Las migraciones de la Edad del Bronce cambiaron la organización social y el panorama genómico de la península italiana

Sitio de excavación en la Gruta La Sassa, Italia. Angelica Ferracci. Crédito: Universidad de Tartu

Un nuevo estudio del Instituto de Genómica de la Universidad de Tartu, Estonia, y publicado en Current Biology, arroja nueva luz sobre la prehistoria genética de las poblaciones de la Italia moderna a través del análisis de individuos humanos correspondientes a la transición de la Edad del Cobre (o Calcolítico) a la Edad del Bronce, esto es, hace unos 4.000 años.

El análisis genómico de las muestras obtenidas permitió a los investigadores de Estonia, Italia y el Reino Unido datar la llegada de la ascendencia relacionada con la estepa hace 3.600 años en el centro de Italia, y también encontraron cambios en las prácticas de entierro y la estructura de parentesco durante esta transición.

En los últimos años, la historia genética de los individuos antiguos se ha estudiado ampliamente, centrándose en los movimientos y asentamientos de los seres humanos alrededor de Eurasia. Sin embargo, la historia genética de los individuos de la península italiana durante la transición entre el Calcolítico y la Edad del Bronce, hace unos 4.000 años, aún estaba inexplorada. Investigadores del Instituto de Genómica de la Universidad de Tartu, en colaboración con universidades de Italia y el Reino Unido, recolectaron restos humanos de la península italiana y generaron los genomas antiguos en el laboratorio de la Universidad de Tartu, Estonia.

"Para el estudio, extrajimos ADN antiguo de 50 individuos de cuatro sitios arqueológicos ubicados en el noreste y centro de Italia que datan de los periodos Calcolítico, Edad del Bronce temprano y Edad del Bronce pleno. Pudimos generar los primeros datos con secuenciación de escopeta de todo el genoma del período de la Edad del Bronce y estudiar la llegada del componente de ascendencia relacionada con la estepa euroasiática en la península italiana. Este componente genético, cuyo origen a ha sido rastreado en la Estepa Póntico-Caspio, una estepa ubicada entre el Mar Negro y el Mar Caspio, es muy común en Europa Central y del Norte. También se presenta en los individuos italianos de la Edad del Bronce que hemos analizado y sugiere que las poblaciones al sur de los Alpes experimentaron una evolución similar", dice Tina Sauped (izquierda), del Instituto de Genómica de la Universidad de Tartu, Estonia, y autora principal del trabajo de investigación.

Mapa: Eugenio Israel Chávez Barreto. Crédito: Eugenio Israel Chávez Barreto

"En el análisis genético hemos utilizado un conjunto de datos de referencia que incluyen a individuos de la península italiana, Sicilia y Cerdeña y que datan del Neolítico a la Edad del Hierro. Decidimos estudiar los nuevos genomas en conjunto con los datos ya disponibles a fin de tener una visión más profunda de los cambios genéticos y demográficos de esta importante transición, pero también para comprender su impacto en los siglos posteriores”, agrega el coautor Francesco Montinaro (derecha) de la misma institución y de la Universidad de Bari, Italia.

Los investigadores encontraron que las muestras que datan del Neolítico y el Calcolítico en la península italiana son más similares a los agricultores del Neolítico temprano en Europa del Este y a los agricultores de Anatolia que a los agricultores de Europa Occidental, lo que abre la posibilidad de historias diferentes para los dos grupos neolíticos en Europa.

"Debido a la distribución geográfica de los yacimientos arqueológicos de genomas publicados y recién generados, pudimos fechar la llegada del componente de ascendencia relacionada con la estepa en al menos ~ 4.000 años atrás en el norte de Italia y ~ 3.600 años en el centro de Italia. No encontramos dicho componente en individuos datados en el Neolítico y Calcolítico, sino en individuos datados en la Edad del Bronce temprano, el cual aumenta a lo largo del tiempo en los individuos correspondientes a la Edad del Bronce", señala Luca Pagani (izquierda), profesor asociado del Instituto de Genomica y de la Universidad de Padua, Italia,, así como cautor principal de este trabajo.

Contribuciones genéticas a lo largo de la población italiana. A la izquierda están las contribuciones prehistóricas e históricas identificables a partir del ADN de los italianos en orden cronológico. En verde los cazadores-recolectores que llegaron a Italia hace unos 24.000 años. Los campesinos neolíticos (flechas rojas), que se expandieron desde lo que hoy es Turquía, llegaron a Italia hace unos 8.000 años. En azul están representadas las dos rutas paralelas fechadas hace unos 5.000 años de los pastores nómadas de las estepas hacia el norte de Europa y la “nueva” señal procedente del Cáucaso hacia el sur de Italia. La herencia genética de la dominación árabe en el sur de Europa que se remonta a hace unos 1.300 años está representada en amarillo. A la derecha están las proporciones de estas contribuciones genéticas en el norte y sur de Italia, y en Cerdeña con los mismos colores utilizados en la parte izquierda de la imagen; las dimensiones de las caricaturas que contienen los cráneos indican la proporción de ADN neandertal en las diversas macroáreas italianas. Créditos: Alessandro Corlianò.

"Además, pudimos encontrar un cambio en la práctica de enterramientos correlacionada con el cambio de parentesco entre los individuos en dos de los yacimientos arqueológicos, pero no encontramos ningún cambio en los fenotipos de los antiguos italianos durante el periodo de transición", señala Christiana L. Scheib (izquierda), miembro del grupo de investigación en el Instituto de Genómica y autora también del artículo publicado.

"Fue notable ver cómo se ha desarrollado este proyecto en el tiempo y cómo ha cambiado la interpretación de los resultados una vez que se agregaron muestras del centro de Italia gracias a la colaboración con las universidades de Oxford, Durham, Groningen y Roma Tor Vergata", puntualiza Cristian Capelli (derecha), de la Universidad de Parma y de Oxford, así como coautor principal de este estudio.

"Los resultados de este estudio han demostrado que el perfil genético de los individuos antiguos de la península italiana cambió con el movimiento y el asentamiento de los humanos desde el Neolítico. Este conocimiento nos ilumina sobre nuestro origen genético y permite realizar planes de estudios adicionales que incluyan una muestra más densa de los individuos que datan de la Edad del Hierro y del Imperio Romano", concluye Scheib.

Fuentes: Universidad de Tartu | scienziainrete.it | 13 de mayo de 2021

Así son las espectaculares termas romanas excepcionalmente conservadas halladas en la costa de Cádiz

Foto: Termas muy bien conservadas en los Caños de Meca, Cádiz.

Las dunas que rodean el Cabo de Trafalgar, uno de los espacios más emblemáticos y visitados de la costa de Cádiz, han protegido durante dos mil años unas termas romanas que ahora han salido a la luz en un estado excepcional de conservación, con una estructura de casi cuatro metros de altura.

El hallazgo ha sorprendido tanto a los arqueólogos de la Universidad de Cádiz que lo han descubierto como a las miles de personas que durante los años habrán caminado sin saberlo y mientras se dirigían a la playa sobre las dunas que han ocultado estas termas.

"Es una estructura con un estado de conservación excepcional en la península ibérica y, en general, en el Mediterráneo Occidental", explica a EFE el catedrático de Arqueología de la Universidad de Cádiz, Darío Bernal (izquierda), "Y es que normalmente los restos aparecen como mucho con 50 o 60 centímetros de altura", añade.

Lo llamativo de este caso es que la estructura mantiene en pie casi cuatro metros de alzado, con sus puertas y sus ventanas.

Sofisticado complejo termal rural

Darío Bernal y su equipo han constatado que se trata de un sofisticado complejo termal rural, que disponía de un circuito de aire caliente alimentado por un horno que emanaba a través de cámaras en suelo y en las paredes.

Su hipótesis es que estas termas servirían para dar un servicio de higiene, y de ocio, a los trabajadores de las almadrabas, de las fábricas de salazones y de acuicultura de la zona, unos empleos que a buen seguro impregnaban de olor y suciedad a quienes lo desempeñaban.

Subsuelo de las termas en el que se aprecia la cámara de combustión por donde circula el aire caliente dentro de una sala calefactada.

De hecho, cuando Darío Bernal y su equipo comenzaron a excavar la parte de la construcción que permanecía visible sobre el suelo, un muro de unos treinta centímetros, esperaban encontrar una cetaria, un vivero comunicado con el mar donde se mantienen para su engorde crustáceos y pescados.

Arqueostra

Estas estructuras son en realidad el objetivo del proyecto de investigación Arqueostra que este equipo de arqueología desarrolla en el Cabo de Trafalgar y en los Caños de Meca para estudiar el origen de la acuicultura, una práctica que inventaron los romanos, en Andalucía y en Marruecos.

Muy cerca del propio Faro de Trafalgar, a unos 500 metros del lugar en el que han emergido las termas, ya emergieron hace años unas estructuras de viveros y piletas romanos (derecha) supuestamente de una etapa anterior al nuevo hallazgo.

Estructuras de una factoría de salazón con más de diez piletas y viveros romanos.

Los arqueólogos tratan ahora de buscar otros restos en esta zona de una industria, la pesquera, que en la época imperial gozaba de un gran esplendor, y que tuvo en las costas gaditanas un especial desarrollo. De hecho se ha constado que la salsa de pescado garum, que se fabricaba en Baelo Claudia, en Tarifa, fue exportada a distintos rincones del imperio.

"El hallazgo de estas nuevas termas, con varias habitaciones que posiblemente contarían con distintas temperaturas y piletas con agua, da idea de que el enclave pesquero que habría en esta zona era mucho más importante de lo que pensábamos ya que no sólo albergaba fábricas de producción pesquera", explica Darío Bernal.

"Si tenían un complejo termal, probablemente hay varios edificios más soterrados que esperamos poder investigar y sacar a la luz en los próximos meses", añade.

Estructuras de un 'balneum' hallado igualmente en la inmediaciones.

Las termas funcionaron unos 300 años, entre el siglo IV y V d.C.

"También se investigarán los restos de estuco rojo, blanco y negro y de mármol que se han hallado en las termas, y que dan idea de cómo estarían recubiertos los muros de este edificio, el cual debió funcionar unos 300 años entre el siglo IV y V d.C.", según explica a EFE el arqueólogo José Ángel Expósito.

Estos asentamientos de acuicultura serían un prueba de que, tras la pacificación de Hispania, a esta zona llegaron colonos italianos de clase alta que implantaron los modelos de desarrollo urbanístico que tenían en su tierra de origen.

"Es sus residencias de recreo solían tener viveros. Era un elemento de ostentación. Hay muchísimos escritos que relatan como las élites romanas presumían del tamaño de sus viveros y de las especies que criaban para consumo propio o para vender. Cicerón siempre atacaba estos excesos", cuenta Darío Bernal.

Las termas halladas ahora, conservadas gracias a la rapidez con la que, al ser abandonadas, el viento las sepultó en arena, son otra prueba más del rico mundo romano que habitó en estas costas.

La Junta de Andalucía, competente en la gestión del patrimonio histórico, debe ahora decidir si, una vez concluyan las investigaciones, pone en marcha una estrategia de musealización que incorpore este enclave como un nuevo aliciente para visitar esta costa o si deja que el viento vuelva a cubrir de arena estos restos.

Ver vídeo en este enlace.

Fuentes: libertaddigital.com | diariodecadiz.es | diarimes.com | 17 de mayo de 2021

Hallan en la cueva cántabra de La Garma huellas de pies de niños de hace 16.500 años

Huellas de pie de niños en la cueva cántabra de La Garma. EFE

Un equipo de arqueólogos ha descubierto rastros de huellas de niños paleolíticos, de hace unos 16.500 años, en una galería de la cueva de La Garma (Ribamontán al Monte, Cantabria), que habían pasado desapercibidas por su difícil acceso.

14 pisadas que tienen una longitud de 18 centímetros de punta a talón, lo que correspondería a niños de entre seis y siete años. Además, se han detectado varias huellas del talón que no incluyen el resto del pie, por lo que podría tratarse de un juego infantil.

Situación y sección de la cueva de La Garma.

El espacio en el que se han hallado se encuentra en un lugar elevado y muy profundo por lo que los investigadores han tenido que escalar y atravesar varios desniveles. Este espacio se encuentra a unos 300 metros del exterior a la que es "muy peligroso" llegar, por lo que se cree que los niños habrían llegado por otra entrada y que no habitaban en esta zona.

Este nuevo hallazgo ha sido dado a conocer este lunes en rueda de prensa por el vicepresidente cántabro y consejero de Cultura, Pablo Zuloaga; la directora general de Patrimonio, Zoraida Hijosa; y los responsables de la investigación, el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria e investigador del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria Pablo Arias y el director del MUPAC y las Cuevas Prehistóricas de Cantabria, Roberto Ontañón.

Según han explicado, la exploración de las huellas no ha hecho más que empezar. Solo se ha documentado fotográficamente por el "dilema entre investigación y conservación", primando siempre esta última, porque, al ser de un terreno arcilloso, las huellas se podrían destruir fácilmente.

Los investigadores han remarcado que la prioridad en La Garma es que todo "siga como está" y que por ello no se extrae "absolutamente nada" a no ser que esté en peligro de deterioro. Por ello, trabajarán con técnicas no invasivas como el láser para poder escanear y reconstruir los rasgos anatómicos para deducir el comportamiento de los niños.

Lugar de la cueva de La Garma donde se hallaron las huellas.

"Muy pocas" huellas similares

Este hallazgo es "uno de los más llamativos" por su importancia científica y porque hay "muy pocas" de este tipo de comportamientos.

De hecho, existen unas en la cueva del Tuc D'Audoubert, en el Pirineo francés, que significativamente son de la misma época a las que se atribuyen las de La Garma. En ella se han encontrado varios rastros de huellas de niños, algunas de ellas de talones. Por este comportamiento se deduce que se trataba de un juego de niños motivado por la curiosidad.

Huellas de niños en Tuc d’Audoubert. Foto Bègouën.

La Garma, un lugar "inagotable"

Con este descubrimiento, La Garma se consolida como uno de los sitios más importantes del mundo para conocer el comportamiento humano en el Paleolítico.

A su importante conjunto de arte rupestre, sus suelos y construcciones magdalenienses, se une ahora un testimonio vívido de la actividad de los miembros más jóvenes de aquella sociedad. Así, los investigadores han remarcado que la cavidad es "inagotable", lo que remarca los valores que llevaron en 2008 a la UNESCO a incluirlo en la Lista del Patrimonio Mundial.

Fuentes: elmundo.es | elconfidencial.com | 17 de mayo de 2021

La desaparición de los neandertales pudo ser un proceso natural

Trabajos de excavación en la Cueva del Esquilleu / UAM

La desaparición de los neandertales (Homo neanderthalensis) hace unos 40.000 años sigue siendo uno de los misterios más estudiados de la paleontología. Una de las hipótesis más respaldadas es que esta especie humana sucumbió a la presión del Homo sapiens, con los que convivieron -e incluso hibridaron- en casi toda la península ibérica.

Muchos yacimientos arqueológicos muestran este proceso de sustitución, pero el de la cueva del Esquilléu, en el desfiladero de la Hermida (Cantabria), es una excepción que documenta una prolongada y continua ocupación de poblaciones neandertales desde hace al menos 120.000 años.

Este yacimiento, que fue un auténtico baluarte al que nunca llegaron los humanos modernos del Paleolítico superior, supone un caso excepcional que ha sido estudiado y descrito por un equipo multidisciplinar de investigadores liderados por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y publicado en la revista Comptes Rendus Palevol.

Según los autores, la secuencia arqueológica de la cueva del Esquilléu —aun teniendo una de las estratigrafías del Paleolítico medio más completas del norte de la península ibérica— no evidencia ninguno de los cambios culturales (y posiblemente biológicos) asociados al proceso de transición entre las dos especies humanas.

"A diferencia de otros yacimientos, donde existen evidencias culturales de la llegada y ocupación de los primeros grupos de 'Homo sapiens', estas zonas concretas de los Picos de Europa se convirtieron en bastiones para las poblaciones neandertales", detalla Javier Baena Preysler (izquierda), catedrático de la UAM y primer firmante del trabajo.

"Fueron lugares donde grupos de cazadores-recolectores neandertales no entraron en contacto directo con las poblaciones humanas más modernas, posiblemente hasta fechas muy recientes", explica Baena.

El análisis completo de los restos líticos y faunísticos encontrados, junto a la contribución de expertos en estudios geoarqueológicos, edafológicos y cronológicos, confirman que la cueva del Esquilléu fue ocupada casi sin descanso durante miles de años.

En un escenario como los Picos de Europa, las poblaciones de 'Homo neanderthalensis' pudieron extinguirse de manera “natural”, y no por la presión de grupos humanos modernos.

"El Esquilleu fue un lugar habitado hasta el ocaso de los neandertales. Sólo ellos dejaron su testimonio en la prolongada estratigrafía excavada", subraya Concepción Torres Navas (derecha), de la UAM.

Para los autores, esta secuencia arqueológica puede ser la demostración de que la extinción del neandertal fue "natural" y no una consecuencia de la presión del hombre moderno.

"En algunas regiones residuales, como pudo ser el caso de la región cántabra de Picos de Europa, pudieron existir reductos ocupados por poblaciones neandertales hasta el final de las mismas. Un paisaje maravilloso para el triste final de nuestros parientes más cercanos", concluye Torres Navas.

Fuentes: eldiario.es |uam.es | 19 de mayo de 2021

Un nuevo método para ilustrar herramientas de piedra

Resumen gráfico que demuestra el proceso de ilustración lítica digital © PLOS ONE

Las ilustraciones líticas son un medio importante para comunicar las características técnicas y morfológicas de las herramientas de piedra, ofreciendo información invaluable sobre cómo las materias primas se convirtieron en herramientas útiles y sobre las personas y poblaciones que las crearon.

Tradicionalmente, estas ilustraciones han sido dibujadas a mano por ilustradores o investigadores arqueológicos con amplia experiencia. En las últimas décadas, sin embargo, las ilustraciones líticas se han utilizado cada vez menos, debido a los altos costos y al mayor uso de la fotografía.

Pero las ilustraciones líticas siguen siendo una herramienta invaluable para la arqueología que no se puede sustituir fácilmente con ningún otro método de registro presente en la actualidad. La fotografía digital, aunque ciertamente es la alternativa más rápida y eficiente, a menudo no representa fielmente el artefacto que se estudia. El escaneo 3-D también se ha explorado como una alternativa viable, y aunque la técnica puede producir ilustraciones líticas de alta calidad, el costo del equipo y el tiempo requerido para producir un escaneo fiel son muy prohibitivos.

En un nuevo estudio publicado en PLOS ONE, Jacopo N. Cerasoni (izquieerda), del grupo de investigación de Evolución Panafricana 'Lise Meitner',en el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, ofrece un método novedoso para ilustrar herramientas de piedra desarrolladas que permite a investigadores, estudiantes y educadores producir ilustraciones claras, competentes y publicables. El método STIVA (Stone Tools Illustrations with Vector Art) rastrea fotografías de referencia en software de gráficos vectoriales, combinando la facilidad y velocidad de la fotografía digital con el poder de representación de las ilustraciones hechas a mano.

El protocolo para el método STIVA está disponible en protocol.io, una plataforma de acceso abierto para métodos científicos reproducibles. El método optimizado paso a paso presenta diez secciones principales para la creación de una ilustración lítica: fotografía, configuración de software vectorial, escala, contorno, bordes de cicatriz, ondas, corteza, símbolos, composición y exportación.

Ilustración terminada producida utilizando el protocolo STIVA © Jacopo Cerasoni.

“Las tecnologías vectoriales modernas ofrecen posibilidades prácticamente ilimitadas en el mundo de la imagen científica”, dice Cerasoni. “El Método STIVA no solo ofrece la oportunidad de ilustrar la herramienta lítica de una manera limpia y eficiente, sino que crea un marco para que cualquiera pueda experimentar e ilustrar cualquier otro artefacto o material arqueológico”.

Fuente: Instituto Max Planck | 12 de mayo de 2021

Bermúdez de Castro: “El Big Bang del Homo sapiens ha finalizado”

El codirector de las excavaciones de Atapuerca José María Bermúdez de Castro. Foto: Susana Santamaría.

Por Pura Roy

Nosotros los ‘sapiens’ somos los que estamos contando la historia de la evolución humana. Somos los que hemos perdurado. Conocer nuestra evolución como especie resulta fascinante, sobre todo si es narrada por José María Bermúdez de Castro como lo hace en su último libro, ‘Dioses y mendigos. La gran odisea de la evolución humana’ (Crítica). Conocedor de primera mano de esta disciplina, desde 1991 es co-director de las excavaciones de Atapuerca y dirigió el Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana desde su fundación hasta 2012. Hablamos con él.

El sapiens se origina en África y podría remontarse hacia atrás hasta los nueve millones de años. Hace 120.000 años salió del continente para expandirse y colonizar otras zonas. Incluidas las de los neandertales que nunca salieron de Eurasia. También se baraja que los ancestros del Homo sapiens africano pudieron viajar desde Asia.

“Hace 370.000 años es muy posible que la población que dio origen a los neandertales y los humanos modernos todavía se encontraba evolucionando en el sureste de Asia, donde se producían intercambios genéticos entre los humanos que dieron lugar a los neandertales y a los que más tarde habrían penetrado definitivamente en África para originar a los humanos”.

Los hallazgos continúan y hay miles de yacimientos por descubrir, así que las sorpresas pueden suceder. El término Homo incluyó tres especies: habilis, erectus y sapiens, excluyendo de ella a los australopithecus. “Los Homo sapiens más puros están en África. Se quedaron en este continente y por tanto su porcentaje de ADN neandertal o denisovano es 0,0”; nosotros los europeos tenemos un porcentaje de neandertal.

Tras 250.000 años de evolución, nuestro cerebro ha permanecido con un volumen similar, así que debemos seguir confiando en nuestras capacidades cognitivas para seguir sobreviviendo como especie. Charlar con Bermúdez de Castro sobre estas cuestiones es un verdadero placer.

Muchos nos hemos preguntado por aquello que nos hizo humanos. Usted dice que todo el mundo debería conocer las claves fundamentales de ello, pero que usted dice que no es así. ¿Cuáles son los motivos y cuáles son estas claves?

El problema y la preocupación de la mayoría de las personas de este planeta, cuando se levantan por la mañana, es qué voy a poder comer o si voy a trabajar, así que este tipo de cuestiones tal vez es lo último que les preocupa; no hay tiempo para esta reflexión. Los que tenemos mayor fortuna sí nos podemos hacer esta pregunta, podemos estudiar, ir a la universidad.

Y a la segunda pregunta, sí que hay diversos hitos a lo largo de millones de años que han permitido desarrollar la filogenia humana que podríamos enumerar uno detrás de otro, como la postura erguida, de la que no conocemos la razón o no hay evidencias o datos, al ser una época oscura de la evolución humana. Ya que la postura erguida surge en las selvas africanas cuando hace 7 millones de años África estaba cubierta completamente de vegetación, con lo cual no hay yacimientos, ya que la materia orgánica se recicla a gran velocidad.

El siguiente paso es un cambio climático que origina una crisis impresionante, donde aparecen los desiertos, las praderas, las sabanas, y algunas especies de homínidos tuvieron la suerte de sobrevivir a la selección natural. Luego llega la tecnología hace unos 3 millones de años nada más, así que durante 4 millones de años solo fuimos primates erguidos, con un cerebro similar al de un chimpancé o más pequeño. Después vendría la cultura.

En 2005, el Consorcio Internacional para el Estudio del Genoma del Chimpancé publicó unos resultados en la revista ‘Nature’. Fue entonces cuando llegó hasta nosotros la cifra mágica: compartimos el 99% del genoma con los chimpancés.

Ese 1% ha quedado como una cifra mágica. Yo le pregunté a un colega que trabaja en la Pompeu Fabra, Tomas Marqués Moret, estudioso de los chimpancés, y me dijo que podría ser una diferencia del 10%, pero en cualquier caso un 90% de similitud con los chimpancés es muchísimo. La cuestión es saber qué genes nos diferencian de ellos.

Dice en su libro que el relato sobre nuestro origen se ha ido complicando en los últimos años. Todo es mucho más enrevesado, pero también más interesante. ¿Se han establecido con mayor claridad las ramas filogenéticas humanas o quedan todavía cuestiones pendientes?

Quedan todavía muchas cuestiones pendientes, a pesar de que en los últimos 20 años la cantidad de hallazgos que se han producido es enorme, pero esto no quiere decir que tengamos que rehacer el edificio de la evolución humana cada dos por tres, a pesar de los titulares de los periódicos. El edificio es sólido, lo que pasa es que con cada hallazgo hay que hacer una reforma en el edificio. Cuando apareció el 'Homo floresiensis' en la isla de Flores, que nos dejó a todos estupefactos, lo que tuvimos que hacer es una planta nueva al edificio y algunas reflexiones importantes. El 'Homo naledi' nos dio una gran sorpresa, ya que los restos tenían entre 300.000 y 230.000 años, por lo que habría coincidido en espacio y tiempo en África con el 'Homo sapiens'. Para mí, como para otros investigadores, el 'Homo naledi' es una anomalía en el esquema general de la evolución humana.

Aunque muchos están convencidos de que los denisovanos son una especie diferente, nadie se ha atrevido a proponer de manera formal un nombre específico para estos humanos. ¿Habría sido una ruptura de las reglas de clasificación taxonómica?

Las especies son un constructo que hacemos nosotros. Las reglas de la nomenclatura zoológica o botánica son muy claras, como las de una constitución. Para nombrar una especie necesitamos fósiles y cuantos más mejor. En cuanto a los denisovanos, hemos encontrado tres o cuatro fósiles muy pequeñitos como dientes, pero no lo suficientes para conseguir ADN. Sí se sabe que tiene diferencias con los neandertales, pero ¿esto es suficiente para calificarlo de nueva especie? Todavía no. Cuando haya trozos de cráneo, y no solo una mandíbula, a lo mejor obtenemos más datos y se construye una nueva especie, ya se verá.

Ahora ya sabemos que los neandertales y sus ancestros más cercanos, los humanos modernos y los denisovanos, formamos un grupo relativamente próximo en el tiempo, y que tuvimos un origen común. Dice que podríamos llamarlos de manera conjunta “poblaciones de la era moderna de la humanidad”.

Es una terminología que me he inventado, pero me gusta. Es un grupo que cuando trabajamos con paleo-proteínas, aparecen como grupos o especies hermanas.

También dice que con todo lo que ya sabemos, seguimos haciéndonos las mismas preguntas: ¿cuándo y dónde surgieron estas poblaciones?

Sí, seguimos en ello y trabajando mucho en este sentido. Ahora mismo se piensa que África es el origen de todo y es cierto que es el origen de la humanidad y es el origen del 'Homo sapiens' moderno. Lo que pasa es que no hemos tenido en cuenta algunas cuestiones. Esta humanidad emergente tiene un ancestro común, y si es así, ¿este dónde estaba, si los neandertales estaban en Europa? Por eso ahora nos estamos planteando un lugar intermedio que es el cordón umbilical entre África y Eurasia, el corredor levantino. Una zona muy importante para la humanidad, donde surgió ese Neolítico del creciente fértil del que somos herederos. La mayoría de lenguas proceden de esa zona y creo que fue importante para que se dieran estos ancestros comunes, como denisovanos, neandertales y modernos. Es un tema muy bonito. África puede ser, pero hay evidencias genéticas que nos dicen que las cosas no son tan sencillas. Cuando se pone una hipótesis de moda, parece que hay que seguirla. Cambiar un paradigma científico no es tan sencillo.

Supongo que no se pone en duda que hubo una hibridación.

Sí, eso no está en duda. Seguramente en el corredor levantino hubo hibridación, y compartimos lengua, sexo y tecnología. Siguiendo el paradigma que prevalece en la actualidad, los genetistas han dado rienda suelta a su imaginación y han imaginado que una población ancestral de nuestra especie (cuando todavía no teníamos el aspecto moderno que nos caracteriza) se escapó hace mucho de África e hibridó con los neandertales hace unos 370.000 años.

Ha trabajado en Atapuerca y fue precisamente ahí donde nombró a una nueva especie del género ‘Homo’, el ‘Homo antecessor’, una de cuyas características más sobresalientes era la de poseer una cara muy similar a la de ‘Homo sapiens’.

Este 'Homo antecessor' es una especie hermana de esta humanidad emergente. Lo supimos gracias a las paleo-proteínas más antiguas encontradas, que los hermanan también con denisovanos y neandertales; lo que se hace evidente es que tuvimos una madre común. La cuestión es dónde está esa madre. Nuestra especie, tal como la conocemos, se originó en África, aunque sus ancestros pudieran viajar desde el suroeste de Asia.

¿Qué ha supuesto Atapuerca, para usted y para el conocimiento de la evolución humana?

Desde el punto de vista profesional, todo. A veces me pregunto qué hubiera pasado si la persona que dirigía el proyecto de Atapuerca, Emiliano Aguirre, no se hubiera interesado en mí. Las cosas serían diferentes; hubiera hecho otras cosas. Pero Emiliano se fijo en mí y nos hicimos amigos y colegas. Me quedan tres años para la jubilación, así que casi toda mi vida se ha desarrollado en este programa de investigación tan interesante. Todo ha salido bien y espero que siga así. Las personas que vienen detrás de nosotros están mejor preparadas y, por cierto, la mayoría son mujeres.

En su libro da mucha importancia al cerebro. Nuestra singularidad está en él, ¿no?

Le dedico tres capítulos en el libro. El tema me encanta y si no me hubiese dedicado al estudio de los dientes, las mandíbulas, que es con lo que empecé mi tesis doctoral, me hubiera dedicado al estudio del cerebro.

¿Hubo variaciones cerebrales entre los distintos ‘Homo’?

En el 'Homo sapiens' se ha estimado un rango de entre 975 y 1.500 centímetros cúbicos, en el que encajan sin problema especímenes de 'Homo erectus', 'Homo heidelbergensis', 'Homo neanderthalensis' y, quizá, de otras especies en las que todavía no se ha estimado con precisión. Se han dado por supuesto variaciones; por ejemplo, el nuestro es más grande, tiene una parte que es el neocortex que es más grande que el de los chimpancés, mayor que el del 'Homo erectus', mayor seguramente que el del 'Homo antecessor', aunque de este no conocemos su capacidad craneal.

Las conexiones son importantes. Los genetistas están encontrando posibles genes implicados en el incremento cerebral y, por supuesto, en las conexiones cerebrales. En 2012 se supo de un gen especial, HMGA2, una de cuyas variantes podía estar relacionada con un incremento de la masa encefálica y con el coeficiente intelectual.

Pero no solo son importantes los genes, también lo son las interacciones de los individuos con el medioambiente. Cuando vas al colegio, interactúas con otros niños y profesores, aprendes cosas y cada día conectas miles de sinapsis en las neuronas. Si haces un viaje aprendes, si lees un libro aprendes, si ves una película aprendes.

Hay un ejemplo muy conocido: 'Tarzán de los monos'. Esta novela, que me he leído muchas veces, me hace sonreír cuando te preguntas cómo aprendió inglés, ya que si existiera un 'Tarzán de los monos' aprendería el lenguaje de estos, sus signos etc… Por eso es tan importante la interacción social. Tarzán hubiese sido un primate más, con una apariencia diferente, pero se comportaría igual que ellos.

El bipedismo es la primera clave para responder a la pregunta sobre lo que nos hace diferentes, sin que podamos asegurar que hayamos sido los únicos primates que hemos caminado sobre las dos piernas.

No, no lo sabemos, hay periodos de tiempo muy poco conocidos, no hay registros y de los chimpancés tampoco. No sabemos cómo han evolucionado. Asumimos que han sido siempre muy parecidos, pero esa presunción está basada en nuestra imaginación. No tenemos ni idea de cómo era un chimpancé hace 7 millones de años.

Yo hablo mucho de un pez del devónico, del que se conserva su fósil en el Museo de Historia Natural de Londres, que cuando se encontró vivo en Tanzania se creía que era nuevo; más tarde se supo que era el pez Latimedia, que era igual al fósil de Londres. Este no ha cambiado nada con el paso del tiempo.

La pelvis de Lucy también era muy similar a la del 'Homo sapiens', por lo que los miembros de la especie 'Australopithecus afarensis' caminarían y correrían como lo hacemos nosotros.

La cultura también nos ha moldeado y por supuesto el lenguaje…

Sí, la hipótesis de que el lenguaje es exclusivo del 'Homo sapiens' es correcta. Pero las excavaciones dan sorpresas. Los primeros resultados de los estudios de Ignacio Martínez nos revelaron que dos humanos de la Sima de los Huesos tenían una audición no muy diferente a la del 'Homo sapiens'.

Ignacio Martínez hizo una investigación fantástica con los humanos que vivieron en la Sima de los Huesos hace 430.000 años; es un yacimiento extraordinario que conserva los huesecillos del oído medio, y gracias a la tecnología moderna, a la tomografía computerizada, se pudieron estudiar estos huesecillos en la pantalla del ordenador y con la colaboración de ingenieros acústicos se pudo saber la secuencia en la que escuchaban los humanos de entonces, se les hizo una audiometría y resultó ser muy parecida a la nuestra, no igual.

Siguen las dudas de que los neandertales pudieran tener un lenguaje articulado. Los neandertales y nosotros nos hibridamos en el suroeste de Asia, así que se entendían a pesar de ser especies distintas. Todo sigue siendo sorprendente.

En su libro aparecen las mujeres, cosa que es de agradecer, ya que parecía como si tampoco existieran en las cuevas prehistóricas.

Muchas veces me preguntan por las mujeres. Me gustaría tener la posibilidad de saber qué relaciones se establecían, pero no debemos llevarnos por la visión actual. En el libro 'El clan del oso cavernario', a la protagonista, su pareja neandertal le da unas palizas tremendas; esto es un invento de la novela forjada en su visión de la actualidad, pero seguramente no era así. Un neandertal dando una paliza a su compañera porque llega tarde a la cueva, ¡pero por favor! Colaboraban entre ellos más de lo que se ha dicho. Posiblemente el cuidado de los más pequeños habrá sido una labor de todo el grupo.

Sí parece que en Atapuerca se daban prácticas caníbales, ¿no?

Sí, es así, pero no sabemos por qué; en esa época del 'Homo antecessor' había agua en abundancia, recursos cárnicos, recursos vegetales y eran muy saludables.

Las conchas perforadas y teñidas de ocre encontradas en los yacimientos de las cuevas Antón y los Aviones, en Murcia, también nos hablan de que los neandertales tenían tiempo para el ocio y que lo dedicaban a modificar elementos naturales como lo hacemos nosotros.

Y que tenían un pensamiento simbólico. Nosotros lo hemos desarrollado de una manera extraordinaria, pero seguramente los neandertales tenían esa posibilidad y la utilizaron, tal vez de manera menos eficaz. Pero señales y símbolos tal vez tengan un origen muy parecido o común.

Dice que la escalera de ‘Homo sapiens’ es la única que sigue ascendiendo y nuestra evolución continúa, al menos por el momento.

Vamos a ver, estamos en una pandemia, es triste y la padecemos todos, pero la que se nos viene encima es mucho peor, es el cambio climático. Parece increíble que nuestra aparición en el planeta haya tenido que ver con un leve descenso de la temperatura. Y ahora, el ascenso de solo un par de grados podría acabar con nosotros o con una buena parte de la población humana.

El calentamiento global es paradójico y dramático. Es algo extraordinario y a mí me pone los pelos de punta. Es complicado hallar soluciones, porque creo que solo a una minoría nos preocupa esta situación. Los grandes intereses siguen existiendo. Tú has contaminado, ahora me toca a mí. Tener conciencia de especie es prácticamente una utopía.

En sentido metafórico, el 'Big Bang' del 'Homo sapiens' ha finalizado. La gran explosión demográfica ha llegado a sus límites. Ahora debe sobrevenir, tal vez, la siguiente fase del ciclo, en la que todas las poblaciones vuelvan a juntarse en un teórico 'Big Crunch' o gran colapso.

Ahora todo es estable, la Tierra sigue girando sin problemas para algunos, pero no sabemos lo que está pasando en otras partes del planeta. Por eso hay que ser proactivos con el problema, hacer lo que cada uno pueda.

Las pandemias, como la que padecemos en estos momentos, nos demuestran que estamos en el mismo barco, a pesar de la expansión tan increíble de nuestra especie por el planeta.

120.000 millones de años expandiéndonos y parece que en algunas cosas nos hemos diferenciado, pero las diferencias son muy pocas. Somos una especie muy variable, pero en lo importante y en lo esencial somos lo mismo. Nadie puede decir que un grupo humano es más inteligente que otro, por eso el racismo no tiene ninguna base y es ridículo.

Me viene a la memoria la idea de sus colegas Eudald Carbonell y Robert Sala vertidas en su obra ‘Aún no somos humanos’ (Quinteto, 2003). ¿Qué nos falta?

Es un título que me gusta mucho. Eudald considera que todavía no nos hemos ganado el calificativo de humanos. Ser humano es casi ser divino.

Cuando soñamos pensamos que somos dioses. Este extraño pensamiento de que somos superiores, no se por qué lo pensamos, y si lo pensamos estamos muy lejos de ser esos humanos que creemos ser. Hemos conseguido un cerebro más grande y una cultura que los primates no tienen, pero nada más. La violencia ahora es brutal. Utilizamos la tecnología para desplegarla, lo que ha aumentado nuestra crueldad frente a la de los primates. Siempre digo que somos primates con armas de destrucción masiva en nuestras manos.

Por poner un contrapunto, también podemos ser solidarios.

Sí, la ayuda al grupo se da entre nosotros por supuesto, pero en ocasiones no. El comportamiento humano es muy curioso, ayudamos a unos pero no a otros. Ahora somos millones y no deberíamos discriminar a nadie, aunque no sea de tu grupo. Debemos dar un buen uso a los conocimientos generados por la humanidad.

Fuente: elasombrario.publico.es | 12 de mayo de 2021