Revelan el origen y "la singularidad genética" de los vascos, aislados por el euskera desde la Edad del Hierro

Miembros de la asamblea de pensionistas de Alderdi Eder en una fiesta reivindicativa en San Sebastián, en enero de 2020.

Un estudio de la Universitat Pompeu Fabra catalana aborda "la singularidad genética" de los vascos, y apunta a la "barrera de lenguaje" como "posible baluarte" que fomentó el aislamiento de la población ante los distintos eventos históricos que propiciaron los contactos con otras civilizaciones y, en consecuencia, la confluencia de culturas y lenguajes en el resto de la Península.

Se trata del primer estudio que explica el verdadero origen de una población cuya lengua, el euskera, no tiene relación alguna con ninguna indoeuropea. Hasta este jueves, se habían llevado a cabo numerosas investigaciones que señalaban la peculiaridad de los rasgos culturales y biológicos de los vascos, pero ninguna había podido ser precisada.

El estudio -impulsado por la Universitat Pompeu Fabra y publicado en la revista Current Biology- ha reunido a un equipo de investigación internacional para llevar a cabo el muestreo geográfico "más exhaustivo hasta el momento", con más de 600.000 marcadores genéticos a lo largo de todo el genoma por el ADN de los 1.970 individuos analizados (actuales y de épocas antiguas).

"Por primera vez se han realizado análisis locales y a gran escala a partir de datos del genoma completo que abarcan toda la región franco-cantábrica, combinando la frecuencia alélica y los métodos basados en el haplotipo", destacan en el estudio, liderado por David Comas (izquierda), investigador principal en la UPF y en el Instituto de Biología Evolutiva (IBE).

Los resultados del estudio -que ha contado con un equipo de lingüistas y genetistas- revelan que la barrera cultural de un lenguaje tan distinto como es el euskera "pudo promover el aislamiento de la población vasca ante los contactos poblacionales posteriores", como la influencia del imperio romano o la ocupación islámica de la península ibérica.

Y es que, según apuntan, los hallazgos demuestran una "clara diferenciación" de los vascos respecto a las poblaciones circundantes, así como una "fuerte heterogeneidad genética" muy relacionada con la geografía. Esta distinción, aseguran, "es el resultado de una continuidad genética" que se remonta a la Edad del Hierro, muy caracterizada por "periodos de aislamiento y falta de flujo genético reciente, que podría haberse visto reforzado por la barrera lingüística".

"El muestreo incluyó microrregiones dentro del País Vasco y también en las áreas circundantes", explica el primer autor del artículo, André Flores-Bello (derecha), en un comunicado del IBE. "De este modo, obtuvimos muestras de una región geográfica donde siempre se ha hablado euskera, otras donde históricamente se ha hablado, pero se ha perdido y regiones donde nunca se ha hablado", añade, en referencia a las 18 zonas de los actuales territorios español y francés de la región franco-cantábrica que se incluyeron en el estudio.

Tras comparar a la población vasca con otras poblaciones europeas actuales y con datos de ADN antiguo, concluyen que su composición genética es similar al resto de poblaciones de Europa Occidental, "pero presentan unas ligeras diferencias", mantenidas desde hace 2.500 años por no haberse mezclado tanto con otras poblaciones. "Por ejemplo, no encontramos influencia procedente del norte de África que sí se ve en la mayoría de poblaciones de la península ibérica ni tampoco se encuentra la huella de otras migraciones como la romanización", explica David Comas.

Representación con colores de la mezcla y estructura genética en el País Vasco; el verde simbolizando los vascos, y el azul y rojo la mezcla con las poblaciones circundantes.UPF/ André Flores-Bello.

¿Cómo de diferentes son entre ellos?

Una vez confirmada su diferenciación, el siguiente paso fue determinar cómo de diferentes son entre ellos. Así, hallaron que, dentro del País Vasco, las poblaciones más próximas geográficamente presentaron más parecidos genéticos, básicamente por la historia que comparten. Además, observaron que las zonas periféricas habían recibido más influencias de otras poblaciones históricas que aquellas más centrales y, por tanto, más aisladas.

Pero lo que más les llamó la atención fue que observaron "mucha compartimentación" en una región extremadamente pequeña; algo poco habitual en áreas con tamaño reducido. Según señalan, lo más probable es que se debiera a los dialectos del euskera, que podrían haber surgido mucho antes de lo que se creía y haber constituido a la vez una barrera interna en el propio territorio, que no normalizó la lengua estándar (batua) hasta 1968 (y solo se utilizó ampliamente desde la década de 1980).

"Hasta ahora se pensaba que estos (los dialectos) se formaron a partir de la Edad Media, pero postulamos que pueden haber surgido mucho antes y por eso se relacionan con la estructura genética", explica Comas.

En definitiva, el estudio abre la puerta a una línea de investigación mucho más concreta gracias al enfoque multidisciplinar que combina distintas áreas de conocimiento (historia, lingüística, genética) y permite potenciar una investigación más completa. "La gran cantidad de marcadores y muestras que empleamos junto a la sofisticación computacional nos permiten resolver cuestiones que hasta ahora no podíamos abordar y abren la puerta al conocimiento de la historia más local y más reciente de nuestra especie", concluye Comas.

Fuente: 20minutos.es | 25 de marzo de 2021

Distribución geográfica de la región franco-cantábrica y áreas incluidas en el estudio

El mayor estudio hasta la fecha confirma la “singularidad genética” de los vascos

Los vascos se distanciaron del resto de pueblos de la península ibérica desde hace unos 2.500 años, mucho después de lo que afirman las leyendas nacionalistas

El mayor estudio realizado hasta la fecha, con muestras de ADN de casi 2.000 individuos actuales y de épocas antiguas, ha confirmado “la singularidad genética de los vascos” en Europa, según sus autores. La investigación, encabezada por el biólogo David Comas, ratifica que esa singularidad no se debe a un origen extraordinario, sino simplemente a un mayor aislamiento desde la Edad del Hierro, hace unos 2.500 años. “Los vascos no son marcianos”, subraya Comas, del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona.

El origen de los vascos apasiona a la comunidad científica desde el siglo XIX. El antropólogo francés Paul Broca se coló una noche de 1862 en el cementerio de Zarautz para robar cráneos con los que estudiar las presuntas peculiaridades de lo que entonces se consideraba una raza primitiva. Juan José Ibarretxe, presidente del Gobierno vasco hasta 2009, proclamaba que el pueblo vasco “tiene 7.000 años de existencia” para impulsar su proyecto separatista. Y el entonces presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Xabier Arzalluz, afirmaba en 2000 que los vascos eran “los más antiguos habitantes de Europa”, con “raíces propias” desde la prehistoria.

La lectura del genoma humano pinta un escenario muy diferente, según detalla el genetista vasco Íñigo Olalde (izquierda). Hace unos 7.000 años, grupos muy parecidos genéticamente a las poblaciones de agricultores y ganaderos neolíticos de Anatolia llegaron a la península Ibérica y se mezclaron con sus habitantes, cazadores y recolectores del Mesolítico, la etapa anterior al Neolítico. Quedó una población con una ancestralidad que era un 80% neolítica y un 20% local mesolítica, según explica Olalde, cuyo equipo de la Universidad de Harvard (EE UU) reconstruyó en 2019 la historia genómica de la península ibérica.

Posteriormente, hace unos 4.500 años, empezaron a llegar grupos descendientes de la cultura yamnaya, los nómadas que abandonaron las estepas de la actual Rusia hace unos cinco milenios. Tras esa mezcla, la población resultante presentaba un 40% de esa ascendencia foránea y un 60% de lo que ya había. Ese es el sustrato genético común de todos los pueblos de la península Ibérica, incluidos los vascos.

Olalde cree que el nuevo estudio, en el que no ha participado, confirma que los vascos son “distintos genéticamente” del resto de la península ibérica, pero no tanto. “Hace décadas se decía que los vascos eran la continuación de los cazadores-recolectores y luego se vio que era totalmente mentira. Luego se dijo que eran continuación de los neolíticos que vinieron después y también se ha visto que es falso”, explica el genetista.

Modelado del flujo genético potencial posterior a la Edad del Hierro en la península ibérica.

El nuevo estudio, publicado este jueves en la revista especializada Current Biology, sugiere que el lenguaje pudo actuar como una “barrera cultural” que facilitó el aislamiento de los vascos desde la Edad del Hierro —hace unos 2.500 años—, por ejemplo, durante las etapas de dominio romano o musulmán.

El grupo de David Comas ha analizado el ADN de 190 personas cuyos cuatro abuelos nacieron en la misma zona. Los resultados muestran diferentes repertorios genéticos incluso dentro del propio País Vasco, concentrados en pequeñas regiones que coinciden con la distribución histórica de los diversos dialectos del euskera. La hipótesis del equipo de Comas es que el lenguaje supuso una barrera para el contacto con los pueblos circundantes, pero también fue un obstáculo interno por la existencia de dialectos con “menor inteligibilidad mutua”. El actual euskera estándar, denominado batúa, no se estableció hasta 1968.

La historia de la genética vasca está plagada de resultados contradictorios. Uno de los coautores del nuevo estudio, Jaume Bertranpetit (izquierda), ya dirigió en 2010 otra investigación que llegó a la conclusión contraria: que los vascos no presentaban una singularidad genética. “Sin duda, nuestro trabajo anterior no está bien”, admite Bertranpetit, también del Instituto de Biología Evolutiva. Su grupo utilizó entonces técnicas de análisis genético que hoy son rudimentarias. “Hemos visto que la aproximación era demasiado poco fina para detectar diferencias pequeñas entre poblaciones”, explica.

La bióloga Ana María Aransay (derecha) lamenta la utilización política de los estudios genéticos. “A mí me interesan las poblaciones aisladas históricamente porque, por la endogamia, tienen variantes únicas de enfermedades. Hay un tipo de párkinson que, de hecho, tiene un nombre en euskera: el dardarín. La política me interesa cero”, señala Aransay, del centro de investigación biomédica CIC bioGUNE, en Derio (Bizkaia). El equipo de la bióloga respondió en 2010 a Bertranpetit con otro estudio que aseguraba que sí había una singularidad genética vasca.

La bióloga mexicana Cristina Valdiosera (izquierda) de la Universidad de Burgos, ya mostró en 2015 que los vascos no son tan antiguos como se pensaba. Su investigación rebajó su presunta antigüedad a unos 5.000 años. El equipo de Íñigo Olalde en Harvard la disminuyó todavía más en 2019, hasta llegar a esos 2.000 o 2.500 años que ahora confirma el estudio de David Comas.

Valdiosera lo resume así: “El resto de poblaciones ibéricas comienzan a diferenciarse de las poblaciones vascas a partir de la Edad del Hierro porque empiezan a tener influencias genéticas de otras poblaciones, como las musulmanas o las romanas. Son los vascos los que se congelan en el tiempo”.

David Comas, nacido en Barcelona en 1969, ya dedicó parte de su tesis doctoral en los años 90 a la genética de los vascos. Lleva más de dos décadas viendo cómo sus investigaciones se utilizan políticamente, desde todos los bandos. “Las diferencias que observamos se pueden magnificar o minimizar. El titular de la noticia puede ser que hay una singularidad genética de los vascos, que los vascos son distintos, pero también se puede destacar que el sustrato genético es el mismo que el del resto de la península Ibérica, que los vascos son iguales”, bromea Comas.

Fuente: elpais.com | 25 de marzo de 2021

Los neandertales también usaban palillos para limpiarse los dientes

Al examinar una muela del juicio y un premolar (en la foto) de la era del Pleistoceno tardío, los antropólogos de Polonia encontraron evidencia de que sus dueños usaban un palillo rudimentario.

Los neandertales usaban sus particulares cepillos de dientes. Según el análisis de una pieza dental hallada en una cueva polaca en 2010, se confirma que nuestros antepasados ya empleaban palillos para su higiene dental.

¿Podría ser el palillo de dientes el hábito humano más antiguo? Una investigación reciente apunta a que sí. Nuestros antepasados más primitivos habrían tenido el sentido común y la intuición para usar este rudimentario objeto como herramienta de higiene dental.

Varios primates superiores se sirven de elementos similares para frotarse o hurgarse los dientes, y existe una creciente evidencia arqueológica en toda Europa que apunta a que los neandertales también tenían la costumbre de quitarse la comida de la boca. ¿Cómo se ha averiguado? A través de las huellas en sus molares.

Hace una década se encontró un diente en una cueva polaca. Esta pieza hallada en 2010 se ha analizado y muestra una ranura con forma de uso en un costado, indicando el movimiento hacia afuera y hacia adentro de un palillo de dientes. Las medidas dentales del premolar superior y la datación por radiocarbono del área sugieren que alguna vez perteneció a un neandertal masculino de unos 30 años que se estaba limpiando los dientes de esta manera hace ya 46.000 años.

“Parece que el dueño del diente usó higiene bucal. Probablemente entre los dos últimos dientes había restos de comida que tuvieron que ser removidos”, explica la arqueóloga Wioletta Nowaczewska (izquierda), de la Universidad de Wroclaw, en un artículo publicado en Science in Poland. No se conoce qué objeto exacto habría sido transformado en palillo de dientes, aunque se especula con un hueso pequeño, trozo de rama o espina de pescado. Debía ser un objeto cilíndrico bastante rígido.

Otros diente que han aparecido en la cueva de Stajnia, cerca de Cracovia, también habrían pertenecido a neandertales, varios de ellos con intentos similares de higiene dental prehistórica, aunque al estar más deteriorados resulta más complicado estudiarlos.

La notable condición de este molar ha facilitado el análisis 2D y 3D del esmalte dental, que es más delgado que el del Homo sapiens. Tras completar un estudio adicional del ADN mitocondrial se confirma la pertenencia a un miembro neandertal y la causa del surco principal del diente debida a una abrasión mecánica.

Arriba: a) El patrón de desgaste radial en el interior del premolar; b) Una ranura de palillo vertical visible debajo de la faceta de desgaste, a la derecha.

La ubicación, la forma, la orientación y la aparición de este rasguño coinciden con otros signos similares en dientes neandertales de otras partes de Europa.

No es el primer hallazgo interesante en relación a una pieza dental de hace miles de años: en 2017 se encontró en Croacia una pieza con señales de haberse usado un 'palillo' de hace 130.000 años -probablemente como vía para mitigar cierto dolor-, mientras que en 2013 también aparecieron dientes incluso más antiguos en España, con marcas similares e incluso un fragmento de madera atrapado entre dos molares.

No está claro de qué estaba hecho el palillo rudimentario, pero tenía que ser lo suficientemente duro como para dejar una marca, tal vez una ramita o un trozo de hueso.

Otros materiales que los neandertales podrían haber usado para limpiar sus dientes incluyen huesos, tendones y pasto, aunque estos aún no se han confirmado en el registro arqueológico.

Fuentes: ticbeat.com | dailymail.co.uk | 28 de marzo de 2021

Descubierto un precioso toro de bronce intacto de hace 2.500 años en Olimpia: fue una ofrenda a Zeus

Arqueólogos griegos han desenterrado por casualidad un ídolo taurino de bronce de más de 2.500 años durante unas excavaciones realizadas en el yacimiento de la antigua ciudad de Olimpia, según ha informado el Ministerio de Cultura del país heleno.

Un arqueólogo que supervisaba las obras encontró la estatuilla durante los trabajos en el complejo, uno de los santuarios más famosos de la antigua Grecia. La estatuilla fue encontrada intacta, con uno de sus cuernos atravesados en la tierra después de que se registrasen fuertes lluvias en la zona, cerca de un templo dedicado al dios Zeus en Olimpia.

La pieza ya ha sido trasladada a un laboratorio para su conservación. Los expertos creen que la estatuilla fue parte de miles de regalos ofrecidos a Zeus en un periodo de tiempo comprendido entre 1050 y 700 antes de Cristo. Los toros y los caballos tenían un rol importante en la antigua Grecia y frecuentemente eran ofrendados a los dioses. Los fieles dedicaban estos objetos a su consuelo, como súplica o como signo de placer.

Como decenas de piezas similares que representan animales o figuras humanas, el toro de bronce parece haber sido ofrecido por un devoto en el momento del sacrificio, como lo demuestran las fuertes marcas de quemaduras en los sedimentos removidos durante su purificación, han señalado los arqueólogos. Una gran cantidad de figurillas encontradas en la espesa capa de ceniza del altar de Zeus se exhibe en la segunda sala del Museo Arqueológico de Olimpia y es indicativa de la importancia de este santuario como un centro panhelénico.

Olimpia fue el lugar donde se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de la historia. Se disputaron cada cuatro años desde 776 a.C. hasta al menos 393 a.C. Esta competición deportiva provocaba que las ciudades estado griegas abandonasen sus disputas durante el tiempo que se celebraban.

Fuente: elespañol.com | 22 de marzo de 2021

Descubren en Polonia un gran cementerio de tumbas-túmulo de hace unos 5.500 años

Los arqueólogos estiman que este antiguo cementerio de Polonia data de hace unos 5.500 años. Hasta ahora se han excavado siete túmulos y puede haber más de una docena. (Crédito de la imagen: Jan Bulas).

Un gigantesco complejo de 5.000 años de antigüedad de túmulos largos y tumbas revestidas de piedra ha sido desenterrado en el sur de Polonia, después de que los arqueólogos investigaran las líneas en los cultivos en un campo que habían visto en una fotografía satelital.

El arqueólogo de Cracovia, Jan Bulas (izquierda), había notado el contorno de una estructura cuadrangular rodeada por una zanja cuando estudiaba imágenes por satélite de tierras de cultivo en la ciudad de Debiany (provincia de Swietokrzyskie).

Con su curiosidad despierta, él y su colega Marcin M. Przybyła (derecha) fueron al lugar y comenzaron a realizar pruebas magnéticas (que no requieren clavar una pala en el suelo). Dicho trabajo no solo les permitió determinar el diseño detallado de la estructura cuadrangular y posteriormente determinar que se trataba de una fortificación medieval. También encontraron tumbas megalíticas de hace aproximadamente 5.500 años, un entierro de dos caballos de la Edad del Bronce. De momento se desconoce la extensión completa de este antiguo cementerio.

En principio se descubrieron unas 7 tumbas-túmulo monumentales al norte y al sur de la fortificación medieval y se examinaron parcialmente durante las excavaciones realizadas en el verano de 2019 y 2020 gracias a los fondos de la Oficina Provincial de Protección de Monumentos en Kielce.

La fortaleza data de los siglos IX y X antes de que se estableciera el reino de Polonia. Estaba rodeado por una muralla de tierra y un foso, como se muestra aquí. (Crédito de la imagen: Marcin Przybyła).

Los arqueólogos piensan que el conjunto puede tener en una docena de tumbas-túmulo, cada una de entre 40 y 50 metros de largo, hechas de movimientos de tierra, piedras y empalizadas de postes de madera que ahora se han podrido. Creen que es una reliquia de un asentamiento prehistórico en la zona construido por gentes del Neolítico correspondiente a la cultura de los vasos de embudo, llamada así por el nombre de las vasijas de cerámica distintivas que fabricaron, y se cree que fueron unos de los primeros agricultores de Europa.

Las marcas de corte en un campo que aparecieron en imágenes de satélite resultaron ser una estructura subterránea de cuatro lados. Los túmulos y tumbas del cementerio neolítico se encontraron al norte y al sur de la fortaleza durante las excavaciones del sitio.(Crédito de la imagen: Marcin Przybyła y Michał Podsiadło)

Los investigadores se refieren a las tumbas funerarias recién descubiertas como megaxilones (del griego "mega" - grande y "xylon" - madera), las cuales fueron erigidas en el suelo en forma de trapezoide alargado. A diferencia de las tumbas megalíticas conocidas de Kujawy, por ejemplo, sus paredes estaban rodeadas con postes de madera, no con piedras.

Przybyła (izquierda) explica: "Sus muros más largos se reforzaron con empalizadas de madera, mientras que los muros del este más pequeños contenían entradas a una especie de capilla funeraria: un vestíbulo".

"Las tumbas de este tipo suelen contener entierros únicos". El investigador agrega que "los límites de cada una de las tumbas estaban marcados por empalizadas. Hasta el día de hoy solo se han conservado los agujeros para los postes. Detrás de algunos de ellos había zanjas longitudinales, las cuales son restos de la extracción de suelo para la construcción de los terraplenes de las tumbas".

La investigación de los arqueólogos mostró que había tumbas debajo de tales terraplenes, y algunas de ellas estaban construidas con cantos rodados de piedra caliza.

Cada túmulo estaba hecho de muros de tierra apilada sobre tumbas centrales revestidas de piedra y rodeadas por una zanja y empalizadas de postes de madera. (Crédito de la imagen: Jan Bulas)

Aún no se han identificado restos humanos en las tumbas centrales, pero se han encontrado restos de varios enterramientos de la misma época en los terraplenes de tierra a su alrededor, incluido este entierro de una mujer neolítica. (Crédito de la imagen: Jan Bulas).

Przybyła dijo: “Desafortunadamente, la mayoría de los restos de los fallecidos y el ajuar funerario fueron retirados de estos entierros mientras el cementerio todavía estaba en funcionamiento. Fue un comportamiento ritual que a menudo vemos en los cementerios de ese período".

“El lugar no estaba habitado de forma permanente. Quizás sirvió como un campamento militar, o estaba asociado con rituales religiosos o sociales. Vale la pena señalar que es la única estructura de este tipo que se conoce en Polonia".

Przybyła y Bulas dijeron que el equipo arqueológico también había desenterrado una tumba con dos caballos, enterrados uno al lado del otro, junto con parte de una brida. Han fechado esta tumba a mediados de la Edad del Bronce, hace unos 3.500 años.

Estos dos caballos fueron enterrados uno al lado del otro en una tumba que data de la Edad del Bronce media, miles de años después del cementerio neolítico. (Crédito de la imagen: Marcin Przybyła)

Las gentes del vaso de embudo

Las gentes del vaso de embudo que construyeron estos antiguos túmulos cerca de Dębiany se extendieron por Europa central desde aproximadamente el 4100 a. C. Se cree que eran agricultores que emigraron a la región desde lo que ahora es España y Francia, y que también eran descendientes de personas que habían emigrado desde los Balcanes, donde habían adoptado prácticas agrícolas anteriores de Oriente Medio.

Los arqueólogos han desenterrado cementerios de túmulos largos hechos por personas de la cultura del vaso de embudo en otras partes de Polonia, así como en Alemania y el sur de Escandinavia. Uno de los más conocidos está escondido en un bosque en la región central polaca de Kujawy; los enormes túmulos funerarios a veces se llaman pirámides polacas.

Vasija perteneciente a la cultura de vasos de embudo. Dinamarca, 3200 a.C. Wikipedia.

Sin embargo, se cree que este antiguo cementerio cerca de Dębiany podría ser uno de los mayores complejos de tumbas-túmulo de esta cultura encontrados hasta ahora, dijo Przybyła.

Los arqueólogos planean continuar sus excavaciones en los próximos años para aprender más sobre los túmulos y tumbas neolíticas, y también sobre los restos de la fortaleza medieval y el foso que los llevó por primera vez al sitio.

Hasta ahora, los arqueólogos no han encontrado evidencia de que la fortaleza estuviera habitada permanentemente (creen que pudo haber sido un campamento militar) y no se han encontrado estructuras similares en Polonia.

Przybyła y Bulas dijeron que era un "descubrimiento único" que les ayudará a estudiar las técnicas de fortificación utilizadas durante los siglos IX y X, la cul fue una época turbulenta en la historia de Polonia.

Fuentes: livescience.com | scienceinpolanda.pap.pl | 26 de marzo de 2021

Derriban una iglesia de origen visigodo con una retroexcavadora en Jerez de los Caballeros

Iglesia visigoda de Santa María de Brovales en Jerez de los Caballeros, Badajoz, antes de ser derruida.

Solo la espadaña que se alza sobre la puerta de acceso oeste de Santa María de Brovales permanece en pie, como testigo mudo del abandono y la barbarie. El resto de esta iglesia de origen visigodo de Jerez de los Caballeros, en Badajoz, ha sido demolido con las acometidas de una retroexcavadora que se ha llevado por delante no solo las ruinas de este bien patrimonial extremeño casi por completo, sino también restos romanos del yacimiento en el que se ubica.

El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil está investigando el derribo de casi la totalidad de este templo, que se cree que estuvo vinculado a los templarios y que vivió en la Edad Media su época de esplendor. Hay escritos del año 1503 que hacen referencia a esta ermita de nuestra Señora de Santa María de Brovales.

«Desafortunadamente no se ha podido evitar el daño», ha declarado la alcaldesa de Jerez de los Caballeros, Virginia Borrallo, quien ha explicado hoy que el pasado domingo fueron alertados por los vecinos y se informó a la Guardia Civil y a la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Extremadura. Al día siguiente, la propia alcaldesa, junto con concejales de su equipo de Gobierno y efectivos del Seprona se personaron en la finca privada en la que se ubica la ermita para comprobar el derribo llevado a cabo, que ha supuesto la destrucción casi total de la construcción. Los técnicos municipales han elaborado un informe y expertos la Unidad de Protección del Patrimonio de la Junta de Extremadura se desplazaron este martes a la finca para evaluar los daños. «Los hechos se han puesto en conocimiento del Juzgado a fin de determinar la responsabilidad respecto a los mismos y las posibles acciones que se deriven de ello», señala el Ayuntamiento de Jerez de los Caballeros en una nota.

La ermita de Santa María de Brovales está incluida en el Catálogo de Bienes Protegidos de Extremadura, con categoría A y grado 2 como elemento de interés prioritario, y se encuentra dentro de la Carta Arqueológica regional por el yacimiento que hay en su entorno. Además figura en el catálogo municipal de inmuebles de valor artístico, histórico y arquitectónico situados fuera del casco histórico, como un «edificio singular de interés prioritario», según ha destacado Manuela Cordobés, responsable de Patrimonio del Ayuntamiento de Jerez de los Caballeros.

Cordobés ha explicado que, «aunque se desconocen los motivos de este suceso, hay indicios de unas obras que se estaban acometiendo en dicho lugar sin el correspondiente permiso municipal y cuya relación con los hechos se está investigando». A su juicio, el derribo «es un atropello contra el patrimonio de todos los extremeños».

El arqueólogo Víctor Gibello se lamenta de esta «pérdida de valor incalculable». Según señala a ABC este experto, delegado de Hispania Nostra en Extremadura, «Santa María de Brovales era una de estas joyas rurales que tenemos en nuestros campos». Se erigió en época visigoda sobre un importante yacimiento romano y cuando el territorio fue nuevamente conquistado, la Orden del Temple la convirtió en «un oratorio muy interesante, con elementos góticos», continúa explicando. Las últimas reformas se realizaron en época barroca y su culto se mantuvo hasta el siglo XIX en que terminó abandonándose y se transformó en una casa de campo.

Perdido para siempre

Gibello había visitado el lugar en diversas ocasiones y da fe de que «su estado de abandono era enorme», pero «era perfectamente recuperable con una restauración», subraya. Ya nunca podrá realizarse y nunca podrá ser estudiado. «Un monumento histórico -explica el arqueólogo- es un documento histórico que habla de las gentes que habitaron el lugar, de sus costumbres, sus vidas, de tantas cosas perdidas». El de Santa María de Brovales ya no podrá revelar sus secretos, es un capítulo de la historia que, por desgracia, se ha perdido para siempre.

«Su propietario ha decidido demoler un monumento que formaba parte de nuestro Patrimonio. Con su decisión nos ha robado un legado que no solo le pertenecía a él, el Patrimonio es un bien común, es la herencia de nuestros antepasados, una herencia preciosísima que tenemos obligación de entregar a las generaciones venideras».

También desde la Asociación para la Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura (Adenex) se lamentan del destrozo. En cuanto tuvieron conocimiento de los daños, el responsable de Patrimonio, Antonio Díaz, envió un escrito a la Dirección General de Patrimonio y la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura informando del suceso y y solicitando que se considerase el mensaje como un escrito de denuncia y se abriese un expediente sancionador. En otra solicitud enviada al Ayuntamiento de Jerez de los Caballeros, pidieron información sobre si el derribo estaba amparado por alguna licencia.

«En este tipo de edificios sólo están permitidas las obras de consolidación, conservación, restauración y reforma restringida, y esta última siempre y cuando no afecte a elementos significativos. En ningún caso además las obras pueden afectar a elementos estructurales. Para su realización necesita un Estudio Previo Urbanístico que ha de ser aprobado por el Ayuntamiento de Jerez de los Caballeros y por la Consejería de Cultura», explican. El Ayuntamiento ha confirmado que no se cursó solicitud alguna para ninguna obra y no contaba por tanto con licencia.

A la espera de los resultados de las investigaciones del Seprona, el arqueólogo Víctor Gibello avisa de otro de los muchos bienes patrimoniales de Jerez que podría sufrir en el futuro una fatídica suerte. «El puente que se dice que es romano y que está en la 'lista roja' de Hispania Nostra corre el serio riesgo de que desaparezca en el próximo invierno».

La iglesia Santa María de Brovales, en Jerez de los Caballeros tras su derribo casi total - Ayuntamiento de Jerez de los Caballeros

Fuente: abc.es | 25 de marzo de 2021