Arqueólogos analizan el uso de los biocombustibles desde el Paleolítico

Ethel Allué, investigador del IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social), Llorenç Gelabert-Picornell, investigador postdoctoral en el Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) en París, y Marie-Agnès Courty del centro Procédés, Matériaux et énergie solaire (UPR 8521PROMES) a Perpignan. Foto: IPHES

Un grupo de arqueólogos ha analizado el uso de los biocombustibles desde el Paleolítico en un volumen especial de la revista "Quaternary International", informa el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES).

El volumen recoge las principales aportaciones de la sesión que con el mismo título se celebró en el marco del Congreso de la UISPP (Union Internationale des Sciences Préhistoriques et Protohistoriques) en septiembre de 2014, en Burgos.

Una de las responsables de la edición es la investigadora del IPHES, Ethel Allué, y se incluye un artículo sobre el Abric Romaní (Capellades, Barcelona), un yacimiento referente mundial para estudiar a los neandertales.

Espacio doméstico descubierto en el Abric Romaní, Capellades (Barcelona), atribuido a una comunidad de neandertales -Gerard Campeny/IPHES

La publicación consta de un total de once artículos que analizan el combustible desde diferentes disciplinas y se establecen aproximaciones teóricas y metodológicas.

La cronología abarca hasta la época romana para profundizar en la relevancia del consumo energético desde la organización social y económica de los grupos humanos a lo largo de la historia y su relación con el entorno natural.

El estudio permite saber que utilizaban diversos combustibles orgánicos que denominaríamos biocombustibles, como pueden ser los excrementos de animales, la madera o los restos de la producción agrícola.

Uno de los trabajos publicados por Ethel Allué, Alex Solé y Aitor Burguet-Coca se centra en el uso de la leña en las comunidades neandertales que vivieron en el Abric Romaní hace entre 40.000 y 60.000 años.

En este yacimiento, los datos antracológicos (restos de carbón procedente de la leña utilizada como combustible) demuestra que se seleccionaba de forma sistemática ramas de pino albar, una especie abundante en el entorno más próximo.

Desde la Prehistoria, los humanos han realizado una explotación selectiva y optimizada de los recursos energéticos, que implica un control óptimo de su calidad. EFE

Fuente: lavanguardia.com | 29 de mayo de 2017

6º Congreso español de Metrología (San Fernando, Cádiz)

Con el lema “la medida para el desarrollo, garantía de bienestar para las personas”, el Centro español de Metrología en colaboración con el Ayuntamiento de San Fernando (Cádiz) y el Real Observatorio de la Armada, organizan el 6º Congreso Español de Metrología, que tendrá lugar en San Fernando (Cádiz) los días 7, 8 y 9 de Junio de 2017.

El congreso está dirigido a todos aquellos que utilizan tecnologías de medición tanto a nivel industrial como en investigación.

También se dirige a fabricantes y empresas que lleven a cabo desarrollos de instrumentación y equipos relacionados con las medidas, a cualquier entidad que tenga implantado, o esté en fase de implantación de un Sistema de Gestión de la Calidad y a los responsables de la toma de decisiones basadas en resultados de medidas.

En el congreso se abordarán tres grandes temáticas: la metrología fundamental y aplicada; grandes retos en metrología; y metrología: impacto social e industrial.

El comité organizador está compuesto por representantes de empresas e instituciones con especial sensibilidad y experiencia en los distintos ámbitos de la metrología.

IK4-TEKNIKER colabora en el comité organizador en lo referente a los aspectos científicos, proponiendo temas a tratar, coordinando y moderando alguna de las sesiones del congreso y participando en la evaluación de ponencias. También participará como ponente con una charla sobre metrología para la industria 4.0.

Más información: 6º Congreso Español de Metrología

Descifran por primera vez el ADN completo de momias de Egipto

Sarcófago de Tadja, encontrado en Abusir el-Meleq (Egipto) - bpk/Aegyptisches Museum und Papyrussammlung, SMB/Sandra Steiss

Han secuenciado todos los genes de tres momias. Los análisis muestran que los egipcios actuales están un 8 por ciento más emparentados con africanos subsaharianos que con antiguos egipcios.

El material genético de tres momias que vivieron en Egipto entre el año 1.400 antes de Cristo y el 400 de la próxima era ha sido totalmente secuenciado, tal como se ha publicado este martes en la revista «Nature Communications». La investigación, dirigida por Johannes Krause, investigador en el Instituto Max Planck de Ciencia de la Historia Humana en Jena (Alemania), ha concluido que los egipcios actuales están más relacionados con africanos subsaharianos que con los antiguos egipcios. Estos, por su parte, estaban más emparentados con poblaciones de Oriente Próximo y Asia occidental. Esto quiere decir, según los autores, que en el pasado reciente hubo un flujo de población subsahariana hasta Egipto que cambió la composición genética de la población.

Los testimonios y restos dejados por los egipcios siempre han mostrado que estuvieron en constante intercambio con las culturas africanas, asiáticas y europeas desde hace al menos 3.000 años, a través de fenómenos migratorios. Sin embargo, este hecho ha sido difícil de demostrar a través del material genético, sobre todo porque el clima y la antigüedad de los restos dañaban mucho el ADN.

Pero en esta ocasión los investigadores han logrado usar las modernas técnicas de secuenciación (lectura) del ADN, para reconstruir el genoma completo de los restos egipcios a partir de millones de fragmentos. Además, han usado rigurosas pruebas de autentificación para evitar que la contaminación con material genético de bacterias o humanos modernos pudiera alterar los resultados.

Los investigadores confían en haber demostrado que su método puede transformar y acelerar la investigación de las momias egipcias. Además de para reconstruir movimientos de población, han explicado que la secuenciación podría usarse para estudiar la evolución de genes concretos, analizar rasgos individuales de las momias, establecer relaciones de parentesco o incluso buscar el rastro de antiguas infecciones.

Las momias de Abusir el-Meleq

En esta ocasión, los investigadores tomaron muestras de huesos, dientes y tejidos blandos de 151 momias halladas en el yacimiento de Abusir el-Meleq (Egipto), situado junto al río Nilo, en el Egipto Medio, y que en la actualidad estaban en manos de dos colecciones antropológicas.

Posición del yacimiento de Abusir el-Meleq. En naranja, origen del material genético de las poblaciones modernas- Krause et al, Nature Communications

A partir de estos restos, los autores secuenciaron el genoma completo de tres momias: una del periodo anterior a Ptolomeo (el sucesor de Alejandro Magno que fundó su reino en Egipto a la muerte de este), otra de la época de Ptolomeo y una última ya perteneciente al período de la dominación romana.

Además de esto, el equipo de Krause examinó el genoma mitocondrial (un pequeño conjunto de genes que está dentro de las mitocondrias, «fábricas» de energía del interior de las células humanas), de 90 momias.

Con esta información genética, los investigadores pudieron analizar la composición genética de las poblaciones de la antigüedad y después compararla con las actuales.

Las huellas genéticas de la conquista

«En concreto, estábamos interesados en buscar cambios y continuidades en la composición genética de los habitantes de Abusir el-Meleq», ha explicado en un comunicado Alexander Peltzer, uno de los coautores del estudio e investigador en la Universidad de Tubinga. «Quisimios averiguar si la conquista de Alejandro Magno y de otras superpotencias dejó una huella en los genes de los antiguos egipcios», ha dicho Verena Schuenemann, también coautora y profesora en la Universidad de Tubinga.

La investigadora Verena Schuenemann- Johannes Krause

La investigación ha concluido que no fue así. La composición genética de la población de Abusir el-Meleq no sufrió importantes cambios durante los 1.300 años que su estudio ha cubierto, a pesar de la conquista de las superpotencias. En sus genes no se han encontrado huellas de conquistadores, pero sí señales de un origen vinculado a poblaciones antiguas de Oriente y a grupos neolíticos de la península de Anatolia y de Europa.

Pero si las conquistas no cambiaron los genes de los antiguos egipcios, las migraciones sí que transformaron el ADN de los modernos. Estos tienen un material genético un 8 por ciento más similar al de poblaciones africanas subsaharianas que al de los antiguos egipcios, lo que indica que hubo un importante movimiento migratorio en la región, que tuvo que ocurrir en los últimos 1.500 años, tal como ha explicado Stephan Schiffels, otro de los coautores. El motivo de este flujo de personas pudo ser, según Schiffels, una mejora de la movilidad desde el sur del río Nilo, el incremento de la actividad comercial entre Egipto y el África subsahariana y el comercio de esclavos a través del Sáhara, que comenzó hace 1.300 años.

Un nuevo momento para las momias

Los propios autores han recordado que los restos de un único yacimiento no se pueden extrapolar a todo el antiguo Egipto. Pero sí que han propuesto que su investigación es la única que proporciona una conjunto de datos genéticos lo suficientemente fiable. Lo que es una prueba de que la secuenciación puede aplicarse con éxito a las momias egipcias.

Los estudios genéticos de momias siempre han sido muy polémicos entre los egiptólogos. La humedad y el calor típicos de las tumbas egipcias es muy dañino para el ADN, de modo que los estudios que intentan extraerlo corren el riesgo de leer genes modernos de bacterias y humanos modernos en vez de los antiguos.

«La potencial preservación de ADN tiene que ser mirada con escepticismo», ha dicho el propio Johannes Krause, autor del presente estudio y director del Instituto Max Planck para Ciencia de la Historia Humana. «El cálido clima egipcio, los altos niveles de humedad de muchas tumbas y algunos de las productos químicos usados en la momificación, contribuyen mucho a que los genes se degraden, y hacen muy improbable que el ADN de las momias egipcias sobreviva».

Pero las técnicas de secuenciación más modernas pueden cambiar este panorama, tal como sugiere la investigación presentada por Krause. Para confirmarlo, los autores extenderán sus análisis genéticos a otros yacimientos y a otros periodos del Antiguo Egipto.

Las técnicas usadas en este estudio abren la puerta a nuevos e interesantes estudios del material genético de las momias. En un futuro próximo podrían enriquecer mucho lo que se sabe sobre la increíble historia de Egipto.

Vía: ABC

Las excavaciones del Palau de Calatayud sacan a la luz el mayor muro romano hallado en València

Las excavaciones arqueológicas que el Consell está realizando en el edificio de la calle Micalet número 5 de Valencia están proporcionando hallazgos de alto valor histórico y patrimonial, cuya recuperación podría convertirlo en un centro turístico al nivel del museo arqueológico de La Almoina. En concreto, el plan de la Conselleria de Hacienda y Modelo Económico es que el conjunto arqueológico que está aflorando en el antiguo Palacio de Calatayud sea visitable por parte de la ciudadanía y, al mismo tiempo, compatibilizarlo con fines administrativos.

El proyecto del Consell pretende integrar estos hallazgos arqueológicos de la calle Micalet, junto con otros elementos de gran valor patrimonial como los del Centro Arqueológico de La Almoina, los del Museo Catedralicio, la cripta de San Vicente o los restos conservados en el Palau de l’Almirall (cuya musealización ya está en proyecto), creando de esta forma un panorama histórico y patrimonial muy atractivo tanto para la ciudadanía como para los turistas.

Un muro romano de incalculable valor

Los trabajos arqueológicos en el antiguo Palau de Calatayud están aportando nuevos hallazgos, que se suman a los ya recuperados semanas atrás, donde se han obtenido datos importantes para la historia urbana del entorno de la Catedral y la plaza de la Virgen. En este sentido, las labores arqueológicas han sacado a la luz un muro que conserva parte de su revestimiento de placas de mármol, éstas posiblemente de la cantera valenciana de Buixcarró. Se trata de un hallazgo de incalculable valor, pues nos introduce en el ámbito de los grandes edificios monumentales que rodeaban el Foro de Valentia entre los siglos I y II d.C. Este muro, además, fue utilizado a lo largo de la historia, de modo que se conserva hasta el momento una altura superior a los 2,25 metros y, sobre él, se mantienen reformas de épocas posteriores que muestran cómo distintas culturas y civilizaciones vivieron en el mismo espacio que ha llegado hasta nuestros días.

También se ha descubierto una parte de la trama urbana antigua, cuya modificación en 1800 coincide con la construcción de la actual Casa Vestuario. Se han verificado las antiguas alineaciones de la calle Micalet, que provenían de muchos siglos atrás, y se ha confirmado que la antigua línea de fachada se encuentra bajo la actual calle, de modo que la anterior era mucho más estrecha y con una orientación que coincide con la de otros restos de la ciudad romana de València.

Además, en la pared medianera con la Casa Vestuario se ha descubierto el antiguo muro, que alcanza dos plantas de altura, construido con la técnica del tapial y que data del siglo XIV. Gracias a su gran valor patrimonial y plástico quedará finalmente visible e integrado en el futuro edificio de la administración autonómica.

Fuente islámica y posibles baños árabes

Del pasado islámico de la ciudad se han recuperado también numerosos restos, como una fuente rodeada de tuberías cerámicas, una canalización de suministro de agua, posiblemente derivada de la Acequia de Rovella, y diversas estancias de un edificio, cuya interpretación se encuentra en fase de estudio, a la espera de poder verificar si pertenecen a unos antiguos baños árabes de los que se tiene constancia en el entorno del actual Palau de Calatayud.
Otro descubrimiento islámico que ha aflorado es un muro que progresa en el alzado de las paredes del actual inmueble. Se trata de un hallazgo de gran relevancia, ya que salvo los restos de la antigua muralla musulmana son pocos los muros de esa época conservados en altura en València. Todos los edificios de ese periodo fueron eliminados progresivamente tras la conquista cristiana de la ciudad.

Inscripciones romanas


Inscripción romana encontradas en las excavaciones.

Así, gracias a las excavaciones arqueológicas impulsadas por la Conselleria de Hacienda y Modelo Económico, han comenzado a surgir más evidencias de la antigua ciudad romana. A una profundidad próxima a los 4 metros ha aparecido una porción de pavimento romano de época imperial (siglos I y II d. C.).

Además, se ha recuperado un fragmento de inscripción con letras romanas, que forma parte del cimiento de un muro de época califal del siglo X, que podría pertenecer, según los expertos, a una lápida honorífica que hace referencia a los “veterani et veteres”. Estos fueron los dos grupos de población que gobernaron la Curia de la ciudad (a modo del actual ayuntamiento). Los “veteres” eran los descendientes de los primeros pobladores, que llegaron a la ciudad en el siglo II a. C., mientras que los “veterani” eran los soldados licenciados llegados a València en la época de Augusto (aproximadamente a finales del siglo I a. C.).

Fuente: comarcalcv.com| 28 de mayo de 2017

Atapuerca abrirá al público una cueva de hace dos millones de años

La Cueva Peluda se encuentra en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca y forma parte de un complejo de galerías que se formaron, aproximadamente, hace más de dos millones de años. El acceso no es fácil. Para entrar es necesario reptar por una grieta que da paso a un lugar extraño: un conducto rectilíneo de dos metros de altura del que cuelgan unas raíces que semejan cabellos negros impregnados de brillos, en realidad, son gotitas de agua. Esta imagen de ensoñación, que podrán ver los más curiosos a partir del 17 de junio, se debe a la presencia de árboles en su superficie, sobre todo encinas y quejigos que buscan la humedad.

«Queremos que se visite la Cueva Peluda y se conozca su interior, para que la gente vea de dónde salieron los yacimientos antes de que el ferrocarril cortara las calizas. Como el recorrido para los visitantes de Atapuerca ha sido hasta ahora solo en la superficie, muchos se preguntan dónde están las cuevas. Esta visita permitirá dar una imagen real de donde se han depositado los fósiles humanos», explica Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca quien compañó a ABC durante toda la visita.

La Peluda se descubrió antes de que los yacimientos de Atapuerca existieran como tal. Se encontró cuando empezaron las obras del trazado del ferrocarril, a finales del siglo XIX. Precisamente fueron las obras de estas vías las que dejaron al descubierto los yacimientos al atravesar la Sierra para abrir paso a las vías. La Peluda se conocía como la «Cueva de la vía» por los lugareños, pero se volvió a cerrar. «No fue hasta la década de los 70 cuando los militares, con explosivos, abrieron la cavidad nuevamente. El grupo espeleológico Edelweis la encuentra en 1972, más o menos cuando empieza el equipo de Atapuerca», explica Cristina Cuesta, arqueóloga y miembro de la Fundación Atapuerca.

Dos galerías

La cueva tiene dos galerías, la principal, de unos 105 metros de profundidad y unos dos metros de altura. Alberga también chimeneas que alcanzan los ocho metros de altura. El recorrido obliga a elevar la mirada para admirar un paisaje que tardó millones de años en formarse.

A cada paso, hay un rastro de historia. Y también de belleza. Por ejemplo, por la cantidad de «macarrones», es decir, tubos circulares y huecos, que dan nombre a las estalactitas en su fase inicial de formación. «Estas se forman gracias al agua que llega a la cueva, la cual disuelve el carbonato cálcico de la roca caliza, que se cristaliza y forma estalactitas, de más de un metro», añade Cuesta. Cuando las estalactitas se unen a las estalagmitas (que están en la parte inferior) dan lugar a columnas con formas indescriptibles que permiten dar rienda suelta a la imaginación.

En cuanto a los hallazgos, en la Cueva Peluda no se han encontrado restos humanos pero sí herramientas, que utilizaron nuestros antepasados. El objeto hallado (lasca del modo 2) en sí no se ha datado pero puede que pertenezcan a nuestros antepasados de hace entre 350.000 y 450.000 años, posiblemente preneandertales».

Además, en la cueva hay restos de animales: aves, tortugas y sobre todo de osos, que entraban a hibernar y en ocasiones no sobrevivian. «Hemos hallado restos en conexión anatómica, es decir, todo el esqueleto tal y como se quedó en el momento», recuerda la arqueóloga. De hecho, la primera intervención arqueológica que se hizo fue con Trinidad Torres en los años 70, un ingeniero de minas que hacía una tesis sobre dientes de oso y sabía que en la zona podía encontrarlos. Aparte de restos, pueden verse zarpazos de osos en algunas partes de la cueva.

El paisaje prehistórico

Pero no solo pasaron animales y algún antepasado pasearon por allí. En la cueva pueden verse también grafitis de los años 20. Destaca uno del Ateneo Popular del año 1929, como parte de las actividades culturales que se hacían en el momento, una de ellas, reunirse en cuevas de Atapuerca.

Aparte de esta visita, se propone otra alternativa para conocer la flora y la fauna de la zona. «Queremos que la gente vea el paisaje, la flora y fauna actual y la relación de nuestra prehistoria hasta la actualidad. Tenemos la suerte de encontrar muchas cosas que nos dicen cómo era el paisaje hace un millón de años y conocer los usos de las plantas que se hacían hace millones de años», concluye Cuesta.

Recreación de un neandertal en un bosque

¿Y si también hubiera neandertales?

Atapuerca espera la que puede ser la gran noticia del año: confirmar la presencia de neandertales en el yacimiento. De ser así, Atapuerca albergaría todas las especies humanas que ha habido en Europa desde hace más de 1.200.000 años: Homo erectus (posiblemente), antecessor (al que se le dio nombre en Atapuerca), heidelbergensis (u otra especie preneandertal), neandertal y sapiens. Los restos, que se están estudiando aún, se encontraron en la Cueva Fantasma, descubierta el año pasado. «Este año es posible que tengamos la confirmación científica», señala Carbonell. «Llevo 40 años diciendo que faltan neandertales. Aunque claro, una cosa es decirlo y otra confirmarlo. Pero, parece ser que los tenemos», dice Carbonell.

Vía: ABC