Un nuevo estudio desacredita la idea de que los neandertales enterraron a un semejante en un lecho de flores hace unos 75.000 años

Recreación artística en la que se muestra neandertales depositando a un congénere muerto sobre un lecho de flores. (Crédito de la imagen: Smith Archive / Alamy).

Los científicos culpan a una criatura desprevenida de perturbar un entierro neandertal de 75.000 años de antigüedad: las abejas excavadoras. Estos insectos pueden haber escondido polen debajo de los restos de un neandertal, engañando a los investigadores al hacerles creer que el neandertal había sido enterrado encima de un lecho de flores, según un nuevo estudio.

La interpretación de los entierros florales floreció hace más de medio siglo, cuando un equipo de arqueólogos encontró el yacimiento de Shanidar, una cueva rocosa en las montañas Zagros del Kurdistán iraquí, la cual albergaba varios entierros de neandertales (hasta un número de diez). Uno de ellos, que los científicos llamaron Shanidar 4, pasó a ser conocido como el "enterramiento con flores" cuando descubrieron en el suelo del mismo, justo debajo del esqueleto de un neandertal macho adulto, grupos de polen de plantas con flores.

Los entierros de Shanidar, excavados inicialmente en las décadas de 1950 y 1960, fueron la primera evidencia de que los neandertales, primos de nuestro árbol evolutivo, realizaban depósitos rituales de los cadáveres de sus congéneres.

Vista de la entrada a la cueva de Shanidar, en las estribaciones de las montañas Baradost en el noreste del Kurdistán iraquí.

Aunque las evidencias de enterramientos por parte de los neandertales ya no es controvertida en el campo de la arqueología, la interpretación del polen como prueba de un ritual funerario adornado con flores todavía es objeto de debate.

En el nuevo estudio, publicado en el Journal of Archaeological Science, un equipo de investigadores dirigido por Chris Hunt (izquierda), paleoecólogo de la Universidad John Moores de Liverpool, en el Reino Unido, reexaminó las evidencias de polen de Shanidar 4 y encontró que las abejas excavadoras eran una mejor explicación para la justificar la presencia de polen que el hecho de que se hubiera llevado a cabo un ritual funerario neandertal.

Las muestras de suelo de encima y debajo del entierro fueron estudiadas originalmente en 1975 por dos palinólogos (expertos en polen) que determinaron que provenían de cinco taxones o grupos biológicos conocidos y dos no identificados. Sugirieron que todas estas plantas estaban disponibles para ser recolectadas al mismo tiempo, probablemente entre finales de mayo y principios de junio.

Reproducción del neandertal 'Shanidar 4' con flores hallado en 1960. Imagen: JohnConnell.

Si bien Hunt y su equipo están en gran medida de acuerdo con la identificación anterior de las especies de plantas, descubrieron que las mismas en realidad crecen en épocas ligeramente diferentes del año, poniendo en duda la interpretación anterior de que los neandertales recogían flores para ofrecérselas a los muertos.

Durante las excavaciones realizadas por Hunt y su equipo en 2016, notaron una posible explicación alternativa para la presencia del polen: antiguas madrigueras de abejas revestidas de barro cerca de Shanidar 4. Estas abejas que anidan en el suelo podrían haber perforado la tierra y depositado el polen recogido a medida que se movían por las madrigueras.

La presencia de grupos mixtos de polen no es indicativo de que se hubieran depositado flores enteras, escriben los investigadores en su artículo. En cambio, sugieren que "es mucho más probable que las abejas recogieran y depositaran el polen en grupos".

Una abeja solitaria excavando una madriguera en la pared de una trinchera en la cueva Shanidar, fotografiada el 4 de septiembre de 2022. Crédito de la imagen: Fotografía de E. Pomeroy.

Hunt y su equipo creen que el polen probablemente sea antiguo, tal vez incluso muy contemporáneo del entierro neandertal, si bien ni el polen ni las abejas pueden fecharse directamente.

"Aunque se han realizado experimentos exitosos que han podido datar directamente granos de polen, los exoesqueletos de las abejas no son fáciles de fechar por radiocarbono, y el nivel de Shanidar 4 es, además, más antiguo de lo que el análisis mediante radiocarbono podría obtener, al tener unos 75.000 años" (La datación por radiocarbono puede datar de manera fiable elementos orgánicos de hasta 50.000 años de antigüedad), dijo Hunt a Live Science en un correo electrónico.

Por otro lado, los investigadores aún necesitan aclarar o establecer por qué sólo se recuperaron grupos de polen de tres muestras asociadas con restos de neandertal de las 21 muestras que contenían polen. Según estos, no se puede todavía descartar por completo la posibilidad de que existan otros mecanismos de dispersión del polen, tales como la actividad de pequeños mamíferos o de los propios neandertales.

Madrigueras de insectos modernas (flecha roja a la izquierda) y antiguas revestidas de arcilla (flecha roja a la derecha) en depósitos de aproximadamente 1 metro al oeste de la posición de Shanidar 4, fotografiadas en septiembre de 2022.

Angie Perrotti (izquierda), palinóloga que dirige el Laboratorio de Investigación de Arqueología Ambiental y Palinología (PEARL), y que no participó en el estudio, dijo en un correo electrónico que Hunt y sus colegas habían presentado un "argumento convincente" para la introducción del polen a través de las abejas excavadoras. "Este caso subraya el papel crucial del muestreo preciso y el archivo sistemático de muestras de sedimentos y polen para permitir la reproducibilidad de investigaciones anteriores", dijo.

Si bien el trabajo de Hunt y sus colegas no fundamenta el carácter floral del entierro neandertal, estos afirman que el apretado grupo de enterramientos en Shanidar sigue siendo increíblemente significativo para nuestra comprensión de los neandertales y señalaron que las muestras de 'tejido leñoso' encontradas dentro de la tumba de Shanidar Z, un esqueleto de neandertal descubierto más recientemente, y que se superpone significativamente con el de Shanidar 4, sugieren que aún queda mucho misterio funerario en la cueva y pueden proporcionar claves para aprender más al respecto.

"Estoy a favor de la idea de que los neandertales pusieron ramas y otra vegetación sobre los cuerpos", dijo Hunt. "Colocar la especie puntiaguda Centaurea solstitialis (cardo estrellado amarillo, derecha) encima, en lugar de debajo, de los neandertales fallecidos podría haber defendido los cuerpos de los carroñeros. Pero esta posible evidencia puede ser bastante equívoca y todavía estoy trabajando en los contextos de la misma, por lo que habrá que esperar al respecto", concluye Hunt.

Fuentes: livescience.com | phys.org | 31 de agosto de 2023

BOMBAZO! Los homínidos se originaron en Europa, no en África

Los huesos encontrados y atribuidos a la especie 'Anadoluvius turkae'. Un cráneo parcial femenino con vistas palatina, lateral derecha y anterior de izquierda a derecha. SEVIM-EROL ET AL.

Desde Charles Darwin reina la teoría de que los homínidos, la familia de primates que se irguió sobre sus patas traseras y de la que descienden orangutanes, gorilas, chimpancés y también humanos, se originó en África y que de ahí se extendieron al resto del mundo.

Pero hasta ahora no ha sido un debate cerrado y un nuevo simio fósil descubierto en un yacimiento que data de hace 8,7 millones de años reabre la polémica. Un equipo internacional liderado por David Begun, de la Universidad de Toronto (EE.UU.), y Ayla Sevim Erol, de la Universidad de Ankara (Turquía), afirma que los homínidos surgieron en Europa y allí evolucionaron durante varios millones de años para después migrar a África. Las conclusiones de su trabajo se publican en un estudio en la revista Communications Biology.

Sitio de excavación de Çorakyerler. Este asentamiento fósil de vertebrados cerca de Çankırı, Turquía, es uno de los asentamientos humanoides más importantes de Eurasia. Como resultado de casi 20 años de excavaciones, Çorakyerlar ha ocupado su lugar entre las importantes localidades de referencia del Mioceno tardío de Anatolia y Europa con 8 órdenes de mamíferos, más de 10 familias y 43 especies. Crédito: Ayla Sevim-Erol

Los restos, un cráneo parcial bastante bien conservado (en concreto, incluye la mayor parte de la estructura facial y la parte frontal de la caja del cerebro) hallado en el yacimiento de Çorakyerler, cerca de la ciudad turca de Çankırı, son de la especie de simio desaparecida bautizada como Anadoluvius turkae. Este animal pesaba unos 50 o 60 kilos, del tamaño de un chimpancé macho grande, y vivió en entornos de bosque seco. Según los autores, su análisis demuestra que solo estaba emparentado con especies que se encontraban en Europa y Anatolia (lo que hoy es Turquía).

«La integridad del fósil nos permitió hacer un análisis más amplio y detallado utilizando muchos caracteres y atributos que están codificados en un programa diseñado para calcular las relaciones evolutivas», explica Begun (izquierda). «Pudimos casi reconstruir la cara completa y existe una parte nueva de la frente con hueso preservado aproximadamente hasta la coronilla del cráneo. Los fósiles descritos anteriormente no tienen tanta parte del cerebro».

Por su parte, Sevim Erol (derecha) indica que aunque no tienen los huesos de las extremidades, pero por sus mandíbulas y dientes se puede deducir que «'Anadoluvius' probablemente vivió en condiciones relativamente abiertas, a diferencia de los entornos forestales de los grandes simios actuales». «Se parece más a lo que creemos que eran los entornos de los primeros humanos en África. Las poderosas mandíbulas y los dientes grandes y esmaltados sugieren una dieta que incluía alimentos duros de fuentes terrestres, como raíces y rizomas».

Los animales que vivieron con Anadoluvius son los asociados con las praderas africanas y los bosques secos en la actualidad, como jirafas, cerdos verrugosos, rinocerontes, diversos antílopes, cebras, elefantes, puercoespines, hienas y carnívoros parecidos a leones. Las investigaciones muestran que la comunidad ecológica parece haberse dispersado hacia África desde el Mediterráneo oriental en algún momento después de hace unos ocho millones de años. «La fundación de la fauna africana moderna del Mediterráneo oriental se conoce desde hace mucho tiempo y ahora podemos añadir a la lista de entrantes los ancestros de los simios y humanos africanos», afirma Sevim Erol.

Excavación del fósil de 'Anadoluvius turkae', un cráneo parcial significativamente bien conservado descubierto en el yacimiento de fósiles de Çorakyerler en Türkiye en 2015. El fósil incluye la mayor parte de la estructura facial y la parte frontal de la caja del cerebro. Crédito: Ayla Sevim-Erol.

Los primeros homínidos conocidos

Los análisis establecen que Anadoluvius turkae es una rama de la parte del árbol evolutivo que dio origen a chimpancés, bonobos, gorilas y humanos. Aunque estos primates ahora habitan mayoritariamente África, y los primeros humanos conocidos fueron encontrados allí, los autores del estudio sostienen que los antepasados de ambos procedían no solo de ese continente, sino también de Europa y el Mediterráneo oriental.

«Anadoluvius y otros simios fósiles encontrados en Grecia (Ouranopithecus) y Bulgaria (Graecopithecus) forman un grupo que se acerca en muchos detalles de anatomía y ecología a los primeros homínidos o humanos conocidos», señalan los autores. Sin embargo, «estos restos son los especímenes mejor conservados de este grupo de homínidos primitivos y proporcionan la evidencia más sólida hasta la fecha de que el grupo se originó en Europa y luego se dispersó en África».

El análisis detallado del estudio también revela que los simios de los Balcanes y Anatolia evolucionaron a partir de ancestros de Europa occidental y central. Con datos más completos, la investigación proporciona pruebas de que estos otros simios también eran homínidos y significa que es más probable que todo el grupo evolucionara y se diversificara en Europa, en lugar del escenario alternativo en el que ramas separadas de simios se trasladaron antes de forma independiente a Europa desde África a lo largo de varios millones de años, y luego se extinguieron sin descendencia.

Una filogenia de los taxones incluidos en este análisis consistente con la mayoría de los cladogramas presentados en el mismo.

«No hay pruebas de esto último, aunque sigue siendo la propuesta favorita entre quienes no aceptan una hipótesis de origen europeo», afirma Begun. «Estos hallazgos contrastan con la opinión sostenida desde hace mucho tiempo de que los simios y los humanos africanos evolucionaron exclusivamente en África. Si bien los restos de los primeros homínidos son abundantes en Europa y Anatolia, están completamente ausentes de África hasta que el primer homínido apareció allí hace unos siete millones de años. Necesitamos encontrar más fósiles de Europa y África de esta antigüedad de años para establecer una conexión definitiva entre los dos grupos».

Fuentes: abc.es | scitechdaily.com | 25 de agosto de 2023

Revelan pruebas de un festival celebrado hace 6.500 años en lo que hoy es Carlisle (Gran Bretaña)

Arqueólogos trabajan en Stainton West, cerca de Carlisle, y recolectan muestras del suelo del antiguo lecho del río, donde se encontraron pruebas de actividad humana. Las muestras de suelo se analizaron posteriormente para revelar información sobre el clima, las plantas, los insectos y los animales presentes allí durante la Edad de Piedra. (Oxford Archaeology).

Un equipo de arqueólogos ha descubierto pruebas que podrían arrojar nueva luz sobre los lejanos orígenes de la identidad británica, en el emplazamiento de un antiguo festival.

Se sabe desde hace tiempo que la palabra Gran Bretaña deriva de una palabra celta (Pritani), que significa “los pintados”, lo que refleja casi con toda seguridad una predilección prehistórica por la pintura corporal. Sin embargo, nunca se habían encontrado muchas pruebas arqueológicas de esta tradición cultural, hasta ahora.

Las recientes investigaciones llevadas a cabo en un probable yacimiento ceremonial prehistórico de 6.500 años de antigüedad, en el noroeste de Inglaterra, identificaron la mayor colección de piezas de ocre rojo jamás hallada en Gran Bretaña. En este yacimiento de la Edad de Piedra, situado cerca de Carlisle (capital del condado de Cumbria, Inglaterra), se recuperaron más de 600 fragmentos de ocre rojo, junto con las piedras de moler utilizadas para convertir los trozos de ocre rojo en polvo, probablemente para la producción de pigmentos.

Vista aérea del yacimiento de la Edad de Piedra de Stainton West, cerca de Carlisle, con el río Edén al fondo. Las excavaciones revelaron el cauce prehistórico del río que atrajo la actividad humana durante milenios. (Oxford Archaeology).

Situado en lo que, en tiempos prehistóricos, había sido una pequeña isla (unos 4.856 metros cuadrados) en el río Eden, es probable que este yacimiento se utilizara para importantes reuniones comunales de importancia ritual y económica.

Algunas pruebas sugieren que sirvió de importante base de pesca durante el pico de la temporada primaveral del salmón, probablemente a mediados de abril. Es probable que estas operaciones de pesca se llevaran a cabo con lanzas especiales de pesca de tres puntas (los llamados tridentes o leisters) y con arcos y flechas.

En el yacimiento hay indicios de que se fabricaron flechas de la Edad de Piedra, y los arqueólogos también hallaron dos grandes tridentes de madera de principios del Neolítico que parecen haber sido depositados en los humedales circundantes como ofrendas de promesa a dioses locales o espíritus ancestrales.

Uno de los dos tridentes de 6.000 años de antigüedad tal y como emergió del barro durante las excavaciones en Stainton West. (Oxford Archaeology).

Aunque es imposible saber con certeza cuántas personas participaban en la explotación de la temporada primaveral del salmón y en las ceremonias y rituales asociados, hay indicios de la magnitud de lo que probablemente fue un importante acontecimiento anual.

Los restos de trabajos del sílex (se han recuperado más de 300.000 fragmentos solo en el 12% de la isla que se ha excavado) sugieren que, en total, se fabricaban allí muchos cientos de flechas y otros artefactos durante cada reunión anual a finales del Mesolítico (Edad de Piedra Media). El yacimiento se utilizó con mayor intensidad durante un periodo de unos 800 años.

Todo ello sugiere que el número de asistentes a las reuniones probablemente superaba el centenar, una cifra que implica que las reuniones de abril atraían a miembros de hasta media docena de pequeñas bandas de cazadores-recolectores y familias extensas diferentes. Los artefactos hallados en el yacimiento revelaron que las personas que se reunían allí procedían de una zona geográfica muy amplia.

El equipo de arqueología de Oxford excava los objetos de madera excepcionalmente conservados en el suelo anegado de Stainton West, cerca de Carlisle. Estos objetos datan del Mesolítico y el Neolítico, y su nivel de conservación es muy poco frecuente. (Oxford Archaeology).

De algún modo, habían adquirido vidrio volcánico (resinita/obsidiana) de la isla de Arran (a 193 km por mar) y de la costa de Yorkshire (a 161 km por tierra), así como de zonas mucho más cercanas al yacimiento, como las montañas de Cumbria (el Distrito de los Lagos), los Peninos del Norte, la costa del estuario de Solway y las tierras altas del sur de Escocia.

El yacimiento también ha proporcionado la mayor colección de vidrio volcánico (unas 230 piezas), jamás hallada en Inglaterra. Los arqueólogos, de una de las principales consultoras arqueológicas del Reino Unido, Oxford Archaeologyg, encontraron también un raro ejemplo de “arte” mesolítico: un trozo de piedra con tres líneas paralelas inscritas.

Los tridentes de madera de 6.000 años de antigüedad de Stainton West, cerca de Carlisle, tras los trabajos de conservación. Ahora se exponen en el Museo y Galería de Arte Tullie House de Carlisle (Scott Wigglesworth on behalf of Tullie House Museum and Art Gallery).

La isla, desaparecida hace tiempo (Stainton West, cerca de Carlisle), que los británicos de la Edad de Piedra utilizaban como base para pescar salmón, gozaba de una ubicación ideal. Se encontraba en una parte del curso bajo del Edén, donde, en la prehistoria, el río se dividía en varios canales muy estrechos.

Significaba que, al migrar río arriba desde el mar de Irlanda, los salmones se veían obligados a nadar por esos estrechos canales, donde los humanos podían capturarlos con más facilidad. Es probable que los pescadores de la Edad de Piedra obstruyeran temporalmente los canales estrechos (con redes o barreras de mimbre), para concentrar temporalmente el mayor número de salmones en un área lo más pequeña posible.

Algunos salmones pesaban unos 7 kg y medían más de un metro. En primavera, un gran número de salmones habría migrado por el Edén. Esto habría sido especialmente útil desde el punto de vista nutricional.

Los tridentes y los arcos y flechas parecen haber sido el equipo de pesca utilizado para capturar el salmón. De hecho, los tridentes cobraron importancia en la mitología antigua. Esta antigua pintura griega muestra al dios griego del mar, Poseidón, con su emblemático tridente. (Museo del Louvre, Wikimedia Commons).

“El yacimiento de Carlisle es importante porque demuestra la complejidad social de la sociedad cazadora-recolectora del Mesolítico y el notable grado de interacción de comunidades muy dispersas en gran parte de Gran Bretaña”, declaró el director de la investigación arqueológica, Fraser Brown, de la consultora británica Oxford Archaeology.

Es la primera vez que se descubren pruebas tan extensas que revelan hasta qué punto estaban interconectadas las bandas de cazadores-recolectores de la Edad de Piedra británica antes de la introducción de la agricultura. También es la primera vez que los arqueólogos hallan un gran número de fragmentos de ocre rojo en Gran Bretaña: 610 en total.

Aunque se trata, por mucho, del mayor descubrimiento de este tipo, los hallazgos en otras partes del Reino Unido demuestran que los británicos prehistóricos utilizaron el ocre rojo no solo en el Mesolítico y antes, sino también en el Neolítico, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro.

Imagen

El ocre rojo mesolítico de Carlisle (junto con otras pruebas arqueológicas posteriores de ocre rojo prehistórico procedentes de otros yacimientos) complementa las pruebas lingüísticas e históricas posteriores que han sobrevivido para sugerir que la pintura corporal era casi con toda seguridad una tradición británica, una tradición que parece haber llevado a que el territorio acabara llamándose Bretaña (es decir, “la tierra de la gente pintada”).

Uno de los primeros nombres de Gran Bretaña de los que se tiene constancia es Prettanike, escrito por un explorador griego afincado en Marsella llamado Piteas en el siglo IV a.C. Había visitado Gran Bretaña y parece que aprendió el nombre celta de los habitantes del territorio (los pretani) de sus habitantes celtas o de sus vecinos celtas del norte de Francia. La traducción griega del nombre de nuestra isla (Prettanike) que hizo Piteas evolucionó posteriormente hasta convertirse en la palabra romana para Gran Bretaña (Britannia).

Un escrito de Julio César de mediados del siglo I a.C. menciona específicamente que los habitantes de Gran Bretaña tenían la tradición de pintarse, y al menos desde finales del siglo III d.C., los escoceses también eran descritos como el “pueblo pintado”, los pictos (Picti).

Fuente: independent.co.uk | 25 de agosto de 2023

Asfixiados y sepultados por la ceniza: identifican otra tragedia de Pompeya con una novedosa técnica

Los arqueólogos Gianni Gallello y Llorenç Alapon analizando uno de los calcos de Pompeya. Alapont et al., CC-BY 4.0.

Pompeya, año 79 d.C. Ya es 25 de octubre, han pasado unas veinte horas desde que el Vesubio entrase en erupción. La lluvia de cenizas y de lapilli parece haber remitido. Media docena de individuos, hombres y mujeres de entre 25 y 50 años, deciden salir de su refugio y buscar una vía de escape de la ciudad romana. El paisaje que ven resulta estremecedor: cientos de personas sepultadas por varios metros de materiales volcánicos y edificios derruidos. Muchos de los cuerpos de las víctimas se han quedado en un escorzo que recuerda a la posición defensiva de un boxeador, con los codos y rodillas flexionadas y los puños cerrados: sus músculos y tejidos se han deshidratado y contraído por las altísimas temperaturas. No lo saben, pero en la población vecina de Herculano, más próxima al volcán, el calor es tan extremo que los cuerpos se han evaporado.

A la altura de la Porta Nola, al norte de Pompeya, quizá pensando que ya lo peor había pasado, y ayudándose de ramas convertidas en improvisados bastones para caminar sobre el suelo ardiente, les alcanza un nuevo flujo piroclástico que dura varios minutos. Si bien la temperatura de la mezcla de los gases y las cenizas no es muy alta, el aire resulta irrespirable y los fugitivos romanos empiezan a caer al suelo, asfixiados. Tratan de cubrirse con sus ropas de los materiales volcánicos que siguen cayendo, pero agonizan hasta el último aliento, hasta quedar cubiertos por varios metros de ceniza.

La escena final y dramática de estos seis individuos salió a luz todavía hace unos años. Los arqueólogos lograron documentar sus cuerpos entre 2015 y 2017 gracias a la técnica de los calcos, un método inventado por el arqueólogo Giuseppe Fiorelli en la segunda mitad siglo XIX que consiste en llenar con yeso los huecos que dejó la materia orgánica al descomponerse bajo la ceniza compacta. Ahora, un estudio de estas víctimas del Vesubio, y de una más hallada en las termas suburbanas, en el otro extremo de la ciudad, ha logrado determinar la causa de sus muertes gracias a un nuevo método.

Un equipo internacional de investigadores liderado por Llorenç Alapont, de la Universidad de Valencia, ha realizado el primer análisis químico no invasivo de los calcos gracias a una pistola de fluorescencia de rayos X. El objetivo consistía en determinar el proceso posterior a la deposición de la ceniza sobre los cuerpos y cómo el yeso ha alterado la conservación de los huesos. "Los perfiles químicos definidos aportan datos importantes que, cruzados con los resultados antropológicos y estratigráficos, son de gran ayuda en la reconstrucción de los eventos perimortem y postmortem relacionados con la historia de estos individuos", escriben en el estudio, publicado este miércoles en la revista científica PLOS ONE.

(a) Posición original de algunos de los modelos de Porta Nola estudiados (#57, #62, #58, #54, #55). (b) Mapa de Pompeya. (c) Detalle del área de descubrimiento de moldes (I: Entierros de pretorianos; II: Masonerías modernas; III: Tumba de Obellius Firmus; IV: Porta Nola; V: Leakpan; VI: Tumba de Esquilia Polla; VII: Tumba anónima).

Hasta ahora muchos estudios sobre la causa de muerte de personas sepultadas por el Vesubio no habían sido concluyentes. Tras comparar los restos de estos siete sujetos con otras colecciones de huesos cremados —una necrópolis de la misma área de Pompeya y otra de Roma— y enterrados —11 fragmentos óseos procedentes del cementerio islámico de Colata, en Montaverner, Valencia—, los científicos concluyen que las altas temperaturas y el uso de yeso como consolidante han afectado significativamente a la composición química de algunos de los huesos recuperados entre los calcos.

"Las víctimas de Porta Nola no muestran la posición de un boxeador y no están realizando ninguna acción o movimiento, a pesar de sus intentos de escapar. Todas parecen estar acostadas bocarriba, bocabajo o de lado, en posición relajada; algunas cubriéndose con prendas", explican los investigadores. "Esta posición sugiere que la ceniza y los gases volcánicos causaron la muerte de los individuos exhaustos y asfixiados de Porta Nola".

Imagen de una de las víctimas del Vesubio en Pompeya, según la técnica de los calcos de yeso. Parque Arqueológico de Pompeya.

Según sus análisis, el proceso habría sido tal que así: primero, los individuos sufrieron asfixia y fallecieron por las finas cenizas que caían sobre ellos mientras yacían en el suelo tratando de protegerse con lo que podían. Una instantánea llena de información —la posición de los cadáveres, los objetos circundantes, etc.— que permite reconstruir la técnica de los calcos de yeso. A continuación, los cuerpos fueron cubiertos por más materiales volcánicos. Sepultados por las capas de ceniza muy caliente (más de 250º C), los restos humanos sufrieron un "efecto horno", descomponiéndose y moldeando los famosos vacíos que siglos más tardes serían rellenados de yeso por los arqueólogos.

"Los resultados obtenidos son claramente útiles en la reconstrucción de los eventos perimortem y postmortem relacionados con la historia de estos individuos y tal vez este estudio pueda arrojar luz sobre las posibles causas de muerte durante la erupción del volcán y crear los requisitos previos para que se establezca un protocolo aplicado a los moldes de Pompeya y a otras áreas afectadas por el Vesubio", resumen los investigadores.

Fuente: elespanol.com | 23 de agosto de 2023

Hallan en el Tofet de Cartago monedas de oro del siglo III a.C. y restos de animales y niños cremados como posibles ofrendas

Los arqueólogos descubrieron cinco monedas de oro que representan a la diosa cartaginesa de la fertilidad y la maternidad. Crédito de la imagen: Ministerio de Asuntos Culturales de Túnez.

Arqueólogos en Túnez han excavado raras monedas de oro de 2.300 años de antigüedad y urnas que contienen restos de animales, bebés y nacidos prematuros en la antigua ciudad de Cartago.

Los investigadores descubrieron los entierros y cinco monedas de oro cerca de las ruinas del templo de Tofet El Bony, que se encuentra en una colina en las afueras de Túnez. El templo fue alguna vez un monumento rural dedicado a las deidades Baal Hammon y Tanit, dijo el Ministerio de Asuntos Culturales de Túnez en una declaración traducida en Facebook .

Cartago era una poderosa ciudad-estado fundada por los fenicios (un pueblo de la costa oriental del Mediterráneo, también conocido como Levante) en el siglo IX a.C. La ciudad floreció en el siglo VI a.C. y se convirtió en un gran imperio comercial con influencia en gran parte de la cuenca mediterránea. Cartago y la República Romana se convirtieron en grandes rivales y lucharon durante las largas Guerras Púnicas entre el 264 a. C. y el 146 a. C., las cuales terminaron cuando los romanos destruyeron la ciudad norteafricana. Sobre las ruinas se construyó una nueva Cartago romana, y los restos de ambas están hoy catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Las monedas de oro y los entierros fueron excavados en el sitio de un templo en la antigua ciudad de Cartago. Crédito de la imagen: Ministerio de Asuntos Culturales de Túnez.

Las monedas de oro recién encontradas miden poco menos de 2,5 centímetros de diámetro, según la emisora ​​tunecina Shems FM, y representan a la antigua diosa Tanit, un símbolo de fertilidad y maternidad para los cartagineses.

"Tales monedas son un descubrimiento poco común que refleja la riqueza de ese período histórico y afirma el valor cultural de Cartago", dijeron representantes del Ministerio de Asuntos Culturales en el comunicado.

Los cartagineses adinerados probablemente dejaron monedas como regalo para los dioses, dijeron los arqueólogos, pero no está claro si los bebés enterrados habían sido sacrificados o murieron por causas naturales. Durante el siglo pasado, las excavaciones en Cartago han desenterrado miles de lápidas y urnas que contienen restos de bebés recién nacidos y niños de hasta 4 años, que algunos expertos creen que podrían haber sido ofrendas de sacrificio.

Además de las cinco monedas de oro, las excavaciones revelaron varias urnas y lápidas que marcaban las tumbas de niños. Crédito de la imagen: Ministerio de Asuntos Culturales de Túnez.

"La evidencia arqueológica, literaria y documental del sacrificio de niños es abrumadora", dijo en un comunicado de 2014 Josephine Crawley Quinn, profesora de historia antigua en la Universidad de Oxford en el Reino Unido. "Tal vez fue por una profunda piedad religiosa, o por la sensación de que el bien que el sacrificio podría traer a la familia o la comunidad en su conjunto pesaba más que la vida del niño".

Pasajes de la Biblia cristiana describen el sacrificio de niños a la deidad cartaginesa Baal Hammon, y los cuentos griegos y romanos también relatan escenas sangrientas de matanzas de niños, pero un examen minucioso de los restos encontrados en un presunto lugar de sacrificio sugirió que se trataba de un cementerio normal para bebés y fetos, según informó Live Science anteriormente.

Símbolo grabado de la diosa Tanit. Ministerio de Asuntos Culturales de Túnez.

Algunos expertos creen que las urnas y tumbas descubiertas en Cartago durante el siglo pasado son vestigios de entierros de niños que murieron por causas naturales.

"Pero estos restos son en su mayoría cremados, y quemar bebés nacidos muertos o posteriormente fallecidos requeriría buena madera que los cartagineses necesitaban desesperadamente para otros fines", afirma Patricia Smith (izquierda), antropóloga biológica y profesora emérita de la Universidad Hebrea de Jerusalén, que no participó en el nuevo hallazgo.

"Los cartagineses eran marinos; necesitaban madera para los barcos, y para hacer mástiles para su velamen, así como para realizar sus herramientas", dice Smith. "Por lo tanto, es probable que los cartagineses sólo utilizaran recursos de madera para incinerar a los bebés destinados como ritual de sacrificio", dijo.

Fuente: livescience.com | 23 de agosto de 2023

Morir a los 30: el ADN revela la dura vida de una familia de pastores de los Urales hace 3.800 años (Edad del Bronce)

Un esqueleto procedente del kurgán de Nepluyevsky. Crédito: Svetlana Sharapova.

Que los hombres se quedaban en casa de sus padres y las mujeres se iban a la de otras familias parece ser una constante en la prehistoria. Hace unas semanas se publicaba el mayor árbol familiar del Neolítico con casi un centenar de miembros excavados en Francia. En los dos clanes estudiados, las mujeres llegaron de fuera.

Ahora, en el extremo este del continente europeo, han secuenciado el genoma de una familia de pastores formada por seis hermanos, sus siete mujeres, hijos y nietos. Sus parejas también eran ajenas a la comunidad. En este enterramiento colectivo hay un misterio: no hay mujeres genéticamente emparentadas con los hombres, salvo niñas pequeñas.

Los antropólogos lo llaman patrilocalidad, costumbre humana —también observada en otros grandes simios— en la que los hijos permanecen dentro del grupo familiar y se emparejan con mujeres de otros grupos, mientras que las hijas salen del hogar. Como su alternativa, la matrilocalidad, es un mecanismo para evitar la endogamia y sus efectos genéticos indeseados. Se desconoce la extensión de esta costumbre en los inicios de la historia humana, pero en los pocos yacimientos donde la ciencia, en particular la genética, ha permitido reconstruir el árbol familiar, parece lo más habitual. El último ejemplo viene desde el sur de los Urales, frontera natural entre Asia y Europa.

Ubicación del lugar de enterramiento en la región sur de los Urales.

En un lugar llamado Nepluyevsky, en la actual Rusia, paleoantropólogos alemanes y rusos han excavado lo que se conoce como un kurgán, un túmulo funerario en el que se entierra bajo un montículo natural o artificial a una o varias personas. Eran una práctica habitual de muchas culturas de esta parte del mundo y los hay famosos, como el túmulo del padre del rey Midas. Pero también podían ser la última morada de una familia de pastores, como la encontrada en Nepluyevsky. Los científicos, cuyos resultados acaban de ser publicados en la revista científica PNAS, desenterraron restos de 44 personas. Se encontraron hendiduras seguidas en el terreno, donde descansaban uno o más cuerpos desde hacía unos 3.800 años (Edad del Bronce). Gracias a la genética se ha podido saber como era aquella familia de pastores.

La familia estaba formada por tres generaciones. Aunque solo lograron secuenciar el genoma de 33 personas, pudieron inferir la posición del resto en el árbol familiar rellenando los huecos. En la cúspide identificaron a seis hermanos ya adultos, pero no encontraron ni rastro de los padres fundadores. La mayoría de los demás son niños. Todas las mujeres adultas que hay allí enterradas son inmigrantes. Según sus genes, las hay procedentes incluso de Asia central, a miles de kilómetros de Nepluyevsky. Todas tuvieron al menos un hijo con alguno de los hermanos. Así que las mujeres del enterramiento o eran pareja de algún hermano o eran hijas. Pero no hay hermanas. Esto indicaría que era una familia patrilocal, en la que las chicas salían del grupo, emparejándose con chicos de otros grupos. El problema con esta explicación es que no despeja uno de los misterios de esta tumba colectiva: hay mujeres adultas enterradas y también hay niñas de corta edad (de menos de 5 años), sin embargo, no hay ninguna entre los 5 y los 20 años.

Restos del túmulo funerario o kurgán, durante la excavación. SHETLANA SHARAPOVA

Sin chicas jóvenes

Los autores del estudio no están seguros de por qué no hay ninguna de estas jóvenes. Jens Blöcher, investigador de Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia (Alemania) y primer autor de la investigación, cree que el patrón observado en Nepluyevsky es probablemente el resultado de prácticas de enterramiento diferentes para niños y niñas.

“Es muy posible que fueran enterrados en otro kurgan de la zona”, cuenta Blöcher (izquierda) en un correo. “También consideramos la posibilidad de que la ausencia de niñas jóvenes se debiera a una forma extrema de exogamia femenina, con matrimonios acordados a una edad temprana, pero es un escenario improbable, ya que eso implicaría la presencia de niñas no emparentadas de ese grupo de edad. Si había uniones concertadas de las niñas, debería de haber pequeñas que no estuvieran genéticamente relacionadas con los seis hermanos", añade.

Otro de los aspectos más llamativos que desvela el enterramiento sobre aquellos pastores es que la vida debía ser muy dura: el 39% de los enterrados tenían menos de cinco años cuando murieron y el 57%, lo hicieron antes de superar los 15 años. Una elevada tasa de mortalidad infantil es propia de las sociedades del pasado, pero no tanto. "Estos números no se pueden considerar como normales", dice Blöcher, “incluso en comparación con los enterramientos de la época en la región”, añade.

Uno de los niños hallados en el enterramiento de Nepluyevsky, en los Urales, en la actual Rusia. SVETLANA SHARAPOVA.

Los mayores no lo tuvieron mejor. Svetlana Sharapova (derecha), del Instituto de Historia y Arqueología de la Academia de Ciencias de Rusia y directora de las excavaciones, recuerda en una nota que hace 3.800 años, “la población del sur de Trans-Urales conocía la ganadería y la metalurgia, subsistiendo principalmente a base de productos lácteos y cárnicos, pero en el caso de estos pastores, el estado de salud de la familia enterrada aquí debió de ser muy mala. La esperanza de vida promedio de las mujeres era de 28 años, la de los hombres de 36 años”, añade.

La genética también ha permitido detectar una sutil pero clara señal de desigualdad entre los hermanos. El primogénito, que murió a los 55 años, tuvo ocho hijos con dos mujeres diferentes, lo que posiblemente refleja un alto estatus social, mientras que las otras relaciones eran monógamas. Joachim Burger (izquierda), también de la Johannes Gutenberg y autor sénior del trabajo, recuerda que “las sociedades pastoriles suelen mostrar algún grado de desigualdad, como vemos con nuestro hermano mayor en comparación con los demás, y son predominantemente patrilineales y patrilocales”. En cuanto a si era la norma, Burger añade que “viendo los pocos estudios que existen para la Europa central y occidental prehistórica, no hay muestras claras de desigualdad, pero sí fuertes señales de patrilocalidad y exogamia femenina”.

Otro de los misterios que quedará es la corta historia de este enterramiento. No es que murieran todos a la vez. De hecho, no hay marcas de violencia o enfermedad. Pero todos los enterrados lo fueron en un lapso de no más de 15 años. Algo debió suceder para que abandonaran el lugar. Sharapova añade que "es posible que los habitantes hayan sido diezmados por las enfermedades o que la población restante se haya ido a otra parte en busca de una vida mejor".

Los autores encontraron evidencia genómica adicional de que poblaciones genéticamente similares a la sociedad de Neplujevsky vivían en la mayor parte del cinturón de estepa euroasiático. Burger comenta: "Es muy posible que el patrón local que encontramos sea relevante para un área mucho más grande". Estudios futuros mostrarán hasta qué punto el modelo 'Neplujevsky' puede verificarse en otros yacimientos prehistóricos de Eurasia.

Téngase en cuenta que, además del kurgán de los seis hermanos y sus siete esposas, en Nepluyevsky hay otros 37 túmulos funerarios. Solo otro ha sido excavado y en ninguno se ha usado la genética para conocer su historia que está por desenterrar.

Fuente: elpais.com | Universidad de Maguncia | 21 de agosto de 2023

Hallan restos de un niño de la Edad del Cobre en el dolmen de Santa Inés, en la provincia de Segovia

Restos del niño hallados en el dolmen de Santa Inés. ERESMA ARQUEOLÓGICO

El equipo del proyecto 'Eresma Arqueológico' ha hallado los restos de un niño de entre seis y ocho años que podría pertenecer a la Edad del Cobre en una sepultura situada en un costado del dolmen de Santa Inés, dentro del término municipal de Bernardos (Segovia).

“La identificación de la edad se ha realizado a partir de los dientes conservados, cuyo desarrollo indica que pertenecen a un niño o niña de seis a ocho años”, explica, en declaraciones a Europa Press, la bioarqueóloga de este proyecto, Lidia Fernández Díaz, que detalla que se han encontrado restos de un cráneo en una “pequeña cista” de piedra.

A falta de confirmación por la prueba de carbono 14, el director del proyecto, el arqueólogo segoviano Raúl Martín Vela avanza que el hallazgo pertenece a la Edad del Cobre, entre el 3.200 y el 2.200 antes de Cristo. “Los megalitos son lugares recurrentes en la memoria de las gentes de la prehistoria. Santa Inés fue frecuentado posteriormente durante la Edad del Cobre y la Edad del Bronce. Al primer periodo, parece que pertenece los restos de una sepultura localizada en uno de los costados del túmulo”, matiza.

Raúl Martín Varela investiga varios yacimientos en la provincia de Segovia. / EL ADELANTADO.

Y es que, junto a los restos óseos, han localizado también una punta de fecha cuidadosamente tallada en sílex y una pequeña cuenta de collar elaborada en variscita, “un exótico mineral de color verde esmeralda, muy apreciado por su rareza por las comunidades prehistóricas que no dudaban en llevárselo a la tumba”.

«En campañas anteriores hemos encontrado en el perímetro de la cámara fragmentos cerámicos pertenecientes a dos periodos prehistóricos diferentes. El primero de ellos se corresponde con la cultura del vaso campaniforme (entre el 2500 y el 1800 a.C.), llamada así por la forma acampanada de los recipientes cerámicos dotados de una compleja y rica decoración. Posteriormente, y ya en la Edad del Bronce, en torno al 1700 a.C. gentes de la cultura Protocogotas también dejaron su huella en el monumento, depositando recipientes cerámicos ornados con las características decoraciones propias de este periodo», añade el arqueólogo segoviano.

Todo esto se suma a los trabajos de investigación del equipo en su sexta campaña en este enclave y que están financiados principalmente por el Ayuntamiento de Bernardos más aportaciones realizadas por colectivos vecinales del municipio y empresas locales como Naturpiedra J Bernardos.

Foto: La parte central del Dolmen, con 6.000 años de antigüedad, está formada por una cámara funeraria circular de más de tres metros de diámetro donde las comunidades neolíticas enterraban a sus difuntos.

A lo largo de los meses de julio y agosto, 'Eresma Arqueológico' ha podido ahondar en la magnitud de este monumento funerario, “único” en la provincia de Segovia.

“Estamos ante un ejemplar único, ya que el estudio del fenómeno megalítico ha sido, hasta la fecha, una asignatura pendiente en la provincia. Este año hemos confirmado algunas de las hipótesis que veníamos barajando tiempo atrás y que estaban relacionadas en la dilatada biografía funeraria del dolmen”, detalla el director del proyecto.

Martín Vela recuerda que "el dolmen de Santa Inés fue construido hace unos 6.000 años durante el Neolítico por los primeros agricultores y ganaderos que se asentaron junto a una importante vía de comunicación de la época como era el valle del Eresma. Era la autopista de la prehistoria que comunicaba en sentido bidireccional la submeseta a través de los pasos de la sierra de Guadarrama en dirección al valle del Duero. Esta circunstancia explica la abundancia de yacimientos arqueológicos de todas las épocas junto al río Eresma”, señala el arqueólogo segoviano.

Foto: Vista aérea donde se aprecia el quiebro del corredor en dirección sureste.

“Un dolmen es una tumba, pero también un hito geográfico que indica la presencia de varias comunidades aldeanas que están explotando el territorio. La mejor manera de demostrar que esta tierra es tuya es colocando la tumba de tus antepasados, demostrando así el arraigo al terruño”, matiza Raúl Martín Vela que aclara que con el paso de los siglos, y una vez que el Neolítico decae y evoluciona hacia otros periodos, el dolmen continuó siendo visitado por otras culturas y comunidades durante la Edad de los Metales.

Este monumento megalítico de Santa Inés se compone de un gran túmulo de tierra y piedra de unos 30 metros de diámetro, en cuyo centro se localiza armazón de piedra que conforma el dolmen. "En la parte central se ubica la cámara funeraria, de unos tres metros y medio de diámetro, compuesta por grandes bloques de pizarra que definen un espacio sepulcral de planta circular, donde las comunidades neolíticas sepultaban a sus seres queridos a lo largo del tiempo. El acceso a la cámara se realizaría a través de un corredor subterráneo delimitado por grandes piedras de cuarcita blanca cubiertas por un tejado de losas de pizarra gris de buen tamaño", explica Martín Vela.

Aplicación de filtros fotográficos a un ortostato de la cámara funeraria. Detalle y dibujo de una figura antropomorfa.

'Eresma Arqueológico' continuará su andadura por el noroccidente de la provincia en su labor de “impulsar el valor del patrimonio arqueológico de los pueblos como elemento vertebral del medio rural”.

En este sentido, Martín Vela señala que próximamente desvelará los resultados obtenidos en otros yacimientos del entorno donde han estado trabajando, como Nava de la Asunción y Navas de Oro. “Ahora toca continuar la labor en el crómlech de Cantos Blancos, también en Bernardos y, finalmente, en septiembre rematarán en el poblado vacceo del Cerro Tormejón, en Armuña”, concluye.

Fuentes: eldiario.es | eladelantado.com | 18 de agosto de 2023