Un estudio arroja luz sobre la historia de la población del noreste de Asia

Distribución geográfica y temporal y estructura de la población de las poblaciones recientemente muestreadas y publicadas en el norte de Asia oriental. Crédito: Mao et al., 2021

Un estudio dirigido por grupos de investigación de la profesora Qiaomei Fu (izquierda), del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados (IVPP) de la Academia de Ciencias de China, y el profesor Hucai Zhang (derecha), de la Universidad de Yunnan, cubre el mayor periodo temporal de la dinámica de la población en el este de Asia hasta ahora, y ofrece una imagen más clara de la profunda historia de la población del norte de Asia oriental.

El estudio fue publicado en la revista Cell el pasado 27 de mayo.

El noreste de Asia se encuentra dentro de un rango de latitud similar al de Europa central y meridional, donde los movimientos y el tamaño de la población humana fueron influenciados por las fluctuaciones climáticas de la Edad de Hielo. ¿Estas fluctuaciones climáticas tuvieron un impacto en la historia de la población del norte de Asia oriental?

Las historias descubiertas por el estudio del ADN antiguo en el este de Asia permanecen relativamente poco exploradas. La dinámica de la población entre hace 40.000 y 9.500 años sigue siendo un misterio.

Para responder a las preguntas relacionadas con la historia profunda de la población del este de Asia, los investigadores obtuvieron datos del genotipo de todo el genoma de 25 humanos antiguos que van desde hace 33.000 a 3.400 años en la llanura de Songnen (provincia de Heilongjiang, noreste de China) en la región de Amur. Este período cubre el Último Máximo Glacial (LGM), el cual es crucial para comprender lo que sucedió en el norte de Asia oriental antes, durante y después del mismo.

Foto: Restos del esqueleto del hombre de Tianyuan.

Descubrieron que la muestra más antigua (AR33K, hace ~ 33.000 años) comparte la mayor afinidad genética con el hombre de Tianyuan (~ 40.000 años atrás cerca de Beijing, que representa el genoma más antiguo encontrado en el este de Asia hasta ahora), en comparación con todos los demás individuos antiguos y modernos cuyos estudios han sido publicados. Esto probablemente indica que la ascendencia Tianyuan / AR33K estaba muy extendida antes del Último Máximo Glacial en el norte de Asia oriental, tanto geográfica como temporalmente (hace entre 33.000 y 40.000 años). Además, tanto AR33K como Tianyuan son basales para todos los asiáticos orientales.

El estudio también revela que el segundo especímen fósil más antiguo (AR19K, ~ 19.000 años) pertenece a un individuo que vivió hacia el final del Último Máximo Glacial en el norte de Asia oriental. Esto demuestra que la separación genética entre el norte y el sur en el este de Asia se produjo ya 19.000 años atrás, es decir, 10.000 años antes de lo que se había descubierto anteriormente.

Descripción general de la dinámica de la población en el noreste de Asia antes y después del Último Máximo Glacial. Crédito: Mao et al., 2021.

El fósil AR19K también posee una ascendencia genética distinta de la de los humanos modernos que ocuparon esta región antes Último Máximo Glacial (por ejemplo, el hombre de Tianyuan y AR33K), lo que indica un posible cambio de población.

Los análisis de muestras más jóvenes después del Último Máximo Glacial demuestran que la continuidad genética reportada entre los habitantes modernos de la región de Amur y la población de la Cueva del Diablo (alrededor de 8.000 años) probablemente comenzó tan pronto como hace 14.000 años, es decir, 6.000 años antes de lo propuesto anteriormente.

Foto: Vista de la situación de la cueva denominada Puerta del Diablo.

"Las poblaciones de la región de Amur podrían haber estado a la vanguardia de las interacciones con las antiguas poblaciones relacionadas con el norte de Eurasia (ANE) las cuales probablemente contribuyeron a los antiguos paleo-siberianos", dijo la profesor Quiaomei Fu. Se informa que los antiguos paleo-siberianos son los parientes más cercanos de las poblaciones nativas americanas fuera de las Américas.

Además de dilucidar la dinámica de la población, estos análisis proporcionan la primera evidencia de ADN antiguo para reducir el tiempo de aparición de una variante específica de Asia (EDAR V370A), que se asocia con rasgos antropogénicos como tallos de pelo más gruesos, más glándulas sudoríparas e incisivos en forma de pala.

"Es probable que esta variante genética se eleve a una alta frecuencia después del Último Máximo Glacial. Nuestras observaciones directas de ADN antiguo probablemente apoyan la hipótesis de que la selección de EDAR V370A aumentó la vitamina D en la leche materna en un ambiente con bajos rayos UV", dijo la profesora asociada Xiaowei Mao, autora también del estudio.

Fuente: phys.org | 27 de mayo de 2021

Los misteriosos asiáticos orientales desaparecieron durante la edad de hielo. Este grupo los reemplazó

La mandíbula del hombre de Tianyuan, que vivió hace 40.000 años en lo que hoy es Beijing, China. Crédito de la imagen: Shaoguang Zhang / Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados.

Los antepasados ​​de los asiáticos orientales de hoy se mudaron a la región hace unos 19.000 años y, al hacerlo, reemplazaron a las misteriosas personas que vivían allí antes que ellos, encuentra un nuevo estudio.

Los investigadores aprendieron sobre estas misteriosas personas comparando la genética del "hombre de Tianyuan", un individuo de hace 40.000 años encontrado en la cueva de Tianyuan, en Beijing, con ADN de restos humanos antiguos pertenecientes a 25 individuos de la región de Amur, que incluye partes del este China y Rusia.

El equipo descubrió que la ascendencia del hombre de Tianyuan probablemente se extendió desde hace 40.000 a 33.000 años en todo el este de Asi, pero luego, desapareció y surgió una nueva población hace unos 19.000 años, justo cuando acontece el Último Máximo Glacial (LGM), es decir, cuando las capas de hielo, que tuvieron su máxima extensión desde hace unos 26.500 a 19.000 años, estaban retirándose, dijo el autor principal del estudio, Qiaomei Fu, paleogenetista del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados de la Academia China de Ciencias en Beijing.

En 2003, otro grupo de investigación encontró los restos del hombre de Tianyuan, y, hasta el día de hoy, el ADN de este individuo es el genoma humano más antiguo conocido en el este de Asia. Gracias al hombre de Tianyuan y otros hallazgos arqueológicos, los investigadores saben que los humanos modernos vivieron en el norte de Asia oriental hace 40.000 años. Esta región incluye la meseta de Mongolia, el norte de China, Japón, la península de Corea y las regiones montañosas del Lejano Oriente ruso. Estudios recientes han arrojado luz sobre la dinámica de la población del este de Asia desde hace unos 9.000 años hasta épocas históricas recientes, pero se sabe menos sobre lo que sucedió entre 40.000 y 9.000 años atrás, dijo Fu.

Vista oblicua anterolateral de la mandíbula del hombre de Tianyuan 1 (parte inferior izquierda), vista medial del cuerpo y rama derechos (parte superior izquierda) y vista oclusal de la dentición y los alvéolos (parte superior derecha). Las vistas no están a la misma escala.

Para investigar este periodo de tiempo, Fu y sus colegas compararon el ADN del hombre de Tianyuan con los restos de antiguas personas que vivieron en la región de Amur, que incluye la llanura de Songnen en el noreste de China, hace entre 33.000 y 3.400 años.

Este período temporal cubre el hecho de que los glaciares que cubrían vastas franjas del planeta comenzaban a retroceder, "lo cual es crucial para comprender qué sucedió con los asiáticos del norte antes, durante y después del LGM", dijo Fu a WordsSideKick.com en un correo electrónico. Después de todo, el norte de Asia oriental se ubica en latitudes similares a las de Europa central y meridional. "En Europa, los movimientos y el tamaño de la población humana se vieron influenciados por las fluctuaciones climáticas de la Edad del Hielo", dicen los investigadores en el estudio. "Estas oscilaciones climáticas pueden haber tenido un efecto similar en la historia de la población de las regiones de alta y alta altitud en Asia".

El análisis de ADN aantiguo reveló que la persona más vieja estudiada, una mujer del Pleistoceno conocida como AR33K, que vivió hace unos 33.000 años en la región de Amur (AR significa Amur y 33K significa 33.000), tenía la mayor similitud genética con el hombre de Tianyuan. en comparación con todos los demás individuos antiguos y modernos del este de Asia, afirma Fu.

Otra mujer anciana, cuyo ADN se describió en un estudio anterior, vivió hace unos 34.000 años en el valle de Salkhit, en el noreste de Mongolia. Esta mujer fue encontrada a unos 1.159 kilómetros de AR33K y a unos 1.114 km de la cueva de Tianyuan. Un estudio de 2020 en la revista Science encontró que la mujer de Salkhit compartía el 75% de su genética con el hombre de Tianyuan y el 25% con otro antiguo grupo de Asia oriental que vivió a lo largo del río Yana en el norte de Siberia. Dado que tanto AR33K como el hombre de Tianyuan comparten alrededor del 75% de su ADN con la mujer de Salkhit, es posible que estas personas fueran parte de grupos relacionados que viajaron por el este de Asia durante al menos 7.000 años, dijo Fu a la revista Science.

Sin embargo, a diferencia de la mujer de Salkhit, AR33K no tiene más ascendencia relacionada con gente del río Yana que el hombre de Tianyuan, escribieron los investigadores en el nuevo estudio. "Esto probablemente indica que la ascendencia Tianyuan / AR33K estaba muy extendida antes del Ultimo Máximo Glacial en el norte de Asia oriental, tanto geográficamente, desde el norte de China hasta Mongolia y la región de Amur, como temporalmente, desde hace 40.000 a 33.000 años", ralata Fu a WordsSideKick.com en el correo electrónico.

Para explicar la genética de la mujer de Salkhit, quizás las personas con ascendencia relacionada con Tianyuan se emparejaron con personas de ascendencia relacionada con la región de Yana en Mongolia, pero se mantuvieron aisladas de las personas antiguas en la región de Amur antes del Último Máximo Glacial, escriben los investigadores en el estudio.

De arriba a abajo: vistas lateral y posterior del fémur derecho y vista posterior de la tibia derecha del hombre de Tianyuan 1. La escala está en centímetros y milímetros.

La "nueva persona" más antigua

Otro individuo destacado del estudio, AR19K, que vivió en la región de Amur hace unos 19.000 años hacia el final del Último Máximo Glacial, llamó la atención de los investigadores. La ascendencia genética de AR19K es distinta del hombre de Tianyuan y de AR33K, "lo que indica un posible cambio de población", advierte Fu. En otras palabras, mientras AR33K y el hombre de Tianyuan transmitieron algunos genes a los asiáticos orientales modernos (Fu los llamó "basales para todos los asiáticos orientales"), las poblaciones de las que provenían desaparecieron en algún momento durante el Último Máximo Glacial.

"De hecho, AR19K es el primer humanp del norte de Asia oriental identificado hasta ahora", lo que significa que este individuo es un ancestro de los antiguos asiáticos del norte de Asia. La identificación de este antepasado del norte de Asia oriental "indica que la separación genética norte-sur en el este de Asia es tan temprana como hace 19.000 años, 10.000 años antes de lo que se había descubierto hasta ahora", precisa Fu.

Sin embargo, algunas áreas de Asia oriental tuvieron vínculos genéticos notables con el pasado, según revelaron las muestras más jóvenes. Por ejemplo, los investigadores pensaban anteriormente que las poblaciones modernas en la región de Amur tenían una continuidad genética de unos 8.000 años con los recolectores y agricultores neolíticos que vivieron en la cueva del Diablo, en el lejano Oriente de Rusia y la región de Amur. "Pero los nuevos análisis mostraron que esta continuidad se remonta a 14.000 años, o 6.000 años antes de lo propuesto anteriormente", dijo Fu.

Cabello, sudor y dientes

El estudio también redujo la ventana de tiempo en que surgió una variante genética específica en Asia, conocida como EDAR V370A. Esta variante está asociada con rasgos como tallos de cabello más gruesos, mayor número de glándulas sudoríparas e incisivos en forma de pala, dijo Fu.

"Demostramos que es probable que esta variante genética se eleve a una frecuencia alta después del Último Máximo Glacial", dice Fu. "Nuestras observaciones directas usando ADN antiguo probablemente apoyan la hipótesis de que la selección de EDAR V370A aumentó la vitamida D en la leche materna en un ambiente de baja radiación luz ultravioleta".

En general, los resultados sugieren que el Último Máximo Glacial tuvo un profundo impacto en los pueblos antiguos que vivieron en el este de Asia. "Este estudio de ADN antiguo... nos ofrece una imagen más clara de la profunda historia de la población del norte de Asia oriental", concluye Fu.

Fuente: livescience.com | 12 de junio de 2021

Descubren que un 'balancín climático' africano impulsó la evolución humana

Hoy en día, una marisma salina, la cuenca Chew Bahir en el sur de Etiopía alguna vez tuvo un extenso paleo-lago durante las fases húmedas. La perforación profunda de la superficie de la playa actual produjo un registro sedimentario de aproximadamente 620.000 años que proporciona información sobre los intensos cambios del hidroclima altamente variable del este de África. © Annett Jungiger, Universidad de Tübingen.

Si bien está ampliamente aceptado que el cambio climático impulsó la evolución de nuestra especie en África, el carácter exacto de ese cambio climático y sus impactos no se comprenden bien.

Los ciclos glacial-interglaciares tienen un fuerte impacto en los patrones de cambio climático en muchas partes del mundo, y también se asumió que regularon los cambios ambientales en África durante el período crítico de la evolución humana durante el último ~ 1 millón de años. Se cree que los cambios en el ecosistema impulsados ​​por estos ciclos glaciares estimularon la evolución y la dispersión de los primeros humanos.

Un artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) desafía este punto de vista. La Dra. Stefanie Kaboth-Bahr (izquierda), de la Universidad de Postdam, y un grupo internacional de colaboradores multidisciplinarios identificaron patrones climáticos antiguos similares al fenómeno de 'El Niño' como los impulsores de los principales cambios climáticos en África. Esto permitió al grupo reevaluar el marco climático existente de la evolución humana.

Caminando con la lluvia

La Dra. Kaboth-Bahr y sus colegas integraron 11 archivos climáticos de toda África que cubren los últimos 620.000 años para generar una imagen espacial completa de cuándo y dónde prevalecieron las condiciones húmedas o secas en ese continente. Les sorprendió encontrar una "oscilación climática" de este a oeste distinta, muy similar al patrón producido por el fenómeno meteorológico de 'El Niño', el cual hoy influye profundamente en la distribución de las precipitaciones en África.

Los autores infieren que los efectos del Océano Pacífico tropical en la llamada "Circulación Walker" —un cinturón de células de convección a lo largo del ecuador que impactan la lluvia y la aridez en los trópicos— fueron el principal impulsor de este vaivén climático. Los datos muestran claramente que las regiones húmedas y secas oscilaron, cambiando entre el este y el oeste del continente africano en escalas de tiempo de aproximadamente 100.000 años, con cada uno de los cambios climáticos acompañados de importantes cambios en la flora y la fauna de mamíferos.

"Nos sorprendió encontrar un 'vaivén' climático de este a oeste, muy similar al patrón producido por los fenómenos meteorológicos de El Niño, que hoy influyen profundamente en la distribución de las precipitaciones en África", afirma Kaboth-Bahr.

"Esta alternancia entre períodos secos y húmedos parece haber gobernado la dispersión y evolución de la vegetación y de los mamíferos en África oriental y occidental", señala Kaboth-Bahr. Se trata de los tiempos de la aparición de varias especies de humanos, entre ella la del Homo sapiens. Los cambios climáticos habrían influido en ese proceso, opina la investigadora:"Es probable que el mosaico ambiental resultante haya sido un componente crítico de la evolución humana y también de la demografía temprana", agrega. En particular, sugiere que las fluctuaciones en el medioambiente podrían ser uno de los factores detrás de “los patrones de estasis, cambio y extinción” en la historia de nuestros antepasados.

“Esto no significa que las personas se sintieran indefensas frente a los cambios climáticos, pero el cambio de hábitats disponibles ciertamente habría afectado los patrones de demografía y, en última instancia, los intercambios genéticos que sustentan la evolución humana”, reitera Kaboth-Bahr.

"Vemos muchas especies de mamíferos panafricanos cuyas distribuciones coinciden con los patrones que identificamos y cuya historia evolutiva parece articularse con las oscilaciones húmedo-seco entre África oriental y occidental", agrega la Dra. Eleanor Scerri (izquierda), una de las coautoras y arqueóloga evolucionista en el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana en Alemania. "Estos animales conservan las señales de los entornos en los que evolucionaron los humanos, y parece probable que nuestros antepasados ​​se hayan subdividido de manera similar en África, ya que estuvieron sujetos a las mismas presiones ambientales".

Ecotonos: las regiones de transición entre diferentes zonas ecológicas

El trabajo de los científicos sugiere que el patrón de lluvia en forma de "balancín", que alterna entre África oriental y occidental, probablemente tuvo el efecto de crear regiones ecotonales de importancia crítica, las zonas de amortiguamiento entre diferentes zonas ecológicas, como pastizales y bosques.

Los ecotonos proporcionaron entornos ambientales diversos, ricos en recursos y estables que se cree que fueron importantes para los primeros humanos modernos, y, ciertamente, parecen haber sido importantes para otras comunidades de fauna.

El Ngorongoro en el borde del Serengeti en Tanzania es el hogar de una abundante vida silvestre. El cambio climático, sin embargo, conduce a una dramática escasez de agua, cambios en la vegetación, pérdida de biodiversidad y enfermedades recurrentes que amenazan el frágil ecosistema. © Prof. Martin Trauth, Universidad de Potsdam.

Para los científicos, esto sugiere que las regiones del interior de África pueden haber sido de importancia crítica para fomentar la continuidad de la población a largo plazo. "Vemos las firmas arqueológicas de los primeros miembros de nuestra especie en toda África", dice el Dr. Scerri, "pero las innovaciones van y vienen y a menudo se reinventan, lo que sugiere que nuestra profunda historia de población vio un patrón constante de dientes de sierra de el crecimiento y el colapso de la población local".

Las regiones ecológicas pueden proporcionar áreas para la continuidad de la población a más largo plazo, lo que garantiza que la población humana más grande continúe, incluso si determinadas poblaciones locales se extinguen con frecuencia.

Reevaluar estos patrones de cambio y extinción a través de un nuevo marco climático arrojará nuevos conocimientos sobre el profundo pasado humano. Esto no significa que las personas se sintieran indefensas frente a los cambios climáticos, pero la disponibilidad de hábitats cambiantes ciertamente habría afectado los patrones demográficos y, en última instancia, los intercambios genéticos que sustentan la evolución humana.

Fuentes: Max Planck Institute | panoramahenares.com | scitechdaily.com | actualidad.rt.com | 31 de mayo de 2021

Un hombre entrega en Mérida una placa epigráfica funeraria que se encontró en el campo

Detalle de la placa epigráfica funeraria entregada en Mérida - Consorcio de la Ciudad Monumental.

Un hombre ha entregado al Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida una placa epigráfica funeraria de mármol que, según señaló, se encontró de forma casual en el campo. Este hallazgo se suma a los recientes descubrimientos de un 'pugio' (puñal) de hierro y distintas herramientas vinculadas a labores agrícolas que fueron desenterradas en diversas intervenciones arqueológicas realizadas por profesionales de dicho organismo.

Resto de la inscripción epigráfica hallada / Consorcio Ciudad Monumental Mérida.

Un "pugio" y diversos restos de época romana / Consorcio Ciudad Monumental Mérida.

El puñal fue localizado en una incineración y las herramientas en otro enterramiento, esta vez de inhumación, que debía de pertenecer a un agricultor.

Desde el Consorcio destacan en una nota que estos descubrimientos permiten «conocer a los antiguos moradores de la excelsa Augusta Emerita» y agradecen a Francisco Javier Fernández Gómez su compromiso con el patrimonio de la ciudad por la entrega de la placa epigráfica, que no se conserva en su totalidad.

Monedas recuperadas por los agentes de la Policía Nacional.

Su gesto se produce tan solo una semana después de que la Policía Nacional depositara en el Museo Arqueológico Provincial de Cáceres un tesorillo de hasta 495 monedas del siglo III-IV d.C. de cultura romana que al parecer había sido expoliado recientemente.

Los agentes también recuperaron varias piezas prehistóricas y la figura de un águila que, según señalaron en un comunicado, era «identificativa de las legiones romanas». Varios expertos han mostrado sus serias dudas sobre la autenticidad de este emblema que ahora estudia el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz.

Fuente: abc.es| 11 de junio de 2021

'Homo sapiens' y 'Homo neanderthalensis' coexistieron en el desierto de Neguev (Israel) hace unos 50.000 años

Cuenca de Wadi Zin en el Parque Nacional Ein Avdat. La estrella indica la ubicación de Boker Tachtit. Crédito: Instituto de Ciencias Weizmann

El sitio de excavación arqueológica de Boker Tachtit en el desierto central de Negev, en Israel, contiene pistas sobre uno de los eventos más importantes en la historia de la humanidad: la propagación de los humanos modernos, el Homo sapiens, desde África a Eurasia, y la posterior desaparición de las poblaciones neandertales en la región.

Investigadores del Instituto de Ciencia Weizmann y la Sociedad Max Planck, dirigidos por la profesora Elisabetta Boaretto, junto con el Dr. Omry Barzilai, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, regresaron a Boker Tachtit casi 40 años después de que fuera excavado por primera vez. Mediante métodos avanzados de muestreo y datación, ofrecen ahora un nuevo marco cronológico para este importante capítulo de nuestra evolución antropológica. Publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS), el estudio sugiere que el Homo sapiens y los neandertales (Homo neanderthalensis) estuvieron lejos de ser extraños.

Elisabetta Boaretto, jefa del laboratorio de datación por radiocarbono D-REAMS en el Instituto de Ciencias Weizmann.

El prehistoriador Dr. Omry Barzilai con una herramienta de pedernal de Boker Tachtit, de 50.000 años de antigüedad. Crédito: Autoridad de Antigüedades de Israel.

Según la teoría del "origen africano reciente", el Homo sapiens se originó en África hace tan solo 270.000 años, y en diferentes momentos tomó la ruta del norte a Eurasia, pasando por el Levante, o varias posibles rutas del sur a rincones remotos de Asia y Europa. incluso Oceanía, llegando hasta Australia por tierra.

Boker Tachtit, ubicado en la cuenca de Wadi Zin, en lo que hoy es el Parque Nacional Ein Avdat, se considera un yacimiento clave para rastrear esta migración. Es un enclave importante en el Levante para documentar un período notable en la prehistoria de la humanidad: la transición del Paleolítico Medio al Superior; en otras palabras, de una cultura prehistórica predominantemente neandertal al comienzo del reinado de los humanos modernos. Esta transición estuvo marcada por innovaciones tecnológicas como la producción de cuchillas y la introducción de herramientas estandarizadas hechas de huesos y astas.

El arqueólogo estadounidense Anthony Marks (izquierda), quien excavó y publicó por primera vez su análisis de Boker Tachtit a principios de la década de 1980, definió el yacimiento como una industria de transición del Paleolítico Medio al Superior y, basándose en una única fecha de radiocarbono, concluyó que data de 47.000 años atrás. Sin embargo, el problema fue que las fechas adicionales obtenidas del sitio, algunas de hace 34.000 años, hicieron que el momento de la transición fuera muy problemático.

"Si vamos a seguir esta línea de tiempo, entonces el período de transición podría haber durado más de 10.000 años y, sin embargo, los artefactos excavados en sitios del norte en Israel, Líbano e incluso Turquía sugieren que la transición ocurrió mucho más rápido", dice la profesora Boaretto, quien dirige el Laboratorio de Espectrometría de Masas Aceleradora de Investigación de Dangoor (D-REAMS) en el Instituto Weizmann, el cual se ha especializado en métodos avanzados de datación arqueológica.

"Marks logró datar sólo algunos especímenes de Boker Tachtit, debido a las limitaciones de datación por radiocarbono de entonces, y el rango de sus fechas propuestas no es consistente con la evidencia recopilada de otros sitios de excavación, viejos y nuevos, en la región", dice la profesora Boaretto, quien precisa que "la datación por radiocarbono, el método que utilizó Marks en su estudio, ha evolucionado enormemente desde su tiempo".

Izquierda: vista del sitio de excavación de Boker Tachtit. Marcado por un círculos rojo: un grupo de artefactos de de pedernal realizados por el 'Homo sapies'. Derecha: punta de sílex representativa del Paleolítico superior (Homo sapiens) en Boker Tachtit. Crédito: Clara Amit, Autoridad de Antigüedades de Israel.

Detalle de la capa de herramientas de pedernal típicas del Paleolítico superior temprano encontradas en Boker Tachtit. Crédito: Prof. Elisabetta Boaretto, Instituto de Ciencias Weizmann.

Para resolver estas preguntas, la profesora Boaretto, el Dr. Barzilai y su equipo multidisciplinario realizaron métodos avanzados de datación en muestras obtenidas en Boker Tachtit durante sus excavaciones realizadas enntre 2013-2015. Estos métodos incluyeron las últimas técnicas, como la datación por radiocarbono de alta resolución de piezas de carbón individuales encontradas en el sitio y la datación por luminiscencia ópticamente estimulada de los granos de arena de cuarzo, ambas llevadas a cabo en el Instituto Weizmann y en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leizpig (Alemania), respectivamente. Los investigadores también integraron estudios detallados de los sedimentos, utilizando métodos microarqueológicos para comprender cómo se formó físicamente el sitio, aportando los datos necesarios para la construcción de su marco cronológico.

"Ahora podemos concluir con mayor confianza que la transición del Paleolítico Medio al Superior fue un evento de evolución bastante rápida, el cual comenzó en Boker Tachtit hace aproximadamente 50-49.000 años y terminó hace unos 44.000 años", dice la profesora Boaretto.

Excavación en el yacimiento de Boker Tachtit de 50.000 años de antigüedad en el desierto de Negev. Crédito: Dr. Omry Barizlai, Autoridad de Antigüedades de Israel.

Cribado de material en Boker Tachtit Crédito: Ariel David

Esta datación permite una cierta superposición entre la transición material que ocurrió en Boker Tachtit y la de la región boscosa mediterránea (Líbano y Turquía) hace entre 49.000 y 46.000 años. Aún así, muestra que Boker Tachtit fue el sitio más antiguo de esta transición en el Levante y que, según los materiales encontrados, es un testimonio del último evento de dispersión de humanos modernos de África.

De acuerdo con el nuevo esquema de datación, la fase temprana en Boker Tachtit también se superpone con la cultura anterior del Paleolítico Medio en la región, la de los neandertales. "Esto demuestra que los neandertales y el 'Homo sapiens' en el Negev coexistieron y probablemente interactuaron entre sí, lo que dio como resultado no sólo un mestizaje genético, como postula la teoría del 'origen africano reciente', sino también un intercambio cultural", concluyen la profesora Boaretto y el Dr. Barzilai.

Fuentes: phys.org | fr.timesofisrael.com | haaretz.com | dailymail.co.uk | 15 de junio de 2021

Descubren a Linya, la 'Homo sapiens' que fue enterrada hace 14.000 años a los pies de los Pirineos

Arqueólogos desenterrando los restos de Lynia - CEPARQ-UAB.

Ha nacido una mujer de 14.000 años. Se llama Linya y esta mañana ha sido presentada en público en la Noguera (Lérida) por su descubridor, el catedrático de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Rafael Mora Torcal.

Linya, una Homo sapiens que murió cuando debía tener unos 25 años, al parecer de de escasa estatura, ha aparecido en un enterramiento a dos metros bajo tierra en la Cova Gran, un yacimiento arqueológico que debe su nombre a la medida del hueco abierto en la montaña, pero que pronto hará referencia al periodo de historia que ofrece y, quién sabe, si a los tesoros científicos que todavía esconde.

Porque la Cova Gran, en el municipio de Les Avellanes-Santa Linya, abarca un periodo de 50.000 años de historia, con restos hasta hace unos 4.000 años, desde los neandertales y primeros Homo sapiens hasta los primeros agricultores y ganaderos, y las expectativas son enormes. Esta es la primera vez que aparece allí un resto humano del Paleolítico Superior. La excavación ha corrido a cargo del Centro de Estudios del Patrimonio Arqueológico (CEPARQ) de la UAB.

Vista de la Cova Gran - CEPARQ-UAB

"Los restos de Linya abren una nueva ventana para acercarnos a las circunstancias de su muerte, pero también a su vida y la de sus contemporáneos en la región. Y a la vez son una pieza clave para conocer la anatomía y el patrimonio genético de las poblaciones de cazadores-recolectores del final del Pleistoceno del nordeste de la península ibérica", destaca el director de la excavación, Rafael Mora.

Un yacimiento de enorme potencial

Lo primero que surgió de Linya fue una falange, en la campaña de 2020, y hasta la de este año no se ha desenterrado el cuerpo entero; es decir, lo que quedaba de él: dos fémurs, uno de ellos conectado a la pelvis, huesos de las extremidades superiores -húmero, radio y cúbito- e inferiores –tibia y peroné- y restos de huesos de las manos. Hay partes de vértebras, costillas y cráneo. Los análisis con carbono 14 indican que murió hace entre 14.350 y 14.100 años, periodo del Paleolítico Superior Final. Hay pocos restos de esta antigüedad.

Foto: excavación de La Noguera en la que se han hallado los restos de la mujer 'Homo sapiens' de 14.000 años. UAB

Las investigaciones sobre el clima apuntan que, tras el llamado Último Máximo Glacial (hace entre 30.000 y 15.000 años aproximadamente), las condiciones se suavizaron abrutamente, en un siglo, hace unos 14.700 años, estableciéndose un clima similar al actual. Subió la temperatura y creció la pluviosidad, lo que generó importantes cambios ecológicos. De ello da cuenta la Cova Gran, y lo hará posiblemente el análisis de Linya. El análisis de los carbones hallados aquí dice que en los periodos fríos anteriores se calentaban quemando pino de montaña (Pynus sylvestris), pero con ese cambio climático se empezó a utilizar también enebro (Juniperus), cerezo (Prunus) y espino cerval (Rhamus catharticus/saxatilis), lo que sugiere unas condiciones climáticas más suaves.

"Analizamos, con toda la prudencia, si fue depositada allí de forma intencional. Ocupa el final de un bloque, una especie de tumba natural, y por los restos vegetales y rocas que tiene encima intuimos que puede ser una especie de enterramiento, de protección, una manera de evitar que fuera pasto de los depredadores", apunta Mora.

Linya estaba en posición de decúbito supino, habitual en los enterramientos intencionales. “No se nos escapa la necesidad de ser cautos a la hora de afirmar que se trata de un enterramiento intencionado”, añade Jorge Martinez-Moreno, investigador del CEPARQ. “El tratamiento mortuorio entre los cazadores-recolectores señala varias posibilidades, que oscilan entre un entierro intencional, un entierro secundario, una aportación parcial del cuerpo, canibalismo o muerte accidental. Estos escenarios los tendremos que evaluar en función de los resultados que proporcione la excavación del espacio en el que han aparecido los restos", añade Martínez-Moreno.

El cuerpo de Linya apareció en el fondo de una secuencia de siete estratos arqueológicos con abundantes restos de herramientas de piedra, fauna y carbones, lo que indica que el lugar habría sido utilizado como vivienda. El estudio de los carbones indica que los grupos humanos que se instalaron durante la Última Glaciación usaron como combustible sólo madera del pino de montaña. El equipo de arqueólogos también está buscando si alrededor del cuerpo pudo colocarse ajuar, como sucedía habitualmente en los enterramientos de Homo sapiens.

Restos del Homo sapiens femenino hallado en el Prepirineo / UAB.

Muchos indicios

El equipo de la UAB también proseguirá las excavaciones para localizar los huesos que faltan del cuerpo de Linya. "En el bloque de piedra quizás haya grabados, elementos simbólicos alrededor de la muerte", confía Mora, "debemos excavar por los laterales porque la roca forma una pequeña cueva y quizás encontremos nuevos individuos".

Linya será una mina para los paleoantropólogos. Por ahora, los restos han sido sometidos a procesos de estabilización y preservación en el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social.

Los análisis de ADN –que realizará el laboratorio alemán Max Planck- ofrecerán posiblemente montones de datos acerca de su alimentación, costumbres y, sobre todo, los orígenes y movimientos de sus antecesores y posibles mezclas con especies coetáneas como los neandertales.

La Cova Gran es, así, uno de los pocos yacimientos de la región mediterránea en que se hayan identificado restos de momentos de transición entre los últimos neandertales (hace unos 45.000 años) y los primeros humanos modernos (hace entre 37.000 y 30.000 años), con su supervivencia durante el Último Máximo Glaciar (entre 20.000 y 15.000 años) y la aparición de los primeros agricultores y ganaderos (hace entre 7.000 y 4.000).

Las investigaciones anteriores en la Cova Gran determinaron que los Homo neanderthalensis que primeramente ocuparon el sitio llegaron a convivir cronológicamente con los humanos del Paleolítico, el Homo sapiens anatómicamente moderno, pero sin que se mezclaran entre ellos. Investigaciones en otros yacimientos denotan lo contrario: el intercambio entre ambas especies fue cultural y biológico. En la Cova Gran, al menos hasta ahora, no parece haberlo habido.

Arqueólogos trabajando en la Cova Gran. Foto: UAB.

Pocos restos de Homo sapiens en la península ibérica

En la península ibérica se han hallado muy pocos restos humanos del Paleolítico Superior Final (entre 20.000-12.000 años). "Puede haber varios factores, como que el clima influyera en la conservación de los huesos o que el terreno de las excavaciones no sea lo suficientemente amplio", apunta Mora. Es por ello que "el descubrimiento de Linya es un hecho relevante que puede aportar muchas claves sobre cómo vivían nuestros antepasados cazadores-recolectores al final del Pleistoceno".

De hecho, a los investigadores les llamó la atención que fuera una mujer la enterrada en la Cova Gran, igual que los restos recuperados en la Cueva del Mirón (Santander), la llamada Dama Roja, que datan de hace 20.000 años. "¿Por qué una mujer? Esto es interesante", señala Mora. Además, los restos pueden dar claves de la conexión de estos moradores con otras poblaciones europeas y Linya puede contener en sus genes más pistas para descifrar el enigma.

Foto: análisis de los restos óseos hallados.

De momento, los trabajos continuarán para poder arrojar luz sobre la vida de los Homo sapiens en la península ibérica en general y de Linya en concreto: "Saber el porqué de las causas que llevaron a que apareciera en un espacio configurado por grandes bloques profundizará en el conocimiento sobre los comportamientos y decisiones tomadas por aquella gente ante un hecho trascendente y cotidiano como es el de la muerte: qué tratamiento siguieron aquellos que forman parte de nuestro colectivo, pero que ya no están presentes. Los restos de Linya generan múltiples desafíos, que esperamos poder revelar los próximos años", concluyen los investigadores.

Ver vídeo en este enlace.

Fuentes: lavanguardia.com | abc.es | uab.cat | 16 de junio de 2021

Hallan en una cueva de Grado (Asturias) el mayor tesoro de piezas romanas de España

Por la izquierda, María Antonia Pedregal, Pablo León, Alfonso Fanjul, Antonio Juaneda y Roberto García,. Ante ellos, las monedas encontradas. D. O.

En la jerga arqueologica se llama "tesorillo" pero lo que se ha encontrado en la cueva de La Cuesta, en Berció (Grado, Asturias) es un auténtico tesoro. Son un total de 209 monedas romanas de entre los siglos III y V d. C. Las piezas han sido depositadas en el Museo Arqueológico de Asturias, donde se han presentado este miércoles.

Alfonso Fanjul Peraza (izquierda), uno de los arqueólogos responsables del hallazgo junto a Antonio Juaneda y Roberto García, lo ha calificado de "excepcional", ya que al margen de la calidad y cantidad de piezas, estas monedas permiten afirmar que a mediados del siglo V, entre el fin del imperio romano y la instauración del reino de Asturias, había movimiento internacional de monedas romanas que llegaba hasta Asturias. Las monedas proceden de Antioquia, Constantinopla, Tesalónica, el Sur de Francia y hasta Londres, esta última, una sola moneda, la de mayor tamaño, de mediados del siglo IV.

Fanjul explicó que el hallazgo se produjo casi por casualidad. Antonio Juaneda, en un recorrido fotográfico por las orillas del río Nalón descubrió una cueva abrigo de grandes dimensiones y que podría ser interesante desde el punto de vista arqueológico. Avisó a sus colegas y organizaron una visita pese a que el lugar es de muy difícil acceso. Al llegar, los arqueólogos encontraron en el suelo un sumidero natural que culmina en una madriguera, posiblemente de un tejón, apuntó Fanjul. El animal “pinchó” un depósito de monedas y algunas de ellas salieron a la superficie. Allí, en el suelo, encontraron los investigadores un total de 115 monedas. Inmediatamente se lo comunicaron a la consejería de Cultura que les concedió los permisos y la financiación para hacer una excavación de urgencia. En esta primera campaña se encontraron el resto de las piezas.

Los investigadores, durante la excavación de la cueva de Berció (Grado, Asturias) donde aparecieron 209 monedas romanas el pasado mes de abril. ALFONSO FANJUL.

Todo fue muy rápido, como explicó el director general de Cultura y Patrimonio del Principado, Pablo León Gasalla. El pasado 5 de abril la consejería recibió la comunicación del hallazgo, entre los días 13 y 25 del mismo mes se hizo la excavación arqueológica de la zona y el 27 de abril se entregaron las monedas al Museo Arqueológico.

Algunas de las monedas encontradas en la cueva de Berció (Grado, Asturias) de la época romana. En primer plano, una efigie del emperador Constantino.

Pese a que lo encontrado, subrayó Fanjul, supone, por el número de monedas, “el mayor tesoro de piezas romanas hallado en una cueva en España”, los investigadores creen que este “tesorillo” formaba parte “de un depósito mucho mayor del que hemos encontrado las sobras”.

Una segunda excavación del abrigo de La Cuesta podrá decir en el futuro, gracias a las dataciones de carbono 14 y otros métodos, si se trataba de un asentamiento humano o solo de un escondite y su antigüedad. De momento estiman posible que las monedas lleven circulando mucho tiempo después de haber sido acuñadas pues «sabemos que se siguen usando hasta el siglo VII», explica Fanjul. También puede que fueran escondidas en un contexto conflictivo, de luchas entre tribus, posteriores a la romanización de Asturias. Es una «época oscura», de transición hacia el reino Astur, señala.

Una de las monedas encontradas en la cueva de Berció (Grado, Asturias) de la época romana.

La directora del Museo Arqueológico de Asturias, María Antonia Pedregal, celebró el hallazgo y su depósito en el Museo. Además, recordó que el pasado 8 de mayo se había presentado también en el Arqueológico la espada de Sobrefoz, de 3.000 años de antigüedad y que fue donada por Victoria Blanco del Dago

Fuentes: lne.es | lavozdeasturias.es | 16 de junio de 2021