MEMORIAS DE ÁFRICA (A ORILLAS DEL NÍGER). Historia Militar del Siglo XXI


Por el Brigada Rubén Juárez Miranda

Durante el verano de 2013, miembros del Grupo de Artillería de Campaña y de la Bandera “Roger de Flor”, de la Brigada Paracaidista, fueron alertados y concentrados en la Base de Paracuellos de Jarama (Madrid) con motivo de la activación de una misión única hasta la fecha: Instruir a los militares malienses en Técnicas, Tácticas y Procedimientos (TTP,s) de Morteros y Artillería.
Los seleccionados para esta tarea fueron 10 Cuadros de Mando: 4 Oficiales (con un Cap. al frente) y 6 Suboficiales.

Los chicos de la 3ª Cía. me enseñaron a hacerme un turbante para protegerme de las tormentas de arena del norte de Malí

Tras algo más de un mes de estudio intensivo de la cultura, idioma, religión, tradiciones y Ejército maliense, junto a los respectivos ejercicios tácticos en los diferentes campos de maniobras, este grupo desplegó en el Centro de Entrenamiento de Koulikoro, a 60 km de la capital, Bamako, el 16 de septiembre de 2013.

En plena explicación con el GTIA I. Esa vaguada nos dio mucho juego, sobre todo por las tardes

Los diez militares españoles constituirían el primer Equipo de Apoyo de Fuegos que España enviaba a la operación de EUTM-Mali.
El Ejército maliense se articuló en Grupos Tácticos Inter Armas (GTIA,s) y fue instruido por una amalgama de nacionalidades del Viejo Continente en períodos de diez intensas semanas.

Enseñando a los reinstruidos del Waraba a apuntar con el mortero

El equipo de Apoyo de Fuegos tuvo que reinventar los manuales y fichas instructivas para poder adaptarlos al nivel cultural y los medios propios de los bravos soldados malienses, que venían de ser derrotados hacía no más de seis meses por el empuje yihadista del norte de Mali.

Estudiaron y tradujeron del ruso los manuales de las armas colectivas que este país tenía y tiene en servicio: lanzacohetes Grad 2M y mortero ligero ML-M-57. Hicieron la conversión de milésimas artilleras a milésimas rusas e idearon el medidor de ángulos T-12.
El Sgt.1º Rubén Juárez Miranda llevó un diario exhaustivo y detallado de todo lo que su equipo hacía desde el primer día del despliegue hasta el 18 de abril de 2014, fecha marcada como regreso a casa.

Fotografía publicada en la edición digital del diario ABC en el mes de marzo

Finalizada la misión, este suboficial revisó sus apuntes y cuadernos de campo y le dio forma a un borrador que sería revisado y corregido hasta tres veces por él antes de mandarlo por cadena orgánica a las siguientes secciones para la realización de su correspondiente filtro: S-2; de la Bandera “Roger de Flor”, G-2; de la Brigada Paracaidista y Publicaciones de la Defensa; del Ejército de Tierra.

Tras cuatro años de permisos y autorizaciones, el boceto borrador vio la luz en forma de libro con el título: Memorias de África (a orillas del Níger).

En esta obra, no solo se habla de procedimientos operativos o tácticos militares. También se acerca al lector a una realidad pocas veces tenida en cuenta, pero igualmente importante: la situación familiar en cada uno de los componentes. O como sus parejas, en España, tienen que hacerse cargo de la casa o los niños a la vez que tener que soportar el estrés por la incertidumbre del devenir de la misión.

Estos militares españoles, como todos los que han participado en las misiones internacionales, estrecharon lazos afectivos y asertivos con sus instruidos, que aún hoy perduran.

Fue, simple y llanamente, una experiencia de vida.

Sobre el autor:


Rubén Juárez Miranda (Madrid, 1978) pertenece a la XXIX promoción de la Academia General Básica de Suboficiales del Ejército de Tierra, con especialidad fundamental Infantería Ligera.

Gran parte de su vida militar la ha desarrollado en la Brigada Paracaidista, exceptuando su paso por la Academia y un periplo de tres años en el Regimiento «Garellano» de Munguía (Vizcaya).

Ha participado en misiones de mantenimiento y estabilización de la Paz en Bosnia, Afganistán, Líbano y Malí. Está en posesión de varios cursos y aptitudes paracaidistas.

NOTA: Si os interesa la temática militar actual y queréis disfrutar con esta gran aventura, el libro (os lo recomiendo), lo tenéis a la venta en Amazon. PINCHA AQUÍ para comprar.

Entrevista al arqueólogo Christopher Witmore


Entrevista con Christopher Witmore, por ANDRÉS LOMEÑA CANTOS

Preguntas intempestivas

Una aproximación a la arqueología orientada a objetos

La arqueología no deja de anunciar hallazgos: desde Luxor a Kent, pasando por Tesalónica. Los restos arqueológicos dialogan con el presente y nos formulan preguntas intempestivas. Para entender el modo en que estas reliquias nos interrogan, la ontología orientada a objetos (OOO) propone una resignificación de los objetos. Previamente, esta filosofía ha tenido relaciones fértiles con diferentes disciplinas, como la arquitectura o la literatura. En esta entrevista, Christopher Witmore, profesor de Arqueología de la Universidad Tecnológica de Texas y autor de Objetos intempestivos (Materia Oscura, 2024), lleva a cabo una aproximación a la arqueología orientada a objetos, un movimiento telúrico para la filosofía en la medida en que ayuda a repensar los objetos del pasado e incluso nuestra noción de tiempo.

ANDRÉS LOMEÑA: No conservamos la Comedia de Aristóteles a pesar de su éxito e importancia, así que quizás no siempre se preservan los objetos culturales más importantes. En una guerra, pienso que un puente bien conservado podría ser casi un síntoma de irrelevancia porque una infraestructura estratégica debería ser destruida. Tengo este tipo de ideas en mente al leer sus reflexiones en torno a una arqueología orientada a objetos. Ciertos arqueólogos creen que la cultura humana lo es todo mientras que el objeto no es nada; usted se plantea repensar esa idea preconcebida, y quisiera saber si se siente solo en esta indagación acerca de la agencia y la política de los objetos.

CHRISTOPHER WITMORE: “No son los tiempos los que marcan la diferencia”, sino más bien, como sostuvo Bruno Latour en Nunca hemos sido modernos, “es la diferencia la que marca los tiempos”. Pensar en el desconcertante naufragio de las cosas antiguas que existen en el presente (los escritos de Aristóteles, los puentes antiguos que escaparon a la destrucción, ya sea por guerras o por terremotos, cuencos antiguos, ruinas de la Segunda Guerra Mundial, etcétera) y sus relaciones como generadoras de tiempo es una inversión de los procedimientos habituales de los arqueólogos, quienes tienden a considerar el tiempo mismo como un agente de cambio.

Los arqueólogos, cual relojeros, se benefician enormemente cuando se le concede al tiempo una posición privilegiada y generativa, como una secuencia lineal de contenedores que avanzan con regularidad con independencia de lo que ocurra dentro de ellos. No se trata de que la cultura lo sea todo y los objetos nada, aunque agradezco el poder retórico de tu formulación; los objetos no culturales deberían contar algo para los arqueólogos, ya que la autoridad del campo todavía se basa en hablar desde la experiencia, describir lo que se encuentra y fundamentar historias sobre el pasado en restos arqueológicos. La cuestión es cómo tenemos en cuenta esas cosas en relación con el pasado. No creo que los objetos arqueológicos deban ser tratados solamente como intermediarios de situaciones culturales en las que pueden haber afectado y a las que, a su vez, se les da preponderancia como agentes detrás de los restos que encontramos. Eso supone considerar los objetos como derivados de algo distinto de ellos mismos, lo que a menudo coloca a los humanos en el centro de la realidad, como si fuera su principal modeladora. Desde la perspectiva de la OOO, los objetos que encontramos en el presente son lo que hace posible el pasado.

El hecho de que un cuenco antiguo haya resistido y esté entre nosotros significa que no puede reducirse a sus pasados, tanto si fue un momento particular de sus usos o de su inactividad (lo que llegó a ser el objeto en situaciones distintas). Como arqueólogo, puedo darme cuenta de que un cuenco de cerámica resistió a muchas situaciones diferentes: usos domésticos, como ajuar funerario, una larga estancia bajo tierra, una barrera para las raíces, un objeto encontrado, una pieza de museo, una evidencia para una tesis, etcétera. Sin embargo, como parte de un conjunto de tumbas, habrá perdido muchas de estas relaciones extrínsecas pasadas. El recipiente, intrínsecamente, extiende sus propios pasados, aunque solo puede ofrecer sugerencias de lo que existió más allá de sí mismo. Esas sugerencias quizás digan muy poco sobre situaciones culturales pasadas, y mucho sobre cómo el hundimiento de la tumba dañó el cuenco en algún momento durante su estancia ctónica. Desde luego, uno también tiene que reconocer que el recipiente es parte de un conjunto (una tumba) y como tal puede constituir un componente de un objeto mayor. Si bien esto podría entenderse como un conjunto que contiene su propio pasado, desde la perspectiva de la OOO, una parte de algo no puede reducirse a un objeto más grande.

Reconocer el cuenco o la habilidad de la tumba para sugerir y ofrecer indicaciones es respetar su agencia y autonomía, ya que esos pasados pertenecen al objeto. Puede que un artefacto de museo no parezca tener mucho peso político, pero si uno descubriera que una crátera [vasija grande y ancha donde se mezclaba el vino con agua] fue saqueada y vendida ilegalmente de una tumba, entonces ciertamente podría verse involucrada en un disputa entre el Museo Metropolitano de Arte, la Fiscalía del distrito de Manhattan y el gobierno italiano. El cuenco y la tumba sostienen y defienden, contienen y comprenden, apoyan y cobijan. Sí que pueden ser actores políticos en las situaciones adecuadas. Decir lo contrario desde el principio es decretar de antemano lo que son las cosas, haciendo suposiciones sobre la naturaleza de lo real. 

Los arqueólogos necesitan reconsiderar cómo trabajamos con las cosas. La diferencia entre la autoimagen de la arqueología y su práctica es una limitación, por mucho que el reduccionismo sea una característica de cualquier ciencia. En el libro, Graham Harman y yo establecemos un contraste entre una noción modernista del tiempo como un marco medido y predestinado donde nosotros insertamos los fenómenos, y una comprensión del tiempo orientada a los objetos como algo emergente, heterogéneo y sobre la superficie de las cosas. Esto abre todo tipo de posibilidades creativas en torno a cómo concebimos esos tiempos que surgen de los objetos arqueológicos y también en torno a su articulación (qué historias contamos). Creo que apenas estamos empezando a reconocer el potencial de esta forma de arqueología, pero para nada estoy solo en esto, pues hay ciertos arqueólogos que usan un enfoque orientado a objetos: Peter Campbell, Stein Farstadvoll, Bjørnar Olsen, Þóra Péturdóttir, Sara Rich, por nombrar a algunos.

A.L.: Usted empieza con el objeto y trata de entender el pasado, pero nos advierte de que muchos arqueólogos encuentran lo que justamente estaban intentando encontrar. El pasado, en resumidas cuentas, no es una causa simple y sin más del presente. Supongo que si los arqueólogos encuentran salazones, tratarán de explicar la importancia de la sal en esa ciudad romana, pero quizás este descubrimiento arqueológico entierra otras posibilidades abiertas, en vista de que hay numerosas ciudades que también fueron habitadas por fenicios o musulmanes. La arqueología puede ser como una matrioska que contiene múltiples pasados.

C.W.: Los arqueólogos, tal y como defendemos en el libro, están condicionados para ver las cosas como los efectos o las consecuencias de aquellas causas que pretenden encontrar. El deseo de recuperar rastros vívidos en un dominio borrado del presente y tratarlos como el agente causal detrás de lo que queda conduce a menudo a imponer el pasado favorecido por la historia sobre objetos que no pueden hablar. Si tomamos como ejemplo un lugar de la Segunda Guerra Mundial, se puede decir que nosotros llegamos con expectativas históricas a esos lugares (por ejemplo, a un bastión del muro Atlántico en Finnmark). Es fácil suponer que dicho lugar es una ilustración o un ejemplo de algo ya prefijado y conocido (este sitio lo destruyó la Wehrmacht en retirada en el año 1944). Sin embargo, nunca encontramos el pasado que fue, solo lo que llega a ser de él, y aunque podemos encontrarnos con un pasado legendario, el compromiso es siempre con algo presente y específico del objeto que encontramos.

Si se juzga a partir de una imagen completa del pasado, como res gestae (logros, cosas realizadas), lo que encontramos es siempre incompleto, como sombras de su antiguo ser. Hay todo tipo de fenómenos históricos que tratan sobre algo más que las andanzas humanas: la transformación de las economías del pasado, los procesos de producción e interacción a través de redes comerciales cambiantes, etcétera. No obstante, la idea del pasado como algo consumado, definido por su finitud, sigue prevaleciendo a la hora de abordar las cosas antiguas. Los hallazgos arqueológicos van más allá de esos mundos y a menudo encuentran nuevas aventuras; como las cosas suelen olvidar sus pasados, su idiosincrasia retiene lo que recuerdan.

Algunas expectativas son parte del proyecto de la arqueología, pues no habríamos investigado ciertos programas o conseguido fondos sin ellas. La distorsión aparece cuando imponemos sobre los objetos arqueológicos las expectativas asociadas con un pasado definitivo (“así es como ocurrió”). Y no es que no podamos hablar de situaciones definitivas. Por volver al ejemplo de la crátera, el cuenco fue enterrado junto a una mujer que murió en la treintena y se rompió cuando el techo de la tumba se hundió, pero la mayoría de las veces tratamos con proposiciones sobre lo que podría haber sido. Algunas proposiciones son mucho más fuertes que otras, pero las proposiciones están siempre abiertas al futuro, es decir, están abiertas a la reevaluación, especialmente a la luz de nuevos objetos encontrados que puedan revelar otros ángulos del pasado. Aun así, a las cosas antiguas no les falta nada, se trate de pequeñas fortificaciones quemadas en el norte de Noruega o de cráteras enterradas. Están completas tal como están, abiertas en todo momento a las posibilidades futuras, ya que los elementos enterrados pueden contener pasados imprevistos aún por salir.

A.L.: Distingue la datación relativa de la absoluta y sugiere que incluso el carbono-14 es una cronología relativa, no absoluta, al igual que el resto de métodos: dendrocronología, termoluminiscencia, etcétera. Lo plantea como formas inconmensurables, esto es, como un intento de unificar lo que no puede unificarse, pero en última instancia usamos un calendario universal. Me imagino que esto puede plantear todo tipo de problemas, como el posible anacronismo de esa estatuilla romana que supuestamente revela a alguien con el síndrome de Crouzon.

C.W.: Has puesto el dedo en la llaga del papel del arqueólogo como relojero. Los arqueólogos separan de forma rutinaria lo que consideran métodos de datación absolutos, como el carbono-14, de aquellos métodos relativos, como la seriación de la cerámica. Dado que el carbono-14 se desintegra a un ritmo constante del cincuenta por ciento cada 5,730 años, tendemos a considerar trozos de carbono como pequeños relojes, cuando en realidad, lo que hacemos es entregar nuestra traducción a los físicos de los laboratorios, quienes proporcionan un análisis y una fecha dentro de un rango definido. Graham Harman señala esta cuestión (cómo traducimos los cuantos, los fragmentos irreductibles de la realidad, en continuos) como una gran paradoja que se remonta a Aristóteles. De hecho, todos los modos de datación implican la traducción de lo discreto en lo continuo, lo que exige que tratemos lo local (relativo) como medible en términos de lo universal (absoluto).

No te falta razón. El ejemplo de la estatuilla que mencionas implica un acto de traducción similar, donde las idiosincrasias locales se traducen en términos científicos universales. En este caso, las peculiaridades de la figura (sus rasgos faciales, sus ojos o sus asimetrías) se leen “iconodiagnósticamente” como una posible evidencia del síndrome de Crouzon. Por supuesto, esta interpretación se basa en una supuesta fidelidad. Se supone que la estatuilla actúa como una referencia muy específica de algo más allá de sí misma: es decir, apunta extrínsecamente a un modelo humano con estas características inexplicables. Tal vez sea así. Pero también podría relacionarse con una desviación estética que se asemeja a las malformaciones congénitas asociadas al síndrome de Crouzon. A diferencia del carbono-14, el análisis de la cerámica o la hidratación de la obsidiana, aquí nos encontramos con un ejemplo completamente singular (que no puede reafirmarse). Para que esta interpretación gane peso, habría que emprender un cuidadoso estudio comparativo con otras estatuillas del periodo (¿qué estilos y convenciones están presentes en otras estatuillas? Se deberían recurrir a asociaciones contextuales); los investigadores intentan vincular la figurilla con cultos a la salud y la protección en Bracara Augusta. 

Para mí, la incertidumbre última de no poder saber algo con certeza no es un problema, sino parte del atractivo y el asombro de trabajar con el pasado arqueológico.

A.L.: Parece haber grandes descubrimientos arqueológicos cada semana. Hace muy poco dieron con una espada del siglo VI en Kent, por ejemplo. Me gustó asomarme al pasado leyendo la noticia, aun sabiendo que conozco muy superficialmente ese periodo histórico.

C.W.: Estos nuevos descubrimientos nos acercan al pasado a través de su entrada en nuestro presente y nos recuerdan la naturaleza caótica del tiempo. A través del descubrimiento de la espada en Kent, un pasado previamente desconocido es ahora coextensivo con quienes vivimos en la actualidad, y de esta manera, nuestro presente está más cerca de ese pasado que cualquier presente del siglo XIX, independientemente de las distancias que haya en una línea de tiempo. Si de repente nos tropezáramos con los fragmentos perdidos de Aristóteles en un monasterio de Tesalónica, entonces la filosofía del siglo XXI se encontraría con aspectos del III antes de Cristo a un nivel más cercano que cualquier cosa que los filósofos modernos experimentaran antes de ese momento. Tales son los efectos de un tiempo no lineal, “percolativo”, y eso nos recuerda el poder del pensamiento topológico, que el libro analiza en profundidad.

Sobre Christopher Witmore:

Christopher Witmore es académico y profesor de Arqueología y Clásicos en la Universidad Tecnológica de Texas. Su investigación se centra en los paisajes de Grecia a largo plazo, la teoría arqueológica, los estudios de cosas; arqueología contemporánea y Antropoceno; y las relaciones entre los seres humanos, la tecnología y el medio ambiente.

El Museo Arqueológico Nacional dedica su nueva Vitrina Cero a ‘Los idus de marzo’

Imagen completa de la Vitrina Cero. Archivo del Museo Arqueológico Nacional. Foto: Ariadna González

• El denario del asesinato de Julio César y un tesoro desaparecido serán los protagonistas de la nueva exposición

• Además de monedas y medallas, se muestran piezas singulares como un monetario hallado en el siglo XVIII y un puñal de época romana

14-enero-2025.- El Museo Arqueológico Nacional (MAN), museo de titularidad estatal dependiente del Ministerio de Cultura, inaugura hoy su nueva Vitrina Cero bajo el título ‘Los idus de marzo’. Este espacio expositivo, que se renueva trimestralmente, indaga en dos historias que son, realmente, una: la de un tesoro  de monedas romanas hallado en Ontígola (Toledo) en el siglo XVIII, y la del  denario “de los idus de marzo”, una de las monedas más famosas de la historia romana.

Puñal biglobular. Archivo del Museo Arqueológico Nacional. Foto: Ariadna González

El 15 de marzo de 44 a.C. Julio César fue asesinado por un grupo de conspiradores que lo apuñaló hasta la muerte. Durante la guerra civil que se desató poco después, Marco Junio Bruto, uno de los asesinos, acuñó una moneda para reivindicar su muerte como un triunfo de la libertad de Roma. El denario “de los idus de marzo”, acuñado en 43-42 a.C. en una ceca móvil con el ejército de Bruto, es famoso porque en su reverso lleva representados los cuchillos que acabaron con el dictador flanqueando un píleo, el gorro que, para los romanos, representaba la libertad.


Denario Idus de Marzo. Archivo del Museo Arqueológico Nacional.

Uno de estos denarios terminaría formando parte del llamado Tesoro de Ontígola, hallado en 1733 y que consta de 115 denarios de época republicana y principios del Imperio. En este conjunto están representadas, sobre todo, las monedas acuñadas para las grandes guerras que vivió Hispania a lo largo del siglo I a.C. y que revelan la llegada al interior de la meseta de dinero acuñado en áreas muy lejanas, en el otro extremo del Mediterráneo, seguramente aportado por soldados desplazados en función de las campañas militares. Gracias a la investigación en el MAN, la memoria del Tesoro de Ontígola, que estaba perdida, ha sido recuperada.

Conjunto de denarios. Archivo del Museo Arqueológico Nacional. Foto: Ariadna González

La moneda “de los idus de marzo” sirve de hilo conductor y conduce desde el propio tesoro hasta la representación de la libertad de las naciones muchos siglos después, pasando por la muerte de César y los mensajes políticos de sus asesinos, a través de las excepcionales colecciones del museo. 

Como actividades complementarias a la muestra, el MAN ofrece el día 15 de marzo, coincidiendo con los idus de este mes, dos visitas especiales comentadas por el Departamento de Numismática y Medallística. 


Imagen de la inauguración de la Vitrina Cero. Archivo del Museo Arqueológico Nacional. Foto: Ariadna González

La nueva Vitrina Cero podrá visitarse entre el 14 de enero hasta el 13 de abril de 2025 en la antesala de acceso a la exposición permanente del MAN. Desde su puesta en marcha en 2017, este espacio se destina a mostrar bienes y temas singulares, en su mayoría inéditos o poco conocidos, que completan y enriquecen la exposición permanente, dando la oportunidad a los visitantes de conocer nuevas propuestas.

Blas de Lezo vuelve para defender Cartagena de los Ingleses


LEZO PARTE II. LA DEFENSA DE CARTAGENA

Esta última entrega eleva la calidad, encuadernado en cartoné en formato álbum de 96 páginas interiores en color más cubiertas que sostienen una aventura llena de emoción y rigurosidad documental, convirtiendo la obra en la mejor representación gráfica que existe sobre la contienda. Nunca antes se había mostrado ni explicado de manera visual esta batalla con tanta fidelidad y narrativa. Un regalo perfecto para estas fechas tan especiales que deleitarán a los amantes del cómic y de la historia.

Contexto histórico:

En 1741 España se encontraba en guerra contra Inglaterra, una contienda auspiciada por el control de las aguas del nuevo continente. La llamada Guerra del Asiento llegó a su punto álgido cuando el pueblo inglés se levantó en busca de venganza y focalizó su ira en una temible flota rumbo a América bajo el mando del almirante Edward Vernon. 185 navíos y 30.000 hombres llegaron a la bahía de Cartagena de Indias. Allí esperaba un almirante de agallas probadas: Blas de Lezo, que a pesar de carecer de un ojo, una pierna y la movilidad de un brazo… decidió plantarle cara junto a una exigua fuerza de 6 barcos y 3.000 hombres.

Lo que a priori se presentaba como una victoria sencilla se convirtió en una dura batalla de varios meses que puso a prueba el coraje y la resistencia de todos. Paralelamente a esta pugna de imperios, los propios bandos vivieron duras tensiones entre sus dirigentes: Lezo, Vernon, Eslava, Wentworth… una serie de personajes carismáticos, llenos de aristas, que dan pie a un drama sobrecogedor cargado de matices. Una batalla que podría haber cambiado el rumbo de todo el continente.

El Libro:


La segunda y última parte del cómic de Blas de Lezo y la épica batalla de Cartagena de Indias (1741). Una mezcla sorprendente de rigor histórico y espectacularidad narrativa que se ha convertido en un éxito inaudito en el cómic español de los últimos años. Tras una entrada arrolladora en la bahía de Bocachica, la armada británica avanza imparable. Con escasos recursos y muchos civiles entre sus defensores, la ciudad se enfrenta a decenas de miles de soldados ingleses. Atrapado en el asedio y con sus barcos perdidos, Blas de Lezo se prepara para desafiar a la mayor flota que haya surcado las aguas americanas confiando en su astucia y determinación. Esta no es solo una guerra entre naciones: dentro de ambos bandos también se libran luchas internas, donde traiciones y lealtades decidirán el destino de todos.

Tráiler Oficial:

El éxito de la campaña de crowfunding hizo posible este segundo tomo de un cómic que rescata una de las epopeyas más sorprendentes de la historia de España.


Muchas gracias a Ángel Miranda por enviarme algo tan especial y de gran calidad, tanto de contenido como del material impreso de ésta gran obra:

- El Libro
- Láminas ilustradas con mapas de Cartagena de Indias.
- Una Pegatina
- Un imán para la nevera
- El Diario de la Expedición de Lezo
- Un marcapáginas
- Un mapa de Cartagena de Indias.
- Una postal
- Un cartel de alistamiento

Esto es una maravilla, por el amor de dos!

¿Dónde comprar?

Recomiendo que si no tenéis aún la primera parte, haceros con ella antes de comprar este libro.

Tanto la primera parte como ésta segunda, los podréis encontrar en las mejores librerías con un precio que ronda los 20 euros aproximadamente.

Sus autores:

Guillermo Mogorrón (dibujante): Con un estilo genuino de gran dinamismo, ha trabajado para editoriales como IDW, DC o Marvel (X-Men) durante varios años. Además, ha realizado trabajos de animación e ilustración para el cine, la publicidad o los videojuegos.

Miguel Ángel Abad (color): ilustrador y dibujante de primera categoría que ha trabajado para editoriales como IDW, Boom Studios, Archaia o SPA Studios.

Ramón Vega (documentalista): Investigador y comisario de exposiciones. Ha trabajado en el Museo Naval de Madrid, y cuenta con más de cuarenta publicaciones científicas y colaboraciones nacionales (I+D+I) e internacionales a sus espaldas. Actualmente investiga historia naval en Singapur.

Ángel Miranda (guionista y proyecto): Periodista, gestor de proyectos y guionista. Autor de la novela 'Carrión, un canalla sin ventura' y de los cómics 'Espadas del fin del mundo', 'Paredes, la leyenda' y 'Lezo'.

Para más información: https://vkm.is/lezo2

La reina emérita Doña Sofía inaugura el Centro de Investigación Emiliano Aguirre


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Ibeas de Juarros (Burgos), a 10 de diciembre 2024. Como colofón a los actos conmemorativos del 25 aniversario de la Fundación Atapuerca, Su Majestad la Reina Doña Sofía inauguró hoy el Centro de Investigación Emiliano Aguirre (CIEA), un espacio destinado a custodiar, preservar y difundir la memoria documental del Proyecto Atapuerca, junto con la promoción de la investigación en evolución humana. Durante su visita, Su Majestad recorrió las instalaciones del centro y tuvo la oportunidad de conocer parte del legado del Profesor Emiliano Aguirre. 


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Antes de la inauguración, S.M. la Reina Doña Sofía presidió el Patronato extraordinario de la Fundación Atapuerca. Durante la sesión, el presidente de la Fundación, Antonio Miguel Méndez Pozo, entregó a Su Majestad un medallón que reproduce un fósil emblemático hallado en la Sima del Elefante (Pink), en homenaje a los hallazgos de la sierra de Atapuerca. Asimismo, Eudald Carbonell, vicepresidente de la Fundación, hizo entrega de un ejemplar de la edición Sierra de Atapuerca. Una mirada botánica, editado en colaboración con Fundación Caja de Burgos, en el marco del 25 aniversario de la Fundación Atapuerca.


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Previamente tuvo lugar la sesión del Patronato ordinario, en el que se hizo un balance de las actividades realizadas con motivo del 25 aniversario de la Fundación. Además, se aprobó el presupuesto para 2025 y se definieron las principales líneas del plan de actuación para el próximo año. Además, el Patronato nombró a Eudald Carbonell, vicepresidente de la Fundación Atapuerca y figura clave en los trabajos realizados en los yacimientos de la sierra de Atapuerca, director del Centro de Investigación Emiliano Aguirre.

Centro Investigación Emiliano Aguirre


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

El Centro de Investigación Emiliano Aguirre (en adelante CIEA) se enmarca en el proceso de crecimiento de la Fundación Atapuerca a través de dos enfoques estratégicos: la retrospectiva, que será desarrollada en este nuevo Centro de Ibeas de Juarros, y la prospectiva, que se llevará a cabo más adelante con el respaldo de la Diputación Provincial de Burgos, en el antiguo Hospital de Peregrinos de la localidad de Atapuerca.

Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

El CIEA custodiará la Memoria del Sistema, esencial para comprender la evolución del proyecto Atapuerca y su proyección futura. Este Centro se plantea como un espacio para analizar y preservar los hitos que han convertido a los yacimientos de la sierra de Atapuerca en un referente internacional en el estudio de la evolución humana.


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

El archivo documental del CIEA incluye la información generada desde el inicio del proyecto Atapuerca. Se ha comenzado con la clasificación de la documentación de Emiliano Aguirre, cedida por la Fundación Paleontológica Emiliano Aguirre en 2018 y actualmente en proceso de catalogación, proceso que desde 2019 cuenta con el apoyo de las Fundaciones Círculo e Ibercaja. La digitalización de toda la documentación permitirá un acceso global, igualmente se conservarán los formatos físicos para consultas presenciales. 

Además, se continuará documentando las aportaciones de los codirectores del proyecto Atapuerca: Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell. Cabe destacar que próximamente, Juan Luis Arsuaga donará al CIEA su colección de libros de evolución humana (en palabras de Arsuaga, “una de las más completas de España, si no la que más”) y su colección de réplicas de alta resolución de fósiles humanos, que se cuenta entre las mejores del mundo. De este modo el Centro empezará su andadura con un importante patrimonio al servicio de la comunidad científica. 


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Igualmente, la Memoria del Sistema está abierta a recibir documentación de miembros del Equipo Investigador de Atapuerca que así lo deseen. Además, el Centro está llamado a contribuir internacionalmente a la Memoria del Sistema del estudio de la evolución humana, puesto que se aceptará la documentación (artículos, libros, tesis doctorales ...) de todos aquellas científicas y científicos que tengan o hayan tenido un papel relevante en el estudio de la prehistoria en los siglos XX y XXI.


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

El CIEA incluye tres despachos para la gestión y un laboratorio equipado con el apoyo de la Fundación Reina Sofía. El “Laboratorio Reina Sofía” estará a disposición de los beneficiarios de ayudas de investigación de la Fundación Atapuerca, consolidando al Centro como un espacio de referencia científica para futuras generaciones.


Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Este proyecto ha sido posible gracias al impulso del Patronato de la Fundación y cuenta con el respaldo de la Junta de Castilla y León que, desde la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, financia un 50% de la ejecución del Centro. Además, ha contado con la colaboración de la Fundación Reina Sofía. 

Además, en 2025, la Fundación Atapuerca continuará desarrollando actividades en cumplimiento de sus fines fundacionales:

Iniciativas de promoción científica

Además de poner en marcha el Centro de Investigación Emiliano Aguirre, en 2025 la Fundación Atapuerca, continuará apoyando la labor científica de jóvenes investigadores mediante la concesión de ayudas predoctorales y posdoctorales para investigación. Asimismo, como complemento al respaldo económico de la Junta de Castilla y León, la Fundación continuará apoyando la campaña de excavación en los aspectos de logística, seguridad, administración, comunicación y relaciones institucionales. 

Igualmente, la Fundación continuará proporcionando soporte a proyectos de investigación en las provincias de Burgos y Cantabria. Continuará respaldando proyectos de investigación en Senegal, Sur del Cáucaso y en La India. Finalmente, mantendrá el intercambio de investigadores con Georgia, Reino Unido y Argentina. 

Iniciativas de socialización

Gestión de visitas

La Fundación Atapuerca, por acuerdo de colaboración con la Fundación Siglo, gestiona las visitas a los yacimientos de la sierra de Atapuerca y al Centro de Arqueología Experimental (CAREX). Esta iniciativa se desarrolla sin ánimo de lucro y desde el punto de vista de la sostenibilidad.

La calidad de las visitas y la formación continuada del personal son los parámetros más valorados tanto por la Fundación, como por el público que los visita.

Área de Proyectos

La Fundación identifica oportunidades de financiación para desarrollar programas innovadores y alineados con sus fines, conectando con las inquietudes sociales.

Entre 2025 y 2026 se desarrollará el proyecto 'From past to future', una iniciativa cofinanciada por el programa Erasmus+ de la Unión Europea, en colaboración con reconocidas entidades como la Fundaçao Vall de Côa (Portugal), la Asociación Europea 2020, RedTree Marketing Projects Coop. (España), Generazione Zero (Italia) y el Centre Européen de recherches préhistoriques de Tautavel (Francia). Su objetivo es fomentar la inclusión juvenil mediante la empleabilidad en sitios arqueológicos y museos, adaptando sus contenidos a herramientas de comunicación del siglo XXI con la participación de equipos jóvenes.

En 2025 se explorarán nuevas convocatorias para impulsar la transferencia de conocimiento, alineadas con el lema 'Evolución responsable, progreso consciente'.

Otras actividades de difusión

La Fundación Atapuerca continuará desarrollando actividades que promuevan el respeto y cuidado del medio ambiente, así como programas centrados en la accesibilidad e inclusión social. Además, se fortalecerán los programas de desarrollo y apoyo a las comunidades locales, buscando generar un impacto positivo y sostenible en su entorno. También se impulsarán programas educativos que proporcionen herramientas clave para afrontar los retos globales que enfrenta la humanidad, contribuyendo al progreso consciente y responsable de la sociedad.

Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Archivo Cartográfico y de Estudios Geográficos del Centro Geográfico del Ejército


El Archivo Cartográfico y de Estudios Geográficos del Centro Geográfico del Ejército se encuentra ubicado en la primera planta del edificio de Mando del Centro Geográfico del Ejército, ocupando 2024 metros lineales de estantería.

Cuenta con Sala de Reprografía y Digitalización; Sala de investigadores y Biblioteca auxiliar; Sala de exposición permanente de aparatos topográficos, geodésicos y fotogramétricos y una Sala de exposición permanente de cartografía.

El Real Decreto 2598/1998, de 4 de diciembre, que aprobó el Reglamento de Archivos Militares, le otorgó la condición de Archivo Nacional.

Presentación del libro ‘Sierra de Atapuerca. Una mirada botánica’


Este libro, fruto de la colaboración de la Fundación Caja de Burgos y la Fundación Atapuerca, reúne más de trescientas fotografías de plantas vasculares, seleccionadas entre las más de seiscientas identificadas en la sierra de Atapuerca

Burgos, 27 de noviembre de 2024. – El auditorio de Cultural Cordón en Burgos acogerá este jueves 28 de noviembre, a las 19:30 horas, la presentación del libro Sierra de Atapuerca. Una mirada botánica. La obra destaca las especies más representativas de la flora de la sierra de Atapuerca mediante fotografías descriptivas y es el resultado de un exhaustivo trabajo de catalogación florística llevado a cabo entre 2020 y 2024.

Esta publicación se enmarca dentro de las actividades del 25.º aniversario de la Fundación Atapuerca y refleja el compromiso conjunto de la Fundación Caja de Burgos y la Fundación Atapuerca con la conservación y el estudio del patrimonio natural de esta emblemática Sierra.

El libro es un testimonio del valor botánico de la sierra de Atapuerca, que alberga una cuarta parte de la riqueza florística de la provincia de Burgos. Además de ofrecer un detallado inventario, esta obra permitirá conocer la evolución de la flora en los próximos años, proporcionando claves para entender los cambios asociados al clima y otros factores ambientales.

Los autores del libro Sierra de Atapuerca. Una mirada botánica son Javier María García (autor también de las fotografías), jefe del Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León en Burgos; Miguel Ángel Pinto, director de las Aulas de Medio Ambiente de la Fundación Caja de Burgos; y Eudald Carbonell, codirector de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca y vicepresidente de la Fundación Atapuerca.

El libro puede adquirirse en las Aulas de Medio Ambiente de la Fundación Caja de Burgos (en Burgos, Valladolid y Palencia) o a través de su portal web.

Además, como complemento a la publicación, existe una exposición homónima que estará abierta al público hasta el 28 de febrero en el Aula de Medio Ambiente de la Fundación Caja de Burgos.