Los vikingos no eran ni tan rubios ni escandinavos: el ADN desvela su origen

Altos, rubios, fornidos y guerreros implacables de Escandinavia… gracias a algunas sagas y leyendas -y al cine y Netflix- la imaginación popular ha visto así a los vikingos.

Pero ahora, un nuevo estudio, el mayor análisis genético sobre esta cultura hasta la fecha, tira por el suelo mucho de los preconceptos que teníamos de este poderoso grupo de navegantes que conquistó partes de Asia, Groenlandia y Europa alrededor del primer milenio después de Cristo.

"Los resultados cambian la percepción de quiénes eran realmente los vikingos. Los libros de historia tendrán que actualizarse", indicó en un comunicado de la Universidad de Cambridge el genetista evolutivo Eske Willerslev (izquierda), al frente del estudio.

La pesquisa conllevó el análisis genético de más de 400 esqueletos vikingos en diferentes locaciones de Irlanda, Islandia, Groenlandia, Polonia, Ucrania, Reino Unido y Rusia.

"El estudio tomó más de seis años desde su concepción e involucró la recolección de muestras de huesos de sitios y museos de toda Europa en colaboración con un gran equipo de arqueólogos", explica a BBC Mundo Fernando Racimo (derecha),uno de los autores y experto del Centro de Geogenética de la Universidad de Copenhague.

De acuerdo con Racimo, los científicos extrajeron y secuenciaron material de ADN de las muestras, luego lo analizaron computacionalmente, los compararon con otros genomas antiguos y actuales e interpretaron los resultados "en su contexto cultural e histórico".

"Todo el esfuerzo involucró a un gran equipo de genetistas, estadísticos, arqueólogos, lingüistas e historiadores", señala.

Fue realizado por científicos de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y de Cambridge (Reino Unido), y los resultados fueron publicados en la revista Nature.

Los investigadores analizaron el ADN de algunos restos encontrados en una fosa común de 50 vikingos sin cabeza en Dorset, Reino Unido. Crédito de la imagen: Consejo del Condado de Dorset / Arqueología de Oxford

¿Qué dice el estudio?

De acuerdo con la reseña publicada en Nature, los investigadores partieron por el supuesto de que la expansión marítima de las poblaciones escandinavas durante la era vikinga (alrededor de 750-1050 d. C.) fue una transformación profunda en la historia mundial.

De ahí que el equipo secuenció los genomas de 442 humanos (incluidos hombres, mujeres, niños) de sitios arqueológicos en Europa y Groenlandia para comprender la influencia global de esta expansión.

"El mayor logro de la investigación es que ahora tenemos una imagen muy detallada de la estructura genómica dentro y fuera de Escandinavia durante la era vikinga y del impacto genético de las expediciones vikingas por todo el continente", considera Racimo.

Para sorpresa de muchos y, contrario a la frecuente teoría de la "pureza racial" del grupo, descubrieron que los vikingos, genéticamente, no solo procedían de Escandinavia, sino que también tenían ADN de Asia, del sur de Europa y las Islas Británicas.

"Concluimos que la diáspora vikinga se caracterizó por un compromiso transregional sustancial: distintas poblaciones influyeron en la composición genómica de diferentes regiones de Europa y Escandinavia experimentó un mayor contacto con el resto del continente", indica el estudio.

Una reconstrucción artística de los vikingos del "sur de Europa" que enfatiza el flujo de genes extraños hacia la época vikinga de Escandinavia. Crédito: Jim Lyngvild

De acuerdo con Racimo el estudio también mostró cómo las rutas vikingas llevaron a que la genética del grupo también se diversificara.

"También vimos que la ascendencia del sur de Europa aumentó en el sur de Escandinavia durante la era vikinga, probablemente debido al aumento de las rutas comerciales y la frecuencia de las expediciones al sur del continente y viceversa", señala Racimo.

Como consecuencia de esto, los científicos hallaron que no todos los vikingos eran rubios o tenían la piel clara y los ojos azules.

"Nuestra investigación desacredita la imagen moderna de los vikingos con cabello rubio, ya que muchos tenían cabello castaño y estaban influidos por la genética del exterior de Escandinavia", indicó Willerslev en el comunicado de Cambridge.

Los investigadores secuenciaron el ADN de más de 400 restos vikingos, incluido este esqueleto femenino llamado Kata descubierto en un cementerio vikingo en Varnhem, Suecia. © Museo Västergötlands

¿Qué otros hallazgos sugiere el estudio?

La investigación sugiere que ser vikingo era más un concepto y una cultura que una cuestión de herencia genética, como se creía hasta ahora. De hecho, el equipo descubrió que dos esqueletos vikingos enterrados en las islas del norte de Escocia tenían herencia escocesa e irlandesa, pero ninguna escandinava, al menos genéticamente.

"Me sorprendió particularmente la cantidad de mezcla que se produjo entre los vikingos y la gente local dentro de cada una de las regiones que estudiamos. A menudo encontramos que varios individuos que eran 'culturalmente' vikingos o enterrados a la manera vikinga también tenían afinidades de ascendencia con los pueblos locales, por ejemplo, personas de tipo celta en el oeste y las islas del Atlántico norte", dice Racimo a BBC Mundo.

El estudio también sugiere que los barcos vikingos en sus expediciones estaban formados en ocasiones por miembros de una misma familia o que se asociaban en sus viajes por las poblaciones o regiones que habitaban.

La gran mayoría de los vikingos que salía a saquear eran hombres jóvenes.

¿Quiénes eran los vikingos?

Tradicionalmente, se consideraba vikingos a la cultura de guerreros y navegantes del norte de Europa que conquistó partes de ese continente, Asia y llegó a América alrededor del año 1.000.

"Las diásporas escandinavas establecieron el comercio y los asentamientos que se extendían desde el continente americano hasta la estepa asiática. Exportaron ideas, tecnologías, lenguaje, creencias y prácticas y desarrollaron nuevas estructuras sociopolíticas", indicó Søren Sindbæk (izquierda), arqueólogo del Museo Moesgaard, en Dinamarca, que colaboró en el estudio.

Los vikingos cambiaron el curso político y genético de Europa y más allá. Muchas expediciones implicaron asaltos a monasterios y ciudades a lo largo de los asentamientos costeros de Europa, pero según los historiadores, el objetivo de comerciar con productos como pieles, colmillos y grasa de foca era a menudo el objetivo fundamental.

Las sagas nórdicas, la antigua colección escandinava de mitos y leyendas, relata el apogeo de la conquista y exploración vikinga hace un milenio. De acuerdo con sus relatos, Canuto el Grande se convirtió en el rey de Inglaterra, Olaf Tryggvason llevó el cristianismo a Noruega y un vikingo llamado Leif Ericson habría sido el primer europeo en llegar al continente americano antes que la expedición de Cristóbal Colón.

Ericson, según la leyenda, lideró una expedición desde el nuevo asentamiento nórdico en Groenlandia hacia al oeste, navegando hacia lo desconocido, en busca de tierras y recursos para suplir las carencias de la colonia de Groenlandia.

Fuentes: bbc.com | 18 de septiembre de 2020

Un estudio de la Universidad de Granada determina que las huellas dactilares aportan pistas sobre los autores de las pinturas rupestres

Una de las huellas prehistóricas o paleodermatoglifos hallada en el abrigo de Los Machos - Francisco Martínez-Sevilla

¿Hay algún modo de saber quién pintaba en las cavernas y abrigos prehistóricos escenas de caza y símbolos cuyo significado ya no recordamos? ¿Quién invocaba a los animales o los espíritus mediante representaciones? ¿Quién pudo narrar mitologías o escenas vividas en abrigos, refugios y cuevas, en tiempos de bonanza o de incertidumbre? El arte rupestre es, por fuerza anónimo, pero hay algo en esas figuras tan depuradas de esta primera manifestación artísitica de la activdad humana que lo convierte en uno de los vestigios primitivos que más curiosidad despierta y más difusión ha logrado hasta hoy.

Científicos de varias universidades han planteado un cambio fundamental en el estudio de las pinturas parietales primitivas. Hasta ahora, las investigaciones de los paleontólogos han tendido a centrarse más en el arte que en los artistas. En un nuevo proyecto científico se han dado los pasos que la tecnología pone a nuestra disposición para comprender qué miembros de la sociedad primitiva participaron en la creación de dicho arte. El dato es crucial para interpretar sus implicaciones sociales, incluso espirituales, y las de los lugares recónditos en los que frecuentemente se encuentra.

Los Machos, en la vertiente este del Cerro de Jabalcón - UGR - Archivo.

Podría valer para todo el mundo

El equipo científico liderado por el profesor Francisco Martínez-Sevilla y en el que participan Meritxell Arqués, Xavier Jordana, Assumpció Malgosa, José Antonio Lozano Rodríguez, Margarita Sánchez Romero, Kate Sharpe y Javier Carrasco Rus ha publicado un artículo en la revista Antiquity, en el que analizan 32 motivos pintados en el panel de pinturas del abrigo de Los Machos (en la vertiente este del Cerro de Jabalcón en Zújar, Granada).

En su artículo de investigación presentan la primera aplicación de un método para la estimación del sexo y la edad de dos individuos prehistóricos que dejaron sus huellas dactilares —paleodermatoglifos—. «El método tiene el potencial de iluminar las complejas dimensiones socioculturales de los sitios de arte rupestre en todo el mundo», según el primer resumen facilitado por los científicos.

Fotografía del panel de arte esquemático de Los Machos y B) Fotografía con procesamiento mediante el software ImageJ®. / R. G.

Un hombre y una mujer

Todo empezó con el análisis de dos huellas dactilares descubiertas entre el arte rupestre pintado en el citado refugio rocoso Los Machos . Al observar las crestas de esas huellas, que pueden reflejar el sexo y la edad de una persona, identificaron a dos artistas prehistóricos: un hombre que tenía al menos 36 años y una mujer joven o menor de entre 10 y 16 años, o, más probablemente, un individuo juvenil, que podría ser femenino o masculino.

Como explica Francisco Martínez Sevilla (izquierda), investigador de la UGR y la Universidad de Alcalá de Henares, “esta identificación de dos individuos de diferente edad o sexo abre nuevas perspectivas en la interpretación del arte rupestre y nos habla del contexto social en el que se produjo, donde destaca la participación de diferentes miembros de la comunidad. Este trabajo demuestra que la representación en estas pinturas rupestres no estaba limitada a un conjunto concreto de edad o sexo”.

El tipo de arte analizado es el conocido como «esquemático», propio de la cuenca mediterránea y diferente del practicado en la cornisa Cantábrica o las cuevas de la actual Francia. También es posterior, entre el 4500 y el 2000 a. C.

“En este trabajo hemos realizado un estudio interdisciplinar del panel de 'arte esquemático' del abrigo de Los Machos. El 'arte esquemático' es uno de los tres estilos definidos para la península ibérica, junto al'arte levantino' y el 'arte macroesquemático', para la Prehistoria reciente. El esquematismo es un estilo pictórico que aparece en la toda la Península y que se data desde el Neolítico Antiguo a la Edad del Cobre (mediados del VI al III a.C.)”, indica el investigador.

Se pintaba con los dedos para conseguir los trazos que resumen figuras humanas y los círculos y motivos geométricos «probablemente relacionados con la vida cotidiana, y son la materialización de elementos simbólicos entendidos por las comunidades que habitaron el área alrededor de Los Machos», según publican en Antiquity. «El verdadero valor del arte rupestre radica en cómo representa una expresión directa de los procesos de pensamiento de las personas que lo crearon. Estas personas a menudo no aparecen en las discusiones sobre sitios de arte rupestre», añade.

Calco del panel de arte rupestre de Los Machos y detalle de las huellas dactilares identificadas. / R. G.

Los resultados de este trabajo arrojan una primera conclusión. Si se pudieran recoger muestras de huellas digitales prehistóricas en diferentes yacimientos rupestres se podría hacer, para empezar, un estudio del género y la edad de los pintores. Si eran los de más edad, si participaban los menores, si había cierta paridad entre pintores y pintoras...? Hasta ahora, este aspecto no ha centrado la atención de los expertos, he ahí lo novedoso de este estudio.

Las características de las huellas difieren. Los hombres tienden a tener las crestas de sus huellas dactilares más amplias que las mujeres, por ejemplo, mientras que la distancia entre las crestas aumenta desde la niñez hasta la edad adulta, lo que ayuda a deducir la edad. Basado en estas evidencias científicas, el equipo ha aplicado por primera vez ese conocimiento a los paleodermatoglifos.

¿Por qué se pensó entonces que los artistas debían ser exclusivamente hombres? Para empezar por la presencia de escenas de caza. Pero hay otro tipo de pinturas que rodean los cuerpos de los animales. Hasta hace poco no se había empezado a romper esa suposición ampliando la mirada sobre el objeto de estudio. Ahora ya se ha estudiado, por ejemplo, la morfología de las manos cuya impronta dejaron sobre los muros de las cuevas los pintores de Francia y el Cantábrico. El resultado de dicho estudio arrojó la conclusión de que el arte rupestre en varias cuevas francesas y españolas tiene un 75% de siluetas de manos femeninas.

Improntas de manos en la cueva del Castillo - ABC

Y de las manos a los dedos. El análisis de huellas dactilares que se introduce aquí como novedad puede ayudar a los investigadores a desafiar otras suposiciones sobre los artistas prehistóricos. «La investigación sobre la autoría, utilizando la metodología aplicada aquí, podría revelar más complejas dimensiones sociales en otros sitios de arte rupestre en todo el mundo», escribe el equipo en Antiquity.

En conclusión, las huellas dactilares que desde hace más de un siglo se utilizan para atrapar delincuentes o espías y que últimamente hemos convertido en la llave del ordenador o el modo de desbloquear el smartphone, pueden ayudarnos ahora a viajar al pasado remoto para descubrir quiénes fueron los artistas rupestres prehistóricos.

Fuentes: abc.es | granadahoy.com | 14 de septiembre de 2020

La pintura de Cástulo (Jaén), reconocida como exponente del Alto Imperio Romano

Fragmentos analizados de pintura mural romana de la sala 6.

Un equipo multidisciplinar de la Universidad de Jaén ha realizado un estudio de las pinturas y pigmentos utilizados en el conjunto arqueológico de Cástulo (Linares, Jaén), en el que concluyen, entre otros aspectos, que la riqueza y variedad de la paleta cromática empleada convierte a las paredes decoradas de este yacimiento en un ejemplo paradigmático de la pintura mural romana en la época alto-imperial en toda la cuenca mediterránea.

El estudio, realizado por investigadores del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica y el Departamento de Química Física y Analítica de la UJA, y que ha sido publicado en la revista Scientific Reports del grupo Nature, propone un enfoque multidisciplinar combinando mapas de composición elemental elaborados mediante fluorescencia de rayos X de energías dispersivas y análisis puntuales realizados con Microscopía Raman. En este sentido, los investigadores resaltan que se necesitan métodos no invasivos, precisos y multidisciplinares para abordar con éxito el estudio de este tipo de materiales de elevado valor patrimonial. “En concreto, el método analítico implementado para el estudio de este tipo de muestras debe permitir una separación precisa de la información química de los fondos y escenas, permitiendo la identificación de los componentes del pigmento en capas superpuestas, la detección de componentes minoritarios y el esclarecimiento de mezclas de pigmentos”, apuntan.

a) Reconstrucción virtual de la ciudad romana de Cástulo. b) Edificio D, zona 2 de Cástulo. C ) habitación 6 del edificio D (Fotos: Francisco Arias de Haro).

Para la realización de este estudio se emplearon once fragmentos de las paredes decoradas de la habitación 6 del Edificio D del conjunto arqueológico de Cástulo. Este edificio, de finales del siglo I d.C, y dedicado al culto al emperador Domiciano, representa uno de los momentos de mayor esplendor de esta ciudad romana. Los fragmentos analizados se han clasificado de la siguiente manera: fragmentos con decoración figurativa, en los que se registraron una deidad romana identificada como un Lar (dioses de la casa u hogar) y un personaje indeterminado que porta un objeto en la cabeza; figuras de animales, como un mochuelo, que es alegórico de la diosa Minerva, y una cabra, posiblemente Amaltea que, de acuerdo con el relato mitológico, amamantó de niño a Júpiter; además, otro fragmento mostraba un carcaj, símbolo de Cupido que, aunque no se identifica en dicha estancia, sí que aparece en el denominado mosaico de ‘Los Amores’, descubierto en la habitación contigua.

En estas muestras, el rojo y el amarillo cubren grandes áreas o paneles donde el primero se superpone al segundo en parte y ambos son delimitados con líneas blancas. Los paneles rojos sirven de fondo a la decoración figurativa en la que se emplea el repertorio típico romano de colores blanco, amarillo, rojo, rosa, marrón, verde y azul. A estos fragmentos hay que añadir otros con decoración no figurativa de superficies y bandas. El primer grupo consta de azul, con una capa de un solo color aplicada directamente sobre la pared. Los fragmentos restantes muestran capas superpuestas de pintura, donde el amarillo está parcialmente cubierto por una capa de líneas rojas y blancas que separan el amarillo del rojo. Los colores restantes se aplicaron sobre estos fondos. Los datos recopilados hasta ahora permitieron clasificar las pinturas como del tercer o cuarto estilo pompeyano, según la paleta utilizada y las figuras mitológicas representadas.

Mapeos µEDXRF de estroncio (Sr) en los fragmentos 1, 4, 6, 8, 9, 10 y 11.

Respecto a los resultados, la elaboración de mapas de composición elemental permitió obtener una visión general diferencial de la composición de la ropa, los cuerpos y las áreas decoradas con líneas blancas, en comparación con los fondos de color. No en vano, se detectó una concentración relativa del elemento estroncio (Sr) en la superficie de los fragmentos con decoración figurativa tres veces mayor que en los fondos rojos y amarillos. Lo mismo puede decirse de las líneas blancas que separan superficies de diferente color en los fragmentos con decoración no figurativa. Así, los investigadores concluyen que las distintas figuras presentes en la decoración fueron realizadas con pigmentos que compartían una base mineral común, en la que la cantidad de estroncio era significativa (tal vez con origen en el mineral estroncianita) y posiblemente intencional, en la búsqueda de otorgar una mayor luminosidad a las figuras.

Los componentes minerales mayoritarios detectados en las muestras estudiadas comprenden hematites y cinabrio (rojos), goethita y compuestos de plomo (amarillos), carbón vegetal (negro), calcita (blanco), azul egipcio (azul) y glauconita/celadonita (verdes). Estos componentes además se mezclaron de diferentes maneras: azul egipcio y calcita para obtener un blanco más luminoso, hematites y carbón para conseguir el color marrón y los diferentes tonos de verdes se consiguieron mezclando la glauconita/celadonita con azul egipcio.

Asignaciones μEDXRF. a) Plomo (Pb) en el fragmento 4 (mochuelo) y el fragmento 11 (cabra). b) Mercurio (Hg) y plomo (Pb) en el fragmento 1 (carcaj). c) Mercurio (Hg) y plomo (Pb) en el fragmento 10. d) Estroncio (Sr) y plomo (Hg) en el fragmento 9 (Lar).

Los resultados obtenidos de este estudio resaltan la singularidad de las paredes del conjunto arqueológico de Cástulo, el óptimo estado de conservación de las decoraciones y la riqueza y variedad de la paleta cromática empleada en su decoración, “que las convierten en un excelente y representativo ejemplo de pintura mural romana”. Además, ponen de relieve el valor arqueológico, histórico y artístico único de las pinturas de Cástulo y subrayan su relevancia en su marco cronológico, en la península ibérica y en la cuenca del Mediterráneo occidental.

a) Mapeo μEDXRF de cobre (Cu) en el fragmento 1 (carcaj). b) Detalles de la decoración azul en el fragmento 1. c) Mapeo μEDXRF de cobre (Cu) en el fragmento 6. d) Detalles de la decoración verde con nódulos azules en el fragmento 6. e) Mapeo μEDXRF de cobre (Cu) en fragmento 8. f) Detalles de la decoración blanca con nódulos azules en el fragmento 8.

La investigación se ha realizado en el marco del proyecto de investigación Cástulo: Investigación arqueométrica y transferencia social (HAR2016-74917-R)’. El trabajo ha sido dirigido por el profesor doctor Alberto Sánchez Vizcaíno y llevado a cabo por un equipo multidisciplinar de arqueólogos y químicos miembros del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica formado por José Alfonso Tuñón López, Pilar Amate Espinosa, el doctor David J. Parras Guijarro, el doctor Manuel Montejo Gámez (Departamento de Química Física y Analítica) y Bautista Ceprián del Castillo. Además, ha sido fundamental en este trabajo, por las facilidades prestadas y por su interés en la investigación, el doctor Marcelo Castro López, director del Conjunto Arqueológico de Cástulo.

Fuente: horajaen.com | 14 de septiembre de 2020

¿Nuestros primeros antepasados ​​hervían su comida en aguas termales?

Algunos de los restos más antiguos de los primeros antepasados ​​humanos han sido desenterrados en la Garganta de Olduvai, en el entorno del Gran Valle del Rift, en el norte de Tanzania, donde los antropólogos han descubierto fósiles de homínidos que existieron hace 1,8 millones de años. La región ha conservado muchos fósiles y herramientas de piedra, lo que indica que los primeros humanos se establecieron y cazaron allí.

Ahora, un equipo dirigido por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la Universidad de Alcalá de Henares en España ha descubierto evidencias de que las aguas termales pudieron haber existido en la Garganta de Olduvai en aquel tiempo, cerca de los primeros yacimientos arqueológicos humanos. La proximidad de estas características fuentes hidrotermales plantea la posibilidad de que los primeros humanos pudieran haber usado las mismas como un recurso para cocinar, por ejemplo para hervir los animales cazados, es decir, mucho antes de que los humanos usaran el fuego como fuente de calor controlada para cocinar.

"Hasta donde podemos decir, esta es la primera vez que los investigadores presentan evidencias concretas sobre la posibilidad de que los homínidos estuvieran usando ambientes hidrotermales como un recurso calórico, donde los animales se reunían y donde el potencial para cocinar estaba disponible". dice Roger Summons (izquierda), profesor de Geobiología en el Departamento de Ciencias de la Tierra, Atmosféricas y Planetarias (EAPS) del MIT.

Summons y sus colegas han publicado sus hallazgos en la revista PNAS. La autora principal del estudio es Ainara Sistiaga (derecha), becaria Marie Skłodowska-Curie con sede en el MIT y la Universidad de Copenhague. El equipo incluye a Fatima Husain, estudiante de posgrado en EAPS, junto con arqueólogos, geólogos y geoquímicos de la Universidad de Alcalá de Henares y la Universidad de Valladolid, en España; la Universidad de Dar es Salaam, en Tanzania; y la Universidad Estatal de Pensilvania.

Una reconstrucción inesperada

En 2016, Sistiaga se unió a una expedición arqueológica en la Garganta de Olduvai, donde investigadores del Proyecto de Paleoantropologíay Paleoecología de Olduvai estaban recolectando sedimentos de una capa de roca expuesta de 3 kilómetros de largo que se depositó hace alrededor de 1,7 millones de años. Esta capa geológica fue sorprendente, porque su composición arenosa era marcadamente diferente de la capa de arcilla oscura que se halla justo debajo, la cual se depositó hace 1,8 millones de años.

"Algo había cambiado en el medio ambiente, así que queríamos entender qué es lo que había sucedido y cómo tal circunstancia afectó a los seres humanos", dice Sistiaga, quien originalmente había planeado analizar los sedimentos para ver cómo cambió el paisaje en respuesta al clima y cómo estos cambios pudieron haber afectado a la forma en que los primeros humanos vivían en la región.

Se cree que hace alrededor de hace 1,7 millones de años África Oriental experimentó una aridificación gradual, pasando de un clima más húmedo y poblado de árboles a un terreno más seco y de hierba. Sistiaga se llevó consigo rocas de la capa arenosa recolectadas en la Garganta de Olduvai y comenzó a analizarlas en el laboratorio de Summons en busca de signos de ciertos lípidos que pueden contener residuos de cera de hojas, lo que puede ofrecer pistas sobre el tipo de vegetación presente en un momento dado.

"Puedes reconstruir algo sobre el tipo de plantas que estaban allí por los números de carbono y los isótopos, pues en eso está especializado nuestro laboratorio y explica por qué Sistiaga lo estaba llevando a cabo en el mismo", dice Summons. "Sin embargo, ella luego descubrió otras clases de compuestos que fueron totalmente inesperados".

Ainara Sistiaga tomando muestras en la Garganta de Olduvai, un entorno del Gran Valle del Rift en el norte de Tanzania, donde los antropólogos han descubierto fósiles de homínidos que existieron hace 1,8 millones de años. Crédito: Ainara Sistiaga.

Un signo inequívoco

Dentro de los sedimentos que trajo consigo, Sistiaga encontró lípidos que se veían completamente diferentes de los lípidos derivados de las plantas que conocía. Ella llevó los datos a Summons, quien se dio cuenta de que coincidían estrechamente con los lípidos producidos no por las plantas, sino por grupos específicos de bacterias sobre las que él y sus colegas habían informado, en un contexto completamente diferente, hace casi 20 años.

Los lípidos que Sistiaga extrajo de los sedimentos arenosos depositados hace 1,7 millones de años en Tanzania eran los mismos que son producidos por una bacteria moderna que Summons y sus colegas estudiaron previamente en los Estados Unidos, en las aguas termales del Parque Nacional de Yellowstone.

Una bacteria específica, Thermocrinis ruber, es un organismo hipertermofílico que solo prosperará en aguas muy calientes, como las que se encuentran en los canales de salida de las aguas termales hirviendo.

“Dicha bacteria no crece a menos que la temperatura esté por encima de los 80 grados Celsius”, dice Summons. "Algunas de las muestras que Sistiaga trajo de esa capa arenosa en la Garganta de Olduvai tenían los mismos conjuntos de lípidos bacterianos que creemos son indicativos inequívocos de agua a alta temperatura".

El equipo de investigación realizando su trabjo en la Graganta de Olduvai. Cortesía de Fernando Diez-Martin.

Es decir, parece que las bacterias amantes del calor, similares a las que Summons había estado trabajando hace más de 20 años en Yellowstone, también pudieron haber vivido en la Garganta de Olduvai hace 1,7 millones de años. En este sentido, el equipo propone que también podrían haber estado presentes en las fuentes y aguas termales de alta temperatura en la zona.

"No es una idea descabellada que, con toda la actividad tectónica que ha sufrido el sistema del Gran Valle del Rift, pudiera haber habido extrusión de fluidos hidrotermales", señala Sistiaga, quien subraya que la Gargante de Olduvai es una región tectónica geológicamente activa que ha levantado volcanes durante millones de años, actividad que también podría haber hervido el agua subterránea y formar fuentes termales en la superficie.

La región donde el equipo recolectó los sedimentos arenosos es adyacente a lugares de habitación humana primitiva que cuentan con herramientas de piedra, junto con huesos de animales. Es posible, entonces, que las aguas termales cercanas hayan permitido a los homínidos cocinar alimentos tales como carne animal y ciertos tubérculos y raíces duros.

"Los análisis exhaustivos que los investigadores llevaron a término pintan una imagen vívida del antiguo ecosistema y paisaje de la Garganta de Olduvai, incluida las primeras evidencias convincentes de fuentes hidrotermales antiguas", dice Richard Pancost (izquierda), profesor de biogeoquímica en la Universidad de Bristol, y que no ha participado en el estudio. "Esto introduce la fascinante posibilidad de que los primeros homínidos podrían haber utilizado esos manantiales para cocinar alimentos".

"¿Por qué no habrías de comertelo?"

Ahora bien, de qué modo exactamente los primeros humanos pudieron cocinar en las aguas termales sigue siendo una pregunta abierta. Podrían haber descuartizado a los animales cazados y sumerger la carne en las aguas termales para hacerlas más apetecibles. De manera similar, podrían haber hervido raíces y tubérculos, al igual que cocinar patatas crudas para hacerlas más fáciles de digerir. Además, los animales también podrían haber caído a las aguas hidrotermales, donde los homínidos podrían haberlos cogido como comida precocinada.

"Si hubiera un ñu que cayó al agua y se quedó cocinado, ¿por qué no habrías de comertelo?", plantea Sistiaga.

Si bien actualmente no existe una forma segura de establecer si los primeros humanos realmente usaron las fuentes termales para cocinar, el equipo planea buscar lípidos similares y signos de reservorios hidrotermales en otras capas y ubicaciones a lo largo de la Garganta de Olduvai, así como en otros sitios del mundo donde se han encontrado asentamientos humanos.

“Podemos analizar otros lugares en los que haya fuentes termales, pero aún nos faltarían las evidencias sobre cómo los humanos interactuaban con ellas. Esta es una cuestión que afecta a la conducta, y comprender el comportamiento de las especies extintas hace casi 2 millones de años es muy difícil de lograr", declara Sistiaga. "Espero que podamos encontrar otras evidencias que apoyen al menos la presencia de este recurso en otros lugares importantes de la evolución humana".

Esta investigación fue apoyada, en parte, por la Comisión Europea (MSCA-GF), el Instituto de Astrobiología de la NASA y el Gobierno de España.

Fuentes: news.mit.edu. | phys.org |15 de septiembre de 2020

El palacio cananeo de Tel Kabri quedó abandonado hace 3700 años: los arqueólogos por fin saben por qué

Un plano cenital del yacimiento muestra una zanja horizontal que surca el palacio desde la mitad superior. FOTOGRAFÍA DE GRIFFIN AERIAL IMAGING

En el siglo XVIII a.C., un palacio cananeo de Tel Kabri, en el actual norte de Israel, era un espectáculo para la vista. El edificio —que con más de 6.000 metros cuadrados era más grande que un centro comercial moderno— estaba repleto de pinturas murales, un elegante salón de banquetes y almacenes llenos de jarras de vino especiado.

Entonces, en algún momento de aquel siglo, el palacio fue abandonado súbitamente y quedó vacío durante casi un milenio.

Unos 3700 años después, a partir de 2009, el equipo de arqueólogos que excavó el palacio se quedó perplejo. Este edificio hermoso e importante había servido de centro político para los cananeos de la región. Y se había renovado poco antes de que cayera en desuso. Entonces ¿por qué huyeron sus habitantes?

Los arqueólogos que excavan Tel Kabri utilizan una amplia variedad de herramientas y prácticas para descubrir el pasado. “Creo que el nivel de tecnología que utilizamos en Kabri es de rango medio, no tanto como en algunas excavaciones, pero mucho más que en otras”, dice Cline. FOTOGRAFÍA DE ERIC H. CLINE, NATIONAL GEOGRAPHIC

El yacimiento de Tel Kabri, de 30 hectáreas, se encuentra sobre una zona con actividad tectónica, así que sería fácil echarle la culpa a un terremoto. Pero los arqueólogos tenían dudas. El terremoto parecía la explicación fácil, como una broma entre los arqueólogos de asignar un propósito «ritual» a artefactos que no pueden explicar de otro modo.

El equipo de Tel Kabri pasó varias temporadas de excavación descartando posibilidades. Con el apoyo de la National Geographic Society, buscaron evidencias de sequías, inundaciones u otros factores ambientales que pudieran haber ahuyentado a los residentes. Buscaron pistas de incendios, armas o cuerpos insepultos que indicaran violencia o combates. Nada.

Assaf Yasur Landau (izquierda), de la Universidad de Haifa, codirector de la excavación y coautor de un estudio publicado en la revista PLoS One, contó que le llevó seis años hacerse a la idea de que un terremoto podría haber destruido el palacio cananeo.

«Quería asegurarme al cien por cien de haber puesto todos los puntos sobre las íes antes de llegar a esa conclusión», afirma. «Es importantísimo no ser sensacionalistas y hacer buena ciencia. De lo contrario, es muy malo para la misma y para la comunidad a la que servimos».

En 2011, el equipo de Tel Kabri empezó a descubrir una zanja que parecía atravesar el palacio. Al principio, los arqueólogos asumieron que era moderna, quizá una acequia para la plantación de aguacates que rodeaba el yacimiento, o quizá se excavara durante la guerra árabe-israelí de 1948.

«Hubo una batalla en el 48 al otro lado de la carretera», cuenta el codirector de Tel Kabri Eric Cline (derecha), de la Universidad George Washington. «En nuestras notas la describimos como una trinchera antitanques moderna».

Sin embargo, con el paso de los años, los arqueólogos empezaron a advertir características en el palacio que no parecían encajar del todo. Algunas paredes estaban ligeramente desplazadas. Algunos suelos estaban un poco «ondulados», tenían pendientes con ángulos raros o estaban llenos de agujeros, probablemente hechos por los objetos pesados que cayeron desde un lugar alto.

Para 2019 habían desenterrado 30 metros de la zanja y los arqueólogos advirtieron que tres hiladas de una pared del palacio parecían haber caído en la zanja.

Foto: Vista aérea que muestra el Complejo de Almacenamiento del Sur (SSC), el Complejo de Almacenamiento del Norte (NSC; recuadro azul discontinuo) y la zanja (líneas discontinuas rojas) Crédito: Eric Cline / GW

«En aquel momento, nos miramos y el supervisor de la zona dijo: “No creo que sea una zanja moderna. Creo que es una zanja antigua”», recuerda Cline. «Y uno de nosotros dijo: “Mmm, ¿terremoto?”. Dijimos que sí, que podía ser. Y llamamos a Michael».

Michael Lazar (izquierda), investigador del departamento de geociencias marinas de la Universidad de Haifa y autor principal del estudio de PLoS One, había visitado Tel Kabri en 2013 cuando el equipo descubrió el almacén de vino.

«Vi varias jarras que habían quedado aplastadas cuando se había venido abajo el techo», recuerda. «Assaf dijo: “¿Qué opinas?”. Y yo le dije: “Terremoto”. Y Assaf me dijo: “No, ¿qué crees que lo causó en realidad?”».

Ahora, seis años después, los expertos dispuestos alrededor de la zanja especulaban que esta era una fisura causada por un terremoto. Quizá se debiera a la licuefacción (cuando el suelo saturado de agua pierde su estructura), ya fuera por el impacto directo de un terremoto o como consecuencia secundaria de un terremoto distante que alteró el nivel freático superior.

A continuación, los investigadores empezaron a analizar los granos de sedimento que cubrían el suelo del palacio y descubrieron que era una mezcla caótica de yeso y paredes rotas que se vinieron a bajo al mismo tiempo. La ausencia de barro desveló que el suelo no había quedado expuesto a los elementos antes de que la capa de sedimentos lo cubriera. Fue un fenómeno inmediato, no una degradación lenta.

Una onda visible en la pared de una sala del palacio también apunta a la actividad sísmica. FOTOGRAFÍA DE ERIC H. CLINE

En su conjunto, estas características extrañas empezaron a cobrar sentido: las paredes desplazadas, los suelos inclinados y agujereados, las enormes vasijas de vino rotas; las evidencias microgeológicas y la fisura que dividía en dos el palacio. A eso hay que añadirle los registros de sedimentos del Mar Muerto, que indican que ocurrió un terremoto en la región en torno al 1700 a.C., el momento en que el palacio quedó abandonado. Un terremoto habría sido la única explicación probable.

«Esto es arqueología», afirma Cline. «Las piezas encajan. Descartas hipótesis, propones hipótesis más plausibles y al final tienes que invocar a Sherlock Holmes, ¿no? Eliminas lo imposible y trabajas con lo que queda».

Tina Niemi (izquierda), geóloga de la Universidad de Missouri-Kansas City que no participó en el proyecto de Tel Kabri, está de acuerdo en que las pruebas parecen apuntar a un terremoto, aunque dice que habrá que investigar más para determinar su origen exacto. ¿Es la pequeña falla de Kabri, que se encuentra cerca del yacimiento? ¿O la falla del Mar Muerto, más grande y peligrosa, a 40 kilómetros al este? Propone que excavar una sección transversal de esta fisura que atraviesa el palacio podría ayudar a resolver esta incógnita.

Yasur-Landau ya no se muestra escéptico en lo referente a las hipótesis de terremotos. «Llevamos cinco años trabajando en el proyecto de Tel Kabri, en esta cuestión específica, así que resulta muy gratificante tener una respuesta».

Detalle de una 'pithos' (tinaja) rota encontrade en el palacio cananeo de Tel Kabri. Foto: Eric Cline

Pero para Lazar, el hallazgo es motivo de preocupación para los residentes de la zona, sobre todo si la falla de Kabri resulta ser la culpable de la destrucción del palacio. «Cuando hablas de terremotos y de Israel, todo el mundo piensa en la falla del Mar Muerto», dice. «Eso es todo, y que todo lo que no sea la falla del Mar Muerto no se considera una amenaza importante».

Lazar añade que la falla de Kabri ha sido retirada del nuevo mapa de fallas potencialmente activas en Israel. Con todo, si fuera la responsable de los daños provocados hace solo 3700 años —un mero abrir y cerrar de ojos en tiempo geológico—, no puede descartarse su potencial de actividad futura.

«Tiene un significado definido para la evaluación de riesgos y tenemos que ponerla en el mapa de nuevo».

Fuente: National Geographic | 14 de septiembre de 2020

Descubren en Italia restos de lo que podría ser el perro domesticado más antiguo del mundo

Este hueso de mandíbula canina procede de la Grotta Paglicciy (Italia) y muestra los dientes de los que podrían ser los primeros perros domesticados de Europa.

En Italia, recientemente descubrieron restos fósiles del que podría ser el perro domesticado más antiguo de la historia de la humanidad. El hallazgo fue realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Siena.

El estudio, que fue publicado en agosto por la revista Scientific Reports, indica que los restos arqueológicos podrían tener hasta 20.000 años de antigüedad y podrían resultar clave para revelar información acerca de la evolución de los caninos de lobo a perro. Así lo asegura la Unidad de Investigación de Prehistoria y Antropología de Ciencias Físicas, Tierra y Medio Ambiente de la Universidad de Siena.

Diferencia entre un hueso de un perro de la Grotta Paglicci (el más pequeño) y el mismo hueso de un lobo actual. Sobre la mesa hay otros dos restos caninos hallados en la Grotta Paglicci (una vértebra y una mandíbula).

La mayoría de los científicos está de acuerdo en que los perros domesticados evolucionaron de lobos que se transformaron de depredadores a carroñeros para asegurar su supervivencia y se unieron de manera conveniente a las comunidades humanas para encontrar comida suficiente.

De lo que no se tiene demasiado conocimiento es de la función que, en un principio, los lobos devenidos en perros tenían en la vida de nuestros antepasados más antiguos. Es parte de lo que se proponen descubrir los investigadores de Siena.

Los restos fueron hallados en dos cuevas del período paleolítico ubicadas en la región de Apulia en el sur de Italia. El diario Daily Mail recoge que las cuevas de Paglicci y Romanelli cerca de la ciudad de Castro también fueron habitadas por humanos hace unos 40.000-30.000 años, mientras que la antigüedad de los restos de perros oscila entre 20.000 y 14.000 años, por lo que se puede deducir que las personas y los perros ya convivían. La cifra de 20.000 años extiende el límite de la historia hasta ahora conocida de las mascotas caninas.

"Desde un punto de vista arqueológico, los restos más antiguos de perros domesticados se encontraron en Europa Central y datan de hace 16.000 años. En el área mediterránea, hemos podido determinar que los perros domesticados existieron hace 14.000 años con seguridad, pero posiblemente incluso desde hace 20.000 años", explica Francesco Boschin (izquierda), coordinador del trabajo de la Unidad de Investigación en Prehistoria y Antropología.

"Lo cierto y definitivo es que los restos encontrados en Apulia representan hasta la fecha los especímenes más antiguos descubiertos en el área mediterránea y también podrían representar la evidencia, hasta ahora ausente, del proceso evolutivo que dio lugar a los perros, los primeros animales domesticados por el hombre", señala.

En las cuevas también se descubrieron restos de lobos mucho más grandes que los perros, con molares diseñados para desgarrar la carne que los perros no tienen. El análisis molecular indica que la separación genética de lobos y perros comenzó hace entre 30.000 y 20.000 años, según Boschin. El proceso de domesticación en sí mismo puede haber jugado un papel clave en ese proceso.

"Creemos que en la primera etapa del proceso de domesticación siempre fue así, los animales domesticados son siempre más pequeños que los salvajes. Esto es cierto para todos los mamíferos. En el caso de los perros, los consideramos mascotas, y esta es la primera evidencia: su menor tamaño", asegura Boschin en el estudio.

El profesor Caramelli (izquierda), de la Universidad de Florencia, viendo la diferencia entre un perro de la Grotta Paglicci y un lobo corriente en el laboratorio de antropología de la Universidad de Siena.

Los académicos y científicos coinciden en que la domesticación del perro se remonta al último período glaciar de la Tierra, un lapso de tiempo de crisis ambiental durante el cual poblaciones animales y humanas europeas buscaron refugio en las regiones más cálidas del sur de Europa como Italia y los Balcanes.

"En este período de crisis, el lobo, un depredador social de alguna manera similar al hombre, encontró una nueva forma de garantizar su supervivencia aprovechando un nuevo nicho ecológico: comiéndo las sobras alimenticias dejadas en los asentamientos humanos", sostiene Boschin.

Este cambio en el comportamiento de los animales habría favorecido una relación más estrecha entre el ser humano y los lobos. Según los investigadores de Siena, es probable que los humanos ayudaran a la transformación del lobo en perro. De acuerdo con Boschin, el proceso de domesticación podría haber sido acelerado por la decisión del hombre de matar a los más agresivos y dejar vivir a los mansos.

La investigación podría ser un camino para comprender mejor el papel que desempeñaban los perros en las comunidades paleolíticas: pueden haber tenido una función específica en la caza o en la defensa de campamentos, o un propósito más espiritual. El equipo de científicos todavía está analizando sus hallazgos y espera poder proporcionar más respuestas a las preguntas sobre la coexistencia temprana del hombre y su mejor amigo, dijo Boschin.

Fuente: lanacion.com.ar | dailymail.ci.uk | 15 de septiembre de 2020