Zahi Hawass asegura haber descubierto la momia más antigua de Egipto, de hace 4.300 años, así como las ruinas de una ciudad romana

La momia de 4.300 años de antigüedad adornada con oro. Zahi Hawass cree que es la más antigua encontrada hasta ahora.

Un equipo de arqueólogos ha descubierto la momia de un hombre de hace 4.300 años envuelta completamente en oro cerca de la pirámide escalonada, en Saqqara, y podría ser la más antigua jamás encontrada.

El individuo, llamado Hekashepes, fue encontrado dentro de un sarcófago de piedra caliza en el fondo de un pozo de 15 metros de profundidad que conducía a una tumba en la que se descubrió también un tesoro de hermosas estatuillas y otras de tamaño natural talladas para parecerse a sirvientes, hombres, mujeres y familias.

El descubrimiento es parte de un grupo de tumbas de la V y VI dinastía encontradas unos 30 kilómetros al sur de El Cairo, cerca de la pirámide escalonada (en la foto).

Puerta situada frente a una tumba en la parte inferior de uno de los pozos excavados.

Estos hallazgos son parte de un grupo de tumbas de la V y VI dinastías encontradas a unos 30 kilómetros al sur de El Cairo, y las autoridades esperan que revivan el interés del turismo en la región.

"Desafortunadamente, la expedición no encontró ninguna inscripción que pudiera identificar a los dueños de las estatuas", señala el egiptólogo Zahi Hawas, quien dirigió la excavación.

Foto: Zahi Hawass, anunciando los nuevos descubrimientos en una imagen compartida en sus redes sociales.

El enclave de Saqqara fue parte de una necrópolis en expansión de la antigua capital de Egipto, Menfis, la cual incluye las famosas pirámides de Giza y otras pirámides más pequeñas en Abu Sir, Dahshur y Abu Ruwaysh. Las ruinas de Menfis fueron designadas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en la década de 1970.

Se descubrieron dos pozos en el sitio, uno con los restos de Hekashepes, y otro de nueve metros de profundidad que conduce a otras tres tumbas y numerosas estatuillas y estatuas.

Foto: Una de las tumbas con pinturas de la vida cotidiana.

Foto: Interior de otra de las tumbas del Reino Antiguo. Mohamed Abd El Ghany.

"La tumba más importante pertenece a Khnumdjedef, un inspector de funcionarios, supervisor de los nobles y sacerdote en el complejo piramidal de Unas, el último rey de la quinta dinastía", dijo Hawass. "Esta tumba está decorada con escenas de la vida cotidiana".

"Otra tumba pertenecía a Meri, 'guardián de los secretos y asistente del gran líder del palacio'. Era el hombre de confianza de un antiguo faraón que supervisaba y archivaba los documentos del mismo. También era conocedor de los secretos de elaboración de letras y palabras, lo cual se asociaba con la magia, así como del saber cósmico en una sociedad egipcia analfabeta", agrega Hawas.

Foto: En las tumbas se encontraron numerosas estatuillas. Una detalla una escena de una familia.

Además se encontraron tres estatuas de una persona llamada Fetek junto a una mesa de ofrendas y un sarcófago de piedra que contenía su momia. Dentro del conjunto se encontraron también muchos amuletos, vasijas de piedra, herramientas para la vida diaria y estatuas del dios Ptah-Sokar.

Foto: Una de las piezas encontradas.

Ruinas de una ciudad romana

Cerca de la ciudad sureña de Luxor, las autoridades dijeron que encontraron docenas de sitios de enterramientos que datan de 1800 a. C. a 1600 a. C., esto es, durante el transcurso del Imperio Nuevo, así como ruinas de una antigua ciudad romana que los antiguos griegos la llamaban Thebai y los romanos Thebae.

Panorámica de los restos romanos que han sido localizados en Luxor. Foto: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto

Restos de una "ciudad residencial" romana descubierta cerca del templo de Luxor. Foto: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

Mostafa Waziri (izquierda), secretario general del Conejo Aeneral de Antigüedades de Egipto, ha explicado que el descubrimiento de esta ciudad romana "aporta mucha información acerca de la ciudad residencial más importante y antigua en la orilla oriental de la provincia de Luxor, que consideramos como una extensión de la antigua ciudad de Tebas". Las excavaciones han exhumado los restos de varios edificios residenciales y dos palomares, además de varios talleres para la fabricación y fundición de metales, recipientes cerámicos, frascos de vidrio, lámparas, utensilios para moler, y monedas romanas de cobre y de bronce.

Respecto a los palomares, un hallazgo ciertamente curioso, el director general de Antigüedades del Alto Egipto, Fathi Yasin, ha dicho que "en su interior se encontraron varias vasijas de cerámica que se usaban como nidos para las palomas. Estos elementos comenzaron a utilizarse en el ámbito funerario a partir de época romana".

Imagen de uno de los dos palomares descubiertos en la ciudad romana de Luxor. Foto: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

En un anuncio separado, un grupo de científicos de la Universidad de El Cairo reveló detalles previamente desconocidos sobre un adolescente momificado que data de alrededor del año 300 a.C. Mediante el uso tomografías computarizadas, los científicos pudieron arrojar nueva luz sobre el alto estatus social del mismo, al constatar los numerosos y elaborados amuletos insertados dentro de su cuerpo momificado y el tipo de entierro que recibió.

Foto: Tomografías computarizadas de la momia de un adolescente datada en el año 300.a.C.

Foto: Detección de los amuletos que portaba la momia del adolescente.

Egipto a menudo promociona públicamente sus antiguos descubrimientos para atraer a más turistas, una fuente importante de divisas para este país del norte de África con problemas de liquidez. El sector turístico sufrió una recesión prolongada después de la fuerte agitación política que siguió a un levantamiento popular en 2011.

La industria turística de Egipto también se vio muy afectada por la pandemia del coronavirus y actualmente sufre las consecuencias de la guerra en Ucrania. Tanto Rusia como Ucrania constituían anteriormente una gran fuente de turistas que visitaban Egipto.

Fuentes: dailymail.co.uk | nationalgeographic.com.es | elespanol.com | 26 de enero de 2023

Encuentran Saqqara un 'Libro de los Muertos' en un papiro de 15 metros de largo por primera vez en 100 años

Una sección del Papiro de Ani (c.1250 a.C., durante la Dinastía XIX). Todavía no hay imágenes del Libro de los Muertos recién encontrado. | Crédito: Getty Images

Los egipcios no tenían un problema con la muerte. Por el contrario, la consideraban como el paso necesario para acceder al A’aru, o el Paraíso en la mitología local. Para ello, sin embargo, habrían de pasar por el Juicio de Osiris: el evento místico en el que sus corazones serían puestos a prueba al final de su tránsito por la Tierra. Para ello, escribían en papiros inmensos un código sagrado que les mostraría el camino en el Más Allá: el 'Libro de los Muertos'.

Hace al menos un siglo que no se encontraba un papiro de esta relevancia funeraria en la necrópolis de Saqqara, al sur del Cairo. Con al menos 16 metros de largo, un equipo de investigadores exhumó un 'Libro de los Muertos' que quedó encerrado en un sarcófago con 2.000 años de antigüedad, en el interior de la Pirámide escalonada de Djoser.

Un fragmento del Papiro de Ani (c.1250 a.C., durante la Dinastía XIX). Todavía no hay imágenes del Libro de los Muertos recién encontrado. / Getty Images.

Un papiro cuajado de conjuros y pasadizos para el Más Allá

El anuncio del hallazgo se realizó el 14 de enero de 2023, el cual coincidió con el Día Nacional de la Arqueología en Egipto. Hay muchos textos del 'Libro de los Muertos', y el análisis del nuevo hallazgo puede arrojar luz sobre las antiguas tradiciones funerarias egipcias. De acuerdo con los investigadores a cargo de las excavaciones, el trabajo de conservación ya está prácticamente terminado, y ahora está siendo traducido al árabe, de acuerdo con un comunicado del Consejo Supremo de Antigüedades.

La Pirámide escalonada de Djoser fue la primera que los egipcios construyeron. El edificio se consagró como un espacio funerario para el faraón con el mismo nombre, alrededor del año 2.611 a.C. A partir de entonces, el área circundante se utilizó como camposanto durante miles de años.

"El 'Libro de los Muertos' encontrado recientemente está datado en el periodo tardío (alrededor de 712 a.C. a 332 a.C)", según explicó el ex-ministro de Antigüedades, Zahí Hawass a LiveScience. "La información sobre quién era el propietario del papiro y su fecha precisa se anunciará pronto", añadió el afamado arqueógo.

Un fragmento del Papiro de Ani, a la izquierda, Osiris-Seker se encuentra en un santuario en forma momificada. / Getty Images

Aunque todavía no hay imágenes ni más detalles sobre el contenido de este 'Libro de los Muertos', es la primera vez en 100 años que un papiro de estas dimensiones se encuentra en la necrópolis de Saqqara. La longitud, precisión y maestría artística con la que se confeccionaban estos documentos dependía, en gran medida, del grado social que tuviera el difunto.

Este parece ser el segundo papiro que contiene textos del Libro de los Muertos que se ha encontrado en Saqqara el año pasado. En 2022, se encontró en este enclave un papiro fragmentario de 4 metros de largo que contenía textos del Libro de los Muertos en un pozo de entierro cerca de la pirámide del faraón Teti (reinó alrededor de 2323 a. C. a 2291 a. C.). Tenía, además, escrito el nombre de su propietario, un hombre llamado "Pwkhaef".

Si bien es cierto que se han encontrado papiros mucho más extensos, explica Foy Scalf, jefe de archivos de investigación de la Universidad de Chicago, las dimensiones de éste no son despreciables en absoluto. Ahora, el mundo está a la espera de que los arqueólogos egipcios revelen el nombre y algunos detalles sobre los hechizos que se inscribieron en este documento, hace 2 milenios atrás.

Fuentes: ngenespanol.com | livescience.com | 26 de enero de 2023

La búsqueda de la 'reina de las calzadas' en Roma arroja numerosos hallazgos romanos y medievales

Arqueólogos durante los trabajos de excavación de la Vía Apia, con las Termas de Caracalla al fondo. Foto: Ministerio de Cultura de Italia

La búsqueda del corazón de la Vía Apia, una de las calzadas más conocidas de la antigua Roma, ha sido frustrada por la aparición de un torrente de agua subterránea. Los arqueólogos italianos que perseguían la identificación del kilómetro cero de la carretera en las inmediaciones de las Termas de Caracalla, en la capital italiana, no han podido seguir profundizando ante la incapacidad de controlar la inundación de la zanja y han decidido abandonar un proyecto en el que llevaban meses trabajando.

La investigación, no obstante, no ha sido un completo fracaso. En el yacimiento se han hallado singulares vestigios que arrojan luz sobre la vida en la ciudad desde el siglo II d.C. hasta el XVIII, entre los que destacan un busto imperial o uno de los primeros ejemplos de monedas acuñadas por un Papa, según han desvelado este martes. En los trabajos también se han encontrado fragmentos de vidrio y cerámicas, algunas de ellas decoradas, así como los restos de un ánfora, una columna con una inscripción, antiguos juegos de mesa o teselas de mosaicos.

La Vía Apia fue una de las calzadas más importantes de la antigua Roma. Foto: iStock.

El legendario tramo inicial de la Vía Apia estaría, según algunos registros históricos, a una profundidad de ocho metros en el entorno del Circo Máximo y frente a las imponentes Termas de Caracalla. Esta calzada, conocida como regina viarum, la reina de las carreteras, se empezó a construir a finales del siglo IV a.C. impulsada por un anciano senador ciego llamado Apio Claudio. Su origen respondía a la necesidad de transportar tropas desde Roma hasta Capua en el contexto de la segunda guerra samnita (326-304 a.C.). Su trazado se extendió hasta el puerto de Brindisi, que ofrecía un acceso marítimo directo hasta Grecia, Egipto u otros rincones del Mediterráneo.

Al llegar a una profundidad de seis metros, los arqueólogos fueron sorprendidos por la irrupción de un importante torrente de agua subterránea. Riccardo Santangeli Valenzani, profesor de la Universidad de Roma III y uno de los directores del proyecto, ha explicado que ha podido explorar el yacimiento gracias a la colocación de varias bombas que achican agua durante todo el día, pero ha reconocido que les resulta imposible seguir excavando.


"No podemos achicar lo suficientemente rápido; esta área siempre ha estado llena de agua y por eso se construyeron las termas aquí", ha subrayado el arqueólogo (izquierda). El monumental complejo de baños erigido en el siglo III por orden del emperador Caracalla recoge el agua filtrada de dos de las colinas que moldean el paisaje de Roma.

"Aunque la complejidad del trabajo viene provocada por el gran flujo de agua y no ha permitido alcanzar el estrato donde se encontraría la calzada de la Vía Apia, los hallazgos efectuados dan testimonio de la actividad de esta zona más allá de la época del Imperio Romano", ha detallado la superintendente de Roma, Daniela Porro (derecha)Los objetos se hallaban en el interior de edificios comerciales y residenciales de varias épocas de la historia de la ciudad: el más antiguo se fecha en los años de reinado del emperador Adriano, a principios del siglo II, mientras que los más recientes pertenecen a la Edad Moderna.

Detalle de los vestigios de uno de los edificios de la época del emperador Adriano, siglo II d.C. Fabio Caricchia Reuters / Ministerio de Cultura de Italia.

Una de las piezas más singulares es un busto imperial de época romana. "Es del siglo I d.C., pero se puede ver que el cabello se talló de nuevo en el siglo IV o V para adaptarlo a los estilos de peinado del momento", ha desvelado Giorgio Rascalia, otro de los arqueólogos. También ha aparecido un anillo de bronce con un monograma del siglo IV o una extraña moneda datada en torno al año 700. "La cara representa a un emperador bizantino en la época Bizancio aún gobernaba Roma, pero fue acuñada aquí por un pontífice y es una de las primeras monedas papales", ha señalado Riccardo Santangeli.

Detalle del busto imperial romano, siglos I-II d.C. Fabio Caricchia Ministerio de Cultura Italia / Reuters.

Asimismo, las excavaciones han revelado la existencia de otro camino de los siglos X y XI que "evidencia el uso del trazado de la Vía Apia también durante la Edad Media", ha ilustrado el equipo de investigación.

Un puñado de diminutas monedas de bronce acuñadas después de la tradicional fecha que fija la caída del Imperio Romano ilustran la escasez de metales en la época. "Podrían llegar para un vaso de vino", ha resumido Santangeli sobre su escaso valor.

Conjunto de monedas de bronce. Fabio Caricchia Ministerio de Cultura de Italia / Reuters.

Los hallazgos se incluirán como uno de los elementos que constituirán la candidatura de la Vía Apia para ser patrimonio de la humanidad de la UNESCO, que se presentará al organismo de las Naciones Unidas en los próximos meses, según ha confirmado la superintendente Porro. Los primeros trabajos arqueológicos en el yacimiento comenzaron en 2018 con estudios cartográficos y geológicos, aunque las excavaciones no arrancaron hasta el pasado mes de julio.

Fuente: elespañol.com | 25 de enero de 2023

'Homo erectus', el descubrimiento que revoluciona la historia de Atapuerca

Cara parcial de un homínido hallada en el yacimiento de la Sima del Elefante (sierra de Atapuerca) la pasada campaña María Dolors Guillén / IPHES. Equipo de Investigación de Atapuerca Fundación Atapuerca.

La vida es un compendio de casualidades... o de caprichos del destino. Que cada uno escoja lo que quiera: creer en la estrella, la ventura, de un dios cualquiera o dejarlo todo en manos del azar. Pero, de una u otra forma, lo que son irrefutables son los hechos. Que los británicos se empeñaron en que su tren pasara por mitad de la sierra de Atapuerca –sus motivos tendrían–, es así. «Partieron el queso Gruyère por la mitad», apunta el paleontólogo Jordi Agustí. Los intereses de Richard Preece Williams para que el ferrocarril atravesara la masa caliza primaron por encima de todo y así se hizo. Y, por otro lado, que aquel antojo supuso el hallazgo arqueológico más importante de nuestra historia, también es innegable.

Foto: Unidad de tren de-la-Sierra-Company que circuló por la vía estrecha del tren que pasaba por Atapuerca.

De inicio, los restos fosilíferos que salieron a la luz pasaron desapercibidos, inútiles para los intereses de finales del siglo XIX. El objetivo, entonces, era facilitar el transporte de mineral hasta las siderurgias vascas, pero más de cien años después de aquello no se puede hablar de Atapuerca más que como un «templo» del pasado, una cápsula del tiempo en la que profundizar para conocernos más a fondo, la excavación más grande del mundo del Pleistoceno. También nos sirve para saber más de los animales que corrían por la meseta y alrededores hace miles y millones de años. Tierra de bisontes antaño, y de tigres, y de rinocerontes, y de algún micromamífero que hoy habita muchísimos kilómetros al norte, en lugares árticos.

«Hace 14.000 años la temperatura de aquí era diez grados inferior a la de ahora», comienza a explicar Eudald Carbonell en el momento en el que una cortina de nieve cae sobre el yacimiento. El geólogo y arqueólogo ni se inmuta; y es que «ya no nieva como antes», añora. Aunque sus trabajos sobre el terreno suelen concentrarse de junio a julio –con lo logrado en esas pocas semanas se consigue material para «entretenerse» durante todo el año–, está más que mimetizado con el lugar y sus adversidades. Para ello es miembro de esa Santísima Trinidad que dirige Atapuerca, junto a José María Bermúdez de Castro y Juan Luis Arsuaga.

Foto: Eudald Carbonell, codirector de Atapuerca (zquierda), Rosa Huguet, coordinadora del yacimiento de la Sima del Elefante (2i) Juan Luis Arsuaga, codirector de los yacimientos (3i), el consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja (2d), y Jose María Bermúz de Casto, codirector de Atapuerca (derecha), muestran el nuevo fósil hallado de hace un 1,4 millones de años.

Carbonell es un señor con aires novelescos y con un sombrero listo para cada ocasión. Si por Burgos (ciudad) atiende con un fieltro elegante, estilo Traveller, en su hábitat natural, entre huesos y piedras, se corona con la guinda del buen arqueólogo. Un gorro de paseo y otro de faena. Y es así, equipado e impávido ante el frío, el viento y la nieve del norte de Castilla, cuando sonríe y dice: «No hay dudas, es un “Homo erectus”». Se refiere a la última gran noticia desenterrada en Atapuerca, la pieza del puzle que faltaba y que se había escapado hasta ahora: Homo antecessor (850.000 años), preneandertal (500.000), Homo neanderthalensis (50.000), Homo sapiens y... ¡Homo erectus (1,3 millones de años)!

«Las cinco especies de homínidos que han vivido en Europa», señala, concentradas en un punto muy concreto, en una especie de cruz ficticia en la que el verano se convierte en invierno y en la que el clima atlántico da paso al mediterráneo. «Una zona de paso», define, que ni el Camino de Santiago se ha querido perder. Si Carbonell suelta la bomba (a falta del «ok» final), sobre el terreno, su equipo es algo más cauto y sonríe al ser preguntado: «Bueno... Eso parece, pero hay que esperar a que se termine todo el estudio. Estamos en ello y hay que ir paso a paso hasta que toda la comunidad científica lo dé por bueno». Mientras, en la urbe, frente al río Arlanzón, en el Museo de la Evolución Humana, también dan pistas sobre «el erectus»: «Cuatro especies... Casi cinco», celebran en un paseo entre la «Pelvis Elvis» y el cráneo de «Miguelón».

El cráneo de "Miguelón", expuesto en el Museo de la Evolución Humana (Burgos) Ical Agencia ICAL

El ojo de Carbonell, con miles de restos vistos y desenterrados en su retina, no necesita de demasiados análisis para saber lo que tiene delante: «Solo con verlo ya se sabe lo que es. Es un “Homo erectus”, seguro». La pista fundamental llegó el pasado 30 de junio, obra del trabajo de Edgar Téllez: la cara parcial de un ser humano de hace 1,3 millones de años (aprox.) hallada en la Sima del Elefante. Un pómulo y la mandíbula superior de un homínido que ya se antojaban «trascendentales» para abrir, de nuevo, las puertas de la evolución humana y así descifrar el enigma de la aparición de una cara moderna, confesaba, en verano, el propio Carbonell durante la presentación de los resultados de la última campaña.

Meses más tarde, el arqueólogo habla, sin titubear, sobre el origen de unos restos que vuelven a reescribir la Historia, «una constante en este trabajo», dice.

−¿Cuántas veces le han cambiado los planes?

−La complejidad no se puede controlar. Lo redundante es aburrido. Aquí lo que hay que hacer es dar pasos cortos, pero seguros. Todo lo que sea correcto no se moverá jamás. Si construyes la casa con unos cimientos que están mal, todo se terminará cayendo. Por eso este yacimiento es tan importante, porque desde hace décadas se están haciendo las cosas muy bien. Aquí no se compite, se colabora. Solo el incompetente compite y no le queremos; el competente, colabora. Al final, interpretar lo que encontramos aquí es solo el último paso que damos, y ahí es donde proyectamos nuestra visión del mundo.

2.000 obreros abrieron la trinchera de los yacimientos de Atapuerca.

Contesta el investigador a las preguntas con toda la pasión del mundo. En cada palabra demuestra mucho más que su amplísimo conocimiento de la tierra que tiene bajo sus pies, se palpa su convencimiento de la causa: «Si no conoces el pasado no podrás mejorar el futuro. ¿Podemos intervenir el cambio climático? Si hemos sido nosotros los que lo hemos provocado, entonces, podremos revertirlo en el mismo tiempo (...) El conocimiento no sirve para nada si no se transforma en pensamiento». Es toda esa filosofía la que le ha llevado a colaborar en la biblioteca que Salvat acaba de lanzar sobre la Evolución humana y que coordina Agustí. Colección que abre, junto a Marta Navazo, con un volumen titulado Atapuerca en el que ya se prepara el camino al nuevo/viejo habitante del lugar: «“Homo sp.”, probablemente “Homo erectus”», escriben.

«Una especie que tiene mucha duración en el tiempo, más de un millón de años. El primer descubrimiento de esta especie se realiza en Java en 1891, y el descubridor, Eugène Dubois, lo bautiza con el nombre de “Pithecanthropus erectus” −firman los dos autores−. Se reserva este nombre para los fósiles encontrados en Eurasia, dado que en África se les denomina “Homo ergaster”. Se caracteriza por tener la capacidad craneal en tono a los 950-1.100 centímetros cúbicos. Su bóveda craneal es baja, su cuerpo musculado, y puede medir hasta 1,80 metros. Sus herramientas son características del modo 2 o achelense en todos los lugares en los que se han encontrado registros; estos muestran su asociación a este modo de forma fundamental, un modo que emerge África y se socializa a partir de medio millón de años en Eurasia».

Restos originales de 'Homo erectus' descubiertos por Dubois en Java entre 1891 y 1892. Wikipedia.

Cuando se descubrió en Atapuerca el «Homo antecessor» no se daba por seguro en la comunidad científica que Europa estuviera poblada hace millón y medio de años, pero con el descubrimiento de ese rostro y sus estudios posteriores (todavía por inacabados y sin fecha de presentación) sí se puede afirmar que, por entonces, «Europa estaba petada», sentencia Carbonell sobre el Pleistoceno Inferior. Hace un par de décadas, a raíz de los descubrimientos en el nivel TD6 del yacimiento de Gran Dolina, se debatía sobre el modelo evolutivo más coherente para explicar el origen de cara moderna. Corría entonces la hipótesis de que en Europa prácticamente no había nadie y que era un continente despoblado, pero esa es ya una hipótesis descartada. Ahora, el yacimiento se sumerge en una nueva etapa «prodigiosa para conocer cómo se ha producido la evolución humana en los últimos 1,5 millones de años».

Fuente: larazon.es | 29 de enero de 2023

Neandertales: el arte más antiguo del mundo no lo hizo el 'Homo sapiens'

Réplica de la cueva de Maltravieso con huellas de manos de cuatro dedos de neandertales, Cáceres, España. WH_Fotos/Shutterstock.

Una de las cuestiones más debatidas en la historia de la investigación de los neandertales ha sido si crearon manifestaciones artísticas. En los últimos años, el consenso se ha convertido en que lo hicieron, a veces. Pero, al igual que las relaciones en ambos extremos del árbol evolutivo de los homínidos, entre los chimpancés y el Homo sapiens, el comportamiento de los neandertales varió culturalmente de un grupo a otro y a lo largo del tiempo.

Su expresión artística era quizás más abstracta que las figuras estereotipadas y las pinturas rupestres de animales que el Homo Sapiens hizo después de que los neandertales desaparecieran hace unos 30.000 años. Sin embargo, los arqueólogos están comenzando a apreciar cuán creativo fue el arte neandertal por derecho propio.

Se cree que el Homo sapiens evolucionó en África desde hace al menos 315.000 años. Las poblaciones de neandertales en Europa se remontan al menos a 400.000 años. Y en torno a hace 250.000 años, los neandertales mezclaban minerales como la hematita (ocre) y el manganeso con fluidos para hacer pinturas rojas y negras, presumiblemente para decorar el cuerpo y la ropa.

Es la naturaleza humana

La investigación realizada por arqueólogos paleolíticos en la década de 1990 cambió radicalmente la visión común de los neandertales como tontos. Ahora sabemos que, lejos de tratar de mantenerse al día con el Homo sapiens, tuvieron una evolución de comportamiento matizada propia. Sus grandes cerebros se ganaron su sustento evolutivo.

Sabemos por el hallazgo de restos en cuevas subterráneas, incluidas huellas de pie y evidencias del uso de herramientas y pigmentos en lugares donde los neandertales no tenían una razón obvia para estar, que parecen haber sido curiosos sobre su mundo.

El pigmento rojo se lavó en las concavidades de una cortina de estalactitas brillantes en la cueva de Ardales. Paul Petit y equipo.

¿Por qué se extraviaban partiendo desde el mundo de la luz hacia las peligrosas profundidades de las cuevas donde no había comida ni agua potable? No podemos decirlo con certeza, pero como esta circunstancia a veces implicaba crear expresiones artísticas en las paredes de las cavernas, probablemente ello era muy significativo de alguna manera, más que reducirse a una simple exploración.

Los neandertales vivían en grupos pequeños y muy unidos que eran muy nómadas. Cuando viajaban, llevaban brasas para encender pequeñas fogatas en los abrigos rocosos y riberas de los ríos donde acampaban. Utilizaron herramientas para tallar sus lanzas y descuartizar cadáveres de animales. Deberíamos pensar en ellos como grupos familiares unidos por constantes negociaciones y competencia entre ellos. Aunque organizados en pequeños grupos, en realidad era un mundo de individualidades.

La evolución de la cultura visual de los neandertales a lo largo del tiempo sugiere que sus estructuras sociales estaban cambiando. Utilizaron cada vez más pigmentos y adornos para decorar sus cuerpos. Como expliqué en mi libro, Homo Sapiens Rediscovered, los neandertales adornaban sus cuerpos tal vez a medida que la competencia por el liderazgo del grupo se volvía más sofisticada. Los colores y los adornos transmitían mensajes sobre la fuerza y ​​el poder, ayudando a las personas a convencer a sus contempoáneos de su fuerza e idoneidad para liderar.

Posteriormente, hace al menos 65.000 años, los neandertales usaron pigmentos rojos para pintar marcas en las paredes de cuevas profundas en España. En la cueva de Ardales, cerca de Málaga, en el sur de España, colorearon las secciones cóncavas de estalactitas de color blanco brillante.

En la cueva de Maltravieso, en Extremadura, al oeste de España, pintaron alrededor de sus manos. Y en la cueva de La Pasiega, en Cantabria, en el norte, un neandertal hizo un rectángulo presionando repetidamente las yemas de los dedos cubiertos de pigmento contra la pared.

No podemos adivinar el significado específico de estas marcas, pero sugieren que los neandertales se estaban volviendo más imaginativos.

Una de las varias docenas de plantillas de manos dejadas en la Cueva de Maltravieso. En el caso de esta mano el neandertal que la dejó habría tenido que tumbarse en el suelo, ya que fue creada sobre un techo de apenas 30cm de altura. Paul Pettitt y equipo.

Más tarde aún, hace unos 50.000 años, llegaron los adornos personales para complementar la presencia corporal. Estos estaban restringidos a partes de la estructura del cuerpo de los animales, entre otros: colgantes hechos de dientes de carnívoro, conchas y trozos de hueso. Estos collares eran similares a los que usaban en la misma época los Homo sapiens, probablemente reflejando una comunicación compartida simple que cada grupo podía entender.

¿Difiere la cultura visual neandertal de la del Homo sapiens? Creo que probablemente fuera así, aunque no en sofisticación. Estaban produciendo arte no figurativo decenas de milenios antes de la llegada del Homo sapiens a Europa, lo que demuestra que lo habían creado de forma independiente.

No obstante, difería. Todavía no tenemos evidencias de que los neandertales produjeran arte figurativo, como pinturas de personas o animales, las cuales -desde hace al menos 37,000 años- fueron ampliamente producidas por los grupos de Homo sapiens que eventualmente los reemplazarían en Eurasia.

El arte figurativo no es una insignia de modernidad, ni la falta de ello un indicio de primitivismo. Los neandertales utilizaron la cultura visual de forma diferente a sus sucesores. Sus colores y adornos fortalecían los mensajes entre sí a través de sus propios cuerpos en lugar de utilizar representaciones de cosas.

En muchos casos dejaron plantillas de manos en partes de paredes y techos de cuevas de difícil acceso, como estas en la cueva de El Castillo, en la que Paul Pettitt muestra la posición de las manos. Paul Pettitt y equipo.

Puede ser significativo que nuestra propia especie no produjera imágenes de animales o cualquier otra cosa hasta después de que los neandertales, los denisovanos y otros grupos humanos se extinguieran. Nadie hacía uso de ello en la Eurasia biológicamente mixta de hace entre 300.000 a 40.000 años.

Pero en África estaba surgiendo una variación de este tema. Nuestros primeros antepasados ​​empleaban sus propios pigmentos y marcas no figurativas para comenzar a referirse a los emblemas compartidos por los grupos sociales, como conjuntos repetidos de líneas y determinados patrones específicos.

Sus manifestaciones artísticas parecen haber tenido menos que ver con los individuos y más con las comunidades, como la utilización de signos compartidos, tal como los grabados en trozos pétreos con ocre hallados en la cueva de Blombos (derecha), en Sudáfrica, los cuales funcionarían como diseños tribales. Las etnias estaban surgiendo y los grupos, unidos por reglas y convenciones sociales, serían los herederos de Eurasia

Fuente: theconversation.com | 17 de enero de 2022