Descubierto medio centenar de hachas de mano paleolíticas en el yacimiento de Valparaíso (Burgos)

Hachas de mano halladas en el yacimiento arqueológico de Valparaíso en Hortigüela, Burgos. -ICAL

La primera campaña de excavación en el yacimiento de Valparaíso (Hortigüela, Burgos), dirigida por Eudald Carbonell i Roura, catedrático de Prehistoria de la Universidad Roviri i Virgili, Profesor Colaborador Honorífico en la Universidad de Burgos y vicepresidente de la Fundación Atapuerca, se ha saldado con el descubrimiento de más de medio centenar de piezas talladas principalmente sobre cantos de cuarcita entre los que destacan varios bifaces, hendedores y lascas, así como algún triedro y núcleos para la obtención de lascas de gran formato.

Durante una semana, un equipo de diez investigadores, ha abierto una superficie de 25 metros cuadrados para ver la potencia estratigráfica del yacimiento y poder tomar las muestras necesarias que permitan conocer la cronología de este lugar. Durante la excavación, se han recuperado una docena de piezas en posición primaria, lo que va a permitir contextualizar el resto de las herramientas de piedra recuperadas mediante la prospección arqueológica de las tierras circundantes inmediatas a la zona de la excavación.

Excavación del yacimiento de Valparíso en Hortigüela en la provincia de Burgos. / FUNDACIÓN ATAPUERCA

Este tipo de útiles de gran formato son herramientas de mano que los antepasados empezaron a fabricar en Europa hace medio millón de años y que dieron origen al modo tecnológico II o achelense. En Europa esta tecnología de talla la comenzaron a desarrollar los preneandertales. El estudio de las huellas de uso de muchos de estos útiles achelenses ha puesto de manifiesto que una de las características de estos objetos es su polifuncionalidad, es decir que les servían para todo. Así una misma hacha de mano podía ser utilizada para descarnar un rinoceronte, para trabajar la madera o para recolectar fibras vegetales indistintamente.

Vista general del yacimiento al finalizar la excavación.

Sistemas de fabricación

El estudio del conjunto de herramientas de piedra de Valparaíso permitirá ahondar en los sistemas de fabricación de estos útiles y compararlas con otros conjuntos de estas características documentados en los yacimientos de Galería y Gran Dolina de la sierra de Atapuerca. Estos sitios apenas distan 32 kilómetros en línea recta del yacimiento de Valparaíso. Por este motivo el estudio comparativo de estos lugares permitirá conocer las relaciones tecnológicas entre los grupos cazadores y recolectores que ocuparon la sierra de Atapuerca y los que se desplazaron por la cuenca media y alta del río Arlanza.

El valle del Arlanza es conocido a nivel prehistórico por albergar los yacimientos neandertales de La Ermita, Cueva Millán y La Mina, todos ellos con una edad inferior a los 50.000 años. A priori, el yacimiento de Valparaíso parece que se corresponde con un periodo más antiguo protagonizado por los antepasados inmediatos de estos neandertales. Para verificar esta hipótesis durante la campaña de excavación se han tomado toda una serie de muestras que permitirán conocer la cronología del nuevo yacimiento.

Bifaz descubierto durante esta campaña de excavación.

Divulgación científica

Eudald Carbonell se ha caracterizado a lo largo de su trayectoria por ser un científico comprometido con lo que el mismo denomina 'socialización del conocimiento'. Este arqueólogo, codirector de los yacimientos de la sierra de Atapuerca, siempre ha defendido que la ciudadanía debe conocer de primera mano los resultados derivados de los diferentes proyectos de investigación, y por tanto es prioritario que los científicos construyan discursos accesibles que permitan esta transmisión del conocimiento al gran público. Por este motivo durante la campaña de Valparaíso se dedicó una mañana para que los vecinos de la zona pudieran conocer de primera mano e in situ los avances realizados en la excavación. Esta jornada de puertas abiertas fue organizada en colaboración con el Ayuntamiento de Hortigüela y a ella acudieron una treintena de personas, que tuvieron la oportunidad de ver las hachas de mano descubiertas.

Jornada de puertas abiertas donde los vecinos de la zona conocieron el nuevo yacimiento de Valparaíso. / FUNDACIÓN ATAPUERCA.

Fundación Palarq

La Fundación Palarq es una entidad privada y sin ánimo de lucro que se crea con la finalidad de apoyar las Misiones en Arqueología y Paleontología Humana Españolas en el extranjero, excluyendo Europa, dentro de una perspectiva que abarca desde la etapa paleontológica a las épocas prehistóricas y las históricas en interés monumental. Entre sus convocatorias de ayudas, se encuentra el apoyo para el empleo de técnicas analíticas sobre bienes paleo-arqueológicos procedentes de un yacimiento en territorio español.

Fuente: burgosconecta.es | 9 de diciembre de 2021

Segovia recupera su pasado romano más allá del acueducto

Recreación idealizada del foro romano en Segovia, según Santiago Martínez Caballero. Infografía de J. R. Casal

El acueducto de Segovia, declarado por la Unesco como Patrimonio de..., no es una obra aislada de la presencia romana en ese lugar, sino una infraestructura de abastecimiento a una ciudad que tenía unos 5.000 habitantes y en torno a 40 hectáreas de superficie, una dimensión con cierto empaque dentro de las capitales romanas del Valle del Duero, de similar tamaño a Tiermes, Soria o Confloenta (en el municipio segoviano de Duratón).

Con un presupuesto de un millón de euros, el Ayuntamiento de Segovia abordará la restauración, excavación y musealización del antiguo foro para ensalzar el pasado romano de la ciudad más allá del acueducto. Forma parte de un paquete de proyectos sostenibles de rehabilitación y mantenimiento de patrimonio histórico y cultural, un total de tres millones de euros procedentes del Plan Impulsa de Patrimonio del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Este plan, dotado en su conjunto con 45 millones de euros de los fondos Next Generation de la Unión Europea, tiene como objetivo crear nuevos itinerarios turísticos y mejores espacios en la zona norte de la capital. El consistorio segoviano pretende adjudicarlo el próximo año y terminarlo en 2023.

Hay pocos datos que ayuden a comprender la ciudad romana, que tuvo que adaptar su urbanismo y arquitectura a una topografía compleja asentada sobre un cerro, además de la existencia precedente de una celtibérica de la que se pudieron heredar solo algunos elementos. A los investigadores les resulta muy difícil encontrar restos arqueológicos porque los espacios de excavación son muy limitados. El casco urbano actual es una ciudad viva, además de Patrimonio de la Humanidad, con una alta concentración de edificios histórico-artísticos que ocultan la presencia de restos romanos que no pueden ser excavados porque sobre ellos se sobreponen construcciones posteriores monumentales, según reconoce el arqueólogo e historiador Santiago Martínez Caballero.

Martínez Caballero, también director del Museo de Segovia, suscribió en 2018 un artículo científico sobre la evolución urbana de Segovia en época celtibérica y romana, junto con los arqueólogos e historiadores, Luciano Municio, Clara Martín, José Miguel Labrador y Víctor Cabañero, así como la arquitecta Sonia Álvarez, que habla de los restos del foro, del siglo I después de Cristo, como los más importantes de época romana en la ciudad, aparte del acueducto. A juicio de los estudiosos, estos hallazgos evidencian el desarrollo de una civitas con sede urbana en Segovia y con una importante presencia dentro del interior hispano, pero continúan existiendo las mismas dudas en lo que se refiere a importantes aspectos de la organización de la ciudad y sus límites.

Estructura romana en Segovia. Clara Martín.

Poder imperial

Lo que parece claro es que el acueducto no fue una obra aislada. Se cree que fue construido durante el gobierno del emperador Trajano, a finales del siglo I de la era actual, o principios del de Adriano. Se plantea que su gran monumentalidad pueda estar vinculada con una relación de la ciudad con el poder imperial, que pudo financiar su construcción. El monumento manifiesta la presencia en Segovia de una élite muy relevante, capaz no solo de poner a disposición unos fondos para la construcción de esta infraestructura, sino también de establecer contactos políticos con altos mandos del gobierno central romano para llevar a cabo esta gran obra.

En este contexto se enmarca el foro municipal de Segovia, cuyos primeros restos fueron localizados en unas excavaciones realizadas en 1990 en el entorno de la plaza de Guevara. Allí apareció un conjunto de grandes estructuras de uno de sus edificios y restos de los cimientos de un espacio columnado que podían pertenecer a un pórtico, que lo cerraba por uno de sus lados, según la habitual tipología de estos complejos públicos en el occidente romano. Pudo formar parte de un inmueble singular, como una basílica (edificio público destinado al tribunal), que ocupaba un lugar preferente. Los historiadores barajan que podría tratarse de un conjunto rectangular de unos 100 metros de longitud.

Pórtico de Segovia en la calle Miguel Canto Borreguero. Junta de Castilla y León.

Los hallazgos no se ven actualmente al estar cubiertos por un edificio construido posteriormente. A los restos de otro conjunto del foro —espacios que se corresponden con un sector de una estructura de habitación, posiblemente pertenecientes a un pórtico, debajo de la plaza de Guevara— se accede a través de un aparcamiento privado. Además, según Martínez Caballero, hay unas interesantes pinturas murales y unas soluciones arquitectónicas típicamente romanas con muros de ladrillo y grandes sillares en las zonas estructurales principales del edificio.

En diferentes intervenciones que se han realizado en esa zona de la plaza y en la calle Miguel Canto Borreguero se han ido localizando trazas, algún muro, pertenecientes a un espacio monumental, así como en las plazas de la Rubia y la del Potro, donde han salido a la luz restos de grandes muros que deben contextualizarse en ese espacio foral.

Fuentes municipales han explicado que, además de completar la excavación llevada a cabo hace 30 años, en una zona de la misma plaza ocupada por un jardín se procederá a la restauración y musealización del complejo. Se recuperará además el espacio transitable en la calle al crearse un sótano arqueológico con acceso directo desde el exterior.

Plaza de Guevara, en Segovia, en cuyo subsuelo se encuentran restos del foro romano. Aurelio Martín.

Topografía compleja

Martínez Caballero entiende que en la zona ajardinada se pueden hallar los restos de otro edificio que se abría hacia el foro, que estaba presidido por un templo, punto de proyección escenográfica, aunque se desconoce aún dónde se encontraba. Hay confianza en que los trabajos de arqueología saquen a la luz algún indicio más para reconstruir la planta en su totalidad. Estos espacios públicos principales de las ciudades romanas estaban estructurados en grandes áreas abiertas, cerradas generalmente por pórticos. A su alrededor se disponían los diferentes edificios administrativos, religiosos y comerciales necesarios para el funcionamiento de la ciudad, desde la basílica a tiendas, archivos, la curia local o los espacios de administración y gestión local de gobierno, entre otros.

A partir de esa tipología general, el director del Museo de Segovia cree que se puede interpretar que las estructuras pertenecen a un conjunto arquitectónico, a la vez que los grandes restos de los cimientos documentan la existencia de una gran estructura de aterrazamiento de una parte del foro.

En una parte de la ciudad, en la zona central, los romanos decidieron levantar el espacio público principal: el foro. Los desniveles topográficos de la plaza de Guevara fueron salvados por grandes estructuras de aterrazamiento que creaban los planos horizontales donde se levantaban sus edificios. Estas soluciones son muy habituales en el Valle del Duero, donde ciudades como Uxama Argaela o Tiermes, en Soria, presentan sus conjuntos forales sobre grandes plataformas artificiales que dotaban a los edificios de gran vistosidad y de un componente escenográfico muy buscado, con el fin de resaltar esos espacios como elementos principales de representación y focos de referencia simbólica en el paisaje urbano de la ciudad.

Plaza Mayor de Segovia. Clara Martín y José Miguel Labrador.

En cuanto a otros legados romanos, en la muralla medieval, construida a partir del siglo XI, se conservan más de un centenar de inscripciones romanas pertenecientes a estelas funerarias de las diversas necrópolis que se situaban alrededor de la ciudad, que fueron reutilizadas como material arquitectónico. Se conocen también restos de unas termas cerca de la iglesia de San Martín, los de una necrópolis en la zona de la actual iglesia de San Millán y de un cementerio de tradición indígena, todavía en funcionamiento a mitad del siglo I. En otras intervenciones aparecieron restos de estructuras y algunos muros en la calle de la Judería, en la plaza Reina Doña Juana y en la Plaza Mayor, pero nunca viviendas completas.

En algunas zonas de los bordes del recinto amurallado, donde aflora la roca en superficie, hay vestigios de espacios tallados en la roca, pertenecientes a cimientos de edificios, incluso algunas estancias, que podían ser interpretadas como espacios subterráneos de viviendas, por ejemplo junto al Museo de Segovia, restos de una rampa de comunicación interna, posiblemente de época celtibérica-romana, siguiendo una tradición muy habitual en esta parte de Hispania, donde se utilizaban técnicas rupestres para resolver ciertas necesidades estructurales.

Recreación de la Segovia romana en el siglo I, según Santiago Martínez Caballero. Infografía de J. R. Casals.

Estación de paso de norte a sur

Segovia fue una ciudad de cierta entidad, nudo de comunicaciones importantes a los pies de uno de los pasos principales del Sistema Central, el de la Fuenfría, lo que la convertía en una estación de paso necesaria entre la Meseta Norte y la Sur. Además, se coloca en el eje de una vía importante de tráfico de personas y vía pecuaria, que es el eje paralelo al Sistema Central por el norte que comunicaba la zona del Alto Duero con la actual Extremadura, precedente de la carretera N-110 (Soria-Plasencia).

Especial punto de referencia comercial al sur del Duero, en opinión de Martínez Caballero, en época romana controlaba un amplísimo territorio provincial, unos 2.500 kilómetros cuadrados, que la convertían en un espacio con alta potencialidad de aprovechamientos agrícolas, ganaderos y forestales. Además, se ubican unas minas de cobre relevantes en el centro peninsular, Los Almadenes, en Otero de Herreros. Segovia tenía una alta competencia económica en época romana que explica, por una parte, las dimensiones de la ciudad y la presencia del monumental acueducto.

El espacio de la actual provincia estaba gestionado en época romana dentro de la demarcación administrativa de cuatro ciudades: Confluenta, en Duratón, que gestionaba los territorios del alto valle del Cega y del alto valle del Duratón; Cauca (la actual Coca), de origen vacceo, desde donde se administraba la zona de la campiña cerealística del valle medio del Eresma, y en el área más oriental, el alto valle del Riaza, dentro la demarcación de Tiermes (la Termes romana), perteneciente a la provincia de Soria.

Las investigaciones realizadas en Tiermes y Confluenta han ido descubriendo elementos importantes de arquitectura romana teniendo en cuenta que estos lugares quedaron abandonados en la Edad Media, con lo cual es posible reconocer las estructuras urbanas. En el caso de Coca es más desconocido porque la villa medieval se superpone sobre la ciudad romana y la exploración del subsuelo solo se puede acometer cuando hay obras civiles, que son muy limitadas.

Arqueólogos trabajando en el yacimiento de Santa Lucía de Aguilafuente / El Adelantado.

También se conocen restos de otros asentamientos rurales romanos, especialmente villas de época bajo imperial, grandes edificios que actuaban de residencias rurales para grandes terratenientes o aristócratas locales que explotaban terrenos, como la villa de Aguilafuente, donde las excavaciones realizadas entre 1968 y 1972, que han continuado en 2018, están identificando un amplísimo espacio residencial romano organizado en torno a un gran peristilo central.

Fuente: el país.com | 9 de diciembre de 2021

Hallan en Reino Unido la prueba mejor conservada de una crucifixión romana

El calcáneo del hombre crucificado y el clavo de hierro. Albion Archaeology

Unas excavaciones en la zona de una antigua planta embotelladora de leche en el pueblo de Fenstanton, en el condado de Cambridgeshire, Reino Unido, durante la construcción de una nueva serie de viviendas, han sacado a la luz el ejemplo "mejor conservado" del mundo de una crucifixión de época romana. Se trata del cadáver de un hombre, probablemente un esclavo de entre 25 y 35 años en la coyuntura de su muerte, registrada en algún momento comprendido entre 130 y 360 d.C. Los arqueólogos han encontrado uno de los huesos del talón derecho del individuo, el calcáneo perforado por un clavo de hierro de cinco centímetros.

El hallazgo se registró en noviembre de 2017, durante las prospecciones de cinco pequeños cementerios de un desconocido asentamiento romano que contenían los enterramientos de 40 adultos y cinco niños, la mayoría datados en el siglo IV y cuyos huesos han revelado una penosa salud: enfermedades mentales, malaria y lesiones físicas como fracturas. Ninguna de las tumbas parecía extraordinaria in situ, pero la limpieza de los cuerpos en el laboratorio y los análisis de ADN han arrojado una sorpresa mayúscula.

La tumba en Fenstanton del hombre crucificado. Albion Archaeology.

El hombre crucificado fue inhumado sobre una tabla de madera, quizá la misma sobre la que se depositó el cadáver tras ser retirado de la cruz. Sus restos presentaban evidencias de artritis, seis costillas rotas —probablemente como consecuencia de un golpe propinado con una espada— y signos de estrechamiento en la parte inferior de las piernas, tal vez a causa de una infección o de una irritación por estar atado o encadenado. A su alrededor aparecieron doce clavos más. El número 13, el que estaba incrustado en su pie y apelmazado por el barro, solo pudo ser identificado en el laboratorio.

"Parece inverosímil que el clavo penetrase accidentalmente en el hueso durante la construcción del soporte de madera sobre el que se depositó el cadáver; de hecho, incluso hay signos de un segundo orificio poco profundo que sugiere un primer intento fallido", han apuntado los expertos de la empresa Albion Archaeology, artífices del hallazgo. Los resultados del estudio, realizados en colaboración con la Universidad de Cambridge, se acaban de publicar en la revista British Archaeology.

Aunque la crucifixión era un castigo común en el mundo romano —estaba reservada a piratas, sediciosos y gentes de las clases más bajas, como esclavos—, encontrar evidencias tangibles resulta extremadamente raro. Como apunta la osteoarqueóloga, Corinne Duhig, "a los prisioneros normalmente se les ataba a una cruz y sus cuerpos no gozaban de sepulturas tradicionales. Cuando se empleaban los clavos, era habitual quitarlos y reciclarlos para el siguiente reo, e incluso reutilizarlos como amuletos".

"La afortunada combinación de buena conservación y el clavo que quedó en el hueso nos ha permitido examinar este ejemplo casi único, cuando tantos miles se han perdido. Esto muestra que los habitantes de este pequeño asentamiento en el borde del Imperio no pudieron evitar el castigo más bárbaro de Roma", ha apuntado Duhig.

Cuatro ejemplos

David Ingham, director de las prospecciones de la empresa Albion Archaeology, ha destacado que "es la primera vez que se excava arqueológicamente un esqueleto con un clavo. Sabemos bastante sobre la crucifixión gracias a las fuentes históricas: cómo, cuándo y dónde se practicó. Sin embargo, esta es la primera prueba tangible que muestra cómo se llevó a cabo realmente", ha asegurado. La práctica fue abolida oficialmente durante el reinado de Constantino el Grande (306-337), aunque desde 212 d.C. se prohibió este castigo para los ciudadanos romanos, exceptuando ciertos crímenes como la traición.

El esqueleto del hombre crucificado mostró otros signos de sufrimiento, dijeron los arqueólogos. Albion Archaeology

En todo el mundo únicamente se han hallado cuatro evidencias materiales más de crucifixión romana, y solo en uno de los casos se ha encontrado un clavo en el lugar. Fue en un yacimiento en Israel, al norte de Jerusalén, durante unas obras en 1968. En Gavello, Italia, y en la antigua ciudad egipcia de Mendes se han documentado cadáveres con un agujero similar en el pie, aunque ya sin las puntas de hierro.

Prueba de la crucifixión: el hueso del talón y las uñas del osario de Yehohanan, descubierto en Jerusalén en 1968. (Cortesía del Museo de Israel. Fotógrafo: Ilan Shtulman).

No obstante, los arqueólogos han destacado que lo extraordinario de este esqueleto, al que le han dado el número 4926, "no es que el hombre fuese crucificado, sino que su cuerpo fue reclamado después de su muerte y se le diese un entierro formal junto a otros, dejándonos esta evidencia extremadamente rara de lo que le había sucedido".

Durante las excavaciones en el asentamiento romano, ubicado en un cruce de caminos de la Via Devana, la calzada que unía las ciudades romanas de Cambridge y Godmanchester, y que pudo funcionar en un principio como punto de avituallamiento para los viajeros, antes de que la villa creciese, se han descubierto broches esmaltados, monedas, cerámica decorada y una gran cantidad de huesos de animales que sugieren que el sitio contó con una notable industria cárnica.

Restos de cerámicas hallados en la excavación. Albion Archaeology

Un broche de caballo y jinete de aleación de cobre esmaltado fue otro de los hallazgos. Albion Archaeology

Fuentes: elespanol.com | mdzol.com | 9 de diciembre de 2021

Unos desgraciados sinvergüenzas vandalizan 'Las Sacerdotisas', una de las pinturas rupestres más emblemáticas de España

Foto: A la derecha, como han quedado las famosas pinturas rupestres de Los Órganos, en Despeñaperros. IDEAL.

'Las Sacerdotisas', las pinturas rupestres más emblemáticas del parque natural de Despeñaperros (Jaén) y una de las más importantes de España, han sido rociadas con espray de color rosa. El Ayuntamiento de la localidad jiennense de Santa Elena ha condenado, en redes sociales, el vandalismo y ha pedido la colaboración ciudadana para "intentar dar con quien ha cometido este terrible acto" contra una obra de arte declarada Patrimonio de la Humanidad.

La Junta de Andalucía también ha condenado "el atentado contra el patrimonio histórico que ha sufrido la pintura rupestre", y asegura que "actuará de emergencia para intentar recuperar su estado original con técnicos restauradores y arqueólogos". En este sentido, la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, ha explicado que este lunes se ha presentado formalmente la denuncia por los daños causados en las pinturas, un hecho que ha descrito como un "atentado" contra dicho patrimonio.

Detalle de una las figuras antropomorfas vandaliza con espray rosa.

El yacimiento neolítico donde se encuentran las pinturas está situado en el cerro de los Órganos, dentro de los límites del parque natural de Despeñaperros. Los motivos pintados en un aislamiento vertical de la roca a 1,50 metros del suelo son dos antropomorfos triangulares con tocado tipo oculado y un tercer bitriangular con las manos alzadas junto a un cérvido esquemático con una cornamenta de gran tamaño en rojo oscuro. Se trata de uno de los grupos más atractivos del arte esquemático y representa una danza ritual propiciatoria de la caza del ciervo.

Un grupo de senderistas que paseaba por la zona alertó al Ayuntamiento de Santa Elena del estado en el que se encontraban las pinturas rupestres, lo que motivó el pronunciamiento de las autoridades y que la Guardia Civil abriera una investigación para tratar de localizar al autor o autores de las pintadas. No es la primera vez que las pinturas rupestres de la zona sufren vandalismo, ya que, en 2014, las de la Cueva de los Escolares, también en Santa Elena, sufrieron graves destrozos al ser picadas con martillos para intentar llevárselas.

Foto: Pintadas vandálicas en el conjunto rupestre Vacas del Retamoso-Los Órganos en el Parque Natural de Despeñaperros de Jaén.

Paradigma del arte esquemático

Estos abrigos forman parte del conjunto de 69 yacimientos de arte rupestre prehistórico de los estilos levantino y esquemático situados en sierras de Jaén, Granada y Almería, que en 1998 fueron declaradas por la Unesco Patrimonio Mundial. Este estilo, el más extendido en Sierra Morena, era propio de las primeras culturas metalúrgicas, que representaron figuras humanas y de animales, mediante unos trazos que mostraban sus rasgos mínimos de identificación, en un abanico cronológico comprendido entre el VI y el II milenio a. C.

El paso de Despeñaperros es un territorio jalonado por la presencia de numerosos conjuntos de arte rupestre distribuidos a lo largo de la línea de fractura de la sierra, formando cinco núcleos que se localizan en las cabeceras de los ríos Guadalmena, Guadalén, Guarrizas, Despeñaperros y Rumblar. En ellos se han catalogado unos 50 yacimientos, con unos 115 abrigos o conjuntos, siendo el yacimiento de Vacas del Retamoso-Los Órganos el más destacado por la abundancia y variedad de sus representaciones.

Tal y como recuerda la Junta de Andalucía, el yacimiento rupestre de Vacas del Retamoso fue uno de los primeros que se incorporaron al catálogo de conjuntos con arte esquemático de la península ibérica. Su existencia fue constatada en 1913 por Henri Breuil, investigador del Instituto de Paleontología Humana de París.

Fuente: elconfidencial.com | 13 de diciembre de 2021

El gran misterio de la Dama de Elche: ¿fue reutilizada en una tumba tardorromana?

La Dama de Elche, en su vitrina del MAN en 2014. IPCE / Archivo Herrero

La Dama de Elche es un icono cultural, una pieza emblemática del patrimonio histórico español rodeada de magia y de numerosos misterios. Algunos interrogantes sobre la escultura íbera se han resuelto en los últimos años de forma científica, como su carácter de urna funeraria que contenía restos humanos incinerados. Pero los investigadores solo pueden dar respuesta a muchos otros, que arrancan desde el mismo día de su hallazgo, el 4 de agosto de 1897, con hipótesis y conjeturas. ¿Es realmente un busto? ¿Cuál fue su verdadero lugar de destino? ¿En qué momento y por qué fue trasladada de su contexto original? ¿A quién representa?

Jesús Moratalla Jávega (izquierda), doctor en Historia por la Universidad de Alicante y experto en el mundo íbero, ofrece en un estudio que se acaba de publicar en la revista Trabajos de Prehistoria una novedosa visión sobre la odisea de la Dama de Elche. Según el investigador, la escultura hallada en el yacimiento ilicitano de La Alcudia habría tenido una función prístina como urna funeraria con forma de dama en posición sedente que fue situada dentro de una tumba de cámara subterránea desde mediados del siglo V a.C., se redefinió física y simbólicamente en un momento y por unas circunstancias indeterminadas y fue utilizada, por último, posiblemente en época tardorromana, como mampuesto de una construcción por definir que la dejó oculta.

Los pivotes sobre los que descansa su planteamiento son dos. El primero de ellos es el relato del descubrimiento proporcionado en 1926 por Pedro Ibarra Ruiz, arqueólogo y notable historiador local que estuvo en el lugar del hallazgo al día siguiente de producirse. Según su descripción del contexto arqueológico —fue el primero en hacer un análisis preciso—, la Dama apareció en una tierra mezclada con cenizas y rodeada de piedras de construcción y fragmentos de tiestos íberos, en un estrato que hoy sería calificado de escombros de todo tipo.

Esta narración difiere de la clásica, la de Manuel Campello Esclapez, autor material del hallazgo de forma casual, que fue entrevistado por el también arqueólogo Alejandro Ramos Folqués a principios de los años 40 y aseguró que la pieza había aparecido de pie en una especie de hornacina. En este sentido, se interpretó la escultura como un icono funerario-religioso que había sido cuidadosamente escondida y protegida, manteniendo su carácter simbólico primigenio.

Recreación del hallazgo de la Dama según la historiografía tradicional (Ramos Fernández 2003; fig. 26, p. 109, fotografía Ramos Folqués, Archivo Fundación Universitaria La Alcudia de Investigación Arqueológica).

Aquí entra en juego el segundo "hecho constatado" que esgrime Moratalla Jávega para respaldar sus argumentos: la presencia de tres marcas de pico que presenta la escultura en su base, hacia la parte izquierda, "hechas sin duda en el momento del hallazgo".

"Descarto por imposible el contexto tradicional, pues la posición en pie que se proponía no se compadece con marcas de su hallazgo", explica el historiador. Por ello, y siguiendo la línea abierta por otros investigadores, propone que la Dama de Elche, cuando apareció, estaba acostada, boca arriba y posiblemente algo levantada por ese mismo costado que recibió los golpes.

Manuel Campello, con boina, visitando la Dama de Elche en el Museo del Prado en 1958. AGA.

Agujero temporal

En su estudio, el historiador, que lleva más de dos décadas vinculado a la investigación de La Alcudia, apunta que el contexto arqueológico original de la pieza, realizada en un bloque de piedra caliza de una sierra septentrional ilicitana, fue probablemente un hipogeo funerario ubicado no lejos del altozano del yacimiento. Esta hipótesis se refuerza por el hecho de que la oquedad trasera albergaba cenizas y huesos humanos "de una persona detentora del máximo rango social" entre la comunidad íbera del momento.

Algunos investigadores, como Rafael Ramos Fernández (recientemente fallecido), han sugerido en sus trabajos la posibilidad de que la Dama de Elche formase parte en un principio del templo ibérico de La Alcudia y que tras su truncamiento se la dotó de una función funeraria y se le practicó el vaciado dorsal. Moratalla Jávega apela a la prudencia y responde que serían necesarios nuevos estudios para determinar si el bloque y el agujero se tallaron al mismo tiempo.

Entre el momento de su creación y el descubrimiento moderno hay pocas certezas sobre la Dama de Elche. El profesor asociado de la Universidad de Alicante defiende que "la escultura actual es el resultado de la redefinición de su formato original" en época íbera —nunca un busto como tal— tras quedar "parcialmente rota en una acción difícil de precisar. El golpe del costado derecho, sin huellas de útil, parece una fractura natural causada por una caída accidental, ligada a una acción violenta, o incluso a un temblor sísmico de una tierra dada a ellos".

La Dama de Elche desde varias perspectivas. Se puede observar el hueco de su parte trasera donde se depositaron cenizas de restos humanos.

¿Pudo verse afectada entonces por alguno de los episodios de iconoclastia que se desarrollaron en el mundo íbero? "El excelente estado de conservación de la pieza, comparado con los de las otras, hace dudar de que la escultura sufriera el mismo fin que sus coetáneas: en nuestra opinión, ello añadiría un argumento a la idea de que su evolución contextual fue probablemente única", dice Jesús Moratalla Jávega enumerando los ejemplos de piezas machacadas documentadas en Porcuna, Cabezo Lucero o incluso en La Alcudia, donde se conserva el torso de un guerrero pero no su cabeza o sus extremidades.

Todavía resulta más difícil de precisar para qué fue reutilizada la Dama de Elche. En época romana, la escultura ibérica se convirtió en "un simple mampuesto" para levantar construcciones relativamente sólidas. Es decir, pasó de ser objeto de culto a una piedra carente de valor. Algunos investigadores apuntan que pudo haberse reciclado como material para erigir las murallas de la antigua ciudad romana de Ilici, pero Moratalla Jávega vuelve a agarrarse al relato de Pedro Ibarra de que la pieza apareció como un bloque aislado a unos 30-40 centímetros de profundidad.

Imagen ecualizada de la base (cortesía P. Rouillard). Dibujo de las huellas percibidas, marcando en tono gris suave la zona donde estas no aparecen. La flecha indica el plano de rotura con el golpe lateral de la escultura.

"Por ello, se nos antoja que la línea de muralla ahora localizada tal vez está demasiado profunda para que hubiera sido alcanzada al realizarse el bancal", valora el historiador en relación con las investigaciones recientes de un equipo de la Universidad de Alicante en La Alcudia. El proyecto Damas y Héroes. Tras la Ilici ibérica, dirigido por Héctor Uroz y Alberto Lorrio, ha sacado a la luz un lienzo de 60 metros de la estructura defensiva erigida en torno al siglo V a.C., según ha adelantado ABC. Los arqueólogos consideran que la joya íbera se conservó intacta porque se escondió en esos muros durante una oleada iconoclasta. Moratalla Jávega vuelve a reclamar paciencia y pide esperar a la publicación científica de los resultados para hacer nuevas reflexiones.

En su estudio, recuerda que en las intervenciones arqueológicas realizadas en la zona aproximada al lugar del hallazgo de la emblemática pieza por Pedro Ibarra, o las acometidas en los últimos años, se ha identificado una serie de enterramientos "de época, como poco, tadorromana". La duda queda, según resume, en saber si la acción del 4 de agosto de 1897 superó el horizonte de la necrópolis el horizonte de la necrópolis y alcanzó una posible línea de fortificación o no. En este último caso, "la Dama pudo estar alojada en alguna construcción funeraria de este nivel tardío". Moratalla Jávega recuerda que al menos una de estas sepulturas tardorromanas reutilizaba una escultura ibérica en su cubierta. El gran misterio de la Dama de Elche.

Fuente: elespanol.com | 13 de diciembre 2021

El hotel Villa Real (Madrid) añade nuevos mosaicos a su importante colección de arte antiguo

Jordi Clos, presidente de Derby Hoteles y del museo egipcio de Barcelona, en la exposición de arte del hotel Villa Real. CRISTINA BEJARANO. LA RAZÓN.

El hotel Villa Real 5* (Madrid) presenta su colección de 20 nuevos mosaicos datados del siglo II y IV d.C., procedentes de Asia Menor, que se unen a las 89 piezas ya expuestas, una de las exposiciones de arte antiguo más importantes de España. Jordi Clos, presidente de Derby Hotels Collection y de la Fundación Arqueológica Clos, presentó la muestra que se quedará en la capital de España como exposición permanente.

La piezas forman parte del trabajo durante 45 años de Jordi Clos, mecenas y apasionado del arte. A través de subastas internacionales, ha conseguido que Derby Hotels Collection, su empresa hotelera, albergue una de las colecciones privadas de mosaicos de arte antiguo más importantes de España.

"La colección de mosaicos empieza en el año 1992, con una parte de los 90 que teníamos aquí ya expuestos y que ahora se ha incrementado", dice Jordi Cruz.

“De este modo, los ciudadanos y visitantes podrán disfrutar de las piezas expuestas en las principales estancias colectivas. Creemos que es una exposición de un importante valor cultural que ponemos a disposición de la ciudad”, afirma Jordi Clos.

Situado en el eje Prado-Recoletos, la arteria cultural de Madrid, el hotel Villa Real alberga la colección de nuevos mosaicos, que destacan por su calidad artística.

Una estatua de mármol de casi un metro y medio de altura de Esculapio, dios de la Medicina, situada en el hall, da la bienvenida a los huéspedes y visitantes. Con ella, los visitantes se adentran en el arte antiguo.

Formada por más de 100 mosaicos, la mayor parte de la colección se expone en las zonas comunes, en los salones y habitaciones.

En su interior, el Villa Real exhibe en sus salones más colecciones, como la muestra de Cerámica Apulia, compuesta por 20 piezas. Bajo el nombre de vasos apulios, se trata de la producción más importante de figuras rojas definidas en la Magna Grecia.

Aparte del arte grecorromano, el hotel acoge en las habitaciones pinturas contemporáneas de artistas españoles reconocidos a nivel internacional, como Josep Guinovart y Antoni Tàpies. Además, el Villa Real posee obras de Andy Warhol, inspirador de la decoración del restaurante East 47.

Derby Hotels Collection proporciona a los huéspedes un pasaporte cultural que permite visitar las colecciones de cada uno de sus hoteles de manera gratuita, incluyendo el acceso libre al Museo Egipcio de Barcelona.

Fuentes: meet-in.es | la razon.es | 2 de diciembre de 2021

El escudo oculto que protegía el complejo aristocrático ibérico de Cabra (Córdoba)

Vista aérea del yacimiento del Cerro de la Merced (Córdoba) - J.Arroyo

Los primeros rayos del amanecer que se cuelan por el puerto cordobés del Mojón iluminan la cumbre del Cerro de la Merced antes que cualquier otro lugar de los alrededores. Sobre esa redondeada colina, tan simétrica que algunos la creyeron artificial, refulgió en otro tiempo un santuario ibérico y, siglos después, un complejo aristocrático que se veía, como un faro, desde cualquier punto de su entorno aún en sombras. Aquel imponente edificio de piedra de planta cuadrada de veinte metros de lado y unos cinco o seis de altura, que dominaba el espacio y brillaba al alba bajo la luz del sol naciente.

«Estaba pensado para ser visto desde el llano y desde los caminos que suben hacia Priego o de Carcabuey llevan a Lucena o hacia Cabra", explica Fernando Quesada (izquierda), catedrático de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, que añade: «Es un sitio representativo, diría que un poco escenográfico".

El proyecto de investigación sobre 'Ciudades y complejos aristocráticos ibéricos en la conquista romana...' que dirige Quesada lleva una década desentrañando los secretos de este singular enclave ibérico, el cual no tiene parangón con cuanto se conoce hasta ahora. Antes de su llegada se pensaba que los restos correspondían a una antigua atalaya de vigilancia, pero sus excavaciones han sacado a la luz un complejo central de dos alturas, con 10 habitaciones en su planta baja, con muros de hasta 4,5 metros de espesor, con terrazas alrededor contenidas por muros también ciclópeos y al que se accedía por una escalinata construida con lajas de piedra de 1,5 metros de largo. No, aquel complejo no era uno de tantos que hay en la zona, conocidos como 'recintos torre'. Tampoco fue edificado solo para vigilar el entorno ya que no cuenta con buen control visual del territorio que le rodea. Ni siquiera la cercana localidad de Cabra, situada a unos cinco kilómetros, se divisa desde allí. Aquel formidable cubo geométrico de dos alturas fue concebido para ser admirado desde la llanura.

Fotografías de la manilla del escudo que se encontró embutida en un muro del Cerro de la Merced - F. Quesada y Grupo Polemos.

Los arqueólogos han descubierto que se levantó aprovechando la planta original de una construcción ibérica más antigua, posiblemente del siglo V o principios del IV a.C., que creen que pudo haber sido un santuario, con un monumento asociado o una gran puerta monumental decorada con relieves y policromada. Han encontrado al menos tres sillares con cornisa de gola de remoto origen egipcio, esquirlas de relieves de otros que fueron retallados y un espectacular sillar decorado con motivos vegetales que fue reutilizado en un muro que ha sido llevado al Museo Arqueológico de Cabra y cuyos análisis han determinado que tuvo policromía roja y blanca. «Ese sillar indica que el complejo antiguo debía ser muy espectacular. Estamos todavía trabajando para ver si formaba parte de una puerta con un dintel grande o de un monumento turriforme cuadrado con cornisas y molduras en varias caras», relata Quesada.

En el siglo IV a.C., en un periodo de transformaciones en el mundo ibérico, el santuario sufrió una remodelación total y se convirtió en un complejo aristocrático. El gran patio enlosado se compartimentó en estancias menores, se levantó un piso superior y se dispuso un vestíbulo que hacía de distribuidor. Los arqueólogos han hallado al menos tres molinos que estarían en uso al mismo tiempo y que dan fe de una producción de alimentos, así como pesas de telar y fusayolas que indican una actividad textil, restos de armamento como puntas de flecha y de lanza y cerámicas de lujo, incluyendo importaciones griegas. «Cuenta con todos los elementos que caracterizarían un complejo de tipo aristocrático palacial: evidencias de producción, armamento, productos de lujo, una monumentalidad evidente, un carácter aislado y con cierta capacidad defensiva y una masiva técnica de construcción inhabitual en la arquitectura doméstica», resume el director de las investigaciones. Incluso han descubierto una sala recóndita en el fondo del complejo, pavimentada, sin ventanas, que podría ser una capilla. Unas hachas neolíticas, como antiguas piedras de rayo, halladas en la zona así parecen indicarlo.

Dibujo de un escudo ibérico - Carlos Fernandez del Castillo y Fernando Quesada.

El mito de los pequeños escudos ibéricos

En uno de los muros de adobe del vestíbulo, erosionado por el paso de los siglos y los derrumbes, asomaba una esquina que el ojo experto de Fernando Quesada rápidamente identificó con la manilla de hierro de un escudo ibérico. No se equivocaba. Alguien ocultó deliberadamente la empuñadura del arma en aquella pared durante la segunda fase de construcción, justo enfrente de quien accediera al complejo aristocrático por su única puerta oriental. «Un escudo es un arma defensiva, que protege. Nuestra interpretación es que se trata de un elemento apotropaico, un componente protector que defiende el edificio de manera simbólica», explica el catedrático. En un artículo recientemente publicado en Abantos, un homenaje que le rinden sus colegas a Paloma Cabrera Bonet, quien fue conservadora del Museo Arqueológico Nacional, Quesada expone los resultados de su investigación sobre este escudo junto a su colega de la UAM, Eduardo Kavanagh de Prado y a Antonio Moreno Rosa, del Museo Arqueológico de Cabra.

«Se trata de una manilla del tipo de aletas triangulares, el más característico del ibérico Pleno en adelante, desde mediados del siglo V a. C. y hasta mediados del siglo I a. C. o más allá», describen en su estudio. Aunque estaba fragmentada en varios trozos y doblada por la presión, conserva el extremo doblado sobre sí mismo para abrazar la madera, por lo que han podido determinar tanto sus medidas como las del diámetro del escudo (64,8 cm). «En comparación con un escudo hoplita griego, de hasta 120 cm de diámetro, es menor, pero un escudo de 65 cm te cubre desde la barbilla hasta la ingle y de sobra desde un hombro a otro. Existe la idea de que los escudos ibéricos eran como platos soperos, extremadamente pequeños, pero no es correcta, la media de los escudos ibéricos estaba en los 50-60 cm», afirma Quesada, «y los había bastante mayores, de 70 y 80 cm de diámetro».

Lugar donde fue hallada la manilla del escudo embutida en el muro - F. Quesada y Grupo Polemos.

Aunque no es habitual encontrar un arma embutida intencionadamente en un muro, éste no es un caso único. En el yacimiento vacceo de Pintia (Valladolid), Carlos Sanz Mínguez encontró la vaina de un puñal del siglo IV a.C. en un rebanco del siglo I d.C. La ocultación de esta reliquia durante la ampliación de la vivienda también se cree que tuvo un «sentido protector» o de vinculación a un antiguo linaje. Existen más ejemplos. En la Bastida de Moixent, en Valencia, una serie de ofrendas quemadas y enterradas, que incluyen muchas armas, aparecieron bajo la puerta principal de acceso al poblado. Y en Cerdeña parece que se han encontrado espadas embutidas en muros de piedra de la cultura nurágica, mucho más antigua que la ibérica, según apunta Giovanna Fundoni, de la Universidad de Sassari. Quesada no alberga dudas de que «esto tiene un contenido simbólico y ritual».

Víctima de una demolición sistemática

El escudo no logró impedir, sin embargo, que este complejo aristocrático ibérico del Cerro de la Merced, el primero de este tipo que se excava en la Alta Andalucía, fuera concienzudamente demolido hacia la época de Aníbal o en las primeras etapas de la conquista romana, a principios del siglo II a.C. Fue vaciado por completo de cuanto fue considerado valioso y las esquinas del edificio fueron derribadas para asegurarse de que no se pudiera reconstruir. No fue objeto de un ataque militar violento, por sorpresa. «En el Cerro de la Merced fue una destrucción más deliberada, más sistemática, más pausada, que va acompañada de un saqueo», sostiene el director de las investigaciones.

Excavaciones en el Cerro de la Merced. Cabra, Córdoba.

Aunque no se sabe con certeza qué motivó esa inquina, su demolición pudo coincidir en el tiempo con la última gran sublevación de los iberos contra Roma que se da en torno al año 192 a.C. Tito Livio relata la conquista romana del oppidum ibérico (la ciudad fortificada) de Licabrum (Cabra) por Cayo Flaminio y habla de un señor de la guerra, Corribilo, que fue capturado por los romanos. Aunque los arqueólogos no pueden vincular a Corribilo con el Cerro de la Merced, porque no disponen de ningún escrito que demuestre esa relación, «aquella fue una época casi de apocalipsis para los iberos».

Quesada explica que tras siglos de tranquila existencia, la península ibérica se convirtió en escenario de las luchas entre romanos y cartagineses y los iberos se vieron envueltos en una especie de guerra mundial de la época. Unos y otros contendientes procuraban aliarse con príncipes iberos para el aprovisionamiento de sus tropas, la recluta de mercenarios o para abastecerse de plata para acuñar moneda y atacaban a los aliados de los otros.

«Pudo ocurrir que el señor del Cerro de la Merced fuera aliado de los cartagineses y los romanos le castigaran, o que años después hubiera intentado desafiar al poder de Roma y los romanos lo castigaran… no lo podemos saber. El mundo de finales del siglo III a.C. y principios del II es un mundo convulso de guerra, catástrofes, destrucciones… y también de oportunidades para señores de la guerra, gente lista que con sus pequeños ejércitos se aliaban con unos o con otros y aprovechaban el río revuelto. En este contexto es cuando desaparece el complejo del Cerro de la Merced», añade Quesada. Entre los arruinados muros quedó el simbólico escudo protector, incapaz ante quien quiso borrar todo recuerdo de aquel conjunto palaciego que refulgía al sol.

Hoy destaca sobre el horizonte la elegante cubierta que guarece el yacimiento, llamando la atención sobre el lugar como antes lo hiciera el antiguo edificio. A iniciativa del Ayuntamiento de Cabra, que financia el grueso de los gastos, se está trabajando para su puesta en valor, consolidando y restaurando los muros para hacerlo visitable. El estudio del Cerro de la Merced se enmarca en un gran proyecto de investigación de ciudades y complejos aristocráticos ibéricos en la Alta Andalucía, que abarca desde Almedinilla a Montemayor, donde en 2018 se descubrió un carro depositado como ofrenda en la tumba de un personaje de alto rango. «Se ha restaurado ya y ahora estamos en la fase de dibujo y de estudio. Va a haber novedades, pero no de inmediato», comenta Quesada. Las investigaciones avanzan.

Fuente: abc.es | 4 de diciembre de 2021