La Universidad de Valladolid investiga un monumento funerario neolítico de 25 metros en Burgos con restos de 65 personas

Reconstrucción del dolmen de El Pendón, en Reinoso (Burgos).UNIVERSIDAD DE VALLADOLID / FRAN TAPIAS

Hace unos 5.500 años, un grupo humano levantó un dolmen en lo que hoy es la comarca de Buraba (Burgos) y lo rodeó de un imponente complejo funerario para enterrar a los integrantes de esta comunidad neolítica. El túmulo alcanzaba un diámetro de unos 25 metros y una altura de tres, lo que les permitía, además, controlar visualmente todo el valle, algo que no era baladí en aquellos milenios, dada la inestabilidad de la zona y el rastro de muertes violentas que han hallado ahora los arqueólogos de la Universidad de Valladolid.

Los expertos han analizado los restos de las 65 personas inhumadas dentro del monumento y han logrado reconstruir cómo vivieron y cómo murieron. Pero entre todo destaca el cráneo de una anciana (de poco más de 50 años, cuando en aquellas épocas las esperanza de vida no superaba los 40) con cuatro perforaciones en la cabeza: dos junto a los conductos auditivos y otras dos (una de ellas sin acabar) en la parte posterior del cráneo, a la altura de las órbitas oculares. ¿Un médico intentó salvarla y murió en la sala de operaciones? Un enigma que trae de cabeza al equipo que dirige el catedrático de Prehistoria, Manuel Rojo Guerra (izquierda), que, de momento, ha sido capaz de desentrañar la evolución de este complejo en el que se entremezclan también niños incinerados, violencia extrema, una avenida pavimentado con huesos humanos y un extraño final. Un puzle cuyas piezas empiezan a encajar en el laboratorio.

Reinoso es un pequeño pueblo burgalés de una veintena de vecinos que ha apostado por dar a conocer, conservar y divulgar su historia apoyando la investigación, junto con la Diputación de Burgos y la Junta de Castilla y León. En lo que ahora es su término municipal, en el IV mileno antes de nuestra Era, se erigió este imponente sepulcro donde descansaría esta comunidad del Neolítico “como representación y referencia del grupo”, explica el catedrático Rojo.

Foto: El equipo de arqueólogos ha excavado durante un mes en el monumento megalítico. - Foto: S.F.L.

El enterramiento incluía un corredor de acceso de 10 metros y una cámara funeraria subterránea de tres de diámetro. Se construyó con enormes lajas de piedra caliza extraídas de las proximidades. Y así fue durante 300 años hasta que algo ocurrió a finales del IV milenio, según las pruebas de Carbono-14. “De manera repentina, el lugar dejó de tener una función funeraria para convertirse en un referente ceremonial donde realizar actos religiosos”, indica Cristina Tejedor-Rodríguez (derecha), codirectora de los trabajos arqueológicos.

Los pobladores, sin una razón que se conozca aún, comenzaron a desmantelar el gran pasillo de acceso y la mayor parte del túmulo que rodeaba el sepulcro colectivo. Trasladaron las grandes piedras que se alzaban a ambos lados del pasillo y las sustituyeron por bloques de arenisca rojiza. Luego, cubrieron la calzada con huesos de sus antepasados. Las enormes piedras del corredor fueron, además, reutilizadas para sellar la cámara funeraria –esta no fue desmontada- con la finalidad de “evitar futuras violaciones del recinto sagrado de los ancestros”.

Toda esta trasformación se acompañó, además, de un acto ceremonial sorprendente. En lo que era la entrada a la cámara funeraria se encendió una enorme pira donde fueron calcinados restos humanos, preferentemente infantiles. Poco después, "toda la plataforma que había quedado libre por el desmantelamiento de la mayor parte del túmulo, fue pavimentada con piedras planas creándose un lugar de culto y celebración de ceremonias cíclicas al amparo de un halo místico”, explica el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Valladolid.

Foto: Las lajas de arenisca que el arqueólogo Manuel Rojo señala delimitan el pasillo de la tumba.

El estudio osteoarqueológico preliminar, llevado a cabo por Sonia Díaz Navarro (izquierda), miembro del equipo de Rojo, desvela que, al menos, 65 individuos fueron enterrados en el monumento. Se han hallado tanto huesos de hombres como de mujeres en porcentajes similares, siendo sorprendente la alta densidad de individuos infantiles que llegan al 40%, circunstancia única en este tipo de enterramientos.

Los primeros resultados de laboratorio han permitido reconstruir también los modos de vida y muerte. “A partir del análisis de los marcadores conocemos algunas de sus actividades, que provocaron respuestas óseas por hiperactividad de músculos y ligamentos y que provienen del estrés físico”, indica Sonia Díaz.

Los restos óseos demuestran que estos pobladores soportaron y trasladaron pesadas cargas, así como realizaron largas marchas por terrenos abruptos. “Llama la atención la presencia de, incluso, menores de 10 años, lo que sugiere una temprana colaboración en las tareas comunitarias”, añade el experto. “Las condiciones de vida eran durísimas, ya que la mayor parte de los huesos presentan signos de enfermedad articular degenerativa con diferentes grados de espondilosis u osteoartrosis. Además, se ha documentado un elevado índice de traumatismos vertebrales, muchos de ellos asociados a caídas desde grandes alturas”.


Vecinos de Reinoso (Burgos) disfrazados en una imagen de promoción del dolmen de El Pendón. AYUNTAMIENTO DE REINOSO

El estudio de las patologías orales indica, igualmente, desgastes severos en la dentición que llegan a destruir la corona del diente, lo que demuestra que no utilizaban la dentadura solo para masticar alimentos, sino que era una herramienta más, una especie de tercera mano. Las infecciones bucodentales en forma de abscesos les provocaban una pérdida prematura de las piezas dentales. Se ha detectado también un individuo al que le extrajeron el segundo molar superior izquierdo para intentar detener la infección que sufría.

La investigación ha desvelado también “la presencia de traumatismos asociados a episodios violentos que en algunos casos provocaron la muerte, mientras que otras lesiones muestras signos claros de una larga supervivencia”. De las personas estudiadas cinco recibieron disparos por puntas de flecha, dos de ellos en el cráneo –uno falleció al poco tiempo, mientras otro sobrevivió-, otros tres fueron atacados por la espalda con un objeto contundente, dos más fueron heridos en la cadera con un arma parecida a un hacha…

Cráneo de la anciana con perforaciones hallado en el dolmen de El Pendón. UNIVERSIDAD DE VALLADOLID

Pero entre todos los individuos analizados destaca el cráneo de una mujer anciana a la que no le quedaban dientes. “Tras su órbita izquierda documentamos un orificio que parece responder a una intervención. Un par de centímetros más arriba junto a la sutura esfenofrontal se observa un segundo intento, en este caso inconcluso”, explica Díaz Navarro.

Pero además presenta otros dos agujeros junto a los conductos auditivos probablemente provocados “por un colesteatoma bilateral, afección pseudotumoral que provoca la osteolisis de las paredes del oído y puede dar lugar a sordera, vértigos, abscesos cerebrales e incluso septicemia y parálisis en los casos más graves”. O no, a lo mejor el cirujano le perforó la zona de los oídos, y luego intentó hacer lo mismo en la parte posterior del cráneo. Lo logró una vez, pero no la segunda, la perforación terminó inconclusa y la anciana murió entre grandes dolores. ¿Quién era para recibir esa atención? El laboratorio dará pronto la respuesta, mientras los vecinos de Reinoso esperan qué descubren los científicos de un yacimiento del que se muestran tan orgullosos. Y lo muestran.


Fuentes: pacot.es | elpais.com | diariodeburgos.es | 29 de junio de 2020

El retraso de 20 años en la entrega de los hallazgos de Atapuerca hace dudar de su validez a dos investigadores

Excavaciones en el yacimiento de Atapuerca, en la provincia de Burgos. MEH

Dos destacados investigadores acusan en un trabajo científico a la Junta de Castilla y León de permitir, en contra de la legislación española y autonómica, que los restos arqueológicos encontrados en los Yacimientos de Atapuerca (Burgos) hayan tardado hasta 20 años en ser depositados en un museo para poder ser analizados y validados por otros científicos.

El último número del Boletín del Seminario de Arte y Arqueología de la Universidad de Valladolid publica un trabajo de los profesores Manuel Santonja Gómez (izquierda), investigador del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), y Alfredo Pérez-González (derecha), ex-director de dicho centro, en el que ofrecen otras versiones totalmente opuestas a las mantenidas hasta ahora por los equipos de los co-directores de esos yacimientos en relación con los hallazgos en Galería, y que recoge eldiariocyl.es. También en el mismo se alude a otros hallazgos de la Dolina TD6 y a la Sima de los Huesos.

Los yacimientos de la sierra de Atapuerca comenzaron a tener especial relevancia científica y social a partir del hallazgo de los restos de la Sima de los Huesos en 1992. Dos años después tenía lugar la localización de los huesos de una nueva especie, el Homo anteccesor, y la fama mundial para el lugar arqueológico burgalés.

La ciudad de Burgos acoge, a raíz del éxito de Atapuerca, el llamado Complejo de la Evolución Humana, que incluye el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana y el Museo de la Evolución Humana, inaugurado en 2010. Su creación fue la apuesta de Castilla y León por la investigación evolutiva tras la declaración en el año 2000 de los Yacimientos de la Sierra de Atapuerca como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Las excavaciones están amparadas bajo la Fundación Atapuerca, creada por iniciativa de los tres codirectores del proyecto: Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell. Tiene una sede en la localidad más próxima al yacimiento, Íbeas de Juarros, y de ella forman parte las principales instituciones y empresas de Burgos. La preside el empresario Antonio Miguel Méndez Pozo, condenado en los años 90 por el llamado 'caso de la construcción de Burgos', que supuso su paso por la cárcel.

Museo de la Evolución Humana, ubicado en Burgos JCYL/CONSEJERÍA DE CULTURA.

Años sin entregar hallazgos arqueológicos

El artículo titulado 'Sobre la definición en clave exclusivamente achelensedel yacimiento de Galería (Atapuerca, Burgos)' revisa las conclusiones de las campañas arqueológicas realizadas entre 1982 y 1996, concluyendo que no se confirma "la interpretación exclusivamente achelense de la industria de Galería y descartan la posibilidad de reconocer una secuencia evolutiva en el registro arqueológico allí recuperado".

La legislación actual señala que las competencias en Patrimonio (arqueología incluida) están transferidas a las autonomías, y son las que legislan sobre la materia. Hay una ley estatal (la Ley de Patrimonio Histórico de 1985) que sirve de marco de referencia, pero cada autonomía tiene su propia legislación, con matices diferentes, a veces importantes. La norma de 1985 dispone en su artículo 44 que los bienes arqueológicos aparecidos en excavaciones (y también hallazgos casuales y otros) son bienes de dominio público, lo que significa que nadie se puede apropiar de ellos.

La legislación de Castilla y León en vigor es fundamentalmente la Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León (12/2002) y el Reglamento para la Protección del Patrimonio Cultural de Castilla y León (Decreto 37/2007). En ella se señala en su apartado de patrimonio arqueológico (artículos 101 y siguientes) que es obligado "entregar al museo señalado en la resolución para su custodia los bienes muebles y restos separados de inmuebles que fueren descubiertos antes de que concluya el plazo de vigencia de la autorización en los términos del artículo siguiente. Este plazo podrá prorrogarse por un año, previa solicitud motivada al efecto".

Yacimiento de Cueva Fantasma. Imagen|Junta CyL.

El plazo de las autorizaciones de todas las excavaciones que concede Castilla y León concluye siempre –y así es también en el caso de Atapuerca– el 31 de diciembre del año que se concede. Luego, según este artículo, se les podría conceder a cada campaña una prórroga de un año más para entregar los materiales encontrados ese año. Aunque si se toma al pie de la letra el artículo no se admitirían prórrogas de más de un año, en la práctica se vienen concediendo –justificando que son necesarias para concluir el estudio de los materiales hallados– prórrogas por años sucesivos.

En el caso del Yacimiento de Atapuerca, el lugar donde hay que depositar todo el material arquelógico hallado es el Museo de Burgos, junto a un informe y la memoria de la excavación.
La memoria final de la excavación de Galería, de las campañas a las que se refiere el trabajo presentado por estos investigadores en el Boletín de la UVA (las de los años 1982-1995), se publicó por la Junta de Castilla y León en el año 1999, pero hasta 2017 no estuvieron los restos arqueológicos totalmente depositados en el Museo de Burgos (antes llevaron algunos, pero no se depositó todo hasta 2017). Esto supone un retraso de 18 años en la entrega de lo localizado, aunque se supone que la normativa no admite más prórrogas que otra al año de localización de los restos.

En Atapuerca se ha seguido casi siempre el siguiente itinerario: una vez encontrados restos arqueológicos viajan habitualmente a Tarragona; los de Sima de los Huesos a Madrid; y otros a diferentes lugares, a los centros de trabajo de los especialistas encargados de su estudio, y siempre fuera del control de la Junta de Castilla y León. Además, estos restos muy pocas veces han estado a disposición de la comunidad científica, y siguen así en buena medida, con lo cual dicen otros investigadores que los del Equipo de Atapuerca pueden lanzar las interpretaciones que quieran y nadie las puede contrastar al no tener acceso a los materiales.

Imagen del artículo 'Sobre la definición en clave exclusivamente achelense del yacimiento de Galería (Atapuerca, Burgos)'. A) Bifaz ovalar sobre nódulo de sílex, con fractura distal (sigla no publicada, GSU4). Pieza solo mencionada en Carbonell et alii, 1999: fig. 35b, interpretando erróneamente como lasca el soporte –BN2GC- y amplias zonas corticales como talladas (ver recuadro). B) Hendedor de tipo 0, sílex (G21-48, GSU11). Publicado como BN2GC en Carbonell et alii, 1999: fig. 29a, con interpretación errónea de las zonas corticales del anverso (ver recuadro). Esta pieza se define como cleaver en García Medrano et alii, 2015: fig. 9J, y en Ollé et alii, 2016: fig. 2D, con la misma ilustración fotográfica en ambos casos.BSAA arqueología, LXXXIV, 2018, pp. 5-5 3. E-ISSN: 2530-6367

Dudas en las conclusiones

Sobre el trabajo publicado por la Universidad de Valladolid, (la industria lítica de Galería de las campañas a las que ese artículo científico hace referencia) está en la actualidad depositado en el Cenieh, pero sin acceso abierto hasta que se comprueben los inventarios entregados, inventarios que, según dicen estos expertos investigadores, son deficientes.

En relación a Galería y ya en el apartado exclusivamente científico, señalan que la industria lítica allí encontrada no es exclusivamente 'Achelense' como se ha mantenido desde el principio. Estos investigadores, aceptando la datación de entre 200.000 y 360.000 años, concluyen que los pobladores no son grupos humanos homogéneos, existiendo una mezcla de entre los que llegaron de África, a través del estrecho de Gibraltar, y los individuos que ya habitaban ese lugar, encuadrados como cultura del Musteriense Antiguo. Es decir, se produjo una interrelación entre esas dos culturas del Paleolítico Antiguo (Achelense y Musteriense). El Paleolítico Antiguo incluye el Paleolítico Inferior y el Medio. Lo 'Achelense' corresponde al Inferior y lo Musteriense al Medio.

Por lo que se refiere a Trinchera Dolina (TD6), datada hace 900.000 años y donde se encontró al Homo antecessor, al que muy bien se podía haber llamado el 'Hombre de Burgos o de Atapuerca', dicen los investigadores que los dos metros de sedimentos de ese nivel no son concluyentes para afirmar que hubo una ocupación estable de la cueva, canibalismo entre sus habitantes incluido.
En la Sima de los Huesos, datados los hallazgos hace 430.000 años, con el bifaz Excalibur (derecha) como el más mediático de todos ellos, desmienten que fuera una ofrenda, un ritual al que ha apuntado el equipo de descubridores del mismo, puesto que esa pieza está alterada, rodada, lo que viene a significar que llegó a ese lugar de manera fortuita y que no se depositó intencionadamente por los posibles ocupantes de esa sima.

Además, y esto puede ser importante, al menos para lo que están significando las excavaciones, denuncian que hasta 20 años después de haberse encontrados los restos no se hayan podido estudiar, puesto que han permanecido fuera de los lugares donde debieran haberse depositado e inventariado hace muchos años, es decir, en el Museo de Burgos y en el CENIEH. Así, universidades de Tarragona, Zaragoza o Madrid son las primeras en recibir los hallazgos de cada campaña y más tarde, tras 20 años, regresan a donde tenían que haber estado mucho tiempo antes.

Incluso han afirmado que, cuando regresan muchas de esas piezas arqueológicas (así dicen respecto a los de Galería), la catalogación en ellas realizada no se ajusta a los estándares científicos al uso, lo que significa que cuando alguien quiere investigar se encuentran con el problema de que no dan ni descripciones ni referencias suficientes para localizar las piezas, y hay que revisar cajas completas para encontrar la pieza que quieres ver.

Los investigadores solicitan a la Junta de Castilla y León que aplique la legislación existente en materia arqueológica, puesto que las piezas encontradas salen de la Comunidad y regresan muchos años después, ajenas a cualquier control desde la Consejería de Cultura, y sobre todo sin acceso libre para los investigadores interesados. La Junta tiene competencias completas en materia de investigación, custodia y control del patrimonio arqueológico de Castilla y León.
Para Santonja y Pérez-González, "romper ese recorrido con plazos desproporcionados, como los que rodean toda la intervención desarrollada en Atapuerca desde hace 40 años, produce consecuencias muy adversas para la investigación ya que, como en este caso, puede retrasar décadas el debate científico".

La campaña de excavaciones de este año en la sierra burgalesa se verá afectada por la Covid-19, con menos días y menos excavadores. 50 personas participarán este año, frente a 250 de otras temporadas, entre los días 1 y 25 de julio, apenas 25 días frente a los 45 habituales.

Fuente: ileon.com| 28 de junio de 2020

La primera migración de humanos modernos a la zona de Levante, hace 200.000 años, aconteció en un entorno glacial

Exterior de la cueva de Misliya donde se descubrió una mandíbula parcial con dientes que data entre hace 200.000 y 175.000 años. Mina Weinstein-Evron, Universidad de Haifa.

Los diminutos fósiles de roedores encontrados en una cueva del Monte Carmelo en Israel podrían cambiar nuestra comprensión sobre la evolución humana, al indicar que los primeros humanos aventureros que emigraron de África a Israel hace 200.000 años lo hicieron durante la Edad del Hielo.

Según un nuevo estudio, publicado esta semana en el Journal of Human Evolution, el descubrimiento de fósiles de roedores que solo se adaptan a ambientes fríos, y que se encontraron en el mismo conjunto arqueológico que el primer registro conocido del Homo sapiens fuera de África, prueba que esos primeros humanos modernos llegaron durante la Edad del Hielo y fueron capaces de prosperar después de dejar la cuna de la humanidad a pesar de las drásticas temperaturas bajas.
Los autores del estudio señalan que el análisis contradice la teoría popular de que la Edad del Hielo retrasó la migración humana entre continentes. Sin embargo, este primer signo de adaptabilidad humana muestra las características que eventualmente llevarían a la dominación del mundo por parte de nuestra especie, afirman los científicos.

“La gente que evolucionó en África, en un ambiente completamente diferente, dio el paso -que no se ve en ninguna otra especie en la historia del mundo con capacidad para hacerlo- de salir de su cuna original hacia un ambiente muy diferente y fue capaz de sobrevivir”, afirmó el lunes el arqueólogo de la Autoridad de Antigüedades de Israel y de la Universidad de Haifa, Lior Weisbrod, co-autor del estudio, a Times of Israel. "Y eso es lo que, eventualmente, permitió a los humanos llegar a todos los rincones del planeta”.


El arqueólogo Lior Weisbrod mostrando pequeños restos fósiles de roedores hallados en la excavación de la cueva de Misliya. Yoli Schwartz, Autoridad de Antigüedades de Israel.

"El nuevo estudio traza la primera instancia de 'esa adaptabilidad única', la cual aparece en una fase mucho más temprana de la evolución humana de lo que los científicos habían pensado anteriormente", añade Weisbrod.

El artículo, “Early modern human dispersal into southwest Asia occurred in variable climates: a reply to Frumkin and Comay (2019)” (“La temprana dispersión de los humanos modernos en el suroeste de Asia ocurrió en climas variables: una respuesta a Frumkin y Comay (2019)”, fue publicado por Weisbrod y la profesora de la Universidad de Haifa, Mina Weinstein-Evron, el pasado 21 de junio.

El profesor Israel Hershkovitz, de la Universidad de Tel Aviv (izquierda), y la profesora Mina Weinstein-Evron, de la Universidad de Haifa.

El estudio se basa en un análisis detallado de los artefactos descubiertos en una excavación del 2002 realizada por Weinsten-Evron en la cueva prehistórica de Misliya, donde se descubrió una mandíbula parcial de entre 200.000 y 175.000 años de antigüedad que reajustó de modo radical el reloj de la migración humana cuando fue publicado en el 2018 por el profesor de la Universidad de Tel Aviv Israel Hershkowitz y la propia Weinstein-Evron.

En una entrevista con The Times of Israel en 2018, Weinstein-Evron recordó que cuando ella y Hershkovitz diseñaron por primera vez los planes antes de comenzar la excavación conjunta en el 2001, su objetivo declarado (modesto) era buscar los orígenes del Homo sapiens moderno. Las excavaciones dieron como resultado el descubrimiento parcial de una mandíbula, que ella apodó “Miss Lia”, en honor al nombre de la cueva situada en la región del Monte Carmelo.

Reconstrucción virtual de la mandíbula hallada en la cueva de Misliya (Israel). Gerhard Weber, University of Vienna.

Dicha región está llena de indicios de poblados paleolíticos, señaló, y durante diez años de excavaciones, junto con el hallazgo de la mandíbula, el equipo descubrió unas 60.000 herramientas de sílex que abarcan el desarrollo de la historia humana, desde las primitivas hachas de mano hasta el tallado de pedernales y proyectiles ligeros y tecnológicamente avanzados, así como finas cuchillas.
En el nuevo estudio, los investigadores amplían aún más el conocimiento común respecto a la migración del hombre y afirman que estos audaces humanos primitivos se encontraron con un clima desconocido cuando migraron desde el norte de África. La Edad del Hielo en Israel habría presentado una biosfera muy diferente en términos comparativos, señala Weisbrod, al implicar temperaturas mucho más bajas y una flora y una fauna muy diferentes a la del continente africano.

Las pruebas de un próspero asentamiento humano a largo plazo en la Cueva de Misliya demuestran que estos primeros migrantes de África superaron los obstáculos climáticos y se adaptaron con éxito a las nuevas condiciones.

Área excavada en la cueva de Misliya, donde se recuperaron pequeños restos fósiles de ratones de campo. Mina Weinstein-Evron, Universidad de Haifa.

Los investigadores basan su teoría en miles de fósiles de roedores -la mayoría de menos de un milímetro de tamaño- que fueron obtenidos en la misma capa del asentamiento humano en la cueva de Misliya en el Monte Carmelo. Weisbrod discernió que, de las 13 especies de roedores presentes, solo los ratones de campo (Ellobius lutescens) son capaces de vivir en condiciones climáticas frías.
El ratón de campo Ellobius lutescens vivió durante la Edad del Hielo, pero desapareció de la zona de Levante hace más de 150.000 años. Hoy en día, explica Weisbrod, todavía viven en las regiones más frías como las Montañas Zagros, al noroeste de Irán, y en las Montañas del Cáucaso.

"La Edad del Hielo en Israel, señaló Weinstein-Evron, podría ser mejor etiquetada como una 'Edad Glacial'”, señala Weinstein-Evron. En términos generales, ella estima que la temperatura habría sido de unos cinco grados centígrados, lo que habría permitido la cohabitación con otras especies de clima más cálido que fueron econtradas en la cueva junto con ratones de clima frío. Otros restos de animales hallados en la misma sfueron utilizados como alimento, entre ellos el uro -un bovino extinto- y restos de ciervos, liebres, huevos de avestruz y jabalíes.

Weisbrod afirmó que el ratón de campo habría tenido cierta plasticidad en su nicho climático en su migración hacia el sur, hacia el Levante, pero que, aparte de que las temperaturas bajaron unos cinco grados, la región en ese momento habría sido muy diferente de la tierra árida a la que hoy en día estamos acostumbrados.


“Si fuéramos transportados hacia atrás en el tiempo, no la reconoceríamos”, dice Weisbrod, recordando la existencia de lagos gigantescos que se extendían desde el Mar de Galilea hasta el Mar Muerto. "La Edad del Hielo en el Levante hizo que la región fuera muy diferente y desafiante para los primeros migrantes que salieron de África", subraya.

“Con la ayuda de estos fósiles se puede determinar las condiciones bajo las cuales los antiguos humanos pudieron haber sobrevivido en diferentes épocas prehistóricas, y a qué ritmo evolucionó su adaptabilidad para ajustarse a las diversas condiciones climáticas”, indica Weisbrod en un comunicado de prensa de la IAA.

La pregunta que ahora se plantea es la siguiente: si el hombre primitivo fue capaz de adaptarse a un nuevo entorno climático, ¿qué fue lo que lo mantuvo en África tanto tiempo?
“Si el clima no fue el factor que inicialmente retrasó en su migración a nuestros antiguos antepasados, los investigadores tendrán que examinar entonces otras explicaciones, incluyendo las relacionadas con la demografía de las poblaciones, las interacciones con otras especies humanas o la aparición tardía de las innovaciones tecnológicas”, sostiene Weinstein-Evron en el comunicado de prensa de la IAA.

Fuente: timesofisrael.com | 22 de junio de 2020

Hallan en el yacimiento de la Edad del Bronce de Köhne Shahar (Irán) una producción artesanal y comercial sofisticada

Tipo de herramientas de huesos y astas de animales encontradas en el yacimiento de Köhne Shahar. a) una posible lanzadera de telar hecha de asta, b) un posible huso hecho de asta, c) una espiral hecha de hueso, d - g) punzones y perforadores de hueso, i) un peine de corte pequeño (roto) hecho de asta. Crédito: Karim Alizadeh

La zona de Oriente Medio, donde fluyen los ríos Tigris y Éufrates, conocida en la antigüedad como Mesopotamia, a menudo se la llama 'cuna de la civilización'. Hoy la región corresponde a lo que en la actualidad es Kuwait, la parte oriental de Siria, el sureste de Turquía y las regiones a lo largo de las fronteras turco-siria e Irán-Irak.

Ubicación de Köhne Shahar (marcado con una estrella) y otros sitios principales de Kura-Araxes en el sur del Cáucaso y Anatolia incluidos en el estudio.

Mientras completaba su trabajo postdoctoral en zoo-arqueología, como miembro del Instituto de Humanidades de la Univeridad de Connecticut, Siavash Samei (izquierda), ha llevado a cabo el estudio de restos de animales en un yacimiento arqueológico cerca de la frontera noroeste de Irán conocido como Köhne Shahar, el cual forma parte del histórico asentamiento cultural Kura-Araxes, donde se usaron huesos de animales y astas de los mismos para hacer herramientas.

Al realizar la investigación con su colega Karim Alizadeh (derecha), arqueólogo y antropólogo de la Universidad Grand Valley Estate, en Michigan, Samei dice que descubrieron un nivel de fabricación de herramientas más sofisticado -que el previamente conocido- correspondiente a la Edad del Bronce Temprana, comprendida entre el 3.500 a. C. al 2200 a. C. Los hallazgos fueron publicados recientemente en la revista PLOS One.

"Una de las cosas más fascinantes que encontramos fue la amplia gama de objetos y herramientas de huesos y de astas que los lugareños habían estado elaborando y empleando", dice Samei. "Estas gentes fabricaban cuentas, se dedicaban a la metalurgia y realizaban cerámicas, y el tipo de datos que recuperamos sugieren que en su mayoría elaboraban objetos pequeños, probablemente ornamentales, y luego, muy posible, los exportaban a otros lugares alrededor de la región".

La investigación se centró en Köhne Shahar, uno de los sitios arqueológicos más grandes de la Edad del Bronce Temprana en la zona, una época en que las ciudades y los estados estaban surgiendo y creciendo, los órdenes sociales cambiaban y comenzaba la fabricación de bienes junto con el comercio económico regional, incluidos los textiles y objetos hechos de cuernos de animales.

Foto: distribución del yacimiento de Köhne Shahar, al oeste de Azerbaiyán iraní.

Köhne Shahar cubre un área de 15 hectáreas, con tres partes diferenciadas: una ciudadela fortificada y densamente ocupado, un pueblo exterior más pequeño y un cementerio. La investigación in situ se realizó bajo la supervisión de Natalie Munro (izquierda), profesora de antropología y directora interina del Departamento de Antropología de la Univerisdad de Connectict, quien también se desempeñó como asesora doctoral de Samei.

Samei dice que este yacimiento arqueológico contiene evidencias de un sistema económico que es una demostración temprana de lo que hoy es una cadena de fabricación de suministros. También hay evidencias de división del trabajo, es decir, ciertas personas eran especialistas en ciertas tareas.

"Algunos eran productores de artesanías y otros eran agricultores, pastores o trabajadores de la administración", dice Samei. "Al mismo tiempo, hemos obtenido las primeras evidencias de redes de intercambio a larga distancia muy bien organizadas y administradas. Estas redes de intercambio y comercio, muy elaboradas durante la Edad del Bronce, son, de alguna manera, las precursoras de la era de la globalización del mundo moderno de hoy en día, donde todo afecta y está conectado con todo".
Foto: pequeñas cuentas y abalorios de esteatita.

La presencia de huesos de animales sugiere que la sociedad no era simple, y que las personas estaban especializaban en tareas muy específicas. El asentamiento se distribuía por barrios, y en uno de los mismos, donde se fabricaban textiles se observó el uso de herramientas de asta. Había también piezas de esteatita trabajadas y no trabajadas para crear pequeñas cuentas. Al mismo tiempo, existían grandes depósitos de cuernos de bovinos, ciervos y cabras para elaborar objetos y herramientas, evidenciado por marcas de corte alrededor de la base de las cornamentas.


Foto: muestras de cuernos de ganado bovino y cabras salvajes recuperadas en el trabajo arqueológico.

"No hay pruebas de la existencia de una estratificación social o de clases socioeconómicas como vemos en otras ciudades, pero ello no significa que Köhne Shahar fuera una sociedad indiferenciada y neolítica", dice Samei. "La complejidad social también se puede definir en términos de heterogeneidad, modos laterales de organización y heterarquía". Y añade: "La heterarquía se define como la relación de elementos entre sí cuando no están clasificados, o cuando poseen el potencial para ser clasificados de varias maneras diferentes. La heterarquía no se refiere a un tipo específico de estructura social, y esta indeterminación es su fuerza, dado que permite que la heterarquía se use como un descriptor abstracto de una amplia gama de relaciones sociales sin adherirse a concepciones reduccionistas o etiquetas dicotómicas como sociedades igualitarias o jerárquicas. Las heterarquías tienen dos características clave: primero, organización horizontal y diferenciación, y segundo, jerarquías flexibles".
Foto: a - b) objetos de arcilla, posiblemente fichas administrativas o pesas de telar.

"Por otra parte, sí se observa un sistema de especialización muy elaborado, muy sofisticado y complejo, en la producción de ciertos objetos, que posteriormente comerciaban e intercambiaban. Este tipo de organización del trabajo y el comercio requería de una administración cuidadosa. Creemos que las gentes de Köne Shahar estaban, de hecho, produciendo y comercializándo sus productos con otras personas y otros asentamientos de Oriente Medio, lo que exigía una organización y una administración diligente".

Samei dice que hay mucho más que aprender sobre las poblaciones subrepresentadas al estudiar las civilizaciones tempranas, y agrega que este tipo de estudio es parte de un nuevo planteamiento más amplio en arqueología.

"La historia que escribimos sobre nuestro pasado no se define sólo por el surgimiento de ciudades, estados o civilizaciones. Hay gentes que están subrepresentadas o ignoradas por completo", argumenta Samei. "Lo que ellas hicieron fue parte de la historia. Las artesanías confeccionadas y comercializadas por estas personas hicieron posible el desarrollo cultural en otras regiones y períodos de tiempo. Su aportación es muy importante para la historia de la humanidad, una contribución de las primeras ciudades y estados", concluye.

Fuente:Universidad de Connecticut | 24 de junio de 2020

Reconstruyen el cráneo de un hombre escandinavo que vivió hace 8.000 años

Es físicamente imponente, ronda los cincuenta y tantos y tiene una barba gris despeinada que desaparece en su capa de piel de jabalí. Su pecho está cubierto de tiza y entrecierra los ojos azules, como si avistara algo en la distancia. Lo han apodado «Ludvig» y vivió en el norte de Europa hace unos 8.000 años.

Es una pena que Ludvig no pueda hablar, porque los investigadores tienen muchas preguntas que hacerle. Se trata de la primera reconstrucción facial a partir de restos humanos excavados hace casi una década en Kanaljorden, un curioso yacimiento arqueológico en la región centro-meridional de Suecia, donde en torno al año 6.000 a.C., alguien dispuso huesos humanos y animales deliberadamente sobre una plataforma de piedra sumergida en el centro de un pequeño lago. Kanaljorden se hizo famoso en 2018 con la publicación de un informe sobre la excavación que señalaba que la madera preservada dentro de dos de los cráneos indicaba que al menos algunos de ellos habían estado montados sobre estacas. Los expertos nunca habían visto nada igual.

Trabajos de excavación sobre el túmulo de piedras de Kanaljorden / Fredrik Hallgren


«Es un yacimiento muy fascinante y bastante complejo en el que trabajar», afirma Fredrik Hallgren (izquierda), director del proyecto de Kanaljorden para la Fundación del Patrimonio Cultural de Suecia.
La reconstrucción facial fue encargada por el Charlottenborgs slott, un museo en la localidad cercana de Motala, donde se exhibirá a partir de hoy. El museo se encuentra en una mansión del siglo XVII construida por el conde Ludvig Wierich Lewenhaup (de ahí el nombre de Ludvig).
Hannah Graffman, directora de ocio y cultura de Motala, contó que la reconstrucción ofrecería a los vecinos la oportunidad de ver el aspecto de uno de sus primeros residentes. Reconoce que su apodo «no es un nombre de la Edad de Piedra».

Kanaljorden, que se excavó entre 2009 y 2014, es un yacimiento fascinante para los arqueólogos que estudian el Mesolítico escandinavo, un periodo posterior al retroceso de los últimos glaciares de la región y durante el que empezaron a desplazarse los grupos de cazadores-recolectores de Europa continental occidental y Europa nororiental hace unos 11.000 años.

Una arqueóloga sujeta uno de los cráneos hallados en el yacimiento de Kanaljorden / Fredrik Hallgren

Los restos de Kanaljorden no se parecen a otras tumbas del Mesolítico escandinavo, que tienden a estar en tierra. En torno al 6.000 a.C., los cráneos de nueve hombres y mujeres fueron colocados deliberadamente en el lago —quizá montados en estacas— y se mezclaron con las mandíbulas (pero no cráneos) de varias especies de animales locales, entre ellas jabalíes, osos, ciervos y tejones.
«Es casi como si los humanos y los animales se complementaran de forma simbólica», explica Hallgren.

Oscar Nilsson es uno de los mejores expertos históricos en reconstrucción facial del mundo.

La naturaleza insólita de Kanaljorden llamó la atención del arqueólogo y escultor Oscar Nilsson, que estudió fotografías del yacimiento para tratar de entender qué podría haber motivado a las personas de aquella época a disponer y sumergir los huesos de forma tan minuciosa.

«Cuando observas los cráneos, la forma en que los colocaron, vemos el mundo de su imaginación, su religión», afirma.


Los investigadores consiguieron obtener datos del ADN de seis de los nueve cráneos, lo que les permitió determinar el color de los ojos, la piel y el pelo de los individuos. Es probable que algunos europeos mesolíticos tuvieran un tono de piel más oscuro que los habitantes modernos, un hecho reflejado en recreaciones recientes de dos mujeres que vivieron en Escandinavia en torno a la época de Ludvig o más adelante. Aunque Ludvig tiene piel y ojos claros, el ADN del cráneo de una mujer que se reconstruirá el año que viene indica que era rubia, pero que tenía un tono de piel más oscuro, lo que atestigua la complejidad genética de Escandinavia en aquella época.

Graffman está ansioso por ver cómo reciben a Ludvig los residentes actuales de Motala y considera la reconstrucción una forma de tender puentes entre las personas a través del espacio y el tiempo.

Cráneo en el cual se basó la reconstrucción de Ludvig. Imagen: Oscar Nilsson / S. Gummesson et al., 2018

«Eso es lo que intentamos hacer en todo tipo de áreas diferentes, ya sea como con esta reconstrucción o cuando leemos libros sobre otras personas o vemos un arte que nos conecta», afirma. «Creo que es importante hallar vínculos entre las personas».

Fuentes: nationalgeographic.es | livescience.com | 23 de junio de 2020

Resuelto el misterio de Tikal: por qué los mayas se fueron de la ciudad

Templo del Gran Jaguar en Tikal

Si Tikal es hoy Patrimonio de la Humanidad mucha (o toda) culpa de ello la tiene que en el pasado fuera uno de los mayores centros urbanos de la civilización maya. En la actual Guatemala, la ciudad fue creciendo desde el siglo III a. C. hasta el siglo IX d. C., que llegó a su cumbre. Pero qué pasó para que en apenas cien años se extinguiera su población, que o falleció o se marchó despavorida del lugar.

Ahora la Universidad de Cincinnati (UC) se ha propuesto resolver el enigma con un equipo formado por arqueólogos, geógrafos, botánicos, biólogos, químicos y antropólogos y parece que ya tienen los primeros resultados: los embalses en el corazón de una antigua ciudad maya estaban tan contaminados con mercurio y algas que el agua que allí se almacenaba no se podía beber: “Los arqueólogos y antropólogos han estado tratando de averiguar qué le sucedió a los mayas durante 100 años”, explicó David Lentz, profesor de Ciencias Biológicas y principal autor del estudio.

El biólogo de la UC David Lentz explicando el alcance de las investigaciones llevadas a cabo en Tikal.

Aun así, los hallazgos no descartan que, como se ha venido teorizando desde hace años para explicar la desaparición de la civilización, fueran las sequías del siglo IX las que contribuyeran a la despoblación total, además de que “la conversión de los reservorios centrales de Tikal de lugares que sostienen la vida a lugares que inducen enfermedades habría ayudado práctica y simbólicamente a provocar el abandono de esta ciudad”, explica el estudio publicado en “Nature Scientific Reports”.

Dentro del proyecto, un análisis geoquímico ha dado con que los dos depósitos más cercanos al palacio y al templo de la ciudad contenían niveles tóxicos de mercurio. Sustancia que los investigadores siguieron hasta un pigmento que los mayas usaron para adornar edificios, objetos de barro y otros bienes. Parece que, durante las tormentas, el mercurio (85%) y el azufre (15%) en el pigmento se filtró en los depósitos donde se depositó en capas de sedimento a lo largo de los años. Sin embargo, también ha confirmado el estudio que las reservas de agua potable sin contaminar eran abundantes.

“Encontramos dos tipos de algas verdeazuladas que producen químicos tóxicos. Lo malo de esto es que son resistentes a la ebullición. Hizo que el agua en estos depósitos sea tóxica para beber”, reconocen los investigadores de las dos cianobacterias “culpables”: Planktothrix y Microcystis. Un descubrimiento que hace "improbable que los habitantes de Tikal bebieran esa agua porque habría tenido un aspecto y un sabor desagradable”, dijo Kenneth Tankersley (izquierda), profesor asociado de antropología en la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Cincinnati. “Habría habido estas grandes floraciones de algas, y nadie querría beber esa agua”.

Recursos preciosos

Los investigadores encontraron niveles más bajos pero aún tóxicos de mercurio en los sedimentos de depósitos más distantes llamados Perdido y Corriental, que también habrían proporcionado agua potable para los residentes de la ciudad durante el siglo IX d. C.


El estudiante graduado de UC Brian Lane sale del embalse de Perdido. Foto / Nicholas Dunning

Hoy, Tikal es un parque nacional y un sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Los investigadores creen que una combinación de factores económicos, políticos y sociales llevó a las personas a abandonar la ciudad y sus granjas adyacentes. Pero el clima, sin duda, también jugó un papel, dijo Lentz. “Tienen una estación seca prolongada. Durante parte del año, llueve y moja. El resto del año, es muy seco y casi no llueve. Entonces tuvieron problemas para encontrar agua”, añade.

La coautora Trinity Hamilton (derecha), profesora asistente de biología en la Universidad de Minnesota, trabajó en el análisis del ADN antiguo de las cianobacterias que se hundieron hasta el fondo del depósito y fueron enterradas por siglos de sedimento acumulado.
"Por lo general, cuando vemos muchas cianobacterias en el agua dulce, pensamos en floraciones de algas nocivas que afectan la calidad del agua", dijo Hamilton.

Los reservorios cerca del templo y el palacio probablemente habrían sido hitos impresionantes, al igual que la piscina reflectante en el National Mall de Washington D.C.

"Habría sido una vista magnífica ver estos edificios pintados de vivos colores reflejados en la superficie de estos depósitos", dijo el coautor Nicholas Dunning, jefe de geografía de la Facultad de Artes y Ciencias de la UC.


El profesor de geografía de la UC, Nicholas Dunning, ha llevado a cabo varios proyectos de investigación sobre los antiguos mayas en lugares como Tikal. Foto / Joseph Fuqua / UC Creative + Brand

“Los gobernantes mayas se atribuyeron, entre otras cosas, el atributo de poder controlar el agua. Tenían una relación especial con los dioses de la lluvia”, dice Dunning. "Entonces el depósito habría sido un símbolo bastante potente".

Tankersley dijo que un pigmento popular usado en paredes de yeso y en entierros ceremoniales se derivaba del cinabrio, un mineral de color rojo compuesto de sulfuro de mercurio que los mayas extraían de una zona volcánica cercana conocida como la Formación Todos Santos.

Un examen minucioso del sedimento del reservorio utilizando una técnica llamada espectrometría de fluorescencia de rayos X con dispersión de energía descubrió que el mercurio no se filtraba al agua desde el lecho de roca subyacente. Del mismo modo, dijo Tankersley, se descartó otra fuente potencial de mercurio: la ceniza volcánica que cayó en América Central durante las frecuentes erupciones habidas. La ausencia de mercurio en otros depósitos cercanos donde las cenizas habrían caído descartó a los volcanes como los culpables.

En cambio, dijo Tankersley, la culpa era de la gente. "Eso significa que el mercurio tiene que ser de origen antropogénico".


Un modelo de Tikal en el Museo Nacional de Arqueología y Etnografía en la Ciudad de Guatemala muestra los impresionantes depósitos de agua de los palacios y templos de la ciudad. Los investigadores de la UC encontraron niveles tóxicos de mercurio y cianobacterias en dos de los depósitos centrales de Tikal. Foto / Nicholas Dunning / UC

Con su color rojo brillante, el cinabrio se usaba comúnmente como pintura o pigmento en toda América Central en ese momento. “El color era importante en el antiguo mundo maya. Lo usaron en sus murales para pintar el yeso de rojo y lo emplearon en los entierros. Lo combinaban con óxido de hierro para obtener diferentes tonos”, dijo Tankersley. "Pudimos encontrar una huella mineral que mostraba más allá de toda duda razonable que el mercurio en el agua se originó a partir del cinabrio", agrega.

Tankersley dijo que las antiguas ciudades mayas como Tikal continúan cautivando a los investigadores debido al ingenio, la cooperación y la sofisticación necesarias para prosperar en esta tierra tropical extrema. "Cuando miro a los antiguos mayas, veo gente muy sofisticada con una cultura muy rica", concluye Tankersley.

El equipo de la UC está planeando regresar a la península de Yucatán para buscar más respuestas sobre este notable período de la civilización humana.

Fuentes: Universidad de Cincinatti | larazon.es| 26 de junio de 2020