Descubren un tesoro de 200 denarios en el escenario de la batalla del bosque de Teutoburgo

Un espléndido tesoro formado por más de 200 monedas romanas de plata ha sido hallado por un equipo arqueológico en Kalkriese, en el norte de Alemania, en el escenario de la batalla del bosque de Teutoburgo, entre el ejército romano de Publio Quintilio Varo y una alianza de pueblos germanos dirigida por Arminio.

El Museo y Parque Kalkriese explica en un comunicado que se trata de la mayor acumulación de monedas romanas que se ha descubierto en el antiguo campo de batalla. En 1987, Tony Clunn, un arqueólogo aficionado británico, descubrió 170 monedas de plata y más recientemente, el año pasado, se recuperaron ocho monedas de oro.


Los denarios, fechados entre finales de la República romana y comienzos o mediados del reinado de Augusto, se encontraban depositados en un mismo lugar, por lo que cabe imaginar que fueron enterrados a la vez.

"Una vez más queda demostrada la importancia del lugar, después del hallazgo de monedas de oro realizado el año pasado. Aquí ocurrió, sin duda, un gran acontecimiento", explica Joseph Rottmann, director del Museo y Parque Kalkriese (izquierda). "¿El tesoro fue enterrado de forma premeditada o rápidamente por un legionario que quería esconder sus ahorros? ¿Formaba parte del caudal de las tropas? Unos 200 denarios era lo que cobraba aproximadamente un simple legionario al año. Aún quedan muchas cuestiones por resolver...", expresa el arqueólogo Marc Rappe.

Fuente: National Geographic | 12 de abril de 2017

National Geographic sitúa a La Olmeda (Palencia) entre las grandes villas romanas del mundo

Villa romana de La Olmeda. / El Norte

La revista Historia de National Geographic resalta el valor del yacimiento romano de La Olmeda, en Pedrosa de la Vega, dentro del patrimonio arqueológico mundial, a través de un reportaje dedicado a las grandes villas romanas del Bajo Imperio.

El número de abril de la revista Historia de National Geographic, que cuenta con edición internacional en inglés, incluye el reportaje 'La vida de los ricos en el campo. Villas Romanas', del profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, Oriol Olesti Vila, según ha informado la Diputación de Palencia.

El autor sitúa la villa romana de La Olmeda entre los más importantes recintos arqueológicos del mundo, y en concreto entre las fastuosas residencias rurales y de lujo de los grandes terratenientes erigidas entre los siglos III y IV d.C.

La importancia arqueológica e histórica de la villa romana palentina aparece junto a la de otros yacimientos de la época como las Cuevas de Cátulo, en el norte de Italia, en el lago de Garda; la Casa de la Pajarera en el norte de África, en Cartago (Túnez); o la Villa del Casale, en Sicilia.


En el reportaje se recogen importantes aportaciones visuales y textuales de la villa romana La Olmeda, entre las que destacan el mosaico figurativo del oecus, la arquería del peristilo del jardín o la placa de bronce procedente de un juego de dados donde el Vinare Letari ('Beber Alegrarse') parece ser un lema de lo que allí se vivía.

La villa romana La Olmeda, declarada Bien de Interés Cultural el 3 de abril de 1996, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo romano hispánico.

Se trata de una gran mansión del Bajo Imperio (siglo IV d.C.), cuyo edificio principal de planta cuadrada flanqueada por dos torres, se dispone en torno a un patio central y peristilo al que se abren las distintas dependencias, la mayoría de ellas con pavimentos de mosaicos.
El salón principal u oecus, de 175 metros cuadrados, conserva en muy buen estado uno de los principales mosaicos del mundo romano en el que se puede contemplar el conocido episodio de Ulises en Skyros, orlado por una bella cenefa con una serie de retratos, probablemente de los dueños de la mansión, además de una cacería de gran realismo.


Desde la Diputación de Palencia, tanto la presidenta, Ángeles Armisén como la responsable del Área de Cultura, Carmen Fernández, han agradecido la atención que presta la revista Historia de National Geographic a la Olmeda y han destacado el interés que despierta el yacimiento como emblema del mundo romano.

De hecho, no es la primera vez que esta revista remarca la importancia científica, arqueológica e histórica del yacimiento, destacando la importancia de La Olmeda como uno de los mejores legados del patrimonio mundial y clave para estudiar el imperio romano y sus costumbres.

En 2013, la revista dedicó un amplio reportaje a la villa romana de Pedrosa de La Vega que además se convirtió en protagonista del mes de septiembre en el calendario 2016 que edita esta publicación, con una imagen del mosaico de Ulises de Skyros.


La villa romana La Olmeda fue descubierta de forma casual por Javier Cortés en el verano de 1968, cuando realizando unas labores agrícolas en una finca de su propiedad se topó con los restos de una vieja pared que fueron el principio de una investigación arqueológica que costeó él mismo.

En 1980, Javier Cortés donó el yacimiento a la Diputación de Palencia, que ha continuado con la labor arqueológica y ha realizado importantes inversiones para modernizar el edificio que alberga los restos arqueológicos y la musealización de su contenido, y para dotarlo de actividad cultural complementaria a las visitas.

Fuente: elnortedecastilla.es | 12 de abril de 2017

Los tesoros subterráneos ocultos de la Fontana di Trevi (Roma)

Además de sus grandes e imponentes monumentos históricos a la vista, Roma esconde grandes tesoros bajo tierra. Uno de ellos es este acueducto romano, construido en el año 19 a.C y que asombrosamente sigue hoy activo.

La famosa Fontana di Trevi, se construyó como cúlmen de este acueducto que parte desde Lunghezza, a 22 km de Roma.

A escasos metros de la Fontana el dueño de uno de los cines más conocidos de la zona se llevó una gran sorpresa cuando en 1999 realizó unas obras. Bajo su cine se hallaba una parte del acueducto romano. Un descubrimiento que ahora da lugar a esta curiosa estampa: a la izquierda, un cine, a la derecha, las estructuras del acueducto más antiguo de Roma.

LORENZO DELL'AQUILA, Director, Città dell'Acqua

"El agua que atraviesa estas estructuras es la misma que emerge de la Fontana de Trevi, de la fuente de la Barcaza de Plaza de España o de la fuente que se encuentra justo debajo del mirador del Pincio”.

"Las excavaciones han permitido sacar a la luz una parte de la Antigua Roma”.
"Debemos considerarlo uno de los testimonios más importantes de la ingeniería hidráulica de la época romana. El acueducto subterráneo realizado por Agripa en el 19 a.C”.

Con los trabajos de excavación se encontró algo más: la casa de la que sería una de las familias más adineradas de la Roma del siglo I a.C. También se hallaron estatuas, jarrones y monedas que ahora se exponen en su colección de anticuario.

La historia de este acueducto, a nueve metros bajo tierra, tiene su origen en el mismo Imperio romano, aunque en la superficie también se encuentran trazos de la edad medieval.
"El nivel más alto de las estructuras corresponde al periodo medieval de la ciudad. Esa Roma que se desarrolla entre el siglo VII y XII d.C. Sobre estas estructuras Roma se transformaría después en la Roma que nosotros conocemos”.

El rumor constante del agua que se escucha de fondo al bajar a esta ciudad subterránea tranquiliza y relaja al mismo tiempo que refleja la continuidad histórica desde la Roma Antigua hasta la actualidad. Un corriente que ni el paso de miles de años ha logrado frenar.

Fuente: romereports.com | 9 de abril de 2017

La necrópolis bizantina de Formentera abre la puerta a nuevas investigaciones

María José Cardona, a principios de marzo, en una de las tumba halladas. Pilar Martínez

Formentera está viviendo su época dorada en cuanto a hallazgos arqueológicos que permiten completar la historia de esta isla por la que pasaron todas las civilizaciones del Mediterráneo, por lo menos desde la Edad del Bronce. A principios de marzo, y de forma casual, se descubrió el segundo enterramiento de la época bizantina en un terreno de Sant Francesc, lo que abre la puerta a investigar el siglo VII.

La aparición de forma casual de una necrópolis de la época bizantina en Formentera ha abierto una nueva puerta de investigación a los especialistas para recomponer la historia de los pobladores de la isla. Más aún cuando existen, de momento, pocos restos que se puedan datar del siglo VII después de Cristo, solamente la referencia de Corominas, en 1916, sobre una tumba hallada en Can Gavinu, cerca de Sant Francesc.

En este caso el hallazgo se produjo a principios de marzo, tal y como publicó este periódico, a raíz de los estudios arqueológicos previos que un propietario realizó para obtener la correspondiente licencia de construcción en su terreno situado en el casco urbano de Sant Francesc, a la salida del camí vell de la Mola.

La consellera de Patrimonio, Susana Labrador, el técnico del área, Jaume Escandell, y la arqueóloga, María José Escandell, explicaron ayer los detalles del hallazgo y que será finalmente la Comisión Técnica Asesora (CTA) en una próxima reunión la que emita el informe y las consideraciones correspondientes sobre la solicitud realizada por el promotor.

Susana Labrador destacó la colaboración de este propietario en todo este proceso y remarcó la importancia de estas intervenciones preventivas, «ya que en Formentera hay muchos tesoros escondidos» que están saliendo desde que se obliga a los promotores a realizar estudios previos donde existen registros de restos, recogidos en la Carta Arqueológica de Formentera incluida en el catálogo del Patrimonio aprobado en las Normas Subsidiarias de 2010 .


En esta intervención, que ha dirigido María José Escandell, los especialistas descubrieron cuatro tumbas en las que había enterradas al menos 12 personas: ocho adultos y cuatro niños, junto con otros elementos de ajuar funerario, que han permitido datar el yacimiento en la época bizantina, concretamente en el siglo VII.

Todos los restos están ahora bajo la custodia del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, como institución de referencia, tal y como marca la Ley de Patrimonio. Mientras, el equipo de arqueólogos ha iniciado un estudio más detallado para poder responder a las preguntas sobre el grado de consanguinidad, su edad, si sufrieron enfermedades, su tipo de alimentación y todos los datos posibles para completar la historia de uno de los siglos más desconocidos.

El técnico del Consell, Jaume Escandell, destacó que el hallazgo es «de gran interés desde el punto de vista del patrimonio cultural, teniendo en cuenta que se trata de un periodo del que se tiene poca información». «Por lo tanto, su estudio supondrá una aportación científica relevante a la historia de la antigüedad tardía de Formentera», recalcó.

El descubrimiento de la necrópolis es el resultado de una intervención arqueológica preventiva que marca la Comisión Técnica Asesora (CTA) de Urbanismo, Ordenación del Territorio, Patrimonio Histórico y Actividades en aplicación de las normas subsidiarias.

La normativa establece que «todos los movimientos de tierra en el subsuelo previstos en los entornos de protección de los yacimientos arqueológicos deben contar con control arqueológico». Una vez redactada la documentación del yacimiento, esta es valorada por la Comisión específica de Arqueología, cuyo dictamen favorable es preceptivo para proceder a la concesión de la correspondiente licencia de obras.


Fuente: diariodeibiza.es | 12 de abril de 2017

El enigmático cráneo de Ceprano

Réplica del cráneo de Ceprano (Italia). Foto del autor.

Cuando pensamos que la evolución humana de Europa siguió un guión relativamente sencillo durante el Pleistoceno, es bueno acordarse del cráneo de Ceprano. Ese fósil nos pone los pies en el suelo y nos recuerda que aún nos queda mucho por aprender. El continente europeo fue colonizado hace aproximadamente un millón y medio de años. Eso es mucho tiempo. Ni tan siquiera sabemos la identidad de los primeros pobladores.

El neurocráneo encontrado en la provincia de Fronisone cerca de la localidad de Ceprano, apenas a 100 kilómetros de Roma, podría habernos dado alguna pista sobre la identidad de los primeros colonos. Su hallazgo, realizado por Italo Bidittu en 1994, fue un golpe de suerte. Pero no todo fue dichoso. Los trozos del neurocráneo se encontraron fuera de contexto durante la construcción de una carretera local y la antigüedad de este fósil sigue siendo controvertida.

La primera publicación (Journal of Human Evolution) es de 1994. Si el cráneo hubiera sido hallado en un contexto claro y acompañado de buenas dataciones lo habríamos conocido en la portada de la revista Nature. Pero no fue así. Aquella primera publicación especulaba con una antigüedad en torno a los 900.000 años, asumiendo que el cráneo procedía de su remoción de un yacimiento arqueológico cercano. El aspecto tan primitivo del cráneo invitaba a pensar que los autores de aquel primer trabajo no se equivocaban y que nos encontrábamos ante un representante de los primeros colonos de Europa. Su asignación taxonómica ha cambiado a medida que se realizaban nuevos estudios y nuevas dataciones en la zona. En primer lugar se atribuyó a la especie Homo erectus. Su extrema robustez, el grosor del diploe (las tres capas que forman el hueso del neurocráneo), ciertos caracteres del hueso occipital y la forma de la arcada superciliar casaban bien con la descripción de esta especie. A pesar de su tamaño, el cerebro de aquel cráneo habría tenido menos de 1.200 centímetros. El grosor del diploe exageraba las dimensiones del fósil, al tiempo que reducía su capacidad interna.

Algunos años más tarde, el paleoantropólogo italiano Giorgio Manzi sugirió que aquel fósil podría haber pertenecido a la especie Homo antecessor, descrita en 1997. La antigüedad de esta especie está muy bien calibrada entre 800.000 y 900.000 años, que coincidía muy bien con la posible fecha del cráneo de Ceprano. Francesco Mallegni no se conformó con esta atribución y propuso el nombre de Homo cepranensis, que no ha tenido ninguna repercusión. Por último, y a raíz de una datación mucho más reciente (430.000-380.000 años), las conclusiones de un nuevo estudio atribuyen este cráneo a la especie Homo heidelbergensis.

Cuando los expertos encuentren un método apropiado y fiable para datar los huesos fósiles sabremos la antigüedad del cráneo de Ceprano. Mientras llega ese momento, no podemos sino sorprendernos del aspecto tan arcaico de este cráneo. Esa es una realidad incuestionable, que tendrá su explicación. Cuando pensamos en Europa con la mente de un ciudadano del siglo XXI vemos un territorio que se nos antoja pequeño en relación al resto del continente eurasiático. Pero, durante el Pleistoceno, Europa era una inmensidad, en la que se sucedieron cambios climáticos extremos durante miles de años. Imposible saber que ocurrió con los grupos humanos que posiblemente fueron poblando en sucesivas etapas un territorio lleno de accidentes geográficos y de clima cambiante. Podemos imaginar un escenario en el que muchos grupos se extinguían y eran reemplazados por otros. Un escenario en que las penínsulas europeas jugaron un papel determinante como refugio de poblaciones aisladas durante milenios, pero suficientemente grandes como para evitar su extinción por agotamiento biológico. Un escenario en el que la mezcla genética entre grupos diferentes pudo ser también fuente de variabilidad. Sin esos ingredientes, difícilmente entenderemos la evolución humana de Europa que, en ningún caso, puede comprenderse como una secuencia lineal de especies y poblaciones, sino como una olla a presión en la entraban y salían los ingredientes que conformaron su población durante todo el Pleistoceno.

Fuente: quo.es | 11 de abril de 2017