Excavaciones en Olduvai, donde el 'Homo erectus' inventó una nueva tecnología

Excavaciones en el yacimiento tanzano TK de la Garganta de Olduvai. FOTO: CENIEH

La garganta de Olduvai es un referente en evolución humana. Fueron Mary y Louis Leakey quienes con sus descubrimientos de restos de homininos, herramientas arqueológicas y abundantes restos de fauna, posicionaron al continente africano como la cuna de la humanidad, paradigma que aún persiste hoy día.

En este contexto se está desarrollando una campaña arqueológica en el Lecho II de la secuencia estratigráfica de Olduvai, con unos depósitos datados alrededor de 1,5 millones de años. En este proyecto colaboran la University College London (UCL) con el Dr. Ignacio de la Torre y la profesora Renata Peters; la Indiana University, con el profesor Jackson Njau; el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) con el Dr. Alfonso Benito, y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) con el Dr. Rafael Mora. Geología y Prehistoria son dos disciplinas que continuamente se complementan y convergen cuando se trata de interpretar los restos y las actividades llevadas a cabo por los homininos hace 1,5 millones de años.

Actualmente, el yacimiento en el que se están realizando las excavaciones arqueológicas, cofinanciadas por la Fundación Palarq, es conocido como Frida Leakey Korongo (FLK). Allí se han hallado acumulaciones de restos óseos de fauna y líticos, que realizarían representantes de la especie Homo erectus, si bien en este lugar en concreto no se han documentado, ¡de momento!, restos humanos.

Su cultura es la achelense, donde confluyen unos conocimientos tecnológicos que van a dar lugar tanto a lascas de gran como de pequeño tamaño, con apenas algunos objetos retocados (afilados). Los yunques o soportes sobre los que apoya la materia prima para modificarla y obtener herramientas líticas es otro elemento característico. Junto a estos objetos líticos aparecen carcasas de grandes mamíferos como elefantes o hipopótamos. Los huesos están modificados, presentan fracturas claramente antrópicas o señales creadas por los filos de los objetos líticos al descarnar las masas musculares que formaban parte de su dieta cotidiana.

El trabajo de campo se ha realizado en las últimas semanas y finaliza el 8 de febrero, pero trabajando de sol a sol. El sol y la lluvia son precisamente los elementos que han acompañado diariamente al equipo, dificultando los trabajos de excavación. A pesar de ello, han persistido en su objetivo, recuperando cada uno de los objetos arqueológicos en un espacio tridimensional, con el fin fundamental de relacionar los hallazgos arqueológicos con las capas geológicas donde se encuentran.

Las excavaciones arqueológicas son el método básico que sirve a los investigadores para proponer los modelos de comportamiento de estos homininos. Sin ellas, difícilmente se podría conocer cómo vivían nuestros ancestros, ni las estrategias que desarrollaban para tener éxito a nivel evolutivo. Gracias a la campaña actual se podrán realizar estudios más especializados para analizar detenidamente cada uno de los objetos recuperados. Esta información abocará en una interpretación de la vida de nuestros ancestros hace 1,5 millones de años cuando inventaron una nueva tecnología, la achelense.

Fuente: dicyt.com | 5 de febrero de 2018

Arqueólogos podrían haber encontrado el campamento de los arquitectos de Stonehenge

Hoyos encontrados. Wessex Archaeology

Un equipo de arqueólogos han descubierto un antiguo campamento, conocido como un recinto de terraplenes, donde los arquitectos de Stonehenge pudieron haberse reunido en el remoto pasado.

El sitio se ubica en las cercanías del monumento en Larkhill, y según los investigadores habría sido un lugar de reunión o un centro de comercio.

Los investigadores lograron encontrar en el sitio, un conjunto de mensajes muy similares al diseño de Stonehenge, lo que ha hecho que sugieran que podría haber sido una especie de modelo.

El sitio está ubicado cerca del monumento en Larkhill y se cree que fue un lugar de reunión o centro de comercio. Los investigadores encontraron una serie de mensajes que se asemejan mucho al diseño de Stonehenge, lo que los llevó a sugerir que podría haber sido una especie de modelo.

El arqueólogo de Wessex, Si Cleggett (izquierda), cree que el recinto fue construido entre los años 3.750 y 3.650 a.C.

"El recinto de Larkhill se construyó durante la última Edad de Piedra, un período de transición cuando nuestros antepasados ​​gradualmente se alejaron de un estilo de vida de cazadores-recolectores y abrazaron un nuevo modo de vida agrícola", dijo Cleggett a The Guardian.

"Mi opinión es que existe una buena posibilidad de que las personas que se encontraron en el recinto de la calzada podrían haber sido los arquitectos del paisaje de Stonehenge tal como lo entendemos".

La versión más antigua de Stonehenge, que consiste en una zanja circular con postes de madera, fue construida hace unos 5.000 años. La estructura de piedra única que conocemos hoy fue erigida más tarde, hace unos 4.500 años.

Una exposición en el sitio ofrece una nueva visión de los constructores de Stonehenge, la cual muestra investigaciones que sugieren que se trajeron animales de lugares tan lejanos como el norte de Escocia para alimentar a los constructores y celebrar fastuosas fiestas en el solsticio de invierno.

El enclave de Larkhill también reveló una secuencia de cambios socioculturales en los enterramientos y sistemas de creencias funerarios cuando tuvo lugar otra transición: el final de la Edad de Piedra y el comienzo de laCultura del Vaso Campaniforme y la Edad del Bronce.

Descubren por primera vez yacimientos romanos en la ciudad de Brno (República Checa)

Aunque la ciudad de Brno fue fundada en la Edad Media y no tiene un pasado romano, esto no significa que el territorio donde ahora se enclava no haya sido escenario de asentamientos de la Antigua Roma. Así lo demuestra el reciente descubrimiento de un equipo de arqueólogos de Brno, que gracias a las excavaciones preventivas relacionadas con la construcción de dos casas nuevas, han hallado el primer rastro de la presencia de soldados romanos en la ciudad.

Restos óseos hallados en el campaento romano de Brno.

Los restos del antiguo campamento militar se encuentran en la calle Vojtová, no lejos del centro de la metrópoli morava. El arqueólogo Václav Kolařík, de la empresa Archaia, a cargo de estas excavaciones, presenta el hallazgo.

"Este campamento data de la época de las guerras marcomanas. Entre los años 166 y 180 de nuestra era, los romanos estaban en guerra con las tribus germánicas del Danubio Medio, y del norte también. Este campamento fue construido concretamente durante la ofensiva romana de entre 172 y 180".

Durante el siglo II, los estragos causados por las invasiones de los pueblos bárbaros, especialmente los germánicos, en el Imperio Romano obligaron a los ejércitos romanos, liderados por el emperador Marco Aurelio, a adentrarse en los territorios bárbaros más allá control de Roma.

De esta forma se construyeron varios campamentos militares en lo que ahora es Moravia, la parte oriental de la República Checa, habitada en su momento por los marcomanos y los cuados. Ya antes se había descubierto un campamento romano en la ciudad de Modřice, cerca de Brno. Sin embargo, fue sobre todo el área del actual Břeclav, en Moravia del Sur, el escenario de las expediciones romanas contra los bárbaros, según lo explicado por Václav Kolařík.


"En su camino hacia el norte del Danubio, los romanos construyeron campamentos que aseguraban su avance en el territorio bárbaro. En la República Checa, la concentración más grande de estos campamentos está cerca de los lagos de Nové Mlýny, en Mušov, y luego en Přibice e Ivañ. También se encontraron otros campamentos en Moravia Central, incluida Olomouc, cerca de las ciudades de Kroměříž, concretamente en Hulín. Hace dos años se encontró uno en Jevičko, ahora este de Brno y otro más en Modřice”.

A diferencia del campamento de Mušov, donde se construyeron varios edificios de piedra, el campamento de Brno solo funcionaba como sitio temporal de poca capacidad y no podía albergar a más de una unidad de soldados romanos. Las tiendas, erigidas en un área de varios cientos de metros cuadrados, estaban protegidas por una empalizada.


"Fue uno de los puntos de apoyo de los romanos en su camino a las tierras bárbaras. Está ubicado en el río Svratka, cerca de un vado importante. El objetivo del campamento era vigilar este vado y así garantizar que los soldados romanos avanzaran discretamente hacia el interior del país. También funcionaba como una estación de suministro para unidades que ya habían cruzado el río".

Pero para Václav Kolařík, este descubrimiento es importante también por otro motivo.
"En los restos de los campamentos militares romanos, a veces es posible encontrar algunos objetos utilizados por los soldados. Estos descubrimientos son sin embargo raros. En Brno, descubrimos una olla de cerámica, utilizada probablemente por un soldado para preparar la comida (derecha). Esta olla se rompió y el soldado la tiró a la zanja que rodeaba la empalizada. También encontramos un ornamento de bronce que era parte de la armadura de los legionarios romanos".

Los objetos encontrados serán depositados en el Museo de la ciudad de Brno.

Fuente: radio.cz | 1 de febrero de 2018

Los neandertales usaron el fuego para fabricar herramientas de madera

Paleoarqueólogos han encontrado evidencia, en un yacimiento de la Toscana (Italia), de que los neandertales usaron el fuego para fabricar herramientas de madera hace 171.000 años.

La madera, como señalan los investigadores, siempre ha sido un material popular para la elaboración de herramientas y armas. Es fácil de obtener y se puede diseñar con relativa facilidad para permitir usos específicos.

No hay evidencias directas de quiénes fueron los fabricantes de tales herramientas de madera, pero los únicos homínidos conocidos en Europa en ese momento eran los Neandertales, explica Biancamaria Aranguren (izquierda), Supervisora ​​de Arqueología de la región de  Toscana.

En este nuevo estudio, publicado en PNAS, los investigadores describen bastones de un metro de longitud que se redondearon en un extremo y se afilaron en el otro, lo que sugiere su uso como vara para desenterrar raíces y tubérculos y para cazar animales que se esconden bajo tierra. En un apuro, también pueden usarse como un arma.

Estos bastones se encontraron en el yacimiento llamado Poggetti Vecchi, un área de la que ya se habían extraído antes artefactos neandertales.

Foto: Bastón o palo de madera de boj quemado en su superficie para endurecerlos. Hallado en Poggeti Vechi, Toscana, Italia.

Al estudiar estos utensilios, los investigadores descubrieron que estaban hechos de boj, una madera particularmente dura. También descubrieron que las puntas habían sido carbonizadas, probablemente como un medio para eliminar la dura corteza.

La profesora Erella Hovers (derecha), de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y experta mundial en los Neandertales, enfatiza que eran los únicos humanos conocidos en Europa hace 170.000 años, tomando como base las evidencias de restos esqueléticos encontrados hasta ahora. "Los genetistas nos dicen que pudo haber Denisovanos en algunas partes de Europa, aunque no se ha hecho tal afirmación para Italia, según mi leal saber y entender", afirma Hovers.

El equipo notó que los bastones habían sido carbonizados en un patrón consistente en la misma parte de múltiples de ellos, lo que sugiere que fue intencional.

La técnica habría suavizado la corteza, haciendo que fuera más fácil de eliminar. También notaron marcas de corte y estrías en los ejes de las varillas, evidencia del uso de herramientas de piedra para convertir una simple vara de madera en una herramienta útil.

Los hallazgos proporcionan algunas de las primeras pruebas del procesamiento de la madera y el uso del fuego por los Neandertales. Los huesos fosilizados de un elefante de colmillos rectos, Palaeoloxodon antiquus, también fueron descubiertos.

El equipo observa que los cazadores-recolectores modernos usaron aproximadamente la misma técnica para hacer sus palos de excavación. El equipo data estos bastones neandertales en aproximadamente 171,000 años, colocándolos en el Paleoceno Medio, un período en el que los neandertales dominaron el área.

Los primeros británicos tenían la piel oscura, ojos claros y pelo rizado

Los primeros británicos modernos no se parecían a lo que cualquiera podría imaginar como un inglés típico. El análisis del ADN del hombre de Cheddar, un esqueleto mesolítico que marca el inicio de la ocupación continuada en lo que ahora es una isla hace unos 10.000 años, ha revelado algo sorprendente. Según han dado a conocer científicos del Museo de Historia Natural de Londres, este individuo era negro y tenía los ojos azules.


El hombre de Cheddar fue descubierto en 1903 en la popular cueva de Gough, en el condado de Somerset, suroeste de Inglaterra. Se trata del esqueleto más antiguo y casi completo de nuestra especie, Homo sapiens, que se haya encontrado nunca en Gran Bretaña. «Hasta hace poco, suponíamos que los humanos se adaptaron rápidamente para tener una piel más clara tras entrar en Europa hace unos 45.000 años», explica Tom Booth, investigador postdoctoral que trabaja con la colección de restos humanos del museo. «La piel pálida absorbe mejor la luz ultravioleta y ayuda a los humanos a evitar la deficiencia de vitamina D en climas con menos luz solar», señala. Sin embargo, este antiguo inglés tiene los marcadores genéticos de pigmentación de la piel generalmente asociados con el África subsahariana. El descubrimiento, por raro que parezca, es consistente con otros restos humanos mesolíticos descubiertos en toda Europa.



«Es solo una persona, pero también un ejemplo de la población de Europa en ese momento», dice Booth. «Tenían la piel oscura y la mayoría ojos de un color claro, azul o verde, y cabello castaño oscuro», describe. En este sentido, el de Cheddar demuestra que los rasgos genéticos que creemos que van habitualmente juntos, no tienen por qué hacerlo. Además, parece que los ojos claros entraron en Europa mucho antes de que lo hicieran la piel pálida o el cabello rubio, que no aparecieron hasta después de la llegada de la agricultura. Como dice el investigador, el hallazgo «nos recuerda que no se pueden hacer suposiciones sobre cómo era la gente en el pasado en función de cómo se ven las personas en el presente, y que la relación de rasgos que estamos acostumbrados a ver no ha sido siempre la misma».

Una vida compleja

El hombre de Cheddar era un cazador-recolector del Mesolítico, un humano completamente moderno, que medía unos 166 centímetros de altura y murió a los veinte años. Su esqueleto muestra una forma de pelvis estrecha, que generalmente se encuentra en las mujeres. No está claro si un agujero en su frente fue provocado por una infección o por un daño realizado en el momento de la excavación. Al igual que todos los humanos en toda Europa en ese momento, el Hombre de Cheddar era intolerante a la lactosa y no podía digerir la leche como adulto.



En la época en la que vivía, Gran Bretaña estaba unida a la Europa continental y el paisaje se estaba volviendo densamente boscoso. Probablemente, se dedicaba a cazar ciervos y uros (unos grandes bovinos), a pescar peces de agua dulce y a recolectar semillas y nueces. «Vivía una vida bastante compleja», dice Booth. Aunque junto a su esqueleto no aparecieron restos animales ni culturales, otros sitios del Mesolítico ofrecen pistas sobre la dieta y el tipo de vida de sus coetáneos. En Star Carr, un asentamiento mesolítico en el norte de Yorkshire unos 1.000 años más antiguo, los arqueólogos ha descubierto cráneos de ciervo rojo (que pueden haber sido usados como «tocados» o una especie de ornamentos para la cabeza), piedras semipreciosas que incluyen ámbar, hematita y pirita y un colgante de pizarra esculpido conocido como el arte mesolítico más antiguo de Gran Bretaña. Aunque es imposible decirlo con certeza, tipos similares de objetos podrían haber sido familiares para el Hombre de Cheddar.

Una rara sepultura

La mayoría de los restos humanos mesolíticos que datan de ese período fueron descubiertos en cuevas. Cerca del lugar donde se encontró al hombre de Cheddar hay otra cueva conocida como Aveline's Hole, uno de los cementerios mesolíticos más grandes de Gran Bretaña. Allí aparecieron los restos de unas 50 personas, todas depositadas en un corto período de 100 a 200 años. Pero el caso del hombre de Cheddar es bastante inusual porque estaba solo. «No está claro si había sido enterrado o simplemente cubierto de sedimentos a lo largo del tiempo por depósitos minerales naturales en la cueva -apunta Booth-, así que podría haber sido especial, o podría haberse acurrucado y muerto allí». De acuerdo con varios relatos victorianos, una gran cantidad de huesos, dientes de animales extintos, cuchillos de sílex e instrumentos de hueso fueron, desgraciadamente, extraídos del sitio y descartados. Algunos pueden haber pertenecido a ocupaciones anteriores de la cueva, pero es posible que otros hubieran ofrecido pistas adicionales sobre la vida del hombre de Cheddar.

ADN antiguo

Obtener ADN antiguo no es fácil. En cuanto un organismo muere, comienza a descomponerse. Los científicos necesitan un hueso denso donde el ADN haya podido protegerse lo más posible. En este caso, utilizaron el peñasco, un hueso del oído interno, que es el más denso del cuerpo humano. Además, las condiciones de la cueva, con una temperatura fresca y constante y con capas de depósitos minerales naturales, ayudaron a la preservación. Después de extraer el ADN, el equipo definió millones de fragmentos distribuidos aleatoriamente en el genoma para crear una «biblioteca» genética del hombre de Cheddar y poder realizar su retrato en 3D, realizado por especialistas en reconstrucciones paleontológicas.


Los científicos recuerdan que los británicos actuales comparten aproximadamente el 10% de su ascendencia genética con la población europea a la que pertenecía el hombre de Cheddar, pero no son descendientes directos. La población mesolítica a la que pertenecía este individuo fue reemplazada en su mayoría por los agricultores que emigraron a Gran Bretaña más tarde. Sin embargo, este hallazgo, como otros muchos, nos sirve para recordar la irracionalidad y el desvarío inmenso que es el racismo.



Fuente: Judith de Jorge | ABC, 7 de febrero de 2018