Así era el líder “guanche” de Canarias momificado hace casi 1.000 años

Foto: Reconstrucción del rostro de la famosa momia guanche del Barranco de Herques (también denominada "El Jacinto"), un hombre guanche de alta clase social que vivió en Tenerife hace 800 años.

El secreto se escondía dentro de sus cuevas. Cuando los castellanos llegaron por primera vez a las Islas Canarias, a finales del siglo XV, en Tenerife llevaban cientos de años momificando a sus muertos. La práctica acabó tras la conquista, pero los cuerpos embalsamados permanecieron ocultos, protegidos de las miradas de los extraños.

La momia del Barranco de Herques, por ejemplo, no fue descubierta hasta mediados del siglo XVIII. Mil años después de su muerte aún conserva sus uñas y sus dientes. “A mi lo que más me impresiona son esas manos alargadas, estilizadas, unas manos absolutamente maravillosas”, dice uno de los investigadores que ha participado en el documental Las momias guanches realizado por Story Producciones y estrenado este miércoles en La 2.

“Cuando hablas de momificación, todo el mundo piensa en Egipto y se quedan muy sorprendidos cuando se enteran que esto lo hacían los aborígenes en Canarias”, apunta Teresa Gómez Espinosa, jefa del departamento de conservación del Museo Arqueológico Nacional.

La producción se centra en los trabajos realizados entre 2015 y 2020 en los que se estudiaron 21 momias en total. Se les hicieron TACs, análisis de radiocarbono, estudios de ADN, radiológicos o con luz ultravioleta… El objetivo no era solo desentrañar los misterios de esa técnica ancestral, sino también descubrir el origen de los desconocidos guanches.

La razón por la que los isleños momificaban a sus difuntos continúa siendo un misterio. Su método es “muy bueno”, según señalan los especialistas. Y los xaxos (así llamaban los guanches a sus momias), a diferencia de las momias egipcias, mantienen las vísceras (hígado, riñones, pulmones, corazón) en su interior y una gran preservación de la musculatura.

La momia guanche del Museo Arqueológico Nacional sometida a una tomografía axial computarizada en el Hospital Quirón de Madrid.

Los embalsamadores, considerados “apestados” por el resto de la sociedad guanche, limpiaban los cuerpos de los difuntos con agua y luego los impregnaban con manteca animal, sangre de drago, corteza de pino o polvos hechos con piedra pómez. Todo ello bien mezclado con rocas desencantes que evitaban la putrefacción.

Durante 15 días, la carne humana se secaban al sol. En arena quemada durante el día y expuesta al humo de una hoguera durante la noche. Pasadas las dos semanas, se envolvía el difunto en pieles de ganado. “Más y mejores dependiendo de su nivel social”, se explica en el documental. Finalmente, las momias se depositaban en lo más profundo de las cuevas ubicadas en los puntos más inaccesibles de la isla.

Diferentes fases del proceso de reconstrucción de la cara de la momia guanche.

La momia del Barranco de Herques (o Barranco de los Muertos) es la mejor conservada de mundo. Sorprende por su pelo abundante y rizado, de un tipo que no se ha encontrado en otras personas embalsamadas. Incluso hay quien pensaba que era una pieza de madera, especialmente por su color.

Fue Luis Román, gobernador de Tenerife en 1764, quien se la llevó durante una visita a la cueva de las mil momias para mostrarla a la corte. Actualmente está expuesta en el Museo Arqueológico Nacional y gracias a una impresión en 3D del cráneo el escultor Juan Villa Herrero (derecha) ha podido realizar una reconstrucción facial para mostrar el aspecto que tuvo en vida.

El individuo embalsamado era un hombre que pertenecía a la clase alta guanche y que vivió entre el 1160 y el 1260 después de Cristo. Tendría alrededor de 45 o 50 años cuando murió, según han desvelado los análisis realizados. No tenía ningún problema en los dientes y tampoco se ha encontrado fractura alguna en su cuerpo. Eso ha sorprendido a los investigadores, dado que la sociedad guanche era muy agresiva.

“La patología que más llama la atención (en esa cultura) es la traumática, pero, sobre todo, más que por accidentes, por violencia”, señala Conrado Rodríguez-Maffiotte (izquierda), director del Museo Arqueológico de Tenerife. “Solo estudiando los cráneos ya podemos ver un porcentaje altísimo de la población, especialmente masculina, que presenta lesiones por fractura”, añade.

Los exploradores castellanos redescubrieron unas islas que imaginaban deshabitadas. Los rasgos rubios y de ojos claros de algunos aborígenes desconcertaron a los conquistadores. Muchos de los isleños tenían, además, una fuerza y una complexión física extraordinaria que les asemejaba a “gigantes”. “Esta momia (del Barranco de Herques), que actualmente mide 162 centímetros, pudo alcanzar en vida una altura de 170 centímetros”, afirma Teresa Gómez.

Los restos guanches más antiguos datan del siglo I y II después de Cristo. Los análisis de ADN han permitido desvelar que estos aborígenes son genéticamente “similares” a las muestras bereberes encontradas en Marruecos y que datan del Neolítico tardío. “El hecho de que existan algunos individuos rubios con los ojos claros se debe a las inmigraciones prehistóricas desde Europa hasta el norte de África”, apunta la doctora Rosa Fregel (derecha).

La hipótesis es que los bereberes, que se extendían desde el Sáhara Occidental hasta Libia (e incluso habrían entrado en contacto con la cultura de Egipto) se habrían rebelado contra el dominio romano y algunos de sus miembros fueron desterrados a las Canarias. Eso explicaría por qué los guanches no tenían ningún conocimiento sobre navegación, aunque sí contaban con sus propios reyes (Menceyes) y las mujeres tenían derecho a separarse de los hombres.

Documento históricos apuntan que en el Barranco de Herques, ubicado entre los municipios de Güímar y Fasnia, había una cueva con 600 o 1.000 momias guanches. Pero hasta ahora no se ha podido encontrar donde estaba exactamente. Lo que sí se sabe es que muchos de estos espacios fueron saqueados a lo largo de los años y que sus momias fueron vendidas a museos o colecciones privadas.

Fuente: lavaguardia.com | 19 de noviembre de 2020

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Ni los faraones fueron tan bien embalsamados: desvelan los secretos de la gran momia canaria

Teresa Gómez Espinosa, jefa del Departamento de Conservación del MAN junto al equipo encargado del traslado de la momia guanche del 'Barranco de Herques' al Hospital Quirón de Madrid donde se le realizó un TAC.

La llegada de los castellanos a las Islas Canarias a finales del siglo XV produjo un enorme choque entre dos culturas que se desconocían mutuamente. Los aborígenes quedaron asombrados al ver cómo gente armada y con herramientas que ellos no conocían desembarcaban en sus tierras, mientras que los hombres de Castilla se sorprendieron de la altura de unos nativos con rasgos que jamás habían visto.

La guerra entre ambos pueblos fue inminente, y con el paso de los siglos la cultura guanche fue desterrada al olvido. No obstante, este pueblo dejó, sin pretenderlo, una valiosa herencia que permite a arqueólogos y expertos de hoy en día conocer la vida -y la muerte- de los antiguos habitantes del archipiélago español. Durante diez siglos momificaron a sus muertos, los cuales han llegado hasta nuestros tiempos en gran estado de conservación.

Una investigación que se ha desarrollado a lo largo de cinco años y en la que han participado algunos de los médicos, científicos e historiadores más prestigiosos de España ha resuelto ahora muchos de los interrogantes y enigmas históricos que pervivían en torno a los guanches. Los principales resultados se muestran en el documental Las momias guanches, coproducido por RTVE y Story Producciones, que se estrena este miércoles 18 de noviembre a las 22:00 horas en La 2.

Regis Francisco López (izquierda), director de Story Producciones, explica a este periódico que la cultura de estos aborígenes de Canarias es "sorprendentemente desconocida en el conjunto de España cuando todos conocemos la momificación egipcia".

La idea de este documental, que recorre el proceso de ADN, análisis de carbono-14 y reconstrucción forense, parte de otra producción previa que realizaron a las momias egipcias que se hallan en el Museo Arqueológico Nacional. Tras ganar en Cannes el Delfín de Oro al mejor documental histórico del año, se atrevieron con un cuerpo embalsamado más cercano para los españoles. Al fin y al cabo, en el MAN se encuentra la momia guanche mejor conservada del mundo.

Difícil acceso

Tal y como explica Francisco López, tanto desde Tenerife como desde Madrid se ha facilitado todo elemento necesario para conocer mejor el pasado de la cultura guanche. No obstante, no todas las momias se encuentran en suelo español.

"Gran parte del comercio ilegal de bienes arqueológicos desarrollado en Canarias en el siglo XIX se centró en el expolio de cuevas sepulcrales, donde podían obtenerse las codiciadas momias guanches, infravalorándose la mayoría de las veces la propia cultura material asociada a ellas", apunta el Museo Arqueológico Nacional en su texto El patrimonio arqueológico en España en el siglo XIX: el impacto de las desamortizaciones.

En este sentido, muchas de las momias fueron vendidas y han ido apareciendo en distintos museos alemanes, franceses y británicos con el paso del tiempo. Han sido estos centros culturales extranjeros los que han dificultado de alguna manera la investigación. "En algunos lugares las tienen depósitos y es realmente difícil acceder a estas momias", expresa Regis Francisco López.

Fisonomía de la momia de la momia guanche, la mejor conservada de esta cultura.

Por suerte, aquellos cuerpos que fueron expoliados no pueden compararse con la joya que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional. Llegó a la institución en 2015 procedente del Museo Nacional de Antropología y, desde entonces, ha estado en manos de la protección de Teresa Gómez Espinosa, jefa del Departamento de Conservación del MAN.

La investigadora afirma que su dentadura perfecta -lo cual demuestra que pertenecía a la clase alta-, sus manos y la apreciación de sus músculos son impresionantes. "Las momias no se restauran, se conservan. La tenemos en una vitrina con aire filtrado que hicimos exclusivamente para el cuerpo", matiza Gómez Espinosa.

Su historia, que se reproduce en el documental, es verdaderamente extraordinaria. Tras las pruebas a las que se ha sometido el cuerpo, Gómez Espinosa describe que este varón debió nacer en la segunda mitad del siglo XII, alrededor del año 1160. En cuanto a su muerte, se fecha en la primera mitad del siglo XIII. Aún faltarían dos siglos hasta que Castilla arribara en las costas canarias y más de cinco para que fuera descubierta.

En el interior de una cueva en el barranco de Herque, el gobernador Luis Román halló la codiciada momia en el año 1764. Su estado de conservación le llamó la atención y, lejos de llevarse todos los cuerpos que contenía aquella oscura cueva, cargó con esta momia que ahora se expone en el Museo Arqueológico Nacional.

El doctor Javier Carrascosa interpretando los resultados de la Tomografía Axial Computarizada realizada a la momia guanche, donde se aprecian sus órganos internos. MAN.

Momificación egipcia

Además de narrar su pasado, los investigadores pretenden darle un futuro a la momia guanche más conocida del mundo. Gracias al estudio con un TAC, y a partir del cráneo y de las investigaciones forenses, por primera vez se podrá ver cómo fue su auténtico rostro. "Verle la cara es una cosa fascinante", destaca la restauradora, quien por fin puede conocer los rasgos de la momia que ha custodiado todos estos años. El rostro, en forma de busto, se mostrará por primera vez en el documental junto a otras muchas aclaraciones acerca de esta costumbre funeraria.

Y es que, mucho se han preguntado los historiadores y arqueólogos sobre el proceso de momificación canario. ¿Es una tradición únicamente suya? ¿Se dejaron influir por otras culturas? El análisis de ADN realizado sobre las momias ha demostrado que los guanches compartían genes con el pueblo bereber, el cual ocupó en el primer milenio la Sáhara Occidental y el norte de África. Estos podrían haber entrado en contacto con la civilización egipcia, de la cual derivaría la tradición de momificar los cuerpos.

En Egipto, la salvación en la otra vida requería de la presencia física del cadáver. Isaac Asimov, quien además de divulgador científico también escribió sobre Historia, afirmaba que esta idea surgió del hecho de que "en el suelo seco de Egipto los cuerpos se descomponen lentamente, de modo que los egipcios pensaron que la prolongación de la duración de la forma física del cuerpo era algo natural e incluso deseable, y buscaron los medios necesarios para conseguirla".

Diferentes niveles de la Tomografía Axial Computarizada realizada a la momia del 'Barranco de Herques'. MAN

Los embalsamadores tinerfeños también aprovechaban el calor del sol para deshidratar a los muertos. No obstante, el desarrollo era distinto. Mientras que en Egipto el cuerpo se exponía al sol durante 70 días, las momias canarias se exponían tan solo 15 jornadas. Asimismo, los órganos internos, los cuales se descomponen mucho antes, eran colocados en jarras de piedra -vasos canopos- en el Antiguo Egipto. Las momias canarias, en cambio, eran sometidas a un proceso que impedía la putrefacción, por lo que las momias guanches aún tienen sus pulmones, riñones y su corazón en el interior.

Para evitar su descomposición, los cuerpos eran manipulados con manteca de ganado, sangre, piedras volcánicas y demás elementos y se introducían pequeñas rocas características del Teide por el ano y la boca. Después, los envolvían en fardos de pieles de cabra. En este sentido, los expertos lo tienen claro: "Es mucho mejor la momificación guanche que la momificación egipcia".

Detalles de los pies, con el cordón que une los dedos y de la mano derecha. (Foto: Fernando Velasco, MAN).

Pese al paso de los siglos, los expolios y las dificultades para acceder a algunos cuerpos que salieron ilegalmente del país, desde 2015 se ha podido llevar a cabo la mayor investigación en relación con la cultura guanche de la historia. Haciendo hincapié en la momia del Museo Arqueológico, pero deteniéndose en otros cuerpos momificados y cráneos de aborígenes canarios, Las momias guanches destaca por su ambicioso proyecto de dar a conocer elementos de nuestro país que muchas veces olvidamos.

En 1496, tras la conquista castellana, se abandonó la costumbre de momificación. Es decir, la momia guanche más joven ronda los 600 años. Ahora solo cabe recuperar todos los cuerpos para conocer un pasado desconocido que aún tiene mucho que ofrecer.

Fuente: elespañol.com | 17 de noviembre de 2020

El comercio de la sal fue una fuente de riqueza íbera en el interior valenciano

Salina de Jaraguas, en la actualidad, donde se han encontrado cerámicas ibéricas relacionadas con la explotación salinera.

Un estudio, publicado en la revista SPAL de la Universidad de Sevilla, titulado "Explotación de la sal, vías de comunicación y territorio durante la Edad del Hierro en el entorno del río Cabriel", y que se inserta en la línea de investigación sobre el poblamiento ibérico de la comarca de Utiel-Requena que desarrolla el equipo de la profesora de la Universidad de Valencia, Consuelo Mata, se estudian cerámicas ibéricas –entre otros, restos de un calderón, tres tinajillas, una tapadera y una olla– encontradas en las Salinas de Jaraguas (Venta del Moro) y de Hórtola (Requena), las cuales se pueden vincular con actividades como el lavado del producto, la ignición de la salmuera o el almacenamiento de la sal, o simplemente con los equipamientos de las comunidades ibéricas allí instaladas.

“En este artículo hemos intentado poner en valor un recurso, la sal, del que tenemos un marcado vacío de información en la Protohistoria. Hemos tenido la fortuna de poder documentar material ibérico cercano a algunas salinas continentales históricas requenenses, espacios explotados durante siglos. Nos interesa este hecho no solo por poder identificar la explotación, sino por poder insertarlo dentro de una perspectiva territorial y entender su papel dentro del patrón de asentamiento y las redes de movilidad durante la Edad del Hierro”, ha declarado David Quixal (izquierda), arqueólogo de la Universidad de Valencia.

Salina de Villargordo del Cabriel (Valencia).

Según Quixal, la producción de la sal generaría importantes recursos a las familias que habitaban los territorios de Kelin (Caudete de las Fuentes) e Ikalesken (Iniesta, Cuenca), debido a su conexión con la economía en torno a la ganadería. En este sentido, el hallazgo de una serie de representaciones pictóricas de ovejas y cabras como la del conocido Vaso de la Gigantomaquia de Kelin estaría en relación con que la presencia y la explotación de los recursos salinos favoreció el desarrollo ganadero de la zona, tal y como muestran los estudios de arqueofauna. Por otra parte, en el territorio de Ikalesken habría una importante mina de sal mencionada por autores romanos de la talla de Plinio el Viejo.

Representaciones de ovicápridos: 1. Mano de mortero de Kelin (Colección Museográfica Luis García Fuentes de Caudete de las Fuentes; fotografía de A. Moreno); 2. Mano de mortero de Los Chotiles (Sinarcas, Valencia); 3. Vaso de la Gigantomaquia de Kelin (Colección MuseográficaLuis García Fuentes de Caudete de las Fuentes; fotografía de Gil-Carles)

Respecto al comercio, estas salinas, entre las que se incluyen también Los Isidros y Villagordo, estarían relacionadas directamente con caminos y vados tradicionales, indispensables para la circulación de productos y el desarrollo de las redes comerciales. Además, la zona, con centenares de yacimientos de la época, tenía un poblamiento –distribución de núcleos habitados en un territorio– muy denso, complejo y estructurado alrededor del lugar central, la ciudad de Kelin. No obstante, los asentamientos salineros íberos probablemente fueron estacionales debido a la necesidad de altas temperaturas ambientales para la evaporación, es decir, durante los meses de verano.

David Quixal, especialista en Arqueología Ibérica, ha desarrollado numerosas campañas de prospección del poblado ibérico y romano a la comarca de Utiel-Requena y ha trabajado en varias excavaciones en el ámbito español e italiano, siendo actualmente el codirector de los trabajos arqueológicos al poblado ibérico del Pico de los Ajos (Yátova). El presente estudio se desarrolló dentro del marco de un contrato de investigación postdoctoral VALi+D de la Generalitat Valenciana (2015-2017) y se inserta de forma paralela en el proyecto de investigación del oppidum de Kelin y su territorio (Museo de Prehistoria de Valencia y la UV).

Fuente: webedicion.uv.es | 13 de noviembre de 2020

Descubren en Valencina de la Concepción (Sevilla) un cráneo de uro usado como ofrenda prehistórica

Foto: Recuperación del cráneo de uro descubierto en Valencina de la Concepción. DEUTSCHES ARCHOLOGISCHES INSTITUT MADRID / DEUTSCH.

Las excavaciones arqueológicas promovidas en el sector septentrional del yacimiento que albergan los términos municipales de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán (Sevilla), fruto del asentamiento humano que acogía dicho entorno durante la Edad del Cobre, han deparado el descubrimiento de un «cráneo de uro —un precedente de los actuales toros— salvaje prácticamente completo, interpretado como una ofrenda ritual» de aquella antigua cultura.

Se trata de una zona de casi 780 hectáreas protegidas como zona arqueológica, a cuenta de los múltiples vestigios prehistóricos localizados en esta zona de la comarca del Aljarafe.

La mayoría de estos restos arqueológicos están relacionados con el asentamiento humano que, con mayor o menor periodicidad, habría acogido este territorio durante la Edad del Cobre, con los tholos de La Pastora, Matarrubilla y Montelirio como máximos exponentes de dicha cultura.

En ese sentido, un estudio publicado en la revista científica Journal of World Prehistory y recogido por Europa Press exponía que con una extensión calculada de unas 450 hectáreas, —unas 230 de ellas como necrópolis y unas 220 de poblado—, este asentamiento calcolítico sería «de lejos el mayor asentamiento de la Edad del Cobre en toda la península ibérica y posiblemente uno de los mayores de Europa occidental en la Prehistoria tardía».

En este contexto se encuadra el proyecto de investigación bautizado como Valencina-Nord, promovido desde 2014 por la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Würzburg (Alemania) y el Museo de Valencina, para profundizar en el conocimiento de lo que habría sido el poblado de este asentamiento, caracterizado principalmente por sus diversos monumentos funerarios y sus múltiples tumbas.

Cabeza de uro prehistórico similar a la encontrada en el yacimiento de Valencina de la Concepción - ABC

El proyecto, cuya dirección ostenta desde 2016 el Instituto Arqueológico Alemán de Madrid y financiado por el propio Instituto Arqueológico Alemán y la Fundación Alemana de Investigación, contempla así «prospecciones en extensión de carácter sistemático y excavaciones puntuales», complementadas con «prospecciones superficiales; recogidas de material de superficie», estudios geomagnéticos y perforaciones manuales, según han precisado desde el equipo que encabezan Thomas X. Schuhmacher, del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid; Alfredo Mederos de la Universidad Autónoma de Madrid y Charles Bashore, de la Universidad de Granada.

El trabajo de campo acometido en torno supuso el hallazgo de un «cráneo de uro salvaje», un bóvido que habitaba Europa Occidental hasta su extinción en 1627. «El cráneo fue descubierto entero, a excepción de uno de sus cuernos, colocado boca abajo sobre una vajilla cerámica fragmentada del Calcolítico, junto con una azuela de piedra y una pata de un ovicáprido juvenil en conexión anatómica».

Una muestra del cráneo de uro será sometida a un estudio genético para avanzar en el conocimiento de «la evolución de esta especie y el proceso de domesticación del ganado bovino en la península ibérica».

Y dado el hallazgo de este cráneo de uro casi completo junto a piezas de animales en conexión anatómica, en una cuidada disposición sobre un lecho de fragmentos cerámicos y junto con una azuela de piedra, los investigadores han indicado que tienen la certeza de que «se trata de un depósito intencionado, probablemente una ofrenda ritual».

Fuente: ABC Sevilla

Descubren un impresionante poblado de hace 4.500 años rodeado por tres murallas en la provincia de Granada

Reconstrucción digital del poblado. /IDEAL

Corría el año 2014. Antonio Morgado, profesor titular de la Universidad de Granada (UGR), y José Antonio Bueno, arqueólogo, los dos adscritos al grupo de investigación ArqueoScience de la UGR, tenían noticias de pinturas prehistóricas y enterramientos humanos en cuevas entre Colomera y Montillana. Noticias que les llegaban de espeleólogos del grupo G40 de Priego de Córdoba y vecinos de los pueblos cercanos. Hasta aquí, todo correcto. Ello dio pie a la realización de diferentes memorias de máster para documentar lo que allí empezaba a despuntar como un conjunto arqueológico importante. Pero resulta que, dos años después, observando unas imágenes de satélite, descubrieron tres círculos concéntricos en lo alto de una montaña que evidenciaban «un crecimiento anómalo de la vegetación», formas que pudieron cotejar posteriormente con documentación facilitada por el Instituto Geográfico Nacional y la Junta de Andalucía.

La excavación se ha llevado a cabo entre los términos de Colomera, Benalúa y Montillana. / ALFREDO AGUILAR.

¿Qué era aquello? Morgado y Bueno dieron un paso más. Emplearon tecnología de luces y sombras y mediciones de distancia con impulsos de láser para hacer una radiografía del paraje, pero sin todos los elementos naturales que lo tapaban –en este entorno abundan las encinas, las coscojas y los pequeños arbustos aromáticos–. Y entonces constataron que, tal y como sospechaban, 'aquello' era sin lugar a dudas una construcción humana. Acto seguido, lo pusieron en conocimiento de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, tal y como dicta la legislación.

Arriba, imagen de satélite de la zona del hallazgo. Abajo, foto con la vegeteción filtrada que deja ver los círculos concéntricos. / IDEAL

Y así llegamos hasta octubre de 2020. Morgado y Bueno, con la incorporación del también arqueólogo y arquitecto José Garzón, acaban de culminar un sondeo para certificar que estamos hablando de una impresionante ciudadela que tiene 4.500 años de antigüedad, en plena Edad del Cobre, compuesta por tres líneas de murallas concéntricas. Una ciudadela encastillada que se une a Villavieja, en Algarinejo, que también investiga ArqueoScience en estas comarcas occidentales de la provincia de Granada. Lugares amurallados prehistóricos localizados en pleno siglo XXI, asimilables al conocido yacimiento de Los Millares, en Almería, pero descubierto hace más de un siglo, y que ahora se está promoviendo para su declaración como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.

«A expensas de todo lo que nos queda hacer por aquí nos encontramos ante una auténtica joya de la Prehistoria», asegura Antonio Morgado (izquierda). El equipo de trabajo ha estado compuesto por unas quince personas, fundamentalmente por estudiantes del Grado y Máster de Arqueología de la Universidad de Granada. Los trabajos se han dilatado durante un mes para abrir una ventana que permite ver cómo era la vida en el sur de la Península hace 4.500 años. Pero vayamos con los detalles que son, cuanto menos, sorprendentes.

La primera línea de muralla forma un anillo de piedra con 135 metros de diámetro y cuenta con una serie de torres o bastiones adosados donde se dominaba todo el territorio circundante. Se trata de una ubicación estratégica, ya que desde este punto se podían divisar perfectamente dos pasillos, el que discurre entre Alcalá la Real (Jaén) y Dehesas Viejas y el de acceso a la Vega de Granada –el paisaje de Sierra Nevada desde esta cresta es espectacular, por cierto–. Entre este anillo externo y el segundo, de 65 metros de diámetro, hay un posible foso que confería aún más seguridad ante posibles ataques. Y el tercero, en la parte central, tiene 40 metros diametrales. Si los dispusiéramos todos de forma longitudinal, tendríamos más de 750 metros de muralla, una cifra algo superior a la de los Millares, otro 'indicador' que permite valorar la magnitud de este asentamiento.

José Garzón (derecha) explica que estas tres líneas de muros cerrados en círculos «están perfectamente conservados». Los derrumbes que ha habido no han sido provocados por la acción del hombre, sino que más bien habría que atribuirlos al paso del tiempo y la incidencia de agentes climáticos. Garzón estima que hay tramos que pueden conservar hasta dos metros de alzado –los que han aflorado estas semanas tienen entre sesenta centímetros y un metro–. «Para ello emplearon piedras areniscas extraídas del mismo lugar, que fueron talladas para lograr unos mampuestos de dimensiones similares, y toneladas de tierra y áridos que tuvieron que transportar desde una cantera cercana y que sirvieron para los rellenos y los lienzos», dice Garzón.

Cabañas circulares

¿Quiénes habitaban dentro? La actuación que se ha desarrollado este otoño –estaba previsto que fuera en verano, pero tuvo que retrasarse por las medidas de seguridad que impone la Covid-19– ya está aportando interesantes datos. Según Antonio Morgado, «la comunidad vivía en cabañas circulares en cuyo interior tenían todos sus ajuares». Se han encontrado molinos de mano para la molturación del cereal y utillaje como sierras líticas y puntas de flechas. También vasijas. Se calcula que dentro de esta ciudadela, extendida intramuros sobre una superficie de 13.500 metros cuadrados, residían algo menos de mil personas. Su fuente de subsistencia era la agricultura y la ganadería –vacas, cerdos y ovicápridos, fundamentalmente–.

Trabajos arqueológicos entre los términos de Benalúa, Montillana y Colomera. / ALFREDO AGUILAR

Una de las grandes incógnitas por despejar es ¿por qué una estructura así? Más allá de tratarse de una auténtica ciudadela amurallada, esta estructura pétrea concéntrica no es habitual en España. En la Europa prehistórica, sí se pueden hallar algunas, aunque con sistemas de fosos excavados en la tierra, especialmente en toda la fachada atlántica. Pero según José Antonio Bueno, hay otros muchos interrogantes que convierten en apasionante el estudio de este poblado y el análisis de toda la información que han obtenido ya en esta primera actuación. «¿Por qué tanta protección?, ¿habría algún tipo de edificio público o de culto en el área central, la más protegida del recinto, o estaría reservado para una elite?»

Trillando la arena extraída de la excavación para comprobar si hay restos. / ALFREDO AGUILAR

Apoyo de los tres ayuntamientos de la zona

El profesor Antonio Morgado manifiesta que «en esta investigación se debe resaltar el incondicional apoyo y decidida apuesta del actual alcalde del Ayuntamiento de Colomera, Justo Sánchez, sabedor de su trascendencia». «Además –agrega Morgado–, dada la cercanía del pueblo de Benalúa de las Villas, su regidora, María Angustias Cámara, ha facilitado el apoyo logístico necesario para montar el laboratorio de campaña prestando sus dependencias municipales».

«A esta colaboración también hay que sumar al Ayuntamiento de Montillana, dispuesto en todo momento a colaboraciones futuras, ya que parte de la ciudadela se encuentra también en su término municipal», dice el arqueólogo Antonio Morgado.

Fuente: ideal.es | 19 de noviembre de 2020

Identifican la botella de aceite de oliva más antigua del mundo en el Museo Arqueológico de Nápoles

La botella de aceite hallada en Herculano e identificada en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles junto con una hogaza de pan carbonizada (Panis Quadratus). Imagen de MANN

Una investigación realizada por un equipo multidisciplinar coordinado por el profesor Raffaele Sacchi, del Departamento de Agricultura de la Universidad de Nápoles Federico II, ha permitido por primera vez verificar la autenticidad y caracterizar la identidad molecular de una muestra de aceite de oliva almacenada dentro de una botella de vidrio enterrada por la erupción del Vesubio en el 79 d.C. En su estudio, publicado en la revista NPJ Science of Food del grupo Nature, los investigadores indican que se trata probablemente de la botella de aceite de oliva de mayor capacidad (casi 0,7 litros) más antigua del mundo.

En el marco de una colaboración entre el Departamento de Agricultura de la Universidad de Nápoles Federico II y el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles (MANN) que tiene como objeto el estudio sistemático de los hallazgos orgánicos conservados en los depósitos de este museo, en 2018 un grupo de investigadores del Departamento de Agricultura del centro docente italiano inició una investigación sobre el contenido de una botella de vidrio guardada en dichos depósitos. Los depósitos de este museo conservan los materiales recuperados en las fases más antiguas de las excavaciones iniciadas por el rey Carlos de Borbón en la zona del Vesubio.

Según ha informado la Universidad de Nápoles Federico II, la botella parece provenir de Herculano, pero, al igual que muchos otros hallazgos, la información relativa al momento de su recuperación se ha perdido con el tiempo.

El punto de partida de este estudio se debe al paleontólogo y periodista italiano Alberto Ángela (derecha) que, durante una inspección de los almacenes del MANN, advirtió de que la botella estaba aún medio llena. La hipótesis de Ángela era que podría ser vino, pero los análisis llevaron a un resultado diferente y en muchos sentidos “sorprendente e inesperado”, según el centro docente.

En concreto, la investigación realizada por un equipo multidisciplinar coordinado por el profesor Raffaele Sacchi (izquierda) permitió por primera vez verificar la autenticidad y caracterizar la identidad molecular de una muestra de aceite de oliva almacenada dentro de una botella de vidrio enterrada por la erupción del Vesubio en el 79 d.C.

El uso de técnicas moleculares y la datación por carbono 14 de uno de los "artículos comestibles" más representativos conservados en el MANN han permitido rastrear el contenido de la botella de vidrio con un aspecto muy similar a los representados en los frescos encontrados en Pompeya. Se trata de una sustancia sólida enigmática con una consistencia cerosa, probablemente encontrada en Herculano durante las excavaciones arqueológicas iniciadas por el Príncipe de Elboeuf en 1738 y continuadas por el rey Carlos de Borbón.

Foto: Fresco pompeyano con la representación de la forma de la botella y un 'Panis Quadratus' - Imagen de MANN.

Los estudios llevados a cabo por el equipo de investigadores de la Universidad de Nápoles Federico II, del Consejo Nacional de Investigación de Italia (CNR) y de la Universidad de Campania Luigi Vanvitelli han demostrado que la materia orgánica originalmente presente en la botella era aceite de oliva que, debido a las altas temperaturas a las que fue expuesta en el momento de la erupción del Vesubio y los profundos cambios ocurridos en casi dos milenios de almacenamiento en condiciones incontroladas, lleva las huellas de profundas modificaciones químicas típicas de las grasas alimentarias alteradas.

Así, sobrevivieron muy pocas de las moléculas típicas del aceite de oliva: los triglicéridos, que representan el 98% del aceite, se han degradado en los ácidos grasos constituyentes; y los ácidos grasos insaturados se han oxidado completamente, generando hidroxiácidos que a lo largo de unos 2.000 años han reaccionado entre sí formando productos de condensación como los estólidos, nunca antes observados en procesos convencionales de alteración natural del aceite de oliva.

a) y b) Imagen de la botella con el contenido líquido. c) una muestra utilizada para análisis químico y d) extractos lípidos. Créditos: Raffaele Sacchi.

A su vez, la sustancia grasa también ha producido una multitud de sustancias volátiles que son las que se pueden encontrar en un aceite fuertemente rancio, derivadas de la descomposición del ácido oleico y linoleico. Además, el perfil de ácidos grasos saturados y el de fitoesteroles permitió establecer con certeza que la grasa era de origen vegetal y no contenía grasa de origen animal, muy utilizada por las poblaciones de la época y que era inequívocamente aceite de oliva.

“Esta es la muestra más antigua de aceite de oliva que nos ha llegado en grandes cantidades, la botella de aceite más antigua del mundo. Esta identificación nos da una prueba irrefutable de la importancia que tenía el aceite de oliva en la dieta diaria de las poblaciones de la Cuenca Mediterránea y en particular de los antiguos romanos de Campania Felix”, ha destacado el investigador Raffaele Sacchi.

Fuentes: mercacei.com | oliveoiltimes.com | 17 de noviembre de 2020

Un equipo de arqueólogos encuentra una máscara 'alienígena' de hace 6.000 años en Bulgaria

Un equipo de arqueólogos ha encontrado una misteriosa máscara prehistórica durante unas excavaciones en el antiguo asentamiento de Provadia- Solnitsata, en el noreste de Bulgaria, conocido como el más antiguo de Europa.

El hallazgo ha acaparado la atención por su parecido a la clásica representación de un "extraterrestre" de ciencia ficción. La máscara de arcilla carece de boca, pero posee rasgos tanto humanos como animales, detalló el portal Archeology in Bulgaria.

"Muchos la comparan la máscara con un extraterrestre con un traje espacial", escribió la radio nacional búlgara, al reportar el hallazgo.

La pieza prehistórica data de finales del V milenio antes de Cristo, es decir, del período Calcolítico tardío. Fue encontrada por un equipo arqueológico dirigido por el profesor Vasily Nikolov en la localidad de Provadia Solnitsata (Salinas de Provadia) cerca del asentamiento de Provadia, conocido como el más antiguo de Europa.

La máscara es triangular, con dos grandes ojos y sin boca. En la parte superior, se encuentran dos protuberancias similares a orejas, en las cuales se encuentran pequeños agujeros, los cuales, probablemente se usaban para insertar un hilo y colgar el artefacto.

El profesor Vasil Nikolov mostrando la máscara de arcilla sin boca correspondiente a V milenio antes de Cristo. Foto: Radio Nacional de Bulgaria.

"Lo más probable es que el artefacto fuera un símbolo de estatus que colgaba del pecho de la persona digna de él", detalló Vasily Nokplov a Archeology in Bulgaria.

Según los especialistas, "el hecho de que la máscara no tenga boca, ciertamente, no es accidental y tiene su propio simbolismo. El énfasis está en los ojos, su forma, su tamaño, así como las bandas verticales pulidas debajo de ellos dicen mucho más que la boca que falta".

"Al mirar sus ojos uno siente poder, superioridad, sabiduría. Es curioso que cuando se mira esta imagen desde un ángulo diferente, se notan aspectos de diferentes emociones”, agrega el equipo.

Los arqueólogos han calificado el hallazgo como uno de los más impresionantes realizados durante las últimas excavaciones en dicho asentamiento, el centro urbano y minero de sal más antiguo del continente europeo. Sin embargo, se destaca que la máscara difícilmente habría recibido tanta atención si no fuera por su intrigante apariencia.

Aspecto del asentamiento de Provadiya-Solnitsata.

El asentamiento de Provadiya-Solnitsata fue colonizado durante el Neolítico por algunos de los primeros agricultores del mundo. Llegaron a descubrir y utilizar el enorme depósito de sal que ahora se encuentra a unos 13 metros por debajo del nivel del montículo del asentamiento expuesto por las excavaciones arqueológicas.

Unos 1.250 años después de que comenzara la extracción de sal en Provadiya - Solnitsata, el clima cambió, las fuentes de sal se secaron y, la una vez vibrante comunidad prehistórica, fue destrozada por luchas internas.

Sus habitantes construyeron las primeras murallas hechas de piedra de Europa para proteger sus riquezas acumuladas a través de la producción a gran escala de extracción de sal hace unos 6.700 años.

Fuentes: mundo.sputniknews.com | archaeologyinbulgaria.com | 18 de noviembre de 2020