Descubren una herrería prerromana en el 'oppidum' de Sierra Boyera (Belmez, Córdoba)

Un equipo de buceo de la Universidad de Córdoba realizando una inmersión en el pantano de Sierra Boyera, en Belmez (Córdoba), con el objetivo de prospectar un asentamiento ibérico.

Los trabajos arqueológicos realizados en el yacimiento del oppidum de Sierra Boyera, situado en Belmez, han logrado documentar «un taller de herreros de los pocos que existen en Andalucía», explica el director del proyecto e investigador en Protohistoria de Andalucía en la Universidad de Granada (UGR), Pablo González Zambrano. El hallazgo cuenta además con hornos de reducción de mineral, fragua y dos yunques. También se ha encontrado un conjunto de escorias de las diferentes fases del proceso que van desde el mineral empleado hasta el producto de hierro terminado e «incluso objetos manufacturados». Los materiales obtenidos han sido estudiados en la UGR.

Foto: Vista aérea de las zona no sumergida.

La superficie sondeada ha sido de 7x5 metros y González Zambrano (izquierda) explica que «los trabajos también han determinado que el proceso metalúrgico se sobrepone al cerámico». Con respecto a su datación, podría corresponder a finales del siglo III o II antes de Cristo, «fechado en el marco de la Segunda Guerra Púnica y dentro de la esfera cartaginesa».

González Zambrano también ha informado de la documentación de un horno cerámico, de pilar central, en muy buen estado de conservación y tradición fenicia-púnica, que podría corresponder a los siglos V y IV antes de Cristo. Además, en él ha aparecido un ánfora completa, que formó parte de la última hornada y que, debido a la caída de la parrilla, se encuentra calcinada.

Foto: Horno cerámico de pilar central, del s. IV a.C.

Foto: Molino íbero del S.IV a.C.

Los resultados de estos estudios han sido presentados en el segundo Congreso Internacional Tarteso celebrado en la ciudad pacense de Mérida y en ellos se determina, además, que este asentamiento se abandona y que, unas décadas después, aparece el yacimiento romano de La Loba.

Otra de las conclusiones obtenidas es que «los orígenes están relacionados con la expansión de la cultura tartesa en el Valle del Guadiato, que se prolonga desde el Guadalquivir hasta el Guadiana a través del corredor del río Guadiato, conectado con el Zújar», así como que «se trata del único yacimiento del periodo protohistórico, de antes de la llegada de los romanos al Valle del Guadiato, por lo que su hallazgo ofrece un foco de luz para llenar este vacío histórico que existe motivado, fundamentalmente, por la falta de investigación», ha manifestado González Zambrano.

Investigadores durante los trabajos de excavación en el yacimiento de Sierra Boyera, en el término municipal de Belmez. CÓRDOBA.

Se trata de la tercera excavación que realiza en el oppidum Sierra Boyera -las dos anteriores estuvieron dirigidas por Araceli Cristo Ropero-, que cuenta con la peculiaridad de que se encuentra sumergido durante gran parte del año. Ello ha motivado que los trabajos hayan durado únicamente 25 días, desde finales de diciembre hasta principios del pasado mes de enero, cuando la borrasca Filomena provocó la crecida de las aguas.

Foto: Lugar de investigacion en el 'oppidum' de Sierra Boyera (Córdoba).

A partir de estos momentos «el siguiente paso es la renovación de los permisos para poder continuar excavando, debido a que estamos en un asentamiento de producción minero-metalúrgica y la intención es completar los estudios para comprender la evolución de la minería, desde la protohistoria, a la llegada de Roma, que además significaría la puesta en valor y el reafirmar la actividad minera en la zona».

De la financiación se han encargado el Ayuntamiento de Belmez, el departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR y el proyecto Metal y Ámbar 2. Pablo González agradece la colaboración del museo belmezano, la EPS de Belmez, de Jóvenes Investigadores sobre Temas Andaluces y «todos los belmezanos y personas involucradas en este proyecto».

Fuente: diariodecordoba.com | 22 de noviembre de 2021

'Australopithecus sediba' caminaba como un humano, pero trepaba como un simio

Infografía de los restos óseos del brazo y vértebras del Australopithecus sediba. / SCOTT A. WILLIAMS Y LEE BERGER

Daniel García Martínez, de la Unidad de Antropología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y miembro afiliado del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) forma parte del equipo internacional de científicos que acaba de publicar en la revista e-Life el descubrimiento de vértebras fósiles de dos millones de años de antigüedad de una especie extinta, Australopithecus sediba.

Estas vértebras se pueden considerar el "eslabón perdido" que resuelve un debate de décadas al demostrar que los primeros homínidos usaban las extremidades superiores para trepar como simios y las inferiores para caminar como humanos.

Parte inferior de la columna vertebral del 'Australopithecus sediba' (MH2) en vistas ventral (izquierda) y dorsal (derecha).

La recuperación en una roca consolidada parecida al cemento de nuevas vértebras de la columna vertebral de un solo individuo de Australopithecus sediba hallado en 2015 en el yacimiento de Malapa (Johannesburgo, Sudáfrica), junto con las vértebras descubiertas en 2008, forman una de las columnas lumbares más completas del registro fósil y dan una idea de cómo este antiguo pariente humano caminaba y trepaba.

El descubrimiento también establece que, al igual que los humanos, el Australopithecus sediba tenía solo cinco vértebras lumbares. "La región lumbar es fundamental para comprender la naturaleza del bipedalismo en nuestros primeros antepasados y para comprender qué tan bien adaptados estaban para caminar sobre dos piernas", explica el autor principal del artículo Scott Williams, de la Universidad de Nueva York (EE. UU.) y la Universidad Witwatersrand (Sudáfrica).

Issa, la protectora

Los fósiles se reconstruyeron virtualmente, tras ser escaneados mediante microtomografía computarizada, eliminando así el riesgo de dañar los delicados huesos. Una vez reconstruidas virtualmente, las vértebras se añadieron a los fósiles recuperados previamente, que se articulaban perfectamente con la columna vertebral del esqueleto fósil MH 2, parte de los especímenes tipo originales de Australopithecus sediba descritos por primera vez en 2010 en la revista Science.

Los esqueletos más completos hallados en Malapa (Sudáfrica) de 'Australopithecus sediba': izquierda: MH2, esqueleto de una hembra adulta; derecha: MH1, el esqueleto del niño "Karabo". Fotos cortesía de Lee Berger y la Universidad de Witwatersrand.

El esqueleto femenino MH 2, apodado por los investigadores como "Issa" (protectora en suajili), es uno de los dos primeros esqueletos de homínidos que conservan tanto una columna inferior relativamente completa como la dentición del mismo individuo, lo que permite tener certeza sobre la especie a la que pertenece la columna vertebral.

“Si bien Issa ya era uno de los esqueletos más completos de un homínido antiguo jamás descubierto, ahora estas vértebras completan la parte inferior de la espalda y hacen que su región lumbar sea una competidora no solo por el homínido más completo, sino también probablemente el mejor preservado. Esta combinación de integridad y preservación nos dio al equipo una mirada sin precedentes a la anatomía de la espalda baja de la especie”, señala Lee Berger (izquierda), coautor del estudio y líder del proyecto Malapa.

Homínido de transición

Según el presente estudio la lordosis, esto es la curvatura excesiva de la parte baja de la espalda, de Australopithecus sediba es más extrema que la de cualquier otro australopiteco descubierto hasta ahora, solo superada por la observada en la columna vertebral del niño de Turkana (Homo erectus), en Kenia, de 1'6 millones de años, y de algunos humanos modernos.

En lo que respecta a la integración de la columna lumbar con otras regiones del esqueleto, Daniel García Martínez (derecha) indica que “la capacidad de usar el medio arbóreo para la locomoción también se observa en algunas otras regiones anatómicas, como por ejemplo en su estrecho tórax superior”.

Por su parte, Markus Bastir (izquierda), del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) apunta que “estos resultados del 'Australopithecus sediba' encajan muy bien en nuestras demás reconstrucciones de torsos de homínidos de transición, donde también vemos una evolución en mosaico en otros sistemas anatómicos relacionados”.

Estudios previos sobre las extremidades superiores, la pelvis y las extremidades inferiores de esta especie antigua ya advertían las adaptaciones mixtas a través del esqueleto en el Austarlopithecus sediba que indica su naturaleza de transición entre caminar como un humano y trepar como un simio.

“El 'Australopithecus sediba' es una forma de transición de un antiguo pariente humano y su columna tiene una forma claramente intermedia entre las de los humanos modernos (y neandertales) y los grandes simios. Issa caminaba como un humano, pero podía trepar como un mono", concluye Berger, quien en 2008, junto a su hijo de nueve años, Matthew (derecha), descubrieron los primeros restos de lo que sería esta nueva especie.

Fuente: dicyt.com | 24 de noviembre de 2021

Adrian Goldsworthy: "Filipo y Alejandro Magno cambiaron la historia y lo hicieron asombrosamente deprisa"

Mosaico de Alejandro Magno hallado en una casa patricia en Pompeya.

Se supone que Filipo dijo que estaba más orgulloso de sus éxitos diplomáticos que de sus victorias en el campo de batalla. También tenía encanto a la hora de negociar. Alejandro era más impaciente, más directo y parece que disfrutaba con la lucha. Aún así, tal vez pensemos lo mismo de Filipo si tuviéramos relatos más detallados de sus guerras. Ambos hombres lideraron a sus hombres desde el frente y fueron heridos una y otra vez, escapando por poco de la muerte. Quizás uno de los problemas es que recordamos a Filipo como el rey viejo, maduro y borracho, y a Alejandro como el joven y apuesto héroe. Filipo también había sido un líder joven, guapo y carismático...

Se supone que Filipo dijo que estaba más orgulloso de sus éxitos diplomáticos que de sus victorias en el campo de batalla. También tenía encanto a la hora de negociar. Alejandro era más impaciente, más directo y parece que disfrutaba con la lucha. Aún así, tal vez pensemos lo mismo de Filipo si tuviéramos relatos más detallados de sus guerras. Ambos hombres lideraron a sus hombres desde el frente y fueron heridos una y otra vez, escapando por poco de la muerte. Quizás uno de los problemas es que recordamos a Filipo como el rey viejo, maduro y borracho, y a Alejandro como el joven y apuesto héroe. Filipo también había sido un líder joven, guapo y carismático...

Colin Farrell como Alejandro Magno en un fotograma de la película del mismo nombre.

En ese inmenso poder para crear imágenes sobre el pasado que tiene el cine, la figura de Alejandro Magno vive condicionada en la mente de mucha gente por la película de Oliver Stone de 2004. La cinta representa a un heroico y joven conquistador —interpretado por Colin Farrell—, a un confiado, inconformista y exitoso estratega militar que combate en primera línea y se convierte en el señor de gran parte del mundo conocido. Es la antítesis de su padre, Filipo II de Macedonia, un gobernante deforme, alcohólico, mujeriego e impulsivo, más preocupado por el placer carnal que por el destino de su reino.

Pero la historia siempre resulta mucho más compleja. Habitualmente se abordan las gestas bélicas de Alejandro Magno, que, en un puñado de años, conquistó Siria, Egipto, Asia Menor y el Imperio Persa, y llegó hasta la India, de forma independiente, como la irrupción de un personaje único, irrepetible, que modificó, guiado por su genialidad mesiánica, el transcurso de la historia de Grecia y del mundo en general. Sin embargo, en la mayoría de estos relatos, ya desde época antigua, se presta una atención insuficiente a Filipo, a pesar de ser el responsable de convertir a Macedonia en una potencia militar y económica en el siglo IV a.C.

Es decir, sin el progenitor no habría habido un vástago tan glorioso, y no solamente por cuestiones biológicas obvias. Esa es la tesis que defiende Adrian Goldsworthy (izquierda) en Filipo y Alejandro. Reyes y conquistadores (La Esfera de los Libros). El renombrado historiador británico, especializado en la antigua Roma, traza en su nuevo ensayo una biografía conjunta de los dos hombres que crearon y lideraron una de las mejores fuerzas de combate de la historia, y que condujeron a un fracturado y atrasado reino griego a derrocar a la mayor superpotencia del momento.

"Es una historia única, no se puede entender realmente a Alejandro sin tener en cuenta lo que hizo su padre", explica el autor a este periódico. En su vibrante obra —Goldsworthy es un maestro de la historia narrativa— trata a ambas figuras con el mismo grado de detalle —al menos el que permiten las fuentes antiguas, más atraídas por el hijo que por el padre— para elaborar un lienzo complejo, contextualizado, y explicar los pilares sobre los que se sustentó la gloria alcanzada por Alejandro Magno. Entre ellos destaca la obsesión del conquistador por superar los logros en vida de su padre.

Uno de los principales empeños del historiador y biógrafo best seller de Julio César consiste precisamente en hacer justicia a Filipo, eclipsado por la magnitud de las empresas bélicas de su sucesor. "Se hizo cargo de un reino amenazado con la destrucción y luchó durante muchos años para sobrevivir, mientras que Alejandro heredó un reino fuerte, que ya dominaba el resto de Grecia, y tenía el mejor ejército que existía entonces. Estas tropas, dirigidas por hombres que Filipo había designado, conquistaron Persia luchando de la misma forma que lo habían hecho antes. Solo lentamente los militares más jóvenes seleccionados por Alejandro comenzaron a ocupar los puestos principales", detalla.

"Se supone que Filipo dijo que estaba más orgulloso de sus éxitos diplomáticos que de sus victorias en el campo de batalla. También tenía encanto a la hora de negociar asuntos políticos. Alejandro era más impaciente, más directo y parece que disfrutaba con la lucha. Aún así, tal vez pensemos lo mismo de Filipo si tuviéramos relatos más detallados de sus guerras. Ambos hombres lideraron a sus hombres desde el frente y fueron heridos una y otra vez, escapando por poco de la muerte. Quizás uno de los problemas es que recordamos a Filipo como el rey viejo, maduro y borracho, y a Alejandro como el joven y apuesto héroe. Filipo también había sido un líder joven, guapo y carismático", añade.

Retrato de Filipo II de Macedonia en una moneda del siglo II a.C. Wikimedia Commons.

La conclusión de Goldsworthy es que ambos se merecen el título de "grande". Y eso que no son pocos los misterios que rodean sus vidas, como sus muertes en extrañas circunstancias —Filipo fue envenenado (¿por quién?) y Alejandro cayó víctima de una supuesta epidemia en 323 a.C., antes de cumplir los treinta y tres años—. "Desconocemos la mayoría de detalles personales y sus emociones. Apenas sobrevive nada en sus propias palabras y gran parte de lo que se escribió de ellos es mucho más tardío", lamenta el historiador. "Me gustaría saber más sobre Filipo y sus esposas, especialmente Olimpia, y la relación de Alejandro con su madre. También cuántos de los dichos que se le atribuyen al hijo, como que odiaba dormir y el sexo porque le recordaban que era mortal, son auténticos".

Alejandro y César

La corresponsabilidad del auge y los triunfos macedónicos no es el único propósito de este ensayo. Goldsworthy también hace hincapié en el legado de las conquistas de Alejandro Magno, como el terremoto geopolítico que provocó la caída del Imperio aqueménida o el sueño de los grandes militares de los siglos posteriores, especialmente romanos, de igualar sus triunfos bélicos. Pero hay uno todavía más importante: la expansión hacia el este, al rebufo de sus campañas militares, del idioma y la cultura helénica. "Aunque la conexión es larga, por esto el Nuevo Testamento se escribió en griego", destaca el autor.

Para evidenciar la dimensión de lo que logró Alejandro Magno en el campo de batalla, Goldsworthy hace una reveladora comparación con los éxitos de Julio César, la única figura que estuvo cerca de igualarle: el entonces senador romano no fue nombrado gobernador de una de las provincias de Hispania, un puesto razonablemente prestigioso a esas alturas de su carrera, hasta los treinta y ocho años. Lo que hubiera sido capaz el líder griego de haber superado su enfermedad nadie lo podrá saber. Pero la pregunta estremece de por sí.

Portada de 'Filipo y Alejandro'. La Esfera de los Libros

El historiador británico, autor de una exitosa biografía sobre Julio César, también editada en español por La Esfera de los Libros, apunta que las principales diferencias entre ambos residen en su estilo de liderazgo: "Alejandro era el héroe, cargando en la batalla al mando de sus soldados. Una vez empezaba la misma, poco podía hacer para influir en el resultado más que dando su ejemplo personal. César fue una especie de director, el elegido por los ciudadanos. Su trabajo consistía en liderar y, aunque tomase riesgos, no eran automáticamente parte de su trabajo".

Admirados muchos siglos después por otro genio militar como Napoléon Bonaparte, ambos generales compartieron muchas tácticas. "Eran muy agresivos, pero también se cuidaban de obtener todas las ventajas posibles antes de atacar. Una vez que lo hacían, no había vuelta atrás. Los dos estaban ansiosos por aprovechar una ventaja y perseguir a un enemigo que huía con la esperanza de no tener que luchar de nuevo. Fueron decisivos y desarrollaron la habilidad de encontrar soluciones sorprendentes cuando sus ejércitos estaba en problemas o en desventaja", asegura Goldsworthy.

¿Se puede concluir entonces que Alejandro Magno fue el mejor comandante de la historia? "Soy enemigo de los absolutos", responde el historiador. "Alejandro fue un gran general y enormemente exitoso, como César y Filipo. Lograron que sus hombres hicieran cosas que otros comandantes no pudieron: seguir luchando y —casi siempre— ganar. Si perdían una pequeña batalla, ganaban la guerra. Aun así, ¿cómo se mide la calidad de su liderazgo, sus ejércitos y sus oponentes? Hay que tener en cuenta cada situación y las culturas de los bandos enfrentados".

Fuentes: elespanol.com | abc.es | 13 de noviembre de 2021

Encuentran una placa con representaciones de dioses escitas en un túmulo de Rusia

Placa de plata con una representación de dioses escitas y grifos (cuerpo de león y cabeza de águila. Crédito: Instituto de Arqueología RAS.

Los miembros de una expedición del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias de Rusia han encontrado una placa única que representa a dioses escitas alados rodeados de grifos durante sus excavaciones realizadas en el cementerio Devitsa V, en el distrito Ostrogozhsky de la región de Voronezh. Este es el primer caso de un hallazgo semejante en los túmulos escitas de la cuenca media del río Don. Es esta una zona en la que no se han encontrado otros objetos que representen a dioses del panteón escita.

"El hallazgo ha hecho una contribución importante a nuestros conceptos de las creencias escitas. En primer lugar, un número particular de dioses están representados a la vez en un elemento. En segundo lugar, nunca antes había sucedido que un objeto con dioses representados se haya encontrado tan lejos, al noreste de los principales centros escitas", dijo el jefe de la expedición al río Don, el profesor Valeriy Gulyaev (izquierda).

El cementerio Devitsa V, llamado así por el área de la aldea vecina, fue encontrado en el año 2000 por la expedición arqueológica al río Don del Instituto de Arqueología mencionado. El sitio está situado en una colina de la margen derecha del río Devitsa y es un grupo de 19 montículos que se sitúan en dos cadenas paralelas que se extienden de oeste a este. Sin embargo, una parte importante de los túmulos antiguos ya ha desaparecido: la zona de la necrópolis pertenece a un sector agrícola y está siendo activamente arada.

Desde 2010 este enclave ha sido estudiado sistemáticamente por los especialistas del Instituto de Arqueología y ya se han hecho algunos grandes descubrimientos. En 2019/20, en el túmulo 9 se encontró un entierro que contenía los restos de una mujer guerrera y una anciana con un sombrero ceremonial femenino conocido como calathos.

En una temporada de campo en 2021, la expedición arqueológica continuó estudiando la necrópolis. Los arqueólogos comenzaron la excavación del montículo 7 en la parte central del cementerio Devitsa V en las cercanías del túmulo 9.

Foto: Mujer anciana encontrada en una tumba escita que llevaba un calathos, un tocado ceremonial.

La tumba principal se refería a la época escita y se remontaba al siglo IV a.C. Estaba ubicada casi debajo del centro de un montículo y era una tumba de madera de 7,5 x 5 metros. En la antigüedad se cubrían las tumbas con medias vigas de roble que estaban sostenidas por los diecisiete grandes pilares de roble. Esta es la tumba más grande de todas las encontradas hasta ahora en la necrópolis de Devitsa V.

La misma ya había sido saqueada en la antigüedad. Los ladrones colocaron un amplio pozo de prueba y "limpiaron" una parte central del enterramiento, incluido el esqueleto. Sin embargo, en el momento del saqueo el techo de la tumba ya se había caído, y es por eso que en la mezcla de tierra y restos de árboles en los márgenes de las tumbas se han conservado algunos ajuares. Los elementos encontrados coinciden completamente con los elementos principales de la "tríada" escita. En la tumba de un guerrero se encontraron arneses y artefactos de "estilo animal".

Foto: Vista general de uno de las tumbas.

El esqueleto se correspondía con un hombre de 40 a 49 años. Junto a su cabeza, los arqueólogos encontraron muchas placas pequeñas de oro con forma de semiesferas que decoraban el lecho funerario, así como un cuchillo de hierro y una costilla de caballo (probablemente, los restos de la comida ceremonial), una punta de lanza y tres puntas de jabalinas. Los científicos han podido reconstruir la longitud de la lanza con base a los contrapesos de la parte inferior del asta que se han mantenido intactos. La lanza tenía unos 3,2 metros de largo y la longitud de las jabalinas era de unos 2,2 metros.

Foto: Placas de oro con forma de semiesfera halladas en la tumba principal.

En la esquina sureste de la tumba había fragmentos de tres arneses para caballos: brocas, hebillas de cincha, cenefas de hierro, así como colgantes escitas de hierro, bronce y hueso. Los arqueólogos también han encontrado seis placas de bronce con forma de lobos con mandíbulas que estaban decoradas con mejillas óseas de caballo, dos en cada arnés. Junto al arnés del caballo había una mandíbula cortada de un oso joven que atestigua, según los científicos, el culto al mismo por parte de los escitas del Don medio. Aparte de ella, se halló una copa moldeada y una vasija grande con vidriado negro en diferentes partes de la tumba.

Foto: La placa descrita hallada in situ.

En la parte noreste de la tumba, separada de otros elementos y a pocos metros del esqueleto, se descubrió una placa cuadrada de plata clavada con muchos clavos plateados a una base de madera. La longitud de la placa era de 34,7 cm, con un ancho en la parte central de 7,5 cm, en cuyo centro hay una figura alada frente a una diosa representante de la fertilidad animal y humana. Dicha diosa se conoce como Argimpasa, Cibeles. La parte superior de su cuerpo está despojada y tiene un gorro, probablemente una corona con cuernos, en su cabeza. La diosa está rodeada por ambos lados con las figuras de grifos alados con cabeza de águila. Las representaciones de este tipo, donde se mezclan las tradiciones de Asia Menor y la antigua Grecia, se encuentran a menudo en las excavaciones de los túmulos escitas de la región del Mar del Norte, la región de las estepas forestales del río Dniéper y el Cáucaso septentrional.

Foto: Placas de oro con representaciones de grifos alados.

El lado izquierdo de la placa está formado por otras dos placas cuadradas decoradas con representaciones de criaturas sincréticas de pie en la llamada pose heráldica (una frente a la otra, acercándose una a la otra con sus patas). En el lado derecho, dos hebillas redondas están unidas a la placa, en cada una de las cuales se representa un personaje antropomórfico de pie con una corona en la cabeza y rodeado por dos grifos. Quiénes son esos personajes y qué elemento fue decorado con este plato sigue siendo un tema abierto.

Fuente: phys.org | 19 de noviembre de 2021

Nuevas pruebas muestran que los grandes pozos neolíticos cerca de Stonehenge fueron hechos por humanos

Mapa en el que se muestra la nueva estructura circular de Durrington Shafts (puntos en amarillo) que rodean el espacio circular de Durrington Walls (en rojo).

Cuando se descubrieron una serie de pozos profundos cerca del sitio del patrimonio mundial de Stonehenge el año pasado, los arqueólogos lo describieron con entusiasmo como la estructura prehistórica más grande jamás encontrada en Gran Bretaña, pero posteriormente algunos colegas descartaron tal posibilidad calificándolos como meras estructuras naturales.

Ahora, pruebas científicas llevadas a cabo han demostrado que esos enormes pozos, cada uno alineado para formar un círculo que abarca 2 km de diámetro, fueron definitivamente hechos por seres humanos, excavados en un paisaje, considerado sagrado, hace casi 4.500 años.

Se cree que los ejes sirvieron de límite a un área o recinto sagrado asociado con el 'henge'.

Los datos de teledetección registraron los potenciales pozos de características gigantes perdidos hace mucho tiempo y situado a tan solo 3 km de Stonehenge. Fotografía: Wild Blue Media / Channel 5

La estructura parece haber sido un límite que guiaba a las personas hacia un área sagrada, dado que Durrington Walls, uno de los monumentos henge más grandes de Gran Bretaña, se encuentra precisamente en su centro. El sitio está a unos 3 km al noreste de Stonehenge, en Salisbury Plain, cerca de Amesbury en Wiltshire.

El profesor Vincent Gaffney, de la Universidad de Bradford, un arqueólogo que encabezó el equipo que hizo el descubrimiento, dijo que la ciencia había demostrado que se trataba de un enorme monumento neolítico. “Parte del debate sobre el descubrimiento relizado y Stonehenge me pareció una locura”, dijo.

Vince Gaffney en el lugar del círculo sur de pozos durante este pasado verano, al que regresó para tratar de dar sentido a toda la estructura de pozos colmatados descubiertos.

Poco después de que se anunciara el hallazgo en junio de 2020, un arqueólogo, que dudaba al respecto, se refirió a los pozos como "manchas en el suelo" y dijo que vincularlos a Stonehenge era "completamente hipotético". Otro argumentó que los arqueólogos que habían examinado previamente algunos de los pozos habían sugerido que eran huecos naturales y que se podía "confiar en que reconocerían un rasgo natural cuando se encontraran con uno".

Los argumentos sorprendieron a Gaffney, quien recordó a un arqueólogo que sugirió que su equipo debería haber tenido un geólogo en el lugar para reconocer las características naturales. De hecho, dijo Gaffney, tenían dos.

Si bien parte del círculo no ha sobrevivido debido al desarrollo moderno, Gaffney explicó que el último trabajo de campo involucró el análisis científico de nueve de los pozos. “Hasta ahora hemos analizado casi la mitad de ellos y son todos iguales. Así que, efectivamente, esto realmente nos dice que es una estructura enorme. Puede que haya evolucionado a partir de una característica natural, pero no la hemos localizado. En consecuencia, es la estructura prehistórica más grande encontrada en Gran Bretaña".

El pozo 1A se revela mediante un escaneo de teledetección. Fotografía: Wild Blue Media / Channel 5.

Cada pozo tiene unos 10 metros de ancho y 5 metros de profundidad, y la ciencia respalda la teoría de que las personas del Neolítico que construyeron Stonehenge también cavaron este monumento.

El anillo subterráneo, previamente desconocido, es 20 veces más grande que Stonehenge. Se suma a la evidencia el hecho de que los primeros habitantes de Gran Bretaña, principalmente las comunidades agrícolas, habían desarrollado una forma de medir, mediante el conteo de cientos de pasos, para ubicar los pozos. Ello ofrece nuevos conocimientos sobre la complejidad de las estructuras monumentales de este paisaje. Si bien Stonehenge se colocó en relación con los solsticios, el límite de los pozos puede haber tenido un significado cosmológico.

Los especialistas en tecnología de detección remota, que pueden buscar estructuras bajo tierra, han investigado características antiguas en el paisaje que la arqueología tradicional nunca ha podido detectar. Pueden señalar dónde se ha alterado el suelo, incluso después de miles de años.

Los pozos gigantes fueron excavados en terreno de tiza dura formando un anillo de 2 km de ancho. Fotografía: Wild Blue Media / Channel 5.

La tecnología de vanguardia incluye luminiscencia estimulada ópticamente (OSL), la cual puede fechar la última vez que un sedimento estuvo expuesto a la luz del día.

Las pruebas fueron realizadas por el Dr. Tim Kinnaird (izquierda), profesor de la Escuela de Ciencias de la Tierra y el Medio Ambiente en la Universidad de St. Andrews, quien dijo: "Esto ha demostrado, sin lugar a dudas, que los pozos datan de alrededor del 2400 a. C."

Calificó los hallazgos de "emocionantes", y relató "la notable consistencia existente entre los núcleos, en los que se puede identificar rellenos múltiples y distintos, lo que sugiere que los pozos se colmataron en un momento similar". El trabajo analítico detallado en el laboratorio confirmó además que "estas no eran características naturales".

Añadió: "Está confirmado que los pozos son ​​todos muy similares, lo cual es fascinante". Si estos fueran estructuras naturales, como sumideros, serían de diferentes tamaños.

Gaffney, que ha estudiado Stonehenge durante 20 años, agrega: “Hay una verdadera revolución en tecnología de dataciones con la OSL. Puedes fechar los sedimentos directamente. Las dataciones tradicionales se basan en que encontremos un poco de hueso o carbón para poder datarlo mediante análisis de carbono-14. Pero esto puede datar el suelo. La OSL hace eso".

Los datos mostraron que los pozos se utilizaron desde el Neolítico tardío hasta la Edad del Bronce medio, después de lo cual se dejaron sedimentar, dijo. "Así que estas cosas se mantienen más allá de las fases monumentales de Stonehenge".

Fuentes: theguardian.comdailymail.com.uk| 23 de noviembre de 2021

Hallan en Lora del Río (Sevilla) indicios de una estructura defensiva turdetana datada en el siglo IV a.C.

El Ayuntamiento de Lora del Río (Sevilla) a través de la Concejalía de Patrimonio, presenta la primera valoración, realizada por el equipo arqueológico, de la primera fase del proyecto de consolidación, restauración y puesta en valor de la muralla norte del castillo de Lora del Río, primera fase que dio comienzo en junio de 2021 y que cuenta con una inversión económica de 528.305 euros, con cargo al 1’5% Cultural del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.

El proyecto persigue como objetivo general recuperar la zona donde se localiza el recinto fortificado, actualmente degradada por la presencia de viviendas marginales y escombreras, a lo que ha de sumarse el estado ruinoso del recinto andalusí, dotando la zona de un espacio urbanizado en torno a los restos conservados en el flanco norte del castillo, que se recupera así para el pueblo y disfrute de visitantes.

De esta manera, entre las acciones que se desarrollan en la actualidad, se destacan las limpiezas manuales y consolidaciones de los lienzos, así como la restitución con tapial de las aristas y pérdidas más significativas, conforme a los criterios de restauración más respetuosos con el BIC. En este sentido, las nuevas fábricas se acometen siguiendo el sistema tradicional de encofrado de tapia, tal y como se hizo en su día para erigir el recinto amurallado almohade. La empresa constructora adjudicataria de las obras es Alberto Domínguez Blanco Restauración Monumentos, S.A., especializada en la rehabilitación de inmuebles históricos.

Gracias a esta actuación arqueológica en el castillo de Lora del Río, se está realizando una investigación y análisis arqueológico de las estructuras emergentes, pasando por la excavación de dos sondeos manuales que permitan auscultar la riqueza estratigráfica del sitio, para destacar la importancia de este enclave arqueológico.
Los trabajos arqueológicos llevados a cabo, dirigidos por Mª Rosa Gil Gutiérrez y coordinados por Florentino Pozo Blázquez, han confirmado la espectacular secuencia arqueológica del yacimiento. En el sondeo 1, localizado extramuros, a los pies de la muralla almohade, se han documentado restos de una posible estructura defensiva turdetana realizada con mampostería, datada, según los indicios actuales, en el siglo IV a. C., que podría conformar parte de un oppidum ibérico, localizado bajo el recinto andalusí.

Entre los materiales exhumados se han localizado cerámicas ibéricas de gran calidad, así como material púnico y romano de procedencia gálica, entre otros que denotan la importancia del enclave como lugar de control del territorio desde tiempos remotos.

En el sondeo 2, localizado en el interior de la torre-puerta, que conformaría el acceso principal al recinto, por el momento, se ha profundizado dos metros y la estratigrafía aún se encuentra en momentos cristianos (siglos XIV-XV), cuando el castillo se encontraba bajo el dominio de la Orden de San Juan de Jerusalén, aunque es posible aventurar, a simple vista en el escarpe de la ladera, otros dos metros más de potencia arqueológica hasta alcanzar el nivel de suelo almohade, situado más abajo. Aún más profundo se advierte otro nivel de pavimento anterior, probablemente de origen califal (S. X).

La continuidad de los trabajos en ambos sondeos determinará los orígenes y tipología del asentamiento humano en la zona o la distribución de la torre principal de la fortaleza andalusí que, a día de hoy, ya ha constatado arqueológicamente que controlaba el acceso al recinto mediante un doble recodo. Se prevé también realizar ensayos para caracterizar los tapiales y permitir conocer su composición química y mineralógica, la cantidad de cal contenida o la resistencia mecánica a la compresión, entre otros. Datos que permitirán realizar comparativas con muestras obtenidas en otros recintos similares y obtener conclusiones sobre las técnicas de edificación empleadas. También está previsto realizar una datación absoluta mediante análisis de radiocarbono de las agujas de madera para concretar al máximo la cronología.

El proyecto cuenta ya con una segunda fase aprobada con una inversión de 286.173 euros, con cargo también al 1’5% Cultural, que pretende dotar al resto del recinto de una urbanización y puesta en valor acordes con la fase primera, ahora en ejecución. El equipo arqueológico ha propuesto la realización de prospecciones geofísicas que aporten datos suficientes y permitan establecer líneas de investigación para el mejor conocimiento del yacimiento, puesto que son visibles perfiles estratigráficos en los flancos oeste, sur, y este de más de cinco metros de potencia arqueológica con evidentes construcciones de mampostería y cantería, entre otros. Con las dos fases proyectadas, se contará con una inversión total de 814.443 euros para la recuperación y consolidación de la muralla del Castillo de Lora.

Fuente: abc.es | 9 de noviembre de 2021