de realizar también su taxonomía, los arqueólogos han extraído una muestra de madera de un agujero de la parte inferior de la estatua. Por otro lado, las técnicas de análisis utilizadas por los investigadores del CNRS (el Centro Nacional para la Investigación Científica francés), de la Universidad de la Sorbona y otras instituciones francesas constituye un aporte metodológico novedoso al no ser invasiva y destructora. Con un microscopio y varias técnicas de fluorescencia de rayos X identificaron, además del rojo, los pigmentos empleados en los dientes blancos de un personaje y los trazos amarillos de unos tocados.

La historia de un mineral exclusivo

El blanco y el amarillo, unos colores también utilizados sobre los muros del Templo Pintado de Pachacámac, se producían con los pigmentos de minerales disponibles alrededor del lugar. Los pigmentos rojos vienen en parte del cinabrio, un mineral brillante que contiene un 85 % de mercurio y 15 % de azufre y se asocia al poder político y económico de quienes lo emplearon. “Nos sorprendió mucho encontrar este elemento ya que es un pigmento muy preciado y muy poco accesible, cuyo uso estuvo limitado a ciertos grupos de individuos”, comenta la experta. El cinabrio es poco común en la geología de los Andes y se encuentra a unos 380 kilómetros de Lima en la mina de Huancavelica.

Análisis in situ del ídolo de Pachacamac.

Antes de ello, el cinabrio se había encontrado en otros contextos arqueológicos en Pachacámac y sitios en Los Andes desde el año 1500 antes de Cristo, aproximadamente. Se empleó para decorar la madera, el metal y otras pinturas murales. Más tarde, durante la época de los incas se utilizó en ciertas ocasiones como pintura corporal por miembros de la élite y guerreros que querían parecer más terroríficos. En Pachacámac, este mineral ya se había observado en el interior de los textiles y sobre máscaras funerarias.
Peter Eeckhout (izquierda), profesor de arqueología precolombina en la Universidad Libre de Bruselas, asegura que los intercambios existen desde hace mucho tiempo entre las clases sociales más altas de diferentes localidades. "Es muy interesante que hayan utilizado cinabrio pero tampoco me extraña. Por ejemplo, nosotros ya hemos encontrado en Pachacámac plumas de pájaros provenientes de la Amazonia, es decir, de más de 1.000 kilómetros de distancia", relata.
Para Eeckhout, cualquier descubrimiento sobre las prácticas artísticas de esta época son esenciales para entender el pasado, porque hay pocos vestigios entre las manos de los arqueólogos. "El ídolo de Pachacámac es claramente excepcional y sus colores resplandecientes dan nueva información sobre el arte antiguo", concluye.

Fuentes: elpais.com | phys.org | 15 de enero de 2020

En el extremo norte de Rusia, en Byzovaya, un grupo solitario de neandertales pudo haber sido el último de su especie

En el norte de Siberia, un grupo de neandertales pudo haber resistido miles de años después de que el resto de su linaje se hubiera extinguido. Pero la evidencia es turbia. (Crédito: YURY TARANIK / Shutterstock)

Durante unos 200.000 años, los Homo sapiens y los neandertales coexistieron en la Tierra. Pero, posteriormente, hace unos 40.000 años, los neandertales desaparecen del registro fósil para nunca volver a ser vistos de nuevo.
Es ese entonces cuando la mayoría de los arqueólogos consideran que nuestros primos evolutivos se extinguieron, teniendo en cuenta las exhaustivas revisiones de fechas realizadas mediante radiocarbono asociadas con fósiles y artefactos neandertales. No hay ninguna evidencia probada de esta especie que persista más allá de ese tiempo.
Pero, ¿qué pasaría si algunas comunidades neandertales duraron más tiempo en zonas remotas de Eurasia?

Un equipo de investigadores dice que ha encontrado un caso así: el sitio de Byzovaya, en los Montes Urales de Rusia. Según su estudio de 2011 , los neandertales sobrevivieron allí hasta hace unos 31.000 años, 9.000 años después de la presunta fecha de su extinción. Estos pocos neandertales resistentes no solo constituirían los más duraderos, sino que también serían los situados más al norte, casi 700 millas más allá del límite norte conocido de esta especie. Este aislamiento podría haber protegido al grupo de la extinción, al menos por unos cuantos milenios más, y retrasado su descubrimiento por los arqueólogos modernos.

Ahora bien, otros investigadores rechazan esta noción y sostienen que los humanos modernos, no los neandertales, fueron los que habitaron el lugar, y hoy, casi una década después de que se desarrollara el debate en Science, el asunto sigue sin resolverse.

Repasemos el caso de la última posición de los neandertales en el extremo norte.

Localización de Byzovaya (Science)

Probar la persistencia de los neandertales

Cerca de unas 1.000 millas desde Moscú, Byzovaya se asienta en un escarpado río en las estribaciones de los Montes Urales, los cuales forman la frontera entre Europa y Asia. A 65 grados de latitud, este enclave está a unas 100 millas del Círculo Polar Ártico.

A partir de la década de 1960, Byzovaya ha sido excavado varias veces por diferentes grupos de investigación. Con los años, los arqueólogos han desenterrado más de 300 artefactos de piedra y 4.000 huesos de animales, en su mayoría de mamuts lanudos. Las herramientas hechas a mano y los huesos de los animales descuartizados demuestran que algún tipo de humanos (grupo que incluye a los neandertales) estuvieron una vez allí, pero no se puede responder al misterio de quiénes fueron estas personas.

La última investigación, realizada por un equipo franco-ruso, produjo 33 dataciones mediante radiocarbono a partir de los huesos de animales encontrados junto con los artefactos. Los nuevos datos sugieren que los hallazgos tienen entre 31.400 y 34.600 años de antigüedad. Por sí solos, estos resultados son muy interesantes, pero también están de acuerdo con las expectativas, pues otros sitios arqueológicos de entre 43.000 y 30.000 años salpican los Urales. Y algunos yacimientos de esta antigüedad, o incluso un poco mayor, se han encontrado aún más al norte, dentro del Círculo Polar Ártico. La mayoría de los investigadores suponen que los Homo sapiens ocuparon solos estos lugares, es decir, solo nuestra especie tenía la inteligencia y la tecnología (herramientas, ropa, calzado, etc.) necesarias para sobrevivir en latitudes tan altas.

Pero el estudio de Byzovaya causó revuelo debido a su otra conclusión más provocativa. Los artefactos fueron hechos por neandertales, los últimos y más septentrionales de su tipo.

Utillaje musteriense y núcleo discoide hallados en Byzovaya, norte de Rusia.

Herramientas reveladoras

El problema con dicha afirmación es que no se han encontrado fósiles de neandertales -o de ningún otro humano- en Byzovaya. Solo herramientas de piedra y huesos de animales. Para probar definitivamente una presencia neandertal en el lugar los investigadores necesitarían encontrar huesos con ADN de los mismos.

Al carecer de ello, la conclusión proviene del análisis de los 313 artefactos de piedra recuperados en Byzovaya. Según las comparaciones realizadas con otros yacimientos neandertales bien aceptados en Europa central y oriental, los científicos sostienen que los tipos de herramientas y el estilo de su artesanía son claramente neandertales. Sus posible contemporáneos, los Homo sapiens, no hicieron cosas así en Eurasia, argumentan.

El razonamiento puede sonar endeble, pero los arqueólogos usan habitualmente el estilo de los artefactos para inferir la presencia de especies o culturas humanas antiguas. Los fósiles humanos son realmente raros. La mayoría de los yacimientos solo tienen artefactos, y, para bien o para mal, los artefactos a menudo proporcionan nuestra mejor suposición de quién estuvo en determinados enclaves libres de fósiles. (Confíe en mí, escribí una tesis sobre este asunto).

Lo que nos lleva de vuelta a la situación estancada sobre Byzovaya, dado que diferentes investigadores, viendo el mismo material, llegaron a conclusiones diferentes. Un grupo de expertos en herramientas de piedra cree que los hallazgos se parecen más a artefactos de yacimientos de antigüedad similar en el oeste de Rusia, los cuales tienen, además, restos óseos de Homo sapiens. Desde este punto de vista, Byzovaya sería solo otro lugar donde se ubicaron los humanos modernos.

Foto de la excavación en Byzovaya, en la que se muestra la superficie del primer estrato con algunos huesos de mamut grandes que fueron cubiertos por arena eólica.

Actualización del ADN

Como se ha dicho, hasta la fecha, todavía no hay fósiles humanos con ADN en Byzovaya. Pero genomas antiguos se han recuperado de otros sitios que figuran en el debate. En la actualidad hay datos de ADN que confirman, sin lugar a dudas, restos óseos de Homo sapiens en dos yacimientos de Rusia occidental (Kostenki y Sungir) y en los que hay artefactos similares a los de Byzovaya. Tal circunstancia fortalece la suposición de que los Homo sapiens ocuparon Byzovaya.
Sin embargo, estos yacimientos no están nada cercanos: desde Byzovaya, hay más de 700 y 1.000 millas a Sungir y Kostenki, respectivamente. Son solo los sitios más cercanos a Byzovaya tanto en tiempo como en espacio, con fósiles y artefactos de aspecto similar.

Y los sitios más cercanos con neandertales confirmados por ADN están aproximadamente al doble de esta distancia, muy al sur (Okladnikov, Denisova y Mezmaiskaya).

Todavía no sabemos, pues, qué humanos dejaron artefactos y restos de animales descuartizados en Byzovaya. Es posible que hayan sido los últimos neandertales de la Tierra, o los humanos modernos, los que se aventuraron en esta zona polar. Y, alternativamente, semejante grupo de personas podría haber estado compuesto de una mezcla de neandertales y Homo sapiens , o incluso por otro tipo de humanos: los denisovanos.

En resolución, dada la inmensidad de la masa continental de Eurasia, es muy posible que algunos grupos de neandertales pudieron persistir en focos remotos, sin olvidar el hecho que su especie estaba destinada a la extinción.

Fuente: discovermagazine.com | Por Bridget Annelia Alex | 14 de enero de 2020

¿Cómo afectó la peste a la Edad del Bronce en Europa?

A principios de la Edad del Bronce, hubo una introducción genética diferente en Europa cuyo origen los expertos en ADN antiguo están tratando de explicar. Crédito: geograph / David Dixon, licenciado bajo CC BY-SA 2.0

Europa cambió drásticamente durante la Edad del Bronce, con enormes cambios de población generalmente atribuidos al surgimiento de nuevas tecnologías en metales, al comercio y al cambio climático. Pero los científicos creen que puede haber habido otra razón para esta agitación social: la peste, posiblemente debida a los caballos recién domesticados.

La peste siempre ha estado vinculada a la Peste Negra, la cual aniquiló una parte importante de la población europea en la Edad Media. Probablemente se originó en las llanuras de Asia Central, pero la peste no era una novedad. Se ha descubierto en los últimos años restos óseos de la Edad del Bronce, que datan de 3000 a.C., que contienen ADN de la bacteria de la peste: Yersinia pestis .
Los inicios de Edad del Bronce fue una época de cambios. La gente en Europa comenzó a fundir cobre y estaño para fabricar artículos y armas de bronce, al tiempo que el pastoreo de cabras, vacas y ovejas se intensificó. Los arqueólogos también han observado variaciones en las prácticas funerarias, desde tumbas comunales a individuales, y túmulos para las élites. Las primeras ciudades, tal como Uruk, en la actual Irak, surgieron con hogares que albergaban a decenas de miles de residentes hacia 2900 a.C.

Así mismo, se han visto cambios sorprendentes en la población humana al comienzo de la Edad del Bronce en Europa. El análisis de ADN antiguo ha revelado que hubo mezcla ya desde el Neolítico entre los cazadores-recolectores y los primeros agricultores residentes. Luego, bastante rápido, hubo una aportación de nuevo ADN. Parece que las tres cuartas partes de la composición genética de las personas de la Edad del Bronce temprana fluyó desde áreas de la estepa oriental, en la actual Rusia.

Esto indica que hubo un rápido flujo de población, ya fuera mediante un reemplazo o una migración masiva. "Durante la emergente Edad del Bronce, vemos una renovación genética, que hemos acuñado de "ascendencia esteparia" , dice el profesor Wolfgang Haak (izquierda), experto en ADN antiguo en el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, en Jena, Alemania. "Vemos este perfil genético diferente antes y después, pero no podemos explicar cómo se produjo".

El profesor Haak está llevando a cabo la secuención de hasta 1.000 individuos en el giro crítico de los siglos IV y III a .C., a fin de obtener una imagen más clara de lo que sucedió, como parte de un proyecto llamado PALEoRIDER .

Dientes

Estudios recientes han demostrado que el ADN de la peste se puede detectar en la pulpa de las piezas dentales de los primeros esqueletos de la Edad del Bronce en Europa. Hasta el 8% alberga lo que probablemente fue la bacteria que causó su muerte. Este porcentaje es probablemente una baja estimación debido a casos perdidos, pero sugiere que una epidemia de peste se extendió por toda Europa durante la Edad del Bronce.
El profesor Haak está tratando de resolver el enigma de los trastornos de salud a principios de la Edad del Bronce para comprender cómo las interacciones humanas causaron la propagación de la peste y deducir qué papel jugó, si es que tuvo alguno, la bacteria Yersinia pestis en las actividades humanas y migraciones habidas.

Modelo de dispersión propuesto de la bacteria Yersinia pestis durante el Neolítico y Edad del Bronce.

"Los primeros centros urbanos como Uruk, en Mesopotoamia, eran (probablemente) un caldo de cultivo y un refugio para los patógenos", dice Haak. "Además, los primeros agricultores intensificaron el contacto con los animales domesticados, los cuales a menudo vivían cerca o incluso bajo el mismo techo".

Esto provocó las condiciones ideales para que los microbios saltaran de los animales a las personas. Una posibilidad es que los pastores desarrollaran, en un principio, cierta tolerancia a las enfermedades de los animales que vivían con ellos, pero luego llevaron los microbios hacia el oeste, hacia áreas donde eran letales para otros habitantes.
"La gente se estaba uniendo, y tal vez este trastorno genético que vemos después sea el resultado de olas pandémicas que se extendieron por Europa y despoblaron paisajes que luego se llenaron de colonos de manera oportunista", afirma el profesor Haak. Esto es similar a cómo sufrieron los pueblos de las Américas cuando se vieron expuestos a enfermedades del Viejo Mundo como la viruela.

El profesor Haak está tratando de probar esta hipótesis mediante el estudio de genes inmunes en el ADN humano antiguo para deducir si algunas poblaciones mostraron una mayor resistencia a enfermedades como la peste.

Es probable que ciudades de la Edad del Bronce, como la sumeria Ur, en Mesopotamia, hayan sido caldo de cultivo para la peste. Crédito: Aziz1005, licenciado bajo CC BY 4.0

Caballos

El profesor Haak también está intentando detectar ADN de la peste en cientos de esqueletos del Neolítico tardío y la Edad del Bronce temprana. Hasta ahora, la evidencia de peste en una docena de esqueletos apunta a una pequeña variabilidad entre las cepas de Yersinia pestis en tales restos, lo que sugiere que esta plaga se extendió rápidamente por todo el continente. Su velocidad pudo deberse a otro avance humano de este momento: la domesticación de los caballos salvajes, los cuales pudieron haber llevado la enfermedad a Europa.

"Vemos que el cambio de caballos locales salvajes a caballos domesticados ocurrió rápidamente al comienzo de la Edad del Bronce", dice el Dr. Tomasz Suchan (izquierda), genetista de la Universidad Paul Sabatier, en Toulouse, Francia, quien está utilizando ADN de caballos antiguos para estudiar los orígenes de nuestros equinos modernos como parte de su proyecto EARLYRIDERS.

Con los caballos las personas podían viajar mucho más rápido, al tiempo que los mismos transformaron el comercio, el movimiento, la migración y la guerra. "La domesticación de los caballos permitió por primera vez el movimiento de personas a larga distancia", precisa el Dr. Suchan.
Esto pudo haber significado que los jinetes que transportan la bacteria de la peste la hubieran diseminado, sin saberlo, por toda Europa. Sin embargo, el Dr. Suchan está examinando restos de caballos en busca de ADN antiguo para investigar otra hipótesis más sorprendente: que los caballos podrían haber sido los portadores.

"Presumimos que el rápido movimiento de personas montando a caballo influyó, a su vez, en la rápida propagación de la bacteria Yersinia pestis, o que los caballos la transportaban y fueron una fuente de la enfermedad", afirma.
Si bien todavía no hay evidencia de esto, el Dr. Suchan y sus colegas están desarrollando formas de detectar cantidades minúsculas de ADN de la peste en caballos antiguos a fin de descubrir si estaban infectados, pues se sabe que los caballos albergan algunas especies de Yersinia pestis. También se sabe que esta bacteria durante la Edad del Bronce no se adaptó a la vida dentro del organismo de las pulgas, por lo que probablemente no se transmitió a través de las pulgas de roedores, tal como sucedió con la peste bubónica medieval.

"Era más una enfermedad respiratoria (peste neumónica) que se contagiaba al toser o estornudar. La gente necesitaba estar en contacto cercano para que se produjera el contagio”, especifica el profesor Haak. El Dr. Suchan también está investigando si la domesticación pudo haber afectado a los caballos con una mayor carga de enfermedades al estar expuestos, a su vez, a enfermedades humanas.
El profesor Haak es de mente abierta sobre las causas de enfermedad en la población de Europa durante la Edad del Bronce. "Tenemos una lista de candidatos para el cribado genético, así que no solo hay que tener en cuenta la bacteria Yersinia pestis", dijo, mientras menciona a la viruela, la tuberculosis, así como otras enfermedades potencialmente devastadoras de la época. Él sospecha que la imagen está mezclada en diferentes regiones, con factores climáticos importantes en algunas áreas de Europa, enfermedades en otras y, a veces, conquistas violentas o asentamientos pacíficos de tierras ya despobladas debido a enfermedades, conflictos o hambrunas.

Fuente: phys.org | 3 de diciembre de 2019

Encuentran diez nuevos relieves asirios del rey Sargón II, siglo VIII a.C.


Foto: Alberto Savioli, LoNAP

Arqueólogos italianos y kurdos realizaron lo que califican de emocionantes descubrimientos en la región del Kurdistán, en Irak: diez nuevos relieves tallados en roca que muestran al rey asirio Sargón II y a los dioses de Asiria esculpidos a lo largo de un gran canal de irrigación excavado en la roca.

Estos son los resultados del Proyecto Arqueológico de la Faida Kurda-Italiana, codirigido por el Profesor Daniele Morandi Bonacossi (izquierda), de la Universidad de Udine, y el profesor Hasan Ahmed Qasim (Dirección de Antigüedades de Duhok), un proyecto conjunto que trabaja en la zona de Duhok en la región del Kurdistán septentrional en Irak.

En septiembre-octubre de 2019, el equipo italo-kurdo realizó un descubrimiento extraordinario en el sitio arqueológico de Faida (20 km al sur de Duhok). Son diez relieves asirios únicos del siglo VIII-VII a.C. que fueron tallados en el lado oriental de un canal de aproximadamente 7 kilómetros de longitud excavado en el lecho de roca.

El canal de Faida, que rodea el espolón occidental del monte Çiya Daka, atraviesa la piedra caliza de la cordillera y se alimentaba de una serie de manantiales cársticos -en parte todavía activos en la actualidad- situados en varios pequeños wadis a lo largo del flanco norte de la montaña. El canal tenía una anchura media de 4 metros y hoy en día está enterrado bajo los depósitos erosionados de la montaña. Desde el canal primario, varias tomas desviaban el agua hacia canales secundarios para regar los campos vecinos y mejorar así la producción agrícola del campo en el interior de Nínive, la última capital del Imperio Asirio.


Fotos: Alberto Savioli, LoNAP

El canal fue posiblemente planeado por el rey asirio Sargón II (722-705 a.C.) y a lo largo de su orilla este el rey hizo esculpir paneles –de casi 5 metros de alto y 2 de ancho– que mostraban al gobernante a ambos lados de una línea de deidades montadas sobre sus animales sagrados. Antes de la excavación, de los depósitos coluviales sólo salían las partes superiores de los marcos de los paneles esculpidos y en algunos casos era posible reconocer las coronas de las deidades representadas en los paneles enterrados.

En 1973, el arqueólogo británico Julian Reade identificó tres de estos paneles enterrados a lo largo del canal, pero no pudo investigarlos más a fondo debido a la inestable situación política y militar presente en la región durante el conflicto entre los peshmerga kurdos y el ejército del régimen baasista. Los relieves de Faida se registraron en el Diario Oficial Iraquí con el número 2269 (14 de agosto de 1983).


Cuarenta años más tarde, en agosto de 2012, durante los trabajos de prospección arqueológica en la región de Duhok, la Misión Arqueológica Italiana en la región del Kurdistán de Irak, de la Universidad de Udine, dirigida por Daniele Morandi Bonacossi, visitó el sitio e identificó seis nuevos relieves. En 2019, gracias a la cooperación entre la Dirección de Antigüedades del Duhok y la Universidad de Udine, y al apoyo del Consulado Italiano en Erbil, los relieves rocosos asirios de Faida fueron finalmente sacados a la luz.

Los relieves rocosos asirios son monumentos extremadamente raros. Con la única excepción de la estela Mila Mergi, los últimos relieves descubiertos en Irak fueron dados a conocer a la comunidad internacional hace casi dos siglos –en 1845– por el cónsul francés en Mosul, Simon Rouet, quien identificó los relieves de Khinis y Maltai.

Foto: Alberto Savioli, LoNAP

Los relieves de Faida representan una procesión de estatuas de siete de las principales deidades asirias de pie sobre podios en forma de animales que dan zancadas en presencia del rey, que está representado dos veces, tanto en el extremo izquierdo como en el derecho de cada panel. Las figuras se muestran de perfil mirando hacia la izquierda y, por tanto, en la misma dirección que la corriente que fluye en el canal. Las deidades se pueden identificar como Ashur, el dios principal asirio, sobre un dragón y un león con cuernos, su esposa Mullissu sentada en un trono decorado y sostenida por un león, el dios de la luna, Sin, sobre un león con cuernos, el dios de la sabiduría, Nabu, sobre un dragón, el dios del sol, Shamash, sobre un caballo, el dios del tiempo, Adad, sobre un león con cuernos y un toro, e Ishtar, la diosa del amor y la guerra, sobre un león.

Hoy en día este notable complejo de arte forma parte de un escenario todavía de posguerra, fuertemente amenazado por el vandalismo, las excavaciones ilegales y la expansión del pueblo cercano y sus actividades productivas que ya lo han dañado gravemente. Además, en los últimos años los relieves de Faida se encontraban a sólo 25 km de la línea del frente.


Fotos: Alberto Savioli, LoNAP

Debido a estas amenazas, el proyecto conjunto italo-kurdo es una operación de salvamento que pretende no sólo sacar a la luz y estudiar estos extraordinarios relieves asirios (ya se han excavado diez, pero muchos otros están todavía a la espera de ser identificados y desenterrados), sino también registrarlos mediante nuevas tecnologías, conservarlos y, sobre todo, proteger este sitio arqueológico único y excepcional.

Durante la temporada de excavación de 2019, el canal y los relieves se han excavado y limpiado, y en su caso se han consolidado, y se han registrado mediante tecnología UAV, escaneo por láser y fotogrametría digital. Se evaluó el estado de conservación de todos los relieves y se tomaron muestras de rocas. El objetivo de estos análisis preliminares es planificar un tratamiento de conservación específico de los relieves de Faida.



Al término de las labores de excavación y conservación, que continuarán en los próximos años, se establecerá, en cooperación con la Dirección de Antigüedades de Duhok, un parque arqueológico de los relieves asirios de Faida. Esto permitirá abrir el canal y sus relieves rocosos al turismo local e internacional sostenible, permitiendo así una amplia difusión de su conocimiento y su adecuada protección.

El canal de Faida, con sus extraordinarios relieves, se unirá así a los demás canales, acueductos y relieves asirios existentes en la región del Duhok (relieves de Khinis, Maltai y Shiru Maliktha, y acueducto de Jerwan). Este complejo sistema hidráulico monumental construido por el rey asirio Senaquerib (padre de Sargón II) ha sido estudiado y documentado por la Misión Arqueológica Italiana en la región del Kurdistán, Irak, de la Universidad de Udine desde 2012.

Fuentes: Universidad de Udine | labrujulaverde.com | 16 de enero de 2020