El cambio climático pudo causar la extinción de las especies humanas anteriores al 'Homo sapiens'

Crédito: CC0 Public Domain

De las seis o más especies diferentes de humanos primitivos que han surgido a lo largo de los tiempos, todas pertenecientes al género Homo, solo nosotros, Homo sapiens, hemos logrado sobrevivir. Por el camino quedaron incluso los inteligentes y sofisticados neandertales de Eurasia, a quienes se les atribuye cualidades tan valiosas como el pensamiento simbólico o la piedad. No fueron suficientes. Qué provocó estas extinciones aún está por esclarecer, pero un nuevo estudio publicado en la revista «One Earth» cree haber dado con una causa común: los cambios climáticos, aumentos o descensos bruscos de temperatura a los que nuestros antiguos ancestros no lograron adaptarse.

«Nuestros hallazgos muestran que a pesar de las innovaciones tecnológicas que incluyen el uso del fuego y herramientas de piedra, la formación de redes sociales complejas y, en el caso de los neandertales, incluso la producción de puntas de lanza pegadas, ropa ajustada y una buena cantidad del intercambio cultural y genético con el 'Homo sapiens', las especies de 'Homo' del pasado no pudieron sobrevivir al intenso cambio climático», explica Pasquale Raia (izquierda), de la Universidad Federico II en Nápoles. «Se esforzaron mucho; se dirigieron a los lugares más cálidos a su alcance cuando el clima se enfrió, pero al final no fue suficiente», concluye.

Nicho climático

Para arrojar luz sobre extinciones pasadas de especies como Homo habilis (hace 1,65 millones de años), Homo ergaster (hace 1,4 millones de años), Homo erectus (hace 117.000 años), Homo heidelbergensis (hace 200.000 años) y Homo neanderthalensis (hace unos 40.000 años), los investigadores utilizaron un simulador climático de alta resolución, que proporciona la temperatura, precipitaciones y otros datos de los últimos 5 millones de años. También buscaron una extensa base de datos de fósiles que abarca más de 2.750 registros arqueológicos para modelar la evolución del nicho climático de esos Homo a lo largo del tiempo.

El objetivo de los investigadores era determinar el nicho climático de cada especie, vale decir el conjunto de condiciones, incluidas la temperatura y las precipitaciones, que resultan óptimas para la supervivencia y la amplitud de la distribución del área del nicho a lo largo del tiempo.

Según los científicos, los resultados ofrecen evidencias sólidas de que tres especies, H. erectus, H. heidelbergensis y H. neanderthalensis, perdieron una parte significativa de su nicho climático justo antes de extinguirse. Esta reducción coincidió con cambios bruscos y desfavorables en el clima global.

«Nos sorprendió la regularidad del efecto del cambio climático», dice Raia. «Fue muy claro, para las especies extintas y solo para ellas, que las condiciones climáticas eran demasiado extremas justo antes de la extinción y solo en ese momento en particular».

El vórtice de extinción es el conjunto de procesos por los que pasa una población hasta que finalmente se extingue.

«Las especies son buenas para sobrevivir cuando tienen un área grande a su disposición para vivir, pero cuando las áreas habitables disminuyen y el resultado son pequeños parches que están geográficamente aislados entre sí, las especies entran en lo que se conoce como un vórtice de extinción», agrega Raia.

Las reducciones en el área habitable fueron el resultado de cambios climáticos repentinos, encontró el equipo. El H. erectus, por ejemplo, se extinguió durante el último período glacial, que comenzó hace unos 115.000 años. Los investigadores sugieren que este fue el período más frío que la especie haya experimentado.

El equipo descubrió que para los neandertales, la competencia con el H. sapiens también fue un factor negativo, pero que, incluso sin la presencia de nuestra especie, el efecto del cambio climático por sí solo pudo haber sido suficiente para llevarlos a la extinción. Incluso las especies con la capacidad de controlar su entorno local, como vestirse con ropa o hacer fuego, eran susceptibles a los efectos del cambio climático, dice Raia.

¿Se extinguió el 'Homo erectus' por el cambio climático? Museo de Historia Natural / Alamy


Advertencia «atronadora»

El investigador cree que estos hallazgos pueden servir como una especie de advertencia para los arrogantes humanos que hoy poblamos el planeta, ya que «nos enfrentamos a cambios climáticos sin precedentes».

«Es preocupante descubrir que nuestros antepasados, que no eran menos impresionantes en términos de poder mental en comparación con cualquier otra especie de la Tierra, no pudieron resistir el cambio climático», argumenta. «Y nuestra propia especie está cortando la rama en la que estamos sentados causando el cambio climático. Personalmente, tomo esto como un mensaje de advertencia atronador. El cambio climático hizo al género 'Homo' vulnerable y desventurado en el pasado, y esto puede estar simplemente sucediendo de nuevo», señala.

Teoría no compartida

Sin embargo, determinadas lagunas en los datos pueden comprometer la certeza de la conclusión de que el cambio climático fue el principal impulsor de la extinción, dicen investigadores que no participaron en el estudio.

«Aparte de los neandertales, apenas hay evidencia fósil de las otras especies estudiadas», dice Bernard Wood (izquierda), de la Universidad George Washington, en Washington DC. «Los individuos que pertenecen a estos taxones vivieron en momentos y lugares no muestreados por el registro fósil existente», dice.

«Además, la datación de la primera aparición de un taxón casi con certeza subestima cuándo apareció, y su última fecha de aparición casi con certeza subestima cuando ese taxón se extinguió», añade.

«A medida que las especies se acercan a la extinción, independientemente de la causa, ya sea la competencia, la caza o problemas de reproducción, su rango necesariamente disminuye», dice Corey Bradshaw (derecha), de la Universidad Flinders en Australia. «Si el rango de una especie ya estaba en declive, eso podría dar la falsa impresión de que el área del nicho climático también estaba disminuyendo».

«Ninguna especie que conozcamos se ha extinguido jamás por un solo mecanismo. Siempre es una combinación», dice Bradshaw. «Por ejemplo, en el caso de muchas especies de megafauna en el Pleistoceno tardío, está saliendo a la luz que hubo muchos efectos de interacción entre la caza humana y el cambio climático».

Fuentes: abc.es | newscientist.com | phys.org | 16 de octubre de 2020

El Museo Arqueológico de Cartagena exhibe la belleza de las ruinas a través de la exposición ‘El fin de una civilización’ de Fernando Peñalva

El Museo Arqueológico de Cartagena ‘Enrique Escudero de Castro’ acoge desde el 13 de octubre, y hasta el 10 de enero, la exposición ‘El fin de una civilización’, que agrupa cerca de una veintena de dibujos arqueológicos del artista ceheginero Fernando Peñalva, describiendo pormenorizadamente la belleza de una ruina o de una escultura realizada en la antigüedad.

La exposición está compuesta por obras de dimensiones y técnicas diversas, acuarela, lápices, carbón, cera… donde se encuentran detalles del relieve del Ara Pacis, ruinas del Templo de Olimpo, el busto de Antínoo o el de Atenea Leimna e incluye un dibujo de capiteles corintios de ruinas del teatro romano de Cartagena.

A la inauguración de ‘El fin de una civilización‘ han asistido el concejal del área de Cultura del Ayuntamiento de Cartagena, David Martínez Noguera, el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Cehegín, Juan Martínez, por Francisco Peñalver, comisario de la exposición y director del Museo Arqueológico Municipal de Cehegín y por el pintor y creador de los cuadros, Fernando Peñalva. La muestra está coordinada por el Museo Arqueológico de Cehegín, ha pasado por el Museo Arqueológico de Murcia y ahora se exhibe en el de Cartagena.

«Estamos ante un pintor siempre realista, que por su sólida formación como arquitecto demuestra una excepcional virtud de la técnica del dibujo, en la que el color se supedita a su gran dominio del dibujo. No estoy cualificado para desmenuzar o destacar trazos, colores, luces o sombras. Pero si quiero decirles que cuando descubran y miren las obras de Fernando Peñalva, reparen que son una muestra de algunas de las obras antiguas más señaladas que atesora el ser humano» ha señalado el concejal de Cultura, David Martínez.

TEATRO ROMANO DE CARTAGENA

Y es que en la exposición se pueden observar obras que muestran las ruinas del templo de Zeus en Olimpia, del templo de Isis en Sabratha (Libia), o del templo de Bely, el arco triunfal de Palmira (Siria), así como algunas esculturas del Partenón, de Fidias, del friso del altar de Pérgamo.

«Una obra de temática arqueológica, que nos descubre a través de la belleza de la ruina, monumentos de un pasado esplendoroso, algunos de los cuales por desgracia han desaparecido, y que ya no son más que historia y recuerdos» ha añadido Martínez Noguera.

En la presentación de la muestra, el autor, Fernando Peñalva, ha destacado que «he estado tres años realizando estos dibujos, perfeccionando la técnica del dibujo para remover conciencias y que la gente se dé cuenta de que hay que tener respeto hacia el patrimonio de la humanidad, y llamar la atención sobre la destrucción que están sufriendo los monumentos artísticos en los últimos tiempos».

HORARIO DE LA EXPOSICIÓN:

De martes a viernes: de 10:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas.
Sábados y domingos: de 11:00 a 14.00 horas.


Cerrado lunes y festivos.
Entrada gratuita.

Fuente: cartagenaactualidad.com | 13 de octubre de 2020

Morales Hervás: «Alarcos fue uno de los poblados más importantes de toda la meseta sur en la época prerromana»

El doctor en Historia por la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Javier Morales Hervás. / Clara Manzano.

María del Rosario García Huerta, doctora en Prehistoria y profesora titular de esta materia en la Universidad de Castilla-La Mancha; Francisco Javier Morales Hervas, doctor en Historia por la Universidad de Castilla-La Mancha, y David Rodríguez González, doctor en la Universidad de Castilla-La Mancha, acaban de publicar el libro, "El cerro de Alarcos: Formación y desarrollo de un oppidum ibérico”, en el que, tras 22 años de excavaciones, ofrece una radiografía sobre como eran los primeros pobladores que había en Alarcos en torno al primer milenio antes de Cristo a la vez que presenta el paisaje de Alarcos en aquella época. Lanza ha entrevistado a Francisco Javier Morales Hervás para que nos explique cuáles son los entresijos de este minucioso trabajo.

Pregunta: Recientemente habéis publicado el libro "El cerro de Alarcos: Formación y desarrollo de un oppidum ibérico”¿En qué consiste este trabajo y qué periodo comprende?

Respuesta: El libro es una síntesis de los trabajos que comenzamos en 1997 hasta el año 2019, ya que este 2020 no se ha podido llevar a cabo la campaña como consecuencia de la Covid-19. El estudio se ha realizado prácticamente de manera ininterrumpida durante más de 20 años y se ha trabajado principalmente en Alarcos, con alumnos o con colaboradores externos. Han sido casi 200 los alumnos que han pasado por este campus de trabajo de la Universidad de Castilla-La Mancha, ya que para nosotros era igual de importante la investigación como la formación de arqueólogos. Gracias a todo ello, habíamos conseguido tener una información muy amplia cuyo estudio hemos venido diseñado año tras año en el laboratorio de arqueología de la Facultad de Letras. Y es que la campaña de excavaciones no se limitaba únicamente a las dos o tres semanas en las que se realizaba el campo de trabajo, sino que luego, durante el curso, los alumnos participantes también acudían al laboratorio de arqueología para clasificar materiales, estudiar, inventariar y dibujar. Y todo ese trabajo lo teníamos ahí. Es cierto que habíamos hecho algunos estudios de carácter específico sobre cuestiones concretas, pero éramos conscientes que hacía falta un estudio de síntesis que es el que hemos elaborado con este libro.

P: ¿Qué etapas o periodos aparecen comprendidos en este trabajo?

R: La parte fundamental del estudio de este libro hace referencia al mundo ibérico, es decir, lo que sería la segunda Edad del Hierro. Pero las excavaciones llevadas a cabo desde 1997 nos permitieron dar a conocer algo que prácticamente no era conocido en Alarcos como son los periodos anteriores, es decir, los llamados periodos preibéricos: la Edad del Bronce final y la primera Edad del Hierro. Estaríamos hablando de los siglos IX, VIII y VII antes de Cristo. Este aspecto quizá sea el más novedoso y nos ha permitido dar a conocer una época del poblamiento de Alarcos de la que hasta ahora se tenían muy pocas referencias. De esta manera, podríamos decir que Alarcos fue poblado de forma casi ininterrumpida durante todo el primer milenio antes de Cristo hasta la llegada de los romanos, cuando se produce el abandono del cerro, aunque la población se dispersó por los alrededores. Luego hubo un periodo de abandono hasta que en la época medieval volvió a ser poblado. Nosotros, en este trabajo, nos hemos centrado en el periodo más antiguo del poblamiento de Alarcos, ese primer milenio antes de Cristo.

P: ¿Podría decirse que quizá de forma indirecta los trabajos de excavaciones llevados a cabo durante este periodo han servido también para dar a conocer un periodo menos conocido de Alarcos?

R: Hasta los años 90 era evidente que en Alarcos había dos fases bien diferenciadas, como eran la fase medieval y la fase prerromana e ibérica. Pero lo que no estaba tan claro es si había habido un poblamiento importante de época anterior. Y estas excavaciones nos han permitido, y así aparece reflejado en el libro, que conozcamos cuáles eran las características de ese poblamiento, que era un poblamiento bastante importante. Gracias a este estudio podemos decir que Alarcos fue uno de los poblados más importantes de toda la meseta sur en la época prerromana.

P: ¿Qué tipo de restos arqueológicos aparecen recogidos en el libro?

R: Aparecen restos de todo tipo que son muy importantes. Los más característicos son las viviendas, las cuáles se pueden caracterizar muy bien, aunque ya eran conocidas anteriormente por otros trabajos que se habían publicado. En el libro también se hace mención a mucho material cerámico, porque Alarcos fue uno de los grandes productores alfareros de la meseta sur, y hemos podido caracterizar muy bien las cerámicas que se producían.

También aparece reflejado mucho material de importación, sobre todo de cerámica griega, (lo cual nos permite corroborar que Alarcos mantenía relaciones comerciales con todo el ámbito mediterráneo), así como mucho material de hierro y de bronce. Y es que Alarcos también era un lugar donde se producían armamentos y herramientas de ambos metales.

Y, lo más curioso, y lo que puede llamar más la atención del lector, son los aspectos que hacen referencia a todo ese material que nos ha permitido reconstruir el paisaje de Alarcos, es decir, cómo era Alarcos hace 2.500 años. Porque cuando visitamos Alarcos hoy en día pensamos que los que habitaban Alarcos en la época citada veían el mismo paisaje que vemos nosotros en la actualidad. Y, en realidad, no era así, ya que se trataba de un paisaje distinto, más adehesado, con más encinares, menos arrasado y menos humanizado que hoy en día.

Este trabajo también nos ha permitido conocer qué era lo que comían los habitantes de la época, ya que había cereales (como trigo y cebada), frutales y bastante ganadería como ovejas, cabras, cerdos y caballos. Asimismo, dentro de la fauna doméstica, en aquel periodo tenían perros y gatos. De otro lado, también hemos podido caracterizar los animales que cazaban en aquella época como podían ser jabalíes, ciervos, liebres, etc. Pero también pescaban, pues hemos encontrado espinas de barbo, una especie de almejas de río, etc. Y es que entonces el río por la zona llevaba bastante más agua de lo que lo hace ahora.

Es definitiva, este estudio nos ha permitido conocer cómo era el día a día de un ibérico hace 2.500 años.

Yacimiento arqueológico del Cerro de Alarcos (Ciudad Real - España), restos del asentamiento íbero (siglos V - III antes de Cristo).

P: ¿Resulta arriesgado indicar qué población podía tener Alarcos durante el periodo anteriormente citado?

R: Mediante nuestro trabajo hemos podido corroborar cómo el poblado de Alarcos llegó a tener más de 20 hectáreas ocupadas. Y eso probablemente pudo dar cabida a una población de entre 2.500 y 3.000 personas, lo que para aquella época correspondería a un poblado de grandes magnitudes. Además, se trataba de un poblado muy jerarquizado, pues había unas jefaturas que se encargaban de organizar todo el poblado. Y, a su vez, del poblado de Alarcos dependían pequeños asentamientos que se encontraban a unos 5 o 6 kilómetros alrededor de Alarcos. Asimismo, Alarcos mantenía unas vías de comunicación que hemos podido rastrear y que permitían sacar los productos que se recolectaban en Alarcos transportándolos incluso hacia la costa. De hecho, uno de los grandes elementos que hemos encontrado es un edificio que constituía un gran almacén de cereal el cual se utilizaba no solamente para administrar el cereal a los habitantes de Alarcos, sino que, debido a que tenía una gran capacidad de almacenamiento, también servía para redistribuir a fenicios e íberos. Y a cambio de eso se podían obtener cerámicas griegas y fenicias.

P: ¿Qué importancia tiene el trabajo que han realizado desde el punto de vista arqueológico?

R: Se trata de una síntesis muy demandada por todos los expertos en el mundo ibérico. Alarcos es muy conocido, pero hacía falta una síntesis que englobara todos los aspectos del día a día y de la vida de Alarcos. Y poderlo comparar con los de los otros grandes poblados conocidos del mundo ibérico, sobre todo los de la zona de Andalucía y la costa mediterránea española. El objetivo es que la gente comprenda que en el interior de la península ibérica también existían poblados de gran entidad. Hemos tenido la suerte de contar con la colaboración de la editorial británica de Oxford Archaeopress, ya que tiene una gran distribución, circunstancia que nos va a permitir que este trabajo no solo sea conocido por la gente de Ciudad Real y su comarca (que para nosotros es fundamental), sino también en toda España y en parte de Europa. Y eso, a la larga, puede ser un aliciente para visitar este gran yacimiento que tenemos en Ciudad Real.

P: El libro ya se puede adquirir a través de la editorial Oxford. ¿Cuándo está previsto que llegue a las librerías?

R: A través de la página web de Archaeopress ya se puede adquirir la publicación. Asimismo, en cualquier librería especializada de las que tenemos en Ciudad Real, solicitando el libro por el título o por sus autores, también se puede adquirir en pocos días.

P: Este libro viene a complementar un trabajo anterior basado en un estudio sobre los enterramientos en Alarcos. ¿De qué manera se encuentran relacionados estos trabajos entre sí y qué aportan cada uno de ellos por separado?

R: Hace un par de años los mismos autores publicamos otro libro de Alarcos sobre la necrópolis (derecha) en un cementerio de la época ibérica que también se excavó hace unos años. Con estos dos libros ahora podemos reflejar el ámbito de los vivos y el de los muertos. En el cementerio pudimos comprobar cuáles eran las características de los enterramientos, así como la jerarquización social. Y ahora hemos sacado a la luz cómo era su día a día, cómo vivían, de qué vivían, cómo se organizaban y cómo se estructuraban las viviendas. Además, aparte de ese equipamiento urbano y de esas viviendas, hemos comprobado como había un urbanismo organizado en Alarcos y que existían edificios de gran importancia.

P: El libro sobre Alarcos que acaba de ver la luz, ¿se trata de un proyecto íntegro de la Universidad de Castilla-La Mancha o habéis contado con la colaboración de otras administraciones o instituciones?

R: La financiación fundamental de este proyecto corresponde a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que es la que año a año va sacando una serie de convocatorias a las que acudimos y que nos permiten poder excavar e ir formando a alumnos. También hay alguna colaboración económica por parte de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), y que también nos cede toda la estructura y el equipamiento para realizar el estudio y las investigaciones. Y luego algún año, de manera puntual, hemos contado con alguna aportación del Ayuntamiento de Ciudad Real.

P: ¿En qué año comenzaron las excavaciones que aparecen reflejadas en este trabajo?

R: En el cerro de Alarcos las excavaciones empezaron en 1984, pero, en concreto, el proyecto de la Universidad de Castilla-La Mancha desarrollado en Alarcos comenzó a partir de 1997, cuando los tres profesores que firmamos este trabajo iniciamos esta andadura. Se trata de un proyecto que nació con una doble finalidad: por un lado, investigar el poblamiento de Alarcos, sobre todo en su parte más antigua, porque la parte medieval era más conocida. Y, por otro lado, pretendía formar a futuros arqueólogos. Y hay que decir que una gran cantera de los arqueólogos que hoy en día trabajan en nuestro ámbito territorial se ha formado en este yacimiento.

P: ¿Por qué motivo han pensado que este año era el momento ideal para sacar a la luz esta publicación?

R: Todos los veranos hacemos una síntesis de los trabajos que hemos realizado durante ese periodo. Y siempre disponíamos de material con el que seguir investigando. De hecho, a lo largo de estos veinte años habremos publicado unos diez u doce artículos en revistas de impacto tanto nacionales como internacionales. Pero faltaba refundir todo eso en una síntesis que tuviera, por un lado, un carácter científico, porque creemos que muchos investigadores de otras universidades tienen interés en conocerlo. Pero también buscábamos su vertiente divulgativa. Por ello hemos buscado que el lenguaje sea lo mas asequible posible para que cualquier entusiasta o cualquier persona amante de la historia de nuestra ciudad pueda leerlo y entender y comprender perfectamente lo que en este libro se expone.

Fuente: lanza digital.es| 28 de septiembre de 2020

Un estudio analiza la relación ergonómica entre mano y herramientas del Paleolítico inferior

Emiliano Bruner, paleoneurólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), ha coordinado un estudio que se ha publicado recientemente en la revista Archaeological and Anthropological Sciences, sobre la relación ergonómica entre mano y herramienta lítica del Paleolítico inferior, en particular en cantos tallados y bifaces.

Los resultados de este trabajo llevado a cabo por Annapaola Fedato, doctoranda de la Universidad de Burgos, en colaboración con el Museo de la Evolución Humana y la Universidad Isabel I, sugieren que los dos tipos de herramientas estimulan una relación ergonómica de la mano muy distinta. También demuestran que los dedos más implicados son los últimos tres (meñique, anular y medio), y no el pulgar o el índice, como cabría esperar.

La conexión entre mano y herramientas induce una respuesta del cerebro que lleva a incluir la herramienta en el esquema del cuerpo. Diferentes combinaciones de los dedos en el agarre de estos dos tipos de industria sugieren entonces que pueden estar asociados a distintas respuestas cognitivas a la hora de integrar el sistema cerebro-cuerpo-ambiente.

El estudio ha contado con la participación de 82 voluntarios de ambos sexos que han tenido que manipular 40 herramientas, para poder cuantificar el patrón de flexión de dedos a la hora de explorar a nivel táctil los cantos rodados y los bifaces, utilizando un guante digital que registra la posición y la flexión de cada falange.

La exploración no estaba asociada a la función de la herramienta, sino a la sensación de comodidad en la relación entre mano y objeto, para evaluar la respuesta sensorial del cuerpo a la interacción con la industria.

Fuente: cenieh.es | 14 de octubre de 2020

Los jinetes de Asia Central ya jugaban con pelotas hace 3.000 años

Las pelotas de cuero encontradas en el cementerio de Yanghai son pequeñas, miden entre 7,4 y 9,2 cm de diámetro. (Journal of Archaeological Science: Reports).

Fútbol, balonmano, baloncesto, futbol sala, waterpolo, voleibol, tenis, polo…, todos estos deportes tienen un denominador común. Y no, no se trata del esfuerzo, la competitividad, el juego en equipo, los valores o cualquier otro de los grandes beneficios asociados a la práctica deportiva. La piedra angular que comparten todas y cada una de estas actividades es el balón.

Los juegos de pelota mueven actualmente millones en todo el mundo. Millones de jugadores, de aficionados y de billetes. Este entretenimiento masivo, y todas las oportunidades de negocio que se derivan, empezaron a germinar en Egipto hace unos 4.500 años, cuando se desarrollaron unas bolas hechas de lino.

Escena de polo de la tumba de Li Yong, dinastía Tang (618-907 CE), condado de Fuping, provincia de Shaanxi, China. Crédito de la imagen: P. Wertmann.

También en Centroamérica jugaban con balones de goma en monumentales canchas de piedra desde hace al menos 3.700 años, como se encargaron de inmortalizar a través de murales. ¿Y en Europa y Asia? Hasta ahora se creía que fueron los griegos los que comenzaron a practicar juegos con pelotas hace unos 2.500 años. En China, este tipo de actividades habrían aparecido unos 300 años después.

Los descubrimientos realizados por los arqueólogos de la Universidad de Zúrich, sin embargo, van a reescribir la historia conocida. Examinando con detalle tres bolas de cuero encontradas en unas tumbas del antiguo cementerio de Yanghai, a unos 43 kilómetros al sureste de la moderna ciudad de Turfan, en el noroeste de China, los investigadores han determinado que tienen una antigüedad de entre 2.900 y 3.200 años.

”Esto hace que tales pelotas sean unos cinco siglos más antiguas que las bolas y las representaciones de juegos de balón (de las que se tenía constancia) en Eurasia”, dice Patrick Wertmann (izquierda), autor principal del artículo publicado en la revista Journal of Archaeological Science: Reports.

La información arqueológica recogida no es aún suficiente para determinar cómo se jugaba con esos esféricos que miden entre 7,4 y 9,2 centímetros de diámetro. “Aunque es probable su uso en deportes de equipo y de portería, no se puede confirmar un juego similar al hockey, el golf o el polo, porque no se encontraron palos adecuados en asociación directa con las pelotas”, escriben los investigadores en el estudio.

En las primeras ilustraciones de Grecia aparecen jugadores de balón corriendo, mientras que las representaciones de China muestran a los jinetes usando palos. En Yanghai también se encontraron palos de madera curvos parecidos a los chinos, aunque los arqueólogos no pudieron conectarlos directamente con los esféricos hallados. Además, están fechados en un período más reciente.

El área cercana a la ciudad de Turfan en el noroeste de China. Crédito: UZH.

“Por lo tanto, estas pelotas de cuero parece que no están relacionadas con las primeras formas de hockey sobre césped o polo, aunque dos de los esféricos se encontraron en las tumbas de jinetes”, indica Wertmann. “Dado que los juegos de pelota desde la antigüedad se consideraban una excelente forma de ejercicio físico y entrenamiento militar, sugerimos que las bolas aparecieron en la región al mismo tiempo que la equitación, justo cuando la guerra a caballo comenzaba a extenderse en la parte oriental de Asia Central”, añade.

En una de las tumbas de los jinetes se encontraron los restos conservados de un arco compuesto y un pantalón que fueron confeccionados en la zona y que se encuentran entre los más antiguos del mundo.

“Ambos son signos de una nueva era de la equitación que coincidía con la guerra ecuestre y una serie de transformaciones sociales fundamentales que acompañaron los crecientes cambios ambientales y una creciente movilidad en una región que fue centro de innovación dentro de Eurasia hace varios milenios”, concluyen los investigadores.

Fuente: La Vanguardia

El 'Homo sapiens' primero se asentó en el Levante, hace unos 43.000 años, antes de expandirse por Europa y Asia

Foto: excavaciones en el enclave de Al-Ansab 1, en el bajo Wadi Sabra, a unos 15 Km al sur de Petra (Jordania), es uno de los pocos asentamientos al aire libre estratificados de la cultura Ahmariana. Daniel Schyle.

Las condiciones climáticas favorables influyeron en la secuencia de los asentamientos del Homo sapiens en el Levante en su camino de África hacia Europa. En un primer paso, los humanos modernos se establecieron a lo largo de la costa del mar Mediterráneo, después se extendieron por el desierto del Sinaí y el este del Valle del Rift, en Jordania.

Este es el resultado de una investigación arqueológica llevada a cabo por el Centro de Investigación Colaborativa "Our Way to Europe" (CRC 806) en las universidades de Colonia, Bonn y Aachen. El artículo, titulado "Al-Ansab y el Mar Muerto: mid-MIS 3 Archaeology and Environment of the Early Ahmarian Population of the Levantine Corridor", ha sido publicado en PLOS ONE.

Durante más de diez años, el equipo ha estado analizando sedimentos, polen y artefactos arqueológicos alrededor del enclave de Al-Ansab 1, cerca de la antigua ciudad en ruinas de Petra (Jordania). El objetivo era comprender las condiciones ambientales que prevalecían en el momento de la expansión humana. "La presencia humana se consolidó en la región bajo condiciones climáticas favorables", dijo el profesor Dr. Jürgen Richter (izquierda), de la Universidad de Colonia y autor principal del estudio.

Sitios arqueológicos atribuidos a la unidad tecnocultural Ahmariana temprana compuesta por los grupos Ahmariana temprana del norte (NEA) y Ahmariana temprana del sur (SEA).

La historia del éxito de los humanos anatómicamente modernos fuera de África comenzó hace unos 100.000 años con yacimientos bien conocidos como Qafzeh y Skhul, en Israel. Sin embargo, estos primeros registros solo revelan una breve expansión temporal del territorio en el Levante. El asentamiento permanente en la región se remonta a hace unos 43.000 años, creen los científicos. Durante la época de los llamados "primeros ahmarianos", los humanos modernos se habían ido extendiendo gradualmente por todo el Levante en un primer paso en su camino hacia Asia y Europa.

Condiciones climáticas favorables resultaron necesarias para el asentamiento humano permanente. A gran escala, esto se ilustra con la presencia del llamado lago Lisan. Este lago de agua dulce estaba ubicado donde hoy se halla el Mar Muerto. Sin embargo, era de una extensión mucho mayor y transportaba más volumen de agua. La mayor parte de la misma se evaporó hacia el final de la última Edad de Hielo, dejando atrás el Mar Muerto hipersalino que se conoce hoy en día.

Incluso, a pequeña escala, los científicos pudieron reconocer las condiciones ambientales favorables: equipos geoarqueológicos de la Universidad de Colonia y de la Universidad RWTH Aachen examinaron el enclave de Al-Ansab 1. Mientras que en la actualidad, el Wadi Sabra (a 8 Km al sur de Petra), en el que se localiza este lugar, está fuertemente moldeado por inundaciones repentinas estacionales, investigaciones geomorfológicas y arqueológicas demuestran que, en el momento del asentamiento, las condiciones eran menos erosivas y más húmedas, lo que permitió la presencia de los seres humanos.

Contexto topográfico de los sitios arqueológicos en Al-Ansab 1. (A) Vista de Wadi Sabra desde el sur. Observe el sitio de excavación de Al-Ansab 1 en el centro de la fotografía. (B) Imagen de elevación de la localidad de Al-Ansab (aspecto sur-norte). (C) Modelo de elevación de la situación topográfica hace unos 38.000 años, en el momento del asentamiento de Al-Ansab 1 ubicado en el margen de una amplia llanura aluvial fluvial.

"Esto coadyuvó a la propagación del 'Homo sapiens' desde la zona costera del Mediterráneo a las regiones, anteriormente más secas, del desierto de Negev y las laderas orientales del valle del Jordán. Se cazaban gacelas en el paisaje abierto, una presa que solemos encontrar en muchos sitios de la región durante este período", dice Richter. "Los humanos no llegaron por una expansión constante desde África a través del Levante y fueron más allá, hacia Europa y Asia, sino que, más bien, primero se establecieron en esta franja costera mediterránea".

Artefactos hallados en Al-Ansab 1. (1) Núcleo de hoja reajustada, (2) Puntas El-Wad, (3) Núcleos de hojas, (4) raspador, (5) fragmento de concha marina con tinte ocre, (6) fragmento de concha marina, (7) núcleo de hoja (8) buril diedro, (9, 10) raspadores, (11) buril y (12, 13) puntas El-Wad.

Por lo tanto, la región alrededor del enclave de Al-Ansab 1 fue un trampolín en el camino del Homo sapiens, un viaje que no tomó un camino directo hacia el continente europeo, sino que fue guiado por complejas interacciones entre los humanos y su entorno.

Fuentes: Universidad de Colonia | 14 de octubre de 2020