El mercado de Sant Antoni ocultaba un rico catálogo de los ritos funerarios romanos

Entierro infantil en una ánfora. / EMILIANO HINOJO

La necrópolis excavada muestra casi todos los formatos de cremación o exhumación del imperio. Destacan los restos de piras funerarias y de las camas decoradas en que se incineraba al difunto
La cuenta atrás para la reapertura del mercado de Sant Antoni se acerca al final. Además del edificio comercial, los visitantes podrán contemplar los muros de unos de los baluartes de las murallas de Barcelona. Pero no aún los hallazgos arqueológicos más relevantes que han aparecido durante años de trabajos: un tramo de la Via Augusta y de la necrópolis romana que se extendía a ambos lados. El pasado 19 de marzo, sin embargo, en el Muhba se avanzaron los resultados de los estudios realizados sobre el yacimiento, en el que han aparecido muestras de cada una de las variedades de rituales funerarios de los primeros habitantes de la Barcelona romana: recintos de cremación, tumbas, urnas, cupas, restos de piras y lechos funerarios…

Así que el mercado de Sant Antoni escondía en su subsuelo las pompas fúnebres de Barcino. En minúsculas y en un sentido amplio (no, no había entonces ningún Sancho de Ávila) pero también en un sentido literal: ‘pompa funebris’ era la procesión que llevaba el cuerpo del finado desde su casa hasta el lugar de cremación o inhumación, y esas pompas circularian en aquel tiempo, con trompas sonando y plañideras gimiendo, por las actuales calles de la Boqueria, Hospital y Sant Antoni Abad hasta llegar a los 50 metros de Via Augusta que aparecieron bajo el mercado.

Excavaciones en la necrópolis romana de Sant Antoni, en el 2014. / JOSEP GARCÍA
Representación exhaustiva
Carme Miró, jefa del Servei Arqueològic de Barcelona, y el arqueólogo Emiliano Hinojo, responsable de la excavación de Sant Antoni, destacan que todos los distintos formatos de rito funerario están representados en la necrópolis de Sant Antoni. Y también su antigüedad y que corresponda a una época muy acotada, no a una acumulación de sepulturas difícil de interpretar. “Son los enterramientos de la primera o segunda generación de habitantes de Barcino, de mediados del siglo I después de Cristo a mediados del siglo II. Y tanto la vía como el canal que la atraviesa son del momento fundacional”, apunta Hinojo.

En la necrópolis se han encontrado miles de fragmentos que permiten reconstruir los rituales fúnebres de los primeros barceloneses y hasta cierto punto la estructura de aquellas ciudades de los muertos que debían instalarse obligatoriamente fuera del recinto amurallado y sagrado de la ciudad, el ‘pomerium’, tanto por motivos higiénicos como religiosos. El alma del muerto debía quedar lejos, pero su recuerdo, a mano. A lo largo de los caminos, para visitarlos periódicamente y para que los viajeros pudieran ir leyendo los epitafios (aquí solo han aparecido letras sueltas) que los rememoraban. “Y esta era la vía principal de entrada por tierra a Barcino. Digamos que era una zona sepulcral de ‘alto stánding'”, valora Miró.

Los arqueólogos han identificado tanto restos de la forma de rito funerario más habitual, la cremación, como de inhumación. Han aparecido recintos de incineración: parcelas acotadas por un murete en el que se situaba el cuerpo del finado sobre una gran pira. “Tenemos casos en que sencillamente las cenizas se cubrían con tierra, y hemos encontrado los restos de la leña quemada, de los huesos y del lecho funerario en el mismo lugar de la pira; en otros casos se recogían las cenizas y se conservaban en urnas, en una cupa [una tumba parecida a un medio tonel] o incluso en un agujero en el suelo”, explica Hinojosa.

Habitantes con posibles
En otros casos se levantaban mausoleos para contenerlas, con imágenes del difunto: en Barcelona fueron desmantelados para construir a toda prisa la muralla del siglo III pero en Sant Antoni se ha encontrado también un resto de esta práctica, un realista retrato funerario de un niño labrado en el apreciado y caro mármol de Paros. “Para que alguien se hiciese traer este material para labrarlo in situ tenía que tener posibles: Barcino era una ciudad poblada por una élite acomodada”, recuerda Miró.

El hallazgo más espectacular es el de los restos de ocho lechos funerarios, un objeto del que ya apareció un ejemplar en Drassanes pero que solo muy excepcionalmente ha sido hallado fuera de Italia, así como otros elementos que recuerdan los ritos de paso de la vida a la muerte. Tras velar al muerto en su casa sobre una cama elaborada específicamente para ello y con los pies hacia la puerta (con ritos como poner monedas en sus ojos para pagar al barquero Caronte, llamar al difunto por su nombre para asegurarse que no respondía y lavar y ungir el cuerpo), era llevado en procesión al lugar donde era quemado o enterrado y se efectuaba una libación en su honor, que se repetía periódicamente. En Sant Antoni han aparecido frasquitos de cristal que contenían ungüentos que se vertían en la tumba o que, según algunas fuentes discutidas, guardaban las lágrimas de las plañideras que acompañaban al difunto.

Puzzle endiablado
Volviendo a los lechos mortuorios: se han hallado fragmentos de hueso y espigas de hierro que permiten reconstruir ocho. “Es un conjunto muy importante por su diversidad de tipologías”, se felicita Hinojosa. Su conservacion es rara y el puzzle recompuesto por la restauradora Isabel Pellejero, endiablado: poco quedaba de ellos tras colocar a difunto y lecho sobre la pira y prenderle fuego, alcanzando temperaturas de 800 a 900 grados. Un buen lecho debía ser de madera, con patas con un ánima de hierro y decoración esculpida en marfil (o de hueso, como es el caso de Barcino). Entre los ocho de Sant Antoni los hay lisos, uno decorado con motivos militares, otros con decoraciones relacionadas con el muy enológico dios Baco (sátiros, putti, ménades bailando) y uno más con motivos especialmente interesantes y aún en estudio.

Entre las inhumaciones, se cuentan cuatro cadáveres de adulto, en fosas cubiertas por tejas, el entierro más económico: llama la atención que uno de ellos esté boca abajo. Un rito que suponía una precaución adicional para asegurarse de que un dfunto infame por un motivo u otro no volviera al mundo de los vivos. “No es habitual, puede corresponder a alguien que ha muerto por una enfermedad infecciosa, o que merecía un castigo”, dice Hinojosa.

Entierro infantil en una ánfora. / EMILIANO HINOJO

No personas
Los 10 enterramientos infantiles testimonian también el trato que recibían los niños menores de 40 días, de quienes no se consideraba que fueran aún personas. No se les incineraba, y sus pequeños esqueletos han aparecido cubiertos por tejas o dentro de ánforas. Aunque alguna consideración merecían: han aparecido como ajuar funerario un biberón de arcilla, un amuleto del dios Bes y lo que parece la cabeza de una muñeca de terracota. “Tenían un área específica, porque aún no pertenecían a la sociedad”, expica el arqueólogo.

Fuente: El Periódico

Descubren una caverna con fragmentos prehispánicos durante la limpieza de un cenote en México

Equipo de investigación dentro del cenote de Xlacah, en la Zona Arqueológica de Dzibilchaltún, en Yucatán, México. / inah.gob.mx

En el lugar se registraron asentamientos humanos entre los años 250 y 950 d.C.

En una labor rutinaria de limpieza en el cenote Xlacah, en la zona arqueológica de Dzibilchaltún, en Yucatán (México), un grupo de buzos hizo un sorprendente hallazgo: una caverna con fragmentos de edificios prehispánicos y restos óseos de humanos y grandes animales.
En México se conoce como cenote a las depresiones geológicas o cuevas inundadas. En la zona arqueológica de Dzibilchaltún está el de Xlacah, ubicado en una superficie abierta, de 100 metros de largo y con una profundidad que va de un metro a 45, según el portal En Yucatan.

Buzos certificados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México. / inah.gob.mx

Durante el aseo y conservación de este lugar, una cuadrilla de buzos especializados halló una caverna lateral pequeña donde había "piedras careadas" que posiblemente formaban parte de la mampostería de edificios prehispánicos, fragmentos de materiales de cerámica y restos óseos de humanos y grandes animales, recoge la página del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, que lleva a cabo la investigación.

Fragmentos de edificaciones prehispánicas. / inah.gob.mx

¿Qué hallaron?

Además de los restos de edificaciones, según ha podido saber Historia y Arqueología, se encontraron vestigios de algunas ollas, cuencos y utensilios. Los huesos que estaban en el lugar eran de humanos y de ganado.

Restos óseos hallados en el interior del cenote. / inah.gob.mx

En 2017 se realizaron tomografías eléctricas y sondeos electromagnéticos en el subsuelo de este lugar. En este estudio se halló que posiblemente el cenote fue transformado desde tiempos prehispánicos para adaptarlo a la vida humana.

La investigación arrojó que hubo varias adecuaciones: una de ellas en el periodo clásico Maya, entre el año 250 y 950 d.C., cuando en el sitio había una población de unas 15.000 personas; otra en el Posclásico, entre el año 1.000 y 1600 d.C; una más el siglo XIX y otra en la actualidad, debido a que la zona arqueológica ha sido abierta a los visitantes.


Equipo de buzos realiza labores de limpieza. / inah.gob.mx

Descubren 29 huellas humanas, de 13.000 años de antigüedad, frente a la costa canadiense

Fotografía de una de las huellas encontradas (izquierda) y una versión mejorada digitalmente (derecha). Imagen: Duncan McClaren.

Hace aproximadamente 13.000 años, dos adultos y un niño pisaron con sus pies descalzos arcilla húmeda cerca de la orilla del agua en una isla de Columbia Británica, Canadá, dejando huellas que aún existen en la actualidad.

Descubiertas recientemente por un equipo de antropólogos son las huellas humanas conocidas más antiguas de América del Norte, según un nuevo estudio, y proporcionan más evidencia de que los humanos estaban prosperando en la costa del Pacífico de Canadá al final de la última Edad de Hielo, dijo el investigador principal, Duncan McLaren (izquierda), antropólogo del Instituto Hakai y de la Universidad de Victoria, en Canadá.

Las huellas, 29 en total, estaban tan bien conservadas que McLaren y sus colegas pudieron asignar tamaños modernos de calzado de EE.UU a los individuos prehistóricos: un tamaño 8 de hombre o de mujer joven; un tamaño 1 de niño/a (o el tamaño 3 de una mujer); y un tamaño 8 de mujer o un tamaño 7 de hombre.
Los investigadores hicieron este notable descubrimiento en la isla Calvert, ubicada frente a la costa occidental de Columbia Británica, a unos 100 kilómetros al norte de la isla de Vancouver.

Al final de la última Edad de Hielo (hace aproximadamente 11.700 años), la capa de hielo de la Cordillera de América del Norte finalizaba a lo largo de la costa del Pacífico, dejando "refugios" o áreas sin hielo donde las plantas y los animales podían sobrevivir. La isla Calvert estaba directamente en uno de esos refugios, lo que provocó que los investigadores modernos cavaran allí en busca de artefactos. Sin embargo, las excavaciones en tales refugios no siempre son fáciles, ya que hoy en día gran parte de la región está cubierta de una densa selva tropical templada, escriben los investigadores en el estudio.

Además, la geografía allí fue diferente al final de la última Edad de Hielo, pues una gran parte del agua de la Tierra estaba congelada en enormes glaciares. Esto explica por qué los niveles del mar fueron hasta 3 metros más bajos hace entre 14.000 y 10.000 años en la isla Calvert que lo que ocurre hoy en día, recuerda McLaren.

Plano con la situación de las huellas halladas. Imagen: Duncan McClaren / PLoS One

La primera huella

"Estábamos estudiando esta línea de costa, por debajo de la playa, en la zona intermareal, cuando se descubrió la primera huella", dijo McLaren a Live Science.

Esto sucedió en 2014, cuando el equipo -que incluía a miembros de la Primera Nación Heiltsuk y de la Primera Nación Wuikinuxv- desenterró una huella humana a unos 60 centímetros por debajo de la superficie de la playa. Dos piezas de madera antigua halladas junto a la huella datan entre 13.300 y 13.000 años atrás, según los análisis de radiocarbono realizados.

Alentados por ello, los investigadores regresaron a la isla durante las temporadas de excavación de 2015 y 2016, descubriendo finalmente 28 huellas humanas más del mismo período.
Normalmente, las huellas duran solo un momento, pero en este caso "quedaron impresionadas en una arcilla húmeda que, seguidamente, se endureció y luego se llenó de arena, probablemente arrastrada desde la playa", declara McLaren.

Los investigadores del estudio Daryl Fedje (izquierda) y Duncan McLaren (derecha) excavando en la isla Calvert, en busca de vestigios humanos. Crédito: Grant Callegari / Instituto Hakai

No eran de un oso

Las 29 huellas tienen marcas claras del arco plantar, los dedos y el talón, por lo que los científicos están "seguros de que las dejaron pies humanos", escriben en el estudio. Pero dado que Columbia Británica es hogar de osos, y las patas traseras de los osos pardos y osos grizzly pueden dejar huellas similares a las de un ser humano, tuvieron que hacerse la pregunta: ¿Son estas huellas de oso?
Un análisis exhaustivo reveló que "no", que no eran huellas de oso, dijeron los investigadores.
"Las huellas excavadas en la isla Calvert tienen un arco plantar claramente definido, carecen de las características marcas de las garras, no son triangulares en su forma general ..., carecen de un tercer dedo largo, y en general son más estrechas que las de un oso", declaran los investigadores en el estudio. Además, no pudieron encontrar ninguna huella de oso en la zona.

De hecho, "en general, no existen huellas de ningún tipo en el área que fue excavada", escriben.

Huella número 22 que muestra el borde de desplazamiento de sedimentos alrededor del extremo distal del pie.

Navegación prehistórica

La isla de Calvert era todavía una isla durante la última Edad de Hielo, lo que indica que las personas prehistóricas debieron usar embarcaciones para llegar a ella, afirma McLaren. Es posible que "las huellas fueran dejadas por un grupo de personas que se bajaron de unas embarcaciones y se movieran hacia un área de actividad central más seca, hacia el norte o el noroeste".
Además, aparte de estas huellas, el equipo no ha podido encontrar ninguna otra evidencia de ocupación humana en el área inmediata.

Fotografía aérea realizada con un dron que muestra la ubicación de la unidad de excavación donde se encontraron las huellas.

El sitio documentado más antiguo de personas prehistóricas a lo largo de la costa oeste de América del Norte es Manis Mastodon, en la Península Olímpica del estado de Washington. En Manis Mastodon, los investigadores encontraron una punta de hueso alojada en una costilla de un mastodonte que data de hace unos 13.800 años. El sitio más antiguo conocido de seres humanos en Canadá es más reciente: un grupo de artefactos -incluida un arma de piedra- encontrado en la cueva Charlie Lake, en Columbia Británica, data de hace unos 12.500 años, dijeron los investigadores.

El nuevo hallazgo es "alentador para futuros investigadores que podrían emplear métodos similares para identificar sitios arqueológicos a lo largo de la costa del Pacífico", dijo Kevin Hatala (izquierda), profesor asistente de Biología en la Universidad Chatham, en Pittsburgh, el cual no participó en el estudio.

"En última instancia, los datos parecen mostrar evidencia indiscutible de la presencia humana en la costa del Pacífico de Canadá", dijo Hatala a Live Science. "Esto es importante porque los sitios arqueológicos de esta época y lugar han sido bastante raros".

El estudio fue publicado en online en la revista PLOS ONE.
Fuente: Live Science | 28 de marzo de 2018

Revelan nuevos aspectos sobre el famoso esqueleto neandertal La Ferrassie 1

Foto del descubrimiento de La Ferrassie 1 en 1909. © Collections M.N.P. Les Eyzies

Un equipo internacional, liderado por el investigador Ikerbasque Dr. Asier Gómez-Olivencia, que trabaja en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), ha obtenido nueva información sobre el esqueleto casi completo del neandertal adulto masculino La Ferrassie 1, descubierto en 1909. Estos nuevos resultados han sido publicados en la prestigiosa revista Journal of Human Evolution.

En este trabajo, el equipo presenta: 1) nuevos fósiles incluyendo todos los huesecillos del oído (martillo, yunque y estribo); 2) nuevas patologías que no habían sido detectadas en trabajos previos, incluyendo una variante congénita en el atlas (primera vértebra cervical) y una fractura de la clavícula; y 3) nueva información tafonómica que es coherente con la hipótesis de que este individuo fue enterrado de manera intencional.


Cortes del TAC (1) junto con las reconstrucciones virtuales de los tres huesecillos del oído (2,3). a) Martillo; b) yunque; y c) Estribo. (Figura: Antoine Balzeau. y Asier Gómez-Olivencia)

En este estudio se han utilizado tomografías computerizadas para poder encontrar nuevos restos y poder caracterizar mejor las lesiones patológicas, lo que apoya el uso que se le puede dar a este tipos de técnicas en las investigaciones de paleontología humana.

El abrigo rocoso de La Ferrassie está localizado en la base de una colina de caliza en Savignac de Miremont, a 5 km al norte de Le Bugue, en Dordoña (Francia). El 17 de septiembre de 1909, un esqueleto neandertal adulto masculino fue descubierto y nombrado como La Ferrassie 1 (LF1), en lo que el director de la excavación Denis Peyrony consideró una fosa funeraria en un nivel que ha sido datado entre 54.000 y 40.000 años. Este esqueleto es uno de los individuos neandertales más importantes, tanto por su excepcional estado de conservación como por el papel que ha jugado históricamente en la interpretación de la anatomía y comportamiento de los neandertales.

Foto: esqueleto del neandertal La Ferrasie 1.

El uso de nuevas tecnologías y técnicas científicas ha permitido al equipo liderado por Gómez-Olivencia:

1.- Identificar nuevos restos fósiles pertenecientes a este esqueleto, incluyendo los tres huesecillos del oído que se encontraban en el hueso temporal derecho, tres fragmentos de vértebra y dos fragmentos de costilla. Los huesecillos del oído están completos y nos ayudan a comprender mejor la variabilidad de los neandertales en esta región anatómica.

2.- Identificar nuevas lesiones patológicas, incluyendo una fractura de la clavícula sin desplazamiento del hueso, mayor degeneración artrósica en la columna vertebral y una ligera escoliosis, y una variante congénita de la primera vértebra cervical que no tendría consecuencias clínicas. Estas anomalías se sumarían a otras anomalías descritas previamente como son una fractura del trocánter mayor del fémur derecho y la evidencia de una afección sistémica de origen pulmonar debida a una infección o un carcinoma, que pudo haber sido la causa de la muerte de este individuo.

3.- Confirmar que no hay alteraciones superficiales en los huesos del esqueleto de La Ferrrassie 1, y que la manera en que los huesos aparecen rotos es típico de huesos que han perdido el colágeno. El estudio tafonómico del individuo neandertal LF1 es coherente con la hipótesis de que su cuerpo fue enterrado poco después de su muerte, por lo que ningún carnívoro atacó el cadáver. Durante la putrefacción, los huesos perdieron el colágeno y se rompieron in situ por el peso del sedimento. Estos datos son coherentes con la hipótesis de un enterramiento intencional de este esqueleto, tal y como ha sido propuesto por estudios anteriores.

4.- El uso de nuevas tecnologías ha sido vital en este estudio. Se han usado tomografías computerizadas (tanto de resolución normal como de alta resolución) y radiografías que han permitido: 1) identificar y extraer virtualmente los huesecillos del oído que estaban dentro del hueso temporal derecho; 2) visualizar las lesiones patológicas presentes en el esqueleto de LF1; y 3) cuantificar la orientación de la rotura de los huesos en aquellos huesos que esta información no se podía cuantificar directamente por estar reconstruidos.

Foto: modelo de neandertal basado en el esqueleto de La Ferrassie 1 realizado por Élisabeth Daynès. Musée National de Préhistoire, Les Eyzies, Francia.

La Ferrassie 1 era un neandertal masculino de más de 50 años de edad que sufrió varias lesiones a lo largo de su vida, probablemente en relación con su estilo de vida cazador-recolector. En el momento de su muerte sufría problemas relacionados con una enfermedad pulmonar. Poco después de su fallecimiento fue enterrado por otros miembros de su grupo en lo que hoy conocemos como Abrigo Rocoso de La Ferrassie, un lugar que los neandertales usaron como campamento de manera reiterada durante miles de años.

Fuente: Universidad del País Vasco | 22 de febrero de 2018

Descubren en Vizcaya una pieza de madera utilizada por neandertales hace 90.000 años

Foto: Universidad de Burgos

Un grupo internacional de arqueólogos ha encontrado una herramienta de madera de tejo creada por neandertales hace 90.000 años en el yacimiento de Aranbaltza, en Vizcaya. Se trata de una punta de quince centímetros perfectamente conservada que, probablemente, fue utilizada para excavar, si bien los especialistas no descartan que también hiciera las labores de lanza.

El hallazgo, que ha sido publicado hoy por la revista científica Plos One, ha sido realizado por expertos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), el Institut National de Recherches Archéologiques Préventives (Francia), la Universidad del País Vasco, la Autónoma de Barcelona, la Universidad de Burgos y la de Cantabria.

Según ha explicado a Efe el director de las excavaciones, el arqueólogo del CENIEH, Joseba Ríos-Garaizar (izquierda), la sorpresa surgió cuando, en una de las últimas campañas, se practicaron unos sondeos «para verificar la potencia estratigráfica del yacimiento», en los que se alcanzaron niveles «de limos y arenas saturados en agua» de una edad cercana a los 90.000 años.

En estas catas aparecieron distintos objetos de «industria lítica», pero «también algunos restos de madera bien conservados», algo totalmente «excepcional» pues, como comenta Ríos-Garaizar, «la conservación de restos de madera en yacimientos arqueológicos antiguos es muy, muy compleja» porque se trata de un material orgánico que se degrada y desaparece muy rápidamente.

Coincidencia milagrosa

«Se tienen que producir una serie de coincidencias muy afortunadas, casi milagrosas, para que la madera se conserve» y una de ellas es un «contexto saturado de agua», donde la ausencia de oxígeno impide o retrasa extraordinariamente la putrefacción de la madera, relata el experto del CENIEH.

Izquierda: fotografía que muestra la herramienta inmediatamente después de su recuperación. Derecha: aspecto real del fragmento después de los esfuerzos de preservación.

Una circunstancia «tan rara» que, además de Aranbaltza, solo existen otros cinco yacimientos en Europa en los que se han encontrado restos de objetos de madera asociados a neandertales o preneandertales, dos de ellos en Alemania (Schöningen, Lehringen), uno en Inglaterra (Clacton on Sea), otro en Italia (Poggeti Vechi) y el quinto también en España: el Abric Romaní de Capellades (Barcelona).

En concreto, las catas de Aranbaltza sacaron a la luz dos piezas de madera, una de ellas la citada punta confeccionada por los neandertales con una técnica «relativamente compleja» que los científicos han podido analizar en detalle y que, como describe Ríos-Garaizar, «implica coger una rama, partirla por la mitad longitudinalmente y, con ayuda de un utensilio lítico, ir raspándola hasta agudizarla, al tiempo que es tratada con fuego para endurecerla o facilitar su trabajo».

Más sobre Aranbaltza

El proyecto arqueológico de Aranbaltza se inició en 2013 con el objetivo de investigar las formas de vida de los últimos neandertales, responsables de la cultura Chatelperroniense, en el occidente de Europa. Las excavaciones, aún en curso, han revelado distintas ocupaciones de grupos de neandertales entre 100-44.000 años, siendo por ello Aranbaltza un lugar excepcional para investigar la variabilidad de las formas de vida de estos grupos humanos.

En el yacimiento quedan grandes extensiones por excavar del tipo de sedimentos encontrados, por lo que las expectativas de cara a futuras campañas son muy altas.

Fuente: abc.es  | burgosconecta.es | 28 de marzo de 2018