Una grabación a vista de dron enseña calles y casas de Pompeya nunca vista hasta ahora

La ciudad italiana de Pompeya fue enterrada por la violenta erupción del Vesubio en el año 79. Una ola de calor piroclástico -corrientes ultrarrápidas de gas caliente y materia volcánica que brotan de algunas erupciones- así como la avalancha de cenizas, rocas y gases venenosos fueron los causantes de que no hubiera supervivientes. Los fragmentos de rocas y barro del volcán también borraron del mapa a las ciudades de Oplontis, Stabiae y Herculano.

Tras la erupción, gruesas capas de ceniza cubrieron las ciudades, situadas en la base de la montaña y lentamente fueron olvidadas hasta que, de manera fortuita, Herculano fue redescubierta en 1738 y Pompeya, el centro industrial de la región, diez años después.

Desde entonces arqueólogos, arquitectos, ingenieros, historiadores y expertos en diferentes materias trabajan por sacar a la luz mosaicos, pinturas o cerámicas que quedaron enterradas en palacios, casas, termas o templos además de estudiar los cuerpos fosilizados que relatan la forma en que murió la población.


Pompeya y la costera Herculano son, sin duda, dos de los yacimientos arqueológicos más visitados del mundo. Patrimonio Unesco desde 1997 son un lugar fascinante para todo aquel que quiera conocer la vida cotidiana de la Antigüedad. Ahora, con sus puertas cerradas por la pandemia del Covid-19, el Parque Arqueológico ha publicado increíbles imágenes de drones que sobrevuelan algunas de las nuevas excavaciones que no se veían desde que el Vesubio entró en erupción.

El vídeo subido a Youtube y narrado por el Director del Parque Arqueológico de Pompeya, Massimo Osanna, recorre la nueva excavación en la parte norte de la ciudad de Pompeya donde se han descubierto nuevos tesoro de valor extraordinario.

La Casa Jardín de Pompeya

El dron desciende a lo que se ha denominado la Casa del Jardín, donde se han encontrado los restos de once víctimas de la erupción, en su mayoría mujeres y niños. Aquí se han encontrado espléndidos frescos de Venus y Adonis y un pórtico pintado.

Massimo Osanna, explica en el vídeo, que llamaron así a esta casa porque la primera habitación de grandes dimensiones que salió a la luz resultó ser un jardín, en el que pudimos excavar todos los límites del macizo de flores , y hacer moldes de las raíces de las plantas que habían sido plantadas allí». «Nuestros paleobotánicos han reunido toda la evidencia para estudiar el jardín y comprender lo que se había plantado en él, así como cómo se dispuso y, por lo tanto, será posible restaurarlo de una manera correcta».

Casa de Orión

La grabación del dron nos traslada a la Casa de Orión, que toma su nombre de los mosaicos encontrados aquí. Uno de los hallazgos mejor conservados es un mosaico, que muestra una figura mitad hombre, mitad escorpión con alas de mariposa (derecha).

Osanna asegura que aunque esta casa, que no tiene espacios particularmente grandes, si ha producido verdaderas obras maestras, como este mosaico de Orión que da nombre a la casa.

Fuente: abc.es | 27 de abril de 2020

El consumo de leche en Europa hace 7.000 años era muy desigual entre las primeras poblaciones campesinas

Cerámica procedente del yacimiento arqueológico de Verson (Francia) (Fotografía de Annabelle Cocollos, Consejo Departamental de Calvados, publicada en Germain-Vallée et al. 2015)

Los resultados de una nueva investigación revelan que el consumo de los lácteos en Europa era muy desigual entre las primeras poblaciones campesinas. Un equipo de investigación internacional, liderado por la investigadora Miriam Cubas (Universidad de York-Universidad de Oviedo), ha conseguido recuperar residuos de las actividades culinarias en las vasijas usadas por las sociedades prehistóricas de hace 7.500-5.500 años. Los resultados han sido publicados en la revista Nature Communications y entre los firmantes figura Xosé-Pedro Rodríguez, investigador del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES) y de la Universitat Rovira i Virgili (URV) (España).

El análisis químico de los restos de grasas de animales, cera de las plantas, aceites de pescado y resinas preservados en las cerámicas prehistóricas ha permitido al equipo de la Dra. Cubas explorar los distintos usos de estos recipientes por parte de las comunidades neolíticas, y particularmente su relación con las actividades agrícolas y ganaderas.

Los resultados reflejan una gran variación en el uso de las cerámicas entre estas comunidades. Entre los recursos identificados, destacan los productos lácteos cuya presencia se incrementan a lo largo de un gradiente latitudinal hacia la zona norte de Europa, la región atlántica francesa y las Islas Británicas. Este hallazgo implica que las primeras comunidades agrícolas necesitaron tiempo para adaptar sus prácticas económicas antes de expandirse a zonas más al norte.

Los autores concluyen que estas diferencias pueden estar relacionadas con las diferentes actividades ganaderas, con una mayor presencia del ganado vacuno en el norte y una ganadería centrada en las ovejas y las cabras en el sur de Europa. En la Península Ibérica, estas prácticas culinarias reflejan más una importancia de los recursos cárnicos procedentes de los animales domésticos (oveja y cabra) que se introducen en esos momentos.

Los productores prehistóricos que colonizaron áreas del norte con climas más severos pueden haber tenido una mayor necesidad de los beneficios nutricionales de la leche, incluida la vitamina D y las grasas, sugieren los autores del estudio.

Mapa de Europa atlántica que muestra las dataciones estimadas para la dispersión neolítica y las composiciones de isótopos de carbono de ácidos grasos en la cerámica neolítica temprana.
a) Se muestra la llegada más temprana estimada del Neolítico temprano y la ubicación de los sitios arqueológicos incluidos en el estudio. b) Error estándar del promedio de dataciones de llegada del Neolítico que se muestran en a). c) Se muestran estimaciones espaciales de valores de Δ 13C de ácidos grasos basados ​​en el análisis de 647 restos cerámicos individuales. Las estimaciones se limitan a las áreas donde el error estándar promedio es <0.30 ‰. Los valores más negativos respecto a Δ 13C (es decir, ≤3,3 ‰) se asocian con las grasas lácteas; aquellas situadas entre −3,3 y −1,0 ‰ son típicas de las grasas de rumiantes y los valores ≥ −1 ‰ son típicas de las grasas no rumiantes. Se muestran las desviaciones promedio y estándar de los valores de Δ 13C por región. d) Error estándar del promedio de los valores estimados de Δ 13C que se muestran en c).

Se trata de una de las comparaciones regionales más amplias que se han publicado hasta el momento sobre el uso de la cerámica durante la Prehistoria. Uno de los hallazgos más sorprendentes es la ausencia de alimentos marinos en las cerámicas documentadas, incluso, en yacimientos arqueológicos situados en zonas de costa, donde estos recursos alimenticios están claramente disponibles. Una excepción es la zona del Báltico donde tanto los recursos lácteos como los alimentos de procedencia marina fueron preparados en la cerámica.

“Nuestro estudio ofrece una amplia comparación regional sobre el uso de la cerámica durante la Prehistoria. Estos resultados contribuyen a obtener más información sobre cómo vivieron los grupos humanos durante este proceso de cambio tan trascendental que supuso la introducción de la ganadería y la agricultura”, afirmó Miriam Cubas (izquierda), autora principal del artículo.

Respecto a la ausencia de alimentos marinos, agrega: "Este sorprendente descubrimiento podría significar que muchos agricultores prehistóricos los rechazaron en favor de los lácteos, pero tal vez el pescado y los mariscos simplemente se procesaron de otras maneras".

“Las diferencias respecto a la frecuencia de aparición de los productos lácteos podrían ser importantes para la comprensión de la evolución de la tolerancia a la lactosa en los adultos en Europa. Hoy en día, las mutaciones genéticas que permiten a los adultos digerir la lactosa presente en la leche tienen una mayor presencia en la zona noroeste de Europa que en las regiones del sur”, sostiene el profesor Oliver Craig (derecha), del Departamento de Arqueología de la Universidad de York.

El equipo de investigadores procedentes de la Universidad de York, la Universidad de Oviedo, la Sociedad de Ciencias Aranzadi, la Universidad Autónoma de Barcelona, el Instituto Max Planck, la Universidad de Cantabria, INRAP, el Servicio Regional de Arqueología de Normandía, el Servicio de Arqueología del Departamento de Calvados, la Universidad de Lisboa, UNIARQ, la Universidad de Santiago de Compostela (USC), la Universidad de Rennes, el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social, la Universitat Rovira i Virgili, el Museu Arqueológico de São Miguel de Odrinhas y la Universidad de Barcelona ha analizado los residuos orgánicos conservados en las cerámicas del Neolítico antiguo procedentes de 24 yacimientos arqueológicos situados entre Portugal y el Báltico. Esta investigación permite expandir nuestro conocimiento sobre las prácticas culinarias de estas primeras sociedades agrícolas, el papel que desempeñaron los distintos alimentos y su impacto en la dieta de las primeras comunidades campesinas.

Fragmento cerámico hallado en Cova Eirós. Foto: GEPN-AAT (Universidade de Santiago de Compostela)

La colaboración con investigadores de la USC (GEPN-AAT), del IPHES y de la URV ha permitido incluir entre los recipientes analizados la cerámica cardial descubierta en Cova Eirós (Triacastela, Lugo, Galicia). El análisis de los lípidos ahí contenidos muestra que fue utilizada para el procesado de vegetales y carnes de rumiante. Este dato permite acercarnos a las costumbres alimentarias de las primeras sociedades agricultoras y ganaderas de la costa atlántica.

Fuentes: iphesnoticias.blogspot.com | eurekaalert.org | 27 de abril de 2020

Los Millares (Almería) fue la primera ‘ciudad’ de la península ibérica

Ilustración del poblado de Los Millares, la primera ciudad de la península ibérica (Autor: Iñaki Dieguez Uribeondo).


Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Granada (UGR) ha demostrado que la primera ciudad (gran asentamiento de población) de la Prehistoria de la península ibérica se estableció hace más de 5.000 años junto a los monumentos funerarios de Los Millares, uno de los sitios arqueológicos más importantes de Europa Occidental, ubicado en Santa Fe de Modújar (Almería), a escasos kilómetros de la costa mediterránea.

Esta urbe contaría con una población que se estima en unas mil personas, lo que supone un "gran concentración" poblacional en aquel momento en la Península, según indica el investigador Gonzalo Aranda Jiménez, autor principal del estudio.

Su trabajo, que publica esta semana la revista Archaeological and Anthropological Sciences, ha revelado que la necrópolis de Los Millares estuvo en uso durante casi un milenio, y que en torno a ella se estableció un poblado que alcanzó unas dimensiones, concentración poblacional y monumentalidad desconocidas hasta el momento en la península ibérica: la primera ciudad de la misma, indica la UGR en una nota.

"El hecho de ser una población notable y su carácter permanente hace que el asentamiento sea un sitio de importancia significativa en este arco del Mediterráneo, y excepcional en la península ibérica", señala el profesor Gonzalo Aranda (izquierda).

Como explica el investigador del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, la cronología es un aspecto clave en el estudio de las sociedades del pasado. “De cómo ordenemos temporalmente los eventos y acontecimientos depende nuestra capacidad de análisis y compresión de las dinámicas sociales y culturales. En arqueología disponemos de un procedimiento conocido como ‘datación por Carbono 14’, que permite calcular la fecha de muerte de cualquier organismo vivo en los últimos cincuenta mil años”.

En el año 2012, un grupo de investigadores de la Universidad de Granada inició un programa de dataciones con el objetivo de estudiar la cronología de las construcciones megalíticas de sur peninsular. Este objetivo les condujo al estudio de Los Millares, uno de los sitios arqueológicos más importantes de Europa Occidental. El yacimiento de Los Millares puede considerarse como un yacimiento arqueológico único debido a cuatro características principales: 1º su gran tamaño (con aproximadamente diecinueve hectáreas de extensión, de las cuales seis pertenecen al asentamiento y trece a la necrópolis); 2º la riqueza de los ajuares funerarios (que incluyen objetos realizados en materias primas exóticas como el ámbar, la cáscara de huevo de avestruz y el marfil); 3º la complejidad estructural del asentamiento (delimitado por cuatro recintos concéntricos interpretados como murallas y fortificaciones); 4º la presencia en el entorno del poblado de hasta trece pequeños asentamientos, también denominados “fortines”.

Puerta de Los Millares. / R. G.

A partir de la fecha de muerte de los individuos depositados en el interior de las sepulturas, los científicos de la UGR han conseguido por primera vez una serie de dataciones absolutas que permiten situar cronológicamente la construcción, uso, reutilización y abandono de la necrópolis de Los Millares. Así, los primeros enterramientos se realizaron entre el 3220−3125 a. C., aproximadamente hace unos 5.200 años, y los últimos entre el 2390−2295 a. C., hace unos 4.300 años.

“Por tanto, podemos afirmar que la necrópolis de Los Millares estuvo en uso durante casi un milenio. Además, las diferentes tumbas datadas muestra que no todas fueron construidas a la vez y que, además, fueron utilizadas con diferentes intensidades”, señala Margarita Sánchez Romero (izquierda), otra de las autoras del trabajo. Este aspecto es de enorme relevancia, dado que permite separar cronológicamente eventos rituales y funerarios que hasta este momento eran considerados como contemporáneos.

Un lugar simbólico y sagrado

Los Millares fue en inicialmente un lugar sagrado formado por una necrópolis de sepulturas megalíticas. Las primeras evidencias de asentamiento se produjeron con dos siglos de diferencia respecto a la construcción de las primeras sepulturas. La anterioridad en el uso ritual y funerario de Los Millares sugiere que la localización del asentamiento podría haber estado determinada por el significado simbólico y sagrado del sitio.

El poblado de Los Millares, su extensión y complejidad constructiva podrían explicarse como resultado de un proceso de concentración de diferentes grupos sociales atraídos por el carácter sagrado y por la especial significación del sitio. La fundación del poblado de los Millares junto a la necrópolis se realizó en un corto intervalo temporal, de forma que hace unos 5.000 años, el poblado alcanzó unas dimensiones, concentración poblacional y monumentalidad desconocidas hasta el momento en la península ibérica. Además, se desarrollaron innovaciones de enorme transcendencia cultural como la aparición los primeros objetos realizados en metal como punzones, puñales, escoplos, sierras o puntas de flecha en metal.

Entrada a un tholos funerario en Los Millares


Será a mediados del tercer milenio a. C., hace unos 4.500 años, cuando nuevos cambios transformaron el sitio de los Millares. Según las dataciones radiocarbónicas, la mayor parte de poblado fue abandonado en estos momentos, y solo el recinto interior también denominado como ciudadela permaneció ocupado. Es en estos momentos cuando los pequeños asentamientos o “fortines” fueron construidos y habitados. El abandono tanto de la necrópolis, de la ciudadela como de los “fortines” se produciría hace unos 4100 años, coincidiendo con los cambios culturales que dieron origen al desarrollo de la Cultura de El Argar, señalan los autores.

Reproducción de algunas de las viviendas encontradas en Los Millares.

Un cambio trascendental

Según explica Aranda, la transformación fue evidente en cuestiones como el lugar elegido para los asentamientos. "Se abandonan los poblados en llano y se va a lugares en alto, las casas dejan de ser cabañas y las estructuras en las que se reside apenas dejan sitio para callejas o espacios de tránsito. Los rituales funerarios también cambian. De enterramientos colectivos se pasa a inhumaciones individuales en el interior de las casas. También coincide con un proceso de aridificación del entorno y la intensificación de prácticas agrícolas, sobre todo con el cultivo de cereales".

Marfil africano y asiático

En Los Millares se han encontrado restos de ambar, huevo de avestruz y marfil. Gonzalo Aranda destaca que estos elementos son exóticos. Procedían de otros lugares, lo que da indicios de intercambios entre distintas poblaciones. En concreto, se da por cierto que el marfil procedía de África y Asia. Sin embargo, se desconoce por ahora qué se intercambiaba por esos elementos que han aparecido en Almería.

Fuente: granadahoy.com | 29 de abril de 2020

Arqueólogos de Israel encuentran un patrón geométrico oculto en Göbekli Tepe (Turquía), el “Templo más antiguo del mundo”

Restos encontrados en el yacimiento de Göbekli Tepe (Turquía)

Los enigmáticos monolitos construidos hace unos 11.500 años en Göbekli Tepe han estado desconcertando a los arqueólogos y desafiando ideas preconcebidas sobre la cultura prehistórica desde su descubrimiento en la década de 1990. Principalmente, ¿cómo pudieron los cazadores-recolectores con una estructura social supuestamente primitiva construir tales círculos monumentales de piedra en esta estéril cima de colina en lo que hoy es el sudeste de Turquía? ¿Cómo pudo una sociedad mayoritariamente nómada, en los albores de la agricultura, reunir los recursos y los conocimientos técnicos para crear lo que sus descubridores han denominado el templo más antiguo conocido del mundo?

En todo caso, un descubrimiento de los arqueólogos israelíes sugiere que el proyecto de construcción de Göbekli Tepe era aún más complejo de lo que se pensaba, y requería una cantidad de planificación y recursos que se pensaba que eran imposibles para aquellos tiempos. Su estudio de los tres recintos de piedra más antiguos de Göbekli Tepe ha revelado un patrón geométrico oculto, específicamente un triángulo equilátero, que subyace a todo el plan arquitectónico de estas estructuras.

Esto implica que, en contraste con la suposición predominante entre los investigadores de Göbekli hasta ahora, estos tres círculos fueron planeados como una sola unidad y posiblemente construidos al mismo tiempo, dicen los arqueólogos Gil Haklay (izquierda) y Avi Gopher (derecha), de la Universidad de Tel Aviv.

Así, miles de años antes de la invención de la escritura o la rueda, los constructores de Göbekli Tepe evidentemente tenían cierta comprensión de los principios geométricos y podían aplicarlos a sus planes de construcción, concluye el estudio publicado en enero en el Cambridge Archaeological Journal.

“El descubrimiento inicial del sitio fue una gran sorpresa y ahora estamos demostrando que su construcción fue aún más compleja de lo que pensábamos”, dice Haklay,, arqueólogo de la Autoridad de Antigüedades de Israel y candidato al doctorado en la Universidad de Tel Aviv.

Los arqueólogos han hallado un pilar a medio tallar en una de las colinas cercanas a Göbekli Tepe, visible al fondo. Foto: Vincent J. Mus.

La primera fase de la construcción de Göbekli Tepe, o “colina de los panzones” en turco, se ha datado entre 12.000 y 11.000 años atrás. Esta es la primera parte del Neolítico, también conocida como Neolítico Pre-Cerámica A (o PPNA), alrededor de la época en que los habitantes del Levante septentrional comenzaron a domesticar plantas y animales, iniciando la Revolución Agrícola.
Los constructores del sitio erigieron varios círculos concéntricos de piedra, colocando en los muros enormes pilares en forma de T que alcanzaban casi seis metros de altura, muchos de los cuales estaban decorados con relieves de animales y otros motivos. Estos círculos parecen haber sido construidos alrededor de pares de pilares colocados aproximadamente en su centro.

Hasta ahora sólo se han excavado cuatro círculos de la PPNA, llamados recintos A, B, C y D, pero los estudios han mostrado que hay al menos 15 círculos más esparcidos por la colina, así como media docena de otros sitios similares sin explorar en el sudeste de Turquía.

Plano esquemático del área de excavación principal de Göbekli Tepe (más el Recinto E) (Plan: K. Schmidt y J. Notroff, DAI).

Un patrón inesperado

El nuevo estudio se centró en los recintos B, C y D, que se sabe que son ligeramente más antiguos que el A. Partiendo de la suposición de que un proyecto de construcción tan masivo habría superado las capacidades de los pequeños grupos no sedentarios que suelen componer las sociedades de cazadores-recolectores, la mayoría de los estudiosos han supuesto que todos los círculos de Göbekli Tepe tuvieron que ser construidos gradualmente durante un largo período de tiempo.
“Se especula mucho con que las estructuras se construyeron sucesivamente, posiblemente por diferentes grupos de personas, y que una fue tapada mientras se construía la siguiente. Pero no hay evidencia de que no sean contemporáneas”, dice Haklay a Haaretz.

Haklay, que anteriormente trabajaba como arquitecto, aplicó un método llamado análisis formal arquitectónico, que se utiliza para trazar los principios de planificación y los métodos utilizados en el diseño de las estructuras existentes.

Usando un algoritmo, identificó los puntos centrales de los tres círculos irregulares de piedra. No es de sorprender que esos puntos cayeran aproximadamente a mitad de camino entre el par de pilares centrales de cada recinto. Lo que fue sorprendente, sin embargo, fue que esos tres puntos se podían unir para formar un triángulo equilátero casi perfecto. Específicamente, los vértices están a unos 25 centímetros de distancia de formar un triángulo perfecto con lados que miden 19.25 metros cada uno.


Análisis arquitectónico de geometría oculta en Gobekli Tepe. Dibujo superpuesto sobre un plano esquemático de Gobekli Tepe por K. Schmidt y J. Notroff. DAI

“Ciertamente no esperaba esto”, recuerda Haklay. Los recintos tienen todos diferentes tamaños y formas, así que las probabilidades de que estos puntos centrales formen un triángulo equilátero por casualidad son muy bajas”.

El hallazgo confirma las investigaciones anteriores de Haklay y Gopher en otros sitios que muestran que los arquitectos del Neolítico o incluso del Paleolítico tardío no construyeron refugios y casas al azar, sino que tuvieron la capacidad de aplicar principios geométricos rudimentarios y crear unidades de medida estándar.

En Göbekli Tepe, el descubrimiento del patrón es la evidencia de un complejo diseño abstracto que no podía realizarse sin crear primero un plano a escala, dice Haklay. En una época en la que la invención de la escritura estaba a milenios de distancia, esto podía lograrse, por ejemplo, utilizando cañas de igual longitud para crear un plano rudimentario en el suelo, sugiere.

“Cada recinto pasó posteriormente por una larga historia de construcción con múltiples modificaciones, pero al menos en una fase inicial comenzaron como un único proyecto”, concluye el arqueólogo. “La implicación es que un solo proyecto en Göbekli Tepe era tres veces más grande de lo que se pensaba y requería tres veces más mano de obra, un nivel sin precedentes en las sociedades de cazadores-recolectores”.


¿Lagarto y jabalí? Tallas zoomorfas enigmáticas en Gobekli Tepe AlicanA / Shutterstock.com

De repente, la estratificación social

"La construcción habría requerido cientos o tal vez miles de trabajadores y podría ser llevada a marcar el nacimiento de una sociedad más estratificada, con un nivel de sofisticación que antes sólo se veía en grupos de agricultores sedentarios posteriores", dice Gopher, profesor de arqueología de la Universidad de Tel Aviv y asesor del doctorado de Haklay.

“Aquí es donde comienza: el instinto de compartir de las sociedades de cazadores-recolectores se reduce y la desigualdad crece; alguien dirige el espectáculo, no sé si son chamanes o líderes políticos, pero esta es una sociedad que tiene un arquitecto y alguien que inicia un proyecto como este y tiene el poder de hacerlo realidad”, dice Gopher.

El nuevo estudio es “una asombrosa contribución a la comprensión” de este enigmático sitio, dice Anna Belfer-Cohen (izquierda), profesora de arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalem y experta en prehistoria tardía. Sin embargo, dado que hay muchos círculos de piedra en Göbekli Tepe y otros sitios cercanos que aún no han sido excavados, "no sabemos si las mismas conclusiones pueden aplicarse a todos estos recintos, advierte Belfer-Cohen", que no participó en el estudio.

“Estos tres recintos pueden haber sido construidos juntos, pero eso no significa que los otros no hayan sido construidos como unidades individuales, tal vez por grupos diferentes”, dice. “Sólo hemos descubierto la punta del iceberg de este fenómeno, pero es muy probable que haya habido muchos grupos diferentes que consideraban toda esta área sagrada y que convergieron en ella para erigir los recintos, en lugar de un solo grupo que se volvió loco y sólo construyó estos complejos día y noche”.


Foto: El Museo de Israel exhibe máscaras de piedra con más de 9.000 años de antigüedad, las más antiguas conocidas hasta la fecha.

El nuevo orden mundial

Cómo y por qué los cazadores-recolectores neolíticos movilizarían los enormes recursos necesarios para construir Göbekli Tepe y otros sitios como éste es objeto de mucha especulación. Mientras que algunos investigadores han interpretado las estructuras como espacios residenciales, la mayoría de los arqueólogos ven poca evidencia de esto y consideran la monumentalidad del complejo y la riqueza de su iconografía como evidencia de un propósito ritual.

Los enormes pilares en forma de T y los relieves en ellos, tanto animales como humanos, han sido interpretados como tótems: tal vez representaciones de espíritus protectores, posiblemente de antepasados fallecidos hace mucho tiempo, algunos de los cuales se creía que adoptaban forma animal. La idea de que las imágenes zoomórficas y antropomórficas puedan representar a los venerados muertos se vio reforzada por el reciente descubrimiento de fragmentos de cráneos modificados enterrados en el sitio, que muchos investigadores consideran que son evidencia de cultos a los antepasados (de manera similar a la interpretación de las máscaras de piedra encontradas en el propio Göbleki Tepe y en todo ... desde hace unos 9.000 años).

La identificación del patrón geométrico oculto refuerza la interpretación de Göbekli Tepe como un sitio de culto, dicen Haklay y Gopher. El lado sur del triángulo atraviesa los pilares centrales de piedra de los recintos B y C, creando una base para el polígono. El eje perpendicular a esta línea atraviesa todo el sitio y termina en el centro del recinto D, que puede ser interpretado como la cima de la pirámide.

En un cuenco de caliza hallado en Nevalı Çori, un asentamiento fundado mil años después que Göbekli Tepe, dos figuras bailan con un animal. Los animales, tal vez guías espirituales, eran símbolos importantes en la época en que el hombre empezó a domesticar ovejas y cabras. Foto: Vincent J. Musi.

Esto sugiere que los constructores entendieron y quisieron representar la idea de una jerarquía, tal vez con la intención de cristalizar el nuevo orden de una sociedad menos igualitaria y más estratificada, sostienen Haklay y Gopher.

La estratificación no se limitaba a las relaciones humanas: sugiere un cambio en la percepción de la relación entre los humanos y la naturaleza, sugieren los arqueólogos. Eso se debe a lo que se encuentra en la parte superior del triángulo, en el centro del recinto D.

Mientras que los característicos pilares en forma de T del sitio han sido interpretados como figuras humanas estilizadas, los monolitos centrales del recinto D son los únicos claramente antropomórficos, con relieves de manos, un cinturón y posiblemente un taparrabos. Colocar estas representaciones humanas en la parte superior de este triángulo habría sido un poderoso mensaje, y representaba una desviación ideológica de los cánones centrados en los animales del arte paleolítico.


Representaciones antropomórficas de Göbekli Tepe. (A) estatua humana intencionalmente decapitado (altura, 60 cm). Crédito: Nico Becker, Gobekli Tepe Archivo, la DAI. (B) Portador que tiene una cabeza humana en sus manos (altura, 26 cm). Crédito: Dieter Johannes, Gobekli Tepe Archivo, la DAI. (C) Pilar 43 (edificio D) con bajo relieve de un individuo sin cabeza itifálico, con un brazo elevado (parte inferior derecha). Crédito: Klaus Schmidt, Gobekli Tepe Archivo, la DAI.

“En el arte paleolítico los humanos son raros, y esto es cierto aquí también, pero se empieza a ver el cambio, el comienzo de una visión antropocéntrica del mundo en la que los animales y las plantas ya no son iguales a los humanos, sino que están subordinados a ellos”, dice Gopher a Haaretz.

En otras palabras, Göbekli Tepe puede haber sido diseñado, consciente o inconscientemente, para representar y tal vez explicar la creciente capacidad de la humanidad para manipular su medio ambiente, lo que, en los próximos siglos, llevaría a los primeros cultivos domesticados en esta misma región, dicen los investigadores.

“El fin del estilo de vida de los cazadores-recolectores es más una transformación ideológica que económica o tecnológica”, sostiene Gopher. “Los cazadores-recolectores no pueden domesticar nada, va en contra de su visión del mundo, que se basa en la igualdad y la confianza. Una vez que esa ideología cambia, toda la estructura de la sociedad se transforma y nace un nuevo mundo”.


Los refinados bajorrelieves con buitres, escorpiones y otras criaturas hallados en los pilares en forma de T debieron de ser obra de hábiles artesanos, una evidencia de que los cazadores-recolectores estaban evolucionando hacia estructuras sociales más complejas. Foto: Vincent J. Musi.

Fuente: israelnoticias.com | 29 de abril de 2020

Revelan la existencia de un puerto fenicio-púnico y romano situado en el antiguo archipiélago de Cádiz

Expertos de la Universidad de Cádiz, coordinados por el catedrático del área de Arqueología, Darío Bernal-Casasola, y los investigadores José Juan Díaz y Macarena Lara, del departamento de Historia, Geografía y Filosofía, han llevado a cabo diversos trabajos en el edificio Valcárcel, centro del antiguo paleocanal Bahía-Caleta, situado entre las islas Erytheia y Cotinusa en el antiguo archipiélago de Cádiz, que han permitido identificar los restos de un puerto fenicio-púnico y romano.

Este hallazgo, publicado en la prestigiosa revista Journal of Maritime Archaeology, muestra que esta zona era un refugio semiprotegido, que cuenta a día de hoy con abundantes restos cerámicos y arqueobotánicos. El acceso a este puerto tenía al menos 200 metros de ancho hacia el oeste, y la profundidad del agua disponible era inigualable en un contexto tan urbanizado, lo que no representaba ninguna limitación para el calado de los barcos (a más de 20 metros de profundidad). “La notable profundidad del puerto prerromano y romano, que supera ampliamente los calados de los mayores barcos que navegaban en la antigüedad, podría haber sido un problema para el fondeo (o anclaje), por lo que creemos que se podrían haber utilizado métodos alternativos para asegurar los barcos como el amarre, el atraque y la varada. El paleocanal todavía tenía más de 20 metros de profundidad en los primeros siglos de nuestra era, lo que revela que las dificultades para anclar todavía existían durante ese período”, como explican los investigadores en esta publicación científica.

Fotografía facilitada por la Universidad de Cádiz que recrea cómo era el archipiélago formado por dos islas (Erytheia y Cotinussa) separadas por un canal que tenía una intensa actividad. EFE

Estos estudios ponen de relieve el profundo compromiso de la Universidad de Cádiz con el estudio y conservación del patrimonio histórico y monumental y demuestran que no existe obstáculo arqueológico para la realización del proyecto de Valcárcel como futura sede de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Cádiz.

Además de ello, el relleno de este puerto, especialmente entre 20 y 40 metros, representa un archivo sedimentario de gran importancia para rastrear los primeros pasos de Cádiz desde su origen hasta el primer milenio de nuestra era. La abundancia de artefactos y biofactos muestra que este paleocanal fue un espacio “excepcional” que registró la historia de Cádiz. De hecho, se han identificado más de un centenar de fragmentos cerámicos correspondientes al período en que el canal estuvo activo y fue utilizado como puerto para actividades marítimas y comerciales, "una franja temporal que abarca desde la colonización fenicia arcaica y los primeros períodos imperiales romanos”.

Este importante descubrimiento ha sido posible gracias a dos estrategias metodológicas puestas en práctica e interrelacionadas: las excavaciones arqueológicas realizadas en la zona central del canal; y la perforación de sondeos geotécnicos profundos, una estrategia que ha sido muy eficaz en Cádiz hasta la fecha.


La importancia de la profundidad de este antiguo canal

Además de todo lo expuesto, hay que prestar especial atención a la notable profundidad de este paleocanal. “Su formación se debe a factores naturales y geológicos, y no a medios antrópicos (creados por el hombre). No se conoce la existencia de estudios geofísicos detallados realizados para determinar la profundidad máxima del canal, pero éstos deberán desarrollarse a la luz de estos nuevos hallazgos”, como defienden los investigadores de la UCA.

Asimismo, será necesario reevaluar la génesis geológica del mismo, ya que la profundidad de éste no descarta la tradicional creencia de que este antiguo canal natural fuese un paleocanal del río Guadalete, desechando con ello discusiones anteriores que aseguraban que dicho paleocanal tenía poca profundidad.

"Los trabajos desarrollados en Valcárcel, plantean otras dudas y son el punto de partida para futuros estudios que analicen, por ejemplo, la ausencia de depósitos fluviales en esta zona. Esta nueva evidencia demuestra cómo el interés de los hallazgos del Edificio Valcárcel no sólo conecta con la investigación histórico-arqueológica, sino también con la investigación geológica realizada en la Bahía de Cádiz”.

De hecho, se está llevando a cabo un estudio geoarqueológico detallado con el fin de obtener una cronología de los depósitos existentes y reconstruir las modificaciones paleogeomorfológicas (movilidad costera), pero también los cambios climáticos y los fenómenos extremos (tormentas, tsunamis, etc.) que se han dado en esta zona. La combinación de todos estos análisis proporcionará un nuevo conjunto de datos para reconstruir la paleodinámica del canal, el origen de la sedimentación teniendo en cuenta los factores humanos y naturales que afectan a este paisaje costero. Estos estudios serán realizados por especialistas de las universidades de Estrasburgo y Cádiz, junto con la colaboración de otras instituciones.

Ante todo, “debemos ser cautelosos, de manera similar a todas las investigaciones realizadas en las Ciencias Humanas y Experimentales; sin embargo, parece que estas investigaciones inician un cambio de paradigma en relación con la paleotopografía del antiguo archipiélago de Cádiz”, como concluyen los investigadores de la Universidad de Cádiz.

Fuente: Universidad de Cádiz| 23 de abril de 2020