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Datan con mayor precisión el famoso barco helenístico de Kyrenia (Chipre)

Entre 1967 y 1969, los arqueólogos excavaron el naufragio del Kyrenia, descubierto en la costa norte de Chipre en 1965.

Sturt Manning, profesor de la Universidad de Cornell, lo tiene claro: para él los naufragios son "cápsulas del tiempo" que nos abren una ventana a la historia desde el fondo de los océanos. En ocasiones, sin embargo, la visión que nos dejan está algo borrosa. No siempre es fácil aclarar el origen de un pecio. Ni datarlo. Buen ejemplo es el Kyrenia, un buque mercante de la época helenística, de 14 metros de eslora, que se recuperó en la costa norte de Chipre en la década de 1960. Pese a que se descubrió hace casi seis décadas y los arqueólogos se ha dedicado a estudiarlo en detalle, aún no habían podido responder una cuestión clave: ¿Cuándo se hundió el navío?

Ahora Manning y sus compañeros han logrado despejar ese misterio. Y en gran medida ha sido posible gracias a unos frutos secos.

Los restos recuperados del barco denominado Kyrenia.

Un barco llamado Kyrenia

Aunque ahora entendemos mejor su historia, el Kyrenia es un barco bien conocido por los arqueólogos. Se descubrió en noviembre de 1965 en la costa norte de Chipre, cerca de la ciudad portuaria de la que toma el nombre, y entre 1867 y 1969 los arqueólogos se dedicaron a excavar los restos del pecio. A medida que avanzaban sobre el terreno se encontraron con antiguo buque mercante griego de 14 metros de eslora, como se ha dicho, cargado con cientos de vasijas de cerámica.

El hallazgo del Kyrenia fue crucial no tanto por el pecio en sí o su cargamento, como por lo que supuso para la arqueología: como recuerdan desde la Universidad de Cornell, "fue el primer gran barco griego del período helenístico que se encontró con un casco prácticamente intacto". Su buen estado permitió, de hecho, excavar el pecio y reensamblar más tarde las piezas en el exterior para su análisis.

"Fue un momento histórico". La frase es de Manning (izquierda), convencido de que el descubrimiento del Kyrenia marcó un hito para la arqueología y la comprensión de los pecios. "Kyrenia fue una de las primeras veces que se comprendió que este tipo de pruebas del mundo clásico pueden encontrarse prácticamente intactas más de 2000 años después en el lecho marino", reconoce el experto: "Los naufragios son cápsulas del tiempo únicas y su conservación puede ser asombrosa".

De los maderos que componían el Kyrenia los expertos han extraído valiosas conclusiones sobre la tecnología naval de la época, cómo se construían los navíos o el comercio marítimo. Tan crucial ha sido el pecio para los científicos que desde la década de 1960 se han fabricado y botado al menos tres réplicas. Al estudiarlas, los expertos han comprendido mejor el rendimiento de los barcos griegos.

Réplica experimental del antiguo barco de Kyrenia "KYRENIA LIBERTY".

Asombroso… y misterioso

Que se conserven más o menos bien, teniendo en cuenta que han pasado miles de año sumergidos en el mar, no significa que pecios como el del Kyrenia se lo pongan fácil a los arqueólogos. En su caso quedó botando una incógnita. Una crucial además para comprender la historia del navío. Se sabía que el mercante era del período helenístico (IV - I a.C.), pero… ¿Era posible datarlo con mayor precisión? ¿Podían los científicos ir un paso más allá?

"La cronología del origen del Kyrenia y la fecha exacta de su hundimiento siempre han sido vagas, en el mejor de los casos", reconoce la Universidad de Cornell. Para despejar dudas en un primer momento los investigadores estudiaron los artefactos recuperados del naufragio, como la cerámica localizada a bordo o un pequeño lote de monedas. Su conclusión fue que el mercante se hundió a finales del IV a.C.

Prueba de eliminación de PEG en una serie de anillos de árboles de edad conocida.

El PEG, el gran enemigo

Confirmar esa primera estimación o ir más allá con un grado de certeza razonable no resultaba sencillo. Y en gran medida era así por el polietilenglicol (PEG), un compuesto a base de petróleo que los conservadores del siglo XX solían aplicar a la madera para evitar que se descompusiera. "El problema es que el PEG tal vez conserve los tablones fuera del agua, pero también los contamina e imposibilita la datación por radiocarbono", señala Manning.

Para superar ese obstáculo él y su equipo, mano a mano con investigadores de la Universidad de Gronongen, desarrollaron un método para retirar el 99,9% del PEG de la madera. Sus esfuerzos tuvieron resultados. Gracias a su método y el estudio de un diminuto trozo de madera rescatada en el Kyrenia y que no se había incluido en su reconstrucción, Manning y sus colegas estimaron que los árboles originales pudieron talarse después del período comprendido entre el 355 y 291 a.C.

Laboratorio de anillos de árboles de Cornell.

Desvelando el misterio

Ahora los investigadores han podido ir varios pasos más allá y aportar "la cronología más probable" del hundimiento del Kyrenia. Con el apoyo del Laboratorio de Anillos de Árboles de Cornell, calculan que el mercante pudo irse a pique entre los años 296 y 271 a.C. Es más, creen que hay muchas posibilidades de que ese episodio fatal ocurriera del 286 al 272 a.C.

"El modelo identificó que el rango de fechas más probable para la singladura final se encontraba entre 305 y el 271 a. C. (95,4 %) y, muy probablemente, entre el 286 y el 272 a. C. (68,3 %), varios años más reciente que las estimaciones actuales".

Los restos del Kyrenia y almendras recuperadas en envases de cerámica sirvieron para datar la cronología de la última travesía del barco.

Pero… ¿Cómo lo han logrado?

He ahí la clave. Los científicos han aprovechado las tablas de madera del pecio, pero también un aliado inesperado: las miles de almendras conservadas en frascos y que se encontraron en su día entre los restos del naufragio. "Combinadas con muestras de madera limpias y la experiencia del equipo en modelado y datación, llevaron al Laboratorio de Anillos de Árboles de Cornell a identificar la cronología probable del hundimiento", recuerda Manning.

El equipo examinó la cerámica y las monedas, pero se ha "centrado" en los materiales orgánicos, incluidas las miles de almendras verdes localizadas en grandes ánforas y los restos de un astrágalo, un hueso extraído de la pata de una oveja o cabra y que en usaba para juegos o practicar rituales de adivinación. "Estos materiales de muestras 'efímeras' ayudaron a definir la fecha del último viaje".

Grupo de ánforas antes de la excavación y recuperación del Kyrenia.

Despejando el camino

El trabajo es interesante no solo por despejar un misterio que llevaba décadas desafiando a los arqueólogos. El equipo presume de haber despejado el camino para otras dataciones futuras. ¿El motivo? Durante sus pesquisas, los investigadores se dieron cuenta de que las fechas que obtenían no coincidían con la curva de calibración de radiocarbono internacional, que se usa para convertir las mediciones en fechas concretas del hemisferio norte.

Tras analizar en detalle la causa de esa disparidad, Manning descubrió una falta de datos en el período comprendido entre 350 y 250 a.C. que le permitió junto a su equipo "recalibrar" la curva para casi todo ese lapso. "Los nuevos hallazgos no solo aclararán la cronología del Kyrenia y su carga, sino que también ayudarán a los investigadores para proyectos muy diferentes", argumentan.

Su trabajo se ha publicado en la revista académica PLoS One.

Fuentes: xataka.com | Cornell University | Wikipedia | 4 de julio de 2024

El descubrimiento de dos esqueletos en Pompeya muestra que otro desastre natural pudo haber hecho que la erupción del Vesubio fuera aún más mortal

Los científicos descubrieron dos esqueletos en las ruinas de un edificio de Pompeya y concluyeron que sus muertes debieron ser causadas por derrumbes de muros provocados por terremotos. Imagen: Parque Arqueológico de Pompeya.

La muerte de los habitantes de Pompeya durante la erupción del Vesubio en el año 79 d. C. se atribuye principalmente a causas volcánicas, como la caída de cenizas y gases calientes. Sin embargo, es posible que no sea así. En un estudio reciente, vulcanólogos, geólogos y antropólogos se unieron para volver a centrar la atención en los efectos de los fenómenos relacionados con los terremotos. Al examinar dos esqueletos recién descubiertos, concluyeron que sus muertes deben haber sido causadas por derrumbes de muros provocados por terremotos, que contribuyeron en gran medida a la destrucción de la antigua ciudad.

Hace casi 2000 años, Plinio el Joven escribió cartas en las que describía un temblor de tierra durante la erupción del Vesubio. Ahora, un estudio colaborativo dirigido por investigadores del Istituto Nazionale di Geofisica e Vulcanologia (INGV) y el Parque Arqueológico de Pompeya ha arrojado luz sobre los efectos de la sismicidad asociada a la erupción del año 79 d. C.

El estudio es el primero que aborda la compleja tarea de informar sobre los efectos de terremotos concurrentes, una tarea complicada debido a la posibilidad de que los efectos volcánicos y sísmicos se produzcan simultáneamente o en rápida sucesión, lo que significa que los efectos volcánicos pueden eclipsar los efectos causados ​​por los terremotos y viceversa.

Ubicación de las salas excavadas donde se encontraron los esqueletos en Pompeya. Imagen: Parque Arqueológico de Pompeya.

“Estas complejidades son como un rompecabezas en el que todas las piezas deben encajar para desentrañar el cuadro completo”, dijo el Dr. Domenico Sparice (izquierda), vulcanólogo del INGV-Osservatorio Vesuviano y primer autor del estudio Frontiers in Earth Science . “Demostramos que la sismicidad durante la erupción jugó un papel significativo en la destrucción de Pompeya y, posiblemente, influyó en las decisiones de los pompeyanos que se enfrentaron a una muerte inevitable”.

Pistas de un colapso mortal

“Reconocer correctamente la relación causa-efecto es esencial para reconstruir la interacción entre los fenómenos volcánicos y sísmicos, y sus efectos sobre los edificios y los seres humanos”, añadió el coautor, el Dr. Fabrizio Galadini (derecha), geólogo e investigador principal del INGV.

Durante las excavaciones en la "Casa de los pintores trabajando", los investigadores notaron algo extraño en los edificios derrumbados. “Encontramos características peculiares que no se correspondían con los efectos de los fenómenos volcánicos descritos en la literatura vulcanológica dedicada a Pompeya. Tenía que haber una explicación diferente”, afirma el coautor del estudio, el Dr. Mauro Di Vito (izquierda), vulcanólogo y director del INGV-Osservatorio Vesuviano.

Cuando los investigadores encontraron dos esqueletos con graves fracturas y traumatismos se sintieron aún más motivados para descubrir la razón.

Esqueleto del 'individuo 1', un hombre de unos 50 años. La posición sugiere que fue aplastado repentinamente por el derrumbe de un gran fragmento de pared, lo que le produjo graves traumas que le provocaron la muerte inmediata. Imagen: Parque Arqueológico de Pompeya.

Pintores trabajando

La erupción sorprendió a los habitantes de Pompeya en medio de la vida cotidiana. Durante unas 18 horas, cayeron sobre la ciudad pequeñas partículas de piedra y ceniza, lo que obligó a la gente a buscar refugio. Cuando la erupción se detuvo, los habitantes que habían sobrevivido tal vez se creyeron a salvo, hasta que comenzaron fuertes terremotos.

“Las personas que no huyeron de sus refugios posiblemente se vieron abrumadas por los derrumbes provocados por el terremoto de edificios que ya estaban sobrecargados. Este fue el destino de los dos individuos que recuperamos”, dijo la coautora Dra. Valeria Amoretti (derecha), antropóloga que dirige el Laboratorio de Investigación Aplicada del Parque Arqueológico de Pompeya.

Los investigadores encontraron dos esqueletos masculinos, ambos de unos 50 años de edad. Su posición sugiere que el "individuo 1" fue aplastado repentinamente por el derrumbe de un gran fragmento de pared, lo que le produjo graves traumas que le causaron la muerte inmediata. Sin embargo, el "individuo 2" pudo haber sido consciente del peligro y haber intentado protegerse con un objeto redondo de madera del que los investigadores encontraron débiles rastros en los depósitos volcánicos.

Existen varios indicios de que estos individuos no murieron por inhalación de cenizas o calor extremo, como el hecho de que se encontraban sobre el lapilli de piedra pómez, en lugar de debajo de él. Esto sugiere que ambos sobrevivieron a la primera fase de la erupción y luego fueron aplastados por los muros que se derrumbaron durante el declive temporal de los fenómenos eruptivos y antes de la llegada de las corrientes piroclásticas, dijeron los investigadores.

Esqueleto del 'individuo 2', un hombre también de unos 50 años, que pudo haber sido consciente del peligro y trató de protegerse con un objeto redondo de madera. Los investigadores encontraron tenues rastros de él en los depósitos volcánicos. Imagen: Parque Arqueológico de Pompeya.

Decisiones difíciles

Si bien no todos pudieron llegar a un lugar seguro temporalmente, la cantidad de víctimas recuperadas en los depósitos de ceniza hace que la huida de la gente sea un escenario plausible, aunque desesperado, dijeron los investigadores. No hay estimaciones fiables sobre cuántas personas murieron por causas relacionadas con el volcán o debido a los daños causados ​​por los terremotos.

“Los nuevos datos sobre la destrucción de Pompeya nos acercan mucho a la experiencia de las personas que vivieron aquí hace 2.000 años. Las decisiones que tomaron, así como la dinámica de los acontecimientos, que siguen siendo el foco de nuestra investigación, decidieron la vida y la muerte en las últimas horas de la existencia de la ciudad”, concluyó el coautor Dr. Gabriel Zuchtriegel (izquierda), director del Parque Arqueológico de Pompeya.

Fuente: frontiersin.org | 18 de julio de 2024

Un nuevo estudio revela que el famoso fósil del Niño de Taung, hallado en Sudáfrica, tiene 2,58 millones de años

Reproducción del cráneo del niño de Taung, el cual era un Australopithecus africanus que vivió hace más de dos millones de años. (Crédito de la imagen: Peter Horree / Alamy Stock Photo).

Hace cien años, el descubrimiento de un cráneo en la provincia del Noroeste de Sudáfrica alteró nuestra comprensión de la evolución humana. El cráneo juvenil fue bautizado como el Niño de Taung por Raymond Dart, un anatomista de la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica), quien lo describió por primera vez. En 1924, Dart no pudo decir exactamente qué edad tenía, pero anunció que pertenecía a una nueva especie a la que llamó Australopithecus africanus. Fue la primera evidencia que confirmó la afirmación del naturalista británico Charles Darwin de que los simios y los humanos compartían un ancestro común hace mucho tiempo y que la humanidad se originó en África.

Tras el descubrimiento del Niño de Taung se realizaron nuevos descubrimientos de Australopithecus africanus, muchos de ellos en Sterkfontein , a unos 70 km al suroeste de Pretoria. Sterkfontein se encuentra en la "Cuna de la Humanidad", declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco .

En el siglo transcurrido desde que se encontró y describió al Niño de Taung, se ha desarrollado un gran debate sobre las edades geológicas de los fósiles de Australopithecus encontrados en Sterkfontein, así como los de Taung y un tercer sitio, Makapansgat.

'Australopithecus africanus', mandíbula inferior de un niño (MLD 2), Makapansgat, 1947

Gran parte de la controversia se centra en Sterkfontein. Algunos investigadores estiman que los fósiles de una zona concreta (denominada "Miembro 4") tienen entre 3,4 y 3,7 millones de años. Otros estiman que esos fósiles son mucho más recientes, de entre 2 y 2,6 millones de años de antigüedad. Las diferencias surgen de los métodos de datación utilizados por los equipos opuestos. Cada uno ha publicado artículos en los que rechaza los métodos del otro.

Ahora la controversia puede estar un paso más cerca de resolverse. Con mi colega Sue Dykes (que lamentablemente falleció en 2019), he utilizado un enfoque diferente aplicado directamente a los dientes fósiles de los homínidos (parientes lejanos de la humanidad), para estimar las edades de los fósiles de Australopithecus de Sterkfontein. Nuestros resultados para el Miembro 4 sugieren que los fósiles tienen una edad de entre 2 y 3,5 millones de años. Esto comprende un período más amplio de lo que se pensaba anteriormente, y abarca las edades estimadas por los equipos opuestos.

Nuestro método también nos permitió datar el Niño de Taung hace 2,58 millones de años.

Creemos que nuestro método es preciso, pero sin duda se realizarán otros estudios que utilicen otros métodos. Estamos tratando con una cuestión que ha desconcertado a los científicos durante décadas y la búsqueda para determinar con certeza cuándo existieron estos antiguos miembros de nuestro árbol genealógico en Sudáfrica continuará.

Réplica del Niño de Taung. Colección de la Universidad de Witwatersrand, Sudáfrica.

Lamentablemente, en Sudáfrica no se encontraron volcanes activos en el período de estudio, entre 2 y 5 millones de años atrás. Sin embargo, se pueden hacer comparaciones entre fósiles de especies de las dos áreas, incluidos bóvidos (antílopes como ñus, alcéfalos y kudús), suidos (como facóqueros) y monos, además de babuinos gelada.

Dado que los fósiles del este de África se pueden datar con precisión utilizando el método radiométrico K/Ar, se pueden estimar las edades de las mismas especies en Sudáfrica. Este enfoque se conoce como biocronología y es la forma en que un grupo de investigadores que participaron en el debate llegó a su conclusión: los fósiles de Sterkfontein procedentes de la cavidad denominada Miembro 4 tienen entre 2 y 2,6 millones de años. Se han obtenido esencialmente las mismas edades a partir de estudios paleomagnéticos y de uranio-plomo.

Mientras tanto, el grupo que establece las edades de los fósiles entre 3,4 y 3,7 millones de años utilizó un método llamado datación por nucleidos cosmogénicos. Llegaron a sus conclusiones utilizando los elementos de berilio y aluminio para estimar las edades del sílex (un tipo de roca sedimentaria) en los depósitos de la cueva de Sterkfontein asociados con los fósiles de homínidos del Miembro 4.

Cráneo original completo (sin dientes superiores ni mandíbula) de un ejemplar de 'Australopithecus africanus' de 2,1 millones de años llamado 'Señora Ples', descubierto en Sudáfrica. Colección del Museo Transvaal, Northern Flagship Institute, Pretoria, Sudáfrica. (número de catálogo STS 5, cueva de Sterkfontein, fósil de homínido número 5).

Nuestro enfoque

También utilizamos un enfoque biocronológico para la datación, pero en lugar de utilizar dientes de animales, trabajamos directamente a partir de las medidas de los dientes de los fósiles de Australopithecus.

Examinamos las proporciones de longitud y anchura de los primeros molares inferiores de los homínidos del este de África. Luego, mediante una ecuación que desarrollamos, cuantificamos una relación entre esas proporciones y la edad geológica de nuestra muestra de fósiles de Tanzania, Kenia y Etiopía, incluidos los Australopithecus afarensis y especies tempranas de Homo como el Homo habilis. Las fechas para estos fósiles están bien establecidas.

Reconstrucción de Lucy, un Australopithecus afarensis.

Partiendo del supuesto de que la edad de los fósiles sudafricanos que representan los mismos géneros podía estimarse a partir de la misma relación, aplicamos la ecuación a los primeros molares inferiores de Sterkfontein, en particular a los atribuidos a los Australopithecus y a los primeros individuos Homo, para los que se pudieron determinar las proporciones dentarias. De esta manera, hemos podido obtener fechas para molares individuales.

Nuestro enfoque se ha aplicado a los molares del Niño de Taung, con un nuevo resultado de 2,58 millones de años para este espécimen de Australopithecus africanus.

También se han datado con nuestro método dos dientes de Australopithecus de Makapansgat. Los especímenes tienen 3,07 millones y 3,00 millones de años, respectivamente, lo que concuerda con estimaciones anteriores realizadas mediante paleomagnetismo.

El cráneo del homínido Malapa 1 (MH1) de Sudáfrica, llamado "Karabo". Los restos fósiles combinados de este macho juvenil se designan como el holotipo de 'Australopithecus sediba'.

También hemos utilizado nuestro método para intentar datar fósiles atribuidos a la especie de homínido denominada Australopithecus sediba, hallada en Malapa, cerca de Sterkfontein. Nuestras fechas para dos dientes que representan a esta especie (catalogados como MH1 y MH2) son respectivamente de 2,14 millones y 1,93 millones de años. Esto se corresponde muy bien con la edad de 1,98 millones de años obtenida mediante métodos que utilizan uranio, plomo y paleomagnetismo.

Estamos especialmente agradecidos a Jacopo Moggi-Cecchi por proporcionarnos algunas de las mediciones utilizadas en nuestro estudio.

Fuente: theconversation.com | | 15 de julio

Primer caso de síndrome de Down en neandertales documentado en un nuevo estudio

Recreación de un padre neandertal con su hija. Tom Bjorklund.

Un nuevo estudio publicado por un equipo multidisciplinario internacional de investigadores que incluye a profesores de la Universidad de Binghamton documenta el primer caso de síndrome de Down entre los neandertales y revela que eran capaces de brindar atención y apoyo altruistas a miembros vulnerables de su grupo social.

La investigación, dirigida por antropólogos de la Universidad de Alcalá y la Universidad de Valencia en España, estudió los restos óseos de una niña neandertal, a quien llamaron cariñosamente “Tina”, encontrados en Cova Negra, una cueva en Valencia, España, conocida desde hace tiempo por producir importantes descubrimientos neandertales.

(A a D) Fósil CN-46700 original hallado en Cova Negra. (E a H) modelo 3D. [(A) y (E)] vista anterior. [(B) y (F)] vista lateral. [(C) y (G)] vista posterior. [(D) y (H)] vista medial. Barra de escala, 5 mm. Crédito de las imágenes: Science Advances.

“Las excavaciones en Cova Negra han sido claves para entender el modo de vida de los neandertales a lo largo de la costa mediterránea de la península ibérica, y han permitido definir las ocupaciones del poblado: de corta duración temporal y con un número reducido de individuos, alternadas con la presencia de carnívoros”, señala el catedrático de Prehistoria de la Universitat de Valencia, Valentín Villaverde (izquierda).

Los investigadores realizaron tomografías computarizadas de un pequeño fragmento craneal del hueso temporal derecho, que contiene la región de la oreja, para reconstruir un modelo tridimensional para su medición y análisis. Tina sufría una patología congénita del oído interno asociada al síndrome de Down que le producía una pérdida auditiva grave y vértigo incapacitante. Esta persona sobrevivió al menos hasta los 6 años de edad, pero habría necesitado cuidados intensivos por parte de otros miembros de su grupo social.

El equipo de investigación creó modelos 3D del oído interno de la niña neandertal, descubriendo que padecía una patología congénita asociada al síndrome de Down.

“Se trata de un estudio fantástico que combina excavaciones arqueológicas rigurosas, técnicas modernas de obtención de imágenes médicas y criterios de diagnóstico para documentar por primera vez el síndrome de Down en un individuo neandertal. Los resultados tienen implicaciones importantes para nuestra comprensión del comportamiento neandertal”, afirmó el profesor de Antropología Rolf Quam (derecha).

Los investigadores saben desde hace décadas que los neandertales cuidaban de sus congéneres discapacitados. Sin embargo, hasta la fecha, todos los casos conocidos de atención social entre los neandertales involucraron a individuos adultos, lo que llevó a algunos científicos a descartar esto como un comportamiento verdaderamente altruista y, en cambio, a sugerir que probablemente representaba un intercambio recíproco de ayuda entre iguales.

Fístula entre el canal semicircular posterior y el acueducto vestibular en CN-46700. (A) Vista sagital. (B) Vista axial. Las flechas blancas en (A) y (B) indican la posición de la fístula. Barra de escala, 1 mm.

“Lo que no se conocía hasta ahora era el caso de algún individuo que hubiera recibido ayuda, aunque no pudiera devolver el favor, lo que probaría la existencia de un verdadero altruismo entre los neandertales. Eso es precisamente lo que significa el descubrimiento de 'Tina'”, afirma Mercedes Conde (izquierda), profesora de la Universidad de Alcalá y autora principal del estudio.

La evidencia aportada por el fósil CN-46700 es totalmente compatible con la idea previamente defendida por otros autores de que el cuidado y la crianza colaborativa ocurrían juntos en los neandertales y que ambas conductas prosociales formaban parte de una adaptación social más amplia de alto valor selectivo que debió ser muy similar al de nuestra especie. Además, la presencia de esta compleja adaptación social tanto en los neandertales como en nuestra propia especie sugiere un origen muy antiguo dentro del género Homo.


El estudio “El niño que vivió: ¿Síndrome de Down entre los neandertales?” ha sido publicado en Science Advances.

Fuente: Binghampton University | 27 de junio de 2024

Giro en la historia de la Isla de Pascua: su (pequeña) civilización no colapsó por un ecocidio

El pueblo indígena de Rapa Nui, también conocido como Isla de Pascua, no tuvo una caída demográfica catastrófica, según un nuevo estudio. (Crédito de la imagen: James L. Amos).

La isla de Rapa Nui, también conocida como Isla de Pascua, nunca tuvo un colapso poblacional catastrófico, según propone un nuevo estudio. Las conclusiones del mismo pueden cambiar décadas de suposiciones sobre cómo la sobreexplotación del paisaje por parte del pueblo indígena de la Isla de Pascua, conocido como rapanui, provocó un rápido aumento poblacional y una posterior caída catastrófica antes de que llegaran los europeos.

La nueva investigación, que utilizó un tipo de inteligencia artificial llamada aprendizaje automático, sugiere que la población rapanui era sostenible y nunca superó las 3.900 personas. Sin embargo, expertos que no participaron en el estudio critican estas conclusiones y señalan debilidades en los datos manejados.

Mapa de Rapa Nui y su ubicación en el Pacífico sureste. Datos satelitales proporcionados por Maxar. Créditos de la capa de servicio: Misión topográfica del radar del transbordador de la NASA.

Ubicada a más de 3.700 kilómetros del continente más cercano, Rapa Nui es uno de los lugares más remotos del mundo habitado por personas. Rapa Nui fue colonizada por primera vez alrededor del año 1000 d. C., probablemente por gente de la Polinesia (archipiélago de las Marquesas), la cual comerciaba regularmente con gentes que vivían en el continente sudamericano. Famosa por sus moáis (estatuas gigantes de piedra con figuras humanas), Rapa Nui también es conocida por la deforestación de sus palmeras y la sobreexplotación de recursos, lo que ha sido citado ampliamente como factores importantes de su declive y colapso.

Si bien es cierto que la pequeña isla (que tiene sólo 164 kilómetros cuadrados), es un poco más pequeña que Washington, DC, y tiene una mala calidad del suelo, así como recursos limitados de agua dulce, los investigadores han descubierto que la historia de los rapanui es una de supervivencia en condiciones ecológicas desafiantes.

Los investigadores utilizaron imágenes satelitales infrarrojas de onda corta y aprendizaje automático para identificar jardines de rocas en Rapa Nui.(Crédito de la imagen: Dylan Davis, CC-BY).

Jardinería de rocas en Rapa Nui. (A) Vista desde un dron a baja altitud. (B) Vista desde el suelo.

El método que utilizaron los rapanui para mejorar el suelo volcánico de la isla fue el "mulching lítico", o jardinería de rocas, en el que se añaden trozos de piedras alrededor de las áreas de cultivo para aumentar su productividad. Estos jardines de rocas generaban un mejor flujo del aire en el suelo, lo que ayudaba a mediar los cambios de temperatura y a mantener los nutrientes, incluidos el nitrógeno, el fósforo y el potasio, en el suelo.

Los arqueólogos han investigado tanto la jardinería de rocas como la fertilidad del suelo en Rapa Nui para comprender mejor el cultivo de alimentos y el uso histórico de la tierra, incluida la extracción en las canteras para la creación de los moáis. Si bien algunos expertos han sugerido que la isla pudo haber sustentado a unas 16.000 personas rapanui en su apogeo en el siglo XV, el nuevo estudio ha reevaluado el tamaño de la población, sugiriendo que nunca superó las 3.900 personas.

En estas tres imágenes, en color verdadero (izquierda), vemos imágenes de infrarrojo cercano (centro) e imágenes de infrarrojos de onda corta (derecha) de los jardines de rocas en Rapa Nui. Crédito: imágenes satelitales cortesía de Maxar. Mapa creado por Dylan Davis.

En el estudio, publicado en la revista Science Advances, los investigadores utilizaron imágenes satelitales infrarrojas de onda corta (SWIR) y aprendizaje automático para identificar los jardines de rocas en Rapa Nui. Los satélites registran diferentes longitudes de onda de la luz reflejada desde la superficie de la Tierra, y los datos SWIR producidos pueden revelar tales jardines de rocas, vegetación en general, formaciones rocosas naturales y suelos desnudos debido a sus diferentes contenidos de humedad y minerales.

Al observar las imágenes de satélite de la isla, los investigadores descubrieron que la jardinería de rocas era significativamente menos frecuente de lo que se suponía anteriormente. Según el nuevo estudio, las estimaciones de referencia del tamaño de la población utilizando los nuevos datos de jardinería de rocas sugieren que la isla no podría haber sustentado a más de 4.000 personas a la vez.

Mapa de áreas urbanizadas y perturbadas por la agricultura en relación con la densidad calculada del jardín de rocas.

"La conclusión del estudio es opuesta a la teoría del colapso: los habitantes pudieron ser muy resilientes frente a recursos limitados, modificando el medioambiente de una manera provechosa", explica Dylan Davis (izquierda), autor principal del estudio e investigador posdoctoral en Arqueología en la Universidad de Columbia (Estados Unidos).

"Los rapanui tuvieron que descubrir cómo sobrevivir cada día, produciendo alimentos y obteniendo agua y otros recursos que necesitaban, a pesar de que simplemente no había otras alternativas a las que recurrir cuando las cosas se pusieron difíciles", dijo Carl Lipo (derecha), arqueólogo de la Universidad de Binghamton en Universidad Estatal de Nueva York y uno de los autores del estudio, en una conferencia de prensa el pasado 18 de junio.

"La forma en que se organizaron las comunidades, la forma en que cooperaron y compitieron entre sí, creo que son ingredientes importantes para que la gente pueda sobrevivir en un paisaje limitado con opciones muy escasas", añade Lipo.

Ahora bien, otros expertos no están convencidos de ello. "Este estudio presenta un nuevo hallazgo que es contrario a casi toda la literatura arqueológica de Rapa Nui sobre este tema", dijo a Live Science en un correo electrónico Jo Anne Van Tilburg (izquierda), arqueóloga de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) y directora del Proyecto Estatuas de la Isla de Pascua.

Van Tilburg sugirió que la idea de una población baja, pero sostenible, es una "extralimitación", porque los autores del estudio utilizaron sólo un tipo de evidencia (jardinería de rocas) para su modelo, simplificando demasiado los matices de la fertilidad del suelo en toda la isla.

Foto: Plataforma restaurada con moáis de pie en la costa sur de Rapa Nui. Crédito de la imagen: Sean Hixon.

"Sin tener en cuenta todos los componentes de los patrones de subsistencia de Rapa Nui, sin mencionar la cronología, ¿Cómo es posible concluir que el sistema era o no sostenible?", afirma Van Tilburg. "Incluso tomando los datos de los jardines de rocas por sí solos no necesariamente conduce a las conclusiones de Lipo y sus colegas, ya que un pequeño número de los mismos podría ser evidencia de que fueron adaptaciones fallidas que alimentaron inadecuadamente a una población en rápido crecimiento", sugiere Van Tilburg.

Sin embargo, la cifra de población publicada recientemente es similar a la que encontraron los europeos cuando llegaron por primera vez a Rapa Nui en 1722. Pero aunque los europeos asumieron que se trataba de una isla despoblada, "lo que estamos encontrando arqueológicamente es el hecho de que 3.000 personas probablemente era el tamaño de la población cercana a la cifra que podía ser sostenible en la isla, dado el tipo de estrategias de subsistencia que estaban aplicando", sostiene Lipo en la conferencia de prensa mencionada. "Esta sorprendente isla todavía invita a realizar muchas nuevas investigaciones para descubrir qué sucedió realmente en ella".

Fuentes: livescience.com | elespanol.com | 21 de junio de 2024

Los genomas mayas antiguos revelan la práctica del sacrificio de gemelos masculinos y el legado genético perdurable de las epidemias de la era colonial

El templo de Kukulcán o pirámide de El Castillo, una de las estructuras más famosas de Chichén Itzá. Mauricio Marat. Reuters.

La ciudad prehispánica de Chichén Itzá, ubicada en la península del Yucatán, en el moderno México, se convirtió durante el periodo Clásico Terminal (800-1000) en el epicentro político de la cultura maya y del norte de las tierras bajas. Famosa por sus grandes construcciones, como la pirámide de El Castillo o el templo de los Guerreros, destaca también por la presencia de espacios naturales relacionados con el culto. El más famoso de todos es el Cenote Sagrado, considerado como un portal al inframundo y donde se arrojaban todo tipo de ofrendas materiales, animales y humanas —se han documentado unos 200 esqueletos de hombres, mujeres y sobre todo niños— para solicitar a los dioses la sanación de alguien o el fin de catástrofes climáticas.

En 1967, a unos pocos cientos de metros del Cenote Sagrado, se descubrió un chultún, una especie de depósito subterráneo en forma de botella para recoger agua de la lluvia y relacionado también con actividades rituales, el cual conservaba los restos óseos de más de cien subadultos. Dada su ubicación y su contexto, se ha especulado que los sacrificios buscasen el apoyo divino a los ciclos de cultivo del maíz o como ofrendas al dios de la lluvia Chaac.

a, Ubicación de la región maya en América. b, Ubicaciones geográficas de Chichén Itzá y Tixcacaltuyub en la península de Yucatán. c, Estratigrafía del chultún y la cueva adyacente en la que se encontró el entierro. d, Ubicación del chultún dentro del sitio arqueológico de Chichén Itzá y su relación con El Castillo. Las carreteras modernas están marcadas en gris claro; el chultún linda con la pista de un aeropuerto. e, La tasa de desajuste genético por pares (PMR) para parejas de niños en el chultún identifica 11 pares de parientes cercanos (rombos huecos), incluidos dos pares de gemelos monocigóticos (resaltados en gris). Una PMR general baja para individuos no relacionados (triángulos negros) confirma una baja diversidad genética en la población; en el gráfico solo se visualizan los pares con PMR <0,20.

Sin embargo, los análisis genéticos de 64 de los niños, con unas edades aproximadas de entre 3 y 6 años, publicado en Nature, han desvelado sorprendente información sobre la vida ritual que se llevó a cabo en Chichén Itzá. Lo más llamativo es que todos los individuos sacrificados fueron varones y que el 25% presentaba una estrecha relación de parentesco biológico. Incluso se han identificado dos parejas de gemelos idénticos.

"Las relaciones de parentesco son una característica clave en este sacrificio ritual, que no se había observado antes", explican a este periódico Rodrigo Barquera y Diana Iraíz Hernández-Zaragoza, investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Leipzig, Alemania) y la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) de México. "El hecho de que se hayan incluido gemelos en este entierro cambia totalmente las interpretaciones previas del chultún. Y comprobar que estos restos de subadultos pertenecían a varones abre una nueva puerta para la interpretación de este contexto que previamente era inaccesible con el estudio únicamente de características morfológicas", añaden.

Los restos de las víctimas infantiles sacrificadas en el cenote sagrado de Chichén Itzá fueron analizados por los investigadores en su reciente estudio de paleogenómica al respecto.

La reconstrucción de la dieta de los niños sacrificados entre los años 500 y 900, trabajo realizado por Patxi Pérez-Ramallo, investigador del Instituto Max Planck de Geoantropología (Jena, Alemania) y la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, ha mostrado que el maíz era el alimento base de toda la población. No obstante, se han identificado diferencias entre los individuos —unos consumían más proteínas de origen animal, otros de recursos marinos y otros de plantas—, lo que sugiere que podrían tener un origen geográfico diferente dentro del territorio maya o pertenecer a distintos grupos sociales.

Según detalla Pérez-Ramallo, se aprecian dietas muy parecidas entre algunos de los infantes. La principal hipótesis es que los sacrificios eran cíclicos con momentos puntuales con mayor número, quizás como respuesta a momentos adversos (sequías, lluvias torrenciales que estropeasen las cosechas, etc.), y que los sujetos escogidos como ofrenda procedían de la misma zona, familia o grupo social. Los investigadores no descartan que los niños fuesen alimentados de forma similar antes de convertirse en ofrendas a los dioses.

Tzompantli o altar de cráneos grabado en piedra en el centro de Chichén Itzá que señala la centralidad del sacrificio en la vida del asentamiento. Johannes Krause.

Continuidad genética

La combinación de la relación de parentesco, el sexo masculino, las edades similares o la procedencia regional sugiere que estos niños fueron sacrificados en pareja durante el mismo evento ritual y a lo largo de casi medio milenio. Según los investigadores, esta práctica hunde posiblemente sus raíces en la representación en la mitología maya de los gemelos o dioses héroes.

En el Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas, los gemelos Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú descienden al inframundo y son sacrificados por los dioses tras perder un juego de pelota. La cabeza del primero, tras ser colgada en un árbol de calabaza, fecunda a una doncella que da a luz a una nueva pareja, los gemelos héroes, Hunahpú y Xbalanqué, que vengan a su padre y a su tío sometiéndose a ciclos repetidos de sacrificio y resurrección.

Panel en el que se muestra a los héroes gemelos Hunahpú e Ixbalanqué descubierto en El Mirador en 2009.

Los autores de la investigación creen que el chultún de Chichén Itzá —este tipo de estructuras subterráneas eran vistas como la entrada al inframundo— pudo haber sido el lugar de enterramiento de los restos óseos de rituales relacionados con las aventuras de estas deidades, muy representadas en el arte clásico de la civilización prehispánica.

"Los relatos de principios del siglo XX popularizaron falsamente historias escabrosas sobre mujeres jóvenes y niñas sacrificadas en el lugar", recuerda Christina Warinner, de la Universidad de Harvard y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva. "Este estudio, fruto de una estrecha colaboración internacional, le da la vuelta a esta idea y revela las profundas conexiones entre el sacrificio ritual y los ciclos de muerte y renacimiento humanos descritos en los textos sagrados mayas".

El ADN antiguo de los 64 subadultos se ha comparado con el de 68 habitantes modernos de la región. Los resultados han sacado a la luz una continuidad genética que confirma que los niños sacrificados pertenecían a comunidades mayas próximas a Chichén Itzá. Tras la llegada de los españoles a Mesoamérica en el siglo XVI, algunos conquistadores y religiosos relataron que estos infantes se obtenían mediante el secuestro, el comercio o el intercambio de regalos. Análisis de isótopos recientes realizados a los restos del Cenote Sagrado apuntaron a que una parte de ellos procedían de lugares lejanos como Honduras o México central.

El códice Florentino, compilado por Bernardino de Sahagún (1499-1590) muestra esta ilustración de indígenas enfermos de viruela o cocoliztli.

El estudio ha permitido además arrojar luz sobre otra pujante cuestión: el impacto genético de las pandemias de la era colonial en las poblaciones indígenas. A través de varias líneas de evidencias, los investigadores han podido descubrir una adaptación genética probablemente debida al efecto de patógenos epidémicos introducidos por los europeos en el continente americano y que causaron mortíferas pandemias, como la del cocoliztli de 1545, que acabó con la vida de varios millones de nativos.

"Esta adaptación consistió básicamente en que los individuos que se vieron expuestos a los patógenos, y su respuesta inmune fue la indicada, lograron sobrevivir en contra de los que murieron por la misma enfermedad", resumen Rodrigo Barquera y Diana Hernández Zaragoza. "Esto produjo un cambio en las frecuencias genéticas de las variantes implicadas, pues los genes que reconocían mejor el patógeno se volvieron más abundantes que los que no en los sobrevivientes, y esa adaptación se ve reflejada en la población actual, que es más resistente a la Salmonella enterica [bacteria que causa la salmonelosis] con respecto a las poblaciones antiguas".

"Los nuevos datos obtenidos a partir del ADN antiguo no solo nos han permitido disipar hipótesis y suposiciones obsoletas y obtener nuevos conocimientos sobre las consecuencias biológicas de acontecimientos pasados, sino que también nos ha dado una idea de la vida cultural de los antiguos mayas", concluye Johannes Krause, director del Departamento de Arqueogenética del MPI-EVA.

Fuentes: el espanol.com | Instituto Max Plank | 12 de junio de 2024

Los neandertales y los humanos se cruzaron hace 47.000 años durante casi 7.000 años, según sugiere una investigación

Una nueva investigación sugiere que los neandertales (esqueleto frontal) se aparearon con los humanos (esqueleto posterior) hace 47.000 años durante un período de casi 7.000 años. (Crédito de la imagen: Sabena Jane Blackbird vía Alamy).

Los genes neandertales observados en los humanos modernos pueden haber ingresado en nuestro ADN a través de un intervalo de mestizaje que comenzó hace unos 47.000 años y duró casi 7.000 años, según una nueva investigación.

Los neandertales se encontraban entre los parientes extintos más cercanos de los humanos modernos (Homo sapiens), y los antepasados ​​de ambos linajes divergieron hace unos 500.000 años. Hace más de una década, los científicos revelaron que los neandertales se cruzaron con los antepasados ​​de los humanos modernos que emigraron fuera de África. Hoy en día, los genomas de las poblaciones humanas modernas fuera de África contienen entre un 1% y un 2% del ADN neandertal.

Los investigadores aún no están seguros de cuándo y dónde el ADN neandertal llegó al genoma humano moderno. Por ejemplo, ¿se mezclaron los neandertales y los humanos modernos en un lugar y momento específicos fuera de África, o se cruzaron en muchos lugares y momentos?

Para resolver este misterio, los investigadores analizaron más de 300 genomas humanos modernos que abarcan los últimos 45.000 años. Estos incluyeron muestras de 59 individuos que vivieron hace entre 2.200 y 45.000 años y 275 humanos modernos diversos de la actualidad. Los científicos publicaron provisionalmente sus hallazgos en la base de datos de BioRxiv. (Dado que el estudio se encuentra actualmente bajo revisión para su posible publicación en una revista científica, los autores del estudio declinaron hacer comentarios).

Los neandertales y los humanos se cruzaron en varios momentos de nuestra historia evolutiva. Las huellas de estas antiguas interacciones persisten hoy en nuestros genes. (Crédito de la imagen: Kevin McGivern para Live Science)

Los científicos se centraron en cuánto ADN neandertal podían comprobar en estas muestras humanas modernas. Al comparar cómo variaba el nivel de ascendencia neandertal en el ADN humano moderno en diferentes lugares y épocas, pudieron estimar cuándo se cruzaron los neandertales y los humanos modernos, y durante cuánto tiempo.

Los investigadores encontraron que la mejor explicación para la mayor parte del ADN neandertal observado en el genoma humano moderno fue un único período importante de mestizaje hace unos 47.000 años que duró unos 6.800 años.

"Cuando los humanos modernos comenzaron a abandonar África hace al menos 194.000 años, un lugar probable para que se encontraran con los neandertales era Asia occidental, donde África se conecta con Eurasia", dijo Chris Stringer (izquierda), paleoantropólogo del Museo de Historia Natural de Londres y que no participó en el nuevo estudio. "Los humanos modernos con ascendencia neandertal podrían haberse dispersado por todo el mundo", señaló.

Los científicos también investigaron cómo el ADN neandertal persistió en el genoma humano moderno a lo largo del tiempo. Cuanto más duraba un fragmento de ADN neandertal, más probable era que otorgara algún tipo de beneficio evolutivo a los humanos modernos. Por el contrario, el ADN neandertal que se eliminó rápidamente probablemente confirió algún tipo de desventaja evolutiva. Los investigadores encontraron que los genes neandertales que perduraron están relacionados con el color de la piel, el metabolismo y el sistema inmunológico, lo que probablemente proporcione algún tipo de beneficio inmediato a los humanos modernos cuando se encontraron con nuevas presiones evolutivas fuera de África.

Este cráneo de neandertal de 50.000 años de antigüedad fue reconstruido en sitios arqueológicos como La Ferrassie, La Chapelle-aux-Saints, Saccopastore 1, Shanidar 5 y Spy 1. (Crédito de la imagen: Sabena Jane Blackbird / Alamy Foto de stock)

Dada la velocidad a la que se eliminó la mayor parte del ADN neandertal del genoma humano moderno, el estudio estimó que cuando terminó el período de mestizaje recientemente identificado, más del 5% del genoma humano moderno era de origen neandertal. En otras palabras, "aproximadamente uno de cada 20 padres en nuestra población ancestral era neandertal", dijo a Live Science Fernando Villanea (derecha), genetista de poblaciones de la Universidad de Colorado Boulder que no participó en este estudio.

Rajiv McCoy (izquierda), genetista de poblaciones de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, y que tampoco participó en este nuevo trabajo, dijo a Live Science que "el mestizaje entre neandertales y humanos modernos también pudo haber tenido lugar en otras épocas, pero no dejaron ningún rastro duradero en el acervo genético humano moderno en ese tiempo. Por ejemplo, una mandíbula humana moderna de hace unos 42.000 a 37.000 años encontrada en Rumania en 2002 posee ADN de neandertal que no se ve en otros genomas humanos modernos, lo que puede reflejar que hubo un evento de mestizaje que no contribuyó a la diversidad humana contemporánea", según McCoy.

Stringer señaló que investigaciones anteriores sugerían que el mestizaje que introdujo el ADN neandertal en el genoma humano moderno tuvo lugar hace entre 50.000 y 60.000 años. "La nueva estimación de hace 47.000 años tiene implicaciones para las dispersiones de Homo sapiens fuera de África, pues todas las poblaciones vivas existentes fuera de África (chinos, nativos americanos, indonesios, australianos nativos, etc.) llevan los signos de este evento, que por lo tanto limita el momento en que sus ancestros comenzaron a dispersarse, hace menos de aproximadamente 47.000 años", dijo Stringer.

Ciertos genes neandertales parecen conferir una ventaja en la lucha contra los virus de ARN. (Crédito de la imagen: Shutterstock)

"Sin embargo, hay evidencia arqueológica de ocupación humana en el norte de Australia hace unos 65.000 años", dijo Stringer. "Entonces, o bien esa evidencia es errónea, o bien las poblaciones eran Homo sapiens pero se extinguieron o fueron inundadas por una dispersión posterior; o bien la población no era, de hecho, Homo sapiens. La última posibilidad parece mucho menos probable dado el complejo comportamiento implicado por las evidencias, pero sería una gran bomba, por supuesto".

Curiosamente, el intercambio de ADN parece haber sido unidireccional, lo que significa que el ADN humano moderno parece no haber entrado en los genomas de los neandertales. "Hay poca evidencia de flujo genético en la dirección inversa en ese momento, es decir, del Homo sapiens al neandertal", señala Stringer. "Tal vez sucedió pero aún no lo hemos detectado. O tal vez no sucedió, con implicaciones para el comportamiento de las dos poblaciones". O tal vez esos híbridos tuvieron menos éxito por alguna razón, señaló; por ejemplo, tal vez eran menos saludables o menos fértiles.

Fuente: livescience.com | 7 de junio de 2024