Hallan en Israel nuevos restos de los Rollos del Mar Muerto, una gran cesta neolítica y el esqueleto de un niño de hace 6.000 años

La Autoridad de Antigüedades de Israel muestra fragmentos de Rollos del Mar Muerto recién descubiertos en el laboratorio de conservación de los mismos en Jerusalén.

Los arqueólogos israelíes han anunciado el descubrimiento de docenas de nuevos fragmentos pertenecientes a los denominados Rollos del Mar Muerto, los cuales llevan textos bíblicos y fueron hallados en cuevas del desierto en las que se cree fueron escondidos durante una revuelta judía contra Roma hace casi 1.900 años.

Los fragmentos de pergamino tienen líneas de texto en griego sobre los libros de Zacarías y Nahum y se han datado alrededor del siglo I según el estilo de escritura, informa la Autoridad de Antigüedades de Israel. Son los primeros restos nuevos encontrados en excavaciones arqueológicas en el desierto al sur de Jerusalén en 60 años.

La conservadora de la Autoridad de Antigüedades de Israel, Tanya Bitler, muestra fragmentos de Rollos del Mar Muerto recién descubiertos.

Los Rollos del Mar Muerto son una colección de textos judíos encontrados en cuevas del desierto de Cisjordania, cerca de Qumrán, en las décadas de 1940 y 1950, y datan desde siglo III a. C. hasta el siglo I d. C. Los mismos incluyen las primeras copias conocidas de textos y documentos bíblicos que describen la creencias de una secta judía que ha sido poco comprendida.

Se cree que las aproximadamente 80 piezas nuevas pertenecen a un conjunto de fragmentos de pergamino encontrados en un sitio del sur de Israel conocido como la "Cueva del Horror", llamada así por los 40 esqueletos humanos que se encontraron allí durante las excavaciones en la década de 1960, y que también contienen una interpretación en griego de los Doce Profetas Menores, un libro de la Biblia hebrea. La cueva está ubicada en un cañón remoto a unos 40 kilómetros al sur de Jerusalén.

Oren Ableman, investigador de pergaminos del Mar Muerto de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA), que examinó fragmentos de pergaminos con la ayuda de equipos de imágenes avanzados señala un pequeño fragmento de pergamino en el laboratorio de la IAA en Jerusalén. Fotografía: AFP.

Los textos fueron encontrados durante una operación en Israel y la Cisjordania ocupada realizada por la Autoridad de Antigüedades de Israel con el fin de encontrar pergaminos y otros artefactos y evitar un posible saqueo. Israel capturó Cisjordania en la guerra de 1967 y el derecho internacional prohíbe la remoción de bienes culturales del territorio ocupado.

Se estima que los fragmentos fueron parte de un pergamino escondido en la cueva durante la revuelta de Bar Kojba, un levantamiento judío armado contra Roma durante el reinado del emperador Adriano, entre los años 132 y 136. Monedas acuñadas por los rebeldes y puntas de flecha encontradas en otras cuevas de la región también provienen de ese período.

"Hemos encontrado una diferencia textual que no tiene paralelo con ningún otro manuscrito, ni en hebreo ni en griego", dijo Oren Ableman (izquierda), investigador de los Rollos del Mar Muerto y miembro de la Autoridad de Antigüedades de Israel. En este sentido, se refirió a las ligeras variaciones que se constatan en la traducción griega del original hebreo en comparación con la Septuaginta, una traducción de la Biblia hebrea al griego hecha en Egipto en los siglos III y II a. C.

"Cuando pensamos en el texto bíblico, pensamos en algo muy estático. Y no fue estático. Hay ligeras diferencias y algunas de las mismas son importantes", dijo Joe Uziel (derecha), jefe de la unidad de Rollos del Mar Muerto de la Autoridad de Antigüedades de Israel. "Cada pequeña información que podamos agregar, podemos entender un poco mejor cómo el texto bíblico llegó a su forma hebrea tradicional".

Junto a estos artefactos de la era romana, la presentación incluyó el anuncio de hallazgos mucho más antiguos, y de no menor importancia, realizados durante la exploración de más de 500 cuevas en el desierto: el esqueleto momificado de un niño de 6.000 años de antigüedad, una gran canasta completa tejida perteneciente al período Neolítico, estimada en 10.500 años, y decenas de otros materiales orgánicos delicados conservados en el clima árido de las cuevas.

La cesta encontrada; se estima que es la más antigua del mundo, de más de 10.000 años. Foto: AFP

Niño momificado hace alrededor de 6.000 años. Emil Aladjem AAI

En 1961, el arqueólogo israelí, Yohanan Aharoni, excavó la "Cueva del Horror" y su equipo encontró nueve fragmentos de pergamino pertenecientes a un rollo con textos de los Doce Profetas Menores en griego y un trozo de papiro griego.

Desde entonces, no se han encontrado nuevos textos durante las excavaciones arqueológicas, pero muchos han aparecido en el mercado negro, aparentemente saqueados en otras cuevas.

Monedas del periodo de Bar Kochba descubiertas en las excavaciones. DPA via Europa Press / EP.

Durante los últimos cuatro años, los arqueólogos israelíes han lanzado una importante campaña para explorar cuevas ubicadas en los escarpados cañones del desierto de Judea en busca de pergaminos y otros artefactos raros. El objetivo es encontrarlos antes de que los saqueadores perturben estos sitios remotos y destruyan estratos arqueológicos y datos en busca de antigüedades con destino al mercado negro. Hasta ahora, la búsqueda solo había encontrado un puñado de trozos de pergamino que no tenían texto.

Amir Ganor (izquierda) jefe de la unidad de prevención de robo de antigüedades, dijo que desde el inicio de la operación en 2017 no ha habido prácticamente ningún saqueo de antigüedades en el desierto de Judea, y calificó la operación como todo un éxito.

"Por primera vez en 70 años, pudimos adelantarnos a los saqueadores", dijo.

Fuentes: phys.org | elespañol.com| 16 de marzo de 2021

Los humanos del Pleistoceno medio europeo pudieron adaptarse a las duras condiciones de frío ambiental

Jesús Rodríguez Méndez y Ana Mateos Cachorro, científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), junto con el geógrafo Christian Willmes, de la Universidad de Colonia (Alemania), han analizado las condiciones climáticas en las que vivieron los humanos en Europa occidental durante del Pleistoceno medio, evaluando sus posibles adaptaciones al frío mediante un modelo de termorregulación que simula la pérdida de calor de un individuo durante el sueño.

El Pleistoceno medio (780.000-125.000 años) estuvo marcado por oscilaciones periódicas entre un clima similar al actual y fases mucho más frías. En este trabajo, que acaba publicarse en la revista Journal of Human Evolution, se han estimado las temperaturas que tuvieron que soportar los humanos en Europa durante varias de esas fases climáticas con la ayuda de mapas de paleotemperaturas. A partir de esos mapas, generados por Christian Willmes, se han obtenido las temperaturas de un total de 68 yacimientos donde está documentada presencia humana hace entre 470.000 y 360.000 años.

Los resultados de esta investigación muestran que los humanos de ese periodo tuvieron que soportar temperaturas muy bajas y, sorprendentemente, no sólo en las etapas glaciares, sino también en momentos templados, incluso en lugares de la península ibérica como Ambrona o Atapuerca.

“Que los humanos pudieran vivir en condiciones tan duras se nos hace difícil de imaginar si tenemos en cuenta que las evidencias de uso del fuego en ese periodo son escasísimas en Europa. De hecho, muchos investigadores piensan que no tenían capacidad para generarlo y utilizarlo de manera habitual”, explica Jesús Rodríguez (izquierda).

Combatir el frío sin fuego

Para evaluar la eficacia de otras estrategias para combatir el frío, los investigadores han utilizado un modelo matemático que simula la pérdida de calor durante el sueño y lo han aplicado a un individuo masculino y otro femenino del yacimiento de la Sima de los Huesos en Atapuerca (Burgos).

“De esta manera, podemos evaluar el efecto aislante de cubrirse con pieles de animales, el de una gruesa capa de grasa subcutánea, el de la producción de calor interno mediante el metabolismo, así como la pérdida de calor por acción del viento”, explica Ana Mateos (derecha)

La exposición al frío, sobre todo durante la noche, representaría un verdadero reto para la termorregulación. Hay un límite en la respuesta metabólica para soportar las bajas temperaturas nocturnas, y donde no llegan los mecanismos fisiológicos, si pueden hacerlo los comportamientos humanos.

Como señala Ana Mateos, “podían aguantar temperaturas nocturnas muy bajas si dormían abrigados con pieles, especialmente si lo hacían agrupados en un lugar donde estuvieran protegidos del viento".

Fuente: cenieh.es | 11 de marzo de 2021

Descubren una necrópolis de hace 5.000 años en Casabermeja, Málaga

Abrigo número 1 de Piedras de Mitra precintado tras el hallazgo. Foto: Ayuntamiento de Casabermeja

En julio de 2020, un vecino de la población malagueña de Casabermeja informó a las autoridades de que había descubierto unos restos óseos y un recipiente de cerámica en una zona conocida como Piedras de Mitra. Allí se personaron representantes de la Concejalía de Cultura que pudieron comprobar la veracidad de la información: observaron la existencia en el lugar de un conjunto de diferentes restos óseos humanos en lo que parecía ser una necrópolis de por lo menos 5.000 años de antigüedad.

Vista de la zona conocida como Piedras de Mitra, en Casabermeja, donde ha tenido lugar el descubrimiento de restos óseos neolíticos y calcolíticos. Foto: Ayuntamiento de Casabermeja.

HUESOS DEL NEOLÍTICO

Siguiendo el protocolo establecido en estos casos, los huesos fueron analizados por médicos forenses que determinaron que, en efecto, databan de los períodos Neolítico y Calcolítico (Edad del Cobre). "Nada más comenzar la excavación, en el llamado abrigo nº 1, se confirmó la riqueza e importancia arqueológica del yacimiento", comenta Yolanda González, concejal de Patrimonio del Ayuntamiento de Casabermeja. Tras constatar la magnitud del descubrimiento, se hizo cargo de la excavación la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

Vista de la cámara sepulcral con restos óseos y el hacha de cobre. Foto: Ayuntamiento de Casabermeja

Vista de la cámara sepulcral con el hacha de piedra. Foto: Ayuntamiento de Casabermeja

Los arqueólogos de Casabermeja Andrés Fernández Martín y Cristóbal Alcántara Vegas han dirigido una excavación de urgencia en Piedras de Mitra, que hasta ahora ha proporcionado numerosos e interesantes hallazgos. Hasta la fecha han salido a la luz cinco enterramientos del Calcolítico acompañados cada uno de ellos de su ajuar funerario.

Según explica Andrés Fernández: "Hemos encontrado elementos como hachas de piedra, cerámica, alguna lámina de sílex y un hacha de cobre, lo que permitió datar estos enterramientos en el Calcolítico. Se trataría de personas con cierto poder, ya que el cobre era un material caro en esa época. Vamos poniendo piezas al puzzle, hay un potencial arqueológico grande, la idea es ponerlo en valor de la mano del Ayuntamiento", añade.

Detalle del hacha de piedra descubierta en el abrigo 1de Piedras de Mitra. Foto: Ayuntamiento de Casabermeja.

UNA GRAN NECRÓPOLIS PREHISTÓRICA

Según los arqueólogos, el reconocimiento en superficie que se ha hecho en la zona de Piedras de Mitra sugiere que existen otros abrigos u oquedades que muy posiblemente fueron utilizados como lugares de enterramiento en la Prehistoria, lo que "confirmaría el lugar como una amplia necrópolis de ese período", afirma Andrés Fernández.

Hacha de cobre perteneciente a un ajuar funerario descubierto en Piedras de Mitra. Foto: Ayuntamiento de Casabermeja

Dado el interés de este descubrimiento, la intención del Ayuntamiento de Casabermeja es poner en valor toda la zona y ampliar las excavaciones arqueológicas para descubrir nuevos enterramientos.

"Contamos con un equipo de trabajo ejemplar. Gracias a los arqueólogos por el gran trabajo realizado, con una pulcritud y paciencia digna de admirar; es un orgullo para Casabermeja", concluye la responsable de Patrimonio del Ayuntamiento de Casabermeja, Yolanda González.

Fuente: nationalgeographic.es | 16 de febrero de 2021

Hallan indicio de que los humanos vivían en América del Sur hace unos 24.000 años

El artefacto hallado contemplado de diferentes perspectivas.

Un equipo internacional, en el que ha participado el investigador español de la Institución Milà i Fontanals (IMF-CSIC), Ignacio Clemente-Conte, encontró en Vale da Pedra Furada (Brasil) una herramienta de piedra de 24.000 años de antigüedad que desmiente la extendida aceptación de que los primeros pobladores llegaron a América del Sur no antes de hace 15.000 años.

El hallazgo, que confirma ocupaciones humanas durante el pleistoceno en esta región de América del Sur, se publicó en la revista PLOS ONE. El objeto hallado tiene una antigüedad de entre 27.600 y 24.000 años, y su función aún no ha sido aclarada por los investigadores, que excavaron el sitio pleistocénico de Vale da Pedra Furada (Piauí, Brasil), donde encontraron evidencias arqueológicas de ocupaciones humanas entre 40.000 y 5.000 años antes del presente.

En esta excavación, los arqueólogos hallaron 2.200 artefactos líticos, cuyo análisis por carbono-14, así como el análisis por OSL (Optically Stimulated Luminescence) de los sedimentos alrededor de ellos, revelaron que la capa en la que se encuentra la herramienta tiene entre 27.600 y 24.000 años.

a). Ubicación del sitio Vale da Pedra Furada (VPF). Mapa que muestra la relación espacial entre VPF y otros sitios del Pleistoceno excavados por el FBMP. b). Vista de la excavación orientada al noreste. El sitio está ubicado en la periferia inmediata de bloques colapsados ​​por el desmantelamiento del acantilado local tallado en la Formación Cabeças (Devónico superior). En línea de puntos, el área recientemente excavada. c). Implantación del sitio VPF en los espacios vacíos que dejaron los bloques de arenisca que cayeron del acantilado.

Todos los artefactos líticos fueron manufacturados en cuarzo o cuarcita, pero uno de ellos se distingue por su gran tamaño y por las modificaciones que tiene en ambas caras, además de características técnicas hasta el momento desconocidas en los sitios paleo-americanos.

Se trata de una placa de arenisca limosa bien cementada de 21 centímetros de largo, 18,5 de ancho y 2,9 de grosor, que fue tallada por artesanos con forma hexagonal y simétrica. Según los arqueólogos, esta pieza es, sin duda, de creación humana y revela una novedad técnica durante la ocupación pleistocénica de América del Sur.

"Hasta ahora, la arqueología oficial norteamericana consideraba que los primeros pobladores llegaron a América hace 15. 000 años. Sin embargo, el artefacto descubierto aquí se encontró en uno de los niveles arqueológicos que tienen una antigüedad de entre 27.600 y 24.000 años", dice Ignacio Clemente-Conte (izquierda).

Además, los arqueólogos reconocen en la manufactura del instrumento cinco etapas distintas de transformación técnica que indican que el artefacto pudo tener varios procesos de uso.

Si bien el carácter intencional de este artefacto es "incontestable", su función todavía es enigmática, según los investigadores, que añaden que quizá se trate de un simple objeto de uso, o probablemente con una función simbólica.

Capas estratigráficas del sitio Vale da Pedra Furada. El artefacto se encuentra en la C7 marcado por la estrella verde. Los artefactos están fuera de escala.

Este nuevo hallazgo, por tanto, añade información importante acerca de una ocupación humana durante el Último Máximo Glacial (26.500-19.000 años BP), contradiciendo la teoría comúnmente admitida de una ocupación humana post-glacial de América del Sur y confirmando la existencia de ocupaciones humanas en esta zona durante el Pleistoceno.

La herramienta encontrada se encuentra custodiada en el Museo del Hombre Americano, en Sao Raimundo Nonato (Piauí), en la Fundação Museu do Homem Americano. EFE

Fuente: eldiario.es | 12 de marzo de 2021

El ‘hombre de Loizu’, con más de 11.700 años, se convierte en el cuerpo humano completo más antiguo hallado en Navarra

Restos del 'hombre de loizu' hallados en la cueva Errotalde I (Navarra).

Este viernes por la mañana se ha presentado en los exteriores de la cueva Errotalde I (entre Aintzioa y Loizu, valle de Erro) el hallazgo de "El hombre de Loizu", el cuerpo humano más antiguo descubierto hasta el momento en Navarra, el cual data de alrededor del año 9700 a.C y que pertenecería a un joven varón de entre 17 y 21 años que fue depositado en un lugar muy profundo de la cavidad. Un aspecto particularmente llamativo es la presencia de un agujero en el cráneo. Del examen in situ practicado por Edgard Camarós y Maitane Tirapu se desprende que podría tratarse de un traumatismo con entrada por ese punto, con dirección oblicua desde la parte posterior. Muy probablemente se trate del impacto de un proyectil. Esto explicaría la fragmentación del cráneo.

La posición y los restos encontrados han permitido concluir que el cuerpo probablemente había estado envuelto en un sudario o paquete funerario, cubierto con sedimento rojizo, aparentemente ocre. Los restos se han conservado inalterados hasta el día de hoy.

En la entrada de la cueva, la presidenta de Navarra, María Chivite, ha reconocido que "este hallazgo presenta una oportunidad excepcional para estudiar cómo vivían y morían nuestros antepasados, el ser humano que vivió al filo de la última glaciación, en uno de los momentos de cambio climático más acusados de la historia". Tras las explicaciones del arqueólogo de la Sección de Registro, Bienes Muebles y Arqueología del Gobierno de Navarra, Jesús García Gazólaz, y del catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria, Pablo Arias Cabal, sobre las circunstancias en las que fue hallado el cuerpo y el proceso seguido para extraerlo, así como las principales características de los restos y su importancia desde un punto de vista arqueológico, la presidenta ha querido agradecer el trabajo conjunto de espeleólogos, arqueólogos, antropólogos y demás especialistas que han colaborado para sacar a la luz este hallazgo tan relevante.

Se trata de uno de los hallazgos más importates para la Prehistoria en los últimos años en Navarra, y también en la Península, tanto por su antigüedad, como por el hecho de que el cuerpo está completo, algo también muy difícil de encontrar.

Panorámica del valle de Erro, donde se localiza la cueva de Errotalde I.

De hecho, el estado de conservación de los restos se puede considerar excepcional. El esqueleto está prácticamente completo, en conexión anatómica, y los huesos están en su mayor parte enteros, con escasos daños. La datación en torno a 9700 a.C. lo sitúa en la transición del Pleistoceno al Holoceno, una época en la que no abundan los testimonios antropológicos en la península ibérica, e incluso en el conjunto del continente europeo.

Por eso, más allá de la circunstancia de ser el individuo más antiguo de Navarra, se trata de un testimonio de incalculable valor para estudiar las poblaciones humanas del suroeste europeo en uno de los grandes momentos de cambio del pasado de la humanidad: la transición de la última glaciación a los tiempos geológicos modernos, un periodo de acelerado cambio climático y profundas transformaciones ecológicas sobre el cual se puede aprender mucho a partir de este excepcional conjunto antropológico y arqueológico.

El 20 de noviembre de 2017, el grupo Sakon Espeolología fue quien descubrió los restos en una de sus exploraciones a la cueva situada entre Aintzioa y Loizu, en la cuenca alta del río Erro y trasladó la información a Dirección General de Cultura -Institución Príncipe de Viana, que hoy se encuentra en fase de estudio. Según el Gobierno de Navarra, "su encomiable praxis ha permitido que los restos se hayan conservado inalterados hasta el día de hoy".

MÁS DE 11.000 AÑOS DE ANTIGÜEDAD

Un primer análisis radiocarbonométrico ha permitido datar el esqueleto en el 9.700 a.C., en un momento de transición entre el Pleistoceno (que va desde hace 2 millones de años hasta hace unos 10.000 años a.C.) y el Holoceno (que comenzó hace unos 10.000 años a.C. y llega a la actualidad). Se trata, por tanto de las últimas sociedades de cazadores y recolectores del pirineo navarro. Esta circunstancia convierte el hallazgo en verdaderamente excepcional no solo en Navarra sino a escala peninsular, ya que el registro antropológico de este periodo es muy escaso en toda Europa occidental.

Además, constituye el caso más temprano de un fenómeno arqueológico aún insuficientemente estudiado: la presencia de cuerpos humanos completos en el interior de sistemas kársticos, en ocasiones en lugares remotos y de difícil acceso. En la península ibérica, los casos más antiguos se datan en el Mesolítico (que comprende entre el año 10.000 a.C. hasta el 6.000 a.C.), por lo que son posteriores al de Errotalde I.

Presentación de los restos del 'hombre de Loizu'.

HALLAZGO FORTUITO

El 'hombre de Loizu' ha sido hallado a casi 200 metros de la entrada de la cueva, a unos 45 minutos de distancia, en un meandro fluvial fósil dentro del sistema laberíntico de la cueva de Errotalde I, tras un recorrido angosto y estrecho.

La cueva, en la que surge el manantial de Loizu, era conocida desde antiguo en la zona, pero no había sido explorada a fondo hasta ahora. Los trabajos que el grupo Sakon Espeleología iba a desarrollar en la cueva requerían de una intensa labor de exploración, pues además de labores de topografía, contemplaban la comprensión del sistema hídrico, la geomorfología de la cavidad, así como análisis bioespeleológicos.

Los espeleólogos dieron aviso del hallazgo a la Dirección General de Cultura / Institución Príncipe de Viana. Tras dos visitas de inspección, técnicos del servicio de Patrimonio Histórico y especialistas en antropología física confirmaron la importancia y relevancia del hallazgo.

La realización de los trabajos de estudio y extracción de los restos ha tenido gran complejidad. De hecho, buena parte del tránsito hasta el lugar del depósito funerario, previa entrada atravesando el cauce del río, ha de hacerse reptando tumbados, sobre galerías en las que justamente pasa una persona, por lo que el desplazamiento de los equipos de registro ha resultado especialmente complejo. En esta labor ha sido fundamental el trabajo de Sakon Espeleología, que facilitó y garantizó la circulación de los investigadores en todo momento. El levantamiento de los restos ha sido también particularmente dificultoso, al encontrarse algunos de los mismos parcialmente con carbonatos y soldados al suelo.

Todo el proceso descrito está siendo documentado por medio de fotografía y video profesional, ya que la extracción de los restos supone la "alteración" de un contexto que lleva intacto más de 11.700 años.

Dos espeleólogos entran en la Cueva Errotalde I, donde se ha encontrado al 'hombre de Loizu'. Javier Bergasa.

PROCESO DE INVESTIGACIÓN

Los primeros trabajos que se han realizado son los relacionados con la salvaguarda y protección del hallazgo, asegurando el cierre de la cavidad.

El Gobierno de Navarra a través del Departamento de Cultura y Deporte, junto al Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de la Universidad de Cantabria, ha formado un equipo multidisciplinar de especialistas. En total, 26 personas entre espeleólogos, arqueólogos, antropólogos, geólogos, restauradores y especialistas en registro gráfico, de distintos centros de investigación la Unión Europea, que se van a encargar de su investigación y estudio a lo largo de este año.

Las labores que ahora dan comienzo cogen el testigo de las iniciadas por el grupo Sakon Espeleología y suponen la finalización de los trabajos de campo.

En concreto, se continuará con las labores de exploración, topografía, reconocimiento arqueológico y caracterización geológica de todas las nuevas galerías que se van descubriendo y donde hasta el momento no han aparecido otros restos arqueológicos. Una de las tareas fundamentales en la cavidad es el intento de localización de su primitivo acceso ya que, por el momento, no se cree que el individuo fuera introducido por la actual entrada, así que el sistema kárstico debió tener otro u otros accesos que hoy permanecen ocultos.

Además, se realizará un estudio geomorfológico del karst y sus características. También se llevará a cabo el levantamiento fotogramétrico del esqueleto, es decir, el estudio de su forma, dimensiones y posición, utilizando medidas hechas sobre una o varias fotografías; así como su georeferenciación, su ubicación bien definida en la localización exacta a través de coordenadas y datos específicos. Igualmente se llevará a cabo un estudio tafonómico in situ de los restos, para analizar el proceso de fosilización. Todos estos procesos son claves para entender el proceso de descomposición cadavérica en relación con la práctica funeraria y los rituales utilizados.

Una vez finalizados todos los trabajos descritos y la extracción del cuerpo, dará comienzo la fase de tareas de laboratorio, que básicamente consisten en la limpieza y restauración/consolidación de todos los restos esqueléticos; el análisis osteológico del individuo para conocer aspectos como la edad y causa de la muerte, estatura y complexión, indicadores de actividad y enfermedades que pudo sufrir en vida; análisis de microdesgaste dental, que permitirá reconstruir el tipo de dieta en la última etapa de su vida; análisis biomoleculares, que incluyen desde datación por C14 hasta análisis de isótopos estables para el estudio de dietas y análisis de estroncio en esmalte dental; análisis paleogenómicos para tratar de reconstruir su genoma; y análisis arqueobotánicos y geoquímicos del escenario del depósito funerario. También se determinará su ADN.

Tras recuperar los restos, cuya extracción ha finalizado esta misma mañana, se trasladarán al Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de la Universidad de Cantabria donde realizarán los análisis necesarios. Después el 'hombre de Loizu' volverá a Navarra para exponerlo al público de forma bajo la custodia del Gobierno de Navarra.

Fuentes: deia.eusdiariodenavarra.es | navarra.es | eluniversal.com.mx | 12 de marzo de 2021