Encuentran un nuevo edificio en la opulenta villa romana de Noheda (Cuenca)

El rector de la Universidad de Castilla la Mancha visita las excavaciones en compañía de Miguel Ángel Valero (en la zanja). Foto: Universidad de Castilla la Mancha

La campaña llevada a cabo durante el pasado mes de agosto en el sitio arqueológico de Noheda, en Villar de Domingo García (Cuenca), ha sacado a la luz una nueva estructura hallada junto al ya excavado triclinio. Presenta una planta cruciforme y cubre una superficie de 800 m2, con muros de metro y medio de grosor por dos de alto levantados con hiladas de bloques de piedra.

A la espera de empezar a excavar este ámbito en profundidad, Miguel Ángel Valero (izquierda) no aventura cuál podría ser su uso, aunque se ha sorprendido ante el excepcional estado de conservación de las paredes, algo sin precedentes en el yacimiento.

55 AÑOS DESPUÉS

Aunque el yacimiento ya se conocía desde el 1966 no fue hasta los ochenta que apareció en el radar de los arqueólogos, cuando el propietario dio con parte de un mosaico romano en el curso de unos trabajos agrícolas. Todo apuntaba a que se encontraban delante de una lujosa villa, pero los trabajos de recuperación no empezaron hasta el 2005, cuando salió a la luz un espectacular hallazgo que asombró a todos.

Tras el descubrimiento del pavimento los arqueólogos procedieron a su restauración, eliminando rápidamente las concreciones de cal y volviendo a pegar las teselas que se habían soltado. Foto: José Latova

Los arqueólogos desenterraron un hermoso mosaico que cubría la superficie de una gran sala de 290 m2 interpretada como un triclinio o comedor. El pavimento se dividía en seis registros en los que se representaba el mito de Paris, el de Pélope e Hipodamía, dos grupos de actores y músicos, deportistas, un cortejo dionisíaco y un conjunto de animales y pescadores rodeando un estanque central.

Tras fechar los restos, se determinó que la villa había sido construida en el siglo IV de nuestra era, época en la que los potentados abandonaban las ciudades para establecerse con todo lujo en el campo durante la decadencia del Imperio Romano.

En esta teatral escena un grupo de músicos acompaña la interpretación de los actores (a la derecha). Foto: José Latova

Precursoras de los castillos feudales, estas mansiones se convirtieron en lujosas residencias rodeadas de viviendas para los trabajadores y zonas de procesamiento y almacenamiento de productos agrícolas. Al mismo tiempo las villas se establecían siempre cerca del agua y entre campos de cultivo, para que fueran autosuficientes en unos tiempos convulsos marcados por la crisis y las invasiones bárbaras.

Los mosaicos más espectaculares se han encontrado dentro del comedor de la villa. En sentido horario desde arriba: actuación de un grupo de mimos, procesión báquica (derecha), juicio de Paris y rapto de Helena (izquierda), otro grupo de actores y finalmente Pélope e Hipodamía. Foto: José Latova

El triclinio y sus estructuras asociadas. Hasta ahora solo se han excavado tres áreas inconexas de la villa, pero las campañas futuras desvelarán por fin la relación que hay entre ellas. Foto: Miguel Ángel Valero Tévar

UN YACIMIENTO DE REFERENCIA

Tras el descubrimiento del impresionante mosaico, la villa se convirtió en el yacimiento romano más famoso de Cuenca, atrayendo la atención tanto de instituciones académicas como de la administración.

Estudiantes manchegos trabajando en el muro durante la campaña de verano. Foto: Miguel Ángel Valero Tévar

Así, pues, se acordó que la Consejería de Cultura correría con los gastos a cambio de que los estudiantes de arqueología de la Universidad de Castilla la Mancha pudieran hacer prácticas en el lugar. Las campañas arqueológicas se han sucedido año tras año, desenterrando gran parte de la villa y empezando a explorar los edificios del poblado que la rodeaba.

Junto a las áreas residenciales se encontraron numerosas zonas relacionadas con la explotación agrícola como estos silos de grano. Foto: Miguel Ángel Valero Tévar

Además la campaña de este año cuenta con un nuevo cuadro de especialistas que están analizando los restos vegetales recuperados para conocer que tipo de plantas y cultivos había en la zona, y así poder comprender mejor las tareas realizadas por los habitantes de la villa.

Con la mayoría del yacimiento todavía bajo tierra Valero lo ha equiparado a un iceberg arqueológico. Foto: Miguel Ángel Valero Tévar

Pese a los considerables progresos realizados en los últimos 16 años, gran parte del yacimiento permanece todavía bajo tierra. Los arqueólogos esperan descubrir en futuras campañas el resto de la villa junto con su poblado, y quizás encontrar nuevos mosaicos que maravillen a turistas y estudiosos.

Fuente: nationalgeographic.com.es | 17 de diciembre de 2021

Así vivían los neandertales costeros y la megafauna en Doñana, su último refugio europeo

Rastro de tres pasos de un adulto neandertal hallado en Matalascañas (Huelva), en la misma superficie que un conjunto de huellas de elefantes de colmillos rectos, algunos neonatos. JOSÉ MARÍA GALÁN

Doñana hace 106.000 años. El sol empieza a iluminar una inmensa playa (llegó a tener hasta seis kilómetros de anchura) y un pequeño grupo de neandertales aprovecha las primeras horas de luz para seguir el rastro de una manada de elefantes de colmillos rectos (Palaeoloxodon antiquus), la última especie de estos grandes paquidermos que habitó en el sur de la Europa continental. La senda ha sido recorrida por lobos, ciervos, jabalíes (Sus scrofa scrofa) de hasta 300 kilos de peso y uros (Bos primigenius primigenius), el antecesor salvaje de los bovinos domésticos que llegó a medir dos metros de altura hasta la cruz en el caso de los machos. Los herbívoros buscan agua y pastos en las zonas de laguna, entre las dunas, que aún no se han conformado como los acantilados actuales en el área, conocida como el Asperillo. Los neandertales y los lobos buscan presas, carroña y también agua. En la zona no hay cuevas. Nunca las ha habido. Todos sobreviven a la intemperie. Una serie de estudios sobre las huellas fosilizadas descubiertas en Matalascañas (Almonte-Huelva), junto a Doñana, permite reconstruir la vida de los neandertales y de varias especies de megafauna europea. El último, publicado este jueves en Scientific Reports, del grupo Nature, desvela la primera secuencia de huellas de un neandertal adulto y otras aisladas coetáneas a los rastros de hembras y crías de elefante de colmillos rectos en la zona.

(a) Entorno geográfico del área de estudio y su ubicación en la península ibérica. (b) Vista general de la 'Superficie Pisoteada de Matalascañas' expuesta efímeramente durante las marejadas ciclónicas de primavera de 2020 y generalmente cubierta por una gruesa capa de arena de playa. (c) Sección estratigráfica simplificada del Acantilado 'El Asperillo'

Fernando Muñiz (izquierda), icnólogo (que estudia las huellas o señales de actividad dejadas en los sedimentos o las rocas por organismos vivos), profesor de la Universidad de Sevilla y coautor de la serie de investigaciones, detalla los hallazgos más relevantes del último estudio: “Son el rastro claro de tres pasos de un adulto neandertal y un conjunto de huellas aisladas en la misma superficie donde aparecen los rastros de elefantes, algunos neonatos. Esta relación es muy importante”.

Estos neandertales no fueron ni los primeros (algunos estudios datan los restos más antiguos en Eurasia hace 400.000 años) ni los últimos, ya que la huella más reciente de esta especie, perteneciente a un adolescente de aproximadamente 1,30 metros de altura y hallada en una cantera de Gibraltar, es de hace 28.300 años. Sin embargo, la asociación de sus huellas con la fauna de la zona es clave para entender la vida de una singular colonia costera. Según el estudio, “la reconstrucción de la paleoecología de los homínidos es fundamental para comprender las dietas, las organizaciones sociales y las interacciones con otros animales”.

Estas huellas de neandertales de Matalascañas son coetáneas a otras 34 huellas de distintos rastros de elefantes de colmillos rectos. Algunas reflejan el paso de dos hembras que caminaban juntas tras alguna cría más lenta. De los ejemplares más jóvenes se han hallado pisadas y sucesiones de estas que se corresponden con neonatos y crías de corta edad, que pesaban entre 70 y 200 kilos, y otras de adolescentes de entre 8 y 15 años. También hay huellas aisladas de machos, de hasta 50 centímetros de longitud, que indican la presencia de ejemplares gigantes que pesaban hasta siete toneladas.

Huellas de elefante de colmillos rectos de hace 106.000 años halladas en Matalascañas (Huelva). PAULA GÓMEZ

La presencia de estas huellas demuestra que el pasto y las reservas de agua dulce de la zona fueron propicias para la reproducción de los elefantes, cuyas crías tienen menos capacidad para viajar largas distancias en busca de estos recursos. Y ello, según Muñiz y Carlos Neto de Carvalho (derecha), geólogo, paleontólogo e investigador portugués, pudo ser fundamental para la presencia de neandertales, pues hay referencias de que estos encontraban en los elefantes más jóvenes y en las debilitadas hembras parturientas presas más fáciles y “una fuente muy rica de proteínas”, sin descartar el recurso de la carroña de los ejemplares muertos al nacer o de madres fallecidas en el parto.

Esta abundancia de recursos y el clima benigno, similar al actual, mientras en el resto de Europa se sobrevivía en ambientes gélidos, hizo que los neandertales se asentaran en la zona, pese a la ausencia de abrigos rocosos. Joaquín Rodríguez Vidal (izquierda), catedrático de Geodinámica y Geomorfología de la Universidad de Huelva, también coautor de los estudios de la zona, explica: “Es importante resaltar que este es un yacimiento en zona costera donde no tenían más remedio que vivir al aire libre. Es y era un paisaje abierto porque, geológicamente, en el entorno de Doñana nunca han existido afloramientos rocosos ni formaciones cercanas con cuevas, como en el Guadalete (Cádiz) o Gibraltar, donde sí se han hallado muchos restos de industria musteriense [término relacionado con el abrigo rocoso de Le Moustier (Francia) y que da nombre a la elaboración de herramientas en el Paleolítico medio]”.

En cualquier caso, la existencia de rastros de huellas de neandertal confirmada por este equipo de investigadores y de la fauna asociada evidencian una presencia estable de homínidos en este entorno costero. El catedrático onubense considera que el conjunto de huellas distintas muestra el paso de varios individuos, aunque no cree que se tratara de un grupo numeroso. “No eran como los 'sapiens', que vivían en comunidades más grandes. Los neandertales solían formar grupos familiares y, posiblemente, esa fue una de las causas de su extinción, ya que tenían que mezclarse entre sí: la endogamia y vivir en un grupo reducido les aportaban menos ventajas”.

El investigador del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada y director del ProyectORCE, Juan Manuel Jiménez Arenas (derecha) lo respalda en una investigación publicada en Quaternary Science Reviews y difundida por la institución académica: “Somos [Homo sapiens] una especie muy gregaria que debimos vivir en grupos relativamente grandes, posiblemente de más de 30 individuos. Esto nos daba una ventaja evolutiva importante para hacer frente, por un lado, a la endogamia (probablemente uno de los factores desencadenantes de la desaparición de los neandertales) y por otro a la presencia de depredadores. Asimismo, la cohesión social contribuiría a la supervivencia en un medio complejo y conflictivo”.

Huella de una cría recién nacida de elefante de colmillos rectos donde se aprecian las marcas de las uñas. PAULA GÓMEZ

Fuente: elpais.com | 16 de septiembre de 2021

Descubren 53 monedas romanas de oro en el fondo marino de Jávea (Alicante)

Monedas de oro de los siglos IV y V en el fondo marino del Portitxol de Xàbia. Universidad de Alicante.

El fondo marino de la isla del Portitxol de Jávea (Alicante) ha cobijado durante 1.500 años «uno de los mayores conjuntos de monedas romanas de oro hallados en España y en Europa», según han informado este martes fuentes de la Universidad de Alicante (UA).

Se trata de 53 sólidos romanos que, tras ser analizados por científicos del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH) de la Universidad de Alicante, se han datado dentro del periodo tardorromano, en concreto, entre finales del siglo IV o principios del V.

Su perfecto estado de conservación, que permite incluso leer las inscripciones, las identifica como monedas de los periodos de gobierno de los emperadores: Valentiniano I (3 monedas), Valentiniano II (7 monedas), Todosio I (15 monedas), Arcadi (17 monedas), Honorio (10 monedas) y una moneda sin identificar.

Fue el descubrimiento fortuito de ocho monedas por dos personas aficionadas al buceo en apnea, Luis Lens y César Gimeno, lo que activó el dispositivo que tiene la Dirección General de Cultura y Patrimonio para estos casos. A partir de ese momento, arqueólogos de la UA y los GEAS de la Guardia Civil, en colaboración con el Ayuntamiento de Jávea , realizaron una serie de inmersiones en la zona que han dado como resultado el hallazgo de las 53 monedas de oro y tres clavos -probablemente de cobre-, así como algunos restos de plomo muy deteriorados que, según todos los indicios, podrían pertenecer a un cofre.

«Se trata de uno de los mayores conjuntos de monedas romanas de oro hallados en España y en Europa», ha asegurado el responsable del equipo de arqueólogos subacuáticos de la UA que trabaja en el pecio, el catedrático de Historia Antigua, Jaime Molina.

Según Molina, «es un hallazgo excepcional a nivel arqueológico e histórico, puesto que su investigación puede ofrecer multitud de nueva información para comprender la fase final de la caída del Imperio Romano de Occidente».

Los historiadores apuntan a la «posibilidad de que las monedas pudieran haber sido ocultadas intencionalmente, en un contexto de saqueos como los que los alanos perpetraban en la zona en esa época».

Por ello, «el hallazgo serviría para ilustrar un momento histórico de extrema inseguridad con la violenta llegada a Hispania de los pueblos bárbaros (suevos, vándalos y alanos) y el definitivo final del Imperio Romano en la península ibérica a partir del 409 d.C.», ha indicado el experto.

Presentación de las monedas halladas en Xàbia. Universidad de Alicante

Las monedas serán restauradas por el Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+i) y luego pasarán a ser expuestas en el Museo Arqueológico y Etnográfico Soler Blasco de Jávea, cumpliendo las condiciones expositivas y de seguridad, según ha explicado la directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga en el acto de presentación del hallazgo.

En el mismo acto también han intervenido el alcalde de Jávea, José Chulvi; el vicerrector de Investigación de la UA, Juan Mora Pastor, y el jefe de la compañía de la Guardia Civil en Calp (Alicante), Jerónimo Pacheco, así como los dos buceadores que descubrieron las primeras monedas: Luis Lens y César Gimeno.

El vicerrector de Investigación de la UA ha puesto en valor los trabajos de prospección, documentación y fotogrametría llevados a cabo por el equipo científico de la Universidad de Alicante, en los que participan experimentados arqueólogos subacuáticos con una amplia trayectoria nacional e internacional. Liderados por el catedrático de Historia Antigua, Jaime Molina, cuenta además con la participación de José Antonio Moya, Jordi Blázquez y Alejandro Pérez, del Instituto Universitario de Arqueología y de Patrimonio Histórico (INAPH) de la UA.

Para seguir investigando la zona, la Generalitat ha habilitado un presupuesto de 17.800 euros para efectuar la excavación subacuática en la zona del hallazgo. La campaña correrá a cargo del equipo que actualmente dirige el Plan General de Investigación de arqueología subacuática ‘Prospecciones arqueológicas en el Portixol de Xàbia’, en el que participan tanto la UA como el Museu de Xàbia.

La bahía del Portitxol de Jávea es un área muy conocida por la abundancia de restos arqueológicos subacuáticos actualmente en proceso de estudio: anclas, cargamentos de ánforas, restos cerámicos de distintas épocas, material metálico y elementos asociados a la navegación antigua, entre otros vestigios, han podido ser rescatados hasta la fecha en las diferentes prospecciones arqueológicas impulsadas por el Ayuntamiento, la UA y la Generalitat desde 2019.

Fuente: Universidad de Alicante | xabiaaldia.com | 21 de septiembre de 2021

Una excavación de una sepultura hispano-visigoda en Ojo Guareña (Burgos) anticipa el culto cristiano en la zona

El CENIEH participa en la excavación de una tumba que acoge el esqueleto de un individuo adulto junto a la ermita burgalesa de San Tirso y San Bernabé. Este hallazgo anticipa en varios siglos a las evidencias conocidas hasta ahora respecto al inicio del culto cristiano asociado a este lugar emblemático.

Este verano se ha realizado la excavación de una tumba empotrada en la roca junto a la entrada principal a la ermita de San Tirso y San Bernabé situada en el complejo kárstico de Ojo Guareña (Merindad de Sotoscueva, Burgos), cuya estructura de lajas acoge el esqueleto de un individuo adulto, en posición decúbito supino, con la cabeza al oeste, remarcada con dos pequeños sillares calizos.

La actual excavación fue motivada por las nuevas cronologías aportadas por el proyecto de datación del Patrimonio Cultural del Complejo Kárstico de Ojo Guareña (2017-2021). Una de las fechas obtenidas en 2020 muestra una cronología de época hispano-visigoda relacionada con la transición entre finales del siglo VII y comienzos del VIII, mientras que los restos humanos del nivel inferior se relacionan con una fase de transición entre finales del siglo VIII y comienzos del siglo IX, de la Alta Edad Media.

“En ambos casos se anticipan en varios siglos a las evidencias conocidas hasta ahora respecto al inicio del culto cristiano asociado a este lugar emblemático”, afirma Ana Isabel Ortega, arqueóloga de la Fundación Atapuerca y del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).

Los estudios antropológicos, entre los que destacan los análisis de los isótopos estables del hidrógeno, carbono y estroncio, junto a la datación de los restos, van a permitir profundizar en la vida de este personaje, que quizá pueda relacionarse con alguno de los primeros eremitas que buscaron en este idílico entorno un lugar en el que retirarse y vivir aislados, en unos siglos de gran inestabilidad vinculados a la llegada de los sarracenos, tal y como ocurre en numerosos lugares próximos al curso alto del río Ebro y sus afluentes entre el sur de la provincia de Cantabria, norte de Burgos, Álava y La Rioja.

Además de por Ana Isabel Ortega, el equipo de excavación ha estado formado por Pilar Fernández, Sofía de León y Raquel Lorenzo, restauradoras del CENIEH y Miguel Ángel Martín. Con ellos ha colaborado Aitor Fernández operario del Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva, así como los guías de la Cueva de San Bernabé, Clara López, Alberto Gómez y Eduardo Sainz Maza. También prestaron su apoyo Josu Riezu y Txus Riezu.

Una vez realizada la excavación y recuperados los restos humanos, estos serán consolidados y restaurados en el CENIEH. Posteriormente serán objeto de datación, estudios morfométricos y de paleopatologías, así como de isótopos en los que participarán Ana Belén Marín y Borja González, investigadores del Grupo de I+D+i EvoAdapta de la Universidad de Cantabria.

Enclave cumbre del cristianismo

La Cueva de San Bernabé, se convirtió en un lugar cumbre del cristianismo durante la Alta Edad Media, como centro religioso y de peregrinación, con la fundación de un templo dedicado a San Tirso y San Bernabé, en un proceso de apropiación de la antigua sacralidad pagana del enclave kárstico de las cuevas de Ojo Guareña, íntimamente ligado al proceso de formación del origen de Castilla.

El Ayuntamiento de la Merindad de Sotoscueva y la Diputación Provincial de Burgos ha financiado esta excavación enmarcada en el proyecto de investigación Dataciones arqueológicas de Ojo Guareña, autorizado y patrocinado por la Junta de Castilla y León a través de un convenio de colaboración con la Fundación Atapuerca.

Fuente: cenieh.es | 13 de septiembre de 2021

Descubren el manuscrito de un fraile milanés que habla de América 150 años antes de Cristóbal Colón

El fraile Galvano Fiamma según un códice de 1438. Comune di Milano

A mediados del siglo XIV, unos 150 años antes del histórico viaje de Cristóbal Colón, ya había rumores en Italia de la existencia de una tierra desconocida al oeste de Groenlandia. Así lo anotó el fraile milanés Galvano Fiamma en su Cronica universalis, un texto medieval del que solo ha sobrevivido una copia y que pertenece a un coleccionista estadounidense —lo compró en una subasta de Christie's en 1996 por 14.950 dólares—. La obra inédita acaba de ser estudiada por un equipo de investigadores de la Universidad de Milán, que ha encontrado "una asombrosa referencia" a Marckalada (sic), "reconocible como el Markland mencionado por algunas fuentes islandesas" de la época vikinga. Los especialistas en la historia nórdica han identificado este lugar como una parte de la costa atlántica de América del Norte.

Es decir, se trata de la primera mención del continente americano en la región mediterránea, y provoca un salto temporal enorme con el descubrimiento colombino de 1492: los artífices del hallazgo, publicado en la revista Terrae incognitae, apuntan que el dominico tuvo que escribir esta obra en torno a 1340. ¿Cómo pudo haber recabado esta información? La principal hipótesis es que Fiamma, un conocido cronista que mantuvo contacto con la ciudad de Génova a lo largo de su vida, escuchó estas historias de boca de los marineros que comerciaban con las regiones del norte de Europa.

El texto del fraile historiador, según la traducción que han realizado los investigadores, dice así: "Los marineros que surcan los mares de Dinamarca y Noruega dicen que más allá de Noruega, hacia el norte, se encuentra Islandia. Más allá hay una isla llamada Groenlandia; y más al oeste hay una tierra que se llama Marckalada. Los habitantes del lugar son gigantes: hay edificios de piedras tan grandes que ningún hombre podría ponerlos en su lugar, si no gigantes muy grandes. Allí crecen árboles verdes y viven muchos animales y pájaros. Pero nunca ha habido ningún marinero que haya podido conocer con certeza noticias sobre esta tierra y sus características".

La noticia de la existencia de tierras más allá del Atlántico nunca se había documentado hasta ahora fuera de Escandinavia. Según las sagas nórdicas, como la de Erik el Rojo, unas historias confirmadas por la arqueología, los vikingos llegaron a Terranova, a la que llamaron Vinlandia, en torno al año 1000 —el primer viaje al llamado Nuevo Mundo habría sido liderado por Leif Erikson y no por Cristóbal Colón—. En concreto, Markland se ha identificado como una zona más al norte, más próxima a Groenlandia. Esas travesías se habrían dado a conocer, por lo tanto, a través del boca a boca de los navegantes que comerciaban a lo largo de la costa atlántica europea.

Desembarco de Colón en América pintado por Dióscoro Puebla (1862) Museo del Prado

Publicación del texto

"Este asombroso descubrimiento es la primera referencia que circula en el Mediterráneo sobre el continente americano, y si Colón estuvo al tanto de lo que sabían estos marineros le pudo haber convencido de emprender su viaje", ha valorado Paolo Chiesa, profesor de literatura medieval en la Universidad de Milán y director del proyecto. La posibilidad de que el almirante genovés buscase esas tierras desconocidas de forma intencionada no se sostiene con el hecho de que hasta el mismísimo día de su muerte, el 20 de mayo de 1506, defendió cabezudamente que había llegado a Asia y no a lo que sería bautizado como América.

"La mención de América es solo una de las sorpresas que se escondía la 'Cronica universalis' de Galvano Fiamma, aunque probablemente sea la más asombrosa", ha añadido el investigador del Departamento de Estudios Literarios, Filológicos y Lingüísticos de la Universidad de Milán. "Se trata de una obra inédita, sobre la que construimos un proyecto educativo en el que han colaborado varios alumnos realizando la traducción del manuscrito y la interpretación limpia del texto. Ellos han aprendido mucho de esta experiencia y ahora también tienen la satisfacción de ver que su trabajo se salda con un resultado científico sorprendente".

'Leif Erikson descubre América', por Christian Krohg (1893). Wikimedia Commons

La parte de la crónica medieval que contiene la mención de América fue traducida por Giulia Greco, doctorando en la Universidad de Trento. "El manuscrito está elaborado en una escritura gótica del norte de Italia, no siempre fácil de descifrar. Además de la transcripción de la parte del texto que le fue asignada, cada alumno tuvo que identificar las fuentes utilizadas por Galvano para la información que recogió. Para la frase 'americano', en particular, no se han identificado fuentes de libros, por lo que hay que creer a Galvano cuando dice que estaba recogiendo información oral", ha señalado la investigadora.

La próxima fase del proyecto de investigación consiste en la publicación de la Cronica universalis en su totalidad, un trabajo de edición coordinado por Federica Favero. "El manuscrito se conserva en Estados Unidos y es de propiedad privada. Por lo tanto, era necesario ir al sitio: el propietario nos autorizó a fotografiar todo el códice y trabajamos sobre la base de estas fotografías", ha detallado.

"Ahora se trata de estandarizar las transcripciones producidas por las tesis a un modelo editorial científico, de profundizar en los puntos oscuros restantes y aportar al texto el comentario necesario; una vez hecho esto, la Cronica universalis estará disponible para todos, como se merece". Una obra que puede cambiar la historia.

Fuente: elespanol.com | 18 de septiembre de 2021

Una nueva investigación en el yacimiento de la Cueva del Gigante de Sitges amplía el periodo de ocupación neandertal

Los restos neandertales de la Cova del Gegant son más antiguos de lo que se creía (EFE)

La Universidad de Barcelona ha llevado a cabo una nueva investigación sobre los restos humanos encontrados en el yacimiento de la Cueva del Gigante, en Sitges. Ese estudio establece que los neandertales ocuparon la cueva durante un periodo de tiempo mucho más largo del que se pensaba hasta ahora: si se creía que habían vivido neandertales hace 50.000 años, ahora el periodo se amplía a entre 94.000 y 59.000 años.

La investigación, publicada en Quaternary Science Reviews, también subraya "el papel de la cueva dentro de la ruta del litoral mediterráneo, que durante los periodos más fríos del paleolítico se convirtió en un corredor natural para animales y humanos y evitar atravesar por las montañas del Pirineo".

En el yacimiento de la cueva del Gigante se han encontrado hasta ahora cinco restos de neandertal de cuatro individuos diferentes, los últimos de los cuales tuvieron lugar en 2015. Joan Daura y Montserrat Sanz, los arqueólogos que lideran la investigación, explican que "con este nuevo trabajo de datación, hemos podido establecer que la cueva fue ocupada por los neandertales durante un periodo de tiempo mucho más largo del que se pensaba".

Fósiles hallados en Sitges de 55.000 años de antigüedad y que corresponden a un niño.

Tres etapas para el yacimiento

Además, los investigadores precisan que se sabe que los restos de neandertal fueron depositados en dos momentos concretos y en espacios diferentes de la cueva: hace entre 72.000 y 67.000 años se depositaron los restos de un niño en el fondo de la cueva, y posteriormente, hace entre 60.000 y 52.000 años, se dejaron los restos de dos individuos más en la galería más próxima al mar.

Otro hito de la investigación es que demuestra que los humanos modernos también habían ocupado esta cueva, mientras que hasta ahora solo se habían encontrado evidencias correspondientes a grupos neandertales; y aunque no se han encontrado restos óseos de estos humanos modernos, sí que se han documentado vestigios de las actividades que llevaron a cabo, como por ejemplo las hogueras.

La datación que ahora se publica establece tres etapas para el yacimiento: la ocupación por los neandertales (hace 94.000-59.000 años); una intermedia en la que ya se empiezan a encontrar evidencias de actividades de humanos modernos de las fases del Châtelperroniense y el Auriñaciense (hace 43.000-39.000 años); y la última etapa (hace 34.000-32.000 años), que también correspondería a una ocupación de humanos modernos del final del Auriñaciense hasta el Gravetiense.

Para conseguir esta cronología, los investigadores han hecho un programa de dataciones exhaustivo, y utilizado métodos de datación como el del uranio-torio y la datación por luminiscencia (OSL), que se habían empleado antes en el yacimiento, pero ahora con técnicas nuevas que permiten más precisión y fiabilidad.

Actualmente la cueva está parcialmente inundada a consecuencia de las oscilaciones del nivel del mar, pero en las fases más frías del paleolítico, el nivel del Mediterráneo se encontraba entre 80 y 120 metros por debajo del actual, de forma que dejaba al descubierto una gran plataforma costera al pie de la cual se encontraba la cueva. Por eso, los investigadores advierten que "el yacimiento está amenazado por el calentamiento global del planeta y, en especial, por la subida del nivel del mar".

Fuente: elcofidencial.com | 17 de septiembre de 2021