Revelan la enigmática evolución del 'juego de la muerte' del antiguo Egipto

La reina egipcia Nefertari jugando al senet. Pintura en su tumba (siglo XIII a. C.).

Un antiguo 'juego de mesa de la muerte' egipcio que se jugaba de manera similar al Ludo moderno (similar al parchís) se usaba para comunicarse con los difuntos hace unos 3.500 años.
El juego, llamado 'senet', se jugaba en todos los niveles de la sociedad egipcia desde su aparición hace 5.000 años hasta que perdió popularidad unos 2.500 años después.

Sin embargo, unos 700 años más tarde de que se jugara por primera vez, el juego adquirió un carácter espiritual, con textos antiguos en los que se insinúa la creencia de que el mismo ofrecía un vínculo con la vida en el más allá.
Ahora, un experto cree que haber encontrado un tablero de 'senet' que responde a este cambio, y es posiblemente una de las primeras veces en el que dicho juego describe el viaje del alma hacia el paraíso.

Toamando como base fragmentos de textos antiguos, los arqueólogos piensan que el 'senet' probablemente era un juego para dos partícipes, disponienddo cada uno de cinco peones que se movían alrededor del tablero, el cual presentaba una cuadrícula de 30 cuadrados dispuestos en tres filas de 10.

Foto: Tablero de juego 'senet' de la tumba de Tutankamón, alrededor del siglo XIV a.C. Hecho de madera chapada con ébano e incrustaciones de marfil.

Los jugadores, muy posiblemente, lanzarían una forma de dados de juego para ver hasta dónde podían mover un peón en cada turno, siendo el ganador aquel que consiguiera mover primero los cinco peones hasta el final. Cada uno de los peones se movería hacia la derecha a lo largo de la fila superior, continuando por la izquierda en la fila central, y luego hacia la derecha por la fila inferior, terminando en el último cuadrado (el número 30) de la esquina inferior derecha de la cuadrícula.
Los penúltimos cuatro cuadrados estaban decorados con símbolos, los cuales probablemente tenían un significado especial: se cree que estos eran quizás el equivalente a 'perder un turno' o 'ir a la cárcel' de los juegos de mesa modernos.
Cuando el juego aparece por primera vez en el registro arqueológico -hace unos cinco milenios- no hay nada que sugiera que servía para algo más que ser una forma de entretenimiento. Pero hace unos 4.300 años, el arte de las tumbas egipcias comenzó a mostrar imágenes que representaban al difunto jugando el 'senet' contra oponentes vivos.

Los expertos piensan que el 'senet' progresó de ser esencialmente una versión antigua del Ludo a algo más cercano a un juego de la güija, es decir, un medio a través del cual los vivos podían comunicarse con los muertos.

De hecho, los textos de los siguientes mil años describen el juego como un reflejo del paso del alma a través de Duat, el reino de los muertos. En la mitología egipcia, el Duat era ámbito donde se juzgaban las almas, donde se 'pesaba el corazón' (y los que superaban esta prueba podían avanzar hacia el paraíso celestial de Aaru, también conocido como el 'Campo de Cañas'.

Ritual del Pesado del Corazón por parte de Anubis, Sortilegio 125 del Papiro de Ani Libro de los Muertos.

Junto con la importancia cambiante del juego, los tableros del 'senet' también experimentaron cambios de diseño que comenzaron hace unos 3.300 años. Por ejemplo, las tres líneas verticales simples que se encuentran en el cuadrado 28 de los primeros tableros del 'senet' comenzaron a ser reemplazadas por jeroglíficos de tres pájaros, una representación del alma, y esta característica persistiría hasta el declive del juego hace unos 2.500 años.

El arqueólogo Walter Crist (izquierda), de la Universidad de Maastricht, en los Países Bajos, cree que un tablero del 'senet', que se halla en las colecciones del Museo Egipcio Rosacruz, en San José, California, posiblemente refleja las primeras etapas del nuevo diseño del juego.

Aunque este tablero de madera no contiene el jeroglífico del alma en el cuadrado 28, el cuadrado 27 ha visto su tradicional marca 'X' reemplazada por el jeroglífico correspondiente al agua. Esto puede representar un lago o un río, en los que se creía que las almas se encontraban en su peligroso viaje a través del Duat.

"Esta reliquia del Museo Egipcio Rosacruz puede ser una de las primeras veces en que este aspecto del viaje hacia el más allá se visualiza en el tablero", dijo el Dr. Crist a Science.

El tablero inusual del juego del Senet en las colecciones del Museo Egipcio Rosacruz, en San José, California.

Él cree que dicho tablero se remonta a alrededor de 3.500 años atrás, y señala que la cuadrícula del mismo tiene un diseño atípico e inverso, en el cual la casilla de inicio está coloca ahora donde anteriormente era el final, y viceversa. Su estilo es exclusivo del período del Imperio Medio, el cual se extiende entre hace unos 4.000 a 3.700 años.

El tablero también ostenta símbolos en los cuadrados 26 y 29, los cuales no son completamente religiosos ni completamente seculares, según afirma el Dr. Crist.

Diferentes diseños del tablero del Senet sus 5.000 años de historia.

La procedencia del tablero del Museo Rosacruz no está clara. Sin embargo, se estima que el artefacto probablemente se comercializó en el mercado de antigüedades en el siglo XIX.
"El cambio de un tablero secular a uno de tipo religioso está en consonancia con la evolución típica de los juegos, con largos períodos de estancamiento y alteraciones repentinas", declaró a Science el arqueólogo Jelmer Eerkens (derecha), de la Universidad de California, en Davis.

"Esto es algo diferente a lo que podemos esperar en otros tipos de tecnologías", agregó, y señaló que los objetos como las cerámicas tienden a evolucionar en sus diseños de forma gradual y constante con el tiempo.
Esto hace que el tablero del Museo Egipcio Rosacruz sea una instantánea en medio de la evolución del juego, lo que es un particularidad especialmente rara.

Los hallazgos completos del estudio fueron publicados en The Journal of Egyptian Archaeology.
Fuente: dailymail.co.uk| 7 de febrero de 2020

Reconstruyen en Cracovia (Polonia) la tumba de un importante miembro de una tribu de la Edad del Hierro

Crédito: M. Podsiadlo.

Una nueva representación en 3D de la tumba de un aristócrata de 2.000 años de antigüedad muestra cómo las tribus que habitaban en la región de Małopolska, Cracovia, en la actual Polonia, enterraban a sus élites.

El kurgán, ricamente equipado, es uno de los doce que hay en Polonia y es conocido como la tumba del príncipe, debido a la evidente alta posición del hombre que descansa en la misma y a la forma monumental del sitio.
El cementerio de Szarbia, cerca de Cracovia, fue descubierto en 1997 por investigadores del Museo Arqueológico de Cracovia, dirigido por Ryszard Naglik, el cual llevó a cabo excavaciones hasta 2001 que dieron como resultado el descubrimiento de dos tumbas, una de hace 2.000 años y otra de hace 5.000 años.

La tumba monumental tenía un diámetro de 17 metros y estaba rodeada por una trinchera que la
separaba del resto de la necrópolis. Crédito: M. Podsiadlo.

El rico suelo de la región en el que se hallaba el Kurgán se cultivaba ya desde tiempos del Neolítico y hasta la Edad del Bronce.

Naglik, quien recientemente publicó los resultados de la investigación en la publicación del Museo de Cracovia, Szarbia, dijo a PAP: “Nos llamó especialmente la atención el extenso kurgán ubicado dentro de la necrópolis más reciente. Un representante de la élite local fue enterrado en él".
La tumba monumental tenía un diámetro de 17 metros y estaba rodeada por una trinchera que la separaba del resto de la necrópolis. Según Naglik, estructuras similares aparecieron en el centro de Europa a principios del período romano (hace más de 2.000 años). Sin embargo, no había muchos de ellos.

El kurgán fue robado y destruido posiblemente solo décadas después de su construcción. Crédito: Ryszard Naglik.

El misterioso príncipe, aunque en realidad no era miembro de la realeza, sino de una élite local, tenía entre 20 y 30 años y ostentaba una gran constitución corporal, según los huesos conservados. A diferencia de otros entierros a su alrededor el cuerpo no fue incinerado.
Desafortunadamente, el kurgán fue robado y destruido posiblemente solo décadas después de su construcción. Solo algunas de sus riquezas han sobrevivido. Entre ellas había unas tijeras, una aguja, un cuchillo, elementos de la ropa del príncipe, como fragmentos de un cinturón con una hebilla de estilo romano (posiblemente podrían haber venido de allí).

Tijeras, cuchillo y aguja de bronce


Componentes del cinturón que portaba el personaje.

Naglik señaló que las tijeras no eran de hierro, como suele ser el caso en tumbas de ese período, sino de bronce.

"El bronce no era mejor que el hierro. No aumentaba su efectividad. Solo indica que el fallecido podía permitirse una herramienta de una aleación más rara y valiosa", explicó. El metal podría indicar que las tijeras se usaban para fines rituales.

Otro hallazgo curioso consistió en una garra de oso posiblemente dejada sobre la piel del mismo y sobre la cual estaba colocado el príncipe.
"Tal hallazgo contribuyó a definir la tumba descubierta: 'el difunto yace sobre la piel del oso'", agregó Naglik.

Fuentes: thefirstnews.com | dziennikpolski24.pl | 17 de enero de 2020

Recipientes de cerámica ayudaron a los antiguos cazadores siberianos a sobrevivir en la Edad del Hielo

La cerámica de las culturas Osipovka y Gromatukha proceden de tradiciones completamente diferentes. Las imágenes ilustran algunas de las principales diferencias en la fábrica de las cerámicas, su temperatura y tratamiento superficial: Gromatukha (1 a 5), Khummi (6 a 8) y Goncharka 1 (9 a 11).

Un nuevo estudio muestra que los antiguos cazadores siberianos crearon ollas resistentes al calor para poder cocinar comidas calientes, pudiendo sobrevivir así a las estaciones más duras de la Edad del Hielo mediante la extracción y cocción de la nutritiva médula de los huesos y la carne y grasa de los animales capturados.

La investigación, que se realizó en la Universidad de York, y publicada en la revista Quaternary Science Reviews, también sugiere que no existió un único lugar de origen para la cerámica más antigua del mundo.

Los académicos extrajeron y analizaron grasas y lípidos antiguos que se habían conservado en recipientes de cerámica antigua halladas en varios lugares del río Amur, en Rusia, cuyas fechas oscilan entre 16.000 y 12.000 años atrás.

Potencial de los métodos de investigación

El profesor Oliver Craig (izquierda), Director del Laboratorio BioArch de la Universidad de York, donde se realizó el trabajo de investigación, dijo: "Este estudio ilustra el importante potencial de los nuevos métodos de la ciencia arqueológica, puesto que podemos extraer e interpretar los restos de comidas que se cocinaron en ollas hace más de 16.000 años".
"Es interesante, además, comprobar que la cerámica emergió durante estos períodos muy fríos, y no durante las fases interglaciares, comparativamente más cálidas, cuando los recursos forestales, como las presas y la madera, estaban más disponibles".

Por qué estas ollas se inventaron por primera vez en las etapas finales de la última Edad de Hielo ha sido un misterio durante mucho tiempo, así como los tipos de alimentos que se preparaban en ellas.

Fluctuación climática

Los investigadores también examinaron la cerámica encontrada a lo largo del rio Amur correspondiente a la cultura Osipovka. El análisis demostró que dicha cerámica se había utilizado para procesar pescado, muy probablemente salmón migratorio, el cual ofrecía a los cazadores locales una fuente alternativa de alimentos durante los períodos de mayor fluctuación climática. El grupo de investigación identificó, asimismo, un escenario idéntico en las islas vecinas de Japón.
Reconstrucción de un recipiente de la cultura Osipovka (derecha) y fragmentos de ollas encontrados en Gasya y Khummi (izquierda). Fotos: Vitaly Medvedev, Oksana Yanshina.

El nuevo estudio demuestra que los recipientes de barro más antiguos del mundo se fabricaban de formas muy diversas en distintas partes del noreste de Asia, lo que indica un "proceso de innovación paralelo", donde grupos separados que no tenían contacto entre ellos comenzaron a realizar soluciones tecnológicas similares para sobrevivir.
El autor principal, el Dr. Shinya Shoda (derecha), del Instituto Nacional de Investigación de Bienes Culturales en Nara, Japón, dijo: "Estamos muy satisfechos con los resultados obtenidos, pues cierran una brecha importante en nuestra comprensión de por qué se inventó la cerámica más antigua del mundo en diferentes partes del noreste de Asia en el período glacial tardío, y también sobre las diferentes forma en que fue utilizadas por estos antiguos cazadores-recolectores".

“Hay algunos paralelos sorprendentes en la forma en que se utilizó la cerámica temprana en Japón, pero también algunas diferencias importantes que no habíamos esperado. Esto deja muchas preguntas nuevas en el aire, por lo que seguiremos con futuras investigaciones”.


Fragmentos de ollas hallados en Goncharka-1. Foto: Oksana Yanshina.

Punto de origen

El profesor Peter Jordan (izquierda), autor principal del estudio en el Centro Ártico y en el Instituto de Arqueología de la Universidad de Groningen, en los Países Bajos, dijo: "Estas ideas son particularmente interesantes, dado que sugieren que no hubo un único 'punto de origen' referido a la cerámica más antigua del mundo. Estamos empezando a comprender que surgieron tradiciones ceramistas muy diferentes en distintos lugares al mismo tiempo, y que las ollas para cocinar se estaban utilizando para procesar un conjunto de recursos muy variado".
"Tales circunstancias parecen encuadrarse en un proceso de 'innovación paralela' ocurrido durante un período de gran incertidumbre climática, con comunidades separadas que se enfrentan a amenazas comunes y alcanzan soluciones tecnológicas similares".

La última Edad de Hielo alcanzó su momento más álgido entre hace 26.000 y 20.000 años, lo que obligó a los humanos a abandonar las regiones del norte, incluidas grandes partes de Siberia. Desde hace aproximadamente 19.000 años, las temperaturas comenzaron a calentarse lentamente, alentando a pequeñas bandas de cazadores a regresar a estos vastos paisajes vacíos.

Fuente: University of York | siberiantimes.com | 1 de febrero de 2020

Hallan la que podría ser la primera estatua romana de cuerpo entero en Lugo

La obra que la promotora D’manán está realizando en la Rúa da Xesta en Lugo lleva camino de ser una de las que va a dejar buenas aportaciones para el conocimiento histórico de la ciudad. Hace quince días saltaba la noticia de que en ese solar aparecía el cementerio colateral a la vía Ártabra.

Se suponía que tenía que existir, como en las demás vías de salida de la ciudad, pero no se había encontrado hasta entonces. Y ayer saltaba la otra noticia: una estatua de cuerpo entero y de granito entre las tumbas romanas. Aunque le falta la cabeza —y no se encontró por ahora— es la primera vez que aparece una estatua romana de cuerpo entero en Lugo.

Falta por estudiar y determinar definitivamente si es romana, pero al haber aparecido entre las tumbas, a esa profundidad y rodeada de restos y enterramientos romanos, parece la posibilidad más clara. La estatua tiene las mismas formas de las ropas (togado) que las estatuas romanas, aunque un poco más toscas.

Pero como en realidad casi no se conservan tallas de la cultura latina en el noroeste, los arqueólogos dudan de cómo serían las estatuas romanas aquí. Lo que parece evidente es que no tendrían la misma perfección de las tallas que se conocen de Italia o del Mediterráneo. Por tanto, hasta que los arqueólogos hagan todos los estudios, aún cabe la posibilidad de que sea una estatua más tardía, por ejemplo medieval, que por algún motivo estuviese en una capa de tierra profunda rodeada de restos romanos. La más lógica sin embargo apunta a su origen romano, y ello le daría una importancia trascendental para la ciudad.


Hasta el momento no existe una estatua romana de cuerpo entero hallada en Lugo, aunque esté decapitada y no se encontrase la cabeza por ahora. Lo más parecido es el torso de Saa, un trozo de estatua que se encuentra en el Museo, pero es una parte de una talla romana. Lo mismo que los pies de otra estatua hallados en O Corgo, o los bajorreleives colocados en el monolito de San Fernando que fue inaugurado en 1975 por los Reyes. Pero nada más. Por tanto, esta sería la primera estatua romana de cuerpo entero hallada en Lugo.

Fuente: lavozdegalicia.es | 8 de febrero de 2020

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Rúa da Xesta: un gran paso para completar el mapa de los cementerios romanos

Los arqueólogos ponen ahora sus esperanzas en futuros hallazgos en Recatelo y O Carme


El reciente descubrimiento de una necrópolis romana en la Rúa da Xesta, cerca de la Porta Nova, ha sido recibido por los arqueólogos como un gran paso para completar el mapa de los cementerios romanos en la ciudad. Sin embargo, aún queda mucho por descubrir para cerrar y comprender el puzle histórico de Lugo, según confirma el arqueólogo municipal, Enrique González.
Las esperanzas de los arqueólogos apuntan ahora a las zonas de Recatelo y O Carme, donde futuras excavaciones podrían confirmar la existencia de necrópolis Bajoimperiales (de entre los siglos III y V) en esas zonas.

Las cinco tumbas encontradas en el solar de la Rúa da Xesta, donde la empresa Dmanán está construyendo un nuevo edificio, permiten confirmar la existencia de una necrópolis Bajoimperial, entre los siglos III y IV, en la salida norte de la ciudad, próxima a la vía de Brigantium. Se trataba de una hipótesis hasta ahora solo sostenida arqueológicamente por la aparición de dos tumbas en otro solar cercano hace unos años: «Tiñamos indicios, pero quedaba por saber se eran sepulturas illadas ou se pertencían a un conxunto máis amplo. Con este achado, queda confirmada a existencia desa necrópole», explica González. Si hay oportunidad de realizar nuevas excavaciones en la zona, podrían aportar más datos sobre las dimensiones que tendría el cementerio.


Porta Nova y de San Pedro
De este modo, a estas alturas los arqueólogos han confirmado la existencia de dos necrópolis de la época Bajoimperial en la ciudad: la recién descubierta cerca de la Porta Nova, y otra próxima a la Porta de San Pedro, que incluye la zona de San Roque y la Praza da Constitución, junto a la vía XIX. También hay confirmadas otras tres necrópolis anteriores, en este caso, de incineración: en la Praza do Ferrol, en el carril das Estantigas y también en la zona de San Roque, que son de la época Altoimperial (siglos I y II). En el caso de la Praza do Ferrol, se excavó en los años ochenta para construir el aparcamiento y apareció una necrópolis de incineración, con más de 66 enterramientos, tres hornos alfareros y restos del acueducto. En cuanto a San Roque, los hallazgos de ambas necrópolis (incineración e inhumación) se conservan en el Centro Arqueolóxico.

Pero el trabajo de los arqueólogos no acaba ahí. Explica Enrique González que tienen referencias de posibles necrópolis en Recatelo y en la zona de O Carme, también de la misma época que la encontrada en la Rúa da Xesta. En la zona de Recatelo, cerca del parque, hay bastantes noticias de la existencia de un área de enterramientos de los siglos III y IV, pero aún no está constatado arqueológicamente. También hay indicios de una zona de enterramientos en O Carme, en la salida por la Porta Miñá, también de la época Bajoimperial. En esa zona apareció una sepultura, pero esperan que futuras excavaciones permitan confirmar la existencia de una necrópolis. Tampoco descartan la aparición de cementerios romanos en áreas más alejadas de la ciudad.

Para avanzar en el conocimiento de la historia de Lugo son fundamentales los controles arqueológicos, según explica González, que se pueden realizar mediante excavaciones, supervisión de los movimientos de tierra o controles, en función del tipo de obra y de la zona de la que se trate. En el caso de la Rúa da Xesta, el solar donde aparecieron las tumbas no está incluido en el Pepri, pero sí es una zona cautelada por el PXOM, lo que implica la obligatoriedad de controles arqueológicos cuando hay movimientos de tierra.


El topónimo «A Lagoa» sugiere la presencia de un humedal en la zona de las tumbas
El arqueólogo que trabaja en las excavaciones de la Rúa da Xesta, Roberto Bartolomé Abraira, de Engobe Arqueología, explicaba que el terreno donde aparecieron las tumbas es muy húmedo y ácido, lo que probablemente contribuyó a que no se conservasen restos óseos ni de ajuar en los enterramientos. No en vano, la zona era conocida como A Lagoa. «A memoria cidadá e a toponimia fálannos da existencia dunha lagoa ou zona húmida nesta área da cidade», explica Enrique González.

Conservación del material
Las tumbas de las Rúa da Xesta no han destapado por ahora objetos de relevancia. Los materiales que recojan en las excavaciones de la Rúa da Xesta y que se vayan a conservar se trasladarán al Museo de Viladonga. Por el momento, aparecieron clavos procedentes de las maderas de los ataúdes, losas y tejas.

Fuente: lavozdegalicia.es| 25 de enero de 2020

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Hallan un nuevo cementerio romano próximo a Camiño Real



Las obras de construcción de un nuevo edificio en la Rúa da Xesta, entre Camiño Real, la Ronda da Muralla y la zona de Casas Baratas, han dejado al descubierto, por ahora, cinco tumbas romanas. El hallazgo confirma la teoría de los arqueólogos de que esa área había sido una gran necrópolis romana, una tesis que sostenían, entre otras cosas, por la aparición de dos sepulturas en otro solar cercano hace unos años.

En la finca, a la altura del número 3 de la Rúa da Xesta, se realizaron obras de demolición de viejas construcciones y ahora tienen previsto levantar un inmueble de viviendas, promovido por Dmanán. Aunque el solar no está incluido en el Pepri, sí que se trata de un área de cautela, por lo que desde el Concello de Lugo tramitaron el expediente arqueológico ante la Xunta para realizar controles en la zona. La promotora de la obra es la que se hace cargo de las excavaciones.

Restos de clavos, tejas y losas
Y esas catas dieron resultado. Por ahora han encontrado cinco tumbas de inhumaciones datadas entre el siglo III y el siglo IV, de la época de la Muralla, con orientación este-oeste. Se trata de fosas excavadas en el suelo, de forma rectangular, pero vacías, sin restos de ajuar ni esqueletos, debido a que se trata de una zona muy húmeda, con un terreno ácido. En una de las tumbas se conservan restos del revestimiento de losa y en otra de tejas. Las excavaciones continúan, aunque los arqueólogos no creen que se encuentren más restos relevantes.


Y es que en la época tardorromana, por norma, las necrópolis se instalaban fuera de la ciudad, próximas a las vías de salida y entrada.

Roberto B. Abraira: «Non hai restos óseos porque é unha zona moi húmida»

Roberto Bartolomé Abraira é un dos arqueólogos de Engobe Arqueología que traballa nas escavacións, baixo a dirección de Adrián Folgueira Castro.
-¿Que importancia teñen as tumbas encontradas?
-Confirman a existencia dunha necrópole romana nesta zona da cidade, próxima a unha vía de saída, como ocorreu na zona de San Roque ou a estación de autobuses. O que descoñecemos é a dimensión que tería esta área funeraria.

-Non hai restos óseos porque é unha zona moi húmida e tampouco apareceron obxectos de relevancia. Só se atoparon algúns cravos da madeira dos ataúdes, lousas e tellas. Posiblemente estes materiais se leven para o museo cando rematen as escavacións.

El Adarve: con dinero privado

Gracias al dinero que van poniendo los particulares que construyen o rehabilitan casas, se va conociendo como era Lucus Augusti. En el caso de hoy, se sabe donde estaba otro de los cementerios, al lado de la vía hacia Brigantium. Lo lógico y legal sería que la Xunta cumpliese con el espíritu de la ley y pagase estas excavaciones, que son para el bien común, y no tendrían que recaer en quien construye o rehabilita, porque actúa como un freno al desarrollo y mejora de la urbe.

Fuente: lavozdegalicia.es | 24 de enero de 2020

La sociedad de la Isla de Pascua no colapsó antes del contacto europeo

Estatuas moái en la Isla de Pascua. PIXABAY.

La sociedad de la Isla de Pascua no se derrumbó antes del contacto europeo y su gente continuó construyendo sus estatuas moái icónicas durante mucho más tiempo de lo que se creía anteriormente.
Es la conclusión de un equipo de investigadores que incluye profesores de la Universidad de Binghamton, Universidad Estatal de Nueva York, cuyo trabajo se ha publicado en Journal of Archaeological Science.

La isla de Rapa Nui es conocida por su elaborada arquitectura ritual, particularmente por sus numerosas estatuas (moái) y las plataformas monumentales que las sustentaban (ahu). Una narrativa ampliamente sostenida postula que la construcción de estos monumentos cesó en algún momento alrededor de 1600, tras un colapso social importante.

"Nuestra investigación va en contra de esta narrativa", dijo Carl Lipo (izquierda), antropólogo de la Universidad de Binghamton. "Sabemos, por supuesto, que si tenemos razón, realmente necesitamos desafiarnos a nosotros mismos (y al registro arqueológico) para validar nuestros argumentos. En este caso, pensamos mirar cuidadosamente el ritmo de los eventos de construcción asociados con grandes estructuras".

Los investigadores, dirigidos por Robert J. DiNapoli (derecha), de la Universidad de Oregón, examinaron las fechas de radiocarbono, la estratigrafía arquitectónica relativa y los relatos etnohistóricos para cuantificar el inicio, la velocidad y el final de la construcción del monumento como un medio de probar la hipótesis del colapso.

"Los arqueólogos asignan edades al registro arqueológico al obtener lo que se conoce como fechas de radiocarbono", dijo Lipo. "Estas fechas representan la cantidad de tiempo transcurrido desde que algunos organismos (un arbusto, un árbol, etc.) murieron. Reunir grupos de estas fechas para observar patrones requiere algunos análisis estadísticos sofisticados que solo recientemente han estado disponibles para los arqueólogos. En este documento, utilizamos estas herramientas para proporcionar el primer vistazo a la historia de la construcción de estructurasen la Isla de Pascua".

Se cree que Rapa Nui fue colonizada en el siglo XIII por la gente de mar polinesia. Pronto comenzaron a construir enormes plataformas de piedra repletas de estatuas megalíticas y grandes sombreros cilíndricos de piedra que se usaban para rituales culturales y religiosos, incluidos entierros y cremaciones. Una narrativa ampliamente difundida es que la construcción del monumento se detuvo alrededor de 1600 después de un colapso social importante.

Mapas de Polinesia Oriental (izquierda) y Rapa Nui que muestran las ubicaciones de todas las plataformas documentadas ahu, así como las analizadas en este estudio (derecha). Crédito: Journal of Archaeological Science

El proyecto comenzó como parte de la investigación que lleva a cabo DiNapoli, la cual se centra en el proceso de construcción de la arquitectura de los monumentos. Al observar 11 sitios, los investigadores examinaron la secuencia necesaria de construcción, comenzando con la construcción de una plataforma central y luego agregando diferentes estructuras y estatuas. Eso ayudó a dar sentido a las diferentes dataciones mediante radiocarbono encontradas en varios sitios de excavación.
Los investigadores encontraron que la construcción de estas estatuas comenzó poco después de la colonización y aumentó rápidamente, en algún momento entre principios del siglo XIV y mediados del siglo XV, con una tasa constante de eventos de construcción que continuaron más allá del contacto europeo en 1722.

"La forma en que interpretamos nuestros resultados y esta secuencia de relatos históricos es que la noción de un colapso preeuropeo de la construcción de monumentos ya no es compatible", dijo DiNapoli.

"Lo que descubrimos es que, una vez que la gente comenzó a construir monumentos, poco después de su llegada a la isla, continuaron esta construcción hasta el período posterior a la llegada de los europeos", añade Lipo. "Este no habría sido el caso si hubiera habido un 'colapso' previo al contacto; de hecho, deberíamos haber visto detener toda la construcción mucho antes de 1722. La falta de ese patrón respalda nuestras afirmaciones y falsifica directamente a aquellos que continúan apoyando la versión del 'colapso'".


Esquema de una plataforma típica ahu que muestra una vista en planta (arriba) y una sección transversal (abajo). Figura adaptada de Martinsson-Wallin (1994) y Skjølsvold (1994). Crédito: Journal of Archaeological Science.

Cuando los holandeses llegaron en 1722, sus observaciones escritas informaban que los monumentos estaban en uso para rituales y no mostraban evidencia de decadencia social. Lo mismo se informó en 1770, cuando la gente de mar española desembarcó en la isla. Sin embargo, cuando el explorador británico James Cook llegó cuatro años después, en 1774, él y su equipo describieron una isla en crisis, con monumentos volcados.

"Una vez que los europeos llegan a la isla, hay muchos eventos trágicos documentados debido a enfermedades, asesinatos, asaltos de esclavos y otros conflictos", agregó. "Estos eventos son completamente extrínsecos para los isleños y tienen, indudablemente, efectos devastadores. Sin embargo, la gente de Rapa Nui, siguiendo prácticas que les proporcionaron una gran estabilidad y éxito durante cientos de años, continuaron con sus tradiciones".

El grado en que se transmitió su herencia cultural, la cual todavía está presente hoy en día a través del lenguaje, las artes y las prácticas culturales, es bastante notable e impresionante. "Creo que este grado de resistencia se ha pasado por alto debido a la narrativa del "colapso", y merece reconocimiento", opina el investigador.

Fuentes: lavanguardia.com | phys.org | 7 de febrero de 2020

El hallazgo en Yucatán (México) de los restos de "Ixchel", una mujer de hace unos 10.000 años, sugiere que hubo al menos dos grupos morfológicamente distintos en América Central en ese tiempo

Los buzos descubrieron los restos de la mujer en la cueva Chan Hol, cerca de Tulum, México. La exploración submarina fue dirigida por Jerónimo Avilés, del Museo del Desierto de Coahuila.
Imagen: © Eugenio Acevez.

Un nuevo esqueleto descubierto en las cuevas sumergidas de Tulum arroja nueva luz sobre los primeros pobladores de México, según un estudio publicado en la revista PLOS ONE por Wolfgang Stinnesbeck, de la Universität Heidelberg, Alemania.

Los exploradores de cuevas Vicente Fito e Ivan Hernández encontraron los restos óseos en septiembre de 2016, mientras buceaban en la cueva Chan Hol, cerca de Tulum. En ese momento, estaban buscando otro antiguo esqueleto conocido como 'Chan Hol 2', cuyos restos, a excepción de algunos huesos, habían sido robados por unos ladrones.

Foto: Esqueleto de Chan Hol II previo al robo. Fotografía: Nick Pool/Liquid Jungle.

Los huesos recién descubiertos estaban ubicados a 140 metros del sitio de 'Chan Hol 2', lo que llevó a los arqueólogos a suponer que los buzos habían encontrado los restos que quedaban de 'Chan Hol 2'. Pero un análisis pronto demostró que estaban equivocados; una comparación de los nuevos huesos con fotos antiguas de los restos de 'Chan Hol 2' mostró que pertenecían a individuos diferentes.

Los humanos han estado viviendo en la península de Yucatán, en México, desde al menos el Pleistoceno tardío (hace 126.000-11.700 años). Gran parte de lo que sabemos sobre estos primeros pobladores proviene de nueve esqueletos humanos bien conservados que se encontraron en las cuevas y sumideros sumergidos cerca de Tulum, en Quintana Roo, México.

Foto: El cráneo de Chan Hol 3 tal como se encontró en el fondo de la cueva sumergida. La flecha roja indica una estalagmita rota cerca. Imagen : W. Stinnesbeck et al., 2020 / PLOS One.

En su estudio, Stinnesbeck y sus colegas describen el nuevo esqueleto hallado -completo en un 30 por ciento- y lo han denominado 'Chan Hol 3' (también llamada Ixchel) , al haber sido descubierto en la cueva submarina de Chan Hol, dentro del sistema de cuevas de Tulum. Los autores han utilizado un método de datación no dañino y tomado mediciones craneométricas, y luego han comparado su cráneo con otros 452 cráneos de América del Norte, Central y del Sur, así como con los cráneos hallados en las cuevas de Tulum.

El análisis mostró que 'Chan Hol 3' probablemente era una mujer de aproximadamente 30 años de edad que medía 1,64 metros en el momento de su muerte, y que vivió hace al menos unos 9.900 años. Su cráneo tenía tres heridas distintas, lo que indica que algo duro la golpeó, rompiendo los huesos del cráneo. También presentaba deformaciones parecidas a cráteres, lesiones que se parecen a las causadas por un pariente bacteriano de la sífilis, según el estudio publicado.

Signos de trauma en el cráneo.Imagen : W. Stinnesbeck et al., 2020 / PLOS One.

"Realmente parece que esta mujer tuvo un momento muy difícil y un final extremadamente infeliz de su vida", dijo a Live Science Wolfgang Stinnesbeck (izquierda). "Obviamente, esto es especulativo, pero dados los traumas y las deformaciones patológicas en su cráneo, parece probable que la expulsaran de su grupo y la mataran en la cueva, o la dejaran morir allí".

El cráneo de 'Chan Hol 3' ostenta un patrón mesocefálico (ni especialmente ancho o estrecho, con pómulos anchos y una frente plana), al igual que los otros tres cráneos de las cuevas de Tulum utilizados para la comparación. Todos los cráneos de las cuevas de Tulum tenían caries, lo que puede indicar que ingerían una dieta alta en azúcar. Esto contrasta con la mayoría de los otros cráneos conocidos del centro de México y América del Norte en un rango de antigüedad similar, los cuales tienden a ser largos y estrechos (dolicocéfalos), y muestran dientes desgastados sin caries (lo que indica una ingesta de alimentos duros en su dieta).

El cráneo de 'Chan Hol 3' es mucho más redondeado que los hallados en otras regiones de México.

Aunque limitados por la relativa falta de evidencias arqueológicas sobre los primeros pobladores de América, los autores sugieren que estos patrones craneales indican la presencia de al menos dos grupos humanos morfológicamente diferentes que vivieron por separado en México durante el tránsito del Pleistoceno al Holoceno (nuestra actual época).
"Los dos grupos deben haber sido muy diferentes en aspecto y cultura. Mientras que los grupos del centro de México eran altos, buenos cazadores, con elaboradas herramientas de piedra, el pueblo de Yucatán era pequeño y delicado, y hasta la fecha, no se ha encontrado una sola herramienta de piedra", dice Stinnesbeck.

Y agrega: "Los esqueletos de Tulúm indican que más de un grupo de personas llegó primero al continente americano, o que hubo tiempo suficiente para que un pequeño grupo de pobladores tempranos, que vivían aislados en la península de Yucatán, desarrollaran una morfología craneal diferente. Por tanto, la historia de los primeros asentamientos en América, parece que fue más compleja y, además, haber ocurrido antes de lo que se suponía previamente".
"Sin embargo, en ausencia de datos de ADN, no podemos decir de dónde vinieron originalmente estas personas y cómo llegaron a las Américas", dijo Stinnesbeck.

Equipo de la Universidad John Moores de Liverpool, Reino Unido, involucrado en la descripción del esqueleto de Ixchel y las comparaciones con otros esqueletos paleoindios del centro de México y Brasil. Dr Sam Rennie (derecha) y Prof Silvia Gonzalez (izquierda). Crédito: Jerónimo Avilés Olguín.

El descubrimiento de Stinnesbeck se suma a otra reciente investigación que refuerza su hipótesis. Científicos de la Universidad de Ohio analizaron otros cuatro esqueletos hallados en el área de Quintana Roo, también en la península de Yucatán. Se calcula que estas personas vivieron entre hace 9.000 y 13.000 años y sus restos dan cuenta de una gran variedad morfológica.

Fuentes: phys.org | livescience.com | gizmodo.com | bbc.com | 5 de febrero de 2020