La Revista Digital Clave Siete dedica su número XVI al Fin del Mundo Maya

Sobran las palabras. Quizá llega con algo de demora, pero con el tiempo justo para conocer todo cuanto se dice o no se dice sobre la más mediática de las fechas anunciadoras del Fin de los Tiempos de la historia. Pero además incluimos otros artículos muy interesantes abordando temas de actualidad relacionados con la ufología, enigmas de la ciencia, lugares misteriosos, investigación de campo, lecturas de recomendación, esoterismo y mucho más. Aquí el sumario de este décimo sexto número, el número del Fin del Mundo.
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Editorial

Artículos:

Alexia Mulé: Sincronicidades

Aníbal Clemente Cristóbal: El Calendario de Cuenta Larga y el Fin del Mundo

Francisco Pablo de Luca: En torno a la expresión "arrau tt aba n taurut"(Orotava de Taoro) (2ª Parte)

Grupo Alpha: En las entrañas de Brihuega

Javier Resines: Seguimos vivos ¿Y ahora qué? El fin del mundo para el 2013…

José Antonio Roldán y Marisol Roldan: La curva maldita de los gitanos

José Luis Giménez: El Calendario Maya. Las profecías para el 2012

José Manuel García Bautista: Las profecías de San Malaquías

Richard Wilson: Todo lo que se comenta en Internet sobre el 2012 y el gran cambio en curso.

Susanna Niná: ¿Qué nos depara el 21-12-2012?

Virginia Dagma y Enrique de Asís: La Alineación Galáctica del 21 de Diciembre de 2012 ¿Mito o realidad?

Secciones:

El Enclave Mágico

El Clavicordio

Jaime Rubio: El Esoterismo en el Renacimiento Italiano

Encuentros en la 3ª Clave

Ana Luisa Cid: CENAPRED Nota informativa. "Bólido o Satélite Artificial"

Claves de la Ciencia

Bianca Atwell: Frente al ataque a nuestra conciencia de especie

La Clavícula del Druida

Naria Díaz: Los profetas y nuestro tiempo ¿Qué ocurrirá mañana?

La actualidad en Clave

J. Mateos: El noticiero del Fin Del Mundo

Dossier Oopart

J. Mateos: El vaso o jarrón de Dorchester

La Caja de Pandora

Mariló Tejelo: 21D: Comienza la cuenta atrás

En Busca de las Claves

Josephine Mateos: …Investigación en Curso.

Las 7 Claves

Susanna Niná: Los 12 Signos Zodiacales

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Violant Muñóz Genovés: Última misión: Margolia, de Jack McDevitt

Las Preguntas Clave

Melissa Carmona: a Alberto Cerezuela

Dudosas Evidencias

Maria José Pérez Jover: Desafiando a la gravedad

Según la NASA no habrá 'Fin del Mundo'

El mundo no se acaba. Ni hoy, ni el día 21. La NASA lo tiene tan claro, que ha producido un vídeo cuya fecha de difusión prevista era el sábado, tras el supuesto y fallido apocalipsis, explicando por qué no habría ocurrido el desastre.

Lo cierto es que ha terminado por difundirse antes de tiempo, en medio de un cierto clima de credulidad. Uno de cada cinco estadounidenses piensa que el sábado se acabará todo. Otros tantos viajan a 'santuarios' para salvarse –o darse unas buenas vacaciones, como poco–.
A lo largo de algo más de cuatro minutos, un narrador de la NASA explica que la supuesta profecía maya en que se basan los apocalípticos parte de un error de interpretación.
El Doctor John Carlson empezó a estudiar el fenómeno del 22 de diciembre hace 35 años. Recuerda que eran grandes astrónomos y desarrollaron una lengua escrita. Lo que más impresionó a Carlson fue su extenso sentido del tiempo. 

El tiempo que manejaban los mayas no era muy distinto al que utilizan los astrónomos contemporáneos. De acuerdo con nuestra ciencia, el Big Bang ocurrió hace 13.700 millones de años. Hay ruinas mayas que tienen referencias a tiempos miles de millones antes. El calendario maya está pensado para registrar intervalos así de largos. Es como un cuentakilómetros que, cuando agota todos sus dígitos, empieza por cero otra vez. Esta repetición es clve en el fenómeno 2012.

Ni asteroides, ni planetas errantes, ni llamaradas

Según el astrónomo Don Yeomans, ningún asteroide o cometa tiene su trayectoria apuntando a la Tierra. Tampoco hay planetas vagando por el cosmos que vayan a destruirnos. Si lo hubiera, apunta el astrobiólogo David Morrison, ya lo veríamos como uno de los objetos más brillantes jamás observados en nuestro cielo.
Lika Guhathakurta, experta en estrellas de la NASA, dice que el Sol tampoco es una amenaza. Está ahí incluso desde antes de que existiesen los mayas. Nunca ha destruido el mundo. Es cierto que se acerca a u un máximo de sus ciclos de actividad de once años. Pero no es más que uno de tantos y no el más pronunciado en 50 años.

Así que en la NASA se toman esta fecha como una oportunidad para acercarse a la cultura maya –cuyos descendientes han desmentido el apocalipsis– y disfrutar "porque el mundo no se acabó ayer", aunque sea por adelantado.

Vía: www.elmundo.es

Se cumplen cien años del fraude más famoso de la Historia de la Ciencia

El Reino Unido conmemora el centenario del célebre 'eslabón perdido' sin saber quién planeó el engaño Los fósiles eran restos mezclados de un orangután y un humano

El 18 de diciembre de 1912, el arqueólogo aficionado Charles Dawson y Arthur Smith-Woodward, reputado paleontólogo, presentaron en la Sociedad Geológica de Londres unos fósiles encontrados en el pueblo de Piltdown, en el condado de Sussex, que correspondían a una criatura con unos huesos mitad humanos y mitad simiescos. Al insigne espécimen, considerado un eslabón perdido de la evolución y un colosal hito científico, se le dedicaron entre otros honores 500 ensayos, portadas en la prensa y hasta un monolito erigido por suscripción popular. La lástima es que el Hombre de Piltdown fue en realidad un refinado engaño que se perpetuó durante nada menos que 45 años. Es el fraude más famoso de la historia de la ciencia moderna y también el más misterioso porque, exactamente un siglo después, aún no se sabe quién lo perpetró. ¿Quién enterró los fósiles?

La historia del Hombre de Piltdown empezó en 1908, cuando un obrero que trabajaba en una cantera encontró un hueso parietal y se lo entregó a Dawson, quien prosiguió personalmente las excavaciones y halló nuevas piezas, especialmente una mandíbula. También aparecieron fósiles de diversos animales, como mastodontes y rinocerontes, así como útiles de sílex. Dawson lo puso en conocimiento de Woodward, especialista del Museo de Historia Natural.
Los restos eran aparentemente muy antiguos --se llegó a proponer que tenían cinco millones de años-- y coetáneos. Un paleontólogo actual habría sospechado que el cráneo era muy humano y la mandíbula demasiado simiesca, un contraste excesivo, pero en esa época respondían a la concepción que se tenía del eslabón perdido.

Algunos científicos manifestaron sus dudas, pero en líneas generales el Eoanthropus dawsonii , como fue bautizado, fue acogido sin discusión, y más cuando al año siguiente y luego en 1915 aparecieron más restos. Uno de ellos fue un canino atribuido a la misma mandíbula encontrada años atrás. Lo localizó el seminarista francés Pierre Teilhard de Chardin, que llegó a ser un eminente filósofo y paleontólogo.
"El fraude tuvo mucho éxito porque, pese a que hubo realmente científicos críticos, era lo que la sociedad británica estaba esperando. Los franceses habían presentado recientemente a los hombres de Cro-Magnon, los alemanes tenían la mandíbula de Heidelberg y hasta los holandeses presumían del Hombre de Java --explica Oliver Hochadel, historiador de la ciencia en la Institució Milà i Fontanals del CSIC, en Barcelona--. En cierta manera, el Hombre de Piltdown era un referente patriótico". Daniel Turbón, catedrático de Antropología Física de la Universidad de Barcelona (UB), insiste en el mismo sentido: "Etnocéntricamente, el hallazgo significaba que Inglaterra pasaba a ser el origen del hombre".

El timo fue desenmascarado con el paso de los años. En el proceso tuvieron un peso capital los trabajos del dentista y arqueólogo aficionado Alvan Marston, que fue quien determinó científicamente que el canino de la mandíbula pertenecía a un mono. En 1936, Marston también analizó el extraño color de la mandíbula y lo atribuyó con éxito, como luego se verificaría mediante una perforación, a que había sido tratada químicamente para darle un aspecto envejecido. Poco después, Kenneth Oakley, mediante una prueba con flúor, demostró que los restos no llevaban en Piltdown mucho tiempo, sino que correspondían a un enterramiento reciente. Estudios posteriores comprobaron que los molares de la mandíbula habían sido raspados a propósito para que no fueran idénticos a los de un orangután.
En 1953, un estudio definitivo zanjó la polémica para siempre: el cráneo era totalmente humano y antiguo, pero no del Pleistoceno, sino posiblemente del Neolítico, mientras que la mandíbula pertenecía a un orangután del siglo XX. Las sorpresas no acababan ahí, puesto que el canino de Teilhard era de un mono de menor tamaño, y las herramientas y los huesos de animales tampoco eran autóctonos, sino procedentes de orígenes tan dispares como el norte de Africa y Malta. En definitiva, los huesos habían sido enterrados a propósito en un elaborado plan que había sido ideado, sin discusión, por una o varias personas con conocimientos de paleontología.

De hito a fraude
Lo que comenzó siendo un hito de la ciencia, un descubrimiento capital, se ha acabado convirtiendo en un paradigma del fraude científico y como tal ha merecido infinidad de artículos y libros. Con el paso de los años, Dawson y Woodward siguen siendo los principales sospechosos, pero hay estudios que incluso los consideran víctimas de un engaño destinado a desprestigiarlos. Las piezas las habría colocado con ese objetivo algún paleontólogo rival.
En total, al menos una docena de personas han sido citadas como autores o colaboradores, entre ellos Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes, que por entonces vivía en Piltdown, y por supuesto Teilhard de Chardin. Según un estudio, algunos de los fósiles hallados en Piltdown proceden justamente de los países visitados por el egregio jesuita. "Personalmente, estoy intrigado por la pregunta de si el engaño fue impulsado por la ambición científica o por motivos más jocosos o vengativos", señalaba el prestigioso palentólogo Chris Stringer en un artículo publicado esta semana en la revista científica Nature . Por supuesto, nadie de los implicados sobrevive para dar su versión de los hechos.

Descubren una nueva especie de Dinosaurio en Teruel

El hallazgo, llevado a cabo por investigadores de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, ha tenido lugar en una mina de lignito a cielo abierto en Ariño. Se trata de por lo menos seis ejemplares de un herbívoro de unos ocho metros y cuya característica principal es el pico, muy afilado y divergente, muy distinto al pico plano de los dinosaurios conocidos.

Los restos fósiles del nuevo dinosaurio, de la infraorden de los ornitópodos, fueron presentados ayer ante los medios de comunicación por el director de la Fundación Dinópolis, Luis Alcalá, quien explicó que durante los últimos dos años y medio de trabajo se han identificado 348 huesos pertenecientes a seis ejemplares distintos, de distintos tamaños y, probablemente, de ambos sexos. Destacan tres cráneos, dos de ellos bastante completos, dientes, huesos de las escápulas y la pelvis y de extremidades, vértebras y costillas.

De todos ellos, hasta el momento sólo se ha restaurado el 16%, por lo que, en palabras del paleontólogo, "estamos en el punto cero de un proyecto espectacular y que permitirá definir estos dinosaurios como en ningún otro lugar". Sin embargo, los investigadores creen que tienen el material suficiente como para hacer una recostrucción completa del animal.

Alcalá no quiso, por ahora, revelar el nombre de la nueva especie, cuyo análisis está aún pendiente de publicación en las revistas científicas. Lo que sí dijo es que su antiguedad se cifra entre hace 113 y 100 millones de años y que se trata de un herbívoro emparentado con el Iguanodon, otra clase de dinosaurio que abunda en la zona.

Luis Alcalá también se refirió a la importancia del yacimiento, ya que data del Albiense, la última edad (o piso) de las seis de que consta el Cretácico Inferior. Una época de la que apenas si hay restos fósiles en el continente europeo.

Además de los dinosaurios, en el yacimiento han aparecido también numerosos restos de cocodrilos, tortugas, peces y otras especies (conocidas) de dinosaurio, así como diversos tipos de plantas e invertebrados. Un total de más de 5.000 huesos de los que, poco a poco, se han ido extrayendo los 348 pertenecientes a la nueva especie. Los restos, además, estaban repartidos a lo largo de una superficie de quince hectáreas. Los investigadores han identificado en ese área hasta 97 "puntos calientes" en los que había restos fósiles.

Por supuesto, la prospección continúa y todo parece indicar que se encontrarán muchos más restos en el futuro. Las primeras pistas sobre la presencia de los fósiles fueron dadas por los geólogos de la explotación minera, durante una de las prospecciones a 150 metros de profundidad. Desde ese momento, a los trabajos se añadió un grupo de investigadores de Dinópolis, en estrecha colaboración con el personal de la mina de carbón.

Por José Manuel Nieves. www.abc.es

Arqueólogos descubren mosaicos romanos en Plotinopolis (Grecia)

Los hallazgos que salieron a la luz durante las excavaciones de este año en la colina de Aghia Petra, en Didymoteicho, la cual se ha identificado con la antigua Plotinopolis, una ciudad romana fundada por el emperador Trajano después de que se desposase con Pompeya Plotina, son, una vez más, impresionantes.
El interés arqueológico de la colina ha sido reconocido desde antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando en 1965 un busto forjado de oro del emperador romano Septimio Severo se encontró allí. Excavaciones sistemáticas en Aghia Petra fueron realizadas por el 19 Eforato de Antigüedades Prehistóricas y Clásicas en 1977 y principios de 1980.
Tal como se puso de manifiesto durante las excavaciones de este año, el suelo de mosaico que se ha descubierto, y que forma parte de una gran sala, un típico triclinium romano, está dominado por símbolos y motivos geométricos.

Según el arqueólogo Matthaios Koutsoumanis, jefe de los trabajos de excavación desde 1996, en la sección Z, al norte de la zona de excavación, un piso de mosaico y parte de un fresco han salido a la luz; el fresco data de finales del siglo II y principios del siglo III d.C. En el lado norte de la escena central debe tenerse en cuenta una representación impresionante del dios Eurus y Plotina, así como dos suelos auxiliares con motivos geométricos y peltas, mientras que en el lado sur se representan pájaros y plantas.

"La continuidad de la escena central hacia el oeste, en particular la zona con figuras de monstruos marinos, donde los ictiocentauros y las Nereidas están representadas, también fue expuesta", dijo el Sr. Koutsoumanis.
"Ambas criaturas están sentadas sobre un delfín, y una de ellas sostiene un pañuelo sobre la cabeza como un peplo. Ciertamente, por ahora, la escena de Eurus y Plotinopolis no es la única, pues un segundo panel está saliendo a la luz. Por el momento, no podemos decir lo que representa, ya que está cubierto por la pared posterior de los inicios del cristianismo. Sin embargo, una cosa es segura: la excavación del próximo año tiene un montón de sorpresas para nosotros", agregó el arqueólogo.
Hasta ahora, la parte oriental del triclinium se ha limpiado y restaurado. Cuando el trabajo de los arqueólogos haya concluido, toda la zona, estimada en alrededor de 130-140 metros cuadrados, estará limpia y restaurada.
El estudio de las monedas proporcionará información más específica sobre la datación del complejo de edificios y las distintas fases de su uso, así como de las intervenciones realizadas.
Todo esto indica que Plotinopolis surgirá gradualmente como una de las mayores excavaciones en la región de Tracia.

¿Si hubiera vida ahí fuera, se parecería a la de la Tierra?

Si hubiera vida en otros planetas, podría no parecerse en absoluto a la que conocemos. Es una limitación que, de hecho, hace extremadamente difícil su identificación. En Marte, sin embargo, las cosas podrían ser muy distintas, ya que el Planeta Rojo es muy parecido al nuestro y la vida, si es que alguna vez la hubo, podría ser muy similar a la que nos rodea.

¿Si hubiera vida ahí fuera, se parecería a la de la Tierra?

No necesariamente. La vida que conocemos, la de todas las criaturas de la Tierra, está basada en el carbono y en una serie de componentes y reglas que son siempre las mismas, no importa que se trate de bacterias, moscas, elefantes o seres humanos. En efecto, toda la vida terrestre procede de un único y lejano antepasado común, un organismo hipotético que los científicos llaman LUCA (Last Ultimate Common Ancestor), que "estrenó" la forma de estar vivo y al que debemos todas nuestras características, seamos de la especie que seamos.
Sin embargo, nada impide la existencia de seres vivientes que sigan otras reglas, o que estén basados en otros elementos diferentes al carbono. Lo que sucede es, hasta ahora, nunca se ha encontrado uno.

Si la vida extraterrestre no estuviera basada en el carbono, como en la Tierra, ¿sabríamos identificarla?

Probablemente no. La razón es que, al no conocer su bioquímica, sería muy difícil, por no decir imposible, diseñar los experimentos adecuados para que nuestros instrumentos detecten esas formas de vida fuera de la Tierra. Algunos piensan que estamos literalmente rodeados de formas de vida "diferentes" pero que, simplemente, no somos capaces de identificarlas.

Cuando una misión espacial busca vida fuera de nuestro planeta, lo único que puede aspirar a encontrar son formas de vida que "funcionen" exactamente de la misma manera que las terrestres, que son las únicas que conocemos. Los experimentos a bordo del Curiosity, por ejemplo, sólo pueden detectar los componentes biológicos (los "ladrillos de la vida") que se conocen, que son los que hacen que nosotros mismos estemos vivos.
Otra cosa sería, por supuesto, toparse con una criatura compleja, que podamos ver o fotografiar, independientemente de cuál sea su bioquímica. Pero eso no es una aproximación realista al problema, ya que es mucho más fácil localizar microorganismos (o sus huellas o restos), que deberían ser, tal y como sucede aquí, mucho más comunes.
La Ciencia funciona por comparación y, en cuanto a la vida se refiere, sencillamente no tenemos nada con qué compararnos. Se está intentando buscar criaturas "diferentes" aquí mismo, en nuestro planeta. Recordemos, por ejemplo, el fallido anuncio de aquellos famosos microorganismos cuyo metabolismo se basaba, en teoría, en el arsénico, y que al final resultaron ser como todos los demás. La NASA dio entonces un gran patinazo, pero si realmente hubiera sido así, ahora tendríamos una forma de vida "alternativa" que nos serviría para ampliar nuestro abanico de búsqueda a una clase de criaturas completamente diferentes a las que conocemos.
Los esfuerzos en este sentido, sin embargo, continúan, y los científicos centran sus esperanzas en los llamados "extremófilos", criaturas que, aquí en la Tierra, han logrado adaptarse y sobrevivir en lugares donde nadie, excepto ellos, podría prosperar. Se ha encontrado vida, en efecto, a más de 120 grados centígrados en las mismísimas calderas de volcanes; o a varios km. de profundidad, en la rocas viva, donde jamás ha llegado luz ni oxígeno; o bajo las gruesas capas de hielo de la Antártida, o junto a chimeneas termales submarinas, a varios km. de profundidad bajo las aguas oceánicas. Saber cómo logran sobrevivir estas peculiares criaturas nos servirá para poder buscarlas, también, fuera de nuestro planeta.

¿Vale todo eso también para Marte y el Curiosity?

Por supuesto que sí. Sin embargo, los investigadores creen que, en el caso de que la encuentren, la vida de Marte debería de parecerse mucho (o incluso ser idéntica) a la de la Tierra. La razón es que ambos planetas se parecen extraordinariamente y se formaron a partir de los mismos materiales y elementos. Además, con Marte existe la posibilidad de "contaminación" de formas de vida ya desarrolladas en planetas cercanos.
De hecho, la vida, la que conocemos, podría haber pasado de la Tierra a Marte sin demasiados problemas, a bordo de meteoritos. O incluso al contrario, podría haberse originado en Marte, que es algo más antiguo que la Tierra, y haber viajado después hasta aquí. En cualquiera de los dos casos, existen muchas posibilidades de que la vida terrestre y la marciana (si existe) sean muy parecidas.
El problema de la contaminación puede alcanzar, aunque con una probabilidad menor, también a otros candidatos a albergar vida dentro de nuestro Sistema Solar, como es el caso de varias lunas de Saturno y Júpiter.
Fuera de los dominios de nuestro Sol, sin embargo, la cosa cambia por completo. "Ahí fuera", en efecto, podría haber formas de vida que, hoy por hoy, no seríamos capaces de identificar. Se ha confirmado ya la existencia de más de 850 planetas extrasolares, y algunos de ellos (unos cincuenta) con algunas características similares a las de la Tierra. Pero nadie nos puede asegurar que en esos mundos lejanos la vida haya surgido de manera completamente distinta a como lo ha hecho aquí.

¿Qué indicios se han encontrado hasta ahora?

La verdad es que no demasiados, aunque sí muy esperanzadores. Por ejemplo, ahora sabemos que el agua es un elemento bastante común en el Universo. Se han detectado inmensas nubes de vapor de agua en galaxias lejanas, e incluso se ha medido el espectro de varios aminoácidos y otros componentes esenciales para la vida a miles de años luz de distancia. Entre los exoplanetas conocidos, además, hay 7 que parecen ser especialmente favorables y que reúnen varias de las características que creemos necesarias para la vida.

¿Se puede pensar en la existencia de vida inteligente, incluso de civilizaciones avanzadas?

Dado que el Universo tiene 13.700 millones de años y que en él existen billones de planetas, parecería lógico pensar que en algunos de ellos la vida pudo desarrollarse hasta formar criaturas complejas y, por qué no, civilizaciones. Ahí está la famosa ecuación de Francis Drake, un ejercicio matemático que combina diversas variables para calcular, de forma aproximada y según la ley de probabilidades, cuántas civilizaciones podría haber ahí fuera.
Drake encontró que, sólo en nuestra galaxia, podrían existir 100.000 civilizaciones tecnológicas, aunque otros investigadores han llegado a cifras completamente diferentes (que van de las diez a los varios millones) con solo cambiar el valor de algunas de las variables. En todo caso, aunque esas civilizaciones existieran, para que podamos contactar con ellas deberían, por lo menos, estar desarrollándose al mismo tiempo que la nuestra.
Nuestra tecnología espacial lleva existiendo poco más de medio siglo, menos que un parpadeo en la historia del Universo. Otras civilizaciones podrían haber surgido hace dos mil, o cinco mil, o siete mil millones de años, haber durado un millón de años y haber desaparecido para siempre mucho antes incluso de que naciera el primer ser humano.
El desafío, pues, sigue abierto. Y los esfuerzos se doblan en campos científicos muy dispares, que van de la astronomía a la física y la biología. El premio, sin duda, merece la pena.

Vía: www.abc.es

Entrevista a Guillem Anglada: 'Si viajáramos a la velocidad de la luz envejeceríamos mucho más despacio'

Este astrónomo físico es uno de los responsables del descubrimiento de una Súper-Tierra situada a 42 años luz y que podría tener un clima habitable 

Hace poco más de dos semanas, se anunciaba el descubrimiento de una Súper-Tierra ubicada en un sistema planetario adecuado para albergar vida. “Orbita alrededor de una estrella y forma parte de un sistema formado por seis planetas”, remarcaba la información publicada en Astronomy & Astrophysics. Coliderando este hallazgo, junto con el investigador finlandés Mikko Tuomi, se encuentra el astrónomo físico catalán Guillem Anglada. Después de haber estado cuatros años trabajando en el Departamento de Magnetismo Terrestre del Carnegie Institution for Science de Washington, este especialista en el análisis de datos de alta precisión prosigue, desde febrero de este año, sus investigaciones en la universidad alemana de Goettingen. Anglada espera que este hallazgo sea el primero de otros muchos que vendrán.

¿Cuánto tiempo les ha llevado descubrir esta Súper-Tierra?
Hemos estado prácticamente un año. Desarrollé un nuevo sistema para analizar los datos públicos del espectógrafo HARPS [ubicado en Chile, separa la luz en longitudes de onda y a partir de aquí los investigadores pueden deducir qué objetos orbitan a una estrella concreta]. Lo que hice fue analizar estrellas que están en los archivos públicos, observaciones que han hecho otros investigadores, y empezar a reanalizarlas de forma sistemática. La estrella alrededor de la cual orbita esta Súper-Tierra sería la número doce o trece que miraba, y enseguida observé que tenía más cosas de las que se habían publicado. Lo que he hecho es exprimir mucho más los datos producidos con HARPS y que no habían sido analizados hasta ese nivel de sensibilidad.

¿En qué porcentaje pueden asegurar que hay agua en este planeta?
No lo podemos asegurar, puede haber o no. Pero lo que sí podemos decir es que es potencialmente habitable. ¿Qué quiere decir habitable en nuestra jerga? Que puede sostener agua líquida en la superficie. En este caso, las probabilidades son buenas: esta Súper-Tierra está a una distancia adecuada de la estrella, que es la parte más importante. Es precisamente por este hecho que es difícil detectar estos planetas. El método de detección es indirecta: cuánto más lejos está el planeta de la estrella, más difícil es detectarlo.

¿Por qué?
Porque lo que medimos es cómo se mueve la estrella. Cuando una estrella se desplaza lo hace ‘empujada’ por un objeto que orbita a su alrededor. Cuánto más masivo es el objeto que orbita la estrella, más la mueve. Pero cuánto más lejos está, el movimiento es menor. Es lo que se llama atracción gravitatoria. Por eso los primeros planetas que se detectaron en otras estrellas los llamaron Hot Jupiters: planetas muy masivos, como Júpiter, con órbitas muy cortas, maximizando así la señal. El método que nosotros utilizamos de detección sólo es sensible a la masa, no al tamaño del objeto.

Eso quiere decir que conocen la masa de esta Súper-Tierra, pero no su tamaño…
Cierto. Tamaño y masa no son lo mismo. Por ejemplo, si cogemos la Tierra y multiplicamos su masa por siete veces, el tamaño no crecerá siete veces. Si duplicas la masa, no duplicas el tamaño. Si esta Súper-Tierra tiene una composición parecida a la de la Tierra, debería ser dos veces más grande, en diámetro, que nuestro planeta.

¿Y qué clima tendría?
Si se cumplen una serie de requisitos, es posible que pudiera tener un clima como el de la Tierra. En otros planetas que se han encontrado alrededor de otras estrellas más pequeñas, esto sería más difícil. Dichos planetas están en órbitas más cercanas a su estrella, y cuando esto sucede la órbita y la rotación se sincronizan, lo que quiere decir que hay una cara del planeta que siempre apunta a la estrella. En consecuencia, tienes un lado del planeta que está oscuro, siempre es de noche, mientras que en el otro siempre hay luz. Esta cara iluminada permanentemente podría ser habitable, pero lo que está claro es que el clima no sería como el de la Tierra. La Súper-Tierra que hemos hallado todavía tiene el movimiento de rotación. Está lo suficientemente lejos de la estrella que orbita para que eso sea posible.

Le pasa como a la Tierra…
Sí, pero llegará un momento que la Tierra también dejará de rotar. Los días se están alargando de hecho. Eso sucede por lo que se denomina fuerza de marea. A la Luna también le pasa, siempre muestra a la Tierra la misma cara. La fuerza gravitatoria deforma a los cuerpos que están alrededor, y esta deformación hace que se vaya disipando energía y la rotación se vaya frenando. Ya que la Luna es bastante menos masiva que la Tierra, y está bastante cerca de ésta, nuestro planeta ha frenado su rotación. Lo mismo le pasará a la Tierra con respecto al Sol de aquí a mucho tiempo. A la larga, todos los planetas se acaban sincronizando.

¿Sería hacer ciencia ficción si nos imagináramos este nuevo planeta que han descubierto con océanos y paisajes montañosos como los nuestros?
Sí, porque no tenemos información. Pero hay investigadores que llevan años haciendo modelos climáticos de estas Súper-Tierras que orbitan estrellas como nuestro Sol. No han hecho dibujos de la superficie, pero hablan de cómo serían los océanos, como sería el volcanismo, como serían los días y las noches, qué clima podrían tener… Todo este trabajo está hecho, la teoría existe. No hace falta ir a las novelas de ciencia ficción para empezar a imaginarse cómo podrían ser.

Y esta nueva Súper-Tierra tendría un aspecto…
Sabemos que no puede ser cualquier cosa. Está claro, por ejemplo, que no puede ser un súper gigante gaseoso como Júpiter. También está claro que no puede ser un planeta tan pequeño como la Tierra. Pero puede ser una roca, una bola de hielo, una bola de agua o una bola de gas, pero no muy grande.

¿Podría haber otras Súper-Tierras más cercanas que la que han hallado?
Sí, es muy probable. En el mes de marzo publicamos el hallazgo de otra que está más cerca. Lo que pasa es que está sincronizada con la estrella que orbita. Se encuentra a 22 años luz, y la que acabamos de presentar está a 42. Esta última tiene muchas más posibilidades de parecerse a la Tierra.

Con la tecnología que tenemos ahora, ¿es inimaginable que podamos enviar un ‘Curiosity’ a esta nueva Súper-Tierra?
Ahora mismo sería ciencia ficción. El 'Curiosity' tardaría, a día de hoy, 200.000 años en llegar a este nuevo planeta. Está un poco lejos, como todas las estrellas.

Supongo que para ustedes, 42 años luz son poca cosa cuando nuestra galaxia, que también es objeto de estudio por su parte, cuenta con 100.000 años luz de diámetro…
Claro, 42 años luz sobre 100.000 es una tontería, está aquí al lado. La forma de alcanzar las estrellas es ir a la velocidad de la luz. Si tuviéramos esa tecnología, alcanzaríamos el nuevo planeta en 42 años, si lo miramos desde el punto de vista de la Tierra. Para la persona que viajara dentro pasaría mucho menos tiempo. Y es que viajando a la velocidad de la luz el tiempo corre más despacio.

Explíquese…
Si pudiéramos propulsar una nave a la velocidad de la luz, el tiempo en su interior pasaría mucho más despacio en comparación con el exterior. Si ésta hiciera un viaje de ida y vuelta a la velocidad de la luz a esta Súper-Tierra, para nosotros, que nos habríamos quedado en tierra, habrían pasado 84 años (entre la salida y la llegada de la nave), pero para el astronauta habrían pasado sólo unos meses (y habría tenido la sensación, porque así habría sido, de haber vivido sólo ese tiempo). Nosotros habríamos envejecido 84 años, pero él sólo unos meses. Y si llevara plantas en la nave también habrían envejecido solo unos meses. Si viajáramos a la velocidad de la luz envejeceríamos mucho más despacio. Acabas viviendo los mismos años, pero en comparación con el resto de las personas éstos pasan más lentos.

Es posible que en este nuevo planeta haya agua y un clima habitable, decía usted… ¿Para quién? ¿Microorganismos? ¿Seres humanos?
Si hay agua, las posibilidades de que haya vida son muy altas. En la Tierra encontramos vida en lugares muy extremos. En el fondo del mar, donde la presión es brutal y no hay luz, hay vida. Hay incluso especies que respiran sulfuro, ni tan siquiera oxígeno. En todos los lugares de la Tierra en los que encontramos agua la vida se apaña para abrirse camino. En las estrellas, la vida puede ser microscópica, aunque en algunas podría ser más sofisticada… No esperamos encontrar alienígenas, pero podría haber alguna forma de vegetación por ejemplo.

Nos olvidamos, pues, de encontrar formas de vida parecidas a la nuestra…
Puede haber aspectos que dificulten el hecho de que haya vida en un sistema planetario. También vida macroscópica, como la nuestra. Por ejemplo, en nuestro sistema solar tenemos gigantes gaseosos. Tenemos Júpiter y Saturno que, además, están en órbitas separadas. No hay que olvidar que el agua llegó a la Tierra a través del cinturón de asteroides empujado por estos planetas enormes. Si tienes un sistema planetario en el que no tienes gigantes gaseosos, puedes tener todos los planetas del tamaño de la Tierra que quieras que no tendrás vida, porque no habrá agua. Esto es un poco preocupante, porque no hay demasiados sistemas planetarios como el sistema solar.
Eso quiere decir que encontrar un planeta similar a la Tierra es un imposible…
Con las mismas características es imposible. Los sistemas planetarios son muy distintos los unos de los otros. Su formación es un proceso caótico. Al ser tan aleatorio, es muy difícil que haya dos idénticos. Además, tampoco sabemos lo que es esencial. Hubo un tiempo en que se decía que la Luna jugaba un papel muy importante para estabilizar la rotación de la Tierra, pero ahora parece que éste no es tan decisivo. Si realmente lo fuera, sin embargo, querría decir que aunque contáramos con un planeta parecido a la Tierra, éste quizás no sería habitable. De la misma manera que no hay dos personas iguales, no hay dos Tierras iguales. Es posible que podamos encontrar algo similar, pero puede pasar que para que sea suficientemente parecido tengamos que ir cinco galaxias más allá. El hecho de que todas las especificidades se cumplan puede ser complicado.

Alguien podría decir: bien, ya sabemos que hay una Súper-Tierra a 42 años luz de nuestro planeta… pero, ¿de qué sirve saberlo? ¿Qué nos aporta?
A día de hoy, poca cosa. No tiene aplicación práctica ahora mismo. Pero cuando la ciencia básica descubre cosas, la tecnología la sigue. A principios del siglo XX la mecánica cuántica era filosofía. Pero, actualmente, toda la electrónica se basa en ella, y a nadie se le ocurrió de entrada ‘vamos a hacer mecánica cuántica porque así podremos hacer ordenadores’, no fue así. Se hizo la teoría y luego se dieron cuenta de que servía para hacer aquello. Todo lo que se acaba desarrollando, acaba teniendo su aplicación, o si no de aquí a 20 años hablamos.

Y en su caso, la aplicación práctica podría ser…
Construir un telescopio espacial, cuando hayamos hallado una docena de planetas como el que hemos descubierto, para observarlos directamente y ver qué hay en su atmósfera. Eso nos ayudaría a saber si alguno de ellos es verdaderamente habitable o no. Y esto quizás nos llevará algún día a que empecemos a pensar seriamente en colonizar el espacio. Podríamos comenzar por ir a Marte. Puede valer la pena salir de este planeta si es que hay algún lugar al que ir.
Josep Fita | Sigue a este autor en Twitter o Google +
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El nuevo Indiana Jones lo tiene bastante más complicado

La universidad española apuesta por la formación académica de los futuros arqueólogos. Tres universidades públicas ya imparten el grado universitario.

España es el segundo país europeo, detrás de Italia, con mayor patrimonio arqueológico. Aunque contamos con 38 ciudades con restos que narran nuestra historia y una larga tradición académica y de investigación en este ámbito, hasta ahora no se contaba con un título oficial específico en Arqueología.

Desde hace tres años, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad de Barcelona imparten un grado universitario para los jóvenes que quieran afrontar los nuevos retos que plantea el oficio.

"La Universidad ha llegado en un buen momento. Puede sacarnos de esta pésima situación. Tiene el papel de que la sociedad valore de nuevo a los arqueólogos. Los grados deben cumplir con esta función social y hay muchos profesores que están en ello", explica Jaime Almansa que, con 29 años, dirige JAS Arqueología, empresa especializada en servicios públicos aunque también imparte formación y facilita la publicación de libros de este ámbito.

"En Europa del norte –Reino Unido, Escandinavia...– tienen una formación específica desde hace tiempo. En cambio, en los países del sur como España e Italia no hemos tenido un título de arqueología hasta ahora. Gracias a la aprobación como grado, la arqueología ha pasado de ser una técnica a una ciencia", explica Mª Ángeles Querol, coordinadora del Grado en la UCM y profesora de la asignatura de Gestión de Patrimonio Arqueológico.

"Desde siempre las universidades han formado a los arqueólogos pero desde la licenciatura de Historia. Ahora tenemos un título universitario, másteres y posgrados. Antes, la formación no era nada profesionalizante", puntualiza Almansa.

Aunque en los últimos años, la demanda de estos titulados ha ido aumentando, como nos confía la profesora Querol "las universidades privadas no van a apostar por grados de bajo impacto como es este" y tampoco espera que más centros públicos lo implanten aunque estos últimos sí que ofrezcan en la actualidad másteres y posgrados.

"Nuestro objetivo es elevar el nivel cultural de la gente. Una carrera de humanidades es algo que merece la pena y que al final reclama todo el mundo, también la gente de Ciencias", aclara esta Catedrática de Prehistoria.

De aventura a un oficio rutinario
Siempre hemos tenido una imagen aventurera y mágica de los arqueólogos –algo que podemos ver en la saga de Indiana Jones y en la película española más taquillera de este año Tadeo Jones. "El tema del romanticismo, la aventura y el descubrimiento siguen teniendo peso a la hora de estudiar este grado pero los jóvenes que vienen se acaban dando cuenta de que no siempre es necesario ir al campo", explica Querol mientras nos confiesa que ella también decidió ser arqueóloga por puro romanticismo.

A pesar del atractivo de esta carrera, no es tan divertida como parece. "La gente ve películas de Indiana Jones y piensa qué divertido debe ser esto. Y ahora no es así, es difícil y aburrido y hay que estudiar mucho. Hay gente que decide matricularse y no espera que sea tan complejo. Muchos lo acaban dejando el segundo año".

La nota de corte de este grado en la UCM es bastante alta –este año se pedía un 7,68– y las plazas muy limitadas –solo hay 60 ò 70 por curso–. Si te interesa la historia, puede ser tu grado. "Te tienes que preguntar qué te gusta más, la historia de los textos o historia de los restos", y entonces decidir qué hacer.

¿La crisis es positiva?
A pesar de que Almansa y Querol denuncian la mala gestión de la arqueología que han realizado las comunidades autónomas estos últimos tiempos, ambos tienen una mirada esperanzadora de la profesión. "Es un momento fantástico para detenerse a pensar e impulsar a que se hagan las cosas mejor".

En este sentido, la arqueología preventiva –antes de que se apruebe una obra hay que proteger esa zona o lo que se destruye– es la pionera. En la actualidad, las excavaciones vinculadas a la investigación como son las de Numancia y Atapuerca son pocas y muy caras. En cambio, el 98% de las intervenciones están ligadas al desarrollo urbanístico. La legislación obliga a las empresas constructoras y de impacto medioambiental a disponer de informes de impacto arqueológico y, en caso necesario, llevar a término excavaciones de los terrenos.

Para ello, el arqueólogo es imprescindible. "Se tiene que saber qué hay para salvaguardarlo, detenerse para desarrollar un modelo de arqueología moderna preventiva, tomar decisiones para ver qué se va a hacer con los yacimientos en un futuro", explica Querol. Hay otras opciones profesionales interesantes como la enseñanza e investigación, la tutela y gestión del patrimonio arqueológico desde los ayuntamientos.

Pero la crisis también ha perjudicado a los arqueólogos. "En España ahora mismo hay poquísimo trabajo", aclara Almansa mientras continúa "la gente tiene que estar dispuesta a irse a Escandinavia, Inglaterra, Brasil –la media del sueldo supera a la de Estados Unidos–, o África. Mis propios compañeros se han marchado. Tengo amigos en Brasil, EEUU, Inglaterra, Alemania y los que estaban en Madrid ahora trabajan en otras ciudades de España".

Las ventajas del pasado
"Solo hay que ir a Egipto, Grecia, Italia y Perú para darse cuenta de que el patrimonio es una negocio sostenible", comenta el joven empresario. Por esta razón, en España se ha retomado la idea de fomentar el turismo arqueológico en las zonas de sol y playa.

"Hay mucha gente de fuera de nuestro país que está dispuesta a pagar por esto. Está de moda y en temporada baja en zonas como el Levante sería una opción interesante", concluye Almansa.

Uno de los leit motivs de esta profesión es que cuando los pueblos se conocen a sí mismos son capaces de vivir mejor. "La arqueología ayuda a esto y el beneficio social es evidente. Se han puesto en valor yacimientos que han ensalzando lugares como Zaragoza, con su precioso teatro romano, y Tarragona, que tiene un circo romano impresionante. Es muy difícil sacar a la gente de la playa pero compensa", sentencia Querol.

Vía: www.expansion.com

Memoria y realidad. Las excavaciones de Giacomo Boni en el Foro Romano

Una vez levantado el bloque de travertino escondido entre los restos del pavimento de la basílica Emilia, empieza la aventura. Por esta «puerta» un equipo multidisciplinar de arqueólogos, espeleólogos eingenieros ha descendido al subsuelo del Foro Romano para explorar, a doce metros de profundidad respecto al nivel actual de la calle, la Cloaca Máxima, la red de alcantarillado más antigua que se conoce, una verdadera obra de ingeniería y arquitectura que se remonta a la época de los reyes de Roma, el siglo VI a.C. , y cuyo objetivo era canalizar los cursos de agua del Foro y de las colinas cercanas para verterlas al río Tíber.

Una misión que cuenta con la ayuda de la tec­nología más innovadora. A los investigadores les acompaña Lucius Archeorobot (izquierda), un vehículo anfibio guiado por control remoto y dotado de los instrumentos más avanzados y sofisticados, entre ellos unos sensores láser con los que se puede obtener un relieve georreferenciado de los conductos del alcantarillado.

«Es la primera vez en la historia de la arqueología romana que se desciende a la Cloaca Máxima para hacer un reconocimiento tan completo, profundo y detallado, no solo de las galerías principales, sino también de los conductos laterales de aducción, más estrechos, donde las reducidas dimensiones y las medidas de seguridad nunca han permitido que entrara un ser humano", explica Patrizia Fortini, arqueóloga de la Soprintendenza Especial de Bienes Arqueológicos de Roma y responsable del proyecto "Lucius Archeorobot: Sistema de exploración y documentación de la Cloaca Máxima".

"Gracias a Lucius podemos hoy recoger una documenta­ción científica excepcional, cuyos datos objetivos nos ofrecen un conocimiento nuevo y minucioso de este mundo subterráneo". Una empresa sin precedentes que ha sido posible gracias a la estrecha colaboración con Indissoluble.com, socio tecnológico con sede en Barcelona que, tras desarrollar un trabajo de extrema precisión a lo largo de cinco meses, ha ensamblado no menos de 30 elementos fabricados en distintas partes del mundo para «dar vida» a Lucius y dotarlo de la instrumentación perfecta.

La actuación es significativa. El Foro Romano, la plaza por excelencia de la antigua Roma, núcleo de la vida política, económica y religiosa de la ciudad y uno de los lugares más conocidos y vi­­sitados del mundo, en realidad no ha sido interpretado todavía en toda su complejidad, y algunas de sus estructuras constituyen un misterio.

"El Foro es un gran desconocido", dice Forti­ni. Entre las muchas causas está el estado ruino­so en que quedaron los monumentos durante la Edad Media, cuando de forma progresiva el Foro fue enterrándose y convirtiéndose en terreno de pasto para el ganado. Al olvido acumulado du­­rante siglos se añadió el expolio perpetrado en el Renacimiento, cuando el área fue saqueada como cantera de mármoles para su reutilización. "Pese a su fama –dice la arqueóloga–, aún existen monumentos cuya función desconocemos".

Un ejemplo son las llamadas «Galerías Cesáreas», un sistema de pasadizos subterráneos que se articulan debajo de la plaza del Foro y cuya arteria principal mide 87 metros. "De los análisis de las estructuras arqueológicas se concluye que son de fines del siglo I a.C., y se caracterizan por la presencia de unas escotillas conectadas a conductos de ascensión. Una solución arquitectónica que ha llevado a algunos estudiosos a la hipótesis de una maquinaria escénica subterránea que se empleaba para los preparativos de los espectáculos funerarios en honor de personajes ilustres". En efecto, el Foro Romano parece reunir una co­­lección de «casos sin resolver», casos abiertos que ocupan un lugar central en el debate científico.
Su redescubrimiento es reciente. Tuvo lugar a fines del siglo XIX gracias a las campañas de excavación y estudio de una figura singular: Giacomo Boni. El arquitecto asume la dirección del Foro desde 1898 (a la que se añade la del Palatino en 1907) hasta 1925, año de su muerte, cumplidos los 66. Boni es en cierto modo el descubridor del Foro, afirma Fortini, es quien saca a la luz los monumentos del área arqueológica central. El patrimonio que hoy podemos ver es el resultado de sus excavaciones. Y gracias a su trabajo, la arqueología está confirmando un siglo más tarde una parte importante de las fuentes latinas, consideradas durante mucho tiempo fruto de la fantasía o de la mitología popular.

La excepcionalidad de Boni radica en que supo aplicar una metodología de excavación estratigráfica prestando atención a la secuencia temporal de los monumentos. Veneciano, formado en un territorio de influencia austrohúngara, tenía una gran preparación técnica y un vasto conocimiento de las fuentes clásicas. La suya era por tanto una visión integral, y empleó en el yacimiento innovadores análisis científicos. Invitó a los antropólogos a estudiar los restos de esqueletos y desarrolló estudios comparados de etnología sobre los usos y costumbres, desde el tipo de cabañas, calzado y adornos, hasta las armas.

Foto: Giacomo Boni 

Sin embargo, a pesar de su valía, Boni no gozó de buenas críticas. "Era un personaje incómodo y nunca obtuvo el reconocimiento de sus colegas –prosigue Fortini–. Era arquitecto, no arqueólogo, procedía del Véneto y era un extraño en el mundo académico romano. Publicó poco, y toda su actividad de estudio e investigación permanece hoy en los documentos de su archivo custodiado en los almacenes de la Soprintendenza. Boni es un personaje por redescubrir".

Foto: La arqueóloga Patrizia Fortini examina los documentos legados por Giacomo Boni

Por ello, en 2006 nació el proyecto «Memoria y realidad. Las excavaciones de Giacomo Boni en el Foro Romano», ideado y dirigido con pasión por Patrizia Fortini desde su cuartel general, la Biblioteca del Foro Romano y del Palatino, de la que es directora. "En los años setenta se desmantela el Museo del Foro, y todos los materiales acaban en los almacenes. Nadie había examinado en toda su dimensión el archivo que dejó Boni. Retomándolo, podemos releer el Foro a la luz de una ingente mole de datos. El proyecto nace de la ambiciosa idea de revisar toda la documentación de Boni. A medida que junto a mis colaboradores he avanzado en mi trabajo, me he dado cuenta del valioso alcance científico de su legado, de sus informes de excavación, sus mediciones y sus fotografías aéreas.

Foto: Vista aérea del Foro tomada por Giacomo Boni.

Con Boni, efectivamente, el Foro se convierte entre 1898 y 1911 en cuna de la fotografía ar­­queológica aérea, un método inédito en Europa. Con ayuda del Ejército, Boni dirige los primeros «vuelos» en globo aerostático sobre el lugar. Toma instantáneas del conjunto para usarlas como soporte de las plantas generales de la excavación. "Aquellas vistas y fotografías nos ayudan hoy a identificar las distintas fases de excavación y a conocer mejor monumentos que ya no son visibles o no existen", explica Fortini. Con el proyec­to «Memoria y realidad» se está procediendo a la publicación de todo el Fondo Boni. El examen de sus planimetrías, documentos de archivo y fotografías, además de los miles de hallazgos arqueológicos, ofrecen una valiosa ayuda en la elaboración de la planta arqueológica del Foro y de sus monumentos más importantes.

Es el caso del Comicio, donde los ciudadanos se reunían para escuchar las arengas de los magistrados, y del área sacra del Lapis Niger (izquierda) que Boni descubrió en 1899. Este es uno de los lugares más antiguos del Foro, un complejo arqueológico de época arcaica y republicana que la tradición consagra como la tumba, o más bien el lugar de muerte, de Rómulo, vinculado al mito de la fun­dación de Roma. Encajado en el ángulo subterráneo noroccidental del Foro, bajo un enlosado de piedras negras (de ahí su nombre, lapis niger) de época republicana, alberga el testimonio más antiguo en lengua latina que se conoce, el prime­ro de uso público fechado entre 575 y 500 a.C.

Es la famosa inscripción con caracteres traza­dos en línea continua, siguiendo un desarrollo bustrofédico (de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, como se mueven los bueyes cuando aran el campo), escrita sobre una pilastra piramidal colocada junto a un altar. En el texto se ha reconocido una «lex sacra», una especie de prescripción de carácter religioso, tal vez una prohibición de acceso al lugar, en la que destaca una dedicatoria al rey, que al parecer se refiere a un monarca real y concreto. A la luz de las tecnologías más avanzadas, el estudio de la documentación de Boni marca un nuevo curso de las exploraciones del Foro.

"El Foro es un rompecabezas de estructuras arquitectónicas y edificios de diversas épocas que interaccionan y se superponen unos a otros –declara Roberto Egidi, director del Foro Romano–. Es como una página de un libro de historia. Nada está aislado o surge de modo improvisado, sino que todo está profundamente vinculado al curso de los acontecimientos de la civilización romana. No hay resto de la época republicana que no tenga contenido en el contexto de la época im­­perial. Y esta complejidad es su verdadera alma". A caballo entre el valle del Coliseo y las cuestas del monte Palatino y el Capitolio, el Foro exhibe hoy toda su «complicada» belleza, y la dificultad del visitante es comprenderlo en su totalidad, porque sus monumentos nunca muestran una fase nítida y aislada.

"El Foro siempre ha sido el corazón de Roma –continúa Egidi–. Aquí estaba la Regia, y el templo de Vesta con la Casa de las Vestales. Era el centro de la política y la religión, y todos los grandes personajes quisieron dejar su impronta en esta área, que cambió de imagen y organización desde la edad arcaica hasta la republicana y la imperial. No solo en su ornamentación, con estatuas y columnas honorarias, sino también con intervenciones urbanísticas más radicales. El emperador Nerón, por ejemplo, transformó el Foro en el vestíbulo de su Domus Aurea".


En la época de la monarquía, el valle del Foro era un lugar inhóspito, un terreno pantanoso con aguas estancadas sujeto a las continuas crecidas del Tíber. Pero las difíciles condiciones ambientales no impidieron una temprana ocupación del lugar. Existe un verdadero filón en la tradición antigua que sitúa en el Foro algunos de los lugares más antiguos y venerados, profundamente asociados al mito de la fundación de Roma.

"En el Foro se libra la batalla entre romanos y sabinos, y es donde se produce el encuentro reconciliador entre Rómulo y Tito Tacio –advierte Egidi–. Es el lugar donde murió el primer rey de Roma y donde el joven caballero Marco Curcio se arrojó con su propio caballo a la espantosa vorágine de un pozo consagrando en los fondos subterráneos el valor del pueblo romano.

La historia del poblamiento del Foro Romano está ligada a la construcción de la Cloaca Máxima, que con sus canalizaciones hará el valle más habitable. Los romanos creían que un buen siste­ma de canalización de aguas era estratégico para el futuro éxito de Roma: de este modo se garantizaba la higiene de la ciudad y se prevenían epidemias. Un sistema que ya documentó Boni con una planimetría que intuía los trazados de los canales y analizaba su estructura. Sus trabajos serán retomados por Heinrich Bauer en las décadas de 1970 y 1980; mediante un nuevo estudio de los conductos principales, el arqueólogo alemán identificará las intervenciones correspondientes a las diversas épocas, con sus materiales y técnicas constructivas diferentes (la Cloaca alberga más de 15 tipologías de alcantarillado).

Pero los límites que hace 40 años imponía la exploración de la Cloaca al ser humano, hoy han sido superados con la tecnología «a lo Indiana Jones» encarnada por Lucius.

"El Archeorobot ha sido ideado y construido para documentar los conductos secundarios de la Cloaca Máxima, inaccesibles para el ser humano, incluso para los espeleólogos por ser demasiado estrechos o estar obstruidos, y cuyo estado de conservación desconocemos", explica Riccardo Auci, proyectista de Indissoluble.com y «padre» de Lucius.

Con cinco kilos de peso, 42 centímetros de largo, 26 de ancho, 31 de alto y seis pequeñas ruedas motrices, Lucius es la primera criatura que entra, en el sentido literal de la palabra, en las vísceras del Foro. "Trabajando mano a mano con los arqueólogos, se ha podido determinar la delicada situación de las galerías tributarias de la Cloaca –dice Auci–. Partimos del examen de los puntos críticos del monumento para comprender las necesidades de los investigadores. A continuación abordamos la fase técnica de génesis del robot".
Lucius está dotado de unos sensores láser con los que genera el relieve georreferenciado del conducto inspeccionado. El robot puede medir la pendiente de la pavimentación, el nivel de las aguas, la temperatura, la humedad y la eventual presencia de gases, mientras que tres telecámaras de alta definición filman y fotografían en detalle las estructuras arquitectónicas. La exploración de Lucius se ha centrado de momento en el área central del Foro, parte de un sistema de canalizaciones más am­­plio que empieza en la Suburra, pasa por los Foros Imperiales, atraviesa el Velabro, el Foro Boario y llega hasta el Tíber. Y se ha iniciado bajo la basílica Emilia, donde la galería principal alcanza los dos metros y medio de altura.

"El primer tramo es amplio y transitable –dice Patrizia Fortini–. Pero a medida que hemos ido avanzando, los ambientes se han ido estrechando y han aumentado los niveles del agua y los malos olores, lo que nos ha obligado a recurrir al uso de máscaras protectoras". En cierto mo­­mento la exploración ha tenido que ceder el paso a Lucius: él es quien se ha infiltrado por el conducto lateral de aducción bajo la basílica Emilia, un pasadizo con cubierta de sección triangular de más de 11 metros de largo y apenas 60 centímetros de alto por 40 de ancho, superando cúmulos de detritos y avanzando decidido, cartografiando la estructura de ladrillo de paredes y techo y verificando el estado de conservación.
Para Lucius eso solo ha sido el principio. De forma gradual ha conseguido penetrar en toda la ramificación de conductos que se abre debajo del Foro. "Lucius tiene un auténtico cerebro –advierte Auci–, compuesto de dos ordenadores que elaboran y transmiten en tiempo real los datos a la cabina de control exterior instalada en el mismo Foro". Durante sus prospecciones, llevadas a cabo el pasado mes de junio, el viaje subterráneo de Lucius se ha seguido en la superficie desde su cápsula madre. Auci precisa que esta "ha sido diseñada de tal modo que tuviera un mínimo impacto ambiental en el área arqueológica, frecuentada cada día por millares de visitantes". Tiene forma de dodecaedro y la base es un pentágono de 1,65 metros de lado. La estructura es desmontable, no daña el suelo y trabaja con un generador propio y con absoluta autonomía, con un voltaje de 5 a 12 voltios.

Foto: Cabina de control exterior de Lucius

Con esta exquisitez tecnológica, el "viaje al centro de la Tierra" de Lucius tiene como objetivo evidenciar las relaciones entre la superficie del Foro y su parte subterránea: "Es como el esqueleto de un cuerpo humano. Los conductos internos reflejan los monumentos de la superficie y su orientación. Por ejemplo, en un tramo debajo de la basílica Emilia, la Cloaca ha revelado puntos en los que la cubierta ha sufrido intervenciones que delatan una coincidencia con las estructuras arquitectónicas de la Basílica que hay encima. En definitiva, hemos puesto en perfecta relación la planta de la Cloaca Máxima reescrita por Lucius con los monumentos del Foro".
La moderna tecnología de Lucius ofrece hoy la oportunidad de hacer hablar a todo cuanto emergió de las excavaciones de Boni. Un paso importante en la comprensión del Foro Romano a partir de la propia Cloaca Máxima, testimonio del grado de evolución e inteligencia de la sociedad romana y que aún hoy cumple inalterada la función para la que fue creada hace más de dos mil años.

Estrabón y Plinio exaltaron su construcción como "una de las más grandes obras humanas". Si Plinio atribuye la obra a Tarquinio el Viejo, el antepenúltimo rey de Roma, Tito Livio elogia como artífice a Tarquinio el Soberbio, último rey de Roma. La avanzada ingeniería constructiva de origen etrusco es un elemento que se aprecia claramente en la obra, sobre todo en el uso de la bóveda en las galerías. Y su mantenimiento era prioritario, tanto que el historiador y senador Dión Casio explica que cuando Marco Vipsanio Agripa fue elegido edil en el año 33 a.C., ordenó una rigurosa inspección del funcionamiento del gran colector de Roma para luego proceder a los trabajos de drenaje y limpieza de los conductos.

Las fuentes históricas dan noticia de que lo que llegaría a ser la Cloaca Máxima era original­mente un canal a cielo abierto que recogía las aguas de los cursos naturales que descendían de las colinas y drenaba el valle del Foro, y que progresivamente fue cubriéndose para convertirse en un sistema subterráneo.
La importancia de la Cloaca Máxima era tal que fue puesta bajo la protección de la diosa Venus Cloacina, cuya capilla, visible hoy cerca de la basílica Emilia, se consideraba el ingreso a la red de galerías. El uso de la Cloaca fue una realidad hasta la caída del Imperio romano. La ruina en que poco después se convirtió el Foro afectó también a las galerías, que en su mayoría quedaron obstruidas y cayeron en desuso. El paisaje cambió, y la malaria que asolaba la zona alimentó la antigua leyenda medieval de un dragón que vivía en una caverna del monte Palatino y devoraba a quien se aventuraba a transitar por el lugar. La bestia sería vencida por San Silvestre, quien arrastró al dragón por el Foro y lo enterró cerca del templo de Cástor y Pólux.

Será necesario esperar hasta el siglo XVI para ver saneada la Cloaca. Pero es el siglo XXI el que marca un cambio de rumbo en la historia de este monumento y, en el fondo, también en la arqueología. Patrizia Fortini está convencida de ello: "A través de las nuevas tecnologías y los sistemas digitales no solo podemos lograr un conocimiento nuevo del Foro Romano, sino también la implicación de las nuevas generaciones. Sin perder el rigor científico, esperamos fascinar al público joven, que de hecho es el interlocutor fundamental para la conservación del patrimonio en el futuro inmediato".

Fuente: National Geographic | Laura Larcan| noviembre de 2012

Científicos descubren al 'Ladrón de Tumbas'

Paleontólogos identifican por fin al raro Necrolestes, un primo de los Cronopios que sobrevivió durante millones de años a los dinosaurios en América del Sur

Un animal extraño, con aspecto de topo, hocico vuelto hacia arriba y grandes extremidades para excavar, ha desconcertado a los paleontólogos desde hace 121 años. Se trata del Necrolestes patagonensis de América del Sur, cuyo nombre se traduce como «ladrón de tumbas» o «ladrón de muertos», en referencia a su estilo de vida bajo tierra, y cuya situación en el árbol evolutivo de los mamíferos no acababa de ser aclarada. Para los científicos, tener sus fósiles entre las manos era como tener un puzzle que no encajaba. Ahora, un equipo internacional de investigadores ha resuelto el misterio gracias a la perseverancia científica, un descubrimiento fósil reciente, y el análisis anatómico comparado. Los científicos han colocado correctamente al extraño Necrolestes, de 16 millones de años de antigüedad, en su linaje evolutivo. Y resulta que estas criaturas perduraron en el mundo 45 millones de años más de que se creía hasta ahora, demostrando que sobrevivieron a la extinción que marcó el final de la era de los Dinosaurios hace 65 millones de años. Este es un ejemplo del efecto Lázaro, en el que se encuentra un grupo de organismos que ha sobrevivido más tiempo del que se pensaba originalmente. 

Desde su descubrimiento en la Patagonia en 1891, el Necrolestes ha sido un enigma. «Es uno de esos animales que en los libros de texto aparecen con una imagen y una nota que dice 'no sabemos lo que es'», apunta John Wible, del Museo Carnegie de Historia Natural y coautor del artículo que publica la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU.
A pesar de estar excelentemente conservados, los fósiles del misterioso animal han pasado de una institución a otra y de investigador a investigador sin que la comunidad científica se pusiera de acuerdo. Hace tan solo unos años, el Necrolestes todavía no podía ser clasificado definitivamente en un grupo de mamíferos. En 2008, el estudio de la zona de los oídos llevó a la hipótesis de que era un marsupial. Esta clasificación intrigó a un colega de Wible, el coautor del actual artículo, Guillermo Rougier, de la Universidad de Louisville, Kentucky. Como especialista en mamíferos sudamericanos, Rougier no estaba convencido de que la identificación marsupial fuera exacta, y se embarcó en su propio intento de hacer una clasificación.
Rougier descubrió algunas características de la anatomía del cráneo del animal que habían pasado previamente inadvertidas y llegó a la conclusión de que el Necrolestes no pertenecía a ninguno de los linajes marsupiales o placentarios a los que había sido históricamente vinculado. Era otra cosa.

Su primo el Cronopio

Parte del enigma del Necrolestes han sido siempre sus características anatómicas, que nunca parecían ajustarse a ninguna clasificación individual. Basándose en su hocico decididamente vuelto hacia arriba, la estructura del cuerpo robusto, huesos cortos y pierna ancha, se cree que era un animal acostumbrado a excavar y construir túneles. El húmero de «ladrón de tumbas» es más amplio que cualquier otro mamífero cavador, lo que indica que se especializó en meterse bajo la tierra, tal vez más que cualquier otro mamífero conocido. Los dientes triangulares simples les servían para alimentarse de invertebrados subterráneos.
En 2011, el hallazgo de un mamífero llamado Cronopio fue la clave que aclaró el misterio. Descubierto por Rougier en América del Sur, el Cronopio pertenece a los Meridiolestida, un grupo poco conocido de mamíferos extintos encontrados en el Paleoceno y Cretácico Tardío temprano (de cien a 60 millones de años). Las similitudes notables con el Necrolestes demostraron de manera concluyente que éste no era ni un marsupial ni un mamífero placentario. De hecho, fue el último miembro del linaje de los Meridiolestida.

Implicaciones evolutivas

La extinción masiva de los dinosaurios acabó también con miles de especies. Los científicos pensaban que estaban incluidos en la devastación los Meridiolestida, el grupo de mamíferos al que pertenecen el Cronopio y el Necrolestes, pero no fue así.
Antes de la identificación concluyente del Necrolestes, se creía que solo un miembro de los Meridiolestida sobrevivió a la extinción, pero esa especie se extinguió poco después, a principios de la Era Terciaria (hace de 65 a 1,8 millones de años). El Necrolestes, por tanto, es el único miembro de un grupo supuestamente extinto. «Es el supremo efecto Lázaro -comenta Wible-, ¿cómo pudo este animal sobrevivir tanto tiempo sin que nadie lo supiera?».
Los investigadores creen que la gran capacidad de los Necrolestes para crear madrigueras es exactamente lo que les ha permitido sobrevivir 45 millones de años más que sus parientes. «No hay ningún otro mamífero en el Terciario de América del Sur que se acerque a su capacidad para excavar túneles y vivir en el suelo», explica Wible. Se conocen pocos fósiles, por lo que los investigadores creen que era una especie rara y solitaria. «En cierto modo, recuerda a la vida de los ornitorrincos actuales. No hay muchos de ellos, se encuentran solo en Australia, y viven en un nicho específico entre los modernos mamíferos, al igual que el Necrolestes era un linaje aislado que solo se encontraba en América del Sur, con muy pocos individuos», dice Rougier.
La supervivencia del Necrolestes durante 45 millones de años más de lo que se creía pone el cuestión lo que sabemos sobre los efectos de la extinción del Cretácico Superior en América del Sur, y muestra cómo el pensamiento científico está en constante cambio sobre nuevas pruebas. 

Fuente: www.abc.es

La recuperación de la corona de Moctezuma está cercana

La recuperación del Penacho de Moctezuma por parte de México está cerca, explicó hoy un líder indígena que lleva más de 35 años tratando de conseguir que la pieza arqueológica regrese a su país de origen.

Los Ángeles (EE.UU.), 13 nov.- La recuperación del Penacho de Moctezuma por parte de México está cerca, explicó hoy un líder indígena que lleva más de 35 años tratando de conseguir que la pieza arqueológica regrese a su país de origen.

"Hay muchas posibilidades de que la corona de Moctezuma regrese a México en 2013, pues actualmente en el Parlamento de Viena hay una propuesta de dos partidos políticos que están pidiendo al Gobierno austríaco que la regale a su país de origen", explicó hoy a Efe Xokonoschtletl Gomora, un líder indígena Mexica.

El indígena, que ha viajado por 47 países para lograr que la corona regrese a su país de origen, aseguró que en tres ocasiones se ha estado muy cerca de recuperar la pieza, que actualmente se encuentra en el Museo Etnográfico de Viena, que volverá a mostrarlo dentro de dos días tras ser limpiado y recuperado.

Gomora consideró que la "culpa" de que el Penacho siga en Austria, país donde ha permanecido desde 1521, es del "Gobierno mexicano, pues se necesita una petición oficial del presidente, de la Secretaría de Relaciones Exteriores o del Consejo de Cultura que no ha sido posible obtener".

La pieza, denominada en lengua náhuatl "copilli quetzalli" y que se cree pertenecía a Moctezuma II, quien era el emperador Mexica a la llegada de los españoles a México en 1519, posee más de 400 plumas de quetzal y otras aves exóticas y está valorada por el Gobierno austríaco en 50 millones de dólares aunque para el líder Mexica su valor real es 10 veces esa cifra.

Gomora, quien en su campaña de recuperación de la pieza se ha entrevistado entre otros líderes mundiales con el Papa Juan Pablo II, el Dalai Lama y la reina Juliana de Holanda, aseguró que hay un "90 por ciento de posibilidades de que la Corona de Moctezuma regrese a México, donde pertenece".

El líder indígena, que ha escrito 11 libros y dictado más de 4.600 conferencias sobre el tema, explicó que de no obtenerse la corona como regalo, podría regresar como préstamo del Gobierno austríaco a México.

Gomora confía en que este préstamo sea indefinido y dijo que si no es así trabajará "hasta que la corona vuelva a estar permanentemente en México, que es a donde pertenece".

(Agencia EFE)

Los ancestros humanos de África fabricaban lanzas con puntas de piedra 200.000 años antes que en Europa

Un equipo de investigadores ha situado en África las puntas de lanza más antiguas de la humanidad. Se trata de fragmentos triangulares afilados que fueron fijados en astiles para ser usados contra las presas. Las piedras, halladas en Sudáfrica, tienen medio millón de años, 200.000 más que cualquier otro arma similar encontrada antes.

El hallazgo, publicado hoy en Science, da fe de la aparición de una tecnología esencial que permitió  a los humanos cazar sin tener que acercarse demasiado a las presas.

“Ponerle una punta de piedra a una lanza incrementaba dramáticamente la letalidad de un ataque, lo que quiere decir que nuestros ancestros pasaron menos noches en ayunas y podían protegerse mejor de los animales peligrosos que vivían en África”, explica Benjamin Schoville (izquierda), coautor del hallazgo.

El descubrimiento es una cura de humildad para los Homo sapiens, los únicos humanos que quedan vivos en el planeta, porque las puntas también son la primera prueba de que los humanos de África le llevaban cientos de miles de años de ventaja a sus congéneres europeos en cuanto a tecnología se refiere.
Hace pocas décadas se pensaba que los humanos modernos fueron los primeros en inventar las armas arrojadizas. Esa destreza tecnológica habría pasado después a los neandertales de Europa por imitación, lo que confirmaría así su inferioridad. Las puntas más antiguas de este tipo tienen unos 300.000 años. Las nuevas armas, que se han hallado en Kathu, al norte del país, tienen unos 500.000 años. Esa fecha es anterior a la divergencia entre los humanos modernos y sus primos los neandertales e implica que las primeras lanzas fueron inventadas por un ancestro común, probablemente el Homo heildelbergensis. “Estas lanzas eran una estrategia que usaban los ancestros de humanos modernos y neandertales así que no fue algo que uno de estos grupos aprendiese de otro”, resalta Schoville.

‘Excalibur’

Hace medio millón de años, los heidelbergensis lanzaban muertos a una profunda fosa de la sierra de Atapuerca (la famosa sima de los Huesos), en Burgos. Los científicos españoles que descubrieron el lugar hallaron entre los cadáveres una gran hacha de piedra muy bien pulida en un mineral que no existía cerca del yacimiento. La llamaron Excalibur (izquierda) y la interpretaron como una ofrenda ritual. Aquella hacha, una piedra del tamaño de la palma de una mano y con dos filos laterales, era un gran ejemplo de la tecnología de la época, conocida como achelense. Era un tipo de arma que no llevaba mango ni mucho menos se lanzaba a distancia. De hecho, hasta ahora no se habían hallado puntas de lanza o flechas atribuidas a esta especie. Lo más parecido eran las jabalinas de madera halladas en Alemania y que datan de hace unos 400.000 años.

La revolución de las flechas y las lanzas llegaría a Europa mucho después, con un nuevo estilo tecnológico conocido como el musteriense, atribuido a los neandertales. Los primeros restos de este tipo son de hace unos 300.000 años y consisten en estilizados triángulos de piedra esculpidos con maña hasta aportarles el filo letal necesario para la caza. Una definición idéntica puede hacerse ahora de las puntas halladas en Suráfrica, que, vistas desde Europa, son un anacronismo mayor que decir que los egipcios construían cazas F-16. La explicación del equipo de Schoville es que los humanos africanos eran unos adelantados a su tiempo.

Camino borrado

“Sabíamos que África era la cuna de la humanidad y ahora parece que también fue la cuna de los primeros avances tecnológicos”, señala Marina Mosquera (izquierda) investigadora de la Universitat Rovira i Virgili y experta en las herramientas heidelbergensis halladas en Atapuerca. Mosquera señala que se trata de un trabajo “muy exhaustivo”, que, sin embargo, deja aún muchas preguntas sin responder.

Foto: Las puntas de piedra originales, halladas en el yacimiento de Kathu Pan, al norte de Suráfrica. / Science

En África hay un vacío de fósiles humanos en el periodo del que datan las puntas sudafricanas. El continente no tiene restos humanos de hace entre 800.000 y 300.000 años, lo que impide atribuir con seguridad las herramientas a una especie humana, apunta Mosquera. Lo más probable, señala, es que se trate del heidelbergensis, o de la versión africana de esta especie, Homo rodhesiensis.
¿Cómo llegaron las puntas de flecha hasta Europa? La primera oleada humana fuera de África que se conoce sucedió hace unos 130.000 años. Probablemente hubo muchas otras y los neandertales y heidelbergensis entraron y salieron una y otra vez del continente, pero no hay ni rastro de ello. “Se sabe demasiado poco para poder trazar una ruta”, concluye Mosquera.

Las armas se probaron en gacelas muertas

Uno de los misterios aún no resueltos es cómo usaban los humanos las armas descritas en el estudio. “El tamaño de las puntas sugiere que se usaban a corta distancia más que como proyectiles usados en arcos o jabalinas, pero sin los mangos reales es difícil asegurarlo”, explica Schoville.


 Un investigador prepara el experimento para probar las puntas de lanza en una gacela muerta. Se usó una ballesta que calibraba el impulso.

Las herramientas fueron halladas en 1976 y ahora han sido datadas y analizadas con lupa para interpretar cómo se usaban. Los investigadores han encontrado pruebas de que las puntas iban engastadas en mangos de madera. En su afán para interpretar las grietas y desgaste que muestran las herramientas han construido réplicas de las mismas y las han lanzado contra cadáveres de gacela. Todos sus experimentos indican que las puntas se usaron en lanzas, es decir, son las armas de este tipo más antiguas halladas hasta ahora.

Fuente: Materia | Nuño Domínguez | 15 de noviembre de 2012