'Homo erectus', el descubrimiento que revoluciona la historia de Atapuerca

Cara parcial de un homínido hallada en el yacimiento de la Sima del Elefante (sierra de Atapuerca) la pasada campaña María Dolors Guillén / IPHES. Equipo de Investigación de Atapuerca Fundación Atapuerca.

La vida es un compendio de casualidades... o de caprichos del destino. Que cada uno escoja lo que quiera: creer en la estrella, la ventura, de un dios cualquiera o dejarlo todo en manos del azar. Pero, de una u otra forma, lo que son irrefutables son los hechos. Que los británicos se empeñaron en que su tren pasara por mitad de la sierra de Atapuerca –sus motivos tendrían–, es así. «Partieron el queso Gruyère por la mitad», apunta el paleontólogo Jordi Agustí. Los intereses de Richard Preece Williams para que el ferrocarril atravesara la masa caliza primaron por encima de todo y así se hizo. Y, por otro lado, que aquel antojo supuso el hallazgo arqueológico más importante de nuestra historia, también es innegable.

Foto: Unidad de tren de-la-Sierra-Company que circuló por la vía estrecha del tren que pasaba por Atapuerca.

De inicio, los restos fosilíferos que salieron a la luz pasaron desapercibidos, inútiles para los intereses de finales del siglo XIX. El objetivo, entonces, era facilitar el transporte de mineral hasta las siderurgias vascas, pero más de cien años después de aquello no se puede hablar de Atapuerca más que como un «templo» del pasado, una cápsula del tiempo en la que profundizar para conocernos más a fondo, la excavación más grande del mundo del Pleistoceno. También nos sirve para saber más de los animales que corrían por la meseta y alrededores hace miles y millones de años. Tierra de bisontes antaño, y de tigres, y de rinocerontes, y de algún micromamífero que hoy habita muchísimos kilómetros al norte, en lugares árticos.

«Hace 14.000 años la temperatura de aquí era diez grados inferior a la de ahora», comienza a explicar Eudald Carbonell en el momento en el que una cortina de nieve cae sobre el yacimiento. El geólogo y arqueólogo ni se inmuta; y es que «ya no nieva como antes», añora. Aunque sus trabajos sobre el terreno suelen concentrarse de junio a julio –con lo logrado en esas pocas semanas se consigue material para «entretenerse» durante todo el año–, está más que mimetizado con el lugar y sus adversidades. Para ello es miembro de esa Santísima Trinidad que dirige Atapuerca, junto a José María Bermúdez de Castro y Juan Luis Arsuaga.

Foto: Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca (zquierda), Rosa Huguet, coordinadora del yacimiento de la Sima del Elefante (2i) Juan Luis Arsuaga, codirector de los yacimientos (3i), el consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja (2d), y Jose María Bermúz de Casto, codirector de Atapuerca (derecha), muestran el nuevo fósil hallado de hace un 1,4 millones de años.

Carbonell es un señor con aires novelescos y con un sombrero listo para cada ocasión. Si por Burgos (ciudad) atiende con un fieltro elegante, estilo Traveller, en su hábitat natural, entre huesos y piedras, se corona con la guinda del buen arqueólogo. Un gorro de paseo y otro de faena. Y es así, equipado e impávido ante el frío, el viento y la nieve del norte de Castilla, cuando sonríe y dice: «No hay dudas, es un “Homo erectus”». Se refiere a la última gran noticia desenterrada en Atapuerca, la pieza del puzle que faltaba y que se había escapado hasta ahora: Homo antecessor (850.000 años), preneandertal (500.000), Homo neanderthalensis (50.000), Homo sapiens y... ¡Homo erectus (1,3 millones de años)!

«Las cinco especies de homínidos que han vivido en Europa», señala, concentradas en un punto muy concreto, en una especie de cruz ficticia en la que el verano se convierte en invierno y en la que el clima atlántico da paso al mediterráneo. «Una zona de paso», define, que ni el Camino de Santiago se ha querido perder. Si Carbonell suelta la bomba (a falta del «ok» final), sobre el terreno, su equipo es algo más cauto y sonríe al ser preguntado: «Bueno... Eso parece, pero hay que esperar a que se termine todo el estudio. Estamos en ello y hay que ir paso a paso hasta que toda la comunidad científica lo dé por bueno». Mientras, en la urbe, frente al río Arlanzón, en el Museo de la Evolución Humana, también dan pistas sobre «el erectus»: «Cuatro especies... Casi cinco», celebran en un paseo entre la «Pelvis Elvis» y el cráneo de «Miguelón».

El cráneo de "Miguelón", expuesto en el Museo de la Evolución Humana (Burgos) Ical Agencia ICAL

El ojo de Carbonell, con miles de restos vistos y desenterrados en su retina, no necesita de demasiados análisis para saber lo que tiene delante: «Solo con verlo ya se sabe lo que es. Es un “Homo erectus”, seguro». La pista fundamental llegó el pasado 30 de junio, obra del trabajo de Edgar Téllez: la cara parcial de un ser humano de hace 1,3 millones de años (aprox.) hallada en la Sima del Elefante. Un pómulo y la mandíbula superior de un homínido que ya se antojaban «trascendentales» para abrir, de nuevo, las puertas de la evolución humana y así descifrar el enigma de la aparición de una cara moderna, confesaba, en verano, el propio Carbonell durante la presentación de los resultados de la última campaña.

Meses más tarde, el arqueólogo habla, sin titubear, sobre el origen de unos restos que vuelven a reescribir la Historia, «una constante en este trabajo», dice.

−¿Cuántas veces le han cambiado los planes?

−La complejidad no se puede controlar. Lo redundante es aburrido. Aquí lo que hay que hacer es dar pasos cortos, pero seguros. Todo lo que sea correcto no se moverá jamás. Si construyes la casa con unos cimientos que están mal, todo se terminará cayendo. Por eso este yacimiento es tan importante, porque desde hace décadas se están haciendo las cosas muy bien. Aquí no se compite, se colabora. Solo el incompetente compite y no le queremos; el competente, colabora. Al final, interpretar lo que encontramos aquí es solo el último paso que damos, y ahí es donde proyectamos nuestra visión del mundo.

2.000 obreros abrieron la trinchera de los yacimientos de Atapuerca.

Contesta el investigador a las preguntas con toda la pasión del mundo. En cada palabra demuestra mucho más que su amplísimo conocimiento de la tierra que tiene bajo sus pies, se palpa su convencimiento de la causa: «Si no conoces el pasado no podrás mejorar el futuro. ¿Podemos intervenir el cambio climático? Si hemos sido nosotros los que lo hemos provocado, entonces, podremos revertirlo en el mismo tiempo (...) El conocimiento no sirve para nada si no se transforma en pensamiento». Es toda esa filosofía la que le ha llevado a colaborar en la biblioteca que Salvat acaba de lanzar sobre la Evolución humana y que coordina Agustí. Colección que abre, junto a Marta Navazo, con un volumen titulado Atapuerca en el que ya se prepara el camino al nuevo/viejo habitante del lugar: «“Homo sp.”, probablemente “Homo erectus”», escriben.

«Una especie que tiene mucha duración en el tiempo, más de un millón de años. El primer descubrimiento de esta especie se realiza en Java en 1891, y el descubridor, Eugène Dubois, lo bautiza con el nombre de “Pithecanthropus erectus” −firman los dos autores−. Se reserva este nombre para los fósiles encontrados en Eurasia, dado que en África se les denomina “Homo ergaster”. Se caracteriza por tener la capacidad craneal en tono a los 950-1.100 centímetros cúbicos. Su bóveda craneal es baja, su cuerpo musculado, y puede medir hasta 1,80 metros. Sus herramientas son características del modo 2 o achelense en todos los lugares en los que se han encontrado registros; estos muestran su asociación a este modo de forma fundamental, un modo que emerge África y se socializa a partir de medio millón de años en Eurasia».

Restos originales de 'Homo erectus' descubiertos por Dubois en Java entre 1891 y 1892. Wikipedia.

Cuando se descubrió en Atapuerca el «Homo antecessor» no se daba por seguro en la comunidad científica que Europa estuviera poblada hace millón y medio de años, pero con el descubrimiento de ese rostro y sus estudios posteriores (todavía por inacabados y sin fecha de presentación) sí se puede afirmar que, por entonces, «Europa estaba petada», sentencia Carbonell sobre el Pleistoceno Inferior. Hace un par de décadas, a raíz de los descubrimientos en el nivel TD6 del yacimiento de Gran Dolina, se debatía sobre el modelo evolutivo más coherente para explicar el origen de cara moderna. Corría entonces la hipótesis de que en Europa prácticamente no había nadie y que era un continente despoblado, pero esa es ya una hipótesis descartada. Ahora, el yacimiento se sumerge en una nueva etapa «prodigiosa para conocer cómo se ha producido la evolución humana en los últimos 1,5 millones de años».

Fuente: larazon.es | 29 de enero de 2023

Neandertales: el arte más antiguo del mundo no lo hizo el 'Homo sapiens'

Réplica de la cueva de Maltravieso con huellas de manos de cuatro dedos de neandertales, Cáceres, España. WH_Fotos/Shutterstock.

Una de las cuestiones más debatidas en la historia de la investigación de los neandertales ha sido si crearon manifestaciones artísticas. En los últimos años, el consenso se ha convertido en que lo hicieron, a veces. Pero, al igual que las relaciones en ambos extremos del árbol evolutivo de los homínidos, entre los chimpancés y el Homo sapiens, el comportamiento de los neandertales varió culturalmente de un grupo a otro y a lo largo del tiempo.

Su expresión artística era quizás más abstracta que las figuras estereotipadas y las pinturas rupestres de animales que el Homo Sapiens hizo después de que los neandertales desaparecieran hace unos 30.000 años. Sin embargo, los arqueólogos están comenzando a apreciar cuán creativo fue el arte neandertal por derecho propio.

Se cree que el Homo sapiens evolucionó en África desde hace al menos 315.000 años. Las poblaciones de neandertales en Europa se remontan al menos a 400.000 años. Y en torno a hace 250.000 años, los neandertales mezclaban minerales como la hematita (ocre) y el manganeso con fluidos para hacer pinturas rojas y negras, presumiblemente para decorar el cuerpo y la ropa.

Es la naturaleza humana

La investigación realizada por arqueólogos paleolíticos en la década de 1990 cambió radicalmente la visión común de los neandertales como tontos. Ahora sabemos que, lejos de tratar de mantenerse al día con el Homo sapiens, tuvieron una evolución de comportamiento matizada propia. Sus grandes cerebros se ganaron su sustento evolutivo.

Sabemos por el hallazgo de restos en cuevas subterráneas, incluidas huellas de pie y evidencias del uso de herramientas y pigmentos en lugares donde los neandertales no tenían una razón obvia para estar, que parecen haber sido curiosos sobre su mundo.

El pigmento rojo se lavó en las concavidades de una cortina de estalactitas brillantes en la cueva de Ardales. Paul Petit y equipo.

¿Por qué se extraviaban partiendo desde el mundo de la luz hacia las peligrosas profundidades de las cuevas donde no había comida ni agua potable? No podemos decirlo con certeza, pero como esta circunstancia a veces implicaba crear expresiones artísticas en las paredes de las cavernas, probablemente ello era muy significativo de alguna manera, más que reducirse a una simple exploración.

Los neandertales vivían en grupos pequeños y muy unidos que eran muy nómadas. Cuando viajaban, llevaban brasas para encender pequeñas fogatas en los abrigos rocosos y riberas de los ríos donde acampaban. Utilizaron herramientas para tallar sus lanzas y descuartizar cadáveres de animales. Deberíamos pensar en ellos como grupos familiares unidos por constantes negociaciones y competencia entre ellos. Aunque organizados en pequeños grupos, en realidad era un mundo de individualidades.

La evolución de la cultura visual de los neandertales a lo largo del tiempo sugiere que sus estructuras sociales estaban cambiando. Utilizaron cada vez más pigmentos y adornos para decorar sus cuerpos. Como expliqué en mi libro, Homo Sapiens Rediscovered, los neandertales adornaban sus cuerpos tal vez a medida que la competencia por el liderazgo del grupo se volvía más sofisticada. Los colores y los adornos transmitían mensajes sobre la fuerza y ​​el poder, ayudando a las personas a convencer a sus contempoáneos de su fuerza e idoneidad para liderar.

Posteriormente, hace al menos 65.000 años, los neandertales usaron pigmentos rojos para pintar marcas en las paredes de cuevas profundas en España. En la cueva de Ardales, cerca de Málaga, en el sur de España, colorearon las secciones cóncavas de estalactitas de color blanco brillante.

En la cueva de Maltravieso, en Extremadura, al oeste de España, pintaron alrededor de sus manos. Y en la cueva de La Pasiega, en Cantabria, en el norte, un neandertal hizo un rectángulo presionando repetidamente las yemas de los dedos cubiertos de pigmento contra la pared.

No podemos adivinar el significado específico de estas marcas, pero sugieren que los neandertales se estaban volviendo más imaginativos.

Una de las varias docenas de plantillas de manos dejadas en la Cueva de Maltravieso. En el caso de esta mano el neandertal que la dejó habría tenido que tumbarse en el suelo, ya que fue creada sobre un techo de apenas 30cm de altura. Paul Pettitt y equipo.

Más tarde aún, hace unos 50.000 años, llegaron los adornos personales para complementar la presencia corporal. Estos estaban restringidos a partes de la estructura del cuerpo de los animales, entre otros: colgantes hechos de dientes de carnívoro, conchas y trozos de hueso. Estos collares eran similares a los que usaban en la misma época los Homo sapiens, probablemente reflejando una comunicación compartida simple que cada grupo podía entender.

¿Difiere la cultura visual neandertal de la del Homo sapiens? Creo que probablemente fuera así, aunque no en sofisticación. Estaban produciendo arte no figurativo decenas de milenios antes de la llegada del Homo sapiens a Europa, lo que demuestra que lo habían creado de forma independiente.

No obstante, difería. Todavía no tenemos evidencias de que los neandertales produjeran arte figurativo, como pinturas de personas o animales, las cuales -desde hace al menos 37,000 años- fueron ampliamente producidas por los grupos de Homo sapiens que eventualmente los reemplazarían en Eurasia.

El arte figurativo no es una insignia de modernidad, ni la falta de ello un indicio de primitivismo. Los neandertales utilizaron la cultura visual de forma diferente a sus sucesores. Sus colores y adornos fortalecían los mensajes entre sí a través de sus propios cuerpos en lugar de utilizar representaciones de cosas.

En muchos casos dejaron plantillas de manos en partes de paredes y techos de cuevas de difícil acceso, como estas en la cueva de El Castillo, en la que Paul Pettitt muestra la posición de las manos. Paul Pettitt y equipo.

Puede ser significativo que nuestra propia especie no produjera imágenes de animales o cualquier otra cosa hasta después de que los neandertales, los denisovanos y otros grupos humanos se extinguieran. Nadie hacía uso de ello en la Eurasia biológicamente mixta de hace entre 300.000 a 40.000 años.

Pero en África estaba surgiendo una variación de este tema. Nuestros primeros antepasados ​​empleaban sus propios pigmentos y marcas no figurativas para comenzar a referirse a los emblemas compartidos por los grupos sociales, como conjuntos repetidos de líneas y determinados patrones específicos.

Sus manifestaciones artísticas parecen haber tenido menos que ver con los individuos y más con las comunidades, como la utilización de signos compartidos, tal como los grabados en trozos pétreos con ocre hallados en la cueva de Blombos (derecha), en Sudáfrica, los cuales funcionarían como diseños tribales. Las etnias estaban surgiendo y los grupos, unidos por reglas y convenciones sociales, serían los herederos de Eurasia

Fuente: theconversation.com | 17 de enero de 2022

La Cueva de Nerja presenta en Fitur a ‘Pepita’, reconstrucción facial de un esqueleto epipaleolítico

“Pepita” es la pieza más emblemática del Museo de Nerja, que pertenece a la Fundación Cueva de Nerja, y este esqueleto, hallado en la cavidad, se ha convertido en una de las piezas más aclamadas por sus visitantes.

El Presidente de la Fundación Cueva de Nerja y Subdelegado del Gobierno en Málaga, Javier Salas, ha presentado el rostro de “Pepita”, en Fitur 2023, junto con el Vicepresidente de la Fundación Cueva de Nerja, Alberto Armijo; el Gerente de la Fundación, José María Domínguez; y el Director del Museo de Nerja, Juan Bautista Salado.

“Pepita” es un esqueleto epipaleolítico que fue hallado en la Sala de la Torca de la Cueva de Nerja durante las excavaciones arqueológicas dirigidas por el profesor Manuel Pellicer. Su estudio ha sido uno de los principales objetivos de la Fundación Cueva de Nerja a lo largo de los años, ya que es uno de los esqueletos mejor conservados de Europa. Ésta, de hecho, es su principal singularidad, ya que no es habitual que esqueletos con esta antigüedad -9.900 años antes del presente- muestren una conservación tan óptima.

Este esqueleto se ha convertido en la pieza más emblemática del Museo de Nerja, por lo que se ha llevado a cabo un arduo trabajo de investigación para realizar la reconstrucción facial de su cara y su cráneo y, así poder determinar cómo podría ser su rostro en vida. Un trabajo llevado a cabo gracias a la tecnología 3D y a la labor de los mejores especialistas en la materia.

El esqueleto de 'Pepita', en el Museo de Nerja. / M. H.

¿Quién era “Pepita”, el esqueleto expuesto en el Museo de Nerja?

Los últimos estudios revelan que el esqueleto perteneció a una mujer fallecida en torno a los 19 años de edad. Presenta huesos muy gráciles y poseía una musculatura débil, por lo que no parece que hubiera practicado actividades físicas muy intensas. Se le ha estimado una estatura de alrededor de 150 cm, inferior a la media de su sexo.

El cráneo y las proporciones esqueléticas se asemejan a las presentes en algunas poblaciones actuales africanas, aunque realmente no muestra similitudes con otras poblaciones prehistóricas de su época.

El estudio de las inserciones musculares y la longitud de los huesos del brazo izquierdo revelan que era zurda y, aunque padeció una severa infección en su oído izquierdo, que dejó su cicatriz en el cráneo, la causa de la muerte no puede determinarse con exactitud, siendo lo estadísticamente más probable un fallecimiento por complicaciones de parto o durante el postparto.

Las últimas fechas obtenidas por Carbono 14 revelan que vivió en torno al 9.900 antes del presente.
El estudio isotópico nos dice que su dieta se basaba en el consumo mayoritario de carne y de alimentos vegetales recolectados, teniendo una escasa importancia los productos del mar.

Cueva de Nerja. / MARILÚ BÁEZ.

Podrá verse cómo era el rostro en vida de “Pepita” en el Museo de Nerja

El proyecto final podrá verse este 2023 en el Museo de Nerja, sito en la localidad que le da nombre. Se expondrá en un kiosco táctil cuyo software ha sido realizado por la empresa tecnológica Paythunder y será la primera vez que se aúne la reconstrucción facial con la inteligencia artificial, lo que convertirá a este museo en un referente a nivel nacional en alta tecnología aplicada a la museografía.

En la presentación, también estuvo presente Fran Gómez, CEO de Pay Hunder encargado de que “Pepita” pueda interactuar con los visitantes del museo; expuso que es la primera vez que se utiliza en un Museo la inteligencia artificial para devolver la vida a un esqueleto y realizó a “Pepita” varias preguntas, que ella contestó ante el asombro de los asistentes.

Proceso tecnológico para la reconstrucción facial y craneal

Para llegar al resultado final se ha llevado a cabo un largo procedimiento, siempre contando con el apoyo y la colaboración del Instituto de Investigación Cueva de Nerja. El proceso de investigación se inició con la realización del modelado del cráneo de la pieza mediante su escaneado y procesado en 3D con el programa MeshLab. Una vez realizado este primer paso el cráneo fue importado al programa de animación Blender para su aproximación facial.

Se han utilizado los protocolos antropológicos más fiables para la reconstrucción facial para obtener la morfología básica. Con el programa 3D ZBrush se le dio el modelado final que nos sirvió de base para su posterior renderización. Todo este trabajo se realizó por Carmen Mª Román Muñoz, Lorenza Coppola Bove y Julia García González.

El siguiente proceso fue la renderización y digitalización final realizada por los investigadores Antonio Torres Riesgo y José María Cobos Pastor.

Todo este montaje se podrá ver en un kiosco táctil cuyo software ha sido realizado por la empresa tecnológica Paythunder y será la primera vez que se convine la reconstrucción facial con la inteligencia artificial, lo que convertirá al Museo de Nerja en un referente a nivel nacional en alta tecnología aplicada a la museografía.

Fuente: axarquiaplus.ex| 21 de enero de 2023

La violencia estaba muy extendida en la sociedad agrícola neolítica, según un nuevo estudio

Ejemplos de traumatismo por fuerza contundente en cráneos neolíticos del noroeste de Europa: (A) Belas Knap, Inglaterra (sin cicatrizar); (B) Schöneck-Kilianstädten, Alemania (curado); (C y D) Halberstadt, Alemania (sin cicatrizar).

La violencia y la guerra estaban muy extendidas en muchas comunidades neolíticas del noroeste de Europa, un período asociado con la adopción de la agricultura, según sugiere una nueva investigación publicada en Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS).

De los restos óseos de más de 2.300 primeros granjeros de 180 enclaves que datan de hace entre unos 8.000 y 4.000 años, más de uno de cada diez mostraban heridas por armas, según encontraron los bioarqueólogos.

Contrariamente a la opinión de que la era neolítica estuvo marcada por la cooperación pacífica, el equipo de investigadores internacionales dice que en algunas regiones el período comprendido entre el 6.000 a. C. y el 2.000 a. C. puede ser un punto culminante de conflicto y violencia con la destrucción de comunidades enteras.

Mapa del noroeste de Europa que muestra sitios arqueológicos con restos de individuos con lesiones óseas relacionadas con la violencia durante el periodo Neolítico (rojo), así como asentamientos, recintos, y sitios de muertes masivas con evidencias de violencia colectiva (azul).

Guerra formalizada

Los hallazgos también sugieren que el surgimiento de cultivos y pastoreo de animales como forma de vida, reemplazando la caza y la recolección, pudieron haber sentado las bases para la guerra formalizada.

Los investigadores utilizaron técnicas bioarqueológicas para estudiar restos óseos humanos procedentes de yacimientos de Dinamarca, Francia, Alemania, Gran Bretaña, España y Suecia, los cuales fueron recopilados con el fin de mapear, por primera vez, las evidencias de violencia durante el periodo Neolítico en el noroeste de Europa, zona que tiene la mayor concentración de sitios neolíticos excavados en el mundo.

El equipo de las Universidades de Edimburgo, Bournemouth y Lund en Suecia, y el Centro de Investigación Osteo-arqueológica en Alemania, examinaron el conjunto de restos óseos en busca de lesiones causadas, predominantemente, por la fuerza ejercida de modo contundente en cráneos.

Ejemplos de lesiones penetrantes no curadas con puntas incrustadas: (A) punta de flecha en forma de hoja reacondicionada a un defecto penetrante elíptico en un cráneo de West Tump, Inglaterra; (B) vista endocraneal del mismo defecto que muestra biselado interno; (C) punta de flecha incrustada en una vértebra de Eulau, Alemania; (D) Diente de asta incrustado en un cráneo de Tygelsjö, Suecia.

Evidencias de lesiones

Más del diez por ciento presentaba daños potencialmente causados ​​por frecuentes golpes en la cabeza con instrumentos contundentes o hachas de piedra. También se encontraron varios ejemplos de heridas penetrantes, que se cree que fueron por flechas.

Algunas de las lesiones observadas estaban relacionadas con sujetos enterrados de modo masivo, lo que podría sugerir la destrucción de comunidades enteras, dicen los investigadores.

"Los huesos humanos son la forma más directa y menos sesgada de evidencia de hostilidades pasadas, y nuestra capacidad para distinguir entre lesiones fatales y roturas post-mortem ha mejorado drásticamente en los últimos años, además de diferenciar las lesiones accidentales de los ataques con armas", dice la Dra. Linda Fibiger (izquierda).

"El estudio plantea la pregunta de por qué la violencia parece haber prevalecido tanto durante este período. La explicación más plausible puede ser que la base económica de la sociedad hubiera cambiado. Con la agricultura llegó la desigualdad y aquellos que tuvieron menos éxito parece que a veces se involucraron en incursiones colectivas violentas como una estrategia alternativa de lograrlo, y ahora los resultados de ello se conocen cada vez más en términos arqueológicos", dice el Dr. Martin Smith (derecha).

Fuente: Universidad de Edimburgo | 19 de enero de 2023

Los neandertales no son la única especie cuya dentición se caracteriza por poseer esmalte fino

Tres de los siete premolares pertenecientes a 'Homo antecessor'. Laura Martín-Francés.

El Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) participa en un artículo publicado en la revista American Journal of Biological Antrhopology sobre los restos dentales de Homo antecessor, especie recuperada en el nivel TD6 del yacimiento de Gran Dolina (Atapuerca, Burgos), que revela nuevos aspectos sobre la biología de esta especie.

Los resultados de ese estudio, liderado por la investigadora Laura Martín-Francés (UCM-ISCIII y CENIEH, izquierda), sugieren que, aunque los neandertales siguen siendo la única especie cuya dentición se caracteriza por poseer esmalte fino, este rasgo ya estaba presente en el género Homo del Pleistoceno inferior europeo, hace alrededor de 900.000 años.

Y es que hace unos años se creía que los neandertales eran los únicos representantes del género Homo que poseían el esmalte fino. Sin embargo, nuevos análisis, principalmente los llevados a cabo en los restos dentales del nivel TD6 de Gran Dolina, han demostrado que la aparición del patrón de esmalte fino precede a los neandertales.

"Debido a su posición filogenética, su relación con neandertales y humanos modernos, la colección de Homo antecessor representa una oportunidad única para conocer cuándo apareció este rasgo del esmalte fino en nuestro género”, señala Laura Martín-Frances.

Esmalte fino y grueso

En este estudio, se han caracterizado el patrón del grosor del esmalte y su distribución en la corona, es decir qué zonas presentan el esmalte más fino o grueso, en siete premolares pertenecientes a dos individuos de Homo antecessor (TD6-H1 y TD6-H3) y su comparación con especies del registro fósiles y humanos modernos de varios yacimientos de Europa, China y África.

Gracias al uso de la microtomografía computarizada (mCT) e imágenes de alta resolución del Laboratorio de Microscopía y Microtomografía Computarizada del CENIEH, los autores han constatado la presencia de un patrón diferente en los dos individuos estudiados. Mientras que el individuo TD6-H1 presenta esmalte fino, con clara afinidad a la característica neandertal, el individuo TD6-H3 exhibe un patrón grueso de esmalte, similar al de la mayoría de especies fósiles y humanos modernos.

“Entre las posibles causas que pueden justificar la presencia de un patrón de esmalte diferenciado en los individuos de la misma especie, creemos que la más plausible es la variabilidad dentro de una misma población”, señala Laura Martín-Francés.

Fuente: cenieh.es | 19 de enero de 2023