Demuestran que los neandertales capturaban también águilas reales para elaborar posibles adornos


Foto: Stewart finlayson

El águila real ha sido cazada y venerada por las culturas humanas durante miles de años. Sin embargo, esto pudo no haber sido una práctica exclusiva del Homo sapiens: los neandertales también pudieron haber capturado a estas impresionantes aves de presa hace unos 130.000 años, según una nueva investigación. Es más, los humanos modernos es posible que hubieran aprendido las técnicas de captura de águilas de sus primos neandertales.

Con sus luminosas plumas de color caoba y su enorme envergadura de 2,2 metros, el águila real (Aquila chrysaetos) se la ha solido asociar con deidades solares en las religiones de todo el mundo, desde las mitologías romanas y griegas hasta los sistemas de creencias tradicionales de los nativos americanos.
Un equipo de antropólogos quiso averiguar si los neandertales formaban parte de esa herencia. En este sentido, hallaron huesos y garras de águilas en docenas de yacimientos en Europa central y occidental ocupados tanto por los neandertales como por los humanos modernos, y se dispusieron a revisar las investigaciones asociadas con 154 yacimientos neandertales para comprobar si el águila real se destacaba de alguna manera.
Aunque los restos de palomas y cuervos eran las aves más numerosas, los restos de águilas reales también estaban presentes en 26 sitios. Según informan los investigadores en Quaternary Science Review, las marcas de cortes a lo largo de los huesos de las alas (donde las águilas tienen poca carne) sugieren que los neandertales extrajeron las plumas con sumo cuidado. Los cortes adicionales en los huesos de las patas de las aves indican que sus garras también estaban delicadamente separadas del resto de sus cuerpos.

No se ha descubierto ningún ornamento neandertal derivado del águila real, pero en 2015 un equipo de antropólogos informó haber encontrado garras de otro tipo de águila, el águila de cola blanca, con las que se había formado un collar de origen neandertal (derecha).

En consecuencia, debido a que los neandertales aparentemente capturaban y diseñaban adornos de grandes rapaces en Eurasia, miles de años antes de que los humanos modernos emigraran a este continente desde África, los autores sugieren que nuestros ancestros muy posiblemente pudieron haber aprendido tales prácticas al observar a sus vecinos neandertales.

Fuente: sciencemag.org | 26 de abril de 2019

El canibalismo era rentable para 'Homo antecessor'

Los científicos Jesús Rodríguez Mendez, Ana Mateos Cachorro y Guillermo Zorrilla Revilla, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), en Burgos, acaban de publicar un trabajo en la revista Journal of Human Evolution en el que analizan el comportamiento caníbal de las poblaciones de Atapuerca de hace un millón de años, cuyos resultados ponen de manifiesto que la antropofagia era una estrategia rentable para Homo antecessor.

Numerosísimos estudios han demostrado que todos los animales adaptan sus estrategias de alimentación para optimizar el balance coste-beneficio, y partiendo de este principio los investigadores del CENIEH han estudiado el comportamiento caníbal de Homo antecessor, reexaminado los datos aportados por otros estudios previos.

No solo han estimado la cantidad de alimento que podría obtenerse de cada uno de los animales consumidos por Homo antecessor (el beneficio) y el esfuerzo que habría supuesto obtener y procesar cada uno de esos animales (el coste), sino que además han calculado el coste y el beneficio de consumir otros humanos en comparación con los de otras presas.

“Nuestros análisis muestran que 'Homo antecessor', como cualquier predador, seleccionaba sus presas siguiendo el principio de optimizar el balance coste-beneficio, Y además también muestran que, considerando sólo ese balance, los humanos eran una presa de ‘alto rango’. Esto quiere decir que, en comparación con otras presas, de los humanos se podía obtener una gran cantidad de alimento a un bajo coste”, explica Jesús Rodríguez (izquierda).

Uno de los resultados más sorprendentes de este estudio ha sido que los humanos fueron consumidos en una proporción mucho mayor de lo esperable en función de su abundancia respecto a otros animales. Esto podría explicarse por una alta tasa de encuentro entre humanos.

Y es que, como explica Ana Mateos (derecha), “Para 'Homo antecessor' era más fácil encontrarse con un humano que con otro animal. Una de las posibles explicaciones de esa alta tasa de encuentro entre humanos es que los cadáveres canibalizados fueran de miembros del grupo muertos por diferentes causas”.

Ecología del comportamiento

Este artículo titulado 'Does optimal foraging theory explain the behavior of the oldest human cannibals?', se ha realizado desde un novedoso punto de vista: el de la Ecología del comportamiento humano (HBE, Human Behavioural Ecology, por sus siglas en inglés).

La HBE trata de explicar el comportamiento de los animales aplicando el principio de que las acciones de cualquier individuo buscan como fin último garantizar su supervivencia y la de su descendencia, lo que se traduce en la búsqueda del mayor beneficio posible al menor coste.

Restos canibalizados de Homo antecessor - IPHES

Fuente: dicyt.com | 6 de mayo de 2019

Los humanos evolucionaron a partir de simios que se adaptaron a vivir en el suelo

Una nueva investigación sugiere que cuando los simios africanos descendieron de los árboles, los humanos evolucionaron de un antepasado que ya había comenzado a adaptarse a la vida en el suelo y avanzaba hacia el bipedalismo. Foto por Efraimstochter / Pixabay

Los simios africanos se adaptaron a vivir en el suelo, según un hallazgo que indica que los humanos evolucionaron a partir de un ancestro que no se limitaba vivir en los árboles u otros hábitats elevados. El análisis añade un nuevo capítulo a la evolución humana, y arroja luz adicional sobre el proceso que precedió al bipedalismo.
"Nuestra forma única de locomoción humana evolucionó a partir de un antepasado que se movía de manera similar a los simios africanos vivos: chimpancés, bonobos y gorilas", explica Thomas Prang (izquierda), un candidato a Doctor en el Departamento de Antropología de la Universidad de Nueva York y autor del estudio, el cual aparece publicado en la revista eLife.
"En otras palabras, el ancestro común que compartimos con chimpancés y bonobos fue un simio africano que probablemente había adquirido determinadas adaptaciones para vivir en el suelo de alguna forma y de modo frecuente".

El modo en que los humanos caminan, el bipedalismo, es única entre todos los mamíferos vivos, un atributo que es resultado de innumerables cambios a lo largo del tiempo.
"El cuerpo humano se ha visto drásticamente modificado por los procesos evolutivos en los últimos millones de años de tal forma que nos han hecho mejores caminantes y corredores", señala Prang.
Gran parte de este cambio es evidente en el pie humano, el cual ha evolucionado hasta convertirse en un órgano propulsor, con un dedo gordo incapaz de asir como un mono y con un arco plantar similar a un resorte que ahorra energía y se extiende de adelante hacia atrás.
Estos rasgos plantean una pregunta largamente estudiada, pero no contestada de forma concluyente:

¿De qué tipo de antepasado evolucionó el pie humano?


A la izquierda, esqueleto de un 'Ardipithecus ramidus' hallado en Etiopía. A la derecha, una reproducción del mismo.

En el trabajo publicado en eLife, Prang se centra en la especie fósil Ardipithecus ramidus ('Ardi'), un ancestro humano de hace 4,4 millones de años hallado en Etiopía y que es un millón de años más antiguo que el conocido fósil 'Lucy' (un Australopithecus afarensis). Los huesos de Ardi fueron dados a conocer por primera vez en 2009 y han sido objeto de debate desde entonces.

En su investigación, Prang determinó las proporciones de longitud relativa de múltiples huesos del pie de Ardi para evaluar la relación entre el movimiento (locomoción) de la especie y sus características esqueléticas (morfológicas). Además, con base a los fósiles de Ardi, utilizó métodos estadísticos para reconstruir o estimar el aspecto de este antepasado común de los humanos y los chimpancés.

En consecuecia con ello encontró que los monos africanos muestran claras señales de estar adaptados a la vida en el suelo. Los resultados también revelan que el pie de Ardi y su morfología es muy similar a las especies de simios africanos.

Árbol evolutivo que representa las relaciones entre los monos vivos, Ardi y los humanos modernos. Cada rama en el árbol representa una especie y sus intersecciones representan sus ancestros comunes. Los puntos representan cambios evolutivos hipotéticos asociados con la evolución de las adaptaciones de la vida en el suelo con el ancestro común de los monos y humanos africanos, así como la evolución del bipedalismo, que se apoya en el análisis. Fotografía: Thomas Prang, Departamento de Antropología de la Universidad de Nueva York.

"Por lo tanto, los humanos evolucionaron a partir de un antepasado que ostentaba adaptaciones para vivir en el suelo, tal vez no muy diferentes a las encontradas en los simios africanos", afirma Prang. "Estos hallazgos sugieren que el bipedalismo humano derivó de una forma de locomoción similar a la de los simios africanos vivos, lo que contrasta con la interpretación original de estos fósiles".

La interpretación original de los fósiles de pie de Ardi, publicada en 2009, sugería que su pie era más parecido a un mono que a un chimpancé o gorila. La implicación de esta interpretación es que muchas de las características compartidas por los grandes simios vivos (chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes) en su pie y en otros lugares de su cuerpo, debieron haber evolucionado independientemente en cada linaje, en un momento y lugar diferente.

"Los seres humanos son parte del mundo natural y nuestra adaptación locomotora, el bipedalismo, no puede entenderse fuera de su contexto evolutivo natural", observa Prang. "Los cambios evolutivos a gran escala no parecen ocurrir espontáneamente. En cambio, están arraigados en historias más profundas reveladas por el estudio del registro fósil".

"El estudio de Ardi muestra que la evolución de nuestra propia adaptación a la vida en el suelo, el bipedalismo, fue precedida por una adaptación cuadrúpeda a la vida en el suelo por parte de los ancestros comunes que compartimos con los simios africanos", concluye.

Fuente: Universidad de Nueva York | 30 de abril de 2019

Descubren otras tres tumbas bajo las pirámides de Giza de hace 4.400 años

Los ataúdes de madera del Periodo Tardío muestran jeroglíficos inscritos en sus tapas, junto a máscaras funerarias de madera y arcilla. / Foto: AP

A unos kilómetros al sur de las pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos, una misión arqueológica egipcia ha descubierto al menos tres tumbas nuevas en el desierto de Giza, en una de las tumbas se encuentran dos sacerdotes que datan de hace más de 4.400 años.
En el desierto de Giza, el Ministerio de Antigüedades egipcio presentó el pasado sábado las tumbas de los nuevos inquilinos de la necrópolis, Behen Wi Ka y Nuwi, dos sacerdotes de la V dinastía (2500-2350 a.C).

“Al principio pensábamos que íbamos a encontrar tumbas del Periodo Tardío (s.VII a.C.), pero encontramos una tumba del Imperio Antiguo de Egipto, de la V dinastía. Estamos hablando de una tumba de 4.400 años”, dijo a la agencia Efe el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades egipcio, Mostafa Waziri.


Waziri explicó que la misión empezó el pasado agosto y, tras remover más de 450 metros cúbicos de escombros, descubrieron tres tumbas y, para su sorpresa, una de ellas repleta de sarcófagos de madera y fragmentos en perfecto estado de conservación pertenecientes a los dos sacerdotes de la V dinastía.

Ambos fueron enterrados en la misma tumba: Behen Wi Ka ostentaba siete títulos y era el sacerdote de la purificación del faraón Kefrén, mientras que Nuwi tenía cinco títulos, entre ellos el de sacerdote de Maat, la diosa de la justicia y la verdad, de acuerdo con la mitología egipcia.


Las tres tumbas fueron mostradas a decenas de periodistas tras una rueda de prensa en la explanada de las pirámides, a la que asistió el ministro de Antigüedades de Egipto, Khaled El-Anany.
Las tumbas, separadas por pocos metros, se escondían bajo las dunas y tras puertas de piedra caliza, un indicador del poder de los sacerdotes, ya que para obtener tal material era indispensable el permiso del mismísimo faraón, aseguró Waziri.


Las puertas guardan estrechos pasillos decorados con grabados jeroglíficos y pueden verse sarcófagos de madera intactos que conservan los colores originales y que actualmente se están restaurando dentro de las mismas tumbas.

“Los sarcófagos están en perfectas condiciones porque estaban bien pintados, bien coloreados y bien decorados. Los vamos a exhibir en nuestros museos egipcios, como los de Sharm el Sheij o Hurgada”, anunció Waziri, después de la visita al yacimiento.

El conocido egiptólogo Zahi Hawas (izquierda), quien asistió a la presentación de los nuevos descubrimientos, aseguró que está “muy contento” porque las escenas de los grabados y las estatuas “también pueden fechar esta tumba a la dinastía XXVI” (664-525 a.C), última antes de la conquista persa.

“Detrás de la Gran Esfinge encontramos grandes tumbas de sacerdotes de Kefrén y, esas personas de las que hemos descubierto sus tumbas, están conectadas a los sacerdotes de la dinastía XXVI de detrás de la Esfinge”, argumentó Hawas.


“Este descubrimiento es muy importante porque promueve el turismo a Egipto. El ministro fue capaz de traer las herramientas para (fomentar) el turismo. Y las herramientas para promover el turismo son descubrimientos arqueológicos”, explicó Hawas ante los medios.


El arqueólogo advirtió de que "Este descubrimiento demuestra que hasta ahora se ha encontrado solo el 30 % de los monumentos del Antiguo Egipto y todavía el 70 % está enterrado bajo la arena".

“El Egipto moderno está construido encima del Antiguo Egipto. Puedes excavar en el patio de tu casa y encontrar algo. Esto es lo que hace a Egipto único”, finalizó.


Fuentes: almomento.mx | elcomercio.pe | 4 de mayo de 2019

El rey bíblico Balak podría ser histórico

Estela de Mesha. El recuadro blanco marca la línea 31 objeto de interpretación (réplica de yeso del original en el Museo del Louvre).

El rey bíblico Balak (o Balac) podría ser una figura histórica. Un estudio de la Universidad de Tel Aviv cree haber identificado el nombre del líder moabita en una nueva lectura de la Estela de Mesha, una piedra de basalto negra con una inscripción del siglo IX a.C., descubierta en 1868 en las ruinas de la ciudad bíblica de Dibon, en Moab, actual Jordania.

Un grupo de expertos liderados por el profesor Israel Finkelstein (izquierda) analizó imágenes de alta resolución de la Estela de Mesha y propuso una lectura alternativa a la aceptada hasta el momento.
Un nombre en la línea 31 de la estela, que se pensaba que decía «Casa de David», diría en realidad «Balak», el rey de Moab al que se hace referencia en la historia de Balaam recogida en Números 22-24. Esta nueva investigación podría tener consecuencias para el estudio de la Biblia y la historia antigua de Israel.
La piedra, que se encuentra actualmente en el Louvre, es una pieza histórica significativa por poseer una inscripción que cuenta la historia de la expansión territorial del rey Mesha de Moab, mencionado en la Biblia. La estela se fracturó en el siglo XIX y faltan algunas partes, pero se conserva una copia inversa de la inscripción hecha antes de que se rompiera. Su estudio ha permitido obtener información importante del período.

Copia del texto de la estela de Mesha (Derecha).

«Este estudio es importante porque nos permite entender el territorio de Judá y de Moab y sus procesos de expansión, sumado a la historia de Jerusalén en el siglo IX a.C.», explicó a Efe Finkelstein.

Estudios previos habían establecido que uno de los nombres grabados en la piedra era el de la Casa de David, dinastía real que gobernó sobre el Gran Reino de Israel.

Sin embargo, el nuevo análisis de la Universidad de Tel Aviv refuta tal interpretación y propone que el nombre en cuestión, ubicado en un fragmento poco legible en la línea 31 de la inscripción, es el del rey Balak.

Según esta propuesta, «Balak puede haber sido una figura histórica: el rey de la región al sur del río Arnon hasta que Mesha conquistó su reino».


La línea 31 analizada en el estudio

De esta manera, Balak, quien también fue rey de Moab, pero que se creía había vivido en el siglo XIII a.C., pasaría a formar parte de la historia antigua de la región y específicamente del período del que data la Estela de Mesha.

Además, Filkestein agregó que esta nueva lectura aporta cierto grado de verificación de ese tiempo y que «al descartar la lectura de la Casa de David descartamos que el reino de Judá haya conquistado al de Moab, algo que puede ser significativo para la historia antigua de Israel».
La historia antigua de Israel marca, según la Biblia, que para ese entonces los judíos estaban radicados en territorios un poco más extensos que el actual Israel, en el llamado Reino Unido de Israel.

En el siglo X a.C. se produce una partición que lo divide entre el Reino de Israel, al norte, y el Reino de Judá, al sur, hasta que estos dos territorios son conquistados: los del norte por los asirios en el siglo VIII a.C. y los del sur por los babilonios en el siglo VI a.C.

Los judíos más tarde retornarían a esa tierra gracias a un decreto de Ciro el Grande, gobernante del Imperio Persa que había conquistado esa región.

Fuente: abc.es| 3 de mayo de 2019