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Frodo Bolsón, ¿eres tú? Revela por primera vez el rostro de un 'Hobbit de la vida real' que vivió en Indonesia hace 60.000 años

Reconstrucción del 'Homo floresiensis'.

Cuando piensas en un Hobbit puede que te venga a la mente una visión de Bilbo o Frodo Bolsón.

Pero los Hobbits alguna vez fueron muy reales, en forma de una especie antigua llamada Homo floresiensis, la cual fue descubierto en 2003, cuando se encontró su esqueleto en una cueva en la isla de Flores, Indonesia.

Ahora, equipados con un modelo digital de su cráneo, un equipo multinacional ha reconstruido la cara de esta extinta especie humana mediante datos extraídos tanto de humanos modernos como de chimpancés.

El experto gráfico brasileño Cícero Moraes, coautor del nuevo estudio, describió algunas de las diferencias entre el Homo floresiensis y los humanos actuales: "En términos generales, probablemente tenían una nariz menos protuberante que los hombres modernos, la región de la boca estaba un poco más proyectada que la nuestra y el volumen de su cerebro era significativamente más pequeño. También eran mucho más bajos de estatura".

Moraes añade: "Cuando el cráneo fue presentado al público en 2004, repercutió muy positivamente en la trilogía cinematográfica de 'El Señor de los Anillos' , estrenada previamente. Además, debido a que la altura del 'Homo floresiensis' se estima en 1,06 metros, el apodo de 'Hobbit' le encajaba perfectamente".

Equipado con un modelo digital del cráneo, un equipo multinacional ha reconstruido la cara del esqueleto del 'Homo floresiensis' mediante datos extraídos tanto de humanos modernos como de chimpancés

Al reconstruir un rostro humano a partir de un cráneo, los científicos suelen utilizar datos de personas vivas para determinar el grosor que debe tener el tejido en un lugar determinado. Pero reconstruir el rostro de una especie humana extinta significaba que se requería un nuevo enfoque.

"En este trabajo no hemos utilizado el primer enfoque, ya que dichos marcadores se basan en datos humanos y no en individuos que pertenecen al grupo 'Homo floresiensis'", explica Moraes.

"Entonces, lo que hicimos fue: tomar dos tomografías computarizadas, una de un humano y la otra de un chimpancé. Luego deformamos ambos para adaptarlos a la estructura del cráneo del 'Homo floresiensis' e interpolamos datos para tener una idea de cómo podría verse su rostro"

Impresión artística de 2017 de un 'Homo floresiensis'. / Katrina Kenny, South Australian Museum

"En conclusión: es la primera vez que se reconstruye el rostro del 'Hobbit' utilizando datos tanto de humanos como de chimpancés. Una reconstrucción anterior de 2015 usó solo datos de estos últimos", recuerda concluye Moraes.

Fuente: dailymail.uk.co | 8 de junio de 2023

¿Fue la especie 'Homo naledi' la primera en enterrar a sus semejantes?

Foto: Restos fósiles de 'Homo naledi" en estudio. Robert Clark. National Geographic.

Una especie humana extinguida que vivió hace cientos de miles de años podría haber enterrado deliberadamente a sus muertos y grabado símbolos significativos en las profundidades de una cueva sudafricana: un comportamiento avanzado que generalmente se consideran exclusivos de los neandertales y de los Homo sapiens modernos. De confirmarse, tales enterramientos serían los más antiguos conocidos hasta la fecha, con una diferencia de al menos 100.000 años.

El paleoantropólogo Lee Berger también anunció estas afirmaciones en dos artículos de investigación publicados en el servidor bioRxiv (aquí y aquí) y en una conferencia celebrada en la Universidad Stony Brook de Nueva York (Estados Unidos).

Las publicaciones se producen ocho años después de que Berger informara por primera vez del descubrimiento de una nueva especie de homínido en el interior del sistema de cuevas de Rising Star, a 40 kilómetros al noroeste de Johannesburgo. Denominada Homo naledi, la especie se caracteriza por su pequeño tamaño (incluido un cerebro de aproximadamente un tercio del tamaño de los humanos actuales) y una desconcertante mezcla de rasgos anatómicos muy antiguos y relativamente modernos.

Los restos óseos descubiertos en la cueva se concentran en un único subsistema de difícil acceso y están datados entre hace 335.000 y 241.000 años, un periodo en el que los humanos modernos apenas empezaban a emerger en África.

"Hemos encontrado el espacio cultural de una especie humana no moderna", afirma Berger. La investigación está patrocinada por la National Geographic Society, donde Berger es explorador residente.

Lee Berger en el área de entrada al sistema de cuevas de Rising Star. Como 'Cuna de la Humanidad', la región es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Foto: AFP / Luca Sola.

La explicación más plausible

El equipo de Berger ya planteó la posibilidad de enterramientos intencionados en 2015, cuando anunció por primera vez el descubrimiento del Homo naledi. Esa parecía la explicación más plausible para explicar cómo más de 1800 fragmentos óseos acabaron en las profundidades de una cámara subterránea a la que solo se podía acceder mediante una caída vertical de cuatro pisos a través de una ranura de 20 centímetros de ancho (la longitud de un lápiz) que bautizaron como el Chute (tobogán).

Además, la posición y la integridad de algunos restos óseos sugerían que los muertos podían haber sido depositados cuidadosamente en el suelo de la cámara, en lugar de haber sido arrojados por el Chute para formar un amasijo de huesos en su base.

Los miembros del equipo, conocidos como "astronautas subterráneos", navegan por los estrechos toboganes que conducen a cámaras remotas donde se han encontrado más de 1800 fragmentos de huesos fósiles. El trabajo requiere un físico delgado y nervios de acero. FOTOGRAFÍA DE ROBERT CLARK, NAT GEO IMAGE COLLECTION.

Muchos expertos se mostraban escépticos ante la posibilidad de que un homínido de cerebro pequeño pudiera adoptar un comportamiento tan humano y sugerían que los restos habían sido arrastrados por el agua hasta la cueva o por depredadores. Pero los fragmentos óseos no mostraban marcas de roeduras y el análisis del entorno y los sedimentos de la cueva descartó que se hubieran depositado por el agua.

Otros escépticos sugirieron que los humanos modernos, que probablemente coincidieron con el Homo naledi en el sur de África durante al menos 50.000 años, podrían haber transportado los cuerpos a través del Chute o de algún otro pasadizo que se hubiera derrumbado desde entonces. Pero el equipo de Rising Star no encontró señales de humanos modernos ni indicios de una entrada secundaria.

Lee Berger, líder de la expedición Rising Star, se cuela por un estrecho pozo conocido como Superman's Crawl. "Tuve que adelgazar 24 kilos para pasar por ahí", dice. FOTOGRAFÍA DE ROBERT CLARK, NAT GEO IMAGE COLLECTION.

Los investigadores volvieron a Rising Star en 2017 y empezaron a hacer una serie de descubrimientos que hasta ahora no se habían revelado por completo. Incluyen concentraciones de fragmentos óseos de Homo naledi que pueden pertenecer a uno o más individuos en fosas poco profundas que atraviesan las capas del suelo de la cueva y no siguen su pendiente natural, lo que sugiere que las fosas fueron excavadas para enterrar restos de individuos de Homo naledi. Además, la composición del material de relleno de las fosas difiere de los sedimentos circundantes.

Un grupo de huesos se excavó en bloques completos y se estabilizó con yeso. Las tomografías computarizadas de los bloques revelaron los restos de al menos tres individuos, incluido un joven de más edad. Los restos del joven parecen inalterados y notablemente intactos, e incluyen 30 dientes en el orden correcto, dos series de costillas parciales, un pie derecho, un tobillo y huesos de las extremidades inferiores. Cerca de una parte de la mano derecha hay una roca que, según la hipótesis de los investigadores, podría ser un artefacto o herramienta de piedra, pero algunos expertos externos descartan de plano esta asociación.

Una reconstrucción artística del 'Homo naledi' basada en restos craneales de la cueva Rising Star pone de relieve su singular mezcla de rasgos primitivos y avanzados. FOTOGRAFÍA DE MARK THIESSEN, NAT GEO IMAGE COLLECTION.

El primate "peculiar"

Los argumentos en torno a la inhumación deliberada de los muertos suelen girar en torno a las diferencias entre lo que los científicos denominan comportamiento mortuorio y comportamiento funerario, afirma André Gonçalves (izquierda), que estudia cómo interactúan los animales con los muertos. Los chimpancés y los elefantes, por ejemplo, muestran un comportamiento mortuorio cuando vigilan un cadáver o interactúan físicamente con él esperando que vuelva a la vida.

El comportamiento funerario, por el contrario, implica actos sociales intencionados por parte de seres capaces de pensamiento complejo que se entienden a sí mismos como separados del mundo natural y que reconocen la importancia del difunto. Hasta ahora, las primeras pruebas registradas de comportamiento funerario y enterramiento intencionado entre las especies de homínidos (incluidos tanto los humanos modernos como los neandertales) datan de al menos 100.000 años después del Homo naledi.

"Los humanos somos realmente peculiares como primates porque enterramos a nuestros muertos", dice Gonçalves. "Ningún otro primate parece hacerlo".

Los expertos externos que revisaron los trabajos para National Geographic plantearon diversas preocupaciones en torno a las pruebas de enterramiento deliberado. Algunos siguen sosteniendo que el agua podría haber arrastrado los fragmentos óseos hasta las depresiones naturales del suelo de la cueva, que luego se llenaron de sedimentos con el paso de los años.

Pero, según el antropólogo John Hawks (derecha), miembro del equipo de Rising Star y coautor de los trabajos, "la prueba más sólida que tenemos es que los enterramientos alteran la estratigrafía existente en la cueva".

La imagen muestra dos elementos funerarios descubiertos en la Cámara Dinaledi de la cueva Rising Star. Un cuerpo pertenecía a un 'Homo naledi' adulto y el otro era un juvenil.

Otra crítica tiene que ver con el estado de los huesos, la mayoría dispersos y desconectados. "La mayoría de los desplazamientos no pueden explicarse por el curso natural de la descomposición", afirma la paleoantropóloga María Martinón-Torres (izquierda), que estudió el enterramiento humano más antiguo conocido en África.

Los nuevos descubrimientos, sin embargo, han hecho cambiar un poco la opinión del antropólogo Chris Stringer (derecha). "Yo podría haber sido una de esas personas escépticas ante la idea de que una criatura de cerebro pequeño como el 'Homo naledi' pudiera adentrarse en la cueva para deshacerse de sus muertos", afirma. "Pero tengo que decir, por lo que he visto hasta ahora, que sí, que cambia mi punto de vista sobre el equilibrio de probabilidades".

Para Gonçalves, que considera que los descubrimientos son "prometedores", pero también mantiene una actitud de espera, la idea de que el Homo naledi tuviera comportamientos similares a los humanos no es especialmente sorprendente dada la proximidad espacial y temporal de los pequeños homininos con los humanos modernos. "De los chimpancés y los bonobos nos separan seis millones de años", afirma. "300.000 años no es nada".

Izquierda: En 2022 se descubrieron en las paredes de la cueva una serie de grabados y aguafuertes de figuras geométricas como cuadrados, escaleras, triángulos y cruces. Aún no se ha determinado si están relacionados con enterramientos cercanos. FOTOGRAFÍA DE BERGER ET AL., 2023B.
Derecha: Una imagen tomada con un filtro polarizador revela débiles rastros de grabados anteriores que fueron borrados y escritos encima. Estas marcas podrían demostrar que el Homo naledi era mucho más sofisticado de lo que se pensaba. FOTOGRAFÍA DE BERGER ET AL., 2023.

¿Escrito en la pared?

En un segundo artículo, los investigadores describen otro nuevo descubrimiento: formas y dibujos abstractos grabados en las paredes de las cuevas cercanas a los presuntos enterramientos. Las superficies inscritas parecen haber sido preparadas con una sustancia y alisadas, y algunas de las marcas parecen haber sido borradas y grabadas encima, lo que indica que se hicieron a lo largo de un periodo de tiempo.

La naturaleza de las paredes de caliza dolomítica de la cueva dificulta mucho la datación, y los investigadores admiten que "será un reto evaluar si los grabados son contemporáneos de las pruebas de enterramiento de 'Homo naledi' que se encuentran a sólo unos metros de distancia".

El arqueólogo Curtis Marean (izquierda) señala que "los diseños en forma de cruz que aparecen en las paredes de la cueva son muy similares a los encontrados en yacimientos posteriores de 'Homo sapiens' de la región, así como a la imaginería indígena khoi-san".

Aunque los investigadores advierten que se necesitan más estudios para identificar y analizar todos los grabados, señalan que la producción de diseños (ya sean pintados, grabados al aguafuerte o grabados) en las paredes de las cuevas u otras superficies se reconoce "como un importante paso cognitivo en la evolución humana".

El encéfalo de este cráneo compuesto masculino de 'Homo naledi' mide apenas 560 centímetros cúbicos de volumen, menos de la mitad que el cráneo humano moderno que tiene detrás. FOTOGRAFÍA BY STEFAN FICHTEL, NAT GEO IMAGE COLLECTION.

¿Un cerebro más grande implica un comportamiento más complejo?

En un tercer artículo, Berger y sus colegas sintetizan sus datos sobre enterramientos y arte rupestre para poner en tela de juicio otra hipótesis muy arraigada: que un cerebro más grande implica un comportamiento más complejo, como fabricar herramientas, controlar el fuego y crear símbolos.

El registro fósil muestra que el tamaño relativo del cerebro de muchas poblaciones de homínidos aumentó en el transcurso de dos millones de años, alcanzando su punto álgido con el Homo sapiens. Mientras que el cerebro de un varón adulto moderno tiene una capacidad aproximada de 1500 centímetros cúbicos, el del Homo naledi no llegaba a los 600.

Si este homínido de cerebro pequeño realizaba comportamientos avanzados como el enterramiento deliberado y la creación de símbolos asociados a esos enterramientos, argumentan los investigadores, entonces el tamaño del cerebro no debería ser un factor importante a la hora de determinar si una especie de homínido es capaz de una cognición compleja.

Señalan que muchos avances clave en la evolución humana se produjeron entre homínidos de cerebro pequeño, como la creación de herramientas de piedra, la expansión inicial de África a Asia y el uso del fuego. Además, se sabe que otra especie de cerebro pequeño, Homo floresiensis, utilizaba herramientas y fuego. Según ellos, la estructura y el cableado del cerebro pueden haber desempeñado un papel más importante que su tamaño.

Aunque en los documentos no se mencionan específicamente pruebas de la existencia de fuego en Rising Star, Berger afirma que el equipo tiene pruebas de fuego controlado en el sistema de cuevas, incluidas docenas de hogares. "Ese lugar está lleno de hollín, fuego y huesos quemados. Está por todas partes", afirma. Está previsto datar las pruebas con carbono en el futuro.

Hay que esperar análisis más detallados y estudios revisados ​​por expertos sobre el hallazgo de las hogueras en Rising Star. Foto: Lee Berger.

"Una conversación humana global"

La decisión del equipo de investigación de hacer públicas sus extraordinarias afirmaciones sin publicarlas antes en una revista revisada por pares es motivo de frustración para algunos paleoantropólogos, pero Berger defiende la decisión. Los trabajos aparecerán finalmente en la revista digital eLife, junto con reseñas y un resumen editorial, con lo que "el proceso será transparente", afirma.

"Sus lectores podrán ver cómo los autores (nuestro gran equipo) interactúan con los revisores y editores como parte de la política de acceso abierto", explica Berger. Los autores tienen entonces la opción de mantener los artículos tal como están o de incorporar los comentarios de los revisores y otros científicos. "Efectivamente, estamos dejando que la gente observe el proceso de revisión y la forma en que funciona la revisión por pares".

Los expertos que revisaron los trabajos coinciden en que la paleoantropología está entrando en una nueva era con la creciente conciencia de que hay otras especies humanas que tienen comportamientos que hasta hace muy poco pensábamos que eran exclusivamente de "humanos modernos".

Con ello vienen las expectativas de más descubrimientos sobre cómo vivía el Homo naledi, y cómo están relacionados con nosotros (o no). "Si esta especie estaba adaptada a vivir en cuevas y a adentrarse en ellas, como se insinúa en Rising Star, entonces debe haber más pruebas de ello en muchos otros yacimientos de Sudáfrica", señala Stringer.

"Esto merece una conversación humana global", añade Berger. "¿Qué hacemos ahora? ¿Cómo continuamos? Acabamos de descubrir un espacio cultural de otra especie que no es humana [moderna], que no está en nuestro nivel. No es como nosotros. ¿Cómo lo tratamos? Y estoy esperando a oírlo".

Fuentes: nationalgeographic.es | amp.cnn.com | 6 de junio de 2023

Nueve cadáveres desvelan que inmigrantes ibéricos llevaron la agricultura a África hace 7.400 años

Youssef Bokbot, del Instituto Nacional de Arqueología de Marruecos, y Cristina Valdiosera, de la Universidad de Burgos, sostienen dos cráneos del yacimiento marroquí de Ifri Ouberrid. C. V.

Algunos especialistas creen que lo que sucedió en Europa hace unos 7.400 años fue como encontrarse con una civilización alienígena. Durante miles de siglos, los europeos habían sido cazadores nómadas, el único estilo de vida conocido en un continente inmenso y prácticamente despoblado. Hasta que se encontraron con inmigrantes originarios de Anatolia, en la actual Turquía, que traían consigo la agricultura, la ganadería y el sedentarismo. Su avance por el norte del Mediterráneo fue tan rápido —duró apenas un siglo— que se cree que viajaban en pequeñas embarcaciones por la costa. Fue un tiempo de conflictos y coexistencia. Los granjeros se cruzaron con los cazadores nómadas locales hasta absorberlos, si bien hubo clanes aislados de cazadores fieles a su estilo de vida durante 1.000 años más. Es lo que se conoce como revolución del Neolítico, que sentó las bases de la civilización.

Uno de los mayores enigmas de esta época es cómo llegó esta revolución a África. Una hipótesis es que apareció de forma espontánea, con una segunda invención de los cultivos, y otra que llegó hace unos 5.000 años, de la mano de pastores y agricultores de Oriente Próximo.

Ahora, un equipo dirigido por científicos de la Universidad de Burgos y la de Uppsala (Suecia) demuestra que el Neolítico llegó a esta zona en la misma cronología que a Europa, hace unos 7.400 años. Sus conclusiones, publicadas en la revista Nature, se basan en el análisis de dientes y huesos desenterrados en cuatro yacimientos de Marruecos y su comparación con otros ya existentes.

La clave está en la cueva de Kaf Taht el-Ghar, en la costa norte del Estrecho del lado marroquí, donde se hallaron restos humanos, semillas y trozos de cerámica decorados con conchas de moluscos. Eran prácticamente idénticos a los que se habían hallado en la Península. “Fue como encontrar una catedral barroca en mitad del México azteca”, explica Rafael Martínez Sánchez, arqueólogo de la Universidad de Córdoba y coautor del estudio.

Cueva de Kaf Taht el-Ghar, del Neolítico temprano.

¿De ida o de vuelta?

En los años cincuenta del siglo pasado, cuando Marruecos aún era protectorado español, el arqueólogo catalán Miquel Tarradell fue el primero en excavar este lugar. Se especulaba que la cerámica decorada de la Península la habían traído inmigrantes del norte de África cruzando el Estrecho, explica Martínez. Pero al ver las cerámicas, Tarradell cambió de idea y postuló que fue al revés: los ibéricos las llevaron a África, aunque falleció en 1995 sin poderlo demostrar.

El análisis del ADN de cuatro individuos de este yacimiento ha aclarado ahora el misterio. El perfil genético de estos agricultores es un 75% igual que el de los de la Península. Y aproximadamente otro tercio es norteafricano. La prueba concluyente del origen de estos inmigrantes es que llevan también una pizca de ADN de cazadores recolectores europeos que habían sido asimilados antes.

La conclusión del trabajo es que un grupo de granjeros de la península ibérica llegó al norte de África, se cruzó con las poblaciones locales y se asentó llevando al continente africano la agricultura por primera vez, unos 1.000 años antes de lo que se pensaba. Probablemente, pasaron el Estrecho en barcas de madera, sin velas, usando solo remos, apunta Martínez, aunque no se conocen restos de estas embarcaciones.

a) Afinidad genética de los individuos africanos noroccidentales de la Edad de Piedra analizados y polarizados entre la ascendencia neolítica de Anatolia y Magrebí. b) Afinidad genética de individuos de la Edad de Piedra del noroeste de África, polarizada entre la ascendencia ibérica y levantina del Neolítico temprano. c) Resumen de la historia de la población inferida del Magreb en la Edad de Piedra.

Lo enigmático es que en Ifri n’Amr o’Moussa, a unos 300 kilómetros al sur, hay otro yacimiento al menos un siglo posterior, donde se han encontrado restos de semillas, cerámica y ganadería, pero sus habitantes han resultado ser 100% autóctonos. Su ADN no se diferencia de las poblaciones de cazadores y recolectores nómadas que habitaron esta zona desde hace unos 15.000 años, incluida su tradición de arrancarse los dos dientes incisivos de la mandíbula superior para diferenciarse, como explican Louise Humphrey y Abdeljalil Bouzouggar en un artículo complementario.

Unos siglos después, las poblaciones locales habían abrazado la vida sedentaria, aunque no se mezclaron con los inmigrantes llegados de Europa, como si existiese una frontera bien definida similar a la que hubo en determinadas partes de Europa entre los inmigrantes granjeros y los últimos cazadores y recolectores.

“Es algo nunca visto”, señala Cristina Valdiosera, bióloga molecular de la Universidad de Burgos y coautora del trabajo. “En Europa los cazadores-recolectores nunca asumieron el modo de vida neolítico por sí mismos, siempre fue por absorción”, destaca.

El investigador Juan Carlos Vera en la cueva Ifri n’Amr o’Moussa, del Neolítico temprano.

Al borde del colapso

En 2018, Valdiosera lideró un estudio similar en la península ibérica que demostró la presencia de agricultores en tiempos muy similares a los vistos ahora en Marruecos. La especialista en genética estima que los primeros grupos de inmigrantes que cruzaron el Estrecho eran de decenas de individuos y que tuvo que haber varias oleadas por la misma ruta.

Antes de la llegada de los primeros agricultores, las poblaciones del norte de África estuvieron al borde de la extinción. Si durante la última glaciación en Europa la población colapsó hasta apenas 5.000 personas, en el norte de África quedaron solo 1.400, según el trabajo. La llegada de los inmigrantes fue una salvación para ellos, argumenta Valdiosera, pues aumentó la diversidad genética y evitó los males de la endogamia.

El estudio confirma que unos 1.000 años después de la primera oleada migratoria neolítica llegó una segunda procedente de Oriente Próximo que siguió, ahora sí, la costa del Mediterráneo sur hasta llegar al actual Marruecos. El ADN de tres personas que vivieron hace 6.400 años halladas en Skhirat-Rouazi, en la costa oeste del país, muestra la marca genética de esta nueva oleada de inmigrantes. Esa misma marca está en las poblaciones actuales del Magreb y también en los guanches de Canarias, cuyo origen está en inmigrantes llegados del norte de África.

Restos humanos en el yacimiento Ifri n'Amr o'Moussa. Crédito: Youssef Bokbot.

Mestizaje total

El yacimiento más reciente analizado es el de Kehf el Baroud, a unos 50 kilómetros al sur del anterior. En este caso, sus habitantes muestran ya ADN tanto de los primeros agricultores ibéricos, como de las poblaciones autóctonas del norte de África y de los inmigrantes pastoralistas de Oriente Medio. Un mestizaje total.

Ron Pinhasi (izquierda), experto en antropología evolutiva de la Universidad de Viena, opina que "este es un estudio apasionante e importante”. “Había mucho debate sobre si el Neolítico había surgido de forma espontánea o si llegó de Europa u Oriente Medio. Sorprendentemente, vemos que sucedió todo eso, aunque no a la vez. Los primeros en iniciar este periodo fueron los granjeros ibéricos. Y aquí lo más interesante es que ellos se mezclaron con los locales, mientras que algunos locales no se mezclaron con ellos”, resalta.

Carles Lalueza Fox (derecha), genetista del CSIC, opina que “con esto no queda ya ningún ejemplo de que el Neolítico pudo transmitirse de forma cultural”. “Aunque era el pensamiento dominante hace unas décadas, creo que es evidente que la agricultura no es algo que se pueda explicar o copiar sin más. Como todo oficio se requiere de gente que lo conozca, es decir, de emigrantes, al menos en un primer momento”, explica.

Fuentes: elpais.com | phys.org | 7 de junio de 2023

La genómica y la arqueología reescriben la revolución neolítica en el Magreb

El investigador Rafael Martínez, de la Universidad de Córdoba, en la cueva de Kaf Taht el-Ghar en Tetuán. Cedida por la Universidad de Córdoba.

La arqueología lleva décadas tratando de explicar cómo y porqué los humanos pasaron de ser exclusivamente cazadores-recolectores a producir los alimentos, al adoptar la agricultura y la ganadería. ¿Cómo sucedió el cambio económico de mayor trascendencia para la Humanidad, que precedió a la Revolución Urbana y consolidó el modo de vida sedentario? ¿Cómo sucedió la conocida como Revolución Neolítica? ¿Dónde empezó todo y cómo se extendió?

Para completar parte de las posibles respuestas, y -como siempre ocurre en ciencia- dar paso a nuevas preguntas, un equipo internacional en el que han participado las Universidades de Córdoba, Huelva y Burgos, se publica hoy en la revista Nature los resultados de un nuevo trabajo que explica y rompe algunos mitos sobre el inicio del Neolítico y, por tanto, de la agricultura, en el Norte de África hace unos 7.500 años.

Hasta hace poco la Arqueología debatía sobre el origen de la agricultura y la ganadería en el Norte de África; si ésta había surgido de manera independiente y los humanos que habitaban aquel territorio habrían logrado domesticar especies locales y desarrollar técnicas similares a las de los habitantes de los valles del Tigris y el Éufrates, o si el proceso había sido estrictamente fruto de una transmisión cultural desde otras regiones, como el Próximo Oriente o el Mediterráneo.

Un nuevo trabajo liderado por la Universidad de Uppsala y Burgos, con un papel relevante del Instituto Marroquí de Ciencias de la Arqueología y el Patrimonio (INSAP), demuestra que ni uno ni otro. La aparición del Neolítico en el Norte de África fue fruto de un proceso complejo y poliédrico como pocos al considerar en conjunto los datos arqueológicos observados hasta ahora en el Viejo Mundo.

La originalidad del estudio está en la lectura genómica combinada de restos humanos neolíticos procedentes de tres yacimientos clave: la cueva de Kaf Taht el-Ghar en Tetuán, Ifri n'Amr Ou Moussa en la provincia de Khémisset y Skhirat-Rouazi al sur de Rabat.

Excavación en el sitio Kaf Taht el-Ghar (KTG). Crédito: Juan Carlos Vera.

En el primero de ellos, se han identificado y estudiado restos de un pequeño grupo de individuos descendientes de agricultores europeos que se instalaron en la zona hace unos 7.400 años.

En el segundo, se ha confirmado la existencia de una necrópolis en cueva donde fueron sepultados un par de siglos después, individuos de ancestría puramente local; esto es, agricultores con cerámica descendientes de cazadores-recolectores autóctonos que adoptaron estas nuevas técnicas de los grupos inmigrantes mencionados.

Por último, el tercero, en una necrópolis prehistórica mil años más reciente se han identificado genomas asociados a la expansión de pueblos pastores procedentes del Creciente Fértil, y que la Arqueología ya venía detectando en todo el actual norte de África.


La datación de todos esos restos y su estudio genómico ha permitido al equipo ibero-sueco-marroquí (la principal autora es Luciana Simões (izquierda), investigadora portuguesa de la Universidad de Uppsala), constatar que la diversidad biológica y cultural de los humanos que habitaron el territorio hace más de 7.000 años pudo estar detrás del éxito de la neolitización en el norte de África.

En este sentido, el trabajo publicado por Nature, y en el que aparecen como coautores Rafael M. Martínez, de la Universidad de Córdoba, Juan Carlos Vera, de la Universidad de Huelva, y Cristina Valdiosera, de la Universidad de Burgos, codirectora del proyecto, señala expresamente que mucho antes de la romanización del extremo occidental del Mediterráneo y, por supuesto, mucho antes de la islamización del territorio, los grupos humanos a un lado y otro del Estrecho de Gibraltar ya compartían conocimientos, aspectos culturales y por supuesto, genes.


Para Rafael M. Martínez (derecha), de la Universidad de Córdoba, "este trabajo supone un antes y un después en la comprensión de muchos aspectos relacionados con los procesos de difusión del Neolítico en la región, zanjando la cuestión respecto a su origen en Andalucía y el Magreb. En este sentido, queda bastante claro el sentido unidireccional del proceso, probablemente desde Iberia, y que sitúa la decoración impresa de estas primeras cerámicas marroquíes en el conjunto de las primeras cerámicas impresas del Mediterráneo Occidental, incluyendo península italiana, sur de Francia y mediterráneo ibérico”.

Preparación para el muestreo de ADN en el INSAP. De izquierda a derecha: J.C. Vera, Cristina Valdiosera y Youssef Bokbot.

En cuanto al componente “pastoral” de la necrópolis de Skhirat, Martínez afirma que “precisamente las cerámicas presentes como ajuares en dichas sepulturas son completamente diferentes a las impresas más antiguas, teniendo precedentes en estilos conocidos con anterioridad a lo largo del Sahara y decoradas con matrices de cuerda. Un trabajo nuestro de 2018 ya apuntó la relación de este tipo de cerámicas con pueblos pastoralistas, o, en cualquier caso, con orígenes muy distintos”.


Por su parte, Juan Carlos Vera (derecha) subraya que la genómica ha venido a refrendar lo que la arqueología ya venía sosteniendo desde estos últimos diez años: “La campaña de muestreo genético se realizó en 2016, pero la imagen nítida, completa, de los cambios culturales y económico-sociales paralelos al mestizaje y movimientos poblacionales ahora demostrados, no hubiera sido posible sin los trabajos arqueológicos que desarrollamos en Marruecos entre 2011 y 2013 dentro del proyecto ERC AGRIWESTMED, coordinado por la experta en arqueobotánica Leonor Peña-Chocarro, del CSIC (Madrid), gracias a un convenio con el INSAP marroquí coordinado por nuestro colega Youssef Bokbot. Gracias a esos trabajos se pudieron detectar antiguas semillas de cereales y leguminosas cultivadas en varios de estos contextos neolíticos, las cuales ya apuntaban a un proceso de difusión, aunque en este caso no podíamos saber el alcance 'humano' del proceso, ni la llegada 'física' al territorio de inmigrantes, con la proyección de sus genes, cosa que este trabajo demuestra”, afirma el profesor titular de la Universidad de Huelva.


Cristina Valdiosera (izquierda), investigadora Ramón y Cajal en la Universidad de Burgos y codirectora del proyecto junto a Mattias Jakobsson, concluye que se trata de un trabajo con enormes implicaciones en la historia genómica del Norte de África. "Los pobladores del Magreb, los bereberes (imazighen) históricos, cuentan con una ancestría conformada por tres componentes principales: la primera de ellas es la de los cazadores recolectores africanos, presentes desde el Paleolítico Superior en la cueva de Taforalt; una segunda la de los agricultores neolíticos europeos, que en última instancia descienden de los primeros campesinos de Anatolia, repartidos por el mediterráneo y que llegan a Marruecos probablemente desde la península ibérica en torno al 5.500 a.C., y por último, la de los pueblos pastoralistas, que penetran en el continente africano hacia el oeste y hacia el sur atravesando el Sinaí desde el creciente fértil, y que llegarán al atlántico marroquí aproximadamente mil años después. El hecho de que las lenguas bereberes y las lenguas semíticas pertenezcan al tronco lingüístico Afro-Asiático puede ser una consecuencia de la propia historia genómica que estamos observando”, afirma la investigadora.

Fuentes: Universidad de Córdoba | huelvabuenasnoticias.com | 7 de junio de 2023

Los neandertales pueden haber sido los primeros en elaborar cuidadosamente alquitrán de abedul con fines adhesivos

Alquitrán de abedul hecho en 2008. (Jorre/Wikimedia Commons/CC BY SA 2.0)

Es posible que la primera sustancia sintética elaborada en el planeta Tierra no haya sido un producto de nuestra propia especie, sino que fue inventada por un pariente cercano hace unos 200.000 años.

Investigadores de la Universidad de Tübingen y el Museo Estatal de Prehistoria de Alemania, así como la Universidad de Estrasburgo, en Francia, han realizado recientemente un análisis químico complejo sobre artefactos neandertales hechos con alquitrán de abedul, concluyendo que la forma en que se extrajo no fue accidental.

El alquitrán de abedul es una sustancia pegajosa negra utilizada desde la antigüedad por sus diversas propiedades adhesivas, repelente al agua e incluso antimicrobianas. Algunos de los primeros humanos que vivieron en Europa lo usaron para unir partes de sus herramientas de piedra y madera.

Los humanos anatómicamente modernos de Sudáfrica utilizaban adhesivos de alquitrán desde hace 100.000 años (Rijksmuseum Van Oudheden).

El material se puede extraer de la corteza de abedul usando calor, pero los científicos no están de acuerdo sobre si los neandertales producían el alquitrán a propósito o si era simplemente una consecuencia de querer disfrutar de un fuego cálido.

Algunos piensan en el alquitrán negro como un feliz accidente que los neandertales simplemente rasparon de las rocas circundantes después de quemar corteza de abedul. Otros piensan que el material pegajoso y resistente al agua se elaboró ​​cuidadosamente en un horno subterráneo mucho antes de que nuestra especie aprendiera el truco.

Esto puede parecer una disputa pedante, pero comúnmente se asume que la destilación intencional de sustancias útiles a partir de materias primas es otra actividad que diferencia a la inteligencia humana de otras especies. Basado en el análisis de dos piezas de alquitrán de abedul encontradas en un yacimiento arqueológico en Alemania, este último estudio argumenta que "el alquitrán de abedul puede documentar tecnología avanzada, planificación anticipada y capacidad cultural en los neandertales".

Alquitrán de abedul del entorno de Königsaue (Sajonia-Anhalt, Alemania) y técnicas de producción experimentales. a) KBP1, Königsaue 1 (izquierda); KBP2, Königsaue 2 (derecha). b) Dibujo del método de condensación; c) método de condensación con ranura de adoquín; d) técnica de la corteza enterrada e) técnica del pit roll; f) estructura elevada. 1: corteza de abedul; 2: alquitrán de abedul.

Un análisis de la química de los artefactos sugiere que fueron privados de oxígeno durante su formación. En teoría, este perfil bajo en oxígeno podría lograrse de varias maneras, por lo que los investigadores probaron diversos métodos. Dos de los procedimientos llevados a cabo quemaron corteza de abedul sobre el suelo, mientras que otros tres implicaron la elaboración de una especie de horno subterráneo.

La quema de corteza de abedul sobre el suelo permitió que el alquitrán se condensara en la parte superior de las piedras al aire libre o en un extremo de los palos. El procedimiento de horno subterráneo esencialmente significaba enterrar la corteza de abedul enrollada bajo el fuego.

Se pudo comprobar que solo el alquitrán de abedul fabricado bajo tierra tenía la misma firma química que los artefactos antiguos encontrados en Alemania.

Los resultados de la investigación sugieren que "el alquitrán empleado por los neandertales no es el resultado fortuito de procesos no intencionales en fuegos al aire libre, sino una técnica compleja con horno subterráneo que tuvo que planificarse cuidadosamente, ya que no se pudo monitorear una vez que se mete el mismo.

Una configuración tan compleja habría requerido que se siguiera con precisión una receta específica. Los investigadores dicen que la práctica probablemente se inventó a través de un procedimiento de ensayo y error, con mejoras graduales al respecto que se sumaron con el tiempo.

Si los neandertales realmente estaban produciendo alquitrán desde hace 200.000 años, ese hecho supera cualquier evidencia de que el Homo sapiens produjera alquitrán hace 100.000 años.

Por lo tanto, escriben los investigadores, "lo que mostramos aquí por primera vez es que los neandertales inventaron y refinaron una técnica transformadora, muy probablemente independientemente de la influencia del 'Homo sapiens'".

Descubrimientos previos han demostrado que los neandertales tenían dietas complejas que involucraban múltiples pasos en la preparación de alimentos, y, en consecuencia, es posible que su uso del fuego no se haya limitado a calentar o cocinar. En definitiva, la inteligencia de nuestros primos neandertales ya no debe subestimarse.

Fuente: sciencealert.com| 4 de junio de 2023

Descubren en el sur de Sudáfrica la huella humana más antigua del mundo: tiene 153.000 años

La huella de 153.000 años de antigüedad, ligeramente remarcada con tiza, hallada en el Parque Nacional Garden Route, Sudáfrica; parece larga y estrecha porque el individuo arrastró su talón. Crédito de la imagen: Charles Helm.

Hace poco más de dos décadas, cuando comenzaba el nuevo milenio, parecía que las huellas dejadas por nuestros antiguos ancestros humanos que se remontaban a más de 50.000 años eran excesivamente raras o escasas.

En ese momento, solo se había informado de cuatro sitios en todo el continente africano. Dos eran del este de África: Laetoli en Tanzania y Koobi Fora en Kenia; las otras dos eran de Sudáfrica, en Nahoon y Langebaan (estas últimas se hicieron conocidas popularmente como "las huellas de Eva"). De hecho, el sitio de Nahoon, dado a conocer en 1966, fue el primer enclave con huellas de homínidos jamás descrito.

En 2023 la situación es muy diferente. Parece que la gente no miraba lo suficiente o no miraba en los lugares correctos. Hoy en día, el recuento africano de icnitas (un término que incluye tanto huellas como otros rastros) de homínidos datados con más de 50.000 años es de 14. Estas se pueden dividir convenientemente en un grupo correspondiente a África oriental (cinco sitios) y otro grupo (nueve sitios) en la costa de El Cabo, en Sudáfrica. Hay otros diez sitios en otras partes del mundo, incluidos el Reino Unido y la península arábiga.

Dado que se han encontrado relativamente pocos restos óseos de homínidos en la costa de El Cabo, las huellas dejadas por nuestros ancestros humanos mientras se movían por paisajes antiguos son una forma útil de complementar y mejorar nuestra comprensión de los antiguos homínidos en África.

En un artículo publicado recientemente en Ichnos, una revista internacional que trata de huellas fósiles, proporcionamos las dataciones recientes de siete icnitas de homínidos que hemos identificado en los últimos cinco años en la costa sur de El Cabo, en Sudáfrica. Los lugares donde se hallaron forman parte ahora del "grupo sudafricano" de nueve sitios.

Descubrimos que la antigüedad de los sitios variaba: el más reciente data de hace unos 71.000 años. Y el más antiguo, que data de hace 153.000 años, es uno de los hallazgos más notables registrados en este estudio: es la huella más antigua hasta ahora atribuida a nuestra especie, el Homo sapiens.

Las nuevas dataciones corroboran el registro arqueológico. Junto con otras evidencias halladas en el área y el período de tiempo considerado, además del desarrollo de herramientas de piedra sofisticadas, arte, joyería y recolección de mariscos, se confirma que la costa sur de El Cabo fue un área en la que los primeros humanos anatómicamente modernos sobrevivieron, evolucionaron y prosperaron antes de extenderse desde África a otros continentes.

Sitios muy diferentes

Existen diferencias significativas entre los grupos de sitios con huellas de África Oriental y Sudáfrica. Los situados en África Oriental son mucho más antiguos: Laetoli, el más antiguo, tiene 3,66 millones de años y el más joven tiene 0,7 millones de años. Las huellas no fueron hechas por el Homo sapiens, sino por especies anteriores como los australopithecus, el Homo heidelbergensis y el Homo erectus. En su mayor parte, las superficies en las que se encuentran las huellas de África Oriental han tenido que ser excavadas y expuestas laboriosa y meticulosamente.

Los sitios sudafricanos en la costa de El Cabo, por el contrario, son sustancialmente más jóvenes. Todos han sido atribuidos al Homo sapiens, y las huellas tienden a estar completamente expuestas cuando se descubren en rocas conocidas como eolianitas, que son las versiones cementadas de antiguas dunas.

Por lo tanto, generalmente no se considera llevar a cabo una excavación, y, debido a la exposición de los sitios a los elementos y a la naturaleza relativamente gruesa de la arena de las dunas, generalmente no están tan bien conservados como los enclaves de huellas de África Oriental. No obstante, también son vulnerables a la erosión, por lo que a menudo hay que trabajar rápido para registrar y analizarlos antes de que sean destruidos por el océano y el viento.

Si bien esto limita su potencial para realizar una interpretación detallada, se pueden datar los depósitos. Ahí es donde entra la luminiscencia estimulada ópticamente.

Un método iluminador

Un desafío clave al estudiar el registro paleolítico (huellas, fósiles o cualquier otro tipo de sedimento antiguo) es determinar la antigüedad de los materiales.

Sin esto, es difícil evaluar el significado más amplio de un hallazgo o interpretar los cambios climáticos que crean el registro geológico. En el caso de las eolianitas de la costa sur de El Cabo, el método de datación elegido suele ser la luminiscencia estimulada ópticamente.

Este método de datación muestra cuánto tiempo hace que un grano de arena estuvo expuesto a la luz solar; en otras palabras, cuánto tiempo ha estado enterrada esa sección de sedimento. Dada la forma en que se formaron las huellas (impresiones hechas en arena húmeda, seguidas de su entierro con arena nueva), es un buen método, ya que podemos estar razonablemente seguros de que el "reloj" de datación comenzó aproximadamente al mismo tiempo que la huella fue creada.

La costa sur de El Cabo es un gran lugar para aplicar luminiscencia estimulada ópticamente. En primer lugar, los sedimentos son ricos en granos de cuarzo, los cuales producen mucha luminiscencia. En segundo lugar, la abundante luz solar, las amplias playas, y el fácil transporte de arena por el viento formando dunas costeras, significa que cualquier señal de luminiscencia preexistente se elimina por completo antes de que concluya el evento de entierro de interés, lo que permite estimaciones de antigüedad fiables. Este método ha sustentado gran parte de la datación de hallazgos previos en el área.

El rango de fechas general de nuestros hallazgos para las icnitas de homínidos, entre 153.000 y 71.000 años de antigüedad, es consistente con las dataciones de estudios realizados anteriormente de depósitos geológicos similares en la región.

La huella de 153.000 años de antigüedad se encontró en el Parque Nacional Garden Route, al oeste de la ciudad costera de Knysna, en la costa sur de El Cabo. Los dos sitios sudafricanos fechados anteriormente, Nahoon y Langebaan, arrojaron dataciones de aproximadamente 124.000 años y 117.000 años, respectivamente.

Mayor comprensión

El trabajo de nuestro equipo de investigación, con sede en el Centro Africano de Paleociencia Costera de la Universidad Nelson Mandela de Sudáfrica, no ha terminado. Sospechamos que hay más icnitas de homínidos esperando a ser descubiertas en la costa sur de El Cabo y en otras partes de dicha costa. La búsqueda también debe extenderse a depósitos más antiguos en la región, con dataciones que van desde hace 400.000 años hasta hace más de 2 millones de años.

Dentro de una década, esperamos que la lista de icnitas de homínidos antiguos sea mucho más larga de lo que es en la actualidad, y que los científicos puedan aprender mucho más sobre nuestros ancestros antiguos y los paisajes que ocuparon.

Por Charles Helm (izquierda)

Investigador asociado al Centro Africano de Paleociencia Costera, Universidad Nelson Mandela.

Y

Senior Lecturer, University of Leicester

Fuentes: theconversation.com | scielo.org.za | 23 de mayo de 2023

Los humanos hacían fuego controlado hace al menos 250.000 años en Europa, según una investigación

Fiesta alrededor de un fuego en la Edad de Piedra, pintura de Viktor Vasnetsov (detalle, 1883)

Los primeros humanos en Europa producían y controlaban el fuego al menos 50.000 años antes de lo que se pensaba, según han descubierto investigadores de la Universidad Heriot-Watt en Escocia.

En un artículo publicado en la revista Scientific Reports, los científicos establecen evidencias de que nuestros antepasados ​​en Europa usaban fuego para actividades como cocinar, calentar y defenderse de los animales hace al menos 250.000 años. La evidencia anterior había sugerido que los humanos manejaron el fuego en Europa mucho más tarde, hace unos 200.000 años.

Mediante el uso de métodos químicos forenses para identificar moléculas de combustión incompleta, el equipo de investigación de la Escuela de Energía, Geociencia, Infraestructura y Sociedad de Heriot-Watt detectó un incendio en Valdocarros II, un yacimiento arqueológico cerca de Madrid, España.

El Dr. Clayton Magill (izquierda), profesor asistente en Heriot-Watt, especialista en el uso de la geoquímica para reconstruir condiciones ambientales antiguas, dirigió el proyecto de investigación en colaboración con los arqueólogos españoles Susana Rubio-Jara y Joaquín Panera de la Universidad Complutense de Madrid. La geoquímica implica estudiar la composición química de la tierra, sus rocas y minerales.

El Dr. Magill dijo: "Hemos encontrado evidencias definitivas de cosas que se han quemado y esos restos están organizados siguiendo un patrón, lo que sugiere que han sido los humanos quienes realizaron y controlaron el fuego, el cual o bien se estaba usando para cocinar o bien se empleaba para defenderse de los animales. El patrón espacial del fuego nos dice que estaba rodeando algo, como una casa o un área para dormir, una sala de estar o una cocina, o un recinto para animales".

Los perfiles químicos de los restos carbonizados también sugieren que nuestros antepasados ​​humanos eligieron ciertos tipos de leña por sus propiedades de combustión, tal como el calor que proporciona y la ausencia de humo.

Localización de muestras y fuegos en Valdocarros II (V-II). (A) Mapa de Valdocarros II Capa sedimentaria 1 y distribución espacial de industria lítica, bifaces y huesos. (B) Fotos tomadas durante el trabajo de campo de los fuegos individuales (1,2,3,4,11,7,8). (Las fotos y distribución espacial fueron realizadas por Joaquín Panera y Susana Rubio-Jara).

"Este hallazgo es muy importante dado que cierra una brecha en nuestra comprensión del fuego controlado y el desarrollo humano", dice el Dr. Magill. "Y lo es porque nuestra especie se define por el uso del fuego, mediante el cual se pudo cocinar los alimentos que permiten el desarrollo de nuestros grandes cerebros, que es una de las cosas que nos hizo tan exitosos en sentido evolutivo. El fuego también brinda protección y fomenta la comunicación y la conexión familiar. Y ahora tenemos evidencias definitivas e incontrovertibles de que los humanos estaban comenzando a controlar el fuego en Europa unos 50.000 años antes de lo que sospechábamos".

El análisis químico es una forma más fiable de confirmar un fuego que analizar restos en hogares arqueológicos, los cuales pueden erosionarse por las condiciones climáticas o por su proceso de extracción, agrega el Dr. Magill.

En la próxima fase del proyecto, el equipo de investigación estudiará las herramientas de piedra que se hallaron cerca de los fogones para identificar si se usaron de manera particular para hacer y controlar una hoguera o, por ejemplo, para cortar carne o plantas.

Cronología que muestra algunos de los yacimientos con fuego más informativos desde Europa hasta Asia. El código de colores muestra aproximadamente el continente/país y la extensión temporal del sitio arqueológico.

"Queremos entender si el uso selectivo o especializado de las herramientas es algo que debería ir, al menos teóricamente, de la mano en el control del fuego", aduce el Dr. Magill, quien también es profesor asistente en Geoenergía en el Lyell Center for Earth and Marine Science, uno de los Institutos de Investigación Global de Heriot-Watt.

Los arqueólogos Susana Rubio-Jara y Joaquín Panera le dieron al equipo de Heriot-Watt acceso a las altamente reguladas y raras muestras halladas en el yacimiento de Valdocarros II, al tiempo que trabajaron con la estudiante de doctorado en Heriot-Watt, Lavinia M. Stancampiano, para recolectar muestras con limpieza de nivel forense y atención al detalle.

Los otros investigadores del proyecto son David Uribelarrea del Val y Alfredo Pérez González, también de la Universidad Complutense de Madrid.

A nivel mundial, la evidencia clara más antigua de fuego controlado por humanos se encuentra en el este de África hace aproximadamente 1 millón de años y en Israel hace unos 780.000 años. En Europa, países como Hungría (Vértesszölös, unos 350.000 años), Francia (Menez-Dregan y Terra Amata, unos 400.000 años) y Alemania (Schöningen y Bilzingsleben, unos 370.000 años) se han relacionado con evidencias previas de fuegos.

Fuente: phys.org | 18 de mayo de 2023

Un estudio genético ofrece una nueva comprensión de los orígenes humanos en África

Reconstrucciones del cráneo de los primeros fósiles de Homo sapiens descubiertos en el yacimiento de Jebel Irhoud (Marruecos). / Philipp Gunz, MPI EVA Leipzig.

Existe bastante consenso entre la comunidad científica que los orígenes del Homo sapiens se encuentran en África. Numerosas evidencias apuntan en ese sentido. Los fósiles más antiguos de nuestra especie proceden del yacimiento de Jebel Irhoud, en Marruecos, con una edad aproximada de unos 300.000 años. Por esa misma época se vuelven mucho más raras las hachas de mano (cultura Achelense) que habían dominado el inventario de útiles líticos durante un millón de años. En su lugar, se fabricaron nuevas herramientas líticas dando forma a láminas extraídas de un núcleo (método Levallois) grande de piedra que antes habían sido desechadas.

Lo que ha sido más difícil de identificar es el grupo concreto dentro de África que acabaría convirtiéndose en el antepasado de todos los humanos fuera de ese continente. Una teoría evolutiva sostiene que hace unos 150.000 años había una única población ancestral de la que derivaron el resto. Otras investigaciones han apuntado que esa comunidad primitiva habría sido el resultado de la mezcla de los humanos modernos con otros homínidos, como los neandertales.

Sin embargo, un nuevo estudio científico recién publicado en Nature ha desvelado un sorprendente y más complejo origen para el Homo sapiens. Los hallazgos genéticos de un equipo internacional liderado por investigadores de las universidades de California-Davis y McGill (Canadá) revelan que los humanos modernos descienden de al menos dos poblaciones que coexistieron, migraron y se cruzaron en África, durante cientos de miles de años antes de dar origen al nuevo linaje en un proceso de separación ocurrido entre hace 135.000 y 120.000 años.

a) Expansión reciente. b) Expansión reciente con persistencia regional. c) mezcla arcaica. d) Mezcla multirregional africana. Los modelos han sido diseñados para traducir los modelos de la literatura paleoantropológica en modelos demográficos genéticamente comprobables.

"Quienes han optado por el modelo clásico de un origen único para el 'Homo sapiens' han sugerido que el ser humano surgió por primera vez en el este o el sur de África", explica la genetista Brenna Henn (izquierda), una de las coautoras principales de la investigación. "Pero ha sido difícil cuadrar estas teorías con los limitados registros fósiles y arqueológicos de sitios tan lejanos como Marruecos, Etiopía y Sudáfrica, que muestran que los 'Homo sapiens' vivieron en todo el continente desde hace al menos 300.000 años".

Los científicos desarrollaron un modelo informático para ejecutar simulaciones a gran escala de la evolución genética de la especie humana. El método consistió en analizar 290 genomas de africanos actuales, pertenecientes a cuatro grupos geográfica y genéticamente diversos —los nama, un grupo pastoril khoisan de Namibia; los mendé de Sierra Leona; los gumuz, una tribu que desciende de los cazadores-recolectores de Etiopía; y los amhara y oromo, pueblos agricultores del este del continente—, para rastrear las similitudes y diferencias entre ellos durante el último millón de años. Otro de los objetivos era obtener información sobre las conexiones genéticas en toda África.

a) Poblaciones seleccionadas del Proyecto 1000 Genomas y el Panel de Referencia de Diversidad Africana ilustran la diversidad de África occidental, oriental y meridional. Elegimos grupos étnicos representativos de cada región (etiquetas en negrita) para construir modelos parametrizados, incluidas las poblaciones recién secuenciadas genéticamente de los Nama de Sudáfrica, los Mende de Sierra Leona, los Gumuz, Oromo y Amhara de Etiopía, e individuos británicos y un neandertal de la cueva de Vindija, Croacia. b) y c) El análisis de componentes principales destaca el rango de divergencia genética anclada por individuos de África occidental, Nama, Gumuz y británicos entre los componentes principales (PC) 1 y 2 (b), y 1 y 3 (c). Los porcentajes muestran la varianza explicada por cada componente principal. Los colores representan los grupos que se muestran en negrita en a. d) El análisis de MEZCLA usando K  = 4 componentes principales revela firmas de flujo de genes reciente en África que reflejan la migración del período colonial a los Nama, el flujo de genes de regreso a África entre algunos etíopes y la mezcla Khoe-San en la población zulú. Crédito: Nature (2023).

Además, los investigadores compararon el ADN de estos africanos con el genoma de individuos de Gran Bretaña y el de un neandertal de hace 50.000 años encontrado en la cueva Vindija de Croacia. Estudios anteriores han observado que los humanos modernos y los neandertales compartían un ancestro común que vivió hace unos 600.000 años. Los neandertales se expandieron por Europa y Asia, se cruzaron con los humanos modernos procedentes de África y luego se extinguieron hace unos 40.000 años.

"Hemos usado un nuevo algoritmo para probar rápidamente cientos de escenarios posibles. Aquellos que muestran un flujo de genes de ida y vuelta entre poblaciones de varias partes de África a lo largo de cientos de miles de años proporcionan una explicación mucho mejor sobre la variación genética que vemos hoy en día", destaca Simon Gravel (izquierda), otro de los coautores del estudio. "Desarrollamos este modelo para comprender cómo varía el riesgo de enfermedades genéticas entre las poblaciones y nos condujo hasta esta inmersión profunda en los orígenes humanos".

Imagen de las excavaciones en el yacimiento marroquí de Jebel Irhoud. Shannon McPherron MPI EVA Leipzig.

El principal descubrimiento del estudio es que los humanos modernos descienden como mínimo de dos ramas evolutivas diferentes —no se ha podido determinar dónde se asentaron—, pero cuyos individuos continuaron apareándose de forma esporádica y mezclando su ADN. La primera evidencia de separación se ha fechado hace unos 130.000 años, cuando un evento indeterminado provocó la aparición de un nuevo linaje que se convertiría en la ancestralidad de los nama.

Estos resultados insinúan que los Homo sapiens no se cruzaron con otros grupos de homínidos anatómicamente diferentes con los que coincidieron en África, como el Homo naledi. Modelos anteriores más complicados han propuesto contribuciones de homínidos arcaicos, pero el nuestro indica lo contrario", resume Timothy D. Weaver (izquierda), otro de los autores principales del estudio.

Con base en el nuevo algoritmo, los investigadores aseguran que entre el 1-4% de las diferencias genéticas en las poblaciones humanas modernas de África pueden tener su origen en esta mezcla prehistórica. La historia de la evolución humana sigue desvelando apasionantes sorpresas.

Fuentes: elespanol.com | McGill University| 18 de mayo de 2023