Encuentran nuevas termas romanas en el casco histórico de Toledo

La alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón (c), visita los nuevos hallazgos en las termas romanas de Amador de los Ríos.

Un equipo de arqueólogos ha descubierto nuevas piscinas frías del siglo II dentro del complejo termal romano del casco histórico de Toledo, considerado el más importante de cuantos se han hallado en España.

Se estima que las termas tienen una extensión de 3.000 metros cuadrados y hay indicios del antiguo edificio de Hacienda y Nuncio Viejo. Por esta razón, Carmelo Fernández, el arqueólogo responsable del proyecto ha manifestado que "suponemos que eran muy grandes".

Los nuevos hallazgos arqueológicos son piscinas frías y "tienen elementos decorativos importantes". Estas nuevas termas se incluirán después de Semana Santa en las rutas de Patrimonio Desconocido del Consorcio de Toledo, de forma gratuita.

Vista de las termas romanas de Amador de los Ríos.

Fernández ha defendido que con esta nueva intervención "podemos hablar de los restos termales más importantes de la Hispania romana, muy bien conservados y de una gran monumentalidad".

El arqueólogo ha destacado el método de trabajo que el Consorcio de la Ciudad de Toledo aplica en estos proyectos, llegando a acuerdos con los propietarios de los inmuebles.

"Es un proceso muy laborioso, una labor de rehabilitación de los inmuebles que se compagina con los trabajos arqueológicos gracias a un gran equipo multidisciplinar", ha apuntado Fernández.

Los neandertales de Mealhada (Coímbra, Portugal) también consumían nutritivas tortugas

Resumen gráfico del artículo publicado en la revista 'Diversity' en el que se muestran ejemplares actuales de la tortuga mediterránea (arriba a la izquierda), el galápago europeo (arriba a la derecha) y el galápago leproso (abajo a la derecha), la ubicación del yacimiento y una selección del material estudiado y las huellas de consumo halladas / Boneta et al. (2023).

Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) han confirmado la presencia de dos especies de galápagos de agua dulce (Emys orbicularis y Mauremys leprosa) y una de tortuga terrestre (Testudinidae indet.) en una excavación del siglo XIX del clásico yacimiento del Paleolítico Medio de Mealhada (Coímbra, Portugal).

Los resultados publicados en la revista Diversity permiten afirmar por primera vez para este yacimiento posibles evidencias del consumo de galápagos por parte de grupos neandertales (Homo neanderthalensis).

Para el ámbito peninsular el consumo de tortugas terrestres por parte de los neandertales durante el Paleolítico Medio ha sido ampliamente demostrado. La captura de pequeñas presas -aves, conejos, liebres e, incluso, cangrejos- ha probado que los neandertales tenían una dieta basada no sólo en grandes presas (grandes mamíferos), sino que explotaban intensamente todos los recursos disponibles del entorno.

Detalle de grupos de incisiones y rasguños en restos de tortuga del yacimiento del Paleolítico Medio de Mealhada (Coimbra, centro de Portugal). Flechas y recuadros marcan las alteraciones identificadas. Mauremys leprosa detalle periférico derecho (A) y detalle del xiphiplastrón izquierdo (B). Detalle del epiplastrón derecho de Emys orbicularis (C , D).

“Este comportamiento complejo nos revela una adaptación al ecosistema local de los asentamientos que tradicionalmente solo se asociaban al Homo sapiens”, explica la coautora Iratxe Boneta Jiménez (izquierda), miembro del grupo de investigación Prehistoria del Interior Peninsular de la UAM.

“En este sentido los resultados de nuestra trabajo aportan una evidencia más, incluyendo con estos resultados a los galápagos en la lista de las pequeñas presas consumidas por neandertales”, agrega la investigadora.

Evidencia novedosa

Las tortugas terrestres son presas de fácil captura que no requieren de una gran inversión de tiempo y esfuerzo. De hecho, esta puede realizarse durante la caza y recolección de otros alimentos o, incluso, pueden realizarla niños.

Detalle de grupos de incisiones y rasguños en restos de tortuga del yacimiento del Paleolítico Medio de Mealhada (Coimbra, centro de Portugal). Flechas y recuadros marcan las alteraciones identificadas. Testudinidae indet. Detalle periférico izquierdo (A). Tortuga acuática de agua dulce indet. nota periférica Detalle (B). Mauremys leprosa detalle del hioplastrón izquierdo (C , D) e hioplastrón derecho (E).

Además, las tortugas no sólo ofrecen una importante cantidad de nutrientes, sino que también brindan una materia prima versátil, el caparazón. Por el contrario, la captura de galápagos requiere de cierta tecnología o inversión de tiempo y esfuerzo, ya que habitan aguas estancadas o de baja corriente, siendo muy huidizos ante cualquier amenaza.

A este respecto, la documentación de evidencias de consumo antrópico sobre los restos arqueológicos del yacimiento de Mealhada ofrece una evidencia novedosa que informa sobre la complejidad del comportamiento neandertal.

“Los restos de tortuga estudiados proceden de las excavaciones realizadas a finales del siglo XIX en el yacimiento de Mealhada (Coímbra, Portugal), uno de los primeros yacimientos arqueológicos descubiertos en Portugal gracias al hallazgo de restos de elefante (Elephas antiquus) y fechado hace unos 122.000 años”, detalla Corina Liesau von Lettow-Vorbeck (izquierda), también coautora y miembro del grupo de investigación de la UAM.

“Las tortugas fueron analizadas de primera mano en el Museu Geológico de Lisboa, donde se realizó un estudio arqueozoológico, sistemático y tafonómico de los restos. De este modo identificamos los tres taxones comentados y documentamos las marcas de procesado, fracturas, incisiones de descarnado y evidencias de combustión, detalles que nos informan sobre la preparación de los ejemplares”, añade.

“Las huellas documentadas indican que las tortugas fueron colocadas bocabajo en las brasas, sirviendo su propio caparazón de recipiente para asar. Posteriormente se fracturaban sus caparazones para acceder al interior y ser consumidos”, concluye la investigadora.

Fuente: uam.es | 6 de marzo de 2023

Descubren en el municipio sevillano de Valencina el mayor asentamiento humano del Calcolítico en toda Europa Occidental

Vista aérea de la excavación Valencina-Nord 2022. JUAN MANUEL VARGAS / EP

Las últimas investigaciones arqueológicas promovidas en el yacimiento que albergan los términos municipales de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán, fruto del asentamiento humano que acogía dicho entorno de la provincia de Sevilla durante la Edad del Cobre, han deparado el descubrimiento de «otras dos líneas de fosos y un nuevo recinto circular pequeño»; así como «80 posibles nuevas tumbas, cabañas y posibles talleres para la talla de sílex» e incluso una piedra de molino de 40 kilos de peso, una vasija zoomorfa y un posible pozo de agua.

Hablamos de las casi 780 hectáreas de los términos municipales de Valencina y Castilleja de Guzmán protegidas como zona arqueológica, a cuenta de los múltiples vestigios prehistóricos localizados en esta zona de la comarca del Aljarafe.

La mayoría de tales restos arqueológicos están relacionados con el asentamiento humano que, con mayor o menor periodicidad, habría acogido este territorio durante la Edad del Cobre, con los tholos de La Pastora, Matarrubilla y Montelirio como máximos exponentes de dicha cultura, si bien en los últimos años han sido descubiertos notables vestigios arquitectónicos de un gran recinto quizá de carácter defensivo y de estructuras de cabaña, entre otros aspectos.

Foto: La foto corresponde al conocido Dolmen de la Pastora. Crédito editorial: Cazalla Montijano, Juan Carlos - Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.

Asentamiento humano

Tradicionalmente, este gran yacimiento arqueológico ha sido interpretado conforme a una zona de asentamiento humano o poblado al norte de su perímetro, cuya mayor parte yace bajo el actual casco urbano de Valencina; y de otro lado un extenso sector de necrópolis al suroeste.

En este contexto se encuadra el proyecto de investigación bautizado como Valencina-Nord, promovido desde 2014 por el Instituto Arqueológico Alemán, la Universidad de Würzburg (Alemania) y la Universidad Autónoma de Madrid, que entre septiembre y octubre de 2022 acometía una nueva campaña de investigación en este gran yacimiento de la Edad del Cobre.

En ese sentido, Thomas X. Schuhmacher, del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid, ha explicado a Europa Press que esta última campaña de investigación ha incluido prospecciones superficiales, excavaciones en el Cerro de la Cabeza y sondeos geofísicos en la zona norte del yacimiento, documentando unas 40 hectáreas del yacimiento.

El arqueólogo Thomas X. Schuhmacher director del proyecto Valencina-Nord.

Los resultados de esta nueva campaña, según este arqueólogo, confirman los cinco recintos de «grandes fosos» delimitadores del yacimiento que ya habían sido identificados en anteriores campañas y, especialmente, han arrojado el descubrimiento de «otras dos líneas de fosos y un nuevo recinto circular pequeño con un diámetro de 120 metros», que se suma a otra estructura similar ya detectada antes.

Una piedra de molino de 40 kilos

Esta última campaña de excavaciones ha deparado además nuevos «hallazgos excepcionales», como «una piedra de molino completa, de 60 centímetros de largo y unos 40 kilos de peso», una «vasija zoomorfa que representa a un ave, pintada con una decoración en zigzag y un posible pozo de agua con un diámetro de aproximadamente un metro y una profundidad de más de cinco metros», según desgrana este arqueólogo.

Así, Thomas X. Schuhmacher concluye que estos resultados confirman que este asentamiento calcolítico «tuvo sin duda un importante papel como poblado para un gran número de personas, actuando como lugar central para una extensa zona del Bajo Guadalquivir, al igual que como centro de producción y puerta de entrada para el intercambio de productos y materias primas exóticas, sirviendo a la vez como espacio funerario y ritual».

Los científicos de este equipo aún están «investigando tanto la cronología de estos dos recintos pequeños, como su función y su relación con los recintos concéntricos grandes», según Thomas X. Schuhmacher, quien expone las hipótesis de que se tratasen de «espacios fortificados al exterior de los recintos» ya identificados o quizá zonas «rituales».

Igualmente, esta investigación ha identificado «una vasta necrópolis septentrional» con «cerca de 80 posibles nuevas tumbas», adicional a la gran zona de necrópolis del sureste del yacimiento, según destaca este responsable del Instituto Alemán de Arqueología de Madrid.

En cuanto a las excavaciones en el Cerro de la Cabeza, han supuesto la documentación de vestigios interpretados como «cabañas y posibles talleres para la talla de sílex», con materiales inicialmente datados en el Neolítico final.

Apogeo

«A la espera de confirmar la cronología con dataciones absolutas», según precisa Thomas X. Schuhmacher, el equipo de investigadores fija «a mediados del cuarto milenio» a.n.e. el comienzo del poblamiento de este gran asentamiento humano, con la construcción del primer recinto de fosos a finales de dicho milenio, tras lo cual el crecimiento del enclave habría deparado la excavación de «nuevos fosos» delimitadores del mismo, hasta alcanzar su «apogeo» entre los años 2850 y 2600 antes de nuestra era, con unas 200 hectáreas de superficie.

«Esto lo convierte en el poblado calcolítico más grande de toda la península ibérica y de Europa Occidental», enfatiza Thomas X. Schuhmacher, ratificando tal planteamiento y resumiendo que «las cabañas y talleres documentados, junto con el material descubierto», inducen a pensar que este enclave acogió «una ocupación intensiva y continuada desde el Neolítico final o el Calcolítico inicial, hasta el final del Calcolítico hacia el año 2250» previo a la era actual, cuando habría contado con «un monumental foso de ocho o diez metros de anchura y 8,5 de profundidad», periodo en el que finalmente su uso habría desaparecido «casi por completo».

Fuente: abc.es | 6de marzo de 2023

Los motivos que convierten el yacimiento de Valencina en un territorio único

Cerro de Santa Brígida desde Castilleja de Guzmán, junto al municipio de Valencina de la Concepción. / JUAN CARLOS VÁZQUEZ

Casi 780 hectáreas pertenecientes a los municipios de Valencina de la Concepción y de Castilleja de Guzmán están protegidas como zona arqueológica por las diferentes muestras prehistóricas localizadas en esta zona de la comarca del Aljarafe. El proyecto de investigación Valencina-Nord, promovido desde 2014 por el Instituto Arqueológico Alemán, la Universidad de Würzburg (Alemania) y la Universidad Autónoma de Madrid, descubrió ayer en este enclave una necrópolis perteneciente a la Edad del Cobre con 80 posibles tumbas de entre el 2800 y el 2600 antes de Cristo. Además, encontraron diferentes cabañas y posibles talleres para la talla de sílex, una piedra de molino de 40 kilos de peso y un posible pozo de agua.

"Los hallazgos se extienden desde el Cerro de la Cabeza en Valencina por toda la cornisa del Aljarafe", explicó a este periódico Manuel Vargas, arqueólogo del Museo de Valencina. En este sentido, el experto recalcó que "todos los años suelen haber dos nuevas campañas de investigación y este es el resultado de los trabajos realizados entre septiembre y octubre del año pasado, en este yacimiento del Calcolítico. Valencina está rodeada por necrópolis y otros restos arqueológicos cuya antigüedad puede oscilar entre el 3300 y el 2200 antes de Cristo". El descubrimiento lo convierte en el poblado calcolítico más grande de toda la península ibérica y de Europa Occidental.

El arqueólogo apuntó que los yacimientos encontrados en esta campaña de investigación tenían una amplitud mayor que los estudiados hasta la fecha. Hecho que se ha constatado con las excavaciones arqueológicas, con las prospecciones geomagnéticas superficiales y con los sondeos geofísicos en la zona norte del yacimiento, documentando unas 40 hectáreas.

La mayoría de los restos arqueológicos están relacionados con el asentamiento humano que, con mayor o menor periodicidad, habría acogido este territorio durante la Edad del Cobre, con los tholos de La Pastora, Matarrubilla y Montelirio como máximos exponentes de dicha cultura. En este sentido, durante los últimos años se han emprendido diferentes campañas en las que se han descubierto notables vestigios arquitectónicos de un gran recinto de carácter defensivo y de estructuras de cabaña.

Tradicionalmente, este gran yacimiento arqueológico ha sido interpretado conforme a una zona de asentamiento humano o poblado al norte de su perímetro, cuya mayor parte yace bajo el actual casco urbano de Valencina; y de otro lado un extenso sector de necrópolis al suroeste.

Terreno donde se ubican enterradas algunas de las estructuras detectadas.

Del mismo modo, esta investigación ha identificado "una vasta necrópolis septentrional" con "cerca de 80 posibles nuevas tumbas", adicional a la gran zona de necrópolis del sureste del yacimiento. Vargas hizo especial hincapié en que esta posible necrópolis es resultado de la técnica de prospección magnética, que investiga la geología del subsuelo sobre la base de anomalías en el campo magnético de la Tierra.

En cuanto a los siguientes pasos, el arqueólogo municipal manifestó que ahora se está en la fase de estudio y clasificación de los materiales hallados y en septiembre y octubre próximos se proseguirá con las excavaciones ya que la superficie de interés arqueológico, que supera las 700 hectáreas de extensión, supone tarea para varias campañas anuales: "Continuaremos investigando y excavando las parcelas que son propiedad municipal. La exploración en los terrenos de propiedad privada es más complicada. Nuestra intención a medio plazo es analizar las estructuras funerarias".

Análisis de los restos hallados en el laboratorio.

Otros hallazgos singulares

Aparte de la necrópolis, esta campaña de investigación ha dado con otros hallazgos singulares: "Además de cerámica y restos de fauna hemos encontrado un vaso zoomorfo con forma de ave. Esta vasija debe ponerse en manos de restauradores y ha de someterse a un estudio analítico", apostilló el arqueólogo.

Otro de los descubrimientos singulares que remarcó el experto fue el de una piedra de molino de unos 40 kilos y 60 centímetros de largo. Además, se ha encontrado una estructura que "se tiene que procesar todavía, pero por su forma y por la tipología de estructura cilíndrica podría tratarse de un pozo". Este posible pozo de agua cuenta con un diámetro de un metro aproximadamente y una profundidad de más de cinco metros.

Fuente: diariodesevilla.es | 7 de marzo de 2023

Un equipo de arqueólogos españoles descubre en Oxirrinco (Egipto) 22 tumbas de diversos períodos

Imagen de la basílica que ha sido acondicionada en el sector 24 y cuyas pinturas y cripta han sido restauradas. Misión Arqueológica de Oxirrinco

La antigua Oxirrinco (la actual El-Bahnasa), una localidad egipcia que estuvo habitada entre los años 664 a.C. y 7 d.C., situada en la región de Minia, a unos 200 kilómetros al sur de El Cairo, fue un importante núcleo comercial en la antigüedad. De hecho, se trata de uno de los yacimientos más extensos y mejor conservados de Egipto. La ciudad estuvo ocupada por egipcios y posteriormente por griegos, romanos, bizantinos, cristianos y, finalmente, por los árabes.

En esta antigua ciudad lleva años excavando la Misión Arqueológica de Oxirrinco, de la Universidad de Barcelona-Instituto del Próximo Oriente Antiguo (IPOA), financiada por la Fundación Palarq, el Ministerio de Cultura y Deporte y la Societat Catalana d'Egiptologia. Dirigida por las egiptólogas Maite Mascort y Esther Pons, cuenta con la colaboración del Servicio de Antigüedades de Egipto y la Universidad de El Cairo. Las sucesivas campañas que se han llevado a cabo en el yacimiento han proporcionado hasta la fecha importantes descubrimientos.

Tumbas persas localizadas en el Sector 36 de la Necrópolis Alta de Oxirrinco. Misión Arqueológica de Oxirrinco

SORPRENDENTES HALLAZGOS

Hace pocos días, la Misión Arqueológica de Oxirrinco ha anunciado los resultados de la última campaña de excavaciones, llevada a cabo entre noviembre y diciembre de 2022, que, de nuevo, han resultado de gran interés. El equipo arqueólogico ha descubierto en la zona de la Necrópolis Alta del yacimiento 22 tumbas datadas en distintos períodos: romano, persa, bizantino y copto. El Consejo Supremo de Antigüedades se ha hecho eco en un comunicado de la importancia de estos descubrimientos realizados por el equipo de arqueólogos españoles.

Vista general de las tumbas romanas descubiertas en Oxirrinco. Misión Arqueológica de Oxirrinco

Entre las tumbas localizadas, hay tres de piedra caliza de época romana, tres de época persa y dieciséis bizantinas y coptas. Algunas de las tumbas aún contenían los cuerpos, que estaban envueltos en sudarios decorados. Aunque tal vez lo más relevante sea el hallazgo de dos ofrendas consistentes en dos ranas dispuestas en el interior de dos jarras, posiblemente una muestra de sincretismo religioso. Asimismo, los arqueólogos llevaron a cabo la restauración de la estructura de una basílica y de las pinturas murales de la cripta.

Fragmento de sarcófago pintado con la imagen de Nut, la diosa del cielo egipcia. Misión Arqueológica de Oxirrinco

Las excavaciones de la necrópolis de Oxirrinco, que está dividida en cuatro sectores, han ofrecido, así, resultados significativos y que van a ser objeto de estudio. Los arqueólogos esperan que los hallazgos revelen muchos de los secretos que aún oculta la que fue una floreciente ciudad egipcia. Por otro lado, la egiptóloga Maite Mascort ha destacado que el equipo de restauración ha llevado a cabo numerosos trabajos de consolidación y restauración in situ, tanto como en el laboratorio.

Los restos de una de las ranas que sirvieron como ofrenda, en el interior de una vasija. Misión Arqueológica de Oxirrinco

Todo ello se ha completado, asimismo, con el uso de las más modernas técnicas aplicadas a la arqueología, como las fotografías aéreas, estudios en 3D de estructuras y piezas, así como topografía y fotogrametría parcial y general del yacimiento.

Fuente: nationalgeographic.com.es | 3 de marzo de 2023

Los neandertales de Mealhada (Coímbra, Portugal) también consumían tortugas

Resumen gráfico del artículo publicado en la revista 'Diversity' en el que se muestran ejemplares actuales de la tortuga mediterránea (arriba a la izquierda), el galápago europeo (arriba a la derecha) y el galápago leproso (abajo a la derecha), la ubicación del yacimiento y una selección del material estudiado y las huellas de consumo halladas / Boneta et al. (2023).

Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) han confirmado la presencia de dos especies de galápagos de agua dulce (Emys orbicularis y Mauremys leprosa) y una de tortuga terrestre (Testudinidae indet.) en una excavación del siglo XIX del clásico yacimiento del Paleolítico Medio de Mealhada (Coímbra, Portugal).

Los resultados publicados en la revista Diversity permiten afirmar por primera vez para este yacimiento posibles evidencias del consumo de galápagos por parte de grupos neandertales (Homo neanderthalensis).

Para el ámbito peninsular el consumo de tortugas terrestres por parte de los neandertales durante el Paleolítico Medio ha sido ampliamente demostrado. La captura de pequeñas presas -aves, conejos, liebres e, incluso, cangrejos- ha probado que los neandertales tenían una dieta basada no sólo en grandes presas (grandes mamíferos), sino que explotaban intensamente todos los recursos disponibles del entorno.

Detalle de grupos de incisiones y rasguños en restos de tortuga del yacimiento del Paleolítico Medio de Mealhada (Coimbra, centro de Portugal). Flechas y recuadros marcan las alteraciones identificadas. Mauremys leprosa detalle periférico derecho (A) y detalle del xiphiplastrón izquierdo (B). Detalle del epiplastrón derecho de Emys orbicularis (C , D).

“Este comportamiento complejo nos revela una adaptación al ecosistema local de los asentamientos que tradicionalmente solo se asociaban al Homo sapiens”, explica la coautora Iratxe Boneta Jiménez (izquierda), miembro del grupo de investigación Prehistoria del Interior Peninsular de la UAM.

“En este sentido los resultados de nuestra trabajo aportan una evidencia más, incluyendo con estos resultados a los galápagos en la lista de las pequeñas presas consumidas por neandertales”, agrega la investigadora.

Evidencia novedosa

Las tortugas terrestres son presas de fácil captura que no requieren de una gran inversión de tiempo y esfuerzo. De hecho, esta puede realizarse durante la caza y recolección de otros alimentos o, incluso, pueden realizarla niños.

Detalle de grupos de incisiones y rasguños en restos de tortuga del yacimiento del Paleolítico Medio de Mealhada (Coimbra, centro de Portugal). Flechas y recuadros marcan las alteraciones identificadas. Testudinidae indet. Detalle periférico izquierdo (A). Tortuga acuática de agua dulce indet. nota periférica Detalle (B). Mauremys leprosa detalle del hioplastrón izquierdo (C , D) e hioplastrón derecho (E).

Además, las tortugas no sólo ofrecen una importante cantidad de nutrientes, sino que también brindan una materia prima versátil, el caparazón. Por el contrario, la captura de galápagos requiere de cierta tecnología o inversión de tiempo y esfuerzo, ya que habitan aguas estancadas o de baja corriente, siendo muy huidizos ante cualquier amenaza.

A este respecto, la documentación de evidencias de consumo antrópico sobre los restos arqueológicos del yacimiento de Mealhada ofrece una evidencia novedosa que informa sobre la complejidad del comportamiento neandertal.

“Los restos de tortuga estudiados proceden de las excavaciones realizadas a finales del siglo XIX en el yacimiento de Mealhada (Coímbra, Portugal), uno de los primeros yacimientos arqueológicos descubiertos en Portugal gracias al hallazgo de restos de elefante (Elephas antiquus) y fechado hace unos 122.000 años”, detalla Corina Liesau von Lettow-Vorbeck (izquierda), también coautora y miembro del grupo de investigación de la UAM.

“Las tortugas fueron analizadas de primera mano en el Museu Geológico de Lisboa, donde se realizó un estudio arqueozoológico, sistemático y tafonómico de los restos. De este modo identificamos los tres taxones comentados y documentamos las marcas de procesado, fracturas, incisiones de descarnado y evidencias de combustión, detalles que nos informan sobre la preparación de los ejemplares”, añade.

“Las huellas documentadas indican que las tortugas fueron colocadas bocabajo en las brasas, sirviendo su propio caparazón de recipiente para asar. Posteriormente se fracturaban sus caparazones para acceder al interior y ser consumidos”, concluye la investigadora.

Fuente: uam.es | 6 de marzo de 2023

La primera evidencia de montar a caballo data de hace 5.000 años

Imagen aérea de la tumba de un jinete prehistórico hallada en Malomirovo (Bulgaria). Foto: Michał Podsiadło

El hombre tenía unos 30 o 40 años y medía 165 centímetros. Fue sepultado entre 2.879 y 2.633 a.C. en un kurgan, un túmulo funerario característico de la cultura a la que pertenecía, la de los yamna (o yamnaya), las poblaciones de pastores de las estepas del este de Europa. Los arqueólogos han desenterrado su esqueleto bien conservado en la localidad rumana de Strejnicu, en el distrito de Prahova, al norte de Bucarest. Pero al analizar con detalle los huesos descubrieron evidencias de distintos traumas físicos: alteraciones en la forma redondeada de la cadera, piernas arqueadas, lesiones en el fémur, desviaciones en la columna vertebral por un impacto vertical repetido o la evidencia de una fractura curada en el sacro, probablemente producida por una caída.

Según un estudio publicado este viernes en la revista Science Advances, este pastor yamna es uno de los primeros jinetes de la historia. Un equipo internacional de investigadores acaba de presentar los resultados de los análisis de los restos óseos de cinco individuos pertenecientes a esta tribu esteparia y que fueron inhumados entre hace 5.000 y 4.500 años en túmulos localizados en las actuales Rumanía, Hungría y Bulgaria. Todos ellos presentan variaciones en la morfología de sus huesos y distintas patologías asociadas a la práctica de la equitación.

Estos hallazgos rellenan un vacío importante entre la primera evidencia de domesticación del caballo como fuente de alimentos —carne y leche—, documentada en una cultura que habitó en el norte del actual Kazajistán hace unos 5.500 años, y el uso más antiguo de carros tirados por estos animales hace aproximadamente 4.000 años.

Los primeros testimonios figurativos de la equitación conducen a Mesopotamia hacia 2.000 a.C., mientras que en Babilonia, unos siglos más tarde, ya se encuentran descripciones literarias sobre esta actividad en los textos cuneiformes.

Mapa de la distribución general de las culuras Yamna y Afanasievo. Crédito: A. Frînculeasa, Museo de Historia y Arqueología del Condado de Prahova).

La adopción del caballo para recorrer largas distancias propició un fuerte impulso a la historia humana al acelerar la exploración, el comercio y la guerra. Sin embargo, hasta ahora permanecía difuso el momento en el que ocurrió por primera vez esta transición. El registro arqueológico ha arrojado muy pocas evidencias de embocaduras, correas u otro equipamiento para montar; además, la escasez de esqueletos de caballos domesticados bien conservados ha obstaculizado el análisis del estrés físico al que fueron sometidos los animales y que podría confirmar su uso como montura.

Los investigadores han estudiado más de dos centenares de cuerpos identificados en 39 yacimientos, de los que unos 150 pertenecieron a la cultura yamna. Los resultados de 24 de los individuos calificados como "posibles jinetes" de este amplio conjunto son detallados en el artículo científico, de los que nueve presentan al menos cuatro de las seis evidencias de lo que se ha denominado "síndrome del jinete"; es decir, alteraciones en los huesos por cabalgar de forma habitual. El sujeto hallado en Strejnicu es el único que presenta la media docena de patologías.

"La equitación parece que se desarrolló poco después de la domesticación de los caballos en las estepas de Eurasia occidental durante el IV milenio a.C. Ya era una práctica bastante común entre los miembros de la cultura yamna entre los años 3.000 y 2.500 a.C.", explica Volker Heyd (izquierda), profesor de Arqueología en la Universidad de Helsinki y uno de los principales autores del artículo junto a su compañero Martin Trautmann. Estos resultados vienen a confirmar la gran movilidad que se le ha atribuido a la cultura Yamna, una cultura que llegó a expandirse hasta la península ibérica, donde entre los años 2.400 y 2.000 a.C., durante la Edad del Bronce, sustituyó al linaje neolítico masculino predominante hasta entonces.

Evidencia pictórica de la equitación en la Edad del Bronce (c. 2100 a 1200 a. C.). (A a C) Mesopotamia. (D a F) Egipto. (G a I) Egeo-Chipre. (A) Dibujo de una impresión de sello que representa a un jinete, período Ur III. (B) Molde de placa de arcilla cocida que representa a un jinete, período babilónico antiguo [The Trustees of the British Museum; compartido bajo una licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International (CC BY-NC-SA 4.0); (C) Dibujo de una huella de sello de Ili-pada, Imperio Asirio Medio (cortesía de F. Wiggermann, Leiden). (D) Astarté a caballo: un grafito egipcio, XIX Dinastía (crédito de la foto: S. Steiß, Berlín). (E) Placa egipcia de esteatita vidriada que muestra a un jinete pisoteando a un enemigo caído, XIX Dinastía (Museo Metropolitano de Arte). (F) Relieve en piedra caliza con un mensajero a caballo en la tumba de Horemheb, Saqqara, finales de la dinastía XVIII (Museo Civico Archeologico di Bologna). (G) Figurilla de barro del llamado “soldado de caballería” de Micenas, principios LH IIIB (cortesía de J. Kelder, Leiden). (H) Jinete en una crátera LHIIIB del Museo Allard Pierson, Amsterdam (cortesía de J. Kelder, Leiden). (I) Dibujo de un tiesto que muestra un jinete de Minet el-Beida, tumba VI, LH IIIB2, Siria (cortesía de J. Kelder, Leiden).

Intercambio cultural

No obstante, los investigadores aseguran que este descubrimiento podría quedar desfasado pronto. Una tumba en Hungría datada hacia el año 4.300 a.C., y que por el ajuar se ha asociado con un migrante de las estepas ha revelado otro individuo con las seis patologías. "Un caso aislado no puede apoyar una conclusión firme, pero en las necrópolis neolíticas de esa era, en las estepas, se depositaron ocasionalmente restos de caballos, junto a los de vacas y ovejas, en enterramientos humanos, y donde también se encontraron mazas de piedra con forma de cabeza de caballo. Está claro que tenemos que aplicar este método a muestras más antiguas", destaca David Anthony (derecha), profesor emérito del Hartwick College (Estados Unidos).

También queda por resolver otra cuestión relevante: cuál fue la principal finalidad de montar a caballo para estas poblaciones. ¿Poner en marcha un pastoreo más efectivo y móvil? ¿Como medio para realizar incursiones en otros territorios más rápidas y de gran alcance? ¿O quizás como símbolo de estatus?

Uno de los 'kurgan' excavados en Bulgaria. Michał Podsiadło.

Las regiones al oeste del Mar Negro constituyen una zona de contacto donde pastores yamna se encontraron por primera vez con las comunidades agrícolas del Neolítico. Durante mucho tiempo se ha considerado que esta expansión occidental a principios de la Edad del Bronce de las poblaciones esteparias del sureste de Europa fue una invasión violenta. Sin embargo, los estudios de ADN antiguo están desvelando un escenario bastante diferente.

"Nuestra investigación está comenzando a proporcionar una imagen más matizada de estas interacciones. Por ejemplo, los anunciados hallazgos de violencia física son prácticamente inexistentes en el registro óseo hasta el momento", explica Bianca Preda-Bălănică (izquierda), otra de las antropólogas de la Universidad de Helsinki. "También estamos empezando a comprender los complejos procesos de intercambio en la cultura material y las costumbres funerarias entre los recién llegados y los locales en los 200 años posteriores a su primer contacto".

Fuentes: elespanol.com | scientificamerican | 4 de marzo de 2023

Descubren en Armenia una 'tumba de oro' de una pareja de la Edad del Bronce

Los arqueólogos que excavaban un cementerio en Metsamor encontraron la tumba de una pareja llena de collares de oro, cerámica y un lecho funerario, según muestran las fotos. Foto del Centro Polaco de Arqueología Mediterránea de la Universidad de Varsovia.

En una antigua necrópolis de Armenia, los saqueadores penetraban en las tumbas para llevarse todo lo que encontraban de valor dejando una a una vacía, pero por alguna razón una de ellas permaneció intacta durante milenios. Esta se encuentra en Metsamor, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Armenia, al oeste de Ereván y cuyos vestigios más antiguos de asentamientos humanos datan del IV milenio a. C., en la Edad del Cobre.

Desde hace diez años, arqueólogos de la Universidad de Varsovia (UW) trabajan en Armenia cuyas misiones dirigen el profesor Krzysztof Jakubiak de la UW y el profesor Ashot Piliposyan del Servicio de Protección del Entorno Histórico y los Museos-Conservas Culturales de Armenia. En la última campaña de excavación, los investigadores han podido obtener más información sobre el funcionamiento de la ciudad y la riqueza de sus habitantes a finales del II milenio a. C.

Collar elaborado con piezas de oro y cornalina descubierto en la tumba de la Edad de Bronce de Metsamor. Marek Truszkowski

Una tumba repleta de oro

El equipo capitaneado por Jakubiak y Piliposyan descubrieron una tumba de piedra de 3.200 años de antigüedad, donde estaban enterradas dos personas, según ha indicado el Servicio de Protección del Entorno Histórico y los Museos-Conservas Culturales de Armenia. La tumba de forma casi cuadrada y de unos 2,5 por 3 metros, contenía los restos de dos esqueletos que se encontraban tocándose por la cadera, pero mirando en direcciones opuestas y con la piernas ligeramente encogidas.

Los primeros análisis han desvelado que se trataba de un hombre y una mujer, probablemente una pareja, que fueron enterrados en esta tumba entre los años 1.300 y 1.200 a.C. (Edad del Bronce tardío) en cámaras subterráneas enmarcadas por grandes piedras sobre un lecho funerario de madera.

Excavaciones en Metsamor. JOANNA PAWLIK

«La muerte de estas personas es un misterio para nosotros, no sabemos la causa, pero todo indica que murieron simultáneamente, porque no hay rastros de la reapertura de la tumba», declaró en un comunicado Krzysztof Jakubiak

Por otro lado, sus huesos también han indicado que la pareja tenía entre 30 y 40 años. Alrededor de la misma, los arqueólogos encontraron una rica colección de más de 100 cuentas de joyería y colgantes de oro que «probablemente componían tres collares», apunta Jakubiak. Algunos de los colgantes se parecen un poco a las cruces celtas. El ajuar se compone en su mayoría de oro y cornalina, una piedra de color marrón rojizo. Por otra parte, los arqueólogos también encontraron en la muñeca de uno de los esqueletos un brazalete de bronce, y en la mano del otro un anillo de estaño.

Ruinas de la sala de columnas encontradas en parte del sitio de Metsamor. Foto del Centro Polaco de Arqueología Mediterránea de la Universidad de Varsovia.

Otros hallazgos

En la parte oriental del yacimiento denominada «ciudad baja» que corresponde a la Primera Edad del Hierro, los arqueólogos han desvelado restos de un edificio muy grande, probablemente de función pública, con una sala rectangular columnada bien conservada, según ha informado la Universidad de Varsovia. En esta estructura se encontraron nueve bases de piedras para las columnas, así como fragmentos quemados de vigas y techumbre.

La existencia de un gran edificio público en el centro de la «ciudad baja» indica que Metsamor había sido un centro urbano bien organizado mucho antes de que el reino de Urartu controlase la zona. Así lo confirman los restos de un edificio residencial regular erigido a lo largo de calles parcialmente pavimentadas, otro de los descubrimientos de esta temporada.

Los habitantes de Metsamor en la segunda mitad del segundo milenio no dejaron textos escritos, «pero fue un gran asentamiento», según el profesor polaco. «Incluso las fortificaciones hechas de enormes bloques de piedra han sobrevivido hasta nuestros días, rodeando la llamada 'Ciudadela'. A fines del segundo milenio antes de Cristo, no había ningún asentamiento en la región que pudiera compararse en términos de rango y tamaño».

Vista de la ciudadela de Metsamor, en Armenia. Simon Zdzieblowski

En su apogeo del IV al II milenio antes de Cristo, ocupaba más de 10 hectáreas y estaba rodeado por murallas ciclópeas. Durante la Edad del Hierro temprana, del siglo XI al IX a.C., Metsamor creció a casi 100 hectáreas. La parte central en forma de fortaleza estaba rodeada de complejos de templos con siete santuarios. En ese momento, era uno de los centros culturales y políticos más importantes del valle de Araks. El lugar estuvo continuamente habitado hasta el siglo XVII.

Desde el siglo VIII a. C., Metsamor formó parte del reino de Urartu, el reino bíblico de Ararat, tras ser conquistado por el rey Argishti I. Durante su reinado, las fronteras se extendieron hasta Transcaucasia, el área de la actual Ereván.

La Universidad de Varsovia ha adelantado que se realizará una exposición sobre Metsamor como parte de las celebraciones del 30º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas armenio-polacas. Los organizadores de la exposición son la Embajada de Polonia en Ereván, el Servicio de Conservación del Patrimonio Histórico y Museos Culturales-Reservas, el Museo de Historia Armenia y el Museo Etnográfico de Sardarapad.

Fuente: eldebate.es |kansascity.com | 2 de marzo de 2023