Los colgantes de dientes de alce hablan del estatus prominente de este animal en Eurasia durante el Mesolítico tardío

Se colocaron un total de 90 dientes de alce junto a las caderas y muslos del cuerpo de la mujer en la tumba 127, posiblemente atados a una prenda que se asemeja a un delantal. También había colgantes de dientes de alce en la cintura. Además, el cadáver fue rociado con ocre rojo.

Hace aproximadamente 8.200 años, durante el Mesolítico tardío, la isla de Yuzhniy Oleniy Ostrov en el lago Onega de la República de Karelia, Rusia, albergaba un gran cementerio donde fueron enterrados hombres, mujeres y niños de diferentes edades. Muchas de las tumbas contienen una gran cantidad de objetos y ocre rojo, lo que significa el deseo de garantizar la comodidad de los enterrados también después de la muerte. Una característica encontrada fueron colgantes hechos con incisivos de alce adheridos a la ropa y los accesorios, como vestidos, abrigos, capas, tocados y cinturones. Aunque no se ha conservado ningún material de ropa, la ubicación de tales dientes de alce arroja luz sobre el posible tipo de estos conjuntos.

Un pueblo de colgantes de dientes de alce acanalados

Un estudio, publicado en Archaeological and Anthropological Sciences, y dirigido por la arqueóloga Kristiina Mannermaa (izquierda), de la Universidad de Helsinki, tenía como objetivo determinar quiénes eran las personas enterradas con trajes decorados con adornos de dientes de alce y qué significaban los mismos para ellos. El estudio analizó la técnica de fabricación de un total de más de 4.000 adornos dentales, o la forma en que los dientes habían sido procesados ​​para su fijación o suspensión.

Los resultados fueron sorprendentes, ya que prácticamente todos los dientes se habían procesado de manera idéntica haciendo una o más pequeñas ranuras en la punta de la raíz, lo que facilitó el atado de los colgantes. Solo en dos casos se hizo un pequeño orificio en el diente para enhebrar, y ambos se encontraron en la tumba de una mujer. Hay que tener en cuenta que los colgantes de dientes encontrados en tumbas ubicadas en la zona del Báltico y Escandinavia, del mismo período que las tumbas de Yuzhniy Oleniy Ostrov, están perforados casi exclusivamente. La perforación es la forma más segura de sujetar el colgante, pero hacer agujeros en la punta estrecha de un diente es más laborioso que ranurar.

Las investigaciones arqueológicas y etnográficas han demostrado que los seres humanos han estado utilizando decoraciones casi siempre y en todo el mundo para varios propósitos diferentes. Para muchos pueblos indígenas de Eurasia, incluidas las comunidades sami, las decoraciones han sido y siguen siendo una forma importante de describir la identidad y el origen de una persona. No son solo detalles estéticos, sino que también están relacionados con la comunicación intercomunitaria y el fortalecimiento de la uniformidad intracomunitaria.

Un colgante de diente de alce roto y luego reparado hallado en una de las tumbas. Riitta Rainio.

Los elementos externos como los adornos también pueden influir en los nombres que los grupos vecinos utilizan para referirse a una comunidad. De hecho, Kristiina Mannermaa llama a las personas encontradas en el lugar del entierro las personas de los colgantes de dientes de alce ranurados.

"A pesar de que hay colgantes hechos de castor y dientes de oso en las tumbas, la proporción de dientes de alce en ellos es abrumadora", dice Mannermaa.

Por lo general, solo uno o como máximo un par de tipos de surcos diferentes prevalecían en las tumbas individuales. Esto indica que los colgantes encontrados en una tumba fueron el resultado de una producción rutinaria en serie llevada a cabo en un período de tiempo bastante corto. Los tipos de surcos más comunes eran firmes, rápidos y fáciles de hacer.

Dibujos de las tumbas 65, 102, 97 y 25 excavadas en Yuzhniy Oleniy Ostrov y posición de los dientes de alce hallados.

"Curiosamente, las ranuras no siempre se hicieron en el lado más ancho del diente, lo que sería la opción más fácil. En muchas tumbas las ranuras están en el lado delgado del diente, donde la posición inestable del mismo hace que sea más difícil de hacer. El artesano pudo haber recurrido a este método para atarlos en una posición específica", señala la investigadora Riitta Rainio (izquierda).

El mayor número de dientes de alce fue encontrado en las tumbas de mujeres y hombres adultos jóvenes, pero el menor en las de niños y ancianos. En otras palabras, los adornos de dientes de alce estaban relacionados de una forma u otra con la edad, posiblemente específicamente con los años reproductivos máximos.

El alce era el animal más importante en la ideología y creencias de los cazadores-recolectores prehistóricos de la zona forestal euroasiática, y su disponibilidad limitada hizo que los dientes de este animal fueran un material valioso para los antiguos cazadores. Los alces no se capturaban con mucha frecuencia y no todos los miembros de la comunidad contribuían a su caza. Puede ser que a un solo individuo se le hayan dado todos los incisivos de un alce capturado. Los alces tienen un total de ocho incisivos, seis permanentes en la mandíbula inferior y dos caninos permanentes en forma de incisivos. A veces, los dientes deciduos o de leche correspondientes también se procesaron como adornos, pero los adornos más grandes requerían dientes al menos de entre 8 a 18 alces.

Fuente: phys.org | 14 de enero de 2021

Confirman que los primeros humanos usaban herramientas líticas para romper huesos de animales y consumir la médula ósea

Un 'chopping tools' (canto tallado) proveniente del yacimiento achelense tardío de Revadim, Israel.

Investigadores del Instituto de Arqueología Sonia y Marco Nadler, de la Universidad de Tel Aviv, han desentrañado la función de las herramientas de pedernal conocidas como chopping tools (cantos tallados), recuperadas en el yacimiento prehistórico de Revadim, al este de Ashdod, Israel.

Mediante la aplicación de métodos de investigación avanzados se examinaron los rastros de uso y desgaste de estas 53 herramientas de corte, así como los residuos orgánicos encontrados en algunas de las mismas, al tiempo que realizaron y utilizaron réplicas de tales herramientas con métodos de arqueología experimental. Concluyeron que las herramientas líticas de este tipo, encontradas en numerosos sitios de África, Europa y Asia, fueron utilizadas por los humanos prehistóricos de Revadim para romper cuidadosamente los huesos de animales de tamaño mediano como gamos, gacelas y posiblemente también bovinos, con el fin de extraer su nutritiva médula ósea rica en calorías.

Distintos tipos de herramientas denominadas 'chopping tools' halladas en el yacimiento de Revadim, Israel.

El estudio fue realizado por la Dra. Flavia Venditti (izquierda) de la Universidad de Tubinga, y por el profesor Ran Barkai (derecha) y el Dr. Aviad Agam del Instituto de Arqueología Sonia y Marco Nadler de la Universidad de Tel Aviv, en colaboración con el Laboratorio de Análisis Tecnológico y Funcional de Artefactos Prehistóricos de la Sapienza, Universidad de Roma. El artículo de investigación ha sido publicado en la revista PLOS One.

El profesor Ran Barkai dijo al respecto: "Durante años hemos estado estudiando herramientas de piedra en sitios prehistóricos de Israel con el fin de comprender sus funciones. Una fuente importante de las mismas es Revadim, un yacimiento al aire libre (en lugar de una cueva) que se remonta a entre 500.000 y 300.000 años atrás de nuestro tiempo, y que es rico en hallazgos notablemente bien conservados. A lo largo de los años, hemos descubierto que Revadim era un enclave muy favorecido, habitado una y otra vez por humanos, muy probablemente por la especie tardía de Homo erectus. Huesos de muchos tipos de caza, incluidos elefantes, ciertos bóvidos, ciervos, gacelas y otros, se han encontrdo en este lugar".

Vista al noreste del yacimiento de Revadim (Israel). Nature.

Los investigadores añaden que los habitantes prehistóricos de Revadim desarrollaron un eficaz conjunto de herramientas multipropósito. Después de descubrir las funciones de algunas de ellas, el estudio se centró en las herramientas chopping tools, los guijarros de pedernal tallados con un corte afilado.

El profesor Barkai explica: "Las herramientas 'chopping tools' fueron inventadas en África hace unos 2,6 millones de años, y luego aparecen con los humanos a donde quiera que estos fueron durante los siguientes dos millones de años. Se han encontrado grandes cantidades de estas herramientas en casi todos los sitios prehistóricos del 'Viejo Mundo', en África, Europa, Oriente Medio e incluso China, lo que evidencia su gran importancia. Sin embargo, hasta ahora, nunca habían sido sometidas a pruebas de laboratorio metódicas para averiguar para qué se utilizaban realmente".

Imágenes representativas de experimentos controlados llevados a cabo para crear un catálogo de referencias. a) Guijarros de diferentes tamaños utilizados para fabricar las réplicas experimentales; b) Proceso de fabricación de réplicas con un núcleo-martillo duro; c) Actividad experimental de rotura de huesos (hueso de cerdo deshidratado sin periostio); d) Actividad experimental de rotura de huesos (hueso seco de oveja); e) Actividad experimental de rotura de huesos (hueso fresco de corzo sin periostio); f) Actividad experimental de rotura de huesos (hueso de vaca fresco sin periostio); g) Médula ósea a la que se accede desde una fractura completa; h) Médula ósea a la que se accede desde un gran corte o fisura; i) Actividad experimental de rotura de huesos (hueso de cerdo deshidratado con periostio).

Los investigadores analizaron la muestra de 53 artefactos chopping tools de Revadim en busca de rastros de uso y residuos orgánicos. Se encontró que muchos de ellos exhibían daños sustanciales en los bordes afilados como resultado de cortar materiales duros, y algunos también mostraban residuos de huesos de animales (¡conservados durante casi medio millón de años!). Tras estos hallazgos, también se aplicó la arqueología experimental: se recolectaron guijarros de pedernal de las cercanías de Revadim y se fabricaron réplicas de estas herramientas para romper huesos de animales muertos de tamaño mediano. Las comparaciones entre los rastros de uso-desgaste y los residuos orgánicos en las herramientas replicadas y las originales prehistóricas respaldaron significativamente las conclusiones del estudio.

Microresiduos observados en las herramientas líticas analizadas a) Manchas blanquecinas amorfas en la muestra nº 4; b) Manchas amorfas blanquecinas-amarillentas en la muestra nº 9; c) Manchas blanquecinas amorfas con inclusión amarillenta grasosa en la muestra nº 14; d) Manchas blanquecinas amorfas manchadas en la muestra nº 3; e) Residuos blancos cristalinos consistentes con tejidos óseos atrapados en las cicatrices del borde de uso en la muestra nº 3; f) Acumulación de gotitas de grasa azuladas superpuestas a lo largo del borde activo de la muestra nº 3 (luz de polarización cruzada).

El profesor Barkai agregó: "Los primeros humanos rompían los huesos de los animales en dos para extraer la médula ósea. Esta acción requiere una gran habilidad y precisión, puesto que, al romper el hueso, se puede dañar la médula ósea. Los 'chopping tools' que examinamos en este estudio fueron evidentemente muy populares, pues eran fáciles de hacer y altamente efectivos para el propósito que se perseguía. En conclusión: esta es, aparentemente, la razón de su enorme distribución geográfica durante un período de tiempo tan largo. El presente estudio ha ampliado nuestro conocimiento del conjunto de herramientas de los primeros humanos, lo que es un paso más hacia la comprensión de su forma de vida, de sus movimientos migratorios y el desvelamiento de los secretos de la evolución humana".

Fuente: phys.org | 21 de enero de 2021

Identifican en el Museo Arqueológico de Murcia los rostros en cerámica de los emperadores bizantinos Focas y Leoncia, únicos en el mundo

De izquierda a derecha, antefijas de la emperatriz Leoncia y el emperador Focas

Una vitrina del Museo Arqueológico de Murcia exhibe desde hace décadas unas piezas raras y únicas en el mundo que habían pasado desapercibidas hasta ahora: unos rostros moldeados en cerámica del emperador bizantino Focas y la esposa de este, Leoncia, que datan del siglo VII d.C. y que, en su día, engalanaron un importante edificio situado en la actual pedanía murciana de La Alberca, a los pies de la sierra en la que está el santuario de la Fuensanta.

Ahora, décadas después de su hallazgo, el profesor de Historia Antigua en la Universidad de Alicante, director del Museo Arqueológico de Elda (Alicante) y ex director del Museo Arqueológico de Murcia, Antonio M. Poveda (izquierda), acaba de identificar y catalogar correctamente estas piezas.

En declaraciones a Europa Press, este profesor ha recordado que las piezas fueron encontradas en la pedanía murciana de La Alberca, un emplazamiento que "siempre ha llamado mucho la atención por el denominado 'martirium' situado a los pies del santuario de la Fuensanta, que es una zona de las más ricas que tiene la Vega Media y Alta del Segura a nivel arqueológico".

La Alberca se sitúa a 48 kilómetros escasos de Carthago Spartaria (actual Cartagena), que en esa época era la capital de la provincia bizantina de Hispania, y Poveda cree que en la actual pedanía murciana debió de haber algún personaje o familia muy importante, "posiblemente de la propia curia o del grupo dominante entre los bizantinos de Cartagena que decidieron asentarse allí".

SON ANTEFIJAS, PARTE DE LA TECHUMBRE

"La sierra es un lugar privilegiado porque a sus pies se ve toda la Vega del Segura a su paso por Murcia, motivo por el que fue escogida desde época ibérica y romana para asentarse", según Poveda, quien ha recordado que el importante arqueólogo Cayetano de Mergelina realizó en 1935 excavaciones en La Alberca, momento en el que se recogen ocho piezas de cerámica.

Las imágenes de los emperadores aparecen recogidas en unas antefijas, es decir, unas piezas de cerámica que se sitúan en la parte anterior de las tejas curvas (ímbrices) características de los tejados romanos que se colocaban en la junta entre las tejas planas (tebulas) para que no calara el agua.

"Pues bien, esa parte de la techumbre entre las tejas se decoraba con elementos como divinidades o representaciones muy simbólicas en los edificios importantes de carácter institucional, religioso, político o de alguien de la aristocracia", añade Poveda.

"La Alberca y Algezares, que están separados por tres kilómetros, tenían que ser en realidad un mismo núcleo aristocrático de un terrateniente muy importante vinculado con los bizantinos de Cartagena", según el profesor Poveda, quien cree que no es una casualidad que las representaciones que llevan esas tejas sean un emperador, su emperatriz y otro elemento "muy interesante y simbólico al final de la Antigüedad como es el dios 'Oceanus' (Océano)".

"Esas imágenes permanecerían durante bastante tiempo enseñoreándose en la parte más alta, en la que mejor se divisaría, de un edificio que no sabemos cuál es porque no se ha localizado", según Poveda. En concreto, cree que "se tuvo que tratar de un edificio espectacular, de una arquitectura privilegiada".

Antefijas bizantinas expuestas en el Museo Arqueológico de Murcia. / ANTONIO M. POVEDA. EL PAÍS.

EL TOCADO, CLAVE EN LA IDENTIFICACIÓN

Los rostros habían pasado desapercibidos para muchísimos arqueólogos a lo largo de los años, según Poveda. Incluso, las cerámicas fueron objeto de estudio de una tesis doctoral elaborada en los años 90 sobre por un especialista en antefijas de Hispania que hizo una descripción de los rasgos faciales y determinó que una de las cabezas tenía un tocado que terminaba de modo corniforme, es decir, con dos puntas "con forma de cuernos".

Para identificar las piezas, Poveda se valió de su experiencia durante más de 20 años excavando en la zona bizantina de Italia, estudiando las fases y estados materiales en esculturas. "Me percaté de que el peinado de las emperatrices tanto en esculturas, como en relieves y mosaicos terminaba, a partir del siglo VI y VII d.C. en punta, es decir, en ese mismo estilo corniforme", señala.

En realidad no era una cornamenta. Lo que ocurre es que estos personajes lucían tal cantidad de hilos de oro y perlas --algunas enormes-- que, al colgarles en el centro de la cabeza y caer hacia la frente, "hundían el peinado y la cofia que tenían como tocado".

"Y claro, si la cofia se chafa por el centro, lo que ocurre es que los extremos se quedan levantados verticalmente, como si fueran unos cuernecitos", destaca Poveda, quien aclara que "no se trata de unos cuernos, sino el tocado habitual de las emperatrices".

Por ejemplo, en los famosos mosaicos de Rávena aparecen representados los emperadores Justiniano y Teodora con ese tipo de tocados, explica este especialista, que siempre se ha interesado por la etapa paleocristiana bizantina y estaba acostumbrado a identificar este tipo de elementos.

Por ello, cuando dirigió algo más de dos años el Museo Arqueológico de Murcia, se echó las manos a la cabeza y exclamó: "madre mía, lo que tenemos aquí". Sobre todo, destaca que la mejor pieza es la de la emperatriz bizantina, porque luce una "estupenda" diadema de perlas entre la frente y la cabeza. Además, en los pómulos, descendiendo desde el peinado, le caen tres hilos de oro terminados en perlas.

"Solo las mujeres de esa época que eran emperatrices tenían este tipo de tocados", destaca este profesor, quien detalla que los emperadores, curiosamente, también lucían hilos de oro, perlas y joyería, aunque en menor cantidad.

LOS RASGOS DE UN HOMBRE

En el caso de Murcia, recuerda que habían atribuido el rostro del emperador a otra mujer, pero Poveda se dio cuenta de que era un hombre tras observar detenidamente los rasgos de los labios, los pómulos y la frente, que eran "muy bastos y muy toscos". Al compararlo con las monedas bizantinas de la época, localizó un emperador en concreto que coincidía con estos rasgos, en la época en la que los bizantinos estaban asentados en el sureste peninsular, con capital en Cartagena.

De ahí la propuesta de Poveda de identificar las imágenes con el emperador Focas y su mujer Leoncia, que gobernaron desde el 602 al 610 d.C. Pocos años después, en el 625 d.C., los bizantinos fueron expulsados de Cartagena. Los rostros se habrían exhibido en un edificio importante construido a principios del siglo VII d.C., 20 años antes de la expulsión.

"Se debió hundir la techumbre y todo quedó enterrado hasta que se iniciaron las obras en el siglo XIX sin ningún tipo de control, lo que era normal en esa época, y eso hizo que las piezas se quedaran separadas del lugar en el que debían de haber estado expuestas", según Poveda, quien considera que el edificio debe de estar todavía en el lugar enterrado o destruido.

Y es que se hicieron excavaciones en la zona hasta 1935, y quedaron lógicamente paralizadas por la Guerra Civil. En los años 40 se retomaron las excavaciones por el Instituto Arqueológico Alemán, que se interesó mucho por el que para unos es un 'martirium' cristiano y, para otros, un mausoleo o panteón romano de carácter familiar.

"Si uno va a Milán, a Roma o al Louvre va a encontrar esculturas de mármol con cabezas idénticas a las de Murcia, de ahí su importancia, porque estamos ante piezas que se conocen en otros soportes artísticos, pero no en cerámica", según este especialista. Por tanto, se trata de una "rareza" que ofrece el patrimonio murciano.

"Cuando se hacen esculturas dedicadas a los emperadores o miembros de la casa imperial es porque el que las ha encargado es la propia ciudad o alguien muy importante política o económicamente", según Poveda, quien está convencido de que "la persona que encargó la obra fue alguien bizantino o relacionado con el poder de los bizantinos en Cartagena".

Fuentes: lavanguardia.com | el pais.com | 23 de enero de 2021

Las drogas de los antiguos mayas iban mucho más allá del tabaco

Vista frontal y lateral de un matraz panelado tipo Muna (750-900 d.C.) con decoración distintiva de borde dentado. Crédito: WSU.

Enterrados hace más de 1.000 años en la península de Yucatán, en México, una de las aficiones más extendidas entre los antiguos mayas era echar una calada de vez en cuando. La palabra cigarro, por ejemplo, probablemente deriva de sik’ar que significa fumar en idioma maya.

Una conocida estela del siglo X muestra a un sacerdote fumando, precisamente, un rollo de tabaco. En América, su uso no era solo ritual, sino también terapéutico e incluso servía para sellar acuerdos de paz. Lo que no se sabía hasta ahora es que los mayas también eran aficionados a otros tipos de drogas.

Caléndula mexicana (Tagetes lucida). Wikipedia

Práctica extendida

Todo natural, evidentemente, muy alejado de los componentes sintéticos que llenan las discotecas actuales. Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Washington han detectado residuos de caléndula mexicana (Tagetes lucida) en los restos extraídos de 14 vasijas de cerámica.

Según señalan en un artículo publicado en la revista Scientific Reports, los científicos han identificado por primera vez la presencia de una planta distinta al tabaco en los antiguos contenedores de drogas mayas. Esos productos se mezclaban con las habituales hojas curadas y secas de Nicotiana tabacum y Nicotiana rustica probablemente para que fumar fuera algo más agradable, señalan los expertos.

La caléndula -conocida como pericón o yerbanís- se usa como un remedio para diversas dolencias del aparato digestivo, el dolor abdominal, la diarrea o el vómito aunque también sirve como ansiolítico o sedante.

"Aunque era aceptado que el tabaco se usaba comúnmente en las Américas antes y después del contacto con los europeos, la evidencia de otras plantas utilizadas con fines medicinales o religiosos ha permanecido en gran parte sin explorar", afirma el antropólogo Mario Zimmermann (izquierda), autor principal del estudio.

Descubrir el contenido de las vasijas pinta una imagen más clara de las prácticas de uso de drogas entre los antiguos mayas, además de allanar el camino para futuros análisis sobre diferentes tipos de plantas psicoactivas y no psicoactivas que fueron fumadas, masticadas o inhaladas entre los mayas y otras sociedades precolombinas.

Los antropólogos usaron un nuevo método basado en la metabolómica que puede detectar miles de compuestos vegetales (o metabolitos) en residuos recolectados de contenedores, tuberías, cuencos y otros artefactos arqueológicos. Luego, estos residuos se pueden usar para identificar qué plantas se consumieron.

Arqueólogos del personal de PARME excavando un entierro de cista en el enclave de Tamanache, Mérida, Yucatán. Crédito: WSU.

Hasta ahora, el único sistema para identificar plantas antiguas se basaba en la detección de un número limitado de biomarcadores como podrían ser la nicotina, la anabasina, la cotinina o la cafeína. "El problema con esto es que un biomarcador como la nicotina muestra que se fumó tabaco, pero no te dice qué más se consumió o almacenó en el artefacto", explica David Gang (derecha), profesor de Química Biológica y coautor del estudio.

Zimmermann ayudó a desenterrar, en la primavera de 2012, dos de las vasijas ceremoniales que se utilizaron para el análisis. En ese momento, estaba trabajando en una excavación dirigida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México en las afueras de Mérida, donde un contratista había descubierto evidencias de un sitio arqueológico maya mientras preparaba la zona para construir un nuevo complejo de viviendas.

Entierro de cista maya con ofrendas típicas de cerámica - Plato que cubre la cabeza del difunto y taza colocada probablemente con comida. Crédito: WSU.

Yacimiento

Los arqueólogos utilizaron equipos GPS para dividir el área en una cuadrícula similar a un tablero de ajedrez y luego se abrieron camino a través de la densa jungla en busca de pequeños montículos y otros signos reveladores de edificios antiguos donde a veces se encuentran los restos de personajes importantes como los chamanes.

"Normalmente, tienes suerte si encuentras una cuenta de jade. Hay literalmente toneladas de tiestos de cerámica, pero los recipientes completos son escasos y ofrecen un gran potencial de investigación", indica en un comunicado Zimmermann. El equipo de investigadores está negociando ahora con varias instituciones mexicanas para tener acceso a contenedores más antiguos de la región y analizarlos en busca de residuos vegetales.

Recipientes con mezclas de tabaco e ingredientes aromáticos.

"Estamos ampliando las fronteras de la ciencia arqueológica para poder investigar mejor las relaciones profundas que la gente ha tenido con una amplia gama de plantas psicoactivas, que fueron (y continúan siendo) consumidas por humanos en todo el mundo", concluyen los especialistas.

Fuentes: lavanguardia.com | phys.org | 18 de enero de 2021

Descubren la tumba de un niño enterrado con su perro en la Galia romana hace 2.000 años

Imagen de la tumba en la que se han descubierto los restos del niño y su perro. Denis Gliksman, Inrap.

En una excavación preventiva del aeropuerto de Clermont-Ferrand en el centro de Francia, un equipo de arqueólogos ha descubierto un entierro «excepcional» con los restos de un niño de 2.000 años de antigüedad junto a ofrendas de animales y lo que parece haber sido su mascota: un cachorro de perro.

Tras el análisis de los restos del hallazgo, que se ha producido en los márgenes de un asentamiento galo-romano, los especialistas han determinado que pertenecen a un niño de apenas un año de edad que murió durante la época augusto-tiberiana, es decir, en las tres décadas posteriores al nacimiento de Jesucristo.

A los pies del pequeño, un cachorro con un collar adornado con unos quince apliques de bronce y una campana. Y otro resto conmovedor: un diente de leche de un niño mayor, que los arqueólogos indican podría haber pertenecido al hermano del fallecido.

Además, varios efectos personales acompañaron al niño en el sepulcro: una especie de alfiler ornamental de cobre usado para sujetar una mortaja y un pequeño aro de hierro asociado a una varilla de metal. Un juego «que existía en ese momento pero que no había sido descubierto antes en un entierro», ha afirmado a AFP Laurence Lautier, al frente de las excavaciones.

Vista general del yacimiento en proceso de desmontaje. En primer término la excavación en curso del entierro del infante.

Banquete fúnebre

Fue enterrado en un ataúd de 80 cm, cuya madera no se conserva, el cual se colocó en un foso más grande (2 metros de largo por 1 metro de ancho) donde se depositaron una gran cantidad de objetos funerarios.

«Esta tumba es atípica en lo que respecta a la profusión de vasijas y ofrendas funerarias. En este tipo de enterramientos solemos encontrar una o dos vasijas colocadas a los pies. Aquí hay una veintena, además de abundantes depósitos de alimentos», de acuerdo con esta arqueóloga.

Numerosas vasijas y depósitos de carne acompañaron al joven fallecido en su tumba. - Denis Gliksman, Inrap.

Los especialistas indican que las vasijas debían contener alimentos y bebidas relacionados con el banquete fúnebre y representaban la porción destinada al pequeño fallecido. Algunos recipientes en miniatura parecen haber sido destinados a productos cosméticos o medicinales.

Los adultos en la Galia romana eran incinerados, pero los niños solían ser enterrados fuera de la necrópolis, en la propiedad familiar, lo que sugiere que existía una villa considerable cerca. «Tanta profusión de vasijas y objetos sacrificados, así como los efectos personales que acompañaron al niño en la tumba, subrayan el rango privilegiado al que pertenecía su familia. La asociación de un perro con un niño pequeño está bien documentada en el contexto de un funeral, lo inédito es que lleve el collar y la campana», ha apostillado la especialista.

A modo de comparación regional, solo unas pocas tumbas de niños pequeños han proporcionado cantidades significativas de objetos y bienes, sin bien en una cantidad menor. Sin embargo, un entierro cercano que data de la conquista romana, unas décadas anterior al entierro de Aulnat, es comparable en su profusión de platos de carne, pero la presencia de armas permite atribuirlo a un guerrero galo.

Fuentes: abc.es | inrap.fr. | 19 de enero de 2021

Una investigación sobre la estela prehistórica de Mirasiviene revela restos de un enclave "fortificado" en Lora del Río (Sevilla)

Reconstrucción hipotética del contorno completo del anverso de la estela (izquierda) y varias vistas del modelo 3D de la superficie de la estela (también disponible aquí: https://skfb.ly/6MFSz) desde diferentes ángulos que muestra marcas dejadas a través de la conformación de la roca (especialmente en los bordes) y las fracturas recientes.

Una investigación sobre la estela prehistórica de guerrero de Mirasiviene, tallada "posiblemente" durante la etapa tardía de la Edad del Bronce y descubierta en los años 50 del siglo XX en Lora del Río (Sevilla), ha propiciado la identificación de un asentamiento coetáneo a dicha pieza a unos 800 metros de su lugar de hallazgo, donde la cima de una colina guarda vestigios de un recinto que probablemente habría estado "fortificado".

Este estudio en cuestión se titula "Repensando las estelas de guerrero ibéricas: una investigación multidisciplinar de Mirasiviene y su conexión con Setefilla (Lora del Río, Sevilla)" y ha sido publicado en Archaeological and Anthropological Sciences.

El trabajo lo firman Marta Díaz-Guardamino (izquierda), del departamento de Arqueología de la Universidad de Durham (Reino Unido); Leonardo García Sanjuán (derecha) y Marcos Andrés Hunt, ambos del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla; David W. Wheatley, del área similar de la Universidad de Southampton (Reino Unido); José Antonio Lozano y Mercedes Murillo-Barroso por la Universidad de Granada; Miguel Ángel Rogerio, del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla; Michal Krueger y Marta Krueger, del Instituto de Arqueología de la Universidad de Poznan (Polonia); y Verónica Balsera, del Instituto Español de Historia.

En los primeros párrafos de su investigación, recogida por Europa Press, los autores de la misma exponen que la estela prehistórica de Mirasiviene fue descubierta en los años 50 del siglo XX en el entorno del cortijo de Lora del Río del que toma su nombre, al pie de las estribaciones más orientales de Sierra Morena, en una plataforma natural a seis kilómetros del río Guadalquivir y flanqueada por dos riachuelos.

Ubicación de las estelas de Mirasiviene y Setefilla en el valle del Guadalquivir y la península ibérica.

La pieza, tallada en roca de tipo mica-esquisto, 1,82 metros de altura, 23 centímetros de ancho conservado y 30 centímetros de grosor, constituye la mitad de una estela rota en sentido vertical que originalmente habría pesado unos 500 kilogramos, toda vez que el fragmento restante está en paradero desconocido.

Los motivos grabados en la mitad conservada de la estela muestran un gran escudo compuesto de cuatro círculos concéntricos, una figura humana sobre el mismo portando a la cintura un objeto alargado interpretado como una espada, otro motivo lineal inspirado quizá en una lanza y, en la parte inferior, otras tres figuras antropomórficas que podrían reflejar contrincantes derrotados por el guerrero protagonista de la pieza.

a, b. La estela de Mirasiviene fotografiada en la década de 1980 y en 2011.

MIRASIVIENE Y SETEFILLA

El entorno donde fue localizada esta estela, según precisan los investigadores, dista apenas tres kilómetros del conocido enclave arqueológico de Setefilla, también dentro del término municipal de Lora del Río y cuya cronología abarca las Edades del Bronce y del Hierro, pesando el hecho de que en la necrópolis de este yacimiento fue descubierta una estela reutilizada para cubrir una tumba de la etapa temprana de la Edad del Hierro.

En este contexto, esta investigación comprende un estudio multidisciplinar de la estela prehistórica de Mirasiviene, el entorno donde fue hallada y los aspectos territoriales y paisajísticos relacionados con la pieza, mediante técnicas como un análisis petrográfico, el escaneo en tres dimensiones de la pieza o sondeos intensivos con equipamiento de geolocalización de alta resolución en la zona en la que fue descubierta esta losa labrada.

Fruto de esta prolija investigación, los autores exponen que "la estela prehistórica de Mirasiviene fue tallada posiblemente durante la etapa tardía de la Edad del Bronce y probablemente por personas no especializadas en ello, si bien el escudo central y la principal figura humana fueron grabadas con gran habilidad".

HALLAZGO A 800 METROS

Especialmente, los investigadores señalan que el trabajo de campo incluido en este estudio motivó la identificación de vestigios de "un asentamiento" humano a unos 800 metros al norte del lugar donde fue descubierta la estela de Mirasiviene. Más al detalle, fueron localizados "restos de muros que delimitan un recinto sobre una colina, incluyendo tales restos una gran estructura circular interpretada como una posible torre vigía o bastión y vestigios de otras estructuras dentro y fuera del perímetro del mencionado recinto".

Es más, en dicho recinto y su entorno, fueron descubiertos fragmentos de cerámica con paralelismos con restos de alfarería (derecha) datados en la etapa tardía de la Edad del Bronce y la Edad del Hierro inicial.

Al punto, los autores de este trabajo remarcan que "desde este enclave es claramente visible el lugar donde fue hallada la estela de Mirasiviene, así como la necrópolis y el asentamiento de Setefilla".

"CONEXIÓN ENTRE LA ESTELA Y EL ASENTAMIENTO"

"La conexión entre la estela, el lugar de su hallazgo y el asentamiento descubierto gracias a esta investigación es altamente plausible", según los autores de este estudio, quienes argumentan que tal nexo resulta "reforzando" al comparar su marco paisajístico con el de la estela de Setefilla, la necrópolis de dicho enclave y su asentamiento.

A tal efecto, destacan que ambos asentamientos de "Mirasiviene y Setefilla están localizados casi a la misma distancia, entre 800 y 1.000 metros al norte de los lugares donde fueron descubiertas sus respectivas estelas, que a su vez parecen corresponder a un mismo patrón".

Y es que ambas estelas habrían sido alzadas en los alrededores de los asentamientos desde los cuales podían ser vistas, en lugares conectados con cursos hídricos y acogiendo en los dos casos actividades rituales, pues en el lugar del hallazgo de la estela de Mirasiviene fueron recogidos más de 6.000 fragmentos de cerámica, nódulos de pedernal, piedras pulimentadas, percutores pétreos y piedras de molienda.

a , b Síntesis interpretativa de las técnicas de talla y secuencia de fabricación de las marcas identificadas en los anverso de las estelas de Almadén de la Plata 2, Setefilla, Mirasiviene y Almargen.

HITOS DE "LUGARES SAGRADOS"

Remarcando la conexión entre los enclaves de Mirasiviene y Setefilla, los autores de esta investigación concluyen que, con relación a sus correspondientes contextos, "ambas estelas eran monumentos polivalentes que podrían haber homenajeado a guerreros o héroes idealizados quizá conectados con linajes o grupos parentales y haber servido además como 'hitos' vinculados a lugares sagrados donde se celebrabn actividades rituales y/o funerarias".

Vista del hallazgo de la estela de Mirasiviene desde lo alto de su asentamiento.

"Todo ello sugiere que Mirasiviene tuvo una organización espacial idéntica a la de Setefilla y habría contado con un asentamiento en altura, probablemente fortificado, así como una necrópolis más abajo", según ha precisado a Europa Press el profesor Leonardo García Sanjuán.

"La estela de Mirasiviene habría actuado como marcador de la necrópolis y posiblemente del camino que, recorriendo el pie de la sierra, conectaba ambos asentamientos con otros situados más al norte y al sur", explica García Sanjuán.

Análisis de visibilidad de los puntos donde se encontraron las estelas de Mirasiviene y Setefilla y asentamientos asociados.

Fuente: 20minutos.es | 17 de enero de 2021